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CRIMEN Viaje a lo mas profundo d CI mrt Poonam PUNT URENNIN : Un merodeador cuyos NS tae ae Oktceacrm acne ; _—- CRIMEN Viaje a lo mds profundo del delito EL ASPSINO iw DEL SABADO NocHE 952.9955 DISPAROS Atrios disars contra cinco us wera eer ee "onervenc de agreson DESPREVENIDOS 33583364 El escurtiizo asesino staca de nuevo y mata a dos mijeres j= i ENUIBERTAD ASANGRE FRIA 15 3906-3571 TADBTENCION inet como seo espiadada. UN MANTO DE PODER 3972-3376 Cooke afirma que estaba po seido cuando asesnd alas vie ‘ima cura) ELIUICIO ‘CONTAR CUENTOS. 3981-3389, El condenado se decara culpa Dle de otros ies erimenes. ao TABIECUCION Cada fesciculo de la coleccién le proporciona la vi sin de un caso de asesineto. Reuniendo la serie completa de SUMARIO DEL CRIMEN tendré, ade- més, un conocimiento més profundo de este deli +0; podrajuzgar todas las similtudes y diferencias, examinar las pruebas y, sobre todo, sacar sus pro: pias conclusiones. Estaré més cerca de compren- der lo incomprensible: cémo una persona puede llegar @ mater. PLAN DE LA OBRA 10 Tapas-Revistero 10 Indices. Uno para cada volumen, Indice General con el fasciculo 100. 100 fasciculos de 32 péginas, més cubiertas. UNA SONRISA TORCIDA 56-3357 (Coke de aduito estaba marcato mental ySeicamente por loss Frimienos de ls infana PRIMEROS DOBLE VIDA. 3365 Cooke era un mario y un pa dre ejemplar, pero de noche se ‘omertiaen iron yasesno. 2QUIEN MATO A JILLIAN? 3377-3380 ‘Dos hombres se declaraon a tores de sco asesinato, Uno {ellos ment. ‘tor. Dong Diaesin Eo Nua Aang yLretoCo edi Direc de rofucin ore oe Direc de Fares: Aro Orage Dreccn de Makong.Ronén Since Ralaccos aacnas: afb. eda ee: Plato. Perot especolandon: Manus Maras, ranceca Pres Abin Kan Gut ig de rdaeny posucion: Jove Ate he eqioguy, Neves oman Pers ce Teta, an Cater Pavers Hla nee Stud, erades ar deesar ‘sezetaia de dae are Goslez Cons Aaa hvac Tors Ole seal Sinan ke pss). Sas Ws Gan pogo atl Gamer Pros ono. Deva Jess prs Fabcao inner Cupzo fie rose dhmes Hot ‘Chie Parezog Claman Inio fo ene Vises Hees nmr ena "iol Cape Macon de Pcs ‘Wael record Muswe ce Scotian ‘Yes. ers sev dere de mac rosa de vraene!Wasereo donors se Fos eigen al mares Pits 2s prov hai ‘gle SUMARIO DB. CANE Uh Geisha apd ys tin de smeres asa ay IS Lape doen, fi Tew ft 22. itr par Expt Mace bcs, Oi ‘rites de acer Co. "1350, Vr on Rca 2034 Mare. sniore ps Wasco’ Ereren 8de CV Lio Baca 836. 02600 Minced. F Fetocanpascn: CaM Frozonestin SA Imprine:stes Como Artes Gas, 8. Ingres on Eset rita in Sp ISBN: 84888308. ore compat ISBN: Bt 83832:386.fasceuos, Dept na 27907-1990 "Metal Cente od 19 © eit dt De, 198, ‘Setemn eno, 90 28012 Nadi enc COR Neral CUO | roa pecs eC mene om CMT estrangulamiento para alertar a la poblacién de Perth de que albergaba en su seno a un asesino en serie. Cuando la policia capturé a Eric Edgar Cooke, éste se confesé autor de otros muchos crimenes. Encantado con la fama que habia logrado, el detenido se dedicé a reconstruir la muerte de sus victimas PY com emcee oer men tle por varios oficiales de policia. En la noche del sbado al domingo, la ciudad de Perth gozaba de paz y tranquilidad. Una paz bruscamente interrumpida por varios disparos procedentes del rifle de un pistolero que actuaba en solitario, escogiendo, al parecer, a sus victimas al azar. Cuando aquella sangrienta noche llegaba a su fin, dos personas habian muerto y tres mds estaban heridas —una de ellas de gravedad—. ¥ Ia policia carecia de pis acerca de la identidad 0 él mévil del asesino. 3352 quella tarde del sabai e enero de 1963, los ciudadanos de Perth disfrutaban del tipico dla contraba tomando una copa de varios amigos en su lugar pre hte! Ocean Beach, en el barrio de Cottes Joe, A pesar de estar casado, August solia salir a menudo con Rowena Reeves, una lascamareras del Ocean Beach. piso de Broo- ‘anquila en casa ‘A.un par de kilometros de allt, en el tran dquilo barrio de Nedlands, George Wal ley, un droguer disponian a acostarse. EI matr paba el dormitorio que daba a la fa Sandra, dor jubilado, y su familia se mia en la parte posterior Bn la pensign de las fen una calle peéxima, el smbient tan pacifico. De hecho, los huéspede: —todos ellos estudiantes de la Univers dad de Western Australia— se veian obli- gados a tener que dormir en el porche. La noche de aquel sibado Ie tocaba a un jo- ven estudiante de agrénomos, John Stur- kkey, de diecinueve anos de edad. Hacia ca lor y Is cosa no parecia tener dem: mérito; sin embargo, antes del amanecer dios de aquellas personas, todas ellas gent corriente, que vivian en Perth estarian Napier Street y pararon el coche frente al © mar. August sacé una botella del maletero Ey se pusieron a beber y a charlar, El estaba sentado apoyado en el volante y Rowena se § encontraba en el asiento trasero. Entonces la mujer vio a un hombre que los observaba desde la carretera, y ereyen- do que era ua mirén, Nick August le grité: LArgate, sinvergiienza.» La silenciosa fiw ‘ano se movid y August le arrojé la botella, ya vacia, pero el tiro fall. Sélo entonces ‘advirtié Rowena To que el hombre Mlevaba fen la mano. «Mira —evisd a su compat: ro lleva un arma.» EI hombre se encaré el rifle y apunto cuidadosamente a la cabeza de Nicholas ‘August, pero Rowena se la empujé hacia abajo justo en el momento del disparo. Joha Sturkey murié de un disparo ‘mientras dormia en el porche de la pensién donde se hospedaba (iaquierda). Rowena Reeves (abajo) fue Ja Unica persona capas de proporcionar tuna descripcién dol asosino. -muertas y tres mas heridas —una de ellas sgravemente—, victimas de una serie de ataques criminales. En casa de los Walmsley reinaban la 08: ccuridad y el silencio. El compatiero de piso de Brian Weir voli alrededor de la media. noche y los dos jévenes chartaron un poco acerca del entrenamiento de la mafiana sé quiente antes de acostarse, A Ta una de la snadrugada Seott McWilliam, otro huésped Ge la senora Allen, salié al porche a beber tn poco de leche y se encontré eon Stur- ey. que dormia plicidamente. Mientras tanto, Nick August y Rowena Reeves habian salido del hotel para trasla- larse a un restaurante, que abandonaron ‘cdedor de las dos de la madrugada. En ina de John Street se despidieron de ia que les acompadaba, bajaron por Sent una punzada caliente en el cuello —recordaria la victima mas tarde— Cuando miré hacia arriba estaba lleno de sangre.» ‘Simultaneamente oy6 a su companera {grtar «Pon el coche en marcha y atropélla- lo BI silo se acordaba de que conducia a toda velocidad, cuando otra bala pas6 sil- ‘bando junto al coche. Mientras se dirigia hhacia al Fremantle Hospital, Rowena Ree. ves yavia aparentemente inconsciente en el asiento trasero, en medio de un charco de sangre. ‘Tres victimas mas Pero, a pesar de todo, habian tendo suerte. La bala atravesé el cuello de August antes de romper un hneso del antebrazo de Ro- wena y alojarse justamente encima de una ‘muiteca. Las heridas parecian serias, pero no corrian peligro sus vidas. Sin embargo, Inubo otras tres victimas del hombre del fle menos afortunadas, Alrededor de una hora mis tarde, a las 3,50 de la mafana, el sonido de un timbre espert6 a Sandra Walmsley. Oyé a su pa dre decir: «Qué es eso, y contestar ast madre: «El timbre de la puerta» Entonces escuché como su padre se levantaba y abria Ia puerta principal. Casi inmediata- ‘mente soné un disparo. Cuando Sandra lle 6 a la puerta de entrada, la senora Walms- ley estaba ya inclinada sobre su esposo, ‘que habia caido de espaldas con una herida de bala en lafrente. A-eso de las cuatro, en la pensidn de la sefiora Allen, en la otra esquina, Pauline, la sobrina de la ducia, asustada, desperté @ Scott McWilliam. «A John le pasa algo aro», dijo la chica. McWilliam salié depri- sa al porche, Vio que de la garganta de ENE.-FEB. 1963 211-89 Nicolas August, Rowena Toewesy area Wer Tendon oe Sar eeecetianee a toe porch asaros eee ace eae a plas armas ros Eijeone eee recompense 200 anne floes qe enka sladstenctdelaseano inpalcasinucmans tvocass tne ents Gs bomboo de Merc, a codstent Seater res eatlatain sae ee 28-1-88 29-1-58 3-263 2263 3353 Sturkey surgian unos extrailos sonidos y le levanté la cabeza ereyendo que estaba atragantado. El pelo de la frente de su companero cayé hacia atrés y entonces Scott vio aterrado un orifcio de bala entre os ojos, George Walmsey y John Sturkey le~ ‘zaron al hospital con pocos minutos de di- ferencia, ambos vivos pero inconscientes, y los dos murieron unos momentos des- pues Brian Weir no aparecié por el entrens- rmiento del club de surf a la maa BLANCOS AL AZAR eR eens encase) Seon: See Percents Perec eee mu peer Glos Bie orors se alojaba, Era un estudiante de agro- Peres mre cei Pena re con peer. Ceca dame NoeTy ere soccer eee Perens ree act Benen LOS SUPERVIVIENTES ‘Mronotas Auctst r Rowan REEVES fueron descitosiiiamente por la po- licla como tana paroja de mediana ‘edad; duranio seis semanas oe sier- ‘Garon sus nombres, con objeto de quo el asesno no los persguiera. tenia Ieridas leves en el cull y ella acura de un brazo como consecuencia del mismo dispar. 3354 OCEANO INDICO / LOS ASESINATOS DE COTTESLOE-NEDLANDS : " guieate y uno del equipo fue a sacario de la ‘cama, Se lo encontré acostado, cubiertos de sangre la cara, ls cama y el suelo. Des ppués de wna operacién de emergencia que dduré seis horas, en el Hospital Real de Perth, Weir sexuia vivo, aunque los datios cn el cerebro eran tan extensos que la re- ccuperacin parecia imposible. as investigaciones sobre los asesinatos avanzaban lentamente. Alguien habia visto un coche marca Holden de color claro aparcado en la esquina de Louise Street y Princess Road, en Nedland. También se en ‘contraran cartuchos en Napier Street y cer- ca de la casa de los Walmsley procedentes de um rifle del 22, pero el arma no apareci. La huella de una bota entre Ins casas de las victimas de Nediands provocé grandes ex: pectativas, especialmente cuando se com probé que coincidia con otra ballada cerca de King’s Park. Sin embargo, el registro masivo de las diez hectireas de parque re- sult infructuoso. Posteriormente se confi ‘m6 que la hella pertenecia a un repar lider. ‘Mientras tanto, la prensa titulaba «Par que peinado en busca de un asesino manfaco, Los vecinos de la localidad vi vian aterrados y los cerrajeros vieron acre centado su negocio. Las tiendas de anima les sufrieron una avalanche de peticiones de perros, y dejaban encendidas toda la roche las luces de las calles. Las mujeres (que vivian solas se marchaban de la zona fen cuanto podian y los hombres dormian a) FRESHWATER = Ur. —— ‘Una semana después de los sucesos de Coltesloe-Nedlands, dos hom- bres, empleados en la eparacién de ‘uberias de una estacion de bombeo ‘en los yacimientos de oro de Merre- din, a anos 300 km de Perth, iniorma- zon de que durante la noche un des- conocido les habia tiroteado. Uno de ellos relat6 la pelea que mantuvo con un Rombre armado que huyé tras, ripen. La poi econ anes uollas de zapato bien definidas y el Daily News doscribié a su dueto como xel hombre de los zapatos pun- tiagudos», Los agentes sospechaben que era el asesino de Perth y prepa- raron controles de carretera, detu- vieron trones y organizaron un regis- tuo aéreo de fa zona. También des- montaron un depésito de 80 toneladas de lefa destinada ala esta- ‘clon de bombeo, buscando cartu- ‘chos para ver si coincidian con los dl arma de los crimenes. Todo fue fen vano y al cabo de cinco dias se dio por terminada la investigacion. 1a policia decidié que no se habian Froducldo disparos y que los «silbi- dos» descritos por uno de los hom- bres so debian, de hecho, al zumbi- do de os escarabajos. con las armas cargadas debajo de la almo- hada, Alo largo de Ios dias siguientes abunds- ron las denuncias sobre hombres armados con rifles o disparos en medio de la noche. Cada vea que petardeaba un coche alguien marcaba el 000 (el numero de emergencia fen Australia). Et Departamento de Invest ‘gacién Criminal (CID) investigaba cada lla ‘mada, En cinco diss interrogé a cuarenta sospechosos, investigé exhaustivamente casa por casa y comenz6 a localizar los ri- fles del 22 registrados en el Estado, Pero la tinica pista concreta era la descripcién que habla dado Rowena Reeves del hombre alto y delgado que habia disparado contra ‘August y contra ell ‘También faltaba averiguar los motives os agentes de policia registraron King’s Park (abajo) tras el descubrimiento de la huella de ‘ tuna pisada que coincidfa con \ otra hallada en el escenario de los dos asesinatos de Nedland ots" dg eS ie de Tos crimenes y la relacién entre las vic- timas, ya que la policia estaba convencida de que no se trataba de un lundtico enlo- ‘quecido. Un hombre as! na mataria a tres personas y luego se desplazaria cinco kilé- ‘metros para seguir matando, razonaban ellos. El eslabén perdido {Seria el hotel Ocean Beach el factor de conexién crucial? Weir lo frecuentaba asi duameante, lo mismo que August, y se en- teraron de que Walmsley habla tocedo alli el piano en algunas ocasiones. Pero sobmo encajaba Sturkey en el esquema? Los pe- riddicos de Australia occidental y la emi- sora local de televisién ofrecian recom: pensas de quinientas a mil libras por cua quier informacién que condujera a la captura del asesino o asesinos, Pero des- pués de tres semanas de comprobaciones escrupulosas y de pistas falsas, la policia tenia muy pocos resultados que ofrecer. Y entonces los habitantes de Perth se sintie ‘on aterrados, una vez més, por otro ex pantoso asesinato, 3355 | SONRISA| TORCIDA UNA hospital. En esia y en otras ocasiones sufrid en la cabeza heridas que, casi con toda seguridad, Te causaron dafios en el cerebro. Edgar Cooke a2: 6, en 1981, en Vick zona de Perth. Era hijo de ‘mas Cooke y de su esposa, 3 Christine, Al nacer tena un a: § bio leporino y el paladar abies: {o,y tuvieron que someterle @ tine operaciba en el hospital _2356 fanti, Como secuela Ye quedé uun modo de hablar gutural y confuso, y un aspecto que era motivo de burla para los dems, Desde la mis tierna infancia sufria jaquecas y desvaneci: mientos agravalos por una s rie de accidentes, entre ellos una caida de bicicleta y tna zambullida en aguas poco pro- fundas a los eatorce afios, Los doctores diagnosticaron fractn +a de crineo, pero ni los Rayos X ni uma operacién exploratoria revelaron tales daios smpez6 air ala escuela alos seis afios, pero a los acho me- ses Io expulsaron. Asistié a otras cuatro en Perth antes de comenzar a trabajar a los cator ce anos. «Suiti verdaderos tor mentos en las escuclas —confe s0—, Se burlaban de mi y de mi manera de hablar.= Frecuentes palizas 1a vida en casa no era mucho ‘mejor. El nino vivia desatendido xy su pace Te golpeaba con fre ‘cuencia. En 1946, alos dieciseis aos, permanecié tres semanas ingresado en el Hospital Real de Perth por las lesiones causa das por su padre cuando inten- taba proteger a su madre en ‘una pelea entre ambos, aunque cont6 a los doctores que se ha ‘bia pegado con unos chicos por que, segun confesd més tarde: “Me daba vengiienza reconocer ‘que mi padre ers asi ‘Muchos afios después de este incidente, el padre, dando rmuestras de la cruel indiferen- cia que habla mostrado hacia Erie, declaré a la prensa mo- ‘ments antes de la ejecuciin de ‘su hijo: «Es estupendo acabar de una vez con este asunto, au BUPA t belo a J-00y 024 ont rae rece CBt Loess Coc eS ere iCoreee er eaces oer roearet habia llegado en 1947 escent Cette pet sado mental, y la hija ease eer’ Siena sce Petes A pesar de estos re Seana ts Prete Pein ise weet Scant Sree rectory gees ELC whew eee Boers cearicecce ter caey Peters eres Comer ce pueronrc aac eceuere ee Cures ree ea C Cee BEd Rice cree eree Cee eons Porn Cae ert ray Peace aes dencias criminales aun Po sere. crs Saenger cee ac ed Pretest ts Seca Secs Pees ea ae peer eeews ty race zs ahora podremos empezar 2 vivir normalmente» Después de dejar a escuel alos catoree altos, Cooke s emple6 en sucesivos trabajos ‘manuales, en los que duraba ‘muy poco, «Me llamaban gafe, conté, También cumplib sus de beres con la patria en el Servi- cio Militar Ciudadano durante Ja guerra de Corea, donde aprendié a manejar el rifle, «Mientras estuve en el ejéreito —declaré a la policia— aprendi a uilizar todo tipo de armas de fuego y llegué a manejarlas con ‘ran habilidad.» Se le podria imaginar como 1un torpe marginado social, pero Erie Cooke no estaba solo. En 1953 se habia casado con una mujer lamada Sally, y en afios sucesivos tuvieron siete hijos, caro chicos y tres chicas, Crimen a tiempo parcial La vida hogarefia, sin embargo, no frend los instintos crimina les de Cooke, En su juventud tuvo problemas con la policia y al hacerse adulto continus con una vida de raterillo mas o me- ‘nos ininterrumpida, Durante la semana trabajaba en el oficio manual de turno en aquella epoca, en la que se tomaba Perth, donde Cooke resicié durante toda su vida, es la capital de Australia occiciontal ba ciudad esta ‘muy aislada, ya que dista tunos 2,000 kilémetros de la ‘mis prézima, Adelaida, y el Océano Indico se extiende a ‘anos 6,000 kilémetros al este, dias libres en cuanto Te apete= cia. Pero, en los fines de seme: na, después de pasar el dia con Ja familia y los amigos, vivia tuna vida distinta: la vida del En 1055 le detuvieron por ro: bar un coche; la madre de Sally puso en venta su casa para pa sar la fianza, porque los padres de Cooke se negaron a tener nada que ver con él. También, €125 de enero de 1960, fue con ‘denado por merodear con inten- {os delictivos y cumplid Ta teree- srasentencia corta, Sin embargo, podia vaza- ‘bundear por las calles de Perth por la noche sin ser descubier- to, robando coches, escudri- ando a través de las ventanas fo entrando en las casas. Fl ‘mismo calculaba que, a lo lar- 20 de los aitos, habia entrado fen doscientos cincuenta edifi: ios antes de cometer su pri= mer asesinato, aasz = EN BUN Sve Desprevenidos Allo largo de los meses iguientes, la tranquila dad de Perth vivié atemorizada esperando el siguiente movimiento al azar del asesino. Una joven asistente social aparecié estrangulada en su cama y, poco después, una estudiante murié de un balazo en la cabeza. Hasta la detencién del asesino, un hombre de cada doce estaba considerado sospechoso. 1 domingo, tres semanas des- puts de los asesinatos de Ned- Jands-Cottesloe, Joy Noble se le- vant6 temprano, La familia habia organiza do una excursién, de modo que ella estaba fen la cocina a las seis de Ia maiiana, prepa rando el desayuno en su casa de Perth Oeste. Mir distraidamente par la ventana y lo que vio le hizo dejar de trabajar, estu- pefacta. En el césped de la parte de atras yacia el cuerpo desnudo de una mujer joven. Dio un grito y corrié por la casa laman- do: «Caroline» En el primer momento cre- v6 que se trataba de su hia. Pero no era asi, Fra una asistente social de veinticuatro aos, Constance Lucy Madrill, que vivia en Ja vecina Thomas Street. Lucy habia sido violada, estrangulada y arrojada al patio de los Noble. Su vestido de noche azul aparecia arrugado a su lado y en el pliegue del codo tenia una botella (le whisky vacia. La senora Noble la lamé tres veces, ereyendo que la oven estaba in consciente, bebida o hasta dormida, pero ‘no obtuvo respuesta y entonces, astistada, llamé ala policia, Muerte por estrangulamiento Lentamente, pieza tras pieza, el Departa- mento de Investigacién Criminal llevé a cabo una reconstrucciéa de los hechos. No habia duda alguna sobre et modo en que el asesino penetré en el piso de la victima, ‘quella noche habia dejado abierta la puer- ta trasera para que su gata siamesa pudiera entrar y salir. Cuando legé la policia ain estaba sin cerrar. En el suelo del dormito- rio vacio encontraron un trozo de cable acrancado, al parecer, de la kimpara de la mesilla de noche. Las marcas escuras en el Lacy Madrill (pagina anterior) y Jennifer Hrse (arriba) compartian un piso en Perth oeste, Jennifer aparece en el jardin de detras de la ‘casa, por donde el asesino sacé a rastras ol cuerpo de Lucy. ccucllo de la joven sugerian que podla tre. tarse del arma asesina, Después de realizar la autopsia, no cabia duda de que Constance Lucy habia sido sgolpeada, violada y, por fin, estrangulada cen su propia casa, pero, aparentemente, su compattera de piso, Jennifer Hurse, no ha- bia ofdo nada. FEB.-AGO. 63 16-2-63. Constance Lacy Madi ‘parece violad y musa gi Ports Ossie 9-63 Sesclicia ima ayuda 10-883 17-8-69 La policia comienza los interrogatories y toma las ‘usllag dactarge de 8.000 residentes en Dalkeith 3359 TAVTO SYHOII ‘Alas 11,30 de la noche del fatidico dia se despidi6 de Lucy cuando ésta entré en su cuartoy le devolvié el lbro que habia estado leyendo en su dormitorio, situado al otro Jado det vestibulo, Jennifer se habia levanta do a cso dela 1,90 y a través de la puerta abjerta del dormitorio habia visto a su amiga durmiendo. Lo primero que oy6 a las site de la mafiana del dia siguiente fue la Tama da de la policia, con la sobrecogedora not cia de que Lucy habia sido asesinada. [Las tinieas senales de lucha en el cuarto de lavictima eran la ropa de cama desorde- nada y, entre el lecho y el tocador, una fo- tografia enmarcada caida en el suelo. Fue tan silencioso el atzque como para no des Pertar a Jennifer de su suetio? 3360 La botella de whisky resulté ser una va cla que Max Noble habla tirado al jardin a- rededor de la media noche anterior. a policia encontré huellas en la parte trasera de la casa y las fichas del puzzle comenzaron a encajer. El asesino habia arrastrado el cuerpo de Lucy por el vest ‘bule como demostraba una alfombrilla arrugada junto a Ja puerta trasera—, cru zando con él doce metros de césped y la verja del jardin, cuyo candado estaba roto. El cadaver despues fue depositado sobre tuna arena suave antes de que, probable: ‘mente tirando de Tos tobillos, ef asesino lo ‘rasladara por el callején y lo arrojara al ccésped de los Noble a través de un hueco de la tapia. La herida de la cabeza, pro- ducida al parecer después de la muer- te, pulo haberla causado el pavimento de ccemento, Pero, zpor qué? :Por qué se habia toms- do el asesino tan espantoso trabajo? Gene- ralmente los maniacos sexuales asaltan y ‘matan a las vitimas, y luego desaparecen lo antes posible. gPor qué éste habia corr: do el riesgo de que lo descubrieran mien- tras trasladaba el cuerpo hasta el jardin Posibles sospechosos y entrevistas masivas La policia no tenia respuesta, pero s{ una teorla sobre la identidad del asesino. Los detectives registran la donde murié Shirley Mcleod en busca de pruebas. Mas como Lucy Madrill trabajaba en el Departamento de Bienestar Indigena, su primera sospecha se centré en algiin abo- rigen. Aunque no habia antecedentes de nativos que atacaran a mujeres joven Australia occidental y Lucy se ocupa- ba especialmente de mujeres y nifos, quella parecia ser 1a explic convineente. El comisionado de policia, O’Brien, slo PC ear Woy Fue 0408 rete oot ete ete rcs sidad de Australia occidental. Pensaba tra- Sra cnn ts peared ere ace ae a Cd eens erasers ren Epp eee nts Srey seers Eicon ercete etal estaba seguro de una cosa: «No habia rela ion entre este caso y los dispares de Cot tosloe Nedlands.» ‘Afinales de abril se habfan realizado dos _, mil entrevistas e investigado innumerable Genuncias de merodeadores y de disparos. 3 Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de la § policia, no se habian descubierto ni a los de los disparos ni a los agresores rexuales, Perth volvié gradualmente ala 5 normalidad y la gente se Timius a cerrar Tas puertas con mas cuidado antes de meterse en lacama, Pasaron seis meses. La noche del séba- EL PARAISO DE LOS MERODEADORES: a zona de Perth Oeste, donde fue asesinada Lucy Madrill, era conocida ‘como el «Shangri-la de los merodes- doresy. La mayoria de los residentes eran personas solteras que vivian en. pisos o residencias. bos mirones y los Tadrones podian acecharlas sin ser vistos desde los callejones posterio- ros do la mayoria de las calles. la se- flora McDaniell, vecina de la victima, declaré al Daily News: «El hombre de 1a gabardina es una figura familiar en Ja Vida del barrio, Hace afios que nos, hemos acostumbrado a él.» 1) las mujeres de la zona ya ha- ian sufrido agresiones. Antos do este asesinato, una enfermera fue apufialada hasta morir mientras dormia en su piso de Thomas Street, Ja misma calle donde estaba la vie vyienda de Lucy. Sin embargo, la gen- te continuaba dejando abiertas las uertas y las ventanas en las aoches calurosas, Esta actitud descuidada cambié a consecuencia de la muerio do Lucy Madril, SWINLLOLA S¥1 Escalera del garaje Elintruso pudo Nino dormido en su cama Neay, | MINDRA ROAD ‘Puerta corredera ligeramente entreabierta TAJOVEN EN EL SOFA Zapatos Sospechaban (arriba) que el ‘asesino habla penetrado en el ‘piso por Ia puerta del garajo, la finica que conducta a la vivienda y que habla quedado abierta, disparando después desde el comedor o desde ef descansillo de la escalera {do 10 de agosto estall6 una tormenta y lo via copiosamente, pero Carl y Wendy Dowd estaban invitados a una fiesta y pen- saban acudir. Se pusieron de acuerdo con Ja canguro de costumbre, Shirley McLeod, para que cuidara a su hijo Mitchell, de ‘ocho meses. aa62 Shirley Hegé temprano a Ia casa de los Dowd en Wavell Road, Dalkeith, situar da aproximadamente a kilometra y me- dio del escenario de los erimenes de Nedlands, y el matrimonio charl6 un rato con la joven, antes de marcharse. Estaba estudiando eiencias en la Universidad de Perth y se acereaba el fin de curso. Como queria lograr buenos resultados, no pensaba salir con ningiin chico has. ta después de terminar los exémenes finales, Cuando Carl y Wendy se fueron, ella es taba ya estudiando sentada en el sofa. Carl Dowd cerré todas las puertas, excepto una, ‘que condueta a la casa desde el gare Un golpe de suerte Fue una gran fiesta y los Dowd no regress ron hasta las dos de la mafiana. Estaba en- cendida la luz del cuarto de estar y un dis co giraba todavia en el plato, Shirley cont ‘nuaba hundida en el sofé, con Ta pluma en Ja mano, y una frase inacabada en el cua dderno, con una serena expresion en el ros: tro, como si estuviera dormida, Tenia entre Jos ojos un orifcio de bala. Habia muerto a cconsecuencia del disparo de un rifle det 22 EI hijo de la pareja, Mitchell, dormia in deme en la habitacibn contigua, Esta vez no hubo duda en la conexidn de {este caso com los asesinatos de enero. Sino cra el mismo hombre, era su copia exacta Todas as victimas, excepto la pareja del co: che, habjan muerto de un disparo en la Srente con un rifle del 22 y todos los crime- es, este aitimo y loa de Nedlands, habian tenido lugar en sébado, en el mismo punto del ciclo tuna. EI Departamento de Investigacion Criminal cité a to- das las personas que habian visitado Ta case de los Dowd en los aitimos die ciocho meses. Em- etd por interrogar = alos estudiantes de Ia Universidad y se enteré que Shirley MeLeod y John Sturkey, una de las viett mas més recientes, habian formado parte del mismo grupo. ;Seria por fin una rela 1a policia pens6 que las huellas dactila- res que aparecian en una botella podian pertenecer al criminal y, a la semana del asesinato, se inicié la mayor operacién puerta a puerta llevada a cabo en todo el Estado. Se interrogé a ocho mil residentes en la zona de Dalkeith y se obtuvieron sus hnuellas. Se repitié la operacién en Cottes- Joe una semana después, junto con las de dos mil estudiantes y el personal de la Uni versidad. Ei hombre que hizo eso a nuestra hija debe desaparecer de la faz de la tierra. Todos los hombres de Perth tienen que desearlo asi HEATH McLEOD, padre de SHIRLEY MoLEOD Laestrategia del Departamento de lnves tigacidn comenz6 por tomar las huelas dace tilares de uno de ead doce varones de la iad. Hubo quien pens que se conculca ban los derechos civiles de los ciudadanos inocentes y fueron aiin mis los que sospe- ‘charon que la policia estaba desesperada Patty ¥ AMARILLA Nr eon ecene cena que en el caso de una mujer asesina- COCO ene NCL eg muerte de Lucy Madril, la prensa pce Obes er eter ce ett eee ts renita bien hecha, de veinticuatro Br Una informacién parecida fue di- reer eetoects Cet sin resol Paneer peer se cate Eee eee ead Soe crieee ct oeg Scene rer buen gusto. Un estudio re- ciente sobre los reportajes de prensa indica que los periédicos dedican a eases Preece? Penarth ere ary peer epee Ce ecto tL cy Perera ee cs Erte Nice era Meee terete tra De nuevo se alzaron voces en el Congre so solicitando ayuda extra para la policia, 0 los autores de esos hechos son diabsl- ‘camente inteligentes —declaré el jefe de la oposicién, Tonkin—o los hombres que tra tan de capturarlos no son tan listos, estan agotados 0 ambas cosas, aunque por su puesto puedo estar equivocatlo» —ana: did—. «Lo esti, le solté Craig, el mi- nistro del Interior. La prensa local, asi coma Jos grupos femeninos de Perth, pidieron ayu- da extraordinaria, pero el Premier Nalder y la policia se opusieron. La Policia Estatal arg ¥y6 que el caso exigia unos conocimientos {que solo ellos tenfan y que era esencial que cada ciudadano evitara la presencia de des conocidos en su propio terreno. El asunto se convirtié en una patata caliente, tanto para los politicos como para los aterroriza dos habitantes de la zona. 3363 escribia un psiquiatra en e West Australian. Se aconsejaba a la gente ra por la noche puertas y vents nas, una precaucién inaudita en la grata y tranquil ciudad de Perth Las chicas que cuidaban niios debian cvitar sitarse frente a las ventanas, a puertas o debajo de Ia luz. Se aconsejd ce rrar los antiguos callejones traseros de mu: cchas casas, ya que parecia que el ases Jos utilizaba para moverse sin ser visto. De nuevo los residentes dormfan con las ar ‘mas junto a la cama a policia estaba convencida de que ab puien, en algin sitio, sabia quién era el ase- 10 y lo estaba encubriendo, Mientras tan to continuaban con sus investigaciones puerta a puerta y controlaban cada rifle det 22 que podian iocalizar, hasta que por fin tuvieron un golpe de suerte, Elsargento detective L. Murphy ‘examina la bala que mat6 a Shirley ‘McLeod. Esta y una huella dactilar en ‘botella eran las tnicas pistas que la ppolicia logré encontraren el escenario Gel crimen. Ven, RASTREADORES NATIVOS Al principio, la policia mostré un considerable interés por una huella de bota aparecida en la escena del crimen de Walmsley y por la de un ppie desnudo hallada en la arena, al Jado del cuerpo de Lucy Madril. El CIB australiano tenia una gran con- fianza en la capacidad de los ras- treadores nativos, los aborigenes, fara interpretar dichas pistas y ara averiguar adénde conducian. Muchas comisarias, especialmente en el interior, tenian rastreadores centre el personal. Sin embargo, quien colabor6 durante la infructuosa investigacion de la estacién de Merredin y en la del asesinato de Madrill fue un ma- layo, Mervyn Hunter, un rastreador del norte de Australia que estaba de vacaciones. La prensa criticé ‘que se hubiera contratado a un ex- tranjero, pero ya en esa época no se podian encontrar rastreadores locales. El ultimo de Perth, Jimmy Rankin, hacia poco tiempo que se ee retirado, ee ee) Eric Cooke, delincuente durante dieciocho de sus treinta y tres afios, era un ratero de fin de semana. Sus vecinos, sin embargo, lo consideraban un padre de familia y un esposo ejemplar. suando Tos periodistas acudieron a visitar @ la sefiore Cooke, una se- ‘mana después del arresto y de Taacusacién de asesinato contra ‘su marido, se encontraron con la casa Tlena de otros ninos de Rivervale jugando en ella. Las personas que conocian a la fa mili. no podian ereer que el pa dre fuera el responsable del re nado de terror que habia redu- ido a Perth @ un estado préximo al pnico. 1a pregunta de cémo aquel ratero de fin de semana habia pasado a convertire en un ase- sino violento fue un tema de preoeupaeiéin tanto para la poli- cia como para los psiquiatras. Los agentes que persiguieron al asesino estaban asombrados por la ausencia de modelo en quella serie de crimenes. Las pruebas no indicaban un plan preconcebido. ¥ si los asesina tos no tenfan un motivo preme- itado, zsignificaba que Cooke estaba loco? Los datos psiqui ‘ricos eran ambiguos. Bl abogado de Bric Cooke, KW. Hatfield, cité como testi- o de la defensa al doctor Tan James, un psiquiatra del Heath- cote Reception Hospital, donde con anterioridad el acusado hae bia recibido tratamiento, y se comprobd que Cooke tenia un amplio expediente de reconoc mientos sobre posibles anorma: lidades cevebrales, bien cong nitas, bien causadas por una se- tie de accidentes 0 por golpes recibidos en si javentud, AApesar de que no habia prue- bas de dafios cerebrales, el letra do insinuaba que Jas continuas sospechas de los doctores sobre «algo extrafo» introdueian un elemento de duda sobre la salud menial de su cliente, Y fue més all, intentando sostener que su defendido era, de hecho, un e& ‘quizotrénico que suftfa alucine- ciones que le impedian ser res: ‘ponsable de sus actos. En el ultimo minuto se anu el permiso concedido al doctor James para examinar al presun- to asesino antes del juicio. Por qué la acusacién queria que fue ra el director de Servicios de Salud Mental, doctor Ellis, ‘quien Hevara a cabo el reconoet ‘miento y ereia que sit colega Jer mes, que también habia trabaje do en el mismo hospital, no po- tira resistir una confrontaciin rival, No habia tiempo ni dinero para que la defensa trajera de fueraa un experto para que ex. ‘minara a Cooke, El doctor Ellis buseaba una razén para los impuilsos asesi- rips de Cooke, pero deseché la jdea de que fuera esquizotréni- co, Afirmé taxativamente que ‘no encontraba indicios de en. fermedad mentale. En vez de ello declaré que el acusado ‘mostraba una snormalidad de ccacter que provocaba «un de- seo desmesurado de amar la atencién... Necesitaba reforzar ‘su afin de propia estimacion y estaba dispuesto a llegar hasta donde fuera con tal de conse- Buirlos. Descubrié que Cooke sentia odio hacia Ia sociedad, fruto de su deformidad y de una Infancia desdichads. En su ultima alocucién al jurado, el abogado defensor KW. Hatileld insistié de nuevo fen que su cliente sufia de es: ‘quizofrenia cuando disparé con. ‘ra sus victimas y, por lo tanto, no sabia lo que estaba hacien do. Pero la ausencia de cual cuier prueba médica que anaya ra dicha teoria disminuia la fuerza de su aserto, Sin embar {0 el letrado hizo lo que pudo y coneluyé afirmande: «EI mismo acusado prueba con sus actuzr ciones lo que los doctores no pudieron comprobar con su sses ote colin tia aoa La policia no encontraba relacién entre las victimas del hombre conocido como «e] maniaco asesino» y el movil de los crimenes. Pero un rifle escondido entre unos arbustos los condujo hasta el hombre despiadado que mataba sin motivo y elegla como presas a desconocidos. 1 sibado 17 de agosto, una ma- dura pareja de Perth, el senor y la seiora Keehner, salieron a dar un paseo por los alrededores de Can- ning River. Pasaban por la frondosa Ro- ‘okvood Street, en Mount Pleasant, cuan- do lla descubrié un arbusto Geraldton Wax en flor junto a la calzada. «Cuando ‘me incliné para cortar unas ramas —re- cordaria més tarde— vi brillar algo en el suelo; era un rifle» Se trataba de un Win~ chester del 22. 1s Keehner se volvieron a casa y Tama- ron a la policia, Los agentes fueron a reco- gerlo y, tras las pruebas correspondientes, ddescubprieron que era la misma arma que la ulilizada para matar a Shirley McLeod. Re- presentaba el avance que estaban esperan do desde hacia tiempo, Sapusieron que el asesino habia escon- ido alli el rifle para poderlo usar con pos- terioridad, y no para desprenderse de él, y | sustituyeron por otro enganchado al ar ‘busto, Varios policias se apostaron al otro lado de la calle detris de la maleza y espe- raron acontecimientos durante dos sema- nas, Por fin, el domingo 1 de septiembre, tun conductor de camiones llamado Eric Edgar Cooke traté de sacar el arma del in- terior del arbusto. [a poticia habia acertado cen su apuesta, Por fin una detencién. Condujeron 2 Cooke al Cuartel General de la Brigada de Investigacién Criminal, dor- de el sargento detective Neilsen le interro- 26 sobre sus movimientos durante la no- che del 10 de agosto, fecha de la muerte de Shirley McLeod. Hl detenido aseguré que habia Hegado a su casa a las 8,15 de la tar dey su mujer lo confirmé. Pero, poco después, la policia tomo de- laracién a Sally Cooke, Esta rectificé el hhorario de su marido y afirms que no habia ‘yuelto a casa hasta después de mediano- 3366 ss i i Elsofory la seflora Keehner descubrieron el Hille marca Winchester : igoren ‘@iuicio, pero ‘@btuvioron ona ‘Tacompensé de 2a libras. negd que fuera de su mujer, y el detective [Neilsen hizo presentarse a Sally en la com saria; Es esta la declaraciin que nos fir m6 usted, le preguntd. Si —contesté la mujer. —aPor que haces esto? —pregunt5 Coo- keasu esposa. “Porque es la verdad, Bric —2Qué erees que vaa ser de mi ahora? —Tienes que pensarlo y decidirte de ‘una vez —fue la contestacin de Sally. Cooke se miré las manos en silencio y Juego se inclind sobre la mesa, «Les diré la verdad —confesé—. Pude haberla ma- tado yo, pero pongo a Dios por testigo de ‘que no recuerdo haber disparado contra lla» El presunto asesino comenzé a hablar conté a Neilsen su espeluznante historia. BI sabado por la tarde salié de su casa en ‘coche, Bstuvo jugando con un amigo a 10s ‘bolas hasta las 7,90, y después, ya solo, em- ‘ped a buscar alin sito propicio para per- petrar un robo. Eniré en una casa de la calle Pearse, en Cottesloe, por la puerta trasera. Habia un hombre y una mujer sentados en el salon, pero Cooke se dirigiésilenciosamente al dormitorio principal en busca de dinero, En el armario se encontré con un Winches- ter de] 22 y algunos cartuchos que se lev con el propésito, segin dijo, de venderlos mas tarde, Luego decidié «probar suerte ‘en Dalkeith 0 en los alrededores, por si er contraba otro lugar més rentable para sus fechorias» Recordaba haber parcado el coche en Jazona de Dalkeith, que loviaintensamen- tey que abr la puerta de una casa. «Me ‘quedé asombrado al verme con el rifle en la mano. No me acuerdo de si entré en la casa o de siofa alguien en ella, afirme. KGO.-SEP. 63 17-8-68 Elsefior yla sefiora Keehner enouentrap un ‘ila en Rookwood Sueet Tapelica monta un servicio de vielancia ‘Arrestan a Eris Edgar ‘Cocks en Rookaroed Street. Se confaca autor el asesinato de Shiley Meteod Cooke se declara culpable dela muerte de ney Madea Cooke, autor de los Gapatce de Cotesioe 1-9-63 2.968 39-68 3368 La tinico que recordaba era que volvis hacia el coche, que en el Winchester habia sun eartucho vacio y que To expuls6, Luego ‘se dirigié hacia su casa, deteniéndose en el ‘camino para esconder el rifle en Rookwood Street Segtin declar6, a la noche siguiente, al ver en la televisidn la noticia de la muerte de tuna joven cenguro de un tro en la cabe- 1a, tuvo ela penosa sensacién de que est ba relacionada con él en algiin modo». En- tonces decidié recuperar el arma y arrojar- la al rfo, momento en que lo detuvo la polica, ric Cooke fue acusado del asesinato de Shirley McLeod @ las 3,55 de aquella mis: ‘ma tarde, pero sus revelaciones no habi terminado. Al dia siguiente la poicia le le walla escena del erimen de Lucy Mari, donde confesé que aquel asesinato era también obra suya. Declaré que cuando re- ccorria el piso en medio de la oscuridad vio alas jovenes durmiendo en sus cuartos, ‘eto que, al buscar dinero en el tocador, se le cayé al suelo una fotografia enmarcada. En ese instante la chica se despert6 y abrio la boca para grita. «Aleé el po y la golpeé en la sien y en. cel cvello con tanta fuerza que me hice dato en los aiidilos —continud diciendo—. La ‘agatré por la garganta con ambas manos y apreté con todas mis fuerzas. Ni siquiera iritd.» Luego arrastr6 el cuerpo de Ia jo- ‘yen, ain con vida, hasta un dormitorio Tr bre, lo deposit6 encima de un colchon que hhabia en el suelo y a estrangul6 con el ca ble de un flexo, Descansé un momento y abusé sexualmente dela vietima. Entre unos arbustos (Gzquierda) del tranquilo suburbio de Dalkeith (arriba) aparecié un rifle, Las ‘pruebas forenses demostraron que eraclarma utilizada para ‘matar a Shirley ‘Mcleod. la policia ‘estuvo al acecho durante dos semanas hasta que Cooke se presenté arecogerlo. EL sospechoso llevaba ‘pusstos unos ‘quantes de mujer y se alumbraba con ana linterna, Sacar el cadéver B] asesino necesitaba ocultar el cuerpo y por ese motiva lo arrastré fuera del piso, Lo dejé en el césped de los Noble y bused un coche para Tlevarlo a algiin lugar, pero no logré encontrar ninguno. Sin pensarlo ms, robé una bicicleta, mont6 en ella y dejé el cadaver en el jardin, Pero si los detalles de fos asesinatos de McLeod y Madiril eran sobrecogedores, la historia que Cooke conté al detective Nei sen al dia siguiente sobre los sucesos del 26 de enero, lo era ain mis. Después de negar su responsabilidad, el acusado acab6 confesindose autor de los disparos que acabaron con la vida de cinco personas mas aquella noche, sin ni siquiera saber ‘quiénes eran, solamente porque «deseaba hacer dano a alguien» ‘Cuando aquel fatidico dia Erie Cooke sa- lio de su casa era tambien sdbado por la tarde. Tomé el autobis en la ciudad por- ‘que su coche estaba en el taller, fue a jugar a los bolos como de costumbre, entré en un cine, pasé una hora con sus padres ¥ luego visito un par de bares. Mientras, se habia hecho de noche; el momento apro- piado para su «ronda» habitual del sébado. Entré en distinis cases de Perth Sur, dor de robé un Lithgow del 22 y un coche mar: ca Holden, ‘Conducia el famante automévil por Cot tesloe, junto al océano, cuando vio a un hombre y a una mujer dentro de un coche aparcado, La Tuz interior se apage. Elasesi- no se detuvo y salié tratando de espiar a la pareja Llevaba el rifle consigo. 3369 (Oy6 que la mujer le decta algo al hom bre. Este, entonces, le insultd ¥ le arrojé tuna botella que cayé a sus pies. Cooke se tencarb el rifle y disparé. «La mujer del co- che gritaba —recordé—. Creo que el hombre dijo "Cristo", 0 algo asi.» El co- che salié a toda velocidad. Los guijarros {que levantaron los neuméticos golpearon a Cooke, que volvié a disparar contra el vehiculo. Entonces bajé por Napier Street, cargé ‘el arma otra vez y giré al azar hacia Broo- ime Sireet. Subié los escalones de cemento de un edificio de dos pisos, salto las baran- dilas de una azotea y,a través de una ven: tana, vio a un hombre que dormia plicide- mente, La cama le cortaba el paso para pe- netrar en la habitacton. Con el arma apoyada en la eadera, spunté a la cabeza de Ta vietima en linea recta y disparé una sola ‘vez, «Creo que el hombre se quej, pero n9 estoy seguro» Las personas del coche no me parecieron personas enel auténtico sentido de la palabra ERIC COOKE quel fue el tire que produjo dans ire- versibles en el cerebro de Brian Weir. Los disparos que mataron a John Sturkey y a George Walmsley en las proximidades de Nedlands proceian del mismo rifle, por un motivo igualmente arbitraio. Cooke siguié hacia Nedlands, aparcé cen la esquina de Princess Road y Louise Street, y comenz) a merodear por las ca- ses de la vecindad. En la parte posterior ‘de una de ellas, situada en Vincent Street (la pensién de la seftora Allen), se agaché para pasar bajo una cuerda con ropa ten- ida y vio a un hombre dormido en une cama en el porehe. Apoyé de auevo el arma en la cadera y, sin més, disparé. «Oi ‘el ruido sordo de la bala al hacer blanco y § adn lo oigo en mi interior» —le confess a 3 Nielsen. Cooke entré a robar en una casa y encontré un rifle. Se adueiié de 41, salié de ronda y Shirley ‘Meleod cayé muerta. Mas tarde, ‘muestra a la policia el armario donde guardé el arma robada (Gzquierda). Sali6 del jardin de Ta senora Allen por la puerta trasera y expulsé el cartucho vacio ‘que més tarde apareceria en el callején, Volvié Louise Street, rodeé el mimero 51, apoyé el rifle contra una tuberiay lam al timbre de la puerta principal. Mientras le abrian volvié precipitadamente al lugar donde habia dejado el arma, “Apanté con el rifle ala puerta principale —recordaba—. Las ventanas venecianas de Ja fachada estaban abiertas. Cooke vio en- ccenderse la uz y un hombre aparecio pre cipitadamente en el vestibulo mientras se onia la bata, «Creo que era de color rojo» —amatiz6—. El hombre abrié y se asomé al exterior en busca de la persona que habia llamado al timbre. En ese momento el ase- sino le disparé en la cabeza. «Le vi caer de rodllas y dar eon la cara en el suelo —de- claro — Esto es todo lo que recuerdo de él ¥ todavia lo estoy viendo caer tal y como lo he descrito.» ‘Cuando corria hacia el coche, Cooke oyé a alguien gritar: «Papd» Entonces se dir ‘al hacia King’s Park, arrojé el resto de la ‘municién por la ventanilla del vebiculo y luego tré el ileal rio Swan desde el puen- te Narrows, Dejé el coche aparcado donde lo habia encontrado y volvié andando @ casa, «Mi mujer estaba dormida cuando en: tré y no quise despertarla» —finalizé el acusado, 2¥ la cuestién fundamental del motivo? 21a relaciOn que la policia buseé durante tanto tiempo y tan intensamente? No ha- big respuestas. Eric Cooke no conocia a las vietimas y afirmé no tener «la ms li- era razén» para hacerles dafo. Su ho- rrorosa declaracién fue realista y dnica mente afadié que se sentia «més alivia dos después de haber descargado su con- Sélo se emocioné al hablar del caso de Sturkey. «Era tan joven... confesé al de tective Nellsen—. No tuvo oportunidades, ‘Nunca legaré a conocerio, porque él estaré arriba y yo abajo. Solo soy un asesino des piadado.» Bstas ilhimas palabras iban a te- ner una influencia decisiva en el juicio y aportarian al mismo el agravante de ale~ vosia 371 SEP.-NOV. 63 2-963 Acusan a Eric Cooke {el asasinato de Shirley 1-10-63 Empiezals audioncia proimina 29-20-63. Citan a juicio a Cooke por el asesinato con alevosia de Jobn Starke 28-11-83 Comienza Eric Cooke nunca negé que era el asesino, pero gpodria un hombre en su sano juicio cometer aquellos absurdos crimenes? Afirmé que se sentia Ileno de un secreto poder, «como si me creyera Dios». Sélo la opinién del jurado decidiria si el acusado debia afrontar la pena definitiva... la muerte en la horca. ie obligg a matar 21-11-63 Condenan a Cooke Cooke habla ‘temorizad ala ‘iui etal modo que tuve que legar 21 juzgacorodeado decetecivos (equierda). Una ‘enorme multtud se ‘pitas diariamente ena sala, enla que el acuta se declard, ante el asombro ‘general, no culpable del asesinato cle Joka Starkey. Sa ‘abogado defersor, KW Hotield (abajo, Jequierd), aftrmaba que su chende eraun Icoy, por arto, zn0@ le podia ‘considorar culpable de azasinalo con alevosia 1 tunes 2 de septiembre, la gente de Perth pudo echar una primera ojeada al hombre que habia ate rrorizado a la ciudad durante siete meses Al dia siguiente de la detencién, Cooke fue trasladado precipitadamente a pie desde las celdas de Beaufort Street hasta el uzga do, situado al otro lado de la calle, para ser acusado formalmente del asesinata con ale- vvosia de Shirley McLeod, Una enorme multitud aguardaba en las puertas de la cércel desde primeras horas de la maiiana. El preso iba medio escondi do entre el grupo de detectives que le pro tegia. Aunque Rowena Reeves habia descr ‘to a su agresor como un hombre alto y de: ‘gado, Cooke, de hecho, era robusto y sélo reilia 1,60, En dias sucesivos Bric Cooke fue acu: sado también de los otros erimenes aue habia confesado a la policia, pero se dec did juzgarle solamente por el asesinato con alevosia de John Sturkey, ya que en quella época en Australia occidental di- cho delito era merecedor de la pena de muerte Terado K. W. Hatfield. La vista pretiminar se 6 para el 21 de octubre. Aunque la Co- rona habia decidido procesarlo por un solo cargo, el fiscal A. J. Dodd eit gran aimero de pruebas relacionadas con los otros cri- imenes y la defensa protest6 enérgicamer- te, pero el magistrado admitié todas las ‘que tenian conexidn con el caso Sturkey Cooke fue citado ante el tribunal solamente por dicho caso El juicio propiamente dicho se inicis el lunes 25 de noviembre, con eljuez Virtue como presidente. El inculpado caminé serenamente hacia el banquillo, escuché la lectura de los cargos y, entonces, el PUblico, que se apifaba en Ia sala y los periodistas de la galeria de la prensa es- ccucharon sus primeras palabras: «No cul pable.» Bric Cooke no negaba haber matado a Sturkey, la alegacién de «no culpable» se referia al cargo de asesinato con alevosia, El juicio se centrd en determinar si el ac sado estaba sano o no lo estaba cuando co- metid el crimen, Si no lo estaba, no podria considerdrsele culpable de asesinato con alevosia y no ira a la horea 3373 Disparo de salida El primer dia de juicio a acusacin estable 6 la seeuencia de Tos hechos en las prime- ras horas del 27 de enero, cuando Sturkey fue asesinado; después, la detencién y le confesién de Cooke, en septiembre, y el ‘rallazgo del arma en el rio Swan. John Biggins, un vecino de los Walmsley, declaré que cuando volvia a su casa a eso de Jas cuatro dela matiana vio un Sedan Holden de color claro aparcado en Princess Road. Luego, al dar la vuelta a la esauina de Louise ‘Street, oy6 un sonido seco, corto, como «un ‘cajon que cayera de golpe deste el piso ala calle, seguido del ruido de un coche que se 3374 PASEO FATAL En gu declaracién ante os tribunales, Gooke dio una detallada descripcién del modo en que sustrajo el coche Holden del garaje de una vivienda ‘en Karoo Street, Perth Sur, la noche del 26 de enero do 1963, y de como Jo devolvi6 ala mafiana siguiente. John Biggins recordé que, al vol- ‘ver a su casa en su scooter, habla ‘visto el coche aparcado cerca de la casa de Walmsley. Sin embargo, el propietario, Henry Threlfall, no di runcié el robo, ya que, de hecho, ni siquiera se habia enterado de que durante la noche no estuvo donde lo dejé. alejaba. De tescho, habia ofdo, a pesar de no vert, el asesinato de George Walmsley. La acusacion presento su informe en un aolo dia. Ala mafiana siguiente, el mismo Bric Cooke ocupé el banquillo. En una declaracién confusa y dificil de seguir debido a su dificultad para expre- sarse y a su pobre vocabulario, relat6 al tribunal la historia de los desdichados ‘escotares y la crueldad de su propio hoger. Hatfield, entonces, le ayudé a recordar Ia noche de los disparos de Cottesloe y Nedlands. ] acusado volvié a contar cémo se situé con el rifle a unos siete metros del coche de August y Reeves, «como desde aqul al jurado», dijo sefalando con un gesto el Iu izar que ocupaba éste. Y, entonces, varid de ‘modo signticatvo la dectaracién que habia hhecho ante la policia el dia siguiente a la detenciéa, Una fuerza mortifera Habia confesado al detective Neilsen que cera incapaz de dar una razén que explicara los crimenes, excepto un deseo de shaver dato a alguien». Ahora tenfa una, «El po- der legé a mi —dijo—. Bra como un man- to: yo estaba lleno de él, habia tomado po- sesion de mis facultades, de la vista, del ldo; era un poder acuciante que me hacia creerme Dios por encima de la vida y de la .g muerte.» Segin explicaba, el poder lo © acompatié hasta después de los disparos, ‘acusatorias en contra de Cooke 3 Gequierda) que incluyen los dos rifles, § el Holden que robé la noche de los, 4 asesinatos de Cottesloe-Nedlands y los 4 guantes blancos que llevaba puestos en 2 G1 momento de la detencién. Ly ‘Therifall metié el coche en el garaje el sabado a las ‘once de la maftana con las aves puestas y a la mafiana siguiente, el automévil estaba en el mismo sitio. ‘Cuando lo volvié a usar, el lunes ‘por la mafiana, el propietario no ad- ‘Vitié el cambio on ol cuenta kléme- ros, pero se quedé asombrado al descubrir que faltaba la bombilla de Ia luz interior, aunque no pensé en denunciarlo @ la policia. Asi que ‘Therlfall no tenia ni idea de que su coche estaba involucrado en la noche mas violenta de la historia de Perth. | sa pol exhie ta rede i

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