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PREAMBULO Editorial Juridica de Chile encargé al Departamento de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile que procediera a la actualiza- cién del texto de la presente obra con todas las modificaciones legales respecti- vas. Trascendentales reformas procesales se han debido incorporar en este texto actualizado para publicar una nueva edi- cidn de esta valiosa obra. La delicada labor de actualizacién fue realizada por el académico del Departa- mento citado seiior Ratil Montero Lépez, con el apoyo del Director del Departa- mento, sefior Cristian Maturana Miquel. Es de destacar que en el trabajo de actualizacién se procuré mantener siem- pre el texto primitivo del autor, limitan- dose en cada caso, las nuevas frases, ora- ciones 0 parrafos que hubo que incorpo- rar, @ introducir los cambios legislativos pertinentes. Finalmente, es necesario sefialar que la actualizacién se realizé teniendo pre- sente que ha comenzado a regir en la totalidad del pais el muevo sistema pro- cesal penal, conforme a lo establecido en el articulo 484 del Cédigo Procesal Penal, y que a contar del 1 de octubre empezaran a regir los nuevos tribunales de familia, conforme a lo establecido en la Ley N° 19.968. EDITORIAL JURIDIGA DE CHILE wvronn. uRIDICA orcas SD INTRODUCCION SUMARIO: I Contenido de la asignatura; Il. Concepto, definicién y clasificacién del Derecho Procesal;IIl. Relaciones del Derecho Procesal con las demas ramas del Derecho; IV. Indole y naturaleza del Derecho Procesal; '. Importancia de Derecho Procesal; VI. Efectos del Derecho Procesal en cuanto al tiempo; VII, Efectos del Derecho Procesal en cuanto al territorio; VIII, Fuentes del Derecho Procesal; IX. Origen del Cédigo Orginico de ‘Tribunales. 1. Contenido de la asignatura 1. Programa del Derecho Procesal. Thadicionalmente el Programa de la Ca- tedra de Derecho Procesal contempla la ensefianza de esta rama de las ciencias juridicas en tres atios, correspondiendo, respectivamente, al tercero, cuarto y quin- to aiio de los estudios de Derecho. En efecto, en el primer aio se estu- dian la organizacin y las atribuciones de los tribunales y, en especial, materias de innegable interés, como son: el po- der judicial, los magistrados judiciales, la competencia, la jurisdiccién discipli- naria, la asistencia judicial, los auxilia- res de la administracién de justicia, los jueces arbitros y los tribunales especia- les, Ademas se estudian los procedimien- tos judiciales en general; pero, dentro de ellos, sélo las reglas comunes a todo procedimiento, entre las que sobresalen las referentes a la comparecencia en jui- cio, las acciones y las excepciones, las resoluciones judiciales, las notificaciones, Ia cosa juzgada, etc. En el segundo aio, en cambio, se entra al estudio de los procedimientos judiciales en particular, comenzando por el juicio 0 procedimiento tipo, 0 sea, por el juicio or dinario de mayor cuantia; Inego se estu- dian los recursos procesales y, en seguida, el juicio ejecutivo de mayor cuantia Por tiltimo, en el tercer ario, dentro de los procedimientos judiciales en particu- lar, se contintia con el estudio de los jui- cios de menor cuantia, de minima cuantia, sumarios, arbitrales, especiales y de los actos de jurisdiccién voluntaria, y con todo el procedimiento penal 2. Extensién del Derecho Procesal. En consecuencia, el primer aio de Derecho Procesal esta destinado al estudio de todo el Cédigo Organico de Tribunales y del libro primero del Cédigo de Procedimien- to Civil; el segundo ano, sélo al estudio del libro segundo del Cédigo de Procedi- miento Civil y de los titulos XIX y XX del libro tercero de ese mismo Cédigo; y el tercer aio, al estudio de los libros terce- ro y cuarto del Cédigo de Procedimiento Givil y de todo el Cédigo Procesal Penal. La extensién, pues, del Derecho Proce- sal es mucho més vasta de lo que a primera vista se piensa. Comprende no sélo el estu- dio de los juicios o de sus procedimientos, sino también el del tribunal y el de sus funciones, 0 sea, nos preocupamos del 6x gano, de su funcién y del procedimiento. Sin embargo, nuestro legislador, por razones de método, ha tratado estos tres aspectos de un mismo fenémeno juridi- co en cuerpos legales diferentes; al extre- mo que algunos piensan ~afortunadamen- te los menos— que todo lo relacionado con la organizacién y las atribuciones de os tribunales escapa al contenido del De- recho Procesal. La doctrina preponderante, en cam- bio, es aquella que estima que el tribunal es parte integrante de la relacién procesal y que, en consecuencia, todo Io referente a su organizacion y atribuciones es mate- ria propia de esta rama del Derecho. Digno de destacar es que el propio legislador se ha influenciado con este til- timo concepto; pues, en las leyes proce- sales, destina diversas disposiciones al juez ya sus atribuciones en cuanto elementos integrantes del proceso. wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo Pueden citarse, a via de ejemplo, los Cédigos Procesales Civiles de: México, afio 1939; Italia, aio 1942; Ciudad del Vatica- no, aio 1946; Portugal, aiio 1962; Colom bia, aio 1971; Brasil, afio 1974; Francia, alto 1976; Uruguay, aiio 1989, etc. Il. Concepto, definicién y clasificacién del Derecho Procesal 3. Concepto. Desde el punto de vista etimolégico, a palabra procedimiento de- riva de la voz latina “procedere”, que sig- nifica avanzar, poner en movimiento, progresar, ete. Desde el punto de vista cientifico, del procedimiento puede darse una doble nocién: uma amplia y otra restringida. En un sentido amplia, el procedimien- to es la adecuada aplicacién del Poder del Estado a cada uno de sus drganos con el objeto de que cada uno de ellos produzea la funcién que le es propia. En sentido restringido, en cambio, el pro- cedimiento se refiere sdlo al Poder Judi- ial; y asi resulta que no es mas que la forma ‘© manera como esta rama del poder priblico des- enauelve su delicada e importante misién. 4, Definicién. El profesor Benavente define el Derecho Procesal diciendo que es aquella rama del Derecho que regula la forma solemne en que se proponen, discuten y resuelven las cuestiones some- tidas a los tribunales, El profesor Alessandri, por su parte, concibe el Derecho Procesal como el con- junto de reglas referentes a la organiza- cidn y atribuciones de los tribunales, ala forma de hacer valer las acciones en los juicios y a la manera de solicitar de los tribunales su intervencién en los actos de jurisdiccién voluntaria. Para el profesor Chiovenda el Dere- cho Procesal es el conjunto de normas que regulan la actuacién de la ley en el proceso y, particularmente, la relacién procesal. El profesor Carnelutti lo define, a su ver, diciendo que es aquel derecho que 10 simplemente regula el proceso, o sea, la operacién mediante la cual se obtiene la solucién del juicio, Aun cuando las definiciones anterio- res, a la simple vista, pudieran parecer- nos contradictorias, la verdad es que ello es sdlo aparente y obedece a que cada autor ha tenido un punto de vista diverso para formularlas. Asi, mientras los dos pri- meros han hecho primar el criterio des criptivo 0 formal, los dos wltimos han preferido recurrir en sus definiciones a Ia finalidad w objeto que persiguen las nor mas procesales dentro del ordenamiento juridico general. 5. Clasificacién. Desde ¢l momento en que el Derecho Procesal comprende el estudio del drgano judicial, de sus atri- buciones y del procedimiento, facil es ad- vertir que permite ser clasificado en dos grandes ramas: Derecho Procesal Orga- nico y Derecho Procesal Funcional. El De- recho Procesal Orgtinico se preocupa de todo lo relacionado con Ia organizacién y las atribuciones de los tribunales de justicia. El Derecho Procesal Funcional reglamenta, en cambio, la forma o manera como los tibunales desempeiian sus atribuciones. El Derecho Procesal Funcional, a su vez, permite ser subclasificado en: Derecho Procesal Civil y Derecho Procesal Penal, segtin si en el proceso respectivo se pre- tende la actuacién de una ley civil o de una penal Para otros, el Derecho Procesal Funcional podria también ser clasificado en: Dere- cho Procesal General y Derecho Procesal Especial, teniendo en vista si sus normas son aplicables a la generalidad de los ca- Sos 0, por el contrario, a negocios en par ticular IIL. Relaciones del Derecho Procesal con las demas ramas del Derecho 6. Con el Derecho Constitucional. Las relaciones son evidentes desde el momen- to en que ambas ramas del Derecho re- gulan la actividad de uno de los Poderes Manual de Derecho Procesal del Estado, el Judicial; a lo que cabe agre- gar que, mientras el Derecho Constitucional establece una serie de garantias lamadas cons: titucionales 0 individuales, el Derecho Proce- sal se encarga de reglamentar su éjercicio y debido cumplimiento 7. Con el Derecho Civil. El Derecho Procesales el encargado de dar vida al De recho Civil, ya que permite que los dei chos que este tiltimo consagra, en forma tedrica, si asi pudiera decirse, tengan en la practica reconocimiento efectivo me- diante el ejercicio de la accién, la cual, segtin el criterio clasico, sélo es el dere- cho estatico puesto en movimiento, Hay ademds una serie de actos juridicos propios del Derecho Civil que tienen influen: cia manifiesta dentro del proceso; como ser el page, la renuncia, el reconocimiento, la tran- saccién, etc. Por otra parte, el Derecho Procesal toma del Derecho Civil una serie de principios; a saber, los conceptos de ser parte coincidente con la capacidad juridica general y el de capa- cidad procesal también coincidente con la ca pacidad para obligarse, ete Numerosas instituciones de Derecho Givil son introducidas en el Derecho Pro- cesal y sitven sus fines; por ejemplo: la prenda, la hipoteca, el mandato, la ce- sién, la nulidad, ete. Al mismo tiempo, frecuentes términos juridicos del Derecho Civil son utilizados en las leyes procesales y aun en la ciencia del Derecho Procesal; por ejemplo: declaracién de voluntad, pretension, mandato, representacién legal, pago, domicilio, error, transaccién, etc 8. Con el Derecho Comercial. Desde el momento en que el Derecho Comercial pertenece al Derecho Privado y frente al Deve cho Civil es un derecho de excepcién, quiere decir que las relaciones entre el Derecho Procesal y el Derecho Comercial son las mis- mas que existen entre aquél y el Derecho Civil 9. Con el Derecho Canénico. Gran parte de los procedimientos eclesidsticos establecidos en las Decretales de la Edad Media han servido de principales antece: u dentes legislativos a las actuales leyes proce- sales. De ahi también que en la mayoria de las universidades europeas se le atribuya gran importancia y que sea objeto de es- tudios especiales este interesante perfo- do histérico del Derecho Procesal. 10. Con el Derecho Penal. El Dere- cho Penal se encarga de crear los drlitos y de establecer las fenas a que se hacen acree- dores los responsables de ellos: mientras que el Derecho Procesal reglamenta la ma- nera prdctica de determinar la persona del de- lincuentey de asegurar su persona fisica para aplicarte, en definitiva, la sancién correspon- diente Tan evidente es esto que segtin sea el sistema que se adopte para explicar el fundamento del Derecho Penal, seré tam- bién el sistema de enjuiciamiento crimi- nal. Asi, el sistema penal de la venganza privada origina el sistema procesal penal acusatorio; el sistema penal de la vindic- ta piiblica determina el sistema procesal penal inquisitivo; y el sistema penal mix- to condiciona el sistema procesal penal mixto. Cabe agregar que en algunas universi- dades el Derecho Procesal Penal se estu- dia a continuacién 0 como complemento de la catedra de Derecho Penal y no como integrante del Derecho Procesal en gene- ral, cual acontece entre nosotros. 11. Con el Derecho Internacional. Di- ‘versas instituciones del Derecho Procesal tocan los linderos del Derecho Internacional. Ejs.: ju- risdiccién de los tribunales frente a los extranje- 10s; cumplimiento de las resoluciones judiciales pronunciadas por tribunales extranjeros; extra- dicién, ete 12. Con el Derecho Administrativo. A pesar que el Poder Judicial es un verda- dero poder piiblico, no podemos desco- nocer el hecho de que las personas que lo constituyen son verdaderos funcionarios pribl 08, sometidos en gran medida al régimen jurt dico que para ellos contempla ¢l Derecho Administrativo. wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo Por otra parte, el Derecho Adminis- trativo, con el objeto de cumplir adecua- damente su mision y sus fines, adopta la técnica procesal, en especial la teoria de Jos recursos y la de la cosa juzgada. 13. Con el Derecho Tributario. Las relaciones del Derecho Procesal con el Derecho Tributario, aun cuando escasas, como ser, la cuestion de saber si la administracion de justicia debe ser gratuita 0 remunerada y, en este tiltimo caso, el modo y la forma de esta remuneracion. Ademés la aplicacién de las leyes tie butarias origina reclamos de los particula- res ante los wibunales de justicia, los cuales revisten, indudablemente, la for- ma de procesos regulados por la técnica del Derecho Procesal. IV. Indole y naturaleza del Derecho Procesal 14. Planteamiento del problema. Esta materia origina diversas ¢ importantes cuestiones: a) El Derecho Procesal es derecho sustantivo 0 adjetivo? b) cE Derecho Procesal forma parte del Derecho Ptiblico o del Derecho Pri- vado?, y c) ¢El Derecho Procesal esta consti- tuido por normas de orden piiblico 0 no? 15. Derecho sustantivo y derecho ad- jetivo. Se atribuye al jurisconsulto Bentham la clasica division del derecho en sustan- tivo y adjetivo. Derecho sustantivo es aquel que puede exis- lir por si solo; y derecho adjetivo, en cambio, es aguel que necesita de la presencia de otro derecho para ponerlo en movimiento. én consecuencia, para Bentham y de- més partidarios de esta clasificacién del Derecho, el Derecho Civil es esencialmente sustantivo y el Derecho Procesal, adjetivo. También dentro de este mismo orden de ideas, al Derecho Procesal se le Hama frecuentemente derecho formal, para sig- nificar con ello que regula la forma o ma- 12 nera como los intereses juridicos son tute- lados por el Estado; en contraposicién al Derecho Civil, llamado derecho material, porque es el destinado a regular los asun- tos o negocios que después ofrecen la sus- tancia o el material del proceso. La doctrina moderna nos ensefia que el Derecho Procesal, antes que adjetivo 0 formal, es un dencho instrumental, 0 sea, que es el medio de que se vale el Estado para obtener la debida tutela o resguar- do de los derechos consagrados en las eyes de fondo. 16. Derecho Paiblico y Derecho Priva- do, Esta clasificacién del Derecho es tra- dicional. Derecho Piiblico es aquel que regula las relaciones entre el Estado y los particula rs, 0 las de los Estados entre si. Derecho Pri- ado es aquel que regula las relaciones de los particulares entre siy en cuanto tales Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que hoy dia esta clasificacién es stmamente combatida. Se dice que el Derecho es uno solo y que lo que se cree ver como Derecho Piiblico 0 Derecho Pri- vado es més bien un mismo fenémeno que dos diversos; a pesar de que en un caso se acentiia la tutela o protecci6n del interés colectivo y en el otro, la del inte- rés individual. Esta clasificacién tendria asi slo un valor hist6rico 0 tradicional, antes que cientifico o racional El hecho es que ella existe; y que para una gran masa de civilistas, el Derecho Procesal 6s Derecho Privado, y para los cultores del Dere- cho Piiblico pertenece, en cambio, a esta tiltima rama, Ejemplos: segtin Garconnet, el Dere- cho Procesal es wna rama del Derecho Pri- vado; mientras que Letelier sostiene que el Derecho Procesal es una rama del Dere- cho Piiblico, que nace cuando el Estado interviene en el orden juridico substituyen- do el sagrado derecho de venganza. La doctrina actualmente imperante enseiia que el Derecho Procesal, si bien participa en gran parte del Derecho Pti- blico, se encuentra en una posicién central y privilegiada con respecto a las demas ra- mas del Derecho, desde la cual domina al Derecho Piiblico y al Privado, a la vez. Manual de Derecho Procesal En efecto, el Derecho Procesal orga- niza y fija las atribuciones de un Poder del Estado, como es el Judicial; regula las relaciones de las partes frente al juez 0, aun, de terceros frente a éste (ejemplo: testigos, peritos, etc,); precisa los efectos de las sentencias pronunciadas por el juez como acto de soberania, etc., materias to- das, evidentemente, de Derecho Piiblico. En una palabra, casi todo el proceso esta fundado en una relacién de Derecho Pti blico que existe entre las partes y el Esta- do, que se inicia mediante el ejercicio de Ia accién y que termina con la dictacién de la sentencia. Pero, al mismo tiempo, hay muchos puntos de contacto entre el Derecho Pro- cesal y el Derecho Privado, que no son dificiles de constatar. El procedimiento, desde nego, en la mayoria de los casos, se ha establecido para tutelar el interés privado; a lo que cabe agregar que, por regla general, el proceso comienza a pe- ticidn de parte, no hay causas que se ini- Gien de oficio (salvo las criminales), y que cl juez falla dentro de los limites que las partes le han sefialado en sus presenta- Giones fundamentales (demanda y con- testacién) 17. El Derecho Procesal y las normas de orden piiblico. Entendemos por nor- mas de orden priblico aquellas que han sido establecidas por razones de alta conveniencia social y que, de consiguiente, no pueden. ser “objeto de convenios privados por las partes que impliquen su renuncia, Ahora bien, para saber si el Derecho Procesal esta constituido por normas de orden ptiblico o no, es indispensable dis linguir entre las que organizan el Poder Judicial, fijan sus atribuciones ¢ indican el procedimiento a seguir En efecto, todas las normas relativas a la organizaciin del Poder Judicial, desde el momento que tocan a ia constitucién misma del Estado, caen en la esfera del orden piiblico; no pueden ser objeto de convenio entre las partes; y mal pueden ser renunciados los derechos que en ellas se consagran. 13 Las segundas normas, 0 sea, aquellas que fijan las atribuciones de los tribunales como érganos del Poder Judicial, son sus- ceptibles de una subclasificacién en: nor mas de competencia absoluta y de competencia relativa. Las normas de com- petencia absoluta, por su propia finali- dad, son de orden piiblico, pues han sido establecidas por razones de alta conve- niencia ptiblica; a diferencia, en cambio, de las normas de competencia relativa que han sido consagradas en el solo interés y beneficio de los litigantes y que pueden, en consecuencia, ser objeto de convenio, y, aun, de renuncia, en los asuntos civiles contenciosos. Por tiltimo, las normas de procedimiento propiamente tales son més dificiles de en- casillar dentro del grupo de las normas de orden piiblico o de las que no tienen este carécter, En realidad, es imposible dar wna pauta de aplicacién general: lo més acertado es analizar cada norma de procedimiento en particular para tratar de desentraiiar si es de orden piiblico 0 no. Por lo demés, los propios Gédigos Procesales se encargan de sefialamos ca- sos de normas de procedimiento que han sido establecidas en el solo interés de los litigantes y que pueden renunciarse; ejem- plo, la renuncia de los términos probato- ios, de los recursos y, aun, de algunos trdmites en general, lo que nos indica el doble caracter que pueden presentar es- tas normas frente al concepto del orden ptiblico. V. Importancia del Derecho Procesal 18. Razones que la justifican. Diver sas razones han formulado los autores que cultivan esta rama del Derecho para jus- tificar su importancia Segtin algunos, ella radica en el he- cho de que sus normas afectan a todos los individuos por igual, ya que nadie esta exento del riesgo de tener que recurrir algin dia a los tribunales en defensa de su patrimonio, de su honra o de su propia vida. En cambio, el Derecho Civil, el Derecho Comercial, el wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo Derecho de Minas, ete., slo afectan a aquellos individuos cuyas actividades par- ticulares se desenvuelven dentro del ob- jeto 0 materia que regulan esas normas de derecho, Para otros, ella se demuestra por ser el Procesal un derecho dindmico, 0 sea, que pone en movimiento a las demas ramas del Derecho, las que son, por naturaleca, estati- eas. Sin el Derecho Procesal, agregan, las otras ramas del Derecho serian letra muer- ta; es la accidn judicial, el derecho material 0 sustantivo presto en ejercicio el que, en tiltimo término, viene a darle vida y aplicacién prdc- tica a las normas que consagran los derechos subjetivos 0 primarios Por tiltimo, para otros -y esto dice relacién més bien con el Derecho Proce- sal Penal- la importancia del Derecho Pro- cesal se justifica por ser la rama de las ciencias juridicas que se preocupa de la ma- nera como debemos ejercer y defender Jas garantias individuales en caso de que ellas sean violadas, las cuales son, sin duda, una de las mayores conquistas de la civili- zacién actual. VI. Efectos del Derecho Procesal en cuanto al tiempo 19, Planteamiento del problema. Los actos judiciales, por su propia naturale- za, son esencialmente complejos. Se trata de una serie de actos, encadenados los unos a los otros, cuyo conjunto constitu. ye el proceso, Se desarrollan, en conse- cuencia, en un espacio de tiempo mas 0 menos largo. En el intertanto, puede dictarse una ley que introduzca modificaciones, ya en la organizacién y en las atribuciones de Jos tribunales, ya en el procedimiento mis- mo; y se suscita de inmediato la cuestion de saber si esa nueva ley va a producir efectos en los juicios futuros a que puede dar origen una relacién juridica material ya formada, o bien, en ios juicios actual- mente pendientes al momento de dictar- se la referida ley y, aun, en los juicios afinados. 4 20. Soluciones doctrinales. Si el juicio se encuentra terminado, la sentencia que le puso fin habra adquirido el carécter de firme 0 ejecutoriada y los derechos que ella consagra habrin sido incorporados al patrimonio de su titular, De tal manera que si una nueva ley procesal pretendiera afectar a este juicio ya terminado, vendria a atentar en contra del derecho de pro- piedad; lo cual, en virtud de la organiza: cién constitucional de los Estados, seria juridicamente imposible, pues todos ellos respetan y garantizan dicho derecho, En el supuesto que la relacién mate- rial se hubiere formado, y con posteriori- dad se dictare una nueva ley procesal, dicha relacién es controvertida y requie~ re de la intervencién del magistrado, 0 sea, da origen a un juicio, éste debe regirse por la nueva ley, sin atender para nada a la ley procesal vigente a la fecha de la formacién de Ja relacién material objeto del pleito, Este principio reconoce wna excepcién en cuanto a los medios proba- torios, ya que en atencién a que ellos es- {n estrechamente vinculados con la relacién material misma, se acepta que los que podian utilizarse al momento de Ja formacion de esa relacién puedan ha- cerse valer en el juicio; aun cuando, a la época de su iniciacién, se hubiera modi- ficado por una nueva ley el régimen juri- dico de dichos medios probatorios. En el caso de que, pendiente un proce- so, se dictare una nueva ley procesal, para saber los efectos de ella en funcién a di- cho juicio, la doctrina aconseja distinguir diversas situaciones. Si la nueva ley versa sobre la organizacién o las atribuciones de los tibunales, entra a regir de inme- diato, pues se trata de una ley de orden pliblico. De alli que se diga que esta cla- se de leyes rigen “in actum”. En cambio, si la nueva ley versa sobre el procedimien- to mismo, sera necesario respetar como validos los actos procesales ya cumplidos yajustar los futuros a esa nueva ley. Algunos, sin embargo, agregan que ser necesario ver si la nueva ley introdu- ce un nuevo sistema procesal 0 no. En caso afirmativo, el proceso pendiente se Manual de Derecho Procesal continuaria siempre tramitando por la ley antigua y la nueva s6lo yendria a aplicar- se en los juicios futuros, 21. Soluciones ante nuestro Derecho. Es evidente que si una nueva ley procesal pretendiera afectar a un juicio ya termina- do y privar con ello al titular del derecho reconocido en la sentencia, dicha ley se- ria inconstitucional, por cuanto nuestra Carta Fundamental reconoce como dere- cho constitucional a inviolabilidad de to- das las propiedades, sin distinguir el origen o titulo de este dominio (art. 19, N? 24, Constituci6n Politica); a menos que a esa persona se le expropiara tal dere- cho y se le pagara la correspondiente in- demnizacién. Si se trata de una relacién material ya formada (por ejemplo, se celebra un con trato, se otorga un testamento, etc.), la cual después da origen a un pleito y antes de stt iniciacién se dicta una nueva ley pro- cesal, también es evidente que este juicio se regira en toda su amplitud por la ley nueva, pues “las leyes concernientes a la sustanciacién y ritualidad de los juicios prevalecen sobre las anteriores desde el momento en que deban empezar a re- gir” (art. 24, inc. 1° de la ley de 7 de octubre de 1861, sobre el efecto retroac- tivo de las leyes) Hay una importante excepcisn a este principio, referente a los medios probato- rrios, que consagra el articulo 23 de esa misma ley y que dice: “Los actos 0 con- tratos vilidamente celebrados bajo el im- perio de una ley podran probarse bajo el imperio de otra por los medios que aquélla establecia para su justificacion, pero la forma en que deba rendirse la prueba estaré subordinada a la ley vir gente al tiempo en que se rindiere”. Dis- tingue asi nuestro legislador entre los medios probatorios mismos y la forma 0 manera de rendirlos. Los primeros se ri- gen siempre por la ley antigua, pues di- cen relacin con la existencia del acto 0 contrato; la segunda, por versar sobre un aspecto formal de la cuestin, se ajus- taala nueva k Por tiltimo, si se trata de un juicio pen- dente, y en cl intertanto se dicta una nue- va ley procesal, serd necesario subdistinguir si estamos en presencia de una nueva ley, que diga relacién con Ia organizacién 0 las atribuciones de los tribunales (por ejemplo, supresion o creacién de tribuna- les, alteracion de su competencia, ete.); 0 de una nueva ley, que se refiera estricta- mente al procedimiento (por ejemplo, creacién o eliminacién de determinados tramites o actuaciones) Si la nueva ley procesal se refiere a la organizacién 0 a las atribuciones de los tri- bunales, entraré a regir de inmediato, “in actum”, por cuanto se tratard de leyes per- tenecientes al Derecho Priblico, en cuya rama no hay derechos adquiridos; sin que tampoco pueda invocarse a este respecto el art. 9° del Cédigo Civil, el que establece que la ley s6lo puede disponer para lo fu- turo, y no tendra jamés efecto retroactivo, Dentro de este primer caso se ha crei- do por algunos que, en el evento de que la nueva ley viniera a alterar Ia compe- tencia de los tribunales, 0 sea, a privar a un tribunal del conocimiento de un de- terminado asunto, y a entregarlo a otro, dicha ley no podria aplicarse a los juicios en actual tramitacién, Se fundan en los arts. 19, N° 3, ine. 3° de la Constitucién Politica, que dispone que nadie puede ser juzgado por comi- siones especiales, sino por el tribunal que Ie schale la ley y que se halle establecido con anterioridad por ésta; y 109 del Cé- digo Organico de Tribunales, que pres- ctibe que, radicado con arreglo a la ley el conocimiento de wn negocio ante tir bunal competente, no se alterara esta competencia por causa sobreviniente. Sin embargo, dicha doctrina no cuen- ta con el apoyo de la Gorte Suprema, y se la rebate sosteniendo que el precepto constitucional citado lo que persigue es evitar solamente el juzgamiento por tri- bunales ad hoc; y que la causa sobrevi- niente a que alude el precepto también citado del C.O.T. tiene que consistir en un acto 0 manifestacién de voluntad del individuo, mas no del legislador wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo En fin, si la nueva ley procesal dice relacién con el procedimiento mismo, en conformidad al art. 24, inciso 1°, de la ley sobre el efecto retroactivo de las le- yes, entraré a regir de inmediato, pues esta clase de normas se imponen a la au- toridad desde el momento en que se dic- tan; a menos que estemos en presencia de un plazo que hubiera empezado a co- rrer o de una actuacién o diligencia ya comenzadas, las cuales se ajustan a la ley procesal vigente al tiempo de su inicia- cién, tal como lo prescribe el inciso 2” del art, 24 de la ley en referencia. 22. Sistema de las normas transito- rias. Sin embargo, la aplicacién de los preceptos anteriores, en la practica, pue~ de dar origen a dificultades. En tal evento, nuestro legislador, en infinidad de casos, ha optado por seguir el sistema conocido con el nombre de las ‘normas transitorias; y que consiste en con- templar preceptos legales expresos que solucionen el paso de la nueva ley proce- sal con respecto a la antigua, lo que tam- bién es recomendado como altamente conveniente por la doctrina. Ejemplos: art. 3° transitorio, Ley N? 6.827, de 28 de febrero de 1941; art. 1° al 6° transitorios, Ley N° 6.985, de 8 de agosto de 1941; art. 1° transitorio, Ley N° 7.760, de 5 de febrero 1944; arts. 6° y 9° transitorios, Ley N° 11.183, de 10 de junio de 1953; arts, 1° y 2° wansitorios, Ley N’ 13.916, de 12 de febrero de 1960; art, 2° transitorio, Ley N° 15.632, de 13 de agosto de 1964; art. 10, Ley N° 16.437, de 23 de febrero de 1966; art. 1° transito- rio, Ley N° 16.952, de 1° de octubre de 1968; art. 2” uransitorio, Decreto Ley N° 964, de 12 de abril de 1975; art. tran- sitorio, Ley N° 18.092 de 29 de diciem- bre de 1981; art. 1° transitorio, Ley N? 18.118 de 30 de abril de 1982; arts. 1°, 2" y 3°, Ley N° 18.175 de 13 de octubre de 1982, en relacién a los arts. 2° y 3° de la Ley N° 18.238, publicada en el Diario Oficial de 1° de septiembre de 1983 que interpreta los arts. 1° y 3° transitorios men- cionados precedentemente; art. transito- 16 rio, Ley N° 18.287 de 18 de enero de 1984; art. 4° transitorio, Ley N° 18.510, publicada en el Diario Oficial de 14 de abril de 1986; art. transitorio, Ley N? 18.705 de 24 de mayo de 1988; art. 2° transitorio, Ley N’ 18.776 de 16 de enero de 1989; art. transitorio, Ley N° 18.802 de 23 de mayo de 1989, ete. En materia procesal penal, se dis- puso una entrada gradual de la vigen- cia en las distintas regiones del pais. El articulo 4° transitorio de la Ley Organi- ca Constitucional del Ministerio Ptibli- co, N° 19.640, de 15 de octubre de 1999, modificada por las leyes Ne 19.762 y 19.919, de 13 de octubre de 2001, y 20 de diciembre de 2003, respectivamente, yelarticulo 484 del Cédigo Procesal Pe- nal dispusieron respecto de todos los de- litos cometidos con anterioridad a la fe- cha de entrada en vigencia en la respec- tiva regién que serian competentes los tribunales que correspondan por la apli- caci6n de las normas de competencia vi- gentes a esa fecha, aplicandose el proce- dimiento que corresponda contemplado en el Codigo de Procedimiento Penal o en leyes especiales. En este caso, la in- vestigacién no es dirigida por el Minis- terio Piiblico y son claramente incompe- tentes para conocer de él tanto el juez de garantia como el wibunal de juicio oral en lo penal. En cambio, si el delito se hubiere co- metido con posterioridad a la entrada en vigencia del Cédigo Procesal Penal, la in- vestigacin debera ser dirigida por el Mi- nisterio Piiblico con la participacién del juez de garantia que se prevé en la ley, y se aplicara el procedimiento que fuere pertinente de los contemplados en el Cé- digo Procesal Penal para el desarrollo del proceso penal VII. Efectos del Derecho Procesal en cuanto al territorio 23, Principio. La ley es una declara- cién © emanacién del poder de sobera- nia de cada Estado; Imego debe tinica- Manual de Derecho Procesal mente regir y producir efectos dentro del pais en cl cual ha sido dictada y solamen- te afectar a las personas que se encuen- tren en ese tervitorio. Aplicando el principio anterior al De- recho Procesal, la doctrina ensefa que todo lo relativo a las formas o solemnida- des del proceso debe ser regulado por las normas legales vigentes en el lugar en el cual actiia el Srgano judicial que esta conociendo de dicho proceso; y que la sumisién al Grgano judicial afecta por igual a todos los individuos residentes en ese lugar, sin distincién de nacionalidad 24, Excepciones. Sin embargo, en atencién a las continuas relaciones inter- nacionales y a razones de alta convenien- cia piiblica, la rigidez de los principios anteriores sufre diversas excepciones; como ser, se atribuye competencia a los tribunales chilenos para juzgar_hechos acaecidos fuera del territorio nacional (art. 6°, C.0.T); se entrega a ciertas per- sonas, en raz6n del cargo o funcién que desempenan, al juzgamiento de determi- nados tribunales especiales, distintos de aquellos a que se encuentran sometidos Ia generalidad de las personas (arts. 45, N° 2 letra g) y 50 N° 2 del C.O.T); se libera de la obligacién de comparecer ante los tribunales a declarar a esas mis- mas personas por la misma raz6n ante- rior (arts. 361, N° 2, G.PC. y 191, N° 2°, CPP); se le reconoce, por tiltimo, vali- dez y fuerza ejecutiva, dentro de nuestro pais, a las resoluciones judiciales pronun- ciadas por tribunales extranjeros siempre que concurran determinadas condiciones legales (arts. 242 y siguientes C.PC.), etc 25. Convenciones internacionales. Debemos, ademas, dejar constancia que, para la solucion de los conflictos interna cionales que pueden suscitarse entre los diversos Estados americanos con motivo de la aplicacién de leyes procesales, es necesario tener en consideracién el Cédi- go de Derecho Internacional Privado 0 Cédigo de Bustamante, promulgado como ley de la Repiiblica de Chile, a virtud del Decre~ to Supremo N° 374, de 10 de abril de 1934, sin perjuicio de la siguiente reser va: “Ante el Derecho Chileno y con rela- cién a los conflictos que se produzcan entre la legislacién chilena y alguna ex- tranjera, los preceptos de la legislacién actual o futura de Chile prevaleceran so- bre dicho Cédigo, en caso de desacuer- do entre unos y otros” Este Cédigo contiene un libro entero -el libro cuarto- sobre Derecho Procesal Internacional, destinado a legislar mate- rias de tanta importancia como son las siguientes: competencia, extradicién, ex- hortos internacionales, pruebas, casacién, quiebra, ejecucién de sentencias, ete. (arts. 423 y siguientes); y, en especial, ex- cluye de las jurisdicciones nacionales a los Jefes de Estado extranjeros y a los agentes diplomaticos extranjeros Por otra parte, la inmunidad de juris- diccién de que gozan las personas antes nombradas, también habia sido recono- cida, con anterioridad, en la Convencién sobre funcionarios diplomaticos, suscrita el 10 de febrero de 1928 en La Habana y ratificada posteriormente por Chile, el 31 de diciembre de 1936. Pero atin mas amplias son las disposi- ciones que se contienen, acerca de inmu- nidad de jurisdiccién de los agentes diplomaticos y de los cénsules ¢ inviola- bilidad de sus respectivas sedes, en los siguientes textos internacionales: a) Gon- vencién de Viena, sobre relaciones diplomat cas, firmada el 18 de abril de 1961, ratificada por Chile por Decreto Supre- mo N° 666, de 9 de noviembre de 1967, y publicados en el Diario Oficial, de 4 de marzo de 1968; y b) Convencién de Viena, sobre relaciones consulares, firmada el 24 de abril de 1963, ratificada por Chile por Decreto Supremo N° 709, de 28 de no- viembre de 1967, y publicados en el Dia- rio Oficial, de 5 de marzo de 1968. ‘VILL. Fuentes del Derecho Procesal 26. Su enumeracion. Los autores acos- tumbran clasificar las fuentes del Dere- wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo cho Procesal en histéricas, constituciona- les, legales y subsidiarias. Entre las fuentes histéricas sobresalen el procedimiento romano y el germéni- co, que han servido de antecedentes a la mayoria de los procedimientos actuales 0 modernos. Las fuentes constitucionales es- tn representadas por esa serie de pre- ceptos que encontramos en las Cartas Fundamentales, especialmente sobre la organizacién y la independencia del Po- der Judicial. Las fuentes legislativas estan constituidas por el derecho positivo y vi- gente en determinada época y pais. Por Ultimo, las fuentes subsidiarias son la doc- trina de los autores y la jurisprudencia Nosotros s6lo indicaremos como fuen- tes del Derecho Procesal la ley, la doctri- na de los autores y la jurisprudencia, de cada una de las cuales pasamos a preocu- pamos en particular, 27, La Ley. Es la primera y fundamen- tal fuente del Derecho Procesal. Se trata del derecho positivo vigente en determi- nado tiempo y pais. La ley procesal, al igual que la mayoria de las normas lega- les, difiere de una nacién a otra, pues se dicta para satisfacer las necesidades so- ciales del pais de origen, las cuales son también diversas segtin sea el lugar y el tiempo en que aquéllas se promulguen. En Chile las fuentes legales basicas del Derecho Procesal son: la Gonstitucién Politica, de 21 de octubre de 1980; la Ley de Organizacién y Auibuciones de Jos Tribunales, de 15 de octubre de 1875, Mamada posteriormente Cédigo Organi- co de Tribunales, desde el 9 de julio de 1943; el Cédigo de Procedimiento Civil, de 28 de agosto de 1902; el Cédigo de Procedimiento Penal, de 12 de junio de 1906, el Cédigo Procesal Penal, de 12 de octubre de 2000, el Codigo de Justi- cia Militar, de 23 de diciembre de 1925; ¥, por tiltimo, la infinidad de leyes, de- cretos leyes y decretos con fuerza de ley que han modificado o complementado los diferentes cuerpos legales anteriores y que iremos conociendo a través de nuestro estudio. 18, En Bsparia han regido tes Cédigos pro- cesales fundamentales: la Ley de Enjuicia- miento Civil, de 31 de octubre de 1855; la Ley de Enjuiciamiento Civil, de 3 de fe- brero de 1881 y la Ley de Enjuiciamiento Givil de 2000, que es la actualmente vi gente, sin perjuicio de las numerosas re- formas que ha experimentado a tavés del tiempo. Estos cuerpos legales, en especial el timo, tienen una gran importancia para nosotros, porque son los principales antecedentes legislativos extranjeros de nuestras leyes procesales En Francia rigi6 el Cédigo de Proce- dimiento Civil, de 24 de abril de 1806, de origen napoleénico, lo mismo que su Cédigo Civil. A pesar de las variadas re- formas que habia experimentado, adole- cia de grandes defectos; lo cual, unido a su antigitedad, obligé al legislador galo a dictar un nuevo cuerpo legal con fecha 1° de enero de 1976. En Talia han existido dos Cédigos Procesales: el Cédigo de Procedimiento Givil, de 25 de junio de 1865, de clara orientacién francesa, y el Cédigo de Pro- cedimiento Givil, de 28 de octubre de 1940, que es el actualmente vigente, a contar desde el 21 de abril de 1942, y cuya aplicacién practica ha suscitado las mas enconadas y ardientes polémicas por su acentuado caracter doctrinario. Tam- bién ha experimentado diversas y sucesi- vas reformas en estos tiltimos arios. En Alemania han regido tres textos procesales fundamentales: el Cédigo de Procedimiento Civil, de 20 de mayo de 1895; la Ley sobre Jurisdiccién Volunta- tia, de 17 de mayo de 1895; y el Cédigo de Procedimiento Civil, de 13 de noviem- bre de 1933, que es el actualmente vi- gente. 28. La doctrina. La doctrina como fuente del Derecho Procesal tiene una considerable importancia, puesto que se trata de un derecho relativamente nue- vo, en plena formacién y evolucién, que Incha por destacarse de las ramas juridi- cas més afines y por establecerse sobre bases cientificas propias. Manual de Derecho Procesal En este desenvolvimiento de la doc- trina procesal podemos distinguir cuatro periodos o fases perfectamente definidas y con caracteristicas propias: el de la es- cuela exegética, el de las teorias particu- lares, el de la teoria general del proceso de cognicién o del juicio declarative, y el de la teorfa general del proceso. a) El periodo de la escuela exegética se caracteriza por el predominio del siste- ma de los comentarios de los textos lega- les en el mismo orden de materias que en ellos se contienen, sin entrar al estu- dio propiamente tal de las instituciones procesales. Se inspira en las directivas exe- géticas de la escuela procesal francesa b) El periodo de las teorias particulares representa una transicién entre el perfo- do anterior y el siguiente, dentro de las diversas fases de evolucién de la doctrina procesal. Se caracteriza porque ya apare- cen las primeras tendencias sobre la in- vestigaciGn de los principios que informan cada instituci6n procesal en particular. ©) En el periodo de la teoria general del proceso de cognicién o del juicio declarativo la directiva exegética cede completamente el campo a la directiva doctrinaria; y la influencia de la escuela francesa procesal ¢s reemplazada y supeditada, primero, por la germana, y luego, por la italiana. Se distingue por el vigoroso impulso alean- zado dentro del estudio de los principios que informan el derecho procesal y, en particular, del juicio de cognicién 0 de- clarativo. d) Por tiltimo, el periodo de la teoria general del proceso representa una ulterior evolucién de la fase precedente. Se ca- racteriza por la tendencia a obtener una verdadera sintesis de los principios del derecho procesal, comprensiva no sélo de las instituciones del proceso de cogni- Gién 0 juicio declarativo, sino, ademés, de los procesos ejecutivos, cautelares, pe- nales y demas especiales. Ahora bien, han existido y existen nu- merosos y distinguidos cultores de esta importante rama’ de las ciencias juridi- cas, cuya orientacién cientifica ha depen- dido naturalmente de influencias diversas, 19 como son el lugar y la época en que les ha correspondido actuar, Nos limitaremos, pues, a hacer una simple enumeracién de los més destaca- dos autores de Derecho Procesal y de sus producciones bibliograficas, de caracter general, més importantes.! Alemania: Adolfo Wach, Handbuch (1885); Engelmann, El proceso civil (1901); Sawer, Fundamentos del Derecho Procesal Civil (1919); James Goldsmichat, El proceso como situacién juridica (1925); W. Kisch, Elemen- tos de Derecho Procesal Civil (1932); James Goldsmichdt, Derecho Procesal Civil (1936); Adolfo Schonke, Derecho Procesal Civil (1950); Leo Rosemberg, Tratado de Derecho Procesal Civil (1955); Walter Zeiss, Derecho Procesal Civil (1971). Argentina: Tomas Jofré, Manual del Pro cedimiento Civil y Penal (1919); Maximo Castro, Curso de Procedimientos Judiciales (1926); Hugo Alsina, Tratado Tedrico y Préc- tico de Derecho Procesal Civil y Comercial (1941/1943); Ricardo Reimundin, Dere- ‘cho Procesal Civil (1957); J. Ramiro Podet- i, Derecho Procesal Civil, Comercial y Laboral (1949/1952); Santiago Sentis M., Teoria y préctica del proceso (1959); Eduardo B. Cai- los, Introduccién al estudio del Derecho Proce- sal (1959); Lino Palacio y Augusto More- No, Manwal de Derecho Procesal Civil (1965); Santiago Sentis M., Estudios de Derecho Pro- cesal (1967); Clemente Diaz, Instituciones del Derecho Procesal (1968-1972); Enrique M. Falcon, Elementos del Derecho Procesal Ci vil (1968-1972); Lino Enrique Palacios, Derecho Procesal Civil (1986) Colombia: Hernando Devis Echandia Tratado de Derecho Procesal Civil (1961/ 1967) Chile: José B. Lira, Prontuario de los jui- cios 0 Tratado de procedimientos judiciales y administrativos con arveglo a la legislacién chilena (1867); Manuel E. Ballesteros, La Ley de Organizacién y Atribuciones de los Tri- bunales de Chile, Aniecedentes, concordancias 9 aplicacion prictica de sus disposiciones (1890); David Toro y Anibal Echeverria, Ta bibliografia procesal penal se citaré opor- tunamente en el tomo VI de este Manual, wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo Cédigo ite Procedimiento Civil anotado (1902); Carlos Risopatrén, Estudios sobre el Cadigo de Procedimiento Civil (1904); Humberto Trucco, Ley de Organizaciin y Atribuciones de los Tribunales (1921); Manuel A. Maira, Explicaciones de Derecho Procesal (1923); Fe nando Alessandri R., Ley Organica de Tri- bunales (1936) y Curso de Derecho Procesal (1936); Luis Varas Gémez, Estudio sobre la Ley de Organizacién y Atribuciones de los Tri hunales (1937); Carlos Anabalén, Tratado prictico de derecho procesal chileno (1944 ‘Manuel Urrutia S., Manual de Derecho Pro- eesal (1949); Carlos Anabalén, El juicio or- dinario de mayor cuantia (1954); Jaime Galté, Manual de Organizacin y Atribucio- nes de los Tribunales (1954); Fernando Ales- sandri R., Cédigo Orgénico de Tribunales (1959); Alex Avsolomovich, German Liihrs y Emesto Noguera, Nociones de De- recho Procesal (1965); Mario Casarino V., Manual de Derecho Procesal (1974/1977) Espaiia: José V. Carabantes, Tratado his- térico, critico y filoséfico de los procedimientos judiciales en’ materia civil (1856); Emilio Reus, Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881 (1892); Santiago Lépez Moreno, Principios fundamentales del procedimiento civil y crimi- nal (1901); José M. Manresa y Navarro, Comentarios a ta Ley de Enjuiciamiento Civil reformada (1928); Magin Fabregas, Leccio- nes de procedimientos judiciales (1928); Ra- fael de Pina, Manual de Derecho Procesal Civil (1936); José Prieto Castro, Exposicién del Derecho Procesal Civil de Espanta (1941); Max nuel de la Plaza, Derecho Procesal Civil espa- ‘iol (1942); Jaime Guasp, Comentarios a la Ley de Enjuiiciamiento Civil (1943); Pedro Aragoneses, Praceso y Derecho Procesal (1960); Gomez y Herce, Derecho Procesal Civil (1961); Jaime Guasp, Derecho Procesal Civil (1962); Manuel Serra D., Estudios de Deve ‘cho Procesal (1969). Francia: Charles Rauter, Curso de procedi: miento civil (1834): Garconnet et Cezar-Bru, Tratado teérico y préctico de Derecho Procesal Givil (1881); Glasson, Tisier et Morel, Tia- tado de procedimiento civil (1908); Japiot, Tra- lado elemental de procedimiento Civil y Comercial (1916); René Morel, Tratado elemental de pro cedimiento civil (1932); Parisot y Jauffret, Ma- BB orem jURs01ea veces 20 nual de procedimiento civil y vias de gecucién (1951); Henry Solus et Roger Perrot, Deve ‘cho Judicial Privado (1961). Italia: Manuel Cuzzeri, El Cédigo ita- iano de procedimiento civil ilustrado (1908); José Chiovenda, Principios de Derecho Pro- ‘cesal Civil (1922); Ludovico Mortara, Co- mentario del Cédigo y de las leyes de procedi- miento civil (1923); Luis Mattirolo, Tratado de Derecho Judicial Civil (1930); Francisco Carnelutti, Lecciones de Derecho Procesal Ci- vil (1930); José Chiovenda, Instituciones de Derecho Procesal Civil (1936); Ugo Roc- co, Derecho Procesal Civil (1937); Pedro Ca- lamandrei, Instituciones de Derecho Procesal Civil (1941); Francisco Carnehutti, Institu- ciones del nuevo proceso civil italiano (1942); Marco T. Zanzucchi, Derecho Procesal Civil (1946); Salvador Satta, Derecho Procesal Ci- vil (1948); Enrico Redenti, Derecho Proce- sal Civil (1957); Ugo Rocco Tratado de De echo Procesal Civil (1960); Virgilio Anduioli, Comentarios al Cédigo de Procedimiento Civil (1962); Enrico Allorio, Comentarios del Cé- digo de Procedimiento Civil (1973) Umiguay: Rafael Gallinal, Estudios sobre el Cédtigo de Procedimiento Civil (1928); Eduar- do J. Couture, Fundamentos det Derecho Proce- sal Civil (1951); Enrique Vescovi, Derecho Procesal Civil (1976) Sin perjuicio de la produccién biblio- grifica anterior, los autores de Derecho Procesal han dado a la publicidad nume- rosas y variacas monografias, que consti- tuyen el valioso y nutrido material de las siguientes Revistas: Revista de Proceso Civil Alemén, edi- tada en Alemania (aitos 1878 al 1920); Revista de Procedimiento Civil y Co- mercial, editada en Francia (afios 1918 a 1919); Revista de Derecho Procesal Civil, edi- tada en Italia (aitos 1924 al 1943); Revista de Derecho Procesal, editada en Argentina (arios 1943 al 1955); Revista de Derecho Procesal, editada en Italia (desde el aio 1946). Revista de Derecho Procesal, en Espana (aftos 1945 al 1955); editada Manual de Derecho Procesal Revista Iberoamericana de Derecho Procesal, editada en Espatia (desde el afio 1956); Revista de Derecho Procesal Givil, edi- tada en Brasil (desde el aio 1960); Revista de Estudios Procesales, edita- da en Rosario, Argentina (desde el aio 1969) Revista de Derecho Procesal, editada en México (desde el atio 1976); y Revista de Derecho Procesal, editada en Unnguay (desde el aito 1976) 29, La jurisprudencia. Aun cuando en nuestro pais los fallos judiciales sélo tie- nen valor en las causas en que actualmen- te se pronunciaren (art. 3°, C. Civil), siempre la jurisprudencia ha constituido una valiosa fuente de interpretacién legal, especialmente en materias procesales. Los fallos mas importantes y de ma- yor contenido doctrinario han sido reco- pilados y dados a conocer en las siguientes publicaciones: Gaceta de Tribunales (1842) y Revista de Derecho y Jurispru- dencia y Giencias Sociales (1902) A partir del 1° de enero de 1951, por Decreto Supremo N? 3.914, de 7 de agos- to de 1950, publicado en el Diario Oficial, el 21 de noviembre de ese mismo aiio, se ordené que la “Gaceta de los Tribunales” debia fusionarse con la “Revista de Dere- cho, Jurisprudencia y Ciencias Sociales”, para los efectos de su impresién y publica- Gién, teniendo por nombre el de “Revista de Derecho, Jurisprudencia y Ciencias So- ciales y Gaceta de los ‘Tribunales", con el subtitulo de “Grgano de los Tribunales y del Colegio de Abogados’, pero conser- vando cada institucién la propiedad de la respectiva Revista y Gaceta. La nueva Revista sera reputada como la “Gaceta de los Tribunales” para todos los efectos legales y reglamentarios y, en tal caracter, debera insertar: a) el discurso anual del Presidente de la Corte Suprema al iniciarse el aiio judicial; b) las senten- cias sobre materias criminales, de acuerdo con el articulo 549 del Cédigo de Proce- dimiento Penal, y las demas sentencias de caracter civil 0 criminal que ofrezcan inte- 2 rés juridico; c) las publicaciones que or dena el articulo 89 del Cédigo Organico de Tribunales; y d) todas aquellas resolu- ciones que sean ordenadas por los tribu- nales que las hayan dictado, IX. Origen del Gédigo Organica de Tribunates 30. Antecedentes legislativos espafio- les antiguos. Antes de la Independencia Nacional, como es sabido, regian en nues- tro pais las laes espariolas, que se caracte- rizaban, en cuanto al aspecto procesal se refiere, por no contemplar una division marcada entre las autoridades judiciales y las administrativas. Los procedimientos eran largos y engorrosos, en atencién a que los juicios podian someterse a tres y a cuatro instancias, algunas de las cuales debian ventilarse en la propia Espaiia. Los recursos no estaban adecuiadamente ¢s- tructurados, lo que hacia facil que, en la practica, se confundieran, como ser, el recurso de nulidad con los de injusticia notoria y de tiltima suplicacién. 31. Antecedentes constitucionales y legislativos nacionales. Producida la eman- cipacién nacional, uno de los primeros actos del nuevo gobierno fue promulgar una disposicién que suprimié Ia Real Au- diencia y que ord, en Chile, las Cortes de Apelaciones de nuestros dias. Luego se dictaron diversas disposicio- nes destinadas a reglamentarla tramitacién. de algunos recursos extraordinarios; como ser, los de injusticia notoria y de tltima suplicacién. Pero siempre se mantuvo la confusi6n entre las funciones judiciales y las administrativas. Por ejemplo, los al- caldes desempefiaban labores judiciales. Las Constituciones Politicas’ de los arios I81I, 1812y 1814 se prcocuparon, en for. ma preferente, de organizar y de fijar las atribuciones del Poder Ejecutivo y del Po- der Legislativo; pero casi nada dispusie- ron en cuanto al Judicial se refiere. En el perfodo histérico conocido con cl nombre de la Reconquista Espanola, que wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo abarca los afios 1814 a 1817, fueron de- rogadas todas las recientes disposiciones constitucionales y legales nacionales y res- tablecidas naturalmente las leyes espaito- Jas; situacién a Ja cual se puso témino con los triunfos de Chacabuco y Maipti. En seguida es promulgada la Gonsti- tucién Politica de 1818, que cre dos tribu- nales colegiados: la Corte Suprema y el ‘Tribunal de Apelacién, ambos con asien- to en la ciudad de Santiago. La Constitucién Politica de 1822 no con tiene nada digno de seiialar; no asi la Cons- titucién Politica de 1823, redactada por don Juan Egafia, que consigna las bases del Poder Judicial y que ordena dictar un re- glamento que organice y fije las atribucio- nes de este importante poder piiblico, Este fue el Reglamento de Administra- cién de Justicia de 1824, el cual, en lineas generales, mantuvo la Corte Suprema y el Tribunal de Apelacién, y cre6 los juz- gados de departamento y los jueces ins- tructores, cuyas funciones de estos tiltimos eran desempetiadas hasta esos momen- tos por los alcaldes; organiz6 la justicia de menor cuantia, la que colocé a cargo de los prefectos, subdelegados e inspec- tores; creé el recurso de nulidad, el que, modificado posteriormente, en el aio 1837, es el antecedente legislative nacio- nal del recurso de casacién en la forma que contempla nuestro Cédigo de Proce- dimiento Civil, etc La Constitucién Politica de 1828 consa- 16 los mismos principios fundamentales en materia de organizaci6n judicial que Ja anterior de 1823. Otro tanto hizo la Constitucién Politica de 1833 en sus articu- los 99 al 105; pero dejé vigente, en uno de sus preceptos transitorios, el ya citado Reglamento de Administracién de Justi- cia de 1824, mientras no se dictara la ley organica del Poder Judicial que la misma Constitucién ordenaba confeccionar y promulgar para la pronta y cumplida ad- ministracién de justicia en todo el terri- torio de la Reptiblica No podrfamos tampoco silenciar en- te los antecedentes legislativos naciona- les a las Leyes Marianas de 1839, conocidas 22 como tales por haber sido redactadas por don Mariano Egaiia. Dictadas, en su ma- yoria, en forma de decretos leyes, versan sobre las siguientes materias: implicancias de los jueces; manera de tramitar los jui- cios ejecutivos; y reformas al recurso de nulidad creado en el Reglamento de Ad- ministracién de Justicia de 1824 32. Codificacién. En el afio 1863 se pens6, por primera vez, dar cumplimien- to alo prescrito en la Constitucién Politi- ca de 1833, en orden a Ia dictacién de una ley especial que organizara el Poder Judicial y determinara sus atribuciones ‘Al efecto, se comision6 a don Francisco Vargas Fontecilla para que confeccionara el respectivo proyecto de ley, quien, con toda prontitud, hizo entrega de él al Go- bierno el aio siguiente, 0 sea, el afio 1864. El Proyecto del seior Vargas Fonteci- lla fue en seguida sometido al estudio de una Comisién Revisora, formada por los mas distinguidos y competentes juriscon- sultos de Ia época, entre los que sobresa- lia el profesor José Bernardo Lira. Dicha comision funcioné en dos perfodos con- secutivos, de 1864 a 1869 y de 1869 a 1874, y de sus sesiones s6lo quedaron ac- tas oficiales de las correspondientes al se- gundo periodo, las cuales, a diferencia de lo acontecido con las de los demas Cédigos, no fueron publicadas sino que se hallan inéditas en los archivos del Mi- nisterio de Justicia. En el alto 1874, el Proyecto del seiior Vargas Fontecilla, con importantes modi- ficaciones introducidas por la Comision Revisora ya referida, fue por fin someti- do a la consideracién del Congreso Nacio- nal, en donde también fue objeto de diversas reformas, después de ilustrados y apasionantes debates. A via de ejemplo podemos mencionar los referentes a la supresién del fuero eclesidstico y del re- curso de fuerza. 33. Promulgacién y vigencia. La Ley de Organizacién y Atribuciones de los Tri- bunales fue promulgada el 15 de octubre de 1875 y entré a regir el 1° de marzo de 1876. Manual de Derecho Procesal 34, Estudios. El estudio mas notable que se ha hecho de este importantisimo texto legal es el de don Manuel Egidio Ballesteros, imtitulado “La Ley de Organiza- cidn y Atribuciones de los Tribunales de Chile Antecedentes, concordancias y aplicacién priic- tica de sus disposiciones”. Fue editado en dos voliimenes, en el aiio 1890, por la Imprenta Nacional, y constituye la més valiosa fuente de con- sulta de la referida ley. 35. Proyectos de reformas. Durante su larga y azarosa existencia, en razén de las numerosisimas modificaciones intro- ducidas al texto de la Ley Organica de 1875, se la pens6 reemplazar por un nue- vo Cédigo. Con este fin, se claboraron diversos y sucesivos proyectos, los cuales jams llegaron a convertirse en leyes de la Republica, Citaremos entre ellos los elaborados durante las Presidencias de don German Riesco (1902), don Ramén Barros Luco (1913) y don Carlos Ibdiivez del Campo (1929) 36. Texto definitivo y cambio de nom- bre. Como no se obtuviera la dictacién de un nuevo Cédigo Orgdnico de Tribu- nales y la Ley respectiva vigente habia sido objeto de diversas y variadas refor- mas que imposibilitaban materialmente conocer su verdadero texto, se opts por refundir la Ley de Organizacién y Atri- buciones de los Tribunales de 1875 y las diversas leyes que la habian modificado o complementado. En efecto, el articulo 32 de la Ley N° 7.200, de 21 de julio de 1942, faculté al Presidente de la Reptiblica para fijar el texto definitive de aquella ley; y, al mis- mo tiempo, para substituir su nombre por el de Gédigo Orginico de Tribunales. El Ejecutivo, a su vez, por Decreto Su- premo N° 3.113, de 19 de agosto de 1942, comisioné a la Universidad de Chile para que, por intermedio de su Facultad de Ciencias Juridicas y Sociales, y sin dere- cho a reimuneracién, procediera a efec- tuar dicha labor, tan delicada y de tanta importancia técnica. 23, El Decano de la citada Facultad, por su parte, y previa autorizacién del H. Gon- sejo Universitario, con fecha 4 de sep- tiembre de 1942, nombré una Comision formada por los Profesores seiiores Ales- sandri, don Fernando, Trucco, Benaven- te, Urrutia, Echavarria, Galté, Varas Go- mez y Garcia, estos dos iiltimos de la Universidad Catélica, actuando de secre- tario don Patricio Aylwin, Esta comisién cumplié con todo celo y prontitud la labor encomendada, y fue asi como el Decano, con fecha 14 de ju- nio de 1943, pudo enviar al Ministro ‘de Justicia el nuevo texto de la Ley de Orga- nizacién y Atribuciones de los Tribunales, el cual fue aprobado por Decreto Supre~ mo, de 15 de junio de 1943, y publicado en el Diario Oficial el 9 de julio de 1943, asignandosele a esta ley el mimero 7.241 dentro de las leyes de la Reptiblica. 37. Reformas posteriores. Sin embar- go, la fijeza deseada en materia de leyes procesales orgdnicas no ha podido obte- nerse. El Derecho es esencialmente va- riable y responde en cada momento a las cambiantes necesidades del hombre en sociedad. La mejor demostracién la ha- amos en la serie de leyes que han veni- do a modificar el texto que se crefa definitivo del Cédigo Organico de Tribu- nales de nuestro pais. Estas leyes, por orden cronolégico, son las siguientes: Ley N° 7.459, de 16 de agosto de 1943; Ley N° 7.497, de 3 de septiembre de 1943; Ley N° 7.539, de 23 de septiembre de 1943; Ley N° 7.612, de 21 de octubre de 1943; Ley N° 7.726, de 23 de noviembre de 1943; Ley N’ 7.760, de 5 de febrero de 1944; Ley N° 7.836, de 7 de septiembre de 1944; Ley N° 7.855, de 13 de septiembre de 1944; Ley N° 7.868, de 25 de septiembre de 1944; wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo Ley N° 8.100, de 1° de marzo de 1945; Ley N° 8.121, de 21 de junio de 1945; Ley N° 8.157, de 10 de septiembre de 1945; Ley N° 8.308, de 11 de octubre de 1945; Ley N° 8.770, de 19 de abril de 1947; Ley N° 8.861, de 8 de septiembre de 1947; Ley N° 8.949, de 20 de julio de 1948; Ley N° 8.987, de 3 de septiembre de 1948; Ley N° 9,308, de 3 de marzo de 1949; Ley N° 9.372, de 2 de septiembre de 1949; Ley N° 9.382, de 20 de septiembre de 1949; Ley N° 9.555, de 4 de enero de 1950; Ley N° 9.585, de 4 de abril de 1950; Ley N° 9.629, de 18 de julio de 1950; Ley N° 9.643, de 30 de agosto de 1950; Ley N° 10.271, de 2 de abril de 19% Ley N° 10.343, de 28 de mayo de 1952; Ley N° 10.512, de 12 de septiembre de 1952; Ley N° 11.183, de 10 de junio de 1953; Ley N° 11.231, de 9 de septiembre de 1953; Ley N° 11.307, de 27 de octubre de 1 Ley N° 11.537, de 8 de junio de 1954; Ley N° 11.622, de 25 de septiembre de 1954; Ley N° 11.625, de 4 de octubre de 1954; Ley N° 11.847, de 16 de julio de 1955; Ley N° 11.986, de 19 de noviembre de 1955; Ley N° 12.473, de 12 de agosto de 1957; Ley N° 12.510, de 30 de agosto de 1957; Ley N° 13.302, de 25 de marzo de 1959; Ley N° 13.305, de 6 de abril de 1959; Ley N° 13.916, de 12 de febrero de 1960; Ley N° 14.548, de 8 de febrero de 1961; Ley N? 14.550, de 3 de marzo de 1961; Ley N° 15.123, de 17 de enero de 1963; Ley N° 1 1964; 32, de 13 de agosto de 24 Ley N° 16.437, de 23 de febrero de 1966; Ley N° 16.520, de 22 de julio de 1966; Ley N’ 16.640, de 28 de julio de 1967, Decreto Supremo N° 200, de 13 de febrero de 1963; Ley N° 16.899, de 14 de agosto de 1968: Ley N° 17.155, de 11 de junio de 1969; Ley N’ 17.325, de 8 de septiembre de 1970; Decreto Supremo N° 265, de 1° de marzo de 1971 Ley N° 17.590, de 31 de diciembre de 1971 Ley N° 17.939, de 13 de junio de 1973; Decreto Ley N° 169, de 6 de diciem- bre de 1973; Decreto Supremo N° 940, de 30 de agosto de 1974; Decreto Ley N° 744, de 13 de noviem- bre de 1974; Decreto Ley N° 751, de 16 de noviem- bre de 1974; Decreto Ley N° 1.109, de 30 de julio de 1975; Decreto Ley N° 1.110, de 30 de julio de 1975; Decreto Ley N° 1.179, de 29 de sep- tiembre de 1975; Decreto Ley N° 1.188, de 13 de octu- bre de 1975; Decreto Ley N? 1.365, de 22 de mar z0 de 1976; Decreto Ley N° 1.366, de 16 de mar zo de 1976; Decreto Ley N° 1.417, de 29 de abril de 1976; Decreto Ley N’ 1.682, de 25 de enero de 197; Decreto Ley N° 1.685, de 19 de febre- ro de 1977; Auto Acordado, Corte Suprema, de 10 de marzo de 197; Decreto Ley N° 2.043, de 30 de no- viembre de 1977; Decreto Ley N° 2.059, art. 3°, de 14 de diciembre de 1977; Auto Acordado, Corte Suprema, de I? de febrero de 1978; Manual de Derecho Procesal Auto Acordado, 11 de marzo de 1978; Decreto Ley N° 2.145, art. N° 2°, de 31 de marzo de 1978; Decreto Ley N° 2.416, art, N° 9°, de 10 de enero de 1979; Decreto Ley N° 2.416, art. N° 16, de 10 de enero de 1979; Decreto Ley N° 2.549, de 21 de febre- ro de 1979; Auto Acordado, Corte Suprema, de 20 de marzo de 1979; Decreto Fuerza Ley 242.349, de 8 de noviembre de 1979; Decreto Ley N° 2.876, art. N° 6°, de 23 de noviembre de 1979; Decreto Ley N° 3.058, art. N° 13, 29 de noviembre de 1979; Auto Acordado, Corte Suprema, 23 de enero de 1980; Auto Acordado, Corte Suprema, 10 de marzo de 1980; Decreto Ley N° 3.454, de 25 de julio de 1980. Decreto Ley N? 3.489, de 25 de sep- tiembre de 1980; Decreto Ley N° 3.503, de 18 de no- viembre de 198 Decreto Ley de 1981; Auto Acordado, Corte Suprema, de 5 de febrero de 1981 Decreto Ley N° 3.631, de 28 de febre- ro de 1981; Decreto Ley N° 3.632, de 7 de marzo de 1981; Decreto Ley N° 3.634, de 7 de marzo de 1981; Decreto Ley N° 3.637, de 10 de mar- zo de 1981; Decreto Ley N° 3.648, de 10 de mar- zo de 1981 Ley N° 17.992, de 30 de 1981; Ley N° 18.049, art. 2°, de 6 de no- viembre de 1981; Ley N° 18.070, art. tinico, de 1° de diciembre de 1981; Ley N° 18.071, art. tinico, de 1° de diciembre de 1981 Auto Acordado, Corte Suprema, de 5 Corte Suprema, de de de de N? 3.583, de 29 de enero vil de de febrero de 1982, rectificado el 6 de febrero de 1982; Auto Acordado, Corte Suprema, de & de septiembre de 1982; Ley N’ 18.120, de 18 de mayo de 1982; Ley N’ 18.176, de 25 de octubre de 1982; Ley de 1982; Auto Acordado, Corte Suprema, de 28 de enero de 1983; Ley N° 18.271, de 4 de enero de 1984; Auto Acordado, Corte Suprema, de 6 de febrero de 1984; Ley N° 18.299, de 4 de abril de 1984; Ley N° 18.374, de 15 de diciembre de 1984; Auto Acordado, Corte Suprema, de 4 de febrero de 1985; Decreto N* 265, de 2 de octubre de 1985; Ley N° 18441, de 3 de octubre de ° 18.101, de 26 de noviembre * 18.470, de 23 de noviembre Auto Acordado, Corte Suprema, de 1° de febrero de 1986; Ley N° 18.510, de 14 de mayo 1986; Auto Acordado, Corte Suprema, 28 de enero de 1987; Auto Acordado, Corte Suprema, 29 de enero de 1988; Ley N° 18.705, de 24 de mayo de 1988; Ley N° 18.750, de 17 de octubre de 1988; Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989, rectificacién de 18 de septiembre de 1989: Auto Acordado, Corte Suprema, de 26 de enero de 1989; Ley N° 18.783, de 16 de febrero de 1989; Ley N° 18.804, de 10 de junio de 1989; Ley N° 18.805, de 17 de junio de 1989; Ley N° 18.848, de 9 de noviembre de 1989; Ley N° 18.849, de 11 de noviembre de 1989; de de de wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo Ley N° 18.882, de 20 de diciembre de 1989; Auto Acordado, Corte Suprema, de 26 de enero de 1990; Ley N? 18.969, de 10 de marzo de 1990; Auto Acordado, Corte Suprema, de 14 de febrero de 1991; y Ley N° 19.047. de 14 de febrero de 1991,! art. 37 bis; Ley N° 19.139, de 25 de mayo de 1992; Ley N° 19.156, de 10 de agosto de 1992; Ley N° 19.298, de 12 de marzo de 1994; Ley N° 19.374, de 18 de febrero de 1995; Ley N° 19.390, de 30 de mayo de 1995; Ley N° 19.531, de 7 de noviembre de 1997; Ley N° 19.592, de 30 de noviembre de 1998; Ley N° 19.653, de 14 de diciembre de 1999; Ley N? 19.665, de 9 de marzo de 2000; Ley N° 19.708, de 5 de enero de 2001; Ley N* 19.718, de 10 de marzo de 2001; Ley N’ 19.734, de 5 de junio de 2001; Ley N° 19.762, de 13 de octubre de 2001; Ley N° 19.794, de 5 de marzo de 2002; Ley N° 19.903, de 10 de octubre de 2003; ‘Actwalizado Depto, D, Procesal U. de Chile. 26 Ley N° 19.927, de 14 de enero de 2004; Ley N° 19.945, de 25 de mayo de 2004; Ley N° 19.947, de 17 de mayo de 2004; Ley N° 19.968, de 30 de agosto de 2004; Ley N’ 19.976, de 23 de octubre de 2004; Ley N° 19.990, de 24 de diciembre de 2004; Ley N° 19.991, de 24 de diciembre de 2004; Ley N’ 20.000, de 16 de febrero de 2005; Ley N° 20.022, de 30 de mayo de 2005; Ley N° 20.030, de 5 de julio de 2005; Ley N° 20.074, de 14 de noviembre de 200% Ley N° 20.084, de 7 de diciembre de 2005; Ley N° 20.086, de 15 de diciembre de 2005. Ley N° 20.088, de 5 de enero de 2006. Ley N° 20.152, de 9 de enero de 2007. ‘Textos definitivos posteriores. Después de la dictacién de la Ley N° 17.421, de 9 de julio de 1943, la cual -tal como se dijo anteriormente- cambié el nombre de la Ley de Organizaci6n y Atribuciones de los ‘Tribunales por el de Cédigo Orgdnico de Thibunales y 6 su primer texto definiti- vo, se han aprobado diversos textos defi- nitivos, con el correr de los afios ya virtud de las reformas enumeradas en el parrafo anterior Capitulo Primero GENERALIDADES SUMARIO: I. MisiGn e importancia del Poder Judicial; I. Relaciones del Poder Judicial frente a los demas Poderes Publicos; III, Atribuciones del Poder Judicial o de la Jusisdicci6n, 1. Misién e importancia del Poder Judicial 38. Doctrina clasica de la separacion de poderes. De acuerdo con las doctri- nas clasicas constitucionales del gobier- no representativo y de la separacin de poderes, la soberania reside esencialmen- te en la Nacion, quien delega sus atribu- ciones en las autoridades que seiiala la organizacién juridica de cada Estado, Es- tas autoridades son: el Poder Legislativo, el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, cada uno de ellos con su propia ¢ indepen- diente esfera de atribuciones 0 de accién. En efecto, el Poder Legislative tiene como misién confeccionar las leyes, 0 sea, aquellas normas generales de con- ducta cuya violacién trae consigo una sancién por parte del Estado. El Poder Ejecutivo es el encargado de la aplicacién practica de estas leyes y, en general, de Ia Administracién Ptiblica. Su misin la cjerce, principalmente, mediante la po- testad reglamentaria. El Poder Judicial, por su parte, es el Iamado a administrar jus- ticia, es decir, a obtener que las normas juridicas se cumplan en aquellos casos concretos en que han sido violadas 0 me- noscabadas. Naturalmente que si estudiamos el desarrollo de estas instituciones a través de Ia historia, encontraremos que el Po- der Ejecutivo es el que primero aparece; luego, el Poder Judicial, como wna rama de aquél; y, por tiltimo, el Poder Legisla- tivo, una vez que los pueblos han alcan- zado un determinado grado de madurez juridica. En su origen, pues, el Judicial prece- de al Legislative. Hoy dia, en cambio, el 29 Poder Judicial, como mas de algiin autor lo sostiene, no es sino que la prosecu- cién de la funcién legislativa. 39. Mision e importancia actual del Poder Judicial. En todo caso, la misién actual del Poder Judicial es de enorme trascendencia Su funcién se concreta a mantener el orden juridico del Estado mediante el ejercicio de la jurisdiccién contenciosa, 0 sea, aquella que resuielve los juicios 0 con- tiendas entre partes; el ejercicio de la ju- risdiccién voluntaria 0 no contenciosa destinada a velar por los intereses de los incapaces o a autentificar actos en los cua- les esta comprometido el interés piblico; y el ejercicio de las jurisdicciones conser- vadora, disciplinaria y econémica, lama- das, en términos generales, a mantener la organizacién constitucional del Estado yla pronta y cumplida administraci6n de Justicia en el pais. De lo expuesto se desprende que el Poder Judicial desempeiia wna mision de Ja més alta importancia, puesto que re- suelve, en forma constante y diaria, sobre a vida y el patrimonio de los ciudada- nos, manteniendo el amado Estado de derecho. 40. Poder piiblico 0 servicio pabli- co? Sin embargo, en doctrina, se discute si la funcién de administrar justicia con- fiere al 6rgano que la cumple el caracter de un verdadero poder ptiblico o, por el contrario, se trata de una simple gestion de un servicio ptiblico o administrativo. Autores eminentes, tanto de Derecho Constitucional (ejemplo, Berthelemy) como wvronn. uRIDICA orcas SD Mario Casarino Viterbo de Derecho Procesal (ejemplo, Mattirolo), se inclinan por esta iltima opinién. Asi, para Mattirolo, no hay mas que dos pode- res sociales supremos: el Legislativo y el Eje- cutivo, subdividiéndose el Ejecutivo en poder administrativo, llamado también eje- Cutivo en siricto sensu, y en poder judicial Pero todos los autores concuerdan en que la fumcién de administrar justicia pre- senta caracteres tan propios y esenciales que el érgano encargado de ella difiere tam- bién substancialmente de todos los demas. Ahora bien, dentro de nuestro dere- cho positivo, lo cierto es que no puede ponerse en duda que el érgano encarga- do de la administracién de justicia es un verdadero Poder Piiblico, ya que la actual Constitucién Politica del afio 1980 le con- sagra un capitulo especial intitulado “Po- der Judicial”, lo mismo que hacia la constitucién Politica de 1925; y a dife- rencia de lo que acontecia en la antigua Carta de 1833, que empleaba la frase “De la administracidn de justicia” para refe- rirse a esta importante rama del poder puiblico, y a pesar de que, aun bajo la vigencia de este tiltimo texto constitucio- nal, también se estimé al Poder Judicial como un verdadero poder ptiblico. Un hecho hist6tico, citado por don José Guillermo Guerra, es sintomatico al respec- to. Nos refiere este eminente y recordado maestro que en el aiio 1910 se dicté un reglamento protocolar por ¢l Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro pais, en el que se indicaba el orden de precedencia de los diversos funcionarios del Estado en Jas ceremonias puiblicas, en términos tales que ello importé una verdadera preterici6n de los magistrados judiciales. La Corte Su- prema, en conocimiento del referido re- glamento, acordé que sus miembros se abstuvieran de asistir a ceremonias pribli- cas, y fie asi como hubo de ser derogado. Se tataba, pues, evidentemente, de una cuestién de principios y no de hombres. AL.

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