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TESE Universidad de Navarra Barcelona-Madrid 0-492-066 FHN-239 ALGUNAS INTERROGANTES SOBRE LA PARTICIPACION (*) He de empezar confesando que escribir sobre 1a participacién en la empresa me produce un cierto respeto, el mismo que siento cuando se habla de la necesaria presencia de la ética en la prictica habitual de las organizaciones modemnas. Al igual que de ética en la empresa, o ética de la empresa, hoy todos hablamos de participacién, independientemente de uestras creencias religiosas, convicciones politicas, o inquietudes sociales y culturales. Hay tal inflacién en el uso de ambos conceptos, que uno se teme que a fuerza de utilizarlos tan a menudo acabemos de vaciarlos de contenido. Con estas reservas mentales, y teniendo este documento como objetivo prioritario Hamar la atencién sobre algunos aspectos que me parecen relevantes, ciikimonos al problema de la participacién en el gobierno de las organizaciones. ¢Estamos ante una nueva moda del «managemenby modemo, siempre pasajera y superficial?; cante un ashow» de cara a la galeria, sin ninguna incidencia sobre el trabajo?; zante una nueva versién, mas sutil y mejorada, pero igualmente mecanicista y reduccionista de las relaciones humanas en la empresa? ,ante un derecho conquistado por los trabajadores a fuerza de luchas y sinsabores?; zante un derecho concedido por los empresarios y altos directivos desde una visidn paternalista de la empresa? ,O, por el contrario, nos encontramos ante un intento serio y honesto de superar un modelo de relaciones laborales que pretende perpetuar la relacién antagénica entre capital y trabajo? Se trata de verdad de presentar una forma alternativa de organizar la convivencia en el trabajo, de proponer un proyecto plenamente humano que parta de una critica rigurosa y constructiva a lo hecho hasta ahora? Antes de adelantar una respuesta, lo primero que me llama la atencién al adentrarme en el estudio del fendmeno participativo, es la ambigtiedad del término que se presta a miltiples interpretaciones. (*) Nota técnica de la Divisién de Investigacién del IESE, Preparada por el profesor Santiago Alvarez de Mon. Abril de 1992. Copyright © 1992, IESE. Prohibida le reproduceién, total o parcial, sin autorizacién eserita del IESE. IESE 2 492.066 ersidad de Navarra FHN-239 Desde el momento en que, por el simple hecho de trabajar, ya estamos de un modo u otro participando, la cuestién no es ya deshojar la margarita de la participacién -si, no, si, no... sino analizar los grados que ésta puede alcanzar, las formas a través de las cuales se manifiesta (de manera indirecta por medio de los representantes legales, 0 directamente por parte de los propios trabajadores), los niveles de la organizacién en que tiene lugar, (base, puestos intermedios, ciipula directiva...), y las materias sobre las que puede versar (asuntos sociales, personales, cuestiones econémicas, de organizacin del trabajo, etc.) Si por participacién, y siguiendo el diccionario de la Academia, que define participar como tener una parte en una cosa, entendemos todos aquellos medios y formas a través de los cuales los empleados pueden influir en las decisiones empresariales, esta definicién nos obliga a clasificar y ordenar sus posibles manifestaciones. En un intento de acotar el concepto de participacién distinguirfa entre participacién en la gestién y participacién financiera. Con respecto a la participacién financiera, bien sea en el capital social, bien sea en los resultados, puede darse, y de hecho se da muy a menudo, una relacién positiva entre propiedad y poder de decisién, pero no siempre necesariamente. En muchas empresas grandes y multinacionales, el poder de decisién descansa en las manos de ditectivos profesionales, fercer elemento que se nos ha colado sigilosamente en el . por otra parte cada vex més diluido y superado, de capitalistas y La participacion en los resultados de la empresa, la cominmente denominada participacién en beneficios, puede cumplir dos objetivos, segin el profesor Bradley, de la London Business School (1). Por un lado, mitigar la distincién entre directivos y empleados, incrementando la identificacién del empleado con la organizacién, Por otra parte, puede introducir la flexibilidad necesaria en una némina ante los riesgos eventuales que se puedan correr, sin necesidad de recurrir a los contratos temporales. A la forma mas usada de responder a la incertidumbre del mercado con salario estable y numero variable de trabajadores, Bradley propone una mano de obra mas estable, permnitiendo que el salario fluctie en funcién de fos resultados obtenidos. En todo caso, el fin timo de una participacién en resultados pienso que debe ser una distribucién justa de la riqueza generada con el esfuerzo de todos. Con relacién a la participacién en la gestién, observando su grado de desarrollo, y sin animo de ser exhaustivo, un primer nivel recogeria una participacién digamos que minima, aquella que tiene lugar por mandato legal y que se canaliza a través del comité de empresa como érgano, éste, representativo de los intereses de los trabajadores. En el polo opuesto, 1a participacién en su grado maximo tiene como ejemplo histérico mas caracteristico las experiencias autogestionarias de paises como Yugoslavia, Israel, Argelia... que, como su nombre indica, supone la gestién de la empresa por parte de los propios trabajadores. Otra variante que conlleva niveles de participacién importantes y enorme integracién, por lo general, de los trabajadores, la constituye el fendmeno cooperativista, de cierta tradicién en nuestro pais, y que tiene al socio cooperador como el artifice y protagonista de su realidad. () Bradley, K. y Gelb, A, «Worker Capitalism: The New Industrial Relations», Heinemann Educational, Londres, 1983. IESE 3 492.066 ersidad de Navarra FHN-239 A caballo de estos extremos, solapindose incluso con ellos, la participacién en la gestién de la empresa puede concretarse, y de hecho se concreta segiin los casos, en los derechos de informacién, consulta, aprobacién 0 veto, control, o incluso codecisién, La cogestién, experiencia tipica de los paises de area germanica y escandinavos, implica la participacién de los trabajadores en los érganos de gobierno de Ia sociedad. Un debate interesante plantea la duda de si la cogestién es un primer paso hacia la autogestidn, o si es un retroceso hacia posiciones mas conservadoras después de algunos fracasos cosechados por el modelo autogestionario, especialmente en Yugoslavia. Para completar el panorama que offece la participacién en la gestién, coloque el lector los famosos circulos de calidad o grupos de desarrollo, una posibilidad de part la direccién de la empresa con arraigo progresivo en los Estados Unidos y en los paises de Europa Occidental, y de uso generalizado en Japén, en el lugar que le parezca mas apropiado. Volviendo al principio de nuestra exposicién, y a la vista de este amplio abanico de posibilidades, zentiende lo mismo por participacién un empleado de un ckibtbutz» israeli, un miembro de un circulo de calidad de una multinacional japonesa, un socio de una cooperativa de produccién, un sindicalista negociando el convenio colectivo del sector, un dirigente empresarial cuando discute este mismo convenio, un pequeiio propietario al frente de su empresa, un alto directivo de una multinacional, el representante de los trabajadores en una gran empresa alemana con asiento en el consejo de vigilancia de la misma, un modesto empleado, perdido y confuso en este maremignum? GY nosotros, qué pensamos?, gqué entendemos cada uno de nosotros por participacién? En un intento de clarificar la posicién personal de cada uno ante la Participacién, tal vez pueda ser de utilidad reflexionar sobre las razones u objetivos que con ella se persiguen, Se estard, entonces, en mejores condiciones de hablar de participacién, no desde la abstraceién generalista, comoda y poco comprometedora, sino desde una opcién personal, operativa y real Un primer conjunto de razones podrian ser de naturaleza_cconémica, La participacién se fundamentaria de esta manera en un supuesta correlacién positiva entre participacién y productividad. Por medio de una mayor participacién, se conseguirfa un mejor aprovechamiento de los conocimientos, experiencia y capacidades de los trabajadores, estimulando su sentido de la iniciativa. También se fomentaria un clima de cooperacién que haria disminuir la zona de posibles conifictos laborales. La participacién creciente alentaria la comunicacién ascendente, tinica forma de enterarse de lo que pasa en todas las esferas de la organizacién. En una linea argumental complementaria, pese a que el proceso de toma de decisiones participativo es mas lento, su ejecucién, como bien saben los japoneses, es mas rapida, ya que los problemas previsiblemente se han sustanciado con anterioridad, ‘Todos estos argumentos redundarian teéricamente en una mejora de los resultados, en una mayor eficacia en la gestidn de las empresas, punto de referencia y test obligado dado cl cntorno crecicntemente competitive en cl que opera la empresa. Completando esta primera bateria de razones, y siguiendo la investigacién del profesor del IESE Pérez Lépez (1), apuntaria que no se trata ya de maximizar los niveles de (2) Pérez-Léper, J. A. 1991, «Teoria de la accién humana en las organizacionesy, Ed. Rialp, Madrid 4 492.066 FHN-239 eficacia, sino de garantizar unos minimos que permitan apuntar a objetivos mas altos y trascendentes. Un segundo tipo de objetivos serian de indole politico-social y cultural, La empresa no puede permanecer al margen de los cambios sociolégicos que sé vienen sucediendo a ritmo vertiginoso. Los principios inspiradores de la democracia politica hay que ponerlos en prictica en Ia realidad econémica. En palabras de Erich Fromm (1), «si la democracia moderna se limita a la mera esfera politica, no podra contrarrestar adecuadamente los efectos de la insignificancia econémica del individuo comin», Este modo de enfocar ta cuestién, de abordar la participacién como una cuestién eminentemente politica, como un problema de redistribucién del poder, nos conduce a la idea de democracia industrial o econbmica. A este planteamiento responde el tratamiento juridico dado a Ia participacién en nuestra Constitucién, en su art. 129: «Los poderes piblicos promoverdn eficazmente las diversas formas de participar en la empresa», y en el cuadro legal subsiguiente recogido en el Estatuto de los Trabajadores y en la Ley de Contrato de Trabajo Asi también lo han debido ver los representantes comunitarios en Brusclas, cuando en el proyecto de estatuto de sociedad anénima europea, en su 5* Directiva, abogan claramente por la participacién de los trabajadores en los drganos de las sociedades, siguiendo los pasos del modelo alemén, En la disyuntiva en que se encontraban, se trataba de elegir entre el modelo institucional dualista alemén, con presencia de los trabajadores en comités paritarios, 0 de representacién minoritaria junto a os accionistas, como respuesta a una cultura de colaboracién e integracién, o el modelo conflictivo o de control, tipo italiano, Seguin este iltimo modelo, la naturaleza del trabajo, de la relacién del trabajador con su empresa, es antagénica y conflictiva. Se rechaza asi la colaboracién por los riesgos de posible integracidn del trabajador en el engranaje de la empresa, y de pérdida de autonomia de los sindicatos. No se trata de compartir las responsabilidades de la gestion, sino de ejercer una critica activa y sistematica, una politica constante de control de una gestién, que se deja en manos de los directivos. Antes de proseguir, quisiera hacer un inciso para llamar la atencién sobre los efectos que unos niveles de participacién importantes puede tener en los sindicatos, uno de los interlocutores sociales mas directamente implicados. Sobre este particular, el movimiento sindical europeo se enfrenta con un dilema, Por una parte, la opcién de continuar con su guerra particular desde una cultura de lucha y oposicién ideolégica, con el riesgo inherente de quedarse aislados, sigue contando con muchos defensores, sobre todo en los paises mediterrineos Por otro lado, la alternativa de evolucionar con la nueva realidad, de ejercer autocritica y reconsiderar el papel que debe jugar un sindicato modemo en esta década recién iniciada, cuenta ya con algunos defensores entre un mimero todavia mayoritario de detractors. Esta segunda salida consistiria en pasar de una filosofia y estrategia de confrontacién a una cultura de colaboracién, sin abdicar de principios irrenunciables que podrian poner en peligro en ultima instancia su razén de ser. (1) Fromm, E., «El miedo a la libertad», Paidos Ibériea, Barcelona, 1988, IESE 5 492.066 Universidad de Navarra FHN-239 Desde una lectura conflictiva e ideolégica de la realidad empresarial, la estrella, al hablar de participacién, la tnica forma de hecho de participar seria a través de la negociacién colectiva. A esta interpretacién responderian las diversas intervenciones y manifestaciones piiblicas de los lideres sindicales de nuestro pais. En plena coherencia con su vision de la empresa, en la que se da una divergencia clara de intereses, nuestros sindicatos mayoritarios apuestan por la negociacién colectiva como expresién maxima de la participacién de los trabajadores en la vida de las empresas. Sin cuestionar el indudable papel que le toca jugar hoy en dia a los sindicatos en la vida econémica de las empresas, ,puede intentar uno ir mas alli de esta visién politizada de la empresa moderna? ,No puede haber, forzosamente, una salida mis creativa ante la enjundia de los problemas con que nos enfrentamos?

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