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8 SUSANNE K, LANGER o sa denotacién; verdad y falsedad tienen la misma base para ambos tipos de proposiei6n. En una compleja estructura simbéliea — tal como una ora- idm que conecta mutuamente varios elementos por medio de un -verbo que expresa un elaborado esquema de relaciones — tenemos una “representacién légiea’” euya aplicabilidad depende de las Genotaciones de numerosas palabras y de las eonnotaciones de nu- smerosos simbolos de relacion (orden de las palabras, particulas, ‘casos, ete.), Si los nombres tienen denotaciones, la oracién es acerca. e algo; entonees, su verdad o falsedad depende de que las rela- tiones que efectivamente se mantengan entre las cosas denotailas, sean cuales fueron, ejemplifiquen loz conceptos relacionales ex- presados por la oracién ; es decir, que el esquema de cosas (0 pro- Diedades, ineideneias, ete.) denotadas sea 0 no anélogo al esquema Sintdetieo del simbolo complejo. “Hay numerosos refinamientos de l6gica que dan lugar a si- ‘tuaciones simbélicas especiales, a ambigiedades y euriosos ardi- doa matemiticos, 7 a tot la legiGn de distinciones qne Charles Peiree fué capaz de establecer. Pero las \neas primordiales de ja estructura, ldgica on todas Jas relaciones seminticas sou tas que acabemos de examinar: la eorrelacién de los signos eom sas signifieados por medio de un proceso mental seleetivo; 12 correla fin de los sfmbolos eon los conceptos y de los conceptos con las cosas, 1o cual da lugar a una relacién “‘simplificada’’ entre nom- ‘bres y cosas que se conoce como denotacién; y la asignacién de simbolos elaboradamente estructurados a cierios eguivalentes de Ja experiencia, base de toda interpretaciOn y pensamiento. fsas son, en eseneia, laa relaciones que utilizamos al entretejer Ja in trineada trama de significado que coastitaye la auténtica textura de la vida humana, cy a 4. FORMAS DISCURSIVAS ¥ FORMAS PRESENTATIVAS ‘La teoria légiea on que se basa In totalidad del presente estudio de tos simbolos es, en eseneis, la que fué postulada por Wittgens- ten on aa Zracalus Lopieo-Phlosphicus, hace alrededor deve “Un nombre oeupa el sitio de una cosa, ott Ss y estén coneetados el uno con el otro. ¥ asf, tetas oe tuna reproduccién vivids, presenta el hecho atémico (*) (4.0314). "A primera vista —digemos, tal como esta impresa en el apel—, Ie propsiein no parece mma zeproducién de la sell rey a la rasan aegis anda gears uta fonética (letras) parece reproducir pictorie tur fone (ere) parse sepodusn pietteamente must Bin qué consiste la cemejanta interna entre esas o siste en el hecho de que hay una regls general por la que el mésico puede extraer de la partitura una sinfonis, y de que hay una re- gle por la que se podria reconstruir la sinfonfa con el sareo de an registro fonogrésien, y eon esto de nuevo — por medio de la primera regle — construis la partitara, Y esa regla e9 la ley de proyeetiin que proyeeta la sinfonia en términos del lenguaje em ppleado por la partitura musical, Es la regla de traduceién de ese Ienguaje al lenguaje del registro fonogrético”” (4.0141). _, Aunque figueativa, “proyeeoiin’”” es palabra adecuada para apliear al proceso por medio del eval trasamos analogias pura: mente légicas. La proyeccién geométriea es el mejor ejemplo de una representacién absolutamente fiel que parece equivocada si Ro contamos con el conoeimiento de cierta zegla légiea. Un nifo () BL texto inglés dice atomic fact; el ori i cae Bre Fact; el original alemin emplea 90999999999999999999999999999999999 8 SUSANNE K, LANGER o sa denotacién; verdad y falsedad tienen la misma base para ambos tipos de proposiei6n. En una compleja estructura simbéliea — tal como una ora- idm que conecta mutuamente varios elementos por medio de un -verbo que expresa un elaborado esquema de relaciones — tenemos una “representacién légiea’” euya aplicabilidad depende de las Genotaciones de numerosas palabras y de las eonnotaciones de nu- smerosos simbolos de relacion (orden de las palabras, particulas, ‘casos, ete.), Si los nombres tienen denotaciones, la oracién es acerca. e algo; entonees, su verdad o falsedad depende de que las rela- tiones que efectivamente se mantengan entre las cosas denotailas, sean cuales fueron, ejemplifiquen loz conceptos relacionales ex- presados por la oracién ; es decir, que el esquema de cosas (0 pro- Diedades, ineideneias, ete.) denotadas sea 0 no anélogo al esquema Sintdetieo del simbolo complejo. “Hay numerosos refinamientos de l6gica que dan lugar a si- ‘tuaciones simbélicas especiales, a ambigiedades y euriosos ardi- doa matemiticos, 7 a tot la legiGn de distinciones qne Charles Peiree fué capaz de establecer. Pero las \neas primordiales de ja estructura, ldgica on todas Jas relaciones seminticas sou tas que acabemos de examinar: la eorrelacién de los signos eom sas signifieados por medio de un proceso mental seleetivo; 12 correla fin de los sfmbolos eon los conceptos y de los conceptos con las cosas, 1o cual da lugar a una relacién “‘simplificada’’ entre nom- ‘bres y cosas que se conoce como denotacién; y la asignacién de simbolos elaboradamente estructurados a cierios eguivalentes de Ja experiencia, base de toda interpretaciOn y pensamiento. fsas son, en eseneia, laa relaciones que utilizamos al entretejer Ja in trineada trama de significado que coastitaye la auténtica textura de la vida humana, cy a 4. FORMAS DISCURSIVAS ¥ FORMAS PRESENTATIVAS ‘La teoria légiea on que se basa In totalidad del presente estudio de tos simbolos es, en eseneis, la que fué postulada por Wittgens- ten on aa Zracalus Lopieo-Phlosphicus, hace alrededor deve “Un nombre oeupa el sitio de una cosa, ott Ss y estén coneetados el uno con el otro. ¥ asf, tetas oe tuna reproduccién vivids, presenta el hecho atémico (*) (4.0314). "A primera vista —digemos, tal como esta impresa en el apel—, Ie propsiein no parece mma zeproducién de la sell rey a la rasan aegis anda gears uta fonética (letras) parece reproducir pictorie tur fone (ere) parse sepodusn pietteamente must Bin qué consiste la cemejanta interna entre esas o siste en el hecho de que hay una regls general por la que el mésico puede extraer de la partitura una sinfonis, y de que hay una re- gle por la que se podria reconstruir la sinfonfa con el sareo de an registro fonogrésien, y eon esto de nuevo — por medio de la primera regle — construis la partitara, Y esa regla e9 la ley de proyeetiin que proyeeta la sinfonia en términos del lenguaje em ppleado por la partitura musical, Es la regla de traduceién de ese Ienguaje al lenguaje del registro fonogrético”” (4.0141). _, Aunque figueativa, “proyeeoiin’”” es palabra adecuada para apliear al proceso por medio del eval trasamos analogias pura: mente légicas. La proyeccién geométriea es el mejor ejemplo de una representacién absolutamente fiel que parece equivocada si Ro contamos con el conoeimiento de cierta zegla légiea. Un nifo () BL texto inglés dice atomic fact; el ori i cae Bre Fact; el original alemin emplea 90999999999999999999999999999999999 PAOD Oe oe oe eo awe oo asia a oo 98 SUSANNE K. LANGER que observa un planisferio en la proyeceién de Mereator ercerd, evidentemente, que el territorio de Groenlandia es més vesto que al de Australia; simplemente lo halla mas vasto, La proyeceién ‘utilizada no consiste en el habitual prineipio de eopiar que em- pleamos ent todas nuestros eotejos o traslaciones visuales; en eon- secuencia, el nifio, adiestrado en la rogla usual, se halla imposi- Lilitado para ‘‘ver”” de aenerdo con esta novedosa proyecciéa. Se requiere cierta habilidad para ‘‘ver"? las dimensiones respecti- vas de Groenlandia y Australia on un mapa de Mercator. Sin embargo, uma mente acostumbrada a acomodarse a le imagen proyeetada crea un habito visual apropiado. Al cabo de un tiempo, auténticamente “vemos” la cosa tal como la capta nuestro inte- Tecto. El lenguaje —nuestra més fiet © indispensable representa cin de la experiencia huimena, del mundo y sus acontecimientos, del pensamiento, de Ia vida y del iranseurso todo del tiempo— entraiia ‘una ley de proyeceién que los filésofos a veces no advier- ten, debido a lo cual nos ofrecen una interpretaciin de los ‘*he- chos’* presentados que es obvia y, no obstante, equivorada, de igual manera que la experiencia visual del niffo es obvia aunque falez cuando su juicio es engafiado por la eelada que le tiende al mapa aplanado. La transformacién que sufren los hechos cuen- do se los convierte en proposiciones consiste en que las relaciones comprendidas en ellos se convierten en. algo semejante a obje- tos, Asi, “A maté a B’” alude a un modo en que A y B estuvieron desdichadamente combinados; pero nuestra Yniea manera de ex: presar ese modo es nombrarlo; y, ;prestol, una nueva entidad — “matar’’ — parece haberse agregado al complejo de Ay B. EL suceso “reproducido”” en la proposicién sin duda implioS una sucesién de actos por parte de A y de B, pero no Ja sucesiOn que pareciera mostrar la proposiciéa, a saber: primero A, Inego ‘‘ma- tar”, después B. Sin duda, mutuamente y con respeeto al. acto de matar, A y B se hallaron en una relacién de simultancidad, Pero las palabras poseen wn orden lineal, separado y sucesivo; se engarzan une tras otra como enentas de rosario; més alla de Jos limitadisimos significados de las inflexiones — que por cierto pueden incorporarse a las palabras mismas—, no podemos hablar con manojos simulténeos de nombres. Debemos nombrar prime- ro una cosa y Iuego otra; y por convencién deben introdueirse en medio, antes o después simbolos que no son nombres, Pero estas NUEVA CLAVE DB LA FILOSOFIA 9 simbolos que ocupan soberbios lugares eit la cadena de nombres, pueden ser confundidos con nombres, en detrimento de més de ‘una teorfa metafisica. Lord Russell lamenta que no podamos construir un Ienguaje que exprese todas las relaciones mediante relaciones anélogas; en ese easo, no nos sentirfamos tentados. a interpretar equivocamente el lenguaje, como wna persona que eonoce el significado del mapa de Mereator, pero interpreta equi- ‘vocadamente 1as medidas respectivas de sus areas porque no lo hha utilizado con la frecuencia requerida para ‘ver de acuerdo con aus téminos, “‘Suponed, por asi decirlo, que el reldmpago preceda al true- no —declara Lord Russell — Para expresarlo con un lenguaje que reprodujera Sntimamente Ia estructnra de ese hecho, tendria- mos que decir, simplemente: 0, en un nivel més elevado, tas poe- sias Irieas. El objeto de une poesia liriea en que aparecen las palabras «resplandors y enubes» no es informarnos aterea de cier- tos fenémenos meteoroldgicos, sino expresar ciertos sentimientos el poeta y susciter sentimientos similares en nosotres... Las proposiciones metafisicas —al igual que las poesias Ifricas — po- seen una funcién expresiva, pero no una funeién representativa. Las proposiciones metafisicas no son mi verdaderas ni falsas, pues no aseveran nada... Pero son expresivas, al igual quo Ie risa, 1a Virica y In miisica, Bxpresan no tanto sentimientos temporarios cuanto permanentes disposiciones emotivas y volitivas’” (*). Lord Russell costione un punto de vista similar eon respecto a las metafisicas ajenas:” “No niego la importancia © valor que en su esfera propia posee el tipo de filosofia inspirado en nociones étieas —dice —. La obra ética de Spinoza, por ejemplo, tiene para mi grandisima importancia, pero lo valioso de semejante ereacién no os alguna teoria melafisica relative a la naturaleza del mundo a que pueda dar origen, ni tampoeo algo que pueda probarse o refutarse, con axgumentos. Lo valioso es la indfeacién de cierto modo nuevo de sentir con respecto al munéo y a la vida, cierto modo de sentir por medio del cual nuestra existencia propie puede adquirir en (©) Rudolf Carnep, Philosophy and Logical Syntaz; London, 1955 (ediclén alemana: Viena, 1934)! p. 28, NUEVA CLAVE DE La FILOSOFIA 108 maytr grado las caracterfstieas que dcbemos hondamente de- sear.” (°) ‘Y Wittgenstein: “La mayoria de las proposieiones y de los interrogantes for- amulados acerea de temas filoséficos no es false, sino absurda. Por Jo tanto, uo podemos responder en absoluto a interrogantes de ese tipo; a lo mas, sélo podemos indicar su insensatez. La mayoria de Jos interrogantes y de las proposieiones que enuneian los filéso- fos proviene de que no entendeimos la légica de muestro lenguaje (4.003). "Una proposicién presenta la existencia y no existencia de hhechos atémicos (4.1) "'La totalidad de las proposiciones verdaderas eonstituye ol total de le eiencia natural (o la totalidad de las ciencias natura- Jes) (4.11) ”Cuanto en definitiva puede pensarse, puede pensarse cla- yamente. Cuanto puede decirse, puede decirse claramente (4.118) () En la critica que formulan a las proposiciones metafisieas — fa saber: que tales proposiciones son, por lo comin, respuestas fa sas para interrogates falsos —, estos investigadores légicos euen- tan ean mi pleno asentimiento; los problemas de ‘‘Causa Prime. ya”, de “Unidad”, de “Substancia”” y todos los otros temas lar- gataente celebrados son insolubles, pues surgen del hecho de que atribuimos al mundo lo que realmente perteneee a la ‘“proverciéa Jégiea”” que nos permite concebirlo, y al plantear mal nuestros interrogantes ponemos en peligro nuestras respuestas. Eso 1a- nantial de confusiones ha sido revelado por los fildsofos de mes tra Epoea debido a que se interesan por las funciones y Ja natu- raleca del simbolismo, Ese descubrimiento sefala un gran ade- Ianto intelectual. Pero ello no reprueba la filosofia como tal; me ramente exige que todo problema filaséfico sea replanteado y con: eebido en forma distinta. Por ejemplo, mumerosas cuestiones que pareeian interesar a las fuentes del eonocimiento, muestran ahora volverse pareial o totalmente hacia las formas de conocimiento, o inclusive hacia. las formas de expresiOn, de simbolismo, Una vez () “Scientific Method in Philosophy”, en Mysticism and Logic; 1018p 10. flay traduecén espatla iad Mice y tea} Op. ot 104 SUSANNE K. LANGER més se ha desplazado el centro de gravedad del interés filoséfico, como tantas veces sucediera en el pasado. Hso no significa, em- pero, que ahora la gente racional ha de renuneiar a las metafisi- cas. Bl reconocimionto de la intima relacién entre simbotismo y experiencia, en el que se basa toda nuestra exitiea de los proble- mas tradicionales, es de por si una intuicim metafisica. Pues Ta metafisiea, eomo toda ooupacién floséfica, es un estadio de sign. ficados, De aqui surgen las ciencias especiales que pueden des. arzollar sus tfenieas y verifiear una por una sus proposiciones, ‘en cuanto sus conceptos iniciales son bastante laras como para permitir un tratamiento sistemético; es decir: en. evanto Ia tarea filos6fica que las respalda ha sido cumplida por lo menos a modo de ensayo, (6). La metafisiea en sf misma no es una ciencia eon presupuestes establecidos, sino que avanza'de un problema a otro ‘més bien que de una premisa a su consecuencia, Suponer que he- mos legado a la madurez plena entrafia suponer que todas “los ciencias”” al fin se hallan establecides, que el lenguaje humano te ha completado o est4.a punto de completarse, y que todo lo que nos falta para alcanzar el mayor conocimiento posible al hombre on heshos adicionales; eegiin tal eriterio, por pequetia que sea este eonocimiento, e2 todo el que jamés podremos adquirir, sista es, en esencia, la actitnd de esos investigadores de Ta légica que han explorado las fronteras del lengaaje, ‘Todo aquello que no se ajusta a la definicién téeniea que ellos ofrecieron det Jenguaje’’, no puede poseer el eardeter de expresividad simbé- ica (ai bien puede ser “‘expresivo”’ de manera sintomética). En conseeuencia, todo lo que no pueda ser “‘proyectado”” en forme Gsoursiva no es en absoluto accesible a la mente humana, y am- bieién infractuosa es todo intento de entender cualquier cose que no sea un hecho demosteable. Lo eognoseible es un dominio ela- ramente definido que se halla regido par el requisite de proyec- ‘nbilidad discursiva, Puera de ese émbito esta el inexpresable do- minio del sentimiento, de desevs y satisfacciones informes, de le experiencia inmediata, desconocida e ineomuieada por siempre jamés. Un filésofo que se orients en esa direcciin es, 0 debiere ser, wa mistico; del Ambito inefable sélo pueden comunicarse co- (#) He presentado un examen més detenido de Ia filosofia eomo madze de laa eiencias” en The Practice of Philosophy (1920); tule TT, . NU ‘A CLAVE DE La FILOSOFIA 105 sag atsurdas, pues el lenguaje, nuestra xinica seméntica posible, no apafiaré experiencias que eluden Ja forma diseursiva. Pero: la inteligencia es parroguiano muy escurridizo; si se Je cierra una puerta, encuentra —o inclusive abre — otra entrada al mundo, Si un simbolismo es inadecuado, se apodera de otro; no hay ningin deereto eterno que regule sus medios y métodos, En conseeuencia, acompatiaré a los investigadores de la l6gica hasta donde les plazea, pero no me comprometo a quedarme con ellos sin proseguir la marcha. Porque mas allé de Jos limites del lenguaje discursive existe una inexplorada posibilidad de semantica ge- muina, Ese ‘(més alld” légico que Wittgenstein juzge ‘imposible de articular”, es considerado por Russell y por Carnap como la es- fera de experiencia subjetiva, emocién, sentimiento y deseo, de la eual 6lo nos egan sintomas en forma de fantasias metatisicas 0 artfstieas. Dichos investigadores relegan el estudio de tales pro- duetos a la psicologia, no a la seméintica. ¥ éste es el punto en que estoy en completo desaeuerdo eon ellos. Cusnda Carnap habla de “exclamaciones como «Oh, oh!» 0, en tin nivel mis elevado, las vocwiaa Hrieas”’, sélo me es dable ver wt tolal frueaso en la com- prensién de un distingo fundamental. ;Por qué babriamos de griter nuestros sentimientos en niveles tan elevados que cual- quier persona pensarfa que estébamos hablando? (*). Evidente- mente, la poesia significa algo més que un grito; cuenta con la razin pare ser articnlada; y la metafisiea es algo mis que el ron- roneo con que pedriamos acurruearnos ante el mundo en eémoda posture. Aqui, estamos en presencia de simbolos, y lo que expre- sana menado es sumamente intelectual. Solo que la forma y fun- cidn de tales simbolismos no es la que indagan los investigadores de Ie légica con el rétulo de “lenguaje’”. ‘Tal eomo lo descubrie- ron ciertos tilésofos —Schopenhauer, Cassirer, Delacrois, Dewey, ‘Whitehead y algunos otros.— el territorio de la seméntica es mis emmplio que el campo abereado por el lenguaje; pero, para nos- ‘otros, se halla bloqueado por los preceptos fundamentales de la guoseologia corriente que acabamos de di Esas dos suposiciones bésicas se hallen intimamente relacic- (®) CE Urban, Languoge and Reality, p. 164. H. espefila. ae 29990.2999999999999999 2299 29999999999 NVVIDIAVAAVIDAD IA SVADIAAIDIIAIDIIADIIIANAYD 06 SUSANNE BK. LANGER nadas la tna con la otra: 1) que el Lenguaje ('°) es et tenion medio ‘de articular el pensamionto, y 2) que todo lo que no sea pensa- miento articulable, es sontimiento, Estin unidas porque todo pen- sar auténtico ¢s simbélico, y por lo tanto los limites del medio ex- presivo empleado son, en realidad, los limites de nuestros poderes ‘eonceptuales. Mas alld de ellos s6lo podemos tener eiegos senti- mientos que no registran ni comuican nada, pero que deben des- cargarse por medio de la accién o de la expresién propia, mediante igestos, eXelamaciones u otras demostreciones impulsivas, Pero si consideramos enén diffeil es construir ua lenguaje significative acorde con las normas neopositivistas, resulta por eompleto inerefble que las personas, en modo alguno, digan algo © que mutuamente comprendan sus proposiciones. A lo sumo, el ‘pensamiento humano es apenas una diminuta insula delimitada por 1a gramitica, en medio de un piélago de sentimientos ex- ‘presados mediante ‘*jOb, ch!” y meros balbueeos. Quizé Ta Sn- sula tenga una periferia de fango: eonceptos reales 0 hipotéticos fue las mareas emotivas han desmenuzede hasta convertir en 1a “"modalidad material’”, mezela de significado y absurdo. La ma- yoria de nosotros vive gran parte de sn vida en este lodazal; pero fen nuestros estados animicos de indole artistica, nos internamos fen alla azx, por donde vamos dando manotones para santener- ‘nos @ flote con el auxilio de exclamaciones sintométicas que sue- ‘aan a proposiciones sobre la vida y sobre la muerte, sobre el bien el mal, sobre la gubstancia, 1a belleza y otros temas que care- fen de existencia, ‘En tanto consideremos que s6lo el pensamiento cientifico y ‘material’? (o semicientifieo) son realmente cognoscitivos del ‘mundo, perduraré esa imagen peculiar de la vida mental. Y en tanto admitamos que s6lo et simbolismo discwrsivo os portador de ideas, ol “pensamiento’? en este sentido restringido deberé ser ‘considerado nuestra tinica actividad intelectual. Bsta actividad co- mienza y termina eon el lengeaje; sin el concurso, por lo menos, de In gramitica cientifica, la concepeién debe resultar imposible ‘Una toorfa que entrafia conseenencias tan peculiares es, en sf ‘misma, un temperamento sospechoso, Pero el error que importa (0) Enetuyendo, por supuesto, sus refinamientos en los. simbo- lismos matemticos y elentificos, y sus aproximacfones por medio de _gestes, jeroglificos 0 gratfices s NUEVA CLAVE DE LA FILOSQFIA 107 ‘no reside en sm razonamiento, sino en la, premisa que fundamenta esa doctrina, a saber: que todo simbolisimo articulado es diseursi- yo. Segiin Lord Tassell ha planteado el asunto con su habitual cexactitud y franquesa, “‘evidentemente, cualquier cosa que pueda ecirse en un lenguaje flexionado puede decirse én un lenguaje sin flexiones: por lo tanto, todo lo que puede decinse por medio del leiguaje puede expresarse con ayuda de una serie temporal de palabras sin flexiones. Bso pone un limite a lo que puede ex- presarse con palabras. Puede muy bien sneeder que haya hechos que no se presten a este esquema simplisimo; si asi sucede, no pueden expresarse por medio del lenguaje, Nuestra confianza en el Ienguaje se debe al hecho de que éste.., comparte Ia estrue- tara del mundo fisica, y puede expresar, en consecuencia, esa estructura. Pero si existiera un mundo que no fuese fisico 0 que xno se hallase en el espacio-tiempo, posiblemente contarfa eon una astructura que no podriamos jamés tener la esperanza de expre- sar 0 conoeer.... Quiz por este motivo sabemos tanta fisiea y tan poeo de todo lo demas” (), Ahora bien, yo no ereo que exista “‘un mundo que no sea fisieo o que no se halle en el espacto-tiempo”", nero si ereo que ven este espacio-tiempo en gue se halla el mundo fisico de nuestra experiencia existen cosas que no se acomodan al esquema grams- tical de expreiién, Pero no eon, necesariamente, asuntos oscars, inconeebibles y misticos; simplemente, son, enestiones que necesi- tan coneabirse por medio de cierto esquema simbélico diferente del lenguaje diseursivo. ¥ para demestrar que semejante esquema no discursivo es posite, silo necesitamos pasar revista a los re- 4quisitos l6gieos a que debe ajustarse cualquier estructura simbé- Jica, sea la que fuere, Hl Ienguaje no es, en modo alguno, nuestro “inico producto artionlado. Nuestra més rodimentaria experiencia sensorial es un pro- eso de formudacién, EI mundo que nuestros sentidos realment enearan no es um mundo de '‘eosas”, acorea de las cuales se nos invita a descubrir hechos taa pronto como hemos sistematizado cl Ienguaje légico necesario para obzar asi; el mundo de la para ssensacién es tan complejo, tan fide y pleno que la mara sensi Pilidad a los esti fa lo que William James (02) Philosophy, p- 265. 108 SUSANNE K. LANGER Hand (con una de sus frases careeteristicas) ‘une bullente y al- borotada confusién””. Si ecaso han de proporeionarnos un informe aoerea de las cosas y no meras sensaciones dispersas, nmestros 6r- ‘ganos sensoriales deben extraer de este caos ciertas formas pre- dominantes. La vista y el ofdo deben poser su Iigiea: sus ‘‘ea- tegorias de entendimiento””, si gustéis del giro kantiano, 0 sa ‘Gmaginacién primaria”, segin la denominacién que Coleridge da al mismo coneepto (*#), Un objeto no es un dato, sino mia forma construfda por el érgano sensitive ¢ inteligente, una forma que al mismo tiempo es una cosa individual percibida y un sfm- bolo apropiado para el concepto de alla, para ese tipo de cosa. ‘A semejanza de lo que sucede con los eentros nerviosos s0- periores con que claboramos Ia Iégiea y le matemétiea, parece que fs propia de nuestro aparato receptor la tendeacia a organizar el dmbito sensorio en grupos y esquemas de datos sensoriales, a pereibir formas més bien que un flujo de impresiones tuminosas Pero esta captacién inconsciente de formas es la rata primitive de toda abstraccién, 1a que a su tex es principio fundamental de Ja racionelidad; en conseouencia, parecerfa que las condiciones de la racionalidad arraigan hondamente en muestra pura expe- riencia animal: en umestra eapacidad de pereibir; en las fun- ciones de nuestra vista, de muestro ofdo y de nuestro tacto, La vide mental comienza con nuestra constitneién fisiolégica. Una breve reflexién nos demuestra que, questo que ninguna expe- riencia ss produce més de una vez, les lamadas experiencias “re- petidas’? en realidad son sucesos andlogos que eoneuerdan em una forma abstrafde en la primera oportunidad. La familiarided no eg més que In eualidad de concordar de manera precisa con la forma de une experiencia previa. Greo que nuestro inveterado habito de substaneializar impresiones, de ver cosas y no datos rensoriales, se funda en el hecho de que pronta ¢ inconseiente- ‘mente abstraemos una forma de tode experiencia sensoria, y de ‘que ctilamos esa forma para coneebir la experiencia como um toda, como una *eosa”. Por sublimes que seam las alturas que pueda aleansar, la men- (2) Una excelente diseusiin de la filesotie do Coleridge puede hallarse ex Skopticiom ond Poetry de D. G. James (Landon, 1987), Hibro que bien vale la pena leerse en relacién con el presente capitulo. NUEVA CLAVE DE La FILOSOFIA 109 te huména s6lo puede funeionas con Ids Srganos que pose y sogén las funeiones' peculiares de diehos Srganos. Ojos que nunca vieron Zormas, jands podrin proporefonar émdgenes ala mente ofdos que nunca eseucharon sonidos articulados, jamés podrén abrir la mente a las palabras. Bn resumen, si par excellence 0 facran reveptéeulos de siynifieado, los datos sonsoriales resulta- ian indtiles para un mente cuya actividad sea ‘‘nn proceso sim- bélieo de cabo a rabo””. Poro segiin demostraron las considers. eriores, el significado escncialmente va a enriquecer ‘A mienos que los psiedlogos de la Gestalé tengan razin enando afirman que en la Gestaltung se halla la autSntica natu. raleza de la persepelén, no comprendo cémo podria resolverse Y¥ superame 18 brecha que hay entre pereepeién y conecpeién, entre érgano sensorisl y organo mental, entre estimulo eadtieo y reaceién légiea. Gna mente que trabaja, por sobre todo, con sig- rnifieados, debe poseer rganos que la provean, por sobre todo, de formas, El sistema nervioso ep el Grgano de 1a mente; su centro es al cereine, sus extremes log Organon senscrales; y euslgnier fun dm caracteristiea que dicho sistema pueda poser, debe regi Ja actividad de todas sus partes. En otras Dalabras ‘a ve que el forgaeo mundo exterior se pone en contacto eon nuestro més remoto y pequeitisimo receptor, la actividad de nuestros sen- tidos os “‘mental”” no s6lo cuando lega al cerebro sino en su origen mimo, Toda sensibilidad Heva el sello de la actividad menial. Por ejemplo, ‘ver’? no es un proceso pasivo per medio del cual se almacenan impresiones sin sentido para que luego Jas utiliee una mente organizadora que con esos datos amorfos eoustraye formas que Ie sirven para sus propios propésites. El eto de “ver” es de por sf un proceso de formulacién; nuestra compronsién del muado exterior comienza en los ojos (). (02) Para una exposicin genssal de In teorla de In Gestalt, véa- ghia, Miles Gaal Peydioy: New “ore aera, ay teaduclen spat: Facog defo formed. Bo all waee, evibimos eate significative fragmento: ie & mete, In origin! orgoniaclon y aegregesin do con Jontr ezeaneripie 1o"gie putmlte que al mondo sereorio'aparesa nie el adulto tan pletaandoimbutds pero en st cada sigue is 999 99999999929999999999999999999999 7 4 NAIDIVAIDIANANDIAADADNANAN I 949949.9.99999999 0. SUSANNE K. LANGER Bota intuicidn de caréeter psicolégiea que debemos a Ia es- euela de Wertheimer, Kohler y Koffka, si la enearamos seria mente, ontraiia consecuencias filoséficas de largo aleance pues jntroduce la racionalidad en procesos eonsiderados habitualmento preracionales y sefiala la existencia de formas —es. decir, de posible maierial simbélico — @ un nivel donde sin duda Ia acti- vidad simbélica name fué. buscada. por guoseslogo alguno, Le sta 7 el ofdo hacen sus propias abstracciones, y en consecuen- Ue Sidletninan sug tonnes pecuiares do conespeidn. Pero esas formas son derivadas, exactamente, del mismo mundo que pro- porciona las formas del todo diferentes conocidas por Ta, fisica. En verdad, no existe cosa semejante a la forma del mundo “real”; ‘un esquema que puede hallarse en dicho mundo es la fisiea, ¥ ‘otro es la ‘‘apariencia”” o esquema de las cosas con sus cualidades F earaoteres. Por cierto, una construccién puede excluir la otra; pero sostener que le concistencia y universalidad de una despres- tigia a la otra motejindola de falon es una equivocacién, EI hecho de que un andlisis fisico no se apoye en la instauracién final Ge “‘cualidades”’ irreduetibles no contradice la cireunstancia. de ‘gue en el mundo real haya cosas rojas, azules o verdes, Inimedas, Oleaginosas 0 seves, Llores fraganteo x euperficies brillantes. Bs0s Coneepins de Ia “'mnodalidad material’ no son, en absolute, acer- tamientos. a nociones ‘fisieas’”. Los eonceptos fisicos deben su origen y desarrollo a la aplicacién de las matemdticas al mundo 'y las mateméticas jamés — ni aun en el comien- de las “eases”, y a — toman a jas cualidades de los objetos. Miden sus paren, yore BO tos — triangularided, sroporeiones, pero nunca enearan sus concep venlaridad, ete. —- como cualidades que en tal y fat medida po- Gnfan convertirge en ingredientes de ciertos objetos. Aun enando ineamientos trazados por la, organizacién natural, Habitualments, jenetra en conjumtos sezregads. . 7 Penetonde la sformas eaisie originariamente, adquiere un signifi- ‘cado cop mucha facilidad, Pero aqui se da primeramente un conjanto fad0 coors, ¥ Inego un significado ese desliza en éla, Que el signi Rade origina ‘autométicamente una forma donde no hsbo ninguna de antemano, por lo que yo £6 no ha sido demostrado experimentalmente fen ningim caco singular.” (P. 208.) Vense también Max Wertheimer, Drei Abhandlungen sur Gestalt- theorie (Barlangen, 1925) y Kurt Kotfka, Principles of Gestalt Peycho- egy (London, 1935). NUEVA CLAVE DB LA FILOSOFiA ut unt pista de carreras eliptica pueda aproximarss a un efzealo, no ser mojorada por la adicién de mayor circularidad. En cam. bio, el vino que no es bastante dulee necesita mayor endulca- miento, y a la pintura que no es bastante brillante se le agrega un ingrediente de mayor blaneura o ‘mayor eolor. El mando de Ja fisiea os, en esencia, el mundo. real interpretado por las abs- traceiones mateméticas, y el mundo de los sentidos es el mundo real interpretado por las absiraeciones que proporcionan, inme- diatamente los rganos sensoriales. Suponer que la “‘modalidad material’? es un esfuerzo primitivo y vacilante de coneepoién fisiea, entrafia en gnoseslogia un fatal error, porque ello excluye. todo. inter8s por los desarrollos de que es capaz la concepcién sensitiva y por Ios empleos intelectuales hacia los que podrie ser orientada, Esos empleos inteleetuales se encuentran en un émbito que: habitualmente contiene una cifaga de desaliento para al fil sofo que, por ser demasiado honesto, se aventura en él a pesar de que reahaente no conoce ningim sendezo. que orille su treme- dal, Bs el Ambito de ta ‘intuicién”, del “significado més hon- do”, de la “verdad artistica”, de la ‘“penetraciin”, ete. {Por cierto, un costor de apariensias demasiado peligrosas para quo se interne en él un espfritu racional! Creo que hasta la fecha toda gnoseologfa. seria que haya considerado que la vida mental es mas amplia que la razén discursiva y haya hecho concesiones a la “‘penetracién”” 0 “‘intuicién”, al obrar ast capitulé ante Ta irracionalidad, ante el misticismo ¢ irracionalismo. Salvo la no- table excepcién de L. A, Reid en el capftulo final de Knowledge and Truth (donde se admiten los hechos de la concepeién no~ proposicional de un modo que parece invitar al andtisis l6gieo més bbien que excluirlo), toda excursién més allé del pensamaiento pro- posicional ha dejado a un lado por completo el pensamiento y postulado oferta recéndita alma de puro sentimiento que se ha- arfa en contacto directo con una realidad que no es posible simbolizar, ni enfoear, ni eomuniear. ‘Las abstracciones hechas por el ofdo y la vista — las formas. de pereepeién directa— son muestros instr gencia més primitives. Son materiales simbélicos, me Pleados para la compreusiéa, con cayo auxilio aprehendemos wn mundo de cosas y de acontecimientos que son las historias de las cosas, La fencién primordial que eumplen consiste en proveer a2 SUSANNE K, LANGER tales eoneepeiones. Nuestros érganos sensoriales realizan ous ab. jones habitnales e ineonscientes en beneficio de esta funciéu “cositicadora”® (#4) subyacente en el ordinario reconocimiento de objetos, en el conocimiento de sefales, palabras, melodfas, lu- ares, y en la posibilidad de clasifiear tales cosas del mando ex- terior aegin su especie respectiva. Reconocemos los elementos de ese analisis sensible en todos los tipos de combinaciéa; podemos uuilizarlos imeginativamente, para eoncebir cambios presumibles de escenas familiares. ‘Las formas visuales —lineas, colores, proporciones, ete, — tienen tanta capacidad de articulacién (es decir, de combinaci6n compleja) cuanta tienen les palabras, Pero las leyes que rigen este tipo de articulacién son completamente distintas de las le- ‘you de sintaxis que rigen el lengnaje. La diferencia primordial consiste en que las formas visuales no son discursivas. No pre- sentan sus ingredientes de manera sucesiva sino simulténes, de modo que las relaciones que determinan una estructura visual son captadas en un solo acto de viola. En eonsecueneia, su plejidad, a diferencia de la complejidad del diseurso, io se halle Himitada’ por lo que la mente puede retener desde el eomienso ‘hasta el fin de un soto de percepeién mental, Naturalmente, esta restriceién impuesta al diseurso fija limites para ln complejidad ‘de las ideas expresadas por medio del habla, Una idea que con- tenga demasiadas partes detalladas aunque cstrechamente eonee- tadas, demasiadas relaciones dentro de las relaciones, no puede “‘proyectarse”” en forma diseursiva; resulta demasiado sutil para el habla. Por lo tanto, una teoria de la mente sujeta al lenguaje fexeluye tal idea del Smbito del entendimiento y del dominio del ‘conocimiento. Pero el simbolismo proporeionado por nuestra apreviaci6x puramente sensoria de formes es un simbolismo no-discursiva que fe adapta peculiarmente bien a la expresiGn de ideas que desaffan Ja, “proyeceién’” lingiifstios, Su funcién primaria — eonceptua- lizar el Hlujo de senznciones y proporeionarnes cosas conerelas eit Ingar de colores y ruidos caleidoseépieos — es, de por sf, un ofi- (9) El texto inglés emplea zeifying, del verbo veify compuesto sobre el voeablo iatino ree, 'eosa”; literalmente: ‘que eonvierte men- aslmente en cosa”. (N. dst 7.) “NUEVA CLAVE DE LA FILOSOFIA ug cio que’no pede reemplazer ningiin pensamiento originado en el lenguaje, La comprensién del espacio, que tenemos gracias a ja visia j al tacto, nunea podria desarvollarse en todes sus de- falles y éxactitnd mediante un conocimiento diseursivo de la geo- ‘metria. En primer lugar, la naturaleza nos habla a través de nuestros sentidos; las formas y evalidades que distinguimos, re- cordamos, imaginamos 0 reconocemos.son sfmbolos de entidades ‘que rebasan y sobreviven a nuestra experiencia momenténea. Ade- més, 1o3 mismos simbolos — cualidades, Iineas, ritmos— pueden ‘mostrarse en inaumerables presentaciones; son ebstrafbles y com- Dinatorios, Ea conseeuencia, resulta por entero natural que los Filésofos que han advertido el carcter simbético de los Hamados “datos sensoriales”, en especial en sus usos muy elaborados del arte y de la ciencia, con frecuencia hablen de un ‘‘lenguaje”” de Jo3 seatides, de un ‘lenguaje’ de los tonos musicales, de los colores, ete. Sin embargo, ese modo de hablar es muy engafioso, El le guaje es una modalidad de expresién peculiar, y no se puede ap! car ese rétnlo e toda especie de seméntica; al generalizar desde al simbolismo lingiifatico hasta semejante simbolismo, com mneha facilidad Megamos a concebir equivocadamente todos los demés ‘ipos y a pasar por alto sus rasgos més interesantes, Quizé con- vendria considerar aqui las caracterfsticas més importantes del verdadero Ienguaje 0 discurso. En primer término, todo lenguaje posee un vocabulario y wna sinfaais, Sus elementos son palabras con significados esta- Dlecidos, De acuerdo con las reglas de Ia sintaxis, eon dichas pa- Tnbras pueden constrvirse simbolos compuestos dotados de nuevos significados resultantes. ‘Bn sogundo Ingar, en un Ienguaje, ciertas palabras equivalen a combinaciones fntegras de otras palabras, de manera que la mayoria de los signifiesdos puede expresarse de varios inodos diferentes. Eso permite definir los signifieados de las palabras aislades fundamentales, es decir, componer un diccionario. En texeer lugar, puede haber palabras intereambiables para al misrao significado, Cuando dos individuos usan sistemética- mente palebras diferentes para casi todas las cosas, se dice que hablan idiomas distintos. Pero los dos idiomas son. aproximada- mente equivalentes; con un pequefio artificio — una ceasional substitncién de una sola palabra por una frase, ete. —, las pro- 99999999999999999999999999999999999 VIVVIIDIA9NIAAAAADIADAANIIIAINIIIAIINANIANANNADYD ue SUSANNE K. LANGER posiciones enumeiadas por ima persoua en su sistema pueden ser tradwoidas al sistema eonvencional de la otra persona. Consideremos ahora el tipo més corriente de shmbolo no-di eursivo: la reproduecidn pictériea. AI igual que el lenguaje, se ‘compone de elementos que respectivamente representan diversos ingredientes del objeto; pero esos elementos no son unidades do- tadas de significados independientes. Las éreas de luz y de som- bbra que componen wn retrato —ypor ejemplo, una fotografia en si mismas carecen de significado, Si estuvieran aisladas, sim- plemente las considerarfamos manchas. No obstante, son, ficles representaciones de elementos visuales que componen el objeto visual. Sin embargo, no representan, uno por uno, esos elementos que tienen nombres; no existe una mancha para la naviz, otta para la hoca, ete.; sus trazos, reunidos en combinaciones eomple- tamente indeseriptibles, comtnican una imagen total en que es posible sefialar rasgos que pueden mombrarse. Las gradaciones de Ine y de sombra no pueden enumerarse, Tampoco es posible relacionar dichas gradaciones, una por una, eon partes 0 carac- teristicas por euyo intermedio podrfamos deseribir la persona que sirvié de modelo para el retrato. Los ‘‘elementos”” que la edmara fotogréfica registra no son los ‘‘elementos”” que registra el len- guaje. Son mil veces més numerosos. Por esta raz6a, la correspon- deneia entre una deseripeién verbal y un objeto munca podra ser tan estrecha como ia que existe entre ese objeto y su fotografia. Captado por el ojo inteligente de una sola vez, inerefble es el candal de detalles y de informaciones que ofrece el retrato, en cf que no debemos detenernos para interpretar significados verha- les. Por ese motivo, en los pasaportes y en los ficheros de delin- cnenies se utiliza ma fotografia en lugar de uma deseripeiéa, Evidentemente, un simbolismo que comprende tantos ele ‘mentos, tan mltiples relaciones, no puede desmenuzarse en um dades clementales. Bs imposible hallar el ms poquefio simbolo independiente y reconocer su identidad cuando la misma unidad apareee en otros contextos. Por Io tanto, la fotografia carece de vocabulario. Lo mismo es verdad evidente con respecto a la pin- tara, al dibujo, ete, Naturslmente, existe una tGenica para repro- aucir objetos pictéricamente, pero la ley que gobierna dicha tée- nica no puede, con propiedad, denominarse “sintaxis”, ya que no hay elementos que puedan lamarse, metaféricamente, las “pa labras”” del retrato, NUEVA CLAVE DE LA FILOSOFtA 15 Puesto que no contamos: eon palabras, no puede existir un diccionario que explique los significados de lineas, sombras w oires elenientos de la téeniea pictériea. En una pintura, se puede extraer perfectamente alguna linea —digamos, una curva que sirve para representar un elemento memorable —; pero en oto Jugar, la misma curva tendria un signifieado ‘completamente Giferente. Fuera do su contexto, earece de un significado esta- Dlecido. Asimismo, tampoeo existe complejo algano de otros ele- mentos que sea equivalete de dicho elemento aislado, asf como #242” equivale a '‘4”. Los simbolos no-disewrsivos no pueden, ser definidos por medio de otros simabolos de su misma especie, ‘como pueden serlo los simbolos diseursivos. Sino puede haber un diccionario de definiciones, natural- mente tampoco tenemos un diccionario de traducciones. Bxisten diferentes medios que pueden emplearse para la representacién ‘grdfica, pero entre ss elementos respectivos no es posible esta- Dlecer ima corzelacién reeiproca, tal como se da en los idiomas “chienmperro”’, “moi=m{”, elt, No existe una clave estable- cida para tradueir Ia escultura en términos de pintura, 0 «l di- bujo en términos de acuarela, porque le equivalencia.deseansa ‘en au comin referencia total, no en menudas equivalencias de cada tuna de sus partes, Lal como sucede en una traduccion literal. Ademés, el simbotismo verbal, a diferencia de las especies no-discursivas primordialmente posee wna referencia general. S6- Jo la convencién puede asignar un nombre propio; y, por lo tanto, no hay modo de impedir que alguna otra convencién asigne el mismo nombre propio a diferente individuo. A un nifio lo pode- ‘mos denominar de manera tan extravagante como queramos; sin ‘embargo, no podemos garantizar que ningiin otro nifio recibir jamas ese nombre. Una descripeién puede concordar exactamente ‘on una escena, pero requiere cierto nombre propio conocido para que sin ugar a ninguna duda se refiera a un Tugar y sélo a un Tagar. Cuando los nombres de personas y de Ingares son callados, no podemos probar que wm discurso ge refiere — no meramente que te aplica— a una determinada eireunstancia hist6riea. En la modalidad no-diseursiva que hable directamente a los sentidos, empero, no hay generelidad intrinseea alguna. En primer térmi- no y por sobre todo, es una presentacién directa de un objeto individual. Una pintura, si ha de admitir varios significados, tiene que ser esquematizada, Bn sf misma, s6lo representa un énieo ob- us SUSANNE X. LANGER jeto, que puede ser real o imaginario pero que, de todos modos, sigue siendo nico, La definieién de un tridngulo eoneuerda con Jos trigngulos en general, pero un dibujo siempre presenta un ‘tridmgulo de especie y dimensin-determinadas. A fin de conce- bir la triangularidad, debemos abstraer del significado impartido. Sin ayuda de Jas palabras, ese generalizaciéu, aun si fuera po- sible, resulta ciertamente ineomunicable. Resulta, entonces, que a pesar de que frecuentemente se suele aludir a los diferentes medios empleados para Ia representaciOn nocverbal como a ‘‘lenguajes’? distintos, éa es en realidad una terminologia imprecisa. Un sentido estricto, el Tenguaje es esen- cialmente disoursivo; posee unidades permanentes de significado que pueden combinarse en unidades més vastas; posee equiva- Jencias establecidas que posibiliten la definicidn y In traduceién ; ‘ademés, como sas connotaciones son generales, ol Ienguaje exige ‘actos no-verbales —ya sean seiales indieadoras, miradas in- flexiones enféticas de Ia vor — para asignar denotaciones espe- ‘ifieas a sus términos. En todos estos earacteres conspicuos, se Giferencia del simbolismo sin palabras que ¢5 no-discursivo ¢ Sntraduetible, que no admito definicionca dentro do ou propio sistema ni puede comuniear generalidades directamente. Los sig- nifieados proporeionados @ través del lenguaje son entendidos soeesivamente y renidos en un conjunto por medio del proceso Vamado diseurso; los signifieades de todos los otros elementos simibélicos que componen un sfmbolo artieulado mas vasto silo son comprendidos a través del significado del conjunto, a través, de las relaciones que dichos significados iantienen dentro de Ja estructura total, El hecho misiao de que funefonen como sito- olos depende de Ja cireunstancia de que estén implicados en ‘una presentacién simulténea ¢ integral. Ese tipo de semintica puede denomninarse “‘simbolismo presenéativo”’, a fin de carae- terizar su diferencia esencial eon respecto al simbolismo diseur- sivo 0 ‘lenguaje”” propismente dicho ('*). 5) Conviene destacar agui gue el “lengnaje pletérieo” —que ‘ulllkia roprecontacionzs gréficas separedas en lugar de palabras — es un slmbolismo discursivo, si bien cada “‘palebra” es un simbolo re- prosontativo; cabe aeFaler, por otra parte, que todos los eédiges — pe Gjemplo, Jos’ gestos convencionales do los sordo-mudos y las. comuni- eaciones por medio de tambores que emplean (ribus de Africa — soa Sistemas diseursivos, NUEVA CLAVE DE-LA FILOSoFiA at BI hecho de reconocer el simbolismo presentativo como normal y corriente vehiculo de significado extiende nuestra concepoiin de la racionalidad mucho més allé de sus Limites tradicionales, si bien nunca quiebra sus eompromisos con la légiea, en el més estrieto sentido. Dondequiera que opere un simbolo, existe un significado; y reefprocamente, diferentes clases de experiencia —digamos: razén, intuicién, valuacién — eorresponden a dife- rentes tipos de mediacién simbélice. Ningfin simbolo est exento del oficio de formulacién légica, de conceptuatiear lo que comu- nica; par simple o vasto que sea su sentido, este sentido es un significado y, por lo tanto, un elemento de comprensién, Tal reflexién nos invita @ atacar de nuevo, y con expectativas abso- Intamente diferentes, todo el problema de las fronteras de la razin, de la tan diseutida vide. del sentimiento y de los grandes temas disputados del hecho y la verdad, del conocimiento y ta sabidurfa, de la ciencig y el arte. Introduce en el rea de la ra- 36n gran parte de lo que tradicionalmente ha sido relegado a la “eniceiéa”? 0 a esas profundidades exepuseulares de la meute don- e se supone que macen Tas ‘‘intuieiones’” —sin la porteria de les eimbolos, sin adectado proceso del pensamiento — para lenar Jos huecos que hay en el edificio del juicio disenrsivo o ‘‘racional”” Los materiales simbétioos dados a nuestros sentidos — las Gesialien 0 formas pereeptivas fundamentales que nos invitan a sanizar ¢} pandemonio de impresién pura en un mundo de cosas y de.eireunstancias — pertenecen al orden “‘presentativo”’. Pro- orcionan lag abstracciones en enyos véeminos se entiende la experiencia sensorial ordinavie (**). La comprensién de esa especie se refleja direetamente en el esquema de renceién fisica, impulso ¢ inctinto. En consecuencia, el orden de las formas perceptivas ino puede ser un principio posible de simbolizacién y, por lo 5) Kant ereia que los prinefpios de esa formulacién eran pro- yistos por una facultad de la mente a le que denominaba Verstand; ero su delimitecién, un tanto dogmatiea, del émbito del conoeimiento abjarto a la Verstand y Ia cireunstancia de que considerara las formas engendradas por ia mente mas bien como constitutivas de la experiencia ‘que como snierpretativas (lal como deben ser los prineiplos), lmpldio ‘que los investizadores de In Végiea tomaren seriamente tales formas come posibles mocanismos de Ia raz6n. Se mantavieron files a las formes de Vernunft que son, en términos genereles, les formas del 19995999 099999999999999999999999999 SVANADIVIINIINIVIIAIAD NVAIAVDOAADAADAAAIIAY us SUSANNE K. LANGER tanto, Ia concepeién, expresién y eaptacién de la vida impulsiva, instintiva y sensible? gNo puede un_simbolismo no-diseursivo Ge lus, color 0 tonalidad ser emunciativo de esa vida? Y_acaso algo similar pueda decirse del conocimiento “‘intuitivo’’, que Bergson exalta por encima de todo conocimiento racional debido ‘8 que supone que no ha sido arbitrado por ningdn simbolo enun- ciativo (y, por lo tanto, deformador) (*). ¢No es posible a este conocimiento que menciona Bergson sea de por si enteramente racional aunque no haya de conesbirse a través del lenguaje, que sea tin producto de ese simbolismo presentative que la mente eapta ‘onun destello y que preserva en'una disposicién o una actitud? ‘Aunque desacostumbrada, y por ende wn tanto dificil, esta hipétesis me parece digna de exemen, Pues, completamente al margen de todas las enestiones acerea de la autenticidad del co- nocimiento intuitive, heredado 0 inspirado, a propésito del cual no deseo sutilizar, Ia idea misma de wna fuente no-racional de cualquier conocimiento deforma el concepto de 2 mente como 6r- yno do entendimiento. “La capacidad do la razén es, simple- monte, la eapacidad de 1s mente toda en su més'plena extensién y aleance"’, dice el profesor Creighton en un enfayo que intenté dotenor Ja gran ola do irtacianatisma y emocionelismo desatada Gospués de la primera guerra mundial (#2). Me parece que eea remiss es basiea on todo estudio de la mentalidad. La raciona- Tidad es la esencia de la mente, y la transformacién simbétien es discarso, El iismo Kant exaltsba la Vermunft como gloria y don espe- tial del hombre, Cuando una gnoseologia dél medio empleado y del Signifieads comenz6 a desplazar a la anterior gnoseologia de per eepeién y eoncepeién, las Verstandesformen kantianas, en su papel Qe ingrediontes ‘concoptualer de los fendmenos, fueron amontonadas Sento con las docerinas metafisiess de Kant y quedaron eclipsadss por intzreses “metaléricos?. (9) Véase: Henri Bergson, La pensée ot le mowvant (Paris, 41934), especialiente los ensayos 1 (“De la position des. problemes”) y IV (Lintuition philosophique”) ; también sus Essai sur les données Jrmadiaies de la comacicnce (1889) @ Introduction to Metaphysics (New ‘York, G. B. Putnam's Sons, 1912). (De estos dos ultimes trabajos de Bergson, hay traduecién espafiola titulada Bnseyo sobre los dates inmediases de la conciencia e Introdueciin a [a metafisiea.} (15) J. E. Creighton, “Reason and Feeling”, Philosophical Review, XXX (1921), 8: 465-481, Vésso lap. 469, \ NUEVA CLAVE DE LA FILOSOPLA i «gu proceso elemental ; por lo tanto, es un error fundamental admi- firla sélo en el fenémeno de razonamiento explicito y sistemético, Bste es ua producto maduro y precario. La rasionalidad, empero, esté ineluida en todo acto mental, no s6lo cuando la mente se halla ‘‘en su més plena extensién y aloance”, Tmpregna tanto las actividades periférieas del sistema nervioso humano cuanto Ins funeiones de la corteza cerebral. “Los hechos de la percepeién y de la memoria se mantienen e6lo en la medida en qi enentan con intermediarios y de tal ma- era adquieren significacin més allé de su mera existencia sis- Tnda... Lo que de cualquier modo cae en el Ambito dé la expe- rieneia, participa de la forma racional de Ja mente, Como conte nido mental, cualquier parte de la existencia es algo mas que una mpresién particular que s6lo posee los atributos de 1a existencia, Una ver admitida en la vida del pensamiento, participa de su rnaturaleza légiea y se mueve en el plano de la universalidad ... "A menos que la mente sea, en prineipio, la expresién de Ja ragén, por muy s6lidamente que se afirme le unidad e integridad do la'mente, cea unidad aflo os verbal. Pues puede demostrarse {que todos los intentos de hacer comprensible la unidad de la vids alégico no logran,camplir st propésito” (#), ‘El penetrante articulito del profesor Creighton se. titals “Reagon and Feeling” (‘Razin y sentimiento””]. Su tesis pri- mordial consiste en que si hay algo en nuestra vida mental ade- ifs de Ja *raz6n’”? — término con el que, naturalmente, se alude al pentamiento discursive —, ello no puede ser un factor alégieo, sino que, en esencia, también debe ser cognoseitivo; y puesto que Ja nica alternativa de esta raz6n es el sentimiento (el autor no ‘pone en duda ese axioma gnoseolégico), entonces el sentimiento mismo debe participar de algin modo en el eonocimiento y en 1a comprensi ‘Todo esto puede darse por sentado. La posicién esta bien fundada, Pero el problema crucial sélo se halla, insinuado; ese ‘problema se encuentra éompendiado en el gire ‘de algun modo’. }Precisamonte, de qué modo los sentimientos pueden conecbirse ‘eomo posibles ingredientes de la racionalidad? No se nos ofrece pp. 470-872. 120 SUSANNE K. LANGER ‘una respuesta, pero en cambio se nos proporciona un gencroso indiejo que @ la luz de una teorfa més amplia del simbolismo apun- ta hacia una explicaciéa. “Bn el desarrollo de la mente —alirma el profesor Creigh- ton—, el sentimiento no permanece como un elemento estéticn, de forma y contenido constantes en todos los niveles, sino que .. se transforma y disciplina a través de su activa relacién reciproce con otros aspectos de la experiencia... Por cierto, en cualquier experiencia el earéeter del sentimiento puede interpretarse como. ‘un indive de que la mente ha eaptado su objeto; en los niveles de experiencia inferiores, en loa que la mente aélo se halla parcial 6 saperficialmente implicada, el sentimiento se presenta como algo aislado 7 opaco, como el acompatiam‘ento pasivo de las meres se>- Saeiones corporales ... En las experiencias més elevadas, los sen. timientes asumen wn earéeter por entero diferente, exactamente ‘como sucede con las sensaciones y los demds contenidos de le mente” (*°). La significativa observactén emunciada en este pasaje con- siste en qne los sentimiontas tienen formas definidas, que se van arliculendy progresivamente, Sw desarrollo sc cumple a través do sa (‘activa relaci6n recfproca con los otros aspectos de Ia ex: periencia”; pero 1a natnraleca de eta activa relaciOn reefproca hno ha sido especificada, Sin embargo, pienso que es aqui donde debe busearse la fuerza convineente de toda la tesis, ¢Qué carée- ‘er del sentimiento es ‘“un Sndice de que la mente ha eaptado se objeto”, y qué testimionio tenemos de ello? Si el sentimiente tiene formas articuladas, yen qué consistent Pues aquello en lo que consistan determina por medio de qué simbolisimos podriaanos ex- tenderlas. ‘Todos saben que el Lenguaje es un medio empleado que resulta pobre para expresar nuestra naturaleza afectiva. El Jonguaje meramente denomina ciertos estados eoncebidos en forma yoga y ernda, pero fracasa lastimosamente en enalquier intento Ge comuaicar los esquemas en constante movimiento, las ambi- yelencias y los envedos de Ja experiencia Sntima, la reefproca ae- ifn de los sentimientos con pensamlentos ¢ impresiones, eon reewerdos y e2on de recuerdos, con fantasfas fugaces 0 sus meros rastros entrelazados, conjuntamente trensformados eu innowine- (9) Tbid., pp. 478-479. ; NUBVA CLAVE DE LA FILOSOFIA at do material aféstivo, Si decinos que comprendemos los senti- njentos de alguna otra persona aceres de cierto asunto, queremos decir que comprendemos por qué, en sentido general, ella ha de hrallarse triste o alegre, exeitada o indiferente; es decir, que po- demos advertir on ou actited una eausa justifieada. No queremos ecir que poseemos une penetracién fatima del flujo y distri- bueidn real de sus sentimientos, que nos sea permitido introdu imos en eee ‘‘cardeter”” que puede interpretarse como “un indice de que le mente a captado su objeto””. El lenguaje es completa mente inadecuado para articular tal concepeién. Probablemente, ho coiaunicaxfemos nuestzos sentimientos reales ¢ fntimos aun en fl caso de que pudieran expresarse, Rara veo bablamos en dete- Ne de conas enteramente persozales Briste, empero, una clase de simbolismo peculiarmente adap- tado para explicar cosas’ ‘‘inexpresables””, si bien carece de eat virtud primordial det lengueje que es la denotaciGn. El tipe mis desarrollado de esa semfntica puramente connotativa es la més ca, No decimos disparates cuando sostenemos que determinade progresién musieal es significativa, que una doterminada frase musical carece de signifiendo, 0 aue la interpretacién de un cje- calante no logra comunicar la significacién de un pasaje, Sin em~ argo, tales afirmaciones sélo tienen sentido para aquellas per- sonaa que poseen una natural comprensién del medio empleado, ‘a quienes calificamos, por lo tanto, de ‘“‘melémanas””. Con fre- Cvencis, le musiealidad suele eonsiderarse resgo esencialimente no-intelectual, ¢ inclusive lidico desde un punto de vista biolégien- Quits por ese motivo los misicas, que saben que éa es la fuente primordial de su vida. mental y el medio de su més clara penetra- eign en Jo humanidad, eon tanta frecuencia se sienten amados 2 despreciar Ins formas més obvias de comprensién que pregonen virtudes préeticas bajo los nombres de zaz6n, légica,,ete. Pero, en YVerdad, la compzension musical no resulta obstaculizada por Ie posesign de un inteleeto activo, ni siquiera por esa inclinacién ha- tig Ia razén pura conoeida como racionalismo o intelectualismo; ¥, viesverse, et sentido comin y la capacidad cientffica no nece- fiten defenderse de ningiin ‘“‘emocionalismo”” que s2 suponga in- hhereats en un respeto por la miisica, El hable y la miisica tienen funeiones esenclalmente diferentes, pese a su frecuentemente se- Selada reunién en el canto. Le telacién original entre habla y so ings profundamente que cualgnier rennin 9999999 999999999999999999999999999 | ANIVIDIDAYAAAADIAAINANDAN DADA 9999999999999 322 SUSANNE K. LANGER semejante (de la que volveremos a hablar luego, en un capftulo posterior) y slo puede captarse cuando se han eomprendido las respectivas naturalezas de ambas. El problema del significado se profundiza a cada paso. Cuan- to mas nos internamos en sus dificultades, més complejo nos pa- rece. Pero segin un coneepto filoséfieo fundamental, éste es un signo de salud. Cada proganta contestada nos introduce en otra que previamente no pudo ni siquieta suponerse: 1a légica del sim- dolismo, los tipes posibles de repzesentacién, los dmbitos que les son propios, las funciones reales de los simbolos segiin su nat» ‘releza, las mutuss relaciones que mantienen, y,:por dltimo, nue tro tema principal: la integracién de los simbolos en la menta dad humana. Naturalmente, no es posible estudiar todos los fenémenos ¢0- ‘noeides en el ambito del simbolismo. Pero eso tampoco es nece- sario, ni siguiera en un estndio profundo, Las estructuras Iégicas subyacentes en todas las fimeiones seméntieas que hemos discut do en este capitulo angieren un principio general de divisi6n. Los signos, I6giesmente, son distintos de los simbolos; Ios esquemas Aiseursivos y prosentativos exhiben una diferencia formal. Hay divisiones nat ciouales —determinadas por distintos mo- dos de usar Tos sfmbolos — que tienen Una importancia tan gran. Ge como las distinciones légicas. En eonjunto, podemos agrupar las situaciones seménticas en torno de ciertos grupos prineipates ¥ convertir esos diversas tipos en tomas individuales de sucesivos ‘estudios, El lenguaje, ol ritual, el mito y la misica, que represen- tan custro modalidades rospectivas, pueden servi como temas ‘eentrales para el estudio de simbolismos coneretos; y conf que problemas adicionales de significacién en el arte, en las cien- cias 0 les mateméticas, en la conducta o en la fantasia y el sue, puedan ser en cierto grado eselarecidas por analogia y por e poderosisima facultad humana que es ta adaptacién de las ideas. 5. BL LENQUAJE Sin duda, el lenguaje es el més trascendental, a la ves que ‘al mis mistevioso producto de la mente humana, Entre Ja. m clara expresion enimal de amor, de advertencia o de enojo y la més fnfima y trivial palabra proferida por el hombre, media un dia completo de la Creacién (0, segin la fraseologfa moderna, un capitulo integro de evolueién). En el lenguaje se da el libro y acabado uso del simbolismo, el testimonio del pensamiento con- eptual articulado; sin el lenguaje, parece no haber cosa de es- pecie alguna semejante al pensamiento explicito. Todas las razas Jnamanas — inclusive los dispersos y primitives aborigenes de Tas forestas més impenetrables ¥ los bestiales canfbiles que han vivi do por espacio de conturias en ‘nsalas alejades del resto del mun- do— pascen sus lenguajes completos y articulados. No parece qae haya lenguajes simples, amorfos e imperfectos, tal como nat ralmente podsia esperarse que encontréramos en conexién con Tas ulturas menos desarrolladas. Pueblos que no inventaron los tex files, que viven bajo techos de remas entreeruzadas, que uo tienen neeesidad de vida privada, que no se preoeupan por la suciedad ¥ que asan a sus enemigos para comérselos, sin embargo conversa- xin durante sus festines bestiales en wna lengua tan gramatieal como el griego y ten fldida como el francés (+): (2) Tanto en Ja literatura de indole filolégien euanto on la de ‘eardcter pelcolégico, se roxistran diversos testimonios destinados a pefialar que clertas’ razas primitives s6lo poseen un lenguaje radi Ientario y que para completar su expresién oral dependen de gestos, ‘Todas las afirmaciones de tal naturaleza que he hallado pueden re- montarse, empera, a una fuente comin: Travele in West Africa de Mary H. Kingsley (Londres, 1807), Esta eseritora got de tants repviacién en otras materias ajenas a Ja filologfa que sus observacio- nes casusles y aparentemente erréneas acerca de las lenguas abori- genes fueron aceptadas, de manera muy” poco exitiea, por hombres tan eraditos como Sir Richard Paget, el profesor G, F. Stout y el

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