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Antonio Francisco Garcia-Abasolo Gonzalez RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 SEVILLA SEPARATAS DEL TOMO XXXVI ANUARIO DE ESTUDIOS AMERICANOS> Depésito legal _M. - 598 - 1958 Torrente BE-HLA, Alfonso XI, 16,—Sevia RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 El objeto de estas paginas es presentar los resultados de una visita a Nueva Galicia, centrada especialmente en Zacatecas y los distritos mineros del norte de Ia audiencia. Fue realizada por el oidor licenciado Diego de Santiago del Riego en 1576; comenzé a mediados de junio y tuvo una duracién de cinco meses, durante los cuales el visitador recorrié Ia zona entre Guadalajara y Zacatecas, residié por dos meses y medio en esta ciudad, y pasé luego a visitar los distritos de la alcaldia mayor de Llerena y minas del Sombrerete y la de Fresnillo. Los motivos fundamentales de la salida del licen- indo Santiago del Riego fueron la organizacién de la turbulenta sociedad de Zacatecas, en donde la administracién de justicia esca- seaba hasta el punto de que la falta de ella se habia hecho prover- bial, y la consolidacién de las nuevas poblaciones de minas que co- tespondian a la expansién desde esa ciudad hacia el norte y el oeste. Esto implicaba la biisqueda de los medios oportunos para contener los asaltos de los chichimecas y mantener en situacién pacifica a los que Ja accién de conquistadores y misioneros habia llevado a abandonar las sierras y la vida némada para asentarse en poblacio- nes. En cuanto al primer punto, se destaca la importancia que el visi- tador le concedié por su dilatada estancia en Zacatecas, para cuyos habitantes redacté unas ordenanzas que se ocupan preferentemente del reforzamiento de las medidas de la aplicacién de justicia, Ia regulacién de cuestiones laborales de negros e indios y de otras relativas a fraudes habidos en el trabajo en las minas, en el abaste- cimiento y en el comercio interior. Pero el estudio de este cuerpo legal, que no fue el tinico compuesto por Santiago del Riego, segtin veremes, asi como el anilisis de los problemas que se suscitaron cuando fue presentado para su aprobacién en la audiencia, lo de- jaremos para otra ocasién. Tomo XXXVI 3 2 ANTONIO FRANCISCO GARCiA-ABASOLO GONZALEZ Entre los investigadores que antes y después se han interesado en el estudio de Nueva Galicia en la segunda mitad del siglo XVI, tan sélo Parry hace una ligera mencién aparte de Ia labor realizada por Santiago del Riego.' Bakewell ni siquicra alude a la existencia de este oidor en su trabajo sobre Zacatecas, en el que se ocupa me- nos del siglo XVI que del XVII, para el que encontré mayor infor- macién.? Mota Padilla y Amador omiten igualmente toda referencia al paso de Del Riego por la audiencia de Guadalajara? Aunque estas ausencias pudieran ser mas © menos justifica- bles, nos parece que los esfuerzos de este oidor debieran haber merecide mayor atencién, en particular porque centré su actividad en la resolucién de unos problemas que en su tiempo fueron de una importancia indudable para el virreinato. Zacatecas y los dis- tritos que habfan nacido a su amparo estaban suftiendo los efectos de su condicién de punta de lanza en el avance de Ia colonizacién, de forma que las limitaciones impuestas por los chichimecas signi- ficaban para la zona una amenaza constante de despoblamiento. Este tema se enmarca, por tanto, en el contexto de la expansién hacia el norte que el vitrey Enriquez afrontaba por primera vez de ma- nera decidida y sistemética, impulsando los trabajos de funcionarios como este del licenciado Santiago del Riego, del que vamos a tratar. 1, Santingo del Riego y Ia administracién de justicia en Zacatecas Desde su fundacién hasta 1576 transcurrié un perfodo de mas de un cuarto de siglo, en el que Zacatecas se habia convertido en Ia segunda ciudad del virreinato de Nueva Espafia en virtud de T Parry, Ja The Audience of New Galicia in the Sixteen Century. A Study in Spantsh Colonic! Government. Cambridge, 1938, ples. 5152. Chevalier hace también una Tigera menciéa 1 Santiago el Ricgo, pero corresponds a los ultimos aos det siglo XVI (159697); lo clea en {éeminos.Iaudataris "con motivo de una Isspecién de cbrajes que reallaS senda older de México (Li formscién de lor Iatilundios en México, México, 1975, pia. 33). 2 Bakewel, P. Ju: Mineria y sociedad en el México Colonia! Zacatecat (1546-1700), ME so, 1976. 3 Mota Pail, Matlas de la: Historie de ls conpuite del Reino de le Nacus Galles. Gusdalsjrs, 1924, Adicionada y comentads por el Lda, Joxé lrineo Gutideres. Amador, Elis: Rosgucjo bitérco de Zacatecas. T. 1%, Zacatecas, 1852 4 Anuario de Enudion Americanos RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 3 Ja fabulosa riqueza de sus minas y de los poderosos efectos que la plata —«piedra imén» la llamé Arregui— ejercia sobre los colonos. En otro terreno, estas mismas circunstancias y la lejanfa de Zaca- tecas de la sede de la audiencia le habfan proporcionado justa fama de ser la ciudad mas desordenada del virreinato en lo que a admi- nistracién de justicia se referia, En 1550, poco tiempo después de que los primeros espafioles se asentaran en las laderas del Cerro de Ia Bufa, se realizé la primera visita del distrito de Nueva Galicia que, como seria obligado también en las restantes hasta la de 1576, tuvo en la situacién precaria de 1a sociedad zacatecana uno de sus objetivos preferentes. Fue el visitador, entonces el oidor decano de Compostela Hernan Martinez de la Marcha, quien estuvo ocupado en su gestién desde diciembre de 1549 hasta el mismo mes de 1550. El panorama que encontré en Zacatecas fue desalentador en bas- tantes aspectos, aunque en esta ocasién resultara justificable por la reciente constitucién de la comunidad y las condiciones en que se aglutiné. Su poblamiento estaba siendo el producto de una mi- gracidn extraordinaria; tanto que ¢! cabildo de Guadalajara, alar- mado por el ntimero ingente de personas que abandonaban Jos cen- tros mds antiguos del distrito, habia reprochado a los jueces de Compostela su pasividad para tomar medidas que evitasen la des- poblacién de éstos.* No es sorprendente que De la Marcha hallara mucho por hacer: las minas eran tan répidamente abiertas como abandonadas sin que sus duefios se preocuparan en demasiados casos de efectuar el correspondiente registro, eludiendo con ello el pago del quinto; las demandas ante la justicia por usurpaciones de minas eran cortientes y las medidas para encauzar el orden piblico de ningtin efecto en la practica. Esto llevé al visitador a redactar las primeras ordenanzas por las que se rigid la minerfa zacatecana en los aspectos que, a su juicio, resultaban ms controvertidos. Este cuerpo legal vio la luz por las mismas fechas en que el virrey Men- doza componia el primer cédigo minero de Nueva EspafiaS —el 4 Parry: The Audiencis of New Galicia... phe 4. 3. Un comcntatio de esas ondensnaas se puede encontrar en Aiton, A. S.: Antonio de Men docs, First Viceroy of New Spurn. New York, Rusall & Russell reisuod 1967, piss. 7579. Este fldigo fue el rewltado de Ist revsiones 2 que el propio Mendoea somerié las primeras Leyes te- actadas por Al, fechadas el 3 de julio de 1536, Tome XXX¥1 5 4 ANTONIO FRANCISCO GARCiA-ABASOLO GONZALEZ primero esta fechado en abril y el segundo en enero de 1550— y ambos revelan la preocupacién de la administracién por regular las cuestiones relativas al registro formal de las propiedades mineras. * La segunda visita general de Nueva Galicia corrié a cargo del cidor Mendiola —después segundo obispo de Guadalajara—, que en 1567 dio otra serie de normas para Zacatecas atendiendo en par- ticular al buen trato de los trabajadores indigenas de las minas.’ Ocurrieron todavia antes de la gestién de Del Riego un episodio singular en 1570 y una visita especial a la ciudad y su comarca en 1574; ambos hechos parecen estar en conexién y requieren una consideracién previa del estado de las relaciones entre la audiencia y el virrey Martin Enriquez. Desde el comienzo de su gobierno a fines de 1568 se propuso Ilevar adelante una firme poli- tica de concentracién de los poderes administrativos y militares, que le procuré Ja animadversi6n de unos jueces mal acostumbrados a ejercer poderes especiales durante el largo perfodo de ausencia de autoridad virreinal, que se extendié pricticamente desde la muer- te de Velasco el viejo hasta la Hegada del propio Enriquez. En este sentido, lo efimero del gobierno del marqués de Falces es un ex- ponente més, y no el menor, del punto alcanzado por los oidores mexicanos en el ¢jercicio de esos poderes. En la audiencia subordi- nada de Nueva Galicia sucedié otro tanto, de manera que los oido- res-alcaldes mayores Ilegaron incluso a asumir competencias legal- mente imprevistas, como la direccién de los asuntos de la guerra chichimeca, de cardcter netamente militar. Desde 1568 hasta 1574, afio en que la audiencia de Guadalajara aparecié definitivamente configurada con las caracteristicas que permanecerfan durante el resto del periodo virreinal, transcurtieron unos afios prédigos en medidas importantes. El virrey Enriquez, desde su legada a Mé- xico, impuso apoyado por la Corona, la delimitacién estricta de las funciones administrativas y judiciales; estas ultimas correspon- derian a las audiencias, pero el virrey centralizarfa en exclusiva la administracién de gobierno. Con estos criterios, la estructura de la 6 Sebre Ta visita de Hemén Marines de la Marcha secoge noticias Pary, igs. 4854. Ver tmbida Bakewell: Minera y Sociedad... ngs. 3234, 7 Pay The Audiencis of New Galicis... lg. 51. 6 Anuar de Estedion Americanos RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 5 audiencia de Guadalajara cambié notoriamente en 1572: fue elevada al rango de chancillerfa real con un presidente y tres jueces cuya categoria se elevé de la de oidores-alcaldes mayores a la de oidores. EI virrey era reconocido como supremo gobernador de Nueva Es- paiia y Nueva Galicia, con autoridad para nombrar oficiales meno- res y jueces pesquisidores, supervisar los trabajos piblicos y auto- tizar las salidas de la caja real en caso de emergencia. Estas medidas fueron «tiles en cuanto permitieron a Enriquez centralizar los asuntos de la guerra, pero la enorme distancia entre el distrito de Nueva Galicia y la sede de! virreinato hacia que el gobierno desde México resultara excesivamente lento y dificil. De otro lado, el Consejo, que no consideraba idénea Ia politica de En- riquez —como tampoco la que estaba imponiendo Toledo en Peri dentro de unas coordenadas similares—, preferia que la centraliza- cién del gobierno fuera levada desde Espafia y no desde México. Estos problemas se resolvieron despojando al virrey de la autoridad gubernativa en Nueva Galicia y nombrando al presidente de la audiencia gobernador del distrito en 1574, afio en el que Enriquez vio conveniente ademds delegar en Jerénimo de Orozco —presi- dente del tribunal de Guadalajara— las cuestiones relativas a la guerra chichimeca en el territorio de la audiencia. * Conociendo este proceso, resulta menos sorprendente el com- portamiento de los oidores-alcaldes mayores de Guadalajara en el asunto que més arriba mencionamos. Con motivo de la presenta- cién de ciertas denuncias acerca de fraudes en el pago de los dere- chos reales sobre la plata, el virrey envié a Zacatecas al bachiller Martinez como juez pesquisidor en 1570. A su legada a la ciudad, el alcalde mayor, ademés de oponerse a los deseos de los comisio- nados, intenté despojarlos de las varas de justicia, de manera que, tras un violento altercado, los enviados del virrey fueron sometidos a prisién con la aquiescencia de los jueces de la audiencia,’ Pres- 8 Sobre su estancia en Zacatecas, Jernimo de Oromo informs a Felipe TI en una carta fechada en Guadalajara, ef 20 de marzo de 1574 (Archivo Genera) de Indias, Guadaljars, 5). Parry: The Audienie of New Gallet, ples. 8996 5 130-31. 9 Chipedes do Cirdenas, Gacal de Ia audienels de Nueva Espela, a Felipe Ul, 1 de enero y 6 de abeil de 1971. AGI, Mésico 68, Remo 2 La audlencia de Nueva Espeta a Felipe Ul Misico, 16 de diclembne de 1572. AGI, México 6. Tome 14301 7 6 ANTONIO FRANCISCO GARC{A-ABASOLO GONZALEZ cindiendo de entrar en las polémicas de competencias que este nos limitaremos a destacar lo que nos interesa aqut: la verdadera existencia de esos fraudes y el apresamiento de sus autores, Juan Justiniano y Cristébal Banegas, cuyo proceso pasé a manos de los alcaldes del ctimen de México. ® _, Como adelantamos, en 1574 se habia encomendado al pre- sidente Jerénimo de Orozco el remedio de los malos hébitos de los zacatecanos, en particular de los frecuentes fraudes habidos en el beneficio de la plata y de los robos y alteraciones del orden puiblico provocados por los numerosos aventureros y vagabundos que in- vadian la comunidad, Esta visita particular a Zacatecas y su comar- ca fue realizada posiblemente a instancias del virrey Enriquez, que se habia mostrado preocupado en forma sensible y reiterada por el deficiente estado de Ja administracién de justicia en la ciudad. En diciembre de 1570, comentando los resultados de Ja desgraciada gestién del bachiller Martinez, expuso a Felipe II su parecer en los términos siguientes: «el haber empezado a conocer de aquel ne- gocio antes que Ilegase el pesquisidor, esté V. Mgd. cierto que era en favor de los delincuentes, que en lo de alli, como otras veces tengo escrito a V. Mgd., no sobra la justicia». " Orozco aseguré que habja tomado medidas y que con ellas se habfan solucionado muchas situaciones anémalas, pero el hecho de que sugiriera a Felipe IT una visita general del distrito de la audiencia como Ia mejor solu- cin, parece indicar que ni siquiera él mismo tenia demasiada con- fianza en el resultado positivo de su labor. ® Por si quedaran dudas, uno de los motivos fundamentales que determinaron la realizacién de la tercera visita general fue de nuevo el desorden reinante en Zacatecas, pero antes de que pasemos a analizarla conviene decir lo que ha Ilegado hasta nosotros de su autor. Nada sabemos de su vida hasta que se puede detectar su pre- sencia en Indias. Comenz6 su carrera administrativa como oidor de la audiencia de Santa Fe, en la que estuvo desde noviembre de 1556; en 1566 fue nombrado fiscal de la de Santo Domingo, per- 10 Juan de Orosco, oldorlealde mayor de Gusdalajra, Testimonio de parecer. Guadalajara, 19 de (Gbrero de 1571. AGA, Gundalaasa, 5. 11 Martin Enriquez « Felipe 11. México, 31 de diciembre de 1570. A.G.I., México 19. 12 Jerfnimo de Oromo al Rey. Guadalsiara, 203-1574. A.G.L., Guadalsara 5. 8 Aneario de Extutios Americonos RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 maneciendo en ella durante seis afios para pasar luego a ocupar plaza de oidor en Guadalajara en 1574." A su paso por Veracruz en este tltimo traslado se le murieron buena parte de Jos criados y esclavos de su séquito, de manera que se vio obligado a perma- necer durante un mes y medio en México esperando la recuperacién de los més afortunados. Esa estancia en la capital del virreinato le fue vitil para ponerse en contacto con su nuevo destino: varios personajes conspicuos le informaron de la necesidad de efectuar una visita a Zacatecas, luego confirmada en sus conversaciones con el virrey, que consideraba igualmente importante la presencia de la audiencia en México, como la «asistencia» de un oidor en aquella ciudad para el buen gobierno de la real hacienda, Ia proteccidn de Jos mineros y el fomento de la minetfa, y la «tepresién» de la gente de aquella provincia. El propio Del Riego se convencié pronto por s{ mismo de la urgencia que demandaba la visita, porque practica- mente desde su Iegada a Guadalajara comenzé a tratar de ello en sus comunicaciones con la Corona y el Consejo." Los apuros econémicos ocasionados por las pérdidas que ex: periments en su desgraciado traslado desde Santo Domingo, los solucioné caséndose con Ana de Mendoza, una hija de Marina de Mendoza y el rico-hombre Juan de Zaldivar, uno de los mineros poderosos de Zacatecas ya fallecido en esas fechas. Se puede obte- ner una idea bastante precisa del yolumen de la hacienda personal de Zaldivar por los comentarios que Del Riego dedica a su flamante esposa en una carta escrita a Juan de Ovando, solicitando su inter- cesién benevolente por haber infringido las normas relativas a los matrimonios de los jueces; trataba al presidente del Consejo como a protector y hacia de doiia Ana la siguiente semblanza: tiene «las calidades que V.* S* me mandé: mucha nobleza y limpieza y gran virtud y buen dote presente, que casi es de 26.000 pesos, y no menor espectativa en lo futuro». ® 1B Schafer, Ernesto: EI Conejo Resl 9 Suprema de lat Indies. Tomo Ul: La labor det Contejo de Indias en la Admbnisircién Colonist. Sevilla, 1947, pies. 419, 494 y 48. 14 Santiago del Riego a Felipe 11. Guaéalajaa, 6 de marzo de 1376, A.G.1, Guodalars, 3. 1 Santiago del Riego a Jusn do Ovando, Guadalajara, 15 de febrero d= 1516. AGL, Gouudaljar, 5. Curlosamente, Del Rego debla descanocer que su protecior —exo de que, en efecto, fo fucie— habia mucrto el ao antercr. Tom XXXVI 9 8 ANTONIO FRANCISCO GARCiA-ABASOLO GONZALEZ Hay una aparente contradiccién entre el convencimiento ge- neral de Ia conveniencia de visitar el distrito y que ello no se hiciese hasta mediados de 1576. Varios factores intervienen para explicar el retraso: el primero la resistencia ordinaria de los oidores a cargar con la diferencia existente entre los gastos reales que toda visita suponfa y las ayudas previstas; entonces, esos gastos serian atin mayores necesariamente, porque el juez se veria obligado a realizar su recorrido acompafiado de una escolta de soldados. Es- pecialmente grave era In incidencia que el evidente peligro de los asaltos de los chichimecas tenia sobre Jos oidores, tal vez por ello se invittieron las normas de forma que salié a visitar el oidor més joven en lugar del oidor decano. Cuando al fin la audiencia se de- terminé por la realizacién de la visita, lo hizo presionada por la amenaza de despoblacién de los centros mineros del norte ante los frecuentes levantamientos de los indigenas ya pacificados y asen- tados. La busqueda de una solucién a este problema es otro de los motivos especiales de la salida de Del Riego, del que trataremos luego. En su detenida estancia en Zacatecas —dos meses y medio—, el visitador realizé un activo trabajo. En principio se ocupé de so- lucionar los problemas de orden publico, en los que participaban tanto los espafioles como los indios; 1a gravedad de las alteraciones se deja entrever por los informes que le facilitaron los franciscanos a su Ilegada a la ciudad: 70 indios habfan muerto como consecuen- cia de reyertas producidas normalmente por las borracheras. Los resultados de la gestién de Del Riego en este punto fueron bas- tante contundentes, porque despojando a los indios de las armas blancas y controlando hasta donde le fue posible los excesos en la bebida, consiguié reducir de forma notable tan drésticas estadis- ticas: sélo un indio murié por violencia y dos resultaron heridos en el tiempo que permanecié en Zacatecas. Luego, de acuerdo con las inquietudes que el virrey Enriquez le habia manifestado, pro- cedié a analizar las medidas que se podrian aplicar para la protec- cién de los mineros en particular y de la mineria en definitiva. Su labor se centré en la eliminacién de los frecuentes robos que, por diversos procedimientos, se hacfan en las minas. Una de las 10 Anuario de Estudos Aaericanas RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 9 modalidades se basaba en una especie de conciertos organizados entre comerciantes y guardaminas: el comerciante ponia indios, que eran imprescindibles porque sabfan escoger el metal apto para la fundicién, y los hornillos y fuelles para el beneficio; el guarda- mina facilitaba la entrada en los yacimientos tanto de noche como de dia, a espaldas naturalmente de los duefios. Solia suceder que cuando este tipo de metales no era fécil de obtener en las galerias, los indios lo extraian excavando los pilares de sustentacién que los mineros dejaban, de forma que cuando se realizaba la visita habfa diecisiete minas derrumbadas en los reales de Zacatecas y Pénuco, que necesitaban de fuertes inversiones para ser puestas nueva: mente en condiciones favorables para extraer la plata. Sorprenden- temente, estas actividades habfan contado, si no con el consentimien- to, al menos con fa impasibilidad de los ministros de justicia, por- que el metal fundido en los hornillos de los comerciantes pagaba el quinto mientras el beneficiado por los mineros pagaba el diez- mo. Algunos de los implicados en estos robos fueron sometidos a proceso y otros buscaron lugares mas seguros lejos de Zacatecas, huyendo del visitador. Mis tarde, el presidente de la audiencia, Jerénimo de Orozco, sostuvo que esos homnillos se abastecian de metales obtenidos en minas abandonadas por sentencias de la justicia, de las que nadie obtenia aprovechamiento, ¢ insistié en que Ia real hacienda obtenfa de ellos el quinto; pero hay una serie de factores que contribu- yen a que no demos demasiado crédito a esa opinién. En principio, resulta bastante Ilamativo que tanto De la Marcha como Del Riego encontraran la abierta oposicién de sus colegas a la gestién de sus visitas; al parecer, el nico visitador que salié airoso fue el licenciado Mendiola, para el que la Corona solicits més tarde el episcopado de Nueva Galicia con el animo de que mejoraran las relaciones entre los oidores y la autoridad eclesidstica." De otro 16 Santiago del Ricgo a Felipe M1, Zacatecas, 3 de septiembre de 1576, A.G.L., Guadslia 3. 17 Lo. Diego de Santiago del Riego: Onderarmas ara el buen culdado de lat minss de Zacatecas, Piowco, Zacatecas, 5 de septiembre de 1576, Crtiea de Jexéalao de Oroaro al punto 18 AGL, Paronato 18, Rao 52. YB Pay: The Audiencia of New Galicie «pigs. 78 Fome XNKVT ul 10 ANTONIO FRANCISCO GARCiA-ABASOLO GONZALEZ lado, teniendo en cuenta que los robos de plata no hubieran tenido sentido si los indios no hubiesen contado con comerciantes para negociarla, Ia prohibicién del trabajo de indios y negros en las minas para su propio provecho, decretada por De la Marcha en 1550, indica que la existencia de hornillos caseros perjudicaba des- de antiguo a los mineros. El propio Del Riego hizo referencia a una ordenanza de afios atrés que los prohibia; esta ordenanza fue con- firmada por Ia audiencia, pero la apelacién de los comerciantes interesados habia logrado mantenerla en suspenso hasta 1576. Esto demuestra que la presién de los comerciantes sobre la audien- cia debe ser debidamente valorada, tanto mas desde que constitu‘an un elemento primordial en la vida econémica de Zacatecas. Directamente relacionado con este tema estaba el robo de ‘«pepenas», metal selecto que los negros y los indios de las cua- drillas extrafan de las minas durante su trabajo, y después nego- ciaban piblicamente con los comerciantes. En el caso de Zacatecas, las afirmaciones del visitador no dejan lugar a dudas sobre los dafios que estas acciones —las que hemos Hamado «conciertos» entre guardaminas y comerciantes, los robos de «pepenas» y el trabajo de los hornillos— provocaban al negocio minero. En lo que se refiere a las repercusiones laborales, Del Riego es bastante expli- cito: «Los mercaderes, para beneficiar estos metales pepenados, tienen en sus casas hornillos y fuelles, y hay mercader que tiene 10 y 20 indios para el beneficio de estos metales, y el minero no tiene para tener aviadas sus cuadrillas, porque el mercader da al indio 4 tomines (0) 2 de ordinario, y el minero no da més que un tomin, ni le puede dar més. Asi, con Jos hornillos se despueblan las cuadrillas y cesa el beneficio de las minas».” Sin embargo, en los centros mineros de Nueva Espafia hay ocasiones en que la ob- tencién de pequefias cantidades de metal de los trabajadores indios para si mismos, aparece como una actividad conocida y tolerada por los duefios de minas, y empleada a modo de recurso para atraer mano de obra. Con motivo de las informaciones recabadas para estudiar la conveniencia de la imposicién del servicio indigena en 19 Santiago det Riego 4 Felipe II. Zacecas, 3 de septiembre de 1576, A.G.L,, Guadele- jana 5. 12 Ansari de Evtadion Americanos RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 11 las minas, Juan de Torres, que habia sido alcalde mayor a lo largo de 30 afios en Sultepec, Temascaltepec, Zarcualpa, Pachuca y Gua- najuato, y que posefan una hacienda de minas en Tasco en 1571, adujo en pro de la imposicién del repartimiento que los propios indios acudfan voluntariamente a trabajar en las minas, atraidos por la posibilidad de extraer metal para su propio provecho. ® Dis- ponemos asimismo de unas ordenanzas redactadas por el doctor Lope de Miranda para las minas de Tasco en junio de 1575; en ellas se incluyé, a instancias de los diputados de las minas, una norma que pone de manifiesto la existencia de esos robos con toda claridad. Pero lo que llama la atencién es que la preocupacién fundamental de los mineros radicara en el desorden que éstos significaban para el buen trabajo de las minas, a veces muy graves porque —como en Zacatecas— los indios cavaban los pilares de sustentacién 0 se seguian buenas vetas desbaratando la planifica- cién prevista para su correcta explotacién. También en Tasco estos hechos habian dado lugar al derrumbamiento de algunas mi- nas, a que el trabajo de los esclavos negros y de los indios se rea- lizara en ocasiones sin las condiciones requeridas de seguridad y, en definitiva, a crear pérdidas importantes a los mineros. Lope de Miranda determin en sus ordenanzas «que ninguna persona, guardamina, negro ni indio, no sea osado a quitar metal de ningiin pilar de los que hubiere en las dichas minas, y las que labraren de aqui adelante, las Iabren dejéndolas firmes y con sus pilares y techos, de suerte que la gente ande segura labrindolas y puedan seguir y labrar con més perpetuidad». No aparece ninguna medida especificamente dirigida contra los robos, aunque los mineros sabian que, a veces, se realizaban por indios que «se iban de noche es- condidamente a sacar metal», Este diverso tratamiento de un mismo problema debe estar relacionado con Jas diferentes condiciones del trabajo indio en Tas- 2 Las mineroa de Nueva Espafa: sobre et se les den Indios para sus minas. Infor- smucién recbida en Ja audieecis de Noeva Espati en viru de una cfdula real, sobre sl coo- ended qee los Indiot vayan a tabsiar a lat minas. Mézico, 3 de octobre de 171. AGL, M& sco 258. Testineaio de Juan de Torres, ‘21 Lape de Miranda, older de Ia audiencia de México: Ortenancas para las minas de Tasco, Hechas a las minas de Zaculps, el 18 de funlo de 1575. El afsdido a peticién de los dip tudor, en Temacaltepec, 2 de agouo de 1575, Arctivo General de la Nacidn, General de Pane L Tome XEXVt 1B 12 ANTONIO FRANCISCO GARC{A-ABASOLO GONZALEZ co y Zacatecas, en donde los naborias —indios que acudfan a con- tratarse voluntariamente en las minas— eran mds numerosos. Por otra parte, desde la perspectiva de las relaciones entre los tra- bajadores de las minas y los comerciantes, que estos robos impli- caban, es preciso considerar que las circunstancias especiales del abasto de Zacatecas, subrayadas durante la segunda mitad del si- glo XVI por el peligro continuo de los asaltos chichimecas, situaba a los comerciantes en una extraordinaria posicién de privilegio. En cualquier caso, aun considerando los hurtos de «pepenas» clara- mente perjudiciales a la mineria zacatecana, Del Riego no se atrevié a tomar medidas que lo erradicaran hasta exponer el asunto en la audiencia, y cuando lo hizo sus colegas se opusieron a los deseos del visitador. * Una cuestién en la que todos los miembros del tribunal mos- traron en diferentes ocasiones un parecer acorde, es la negligencia de los ministros de justicia de Zacatecas para hacer cumplir las leyes, tema que, por otra parte, gozaba de amplia tradicién. En cumplimiento de las normas habituales de la visita, Del Riego tomé residencia al alcalde mayor y a los oficiales —«que era bien menester» segtin afirmé—, pero cuando pidié las ordenanzas por las cuales se regia la vida de Zacatecas ninguno pudo encontrar las que el licenciado Mendiola habia redactado en 1567; las que die- ron al visitador fueron las compuestas por De Ia Marcha hacia veinte y siete afios, que en muchos de sus puntos habfan quedado antiguas como es obvio dada la répida evolucién de la ciudad. Con las normas que consideré vélidas de esos dos cuerpos legales, y afiadiendo las que le parecieron convenientes, el visitador compuso tun nuevo cédigo acorde con la situacién de Zacatecas, que merece estudio aparte y por ello no trataremos de él ahora. La audiencia de Compostela habia concedido a Zacatecas el establecimiento de una Diputacién de Minerfa en 1553 —luego confirmado el otorgamiento por cédulas reales de 1556 y 1561—; sus miembros debian entender en las cuestiones relativas al fo- mento del negocio minero.® y estaban encabezados por un rector BH Sartingo del Riego a Felipe IK, Zaateess, 3 de septiembre de 1575, AGI, Goo nS mae: Borgo Bate. le. 14 Ansaria de Esradion Americanos RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 13 que se elegia cada afio de entre los que habian sido diputados en el anterior. En la practica, su actuacién era bastante poco efectiva por las intromisiones de los alcaldes mayores y porque el funda- mento de las atribuciones de rector y diputados no estaba bien definido. La administracién central, consciente de los desérdenes ordinarios de Zacatecas, sugirié a la audiencia por medio de una cédula de 11 de febrero de 1562 que estudiase Ia conveniencia de nombrar seis personas, con las atribuciones propias de los re- gidores de las ciudades de Nueva Espafia, para encargarse de su buen gobierno. Uniendo ambos casos, el visitador propuso dotar a los diputados de la condicién de regidores de forma que pudieran apoyarse en el cumplimiento de sus funciones en una base de auto- ridad precisa. Al parecer, esta cra la primera contestacién que se daba a la cédula citada en catorce afios, dilacién que Del Riego aproveché para criticar duramente a las justicias de Zacatecas y, en lo que le concernia, a la audiencia: «Del cuidado que han te- nido los que han regido esta republica de acudir a lo que esta cédula contiene, entenderé V.Mg. el que han tenido en lo demés que al gobierno toca. Lo que yo de vista y experiencia puedo sig- nificar es que ninguna reptiblica he visto, de mas ni menos pobla- cién, en que menos cuidado tengan los que la tigen de lo que le conviene, y entiendo que debieran tener particular cuidado». Avala las afirmaciones del visitador el hecho de que a me- diados de la década de 1570 se considerara seriamente Ja conve- niencia de tomar medidas de mayor envergadura que las hasta aqui mencionadas: Enriquez insté en 1573 a la Corona para que se enviaran ministros de justicia a la ciudad; no sabemos a qué tipo de ministros se referia en concreto, pero debia ser algo distinto al alcalde mayor-gobernador que ya residfa alli; * el fiscal de Gua- 24 Samtisgo del Ricgo a Felipe II. Zscatecas, 3 de septiembre de 1576. AGI, Gusts lojara 5. Ex interesante recoger el testimonio del fiscal de a audiencia de Guadalajara, Dr. ‘Alara, sobre este tema, En su opiaisa, alos jue que alll se proveen (en Zacstess), por la mayor parte, son pevonat necesiadas y mencstcouas, ¥ no tiesen Ia libertad que cooviene para hacer y administrar jostiia, especialmente comza las personas podcrosas en hacienda que SUD viven, y asl hay falta de justiciay (carta a Felipe Hl. Guadalajara, 13 de ocubre de 1516, AGI, Guadalajara 3). 25 Jeréaimo de Oroaco a Felipe 11. Guadilstr, 10 de ocubte de 1573. AG.L, Gur alors 5. Tene XIN 15 14 ANTONIO FRANCISCO GARC{A-ABASOLO GONZALEZ dalajara, doctor Alonso Martinez, propuso que Ja audiencia fuera trasladada a Zacatecas algin tiempo durante el afio, considerando que habia alli més espafioles que en toda Nueva Galicia y que era Ia sede de la Caja Real, o bien que se estableciera un turno entre los oidores pasa que uno residiera habitualmente en la ciudad. * El tinico motivo que Jerénimo de Orozco y Santiago del Riego hicieron valer en contra del traslado de la audiencia a Zacatecas fue la mejor situacién de Guadalajara para mantener asentados a los indios pacificados, en esas fechas en constante peligro de sub- levacién por los asaltos continuados de los chichimecas. ” 2. Santiago del Riego y ta guerra chichimeca Como sefialamos al principio, la causa fundamental de que la audiencia de Guadalajara, remisa a que se efectuase Ia visita por el evidente riesgo al que se expondrfa el oidor que la reali- zara, se decidiese en tiltimo término por aprobar la salida de San- tiago del Riego, fue la penosa situacién alcanzada por Ia oposicién de los indios némadas a la colonizacién espafiola. Las incursiones continuas de estos indios guerreros estaban poniendo en grave pe- ligro Ia expansién hacia el norte del vitreinato, porque hacfan enormemente dificil ¢l desarrollo de las actividades de los reales de minas y las explotaciones agricolas y ganaderas de més reciente ereccién. Los asaltos frecuentes a Jas caravanas de carros de los comerciantes se extendieron a los propios centros mineros y a las estancias, en donde no sélo robaban los animales necesarios para las labores, sino que incluso atacaban a sus habitantes, muchos de os cuales encontraron la muerte asaeteados por los chichimecas. El aislamiento a que estos centros estaban siendo sometidos y la inseguridad creciente amenazaron con la despoblacién del norte de Nueva Galicia. Asi habfa sucedido en Jas minas de Ranchos y Charcas, que habfan estado pobladas por buena cantidad de espa- 26 Carta del Dr. Alarcén a Felipe 1. Guadalajara, 13 de octubre de 1576. AGI., Goa datsara 5. 27 Jerinimo de Oromo a Felipe 11, Guadalsjars, 7 de diciembre de 1577; 1 audlencia ‘de Guadalajara a Felipe H. Guadalsjara, 2 de octubre de 15775 Santiago del Ricgo a Felipe I. Guodatajaa, 8 de mimo de 1578 AGI, Guadalajara, 6. 16 RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 15 fioles e indios pacificos y de las que se habia obtenido suficiente plata como para consolidar los asentamientos. # Entre las preocupaciones de Del Riego, tanto durante su es- tancia en la audiencia de Guadalajara como cuando estuvo después ‘en México primero como fiscal y luego como oidor, destaca el es- tudio de los medios para contener a los indios némadas, cuestién en Ja que el virrey Enriquez se valié a menudo de sus criterios; de hecho, Enriquez siguié atentamente Ia visita desde la Iegada del oidor a Zacatecas, como se puede comprobar por la correspondencia mantenida entre ambos. Cuando Del Riego inicié su recorrido, en México estaba dilu- cidindose 1a politica a seguir en la guerra del norte; en junio de 1576 el virrey hacia acopio de informacién por medio de consultas a los distintos sectores de la sociedad colonial sobre las medidas a tomar, en particular acerca de la viabilidad de imponer penas ejemplares a los chichimecas apresados. Desde su Ilegada a México, el virrey habia prestado a los problemas de la expansién una con- sideracién especial; se preocupaba de conocer las opiniones de los eclesiésticos sobre Ia legitimidad y justicia de sus empresas gue- rreras hasta el punto de que convocd al menos dos juntas, una en 1569 y otra en 1574, obteniendo en ambas el apoyo unénime de los religiosos, ® e incluso desde Ia celebracién de 1a primera el con- 2% Santiago del Riego a Felipe II, Zacuecs, 3 de septiembre de 1576. AGL, Guede: lajara 5, La repoblacién de Charcas, asf como Ia de Tepenilé —olra de las minas que habla sido preciso abandonar por toe suques de los némeday— comenas a realize a parr de 157374, fomentads por algunos rioos hombres de Nueva Galicia (Chevalier: Li formacién de fos letifndios.., pigs, 203, 218). La audiencla expuso a Felipe TE las circunstancias por las cues se habla visto convenicnte altar el régimen de visitas en estos términos: «No sc ba hecho visita desde bce algunos aloe porque extando las ceaar en ct estado en que estia es cast im posible hacere, al menos sin la total desruccién del older que Is hiclee y peligro certsimo de 4 vids, porque fo principal que se hi de visitat ox lo de Zacatecas, San Manin y el Sombrerete, yen eexenta Teguas que hay de agvl allf, 20 hay custo donde no anden salteores indies de ‘mera, por lor cusles 10 pusde el vistador vista sin doce soldados armados y sus cabilos, y ‘con ellos ied con alto peligro de su vids, Gastarla cada ofa, sin U4 paga que les ha de hice cendinaramente, quince ducados, por mis que se mode. Ea sola una visita gastrd asi lo que tiene de salaio en tres afos. No la hacen hata que $. M. made proveer oémo se pucde Inner mis comodamentes (Guadalajara, 6 de muro de 156. AGL, Guadalajara 5). Eo rea Tidad, Santiago del Riego alld a hacer 1a visi evlendo que ninguno (de os otros oldores) se dlsponla por causes juste (de la carte ctada x primer lugar en esta 00H) Santiago el Riego fue nombrado fiscal de la audiencia de Nueva Espata en 1578, ‘aunque 0 se wasadS inmediatamente a México por necesidedes de la audlencia de Gundala- jana; después fue nombrado alcalde del crimen en 1581 y en 1589 ascendié a oldor (Cf. Shier: Teme xxx" v 2.-—Amvatlo. 16 ANTONIO FRANCISCO GARC{A-ABASOLO GONZALEZ sejo de que «los que se prendiesen se diesen a servir por tiempo limitado»,* medida muy controvertida y causa de corruptelas que tendieron a agravar el problema. EI sistema de dejar las cuestiones relativas a la guerra a los ricos-hombres del norte, seguido por Velasco el viejo, su ante- cesor en el cargo, fue sustituido por el nombramiento de funciona trios comisionados con partidas de soldados mercenarios; normal- mente lo fueron los alcaldes del crimen, entre los que se destacaron Francisco de Sande, Juan de Orozco y Hernando de Robles. El sistema anterior permanecié a veces en las zonas del norte de Nueva Galicia, en donde Rodrigo del Rio de Losa, ganadero y propietario de estancias de labor en la jurisdiccién de Llerena, fue encargado por Enriquez de estas competencias." La audiencia de Nueva Ga- licia nunca asumié de manera efectiva el mando unificado que era preciso para la pacificacién de la frontera; el intento del licenciado Morones fracas6, como habja fracasado igualmente diez afios antes la expedicién que el tribunal encomendara a Ginés Vazquez de Mercado. Desde 1568 hasta 1576 se hizo cargo de ese mando Martin Enriquez, y a partir de 1574 delegé sus atribuciones mili- tares en aquella audiencia al presidente Orozco, que comisioné a los alcaldes mayores de las jurisdicciones afectadas por los asaltos de los chichimecas, cuando no salié él mismo a efectuar acciones de mayor envergadura. En todo caso, la antigua figura del letrado- conquistador al estilo de Nufio de Guzmén o del propio Morones fue desapareciendo no sélo de Nueva Galicia, sino de todas las Indias, para dejar paso al soldado-administrador. Los informes remitidos por Del Riego en agosto de 1576, en Ty, ples. 459 y 463), Jiménez Moreno, El Comseio Real Supremo de tas Indiss, tudias de Historia Colonial, México, 1958, pig. 87. 30 Gonzalo de las Cass: Guerra ‘de los Chichimeces, Anales del Musco Noconals, 2 Gece, too 1, Mézico 1903, pig. 189. ‘3t_ Maren Enrfquer a Santago del Riego, México, 1 de septiembee de ico 1.254. Trataremas mis adelante de ley servicion de Redigo del Rio. en Lierens. 32 Jerinlmo de Orowo a Felipe I. Gusdasian, 16 de septiemtve de 1515. AGL, Gu aajara 5. Martin Enrique a Santiago del Ricgo. México, 1 de septiembre de 1576. AGI, México, 1254, Como afirna areriadamente Pary: (The Audiencis of New Galles... pig, 96), ‘cambio del Ieuadoconquistador al soldalosdministrador fue fomentado por Marin Eariques eo ‘Nueva Espa y por Frinclsco de Toledo ea ef Peri, ambos, exponente: de una nueva politica en Inds, AGL, ME Iucindiceiéa de 18 Anuerle de Estudios Americanos RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 17 plena visita, indican que durante el tiempo que habia pasado como juez en Guadalajara se habia interesado vivamente por la cuestién chichimeca, llegando a esbozar un programa de accién preciso cuyas lineas expuso al virrey como respuesta a Ia consulta que éste le curs6. Que su contenido es el resultado de un anélisis sosegado podria demostrarse por el cambio de parecer del propio oidor, desde hacer la guerra a los indios aplicindoles penas severas, hasta Ia propuesta definitiva de poner proteccién en los caminos princi- cipales —los que unian a Zacatecas con México y Guadalajara—, guarniciones de soldados en los centros mineros de la frontera y repoblar las zonas confictivas con indios tlaxcaltecas, medida esta ‘iltima que entonces estaba siendo apasionadamente defendida por el futuro virrey Velasco.” La proteccién de los caminos correrfa a cargo de dos capitanes con 20 soldados cada uno, con un salario de 1.000 pesos los primeros y de 400 los segundos, a sacar de las cajas reales, asi como el pago de las armas, caballos y demés apa- rato de guerra. Aspecto importante a cuidar seria la eleccién de los soldados entre personas de probada moralidad, que se ocupa- ran estrictamente de la misién encomendada. La aplicacién de penas de servicio temporal con os espafioles para los chichimecas apre- sados, habia sido uno de los medios considerados viables para asi- milarlos, pero estos bien intencionados propésitos degeneraron en tuna especie de comercio de esclavos fomentado por los exiguos sueldos percibidos por los soldados; partidas de éstos se adentra- ban en zonas de indios a los que no era necesario pacificar porque nunca habjan intervenido en los asaltos a los caminos ni a las po- blaciones de minas. La proliferacién de esta corruptela hacia des- aconsejable el método de emplear castigos ejemplares con indios cuya culpabilidad podia ser tan cuestionada, puesto que no hacian otra cosa que defenderse; as acusaciones del visitador contra los capitanes que se dedicaban a estos menesteres son bastante con- tundentes; en marzo de 1576 informé a Felipe II en los términos siguientes: «La mayor ldstima es que estos dafios han tenido principio de nosotros mismos. Diciendo la verdad mera y pura, 39 Luis de Velasco a Felipe 11. Mésico, 1 de noviembre de 1580, A.G.1., México 105, Ramo 3. 19 18 ANTONIO FRANCISCO GARC{A-ABASOLO GONZALEZ han nacido de entradas desaforadas exhorbitantes que han hecho capitanes, no sé por cuya orden, que atendiendo a sus propios inte- reses, dejando a los enemigos que tenfan a la puerta de casa, han entrado cien y doscientas leguas y sacado indios en grandisima can- tidad que jamés infestaron ni supieron sino atender a sus pesquerfas y miseras labranzas... y precisamente hacen esto con los que salen a recibirles con regalos, y les ponen hierros y llevan a vender por esclavos.* Meses més tarde, estando en Zacatecas en cumplimien- to de la visita y siendo consultado por Enriquez, se manifesté en términos similares y desacredité el método de repartir a los chi- chimecas apresados para que sirvieran temporalmente; aunque no ¢s preciso en cuanto al volumen de los que habia cumpliendo este tipo de sentencias entonces, hace estimaciones que llevan a pensar en un ntimero de indios considerable en Nueva Espajfia y ain mas en Nueva Galicia, en su mayor parte procedentes de esas entradas irregulares que también criticaron duramente otros, como el fiscal de Guadalajara, licenciado Vazquez. * Del Riego no se limité a detectar el mal, sino que fue juez en el proceso a que fue sometido uno de estos capitanes, Roque Niifiez, que, con una partida de 40 soldados confesé haber saca- do 700 piezas de indios. Sin embargo, resultaba complicado impar- tir justicia en estos casos debido a las presiones a que los soldados esclavistas podian someter a los que se negasen a participar, bien acusindoles de amotinamiento o simplemente amenazindoles de muerte, de forma que no es fécil averiguar hasta qué punto el sistema estaba viciado. * 34 Santiago del Rieyo a Felipe Ml, Gusdaljars, 6 de mano de 1516. AGL, Gunde Iajara 3. 35 La mayor pane del programa a que nos bemoy referido comesponde a 1a repucsta de una consulta que ef vierey Martin Eariquer iso al respecto al licenciado Del Riego (Zar feneess, 10 de agosto de 1576, AGL, Pstrenato 182, Rumno 3). El liceniado Vioquer, fiscal ierino de la audienela de Nueea Galicia a Felipe Il, Guadalajara, 1 de mano de 1573. AGL. ‘Gundslajora 5. El docie Alonso Martince, fiscal de Nueva Galicia, a Felipe 11, Guadaleara, 8 de marm de 1576, A.G.., Guadalajara 5. 36 La audicocia estaba procicado contra Roque Nic, «que es piblioo y nottio bt hecho una entrada perniciossimas, en mano de 1576 (Santiago del Riego a Felipe Ul. Gusde- lujar, 6 de mano de 1576. AGL, Guudaljera 5); luego, el vistador fue comisionado para ‘acer’ pesqulsas corespondientes a ese proceso en Zacatecas (Del mismo al mismo. Zacatecs, 3 de septiembre de 1576, A.G.L., Gusdalaara, 5) 20 Anuario de Evadion Amereanat RESULTADOS DE UNA VISITA A NUEVA GALICIA EN 1576 19 Por otra parte, el visitador también participé muy activa- mente en la construccién de presidios, en organizar dotaciones de soldados para la proteccién de las vias principales y los centros mineros, incluso dictando normas para que las justicias de éstos instaran a sus pobladores a defenderse de los asaltos chichimecas. Cuando salié a hacer la visita, encontré a un grupo de carretas pro- cedentes de Michoacdn que habfan sido asaltadas por los indios a sesenta y cinco kilémetros de Zacatecas Ilevandose 51 animales de tiro; en ese lugar —Ilamado «Las Vueltasp— hizo construir una casa fuerte no sélo para proteger el camino, sino para facilitar el poblamiento de Ja zona, que estaba préxima a las minas de Tepe- zal. Juan Pérez de Frias, un espafiol que tenia haciendas alli, se comprometié a hacerse cargo de las obras segiin el modelo trazado por el propio Del Riego y a residir en el presidio durante dos afios, dando alojamiento a los cuatro soldados que compusieron su do- tacién defensiva y a todos los capitanes comisionados en la guerra. En agosto, dos meses después, la construccién estaba en fase bas- tante avanzada: habfa un edificio para alojamiento de los comer- ciantes y demds usuarios del camino, un amplio cercado capaz para recoger hasta 200 bestias de tiro y carga, y un torreén para resguat- do de los soldados. La dotacién anterior habia aumentado a ocho soldados —tres a sueldo y cinco voluntarios— que protegfan el tra- bajo de Pérez de Frias y una partida de indios de servicio dedicada al levantamiento del presidio. Ademés, tenia planeada la cons- truceién de otro mds en un lugar llamado «El Cepo», préximo a Aguascalientes, que ademas de ser muy til para proteger el camino, serviria para resguardar a los colonos de esa nueva poblacién. 7 37 Santiago del Rlego a Marin Enriquer. Zacstecas, 10 de ogesto de 1516. AGL, Pe twopato 182, Ramo 3, Del mistno a Felipe II. Zacatecas, } de septiembre de 1576. AG.L, Guo ‘mayor en San Marin, expuso a Juan de Ovando Ia necesidad de consult uno en Lat y ome een Jo que aman de Hertotill.. Imports por la micha contrtacién que fy de tos unas minas a otras» (Guadalaara, 1 de marzo de 1573. AG.1., Guadalaara 3). Dos los rofe tarde ve extaba constryendo oto presidio que hablan lamado San Lorenzo de Jot Reyese cera de totnllco, «donde los indice soudfan de osdinaio y hactan muenew (La sudien- ca a Felipe 1. Guudalsjora, 1 de marmo de 1575. AGL, Goadalajera 5). Tomo XXXVI 21 20 ANTONIO FRANCISCO GARC{A-ABASOLO GONZALEZ En cuanto a Ja defensa de los centros mineros al norte y oeste de Zacatecas, el visitador recomendé al virrey el envio de un capitdén con treinta soldados, cuyo campo de accién debfa estar entre San Martin, Nieves, Charcas y Sombrerete, para permitir la explotacién de los yacimientos y de las estancias agricolas y ga- naderas. En efecto, en septiembre de 1576 se disponia a hacerse cargo de este cometido Rodrigo del Rio de Losa que, como se- fialamos antes, era uno de los hombres poderosos de la jurisdiccién de Llerena y ya se habia ocupado, al parecer con éxito, en la con- tencién de los chichimecas. La répida respuesta de Enriquez en este punto indica la fiabilidad que presté a los juicios del visitador, © mejor la coincidencia de Jos criterios de ambos en lo que se referfa a la mejor manera de consolidar las poblaciones del norte del distrito de Nueva Galicia, controlando el problema presentado por los indios guerreros. Conviene dejar constancia de que esta labor se vio limitada por la resistencia de la administracién central del gobierno indiano a librar las cantidades necesarias para los gastos de la guerra de las cajas reales. Los sueldos modestos de ca- pitanes y soldados, la penuria del imprescindible aparato bélico por la simultaneidad del problema con las conquistas de Filipinas y Florida, fueron cuestiones que condicionaron los métodos a em- plear y que obligaron a dedicar demasiada atencién y muchos es- fuerzos a organizar un sistema de financiamiento que nunca fue tan eficaz como las circunstancias requerian. ® Y al fin, afios més tarde, las noticias parecen indicar que cuando Ja Corona decidié actuar, lo hizo de manera més firme y generosa en el mantenimiento de la paz a como lo habfa hecho en los peores momentos del conflicto; tan sdlo en el caso de Zacatecas, una relacién hecha en 1608 recoge lo siguiente:

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