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EL NOTARIADO EN CHILE.

Por Margot Ortiz

Abogada

1.- El notariado en Chile desde 1810 a 1875.

1.1.- Aspectos Generales.

En el período de la legislación patria, los titulares de la Fe Pública y ministros de fe no tienen un

tratamiento orgánico y sistemático en cuerpo legal alguno. Existe sólo a su respecto una normativa dispersa

Sólo con la dictación de la Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile,

conocida como Ley Orgánica de Tribunales, dictada el 15 de octubre de 1875, es donde, por primera vez, se

trata a estos funcionarios en forma organizada, otorgándoles a cada uno de ellos un título en la citada ley.

Esta etapa, cuyo inicio está determinado por las primeras acciones del proceso de Independencia

de nuestro país, en el año 1810.

En la citada ley, los escribanos reúnen en sí la totalidad de las funciones propias de los ministros de

fe, es decir son los titulares y quienes ejercen la Fe Pública. Esto es así debido a que en la legislación

aplicable a estos funcionarios hasta la época, no se hacía distinción alguna en las funciones que debían ejercer

los actuales Notarios, Secretarios de tribunales y Receptores. Son ellos los herederos de las originarias

funciones y atribuciones de los primeros Escribanos.

La importancia del Código Civil en materia notarial dice relación con las funciones que el escribano

debe cumplir y con la validez que se otorga al acto dotado de fe notarial.

En lo sustantivo, con la dictación del Código Civil chileno, que legisla en lo notarial todo lo relativo

al instrumento público, a la escritura pública, reglando su valor probatorio (Artículo 1698 y siguientes), y en

lo referente a los testamentos, formas de otorgamiento e intervención del escribano en dichos actos, poniendo

así término a la vigencia de las normas hispanas.

La Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales de Chile de 1875, pone término a este

período.

Como ya se señalara anteriormente, el gran mérito de esta Ley, dictada con fecha 15 de octubre de

1875, fue haber tratado orgánica, sistemáticamente y por primera vez, a los Notarios en Chile. Sistematizó
organizadamente, en un solo cuerpo legal, todo lo referente a los Notarios, Secretarios de Juzgados y de

Cortes, y Receptores. La particularidad de tal norma es que se refiere a la circunstancia de incorporarlos como

funcionarios del Poder Judicial y aplicar a los notarios en lo que se refiere a su nombramiento, juramento,

fianza y forma de emolumentos, las mismas normas que a los secretarios de tribunales.

En lo relativo a las prohibiciones de ejercer la abogacía y de adquirir las cosas o derechos

litigiosos, se encontraban sujetos a las mismas normas prohibitivas de los Jueces de Letras. A partir de esta

Ley los notarios, secretarios y receptores pasan a depender estructural y jerárquicamente de los tribunales de

Justicia, situación que se mantiene hasta nuestros días, es decir a forman parte de los Auxiliares de la

Administración de justicia.

2.- El notariado en Chile desde 1875 a 1925.

La Ley Orgánica y Atribución de Los Tribunales de 1875 trata a cada uno de los auxiliares de la

administración de justicia, entre otros a los Notarios en un título especial. Los Notarios están tratados en los

artículos 361 al 370 en donde encontramos:

Concepto.

En el artículo 361 define a los Notarios como “ministros de fe pública encargados de redactar,

autorizar y guardar en su archivo los instrumentos que ante ellos se otorgaron, de dar a las partes

interesadas los testimonios que pidieren, y de practicar las demás diligencias que la ley les encomiende”.

Se les encarga el ministerio especial de ejercer las funciones contenidas en su definición, separando

las dos clases de funciones que tenían los antiguos escribanos:

- Una función relativa a los actos y contratos que se consignaban en sus registros o protocolos;

- Por otro lado, las funciones ejercidas ante los jueces y en los procesos en su función de

actuarios públicos. Estas dos clases de funciones son las que la Ley Orgánica ha distinguido y

separado manteniendo así lo dispuesto por el Decreto Supremo de 3 de septiembre de 1866.

Para la primera clase ha instituido a los Notarios y para las funciones de la segunda clase se ha

instituido a los secretarios de los juzgados de letras. Los secretarios de Cortes Superiores y Suprema siempre

han tenido las funciones y denominación de tales.

Número de Notarios.
El artículo 362 dispone que "En cada departamento de la República habrá el número de notarios

que fuere preciso para satisfacer las necesidades del servicio público. El Presidente de la República, con

previo informe de la respectiva Corte de Apelaciones, determinará dicho número para cada departamento.

Ningún notario podrá ejercer sus funciones de tal fuera del departamento que para ello se le hubiese

señalado Cada notario tiene, por lo tanto, un territorio jurisdiccional determinado dentro del cual puede

actuar.

Exigencias para ser notario.

De acuerdo al artículo 337, que exige ser abogado para ser secretario de juzgado de letras, mantiene

igual exigencia respecto de los notarios. Asimismo, en su inciso final, este artículo dispone que en caso que a

una oposición no se presentare ningún abogado, puede ser nombrado cualquier individuo que posea las

calidades necesarias para ejercer el derecho a sufragio en las elecciones populares y que acredite aptitud para

desempeñar el cargo.

Nombramiento de los notarios.

Por aplicación del artículo 338, los notarios deben ser nombrados por el Presidente de la República.

El artículo 320 dispone que en caso que se trate de proveer un empleo de Notario, se convocará a un concurso

público al que podrán presentarse todos los abogados que reúnan los requisitos necesarios para desempeñar el

cargo, la Corte los examinará y designará a los tres que considere más dignos, esta terna será elevada al

Presidente de la República quien hará el nombramiento.

La oposición debía hacerse ante la Corte de Apelaciones a que pertenecía el distrito en que se

prestaban los servicios. Como requisitos para desempeñar el cargo se debía prestar Juramento y Fianza.

El Juramento debía hacerse al tenor de la siguiente fórmula: “Juráis por Dios Nuestro Señor y por

estos santos Evangelios que guardaréis la Constitución y las leyes de la República y que desempeñaréis

fielmente las funciones de vuestro cargo? ".

La Fianza debía rendirla a satisfacción del presidente de la Corte de Apelaciones respectiva. El

objeto de dicha fianza era responder de las multas e indemnizaciones de perjuicios a que pudieran ser

condenados en razón de los actos concernientes a su ministerio.

Oficiales subalternos.
Cada notario tenía el número de oficiales subalternos que estimaba preciso para un buen

servicio de su cargo. Para nombrarlos necesitaba el permiso y aprobación de la respectiva Corte, la que

también podía ordenar al notario despedir a alguno de estos oficiales cuando lo estimare conveniente. En lo

demás los oficiales subalternos dependían directamente del notario al que servían.

Según el artículo 364, inciso final, los notarios en aquellos departamentos donde hubiere dos o

más jueces de letras, dependían del juez de turno.

Aranceles de los notarios.

Los notarios gozaban, al igual que los secretarios, de los emolumentos que señalaba el

respectivo arancel por las actuaciones propias de su cargo.

Asistencia.

Deber de residencia y asistencia diaria: El artículo 367 les hacía aplicable lo prevenido respecto

de los secretarios en relación a ausentarse de la oficina. Para ausentarse del lugar de su residencia o dejar de

asistir diariamente a su oficina requerían permiso del presidente de la Corte, en los departamentos que sean

asiento de Corte, ó del Juez de Letras respectivo. La duración máxima de tal permiso era un mes. Cuando

excedía de este término, no excediendo de un año, el permiso debía solicitarse al Presidente de la República

por escrito. Si transcurría el año y el notario aún se encontraba inhabilitado para ejercer sus funciones, la

plaza se declaraba vacante y se procedía a proveerla.

Obligaciones de los Notarios.

Las señala el art.366 y son:

1. Extender los instrumentos públicos con arreglo a las instrucciones que de palabra o por escrito

les dieren las partes otorgantes, sin emplear para ello abreviaturas ni otros signos que los

caracteres de uso común

2. Guardar y conservar con buen arreglo los instrumentos que ante ellos se otorgaren,

ordenándolos de modo que se precava todo extravío y se haga fácil y expedito su examen.

(Guardarlos encuadernados y empastados).

3. Dar a las partes interesadas, con arreglo á la ley, los testimonios o certificados que pidieren de

los actos que ante ellos hayan pasado.


4. Facilitar a cualquiera persona que lo solicite el examen de los instrumentos que ante ellos se

otorgaren;

5. Asistir diariamente á su oficina y mantenerla abierta para el servicio público desde las diez de

la mañana hasta las cuatro de la tarde.

El artículo 369 agrega otra obligación a los notarios consistente en entregar a los archiveros,

cuando hubiere en el departamento, empastados los protocolos, cerrados con el certificado de estilo, un mes a

lo menos después de haber sido visitados.

Inhabilidad de un notario.

Según el artículo 365, cuando el notario se inhabilitaba para el ejercicio de sus funciones por

cualquier causa, el juez de letras respectivo era quien designaba a la persona que lo reemplazaría mientras

durara el impedimento o estuviere la notaría vacante.

Según el artículo 368, les estaba prohibido, al igual que a los jueces, el ejercicio de la abogacía y sólo

podían asumir la defensa de causas personales, de sus cónyuges, ascendientes, descendientes, hermanos y

pupilos.

Finalmente el último artículo del Título XVIII, relativo a los notarios, artículo 370, disponía que en los

departamentos que a juicio del Presidente de la República no era posible o conveniente hacer recaer los cargos

de secretario, receptor y notario en distintas personas, por no permitirlo la exigüidad de los salarios asignados

a dichos cargos, estos podría ser desempeñados por una misma persona.

Todos lo notarios debían tener un sello para signar los instrumentos que otorgaban. Antes de la

dictación de la Ley Orgánica este era designado por el Ministerio de Justicia en el decreto de nombramiento

del notario, con posterioridad a esta ley, era el mismo notario quien presentaba el signo o timbre de que

pensaba valerse. El Gobierno autorizaba su uso y lo comunicaba a la Corte de Apelaciones respectiva y a la

Corte Suprema.

En relación a la conducta ministerial de los notarios, se hallaban bajo la vigilancia de las Cortes de

Apelaciones las que procediendo de plano podían imponer a los funcionarios diversas penas correccionales

por falta o abusos que cometieren y que la ley no calificare, como crimen o simple delito. Las penas eran:

a) Amonestación privada;

b) censura por escrito;


c) pago de costas;

d) multa que no exceda de 200 pesos;

e) arresto que no exceda de 8 días y

f) suspensión del oficio hasta por 60 días.

En lo sustantivo y en relación con la institución de los Notarios, la Ley Orgánica no se preocupó de

legislar acerca de las solemnidades a que quedaban sujetas las escrituras públicas, satisfaciéndose este vacío

solamente en el año 1925 con la dictación del D. L. 407. En el ínter tanto la Corte de Apelaciones de Santiago

recomendó la aplicación de un antiguo proyecto de reglamento que databa de 1831 y que estaba basado en las

normas pertinentes a la materia del Título XVIII, libro 1 de la Novísima Recopilación y de la Partida III, del

Libro de las Siete Partidas.

Las normas que la esta ley dictó a propósito de los Notarios subsisten vigentes hasta hoy día en

gran parte sin modificación. El actual Código, Orgánico de Tribunales, dictado en el año 1943, refundió en un

solo texto esta Ley Orgánica y todas las leyes que la han modificado o complementado. Así lo expresa la carta

dirigida por don Arturo Alessandri, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad

de Chile, al Ministro de Justicia de la época, de fecha 14 de junio de 1943, con la cual acompaña el texto del

mencionado Código. Esta ley se mantuvo plenamente vigente, prácticamente sin ninguna modificación hasta

el año 1925 en que se dictó el D.L. 407 conocido como "Código del Notariado", el que se encuentra

reproducido casi en su totalidad en la reforma del Código Orgánico de Tribunales de 1943.

3.- El notariado en Chile desde 1925 hasta actualidad.

El notariado en chile, durante el presente período, ha quedado caracterizado por las

disposiciones vigentes en la Ley 407, a la cuales se le han incorporado modificaciones que se precisarán más

adelante.

3.1.- El Decreto Ley 407.

El D.L. 407 conocido como "Código del Notariado", está regulado en 10 Títulos. En el párrafo

7 del título XI podemos encontrar una cantidad importante de sus disposiciones y de la normativa anterior.

También regla en forma especial y por primera vez otras materias.


La ley dispone que en cada departamento de la República habrá por lo menos un notario, o los

que el Presidente de la República determine previo informe favorable de la respectiva Corte de Apelaciones,

teniendo en consideración las necesidades del departamento.

En el inciso segundo de este artículo se innova al exigir para la creación de nuevas notarías que el

departamento respectivo tenga una población superior a 40.000 habitantes, y al prohibir, al mismo tiempo,

que haya más de un notario en un departamento cuya población no sea superior a este número.

En su inciso final, por último, este artículo delimita el campo de actuación de los notarios al

departamento para el que fueron nombrados, repitiendo la norma anterior.

Requisitos para ser notario.

Ser chileno; tener 25 años de edad a lo menos; ser abogado con dos años de ejercicio de profesión a

lo menos; y ser de conocida honorabilidad y buenas costumbres. (Art.3).

El artículo 4 señala quienes no pueden ser notarios: Los interdictos por causa de demencia, los

sordos, los mudos, los ciegos, los que se hallaren procesados por crimen o simple delito y los que estuvieren

inhabilitados para cargos u oficios públicos por alguna pena.

Incompatibilidades.

Los artículos 6 y 7 disponen que las funciones de notarios son incompatibles con las de cualquier

otro cargo rentado de nombramiento por el Presidente de la República, salvo algunos como los que requieran

la calidad de notario o los de profesores. Son además incompatibles con el ejercicio de la profesión de

abogado, a excepción de la defensa de causas personales, de sus mujeres, ascendientes, descendientes,

hermanos o pupilos. No son incompatibles con las funciones de árbitro.

Al igual que en la ley de 1875, para proveer un cargo de notario vacante se hace a través de concurso

público.

Requisitos para desempeñar el cargo.

FIANZA.

Para ejercer el cargo se exige, al igual que la ley orgánica, rendir fianza a satisfacción del Presidente de la

Corte respectiva. El monto es de 15.000 pesos para los notarios de asiento de Cortes; 10.000 para los de

cabecera de provincia y 5.000 para los demás.


Se exige también el Juramento que deben prestar los notarios previamente a asumir el cargo

ante el Presidente de la Corte de Apelaciones respectiva de guardar “la Constitución i las leyes de la

República i desempeñar fielmente las funciones de su puesto”.

Se mantienen por lo tanto los dos requisitos exigidos por la Ley Orgánica para desempeñar el

cargo.

Inhabilidad de un notario.

Se reproduce la norma anterior en el sentido que en este caso es el Juez de Letras el que debe

designar al reemplazante.

El título 11 que comprende los artículos 14 y 15, señala las atribuciones de los notarios y sus

obligaciones, respectivamente. Nos encontramos que este D.L., a diferencia de Ley Orgánica, separa lo que

son las "atribuciones" de los notarios y sus "obligaciones".

Atribuciones de los Notarios.

1.- Extender los instrumentos públicos con arreglo a las instrucciones que de palabra o por

escrito les dieren los otorgantes;

2.- Levantar inventarios solemnes;

3.- Protestar letras de cambio;

4.- Notificar los traspasos de acciones y constituciones y notificaciones de prenda que se le

solicitaren; Y Asistir a las Juntas Generales de Accionistas de Sociedades Anónimas para

los efectos que la ley o reglamento de ellas lo exigieren;

5.- En general, dar fe de los actos para que fueren requeridos y que no estuvieren

encomendados a otros funcionarios."

Se agregan las atribuciones contenidas en los números 3, 4, 5 y 6. La señalada en el número 1

es reproducción de la obligación contenida en la ley de 1875, en el número 1 del artículo 366.

Obligaciones de los Notarios

1. Guardar y conservar en riguroso orden cronológico los instrumentos que ante ellos se otorguen,

en forma de precaver todo extravío y hacer fácil y expedito su examen;

2. Dar a las partes interesadas los testimonios o certificados que pidan, de los actos que ante ellos

se celebren; Y Facilitar a cualquiera persona que lo solicite, el examen de los instrumentos


públicos que ante ellos se otorguen; Asistir diariamente a su oficina, y mantenerla abierta al

público, por lo menos desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde."

En materia de obligaciones de los notarios, se mantienen casi sin variación alguna las

establecidas por la Ley de 1875

3.2.- Leyes modificatorias del D.L. 407.

En el periodo a 1925 y hasta la actualidad, se dictan numerosas leyes que imponen

especialmente al notario obligaciones de carácter fiscalizador, en su mayoría en el campo tributario. Esta

carga a medida que avanza el tiempo va siendo cada vez más frondosa, descargando el Estado gran parte de

su rol fiscal en el agente fideidante. Algunas de estas normas, siguiendo un orden temporal, son:

a) Ley N° 4.174 de 1927.

El notario debe enviar a impuestos internos una lista de las transferencias de bienes raíces que

hayan tenido lugar en su oficio. El reglamento de esta misma ley impuso las obligaciones de exigir el

comprobante de pago del impuesto territorial.

b) D. F. L. Nº 148, de 12 de mayo 1931.

Prohibió autorizar determinadas escrituras sin que previamente se acompañase el certificado

acreditatorio del pago del último período del impuesto.

c) D. F. L. Nº 344 de 1931

Obliga a los notarios a proporcionar gratuitamente a la Contraloría General de la República las

copias autorizadas de cualquier documento, informe o escritura que solicite.

d) Ley Nº 8.419 de 10 de abril de 1946.

Obliga a los notarios a velar por el cumplimiento del impuesto de segunda categoría sobre la renta.

e) Decreto Supremo N' 1991 de 19 de abril de 1949.

Creó cinco nuevas plazas de notarios para el departamento de Santiago. Este decreto vino a

satisfacer un imperiosa necesidad que se venia manifestando desde hace varios años, ya que dado el aumento

constante de la población de la capital, el número de notarios se hacía insuficiente.

f) Código Tributario de 1960.

En su artículo 74, estableció la obligación para los notarios de insertar en las escrituras de

transferencia de bienes raíces el pago del impuesto a la renta de los interesados.


Como se puede apreciar a través de estos ejemplos, existiendo numerosas otras disposiciones al

respecto, los ministros de fe "notarios" se fueron convirtiendo en verdaderos agentes destinados a la

comprobación de las obligaciones tributarias de la ciudadanía.

Afortunadamente en los últimos años se ha visto una reacción por parte del Poder Ejecutivo en esta

materia y muchas de estas disposiciones han sido derogadas habiéndose insertado en la Ley 18.181 de 1982,

dos normas de carácter general:

• En lo relativo a las inserciones documentales, el artículo 410 expone que: "no será obligado insertar

en la escritura documentos de ninguna especie, a menos que alguno de los otorgantes lo requiera.

Si en virtud de una ley debe insertarse en la escritura determinado documento, se

entenderá cumplida esta obligación con su exhibición al notario, quien dejará constancia de este

hecho antes o después de la firma de los otorgante; el documento será agregado al final del

protocolo".

• En lo referente a la vigilancia de los tributos, el artículo 32 prohíbe a los notarios otorgar copia de los

instrumentos mientras no se hayan satisfecho los impuestos correspondientes.

Ley N° 18.18, que comenzó a regir el 1° de enero de 1983.

Dicha ley modifica disposiciones del Código Orgánico de Tribunales en el tratamiento de los

notarios, específicamente sustituye el párrafo 7° de su título XI "Los Notarios", por el que contiene la ley.

Sus aspectos más relevantes son:

• En lo formal, dentro de la definición de notario consignada en el artículo 399, se les conceptúa a

éstos como “ministros de fe pública encargados de autorizar y guardar en su archivo los

instrumentos que ante ellos se otorgaren, de dar a las partes interesadas los testimonios que

pidieren y de practicar las demás diligencias que la ley les encomiende”.

• Se mantiene la definición que aparecía en la Ley Orgánica de 1875, pero habiéndose suprimido la

facultad de redactar se aprecia un serio atentado en contra de la función asesora del ministro de fe.

No obstante ello, el artículo 401, en su número primero, mantuvo lo dispuesto por la mencionada ley

en el sentido de “extender los instrumentos públicos con arreglo a las instrucciones que, de palabra

o por escrito, les dieren las partes otorgantes”.


Esta facultad asesora notarial se ve reforzada por el artículo 413 de la ley que establece la

obligatoriedad que las escrituras relativas a sociedades, particiones de bienes, constitutivas de

personalidad jurídica, de asociaciones de canalistas, de cooperativas, de transacciones y de emisión

de bonos de sociedades anónimas, sólo pueden ser extendidas en los protocolos sobre la base de

minutas firmadas por algún abogado, lo que, contrario sensu, implica que los restantes instrumentos

pueden ser redactados y extendidos por el propio notario.

• En lo estructural se mantiene la dependencia de Poder Judicial.

• Sufren alteraciones profundas el régimen de la escritura pública, de las protocolizaciones, de las

copias de estos documentos y de los libros por llevar. Algunas de estas alteraciones permiten que los

instrumentos puedan manuscribirse, o bien mecanografiarse u otorgarse en cualquier otra forma que

leyes especiales autorice. Se permite que puedan emplearse palabras de otro idioma diferente del

castellano, lo que antes estaba prohibido, siempre que sean generalmente usadas, o bien como

términos de una ciencia o arte.

• Se elimina a los testigos del acto y se crea el libro llamado Repertorio. En éste se anotaran en estricto

orden numérico día a día las escrituras y documentos protocolizados según el orden de presentación.

• Respecto a la dación de copias, se elimina el sistema tradicional de las primeras y segundas copias y

se permite que éstas se otorguen dactilografiadas, manuscritas, impresas, fotocopiadas, etc.

Funciones de los Notarios.

“Es una función profesional y documental autónoma, jurídica, privada y calificada, impuesta y

organizada por la ley para procurar la seguridad, valor y permanencia de hecho y de derecho, al interés

jurídico de los individuos, patrimonial o extrapatrimonial, entre vivos o por causa de muerte, en relaciones

jurídicas de voluntades concurrentes o convergentes y en hechos jurídicos humanos o naturales, mediante su

interpretación y configuración, autenticación, autorización y resguardo confiada a un notario.

La función de un notario ha tenido un desenvolvimiento paralelo al progreso de los pueblos. En

los primeros tiempos los actos y contratos sólo eran verbales, luego fueron ante testigos y, después de

numerosas y sucesivas transformaciones, pasaron a celebrarse ante un funcionario que se denominó escribano

o notario, quien es investido por el estado para cumplir su misión que es dar fe.
La característica más importante de la función notarial desde sus inicios y hasta nuestros días es

la de solemnizar y dar fe de los derechos y obligaciones de las personas. Dentro de su función está el

planteamiento y resolución de los negocios y problemas de todo tipo, en los cuales su actitud fiel y

determinada es evitar dudas y conflictos. Es una función preventiva, neutral, imparcial, en resguardo de todos,

sin distinción ni preferencia. En todas las legislaciones predomina el dicho “el notario es el arbitro de la

verdad”.

El notario desempeña una función social por excelencia con toda la jerarquía de un oficial

público, ellos deben tener el más alto concepto de la responsabilidad profesional, ya que en sus manos se

encomienda la atención de intereses tan cuantiosos, como delicadas cuestiones patrimoniales y de familia. Por

lo que el notario debe ser una persona muy recta y escrupulosa a fin de lograr el respeto, o más bien conservar

el respeto por su investidura y sea merecedor de confianza absoluta. El Estado, a su vez, tiene el derecho y el

deber de velar porque las aptitudes morales del profesional a cuyo cuidado se entrega diariamente el honor y

la fortuna de sus conciudadanos por lo que sus facultades están regladas en forma clara y precisa.

Misión tan elevada como esta le exige al notarios, según algunos autores, “de ciencia”,

“conciencia” y “experiencia”, además de una sólida vocación. La experiencia, estudio y una comprensión

justa de sus obligaciones, especialmente de la prudencia, permitirían al notario enfrentar situaciones

complejas y delicadas en forma apropiada, conforma a derecho y justicia, ya que muchas veces las

interpretaciones de las leyes, estatutos y reglamentos, la misma ignorancia, astucia, avaricia y malas

intenciones de las partes, procuran perturbar su criterio, por lo que necesita, además, de habilidad y firmeza

para no obligarse ante las impresiones y eludir de este modo con serenidad, semejantes peligros.

En temas como la honra y el patrimonio, dos de los atributos más estimados del ser humano, en

el notario son imprescindible. En muchas oportunidades más que el conocimiento rígido de las leyes, importa

el criterio y probidad, especialmente al tratar con ciudadanos que viven situaciones de pérdida dolorosas, que

contraen graves compromisos, que deben pedir prestamos onerosos, o deben hacer ventas inevitables, etc,

Tales casos requieren sumo tacto y esmerada honestidad.

Organización, competencia y funciones del notario.

En la actualidad los Notarios están regulados en el párrafo VII del título XI del Código

Orgánico de Tribunales, párrafo enteramente sustituido por la ley 18.181 del 26 de noviembre de 1982, que
instauro una profunda reforma en el sistema notarial chileno. Tal normativa ha tenido modificaciones

establecidas por las leyes 18.776 del 18 de enero de 1989 y número 18.969 de 10 de marzo de 1990.

Según el artículo del Código Orgánico de Tribunales: “Los notarios son ministros de fe

pública, encargados de autorizar y guardar en su archivo los instrumentos que ante ellos se otorgaren, de

dar a las partes interesadas los testimonios que pidieren y practicar las demás diligencias que la ley le

encomiende.”

La función genérica de los notarios es ser “ministro de fe pública”. Lo que implica distinguir

entre el notario y la función notarial. La primera se refiere al cargo determinado por ley y la segunda, a las

acciones que debe llevar a efecto quien ejerce tal cargo.

Martínez Segovia1 señala que : “El notario es un jurista facultado por la ley para interpretar y

configurar, autenticar y resguardar tanto el documento notarial – o medio objetivo – como el objeto material

– o contenido de la función notarial, siendo el órgano de dicha función”.

Por otra parte, en 1948 se realiza en Buenos Aires el Primer Congreso Internacional del Notariado

Latino en donde se señala que: “El notario latino es un profesional de derecho encargado de una función

publica consistente en recibir, interpretar y da forma legal a la voluntad de las partes redactando los

instrumentos adecuado a este fin y confiriéndoles autenticidad; conservar los originales de estos y expedir

copias que den fe de su contenido”

Al decir de Enrique Jiménez Arnau: “El notario es un profesional del derecho que ejerce una función

pública para robustecer, con una presunción de verdad, los actos en que interviene, para colaborar en la

formación correcta del negocio jurídico y poder solemnizar y dar forma legal a los negocios jurídicos

privados y de cuya competencia, sólo por razones históricas, están sustraídos los actos de la llamada

jurisdicción voluntaria”.

La ley 18.181, con su artículo 399 del Código Orgánico de Tribunales otorgaba a los notarios la

función de redactar los instrumentos que ante ellos se otorgaban, expresión que posteriormente fue suprimida,

esto no significa que se prohíba al notario tal función. Por otra parte, el artículo 401 Nº 1 entrega la función

de “extender” escrituras públicas, de lo que se deduce que necesariamente debe “redactar”. De acuerdo al

1
Martínez S. Francisco. “Función notarial” Ediciones Jurídicas Europa – América, B. Aires, 1961
artículo 413 se debe señalar que la ley establece que las escrituras deben ser extendidas en base a minutas

firmadas por abogados.

Finalmente, según el profesor Martínez Segovia 2 la función notarial: “Es la función

profesional y documental autónoma, jurídica, privada y calificada, impuesta y organizada por la Ley, para

procurar la seguridad, valor y permanencia de hechos y de derechos, al interés jurídico de los individuos,

patrimoniales o extramatrimoniales, entre vivos o por causa de muerte, en relaciones jurídicas de voluntades

concurrentes o convergentes y en hechos jurídicos, humanos o naturales, mediante su interpretación y

configuración, autenticación, autorización y resguardo, confiadas a un Notario."

Distribución de los notarios.

De acuerdo al artículo 400 del Código Orgánico de tribunales " En cada comuna o agrupación de

comunas que constituya territorio Jurisdiccional de jueces de letras, habrá a lo menos un notario. En

aquellos territorios jurisdiccionales formados por una agrupación de comunas, el Presidente de la

República, previo informe favorable de la Corte de Apelaciones respectiva, podrá crear nuevas notarías

disponiendo que los titulares establezcan sus oficios dentro del territorio de una comuna determinada.

Estos notarios podrán ejercer sus funciones dentro de todo el territorio del juzgado de letras en lo civil que

corresponda.

En aquellas comunas en que exista más de una notaría, el Presidente de la República asignará a

cada una de ellas una numeración correlativa, independientemente del nombre de quienes la sirvan. Ningún

notario podrá ejercer sus funciones fuera de su respectivo territorio".

De acuerdo a lo ya establecido, se puede apreciar que vuelve nuevamente a la competencia

comunal, siendo además necesario el informe de la Corte de Apelaciones para proceder a la creación de

nuevas notarias.

2
Martínez S. Francisco. “Función notarial” Ediciones Jurídicas Europa – América, B. Aires, 1961

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