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POBREZA Y EXCLUSION SOCIAL

UNIDAD Nº III
Caracterización y medición de la pobreza y la desigualdad en Chile y
América Latina

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SEMANA 5

Introducción
Para finalizar esta unidad, se destaca que en relación a la pobreza y su medición, es
necesario que los países latinoamericanos implementen nuevas metodologías para medir
la pobreza distinta al ingreso como ha sido unas de las recomendaciones que ha
efectuado la CEPAL y otras organizaciones internacionales sobre esta materia, es por
ello que durante la presente semana se analizará la nueva metodología de medición de
la pobreza en Chile desarrollada por parte el Ministerio de Desarrollo social y la familia
denominada metodología de la pobreza multidimensional, que mide la pobreza mediante
varias dimensiones que serán revisadas en el presente texto.

Por otra parte revisaremos la estructura e índices de la pobreza en América Latina y el


Caribe y como esta ha ido evolucionado durante las últimas décadas, lo cual ha generado
que varios países de la región han tenido que implementar una serie de políticas públicas
y sociales para ir disminuyendo la pobreza, y como también los sistemas económicos de
los países han favorecido al aumento de la pobreza y la desigualdad social en algunos
sectores de la sociedad latinoamericana.

Finalmente analizaremos las raíces históricas de la desigualdad social en América Latina


y el caribe, sus principales formas de acción y las dimensiones en que se desarrolla en
los países de la región.

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Ideas Fuerza
Pobreza Multidimensional: Es una metodología que identifica múltiples carencias a nivel
de los hogares y las personas en los ámbitos de la salud, la educación y el nivel de vida.
Cada miembro de una familia es clasificado como pobre o no pobre en función del
número de carencias que experimente su hogar.

Metodología Alkire y Foster: La metodología de AF identifica a quienes son pobres


considerando la intensidad de las privaciones o carencias que sufren e incluye un método
de agregación. El método busca determinar las carencias que sufren los hogares en
distintas dimensiones del bienestar y luego suma estas carencias para identificar a los
hogares en situación de pobreza multidimensional

La desigualdad social: es la condición por la cual las personas tienen un


acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora
la sociedad. Todo tipo de desigualdad social está fuertemente asociada a las
clases sociales, al género, a la etnia, la religión, etc.

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Desarrollo
Caracterización y medición de la pobreza y la desigualdad en Chile y América
Latina

1. Pobreza Multidimensional en Chile una nueva mirada

En la actualidad, Chile mide la pobreza de su población a través de los ingresos de las


personas y los hogares. Este tipo de medición de pobreza se basa en que a través del
ingreso los hogares pueden adquirir bienes y servicios que afectan su calidad de vida y
bienestar. Si bien la medición de pobreza por ingresos en Chile ha disminuido de manera
importante desde un 1990 a la fecha, hoy existe consenso en que debe actualizar la
manera en que mide la pobreza, dado el actual nivel de desarrollo del país. Este consenso
no es algo nuevo en el país. Chile ha sido pionero en el estudio de la pobreza desde la
creación del mapa de pobreza de Odeplan y la universidad católica en la década del 70,
pasando por estudios como los de Torche, Altimir, el índice de desarrollo humano del
PNUD. Es en este contexto en que no sólo se actualizará la metodología de medición de
la pobreza por ingresos, sino sé que plantea la necesidad de dar una mirada distinta.

Hoy en día los países reconocen que el fenómeno de la pobreza es mucho más amplio
que la sola falta de ingresos y que tanto la pobreza como las condiciones de vida que
experimentan las personas y los hogares no pueden ser medidas por un sólo indicador.
La metodología de la pobreza multidimensional es una metodología que identifica
múltiples carencias a nivel de los hogares y las personas en los ámbitos de la salud, la
educación y el nivel de vida. Cada miembro de una familia es clasificado como pobre o
no pobre en función del número de carencias que experimente su hogar.Los expertos, y
más importante aún, las personas en situación de pobreza reconocen que ésta incluye
privaciones en distintas dimensiones, tales como: educación, salud, vivienda, empleo,
empoderamiento, discriminación, seguridad personal, y muchas otras que difícilmente
pueden ser identificadas y medidas por un sólo indicador, como el de ingresos. Al mismo
tiempo, estas privaciones pueden afectar con distinta intensidad a los hogares y las
personas dependiendo de factores como su distribución regional, género, etnia, etc.

Una nueva forma de medir la pobreza requiere reconocer las distintas miradas existentes
en el país sobre este fenómeno. La nueva metodología de la medición multidimensional
de la pobreza corresponde a un esfuerzo del país en su conjunto, para generar
información relevante para trabajar en la lucha por la superación de la pobreza. En este

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esfuerzo país han participado distintos actores, tanto académicos, expertos y la sociedad
civil, aportando con sus miradas y propuestas.

1.1 Metodología de Alkire y Foster (AF)

Para le medición de la pobreza multidimensional en Chile el MDS (Ministerio de desarrollo


social y familia) ha adoptado la metodología desarrollada por Sabina Alkire y James
Foster. La metodología de AF identifica a quienes son pobres considerando la intensidad
de las privaciones o carencias que sufren e incluye un método de agregación. El método
busca determinar las carencias que sufren los hogares en distintas dimensiones del
bienestar y luego suma estas carencias para identificar a los hogares en situación de
pobreza multidimensional. La metodología es flexible respecto de la definición de las
dimensiones e indicadores que la componen, lo que es clave para aplicarla a la realidad
chilena. En la metodología se define una serie de dimensiones en que la población
experimenta carencias a nivel individual o de hogar. En cada dimensión se definen
indicadores, y para cada uno de ellos, umbrales. Cuando la persona/hogar no cubre el
umbral, se le considera carente en dicho indicador. Una vez que se conocen las carencias
por indicadores, se consideran las ponderaciones de los indicadores al interior de cada
dimensión, y la ponderación de cada dimensión como parte del índice. Una vez que se
cuenta con dicho índice agregado, se entiende que una persona/un hogar se encuentra
en situación de pobreza multidimensional si presenta un porcentaje de carencias
agregadas mayor a un umbral determinado. A medida que los países avanzan en sus
niveles de desarrollo, esta metodología permite reemplazar/agregar nuevas dimensiones
y/o indicadores, o hacer más exigentes los umbrales.

1.2 Metodología de medición de pobreza multidimensional en Chile


A continuación se presenta un cuadro resumen de la metodología de medición de
pobreza multidimensional de Chile y, luego, el detalle de las dimensiones e indicadores
incluidos.

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Las carencias se identifican a nivel de hogares. Si un hogar presenta un niño que no
asiste al colegio, se considera como carente a todo el hogar (análogo a pobreza por
ingresos, en que se analizan ingresos per cápita del hogar). Una vez identificadas las
carencias de los hogares, se establece un nivel de carencias o privaciones agregado (k)
con el que un hogar es considerado en situación de pobreza multidimensional. Este
umbral k se ha fijado en 25%, que es el equivalente al peso de una dimensión en el índice
de pobreza multidimensional. Si se considera que las cuatro dimensiones son básicas
para la población, entonces estar carente en el equivalente a una de ellas hace que el
hogar sea pobre “multidimensionalmente”.

A diferencia de otros países que identifican la pobreza multidimensional a partir de


privaciones en ingresos y en otras dimensiones, la metodología de medición de Chile
separa ambos espacios (midiendo pobreza por ingresos separadamente de pobreza
multidimensional). De este modo es posible, analizar los fenómenos en forma separada,
dar cuenta de hogares que teniendo ingresos levemente superiores a la línea de pobreza
hasta ahora no eran considerados pobres a pesar de las múltiples carencias que sufren,
y es posible Identificar efectos directos sobre la pobreza provenientes del crecimiento
económico (ingresos) o de las políticas sociales sectoriales (multidimensional)

• Dimensión de Educación

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• Dimensión de Salud

• Dimensión de Trabajo y seguridad social

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• Dimensión de vivienda

La metodología de medición de pobreza multidimensional permite al país dar una mirada


y comprender el fenómeno de la pobreza de manera más integral. Esta medición de
pobreza multidimensional no compite con la medición por ingresos, sino que la
complementa, entregando una visión más amplia de esta situación que afecta a los
hogares chilenos. Una mejor identificación de la pobreza y sus dimensiones permitirá al
país diseñar de mejor manera sus políticas sociales apuntando a superar las distintas
privaciones o carencias que sufren los chilenos.

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Pregunta de reflexión

¿Qué otra dimensión incluiría usted en la metodología de la medición


multidimensional de la pobreza?

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
Para profundizar más sobre la metodología de la medición multidimensional
de la pobreza en Chile, visita la siguiente página web:
https://www.youtube.com/watch?v=LN5fqt1Gy-o

2. La pobreza en América Latina, logros alcanzados y nuevos desafíos

La persistencia de la pobreza continúa siendo uno de los principales nudos críticos para
alcanzar un desarrollo sostenible y más inclusivo en América Latina y el Caribe. La
necesidad de erradicar la pobreza en todas sus formas, y así cumplir con la Agenda 2030
para el desarrollo sostenible, y el aumento de la pobreza y la pobreza extrema supone
un gran desafío para el diseño e implementación de las políticas públicas en la gran
mayoría de los países de la región

2.1 Evolución de la pobreza por ingresos

Desde 2015 ha tenido lugar un aumento en los niveles de pobreza, y especialmente de


pobreza extrema, en la región, aun cuando dicha tendencia perdió fuerza entre 2017 y
2018. Con todo, en 2018 tanto la pobreza como la pobreza extrema presentaban
incidencias más altas que las registradas entre 2012 y 2015. A pesar de este panorama


desfavorable en el promedio regional, entre 2017 y 2018 la pobreza disminuyó en la
mayoría de los países.

2.1.1 Pobreza y pobreza extrema a nivel regional y por subgrupos de países

En 2018, alrededor del 30,1% de la población de América Latina estaba bajo la línea de
pobreza, mientras que un 10,7% se encontraba bajo el umbral de la pobreza extrema.
Esto significa que, en dicho año, aproximadamente 185 millones de personas se
encontraban en situación de pobreza y 66 millones de personas pertenecían a hogares
con ingresos per cápita inferiores a la línea de pobreza extrema. Desde 2015 se ha venido
observando en la región un aumento en los niveles de pobreza, y especialmente de
pobreza extrema, aunque dicha tendencia perdió fuerza entre 2017 y 2018. Con todo, la
pobreza total en 2018 superó en 2,3 puntos porcentuales a la registrada en 2014, lo que
significa un aumento de alrededor de 21 millones de personas. La pobreza extrema
creció 2,9 puntos porcentuales y aproximadamente 20 millones de personas entre 2014
y 2018

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El alza de la pobreza en el agregado regional entre 2014 y 2018 se explica básicamente
por el incremento de la pobreza en el Brasil y la República Bolivariana de Venezuela. En
el Brasil, la pobreza y la pobreza extrema aumentaron a partir de 2015. Aun cuando la
pobreza en 2018 fue menor que en 2017, esta representó un aumento de 3 puntos
porcentuales con respecto a la pobreza registrada en 20143, mientras que la incidencia
de la pobreza extrema aumentó 2 puntos porcentuales con respecto a 2014. En lo referido
a la República Bolivariana de Venezuela, las proyecciones realizadas por la CEPAL
indican que las personas en situación de pobreza extrema del país como porcentaje de
la población total regional en dicha categoría pasó del 8% en 2014 al 33% en 2018.

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2.1.2 Pobreza y pobreza extrema por países

En materia de incidencia de la pobreza y la pobreza extrema existe una amplia


heterogeneidad entre los países de la región. En 2018, los países en mejor situación eran
el Uruguay y Chile, con tasas de pobreza total menores del 15% y con incidencias de
extrema pobreza por debajo del 5%. En un segundo escalón se situaban Costa Rica, el
Perú y Panamá. En los dos primeros países, las tasas de pobreza total estaban entre el
15% y el 20%, y la pobreza extrema no superaba el 5%, mientras que Panamá tenía una
pobreza total menor del 15% y una pobreza extrema de entre el 5% y el 10%. Las peores
situaciones se evidenciaban en México, Bolivia y, especialmente, Honduras.
Al examinar los cambios en la incidencia de la pobreza total y extrema entre 2014 y 2018

se aprecia que siete países mejoraron su situación (Chile, Colombia, El Salvador,


Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana), mientras que el Brasil la empeoró.
En Chile, Panamá, el Paraguay y Colombia se constató una reducción en la pobreza
total, en el Perú la mayor caída se dio en la pobreza extrema y en El Salvador hubo
marcadas reducciones tanto en la pobreza total como en la pobreza extrema. En el Brasil
el empeoramiento se debe al alza de la pobreza extrema.

En lo relativo a las variaciones en la incidencia de la pobreza total entre 2017 y 2018, la


información disponible muestra reducciones en siete países y alzas en un país, mientras
que no se verificaron cambios sustanciales en cinco países. En términos absolutos, las
principales disminuciones en la pobreza total se registraron en El Salvador (3,3 puntos
porcentuales), República Dominicana (3 puntos porcentuales), México (2,3 puntos

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porcentuales desde 2016) y Panamá (2,2 puntos porcentuales). En tanto, la pobreza total
aumentó mucho en la Argentina (5,6 puntos porcentuales).

Entre 2017 y 2018, en cinco países se registraron descensos en la incidencia de la


pobreza extrema superiores a un punto porcentual. Las disminuciones más marcadas se
verificaron en Bolivia (1,7 puntos porcentuales), la República Dominicana (1,5 puntos
porcentuales), Panamá (1,4 puntos porcentuales) y el Perú (1,3 puntos porcentuales). En
el resto de los países no se observaron cambios absolutos sustanciales en la incidencia
de la pobreza extrema. En cuanto a las reducciones absolutas de la pobreza total, los
países que evidenciaron un mejor desempeño entre 2014 y 2018 fueron la República
Dominicana, El Salvador, Chile y Panamá. En los dos primeros países, el ritmo de
disminución absoluta de la pobreza fue más importante entre 2014 y 2018 que entre 2008
y 2014, mientras que en Chile la intensidad en la reducción absoluta de la pobreza fue
menor entre 2014 y 2018 que entre 2008 y 2014.

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2.2. Factores relacionados con la dinámica reciente de la pobreza

El papel de la redistribución ha sido fundamental, como complemento del crecimiento


económico, en la reducción de la pobreza durante períodos de bonanza y evitando
aumentos de la pobreza en contextos de deterioro económico. Entre 2014 y 2018, en 7
de los 13 países de la región que redujeron la pobreza predominó el efecto distribución.
En lo que respecta a las fuentes de ingreso, entre 2014 y 2018 el ingreso laboral fue la
partida de ingresos que más incidió en las variaciones de las tasas de pobreza. Sin
embargo, los mejores resultados en la reducción de la pobreza se apreciaron en los
países que, junto con el incremento en los ingresos laborales, experimentaron un
aumento en las transferencias públicas y privadas.

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2.2.1 El nivel y la distribución del ingreso de los hogares

Los cambios en la incidencia de la pobreza por ingresos en el tiempo están vinculados a


las variaciones en el ingreso promedio de los hogares y en la distribución del ingreso
entre los hogares. Una contracción del ingreso medio de los hogares, sumada a un
aumento en la concentración del ingreso, producirá un mayor incremento de la tasa de
pobreza que una caída equivalente del ingreso promedio de los hogares que no vaya
acompañada de un deterioro distributivo. A su vez, una reducción en los niveles de
desigualdad (asociada, por ejemplo, a políticas redistributivas en el ámbito de la
protección social o del mercado de trabajo) junto con un alza del ingreso medio de los
hogares producirá una mayor reducción de la tasa de pobreza de la que se lograría con
solo uno de esos factores por separado.

Según el esquema tradicional de medición de la pobreza a partir de la insuficiencia de


ingresos, la tasa de pobreza de un país en un momento está determinada por tres
elementos: la línea de pobreza, el ingreso medio y la estructura de la distribución de los
ingresos. Por tanto, si se mantiene constante la línea de pobreza en términos reales, los
cambios en el indicador de pobreza pueden analizarse a partir de las variaciones del
ingreso medio y de la distribución del ingreso.

Los países que más redujeron la pobreza en términos relativos entre 2014 y 2018 fueron
el Uruguay, Chile, la República Dominicana y Panamá, en ese orden. En los tres últimos
países tuvo mucha más importancia el efecto ingreso, mientras que en el Uruguay tuvo
mayor incidencia el efecto distribución. A su vez, en el Paraguay, Colombia y Bolivia, los
cambios en la distribución contrarrestaron la contracción de los ingresos medios de los
hogares, lo que permitió una reducción de la pobreza. En el Brasil, en tanto, el aumento
de la pobreza se explicó fundamentalmente por el empeoramiento en la distribución,
frente a ingresos medios que casi no variaron. En una perspectiva de más largo plazo,
los datos para el Uruguay y Chile, los países con las mayores reducciones relativas de
pobreza entre 2008 y 2018, muestran dos historias diferentes. En Chile domina
absolutamente el efecto ingreso, mientras que en el Uruguay, aunque el efecto ingreso
tiene el mayor peso, hay un aporte significativo a la reducción de la pobreza del efecto
distribución.

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2.2.2 Tendencias en las fuentes de ingreso en los hogares de menos recursos

Las entradas y salidas de la pobreza monetaria tienen su origen en los incrementos o las
contracciones del ingreso de los hogares de la parte inferior de la distribución del ingreso.
Idealmente, para la identificación de las corrientes de ingreso que inciden en que los
hogares salgan de la pobreza o caigan en ella es necesario evaluar los ingresos de los
mismos hogares en distintos períodos de tiempo. Dado que en la región todavía son
escasas las encuestas longitudinales que permitan captar la evolución de los ingresos
de los mismos hogares a lo largo del tiempo. Para definir el punto de corte de la
distribución, en cada país se utilizó la tasa de pobreza del año, inicial o final, en que esta
fue más alta y se añadieron 5 puntos porcentuales, para contemplar a los hogares que
se ubican apenas por encima de la línea de pobreza. Esto permite analizar los cambios
en las distintas corrientes de ingreso para el mismo porcentaje de hogares en ambos
años, independientemente de los cambios en la incidencia de la pobreza.

Las corrientes de ingresos de los hogares que se analizaron en este periodo son: a)
ingresos laborales, incluidos salarios e ingresos del trabajo independiente; b)
transferencias públicas y privadas, considerando jubilaciones y pensiones contributivas,
transferencias no contributivas y otras transferencias (incluidas remesas), y c) otros
ingresos, incluidos los provenientes de la propiedad de activos y del alquiler imputado por
vivienda propia.

En siete de los diez países con reducciones marcadas o moderadas de la pobreza, el


alza de los ingresos por transferencias públicas o privadas fue la segunda corriente de
ingresos que más explicó el aumento de los ingresos de los hogares de bajos recursos.
En uno de estos países (Costa Rica), las transferencias fueron el factor que más incidió
en el alza de los ingresos de los hogares de bajos recursos. La contribución de los otros
ingresos (principalmente alquiler imputado y propiedad de activos) a los cambios en el
ingreso total de los hogares de bajos recursos fue, en general, menor que la de los
ingresos laborales y las transferencias. El mayor aporte de esta corriente al aumento de
los ingresos de los hogares de bajos recursos se apreció en Chile, el Paraguay, Honduras
y la República Dominicana. En este grupo de países, el alquiler imputado representó el
87% o más del crecimiento de la corriente de “otros ingresos”.

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2.3 Posibilidades de cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible de
erradicación de la pobreza

Los países de la región deben redoblar esfuerzos para mejorar simultáneamente su


desempeño en el crecimiento económico y en la reducción de la desigualdad, y así poder
alcanzar las metas de reducción de la pobreza total y erradicación de la pobreza extrema
a 2030.

En septiembre de 2015, 193 Estados miembros de las Naciones Unidas se


comprometieron a impulsar una agenda para avanzar simultáneamente en la erradicación
de la pobreza, la disminución de la desigualdad, la preservación del medio ambiente y el
logro del mayor bienestar posible para todos. Esta agenda se expresó en un conjunto de
ODS, metas e indicadores para el seguimiento de los compromisos asumidos. El
compromiso de los gobiernos latinoamericanos con los ODS fue ratificado en la Primera
Reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo

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Sostenible (2017), instancia en la que los países de la región concluyeron que erradicar
la pobreza es el mayor desafío global y es una condición necesaria para el desarrollo
sostenible.

En lo referido a los objetivos y las metas que abordan específicamente la pobreza, en el


primer ODS se plantea poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo, y
en la meta 1.1 se propone erradicar la pobreza extrema para 2030. El indicador mundial
de la meta 1.1 se basa en la línea de pobreza internacional utilizada por el Banco Mundial,
que es muy baja para los estándares de vida prevalecientes en la mayoría de los países
de la región. En el contexto regional es más adecuado utilizar un umbral de pobreza
extrema basado en el costo de una canasta básica de alimentos, determinado
específicamente a partir de las necesidades nutricionales, los niveles de actividad física
y los patrones de consumo observados en los países latinoamericanos.

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Pregunta de reflexión

¿Qué estrategia usted plantearía para reducir la pobreza en América Latina


y el Caribe?

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
Para profundizar más sobre la pobreza en América Latina y el Caribe, visita
la siguiente página web: https://www.youtube.com/watch?v=Gxb9HBx236Q

3. Desigualdad en América Latina y el Caribe

América Latina sufre de una enorme desigualdad. El país de la región con la menor
inequidad en los ingresos sigue siendo más desigual que cualquier país de la
Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) o de Europa Oriental.
La desigualdad social es la condición por la cual las personas tienen un
acceso desigual a los recursos de todo tipo, a los servicios y a las posiciones que valora
la sociedad. Todo tipo de desigualdad social está fuertemente asociada a las
clases sociales, al género, a la etnia, la religión, etc. Se trata, además, de un fenómeno

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invasor, que caracteriza a cada aspecto de la vida, como el acceso a la educación, la
salud y los servicios públicos; el acceso a la tierra y a otros activos; el funcionamiento de
los mercados de crédito y laborales formales, y la participación e influencia políticas. La
inequidad también es persistente; en su modalidad moderna, el alto nivel de desigualdad
se origina en las instituciones excluyentes que se han perpetuado desde los tiempos
coloniales y han sobrevivido a los diferentes regímenes políticos y económicos, desde
estrategias intervencionistas y de sustitución de las importaciones hasta políticas más
orientadas al mercado. Incluso en la actualidad, aún persisten significativas diferencias
raciales y étnicas.

El alto nivel de desigualdad tiene costos considerables: aumenta los niveles de pobreza
y disminuye el impacto del desarrollo económico destinado a reducirla. Es probable que
también perjudique el crecimiento económico agregado, en especial cuando se asocia a
la falta de equidad en el acceso al crédito y a la educación, y a las tensiones sociales.
Una amplia mayoría de los latinoamericanos considera injustos los actuales niveles de
desigualdad en los ingresos y un aspecto particularmente inaceptable dice relación con
la desigualdad de oportunidades. Por todos estos motivos, los países latinoamericanos
deben realizar un esfuerzo por terminar con su larga historia de desigualdad.

¿Es posible hacer esto?, la respuesta es afirmativa si se aplican medidas decisivas para
enfrentar la variedad de mecanismos que reproducen la desigualdad. Primero que todo,
es necesario reducir la desigualdad en el acceso a los activos productivos. Resulta clave
igualar el acceso a una educación de buena calidad debido a la influencia que ésta ejerce
sobre las oportunidades económicas, el nivel social e influencia política. Sin embargo,
deben transcurrir varias décadas para que una educación más igualitaria transforme con
posterioridad otro tipo de desigualdades. Otro aspecto importante es lograr un acceso
más equitativo a la tierra, a los derechos de propiedad y a otros activos, tales como la
infraestructura.

En segundo lugar, es necesario mejorar el funcionamiento de las instituciones de


mercado en beneficio de todos a través de la profundización del mercado financiero y
del mercado de productos y la creación de instituciones laborales más integradoras que
equilibren la flexibilidad con la protección de los trabajadores. Por otra parte, hacerse
cargo de la distribución en el ámbito macroeconómico fortalece la necesidad de contar
con una administración estable, puesto que las crisis tienden a ser muy regresivas. Para
lograrlo se necesitan instituciones y regulaciones que reduzcan el riesgo de caer en crisis
y disminuyan la desigualdad en la distribución de las pérdidas cuando éstas se
produzcan
En tercer lugar, el Estado debe fortalecer su capacidad redistributiva, lo cual para la
mayor parte de los países de la región significa aumentar la carga tributaria (baja) y, en
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el largo plazo, hacer que los tributos sean más progresivos mejorando la eficacia de la
recaudación de los impuestos a la renta personal y a la propiedad. El aumento de
impuestos sólo tiene sentido si éstos se utilizan en forma eficaz. A pesar de ciertos
avances y el aumento de la progresividad en el gasto social en los años noventa, gran
parte del gasto público sigue siendo bastante regresivo (por ejemplo, los subsidios a la
educación terciaria y el estado de bienestar “truncado”, en especial con respecto a los
pagos de pensiones). En este sentido, la importancia de las transferencias redistributivas
radica precisamente en el hecho de que para implementar las estrategias basadas en
activos se necesita tiempo. Un área especialmente prometedora son las transferencias
en efectivo condicionadas que pueden tener un efecto significativo en la redistribución de
los ingresos, ampliando al mismo tiempo la protección social para los pobres ante
eventuales shocks, y estimulando la inversión en el capital humano de los grupos más
desfavorecidos. Estos y otros instrumentos pueden proporcionar la base para un sistema
de protección social realmente progresivo en América Latina.

Dadas las profundas raíces históricas e institucionales del alto nivel de desigualdad, para
lograr avance en todos estos aspectos se requerirá una acción social y liderazgo político
decisivos. Esto supone progresar hacia instituciones políticas más integradoras e
inclusivas, puesto que la desigualdad en la influencia subyace en muchos de los
mecanismos que reproducen la desigualdad en general.

3.1 América Latina y desigualdad en varias dimensiones

La desigualdad es un aspecto predominante de las sociedades latinoamericanas, en lo


que se refiere a las diferencias de ingreso, el acceso a los servicios, el poder y la
influencia y, en muchos países, el trato que se recibe de la policía y del sistema judicial.
De acuerdo con las encuestas domiciliarias, el 10% más rico de los individuos recibe
entre el 40% y el 47% del ingreso total en la mayor parte de las sociedades
latinoamericanas, mientras que el 20% más pobre, sólo recibe entre el 2% y el 4. Estas
diferencias son considerablemente más altas que en los países de la OCDE, Europa
Oriental y gran parte de Asia. Por otra parte, el atributo más característico de la
desigualdad de los ingresos en América Latina es la concentración inusualmente alta del
ingreso en el extremo superior de la escala. (La cifra es comparable sólo con algunos
países de África y los estados de la ex Unión Soviética). A modo de comparación, el 10%
más rico de Estados Unidos recibe el 31% del ingreso total y en Italia, éste recibe el 27%.
Incluso en los países más equitativos de América Latina (Costa Rica y Uruguay), el nivel
de desigualdad en los ingresos es significativamente mayor. La inequidad en el consumo,
cuando se puede medir en forma adecuada, también parece ser más alta en los países

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latinoamericanos, aunque, aparentemente, las diferencias con otras regiones no son tan
acentuadas como en el caso de la desigualdad en los ingresos.

Por lo general, las desigualdades en educación, salud, el suministro de agua,


saneamiento electricidad y la telefonía también son importantes y están correlacionadas
con las diferencias en los ingresos. Por ejemplo, en la región, las diferencias en el
promedio de años de educación entre los quintiles de ingreso superior e inferior fluctúan
entre 5 y 9 años para las personas entre 31 y 40 años y entre 51 y 60.

Otra brecha que atraviesa todas estas dimensiones es la de raza y etnia, que afecta a
todas las sociedades con una población significativa de indígenas o descendientes de
africanos. ¿Está empeorando la desigualdad?, durante la década pasada, surgieron
diversos patrones con respecto a las diferencias de ingresos, según los cuales más
países están experimentando una tendencia al empeoramiento más que al mejoramiento.
A fin de cuentas, países relativamente equitativos experimentaron cierto empeoramiento
como, por ejemplo, el significativo deterioro sufrido por Argentina antes y durante su crisis
económica. En el otro extremo de la escala, Brasil, históricamente el país más desigual
de la región, experimentó una reducción moderada pero significativa respecto a la brecha
en los ingresos. En las décadas anteriores, hubo en los años setenta una tendencia a la
reducción de la desigualdad y durante los años ochenta (como resultado de las crisis)
una tendencia más pronunciada hacia el aumento de la desigualdad. Sin embargo, en el
largo plazo, el hecho más notable es la persistencia del alto nivel de desigualdad a pesar
de que hubo diferentes regímenes económicos y políticos

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3.2 El alto nivel de desigualdad afecta a la reducción de la pobreza y al desarrollo

La mayoría de la gente estaría de acuerdo en que una sociedad necesita cierto nivel de
desigualdad para proporcionar incentivos para el trabajo y la inversión. Sin embargo, los
niveles de desigualdad que predominan en América Latina tienen un alto costo para el
bienestar. Existen tres motivos generales de preocupación: Primero, la existencia d
mayores niveles de inequidad, ya sea en el ingreso u otras dimensiones de bienestar,
significa más pobreza en un momento determinado. Asimismo, supone que el desarrollo
ejercerá un menor efecto dinámico sobre la pobreza, a menos que se realice una
redistribución significativa.

Segundo, la desigualdad puede desacelerar el proceso general de desarrollo. A


diferencia de algunas líneas de pensamiento anteriores respecto del desarrollo, la
mayoría de los economistas (y otros cientistas sociales) considera ahora la desigualdad
como un posible freno para el desarrollo, por diversos motivos: la desigualdad en el
acceso al crédito significa perder oportunidades de inversión muy rentables para la
economía en su conjunto; la desigualdad de oportunidades educacionales limita la
posible contribución a la sociedad de algunos de los individuos más talentosos; los
conflictos de distribución se acentúan, en especial, en el marco del manejo de shocks
adversos; la delincuencia y la violencia aumentan; y en algunas condiciones, la bases
institucionales para el crecimiento se debilitan, por ejemplo, con respecto a los derechos
de propiedad. Finalmente la desigualdad de oportunidades resulta particularmente
inaceptable en términos éticos, lo cual significa que los individuos enfrentan opciones de
vida totalmente diferentes al nacer, y es específicamente nociva para el potencial de
crecimiento general de la sociedad.

3.3 Raíces históricas de la desigualdad de América Latina

La génesis de las actuales estructuras de desigualdad se remonta al pasado colonial de


la región y, en particular, a las interacciones de los colonos europeos y la población
subordinada. Durante el primer período colonial, la desigualdad se fortaleció por las
condiciones económicas y las diferencias de poder. Inicialmente, la colonización europea
se concentró en zonas donde se podían explotar los recursos naturales, sobre todo
producción minera y de azúcar, utilizando mano de obra no calificada, la cual era
proporcionada por las poblaciones indígenas subyugadas o por esclavos traídos de
África. Los colonos crearon instituciones, especialmente aquellas relacionadas con la
administración del trabajo (como la esclavitud), el uso de la tierra y el control político, que
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consolidaron y perpetuaron su influencia y riqueza. En el período posterior a la
independencia, las elites locales siguieron creando instituciones y formulando políticas
que les permitieran mantener su posición privilegiada, por ejemplo, con respecto a la
restricción del sufragio, el acceso a la educación y a la política de tierras.

En aquellas regiones de América que carecían del potencial económico para combinar el
trabajo subordinado con valiosos recursos naturales, la evolución de la desigualdad fue
diferente. Claramente, esto fue lo que sucedió en América del Norte, donde los pequeños
propietarios inmigrantes (que podían lograr la colonización con menores tasas de
mortalidad) lograron resistir con éxito a los intentos por imponer formas autoritarias de
gobierno. De igual modo, en Costa Rica y el Cono Sur, la profundidad de las divisiones
sociales fue menor que aquella encontrada en las áreas donde se concentraban las
poblaciones indígenas y de esclavos. Sin embargo, debido a diversas fuerzas, entre
otras, la abundancia de la tierra y las altas concentraciones del poder entre las elites,
estas sociedades siguieron caminos que también fomentaron niveles relativamente altos
de desigualdad. Por ejemplo, el derecho a voto y la ampliación de la educación en
Argentina y Chile se ubicó a la zaga de Estados Unidos y Canadá, pero se adelantó con
respecto a países como Brasil, Perú y México.

A pesar de los enormes cambios políticos, sociales y económicos acaecidos en el siglo


pasado, estas fuentes históricas de inequidad se mantienen en la actualidad, aunque con
distintas modalidades institucionales. En países con poblaciones indígenas o
descendientes de africanos las diferencias siguen siendo considerables. Los ingresos de
estos grupos equivalen a la mitad de sus contrapartes “blancos” en Bolivia, Brasil y
Guatemala. (Ver siguiente gráfico, Guyana es una excepción ya que existen diferencias
relativamente pequeñas entre los grupos descendientes de africanos y de indígenas).
Estas desigualdades reflejan a su vez las diferencias en la educación y otros activos de
los grupos étnicos y raciales desfavorecidos.

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
Pregunta de reflexión

El Estallido social del 14 de Octubre del 2019, ¿lo consideraría usted como
una protesta a la desigualdad social?



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Conclusión
La pobreza como fenómeno social ha sido estudiado desde décadas por distintas
disciplinas sociales y organizaciones internacionales, con un intenso debate sobre la
medición de la pobreza y buscando una metodología que alterne diversas dimensiones y
que contribuya a que la medición de este fenómeno pueda ser lo más representativa
posible, y en se sentido nuestro país ha sido pionero en Latinoamérica en implementar
una nueva metodología para la medición de la pobreza mediante la denominada
metodología multidimensional, que ha permitido tener una nueva cara de la pobreza
mucho más dicotómica y que representa no solo la cantidad de personas que viven en
situación de pobreza sino más bien y cualitativamente nos señala como viven dichas
personas en la sociedad.

Latinoamérica y el Caribe es una de las regiones del mundo con la mayor cantidad de
personas que viven en situación de pobreza, este problema ha ido en aumento en las
últimas décadas y ha sido un tema preponderante de los organismos internacionales para
que este cause no se siga desarrollando, pero no solo depende de las recomendaciones
que haga este tipo de instituciones sobre políticas sociales y públicas sobre esta temática,
sino más bien se necesita de una fuerte colaboración y compromiso de los países de la
región para mirar a la pobreza como un problema multidimensional que afecta a cientos
de personas y sobre a los grupos más vulnerables como son los niños y adultos mayores.

La desigualdad social en la región tiene marcadas raíces históricas a propósito de todo


el proceso colonizador durante los últimos dos siglos, y que hasta la actualidad este
proceso sigue teniendo consecuencias desfavorables a ciertos grupos vulnerables que
han tenido que vivir y sobrevivir con la desigualdad estructural en la sociedad, es por este
motivo que un cambio de paradigma tanto cultural y social permitiría en un futuro tener
ciertos cambios sobre la cara de la desigualdad social.

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Bibliografía

Herrera, Heidi, Pobreza Multidimensional en Chile: una nueva mirada. Subsecretaria de


Evaluación Social Ministerio de Desarrollo Social, Santiago 2014, recuperado de:
http://www.desarrollosocialyfamilia.gob.cl/btca/txtcompleto/midesocial/berner-
pobrmuldimensional.pdf

Abramo, Laís, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Panorama
Social de América Latina, 2019 (LC/PUB.2019/22-P/Re v.1), Santiago, 2019, recuperado
de: Panorama Social de América Latina 2019 (cepal.org)

David de ferranti, Guillermo e. Perry francisco H. G. Ferreira, Michael walton, Desigualdad


en América Latina y el Caribe: ¿ruptura con la historia?, Estudios del Banco Mundial sobre
América Latina y el Caribe, 2013, recuperado de: Summary (fundacionmerced.org)

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