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RESUMEN: Se realizó una investigación de carácter evaluativo con base bibliográfica y
documental, del contenido de 249 referencias de pacientes trasladados al Servicio de
Toxicología del Hospital Periférico de Coche entre los meses Enero a Diciembre del 2001.
Resultados: Las 5 primeras causas para justificar el traslado fueron: 32,3% sin diagnóstico,
16,1% envenenamiento escorpionico, 11,2% intoxicación con medicamentos, 10,7%
intoxicación con productos químicos y 7,0% por etilismo agudo.
El 61,4% se refirió sin tratamiento y 27,7% con tratamiento no adecuado. En 182 casos
no se identificaba al médico que elaboró la referencia. Conclusiones: Hay fallas en el
suministro de la información necesaria para que otro médico continué la asistencia,
contraviniendo lo estipulado en la Ley del Ejercicio de la Medicina, omisión que fue
independiente del centro de referencia (hospital docente, privado o ambulatorio). Con
respecto al diagnostico y tratamiento, denota en muchos casos impericia y negligencia en el
acto médico.
Palabras Clave: Referencia médica, servicio de toxicología, mal praxis, Ley del Ejercicio
de la Medicina, Código de Deontología Médica, , diagnóstico y tratamiento.
Key Words: Medical reference, toxicology service, mal praxis, Law of the Exercise of the
Medicine, Code of Medical Deontology, diagnoses and treatment.
Fecha de Recepción: 29/11/2002 Fecha de Aprobación: 13/04/2004
INTRODUCCIÓN
Desde que el hombre se organizó en sociedad en las comunidades primitivas, tuvo la
necesidad de regir el comportamiento de los individuos por normas de convivencia
práctico-morales. Las normas aceptadas por cada sociedad servían para regular el
comportamiento de los hombres entre sí, de esta forma puede afirmarse que la moralidad
humana tiene como fundamento el conocimiento a través de las épocas de lo que «es
pertinente o bueno y de los que es inconveniente o malo» (Castillo, 1986).
Son los pensadores griegos en el siglo V a.C. quienes inician el estudio de los problemas
teórico morales o éticos, pasando de la moral práctica a la moral reflexiva, sentando las
bases para justificar los códigos de conducta socialmente aceptados y los contenidos
morales de las leyes.
La legislación venezolana recoge en sus leyes las normas que rigen la atención al
paciente. La carta magna establece en los Artículos 83 y 84 la salud como derecho social
fundamental, obligación del Estado, que se garantiza como parte del derecho a la vida. Así
mismo para garantizar el derecho a la salud «el Estado creará, ejercerá la rectoría y
gestionará un sistema público nacional de salud
» (Artículo 84 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela).
Por su parte el Código de Deontología Médica establece en su Artículo 15.– «El médico
no expondrá a su paciente a riesgos injustificados. Pedirá su consentimiento para aplicar los
procedimientos, diagnósticos y terapéuticos que consideren indispensables y que puedan
afectarlo física o psíquicamente
».
Con respecto a la asistencia médica a un paciente, la Ley del Ejercicio de la Medicina
prevé en el Artículo 27.– «Si el médico tuviere motivos justificados para no continuar
asistiendo a un enfermo, podrá hacerlo a condición de:
3. Que suministre la información necesaria para que otro médico continué la asistencia».
Artículo 135.– «La negligencia, la impericia, la imprudencia, serán investigados por los
Tribunales Disciplinarios de los Colegios Médicos, los cuales podrán recomendar al
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, la suspensión del ejercicio profesional, sin
perjuicio de las sanciones establecidas en el Código Penal. De igual manera la legislación
establece responsabilidad tanto en el campo Penal como Civil. Así el Código Penal señala
expresamente en el artículo 422.– «El que por haber obrado con imprudencia o negligencia,
o bien con impericia, en su profesión, arte o industria, o por inobservancia de los
reglamentos, ordenes o disciplina, ocasione a otro algún daño en el cuerpo o en la salud, o
alguna perturbación en las facultades intelectuales, será castigado
». Por su parte el
Código Civil reza en su Artículo 1.185.– «el que con intención, por negligencia, o por
imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo».
El sistema de salud en Venezuela obedece a una estructura estratificada, donde los
ambulatorios son el nivel primario de atención contando con un médico general en el tipo I
y especialidades (Medicina Interna, Obstetricia, Pediatría y Psicología) en el tipo II. En el
segundo nivel están los hospitales generales, materno infantiles y de emergencias con una
capacidad limitada de resolución técnica y de disponibilidad de camas hospitalarias. En el
último eslabón de la cadena, los hospitales tipo IV de referencia y universitarios, con la
mayor capacidad de resolución médica, contando además con todas las especialidades, sub-
especialidades y equipamiento especial.
El Servicio de Toxicología del Hospital de Emergencias del Valle Dr. Leopoldo
Manrique Terrero, tiene la particularidad de haberse iniciado en el año de 1978 como el
Centro General de Intoxicaciones adscrito a la Presidencia de la junta de Beneficencia
Publica del Distrito Federal, con autonomía administrativa funcionando como un Instituto
Autónomo. Con el correr de los años el Centro pasa administrativamente a ser un Servicio
adscrito a la Dirección del Hospital, sin nunca llegar a establecerse como un instituto
autónomo. Esto trajo como consecuencia la particularidad que este servicio este ubicado
físicamente en un hospital de Emergencia y no en uno tipo IV.
MÉTODO
Se revisaron todos los documentos de referencias de los pacientes trasladados al servicio
de Toxicología del Hospital de Emergencias Dr. Leopoldo Manrique Terrero, comprendido
entre los meses Enero a Diciembre del 2001. Se diseñó una investigación de campo, de
carácter evaluativo del contenido de las referencias, con base bibliográfica y documental
(Ander-egg,1987).
De los elementos de identificación del médico tratante la categoría sin identificación,
representaba aquellas referencias donde no se colocaba los tres elementos que conforman la
identificación legal de un documento: nombre legible, cédula de identidad y número de
registro en el Ministerio de Salud y Desarrollo Social.
Con respecto al tiempo de evolución entre el incidente y el tratamiento final, se cotejo la
hora de contacto con el agente químico o animal veneno (o cuando no se asentaba en la
referencia), la hora de egreso de la institución y la hora de llegada al Servicio de
Toxicología, de acuerdo a la historia clínica del paciente.
RESULTADOS
Del análisis de la localidad de procedencia de los pacientes, la casi totalidad fueron
referidos de hospitales (tanto públicos como privados) y ambulatorios: el 67,0% provenían
de hospitales y 31,7% de ambulatorios, (Gráfico 1).
Gráfico 1
DISTRIBUCIÓN POR INSTITUCIÓN
Fuente: Servicio de Historias Médicas del Hospital Médico-Quirúrgico de Emergencia
del Valle. Dr. Leopoldo Manrique Terrero. Año 2001.
Por estado el 57,8% (144 casos) del Distrito Capital, el 32,1% (80 casos) del Estado
Miranda, el 3,6% (09 casos) del Estado Vargas, 0,4% (01 casos) del Estado Aragua y no se
identificó el centro asistencial de origen en el 5,2% (13 casos).
De los diagnósticos para referir a los pacientes las 5 principales causas que representaba
mas del 77% de la casuística fue: 32,3% (78 casos) no se colocó diagnostico, 16,1% (39
casos) envenenamiento escorpionico, 11,2% (27 casos) intoxicación con medicamentos,
10,7% (26 casos) intoxicación con productos químicos y 7,0% (17 casos) por etilismo
agudo, (Gráfico 2).
Gráfico 2
DIAGNÓSTICOS DE REFERENCIA
Fuente: Servicio de Historias Médicas del Hospital Médico-Quirúrgico de Emergencia
del Valle. Dr. Leopoldo Manrique Terrero. Año 2001.
De acuerdo al tratamiento con respecto al diagnóstico de referencia de las tres categorías
de tratamiento establecidas: adecuado 10,8% (27 casos), no adecuado 27,7% (69 casos) y
sin tratamiento 61,4% (153 casos) donde no se especificó en la referencia el tratamiento
cumplido.
El tiempo trascurrido antes de llegar a nuestro centro, se distribuyó en seis categorías:
menor a 1 hora 12,7% (32 casos), entre la 1era y 2da hora 12,1% (30 casos), antes de la
3era. hora 3,0% (7 casos), antes de las 4 horas 2,4% (6 casos), y mas de 4 horas 2,1% (1
casos) y sin hora de referencia del contacto tóxico 68,4% (170 casos).
Los otros dos elementos analizados que componen una referencia médica: el 73,0% (182
casos) no identificaba al médico que elaboro la referencia y 22,4% (56 casos) no tenia fecha
de elaboración.
DISCUSIÓN
Los deberes y obligaciones del médico están claramente especificados en las leyes que
rigen el Ejercicio de la Medicina y el Código de Deontología Médica. En los casos en que
se sospeche o haya indicios de que hubo o pudo haber una mala conducta podrá el paciente,
sus familiares, la institución o bien el Estado venezolano a través del Ministerio Público (de
oficio), iniciar contra el profesional médico las acciones legales pertinentes o juicio de
responsabilidad.
Desde el punto de vista jurídico se define la responsabilidad como: La «obligación» que
tiene toda persona que ejerce el arte de curar, de responder ante la Justicia por los daños
que causare en el ejercicio de su profesión. Para dar respuesta podrá ser requerido desde el
punto de:
La responsabilidad tanto de índole Civil como Penal para los profesionales de la salud
requiere de un acto o comportamiento antijurídico, que vulnere o quebrante obligaciones o
deberes. La imputabilidad del hecho debe considerar la capacidad de discernimiento del
médico y la previsibilidad del acto.
En la justa valoración de la «culpa médica» debe examinarse con extremo cuidado el
ejercicio de tal actividad con la falta de prudencia, atención, diligencia, minuciosidad
necesaria y no desde el punto de vista del conocimiento o habilidad que el profesional de la
medicina pueda tener.
Aun cuando la legislación vigente no regula taxativamente los aspectos que deben
seguirse en caso de traslado interhospitalarios de pacientes, los principio básicos que rigen
la conducta del médico si están establecidas. Del análisis de los resultados del trabajo se
desprende que hay fallas en el suministro de la información necesaria para que otro médico
continué la asistencia, contraviniendo lo estipulado en la Ley del Ejercicio de la Medicina
en el Artículo 27. Esta omisión fue independiente del lugar de referencia ya fuese hospital
tipo IV, docente, privado o ambulatorio.
Con respecto al diagnostico y tratamiento que motivó el traslado del paciente, denota en
muchos casos impericia y negligencia en el acto, con lo cuál estaría el médico en riesgo de
serle imputado un juicio, pues los casos Toxicológicos son generalmente médico-legales.
De los elementos expuestos anteriormente el error puede ser excusable y no genera
culpa, esta excusabilidad se valora de acuerdo con la previsión que se tomo durante el acto
médico, sin embargo el ocultamiento de la identificación de quien elabora la referencia
introduce el elemento jurídico del dolo o intencionalidad, que pudiese acarrear sanciones
penales.
Existe la creencia de que todos los tóxicos cuentan con antídotos, contrariamente a lo
que se piensa, para muy pocas sustancias tóxicas se dispone de antídotos específicos. Aún
cuando se disponga del antídoto, no deben usarse indiscriminadamente, su empleo debe
depender de una evaluación del estado clínico del paciente, de exámenes de laboratorio
adecuados y de la acción cinética esperada del tóxico, (Martínez, 1998).
Por último, es previsible en el futuro un aumento en la tendencia a efectuar juicios por
mal praxis por parte de los pacientes y sus familiares, como se evidencia en las estadísticas
de la Dirección de Delitos Comunes de la fiscalía donde en el año 2001 se instruyeron 212
casos por mal praxis (Dirección de Delitos Comunes, 2001). Para el análisis de esta
tendencia hay que considerar varios factores:
El beneficio que el estado brinda en estos casos de litigar de manera gratuita, por lo
tanto es fácil demandar a un médico sin riesgo económico y además obtener un beneficio.
A partir de 1996, con la reforma al Código Orgánico Procesal Penal (COPP), se crea la
Oficina de Delitos Comunes de la Fiscalía General de la República Bolivariana de
Venezuela, donde el ciudadano puede interponer su denuncia sin asistencia de un abogado.
Sentimiento de impotencia, rabia, dolor y en algunos casos culpa, por la muerte de un
ser querido. Esta angustia producida por una serie de sentimientos encontrados a veces
culposos hay que trasladársela a alguien, «Nadie más a mano que el médico». No es
practica común que los familiares de pacientes fallecidos se les dé apoyo terapéutico, ni que
estos lo soliciten, para el mejor manejo del duelo.
Visión de la medicina con un poder sin limites. Antes las fallas médicas eran naturales,
ahora las mismas son consideradas errores que deben ser sancionados. Esta visión simplista
de la medicina muchas veces alimentada por los propios médicos, acarrea el inconveniente
que no se acepte fácilmente las limitaciones de la ciencia médica, que todavía tiene mucho
de arte.
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Gabriel d'Empaire1
1
Médico Cardiólogo Intensivista, Magíster en Bioética, Universidad Central de
Venezuela. Hospital de Clínicas, Caracas, Venezuela. E-
mail: gabrieldempaire@yahoo.com
ABSTRACT: Health care quality has become a fundamental requirement for any health
care service. Despite the extraordinary scientific-technological development achieved
in the last decades, the complexity of health care services provokes the increase of
medical errors with very negative consequences in morbidity, mortality and health care
costs. Several health care quality models have been raised. Nevertheless, in general
these are implemented as administrative, management processes far from the actual
work of staff which must use them. Health care quality must not be perceived only as
medical management problem, but as an ethical problem and, as such, it must be
based on education on values which guarantee active participation of all stakeholders,
being excellence, solidarity and professionalism fundamental values.
INTRODUCCIÓN
Ante esta realidad se han propuesto diferentes modelos para mejorar la calidad de
atención médica, todos con el objetivo de resolver los problemas planteados en la
medicina actual. Cada modelo tiene ventajas y desventajas, sin que hasta el momento
exista uno solo que en forma consistente ofrezca un nivel de atención de alta calidad.
1. Excelencia profesional
El médico debe resolver en su quehacer diario problemas que comprometen los valores
más sagrados del ser humano: la vida, la salud, la enfermedad, la felicidad y la
capacidad de continuar con un proyecto de vida. De ahí que desde los inicios de la
medicina occidental el médico fue considerado un "profesional", según la concepción
histórica de la palabra. De acuerdo con Diego Gracia, "las profesiones son actividades
muy particulares que obligan no sólo ‘al bien hacer’ sino a la ‘perfección’"(1). Según
esta concepción, las profesiones, a diferencia de los oficios, poseían un tipo de
responsabilidad fuerte o responsabilidad moral, mientras que los oficios tenían
responsabilidad jurídica. La responsabilidad moral protegía a estos profesionales de la
responsabilidad jurídica, de forma que un profesional responsable era inmune. Esta
condición profesional propiamente dicha, con las características antes descritas, estaba
prácticamente reservada a tres actividades: el sacerdocio, la realeza y la
medicina(1:52).
A esta condición profesional del médico se agregaba una connotación sagrada. Para
Galeno: "Si el enfermo no admira al médico de algún modo como a un Dios no
aceptará sus prescripciones"(1:81).
2. ¿Qué ha cambiado?
Dentro de este complejo sistema, por ejemplo, cada indicación médica debe cumplir
diferentes pasos a través de un largo recorrido. El proceso se inicia con una decisión
del médico respecto de un tratamiento particular. Con frecuencia, este primer paso
encierra un alto nivel de complejidad y de responsabilidad, en la medida en que la
selección del tratamiento debe hacerse, por lo general, dentro de un amplio espectro
de posibilidades terapéuticas. Para esta selección el médico debe contar con un
elevado nivel de capacitación que le permita analizar, en forma crítica, una amplia y
cambiante literatura –llena de resultados con frecuencia contradictorios, basados en
complejos análisis estadísticos, a veces influidos por conflictos de interés–, de la cual
debe extraer el tratamiento que, de acuerdo con las evidencias, resulta el mejor para
ese enfermo(3). Una vez realizada la selección se inicia el recorrido que involucra
personal de enfermería, farmacia, mensajeros hasta llegar finalmente al paciente,
recorrido en el cual debe garantizarse el cumplimiento exacto de la indicación: dosis,
dilución adecuada, conservación, vía y forma de administración, interacción con otras
drogas y horario exacto de administración.
Tabla 1(6)
Aproximaciones a la mejoría de la
calidad de atención
Aproximación Asunciones
Medicina basada en la evidencia
La disponibilidad de la mejor evidencia, permite decisiones óptimas y un cuidado
Guías de prácticas clínicas
óptimo
Ayuda para decisiones
Educación y desarrollo profesional
El aprendizaje basado en experiencia práctica y educación individual determina
Autorregulación
cambios favorables en la actuación
Recertificación
Evaluación y responsabilidad
Provee feedback sobre los procedimientos entre grupos, reportes públicos de los
Feedback
datos, lo cual motiva a cambios en las rutinas
Reportes públicos
Atención centrada en el paciente
Involucrar al enfermo Autonomía del enfermo y control sobre la enfermedad y los procesos
Compartir decisiones
Calidad total
La mejoría de la calidad viene dada por la mejoría del proceso y no por cambios
Mejoría continua de la calidad
del individuo
Restructuración de procesos
La mayoría de los modelos de calidad de atención están organizados como procesos
administrativos, gerenciales, con lo cual, en muchas ocasiones, quedan desligados de
la realidad clínica y especialmente alejados del personal que los debe utilizar, quienes,
por lo general, desconocen las razones y la importancia de estos procesos.
Otras veces, los pacientes son sometidos a tratamientos bajo circunstancias en las
cuales el riesgo supera los beneficios esperados. Algunos pacientes son sometidos a
tratamiento muy costosos simplemente porque la tecnología está disponible, sin que
existan evidencias razonables de beneficio para los enfermos. Diferentes tratamientos
con efectos beneficiosos demostrados compiten con tratamiento de efectividad no
demostrada e, incluso, con evidencias de resultados negativos. Tratamientos con
evidencias de efectividad para una determinada patología son utilizados en otras
patologías donde su utilidad aún no ha sido demostrada. La literatura reporta que los
antibióticos son en ciertas ocasiones sobreutilizados, con lo cual se incrementan las
reacciones adversas, la resistencia bacteriana y los costos, sin que exista un beneficio
para el enfermo(10). También ha sido demostrado que procedimientos como la
coronariografía, las endarterectomías carotideas, las endoscopias gastrointestinales y
los marcapasos, en algunas circunstancias, son sobreutilizados.
Al final de la vida, hoy contamos con diferentes alternativas terapéuticas que permiten
prolongarla, pero otras veces estas mismas técnicas pueden prolongar inútilmente la
vida de muchos enfermos irrecuperables, aumentado el dolor, el sufrimiento y los
costos de atención de estos pacientes. En la actualidad resulta frecuente observar que
enfermos con muy mal pronóstico –y por tanto con posibilidades de recuperación o
mejoría prácticamente nulas, tales como pacientes en estado vegetativo permanente,
cáncer, SIDA o cirrosis hepática en etapa terminal– son sometidos a métodos de
soporte vital en unidades de cuidados intensivos. Existen serias dudas sobre si
pacientes con enfermedades avanzadas con mal pronóstico deben someterse a
métodos de soporte vital o a tratamientos orientados a prolongar la vida, una vez que
se conoce que su expectativa de vida es muy corta o en quienes, en caso de
sobrevivir, quedarían en condiciones de muy pobre calidad de vida. Debido a estas
dudas, muchos pacientes son sobre tratados hasta llegar al denominado
"encarnizamiento terapéutico"(11).
Por otra parte, los sistemas de atención médica enfrentan uno de los retos más
importantes en la historia de la medicina: el incremento de los costos de atención(19),
que ha sobrepasado la capacidad de los presupuestos de los Estados, aun en los países
más ricos(20), y que reduce las oportunidades de muchos pacientes de recibir la
atención médica que requieren. Cada vez contamos con más tecnologías y recursos
que pueden ser utilizadas en menos pacientes. Aun cuando se acepte que es imposible
lograr una absoluta igualdad para el goce de la mejor atención, cada miembro de la
sociedad, independientemente de su condición socioeconómica, debe tener igual
acceso a la atención médica. Para que un sistema de salud sea justo y equitativo
necesita, en primer lugar, ser eficiente en términos de costo-beneficio. En otra
palabras, una gestión eficiente de recursos limitados.
Ante esta situación se han planteado nuevas interrogantes: ¿cómo conciliar el uso de
tecnologías de alto costo con los derechos de los enfermos, en sistemas sanitarios con
presupuestos limitados, a la vez que se garantiza una atención de calidad equitativa?
Hoy se sabe que ningún sistema sanitario puede financiar todos los potenciales
tratamientos para todos los pacientes que pudieran beneficiarse de éstos. ¿Cómo
distribuir estos recursos en forma equitativa? Como enfrentar los problemas de
inequidad en países con muy bajos recursos? Se requiere establecer las necesidades
reales de la población, así como sus prioridades, y establecer también limitaciones en
la prestación de servicios. Por tanto, más allá de las decisiones gerenciales, tendremos
que respondernos las siguientes preguntas éticas: ¿debe toda la tecnología ser
utilizada en todos los enfermos? ¿Deben todos los pacientes recibir tratamientos
orientados a prolongar la vida? ¿Están siendo utilizadas las nuevas tecnologías para
salvar vidas de enfermos con un razonable posibilidad de sobrevivir en condiciones de
calidad de vida aceptables o, por el contrario, se están usando para el tratamiento de
enfermos con muy poco o ninguna chance de recuperación en términos de expectativa
y calidad de vida(21)? Todos estos aspectos deben ser considerados al hablar de
calidad de atención.
Esta condición tiene dos dimensiones: hacer lo correcto, lo cual implica una alta
capacidad de decisión, y en segundo lugar hacerlo correctamente, para lo cual se
requiere una elevada calidad de realización –habilidades, juicio y oportunidad (hacerlo
a tiempo).
Establecer las políticas necesarias a fin de lograr una gestión de recursos eficiente.
Estos tres aspectos se sustentan claramente en los cuatro principios clásicos de la
bioética –hacer el bien, no hacer daño, respetar la autonomía del enfermo y actuar con
justicia–, así como con los diferentes principios expresados más recientemente en la
Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos: respeto a la dignidad y
derechos humanos, maximizar el beneficio y minimizar los riesgos, respetar la
autonomía y responsabilidad individual, el consentimiento de las personas capacitadas
y de aquellas sin capacidad de decidir, el respeto por la vulnerabilidad y la integridad
de las personas, la privacidad, la confidencialidad, la equidad, la justicia, la igualdad, el
respeto por la diversidad cultural y el pluralismo, la solidaridad, la cooperación y la
responsabilidad social.
Resulta indispensable que el personal de salud conozca con todo detalle los problemas
relacionados con los errores médicos y sus causas, así como la responsabilidad
profesional, moral y legal. Pero sobre todo es indispensable que participe activamente
en el diseño y desarrollo de los procesos. Es necesaria la motivación, el liderazgo y la
responsabilidad por parte de todos los integrantes del equipo de salud.
A su vez, la educación debe extenderse a los pacientes y sus familiares, quienes deben
conocer los problemas con el fin de colaborar en su solución. Parte de esa información
debe estar dirigida a resaltar su responsabilidad moral como actores del modelo de
salud. Los pacientes y familiares deben conocer sus derechos y sus responsabilidades y
también los límites de la medicina actual. El diseño de procesos sin la plena
participación de todos los implicados se transforma en rutina de trabajo que, si bien
mejora algunos aspectos, tienen un elevado riesgo de fracaso.
CONCLUSIÓN
Como bien dice Gracia: "Las vías clásicas de control de la ética profesional han
resultado ser muy poco eficaces y hoy es preciso plantear el tema de la
responsabilidad ética de los profesionales desde perspectivas nuevas y con criterios
distintos de los clásicos, como son los de la calidad total y la excelencia, que ya
parecen estar dando importantes frutos en otros campos"(23).
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