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MARIANO BONIALIAN CHINA EN LA AMERICA COLONIAL BIENES, MERCADOS, COMERCIO Y CULTURA DEL CONSUMO DESDE MEXICO HASTA BUENOS AIRES ad Instituto ————.__ CONACYT Mora Editorial Biblos Cobar t Bonialian, Mariano ‘China en la América colonial: bienes, mercadoz, comercio y cultura del consumo desde México hasta Buenos Aires / Mariano Bonialian; con prdlogo de Josep Fontana, - 1" ed. - Ciudad Autonoma de Buenos Aires: Biblos-Instituto Mora (México), 2014. 263 pp.; 23 x 16 om. - (Filosofia) ISBN 978-987-691-283-9 1, Historia Americana. 2. Comercio. I. Fontana, Josep, prolog, IL Titulo CDD 909 Disefio de tapa: Luciano Tirabassi U. Imagen de tapa: mapa en papel bambi de 1763, atribuido a Mo Yi Tong. Una controvertida interpretacién ubica su realizacién original en 1418, por el na- vegante Zheng He; hipotesis rechazada por la comunidad académica de histo riadores, Los contornos casi perfectos de los continentes, en especial el perfil costero americano, obligan a dudar de su autenticidad, aun para aquella prime- ra fecha. Se incluye la imagen no sélo debido a su belleza estética sino porque advierte la estrecha relacién, tanto representativa y simbdlica como geografica, de un mundo integrado donde China y América eran piezas clave de la tempra. na mundializacién. Armado; Ana Souza © Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora, Calle Plaza Valentin Gomez Farias N° 12, San Juan Mixcoac, 03730. México DF, www.mora.edu.me © Editorial Biblos, 2014 Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires info@editorialbiblos.com / www editorialbiblos.com Hecho el depésito que dispone la Ley 11.723 Impreso en la Argentina No se permite la reproduccién parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisién o la transformacién de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea clectrénico o meednico, mediante fotocopias, digitalizacién u otros mé- todos, sin cl permiso previo y escrito del editor. Su infraecién esta penada por las leyes 11.723 y 25.446. Esta primera edicién se terminé de imprimir en Imprenta Dorrego, Dorrego 1102, Buenos Aires, Republica Argentina, en agosto de 2014. II La ruta hispanoamericana de la seda china iCudntos despiertos dormidos ewdntos duermen sin echarse, cudntos sanos sin unciones, cudntos galos sin curarse, cudntos pobres visten de seda, cudntos ricos cordellate, cudntos ricos comen queso, cudntos pobres cenan aves, cudntos pobres se almidonan, cudntos ricos sin lavarse, cudntos pies sin escarpines y cudntas manos con guantes! Mateo Rosas de Oquendo, “Satira de las cosas que pasan en el Peré” [1598], en Poesta colonial hispanoamericand, Breeeo, Horacio Jorge (prélogo y recopilacin), Caracas, Bi- blioteca Ayacucho, 1990, p. 87. En los tiltimos afios del siglo x1x el gedgrafo alemén Ferdinand Freihe- rr von Richthofen nos informa de un notable descubrimiento: la exis- tencia de una gigantesca red de rutas comerciales entre Asia y Europa que perdura desde 110 a.C. hasta el siglo xv. En diferentes periodos histéricos, la red llega a extenderse desde Chang’an (China) pasando por Constantinopla y Antioquia hasta alcanzar los reinos hispanics peninsulares. Este inmenso tejido de cireuitos tiene una clara “colum- na vertebral”: la seda china, pieza més codiciada en todos los merca- dos por donde la red mercantil hace su recorrido. La seda china ejerce tal gravitacién en la naturaleza y desarrollo de la red, que Ferdinand 387 China en la América colonial Freiherr no duda en lamar a este riqufsimo mundo comercial y cultu- ral como la “ruta de la seda” (Seidenstrasse),! Sin dudas, la revelacion de la ruta de la seda es un suceso histérico maravilloso. Quizd, ‘se trate de una de las estructuras histéricas de mayor larga duracién que se pueda encontrar en el pasado historico, por cuanto sobrevivié al apogeo y la cafda de varios imperios. La ruta de Ja seda viene a representar una “gran historia” que dentro de sus amplias fronteras encierra, a la vez, miiltiples historias, aleanzando en su unidad una inigualable densidad cultural y economica. Ahora bien, si tomamos la nocién histérica de la ruta de la seda en su mas amplio sentido, veremos que lo que descubre el gedgrafo ale- man no resulta ser un hecho excepcional ¢ irrepetible que se produce en un solo momento y en un espacio geografico determinado. Asi como reconocemos una histérica y perdurable ruta de la seda china entre Oriente y Occidente, la América espafiola también llega a contar du- rante doscientos afios de su historia colonial con un amplisimo camino estructurado en torno a la tela oriental; trayecto que practicamente contempla todo el espacio de la América espafiola. Salvando las dis- tancias en el tiempo, en el espacio y de los especificos componentes histéricos culturales y econémicos, el texto que presentamos en esta oportunidad se orienta a formular-el esquema basico, medular, y las caracteristicas mas sobresalientes de esta segunda ruta de la seda china por la América colonial. Para su clara comprensiéni habria que alertar al lector que desde finales del siglo xvi y los inicios del siglo xvii se decretan reales cédulas en las que se implementan no sélo fuertes regulaciones a la entrada de seda china por el puerto de Acapulco, sino también prohibiciones absolutas para que Centroamérica y todo el espacio del Perit no logre acceder de forma licita al tejido.? La ruta 1. Freiherr von Richthofen, Ferdinand, China. Ergebnisse Kigener Reisen, Berlin, 1877- 1905. 2, Desde 1593, la reglamentacién peninsular estipula s6lo dos galeones de Manila por afio de 300 toneladas cada uno hardn la ruta transpacifica; queda abolido el comercio libre entre Jas Indias Occidentales y China siendo Acapulco el tinico puerto autorizado para el comer- cio con el Oriente y, Nueva Espatia, no podré negociar los tejidos orientales en las restantos cotonias de las Indias. En ese mismo afio se informa de la prohibicién para los contactos directos entre China y Peri, Véase cobra este ultimo punto: “Prohibici6n de ir navios del Peri a China”, 1593, aat, Patronato, 25, R. 56. Para una detallada exposicién sobre el curso legislativo del comercio de China en la América colonial, véase Escalona Agtiero, Gazophi- lacium, 1778, fs. 160-189; Yuste, “De la libre contratacién”, 2013, pp. 85-106. 88 La ruta hispancamericana de la seda china de la seda china por Hispanoamérica no es un eje institucionalizado y tampoco est reconocido por el poder de la monarquia hispanica. Es una estructura de tipo informal, producto de la interaccién de gran- dos y pequefios mercaderes, funcionarios y consumidores por el gran espacio continental. De tal manera que gran parte de los fenémenos histéricos que se exponen en las paginas siguientes se traza por una realidad informal. Dividimos el trabajo en dos grandes partes. En la primera intentamos reconstruir el mapa geografico de la ruta y las funciones econémicas que asumen en ella puertos, mercados y ciudades. En la segunda parte del trabajo ofrecemos las razones principales que permiticron, a nues- tro entender, la configuracién y el desarrollo en la larga duracién de la ruta de la seda china. La ruta de la seda: desde Filipinas hasta Santiago de Chile o Buenos Aires Desde el momento en que el galeén de Manila realiza su primer exitoso viaje de retorno hacia Acapulco al mando de Urdaneta (1573) hasta 1750, momentos previos a la implementacién de las politicas co- merciales de “libre comercio” deeretadas por Carlos m, nace y se desa- rrolla por gran parte del continente americano una amplisima ruta de la seda china cuya estabilidad, persistencia y dinamica la ubica como un elemento nodal, como uno de los motores impulsores, de las conexio- nes entre los espacios del Orbe indiano. Con sorprendente fiuidez, la seda china se embarca en Filipinas, transita y se consume por México, Guatemala, Panamé, Ecuador, Pert, y unas buenas cantidades logran llegar a las ciudades mas australes de Sudamérica colonial como San- tiago de Chile, Cérdoba y Buenos Aires. La ruta hispanoamericana de la seda china és, en rigor, un derrote- ro con un claro perfil internacional en el que participan dos continen- tes: el asidtico, con su regién costera del Extremo Oriente en el que sobresalon los puertos de Cantén y Cavite de las islas Filipinas, y casi a totalidad del territorio hispancamericano. Es una amplisima red de caminos maritimos y terrestres que une puertos, ciudades, pueblos, valles, lanuras, montafias y rios. El movimiento de 1a seda se realiza por diferentes medios de transporte, todos ellos perfectamente coor- dinados. Va en los enormes galeones de Manila, en barcos de cabotaje centroamericanos o peruanos por toda la costa del Pacifico americano. a9 China en la América colonial Se adicionan al flujo maritimo pequefias lanchas y canoas para poder transitar por estrechos rios. Si la via es terrestre, se carga en mulas, burros, carretas o directamente se transporta en bolsas y cajones por esclavos e indios. La puesta en marcha de toda esta maquinaria de medios de transporte y fuerza humana hace posible que la ruta supere las divisiones administrativas virreinales y los espacios econémicos regionales. Decfamos que la seda china viaja desde Filipinas hasta aleanzar la ciudad de Santiago de Chile o, en direccién ailéntica, el puerto de Buenos Aires. Estamos en presencia de un largo camino continental cuya homogeneidad y sentido historico slo pueden legar a percibirse al atender la circulacién y el consumo de Ja seda china, Los documentos histéricos hacen referencia al tojido oriental con el generalizado tér- mino de ropa de la China.? Como veremos, los tejidos procedentes del Oriente son variados en su tipologia, pero valdria partir de la premisa de que aquel término apunta especialmente a la seda en sus diferentes “versiones”, como.en rama, floja, en picza 0 confeccionada, Porque hay que tener en cuenta que de todos los rubros importados por la nao de China la seda es el principal artfeulo demandado por la sociedad his- panoamericana.‘ {Qué tipos de sedas -claboradas 0 no- se desplazan y se consumen por la ruta? Son los rasos, pitifiores, damascos, pequines, saya sayas, brocatos, terciopelos Ilanos y labrados, gorgoranes, tafe- tanes, brocatos, tejidos de seda para cama, polleras lisas'y labradas, gafas de seda, batas, quimonos, camisas, medias, cintas y pafiuelos, entre otros.' La expansién de la seda china por los mercados hispanoamericanos es un hecho histérico que manifiesta la mundializacién de los espacios coloniales durante la época moderna; unos espacios que al abrir el hori- zonte de perspectiva vemos participarlos en redes mercantiles interna- cionales, Pero para éstos tiempos, los fenémenos planetarios s6lo pue- den ser posibles —y perceptibles para nosotros— si hay una estructura local y regional que los sustenta. En otros términos, hay que reconocer 3. La mencién puede verse, para el caso novohispano, en Alvarez de Abreu, Extracto, 1977, Para el caso peruano, Paz-Soldén y Moreyra, El Tribunal, 1956, 4, Un andnimo anota en su visita a Acapuleo que el cargamento del galeén de 1702 es précticamente todo de sederia; en Villar, EZ contrabando, 1967, p. 29 5. aan, Indiferente virreinal, caja 3552, expediente 26, fe. 2-3; Ac, Quito, 170, expedien- te 1, fe, 224.956. 90 ‘La ruta hispanoamericana de la seda china, que sin el trafico terrestre de media y corta distancia, o de una navega- cién de cabotaje que toca puertos no muy considerados por el comercio oficial ubicados en la Mar del Sur, le resultaria imposible a la seda china realizar estos titénicos trayectos. De tal manera que para lograr su circulacién a gran escala, la tela oriental aprovecha los circuitos in- tercoloniales, regionales o de pequefios trayectos por donde transitan otro tipo de mereancias de produccién local o de distinta procedencia extranjera. Estan las telas y los tejidos propiamente de China y de la India que no son sedas sino de algodén. Nos referimos a cambayas, lienzos, za- razas, mantas, angaripola, muselina y elefantes. También se mueven otros articulos orientales, como loza, clavo, pimienta, especias, perfu- mes, una notable variedad de mobiliario, entre los que sobresalen los pabellones, los escritorios, las camas, los biombos y, por tltimo, los ob- jetos littirgicos. Estos articulos orientales no realizan la totalidad del trazado de Ja ruta de la seda. Particularmente los objetos orientales de mayor dimensién y de elevado valor —como escritorios, biombos y camas— son consumidos en los centros urbanos de mayor densidad y desarrollo econémico, como serian la ciudad de México y Lima. Como segundo tipo de articulos, vemos anexarse a la ruta de la seda china un variopinto conjunto de tejidos, de loza y de mobiliario con pro- cedencia europea. Son las piezas y mercaneias que se introducen por los puertos atlanticos de Veracruz y Portobelo gracias al régimen de comer- cio de las flotas y galeones espafioles.* Luego de su desembarco en las ferias atlanticas, los objetos europeos emprenden su desplazamicnto terrestre para alcanzar los circuitos de la seda china que se encuentran en los centros de distribucién ¢ intercambio por la franja del Pacifico indiano.’ Por ultimo, aparecen los bienes de /a tierra producidos en Mé- xico y Centroamérica que acompafian a la famosa seda oriental en su segundo tramo del trayecto a través de la Mar del Sur. Sobresalen las telas y los tejidos novohispanog, el afiil, el palo de Campeche, la brea, el alquitran, el tabaco y la madera. Como se verd mas adelante, 1a movili- zacign hacia el sur de la seda oriental puede ser encubierta o etiquetada como tejidos novohispanos. 6. El contrabando extranjero también permite la mportacién de estos productos. 7. Para el temprano periodo colonial de principios del aiglo xv: Spate, Fi fago, 2006, p. 288. Para tiempos posteriores: Bonialian, EZ Pacifico, 2012, pp. 305-340. 91 China en la América colonial Todo este conjunto de bienes que fluyen en direccién norte-sur se intercambia por una contracorriente de articulos de produccién local que es impulsada por navios sudamericanos al llevar a México azogue de Huancavelica, cacao de Guayaquil, vinos de Pert y Chile y, funda- mentalmente, la plata peruana.' El caso del metalico peruano resulta un buen indicador para comprender la verdadera dimensién de la ruta de la seda. Podemos percibir una “ruta de la plata” incorporada a la ruta de la seda china. Es el flujo que va deade Potosi hacia Lima y desde ja ciudad de Los Reyes hacia México para finalmente embarcarse en el galeén de Manila en sus preparativos de partida hacia Filipinas y Canton. Pero como veremos en las préximas pAginas, la ruta de la seda china comprende una dimensién geogréfica hispanoamericana més amplia que el-camino transitado por el metilico; lo que sugiere que la adquisicién de seda china no siempre requiere plata para su consumo. Muchas modalidades de intereambio se habrian activado en torno a la ruta de la seda. Por varios tramos del trayecto vemos moverse autoridades politi- cas y religiosos. Muchos de los que son nombrados gobernadores de las islas Filipinas viajan en la nao de China, asf como los nuevos virreyes peruanos se miovilizan por la Mar del Sur, y es México escala o punto de origen. La movilidad no sélo se reduce a las altas esferas sociales. Tam- bién se trafican por la ruta de esclavos chinos, japoneses y de la India que detienen su marcha en México 0 son reexpedidos hacia el Pert. Por ejemplo, hacia 1613 viven en la ciudad de Lima 114 asiaticos esclavos, dedicados al servicio doméstico 0 al trabajo de soleteros y abridores de cuello. En muchos casos ellos parten desde la ciudad de Manila para llegar a la Ciudad de Los Reyes.’ Deciamos también que por la ruta de la seda se canaliza la esperanza de la conversién cristiana del Oriente y la via por donde se incorporan diferentes ensefianzas sobre el imperio chino. De México hacia Filipinas, de Pert a México, de Buenos Aires 0 de Santiago a Lima; por todas estos circuitos que son parte de la gran ruta de la seda china— se movilizan los religiosos y misioneros, en par- ticular los jesuitas, canalizando en su ida hacia Oriente la esperanza de la conversion cristiana del Oriente o, en su retorno, incorporando a 8, Azcdrraga y Palmero, La libertad de comereio, 1782, pp. 74-75; Bonialian, El Pacifico, 2012, pp. 315-350. 9. Contreras, Padnin, 1614, fs. 237-246, La ruta hispanoamerieana de la éeda china suelo americano distintas ensefianzas culturales, religiosas y econémi- cas de Oriente.’ La gran ruta de la seda china pone en claro que la economia colonial hispanoamericana no se limita a abrazar las fronteras atlanticas de lo europeo. Es una muestra por demds significativa de la resonancia que causa en ticrras americanas el esplendor que vive por estos siglos la economia del imperio asidtico. La ruta de la seda china es, quizé, el elemento mas expresivo de una relacién pilar y de larga duracién que se teje entre China y América; enlace que, por su densidad, constancia y amplitud geografica, llega a cuestionar, desde sus bases, la relacién eco- némica comercial constituida entre Espaiia y los espacios de la Nueva Espafia y el Per. Durante los doscientos afios de su funcionamiento y a pesar de los constantes intentos de la politica espafiola por climinarla, la ruta de la seda china alcanza una fuerza econémica equiparable a la potencia de las flotas y galeones espafioles del Atlantico." Se podria afirmar que el desarrollo de la ruta indiana de los tejidos orientales surge como un fenémeno no deseado del rigido esquema de monopolio comercial; una consecuencia no deseada por Espatia, pero fomentada por los agentes econéniicos americanos que aprovechan los vacfos del sistema. El deseo espafiol por hacer desaparecer la ruta hispanoamericana de la seda china recién podra coneretarse durante la segunda mitad del siglo xv, con el proceso de flexibilizacién comercial del comercio euro- peo con América, la apertura legal de circuitos con espacios y puertos que antes estaban cerrados al tréfico oficial y las profundas transfor- maciones técnicas y productivas que se producen en los centros manu- factureros europeos. A partir de este nuevo escenario; el algodén de la India fabricado en los talleres europeos comienza a ser dominante en los mercados consumidores de la América espafiola, generando que aquella ruta de la seda oriental comience a fragmentarse hasta su de- finitiva desaparicién. 10. Véanse por ejemplo los casos de los jesuitas Nyel y Taillandier a principios del siglo xvm; en Zermesio, Cartas edificantes, 2006, pp. 61-108. También, el informe “Noticias de los jesuitas sobre la religiosidad en China (1638-1649)", arn, Diversos-Colecciones, 27, N14, fs. 1-4. 11, Alvarez de Abreu, Extracto, 1977. 98 China en la América colonial Maris Pacifici, que considera el Pacifico y la Mar del Sur Elaborado por Abraham Ortelius, 1598 Fuente: Van den Broecke, Atlas Maps, 12. Ex vase. Invitamos a embarcarnos en la ruta hispanoamericana de la seda china. Todo comienza en el poder de irradiacin de la nao de China o también llamado galeén de Manila. En el puerto de Cavite de las islas Filipinas las sedas son embarcadas en el galeén de Manila a partir del arribo de gran cantidad de barcos chinos (los champanes) © navios europeos que ofertan la preciada tela en el paridn filipino, lo que seria el mercado formal para los intercambios en el archipiélago oriental." Notables cantidades de soda se almacenan en las bodegas del galeon, para que luego de cuatro a seis meses —dependiendo de los vientos, las corrientes maritimas 0 algun episodio de guerra— se des- carguen en el puerto novohispano de Acapulco. EI rubro de sedas es, seguide por la canela, el articulo de mayor cireulaci6n entre Filipinas y Acapulco. En la primera mitad del siglo xvn, el procurador general de las islas, Grau Monfaleén, publica un inventario de la descarga del 12, Montero Vidal, Historia general, t. , 1887-95, p. 120, 94 ‘La ruta hispanoamericana de la seda china galeén de Manila por el puerto de Acapulco y concluye que, en sus di- ferentes formas, la seda china conforma practicamente toda la carga del galeén oriental: Los géneros que se comercian de las Islas se dividen en seis suertes: La primera es la seda, en madeja, peso y trama. La se- gunda los tejidos de seda. La tercera los tejidos de algodén. La cuarta los frutos de las islas. La quinta las demas brujerias y cosas que se traen.'* La seda como materia prima 0 ya confeccionada se uhica, segtin el procurador, en la primera y segunda posicién de los articulos carga- dos en los pesados galeones orientales. Por la liviandad, comodidad, gil traslado, alta rentabilidad y su consumo cotidiano resulta una verdadera tentacién que la seda china se oculte en el galeén y se con- trabandee. La prdctica ilegal en la importacién de la seda china por México aleanza una sorprendente frecuencia durante todo el periodo colonial.“ Aqui se encuentra gran parte del secreto de la existencia de esta extensa ruta hispanoamericana de la seda china. Desconociendo los principios legislativos dictados por la Corona espafiola, el tajido oriental que ingresa por el puerto de Acapulco es de tanta cantidad que no sélo satisface con creces los pedidos del publico consumidor novohispano sino que, como una suerte de “cascada”, logra abastecer Jejanos y distantes mercados hispanoamericanos. Al momento de sa- tisfacer los pedidos de Nueva Espaiia, la potencia de la corriente de la seda es tan amplia quo atin tiene la capacidad para ir surtiendo los pedidos realizados por Centroamérica, Perit y espacios coloniales mas australes. Mas adelante, nos detendremos a analizar algunas de las razones relevantes que vendrian a explicar el nacimiento y el desarro- Uo de la ruta. Al momento de Iegar al puerto de Acapulco, la seda china se des- carga de las amplias bodegas de la nao de China para celebrar la feria comercial de Acapulco que desde principios del siglo xvu se erige como el tnico punto e instancia autorizada para su importacién en Hispa- noamérica, En la feria participan los almaceneros de la ciudad de Méxi- 18. Grau y Monfaleén, “Memorial (sin fecha)” 1866, pp. 470, 14, Alvarez de Abreu, Extracto, 1977, p. 319; “Memorial del Consulado de Sevilla” (1714), AGT, México, 2501, s/n de fs, China en la América colonial co e importantes mereaderes de Puebla, Oaxaca y del Bajio.'° También mercaderes filipinos y peruanos alcanzan a celebrar la feria o, en el caso de los peruanos, logran carenar sus barcos en surgideros periféri- cos y cereanos al contro ferial como el Marqués, Zihuatanejo o Huatulco y poder adquirir, previo intercambio por cacao 0 plata, el preciado tejido oriental. Finalizada la feria, la seda de China inicia su movimiento por dos posibles rutas. La primera alternativa es que los arrieros, comisionistas 9 corredores de lonja la leven en recuas de mulas hacia la ciudad de México no sélo para el consumo interno, sino también para que el propio gran mereader de la ciudad la almacene y luego la distribuya por los mercados regionales del virreinato, Es el llamado almacenero, el gran comerciante de la ciudad de México, el mas interesado en activar este preciso tramo de la ruta para garantizar su uso en la ciudad y al mismo tiempo monopolizar su redistribucién por el espacio.” La segunda po- sibilidad es que la seda china transite desde Acapulco por puntos de la region novohispana, centroamericana y sudamericana sin oscalar en la ciudad virreinal. En este caso, la seda china puede ser adquirida por barcos peruleros ubicados en las cercanfas de Acapulco o por los propios comerciantes novohispanos que en su funcién de remitentes las envian hacia los mercados del Sur. Pero vale decir que Ia conexién con la ciudad de México resulta predominante y mucho mis frecuente que la segunda alternativa. La importancia se evidencia por el hecho de que la ruta que une el puerto del Pacifico con la capital llega a caracterizarse como “el camino de la China” o “el camino de Asia” Lo cierto es que sea directamente o por intermedio de la ciudad de México, la seda china parte de Acapulco y recorre un abanico importan- te de centros urbanos novohispanos entre los que podriamos mencionar a Guanajuato, Querétaro, Morelia, Puebla, San Luis Potosi, Oaxaca, y Veracruz, entre muchos otros puntos. Valdria destacar del listado 15. Yuste, Emporios, pp. 277-290, 16. Gemelli Garreri, Viaje (1701), 1983, pp. 28-29; Robles, Diario de sweesos (1665-1703), 1946, t. 1, pp. 299-311, Para lograr su arribada, los peruanos negocian sobornos con las autoridades de los puertos. Véare al respecto: “Cartas y expedientes de don Juan José ‘Veitia Linage”, act, México, 825, s/n de fs, También scny, indiferente virreinal, caja 747, expediente 40, f. 2, 17, Bernal, “La carrera’, 2004, pp. 485-525. Yuste, Emporios, 2007, p. 50. 18. Serrera, “El camino de Asia*, 2006, pp, 211-230. 96 La ruta hispanoamericane de la seda china a Puebla, ciudad de México, Oaxaca y Veracruz." Las dos primeras ciudades ~a las que habria de sumar Antequera— se destacan por el desarrollo dela manufactura en tejidos de seda. Mucha de la seda china “bruta”, “madeja”, “pelo”, “trama” “floja”, “en rama” es transportada a los obrajes de aquellos centros para su elaboracién y su posterior con- sumo en México o en Perd, Para confeccionar todo tipo de vestimenta en Nueva Espafia se prefiere la seda que viene del Oriente antes que la “mistica espafiola por ser mas pareja y limpia para tejidos delgados y anos”, lo que genera que el proceso de elaboracién arrastrase a mas de catorce mil trabajadores con sus telares.” En Oaxaca se consume seda china, pero los agentes locales intere- sados en su ingreso tienen la intencién de almacenarla para su reex- pedicién hacia Guatemala y el Perd. Su llegada a Veracruz presenta caracteristicas especiales: gran parte de las partidas que ingresan es reexportada hacia La Habana a través del mar del Norte, a Caracas para internarse por los mercados de Reino de Nueva Granada y, en me- nor medida, hacia Espafia. El débil flujo transatlantico que presenta la seda china en su periplo Veracruz-peninsula ibérica se explica, ante todo, por el hecho de que Espaiia se inclina con mayor interés por la via de abastecimiento de las compaiiias europeas del Oriente.” Ahora bien, luego de obtener la seda china desde algin puerto del Pacifico novohispano o por intermediacién de los almaceneros mexicanos, los navios guatemaltecos y peruanos inician su retorno hacia uno 0 va- ios puertos ubicados en la Mar del Sur. Por lo comin, aquellos primeros bareos finalizan su recorrido en los surgideros de Sonsonate, Acajutla, El Realejo o Panama. Por su parte, los barcos del Perd continian su via- 19. Véase una clara diseminacién de las sedas y bienes chinos en 1779 por el virreinato en AGNW, Indiferente virreinal, vol. 1109, expediente 1. 20. Grau y Monfaleén, “Memorial (sin fecha)", 1886, pp. 470-474. 21. Las sedas chinas ingresan como si fueran produceién local al Reino de Nueva Grana- da via Cartagena, véase al respecto: “Cartas y expedientes: Tribunal de Cuentas de Santa Fe (1612)", acl, Santa Fe, 52, N. 84, fs. 1-82 22. Para el caso venezolano: Arauz Monfante, El contrabando holandés, 1984, p. 178. Por ejemplo, en 1718 un mereader novohispano solicita al gobernador de Filipinas la restitn- cién de 18.000 pesos en concepto de un envio de sedas desde Veracruz hacia Europa que “no logran venderse por no tener estimacién, ni salida”. ans, Diversos-colecciones, 43, 19, fe. 1-8, 23. “Pleitos de 1a Audiencia de Santo Domingo (1607)", act, Escribania, 3B, a/n fs, 97 China en la América colonial je hacia Panama, Guayaquil, Paita, El Callao, Coquimbo o Valparaiso. Vale advertir que los derroteros de esta compleja red maritima no siem- pre son realizados por una sola embarcacién, sino que la seda china es una especie de “estafeta” que pasa de barco en barco dentro del juego de postas de muchos articulos y bienes de diferente procedencia.™* También podfa ocurrir que la seda del Oriente realizara todo el pe- riplo de México hacia la ‘ciudad de Guatemala por la via terrestre, a través del sistema de redes que se tejen entre los comerciantes de la re- gién, apoyados en la complieidad de los funcionarios locales. Los navios peruanos pueden incluso obtener la seda china en las costas de Centro- américa, sin llegar a los puertos del occidente novohispano, cuando la tela asidtica circula previamente desde Nueva Espaiia hacia Guatema- Ja pot los caminos terrestres. La seda se mueve gracias a la capacidad de aceién de los agentes americanos que estan diseminados en diferentes regiones; sean ellos comerciantes de gran capital y con gran reconocimiento social por for- mar parte de los consulados de México y Pert, o bien mercaderes me- dios y pequefios que estan ubicados en regiones secundarias del espacio hispanoamericano. Juntos o en competencia con ellos, juegan en la red mercantil los virreyes, corregidores, oficiales reales, inspectores por- tuarios, eclesidsticos, capitanes, comisionistas, corredores de lonja, in- dios y esclavos. Un completo y diverso universo social participa en la ruta de la seda china, a veces bajo practicas clandestinas y a escondidas 0, en periodos de permisién, en forma clara y reglamentaria.* Pasemos a la segunda parte del derrotero: aquel tramo que va desde Centroamérica hacia Sudamérica, Uno de los testimonios mas expresi- vos del recorrido de la seda china se encuentra en las Noticias secretas de Jorge Juan y Antonio de Ulloa; marineros que por la década del 40 del siglo xvi se ubican como testigos oculares de su movimiento y circulacién. Recordemos que son tiempos en que no estd permitida la reexpedicién de seda china desde México hacia el espacio del Pers. Dilucidando las logicas de corrupeién y de contrabando, los marineros informan sobre las articulaciones espaciales que posibilitan el ingreso de la seda china al territorio sudamericano. 24. Schurz, “México, Peru”, 1918, pp. 394-397, 25. Rubio Sanchez, Historial, 1975, pp. 256-260. 26. Bonialian, El Pacifico, 2012, pp. 840-344, 98 La ruta hispanoamericana de la seda china “Brag PARN BUIISWIY "BOIUOAIDS|S UDISIaA “eIdoud UJDBIOgEIE “eIUEN4 China en Ja América colonial En primer lugar, Ulloa se detiene a deseribir la fumcién de Panama dentro de la ruta de la seda china. Punto neurdlgico del imperio, “puerta ~ por donde todo pasa”, a Panamd llegan las sedas chinas procedentes de Nueva Espafia, pero, seguin el parecer de Ulloa, cllas “no tienen cabi- mento [sic} en Panama porque abundando tanto el de las costa [sic], no hay necesidad de él sino para algunas sedas”” Lo que nos expresa Ulloa sobre la funcién de escala que goza Panama en el traslado de seda chi- na desde México al Pera se comprueba para los primeros afios del siglo anterior.* En Panama converge la ruta de la seda china procedente de México con la via de los tejidos y telas europeas que llegan con el galeon de Portobelo desde Espafia. La gran apertura portuaria hacia el Atlan- tico, que permite obtener de primera mano las telas y los tejidos euro- peos, hace de Panama més una puerta de trénsito de las sedas chinas entre México y Peri que un espacio propiamente consumidor. En varias ocasiones ocurre que el embargo de la carga de seda china que arrojan los comisos realizados en los puertos del Pera termina por enviarse a Panamé para, como ordena la ley, ser remitido a la Casa de Contratacion de Sevilla. Sin embargo, el mercado panamefio alcanza a digerir muchas de estas partidas anteg de su envio.” Sin dudas, la unién de los traficos ocednicos convierte a Panama en el escenario ideal para esconder o en- tremezclar todo tipo de seda oriental y europea, legal o ilegal, logrando asi que la primera pase inadvertida 0 con el gitifio del funcionario de turno. Habria que darle crédito a la denuncia que aparece en las Noticias secretas, pues es incesante el arribo de barcos peruanos y guayaquileiios de porte pequetio a Panama con la misién de cargar la seda china que los propios comerciantes panametios, comisionistas de los novohispanos, politicos o eclesidsticos tienen acumulada en sus almacenes, depésitos comerciales, casas o conventos para enviarla a las regiones costeras del 27. Juan y Ulloa, Noticias (1747), 1991, pp. 204-205. 28. Véaso al respecto las cartas de quejas sobre la abundancia de sedas chinas por Pana- ind del presidente de la Audiencia, Francisco Valverde de Mercado, en los afios iniciales del siglo xvit (1606-1610); en act, Panama, leg. 15, R. 8, N. 87; leg, 15, R. 7, N. 58; leg. 16, R.2,N. 22; 45, N. 70, 29. “Real Cédula a los oficiales reales de Lima, para que hagan cargo al situado de Pana- md de veintitrés mil setecientos sesenta y nueve pesos, que produjo la venta en Panamé de veintisicte fardos de ropa de China que ellos habfan dirigido para su remisién a la Casa de la Contratacion de Sevilla (17147, act, Panamé, 232, L. 11, fs. 101-102. 100 La ruta hispanoamericana de la seda china Paeffico sudamericano.” La préxima escala es Guayaquil; puerto que, en el parecer de Antonio de Ulloa, se erige como “uno de los principales almacenes en aquellas costas [...] entran con gran franqueza los géneros de China que la mayor parte se reducen a sedas”."' Lo que nos relata Ulloa no es un escenario novedoso para mediados del siglo xvm. Desde tempranas épocas coloniales, el puerto ecuatoriano registra numerosas arribadas de navios procedentes de Nueva Espafia cargados de seda chi- na. El propio jurista espafiol Solérzano Pereira advierte de lo trascen- dente que es el puerto de ecuatoriano para la entrada ilegal de la seda china. A la vez, en 1608 la propia Audiencia de Quito le informa al rey sobre “el gran consumo de seda china”. Si Guayaquil muestra contro- les rigidos, los navios que vienen con seda china desde Nueva Espaiia o Centroamérica atracan, para “su disimulo”, en los puertos de “Atacames [Esmeralda], Puerto Viejo, Manta o la punta de Santa Elena [...] y de ahi se conduce a Guayaquil”.* Con mayor intensidad, Guayaquil presenta la misma funcién de almacén, de depésito, como los otros puertos de ca- botaje de la costa centroamericana del Pacifico. Luego de su.desembarco en Guayaquil, la seda china comienza a colocarse por centros urbanos y mercados cereanos porque “una parte se consume en aquella jurisdiccién, otra entra en la provincia de Quito y repartida en todos los corregimien- tos pertenecientes a la Audiencia, tiene en ellos su expendio, y otra parte se interna al Pera, donde también se reparte y cuando la cantidad es grande alcanza Lima”* ‘Luego de cumplir con la demanda de su reducido mercado, Guaya- quil reexpide la seda china hacia las tierras altas de Quito y sus alrede- dores. Aun asi dispone de un sobrante, de un excedente comercial que se transporta hacia lugares més distantes como el puerto de Paita, su centro urbano de Piura o a la misma ciudad de Lima. A Paita, puerto ubicado al sur de Guayaquil y de muy poca consideracién en el comercio legal, también arriban navios procedentes de Nueva Espatia y de Pa- 80, Véase un caso representative que ocurre en 1716 en Dilg, “The Collapse”, 1975, pp. 34-35. 31, Juan y Ulloa, Noticias (1747), 1991, pp. 205 y 227. 82. Véase al respecto Solérzano Pereira, Politica {1647I, t. 1, p. 20. 33. “La Audiencia de Quito sobre diversos asuntos (1608)”, act, Quito, 9, R. 11, N. 82 bis, sn de fs, También, act, Quito, 9, R. 11, N. 80, s/n fs. 84. Juan y Ulloa, Noticias (1747), 1991, pp. 205-206. 35, Ibid., p. 208. 101 China en la América colonial namé para desembarear la seda china y asf eludir la vigilancia de los aduaneros de E] Callao.** Es un surgidero con notable actividad en lo que se refiere al comercia informal e ilicito, Nuevamente es Ulloa quicn nos comunica casos concretos. Hacia 1740 nota el arribo de dos navios al puerto de Paita: Los Angeles procedente de Panama y La Rosalia, de Nueva Espafia. Ambos bareos desembarcan enormes partidas de seda china que son trasladados hacia Lima y “se esperaba: que fuesen Ile- gando recuas de mulas necesarias para irlos despachando a Lima”. Los mercaderes responsables de la circulacion “no llevan gufas de Piura a Lima ...] y pasaron a ser depositadas en uno de los mismos guardas” Pero, sin lugar a dudas, es el puerto peruano de Fl Callao el ingar preferido para que los barcos realicen el desembarco de la seda china enviada desde Acapulco o desde Centroamériea. Es que Lima se coloca como el principal mercado consumidor del tejido oriental en el espacio del Pera. En 1619, Diego Fernandez de Cérdoba marqués de Guadalea- zar, quien por esos afios es virrey de Nueva Espafia y sera luego virrey del Perti (1622-1629), le escribe al rey que, a pesar de las prohibiciones, salen periédicamente navios con plata desde Fl Callao hacia Acapulco para retornar con seda’china.* Justamente en esos afios iniciales del si- glo, fray Martin de Murda describe las calles de la ciudad de Los Royos como un verdadero “concurso que hay de gente y de negociantes, quo se hallarén alli mercaderfas de todas las naciénes de Europa y de las Indias, de México y de la Gran China’. Sea en las décadas de la segunda mitad del siglo xvi, cuando esta permitida la importacién de seda china al Pert, o en tiempos poste- riores, donde rige la prohibicién absoluta, El Callao presenta varios motivos para posicionarse como el puerto ideal para su entrada. Como destacamos anteriormente, es el punto costero mas préximo para res- ponder a los incesantes pedidos de seda del primer centro consumidor de Sudamérica: Lima. En 1740, la ciudad de Los Reyes llega a ser cali- ficada como “la feria de Pekin” por las ventas mayoristas, al menudeo 86, Para el temprano periodo colonial véase Macleod, “Aspectos de la economta”, en His- toria, 1990, p. 182. Para las décadas que van de 1680 a 1740: Bonialian, El Pacifico, 2012, pp. 315-331. 87. Juan y UMloa, Noticias (1747), 1991, pp. 214-215, 38, “Carta del virrey marqués de Guadaledzar (1619)", act, México, 29, N° 21, £5. 39, Murta, Historia, 2001 [1606-1613], p. 292. 102 ‘La rita hispanoamencana de la seda china, y ambulatoria de tejidos de seda china que se realizan por sus calles.*" ’ En segundo lugar, en Lima no sélo residen los comerciantes con el sufi- ciente capital para importar la seda china, sino que también os el punto fundamental para las negociaciones con las mas influyentes autorida- des politicas que muestran, incluso los virreyes, un grandisimo interés por ser participes de la circulacién y consumo de la seda china. En tercer lugar, El Callao es el puerto con el mas alto nivel de actividad portuaria del Pacifico, superando incluso al surgidero novohispano de Acapulco. Murda nos dice que a principios del siglo xvu, el punto costero limefio tiene “de ordinario de cuarenta a cincuenta navfos” que vienen. de todos los puertos del Pacifico y de China. Por estas razones, entre muchas otras, Lima se alza como principal polo de atraccién de la seda china y, en consecuencia, como el punto central para que el tejido orien- tal emprenda su redistribucin por todo el territorio comprendido en la Audiencia de Charcas atendiendo principalmente los puntos de Cuzco, ‘La Paz, Potosi hasta alcanzar las ciudades menores de la Gobernacién de Tucuman. Si seguimos el curso maritimo notamos que de E} Callao se oxtiende un cireuito que apunta a Pisco y, mas al sur, Arica. Estos puertos se- cundarios son utilizados para internar la seda china hacia la Audiencia de la ciudad de La Plata y asi entroncar con el circuito terrestre que hace circular el tejido oriental desde Lima hacia Potosi y toda la regién de Charcas. En numerosas ocasiones los navios procedentes de México con cargamentos de seda china prefieren eludir el puerto de E] Callao para no ser sancionados y recalar en aquellos dos puertos menores del Perd, los cuales presentan menores controles aduaneros para el ingreso clandestino del tejido oriental. El raso de seda de China también llega al puerto de Valparaiso desde El Callao para vestir a los espaiioles de la ciudad de Santiago de Chile. Este preciso flujo, con variada intensi- 40, Marcoleta, “Nueva representacién”, 1915, t. v, p. 153, 41. En 1626 el virvey principe de Esquilache os procesado y multado por dos cargos de contrabando de seda china. En el primer juicio se le cobran 30.000 ducados por ingresar “cantidad de cajones de seda de china”. En el segundo caso se lo acusa de fraude por haber manipulado un comiso de una nave repleta de eeda china. La multa aleanza los 200.000 pesos. act, Fscribanta, 1187, £, 123, Para un easo posterior de 1674, referente al virrey conde de Castellar, véase Suarez, Desaflos, p. 376. 42, “Real Cédula a don Francisco Pimentel y Sotomayor, presidente de la Audiencia de la ciudad de la Plata, en la provincia de los Charcas (1714)”, act, Charcas, 417, L. 9, fs, 206-209. China en Ia América colonial dad, esta activo durante los doscientos afios en que la ruta de la seda funciona. Asi lo confirman los numerosos inventarios de los espafioles que viven en Santiago.” El circuito de El Callao-Valparaiso termina en el entronque terresire de Santiago y la gobernacién de Tucumén, por donde los rasos de seda china viajan junto con los pafios de Castilla, de México y Quito para vestir a los espafioles “del comin”. ‘Ahora bien, volvamos a situarnos en Lima y veamos la extensién del camino terrestre hacia el sur. Hay una derivacién meridional de la ruta de la seda china muy importante y es la que parte desde Lima y pro- sigue hacia Potosf, realizando escalas en La Paz y Oruro. Para Potosi contamos con dos sélidas referencias, que contemplan los dos extremos del arco temporal en que funciona la ruta de la seda china, La primera referencia corresponde a la Relacién de Capoche de 1585. Sin dudas, por los tempranos tiempos que escribe Capoche, Potosi es, a ratz del no- table arrastre econémico que genera la produccién de plata, uno de los principales mercados consumidores de toda América. Los objetos ofre- cidos de todo el mundo en sus mercados y tiendas ubican a Potosi como ‘un centro econémico planetario. Nos dice Capoche que en los listados de mercaderfas siempre se encuentran los vestidos de tejidos y sedas de China utilizados por los pobladores de la villa“ A principios del siglo xvut, el gran cronista potosino Arzans Orzta relata la continuidad de esta extraordinaria amplitud consumidora de la ciudad, a pesar de que la produccion de metélico esta en crisis y muy distante de los tiempos de esplendor que relata Capoche. Para esos tiempos, Potosf dispone de un gran repertorio de mercancias extranjeras, como “granos, cristales, marfil y piedras preciosas de la India; diamantes de Ceiln; perfumes de Arabia; alfombras de Persia, el Cairo y Turquia; todo tipo de espe- cias de la peninsula de Malaya y Goa; porcelana blanea y vestidos de seda de la China”.“* ‘Acste gran tronco sudamericano de la ruta de seda china ge le anexa un adicional “brazo” que va atin mas hacia el Sur. Con mulas y arrie- 43, Para los primeros tiempos véase Marquez de la Plata, “Los trajes”, 1934, p. 31; para el caso del siglo xvi, Amendbar, “Trajes y moda”, 1986, p. L1; en el caso de La Serena de las primeras décadas del xvi: Sayago, Historia, 1973, p. 367. 44. Assadourian, El sistema, 1982, p. TL 45, Capoche, Relacidn, 1959 [1585], p. 134. 46, Orstia. Historta de la Villa, 1986, t. 1, p. 8, 104 La ruta hispanoamericana de la seda china ros se Heva la seda desde Potosi hacia Jujuy, Salta, Tucuman y Cérdo- ba para, desde ahi, bifurcarse en dos tiltimos trayectos hacia Santiago de Chile, via Mendoza, o al puerto atléntico de Buenos Aires. Valdria mencionar dos casos representativos sobre Chile y Buenos Aires. En abril de 1608, el virrey Montesclaros se encuentra en El Callao, gestio- nando “apretadas diligencias afiadiendo a las ordinarias acerca de la prohibicién de mercaderias que venfan de Nueva Espafia”” Informa que su presencia tiene buen efecto, pues “queda cantidad de ropa conde- nada que me dicen puede valer cuarenta mil pesos a los precios de aqui, siendo estas ropas de la China’.* Lamentablemente, el documento no ofrece detalle sobre el textil comisado, pero Montesclaros hace mencién al tafetén, una suerte de seda ordinaria para el consumo cotidiano de diferentes grupos sociales. A contrapelo de lo que ordena la legislacién, el virrey decide por su circulacin y consumo. Fue preciso gastar cantidad de tafetén de la China en forros de sombreros que se enviaron a Chile [...] habfa una partida de mil seiscientos sombreros y para aforrarlos fueron monester dos- cientos y treinta y yna piezas de tafotsin, de diez y once varas, que montaron tres mil pesos de a ocho reales. ‘Tres afios antes, en 1605, el obispo de Buenos Aires, Martin Ig- nacio de Loyola, le escribe una carta a Felipe m en la que denuncia una suerte de inundacién de ropa de la China por la Gobernacién de Tucumén y Buenos Aires: Ha entrado tanta ropa de la China en el Pert de contrabando yontra toda razén que no hay provincia por acé de Buenos Aires y Tueumén que no esté lena de ella, y tan buena y barata que las cosas de Espaiia ya no valen nada, lo cual es en grandisimo daiio de los derechos reales pertenecientes a su majestad en Espafia y en los puertos donde las flotas se despachan [...] la centésima parte de la ropa de China que este afio ha entrado en el Pert, es mis que cuanta ha entredo por este puerto en 50 afos y estoy ad- mirado de algunos ministros de su majestad que tanto procuran. 47. “Carta del virrey Montesclaros a Felipe tit desde el puerto del Callao”, en “Expedion- tes cartas de Virreyes Pert, 1604-1610”, ao1, Lima, 35, f. 43, 48. Ibid. 49. “Expedientes cartas de Virreyes Perd, 1604-1610”, act, Lima, 35, f. 43v. 105 China en la América colonial cerrar este puerto siendo una minorfa cuanto viene por él y se les da tan poco de esa puerta tan grande [El Callao] donde van cada afio tantos millones.” El pobre nivel de intercambio que presentan las ferias de Portobelo no se explica, segtn Loyola, por el contrabando portugués que se hace por el puerto de Buenos Aires, sino por la ropa de China que entra des- de El Callao. En general, la seda oriental, como todo articulo extranje- ro, se intercambia en Lima o Potosi por mulas, medio de transporte fun- damental para la economia de la regién. De tal manera que para lograr su circulacién y consumo, la seda china debe aprovecharse de las rutas y de los centros de distribucién que presenta el complejo circuito inte- rregional de comercio en torno a Chareas y la gobernacin de Tucumén. Nuevamente son los inventarios patrimoniales los que nos permiten confirmar la abundante presencia de seda china por la ciudad de Cér- doba y su entorno hasta llegar, con mucha menor dimensién claro est, al puerto de Buenos Aires; tiltimo trayecto de Ia ruta continental. Al igual que Panama, la evidente disminucién de la Iegada de seda china a Buenos Aires se explica por su posicién costera atléntica; ubicacién que le permite surtirse con tejidos europeos a partir de la legada de los navios de permiso a sus playas procedentes de Europa. Razones del ingreso de seda china por Hispanoamérica Al margen de las altas y bajas en su intensidad: gcmo explicar et funcionamiento constante durante practicamente dos siglos de la ruta hispanoamericana de ia seda china? gQué factores nos permitirian entender la configuracién de una “columna” mercantil de tela china cuando Espafia construye un gran dispositivo legislativo para eliminar todo elemento asiatico que perturbe su dominio econdémico en América? Identificamos tres razones econémicas que podemos clasificarlas como 50, “El obispo del Rio de la Plata a su merced. Que se tripliquen los despachos tecantes a Ja contratacién con las Filipinas y la mereaderias y ropa de la China que se prohfben en el Perdi*, act, Charcas, 135, £1. 61, Véase al respecto el tiltimo artfculo del libro en donde se relata el caso del capitan Juan de Buitrén. También puede consultarse: arc, Escribania 1, 1719, legajo 241, exne- diente 9, fs, 188-193. 106 La ruta hispanoamericana de la seda china la raz6n productiva, la comercial impositiva y la referida a su cultura consumidora. 1) Le razén productiva. En 1a Nueva Espafia, durante los cincuenta afios. que van de 1530 a 1580 logra expandirse 1a cria de gusano y el eultivo de la seda, lo que alienta la aparicién de una industria manu- facturera en la ciudad de México, Puebla y Antequera. Los artfculos elaborados en estos obrajes se dirigen al mercado local del virreinato y los excedentes son reexportados por la Mar del Sur hacia el espacio peruano. Pero en los afios finales del siglo xvi la industria novohispana de la seda muestra sefiales de contraccién a raiz de un aumento notable en las importaciones de seda china por el puerto de Acapulco. A partir de entonces, el taller novohispano readapta sus métodos y téenicas para elaborar la seda china brata que Iega con el galeén.® En estos térmi- nos, la seda china contrihuye al desarrollo manufacturero novohispano ya mantener un ntimero considerable de tejedores por el espacio mexi- cano. Ahora bien, la erisis de una produccién de seda local en Hispa- noamérica, junto a las politicas peninsulares tendientes a trabar e im- pedir cualquier intento manufacturero textil local es una invitacion a la entrada de la seda china. La fuerza de contraccién que produce el fenémeno de importacion sobre el desarrollo local manufacturero os determinante. Junto a la entrada de los tejidos de seda del Oriente aparecen otras razones que desalientan la produccién y agudizan el proceso de recesién. Una de ellas es la disminucion de la mano de obra indigena y, la otra, la politica metropolitana tendiente a destruir toda industria que pueda competir por el mercado consumidor hispanoame- ricano jaqueando el desarrollo manufacturero de Espafia.* El rigido control peninsular sobre las plantaciones de eria de gusano dé seda en el virreinato se mantiene por varias décadas. De tal manera que la produccién indigena de seda se reduce a su uso doméstico o para su comercializacion local. Pero en 1679, ante las aspiraciones del gobierno espaiiol de eliminar tentativas de desarrollo industrial en la América 52. “Carta del virrey de Nueva Espana Martin Enriquez sobre cultivo de lino y seda (1572Y, amy, Diversos-colecciones, 25, N° 17, fs. 13-26, 53. De ah{ la gran dificultad en los registros para distinguir on los controles de Perd la seda de origen asiatica o novohispana. 54, Borah, Silk Raising, 1948, pp. 32-38 y 85-102. Bazant, “Evolucién”, 1988, pp. 478-516, 107 China en la América colonial hispana, se decide practicamente arrasar todas las plantaciones en el espacio indiano. La medida, que busca alentar el consumo de la seda peninsular de Granada y Valencia, no hace mas que crear el efecto con- trario de estimar aim més los tejidos de sedas chinos. No cabe duda de que la desaparicién de la produccién local de seda en México viene a redoblar la estima de la asidtica, tanto en el virreinato novohispano como en el de Pert, espacio este tiltimo que ya no puede contar ni con la producida en Nueva Espatia. La falta de una produccién de seda local que motiva el necesario in- greso de seda asidtica es ain més determinante en el Pera. Es sabido que durante la segunda mitad del siglo xv y en las primeras décadas del siguiente, el virreinato del Pord se presenta como un espacio atito- suficiente, integrado, sin depender de las importaciones extranjeras.* Si bien algunos documentos nos revelan que en esas décadas finales del siglo xvi existen pequefias granjerias de seda indigena para cumplir con el pago de diezmos,” el fray Martin de Muriia sefiala que aunque “Pera todo lo tiene”, hay dos materias primas que faltan: la seda y el lino. Hacia 1620, el comerciante portugués Leon Portocarrero no tiene repa- ros en afirmar la necesidad de contar con seda china en el Pera. Realiza una “Memoria de todos los géneros de mereaderias que son necesarios para el Perti [...] porque no se fabrican en la tierra”. Alli enlista, entre otros productos, “sedas flojas carmesf, azul, verdes y sedas de matices que vienen de China’, “tocas que hacen en Lima con sedas que vienen de la China” y “todas las sedas de la China, tejidos y sedas toreidas que se gastan bien en el Pera”. Pera nunca logra producir seda en cantidad su- ficiente para abastecer sus mercados. Esta carencia levard al virreinato a depender, en una primera instancia, de los envios de tejidos y telas de seda mexicanas pero de inmediato, aquella crisis temprana que sufre la produccién de seda novohispana conduciré al Pera a redoblar el interés por la seda china. 55. Pérez Herrero, “Actitudes del Consulado”, 1983, p. 109. 56. Assadourian, E! sistema, 1982, pp. 131-221 57. Por estos tiempos, algunos prelados de Lima exigen a comunidades indigenas pagar su diezmo en seda. act, Lima, 567, leg. 8, fs. 299-300. 58. “Solo le falta al Pera seda y lino", Murda, Historia, 2001 [1608-1613], p. 273. 59, “Descripcién general del reino del Perit, en particular de Lima”, snr, Manuseritos, Espagnol 280, N° 5057, fs. 237-262. 108 La ruta hispanoamericana de la seda china Nos permitimos superar la frontera de la América espafola y ver los efectos que provoca la oferta-demanda de la seda china en Europa. Si en Hispanoamérica la entrada del tejido oriental provoca una rotunda condena a los obrajes locales, en la Europa Occidental obliga a una pro- funda remodelacién de su industria textil. Hemos advertido que desde finales del siglo xv1 el tejido occidental, por ser menos competitivo, sufre gravisimos problemas para su venta en los mereados americanos, po- niendo en crisis la pafierfa inglesa y las sederias de Granada, Italia y Levante. La presencia y el desarrollo de la ruta hispanoamericana de la seda china hacen reorientar los tejidos de los centros productivos de E ropa hacia los mereados domésticos. Aun-con la inmensa introduccién de tejidos de seda china que realiza Espafia por la via de las Compafiias orientales europeas, hay una respuesta del mercado doméstico para los tejidos de seda originarios, gracias a una revolucién consumidora que vive la Europa durante el siglo xv.” Resulta evidente que los frenos al desarrollo de la produccion y de la manufactura de seda a gran escala en Hispanoamérica se deben a la politica peninsular de desalentar cualquier intento de industria textil que pueda competir en el plano de! consumo con la industria textil espatiola. Pero sf hay sefiales claras de una permisién peninsu- lar a la fabricacion de tejidos ordinarios y baratos para responder al vestuario comtin de los indios, esclavos y poblacin pobre de la Amé- rica colonial. Lo que en el fondo esté buscando Espafia es restringir cualquier produccién textil original que rivalice especialmente con el tejido de seda espatiol; producto reservado para los sectores medios y superiores de la sociedad. Esta seria la principal explicacién para comprender el porqué de la lucha espafiola por impedir el ingreso de seda china. Pero {por qué no se logra? ¥ aqui debemos abordar las cualidades especiales de los tejidos de seda de China que desbaratan el plan espanol. 2) La razén comercial-impositiva. Sea por la via terrostre o por el derro- tero maritimo, la ruta hispanoamericana de la seda china esté prictica- mente impune de derechos fiscales y aduaneros. Al ser un recorrido que se traza por la clandestinidad, los tejidos orientales evitan cualquier derecho al fisco real e ingresan a los mercados libre de impuestos y con minimos costos de transporte y de comercializacin. De tal mane- 60. Bernal, Esparia, 2005, pp. 262-263, China en la América colonial ra que, las sedas asidticas legan finalmente al publico con un precio notablemente bajo, que tira por la borda cualquier intento espafiol de competir con sus tejidos en el mercado. Enseguida nos ocupamos de su precio. Veamos lo que ocurre en el plano impositivo, En 1612, el virrey del Peri, el marqués de Montesclaros insiste sobre lo “intratable” que resulta frenar el ingreso de sedas chinas a Peré que vienen de Acapulco a pesar de las disposiciones prohibitivas. Le aconseja al rey anular la prohibicién y “cargar mucho de los derechos de Acapulco y la entrada del Callao [...] cobrando con vigor los derechos, con lo cual se haria me- nos la granjeria y menos codiciable y apeteceran y tendrén por mejor la correspondencia de Tierra Firme donde pagaran menos”.*+ Lo que Montesclaros esta proponiendo es un reconocimiento oficial a la existencia de la ruta hispanoamericana de la seda china; una consideracién que Hevaria a su legalizacién y, en consecuencia, a la aplicacién de impuestos en beneficio de la Real Hacienda.” A pesar de saber de la existencia de la ruta de la seda y luego de unas décadas iniciales de permisién, la Corona espafiola nunca la transparenta y la combate a través de una legislacién prohibitiva y de sanciones. ;Por qué el poder peninsular no la legaliza? Podriamos pensar que nadie podria garantizar que ante una hipotética oficializacién de la ruta, que llevaria a un incremento del costo general de las sedas, los actores abandonarfan el uso de la seda china y se inclinarian inevitablemen- te al consumo de tejidos espafioles y curopeos. El problema resulta ser mas complejo que el dilema legal/ilegal, de un simple gravamen sobre la mercanefa. El problema cracial radica fundamentalmente en las pautas de consumo de la seda china, del tipo de necesidades que satisface y de quitnes son sus consumidores. Enseguida abordaremos esta ultima cuestion. Para concluir este asunto digamos que a pesar del inmenso reco- rrido de la seda china para llegar al Perti, su costo impositivo es casi nulo. Si algin gravamen sufre, esa instancia ocurre en el puerto de Acapulco, con la feria oficial novohispana. Pero si tomamos en con- sideracién que el galesn de Manila importa mucha de estas piezas “fuera de registro”, es posible concluir que la mayorfa de ella termina 61, Montesclaros, “Carta”, 1966 [1612], p. 343. 62, Seria imposible reproducir aqui las infinitas propuestas similares que aparecen en Ja mesa del Consejo de Indiae. Para um perfodo posterior véase la propuesta de 1712 del virrey novohispano duque de Linares, act, Lima, 480, sin de expediente fa. 1-7. 110 ‘La ruta hispanoamoricana de la seda china Megando al Pert sin pagar un solo real al fisco. Por lo tanto, uno de los elementos que hacen codiciable a la seda china en el espacio del Perti son todos los beneficios que redunda su entrada clandestina y, por ende, su minimo precio. 3) Cultura econémica consumidora de la seda asidtica. Sugerimos que el motivo de fondo, el verdadero secreto de la demanda de la seda en el espacio americano y su capacidad para incursionar en los mercados de tierra adentro, se encuentra en las diferentes calidades de las sedas y tejidos, que van de Ja mas ordinaria calidad hasta las mas finas, consig- nadas a un amplio y variado ptblico consumidor de Hispanoamérica. Comencemos por fundamentar la hipétesis sobre el caso novohispano. Intimamente ligada a la yaz6n productiva, valdria advertir que a finales del siglo xv1, en momentos de tendencia inflacionista de los pre- cios, el valor de la seda local mexicana se derrumba en el ochenta por ciento porque la seda china le genera una exitosa competencia ya sea por “su gran calidad” haciendo frente a los costes de transporte o por su gran baratura “con Ja que vestian a los esclavos en Jas galeras de Manila”. La afirmacién da cuenta de un doble tipo de consumo de se- das chinas. En primer lugar, el consumo reservado a los sectores pri- vilegiados de la sociedad que disponen de un tejido de seda asiatico de fina composicién, cuyo elevado valor se compensa por los reducidos cos- tos de comercializacion. En segundo lugar, la seda china ordinaria, que apunta a vestir a los grupos mas pobres y castigados. Este tltimo perfil consumidor es el que deseamos destacar, porque a nuestro entender es esta precisa cultura consumidora amplia y cotidiana la que explica la naturaleza y la potencialidad dela ruta dela seda. _ En 1609, Pedro Martinez, capitan y alealde mayor de la provincia de Panuco, regién cercana a Veracruz, describe en su Relacién los arti- culos que se proveen los espaiioles y los indios del lugar. Martinez. dice que “los precios pueden bajar o subir segin la falta o abundancia de las mercaderias”, pero “los mas ordinarios”, en cuanto al rubro de tejidos que aqui nos interesa, son estos: ‘La vara de paito ordinario de Puebla, siete pesos; la de gergue- ta [sic], peso y medio; la de tafetan de Ja China, un peso; la de raso de la China, un peso y medio; la onza de seda floja y torcida, peso 63. Spate, El lago, 2006, p. 250. a China en la América colonial y medio; la vara de terciopelo de la china, cinco y seis pesos [...] Ja vara de holandilla china, quatro reales; las medias de seda de Ta China, siete pesos; las de Espatia, quince [...] de estas cosas se proveen los vecinos de estos pueblos cuando las traen a vender los mercaderes de México y de la Puebla por tierra y los de Veracruz y Campeche por mar. Contundente afirmacién. La vara de un tipo de seda china presenta un valor inferior al pao ordinario producido en Puebla. Las medias de seda asidtica salen menos de la mitad del precio que se ofrece por las medias espafiolas. El caso es significativo porque manifiesta los alcan- ces de la seda china en sectores bajos y en espacios totalmente alejados de los centros de poder politico y econémico del virreinato. Considere- mos un dato rio menor: estamos hablando de una regién muy cereana al Atlantico y distante de! Pacifico, y sin embargo la seda china presenta una cotizacién inferior a la europea. Continuemos analizando para un periodo posterior la calidad y el tipo de consumidor que se siente atraido por la seda china. En los albo- res del siglo xvi se genera una gran disyuntiva entre los comercios de Espafia y Filipinas que nos brinda importantes sefiales sobre esta pre- cisa problemdtica. Cuando la Corona espaiiola ordena en 1718 prohibir el ingreso a México de seda en rama y elaborada de China para prote- ger su industria y el comercio transatléntico, comerciantes, virreyes e incluso habitantes comunes replican que la medida es impracticable, por cuanto “de ser regular vestuario Ja ropa de China, por lo acomo- dado de su precio y no poderlo hacer los pobres (como quisieran) de la de Espana, por ser mas subido, sin que de faltarles aquella, se siga el que gasten osta, porque si se los permitiese su necesidad y pobreza la consumirian pues todos la estiman mas por su mejor calidad y mayor duracién: lo que no sucede con la China que por su poca permanencia se rompe y se destruye con facilidad”. ‘Al momento de decrotar la prohibicion, Felipe vva resumiendo todas las opiniones publicas que circulan por el imperio acerca de la singula- ridad que presenta la seda china que entra desde Filipinas; caracteris- 64. Martinez, “Deseripcién”, 1969 [1609], pp. 153-154. En el brove ensayo de Alvarez se ofrecen evidencias sobre el consumo de telas chinas por los indigenas de Filipmas en los aiios finales del siglo xvi. Véase Alvarez, “E la nave va", 2018, pp. 47-48. 65. cna, Reales Cédulas Originales, caja 3552, expediente 26, (1724), fs. 3-4. 112 La ruta hispanoamericana de la seda china ticas que dividen a México porque “el arribo de una flota [a Veracruz] es celebrada por los mercaderes ricos que llaman de almacén y son los que hacen empleos de su carga: pero que la mayor parte de este reino desea con mayor eficacia la Nao de China y que se dilata su Iegada ocasiona muchos clamores”." El descontento social que puede generar la ausencia del galeon de Manila en Acapulco se debe a las necesidades consumidoras de la ma- yorfa de la poblacién. Un gran conocedor de la historia del galeén de Manila, como lo es el historiador Schurz, sintetiza el fenémeno diciendo “que todas las clases sociales, desde los indios de los pueblos de las tierras bajas t6rridas, a los cuales las convenciones y leyes espafiolas compelian al usar vestuario, hasta los mimados criollos de la capital, se vestian con las telas del Extremo Oriente y las sedas de China”. Durante todo el perfodo colonial, ya sea desde México o desde el Per, las conclusiones tienen un pleno consenso y unanimidad: exis- te la elegante seda asidtica para “los selectos”, pero la mayoria de las sedas chinas que se consumen por los mercados americanos y que, en definitiva, configuran el esqueleto primario de lo que hemos llamado la ruta de la seda, son baratas, de mediana a ordinaria calidad y de poca duracién, Hay de todos los gustos y calidades puesto que “el grueso de las sedas chinas era consumida por peninsulares y criollos blancos pero también abastecen a la gente pobre y constituye el vestido corriente de los nativos de Nueva Espafia’.* Un viajero anénimo asentado en Acapulco se asombra al ver en 1702 que el galeén de Manila aleanza un tonelaje de 2,000, lejos de los 200 estipulados por la ley y ello se ex- plica por los 11.000 fardos de seda china “barata y de baja calidad” “Al mismo tiempo, idénticas opiniones sobre el tipo de consumo de la seda china circulan por el espacio peruano, En 1591, el contador de Tierra Firme Miguel Ruiz de Duayen le escribe al rey espaol: Las mereanefas de China que vienen a Tierra Firme y Pert causan gran dafio a los reales derechos de almojarifazgo porque como de alli se traen especialmente cosas de seda en cantidad porque cuestan a muy baratos precios [...] bien es verdad que se 66. Ibid., £4. 67. Schurz, The Manila Galleon, 1959, p. 862. 68. acna,, Reales Cédulas Originales, caja 3552, expediente 26, (1724), £4. 69. Villar, Fl contrabando, 1967, p. 29. 113 China en la América colonial visten y remedian con ello gente pobre porque es mas barato que Jo de Castilla, pero no de tanta dura, ni tan bueno.” Uno de los testimonios mas representativos os el que ofrece en 1594 el virrey del Pert, Hurtado de Mendoza, segundo marqués de Catiete. Mendoza llega a ser una de las personalidades més interesadas en el intereambio con China y hasta llega a promover Viajes clandestinos por la ruta de la seda via Acapulco 0 en titénicos derroteros directos entre Pera y el Extremo Oriente.” En ese afio, le advierte al Consejo de In- dias: Las mercancias chinas son tan baratas y las espafiolas tan ca- ras que me parece imposible recortar ese comercio hasta el punto que en e&te reino se deje de consumir productos chinos, ya que un hombre puede vestir a su mujer con sedas chinas por doscientos reales [25 pesos] mientras que no podria proporcionarle vestidos con seda espafola por doscientos pesos.”” La cita permite la reflexién sobre varios puntos. El vestuario de seda china se paga en el Pert al 10% del valor de lo que cuestan los te- Jidos espaiioles. Segundo, es tanta la cantidad que ingresa al espacio peruano que pone en serios aprietos la industria, el comercio y el con- sumo de la seda espafiola; un problema que durante las primeras tres décadas del siglo xv la Corona intenta solucionar —sin éxito~ a través de un abanico de medidas legislativas que prohihen la circulacién de tejidos chinos hacia Pert.” En 1602, en un contexto en que la Corona espafiola comienza a dar sus primeros pasos para prohibir el tréfico y el consumo de sedas chinas hacia el Perd, los mercaderes de la ciudad de Los Reyes le insisten a la Corona en dejar que al menos “se abra el comercio de China” desde Acapulco y que eso no haria peligrar el galeén de Portobelo, ya que “la causa de la decadencia del comercio del Pert no es Ia entrada de aquel reino [México] de las mercancias de China sino el mal orden que se tienen en las fiotas [...] que los del Pert prefieren comerciar con México mas que con Espaiia [y] que hay 70. aci, Panamé, 83, en de fe. 1. Iwasaki Cauti, Extremo Oriente, 2005, p. 228-233. 72. “Cartas y expedientes de virreyes del Pert (1593-1599)", act, Lima, 88, f. 43. 78. aat, Quito, s/n de expediente, fs. 1-11; Escalona, Gazophilacium, 175, fs. 178-179. 14 La ruta hispanoamericana de la seda china muchos espafioles que visten de manera lujosa y costosa mas que en cualquier otra parte [...] por lo que si entraren mas flotas [galeones de Portobelo] se venderia toda la ropa [espafiolal que de sedas de China se viste toda clase de gente, sobre todos los mas pobres y se adornan los templos”. En 1620, el comerciante portugués Pedro Leon de Portocarrero ano- ta con mucho detalle el tipo de seda china que ingresa al Pert y cudles van dirigidas a las mujeres. Pero culmina su comentario sobre el asunto sefialando que la clave de su exitosa venta es que “viste a los pobres” porque son baratas. Vale reproducir la extensa cita: De las mereaderias que vienen de México cada dos afios de la china se llevan al Pera grandes partidas de tafetanes, gorgora- nes enrollados y otros de librete. Damascos ordinarios y damas- cos mandarines que los mandarines son los sefiores de vasallos de la china y estos damascos le pagan sus vasallos de tributo y otras sedas y todas las que se Haman mandarines son las mejo- ves que vienen de la china. Razos de mucha suerte en particu- lar vienen muchos de lustre blancos de Lanquin [sic] picotes y azabachados muy'lindos terciopelos Manos y labrados negros y colores mucha diversidad de colehas y sobrecamas labradas de muy varios colores, Grandes partidas de cates de seda blancas torcidas y muchos cates de seda floja y tocas de seda para mu- Jeres [...] y toda es ropa en que todos ganan y se vende bien y se visten de ellas los pobres porque son sedas baratas y se traen muchas mantas de Lanquin, que son telas de lienzo feito de al- godén, blancos y azules,” Estas tiltimas dos citas resultan muy contundentes.’La seda china es para “toda clase de gente”. Particularmente “los pobres” del Pert esperan lo que viene por el Pacifico mexicano, mientras que los circu- los sociales de elite buscan distinguir su prestigio consumiendo ropas y textiles mas finos y suntuosos que llegan desde Europa. Es cierto que si se revisan los testamentos, los inventarios y otras fuentes re- lacionadas con Ja posesién de bienes en familias hispanoamericanas se pueden encontrar alli sdlidas pruebas de que cortinas, sobrecamas, ‘74. act, Filipinas, 34, s/n de expediente, fs. 36-48. 75. “Descripcién”, xr, Manuscritos, Espagnol 280, N° 5087, fs. 211-212. El subrayado es nuestro, 115 China en la América colonial manteles y vestuario confeccionado con seda china Ilegan a parar a manos de los sectores privilegiados. El perfil suntuario de los bienes asidticos nadie lo podria cuestionar. Pero aqui sostenemos que se ha sobredimensionado este particular perfil, esta suerte de asociacién casi unilateral entre la seda china con el consumo de elite; como si los bienes chinos fueran objetos exclusivamente exquisitos y refinados. En otros términos, hay una canasta de tejidos orientales que se diri gen al consumo de los sectores humildes y de los habitantes “comunes” del reino. Lo que nos cuentan del Perti también ocurre en Guatemala. Al recorrer Ja ciudad en la mitad del siglo xvur, el viajero Thomas Gage dice que “las indias iban a la iglesia o a una visita con un especie de seda fina de china que cubre la cabeza y toca la tierra”.” Los comerciantes de Lima sefialan que no hay que temer a una supuesta incompatibilidad entre los ejes comerciales transpacificos y transatlanticos porque la seda espafiola se consume en los circulos de elite, mientras que su par asiatica termina en manos de los més po- bres; término que estaria apuntando a indigenas, trabajadores, cam- pesinos y aun esclavos. Como hemos comprobado en paginas anterio- res, la peticién no tierie efecto cuando la Corona anula la circulacién de Ja seda china desde Acapulco. A pesar de Ja distancia en tiempo, si relacionamos el informe realizado en 1602 por parte de los merca- deres peruanos con la representacién novohispana de 1718 vemos et escenario general del comercio ultramarino hispanoamericano: el eje transatlAntico abocado al consumo de elite y el transpacifico, donde la ruta de la seda china se alza como su esqueleto o matriz, destinado aun consumo social amplio. En definitiva, si la caracteristica funda- mental de la seda china es su baratura, habria que tomar en serio aquella idea de la época acerca de su breve durabilidad.”” Cuando los documentos reconocen su bajo precio enseguida lo asocian a su pobre calidad y a que “duran poco”, provocando un escenario en que la gente esté “casi desnuda”. Por lo tanto, si su consumo es veloz, es decir, un tiempo breve entre los ciclos de intercambio-consumo, la actividad de los cireuitos de produccién y circulacién se intensifican, logrando que la ruta hispandamericana de la seda china esté en constante movi- miento. 76. Gage, Viajes, 1980, p. 167. ‘77. Iwasaki Canti, Extremo Oriente, p. 272. 116 La ruta hispanoamericana de fa seda china Los documentos resefiados en este trabajo nos permiten sostener que el funcionamiento de la ruta hispanoamericana de la seda china se edi- fica a partir de un consumo socialmente amplio. Es dificil pensar que la notable dimensién geogréfica y el funcionamiento persistente por casi dos siglos que alcanza a tener sélo puedan explicarse por una fascinacién “exética” y particular a los preductos del Oriente de una reducida clase elitista hispanoamericana. Asi como sugerimos que la corta duracién de los tejidos ordinarios de seda china estimula la ruta, también podemos suponer que los tejidos de la misma procedencia, pero de mas alta estima y duracién, adquieren una cireulacién mas lenta que aquéllos, La atrac- cidn de varios productos suntuarios del Oriente por los sectores de elite tiene un gran reconocimiento en la historiografia. Aqui intentamos reva- lorizar su consumo amplio. Espafioles de toda condicién, indigenas y aun esclavos conforman un amplio sector social consumidor que, en ditima instancia, es el responsable de que la ruta de la seda de China por Hispa- noamérica sea posible; de que, en definitiva, la América colonial se enlace con el Oriente en el marco de la mundializacion de la época moderna. Asimismo, lo que llamamos la ruta hispanoamericana de la seda chi- na constituye wna pieza central para poner en marcha aquel gran tejido comercial que se organiza por el imperio y que coloca a México como su coraz6n,”* Claro esta que la ruta de la seda no es la tinica palanca que motoriza el modelo; su actuacién se concentra por los mereados del Pa- cffico hispanoamericano, Ella se coloca como una suerte de plataforma para que circulen otros productos procedentes del Atléntico novohis- pano, logrando inyectar dinamismo al eje de las flotas espafiolas que Tegan a Veracruz; la otra pieza fundamental del modelo que actiia por el Atlantico. . ‘18, Vénse el texto inicial del libro. uz

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