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MARIANO BONIALIAN CHINA EN LA AMERICA COLONIAL BIENES, MERCADOS, COMERCIO Y CULTURA DEL CONSUMGO DESDE MEXICO HASTA BUENOS AIRES _fil aver & Institut iia, CONACYT | Edlvorial illus ~ 1. t Sahara ig. L Bonialian, Mariano ‘China en la América colonial: bienes, mereados, comercio y cultura del consumo desde México hasta Buenos Aires / Mariano Bonialian; con prélogo de Josep Fontana. — 1" ed. - Ciudad Auténoma de Buenos Aires: Biblos-Instituto Mora (México), 2014, 263 pp.; 28 x 16 om. - (Filosofia) ISBN 978-987-691-283-9 1, Historia Americana. 2. Comercio. I, Fontana, Josep, prolog. IL Titulo, CDD 909 Disefio de tapa: Luciano Tirabassi U. Imagen de tapa: mapa en papel bambti de 1763, atribuido a Mo Yi Tong. Una controvertida interpretacion ubica su realizacién original en 1418, por el na~ vegante Zheng He; hip6tesis rechazada por la comunidad académica de histo- riadores. Los contornos casi perfectos de los continentes, en especial el perfil costero americano, obligan a dudar de su autenticidad, aun para aquella prime- ra fecha. Se incluye la imagen no sdlo debido a su belleza estética sino porque advierte la estrecha relaci6n, tanto representativa y simbdlica como geografica, de un mundo integrado donde China y América eran piezas clave de la tempra- na mundializacién. Armado; Ana Souza © Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora. Calle Plaza Valentin Gomez Farias N° 12, San Juan Mixcoac, 03730. México DF. www.mora.edi.ma © Editorial Biblos, 2014 Pasaje José M. Giuffra 318, C1064ADD Buenos Aires info@editorialbiblos.com / www.editorialbiblos.com Hecho el depésito que dispone la Ley 11.723 Impreso en la Argentina No se permite la reproduccién parcial o total, ¢l almacenamiento, el alquiler, la transmisién 0 la transformacién de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrénico 0 mecénico, mediante fotocopias, digitalizacién u otros mé- todos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infraccién esta penada por las leyes 11.723 y 25.446. Esta primera edicién se terminé de imprimir en Imprenta Dorrego, Dorrego 1102, Buenos Aires, Reptiblica Argentina, en agosto de 2014. I La ruta hispanoamericana de la seda china iCudntos despiertos dormidos cudntos duermen sin echarse, cudntos sanos sin unciones, cudntos galos sin curarse, cudntos pobres visten de seda, eudintos ricos cordellate, cudntos ricos comen queso, eudntos pobres cenan aves, cudntos pobres se almidonan, cudntos ricos sin lavarse, cudntos pies sin escarpines y cudntas manos con guantes! Mateo Rosas de Oquendo, “Satira de las cosas que pasan en el Perti” [1598], en Poesta colonial hispanoamericana, Brecco, Horacio Jorge (prdlogo y recopilacién), Caracas, Bi- blioteca Ayacucho, 1990, p. 87. En los tiltimos afios del sigloxux ol geégrato alemén Ferdinand Freibe- rr von Richthofen nos informa de un notable descubrimiento: la exis- tencia de una gigantesea red de rutas comerciales entre Asia y Europa que perdura desde 110 a.C. hasta el siglo xv. En diferentes perfodos historicos, la red llega a extenderse desde Chang'an (China) pasando por Constantinopla y Antioquia hasta alcanzar los reinos hispanicos peninsulares. Este inmenso tejido de circuitos tiene una clara “colum- na vertebral”: la seda china, pieza més codiciada en todos los merea- dos por donde la red mercantil hace su recorrido. La seda china ejerce tal gravitacin en la naturaleza y desarrollo de la red, que Ferdinand 387 Ching en la América colonial Freiherr no duda en llamar a este riquisimo mundo comercial y cultu- ral como la “ruta de la seda” (Seidenstrasse).' Sin dudas, la revelacién de la ruta de la seda es un suceso histérico maravilloso. Quizd, se trate de una de las estructuras histéricas de mayor larga duracién que se pueda encontrar en el pasado historico, por cuanto sobrevivié al apogeo y la cafda de varios imperios. La ruta de la seda viene a yepresentar una “gran historia” que dentro de sus amplias fronteras encietra, a la vez, multiples historias, aleanzando en su unidad una inigualable densidad cultural y econémica. Ahora bien, si tomamos la nocién histérica de la ruta de la seda en su mas amplio sentido, veremos que lo que descubre el gedgrafo ale- man no resulta ser un hecho excepcional e irrepetible que se produce en un solo momento y en un espacio geografico determinado. Asi como reconocemos una histérica y perdurable ruta de la seda china entre Oriente y Occidente, la América espajiola también llega a contar du- rante doscientos afios de su historia colonial con un amplisimo camino estructurado en torno a la tela oriental; trayecto que practicamente contempla todo el espacio de la América espafiola. Salvando las dis- tancias en el tiempo, en el espacio y de los especificos componentes histéricos culturales y econémicos, el texto que presentamos en esta oportunidad se orienta a formular-el esquema bdsico, medular, y las caracteristicas mas sobresalientes de esta segunda ruta de la seda china por la América colonial. Para su clara comprensién habria que alertar al lector que desde fmales del siglo xviy los inicios del siglo xv se decretan reales cédulas en las que se implementan no sélo fuertes regulaciones a la entrada de seda china por el puerto de Acapulco, sino también prohibiciones absolutas para que Centroamérica y todo el espacio del Perti no logre acceder de forma licita al tejido.* La ruta 1. Freiherr von Richthofen, Ferdinand, China. Ergebnisse Eigener Reisen, Berlin, 1877- 1905, 2, Desde 1593, la roglamentacién peninsular estipula s6lo doz galeones de Manila por afio de 300 toneladas cada uno hardin la ruta transpacifica; queda abolido el comercio libre entre as Indias Oceidentales y China siendo Acapulco el tinico puerto autorizado para el comer cio em el Oriente y, Nueva Hspaia, no podré negociar los tajidos orientales en las restantes colonias de las Indias. En ese mismo afo se informa de la prohibicién para los contactos directos entre China y Pert. Vénse sobre este tiltimo punto: *Prohibicién de ir navios del Perit a China”, 1593, act, Patronato, 25, R, 56. Para una detallada exposicién sobre el curso legislativo del comercio de China en la América colonial, véase Escalona Agitero, Gazophi- lacium, 1775, fs, 160-189; Yuste, “De la libre contratacién”, 2013, pp. 85-106, 88 La ruta hispanoamericana de la seda china de la seda china por Hispanoamérica no es un ¢je institucionalizado y tampoco esta reconocido por el poder de la monarquia hispénica. Es una estructura de tipo informal, producto de la interaccién de gran- des y pequefios mercaderes, funcionarios y consumidores por el gran espacio continental, De tal manera que gran parte de los fenémenos histéricos que se exponen en las paginas siguientes se traza por una realidad informal. Dividimos el trabajo en dos grandes partes. En Ja primera intentamos reconstruir el mapa geografico de la ruta y las funciones econdémicas que asumen en ella puertos, mercados y ciudades, En la segunda parte del trabajo ofrecemos las razones principales que permitieron, a nues- tro entender, la configuracién y el desarrollo en la larga duracién de la ruta de la seda china. La ruta de la seda: desde Filipinas hasta Santiago de Chile o Buenos Aires Desde el momento en que el galeén de Manila realiza su primer exitoso viaje de retorno hacia Acapulco al mando de Urdaneta (1573) hasta 1750, momentos previos a la implementacién de las politicas co- merciales de “libre comercio” decretadas por Carlos m1, nace y se desa- rrolla por gran parte del continente americano una amplisima ruta de la seda china cuya estabilidad, persistoncia y dinémica la ubica como un elemento nodal, como uno de los motores impulsores, de las conexio- nes entre los espacios del Orbe indiano. Con sorprendente fiuidez, la seda china se embarea en Filipinas, transita y se consume por México, Guatemala, Panamé, Ecuador, Perd, y unas buenas cantidades logran llegar a las ciudades més australes de Sudamérica colonial como San- tiago de Chile, Cordoba y Buenos Aires. La ruta hispanoamericana de la soda china és, en rigor, un derrote- ro con un claro perfil internacional en el que participan dos continen- tes: el asidtico, con su regién costera del Extremo Oriente en el que sobresalen los puertos de Cantén y Cavite de las islas Filipinas, y casi la totalidad del territorio hispanoamericano. Es una amplisima red de caminos maritimos y terrestres que une puertos, ciudades, pueblos, valles, lanuras, montafias y rios. El movimiento de la seda se realiza por diferentes medios de transporte, todos ellos perfectamente coor- dinados, Va en los enormes galeones de Manila, en barcos de cabotaje centroamericanos 0 peruanos por toda la costa del Pacifico americano. 89 China en la América colonial Se adicionan al flujo maritimo pequefias lanchas y canoas para poder transitar por estrechos rios. Si la via es terrestre, se carga en mulas, burros, earretas o directamente se transporta en bolsas y cajones por esclavos e indios. La puesta en marcha de toda esta maquinaria de medios de transporte y fuerza humana hace posible que la ruta supere las divisiones administrativas virreinales y los espacios econémicos regionales, Deciamos que la seda china viaja desde Filipinas hasta aleanzar la ciudad de Santiago de Chile 0, en direccién atlantica, el puerto de Buenos Aires. Estamos en presencia de un largo camino continental cuya homogeneidad y sentido hist6rico sélo pueden legar a percibirse al atender la circulacién y el consumo de la seda china. Los documentos histéricos hacen referencia al tejido oriental con el generalizado tér- mino de ropa de la. China.’ Como veremos, los tejidos procedentes del Oriente son variados en su tipologia, pero valdria partir de la premisa de que aquel término apunta especialmente a la seda en sus diferentes “versiones”, como en rama, floja, en pieza 0 confeccionada, Porque hay que tener en cuenta que de todos los rubros importados por la nao de China la seda es el principal artfculo demandado por la sociedad his- panoamericana.* {Qué tipos de sedas —-elaboradas o no- se desplazan y se consumen por la ruta? Son los rasos, pitiflores, damascos, pequines, saya sayas, brocatos, terciopelos llanos y labrados, gorgoranes, tafe- tanes, brocatos, tejidos de seda para cama, polleras Jisas‘y labradas, gafas de seda, batas, quimones, camisas, medias, cintas y pafiuelos, entre otros.> La expansién de la seda china por los mercados hispanoamericanos es un hecho histérico que manifiesta la mundializacién de los espacios coloniales durante la 6poca moderna; unos espacios que al abrir el hori- zonte de perspectiva vemos participarlos en redes mercantiles interna- cionales, Pero para estos tiempos, los fenémenos planetarios sélo puc- den ser posibles —y perceptibles para nosotros si hay una estructura local y regional que los sustenta. En otros términos, hay que reconocer 3. La mencién puede verse, para el caso novohispano, en Alvarez de Abreu, Extracto, 1977, Para el caso peruano, Paz-Soldén y Moreyra, El Tribunal, 1956. 4. Un anénimo anota en su visita a Acapulco que ol cargamento del galen de 1702 es practicamente todo de sederia; en Villar, El contrabando, 1967, p. 29 5. acnM, Indiferente virreinal, caja 3552, expediente 26, fs. 2-3; acl, Quito, 170, expedien- te 1, fs, 224.256. ‘La ruta hispanoamericana de la seda china que sin el trafico terrestre de media y corta distancia, o de una navega- cién de cabotaje que toca puertos no muy considerados por el comercio oficial ubicados en la Mar del Sur, le resultarfa imposible a la seda china realizar estos titdnicos trayectos. De tal manera que para lograr au circulaci6n a gran escala, la tela oriental aprovecha los circuitos in- tercoloniales, regionales 0 de pequeiios trayectos por donde transitan otro tipo de mereaneias de produccién local o de distinta procedencia extranjera. Esién las telas y los tejidos propiamente de China y de la India que no son sedas sino de algodén, Nos referimos a cambayas, lienzos, za- razas, mantas, angaripola, muselina y elefantes. También se mueven otros articulos orientales, como loza, clavo, pimienta, especias, perfu- mes, una notable variedad de mobiliario, entre los que sobresalen los pabellones, los escritorios, las camas, los biombos y, por ultimo, los ob- jetos littrgicos. Estos articulos orientales no realizan la totalidad del trazado de Ja ruta de la seda. Particularmente los objetos orientales de mayor dimensién y de clevado valor —como escritorios, biombos y camas— son consumidos en los centros urbanos de mayor densidad y desarrollo econémico, como serian la ciudad de México y Lima. Como segundo tipo de articulos, vemos anexarse a la ruta de la seda china un variopinto conjunto de tejidos, de loza y de mobiliario con pro- cedencia europea. Son las piezas y mercancias que se introducen por los puertos atldnticos de Veracruz y Portobelo gracias al régimen de comer- cio de las flotas y galeones espaioles.° Luego de su desembarco en las ferias atldnticas, los objetos europeos emprenden su desplazamiento terrestre para alcanzar los circuitos de la seda china que se encuentran. en los centros de distribucién ¢ intercambio por la franja del Pacifico indiano.” Por ultimo, aparecen los bienes de la tierra producidos en Mé- xico y Centroamérica que acompafian a la famosa seda oriental en su segundo tramo del trayecto a través de la Mar del Sur. Sobresalen las telas y los tejidos novohispanos, el aail, el palo de Campeche, la brea, el alquitrén, el tabaco y la madera. Como se ver mas adelante, la movili- zaci6n hacia el sur de la seda oriental puede ser encubierta o etiquetada como tejidos novohispanos, 6. El contrabando extranjero también permite la importacién de estos productos. 7. Para el temprano perfado colonial de prineipios del siglo xvi: Spate, El Jago, 2006, p. 288. Para tiempos posteriores: Bonialian, E7 Pactfico, 2012, pp. 305-340. OL China en la América colonial Todo este conjunto de bienes que fluyen en direccién norte-sur se intercambia por una contracorriente de articulos de produceién local que es impulsada por navios sudamericanos al llevar a México azogue de Huancavelica, cacao de Guayaquil, vinos de Pert y Chile y, funda- mentalmente, la plata peruana.® El caso del metélico peruano resulta un buen indicador para comprender la verdadera dimensién de la ruta de la seda. Podemos percibir una “ruta de Ja plata” incorporada a la ruta de la seda china. Ks el flujo que va desde Potost hacia Lima y desde la ciudad de Los Reyes hacia México para finalmente embarcarse en el galeon de Manila en sus preparativos de partida hacia Filipinas y Cantén. Pero como veremos en las proximas paginas, la ruta de la seda china comprende una dimensién geogréfica hispanoamericana més amplia que el-camino transitado por e} metdlico; 1o que sugiere que la adquisicién de seda china no siempre requiere plata para su consumo. Muchas modalidades de intercambio se habrian activado en torno a la ruta de la seda. Por varios tramos del trayecto vemos moverse autoridades polfti- cas y religiosos. Muchos de los que son nombrados gobernadores de las islas Filipinas viajan en la nao de China, asi como los nuevos virreyes peruanos se movilizan por la Mar del Sur, y es México escala o punto de origen. La movilidad no sélo se reduce a las altas esferas sociales. Tam- bién se trafican por la ruta de esclavos chinos, japoneses y de la India que detienen su marcha en México o son reexpedidos hacia el Pert. Por ejemplo, hacia 1613 viven en la ciudad de Lima 114 asiaticos esclavos, dedicados al servicio doméstico o al trabajo de soleteros y abridores de cuello. En muchos casos ellos parten desde la ciudad de Manila para Tlegar a la Ciudad de Los Reyes.* Deciamos también que por la ruta de ja seda se canaliza la esperanza de la conversién cristiana del Oriente y la via por donde se incorporan diferentes ensefianzas sobre el imperio chino. De México hacia Filipinas, de Peri a México, de Buenos Aires 0 de Santiago a Lima; por todas estos circuitos que son parte de la gran ruta de la seda china— se movilizan los religiosos y misioneros, en par- ticular los jesuitas, canalizando en su ida hacia Oriente la esperanza de la conversi6n cristiana del Oriente 0, en su retorno, incorporando a 8. Azcdrraga y Palmero, La libertad de comercio, 1782, pp. 74-15; Bonialian, El Pacifico, 2012, pp. 815-850. 9. Contreras, Padrén, 1614, fs. 237-246. 92 _ La ruta hispanoamericana de la seda china suelo americano distintas ensefianzas culturales, religiosas y econémi- cas de Oriente.” La gran ruta de Ja seda china pone en claro que la economfa colonial hispanoamericana no se limita a abrazar las fronteras atlénticas de Jo europeo. Es una muestra por demés significativa de la resonancia que causa en tierras americanas el esplendor que vive por estos siglos la economia del imperio asidtico. La ruta de la seda china es, quiz, cl elemento mds expresivo de una relacién pilar y de larga duracién que se teje entre China y América; enlace que, por su densidad, constancia y amplitud geografica, llega a cuestionar, desde sus bases, la relacién eco- némica comercial constituida entre Espafia y los espacios de la Nueva Espafiay el Peri. Durante los doscientos afios de su funcionamientoy a pesar de los constantes intentos de la politica espafiola por climinarla, a ruta de la seda china alcanza una fuerza econémica equiparable a la potencia de las flotas y galeones espafioles del Atlantico,"" Se podria afirmar que cl desarrollo de la ruta indiana de los tejidos orientales surge como un fenémeno no deseado del rigido esquema de monopolio comercial; una consecuencia no deseada por Expafia, pero fomentada por los agentes econéniicos americanos que aprovechan los vacios del sistema. El deseo espatiol por hacer desaparecer la ruta hispanoamericana de la seda china recién podra coneretarse durante la segunda mitad del siglo xvm, con el proceso de flexibilizacién comercial del comercio euro- peo con América, la apertura legal de cireuitos con espacios y puertos que antes estaban cerrados al trafico oficial y las profimdas transfor- maciones técnicas y productivas que se producen en los centros manu- factureros europeos. A partir de este nuevo escenario, el algodén de la India fabricado en los talleres europeos comienza a ser dominante en los mercados consumidores de la América espafiola, generando que aquella ruta de la seda oriental comience a fragmentarse hasta su de- finitiva desaparicion. 10. Véanse por ejemplo los casos de los jesuitas Nyel y Taillandier a prineipios del siglo xvi; en Zermotio, Cartas edificantes, 2006, pp. 61-108. También, el informe “Noticias de los jesuitas sobre la religiosidad en China (1699-1649), ann, Diversos-Colecciones, 27, N.14, fs. 1-4. 11, Alvarez de Abreu, Extracto, 1977. 93 China en la América colonial Maris Pacifici, que considera el Pacifico y la Mar del Sur Elaborado por Abraham Ortelius, 1598 Fuexre: Van den Broecke, Atlas Maps, 12. Ex was. Invitamos a embarcarnos en Ja ruta hispanoamericana de la seda china. Todo comienza en el poder de irradiacién de la nao de China o también llamado galeén de Manila. En el puerto de Cavite de las islas Filipinas las sedas son embarcadas en el galeon de Manila a partir del arribo de gran cantidad de barcos chinos (los champanes) © navios ewropeos que ofertan la preciada tela en el parida filipino, lo que serfa cl mercado formal para los intercambios en el archipiélago oriental.” Notables cantidades de seda se almacenan en las bodegas del galedn, para que luego de cuatro a seis meses -dependiendo do los vientos, las corrientes maritimas 0 algén episodio de guerra— se dos- carguen en el puerto novohispano de Acapulco. El rubro de sedas es, seguido por la canela, el articulo de mayor circulaci6n entre Filipinas y Acapulco. En la primera mitad del siglo xvm, el procurador general de las islas, Grau Monfale6n, publica un inventario de la descarga del 12. Montero Vidal, Historia general, t. , 1887-95, p. 120, 94 ‘La ruta hispanoamericana de la seda china galeén de Manila por el puerto de Acapulco y concluye que, en sus di- ferentes formas, la seda china conforma practicamente toda la carga del galeén oriental: Los géneros que se comercian de las Islas se dividen en seis suertes: La primera es la seda, en madeja, peso y trama. La se- gunda los tejidos de seda. La tercera los tejidos de algodén. La cuarta los frutos de las islas. La quinta las demés brujerias y cosas que se traen.!? La seda como materia prima 0 ya confeccionada se ubica, seguin el procurador, en la primera y segunda posicién de los articulos carga- dos en los pesados galeones orientales. Por la liviandad, comodidad, gil traslado, alta rentabilidad y su consumo cotidiano resulta una verdadera tentacion que la seda china se oculte en el gale6n y se con- trabandee. La préctica ilegal en la importacién de la seda china por México alcanza una sorprendente frecuencia durante todo el periodo colonial.“ Aqui se encuentra gran parte del seereto de la existencia de esta extensa ruta hispanoamericana de la seda china. Desconociendo los principios legislativos dictados por la Corona espafiola, el tejido oriental que ingresa por el puerto de Acapulco es de tanta cantidad que no sélo satisface con creces los pedidos del publico consumidor novohispano sino que, como una suerte de “cascada”, logra abastecer lejanos y distantes mercados hispanoamericanos. Al momento de sa- tisfacer los pedidos de Nueva Espafia, la potencia de la corriente de la seda es tan amplia que axin tiene la capacidad para ir surtiendo los pedidos realizados por Centroamérica, Pert y espacios coloniales mas australes. Ms adelante, nos detendremos a analizar algunas de las razones relevantes que vendrian a explicar el nacimiento y el desarro- lo de la ruta. Al momento de Iegar al puerto de Acapulco, la seda china se des- carga de las amplias bodegas de la nao de China para celebrar la feria comercial de Acapulco que desde prineipios del siglo xv se erige como el Gnico punto e instancia autorizada para su importacién en Hispa- noamérica, En la feria participan los almaceneros de la ciudad de Mé 13. Grau y Monfaleén, “Memorial (sin fecha) 1866, pp. 470. 14, Alvarez de Abreu, Extracto, 1977, p. 319; “Memorial del Consulado de Sevilla’ (1714), Aat, México, 2501, sin de fs. 95 China en la América colonial co e importantes mercaderes de Puebla, Oaxaca y del Bajio."* También mereaderes filipinos y peruanos aleanzan a celebrar la feria o, en el caso de los peruanos, logran carenar sus barcos en surgideros periféri- cos y cercanos al centro ferial como el Marqués, Zihuatanejo 0 Huatulco y poder adquirir, previo intercambio por cacao o plata, el preciado tejido oriental." Finalizada la feria, la seda de China inicia su movimiento por dos posibles rutas. La primera alternativa es que los arrieros, comisionistas © corredores de lonja la leven en recuas de mulas hacia la ciudad de México no sélo para el consumo interno, sino también para que el propio gran mercader de la ciudad ia almacene y luego la distribuya por los mereados regionales del virreinato. Es el llamado almacenero, el gran comerciante de la ciudad de México, el mas interesado en activar este preciso tramo de la ruta para garantizar su uso en la ciudad y al mismo tiempo monopolizar su redistribucién por el espacio.” La segunda po- sibilidad es que la seda china transite desde Acapuleo por puntos de la regién novohispana, centroamericana y sudamericana sin escalar en la ciudad virreinal. En este caso, la seda china puede ser adquirida por bareos peruleros ubicados en las corcanias de Acapulco o por los propios comerciantes novohispanos que en su funcién de remitentes las envian hacia los mereados del Sur. Pero vale decir que la conexi6n con la ciudad de México resulta predominante y mucho ms frecuente que la segunda alternativa. La importancia se evidencia por el hecho de que la ruta que une el puerto del Pacifico con la capital Hega a caracterizarse como “el camino de la China” o “el camino de Asia” Lo cierto es que sea directamente o por intermedio de la ciudad de México, la seda china parte de Acapulco y recorre un abanico importan- te de centros urbanos novohispanos entre los que podriamos mencionar a Guanajuato, Querétaro, Morelia, Puebla, San Luis Potosi, Oaxaca, y Veracruz, entre mirchos otros puntos, Valdria destacar del listado 15. Yuste, Emporios, pp. 277-290. 16, Gemelli Garreri, Viaje (1702), 1983, pp, 28-29; Robles, Diario de sucesos (1665-1703), 1946, t. 1, pp. 299-311. Para lograr su arribada, los peruanos negocian sobornos con las autoridades de los puertos. Véase al respecto: “Cartas y expodiontes de don Juan José Veitia Linage”, act, México, 825, s/n de fs. También Acyat, Indiferente virreinal, caja 747, ‘expediente 40, f. 2. 17. Bernal, “La carrera”, 2004, pp. 485-525. Yuste, Emporios, 2007, p. 50, 18. Serrera, “El camino de Asia”, 2006, pp. 211-280. 96 La ruta hispanoamericana dela seda china a Puebla, ciudad de México, Oaxaca y Veracruz.* Las dos primeras ciudades a las que habria de sumar Antequera— se destacan por el desarrollo de la manufaciura en tejidos de seda. Mucha de la seda china “bruta”, “madeja”, “pelo”, “trama” “floja”, “en rama” es transportada a los obrajes de aquellos centros para su claboracion y su posterior con- sumo en México o en Pert. Para confeccionar todo tipo de vestimenta en Nueva Espafia se prefiere la seda que viene del Oriente antes que la “mistica espafiola por ser ms pareja y limpia para tejidos delgados y llanos”, lo que genera que el proceso de elaboracion arrastrase a mas de catorce mil trabajadores con sus telares.* En Oaxaca se consume seda china, pero los agentes locales intere- sados en su ingreso tienen la intencién de almacenarla para su reex- pedicién hacia Guatemala y el Pert. Su legada a Veracruz presenta caracteristicas especiales: gran parte de las partidas que ingresan es reexportada hacia La Habana a través del mar del Norte, a Caracas para internarse por los mereados de Reino de Nueva Granada y, en me- nor medida, hacia Espafia. E] débil flujo transatlantico que presenta la seda china en su periplo Veracruz-peninsula ibérica se explica, ante todo, por el hecho de que Espaiia se inclina con mayor interés por la via de abastecimiento de las compafiias curopeas del Oriente.” Ahora bien, luego de obtener Ja seda china desde algtin puerto del Pacifico novohispano 0 por intermediacién de los almaceneros mexicanos, los navios guatemaltecos y peruanos inician su retorno hacia uno o va- ios puertos ubicados en la Mar del Sur. Por lo comtin, aquellos primeros bareos finalizan su recorrido en los surgideros de Sonsonate, Acajutla, E] Realejo o Panama. Por su parte, los barcos del Perti contimian su via- 19, Véase una clara diseminacién de las sedas y bienes chinos en 1779 por el virreinato en aaM, Indiferente virreinal, vol. 1109, expediente 1. 20. Grau y Monfaleén, “Memorial (sin fecha)", 1866, pp. 470-474. 21. Las sedas chinas ingresan como si fueran produceidn local al Reino de Nueva Grana- da via Cartagena, véase al respecto: “Cartas y expedientes: Tribunal de Cuentas de Santa Fe (16129, act, Santa Fo, 52, N. 84, ff. 1-82. 22. Para el caso venezolano: Arauz Monfante, El contrabando holandés, 1984, p. 178. Por ejemplo, en 1718 un mereader novohispano solicita al gobernador de Filipinas la restitu- cién de 18.000 pesos en concepto de un envio de sedas desde Veracruz hacia Europa que “no logran venderse por no tener estimacién, ni salida”. anna, Diversos-colecciones, 43, NP 19, fs, 1-3, 23, “Ploitos de la Audiencia de Santo Domingo (1607), at, Bscribanta, SB, s/n fs 97 China en la América colonial Je hacia Panamé, Guayaquil, Paita, El Callao, Coquimbo o Valparaiso. Vale advertir que los derroteros de esta compleja red maritima no siem- pre son realizados por una sola embarcacién, sino que la seda china es una especie de “estafeta” que pasa de barco en harco dentro del juego de postas de muchos articulos y bienes de diferente procedencia.* ‘También podfa ocurrir que la seda del Oriente realizara todo el pe- riplo de México hacia la ‘ciudad de Guatemala por la via terrestre, a través del sistema de redes que se tejen entre los conterciantes de la re- gién, apoyados en la complicidad de los funcionarios locales. Los navios peruanos pueden incluso obtener la seda china en las costas de Centro- américa, sin llegar a los puertos del oceidente novohispano, cuando la tela asidtica circula previamente desde Nueva Espafia hacia Guatema- Ja por los caminos terrestres.” La seda se mueve gracias a la capacidad de accién de los agentes americanos que estén diseminados en diferentes regiones; sean ellos comerciantes de gran capital y con gran reconocimiento social por for- mar parte de los consulados de México y Pert, o bien mercaderes me- dios y pequefios que estan ubicados en regiones secundarias del espacio hispanoamericano, Juntos o en competencia con ellos, juegan en la red mercantil los virreyes, corregidores, oficiales reales, inspectores por- tuarios, eclesidsticos, capitanes, comisionistas, corredores de lonja, in- dios y esclavos. Un completo y diverso universo social participa en la ruta de la seda china, a veces bajo practicas clandestinas y a escondidas 0, en periodos de permisién, en forma clara y reglamentaria. Pasemos a la segunda parte del derrotero: aquel tramo que va desde Centroamérica hacia Sudamérica. Uno de los testimonios mas expresi- vos del recorrido de la seda china se encuentra en las Noticias secretas de Jorge Juan y Antonio de Ulloa; marineros que por la década del 40 del siglo xvi se ubican como testigos oculares de su movimiento y cireulacién. Recordemos que son tiempos en que no estd permitida la reexpedicién de seda china desde México hacia el espacio del Pera. Dilucidando las logicas de corrupcién y de contrabando, los marineros informan sobre las articulaciones espaciales que posibilitan el ingreso de la seda china al territorio sudamericano. 24, Schurz, “México, Peru”, 1918, pp. 394-997. 28, Rubio Sanchez, Historial, 1975, pp. 256-260, 26. Bonialian, El Pacifico, 2012, pp. 340-344. 98 “OID BABY EUjaUIg Bo}UONDEi9 UOIsIaA “eIdaud UO!oBIOgEIe “eIUENY SvIONERE La ruta hispanoamericana de la seda china China en la América colonial En primer lugar, Ulloa se detiene a describir la funcién de Panama dentro de la ruta de la seda china. Punto neurdlgico del imperio, “puerta ~ por donde todo pasa”, a Panamé Ilegan las sedas chinas procedentes de Nueva Espaiia, pero, segtin el parecer de Ulloa, ellas “no tienen cabi- mento [sic] en Panama porque abundando tanto el de las costa [sic], no hay necesidad de él sino para algunas sedas”” Lo que nos expresa Ulloa sobre la funcién de escala que goza Panamd en el traslado de seda chi- na desde México al Perd se comprueba para los primeros afios del siglo anterior” En Panama converge la ruta de la seda china procedente de ‘México con Ia via de los tejidos y telas europeas que Iegan con el galeén de Portobelo desde Espafia. La gran apertura portuaria hacia ol Atlan- tico, que permite obtener de primera mano las telas y los tejidos curo- peos, hace de Panam4 més una puerta de trénsito de las sedas. chinas entre México y Perti que un espacio propiamente consumidor. En varias ocasiones ocurre que el embargo de la carga de seda china que arrojan los comisos realizados en los puertos del Peri termina por enviarse a Panaméd para, como ordena la ley, ser remitido a la Casa de Contratacién de Sevilla, Sin embargo, el mercado panametio alcanza a digerir muchas de estas partidas antes de su envio.” Sin dudas, la unién de los traficos ocednicos convierte a Panama en el escenario ideal para esconder 0 en- tremezclar todo tipo de seda oriental y europea, legal 0 ilegal, logrando asi que la primera pase inadvertida o con el giiifio del funcionario de turno. Habria que darle crédito a la denuncia que aparece en las Noticias secretas, pues es incesante el arribo de barcos peruanos y guayaquilefios de porte pequefio a Panama con la misién de cargar la seda china que los propios comerciantes panameiios, comisionistas de los novohispanos, politicos 0 eclesidsticos tienen acumulada en sus almacenes, depésitos comerciales, casas 0 conventos para enviarla a las regiones costeras del 27. Juan y Ulloa, Noticias (1747), 1991, pp. 204-206, 28, Véase al respocto las cartas de quejas sobre la abundancia de sedas chinas por Pana- mi del presidente de la Audiencia, Francisco Valvorde de Mercado, en los afios iniciales del siglo xvi (1606-1610); en act, Panamé, leg. 15, R. 8, N. 87; leg, 15, R. 7, N. 58; leg. 16, B.2,N, 22; 45, N.70. 29. “Reall Cédula a los oficiales reales de Lima, para que hagan cargo al situado de Pana- mé de veintitrés mil sotecientos cesenta y nueve pesos, que produjo la venta en Panama, de veintisiote fardos do ropa de China que ellos habian dirigido para su remisiGn a la Casa de la Contratacién de Sevilla (1714), act, Panamé, 282, L, 11, fs. 101-102. 100 ‘La ruta hispanoamericana de la seda china Paeffico sudamericano.” La préxima escala es Guayaquil; puerto que, en el parecer de Antonio de Ulloa, se erige como “uno de los principales almacenes en aquellas costas [...] entran con gran franqueza los géneros de China que la mayor parte se reducen a sedas”.™ Lo que nos relata Ulloa no es un escenario novedoso para mediados del siglo xv. Desde tempranas épocas coloniales, el puerto ecuatoriano registra numerosas arribadas de navios procedentes de Nueva Espafia cargados de seda chi- na. E} propio jurista espafiol Solérzano Pereira advierte de lo trascen- dente que es el puerto de ecuatoriano para la entrada ilegal de la seda china.” A la vez, en 1608 la propia Audiencia de Quito le informa al rey sobre “el gran consumo de seda china”. Si Guayaquil muestra contro- les rigidos, los navios que vienen con seda china desde Nueva Espatia 0 Centroamérica atracan, para “su disimulo”, en los puertos de “Atacames [Esmeralda], Puerto Viejo, Manta o la punta de Santa Elena [...]y de ahi se conduce a Guayaquil”. Con mayor intensidad, Guayaquil presenta la misma funcién de almacén, de depésito, como los otros puertos de ca- botaje de la costa centroamericana del Pacifico. Luego de su-desembarco en Guayaquil, la seda china comienza_a colocarse por centros urbanos y mercados cercanos porque “una parte se consume en aquella jurisdiccién, otra entra en la provincia de Quito y repartida en todos los corregimien- tos pertenecientes a la Audiencia, tiene en ellos su expendio, y otra parte se interna al Perd, donde también se reparte y cuando la cantidad es grande aleanza Lima” Luego de cumplir con la demanda de su reducido mereado, Guaya- quil reexpide la seda china hacia las tierras altas de Quito y sus alrede- dores. Aun asi dispone de un sobrante, de un excedente comercial que se transporta hacia lugares mas distantes como el puerto de Paita, su centro urbano de Piura 0 a la misma ciudad de Lima. A Paita, puerto ubicado al sur de Guayaquil y de muy poca consideracién en el comercio legal, también arriban navios procedentes de Nueva Espatia y de Pa- 80. Vénse un caso representative que ocurre en 1716 en Dilg, “The Collapse”, 1975, pp. 34-35. 31, Juan y Ulloa, Noticias (1747), 1991, pp. 205 y 227, 82, Véase al respecto Solérzano Pereira, Politica {1647I, t. 1, p. 20. 88. “La Audiencia de Quito sobre diversos asuntos (1608)’, act, Quito, 9, R. 11, N. 82 bis, gin de fs, También, act, Quito, 9, R. 11, N, 80, a/n fi. 34, Juan y Ulloa, Noticias (2747), 1991, pp. 208-206, 85. Thid., p. 208. 101 China en la América colonial namé para desembarear la seda china y asf eludir la vigilancia de los aduaneros de E] Callao. Es un surgidero con notable actividad en lo que se refiere al comercio informal e ilicito. Nuevamente es Ulloa quien nos comunica casos concretos. Hacia 1740 nota el arribo de dos navios al puerto de Paita: Los Angeles procedente de Panama y La Rosalia, de Nueva Espafia. Ambos barcos desembarcan enormes partidas de seda china que son trasladados hacia Lima y “se esperaba que fuesen Ie- gando recuas de mulas necesarias para irlos despachando a Lima”. Los mercaderes responsables de la circulacién “no llevan guias de Piura a Lima [...]y pasaron a ser depositadas en uno de los mismos guardas”.." Pero, sin lugar a dudas, es el puerto peruano de El Callao el lugar preferido para que los barcos realicen el desembarco de la seda china enviada desde Acapulco 0 desde Centroamérica. Es que Lima se coloca como el principal mercado consumidor del tejido oriental en el espacio del Pera. En 1619, Diego Fernandez de Cordoba marqués de Guadalea- zax, quien por esos afios es virrey de Nueva Espatia y sera luego virrey del Perti (1622-1629), le escribe al rey que, a pesar de las prohibiciones, salen periédicamente navios con plata desde El Callao hacia Acapulco para retornar con seda’china.® Justamente en esos atios iniciales del si- glo, fray Martin de Murda describe las calles de la ciudad de Los Reyes como un verdadero “concurso que hay de gente y de nogociantes, que se hallardn alli mercaderfas de todas las naciénes de Europa y de las Indias, de México y de la Gran China”” Sea en las décadas de la segunda mitad del siglo xvi, cuando esta permitida la importacién de seda china al Pera, o en tiempos poste- tiores, donde rige la prohibicién absoluta, El Callao presenta varios motivos para posicionarse como el puerto ideal para su entrada. Como destacamos anteriormente, es el punto costero mas préximo para res- ponder a los incesantes pedidos de seda del primer centro consumidor de Sudamérica: Lima. En 1740, la ciudad de Los Reyes Iega a ser cali- ficada como “la feria de Pekin” por las ventas mayoristas, al menudeo 36, Para el temprano periodo colonial véase Macleod, “Aspectos de la economia”, en His- toria, 1990, p, 182, Para las décadas que van de 1680 a 1740: Bonialian, Et Pacifico, 2012, pp. 315-381. 87. Juan y Ulloa, Noticias (1747), 1991, pp. 214-216. 88, “Carta del virrey marqués de Guadaledzar (1619)", acl, México, 29, N21, f. 5. 39. Murda, Historia, 2001 [1606-1613], p. 202. 102 La ruta hispanoamericana de Ja seda china y ambulatoria de tejidos de seda china que se realizan por sus calles.‘° En segundo lugar, en Lima no sélo residen los comerciantes con el sufi- ciente capital para importar la seda china, sino que también es el punto fundamental para las negociaciones con las més influyentes autorida- des politicas que muestran, incluso los virreyes, un grandisimo interés por ser partfcipes de la circulacion y consumo de la seda china. En tercer lugar, El Callao es el puerto con el mas alto nivel de actividad portuaria del Pacifico, superando incluso al surgidero novohispano de Acapulco. Murda nos dice que a prineipios del siglo xvi, el punto costero limeiio tiene “de ordinario de cuarenta a cincuenta navios” que vienen de todos los puertos del Pacifico y de China. Por estas razones, entre muchas otras, Lima se alza como principal polo de atraccién de la seda china y, en consecuencia, como el punto central para que el tejido orien- tal emprenda su redistribucién por todo el territorio comprendido en la Audiencia de Chareas atendiendo principalmente los puntos de Cuzco, La Paz, Potosf hasta alcanzar las ciudades menores de la Gobernacion de Tucuman. Si seguimos el curso maritimo notamos que de El Callao se extiende un cireuito que apunta a Pisco y, mas al sur, Arica. Estos puertos se- cundarios son utilizados para internar la seda china hacia la Audiencia de la ciudad de La Plata y asi entroncar con el cireuito terrestre que hace circular el tejido oriental desde Lima hacia Potosi y toda la regién de Chareas.” En numerosas ocasiones los navios procedentes de México con cargamentos de seda china prefieren eludir el puerto de El Callao para no ser sancionados y recalar en aquellos dos puertos menores del Pert, los cuales presentan menores controles aduaneros para el ingreso clandestino del tejido oriental. El raso de seda de China también llega al puerto de Valparaiso desde El Callao para vestir a los espafioles de la ciudad de Santiago de Chile. Este preciso flujo, con variada intensi- 40, Marcoleta, “Nueva representacion”, 1915, 1. v, p. 153, 41, En 1626 el virrey principe de Esquilache es procesado y multado por dos cargos de contrabando de seda china. En el primer juicio se le cobran 30.000 ducados por ingresar “cantidad de cajones de seda de china”. En el segundo caso se lo acusa de fraude por haber manipulado un comiso de una nave vepleta de seda china. La multa alcanza los 200,000 pesos. act, Escribanfa, 1187, f. 123, Para un caso posterior de 1674, referente al virrey conde de Castellar, véase Suarez, Desafios, p. 376. 42. “Real Cédula a don Francisco Pimentel y Sotomayor, presidente de la Audiencia de Ja cindad de la Plata, en 1a provincia de los Chareas (1714)", act, Charcas, 417, L. 9, f. 206-209, 108 China en la América colonial dad, esta activo durante los doscientos afios en que la ruta de la seda funciona, Asi lo confirman los numerosos inventarios de los espaiioles que viven en Santiago." El circuito de El Callao- Valparaiso termina en. el entronque terrestre de Santiago y la gobernacién de Tucumén, por donde los rasos de seda china viajan junto con los pafios de Castilla, de México y Quito para vestir a los espafioles “del comin”. Ahora bien, volvamos a situarnos en Lima y veamos la extensién del camino terrestre hacia el sur. Hay una derivacién meridional de la ruta de la seda china muy importante y es la que parte desde Lima y pro- sigue hacia Potosi, realizando oscalas en La Paz y Oruro. Para Potosi contamos con dos s6lidas referencias, que contemplan los dos extremos del arco temporal en que funciona la ruta de la seda china. La primera referencia corresponde a la Relacién de Capoche de 1585. Sin-dudas, por los tempranos tiempos que escribe Capoche, Potosf es, a raiz del no- table arrastre econémico que genera la produccién de plata, uno de los principales mercados consumidores de toda América. Los objetos ofre- cidos de todo el mundo en sus mercados y tiendas ubican a Potosi como un centro econémico planetario, Nos dice Capoche:que en los listados de mercaderias siempre se encuentran los vestidos de tejidos y sedas de China utilizados por los pobladores de la villa. A principios del siglo xv, el gran cronista potosino Arzans Orztia relata la continuidad de esta extraordinaria amplitud consumidora de la ciudad, a pesar de que la produccion de metalico esta en crisis y muy distante de los tiempos de esplendor que relata Capoche. Para esos tiempos, Potosi dispone de un gran repertorio de mereancias extranjeras, como “granos, cristalos, marfil y piedras preciosas de la India; diamantes de Ceilén; perfumes de Arabia; alfombras de Persia, el Cairo y Turquia; todo tipo de espe- cias de la peninsula de Malaya y Goa; porcelana blanca y vestidos de seda de la China”. Aeste gran tronco sudamericano de la ruta de seda china se le anexa un adicional “brazo” que va atin mas hacia el Sur. Con mulas y arrie- 43. Para los primeros tiempos véase Marquez de la Plata, “Los trajes”, 1934, p. 31; para el caso de! siglo xv: Amendbar, “T'rajes y moda”, 1986, p. 11; en el caso de La Serena de las primeras décadas del xunt: Sayago, Historia, 1978, p. 967. 44, Assadourian, El sistema, 1982, p. 71. 45. Capoche, Relacién, 1959 [1585], p. 134. 46, Orstia. Historia de la Villa, 1965, t.1,p. 8. 104 La ruta hispanoamericana de la seda china ros se Neva la seda desde Potosi hacia Jujuy, Salta, Tucuman y Cérdo- ba para, desde ahi, bifurearse en dos tltimos trayectos hacia Santiago de Chile, via Mendoza, 0 al puerto atléntieo de Buenos Aires. Valdria mencionar dos casos representativos sobre Chile y Buenos Aires, En abril de 1608, el virrey Montesclaros se encuentra en El Callao, gestio- nando “apretadas diligencias afiadiendo a las ordinarias acerca de la prohibicion de mercaderias que venfan de Nueva Espafia”*? Informa que su presencia tiene buen efecto, pues “queda cantidad de ropa conde- nada que me dicen puede valer cuarenta mil pesos a los precios de aqui, siendo estas ropas de la China”.*® Lamentablemente, el documento no ofrece detalle sobre el textil comisado, pero Montesclaros hace mencién al tafetdn, una suerte de seda ordinaria para el consumo cotidiano de diferentes grupos sociales. A contrapelo de lo que ordena Ia legislacién, el virrey decide por su circulacién y consumo. Fue preciso gastar cantidad de tafetdn de la China en forros de sombreros que se enviaron a Chile [...) habia una partida de mil seiscientos sombreros y para aforrarlos fueron menester dos- cientos y treinta y una piezas de tafotin, de diez y onee varas, que montaron tres mil pesos de a ocho reales.“ ‘Tres afios antes, en 1605, el obispo de Buenos Aires, Martin Ig- nacio de Loyola, le escribe una carta a Felipe i en la que denuncia una suerte de inundacién de ropa de la China por la Gobernacién de ‘Tueumén y Buenos Aires: Ha entrado tanta ropa de la China en el Pert de contrabando y.contra toda raz6n que no hay provincia por aed de Buenos Aires y Tucumén que no esté lena de ella, y tan buena y barata que las cosas de Espafia ya no valen nada, lo cual es en grandisimo dahio de los derechos reales pertenecientes a su majestad en Espafia y en los puertos donde las flotas se despachan [...] la centésima parte de la ropa de China que este afio ha entrado en el Peri, es mas que cusanta ha entrado por este puerto en 50 afios y estoy ad- mirado de algunos ministros de su majestad que tanto procuran 47. “Carta del virrey Montesclavos a Felipe 1i1 desde el puerto del Callao”, en “Expedien- tes cartas de Virreyes Peri, 1604-1610”, aor, Lima, 36, f. 43. 48. Ibid. 49, “Expedientes cartas de Virreyes Perd, 1604-1610", act, Lima, 85, £ 43v. 105 China en la América colonial cerrar este puerto siendo una minorfa cuanto viene por él y se les da tan poco de esa puerta tan grande [El Callao] donde van cada afio tantos millones,** El pobre nivel de intercambio que presentan las ferias de Portobelo no se explica, segin Loyola, por el contrabando portugués que se hace por el puerto de Buenos Aires, sino por la ropa de China que entra des- de El Callao. En general, la seda oriental, como tode-articulo extranje- ro, se intereambia en Lima o Potosi por mulas, medio de transporte fun- damental para la economia de la regién. De tal manera que para lograr su cireulacién y consumo, la seda china debe aprovecharse de las rutas y de los centros de distribuciéa que presenta el complejo circuito inte- rregional de comercio en torno a Chareas y la gobernacion de Tucuman. Nuevamente son los inventarios patrimoniales los que nos permiten confir‘mar la abundante presencia de seda china por la ciudad de Cér- doba y su entorno hasta llegar, con mucha menor dimensién claro est, al puerto de Buenos Aires; tiltimo trayecto de la ruta continental. Al igual que Panamé, la evidente disminucién de la llegada de seda china a Buenos Aires se explica por su posicién costera atléntica; ubicacién que le permite surtirse con tejidos europeos a partir de la llegada de los navios de permiso a sus playas procedentes de Europa. Razones del ingreso de seda china por Hispanoamérica Al margen de las altas y bajas en su intensidad: je6mo explicar cl funcionamiento constante durante practicamente dos siglos de la ruta hispanoamericana de la seda china? {Qué factores nos permitirian entender Ja configuracién de una “columna” mercantil de tela china cuando Espajia construye un gran dispositivo legislativo para oliminar todo elemento asidtico que perturbe su dominio econémico en América? Identificamos tres razones econémicas que podemos clasificarlas como 50. “El obispo del Rio de la Plata a su merced, Que se tripliquen los despachos tocantes a la contratacién con las Filipinas y la mercaderias y ropa de la China que se prohiben en el Pera”, act, Chareas, 185, £.1. 51, Véase al rospecto el ultimo articulo del libro en donde ge relata ol caso del capitén. Suan de Buitron. También puede consultarse: apc, Escribania 1, 1719, legajo 241, expe- diente 9, fs, 188-193, 206 ‘La ruta hispanoamericana de la seda china la raz6n productiva, la comercial impositiva y la referida a su cultura consumidora. 1) La razén productiva. En la Nueva Espatia, durante los cincuenta afios que van de 1530 a 1580 logra expandirse la cria de gusano y el cultivo de la seda, lo que alienta la aparicién de una industria manu- facturera en la ciudad de México, Puebla y Antequera.” Los articulos elaborados en estos obrajes se dirigen al mercado local del virreinato y los excedentes son reexportados por la Mar del Sur hacia el espacio peruano. Pero en los afios finales del siglo xvi la industria novohispana de la seda muestra sefiales de contraccién a raiz de un aumento notable en las importaciones de seda china por el puerto de Acapulco. A partir de entonces, el taller novohispano readapta sus métodos y técnicas para elaborar la seda china bruta que Iega con el galesn.* En estos térmi- nos, la seda china contribuye al desarrollo manufacturero novohispano y a mantener un mimero considerable de tejedores por el espacio mexi- cano. Ahora bien, la crisis de una produccién de seda local en Hispa- noamérica, junto a las politicas peninsulares tendiontes a trabar e im- pedir cualquier intento manufacturero textil local es una invitacion a la entrada de la seda china. La fuerza de contraccién que produce el fenémeno de importacién sobre el desarrollo local manufacturero es determinante. Junto a la entrada de los tejidos de seda del Oriente aparecen otras razones que desalientan la produccién y agudizan cl proceso de recesién. Una de ellas es la disminucién de la mano de obra indigena y, la otra, la politica metropolitana tendiente a destruir toda industria que pueda competir por el mercado consumidor hispanoame- ricano jaqueando el desarrollo manufacturero de Espatia.®* El rigido control peninsular sobre las plantaciones de cria de gusano de seda en el yirreinato se mantiene por varias décadas. De tal manera que Ja produccién indigena de seda se reduce a su uso doméstico o para su comercializacién local. Pero en 1679, ante las aspiraciones del gobierno espafiol de eliminar tentativas de desarrollo industrial en la América 52. “Carta del virrey de Nueva Espafia Martin Enriquez sobre cultivo de lino y seda (1572)", ann, Diversos-coleeciones, 25, N° 17, fs. 13-26, 53. De ah{ la gran dificultad en los registros para distinguir en los controles de Perd la soda de origen asidtica o novohispana, 54. Borah, Silk Raising, 1943, pp. 32-38 y 5-102. Bazant, “Evolueién”, 1988, pp. 473-516, 107 China en la América colonial hispana, se decide practicamente arrasar todas las plantaciones en el espacio indiano, La medida, que busca alentar el consumo de la seda peninsular de Granada y Valencia, no hace mas que crear el efecto con- trario de estimar aiin ms los tejidos de sedas chinos.* No cabe duda de que la desaparicién de la produccién local de seda en México viene a redoblar la estima de la asidtica, tanto en el virreinato novohispano como en el de Perti, espacio este Ultimo que ya no puede contar ni con la producida en Nueva Espafia. La falta de una produccién de seda local que motiva el necesario in- greso de seda asidtica es atin més determinante en el Pert, Es sabido que durante la segunda mitad del siglo xvi y en las primeras décadas del siguiente, el virreinato del Pert se presenta como un espacio auto- suficiente, integrado, sin depender de las importaciones extranjeras.* Si bien algunos documentos nos revelan que en esas décadas finales del siglo xv existen pequefias granjerias de seda indigena para cumplir con el pago de diezmos,* el fray Martin de Murda sefiala que aunque “Pert todo lo tiene”, hay dos materias primas que faltan: la seda y el lino. Hacia 1620, el comerciante portugués Leén Portocarrero no tiene repa- ros en afirmar la necesidad de contar con seda china en el Pera. Realiza una “Memoria de todos los géneros de mercaderias que son necesarios para el Pert [...] porque no se fabrican en la tierra”. Alli enlista, entre otros productos, “sedas flojas carmesi, azul, verdes y sedas de matices que vienen de China”, “tocas que hacen en Lima con sedas que vienen de la China” y “todas las sedas de la China, tejidos y sedas torcidas que se gastan bien en el Perd”.”° Per nunca logra producir seda en cantidad su- ficiente para abastecer sus mercados. Esta carencia Ievara al virreinato a depender, en una primera instaneia, de los envios de tejidos y telas de seda mexicanas pero de inmediato, aquella crisis temprana que sure la produccién de seda novohispana conducira al Pert a redoblar el interés por la seda china. 55. Pérez Herrero, “Actitudes del Consulado”, 1983, p. 109. 56. Assadourian, El sistema, 1982, pp. 131-221. 57. Por estos tiempos, algunos prelados de Lima exigen a comunidades indigenas pagar su diezmo en seda, act, Lima, 567, leg. 8, fs. 299-300. 58. “Solo le falta al Pera seda y Kno", Murda, Historia, 2001 [1606-1618], p. 273. 59. “Descripcion general del reino del Pert, en particular de Lima”, unr, Manuscritos, Espagnol 280, N° 5057, fs. 237-262, 108 ‘La ruta hispanoamerieana de la seda china Nos permitimos superar la frontera de la América espafiola y ver los efectos que provoca la oferta-demanda de la seda china en Europa. Si en Hispanoamérica la entrada del tejido oriental provoca una rotunda condena a los obrajes locales, en la Europa Occidental obliga a una pro- funda remodelacién de su industria textil. Hemos advertido que desde finales del siglo xvr el tejido occidental, por ser menos competitivo, sufre gravisimos problemas para su venta on los mercados americanos, po- niendo en crisis la pafieria inglesa y las sederias de Granada, Italia y Levante. La presencia y el desarrollo de la ruta hispanoamericana de la seda china hacen reorientar los tejidos de los centros productivos de Eu- ropa hacia los mercados domésticos. Aun con la inmensa introduecién de tejidos de seda china que realiza Espafia por la via de las Compaiiias orientales europeas, hay una respuesta del mercado doméstico para los tejidos de seda originarios, gracias a una revolucién consumidora que vive la Europa durante el siglo xvu."! Resulta evidente que los frenos al desarrollo de la produccién y de Ja manufactura de seda a gran escala en Hispanoamérica se deben a la politica peninsular de desalentar cualquier intento de industria textil que pueda competir en el plano del consumo con la industria textil espaiiola. Pero si hay sefales claras de una permisién peninsu- lar a la fabricacién de tejidos ordinarios y baratos para responder al vestuario comin de los indios, esclavos y poblacién pobre de la Amé- rica colonial. Lo que en el fondo esta buscando Espafia es restringir cualquier produccién textil original que rivalice especialmente con el tejido de seda espafiol; producto reservado para los sectores medios y superiores de la sociedad, Esta seria 1a principal explicacién para comprender el porqué de la lucha espaiola por impedir el ingreso de seda china. Pero gpor qué no se logra? Y aqui debemos abordar las cualidades especiales de los tejidos de seda de China que desbaratan el plan espafiol. 2) La razén comercial-impositiva. Sea por la via terrestre o por el derro- tero maritimo, la ruta hispanoamericana de la seda china est préctica- mente impune de derechos fiscales y aduaneros. Al ser un recorrido que se traza por la clandestinidad, los tejidos orientales evitan cualquier derecho al fisco real ¢ ingresan a los mercados libre de impuestos y con minimos costos de transporte y de comereializacién. De tal mane- 60. Bernal, Esparia, 2005, pp. 262-263. China en la Amériea colonial ra que, las sedas asidticas legan finalmente al ptblico con un precio notablemente bajo, que tira por la borda cualquier intento espafiol de competir con sus tejidos en el mercado, Enseguida nos ocupamos de su precio. Veamos lo que ocurre en el plano impositivo, En 1612, el virrey del Peri, el marqués de Montesclaros insiste sobre lo “intratable” que resulta frenar el ingreso de sedas chinas a Pert que vienen de Acapuleo a posar de las disposiciones prohibitivas. Le aconseja al rey anular la prohibicién y “cargar mucho de los derechos de Acapulco y la entrada del Callao |... cobrando con vigor los derechos, con lo cual se harfa me- nos la granjetfa y menos codiciable y apeteceran y tendrén por mejor la correspondencia de ‘Tierra Firme donde pagarén menos”. Lo que Montesclaros esta proponiendo es un reconocimiento oficial a la existencia de la ruta hispanoamericana de la seda china; una consideracién que levaria a su legalizacién y, en consecuencia, a la aplicacién de impuestos en beneficio dé la Real Hacienda.” A pesar de saber de la existencia de Ja ruta de la seda y luego de unas décadas iniciales de permisién, la Corona espafiola nunca la transparenta y la combate a través de una legislacion prohibitiva y de sanciones. {Por qué el poder peninsular no la legaliza? Podriamos pensar que nadie podria garantizar que ante una hipotética oficializacién de la ruta, que llevaria a un incremento del costo general de las sedas, los actores abandonarfan el uso de la seda china y se inclinarfan inevitablemen- te al consumo de tejidos espafioles y europeos. El problema resulta ser mas complejo que el dilema legal/ilegal, de un simple gravamen sobre la mercaneia, El problema crucial radica fundamentalmente en las pautas de consumo de la seda china, del tipo de necesidades que satisface y de quiénes son sus consumidores. Enseguida abordaremos esta ultima cuestién. Para concluir este asunto digamos que a pesar del inmenso reco- rrido de la seda china para llegar al Pera, su costo impositivo es casi nulo. Si algiin gravamen sufre, esa instancia ocurre en el puerto de Acapulco, con la feria oficial novohispana. Pero si tomamos en con- sideracion que el galeén de Manila importa mucha de estas piezas “fuera de registro”, es posible concluir que la mayoria de ella termina G1, Montesclaros, “Carta”, 1866 [1612], p. 343. 62. Sorfa imposible reprodueir aqui las infinitas propuestas similares que aparecen en la mesa del Consejo de Indias. Para un periodo posterior véase la propuesta de 1712 del virrey novehispano duque de Linares, act, Lima, 480, s/n de expediente fs. 1-7. 110 ‘La ruta hispanoamericana de la seda china Megando al Pera sin pagar un solo real al fisco. Por lo tanto, uno de los elementos que hacen codiciable a la seda china en el espacio del Pert son todos los beneficios que redunda su entrada clandestina y, por ende, su minimo precio. 3) Cultura econsmica consumidora de la seda asidtica. Sugerimos que el motivo de fondo, el verdadero secreto de la demanda de la seda en el espacio americano y su capacidad para incursionar en los mercados de tierra adentro, se encuentra en las diferentes calidades de las sedas y tejidos, que van de la mas ordinaria calidad hasta las mas finas, consig- nadas a un amplio y variado ptblico consumidor de Hispanoamérica. Comencemos por fundamentar la hipétesis sobre el caso novohispano. Intimamente ligada a la raz6n productiva, valdria advertir que a finales del siglo xvi, en momentos de tendencia inflacionista de los pre- cios, el valor de la seda local mexicana se derrumba en el ochenta por ciento porque la seda china le genera una exitosa competencia ya sea por “su gran calidad” haciendo frente a los costes de transporte o por su gran baratura “con la que vestian a los esclavos en las galeras de Manila”. La afirmacién da cuenta de un doble tipo de consumo de se- das chinas. En primer lugar, el consumo reservado a los sectores pri- vilegiados de la sociedad que disponen de un tejido de seda asidtico de fina composicién, cuyo elevado valor se compensa por los reducidos cos- tos de comercializacién. En segundo lugar, la seda china ordinaria, que apunta a'vestir a los grupos ms pobres y castigados. Este ultimo perfil consumidor es el que deseamos destacar, porque a nuestro entender es esta precisa cultura consumidora amplia y cotidiana 1a que explica la naturaleza y la potencialidad de larutadelaseda. En 1609, Pedro Martinez, capitan y alealde mayor de la provincia de Panuco, region cercana a Veracruz, describe en su Relacién los arti- culos que se proveen los espaiioles y los indios del lugar. Martinez dice que “los precios pueden bajar o subir segiin la falta o abundancia de las mereaderias”, pero “los mas ordinarios”, en cuanto al rubro de tejidos que aqui nos interesa, son estos: La vara de pao ordinario de Puebla, siete pesos; la de gergue- ta [sic], peso y medio; la de tafetan de la China, un peso; la de raso de la China, un peso y medio; la onza de seda floja y torcida, peso 63. Spate, El Jago, 2006, p. 250. uu China en la América colonial y medio; la vara de torciopelo de la china, cineo y seis pesos [...1 ln vara de holandilla china, quatro reales; las medias de seda de ln China, siete pesos; las de Eepafia, quince [...] de estas cosas se proveen los vecinos de estos pueblos cuando las traen a vender los mercaderes de México y de la Puebla por tierra y los de Veracruz y Campeche por mar. Contundente afirmacién. La vara de un tipo de seda china presenta tin valor inferior al patio ordinario producido en Puebla. Las medias de seda asitica salen menos de la mitad del precio que se ofrece por las medias espaiiolas: El caso es significative porque manifiesta los alcan- ces de la seda china en sectores bajos y en espacios totalmente alejados de los centros de poder politico y econémico del virreinato. Considere- mos un dato nio menor: estamos hablando de una regién muy cercana al Atlantico y distante del Pacifico, y sin embargo la seda china presenta una cotizacion inferior a la europea. Continuemos analizando para um periodo posterior la calidad y el tipo de consumidor que se siente atraido por la seda china, En los albo- res del siglo xvit se genera una gran disyuntiva entre los comercios de Espafia y Filipinas que nos brinda importantes eefiales sobre esta pre- cisa problematica. Cuando la Corona espafiola ordena en 1718 prohibir el ingreso a México de seda en rama y elaborada de China para prote- ger su industria y el comercio transatléntico, comerciantes, virreyes € incluso habitantes comunes replican que la medida es impracticable, por cuanto “de ser regular vestuario la ropa de China, por lo acomo- dado de su precio y no poderlo hacer los pobres (como quisieran) de la de Espafia, por ser mas subide, sin que de faltarles aquella, se siga el que gasten esta, porque si se los permitiese su necesidad y pobreza la consumirian pues todos la estiman més por su mejor calidad y mayor duracién: lo que no sucede con la China que por su poca permanencia se rompe y se destruye con facilidad”. Al momento de decretar la prohibicién, Felipe v-va resumiendo todas las opiniones ptblicas que circulan por el imporio acerca de la singula- ridad que presenta la seda china que entra desde Filipinas; caracteris- 64, Martinez, “Deseripcién”, 1969 [1609], pp. 153-154, En el breve ensayo de Alvarez se ofrecen evidencias sobre ¢l consumo de telas chinas por los indfgenas de Filipinas en los aiios finales del siglo xvr. Véase Alvarez, “E la nave va", 2013, pp. 47-48. 65. Acwtt, Reales Cédulas Originales, caja 8552, expediente 26, (1724), fs. 3-4. 112 La ruta hispanoamericana de la seda china ticas que dividen a México porque “cl arribo de una flota [a Veracruz] es celebrada por los mereaderes ricos que llaman de almacén y son los que hacen empleos de su carga: pero que la mayor parte de este reino desea con mayor eficacia la Nao de China y que se dilata su Negada ocasiona muchos clamores”,* El descontento social que puede generar la ausencia del galesn de Manila en Acapulco se debe a las necesidades consumidoras de la ma- yoria de la poblacién. Un gran conocedor de la historia del galeén de Manila, como lo es el historiador Schurz, sintetiza el fenémeno diciendo “que todas las clases sociales, desde los indios de los pueblos de las tierras bajas térridas, a los cuales las convenciones y leyes espafiolas compelian al usar vestuario, hasta los mimadbs criollos de la capital, se vestian con las telas del Extremo Oriente y las sedas de China” Durante todo el periodo colonial, ya sea desde México o desde el Perd, las conclusiones tienen um pleno consenso y unanimidad: exis- te la elegante seda asidtica para “los selectos”, pero la mayoria de las sedas chinas que se consumen por los mercados americanos y que, en definitiva, configuran el esqueleto primario de lo que hemos llamado la ruta de la seda, son baratas, de mediana a ordinaria calidad y de poca duracién, Hay de todos los gustos y calidades puesto que “el grueso de Jas sedas chinas era consumida por peninsulares y criollos blancos pero también abastecen a la gente pobre y constituye el vestido corriente de los nativos de Nueva Esparia”.@ Un viajero anénimo asentado en Acapulco’ se asombra al ver en 1702 que el galesn de Manila aleanza un tonelaje de 2,000, lejos de los 200 estipulados por la ley y ello se ex- plica por los 11.000 fardos de seda china “barata y de baja calidad” Al mismo tiempo, idénticas opiniones sobre el tipo de consumo de la seda china circulan por el espacio peruano. En 1591, el contador de Tierra Firme Miguel Ruiz de Duayen le escribe al rey espatiol: Las mercanefas de China que vienen a Tierra Firme y Perit causan gran dafio a los reales derechos de almojarifazgo porque como de allf se traen especialmente cosas de seda en cantidad porque cuestan a muy baratos precios [...] bien es verdad que se 66. Ibid., f. 4, 67. Schurz, The Manila Galleon, 1959, p. 362. 68. aowa, Reales Cédullas Originales, caja 3552, expediente 26, (1724), f. 4. 69. Villar, El contrabando, 1967, p. 29. 113 China en la América colonial visten y remedian con ello gente pobre porque es mas barato que lo de Castilla, pero no de tanta dura, ni tan bueno.” Uno de los testimonios mas representativos es el que ofrece en 1594 el virrey del Perti, Hurtado de Mendoza, segundo marqués de Cafete. Mendoza llega a ser una de las personalidades mas interesadas en el intercambio con China y hasta llega a promover viajes clandestinos por la ruta de la seda via Acapulco o en titanicos derroteros directos entre Perit y el Extremo Oriente.” En ese aiio, le advierte al Consejo de In- dias: Las mercancfas chinas son tan baratas y las espafiolas tan ca- ras que me parece imposible recortar ese comercio hasta el punto que en este reino se deje de consumir productos chinos, ya que un hombre puede vestir a su mujer con sedas chinas por doscientos reales [25 pesos] mientras que no podria proporcionarle vestides con seda espaiiola por doscientos pesos. La cita permite la reflexién sobre varios puntos. El vestuario de seda china se paga en el Pert al 10% del valor de lo que cuestan los te- jidos espaiioles. Segundo, es tania la cantidad que ingresa al espacio peruano que pone en serios aprietos la industria, el comercio y el con- sumo de la seda espafiola; un problema que durante las primeras tres décadas del siglo xvit la Corona intenta solucionar —sin éxito~ a través de un abanico de medidas legislativas que prohiben la circulacién de tejidos chinos hacia Pera.”? En 1602, en un contexto en que la Corona espafiola comienza a dar sus primeros pasos para prohibir el trdfico y el consumo de sedas chinas hacia el Pert, los mercaderes de la ciudad de Los Reyes le insisten a la Corona en dejar que al menos “se abra el comercio de China” desde Acapulco y que eso no haria peligrar el galeén de Portobelo, ya que “la causa de la decadencia del comercio del Pert no es la entrada de aquel reino [México] de las mercancias de China sino el mal orden que se tienen en las fiotas [...] que los del Pert prefieren comerciar con México més que con Espafia [y] que hay 70. act, Panamé, 33, s/n de fs. 71. Iwasaki Cauti, Extremo Oriente, 2005, p. 228-233. 72. “Cartas y expedientes de virreyes del Pert (1593-1599)", act, Lima, 93, f. 43. 73. act, Quito, s/n de expediente, fs. 1-11; Escalona, Gazophilacium, 1775, fs. 178-179. 4 La ruta hispanoamericana de la seda china muchos espafioles que visten de manera lujosa y costosa més que en cualquier otra parte [...] por lo que si entraren més flotas [galeones de Portobelo] se venderia toda la ropa [espafiola] que de sedas de China se viste toda clase de gente, sobre todos los mas pobres y se adornan los templos”."* En 1620, el comerciante portugués Pedro Ledn de Portocarrero ano- ta con mucho detalle el tipo de seda china que ingresa al Pert y cudles van dirigidas a las mujeres. Pero culmina su comentario sobre el asunto sefialando que la.clave de su exitosa venta es que “viste a los pobres” porque son baratas. Vale reproducir la extensa cita: De las mereaderfas que vienen de México cada dos aftos dela china se Nevan al Pert grandes partidas de tafetanes, gorgora- nes enrollados y otros de librete. Damascos ordinarios y damas- cos mandarines que los mandarines son los seniores de vasallos de la china y estos damascos le pagan sus vasallos de tributo y otras sedas y todas las que se Haman mandarines son las mejo- yes que vienen de la china, Razos de mucha suerte en particu- lar vienen muchos de lustre blancos de Lanquin [sic] picotes y azabachados muy’lindos terciopelos Hanos y labrados negros y colores mucha diversidad de colchas y sobrecamas labradas de muy varios colores, Grandes partidas de cates de seda blancas toreidas y muchos cates de seda floja y tocas de seda para mu- Jeres [...] y toda es ropa en que todos ganan y se vende bien y se visten de ellas los pobres porque son sedas baratas y se traen muchas mantas de Lanquin, que son telas de lienzo feito de al- godén, blancos y azules,”® Estas ltimas dos citas resultan muy contundentes.’La seda china es para “toda clase de gente”. Particularmente “los pobres” del Pert esperan lo que viene por el Pacifico mexicano, mientras que los cfrcu- los sociales de elite buscan distinguir su prestigio consumiendo ropas y textiles mas finos y suntuosos que llegan desde Europa. Es cierto que si se-revisan los testamentos, los inyentarios y otras fuentes re- lacionadas con la posesién de bienes en familias hispanoamericanas se pueden encontrar allt sélidas pruebas de que cortinas, sobrecamas, 74. act, Filipinas, 34, s/n de expediente, fs. 36-48. 15. “Descripcién’, uve, Manuscritos, Espagnol 280, N° 5057, fs. 211-212, El subrayado es nuestro, 115 China en la América colonial manteles y vestuario confeccionado con seda china Ilegan a parar a manos de los sectores privilegiados. El perfil suntuario de los bienes asiaticos nadie lo podria cuestionar. Pero aqui sostenemos que se ha sobredimensionado este particular perfil, esta suerte de asociacion casi unilateral entre la seda china con el consumo de elite; como si los bienes chinos fueran objetos exclusivamente exquisitos y refinados En otros términos, hay una canasta de tejidos orientales que se diri- gen al consumo de los sectores humildes y de los habitantes “comunes” del reino. Lo que nos cuentan del Pert también ocurre en Guatemala, Al recorrer la ciudad en la mitad del siglo xv1, el viajero Thomas Gage dice que “las indias iban a la iglesia 0 a una visita con un especie de seda fina de china que cubre la cabeza y toca la tierra”.”* Los comerciantes de Lima sefialan que no hay que temer a una supuesta incompatibilidad entre los ejes comerciales transpacificos y transatldnticos porque la seda espafiola se consume en los circulos de elite, mientras que su par asidtica termina en manos de los més po- bres; término que estaria apuntando a indigenas, trabajadores, cam- pesinos y aun esclavos. Como hemos comprobado en paginas anterio- res, la peticién no tietie efecto cuando 1a Corona anula la circulacién de la seda china desde Acapulco. A pesar de la distancia en tiempo, si relacionamos el informe realizado en 1602 por parte de los merca- deres peruanos con la representacién novohispana de 1718 vemos et escenario general del comercio ultramarino hispanoamericano: el eje transatlntico abocado al consumo de elite y el transpacifico, donde la tuta de la seda china se alza como su esqueleto o matriz, destinado a un consumo social amplio. En definitiva, si la caracteristica funda- mental de la seda china es su baratura, habria que tomar en serio aquella idea de la época acerca de su breve durabilidad.” Cuando los documentés reconocen su bajo precio enseguida lo asocian a su pobre calidad y a que “duran poco”, provocando un escenario en que la gente esté “casi desnuda”. Por lo tanto, si su consumo es veloz, es decir, un tiempo breve entre los ciclos de intercambio-consumo, la actividad de los cireuitos de produccién y circulacion se intensifican, logrando que la ruta hispanoamericana de la seda china esté en constante movi- miento. 76. Gage, Viajes, 1980, p. 167. 77. Iwasaki Cauti, Extremo Oriente, p. 272. 116 La ruta hispanoamericana de la seda china Los documentos resefiados en este trabajo nos permiten sostener que el funcionamiento de la ruta hispanoamericana de la seda china se edi- fica a partir de un consumo socialmente amplio: Es dificil pensar que la notable dimensién geogrdfica y el funcionamiento persistente por casi » dos siglos que alcanza a tener solo puedan explicarse por una fascinacién “exética” y particular a los productos del Oriente de wma reducida clase elitista hispanoamericana. Asi como sugerimos que la corta duracién de los tejidos ordinarios de seda china estimula la ruta, también podemos suponer que los tejidos de la misma procedencia, pero de mas alta estima y duracién, adquieren una circulacién més lenta que aquéllos. La atrac- cién de varios productos suntuarios del Oriente por los sectores de elite tiene un gran reconocimiento en la historiografia. Aqui intentamos reva- lorizar su consumo amplio. Espaiioles de toda condicién, indigenas y aun. esclavos conforman un amplio sector social consumidor que, en titima instancia, es el responsable de que la ruta de la seda de China por Hispa- noamérica sea posible; de que, en definitiva, la América colonial se enlace con el Oriente en el marco de la mundializacion de la época moderna. Asimismo, lo que llamamos la ruta hispanoamericana de la seda chi- na constituye una pieza central para poner en marcha aquel gran tejido comercial que se organiza por el imperio y que coloca a México como su corazén.** Claro estd que la ruta de la seda no es Ia tinica palanca que motoriza el modelo; su actuacién se concentra por los mereados del Pa- cifico hispanoamericano, Ella se coloca como una suerte de plataforma para que circulen otros productos procedentes del Atlantico novohis- pano, logrando inyectar dinamismo al eje de las flotas espafiolas que Megan a Veracruz; la otra pieza fundamental del modelo que actiia por el Atlantico. 78. Véase el texto jinicial del libro. ur

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