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Cancelación de los títulos de crédito

En el procedimiento de la cancelación de los títulos de crédito encontramos un


antecedente sumamente importante que era la cautio— del derecho de los
francos, y la carta del derecho de los longobardos como documento de
estipulación posromano. También era dicho documento un título de
representación, en cuanto que el derecho documental no podía ejercitarse si no
era con la presentación del título, por eso el derecho, especialmente el de
crédito, se hallaba vinculado al título. Por consecuencia, la extinción de la deuda
no podía ser demostrada de otra manera, sino por la destrucción del título
(instrumentum restitutum, incisum, cancellatum). Esta clausula continuaba
presente en diversos documentos de la epoca de los francos, que estipulaba que
en caso de pago debería de restituirse la cautio (el título).

Se menciona también que al momento de pagarse el titulo este destruía y no


había entrega de un recibo, existían también la forma de restituir el titulo en caso
de herida, esto era mediante una epístola evacuatoria, que era un título de
cancelación, hecho con un procedimiento particular, a cargo y a expensas del
acreedor.

Existieron diversas formas de cancelación a lo largo del tiempo, una es la que se


ya se menciono con anterioridad y cabe mencionar otra como fueron:

La ordenanza cambiaria germana de 1848 que establecía que el propietario de


una letra de cambio perdida podrá pedir la anulación de la letra ante el tribunal
del lugar en que la letra fuese pagadera. Una vez entablada la demanda de
nulidad, podrá exigir del aceptante el pago, dando caución hasta que recaiga la
declaración que se solicita.

El código de comercio de 1865 decía que cuando el propietario del título obtenía
un duplicado, y otro, cuando así no sucedía. Tratándose del primer caso, al no
estar aceptado el título, el pago se requería mediante el duplicado (artículo 236);
por el contrario, si había aceptación para exigir el pago con el duplicado, se
requería además resolución judicial y un fiador (artículo 237). En el segundo
supuesto, la propiedad del título se justificaba con los libros o la
correspondencia, además de la fianza (artículo 238).

En la conferencia de la haya de 1910 se dijo que "una letra de cambio perdida


puede ser cancelada por el tribunal competente del lugar de pago y por el
procedimiento de cancelación si el alegato de la pérdida se encuentra
procedente”.

En nuestro código de comercio mexicano de 1884 se menciono que "En caso de


pérdida o destrucción de las acciones, cupones o títulos provisionales expedidos
a favor de persona determinada o a la orden, se procederá a su reposición,
previa la justificación del hecho; extendiéndose un duplicado del documento
primitivo y declarando que éste queda sin valor. A este acto se dará la debida
publicidad”, todo esto con la finalidad de dar a conocer que dichos títulos fueron
perdidos, destruidos y serán repuestos.

Cosa que mas adelante en 1889 se menciona que en caso de pérdida del
certificado de depósito o del bono de prenda, la autoridad judicial, cerciorándose
mediante información sumaria, de que la pérdida es cierta y el promovente
propietario del título, exigirá una fianza competente y ordenará la expedición de
un duplicado por parte del almacén general y que para substituir una letra de
cambio perdida no podrá rehusar ninguno de los que hayan intervenido en ella,
la prestación de su nombre y la interposición de sus oficios para que sea
expedido un ejemplar, realizando el dueño de la letra los gastos que se causen
hasta obtenerlo.

Todos estos antecedentes nos dejan con que el procedimiento de cancelación es


una institución procesal cambiaria, cuya función consiste en declarar ineficaz el
título primitivo, desincorporando el derecho del título (aspecto negativo) y en
permitir al portador que ha perdido el documento, obtener un decreto que
sustituya al instrumento (aspecto positivo).

Es importante recalcar que el procedimiento de cancelación se inspira en los


siguientes principios: asegurar al titular del documento el medio para obtener su
pago; garantizar a quien paga la validez del pago; y proteger el derecho de quien
ha obtenido el título de buena fe.

Al final del texto se menciona que el mencionado procedimiento como ahora


aparece regulado en nuestra Ley Cambiaria, debe sufrir una eficaz
transformación que implicaría, entre otras cosas: eliminar del procedimiento de
cancelación los títulos al portador, como ya lo hace el proyecto de Código de
Comercio revisado en 1964 dado que no solo debe proteger al tomador, sino al
deudor del documento que en ocasiones se ve obligado a pagar dos veces o a
extender un duplicado en contra de su voluntad.

La finalidad de la reivindicación o la cancelación de los títulos de crédito

La reivindicación es el acto por el que el legítimo propietario de una cosa que ha


sido privado de ella de forma ilícita, exige de la persona en cuyo poder se
encuentre, su restitución, es decir, la devolución, por lo que la reivindicación de
los títulos de crédito es el medio legal que tiene quien sufrió la pérdida o robo de
un título de crédito, para exigir su devolución de aquel que lo posea.

Por otro lado la la finalidad de la cancelación del título de crédito es evitar que la
persona que lo encuentre o lo robó, lo pueda presentar para cobro o evitar que
lo ponga en circulación, es decir, se protege al titular del documento que sufrió
su extravío o robo de los tenedores que ilícitamente poseen el título de crédito.

Los procedimientos para la reposición la cancelación y el pago de los títulos de


crédito son lo siguientes:

Para que proceda la reivindicación es necesario acreditar:

1. La propiedad o legítima posesión del título de crédito a restituirse.


2. Que perdió su posesión de forma ilícita.

3. Que la persona que posee el título está identificada.

La reivindicación sólo podrá intentarla el legítimo poseedor del documento que


sufrió el extravío o pérdida involuntaria del título de crédito y que además sabe
quién lo posee, pues no puede exigirse la restitución del documento si se ignora
quién lo tiene en su poder.

En el caso de la reposición de un título de crédito tiene por objeto que, por una
orden del juez, se trasladen en un documento nuevo los derechos cambiarios del
título original, para que en el más reciente se consignen las características de
incorporación, literalidad, legitimación y autonomía directa, lo que ocurre con los
siguientes supuestos: que se presente el extravío o el robo del título nominativo,
que haya destrucción total, mutilación o deterioro grave del título nominativo y
cuando subsistan las menciones y requisitos esenciales del documento, y sólo
tenga destrucción, mutilación o deterioro de alguna de las firmas del documento.

Inicio del procedimiento de cancelación


El que sufrió la desposesión involuntaria del documento cambiario debe acudir
en vía de jurisdicción voluntaria ante el juez del lugar en que el principal obligado
cambiario debe cumplir las prestaciones a que da derecho el título de crédito. 


Debe acompañar en su escrito inicial una copia del documento extraviado o


robado, de no ser posible, deberá indicar las menciones esenciales de éste para
determinar el derecho incorporado en él. 


También debe adjuntar en su escrito inicial (o dentro de un término que no


exceda de diez días) las pruebas que acrediten la legal posesión que tenía del
título del cual está privado de manera involuntaria por robo o extravío. 


El escrito inicial debe contener los nombres y domicilios de las siguientes


personas: 


del aceptante y de los domiciliatarios, si los hubiere



b) del girador, del girado y de los recomendatarios, si se trata de letras no
aceptadas)
c) del librador y del librado, en el caso del cheque

d) del suscriptor o emisor del documento, en los demás casos
e) de los obligados en vía de regreso.

Puede solicitar suspensión del pago; en este caso, deberá ofrecer garantía real
o personal para asegurar el resarcimiento de daños y perjuicios que pudieran
ocasionarle a quien justifique tener mejor derecho del título.

procedimientos para tramitar en cada caso

Si bien el que sufrió desposesión involuntaria de un título de crédito puede hacer


valer sus derechos, la Ley también protege al poseedor de buena fe del
documento para que acuda ante el juez competente para oponerse a la petición
del que sufrió el extravío o robo del documento.
Puede oponerse a la cancelación y al pago o reposición, en su caso, todo aquel
que justifique tener en el título mejor derecho que el reclamante.

La persona o personas que consideren tener mejor derecho del título deben
someterse a los siguientes requisitos, pues de lo contrario estarán impedidos
para justificar su oposición, y si fueren varias las oposiciones que por separado
se formulen contra la cancelación del título extraviado o robado, deben
acumularse y fallarse en una sola sentencia.
para tramitar el procedimiento de oposición
Se debe acudir ante el juez competente en la vía que corresponda. 


Para que se le dé entrada a la oposición es necesario que el oponente deposite


el documento a disposición del juzgado (si no cuenta con el título, quizás porque 

lo presentó para pago o lo puso en circulación, se le dispensa este requisito para 

dar trámite a su demanda). 


Que asegure con garantía real o personal satisfactoria el resarcimiento de daños


y

perjuicios que la oposición ocasione si se obtiene el decreto de cancelación,
para 

el caso de que la oposición no sea admitida. 


Si la garantía se considera satisfactoria, el juez ordena notificar al reclamante 



de la oposición de la cancelación para que en el término de tres días le dé
contestación. 


Contestada la oposición o transcurrido el término para que lo hiciera, el


procedimiento se abrirá a prueba por un término que el juez fijará, atendiendo
las 

circunstancias del negocio, que en ningún caso excederá de 30 días. 

El término para alegar es de cinco días para cada parte. 


La resolución deberá dictarse dentro de los siguientes diez días a partir de que
el juez ordene pasar de la oposición a la resolución; ninguno de estos términos
pueden suspenderse o prorrogarse.

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