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Temor de Dios
Temor de Dios
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Para un no creyente, el temor de Dios es temer el juicio de Dios y la muerte eterna, la cual
es la separación eterna de Dios,
Lucas 12:5
Pero yo os mostraré a quién debéis temer: temed al que, después de matar, tiene poder
para arrojar al infierno; sí, os digo: a éste, ¡temed!
Hebreos 10:31
Para un creyente, el temor de Dios es algo muy diferente. El temor del creyente es el
reverenciar a Dios.
Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible, demostremos gratitud,
mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio aceptable con temor y reverencia; porque
nuestro Dios es fuego consumidor
Esta reverencia y admiración es exactamente lo que significa el temor de Dios para los
cristianos. Este es el factor que nos motiva a rendirnos al Creador del Universo.
Hasta que comprendamos quien es Dios, y desarrollemos un temor reverencial hacia Él,
no podremos adquirir la verdadera sabiduría. La verdadera sabiduría sólo viene de
entender quién es Dios y que Él es santo, justo y soberano.
Deuteronomio 10:12
Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el SEÑOR tu Dios, sino que temas al SEÑOR tu Dios,
que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu
corazón y con toda tu alma
Deuteronomio 10:20-21
El temor de Dios es la base para nuestro andar en Sus caminos; servirle y sí, amarlo.
además, habéis olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige: HIJO MIO, NO
TENGAS EN POCO LA DISCIPLINA DEL SEÑOR, NI TE DESANIMES AL SER
REPRENDIDO POR EL; PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA, DISCIPLINA, Y AZOTA A
TODO EL QUE RECIBE POR HIJO. Es para vuestra corrección que sufrís; Dios os trata
como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline?
Como hijos, el temor a la disciplina de nuestros padres, sin lugar a duda, nos previno de
algunas malas acciones. Lo mismo debe ser verdad en nuestra relación con Dios.
Debemos temer Su disciplina y, por lo tanto, buscar el vivir nuestras vidas de tal manera
que lo agrademos.
Los creyentes no deben “tener miedo” de Dios. No tenemos razón para tenerle miedo.
Tenemos Su promesa de que nada podrá separarnos de Su amor
Romanos 8:38-39.
Sea vuestro carácter sin avaricia, contentos con lo que tenéis, porque El mismo ha dicho:
NUNCA TE DEJARE NI TE DESAMPARARE
El temer a Dios significa tener tal reverencia por Él, que éste tenga un gran impacto en la
manera en que vivimos nuestras vidas. El temor de Dios es respetarlo, obedecerle,
someternos a Su disciplina, y adorarlo con admiración.
Tener la debida reverencia y respeto por Él, y hacer todo lo que se requiere de
nosotros para servirlo. (Salmos 89: 7; Hebreos 12: 28-29)
Estar frente a Su rostro en todo lo que hacemos para ser agradables a Él, sin
dejarnos influenciar por querer recibir una buena opinión de las personas. (1 Pedro
1: 24-25)
Saber que no debemos cuentas a nadie más que a Dios por nuestras acciones.
Temer actuar en contra de Su voluntad.
Temer deshonrarlo con nuestras acciones. Esto asegurará que actuemos con
rectitud, amor y bondad hacia nuestro prójimo.
Temer tergiversarlo a Él o a Su Palabra en el mundo.
Temer tomar a la ligera el peso y la importancia de a lo que Dios nos ha llamado, y
del ministerio que nos ha dado.
Un odio por el pecado y una seriedad acerca de cuán pecaminoso es. (Romanos
7:13)
¿Entonces lo que es bueno vino a ser causa de muerte para mí? ¡De ningún modo! Al
contrario, fue el pecado, a fin de mostrarse que es pecado al producir mi muerte por
medio de lo que es bueno, para que por medio del mandamiento el pecado llegue a ser en
extremo pecaminoso.
Amarlo con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras
fuerzas, y guardar Sus mandamientos. (Deuteronomio 6: 4-5; Deuteronomio 10: 12-
13; Mateo 22: 36-38)