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Ennio Di Marcantonio – ¿Qué estaba pasando

en Venezuela, antes de la rebelión popular (el


‘caracazo’) de 1989?

LA ‘ESCASEZ’, QUE EL PUEBLO, UNOS DÍAS DESPUÉS, DESCUBRIÓ: Esta foto (tomada y multiplicada
por El Diario de Caracas, perteneciente al grupo 1BC, propietarios de RCTV y además parte de un
plan del sector ‘privado’ venezolano para tomar el poder político en Venezuela, llamado ‘Grupo
Roraima’) fue días antes de la rebelión popular de 1989, mal llamada ‘caracazo’. Intentaron
recrudecer la crisis, para ayudar al gobierno de Carlos Andrés Pérez a tomar sus medidas
neoliberales, acaparando productos. Días después, el pueblo en rebelión popular, demostró que
estaban acaparando, descubriendo donde escondían todo.
En estas horas de cuarentena activa (donde estamos trabajando, desde nuestro espacio descanso,
acatando las instrucciones del Estado venezolano), surgen conversaciones, y en una, se hablaba de
los toques de queda decretados en 1989, para poder hacer efectiva la detención masiva, y peor
aún, masacre (ejecuciones extrajudiciales) que se buscaron para contener la rebelión popular en
contra de las medidas del Fondo Monetario Internacional (FMI) ejecutadas por el gobierno de
Carlos Andrés Pérez, que buscaba imponer el modelo neoliberal en nuestro país, y que el bravo
pueblo de Venezuela, detuvo.

Yo era un niño, en esa época, pero mi profesión me hizo investigar ampliamente sobre el tema; y
aquí dejo, la respuesta.

En los años previos al caracazo (gobierno de Jaime Lusinchi) se dio una escasez inducida. Los
parásitos que hoy seguimos teniendo, esos que se hacen llamar «sector privado» (A los políticos
los cambiamos pero a ellos no. Y no los podemos cambiar, hay que crear otras opciones, porque
ellos nos son útiles, por ahora, para garantizar empleo) vieron en crear escasez, dos cosas: una
forma de sacar a los adecos y copeyanos, cuya popularidad caía, y tomar ellos el poder político,
para adueñarse de los recursos de Venezuela sin intermediarios, entregar la mayoría a sus amos
en Estados Unidos, a través de privatizaciones, y quedarse con una pequeña parte como
administradores. Si no lograban esto, podrían quedarse con el dinero de la ilegal deuda que
Lusinchi contrajo con el FMI (35.000.000.000 de dólares), o la mayoría del mismo, que no fuera
tomada por la corrupción de aquellos políticos.

El truco era muy viejo, producir al mínimo, y generar colas para comprar lo que él Estado le daba a
la gente, por populismo, no por solución estructural, la «leche en polvo completa», una lata azul,
tan de mal aspecto como lo que significaba, para la cual las madres tenían que hacer hasta cinco
horas de cola, sin contar las colas que los ‘privados’ hacían en sus negocios para que la gente
comprara los bienes regulados por el Estado.

Hay un video, donde esa conspiración histórica contra Venezuela, llamada Carlos Andrés Pérez, en
la campaña presidencial de ese año (1988), para la cual él competía como candidato, dijo
«autocriticamente» (porque gobernaba su compañero de partido, Lusinchi): «Hay que ver qué
dolor es que yo pase por un sitio, y ver a una madre haciendo horas de cola, para comprar un
producto».

Puesta en escena, obra de teatro, eran esas palabras; Carlos Andrés, desde que trabajaba para la
CIA en los años 50, para derrocar a Pérez Jiménez, estaba ejecutando el plan que le habían trazado
en su carrera política:
Como ministro de interior de Betancourt: Acabar a tiros, tortura, muerte, con la izquierda
venezolana (o reducirla hasta no darle maniobra para crecer)

Primer gobierno: Dilapidar la riqueza venezolana (incluso la extraordinaria, obtenida de un


conflicto en medio Oriente, no de una política petrolera sólida, como Chávez lo hizo) para
endeudar al país por primera vez con el FMI, que se estrenaba en el marco del consenso de
Washington (1000.000.000 de dólares, por primera vez Venezuela se endeudaba gravemente en el
siglo pasado, después de las deudas que dejaron las guerras del siglo antepasado, por la cual
trataron de bloquear a Venezuela en los tiempos de Cipriano Castro)

Su segundo gobierno: El plan terminado; Pérez deja inmanejable el país para Luis Herrera, que
empezó su gobierno diciendo su propia sentencia de muerte política: «recibo un país hipotecado»;
y Lusinchi, que en un acto de ingenuidad imperdonable, creyó que los empresarios, que habían
abandonado la idea de producir en los setenta del siglo pasado, para vivir de la importación y de la
renta petrolera, iban a producir usando los dólares del control de cambios de RECADI, que a
diferencia de CADIVI en este siglo, fue un verdadero desastre, entre otras cosas, porque CADIVI se
despide con 6% de desempleo, y lo que nunca se logró en la historia de Venezuela, que los
empresarios usaran sus dólares para invertir, arriesgar, y producir, y no los dólares del Estado.
Mientras que RECADI deja al país con 26% de desempleo, y con un empresariado dispuesto a
tomar el poder político, porque ya los partidos del estatus no le garantizaban dólares petroleros
que creían suyos, y no del país. En este marco, Carlos Andrés Pérez apela a la demagogia («los voy
a devolver a la Venezuela Saudita») para lograr el poder, e imponer su verdadero plan, que no era
suyo: Entregar a Venezuela al FMI, y destruir al Estado venezolano.

Carlos Andrés Pérez, a días de su toma de posesión (o ‘coronación’ como se le conoció entonces)
dicta el paquete de medidas del FMI; pero el pueblo, en rebelión espontánea que inició el 27 de
febrero de 1989 (que los ineptos intelectuales siguen creyendo que fue una conspiración, y los
más ineptos siguen creyendo que sólo fueron ‘saqueos’), y la fuerza armada, el 4 de febrero y el 27
de noviembre de 1992, impidieron. Solo se lograron privatizaciones reversibles (como la de la
CANTV, o la mal llamada ‘apertura petrolera’, que se revirtió con la nacionalización de la faja
petrolífera del Orinoco, reserva de petróleo más grande del planeta, bautizada con toda razón
como ‘Faja Hugo Chávez’, porque se recuperó en su segundo gobierno, en mayo de 2007, sin
consecuencias, porque se nacionalizó una vez se venció el contrato), y lo más importante: Se pagó
la deuda con el FMI en el mismo segundo gobierno de Hugo Chávez.

Venezuela no sólo se salva del infierno que, por ejemplo, ha vivido Argentina en toda su historia(y
está volviendo a vivir, por causa de Macri), sino que además, acaba con el viejo sistema, que
primero destituye a Pérez para salvarse (si querían meterlo preso de verdad, los delitos contra los
derechos humanos del caracazo hubieran bastado) y luego hace, con Caldera (que gana solo con
una condición: Que libere a Hugo Chávez y le permita hacer política) una transición pacífica a este
siglo nuestro.

El juego lo ganó Venezuela: Acabamos con la posibilidad de que el FMI tomara el país, la política le
ganó a los parásitos que se hacen llamar «privados» (hasta el punto que hoy dejaron de ser
parásitos y están usando SUS DÓLARES) y por primera vez, los ciudadanos, esclavos antes del mal
llamado ‘caracazo’ (rebelión popular de 1989), tienen tal sistema de derechos sociales, que
buscando otro alzamiento con el truco de las colas, la escasez inducida, terminó respondiendo
como nunca: Se organizó, y hoy los que trataron de reducirlos por escasez, tuvieron que volver a
poner los productos en los anaqueles de sus comercios, porque mejor vender poco, y ganar mucho
con los sobreprecios, que perderlo todo porque el pueblo no sólo sabe distribuir, sino además,
producir, mejor que ellos.

¿Y los precios (hiper-acumulación mal llamada ‘inflación’, acumulación de divisas del pueblo, ya
que no pueden sacarlas del Estado, mal llamada ‘dolarización’)?

Cuestión de tiempo, ya se abrieron las puertas, y hay gente que está comenzando a producir en
Venezuela, sin pertenecer a Fedecamaras, Consecomercio, Conindustria, Fedenaga, o Fedeagro.

Las alternativas tumban precios, y acaban con la inflación.

Así se va construyendo un país, por etapas, poco a poco y con mucha disciplina, no con frases
hechas y varitas mágicas.

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