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2. CIENCIA, CIENCIA SOCIAL E HISTORIOGRAFIA Ura buona rola prion a toner prosene os que cualqr cova quo slams a i misma scincias pro bablamarta nla. Las cionias rstrias estén ind blo ol nombre do ls morales y son ura parte do tas. NIOHANN GUSTAV DROYSEN, Histon {Por qué una dscusién de la posbilidad y el caréctor de! conocimiento 4o Ia histora ha do ompezar hablando de la ciancia? Las razones quo ‘ston para hacerlo asi son de indudable peso, pero es cert que-no hay unanimidad de ertero sobre elas. Existe entre ls hstoriadores una acttud escéplica 0 relican, cuando no francamenta contara,y, por lo ‘demas, nada nueva, sobre la perinencia y la utidad de este género de espocclacones en relacén con la historogratia. Dontro del mundo de los histriadores nunca ha habido acuerdo acerca da la calicacin inte: lectual o la capacidad cognosciva propia de la actividad de historia. La uostin do sila Pistarogratia 0s 0 no una actividad wcionticae nunca ha preocupade siquiera a una parte mayoraia de les historadores. En ‘10s casos, Ia respuesta preguntas de este género no ha tenido mas ‘que contonidos meramente formals que no prosedian de ura retlexién fealmerle delen-d. Sin embargo, 25 imprescindble una relexin de este tpo si se quiere entender lo que es en su nicieo el tipo de canocimiento que aporta 0 ‘debe aporar el histeriador. Para una rellexén como asa na parece que haya oro marco adecuado que no sea el del conacimiento cietce, 20m una determinacién también esencial: of cnacimienta intce ap ado a a sociedad, Fs dec, ol marco de a cincia social Si todo andlisis social ere que ser, por dafnicén, andlisis socio tempo: ‘alla progunta més pertinante puede formslarse on estos terinos: cos posib'e un conocimiert cientifica de Ia realidad socio-temporal? Esta ‘mas asi sobre ol terreno en que debe ubicarse, a nuestro jucio, a dscu ‘in de Ia natualsza de! conceimianto nstérice. La respussta a la pra- ‘una acerca de la cloitidad de is histragratia se nterta en ol pars tgrale segundo do este capitulo. Pero ya podomes adolantar ol probloma ‘mas rater con que nos encontramos: hoy por hay esa respuesta no Bode sor, lo ha podido ser nunca antes, catogéics, En ningtin sont 160, ni positvo ni naga. Exisa, sin embargo, una conetalacién quo os parece firme: estamos arte un problema comin en todo el émbto e las cencias de la sociedad. Fs posible un conocimiento centfico ol hombre? En lo que se entienda como mojr respuesta a osta pre (untaestard includa, sin dud, fa hstorograta, 1, EL CONOGIMIENTO CIENTIFICO-SOCIAL, a flosofia madera, bajo a impronta general de los empiristas anglosa~ jones del XVI, ha distinguido la exstoncia de un conecimiento comdn, {de un conocimiento natural, como se ha lamado también, @ par del ‘ual, en el terreno doles concimlantas «raclonales. el nombre ha le ‘gado a acuhar un tipo de 6 lamado clentfco. Los problems de! anal 88 de las pracesot de! conocimiento no acaban, naluraimente, a CCuestiones como las del arigen de las ideas numanas, la elacén entre la exporionciay la capacdad raciocinadora, el papel respective de los somos y la mento en los procesos de conecimionta, eon algunas de los problemas més comunas que el persamionto flosético y toéri- co-centfico ha tratado desde antique y sobre los cusles ha ido elo: ‘ando insirumentos progresivamente mas refinados para enconvar ros puoslas explicatvas' ‘a problematica del conocimiento cientfico, que 9s la veriente expect 2 del problema que aqui nos iteresa, es fa abordada de manera con ‘rea por una forma dela teoria del conocimiento que lamamos episte movogiat TE von wow Eeteatny compres, lane tori Mais 1987. Vase Stance, a proptnto el contenido de 9 estaba, Bunge. Epiteraeta. tel arena, 1981]. Metsera, Eestenoage svat y Elprobloma do la deficién dela clone Gena es «un término que en nuesvatradicén floséfica y mundana te no signitcades muy distintos»". Existon usos molafricos y vulgaros, {que retsjan, a veces, convenciones ideolégico-acministratvas con rou lacones tales como scencias do la Informaciéns, wcioncias morals y paltcass, wciencias ocultas» y demas. Pero la palabra on su sentido més preciso y correcta designs lo que lamamos sciencia moderna» por fantoromasia. Es decir, cencia como el resultado dela stevolucion cio. tiiea» que produj la mecinca nowtoniana, ola quimica, de los sgios XVII y XVlll ios avances en el conocimianto dela electrcdad en el siglo XIK, etoftera Es importante observar que se comete un error al syponer que hay un conacimianta de caracteristicas perfectamente univocas al que se pue- 4d lamar cioncia y que hay dversos tipas de conecimionto que pueden 0 incuidos 9 exclidos ctaramanta de alla sin distingos y matzaciones provias. No corwiane, puss, argumentar como si existose una especie Figda de conacimonte a! qe puoda tamarso cloned. Lo mejor #3, co mo sugiore Chalmers. adoptar una postura moderadamente ralativst. Pro también debemos precavernos, por el contrac, conta la tender: a a hablar 6o cioncla on un sonido tan lato que esa categoria do cono Cimianto quede vacta de contenido, lo que, da otra pata, no resulta rare entre algunos tratadisas de hoy. El epstemélogo y metoddiogo neopositvsta C. G. Hempel ha hablado ‘de dos grupos ‘undamentales de cienciae: las empircasy las no emp cas". La clasificcién més conocida y puede que también lamas Uti, aun cuando con un eerio més externo que oir cosa, os la que empezé ds nts tide, fusrat ret. ona Pager Trtave ae up y consent ‘inguiando de forma bastante aiscriminatoria, desde fines del siglo XIX, entre des Ambios del saber cionico: odo la naturaieza y ol del horn bre. De shi se ha deducigo, tras matizaciones sucesivas, la cistincién ‘entre ciencias de la nauraleza y ciencias de! hombre en una cicotomia ‘que ha llegado a tener un carder mas prolundo que al mero relerente al amoito estucado, De la cistncién one cioncta do la naturaleza y do! hombre arrancé ova {que se ha hecho mas cisica. y mas decisiva, aunque resulta bastante mas problematica, puesto que plantea ya de forma ireversile la necesi- {dad de no hacer de la cencia una catogoia Gnica de conocmiento. Esta Influyente dstinlén ene las Gencias 08 la que twa su oxgan on a flo: sofia slemana de tracéién neokantiana e hstorcsta a finales del siglo XIX y fu la quo ostablecié fa cforoncia entre das grandes tos: unas Ciencias nomotéicas~el griego namos, norma o lay, ciencias de lo ge eral y unas cioneias iologdfeas dol griogo laos. caractristica 0 sn ularidad., ciencias de los compertamantos singulaes. Tal dstncién ‘ue defintivamente establecida por W. Windelband® y na pasado a ser Un lugar comin en todos les atamientos acerca del cardcter de lacie cay @ ponerse an relacién con dos tipos de conacimianto clentiico: el ‘que se presenta como expicacén y el que lo hace como comprensié’. ‘Asi, mantras las cienelas nomatéicas o nomoddgcas. que se han ident ‘icado durante mucho tiempo con la clencia natural, ‘endtian como fun én fa oxplicacién (erkéren, ala concia dogrlica,idonticada con las Ciencias del hombre o ciencias de la cutira, le estaria resarvada la com tec: rode, sce eer Poco rr Conch Sets ewe ae Ss ia fey est ny art Teo de er Sind aces prensién (verstehen?. Las ciencias del hombre no estarian copactadas ara dar explicaciones en forma de teoriss, sino que deberian airg'se & scomprender» el signfeado de las accones humanas. ¥ allo esta este. chamante rlacionado con la flosolia hemenutica. En tiempos mas recientes se ha hecno fracuert la apetacién a una ds. tincién tpartta entre cencia natural 0 fsico-natural,ciencia social, 0 Ciencia dol hombre, y cencia formal, siendo este uitimo aque! género de anecimianta clntiico que como la matomatica 0 la légica -rciont mente amplada a campos como la computacsén, por ejemplo, que pre sentan un earécter propio aunque derivado de estos dimes: exporan lun mundo de elamentes simbéicas u ordonaciones farmalos que no te ne reerentes en las cosas materiales, Jon Elster ha hablado tambien de una clasticacion triparta de los campos de invesigacén de la ciencia distinguiendo enive la fisca, la biology la ciencia social, sohalando {que lo que dstngue realmente a las clencias es su método. Ha hablado también de tres métodos esonciaes, el hipotéico-deductvo, el herme néutico y ol dialéctico, y do las rolaconos entre oles. y Vos formas tip cas oe explicacién: Ia causal, la faneonal y la intencional. La cioncia como peracin de canocimionto y come lanquale Ants de que més adelante intentemos presentar algunas concepciones paficulares sobre la cioncia, fo que verdaderament corviane saber os cc6mo funciona ésta. a vavés do qué Insttumontos o creaciones. y do ‘qué moda © en qué lenguaje ®! conacimianto que pademos llamar cit fico presenta sus desouormientos, En realidad, de lo que se tala es Je analzar la clencia come operacién de canocimiento y. en timo exte ‘mo, coma «predict» de conccimiento que nos presenta una visién de mundo, Fy eter a come tecroigte, ivestiacones sobre Ja racenahiad Lacloncia como operacién de conocimiento {a caracerstica mas decisiva y is ferenciacén mas explicit del cono- Cimiontocientlico con respacto a todas las aras formas de conocer 08 la de su procedersistematic y su sujecién a regias de comprabacion de 1od0 lo que s@ alma. Como todo conocimianto, la ciencia parte, al me ‘es en su aspeciolégico, dela observactin, para desde la observacién 0, si se quiere, desde & conocimierto comin de las cosas, hasta ese ‘lo nivel a le ciantifica ha da recorrarsa un eamina syjata a un méto 140". De forma introductoris, podriamos adelartar ya que la ciencia se {efine como una forma de conocmienfo sistematico-explcatve, no con tradictoro,féctco no valoatve) J testifeable. Veamos con mayor deta le qué quiaren dec asos trios En efecto, no hay conasimianio cletifco, on primer lugar, sino 2s cono- Cimiontasisiomatzo, que ee basa on la observacién digiéay organiza da dela realidad, que consiruye los edatos» y los organiza dando res puostas a las proguntas sobre los fenémenos, pere respuestas con ato trad de generalad, La ciencia, en segundo lugar, produce explcaco res, 0s deci. algo dloronte do descripciones y. también, do interpreta ‘ones. Las expicaciones tienen que ser universles y no contradctorias Y 9n su forma mas perfcta adaularen la lorma de leoras. Los fenéme: ‘hes no tienen mas que una idenidad, no pueden ser y no ser una cosa fal mismo tempo" El conocimionto dela Goncia os facto, 28 un cana Cimienta =de hechos» no «de valores, que na juzga desde el purto de vista 6t¢0 0 cualquier otto la realidad que se explica. Por fin. y esto es probablomonte la caracterisica mas docisva dol conocimiante conto. {98 tesifcable, puede sar =demostiado», da cuenta del camino por el {que las propesicones hochas pueden sor acredtadas como vordaderas, Lo que la cioncia tare de peculiar como operacion do conocimionta puede expresarse de varas formas. En princpio, puede parse oe ls pregunta acerca de qué es un hecho de conosimientoy eto puede servir también para estabicer cfaramente la distncién ar conocer vulgar conocer flosético y conocer cietiica. El hecho de conocimiento existe ‘yaal nivel de lo que llamamos conocimiento comin, para puede acquit {rads superiores de garantas de verdad. El conocimian do tipo ci. Uc tions que asegurar, par lo menos, que el suelo eognasconte puede convartr su canacimianta en wilersubjtvor, puede superar ol subj vismo, 0 lo que 28 lo mismo, pusge establecer unas reas de prueba de la verdad do su eonoemionto, Una de las caractoristicas también esen, ial al conocimiento cietfiea es que ésta ~busca dalberada y sistema tamento,aniquiar el purto de vista del centifio individuals". Y oo es 1 fundamante de la dentro de su campe y aras que no ‘leanzan tal nivel, Piaget consideraba quo las cionlas sociales podr {an agruparse en cuatro grupos: las nomotéicas,histcas, jurcicasy f loséfieas, segin se expresarfa on este cuacro rere dee asst dens canes caso ity eocve ao Page Pea tachene BF Lasse tn, Tohono ivespctn ole oa pe acne mln placement ex acepago gor abermas. ct.) Habermas, (2 ‘once be 83 95 heures ‘CUADROS Las ciencias sociales segin ean Piaget Las posiconas de Piaget sobre la categoria de fas ciencias histéricas ‘aspecto que nos interes aqu-establece que tal tpo de ciencias tenen {que vor on ol desaralo diacrénico do los fonémens sociales. so acu an dela «resttucén de lo concrete». Paro, lo que es més inferesante 1 todo: prosentan vos de no ser sino ela clmensisn dacrénica» do los forémanos que ocupan a las demés ciencias sociales. Dicho ae ora fr. rma, sila histrografia tone alguna entidad estructurada os la que le ‘concaden las dimensiones de otras ciancias cuyas aspectos ciacréncos considera. De esta forma, fo hstoriogrfcn, 0 lo hstéco, no consttuye tun campo auténoma de cioncia on si mismo. Talos el dictamon nada halagiere de Piaget Las difcutadestedrico-epistemoligicas de las cioncias sociales!” Los problemas epistomoligicos, de fundamentacién cognosctva, dal ‘mundo del hombre se han convertdo en una de lo temas ms Watados por la propia cencia social y por la losotia dela ciencia, Aqul, evident ‘mente, no podemos presentar un panorama ampto del asunt, sino que tenemos que limitarnas a Una enumeracion de 280s prinipales prbla- mas, 0 de los tipes de eles, en la medida en que su conocimiento nos. Ayudo dospués entender major los problemas especicos do! conoc: mmisnto dela histrico que, desde luego, han de ser abordados en este mismo terreno an el que nos moveros. Hoy no se dscute la pertinenca y la necesidad de unas dscptinas que testudien lo especticamante humana con procadimintos que se dicen “ciantiicos-. Pero, por supuesto, esta mucho manos claro lo que $2 {quiere decir con ese adjetvo tan empleado. Y no se discute tampoco {ue {ales disepinas prosontan un toneo nico de tundamentas y de problemas, pero que més ala de elo, el grado de desaraley de domi lo ceniico de su propio campo os atamente des qual. El estudio de los problemas generale del conocimianto socal y de le particulares de cada una de las discipinas consituye el ampli campo de la teoria de las cencias socal 0 humana, Las ditcultades opistomolégicas do las cioncas sociales so contran os: peciaimente en tres cuestones problematcas la consecucién de unos aceptables mades de abservacin y experimen tacisn ‘metolgie pues desea cons hrtos Ge Wataret pata dels Cea estaads 3} la necesidad y posbildad dela objetvidact la tesolucén do los probromas derivados do la expleacién, Nuestro breve tratamiento del asunto va a fase en estas cuestones, fn un ardon de exposicién que so ralacone estrecnamento con lo que antes hemos exguesto a propésita dal conacimianta cientica en gene: ral A) La primera de las diicutades es Ia relerante alos modos de observa ‘in de los fendmenos humancs, la abservacién de la realidad que, co ‘mo saberos, se encuariraen al origan de foo proceso de conocimisn to cientica. La imposilidad de la experimentacién on ol sentido en que lo-0s con respecte a fa nalualeza ee un lugar eoman repetido con havia ‘tecuencia. La expermentacién en determinados ambites socales modi fica la propia consstancia de tales Ambtos. No s6la se trata do acuta ‘dos Iscnieas sina de espocticdades euslantvas que poses la estuctura social que no parmiten, sin allraciones shisléicas, la manipulacion de las varables que la comporen. Estamos ante le cualidsd fundamental do la materia social que es la reflexvidad. Como se ha safalada tam bién, la manipulacién experimental en ls fenémanos nuranos «resuita posite Gnicamente en condiciones preparadas y atfcales, tan artic les que rara ver las sitaciones sociales lenen para los eujlos somet ‘dos a dichos experimentos un significado equivalente 0 comparable al ‘dona situaién naturals" Sin embargo, ee reconacide también de manera general que la posi ‘dad de la experimentacién no es clave para Ia abtencién de un conoct mito realmente cientico y que allo ocurre iguaimente en ciencias nor malzadas. La experimentacién no puede desempefar en las ciencias sociles ei pape! que en ciertas ciencias naturales. Su papel puade ser susituido por el uso constante de la comparacién 0 de ia observacion sislomica y contolada,sujeta, solo os posible, a modida ycéleuio. 3) E! problema de la especial rlacién que en el conccimiento do lo so al existe etre sujeto cognoscente y objeto de conocimiento ha sido sefalado muchas veces como uno de los odstacules epistemolégioos ‘més importantes para la construccién de una cioncia do lo socal Sota ia dela cueston de la objetividad, que se considera presente casi inex Uicablemente en toda invesigacién social. De forma erténea, desde luo 0, 62 supone a veces que el problema dela bjaivdad del canacimian 0 afacta s6lo ala materia soca, pero de hecho el conocimiento cent 0 on todos los campos es, pracisamente, el producto dela consecuctén to un cirta grado. de abjetvidad, da intersubjatvdad, an la comprobe: én de la verdad. Aleta, pues, a todos los conocimientos. Pero Norbert Eas ha sohalado la dlerenca en ol -distanclamionta» quo el progr se humano consigue con respecta a la vision de la natualaza,frentaal compromise» que el hombre ain hoy na puede en ganeral evitar cua o so onfronta a los forémenas sociales. La acttud do compromiso os, fen este ca80, un ebstécul al canacimianto abjava" () En dofinitva, ol probloma do la explicacién an las cioncas socialos 0s de indudebie calado, como lo es en la ciencia natural también y no es ‘extrafio que haya ocupado a més de un metodélogo. Una vertentepe- cular de elo es a dela relacién teovavexperiencia er las cencias soci les, por evanto la toora os la férmula tinal do toda expicacién centica, La pregunta clave os la referenta a fa posibiidad misma de establecer torias para expicar conjunts de fenémenos sociales, lo que nos lleva 2 la cuvstion central de la posiblidad de establecerloyes sociales on Semi esticte. De hacho, las ciencas eocales ge conforman pot lo co: mun con ol establacimiarto de «modelos te6rcos» que leven a intopre- taclones que sean ofectvamente vorlieablas, poro que no pasan do ear feequemas logcos, Piaget lo dice de forma precisa: «un modelo teérica que no lave a itorpretacion concretaefecivamente veficable no cons tuys mas que un esquoma gic y reciprecamonte, un conju do ob servables sin una esttucturacién sufclente ge reduce a una simple des oripoén La explcacién cionttioa ha sido cascada también en tres medelas Il rmades causa, funciona e intencional que corraspanderian respectva- monte a las cloncias fisicas, las ciencias biolgicas y Iss sociales". La posicién de que la expkeacién adecuada, on defniva, para las cioncias socisles sea Ia intencional es materi por un grupo importante de au- {ores, si bien con planteamientos que aileron en puntos notabies 0 con afacdos a racionalidad, la logica de la stuacién, otc. que las hacen ‘iverg. Las explcaciones intencionals $2 convertn en algun caso en woxpicaciones basadas an razonoa~™. Esto tone imporareia notable fan Pstoriogratia, come veromos en su momento. Las tradciones post: ‘sta, racionalsta,analta, han dfendide siempre la perieccién oe [a primera de elas, la explcacién basada en ol mecanismo causactecto, ‘que implica la presencia de yes universal, bien bajo un modelo ro molégico-deduetivo bien bajo el protablistco-inductv. Ota wacicién 4 la clenca, més del de rol, Ia idealsta, antipostvisia 0, mas co minmente, hermenéutica, os la quo ha mantenido que la expicacon causal ro agota la expicacion de hechos en los que cuentan las inten ones, os fines, ol significado, at, Es la que Von Wright lama explcs 6a eiealgica Lo que importa ess las ciencas sociales pueden apicar ambos tpos de ‘explcacién, la causal y la intencional, 0 S60 alguno de els. Esta cues tin esoncial ha civdide hasta hoy ol campo do los motodélogos do la Ciencia ontre aquolos que croen que solo existe un ipo de ciencia, co- mo #8 #1 caso del positvismo, y. por tanto, un soo tipo de expan agin ol madelo causal y los que ereen quo las acciones humans no pueden explcarse segin ese modelo sino bajo ol madelotelecégico, harmenéutico © «comprensivos, con lo que se ssle dal modelo ge Ia ex picacién para entrar en ode la scompronsiéns. Esta clésca dicotom'a ha sido muy petsistenta, pero ha legado a un punto en la actualidad en sf str eam toa {1 quo no se puede mantenor on sus términos clisicos. As lo cree Von Wright y lo nan sefalado Habermas y otos autores. Elo ha hecho que Ia dicotomta entre 'aexpliacien causal y la comprensién hermenéutica se haya visto complicada con oltas formas do entender Ia posbiidad do fexpleacién en las ciancias sociales, como ocurre con planteamiantos como las do ia toor'a do la acci6n, do la elooci6n racional, dol wostrtu fismos, dela accién comunicalva, lester, CCon el probleme de la explcacin en ia ciencia socal se relaiona natu raimerte aquela misma cvestién que Nemos analizado en ei caso de la cionca natural: el dela preciccién, asunto también muy ralado entre los ‘matodélogos con referencia al conacimienta social, con mayor dedica én, al caso de las slaves do la historia. 2Hay alguna forma de progo Cirlos comportamientos humanos? Esle problema remile, a su vez, a de | posiolidad de descubrrrolacones constants etre las variables que Imtervenen on los fonémones humanos, La respuesta 0s incerta, poro (28 arrénea Ia craencia de que la cencia puede «predect la aparcién de acontecimiontos singulares -ni la cienca fsica- La predecion es siompro casa rlacionada con las condicones en que Un proceso 80 do sencadena y con nuestra conocimiento a no de las leyes que lo regu lan®. Condiciones yleyes, on ol caso de as cincias sociales, suovesto {que el hombre da a su acluacion un wsigniieada>, san evestionos de co: ‘ocimient problematic. Emost Nagol. danro de la corrionte neoposivsia, abocdaba este tipo de problomas desde la conidoracién de que on el errona apstomolég: 0 existon para ol estucsa de los fenémenos humanes algunas condico- rates negatives reales: [a relatvidad de Iss formaciones cultural y las loyos sociales: fa naturaleza subjoiva do a obsorvacén y ol sosgo valo rativo de la explicacin social. En el terreno metodolégica destacaba las recesidades de una investigacién contolada y ol conocimrto de los fenémenos sociales como variables sujelas siempre al cambio". Pero la conclusion final do Nagel, como an toa la coriante necpositvstay om. Pirsta, es quo los procedimiontos dela cioncla natural ionon también su fampo de apicacén en la clenca social. El mismo critero se mantione fen la obra més divugatva de Richard S. Ruder" 2. LAHISTORIOGRAFIA, CIENCIA SOCIAL La amigua afiacién de J.P Bury sla historia os una cienea, ni més ni menos» no puede tomarse, ni nunca ha sido tomada, como otra cosa {que una frase ingeriosa. Muchas veces on tempos anteriores se hab: an dicho cosas parocidas. As, antes de Gury, Johann Gustav Droyson ‘afmaba, en 1858, que las «concias helices» formaban parte da las Ciencias del hombre famadss «clencias moralass, Desde entonces ack Y a través de innumerables pronunciamientos. la natualeza scietfica ‘de la investigacién de a ristoria nunca ha sic una cosa undrimemente acoptada, »E!estatuo dela historia como clsciplia permanece irasve) ta." Y sobre esta cuestén podtian adverse citas do autoridad casi in ‘atiidamerte Pero, por otra parte, se habré observado que una de las tess que con mayor énfasis se mantionon hasta ahora on este libro es una variedad més, aunque algo distnia, de ese tipo de pronunciamintos sobre la ma. teria: ls de que la historiografia 8s en sertigo pleno pars integrante del “mbito de is cioncias sociales, Tampoco esto es cosa dicha ahora por ver primara ni universalmente aceptada, por lo demés. Hace mas de un Sg que se ciscute sobre alo. Entonoes y ahora afmaciones como es: tas teniany tienen unos problemas semeantes Sin embargo, es precise reconocer que la viel polémica del cientifiis- ‘mo 0s, en buena parts, una disputa vorbalisiay torminolégica y. on va parte no menor. banal. Pero, complementariamente, ies que puede ha Dlarse de unas cioncias de lo social, ,qué papel desempefiaria dentro {do su campo el estudio dela historia, de la dlmensién histérica de lo so: Bat unsehtn ovina dare ueaemameeen ial, como objeto espocitice de una dsciplina?: zdebe acoptarse la con tdcién sscasamente formal de esas «ciencias hstéieas» sostenige,$2- {ln hemos visto, por Piaget?" debe reducirse la hisorograia un hhumarisme doscrptiista. al nivel do los conacimiontes comunos, como fel que produce la erénica, © a una narraciénItarara, oa la descripein flos6io-artistica del mundo, o dabe pretender sor una discipina «exp calvas? Y. on dafinitva, zeusl 0s la folacién ene las cioncias sovaios ‘més desarrlladas y la histriogafia? Esta ipo de preguntas son as que pretendemos que tengan aqu! una respuesta al menos aproximatva, En los apartados que siguon vamos a tala de la problomitica gonoral dl tipo do conecimionto que 2s posite obtoner dela historia. La inte: {6n no @8,repitameso,reabrit fa polémica de la cietticdad. Esencial- ‘mente porgue creemas que tal polémica on este momento esta zanjaa ‘al menos en su presertacién més radical. La cusstién 9s, més bien, la e sehalar Ios problemas quo se han derivado de ell Ia de acotar el campo desde o! que es posible entondeios, sno resolveros. Grooms que lahisloriogratia es una arctica de investigacién cuyo va- lor y significado se sitia en ol mismo plano justamente que el do las cioneas sociales normalmento cutivadas, De una U otra forma, estas cioncas tienen una personalidad y unos problemas de los que participa Ia Fistorogratia. Es verdad que puede ciscuirse si a ese conunio de dscipinas les conviene en sentido esticto, «duro», la calicacién de cioncas. Paro lo que no parece discutble es que, an cualquier caso, no 82 les puede nega lade prdcticas de tipo clentiico. Esta es la stuacién {u9, a nuoste uci, presenta igualmento hoy la nvestigacionhistérca. Y¥ en ese contexto precise es en ol que debe situarse cualquier discusin ‘acerca de la vale? del concimient de Ia ristora Conecimientociantice-socal¢historograa La tarea fructfora on este terreno seria la do establocer y determiner Lnicamanto ol to do prdcticaintoloctual que os la hstoriograta yo po ‘de conacimiento que pusde aportar. En princi, pede alimarse que la investigacién de lo socal on su conjunto,y del histéica dono de ala, pusde tener mayor 0 menor valor cognascto -y también tecrolégico- ero 8s evidente que sélo puede empronderse y entendarse en el shor onto inteloctual» que enmarca et métedo y el conacimienta quo llama: mos cianifico. La raturalaza humana y social pueden, sin dud, cono- corso tamolén do otras formas flossica, msicotoigioes, asta, po- ro la que se realza a través do la précica cientiica es, todavia, la mas productiva, Dentro dela realidad de lo socal, la historia materaliza 0s Pecialmente un componente de ela: e famporal En este eantido, pot tarvo, ls historografa ha de entenderse como pricticainsera en te ‘tone comin do! estuao dela realidad soca. La progunta acerca de la natualaza dol conocimianto histrco es, en consecuencia, del misma rive! epsterolégico que e! que ya heros vis: to prosente on la problematica general dol conocimionto cientifen socal Potrla proguntarse sila dsyuntva entre congcimiento coman y conc misnto cientico es la Unica posbe, si ne exsten siuacionesinterme- ‘as one estos dos status de! canacimionte de la histérca, La respuee ta 65 que, en sentido riguroso, esas situaciones intermedias no serian més que efectismos retericos; no existe una postildad rea intermedia No hay siuaciones inlermedias, mixtas, Lo que ocure es que, en apa rente contradiccion con lo anterior, hoy nagie mantiene que erie eco ocimiento contico y eras formas de & haya un abismo nslvable® Pro, complomentaramenta, hay que sefalar queen el interior de! cam: po do las concias sociales existan protundas dscotinudades. Una res puesta mas afiada, por tanto, no podria ignorar que si entre ls cio as sociales eniston esas evidentes dferonclas do desarrollo y status metodolégico de los quo ya heros hablado, la hstviogafia, en su s tuacién presente, on cuanto pricticacientifce-socal dscplinar, no pue 4o sino quedar ubicada on ls niveles balos, on o sentido de que so ta ta dela ciscipina dono dela invesigacién social que més adolece hoy {Je Ia fata do un grado suicionte de madurez matodolégica y ‘orm Existo un campo comin do las coneias sociales on ol quo éstas prosen ‘an una simiitud clara on problemas basics. Pero ol grado de desarcllo de elas es dspareio. En dtimo extrem, cabe preguntarse, ,9s imprescindble, o siquera im portant, 0! planteamionte do osto orden do cuostiones para ol porvenit Go la historogratia, para su practca como dsciplia reconacda y aut6- noma? No ya sobre la respuesta sino sobre la pertinanc'a misma de la pregunta la opinién est hoy, desde logo, muy divida también dentro Gel campo de la historograa. Los escepticismos sobre la ulidad y ne cesidad de steorias» y de «metodologias» son amples y cuertan con Una edida tradicén. Por ol contrat, o8 asimismo innagablo que ol de sarrllo do cartes soctores do la investigacén histriogrética, ls pric cas imereiscipinares y otras infuencias han propciado también mayo: ‘os preocupaciones do fundamentacién dscipliar Do elo se desprende ‘ue si se quire replatear la configuacién de la historografiainduda- blomente al trabajo na de empezar par el trataminto de este tipo de problemas. imiantocientfic y conocimianto dela histori ‘A. Marwick ha cicho con indudable acierto que «0! gran valor de un do bate como el de “zes a Pistoia una ciancia” reside en la manera en (que ayuda a clarifier la naturalaza de la historia (historograti)y a del miter} que la historia puede y no puede hacers™. La dterencia ene lo (que hace fa sia y lo que hace la hstoriografa, desde luego, no puede ser banalizada con la idea do que on las décadas recientes la cioncia natural Ra entrado on la ora dol srolatvismas, do! =princplo do incor dumbro>, y de as certezas probabilsticas.argumentos quo se utlizan a veces, ustamente, para relavizar la idea de una cencia con exigencias festctas de método y resultados. Quienes echan mano de estos argu ‘monies, y en ol gromio do ciotos sodiconts todricos do la historia clo fo as raro™, desconacen abeolutamente lo que talas cosas signin y, sobre todo el caudal de trabajo scientco» que es preciso omplear para llegar ala conclusién misma de que la clencia no da lugar a conecimion tos «sequros»™. En el vel de mero sentido comin, Ia dflerencia ms notable entre la enela natural y una sciencian eacial como la histerlogrtica ee la quo 50 refer al grado on que pueden wastablecrse prucbas» do lo que se ama on una y otra investigaién. El cientfico natural puede experimen: tar lo que no puede hacerse con la hstoria, Parola segunda dferoncia ‘también comunmerte alicia 2s la que respecta a las layes quo una y ‘ita cloncia pueden establocer; ol canocimiento hstéco no puede esta blocerprediciones y. manos ain, leyes universaes. El hstorador pue 1, en todo caso, emplear generalizaciones. que son Gtles y absola mente necosarias on ol inteto de expliar la historia. poro que en modo alguno tionen ol cardetar de aquélas. Se ha dicho que al historador no pradie sina que sretrodces. Que no produce layes sino que =a con: Sumas, Ladoreneia ent el conocimiont do fa sia y ol do la historia no adimila ninguna duda. Pero 22s una dlerencia de grade metodoléi 0 0 refsja una eiferencia sustancal 2 insalvable en los objetos que se conocen? Procisamente las posicones ante una u otra posbiidad sopa- ran netamente unas orentacionos epstemoligicas de otras. Pareoe claro que al problema de la cenificdad del conocimiento de le histria, como de cualquier conocimiento sobre el nombre. no tiene res puesta por este camino © a tiane negatva. Pero lo que s@ deduce tam bin a vaces como falsa conciusion de allo es no ya s6lo que la historia no admite grado alguro de conocimionto clentfco, sino que no es ince arable en ring otro de les tps normalmante admitdes por la tooria {el conocimianto. O ses, que o! de a historia es un conocimienta entera mente aparto, os un corocimiento sui goners. A posar dol largo camino recorido desde el postvsmo decimonérico hasta ahora lo significative no #8 que para muchas opiniones el conocimionto de la historia no pue- {da superar ol 4molto del «conocimianto de sentido comine, sino que pa ra un alo nimaro de aus eulivadores esa es la stuacién adecuada, po sibe y deseabie, Gioros tratadistas quo, sin algin tipo do argumentaciones realmente convincente, han sentenciade la imposbiidad de que Is histor (grata sea «una cioncian, como 05 ol caso, a tle de ejemplo, de tan iustras opinantos come P Veyne, A. Furst, G. Duby, G. Elton 0 |. Berlin, pare ‘can taner tanta fundamanta en su conocimianto da las caracteistioas de Ia cloncia, como aqualis eras mas cssioos que como J.P Bury. . Mo- red, Henri Barr, R. G. Collingwood, et. aseguraban enticamonto quo silo ara. En efecto, analzadas estas cuastiones en una perspactva his “rca, se observa que cuando al ve‘ -y, on realidad, falso- problema de la clontifetdas del estucso dela histora so lo ha dado una respuesta 0 solucén nogativa, se ha hecho asi, por lo goneral, asda una u otra do {estas dos posiciones: Una, la que mantionen aquellos que riogan que pueda constritse un Cconocimianto =ciantifica» de la ristoriasencilamante porque no pusde sleanzérsale, porque no puede hacerse cencia del conocimiento del de venir humano que es trepetibie, porque el conocimienta de lo historico ne puede superar e! rival dol conacimiento =comuns. Es posible de far en este campo, a su vez, dos grads o escalones: el primero lo oc an quienes riegan en bloque la posibitdad de una ciencia de lo social do una cioncia del hombre en térinesriguresas; ol segundo, en pos ‘8n menos slevada, menos fundamentalist, o sostienan aquellos que ro niegan una ciencia de! nombre pero sf una ciencia dela historia, o lo {que ellos crean que es una scencia de! pasado: (tra, Ia que expresan quienes crean iguaimente que de la historia en ‘mado alguno puede hacerse un conocimiento cintico on sentido am- pli, ni centfco-social, on el més restrngio. pore no porque so trate de ln tipo de conocimanto inalcanzabla, como an sl caso antvor, sino por creer que dela storia séle puede tenerse un canacimianla sui gener {28 deci, un conocimianto histérico, que no es el comin, nial centfico, rl floséfco, ni pertenece a ninguna otra catogoria de eos, sino que forma una categoria propia entre los conocimienios posibles. La historia sata, junto ala flosota, fa clonia o Ia ron una especie de conoe ‘mento del mismo rango que éstas. Exstifa un «conocimient histérico» pero no una ciscipina dela historia, ‘Asi. Isaiah Born ha sostenido quo no hay nada parociéo una wcioncia ‘dels historian; la Cencia se concentra en conjuntos de fenémenos ho: méloges: Ia historia lo hace en fenémenos heterogéne0s, se concentra on as dferoncias: si tuoran posible las gonoraizacionos on este tore no elas sori la tara do la sociologia y darian a a historia para sus aplicaciones. La compljidad de ia historia es el principal placer para su Culvo, dee Berin; el historiador oe ol quo presonta a los hombs o las sociadades en las situaciones con més dimensiones yrivelas simultane: 198 distros” Por su parte, lareaccionariatenacidad do un ratadista co me G. Ellon ha insistido dosde siompro on la vautonomia» do a historia fn su eeparaciéntajante del métoca de las cioncias sociales, on los pl 4708 clenos de cualquier orienacién astinta de la «humanistas, con lo ‘quo s2 ha convertido on una de is paladinos de la concepcién de lain vestigacién histrica como un tipo sui generis de conocimiento™. Eno! torrono contraro, evando so ha dado Una respuosta postva, las anueslas po la ciantfcidad de la historagrafa han sido hechas, desde lag, desde posiiones que presentan también notables deranciss en: ‘vo ais. Por lo pronto, un corte sector dla histerogratia mas Vado nal, de Impronta =posivistan, ha hablado siempre y sigue hablando de tuna eciencian de Ia histora sin que, en imo extremo, hays ola forma {de considerar esa expressén que no sea como metétora 0 analogia. No ‘existe una consideracién satia de lo que quire dacrse con wciancia Estas serian las posiciones dela vieja precepiva, pero continvada por ‘watadsias mis recientes como Halkin, Marrou, EH, Cart, Federico Suarez 0 Juan Regi, Otraposicién estéstuada on la tradicién germéni a que incuta ala historogratia entre as ciencas sociales, de funds: mento hermenéuteo, hstorcsta, como ciencis radicalmerie aistinias do la cioncia natural. Esta sora la manera de juzgar do toércos no del "6. Ehon, Te racice of History, Syney Universty Press, Srey, 1967. pp. y 35 campo historiogrético mismo como Dithey, Wel Una trcera posicién seri la mantenida por la metodo'ogia neopostvis: fa, que opina quo la cloncia de la historia ha de opera, en suma. con el mismo mecanismo que todas las domas Goncias sociales, asimilabis, a ‘su vez, ala cioncia natural. Las posiciones de meiodélogos como Hem- pel, con su conocido inionto de aplicar ol modelo nomolégico-doductve 2 la explcacion ristorica™, 0 E. Nagel, apoyan esta visén. En fin, una posicén més, ésta de Ristoriadores, sera la que ha hablado de una scionca socal histérica» 0 shistora concia sociale (Socal Sciance His: {ory comrente de la que nan partcipado opiniones de! mundo anglosa- [én de la Social Science, Is tama Tily.D. Landes, C. Lloyd, como del ‘germarico dela historia social también, os Kocka, Wehier, Mommson, Es la posicién més corcana reaimente a la siuacion de las cioncias so ales. Todo allo sin hablar de la clometriaplenamente caractorzable como scieticistan Gademer © Haber La historiogratfa ono! mbit de as cioncias sociales 25, on fn, Ia historograia un conocimiento integrable sin disputa entre las cioncias socaies, habida cuenta de lo que es hoy la problemitica go eral do la cencia, en términos genéricos,o la de la cencia social, en termines mas especticos? Y. de ata pane, .s¢ tiene el hstriador a si ‘mismo por un eientiico soci? La verdad os, do nuevo. que un laventa rio de las respuestas nos mostraria con seguridad que éstas son, como siempre, do Una amplia versidad, Con frecuencia, aquellos que ainean la histeriogafia en ol Ambo de las cionias sociales ein mayores prec: siones expresan més bien un «wishful thinking, un hablar més oa la Fiston(ogratia que «debe sere que de a que es. La relaciin entre ol mundo de la cieneias cocialas mas formalizadas y tl dela historngratia en conerato na atravesado, sin dud, tapas distin fas. Un trabajo de Lawrence Stone ha expusso ias vcstudos més dos: tacadas de esa relacién®”. Hasta 1990, la dlvergencia entre las formas més descolants de ia teoria social la sanfarmedad del funcionalismo» ‘ice Stoney la ivostigacén hisirica {ue creciana, Pero entre los aos trinta los sotonta hubo al menos algunas cortiotes en une y otro campo que tendieron a un progresivo acercamisrto, En casi todas las oncias sociales, pore patoularmente on economia, socologta,poitica Y antopologia, se dejaron nolar las posiconos shislorcislas», miontras ‘que Ia escuela de Annales, y una parte notable dela historogratis bia nica y americana, saan al encuentro de esas cencias. Elo ha dado lu 92F. an sles utimas cuatenta afos> -Stone ascribe al comionzo de los fachents- a una «neva historas no siempre convincent, paro més fei En estos dtimos decenias también, on toda la segunda miad do! slo, fo recurso do la hstoriografia alos préstamos en métodos y concepts Cones ceadas on oas cencias sociales ha si, clertamente, const te. A pesar de allo, ojustamente por elo, la histoiograffano siempre ha ‘do considerada como una ciancia socal normalizada. Desde muy d ‘yersos puntos del especiraineiectual 2 ideolégic, se ha insstido en la conaideracion dela historiagratia como aig distin de fa cencia soca Se la ha tenide como una actividad shuman‘stica,Reraria.flostica in cluso. Pero también han exside posciones de sigro bastante contrar. Es prociso, pues, considerar estos matices més de cerca Una relacién cambiante En las posicones de certos autores y escuelas que se han ocupado de la toot soci a pertenencia de la Mistoriogratia al campo de las cian Cas sociales aparece o bien negada o bien enfocada de manera harto problomtica, Pero zobedecon estas dudas a la atibucién a la Fistor: arafia de limtaciones propias 0 es producto de los crtrios tesricas de las correntes dominantes an a teoria de las cencias sociales? ZEn qué Arado es achacable la ambigdedad de esia rolacién a los propos isto Fladores también tanto como a las posiciones de una teoria de las con ‘as sociales no menos ambigua tampoce? ‘Acerca de la considoracién de la historiogratia como cionc’a social pue den resulta signfeatvos slgunes detalles. En diversas tpos de clas caciones oficiales, supuestamente cientiicas y. en defnva, cercanas sin mas ale burecdtico a historagratia (0 ia whistoran) no aparece on tro las cionclas sociales. Catdlogos do ia UNESCO, quias 9 estusios Universes, eatslogos y ostantorias do editorials, lbrorias y bblte- 26, otc. Un conocido socislogo, Danio! Bol, on su Fecuonto do ls pro: {res0s de las ciancias sociales desde e! fn dela segunda quetra mun. dal hasta la década de los setanta no sélo no analiza la tayectora dela istorogratia io que podria sor aibubl ala falta de compotoncia 0 de: 20 do! autor. sine que asta ciscipina no os siquara mencionada entre las tales ciencae", Un decionaio, ditado en Espafa, sobre el voeabur lato do las ciancias sociales no incluye como tal ala histriografa, nla Palabra shstoria» aparece an él con sus connotaciones habituales™ Mionas Jean Pagat atirmaba como hemos visto, ue no puede hablar 59 de a existoncia do una dsciplina aulénoma dela historia -0 al menos {que era una cuestién problamatce-, sino de un anasis an el iempo de los fenémenos categorizados por las ciencias sociales. cosa on la que no dejan de eeguile ceros hstoriadores, Talcott Parsons ditingula it: damerte entre la sciencia social sistomatics y la shistoan como inves ‘igacién". ¥nofatatan otros muchos ejemplos de estas actitudes. tanto frente ala realidad dela historia on ol andi eocal comma hacia © papel de la dscipina histerogrética, implicta o explctamente mastradas. El ratamiento que de la rstariogralia hace un metodslogo ‘an conocido como Piaget es paradigmalico de la expulsén do la historiograta del smplo= de la clanca social «nomotécas, es dace, do aquera que es supuostamente capaz de expresar sus halaagos on forma de layes™ Para algunas Wraciionos intelectual inlluyentes, especialmente de of igen anglosajén, que nan nacido y se han desarclado en la praca de clencias sociales come la socilogi, la atropologiay atnoogia a pl tologia,psicologia y algunas més, el termina sciencia sociale no co. tompla en su extension la invesigacén oe la historia como una dsc ra aulénoma, Para tales tadciones orcas, la historia no 98 una ent ‘ai investigable auténomamante por una dsciplina, sino quo existe un étodo «histrico». poco mas que meramente proimina, de andisis de las aliados sociales on ol Lompo. En elves casos. lo historiogrlico so presenta como una contraucin a un determinado acervo ideolgico, @ Ia iteratura ensayistica, tal vez, a una escasamente determinada «hu: manistca», a modo camino entve al suminste de materiales sdoolsg 08 ala poitica, las wantighedados», ol peridicme o a defensa dol pa ‘wimonio Rstrco confines de exatacien naconalisa, ‘Aun cuando en la Europa continental la inluencia. tanto del marxismo como dal esructuraism y de la escusla de Annales, jugaba en favor de tuna integracén indiscutble de ia préctica hstorigrética entre las cien: ‘as sociales, on ol mundo anglosajén y especialmanto en América lin fuencia del bre de Popper sobre ol ehstoricsmos en las clencas so cialis y Ia do Talcott Parsons on la toora social funcional atistérica, ‘asi como la de la teoria Ingulstica de impronta tambign estructura, hizo que se desarrolara una corente muy destavorable en relacién con la rolovancia dele histérco para la toorfa social. So dosiacé entoncos la citerencia entre a flosofa, la historia y la clencias sociales. Bion es verdad, sin embargo, que las posicones negaivas no agotan el panorama do las dvorsas tooras 0 tlesoias do las concias sociales. Hay importantes tracciones en i investigacén social cuyo tundamento epistorolgico es el reconocmiento de a historicidad do todos ls fené- ‘menos sociales, lo eval i bien na leva a un recanocimianto inmeclato y explo de la entdac de ls ristorogratia como discplina social, si cor ‘duoe a la cotocacén do la historia como factor esencla do tod invest gacién social, que ya 9s algo. El historcisme, fa Wadicién marxista, la hermenéutic alemans, Ia vadicién webariana ola més raciente socile gla histrea, oo! estrueturacionisma do Anthony Giddons, enve ots, ‘se mueven dento de a consideracin indudable de la pertanancia de la historograja al campo de invastigacién propio de a clencia social Y¥ cabe ahadir ain una observacién més: clertas preposiones cient corflossiicas actuals en rlacién con problemas bisios del mundo fis: 0,0 dela cosmologia, apoyan con claridad la exacacion temporal-acu- ‘mulatva de ls proceses dol unwvorso, fo que equivale deci la oxen in shisléricas™. Ocuro a voces, sin ombargo, quo la historia puede Ser consideraca una realidad o dimension no reduce a otras, pao alo no lleva al recanacimiento de la necesidad de una invesigacién auténo- ‘ma. caso de K. A. Poppor hablando de la historia como ol objeto do los socilegos os un sjompio bien significative do ol En este panorama, las acttudes reysiradas ene! propio ambit historio trdico han sido también diversas siempre, como sefalaba Store, pero {2n los ahos de gran desarrollo nistoriogrfico, etre los cuenta y los Ssotonta, a tondeneia on las cortiontes dominantas fue hacia una plana, intogracion do a historografa on las ciencas sociales. Aun on medio de comtroversia, con dudas y reicencias,o gir operado en al munda histo rlogrético especialmente desde la aparicén de Annales, hizo que la rla én dela histriogratia con las ciencias sociales més consoldadas se presertara, especialmente en ol mundo francés claro est, con una. ‘ueva porspectva. En el progreso dela historiogralia on ol siglo XX. ol Contacto con les adelantos de esas otras isopinas fue, ya lo hemos d cho, dotorminante, En los afos sesenta de nussto siglo eves el incorés por analzar Ia historia (histerografia) desde esos puntos de vista que hemos seflado. Las sfisofias de la historia» quecaron desacredia- das y $0 itonté Ia casicacion de fa historiograa en algin lugar del Conjunto dels sabores sociales. Efe es el cso neatle y ccs de! lengua de Popper en ta mse del E_ Le Roy Ladurio destacé hace tempo cémo las cioncias socialos se habian convertdo en una especie de wtercera culturae entre ls ciencia ‘exacta y las humanidades, dela que se pretendia expulsar ala historia. Poro el hecho os quo =desdo los tempos do Bloch, Braudol y Labrous: se», di oste autor, se habia oparado en la historiogratia una stransor macién cientfica. El intnto, pues, de expulsaria del campo de las cn: Cas eociales no lone Tuto. No es posible conetur ura cloncia humana sinla dimensién del pasado". En el mundo anglosajon O. Landes y C. Tly enfocaron la cussion al f nal do la décaca doles sosonta desde un punto do vista distintopropug nando la pesibiidad de una historiogratia como prctica real de cioncia social an caer en los determinismas de la comet”. Para Landes y “ily la clferencia en et proceder entre un historiador inspirado onal pro codimiento de Ia ciencla social y otro de orontacén shumanista» se ma rifestaria en cuatro puntos concretos: fa aproximacin a la matoia seria respectivamente woriantada a problemas frente a esecuoncial narra ‘yaw; al método se basaria en eae de detnisian de terminas ¢ hips tosis. carficando los presupuestos y estimando los crterios de prueba ‘exponiondo sus hpétass si se puede en forma de «modelos oxplorato fiog, mianras que al humarista no slaboraria su procecimiante, no ex pictaria sus hipstesis: la pracicas motodol6gicas de uno se apoyarian ‘on la cuanificaién, puesto que 9s major modi que no medi. sian an forma alguna hay que deci que séo lo medido 2s ciencia: el umansta {85 escépica en cuanto & la posblidad de reduc @ nlmeros aspectos

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