Una recurrente falla en los sistemas de prevención y una escasa
atención a la herencia prehispánica vuelven a sumergir a este país en el agua y en el caos.
Es martes, 14 de marzo. Cerca de las cinco de la tarde, bajo un
cielo gris y amenazante, José Clemente, un adolescente de 12 años dice con convicción: "Primero es la vida, luego la madera”. Está al lado de su precaria vivienda de madera, vestido solo con un pantalón verde y unos modestos zapatos negros. La noche anterior, él y su familia tuvieron que desocuparla a la carrera, porque el río Chillón, uno de los que pasa por Lima, estaba a centímetros de inundarla. Pocos metros más allá, al menos 20 viviendas ya han sido arrasadas.
Algo similar ha ocurrido, de manera más desoladora incluso, en el
norte del país desde que a comienzos de marzo llegó el ciclón Yaku, un sistema de baja presión con gran capacidad de provocar lluvias. Este fenómeno, y la temporada de lluvias en general, han dejado hasta ahora 61 muertos, 12, 200 damnificados y 1.326 viviendas destruidas. Las pérdidas económicas han sido estimadas en 4.000 millones de dólares por el exministro de Economía Alonso Segura.
Su presencia inusual se le puede achacar a los efectos del
calentamiento global. “Las proyecciones se están cumpliendo y esto recién se inicia”, dice Liliana Miranda, coautora peruana VI Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Esas proyecciones incluían voluminosas precipitaciones en el territorio peruano.
Esta es una de las columnas débiles del sistema de prevención de
desastres en el país. Si bien en la Cancillería, el Ministerio del Ambiente y otras entidades tienen áreas encargadas de planes de reducción y adaptación (existe una Comisión Nacional de Cambio Climático desde 1993), en el discurso público y mediático hay aridez. No es un tema sexy, ni importante, ni fundamental.
“Hay cierto negacionismo”, apunta Miranda. En Punta Hermosa,
un balneario vecino a Lima, cayeron esta semana dos 'huaicos”, como se llaman en el Perú a las avalanchas de lodo y piedras. Un