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MARINA WAISMAN PON We BO UL LA ARQUITECTURA DESCENTRADA Titulo La Arquitectura Descentrada Autor Marina Waisman Directora Silvia Arango de Jaramillo Editor David Serna. Dibujos Tan Dutari ISBN de la Coleccién 958-9082-54-8 ISBN del Libro 1958-9082-85-8 ‘Bogoté - Colombia La Arquitectura Deseentrada Impreso en Colombia por Escala Jos derechos de esta obra han sido reservados conforme a la ley por Escala Ltda., er tnt en ttn ati aia lalea iia Presentacién 7 I. Punto de ruptura Un mundo post. La crisis de los fundamentos. La verdad, La razén, La historia. La crisis de los valores, i II. La universalidad como problema Espacio y lugar. Las tecnologias. El saber. Teorta / Praxis. 25 IIL Identidad La construccién de la identidad. La identidad en arquitectura. La metr6polis como tipo universal. 33 IV. Descentramientos, fragmentaciones, marginalidades Lo socio-cultural. La historia, Los modelos de sociedad. Las ideotogias. El tertitorio y la ciudad. Espacio piblico y el espacio privado. La ciudad y sus memorias. El pensa- ‘miento sobre la ciudad. Las utoptas. Las ciudades de hispanoamérica. La memoria de la ciudad. Las pérdidas de la memoria, 41 Y. La arquitectura descentrada La fragmentacién del organismo arquitect6nico, Larelacién del edificio con el entomo. Arquitectura e historia, La estructura y la tecnologfa. La relacién forma funcién. El lenguaje. Proyecto y obra. La deconsiruccién de la obra 58 VI. La marginalizacién de Ia arquitectura El saber arquitect6nico. El descentramiento del Movimiento Moderno. El medio ‘americano. En los Estados Unidos, América Latina. El encuentro. Estados Unidos. América Latina. La crisis. El panorama actual, 19 VIL. La crisis: apocalipticos o integrados La crisis como oportunidad. Critica al reduccionismo. Critica a la objetividad. Critica a Ia homogeneidad. La ciudad y su unidad perdida. La obra de arquitectura y su unidad erdida, Del pensamiento analitico al pensamiento holistico. El edificio y el entorno, ‘Un mundo limitado, 97 ‘VIIL. El Patrimonio en Ia cultura posmoderna Historicidad del concepto. Las transformaciones sociales. Los nuevos paradigmas. El tiempo y los tiempos. El tiempo hist6rico. El tiempo vivido. El tiempo informdtico. En busca de salidas. Papel del Patrimonio, 109 IX. Las dltimas preguntas PRESENTACION Silvia Arango Bogoté 1995 Iniciamos orgullosamente esta coleccién con «El Interior dela Historia», de Marina Waisman, hoy nos place poder presentar otro libro de la misma autora, en donde, en un amplio movimiento ‘que recoge as reflexiones de conferencias, ponencias y atfculs desde 1990, nos presenta un diag néstico de la situacién actual y, gentilmente, unas luces hacia adelante. Escrito en las postrimerias confusas de este milenio, La Arquitectura Descentrada hace un recuento de todo el sigho XX y del fendmeno arquitect6nico que lo acompaa: el del ciclo vital del Movimiento Moderno. E balance es indispensable para saber a que atenemnos. América Latina siente ya la respon- sabilidad de asumir su propio presente y de trazar su futuro. El siglo XX nos avasall6 con la univer- salizacién de los procesos téenicos y una irreversible adquisicin de perspectiva hist6rica. No po- «demos ya desentendernos de estos procesosglobales que «nos pasaron, A partir de ellos y en vista de ellos es que podremos pensar «lo que haremos» . Estamos obligados a pensar en el mundo hist6ricamente, desde América Latina; y este es precisamente el desaffo que se impone «La Arqui- tectura Descentrada» ‘Ante la incertidumbre respecto a la verdad, el progreso material ely el poder liberador de la raz6n, se enarbola el derecho a la diferencia y Ia alborada de un pensamiento holistico que supere el pensamiento analitco. Sin embargo, los diagndsticos son desazonadores y apuntan todos en la direccién disolucién de la unidades y las jerargufas: descentramiento cultural y del poder (“todas Jas arquitecturas son hoy marginales”), y descentramiento de la unidad urbana (despiezamiento de la ciudad.) Pero es para probar Ia fragmentacin de la disciplina arquitectnica y de la arquitectura ‘misma donde los argumentos se vuelven irefutables:distanciamiento entre forma y construcciGn, collage en vez de composicién, autonomia de la estructura independencia del lenguaje, separacién entre dibujo y organismo arquitecténico, Paralelamente, y como suavizando la desaz6n, e! libro describe las dindmicas y formas de la memoria - y del olvido -. Con intima y asumida conciencia histérica el libro apunta de manera esperanzada hacia el establecimiento de nuevas relaciones entre la arquitectura y la historia. Son procesos complejos, nuevos y miltiple, que revelan la ingenuidad e insuficiencia de las discusio- ‘es cortientes sobre el patrimonio construido. AA ler el libro se recuerda la recomendacién de Ortega: Si quieres saber qu pasa en el ‘mundo, consulta tu propio corazén”. Si bien est libro recoge reflexiones, lo que expresa@ a hora de la verdad son las intimas certidumbres, las inguietudes y esperanzas de tna persona atenta y sensible al pleamar y bajamar dela historia. Para poder hacer un “ajuste de cuentas” al siglo XX, {que result fructifero, no basta la buena voluntad. Sabemos, desde Iuego, qué otros requisitos se hecesitan: experiencia, enorme cultura, - no sélo arquitecténica- curiosidad siempre insatisfecha Por toda la fuerza renovadora del pensamiento , star al dia y conocer los arquitectos y arquitecturas {Be ne han producido en las titimas décadas, criterio para seleccionar y no dejarse arrastrar de todo Al cabo de cuatro aios de pronunciar conferencias en varios congresos, escribir algunos articulos, dctar algunos cursos, advert! que todos ellos giraban alrededor de un gran tema, esto 5, por una parte el estado actual de la arquitectura, y por otra de qué modo la afectaban las transformaciones del pensamiento que, desde nuestra especialidad, me era posible captar. ‘Me pareci6 pertinente reunir estas reflexiones en un texto tnico, que se propusiera tracar criticamente este panorama global, y aun intentar vias de salida a situaciones aparentemente terminals. Varias partes del texto que sigue, pues, han sido ya presentadas o publicadas. Mencionaré solamente algunos de los congresos y simposios en que he expuesto sobre estos temas, para agra- decer alas respectivas insttuciones el estimulo que me han proporcionado al invtarme a partci- par en ellos. Seminarias de Arqutectura Latinoamericana SAL V, Santiago de Chile, 1991. Seminario en la Universidad Javeriana, Bogotd, Colombia, 1991 XXVI Jomadas del Int. Argentino de Investigaciones en Historia de la Arquitectura, ‘Mendoza, Argentina, 1991. Institut d’Humanitats,simposio sobre “La crisis del Movimiento Moderno”, Barcelona, 1991, Semana Iberoamericana de Arquitectura, Universidad Iberoamericana, México, 1992. Simposio sobre arquitectura latinoamericana, Facultad de Arguitectura, ITESO, Guadalajara, México, 1992 Il Congreso Latinoamericano sobre cultura arquitecténica, Porto Alegre, Brasil, 1992. Seminario sobre “El reencantamiento del mundo”, Instituto de Historia y Preservacién del Patrimonio, Universidad Catdlica de Cérdoba, 1992. Encuentro de Critica, Posgrado de Teoria e Historia de la Arguitectura, Univ. Nacional de Colombia, Bogotd, 1992. SAL Vi, Caracas, Venezuela, 1993. V Conferencia Internacional sobre conservacién de Centros Hist6ricos, Unix de Aleald de Henares, Espaiia, 1993. II Congreso Iberoamericano de Arquitectura Regional, Santa Fe, Argentina, 1993. L; Punto de Ruptura Hay un tema que aparece insistentemente tanto en el pensamiento contemporineo como en Jos productos de la cultura actual yes a pérdida de un centro de referencia, acompaiado general- mente de la condicién fragmentaria de las producciones en si mismas, Pareciera que se est vivien do un periodo muy particular de la historia, en el que la palabra crisis aparece continuamente para caracterizar los més variados fendmenos. Quizés no se trate, sin embargo, de una palabra que exprese una situacin angustiosa, sin salida, sino por el contrario de un punto de patida, una plata- forma de lanzamiento para nuevos horizontes de desarrollo”. La presente crisis, por lo demés, parece coincidir con uno de esos cortes historicos que sefialan el final de un perfodo y el comienzo de otro, marcados quizésartificialmente por la coin dencia de los nimeros, cortes que parecen haber alcanzado un significado muy particular en los ‘ltimos tiempos. En el presente texto se analizarin primeramente los sintomas visibles de la crisis, para {ntentar luego una interpretacién que dé cuenta de ellos como un punto de ruptura, esto es, como signos de un profundo cambio de direccin. En efecto, varios pensadores historiégrafos han sefialado que, més importantes que las continuidades, son los quiebres, las interrupciones, los puntos de ruptura que ordenan el devenir histério. Consideran que la estructura del tiempo se organiza en base a estos puntos, antes que a los perfodos de continuidad. Las continuidades, los hilos que aparentemente recorren el tiempo anudando unos acontecimientos con otros, no son en realidad, sino construcciones historiogréfi- cas, interpretaciones del material hist6rico cargadas con los complejos materiales ideol6gicos que ccomponen la personalidad del historiador. De al que el estudio de los cortes y las escisiones apa- rezca como un punto de apoyo més seguro para la comprensién histérica. Michel Foucault y Fer- nand Braudel, entre otros, tratan este tema”, Es interesante constatar un interés paralelo en el campo de la arquitectura actual, en Ia especial consideracién que se presta a los infrsticios, a los limites y encuentros entre volimenes ‘construc, tanto en el anlisis como en los proyectos mismos™. ‘Un punto de ruptura implica el final de un periodo histérico (no importa aquf considerar si breve o extenso) y el comicnzo de otro. El cambio se expresaré con la instalaciGn de nuevos para- digmas en las ciencias, en la filosofia, en el modo mismo de organizacién del pensamiento; en el ‘eareter de las relaciones sociales y quizs hasta en las estructuras sociales mismas; enfin, en una ‘ueva concepeién del mundo y de la vida, En semejantes momentos, no es facil para el comin habitante de este mundo seguir cabal- tmente el ritmo de los cambios, y a menudo permanece a caballo entre dos perfodos -entre dos ‘mundos en realidad- experimentando obligadamente los resultados de una situacién que intema- PE heat cee Te Giiieke vl sicuiera ba eatrado 0a.eu concieacia. adificlo de Oficinas en Tres Cantos - Madrid, Espana, 1992, Andcés Perea i largamente -ya en el siglo pasado aparecen importantes seiales en pensadores hoy intensamente reestudiados, como Nietzsche- pero que ahora aparecen con bastante claridad a ls ojos del obser- vador menos avisado. Claros sintomas nos hacen comprender, aunque fuera solo de wna manera intuitiva, que el mundo al que estsbanos habituados esté dejando de exis La crisis dela racionalidad y las bisquedas de una aproximacién holistica al conocimiento, 1 predominio de Ia multiplicidad sobre la unicidad; las transformaciones de los modelos de soci- dad, el descrédito de las ideologtas politica, la creciente tensi6n entre la aldea global y las culturas, locales, el imperio de la sociedad de consumo; el creciente divorcio entre las formas del poder - econémico, tecnol6gico-y el mundo de Ia vide", y al mismo tiempo la critica a la excesiva tecno- logizacién, la ciudad informética que va reemplazando a la ciudad geogréficamente localizada; el paradigma termodinémico que susttuye al paradigma mecénico, con la consiguiente valorizacién del tiempo; tales algunos de los muchos sfntomas que nos hacen sentir la presencia de este punto de ruptura, 0, como algunos autores gustan llamar, esta catéstrofe UNMUNDO Post La conciencia de que el perfodo que estsbamos viviendo ha legado efeetivamente a su fin se ha hecho evidente en Ia calificacién, nacida primeramente en el campo de la arquitectura y trasladada luego ala cultura en general, de Posmodernismo, o Posmodernidad, aplicada a mani- festaciones culturales especificas y luego al mundo cultural en general Este prefijo pos o post indica inequivocamente que estamos después de algo, de algo que evidentemente pertenece ya al pasado, pero de lo cual no nos hemos desprendido totalmente, puesto que es el obligado punto de referencia para definit nuestra propia posicién en el tiempo hist6rico, El desencanto producido por el fracaso del proyecto moderno, el derrumbe del espicitu ‘ut6pico, han conducido a una actitud critica extrema, en la que, como dice el proverbio inglés, se ha arrojado al bebé junto con el agua del bafio. En consecuencia, la crisis del modelo moderno parece haber dejado un vacto dificil de lenar, y es con grandes limitaciones que se formulan Imultitud de seudo-proyectos, carentes de suficiente base como para alcanzar una vigencia que supere lo contingente YY as una primera observacin acerca de las denominaciones aplicadas @ nuestro periodo resulta bastante descorazonadora: un perfodo que se ealifica asf mismo de post revela la carencia de una entidad suficiente como para lograr un nombre propio, un nombre que no esté referido a aquello que se quiere negar. Parece aceptarse que la propia identidad tiene un carécter meramente ‘rico, que carece de poder afirmativo, que carece de proyecto, Su proyecto parece consistir exclu sivamente en demoler el proyecto moderno con todas sus implicancias, Esto no ha ocurrido jamais en el pasado, pues si bien desde los tiempos modernos varios Periodos histéricos se han dado a s{ mismos nombres que negaban los valores del pasado inme- diato, afirmaban al mismo tiempo el nacimiento de una nueva personalidad cultural. Serfa difi- cil imaginar a los modernos renacentistas llamandose a si mismos post-medievales, 0 alos crea- ores del Art Nouveau denomindndose post-historicistas 0 post-eclécticos. Unos y otros rene- ‘aban del pasado pero tenfan claro que estaban construyendo algo nuevo; en una palabra, tenfan in proyecto ‘éneo como en la situacién presente una crisis de los fundamentos y una erisis de los valores de la Modernidad. LA CRISIS DE LOS FUNDAMENTOS Mencionaré solo brevemente algunos de los supuestos basicos del concepto de Moderni- dad, y su transformacién, sustitucién o pérdida de validez tal como se constatan al presente. La verdad ‘La busqueda de Ia verdad ha sido, a lo largo de Ios silos, tarea esencial de las ciencias y objeto del pensamiento filossfico, y en cada oportunidad ha parecido que se descubria la verdad correspondiente a un determinado problema cientfico, una verdad que tenia valor universal. Las Verdades cientficas podian ser susttuidas, en su momento, por efecto dela critica y la investiga- cin, por un nuevo sistema, que asimismo se consideraba dotado de validez universal. A su vez, la validez universal asignada al sistema moderno de produccién y de modos de vida estaba basada, en gran parte, en el concepto de validec universal de las verdades cientficas. Pero desde hace varias décadas los cientificos, cultores de las ciencias tradicionalmente més “seguras", como la fisica o las matemiéticas, han descubierto que no existen verdades absolu- {as El principio de la incertidumbre nos quita toda posibilidad de asegurar la exactarepetibilidad de un fenémeno cualquiera, y por ende la formulacién de leyes inmutables; la relatvizacidn de las verdades matemdticas conduce ala aceptacin de la coexistencia de distntos sistemas de conoci- ‘mientos, que son validos en diferentes Ambitos (por ejemplo las geometrias). En el campo de la interpretacin del universo, el paradigma newtoniano (ya discutido des- de el siglo pasado) -un universo mecénico de funcionamiento regular, etemo, previsible- ha sido susttuido por el paradigma termodindmico, que concibe un universo histrico, un universo que tiende permanentemente ala disolucién (entropia), contrastada a su vez por formaciones ordenado- Fas, y que por tanto permanece en estado natural de desequilibrio; que ademas, lejos de girar sobre s{ mismo, tiene una direccién, lo que hace tomar en especial consideraci6n al tiempo ©. Hay tambin en esto, pues, un grado de indeterminacién que hace imposible la formulacién de verdades definitiva. Pues el tradicional conflcto entre as do culturas, a de las ciencia llamada exactas por un lado, y lade as ciencias humanisticas por el otro, ha dejado lugar, en muchos pensadores actuales, a visiones mas complejes, a “obras araigadas firmemente en las dos culturas”, segtn Prigogine, que cita a este respecto®, entre otros, a Lévi-Strauss y a Freud. Muchos cientifcos, y entre ellos principalmente el citado Prigogine, han intentado superar el problema producido por el “divorcio entre la situacidn existencial del hombre, en la cual el tiempo desempedia un papel esencial,y Ia visin intemporal, vaca, dela fisica clésia.."” (Lo parad6jico del caso, se me ocurre, es la con- clusién que deriva de lo que sefiala Luis Fernéndez-Galiano, esto es, que el mundo fisico y cos- mol6gico tiende ala degradacién del orden, en tanto que Ia tendencia a la organizacién estructural Y al orden son caracterstcas del mundo orgénico y socal: de modo que las ciencias “exactas” setian las que menos posibilidades tienen de alcanzar exacttud, en tanto que serfan las otras, las Asf, una concepeién cultural abarcadora, como la Modernidad, con pretensiones de vali- ddez universal y en consecuencia con la necesidad de una s6lida base de verdad igualmente reco- nocida como de validez universal y atemporal para sustentar sus principios, vio puesto en cues- tidn este fundamento, La razon El pensamiento racional fue tomando primacfa en el mundo occidental desde el comienzo

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