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Gregor Johann Mendel 

nació en Hyncice (Checoslovaquia, ahora República Checa) el 20 de


julio de 1822. El biólogo, matemático y fraile agustino, es considerado en el mundo científico, el
precursor de la genética moderna, por sus experimentos con plantas de guisantes y por sus
observaciones sobre las características hereditarias.
 
El pequeño Johann creció en momentos en que su país era parte del imperio austríaco. Hijo de
un campesino, tuvo dos hermanas más jóvenes, Veronika y Theresia. Durante su infancia el niño
trabajó como jardinero, pero siempre tuvo sueños de un gran futuro para sí mismo. Decidió
emprender los estudios matriculámndose en la escuela en Troppau (ahora Opava), después de lo
cual asistió durante dos años a un instituto filosófico en Olmütz (ahora Olomouc). La estancia en
la nueva ciudad fue, sin embargo, difícil: Mendel no tenía un techo, tenía poco dinero y el
problema del idioma.

En 1843 entró en el monasterio de Santo Tomás en Brunn (ahora Brno), bienvenido por los
frailes agustinos y Abbot Cyrill Napp. El monasterio privilegiaba el compromiso académico a la
oración, teniendo en cuenta el estudio como la más alta forma de oración. Mendel aprovechó la
oportunidad para dedicarse al estudio de sus temas favoritos, las matemáticas, la meteorología y
en especial la botánica. En este contexto consiguió laurearse en biología y matemáticas.

El 6 de agosto de 1847, después de cinco años, fue ordenado sacerdote, tomando el nombre
de Gregor. Dos años más tarde comenzó a trabajar como maestro en una escuela secundaria en
Znaim (ahora Znojmo); aquí intentaría varias veces pasar el examen para convertirse en profesor,
y sólo lo logró después de varios fracasos.

En 1851 Napp le da la oportunidad a Mendel de matricularse en la Universidad Imperial de


Viena. Aprovechó al máximo esta oportunidad y pronto se convirtió en asistente en el Instituto
de Física, un papel por lo general reservada para los mejores estudiantes.

Dos años más tarde conoció a Andreas von Ettingshausen y Franz Unger; su influencia fue
fundamental para los descubrimientos de Mendel. El primero le enseñó la teoría combinatoria, el
segundo lo ilustró las técnicas más avanzadas de la polinización artificial.

Después de años pasados en Viena, en julio 1853, Gregor Mendel regresó al monasterio como


profesor, principalmente de física, matemáticas y biología. Aquí desarrolló sus habilidades como
investigador y científico. Mendel también gustaba dedicarse a la meteorología, publicando
varios trabajos en este campo. Dedicado también a la huerta de la abadía, descubrió las diferentes
características de las plantas,  gracias a cuya experiencia revelaría - luego de varios años de
trabajo - los mecanismos de la herencia.

Gregor Mendel realizó experimentos cultivando plantas y analizando los resultados durante


siete largos años; las plantas de guisantes que participaron en sus experimentos fueron casi
28.000; le llevó dos años desarrollar sus resultados científicos, que condujeron a tres
generalizaciones que en el campo científico - específicamente en la genética - asumen un valor
histórico: hoy en día se las conoce como las "Leyes de la herencia de Mendel".

El concepto básico concebido es muy innovador: Mendel dedujo que la herencia es un fenómeno
debido a agentes específicos contenidos en los padres, en contra de lo que se creía hasta ese
momento. Sin embargo ni siquiera se puede hablar todavía de genética, y es impropio pensar
en Mendel como padre de esta rama de la ciencia.

Tras siete años de selección, Mendel identificó siete "líneas puras": siete variedades de guisantes
que diferían en caracteres muy visibles (forma de la semilla: lisa o arrugada, color de la semilla:
amarillo o verde, etc.). Las características de la planta de guisante fueron particularmente
adecuadas para el estudio, ya que cuentan con un sistema reproductivo simple, gracias al cual el
monje pudo polinizar a voluntad sus vegetales. Sus estudios incluyeron tal cantidad de
especímenes, dado que Mendel conocía las leyes de la probabilidad, que se manifiestan cuando a
muestra analizada es muy grande.

A principios de 1865 Mendel tuvo la oportunidad de exponer la obra de su vida a una audiencia


de alrededor de cuarenta personas, entre biólogos, químicos, botánicos y médicos; mantuvo dos
conferencias, el 8 de febrero y el 8 de marzo. Pero ninguno de los participantes fue capaz de
entender la importancia de su trabajo. Al año siguiente publicó sus resultados, haciendo imprimir
cuarenta copias que envió a los científicos más importantes del continente. La única persona que
pareció interesada en su trabajo, fue Carl Nägeli, profesor de botánica en la Universidad de
Munich, con quien permaneció en contacto durante mucho tiempo.

Mendel aplicó por primera vez las matemáticas, en particular la estadística y la teoría de la


probabilidad, al estudio de la herencia biológica. Treinta y cinco años después del
descubrimiento de las leyes de Mendel, serían el holandés Hugo de Vries, el alemán Carl
Correns y el austriaco Erich von Tschermak (después de llegar a las mismas conclusiones que
Mendel) quienes reconocerían sus méritos. Es así como el trabajo de Mendel pudo conseguir un
merecido lugar en la historia de la ciencia, sólo en el año 1900.

En los últimos años de su vida, Mendel estaba amargado por sus fracasos personales y


profesionales, puesto que ya no era capaz de reproducir la misma relación estadística con otras
plantas, sin embargo, no perdió su humor.

Investido como abad, debió emplear toda su energía en una dura lucha contra el gobierno
austriaco que, para reducir las dificultades financieras, había promulgado una ley que imponía
altos impuestos a los monasterios. A causa de su negativa a pagar impuestos, el gobierno se
aseguró de que Mendel fuera aisaldo gradualmente.

Gregor Mendel murió en Brno por nefritis aguda - llamada la enfermedad de Bright - el 6 de


enero de 1884, a la edad de 61 años.

La ciencia de la herencia recibió el nombre de genética en 1906 gracias a William Bateson; el


término "gen" fue introducido aún más tarde, en 1909, por Wilhem Johansen.

A principios del siglo XX, con el redescubrimiento de las teorías de Mendel, que se
correlacionan en cierta medida con la hipótesis de la evolución de Charles Darwin; se llega así al
nacimiento de la "síntesis moderna", la teoría de la evolución más influyente, que permanecerá
en boga hasta los años setenta. Esta teoría postula la selección gradual de los especímenes más
favorables, a la luz de las teorías genéticas, siguiendo una adaptación de las especies al medio
ambiente.

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