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canto 21

Telémaco prueba primero, y tres veces no puede disparar.

Varios pretendientes también fallan.

Después de que le juran lealtad, les ordena que le den el arco y cierren la puerta cuando llegue el
momento.

De vuelta en la sala, Eurímaco falla con el arco, y Antínoo sugiere que pospongan el concurso,
hagan un sacrificio a Apolo, dios de los arqueros, al día siguiente, y vuelvan a intentarlo.Ulises pide
probar el arco, pero Antínoo lo amenaza para que no lo haga.

Penélope insiste en que se le permita la oportunidad al mendigo.

Si tiene éxito, ella le dará ropa y otros regalos.

Telémaco la envía a su habitación y luego le ordena a Eumeo que le dé el arco a Ulises.

La puerta, y también la salida al patio, están cerradas.

Ulises examina el arco mientras los pretendientes se burlan de él.

canto 22

Tras pasar la prueba con éxito, Ulises se para en la puerta y mata a Antínoo con una flecha en la
garganta.

Los pretendientes buscan armas en las paredes, pero no hay ninguna.

Prometen muerte en honor a Ulises, pero él revela su identidad y clama venganza.

Agrega que si Ulises los deja vivir, pagarán lo que gastaron.

Ulises rechaza la oferta con ira, y Eurímaco les pide a los pretendientes que saquen sus espadas y
luchen.

Mientras Ulises mantiene a los pretendientes a raya consu arco, Telémaco recupera las armas y las
armaduras de la habitación donde las había guardado, y se las entrega a su padre, a Eumeo y a
Filetio.

Melantio se escapa al almacén y regresa con armas y armaduras para los pretendientes.

Los pretendientes amenazan con matar a Mentor si se une a la pelea, pero Atenea, aunque está
del lado de Ulises, no se une inmediatamente a la acción: quiere que Ulises y Telémaco
demuestren su valía primero.

Ulises no cree en sus afirmaciones y lo decapita.

Femio, el aedo, también pide misericordia, y Telémaco se la concede, tanto a él como a Medonte,
su heraldo.

Con los pretendientes muertos, Ulises le pregunta a Euriclea, la vieja ama, qué mujeres fueron
desleales en su casa.
Doce lo fueron, responde ella, y Ulises las hace limpiar el cuarto sangriento antes de que sean
ahorcadas afuera.

Ulises ordena que la habitación sea purificada con fuego y azufre, y llora cuando todos sus leales
sirvientes lo abrazan.

canto 23

Euriclea despierta a Penélope y le cuenta sobre el regreso de Ulises y su victoria sobre los
pretendientes.

Finalmente, baja las escaleras y observa a Ulises en silencio y desde lejos, sin saber realmente si es
él.

Quiere probarlo con señales secretas que solo ellos conocen.

Telémaco y los demás organizan una falsa celebración.

Penélope mantiene su actitud neutral hacia Ulises y le pide a Euriclea que prepare su cama fuera
del dormitorio de ella.

Su reconocimiento del mueble es una prueba de que él es de verdad Ulises, y Penélope lo abraza y
le pide perdón por sus sospechas.

Ulises llora y abraza a su esposa.

Luego colocará el remo allí y haráun sacrificio a Poseidón, regresará a casa y hará más sacrificios
para todos los dioses.

Por la mañana, Ulises le dice a Penélope que debe visitar a su padre.

Tiene miedo de que se corra la voz sobre los eventos de ayer, por lo que le indica que lleve a sus
siervas al piso superior y que no tenga ningún contacto con el exterior.

canto 24

Hermes lleva a los pretendientes, que chillan como murciélagos, al Hades, donde se encuentran
con los fantasmas de Aquiles y Agamenón.

Mientras tanto, Ulises y su tropa llegan a la morada de Laertes.

Ulises encuentra a su frágil y anciano padre atendiendo su viña.

Pero la pena de Laertes lo obliga a revelarse, demostrando su identidad a través de su cicatriz y su


conocimiento de los árboles del viñedo.

Se abrazan y entran juntos a la mansión a comer, uniéndose a los otros, incluido el viejo sirviente
Dolio, padre de los traidores Melanto y Melantio.

Ulises le cuenta a su padre de su victoria sobre los pretendientes.

De vuelta en la ciudad, se corre el rumor de la derrota de los pretendientes.


La mitad, liderada por Eupites, padre de Antínoo, quiere vengarse por la muerte de sus hijos,
mientras que la otra mitad se da cuenta de que había un dios del lado de Ulises, y argumentan que
sus hijos merecían el destino que tuvieron.

Eupites incita al primer grupo a vengarse y se dirigen a la mansión de Laertes, pero Atenea,
disfrazada de Mentor, incita a Laertes a atacar a Eupites con su lanza.

Ulises y sus compañeros comienzan a matar a los demás, pero Atenea los detiene y declara una
tregua entre las partes en conflicto.

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