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Roletin del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilie Ravignani” ‘Tercera serie, aims. 16 ¥ 17, 2 semestre de 1997 y 1" de 1998 LAS MIGRACIONES INTERNAS A LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, 1744-1810 Marisa M. Diaz* [...]1a multitud de pobres pordioseros que tiene observado hay en la ciudad, forasteros y venidos de las provincias de arriba, y que la mayor parte no son més que holgazanes, que han tomado este modo de vida para no trabajar y ganan el sustento sin esta pensién pudiéndose con verdad decir de ellos que son le polilla de los pueblos {...| no puede menos el Sindico Procurador de suplicar reiteradamente se publique también por bando fara que ella misma destruya la ociosidad con que muchos se dedican a mendigar la fimosna para no trabajar, o al menos para que sea freno de que de las Provincias de arriba no venga en adelante ninguno a solicitarla a esta ciudad, que cada una cuide dela sub- sistencia y destino de sus pobres, y que salgan a sus domicilios los muchos que en Ia actualidad hay quitando el sustento a los, patricios [...] El Procurador Sindico General de la capital al Virrey. Buenos Aires, 5 de noviembre de 1791! El estudio de las migraciones constituye una nueva perspectiva para el andlisis de la sociedad colonial. Esta tendencia, que se ha venido desarrollando desde mediados de la década pasada, demuestra que la movilidad espacial representé un elemento impor- tante en la conformacién de las sociedades americanas a Io largo de todo el perfodo colonial, con implicancias en la produccién, en la mano de obra, en la apropiacién y Gistribucién de tierras, en el poblamiento y puesta en produccién de otras, en el mer- cado, ea las polfticas fiscales, en la formacién y crecimiento de las ciudades, etcétera.? * CONICET/PRONAL - Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani™ Archivo General de la Naciéa (AGN), Sala Ix, 37-1-6, Tribunales, leg. 116, exp. 33. Cursiva nuestra, 2B principal libro sobre Ia temiética es la compilacién de David Robinson, Migration in Colontal Spanish America, Cambridge, Cambridge University Press, 1990. Nicolés Sanchez Albonoz, PoBlacién y Asimismo, se vincula las migraciones con las respuestas de actores individuales y co- lectivos frente a los distintos desafios del regimen colonial.* Si bien la bibliografia se ha referido en su mayor parte al drea andina y 4 la que comprendié el Virreinato de Nueva Espafia, el Rio de la Plata no ha permanezido del todo ajeno al desarrollo de los estudios sobre esta tematica. Los trabajos sociodemo- grificos sobre el drea de la campafia bonaerense, que abordan el andlisis de la mo’ lidad espacial y el origen de los habitantes rurales, constituyen un aspecto novedoso dentro de una serie de estudios que se han venido realizando, donde se ha manejado la hipotesis de una fuerte presencia de producci6n campesina, en el contexto del pro- ceso de ocupacién de tierras y de expansién de la frontera agraria.* Si la campafia bonaerense fue protagonista de un asombroso poblamiento entre 1744 y 1810, no menos vertiginoso fue el aumento demografico de la ciudad de Bue- nos Aires, Durante este perfodo, el ntimero de habitantes se quintuplicd, constituyen- do la ciudad de més ripido crecimiento en Hispanoamérica durante la tltima etapa de periodo colonial.® Se ha catculado que su tasa de crecimiento anual fue. en estos afios, de un promedio de 2,2%.° Este incremento acelerado se debié fundamental- mente al aporte migratorio, tanto de contingentes de esclavos como de europeos y de individuos provenientes del interior, lo que puede explicarse por las transformacio- nes operadas hacia fines del siglo xv, la liberalizacién del comercio y la importan- cia brindada a Buenos Aires como capital del recicnte virreinato. Esto constituy6, sin duda, una inycccién de riqueza y de vida, lo que se advirtié efectivamente en el cs- pacio urban,” ‘mano de obra en América Latina, Madrid, Alianza, 1985. Enrique Tarsleter. Coucvidn y mercado. Lar mi nerta de ta plata en et Potost catoniat, 1692-1826, Buenos Aires, Sudamericana, 1992, Jeftrey Cote, “Vi ceregal Persistence versus Indian Mobility: The impact of the Duque de la Palata’s Reform Program on Alto Pert, 1681-1692", en Latin American Research Review, vol, 19, adim. 1, 1984. Nancy Farts, Lt 0 ciedad maya bajo el dominio colontat, Madrid, Alianza, 1992. Karen Powers, Andean Journeys. Migra- tion, Ethaogenesis and the State in Colonial Quito, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1995. Ann Wightman, Indigenous migration and social change. The forasterus de Cusco. 1870-1720, Duke Uni- versity Press, 1990, Ann Zulawski, Migration and Labor in Seventeenth Centary Alto Per, Tesis doctoral inédita, Columbia University, 1985, * Ofivia Harts, Brooke Larson y Enrique Tandeter, La participacin indigena en lov mercados suran- dinos. Estrategias y reproduccion social. Sighos XV a XX, La Plata, CERES, 1987, Daniel Santamazia, Hacer dados y campesinos en ¢l Ato Pera colonial, Cuademos de Simin Rodriguez, nim. 8, Buenos Anes, Bios, 4 Cr. los trabajos incluidos en la compilacidn de Juan Carlos Garavaglia y José Luis Moreno (comps.), Poblacién, sociedad, familia y migraciones en el espacio rioplatense. Siglos XVI y XIX, Buenos Aires, Can- taro, 1993, Judith Farberman, Migrantes y soldadas, Los pueblos de indios de Santiago del Estero en 1786 y 1813, Cuadernos del Instituto Ravignani nim. 4, Buenos Aires, Facultad de Filosofia y Letras-UibA, 1992, 5 Lyman Johnson y Susan Socolow. “Poblacién y espacio en ef Buenos Aires del siglo vit", en De. sarratio Econdmico, vol, 20, nim. 79, Buenos Aires, 1980. * Susan Socolow, “Buenos Aires en tiempo de la independencia”, en Stanley Ross y Thomas Me. Gann (editores), Buenos Aires, 400 anus, México, Instituto Panamericano de Geografia ¢ Historia, 1985, 7 José Luis Romero y Luis Alberto Romero, Buenos Aires: Historia de cuatro siglas, vol. 1, Bue- ros Aires, abril de1983. José Luis Moreno, “La vida social. Espaiioles y criollos”, en José Luis Romero y Luis Alberto Romero, Buenos Aires: Historia. A pesar de que la bibliograffa sobre la poblacién de la ciudad dio cuenta de la im- portancia de las migraciones y sus eventuales efectos en el crecimiento demogrifico. el problema no ha sido abordado. En su articulo “Estimaciones de la poblacin de Buenos Aires en 1744, 1778 y 1810", Lyman Johnson afirmaba que, aunque la inmi- gracién era la causa principal para el crecimiento demogréfico portefio, hasta el mo- mento no habia sido posible la medicién del fendmeno, tanto en ef nimero de migrantes como en las tasas de inmigracién.$ Sin duda, el inconveniente mas importante se relaciona con las fuentes para ana- lizar las migraciones. Los documentos tradicionalmente privilegiados para los estu- dios demogréficos, los padrones, han demosirado necesitar otras fuentes que los complementen, especialmente en lo relativo a ciertas categorias de informacién como son ka ocupacién, clase (etnia) y origen, que en la mayoria de los individuos no apa- recen especificadas. Los archivos parroquiales, a su vez, no habfan sido casi utiliza- dos, aunque hoy sabemos que pueden permitirnos una aproximacién a la cuestién de la presencia de personas de distintos origenes en el mercado matrimonial. Como sefialéramos mds arriba, los padrones no han ayudado mucho a estudiar las migraciones a una ciudad que crecia en funcién de ese mismo fenémeno. Tal vez por esa razén este aspecto del crecimiento no habia despertado el interés de demégrafos ¢ historiadores. En efecto, los datos de 1744 y 1810 no parecen muy alentadores, ya que de un alto porcentaje de individuos en ambos padrones se desconoce su origen geografico (79,5 % en 1744 y 56,6% en 1810). CUAnRO I. Procedencia de los habitantes de Buenos Aires segtin los padrones de 1744 y 1810 ; 1744 1310 Procedencia an % mim. % Nativos de Buenos Aires 697 10.2 5.766 18,5 Espafia 253 37 2.290 73 Portugal y colonias 40 06 283 09 Europa y América del Norte 64 09 385 12 Americanos 345 50 4.827 154 Ignorada 3.434 79,5 17.695 56.6 Torat. 6.833 100.0 31.243 100.0 NOTA: son cifras segiin aparecen en ios padrones, sin agregados de estimaciones. Por tal razén puede haber diferencias con la bibliografia sobre el tema. FUENTES: Blaboracién propia a partir de: Registro Estadisnico del Estado de Buenos Aires. Ao 1856. do. tomo; Registro Estadistico del Estado de Buenos Aires. Aiio 1858. ler. tomo. César Gar- cia Belsunce, Buenos Aires 1810-1830, Su gente, Buenos Aires, Emecé, 1976; Emilio Revignani, Documentos para la Historia Argentina, tomo x. Facultad de Filosofia y Letras-UBA. 1919. * Lyman Johnson, “Estimaciones de la poblacién de Buenos Aires en 1744, 1778 y 1810", en De- sarrollo Econdmico, vol. 16, nim, 68, p. 112. A pesar de Jas limitaciones que presentan las fuentes censales, nos permiten especu- lar sobre e! origen de ese importante nimero de habitantes portefios, en funcidn de otros indicadores como la etnia y la condicién (cf. cuadro 2). Si mitamos con més de- talle esa misma poblacién cuyo origen geografico es ignorado, nuestro desconoci- miento es en parte mitigado. Podemos saber que un porcentaje apreciable de este grupo eran esclavos, por Jo que no era extraordinario que no se consignara de dénde provenfan, Notemos que el Africa y demas lugares de donde provenfa la mano de obra esclava no eran mencionados (cuadro 1). Es posible pensar que la migracién de esclavos haya aumentado hacia 1810, dado que la presencia de este grupo se incre- menté de 27,4% a 47,2% (cf. cuadro 2). De esta forma, la llegada de esclavos habria contribuido al crecimiento demogréfico de la ciudad de Buenos Aires CuapRo 2. Composicién por etnia y condicién de la poblacién de origen ignorado. Buenos Aires, 1744 y 1810 (en nitmeros absolutos y en porcentajes} 1244 1810 Libres Esctavos Total Libres Esclavos Total nim % nim —%o mien iim. % _ntim, % im. % Blancos 2.854 52.5 > + 2884 525 3.666 120 - = $666 32,0 ‘Negros! Mulatos AGT 861490 2741957 360 74} 42-7610 430 8353 47.2 Indios! Mestizos 452,83 - 452 89 20612 ee 206 12 Ignorado 1713, - im 3] 3470 19.6 > + 3470 19.6 ‘oral. 3944726 1490 274 5.434 100.0 10.085 57.0 7.610 43.0 17695 100.0 Fuentes: fdem cuadro | Otro aspecto que debe ser considerado es la variacién que se presenta en Ja distribu- cién de las caracteristicas étnicas del resto de la poblacién entre 1744 y 1810. Mien- tras que de una pequefia proporcién de individuos no se consignan las caracterfsticas étnicas (3,1%), el porcentaje aumenta hacia 1810 (19,6%) (ef, cuadro 2). Bs decir que se incrementa la indefinicidn al tiempo que disminuye la presencia tanto de blancos, como de indios y mestizos. Es posible, entonces, que en 1744 un grupo importante de los indios y mestizos fuesen migrantes del Interior, ambit cuyos habitantes eran en gran parte indfgenas Hacia 1810, la sensible disminucién del grupo tal vez se deba a un proceso de blan- queamiento, fenémeno que habria afectado particularmente a los migrantes” % Tuli Halperin Donghi, Revolucion y guerra, Formacién de una elite dirigente en la Argentina criolia, México, Siglo Xx1, 1979, p. 53. 10 Estas ideas son en parte confirmadas por el ntimero creciente de migrantes que consignan los mismos padrones (cf. cuadro 1), si bien somos conscientes de que se trata de una porcién minoritaria de la poblacién censada. Sin embargo, el auxilio de las actas de matrimonio nos permitira complementar esta imagen dada por los padro- nes, tanto en términos de presencia de migrantes en la poblacién total, como de al- gunas de sus caracter(sticas, como etnia y lugares de origen La posibilidad de contar con registros de matrimonio es lo que le otorga mas so- lide7 al estudio de las migraciones, ya que permiten controlar la informacién sumi- nistrada por las otras fuentes. En nuestro caso, pudimos comprobar el aumento de las migraciones (cf. cuadros | y 2, gréfico 3). Cabe sefialar que, si bien sabemos que el ntimero de cényuges no representa exac- tamente el ndmero de migrantes en una parroquia, particularmente si pensamos en aquellos que no se casaban o quienes migraban en familia, en demografia historica tradicionalmente se utiliza la informacién de los origenes de los contrayentes de las actas matrimoniales, como un indicador aproximado de la presencia de migrantes en una jurisdiccién dada. En el caso de Buenos Aires, los registros de matrimonio son una fuente casi inex- plorada, aunque su calidad sea relativamente buena y no presenten lagunas demasia- do significativas. Las limitaciones que podria presentar la carencia de datos en algunos afios se reduce en parte al analizar los porcentajes quinquenales. Hemos uti- lizado fa totalidad de las actas de matrimonio de todas las parroquias, durante el pe- réodo transcurrido entre los padrones de 1744 y 1810, recordando que en 1769 se crearon parroquias nuevas, en los margenes de la ciudad (cf. cuadro 3). ‘Aunque se sabe que una cantidad de uniones se formaban sin intervencién de la Iglesia, especialmente en los grupos sociales mds bajos,!9 las actas de matrimonio constituyen una fuente sélida para este trabajo sobre las migraciones. Nos estaria dando la idea de un minimo de migrantes en la ciudad, a los que habria que sumar aquellos que convivian pero no regularizaban la situacién, y a quienes habrfan con- trafdo nupcias en su lugar de origen 0 en camino a Buenos Aires. En el mismo sen- ido, debe considerarse la proporcién de contrayentes cuyo origen geogréfico se desconoce (cf. gréfico 1), que disminuye en forma muy pronunciada hacia fines del perfodo. Es decir, la ignorancia de los orfgenes de una parte de los contrayentes no invalida la afirmacién del peso de los migrantes entre los de origen conocido (cf. grafico 1). ™ Ricardo Cicerchia, “Ideologias familiares, estrategias femeninas y justicia en el Buenos Aires tra- dicional”, mimeo, 1994, AL LAS MIGRACIONES A BUENOS AIRES SEGUN LAS ACTAS DB MATRIMONIO Se desprende. entonces, del andlisis de los padrones que en 1744 un minimo de 5% de la poblacién de la ciudad eran migrantes internos, es decir, individuos que prove- nian del interior del Virreinato del Perd y otras colonias espafiolas; mientras que en 1810 esa proporcién habia aumentado a un 15,4%!! (cf, cuadro 1), En tanto la imagen que aportan estos recuentos es estdtica, no podemos saber c6- mo y en qué medida estas personas arribaban a la ciudad. Los registros de matrimo- nios ayudan a vislumbrar el fendmeno. Entre 1744 y 1810, llegaron y contrajeron matrimonio en la ciudad un nimero creciente de individuos, hombres y mujeres, que representaron, en cl total de eényu- ges, una proporcin importante y en aumento: de sélo un par de contrayentes a cer- ca de dos centenares on 1810. En términos relativos, significaban un porcentaje de consortes que fluctuaba entre el 5 y el 15%, pero que, a partir de la década de 1790 se elevé y estabilizd entre el 20 y cl 30% (cf. grafico 1). GRAFICO 1. Matrimonios segun origen. Buenos Aires, 1744-1810 1750 1760 1770 1780) 1790) (800 1810, a= Migeantes == Nomignmics ves. Origen deseomacidn Si comparamos las curvas de los esposos y esposas migrantes con la del total de la po- blacidn de Buenos Aires resulta evidente que el aumento del numero de migrantes acompafiaba el ineremento del conjunto de la poblacién de la ciudad. Es posible asociar "En esta ciffa estin incluidos los americanos y ptrictos que Garcia Belsunce supone provenian det Virreinato y actual territorio argentino, César Garcia Belsunce, Buenos Aires, 1810-1830. Su genie, Buenos Aires, Emeoé, 1976 12 la acentuacién del ritmo de crecimiento de fa poblacién con el aumento del ntimero de migrantes internos, especialmente hacia el final del periodo en estudio (ef. griifieo 2). GRAFICO 2, Esposas y esposas migrantes ¥ poblacién total. Buenos Aires, 1744-1810 s g ‘Numero de habiantes 1750 1760) 10 1780) 1790 1800 glo + + + Esposas migrantes —— Tisposos migrantes = Poblacisn total La proporcién de cényuges migrantes variaba sustancialmente en las distintas parro- quias, y fue particularmente mayor en aquellas que se ubicaban en los margenes de Ja ciudad.!? Mientras existieron en la ciudad s6lo dos parroquias, la Catedral y San Nicolds, la proporcién de cényuges migrantes era mas elevada en esta titima, en la periferia A partir de la creacién de las patroquias nuevas, la mayor presencia de migrantes en éstas es evidente (cf, cuadro 3). Los datos comprueban la idea difundida del crecimiento de fa ciudad de Buenos Ai- res hacia los arrabales, asi como el aumento de la densidad en cl centro. En la Catedral y Concepcidn contraian matrimonio porcentualmente menos migrantes que en las de- tas parroquias, las nuevas y San Nicolds. El asentamiento de recién llegados en la pe- riferia ayuda a explicar la expansiGn de las zonas publadas hacia el oeste (Monserrat y La Piedad), y hacia et norte (San Nicolds y Socorro). Hacia el sur, donde se habia afir- mado crecfa la ciudad, especialmente a causa de la presencia del Riachuclo, la parro- quia de la Concepcion fue escenario, hacia el final det perfodo, de un pronunciado aumento de la presencia de migrantes entre los contrayentes. Se sabe que en kr zona central se localizaban la burocracia, liss eclesidsticos y los comerviantes, en tante en los "2 La Catedral fue la parroquia ubicada en el centro, La de la Convepcidn se encontraba tambign so- bre el rio, al sur de aquella, en tanto San Nicolds se ubicaba hacta ¢! interior, al este de la Catedral. En 1764, se crearon otras tres parroquias, en fas margenes; de sur a norte: Monserrat, La Piedad y Socorro. 13 (alast-aH9) seq sownig, So] ap solueg sof op orsuisnsar ap eIsa/8] “zeITHUEY EUOISIH ap onu: “orMOWNLNEYY ap seIay sey ap ansed e midoud ugtoBIOgeTg “ALNAN OF LOY GUE % COT tL GRE GOL KET Re LITER ELL EL ee OE TOR FZ «99 OG HELLO WE 89 ER BL _O1BI-SORT ME GOR SS HST SF HEE ES THE 8D HOT GL ORL eS EE BF WOE TH LIE TS GLE Ip WHE cr OT 19 p08T-08T por OR SOE He Her ce Or Se OM Lh ese BS ee Ts OW LI SUIT 86 OF SIE ty 66LI-SOLI % OL OM TE CHET LOL FM cee Se PH OF SIE LZ OMT 6 BSP O% IZ SLE IY p6Lt-O6LI se sy oer HG sk oe 8 fie er Tee BRL 6 BI #6 St we Pe oRLI-SELT te oF SEL CHD OMG ce 8 ot 08 Loe Hose TL oe RE pRLT-ORLT os srl ee 6 SI se GST Ol 9% CLOTS 6 Se 8 OH 9 HUET SLL 901 19 oa ce Color LaOE es L SOL ON Veh TL $9 et $6 oF pLET-OLLI Ye 6e ostr e9 1 Sst oc Teo oR Sh eR ee BBLIS9LI oa as eer core wncl RG Cel 99 LR ey pOLT-oMLt woe emotes ut SW 9 $9 6 OWE LE SEL IZ BSLIssLt oe bre 61 cet oc Ore 92 ger 9 psct-oser u Ost 98S BrLI-PhLT ae aN a 7H Ta SB]DIOL 0440205 SDJOIIN) UPS IoLasuopy Poparg OF uopdaauoy ppupaw> souy “sombouind upSas saiuns8uu sosodso x svsadsa ap afonuasung “¢ o1a¥aD OIST PELE ‘Sealy Souang 14 barrios suburbanos residfan fundamentalmente artesanvs y trabajadores menos o no es- pecializados."* Johnson, ademas, sostiene que, segin registros oficiales, un gran por- centaje de los trabajadores vivia cn la periferia, en terrenos sin propicario 0 desocupados, en ranchos, a la manera de Jas villas de la moderna Buenos Aires. Era ésa la forma més accesible de vivienda urbana para los pobres. Aclara, asimismo, que es- tas barriadas suburbanas no fueron censadas minuciosamente en Ta época colonial."* La informacién que brindan las actas de matrimonio seria coherente con esta hipsiesis. HOMBRES Y MUJERES MIGRANTES: Tradicionalmente, el fenémeno de la migracién femenina a ta ciudad de Buenos Ai- res fue opacado por el indice de masculinidad de Ia ciudad. Se ha calculado que en 1744, dicho indice era de 112, y en 1810 de 108.'S GRrAnico 3. Porcentaje de esposos y esposas migrantes. Buenos Aires, 1744-1810 2s » 149) T5559) 1765-69) 1775-19 1785-89 T9899) MH Esposas migrames —]Fsposas migrantes Segtin las actas de matrimonio, hacia el comienzo del perfodo, la mayor parte de los migrantes eran hombres. Cuando la migracién decae generalizadamente en tedlas las parroquias, a comienzos de la década de 1760, los porcentajes de esposos y esposas provenientes del interior comienzan a ser mds parejos, aunque la migracién masculi- na continuaba siendo mds numerosa que la femenina. Cuando las migraciones au- mentaron, hacia 1790, el porcentaje de mujeres migrantes supera al de hombres durante una década (cf. graficos 2 y 3). 18 Johnson y Socolow, “Poblacién y espacio....", p. 118. 4 Lyman Johnson, “La historia de precios de Buenos Aires durante el perfodo virreinal”, en Lyman Johnson y Enrique Tandeter, Ecnumias coloniales. Precios y sularios en América Lavina, siglo xvi, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econémica, 1992, p. 175. 15 Johnson y Socolow, “Poblacién y espacio...". p. 334. No todas Jas parroquias recib/an la misma proporcién de hombres y mujeres migrantes. La Catedral y San Nicolds fueron fas areas donde durante varios quin- quenios las cényuges migrantes superaron numéricamente a los hombres. Parece haber existido una diferencia en el asentamiento en la ciudad de hombres y muje- res. Mientras que los migrantes eran mds numerosos en las parroquias nuevas, es posible encontrar mas mujeres en las parroquias del centro de la ciudad en expan- sidn (cf. cuadro 3). Si tenemos en cuenta las diferencias sociales en la organizacisn del espacio, po- drfamos conjeturar que al menos una parte de estas mujeres constituirfan miembros del servicio doméstico en las casas de los grupos sociales mas pudientes que residian en el centro, Sin embargo, esta hipstesis debe ser confrontada con otros indicadores, como el origen, la etnia o la ocupacién. LOS ORIGENES DE LOS MIGRANTES: Segiin los padrones de la ciudad, los varones migrantes provenian en primer lugar de Paraguay, luego de Cuyo y Cordoba, y, en menor medida, del Peri y Alto Perti. Ha- cia 1810, los llegados de la Banda Oriental comenzaban a ser numerosos. Los cen- 0s muestran, entonces, que las principales dreas expulsoras coinciden con las que habia sefialado Halperin Donghi en su andlisis sobre el espacio rioplatense a fines del periodo colonial.'® Asimismo, si tomamos en cuenta, en los distintos trabajos sobre el tema, los lugares de origen de los individuos arribados a la campafia bonaerense, notamos que, por el contrarie, Santiago de! Estero y Tucumdn no contribucan con un elevado ntimero de migrantes a la ciudad (cf. cuadro 4). Las mujeres migrantes, en tanto, provenfan fundamentalmente de Cérdoba y Santa Fe, y en menor medida de Paraguay, Cuyo, Tucumén y Santiago del Estero. Segin el pa- drén de 1810, aumentaron especialmente las mujeres provenientes de la campaiia y la Banda Oriental. El crecimiento pronunciado de migrantes desde la campafia podria de- berse, en parte, a la forma de registrar el dato de origen por parte de los empadronadores, por lo que podria ser posible que en 1744 se hubiese englobado dentro de Buenos Aires algunas localidades mas cercanas a la ciudad. De todas formas, consideramos que el au- mento de migrantes desde el hinterland portefio es evidente, a juzgar por el alto porcen- taje de mujeres provenientes de la otra Banda. Es decir: un mejor registro pudo acompafiar una clara afluencia de migrantes desde las dreas adyacentes a la ciudad. Pudimos controntar estas imagenes oftecidas por los padrones con los origenes de los migrantes internos consignados en las actas matrimoniales, los que, en gene- ral, confirman estas impresiones (cf. cuadros 4 y 5) '6 Halperin Donghi, Revolucidin y guerra 16 CUADRO 4, Origen de los migrantes, segtin los padrones. Buenos Aires, 1744-1810 74d 1779 1810 Verones, Mujeres Varones Mujeres Virones Mujeres nine tie % % Sama Fe 2 47 7 195% OTR WY 162 HT tL Cordoba, 52 24 2 WI ORDO SH 289 Campatia 0 00 6 Oo 1 03 4 34 2 MM 76 Paraguay 7 2 10 1S AR 41S SA BD 1D Per » Nd 3 34 2 S80 0 6H BD Cuyo, M0172) 12 RRL TAS SS 18S ID Tucumin Is 89 10 ELS 03700 7 60) 4S 4B Oras colonias 1 04 0 00 S ld 0 00 @ 11 0 00 S. det Estero 1B 5t 9 103 19 42 2 L? 2% 30 2 09 RiojwCatamarca 92 12 0 1 Ld S$ 14 0 60 8 08 | 04 Banda Oriental = 9.0 DH SHB INT, BHT HAT Salta/dujuy 9 oo 102k 8 OLS Otros 9 00 0 00 0 08 9 00 3 OF 2 09 TovAL 225 100.0 871000384 100.0 117_ 100.0937 100.0224 1000 FUENTR: Elaboracién propia a partir de Ravignani, Documentos para la Historia Argentina, tomo X. AGN LX 9-7-6 y AGN, Lx 10-7-7, CuApRO 5. Origen de los migrantes, segtin las actus de matrimonio. Buenos Aires, 1744-1810 1744-1766 1767-1788 1789-1810 Varnes Mujeres Varones __ Mujeres Varones Mujeres wim % tim tim, in, iste Santa Fe 9 34 2D 19 530 22 97 69 62 BRA Cordoba 2 79° 3B 39 109 54 BY 156 LAL 179174 Campatia 9 71 20 21° $9 45 19.9224 20,2 ads Paraguay 93 MB 22 143 40,1 320-142 229200707? Pert 38 426 2 59 5 22% 42 1 Cuyo M17 19 SL 143 16 62182 RT Tucumdn 16 60 10 Is 42 8 35 Gf 58 2 Quas colonias 104 1 103) 0 00 7 06 2 02 S. del Estero 6 220 4 Ia 39 5 220 44 40 33 32 RigjvCaamaca 8 3.000 re Banda Oriental U1 41 2% 72 M ISG) 9S 86 WH 96 Salta/ujuy Hoa) 9 35 308 5 22 9 O8 Hl Lt Otros 9 00 0 00 0 09 2 09 2 02 58 OS TOTAL 267 100.0 163 100.0 357 100.0 226 10,0 1108 100.0 1027 100.0 Fuente: fdem cuadro 3. 7 Estos registros muestran mas claramente que los migrantes de las areas més cercanas a Buenos Aires iban progresivamente aumentando su participacién entre Jos migran- tes, hombres y mujeres, aunque mucho mis enfiiticamente entre estas tiltimas. Mien- tras que, en el periado 1744-1766, el 12% de los hombres y el 19% de las mujeres egaban desde la Campafa y la Banda Oriental, hacta 1810 eran el 28,3% y 53.2% respectivamente (cf. cuadro 4). Se comprueba en Buenos Aires, entonces, un fenémeno bastante extendido en América Latina colonial. En el caso de México, se cumplia el patrén de movilidad espacial segun el sexo: los hombres desde lugares mas lejanos, y las mujeres de re- giones mas proximas. ¥, ademds, el principal factor de las migraciones a la capital novohispana era Ia Hegada de individuos del campo y zonas més cercanas a la ciu- dad.'” En el caso de Buenos Aires, de todas formas, no es depreciable el caudal de individuos que provenian de regiones verdaderamente lejanas como Peri, Alto Pert, Paraguay, Salta o Jujuy. LA CLASIFICACION ETNICA DE LOS MIGRANTES: En las actas de matrimonio no se registré el dato de clase 0 calidad en la gran mayo- ria de los migrantes. En teoria, deberfan haberse Hevado libros de sacramentos sepa- radamente para blancs y negros, pero en la prictica esto no ocurrié en Bucros Aires sino esporadicamente. De esta forma, no contamos con uno de los pocos elementos para distinguir las personas blancas de las de color. Ante la ausencia de informacién, consideramos Gnicamente blancas a aquellas personas cuyos nombres estaban prece- didos por don 0 dofia, o cuyos padres lo eran, en tanto tomamos como negros, mula- tos/pardos, indios y mestizos cuando se consignaban expresamente dicha calidad. Entre las mujeres migrantes, la falta de informacién es mayor que entre los hom- bres. De las que sf poseemos datos, las blancus eran més numerosas que las mulatas ¥ que las indias y mestizas. Si pensamos que una porcién importante de las migran- (es era originaria de la campaiia, donde la poblacién era al parecer mayoritariamen- te blanca, es razonable encontrar una elevada proporcién de blancas en la ciudad. Las indigenas y mestizas provenian de Paraguay, Alto Peri, Cuyo, Tucumén, La Rioja, Catamarca, Salta, Jujuy, es decir, regiones que posefan una clevada proporcién de po- blacién india y mestiza (cf. cvadro 6). "Cf, Michael Scardaville, Crime aid urhan poor: Mexico City in the Cotunial Periad, tesis docto- ral inédita, Universidad de Florida, 1977, y Silvia Attom, The women of Mexico, 1790-1852, Stanford University Press, 1985. Juan Javier Pescador, “Inmigracion femenina, empleo y familia en una parroquia de la ciudad de México: Santa Catarina, 1775-1790", en Pilar Gonzalbo (comp.), Historia de 'a familia, México, 1993, 18 “f opens Wop] :aINAN COO VIFT HOOT FHT FL O9T OTL TCT SO FEI SOI mI TS te SO GOL FOI BT OG OST WiOL GOO! OL GOO 009 9 605 OL OWE Et 1 oo 9 00 9 61 song, rool SZ GOOLE OO'RY ZI SR OL ORE LTS UE roth 1 08 FOOD Kokag rates VOL trI GOOT TEI TRB AZ! LIS LOL Gh LODO tT OL Ol 98S 8 St prauaug vpueg, Cools OODT EER FED ZW 1 Ew o 19 Zo 0 1 excumegyefory 1 OOO! % OOO FO EER SE TIB U s 9s z 00 O 00 6 z ‘ouoisa 190 “Ss OOO Sr OOOI $6 TT SLL OL FLL Zook ko € vupminony COOL 84 OOO LEZ HHL SS FEL TLE hE a a a) 6c kn Cool % GoD se 6S EL LES IS LTS tooSr To tr oy off € 9 ped Ie] GOOT So” OBS 9 —9'ED O6Z RTE EF sor es Te ce BES Ie Aengesed Ets OOO ORL OOF SOL WZ GT SI a ose to ES FT OFT SL TSE Ob eyedure;) OOOr 1Lz Ctl 96 YL SH LL Ie Ore 02 «TH OF St BO SY q0p99 OO OFT OOD (ee gor Tse tL 9 8 L 9 9 col Of TOR TLL ag ees bane Baa ya = Sana ORE Tua saaiyy «oan sala aay Tama «Ry Say wai POL, ‘opmousy SORAAPERCHRA SOD saBayroping OLS FELT ‘Saaly souang onuowusue ap $0190 sup UnBos “uaBi40 40d SaiuDsBuU So} ap VIRUIP Up}IvIIfISPL “9 CAND 19 Los hombres registraban un porcentaje un tanto menor de casos de informacién fal- lante. Sabemos que fos indios ocupaban el primer lugar. A pesar de que ls indivi- duos provenientes de la Campafa y la Banda Oriental aumentaban progresivamente, los paraguayos, peruanos, tucumanos, cordobeses —quienes registraban una alta pro- porcién de indios y mestizos— constituyeron una parte sustancial del total de mi- grantes (cf. cuadros 4 y 5). Seguin los padrones, el porcentaje de casos de informacién faltante en la catego- ria racial es menor. La participacién de los blancos cn el conjunto de la poblacién era mayor, y, al mismo tiempo, los indios y mestizos, y pardos y negros eran minorfa Esta calificacién étnica de la poblacién de Buenos Aires, construida a través de los padrones, no incide con la impresin de los viajeros y visitantes, quienes afirmaban que mas de 2/3 de la poblacién era de color. Esto sugiere la posibilidad de que mu- chos individuos que aparecian en los padrones como blancos, eran, en realidad, par- dos y mestizos de piel mas clara.!* En este sentido, lama la atencign la escasa proporcisn de indios y mestizos, si consideramos que estos mismos padrones scfialaban la fuerte presencia en Buenos Aires de migrantes de Paraguay, Tucumén, Salta, Jujuy, Allo Pera, Pera, Santiago del Estero (sumaban el 55.3%), provenientes de sociedades con un fuerte componente indigena (cf. cuadros 4 y 5). Entre las mujeres el fenémeno era mas marcado, tal vez, porque la tendencia era cl aumento de los migrantes de fa campuiia y de la Banda Oriental. La composicién étnica de la poblacién de la campaia bonaerense descripta por J. L. Morene muestra que hacia finales del siglo xviut, ef 84,6% era blanca, y, ademas, que el componente de color era mas fuerte entre los hombres." El mismo autor sostiene que en un area de frontera donde el control administrativo y social era escaso, cabria suponer que esta alta proporcién de blancos era un tanto generosa y podia esconder situaciones de mestizaje. Los padrones y registros parroguiales presentan condiciones diferentes a la hora de estudiar las caracteristicas étnicas de la poblacion. La carencia de ciertas infor censos afecté el recuento del nimero de hahitantes.2? asf como los maciones en | datos de varios aspectos de los individuos (etnia, ocupacién, edad). Los registros pa- rroquiales, en cambio, no han sido casi estudiados, por lo que no han relevada atin sus carencias, Tal vez, Jo mas sugerente sea lo que no dicen. Al menos cn teoria, las actas debjan registrar, al efectuarse el matrimonio, cierta informaci mos, ponia de manifesto la necesidad de la Igfesia de conocer y, de In que, hoy sabe- manera, con- '* Marta Goldberg. “La poblacion negra y mulata de la ciudad de Buenos Aires, 1810-1840", en De sarrolle Econdmica, vol. 16, niin. 61, 1976. Marta Goldberg y Silvia Mallo, “La poblacién alnicana en Buenos Aires y su campatia. Formas de vida y subsistencia (1750-1850)", en Temas. Revista de ta Seec de Africa y Avia, Facultad de Filosofia y Letras-UIBA, nim. 2, 1993, ' José Luis Moreno, “Poblaciéin y sociedad en el Buenos Aires rural a fines del sigho xvuI", en Ga tavaglia y Moreno, Poblacién, sociedad, familia y migraciomes.... pp. 26 y 29, 2" Cf Johnson, “Estimaciones... 20 ‘p oupand wep] ALNIN ('0OL 6zF OWOE BFS THOR ELl TRS 106 BR BE TY 96 FTI BS w CBE 91 TOE LoF WAOL oor < oor 6E OD oS HDS ED 0 oor z gE L song, voor © ooor ee GOO S65 COD 0 I oo 0 ooo = FRE TI Aningeares Oo! 9s OOOL ER THT 6 HT HD 0 1 eee ot Pl OOS RE 's9 pS TUaUG vpuER owl 9 OOS 1 sik 9 00 oO z 00 0 0 OOS 1 OOS 8 earEUER>/eony Voor % = -#es L969 6 OO OS ESET b SOE FLT OL cuaisg p's ooo s¢ Os Gt LOS LE TEES CT OO 0 £ ROE Pl OTE wpwnony, oom ove IS 67 SES Hel TL » 61 Ss oTh Ol GEE 61 ROP SOI fn ooo cil set oF 6dr tS oS TEL 6 OO 0 OL OL eT BOT OF med goo (ss OT LL BLO Sok HW EL OSL Ph COE IZ eee 61 Ie eet Aendesed gol rz PRE 8 OS IE OST POT OL et £010 O98 9 OOS TT vuedure oul ov eer ES BOS TEE EO Love LOM rl ek OL REE ee oe eq0p393, voor ¢9 Ver sz S49 UP kL of BR ELL TET SHE 6) ORT BI 2g vues * 6 ® % % ue oa mee Soioiny «= satay = Saal Suan, «Sa —SouoIyA «Saal — “Tun, — “Saal “Sawom, ua8ug POL opmuousy SoRUSAROWU SQN OPI soounyé OISI-FELE ‘sauty souang ‘sauoupod soy was ‘uaduio sod saunas so] ap vowug uplans"fsrj) “1 O8GVND 21 trolar la unin de personas de distintos grupos sociales. $i tenemos en cuenta la im- portancia del matrimonio como un punto de partida de la reproduceién social, pare- ce notable el silencio que guarda la fuente respecto de la etnia de los conyuges. En funcion de estas carencias, pademos suponer que otro fenémeno se estaba producien- do, Es posible pensar que los numerosos grupos que provenian de regiones del Inte- rior fueran indios 0 mestizos, y que aribaban a Buenos Aires, una ciudad muy cercana a la frontera, donde la clasificacién étnica era més flexible que en otras ciu- dades de las dreas centrales de las colonias espafiolas. LAS OCUPACIONES DE LOS MIGRANTES, Se han analizado las ocupaciones que registraban los padrones sobre las personas de 15 afios y mas, aunque también se han considerado las que tenfan entre 10 y 14, y que consignaban una ocupacién, Es necesario reconocer que en este aspecto, los pa- drones no son generosos, y que una cantidad importante de personas no contienen da- tos de ocupacién. De todas formas, son los dnicos indicios que poseemos para tratar de reconstruir las actividades que desarroliaban los migrantes attibados a la ciudad, ya que los registros parroquiales no incluyen esa informacién. Entre 1744 y 1810 el porcentaje de individuos cuya ocupacién se ignora aumen- t6 hasta representar casi el 50%, aunque muestra distintos matices segiin sz trate de varones 6 mujeres. Sabemos, también, de la gran inestabilidad en e] empleo, en es- pecial en la mano de obra no calificada, durante todo el periodo colonial. Esto. po- dria estar reflejado en el gran numero de individuos que no ticnen o que no declaran trabajo?! La proporcién de personas que se dedicaban al comercio disminuy6, asi como los labradores y agricultores, en tanto la de artesanos y criados fluctué a lo largo del pe- riodo. Los peones y jornaleros constituyeron, durante todo el perfodo, una porcién significativa de la poblacién migrante.22 En los padrones, la ocupacién de las mujeres fue un dato esporddicamente regis- trado, Sélo conocemos las actividades de un grupo pequefio, dedicado a tareas no ca- lificadas y al servicio doméstico. (Cf. cuadro 8.) En el caso de los hombres, la ausencia de informacion no fue significativa en los padrones de 1744 y 1779, aunque en 1810 alcanzaba al 37,8% de los hombres. Las cocupaciones de los migrantes parecen acompafiar las circunstancias que vivia la ciu- 2" Cf. Johnson, “La histona de prec Halperin Donghi, Revolucidn y guerra..., p. 64 2 Para un andlisis de las ecupaciones en la campafa bonaerense en 1744 y 1815, ver Jost Luis Mo- reno, “La estructura social y ocupacional de la campata de Buenos Aires: un andlisis comparat.vo a través de los padrones de 1744 y 1815”, en Garavaglia y Moreno, Poblacidin 22 *p aspen wap] BINING CoOL LIZ KOOL 16 = OHDT.-—-L-—S«OHOL. «SE TOOT, 8B THOT. SB SaLOL so Fle wz ow wm Ss 6l vel OTT L SOWIDIATIS / SOpRLE rr sor est z LR 66 srl EL OEE #8 sora[eusos / souodd oo 0 zo z 00 0 wT r re t vs EL Suuormauay / sozoperqe] rl LL It OB 8 ose ele £ voz 99 soursauy 00 0 Vp RE oo 0 rT s Y t TOL §Z_—_—_saluersuaw09 soyanbag so oP sp 00 0 Lo fa nm 1 srl Of sanuero42wwe oo 0 v0 9 oo 0 90 z oo 0 ro 1 sopepuaseH oo 0 Le fr 00 0 oP ot 00 0 ro 1 sayeuorsayog / soueuoroung £06 «961 SLE LED an a) sl epes0us] % a uu % um mC “war sarap waTanA, Saal Sau, smal SauOIIA, ordi) oneT 6LL1 “oxas 4od saiups3nu ap worvdnag “g O8GVAD OISE-FPLI ‘Saary souang: ‘poupens wep] :ALNgad Lee por TT te r 00 0 ro 0 oO 60 0 vs ot oo 0 ere PTT Me tl gee vo 08 OOO stu 60 8 Lu Ot ETB vi kL 00 Oo Woz +9 TE OL ca ow 00 0 ue os stot rl 6 lt € se oo su os os 6t Le 8a! vol re ce os oe re 09 os st os os I so 4 go ¥T so 61 81 Le tee SEWIOL Ose 6 song ove 1 Aningpeaes Ssh $s prmuauO epurg 00S 6 RomMMZyeFory ESE St CHBISG BRP 'S Bae ee we % e Foor S16t 00! 07 OL OF 001 oor gr Ooo! 04. ool cor oor sar ool sZt 001 a9 00! oF woo! ae ooo zu Parry THIOL Sorapouiop Tio /souog—-inousy yon souanbog wana away Toro Y3youasay “ig j sono so1oung SOs t5 ‘uguanomy, ree sol oft, PET OF mag Sor 88 Aendemed 59 9% byeduiey rer ist ‘tqOpIgD sor is ag mies =a ppp wa) OISI-PELI ‘Sry Souang ‘soucapnd so) un¥as ‘ua8tu0 10d sawo1andnag 6 OAVAD dad de Buenos Aires. Los individuos con tareas relacionadas con los grupos altos (funcionarios, profesionales, hacendados) constituyeron, durante todo ef periodo es- tudiado, una absoluta minorfa entre los migrantes, aunque aumentaron levemerte ha- cia el final. En la época en que se realizé el padrén de 1779, la ciudad estaba experimentan- do un aumento demografico y de sus actividades mercantiles, lo que significé un in- cremento en la demanda de productos y servicios que podemos ver reflejada en las actividades de los migrantes: un aumento significative de artesanos y de servicio do- méstico. Los cambios operados cn las ocupaciones de fos migrantes en 1810 también tic- nen una correspondencia con las transformaciones sufridas en la ciudad. EI porcentaje de individuos dedicados al comercio (los mas importantes y aun fos pequeiios) disminuye. Segtin Johnson y Socolow, los comerciantes mayoristas y tam- bién Jos pequefios provenian cada vez mds de Espaia y Europa.”* En este sentido, se- ria valido pensar que las oportunidades de los migrantes de ocuparse en el comercio disminuian progresivamente. Log migrantes artesanos también disminuyeron respecto al padrén de 1779, al tiempo que el porcentaje de peones y jornaleros permanecié estable. Al parecer, ka tendencia experimentada hacia 1810 fue de aumento de Ja demanda de mano de obra. no calificada2* lo que podria explicar la mayor participacién de peones y jornaleros —cuyos salarios reales aumentaron respecto a los de los trabajadores calificados— y el incremento de individuos cuya ocupacién se desconoce. También podriamos supo- ner que desarrollaban actividades eventuales en una ciudad en permanente aumento y transformacién. De la lectura de los cuadros se desprende que existié cierto patrén de ocupacién segtin el origen geogratico. Los tres padrones muestran que los individuos provenien- tes de las dreas mas lejanas, de marcado componente ind{gena, desarrollaban activi- dades artesanales: era especialmente notable en alloperuanos, peruanos, saltefios, jujefios y, en menor medida, paraguayos y santiagueiios. Un segmento importante de cuyanos parecian dedicarse al comercio, tanto pequefios como de mayor giro. Los re- presentantes de Paraguay y Santiago del Estero eran, en una proporcién mas elevada, peones 0 jornaleros, asi como los originarios de Cordoba, de Santa Fe y de la campa- fia, de una y otra Banda. Al parecer, existia cierta fluidez en el movimiento de mano de obra entre la cam- paiia y la ciudad de Buenos Aires, aunque, segun las fuentes, no habria sido del to- do voluntaria. Hacia las Ultimas décadas del siglo xvii, el reclutamiento de trabajadores, a través de acuerdos con las autoridades de la ciudad, se daba median- te la provisiGn de “vagos y mal entretenidos” que fueran encontrados y apresados en la ciudad, aunque a veces se producfan quejas 2. Johnson y Socolow. “Poblacién y espacio. .". p. 337 2 Lyman Johnson, “Salarios, precios y costo de vido en el Buenos Aires colonial tardio”, en Boletin del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani™, Tercera Serie, nim. 2, 1990. 25 por cl poco tiempo que permanecen, consultando solo el remediarse y bolberse a las Pulperfas de esa (Buenos Aires) que es de donde han salido para venir. Un caso ilustrativo es el de la Hermandad de la Caridad, que gestionaba constante- mente el envio de peones de Buenos Aires hacia su estancia, Las Vacas, en la Banda Oriental. El Administrador de la estancia solicitaba bengan Jos peones y que no sean maolas y ya dije en otra que sicmpre que puedan no ‘mandarme santiagefos lo hagan: los ge, han probado bien aqut son los Paraguailes.°* Muchos de estos peones se asentaban en la ciudad de Buenos Aires, a juzgar por su presencia en las actas de matrimonio. LOS TESTIMONIOS DE LOS CONTEMPORANEOS Distintos personajes ¢ instituciones de la época reflejaron en sus papeles la presencia de los migrantes en la ciudad. Al mismo tiempo, muchos viajeros revelaron escaso interés por cl tema, tal vez porque aquellos eran un fenémeno comin en casi todos Jas regiones de América Latina, y también en el caso de Buenos Aires, una ciudad que fue hecha a base de migraciones, asentada en la ausencia de indios 0 poblacio- nes indigenas estables, por lo que quizds no era raro 0 excepcional, para un observa- dor, encontrar personas provenientes de los mas variados origenes. Los términos con Jos que se denominaban en estos tipos de fuentes”? a nuestros. migrantes eran variados. También podfa ser heterogénco el conjunto de personas que migraban, en tanto los habria que se trasladaban a la ciudad y se asentaban en ella de una manera més estable (los que se casaban podrfan ser comprendidos en este gru- po), pero también los que formaban un grupo més o menos flotante dentro de las c dades, tal como nos recuerda Flores Galindo en Lima —la alta movilidad dentro de la ciudad en busca de posibilidades de subsistencia—, Scardaville y Haslip Viera en México, o F. Langue en Caracas. Son especialmente los de este tiltimo conjunto los que podrian estar reflejados en las fuentes de tipo institucional como las del Cabildo, pero, al mismo tiempo, diffcilmente reflejadas en otras como recuentos regulares 0 25 Carta de J. Posadas, 31/10/1793, AGN, IX, 6-8-2, citado en Jorge Gelman, “Sobre esclavos, peo- res, gauchos y campesinos...", en Juan Carlos Garavaglia y Jorge Gelman, E! mundo rural rioplatense a ‘fines de la épocu colonial: estudios sobre produccién y mano de abra, Bucnos Aires, Biblos, 1989, p. 77. % Carta de J. Posada, 18-9-1794, AGN. Ix, 6-8-3, citada en Gelman, “Sobre esclavos, peones ..",p. 62. 27 David Robinson, “Introduction: towards a typology of migration in colonial Spanish America”, en Robinson, Migration... 26 archivos parroquiales. Las palabras que habitualmente aparecen en estos son foras- tero, vagamundo, transetinte, No siempre eran asimiladas las palabras forastero 0 vagabundo. Sin embargo, muchas veces, se las pensaba cercanas en la preocupacién por el orden publico.?® Los forasteros eran especialmente sospechosos en las ciudades coloniales. En Amé- rica Latina colonial, el origen constitufa una informacién necesaria en numerosas instancias. Segtin fuentes de distinto tipo, encontramos que, junto al nombre y el apellido, los individuos eran inquiridos acerca de su origen. Al parecer, era un an- tecedente importante en relacin con la respetabilidad del individuo dentro de la so- ciedad, sin desmedro de otra informacién como ctnia y ocupacién. En México, los migrantes estaban sobrerrepresentados en los Libros de Reos,”? pero especificamen- te dejados de lado en las instituciones de caridad. En Buenos Aires, era notetia la fuerte presencia de personas provenientes de distintos lugares del Virreinato en los juicios criminales. Las Actas del Cabildo reflejan cierta preocupacién por la afluencia y/o permanen- cia de forasteros y “vagamundos” cn la ciudad, especialmente por su interés en el or- den ptblico. Tal es asi a juzgar por el eco que suscita la “Instruccidn Provisional de las obligaciones a que los Alcaldes de Barrio deben sujetarse y aplicar su celo y es- mero pata conseguir el mejor orden y gobierno de sus respectivos distritos”,"! como consta en parrafos seguidos: Tomardn razon de las casas donde se ospeden forasteros, obligando 4 los dueios de ellas 4 que les den puntuales noticias de los que son, y sus criados, el motivo desu ve- rida, y el giro que tengan, y de que les den aviso quando se muden & otro parage 6 sal- ‘gan para su destino; y de todo dardn parte 4 éste Superior Gobierno. Pondran cuidado, 4 demas de lo prevenido sobre vagos, en que los criados 6 apren- dices de los Artesanos no esten por las calles, pulperias y esquinas ociosos del mismo modo que Jos sirvientes de todos fos demas vecinos. Cada Alcalde de Barrio matriculard todos los vecinos y habitantes de su pertenen- cia, expresando los oficios, estado, naturaleza,” edad, hijos y familia por clases. Al final de este quaderno formard la Matricula de todos los Extrangeros y sus fa- imilias existentes en su distrito con distincion de domiciliados y transcuntes, expecifi- cando sus nombres, naci6n, patria, estado, religion, nombres de sus mugeres y numero de hijos, oficio 6 destino y el objeto de permanecer en ésta Capital. 2% Gabriel Haslip-Viera, “La clase baja”, en Louisa Hoberman y Susan Socolow, Ciudades p socie~ dad en Latinoamérica Colonial, Buenos Aires, Fondo de Cultura Fconémica, 1993. Frédérique Langue, “Desterrar el vicio y serenar las conciencias: mendicidad y pobreza en la Caracas del siglo xvii", en Re~ vista de Indias, vol. 54, nsim, 201, 1994. ® Scardaville, Crime and urban poor... Gabriel Haslip-Viera, “La clase baja”. 2 Actas de Cabildo (4 de enero de 1794), pp. 103-104, La cursiva es questra. 27 En la Instruecién de Alcatdes de Barrio, y establecimiento de cuarteles por orden del Superior Gobierno de 1809, se expresaba, en el articulo tres, en los mismos términos: formar padrén de todas las familias, con fa obligaciGn de dar parte de los huéspedes, “seu por mucho 0 poco tiempo", aclarando quién era, de dénde venia, adénde iba, y e] motivo de la Hegada,** cn un marcado estuerzo por controlar el orden y la movili- dad espacial en la ciudad. Estas preocupaciones no eran nuevas. A mediados del siglo xu, encontramos re- ferencias similares en los Bandos de Buen Gobierno, respecto a la ciudad, pero tam- bign su jurisdiccién, es decir la amplia campafia bonaerense.4 salgan de esta dicha ciudad y su jurisdizion todos Jos vagamundos y olgasanes que hubie- re en ella, y no buelban (...), que todos los Indios mulatos y negros libres que hubieve en esta ciudad y su jurisdizion que no tengan amos se conchaven dentro ue quinze dias [...} vagamundos que no tienen oficios de que poderse mantener © que esten conchavados i espafiotes como Indios Negros y Mulatos salgan de la Jurisdision de este Gobierno ¥ fo voelvan a el [porque] hasta aora no ha tenido efecto experimentandose cada dia diferentes hurtos queno se pucden aberiguar no coger alus que los executan sin embar- go de haverse doblado las patrullas y rondas. De este modo se mostraba verdadero celo en el control, especialmente de la gente de color, pero también en momentos clave, como ef verano, cuando debfa realizarse la cosecha en la campaiia: entonces las quejas de! Cabildo eran insistentes, retirigndose aa falta de brazos en la misma, pero también al exceso de ociosos en la ciudad. Estas manifestaciones se repetian regularmente, afio tras afio, destinadas a foraste- Tos, vagos y también extranjeros, con amenazas de perder bienes a quienes los alojaran Juan Francisco de Aguirre, un funcionario ilustrado, al estimar la poblacién por- tefia en 1796, se sorprendia que gran parte de clla era “transeunte”. Advcrtia, al mis mo tiempo, que las matriculas de las parroquias no estaban libres de imperfecciones. Uno de los motivos de estos defectos era la dificultad de los “transetintes”, por lo que decidié agregar a las “almas de comunidn” registradas, entre un 14 y un 66% mas de individuos como “almas de confesién”, segdn la parroquia, a quienes consideraba “transmigrantes” ¢ individuos sin apuntar.3> Un curioso observador, H. M. Brackenridge, hacia 1817 afirmaba que la pobla- cién de Buenos Aires ha aumentado mucho, y todavia va en aumento, por la inmigracién de casi todas las de mas provincias de la Banda Oriental, lo mismo que de Peri. Actas del Cabildo, p. 121 y ss. AGN. Bandos. 22 de junio de 1746, Fo. 96, y 6 de diciembre de 1745, Fo, 79 * Emesto Matder, “Un estudio inédito sobre fa poblacién de Buenos Aires en 1796", en VI Cangre- so Internaciomal de Historia de América, tomo WV, Buenos Aires, 1980, pp. 82-83. HLM, Brackenridge, Viaje u Américu del Sur 2 tomas, Buenos Aires. Hyspamérica, 1988. tomo |, p. 208, 28 Su crecimiento puede datar desde poco mas de cuarenta afius, cuando estas provincia con adicidn de las del Alta Pent. fueron erigidas en virreinato, del que fue hecha cap tal, y las restricciones comerciales impuestas por Espafia se aflojaron en muchos deta- Iles importantes.*? Relataba, ademas. la presencia de paraguayos como trabajadores en el tréfico fluvial de Buenos Aires: toda persona de negocios, hacia cuestién, si era posible, de conseguir un paraguayo: que todos saban leer y escribir, eran sobrios en sus costumbres y muy humildes y su- misos; [aunque] en tos dltimos afios a causa del estado de cosas, habjan casi desapare- cido de ta parte inferior del rio." Otro aspecto de la migraciGn de indios del Paraguay puede notarse en otto viajero. Félix de Azara se ha referido a las migraciones que permitian “blanquearse” « indi- viduos de las castas o indios.”” De las jurisdicciones de Paraguay y Buen| s Aires, so- bre la gente de color decia: Estas tres razas [indios o americanos, blancos 0 europeas y negros o africanos] se mez- clan con facilidad las unas a las otras, y de esta mezela resultan individuos mixtos, que se Ilaman gente de color (pardos) Es verdad que los mulatos libres. cuyo color es claro o casi blanco, se marchan fre- cuentemente a pueblos donde no se los conoce y pasan por espaitoles. En este estado se encuentran hoy las cosas, si bien muchas de estas gentes de c: lor, quizé la mayor parte, viven en plena libertad, sin pagar ni contribucién ni tributo, ‘ya sea porque tengan protectores, ya porque se ignore dénde viven, alld en las lejanias de los campos, 0 ya porque vayan a establecerse a otros gobiernus, Mas adelante, menciona algunos “atractivos” urbanos: Las ciudades roban al campo los brazos, de que tiene una extrema necesidad y qze son ta verdadera riqueza del pais. El mal no seria tan grande si hubiera Fabricas; pero és- tas son absolutamente desconocidas y la mayoria de los habitantes no deben sus me- dios de vida mas que al bajo precio de la came y a la facilidad que tienen de vivir sin trabajar. Francisco de Paula Sanz,“ en su recorrido por el Virreinato, se referia también a la situaci6n en el Paraguay y las Mi 2 “ jones, y sefiala: Brackenridge, Viaje... tomo il, p. 37 Brackenridge, Viaje... tomo |, p. 214 Félix de Azara, Viajes por la América meridional, 2 tomes, Madrid, Espasa-Calpe, 1941, p, 174 y ss. Francisco de Paula Sanz, Viaje por ef Virreinato, p.4l y 58. 29 Los Gobemadores y tenientes no parece tienen otto cargo que oft las quejas de los in- dios y corregir a los administradores particulares que se exceden en los castigos [...] es fuerza aumenten Ja discordia con sus groseros tratos, producciGn y conducta, y que esta desunidn duplique el disgusto de aquellos infelices indios y acerque La total ruina de sus pueblos que, dia a dia, van cayendo en el dltimo exterminio y que, siguiendo en Jos términos en que hasta ahora van, antes de mucho quedard desierta aquelta parte [...} Aunque el anterior trato no les dispensaba del castigo —seguin tengo entendido— y su- frfan éste con una indecible humildad y sometimiento [...] también —scgiin cllos con- fiesan— eran tratados después con otra dulzura, mantenidos con otro cuidado, y asistidos con el mayor esmero: pero en el dia se lamentan de poco sustento, de mucho trabajo, del ningtin cuidado con ellos y del duro castigo. Causas por que dicen son con- tinuas las deserciones [...]. Lo cierto es que, con razén o sin ella, las deserciones son continuas y numerosas y entre éstas y las pestes de viruela, van quedando aquellos pucblos desiertos Si bien Buenos Aires podia constituir un foco de atraccién para los indios de las Mi- siones que, al parecer, sufrian la decadencia de su situacign, especialmente luego de la expulsién de Los jesuitas, la Tiegada a la ciudad tenia antecedentes en el tiempo. Asi lo expresa el Acta de! Cubildo de Buenos Aires en diciembre de 1746: Y luego se leyo un memorial presentado Al Se’. Gove. por El P®. Jaime pasino de la Compafiia de Jeruz Procurador de az misionez de ellaz En que pide de providensia Su Seftoria para que luego que lleguen A esta Ciudad loz correjidorez. de todos loz puebloz de ellaz Se rreconosean ios muchioz yndioz E yndiaz que Ai En Esta Ciudad y sus ser- caniaz. / Casadoz y casadaz En dchor, Pucbloz se rrecoxan por loz sitadoz, correjidorez para Condusirloz Al regreso de dchoz. Corregidorez. A zuz Puebloz. y por Este medio se examine loz. que fueren casadoz 0 amansebadoz por seder en servisio de Dioz Nro. Se. pidiendo dcho. Procurador Aga Su Seforia ronper hando para que todoz loz que tu- vieren yndioz E yndiaz en su zervicio loz manifierten dentro de un breve temuino. Pero, al parecer, no slo del Paraguay Hegaban los migrantes. Durante su camino des- de Cérdoba hacia Buenos Aires, otro observador relataba la forma en que se viajaba hacia 1825, que, suponemos, no serfa muy diferente de como se hacia qu.nce aiios antes: 30 Volvian (las carretas] vacfos de Salta y Jujuy, lugares en que por dtimo deseargan las mercancias desde Buenos Aires y proporcionan medios de viajar por precic médico a los babitantes y pueblos del camino que no pueden soportar los gastos de viajar con caballos de posta. Conté alrededor de ciento treinta personas acomodadas asi, princi- palmente mujeres aptas para el servicio doméstico.” 4! Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, tomo 1x, Segunda Serie, p. 208. 42 Joseph Andrews, Viaje de Buenos Aires « Potost, Buenos Aires, 1920, p. 27. A MODO DE CONCLUSION El uso intensivo de registros de matrimonio y de padrones, y la interrelacién de la in- formacign en ellos contenida, nos ban permitido una aproximacidn a las fluctuacio- nes del proceso de arribo de individuos de! amplio espacio tucumano-rioplatense a la ciudad, asi como sus caracteristicas sociales y demograficas. Si bien los historiadores de la poblacién de la ciudad habjan sefialado el vertigi- noso crecimiento demografico, y sugerido las principales causas que habrian podido influir en el mismo —migraciones desde Europa ¢ ingreso de esclavos—, hoy sabe- mos que las migraciones internas contribuyeron de manera notable al incremento, tanto de la poblacién, como del espacio urbano. En su desarrollo, parecen haber ju- gado tanto las cireunstancias de la crisis de la estructura demografica y econémica de diversas regiones del interior, como el pronunciado incremento de la importancia econémica y politica de la ciudad. En Buenos Aires, las migraciones aumentaron ha- cia el final de} periodo colonial, y suponemos que tuvo su efecto, la demanda de ma- no de obra. La gran mayorfa de los migrantes eran tabajadores no calificados. y, en menor medida, artesanos. Asimismo, el perfil ocupacional de los migrantes estuvo vineulado directamente con los cambios que iba experimentando la ciudad. De he- cho, contribuyeron con migrantes a la ciudad aquellas dreas més afectadas por las transformaciones econémicas que se produjeron posteriormente a las reformas bor- bénicas, asi como Cordoba, Santa Fe, y aun la campaiia cercana a la ciudad y lz Ban- da Oriental, regiones cn expansién. Hemos observado el arribo de numerosos individuos originarios de sociedades con alto componente indigena. En este sentido, tradicionalmente la bibliografia es- pecializada habia mantenido silencio sobre la presencia de indios y mestizos en la ciudad, tal vez porque se habjan consultado exclusivamente los padrones, Los datos que hemos obtenido, nos sugieren 1a posibilidad del cambio social, que involucrarta a amplios sectores de la sociedad de Buenos Aires, definido a partir de las traasfor- maciones en las identidades éinicas y culturales. Este fue un fenémeno extendido en América Latina colonial, y especialmente en las ciudades, que constituyeron los prin- cipales focos de atraccién. Cf. Juan Carlos Garavagtia, “Crecimienio econémico y diferenciaciones regionales: el Rio de la Plata a fines del siglo xviu”, en Economia, sociedad y regiones, Buenos Aires, Ediciones de la Flo, 1987. 31

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