Cassandra pertenece a Ravenloft, del dominio de Darkon. Es la
descendiente lejana de una línea noble que lleva siglos estando maldita. La grandeza y el desastre, la genialidad y la locura, el bien y el mal son las caras de la moneda que dicta sus destinos, pero lo que es cierto, es que todas las mujeres han tenido finales muy trágicos. Una de sus antepasadas tenía el don de ver el futuro, adivinó cómo y en qué circunstancias morirían casi todos sus conocidos, y siendo presa de la superstición fue encerrada en una torre durante toda su vida, desapareció misteriosamente y nunca se supo qué pasó con ella. Otra fue una poderosa gobernante que no tenía rival, pero enloqueció cuando sus hijos fueron asesinados, desfiguró su propio rostro y huyó al bosque, tampoco pudieron encontrarla nunca. Otra nació albina, la mujer más hermosa de su época, pero también fue muda y su propio tío la obligó a casarse con él en segundas nupcias. Al ser albina se pensaba que era una hechicera y había matado a la primera esposa para tomar su lugar. Los hijos de ésta asesinaron a casi todos los suyos, excepto a su hija menor. Seducida por una voz, se arrojó desde su balcón al vacío. Nunca encontraron sus restos. La hija que le sobrevivió también tuvo el don de ver el futuro, y avisó a su medio hermano sobre tu irónica y terrible muerte. Convencida de que su línea familiar estaba maldita, destruyó el castillo ancestral de los Von Essen, incendiándolo con ella dentro, y gritando entre las llamas que el ciclo de sufrimiento terminaba con ella. Fue la última mujer en muchísimas generaciones. Sus descendientes viajaron a Darkon, donde tuvieron una vida de relativa paz. Hasta que nació Cassandra. Desde muy chica, Cassandra era atormentada por criaturas oscuras moviéndose como sombras humeantes a través de su habitación. La elevaban a los techos, le producían pesadillas sobre incendios y sus familiares ahorcados, de entes oscuros que la observaban a lo lejos. Su familia intentó en numerosas ocasiones buscar ayuda para exorcizar a los entes que la asediaban, pero sin ningún avance. Cuando cumplió los 16, llegó un exorcista a su pueblo en Darkon: Gilbert Lawford. Un cazador de sangre experto en entidades demoniacas. Gilbert dedicó años al caso de Cassandra, recopilando en una libreta todos los detalles que ella le relataba, y siendo testigo de algunos de sus tormentos. Después de dos años aproximadamente, Gilbert "logró" terminar con la maldición de Cassandra, al menos aparentemente. Lo que sucedió, es que Lawford, como un Blood Hunter, terminó adentrándose de lleno en las artes oscuras, aplicando la estrategia de luchar fuego contra fuego. Su apariencia deterioró bastante, su piel se hizo casi gris, sus ojos oscurecieron. Pero importaba poco, para entonces ambos se habían enamorado, y habían decidido casarse. Todo empezó bien en la boda, pero al momento de que Cass pronunció "Acepto" en el altar, las luces de las velas se expandieron en llamas infernales, las sombras proyectadas de las estatuas religiosas se convirtieron en demonios grises, las imágenes de las vírgenes en los vitrales comenzaron a llorar rojo conforme el humo extinguía sus colores e inflaba las capas pintura, deformándolas. Asustada, Cassandra volteó a ver a Gilbert, transformado en una criatura oscura cuyo tacto le ardía en la piel, sus últimos dejos de humanidad resistiéndose al brutal y sangriento cambio, arrojaron a Cass por uno de los vitrales, hacia el helado lago aledaño. En el agua, las sombras la siguieron, intentando ahogarla, pero fueron ahuyentadas por una figura de cabellos carmesís que la miraba fijamente. A punto de perder la conciencia, fue rescatada por un grupo de mujeres ataviadas con capas rojas, quienes la sacaron del lago medio muerta de frío y falta de aire. A lo lejos, los gritos de su familia incinerándose quemarían en su memoria para el resto de su vida. Las mujeres que la rescataron eran Sacerdotisas de la Doncella Escarlata, una deidad de la tumba que no promete vida después de la muerte, sino un sueño silencioso y eterno. Tal como Cass, todas las sacerdotisas tuvieron contacto con esta deidad estando cerca de las puertas de la muerte. Se cree que es así como elige a sus campeones. Siendo una "elegida", las sacerdotisas forzaron un entrenamiento arduo en Cass, y tras un año, revivió en ella la voluntad de vivir con un solo propósito: Acabar con el mal que la acechaba. Tras hacer una investigación, supo que el origen de su familia, los Von Essen, tenía un nombre: Barovia.