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Eric HopsBawM i ! i i LA ERA DE LA REVOLUCION, 1789-1848 CRITICA ‘GRUPO EDITORIAL PLANETA, ‘BUENOS AIRES © 1s SRA DE LA REVOLUEIEN, In. 186 ‘seteota millones de Sbrasesterinas anuales. Su comercio ca el doble que el ide Francia, su mis proxima competidora: ya en 1780 la habia superado. Su ‘consumo de algodén era dos veces el de 10s Bstados Unidos y cuatro el de ‘Francia. Producta més de la rilad del total de ingots de hiro del mundo sdesarollado econdmicamente, yubilizaba dos veces as pot habitante que el pals prximo més industritlizado (Bélgjca), wes veces mis que los Estados, Unidos y sobre cuato veces mis que Francia. Ente los doscientos y tres- , YY tanto Gran Bretaia como el mondo sabfan que Is Revoluciéa industrial, iniciada en aqueliasisas por y a través de los comercianns y empresarios ‘cya nica ley cra comprar en af mercado més barato y vender sin rextcciéa ‘en el mas caro, estaba transformando al mundo. Nodie podia deteneria en este camino. Los doses y los reyes del pasado estaban inetmes ante los hom= bees de negocios y las maquinas de vapor del presente, 3. LA REVOLUCION FRANCESA Un gles que no ext eno de esta y admiration por In subline manera gu Usa e las ks BAPORTANTES REVOLUCIO® fs que cl mondo ha sonoido se est ahora efctuand, debe d= ‘Sear mero pre todo vemimlewo de viru Ubertad ningun ‘Ge mis comparors gue haya tego i buena fortuna de presear ‘iar Ins tnascciones de Jos Gtumos esas en ea cla, te ‘ilcard quem lenguaje ex hiperoaico. Del Moning Pot (21 de julio de 1789, Soe a toma de le Bats) Pronto fs naciones Haradas process a quienes las han goberado hasta shore Lat reyes serin enviados al desierto hacer compa It ‘beaasfercces sls ue se paocen,y Ia nanaalena rebrand sot serechor SaneJusr, Sur la constion dela France, acurs pronuncings en la Convencisn e!24 de abl 1793, rocartiles explosive ‘eonémmico que hizo esalla las tradicionales estveturas econdmicas y socia- Jes del mundo no europeo, pero Francia hizo sus revoluciones y les dio sus ideas, hasta el punto de que cualquier cosa tricolor se convinid en el emble ‘ma de todas las nacionalidades aaclentes. Entro 1789 y 1917, las politcat ‘europess(y las de todo el undo) licharon ardorosamiente en pro 0 4 Mtl op tml le ee, $2 pp. 228208 La fost pcin de en cuime a LA A DE LA REVOLUCION, 178.068 terion lo hos legen, mol do enpanzacin cin yeaa ee eee Code peel por praca ver cn ins enter uae eae movers alan eso aus as ewopee’s ede ne agatha sun da Revlon ran ‘ono mos ite tt uns Soca de hs pr os vos regtetesewopeor pas dooms conse ela ae ‘Song fi tats pole gut st alan aca eon ance ee ‘Bivevlo Bator Undos OPC IE) eae ees eae en Big Lge (hn an EDT ek Coe ce $2 wet in fomseao~ en nga 179). Tn al es Se enc Seeeplge pau ges pane ineiotoar acest Le ae ‘ede olson: demoted gee hanes he ate ‘Sipe nie eames ee ise Inen come eit el amigo regen m fhe vn fenmene puree fats cas heracione fo atten de ocean es Ee pecte ect ie bo Reveceg sec sings eee ae se Finacial) he sme ie aS fod ina see‘ movinicoyandoges: Soe ee ee atee— scabaron desoando Toss nption chins tures Seats fou ky ato ve, 2". Sn cbr {Snomane wads bere muh tts anderen seated y los ecconomists» y or la francmasonera y cuas asocisciones. En este sentido, lot Figeotoss pooden ser considerados en justicia los responsables de la revolu- con. Esta también hubiera estalado sin ellos: pero probablemente fueron {os los que establecieroa la diferencia entre una simple quiebre de un vio ‘égimen y Ta electiva y répidasustiucién por otra auevo. ‘En s0 forma ms general. [a ideologia de 1789 era In masécica, expresa- da con tan inocente sublimidad en Le lauta mdgica, de Mozart (1791), una elas primeras cate las grandes obra de are propagandistcas de una épo- fs cuyas mds alias realizaciones ariticns pertenecen a menudo ala propa De modo mas especifico, las peiciones del burgués de 1789 estén Contenidas en la famosa Declaracién de las derechos det hombre y dl ciu- ddedano de aque! afo. Este documente es un maaifiesto conta Is sociedsd jee ‘equica y Ios prvilegios de los nobles, pero no en favor de tna sociedad ‘democriica 6 igualitra. «Los homtres nacen y viven libres e iguales bajo Jas leyess, dice su articulo primero; pero luego se acepta la exisencia de dis- tinciones sociales «aunque s6lo por razén de la ulidad comae. La propie- dad privada era un derecho natralsarado, inalienable inviolable. Los hom bres eran iguales ante la ley y todas ns carreras estaban abieras por igual al talelo, peo sila salids empezaba para iodos sin handicap, se daba por s)- puesto que los corredores no termirarfan juntos. Le declaracién establecfa (rete ala jerargufa nobiliaria y el sbsolutsme) que «todos los civdadanos 'enen deco a coopera en Ia formacion de in ley», pero #0 peronalmente 0 8 wavés de sus representantes. Nila asamblea represenativa, que Se preco- niza como érgano fundamental de gobiemo, tenia que ser necesriamente una ‘saniblea elegida en forma democritca, ni el regimen que implica habia de ‘liminar por fucrza alos reyes. Una monarqule constiniional basada en unt ‘ligarquta de propictarios que se expresaran a través de una asamblea repee- ‘senativa, era mis adecuada para la mayor pavte de los burpueses Lberales que Ja replica democrtica, ue pudiera haber parecido una expresién més 16g ‘ex.de sus aspiraciones tedricas; aunque hubo algunas que no vaclaron en pre. ‘onizar esta Gluma, Pero, en coajunto el elisico liberal burgués de 1789 (y el liberal de 1789-1848) no era un dembcrata, sino un ereyenta en el coastia- cionalismo, en un Estado secular con libertaes civilesy garantas para la ini- ‘itiva prada, gobemado por conunbuyentes y prepictaris. ‘Sin embargo, oficialmente, dicho regimen no expresaria s6lo sus intere- ses de clase, sino la voluntad general «del puablos. al que se identifica Je ‘manera signficativa con «la nacign fanoesao. En adelante, ery ya mo seria Luis, por la gracia de Dios, ey de Francia y de Navazra, sine Lois, por 18 sracia de Dios y In Ley Constirucional del Estado, rey de los Francesc. +La fuente de toda soberanta —dice la Declaracian— reside exenciaimente en la nacidn.» ¥ la nacién, segin el abate SieyBs, no reconoce en la terra un interés sabre l suyo y no acepta mis ley 0 soridad que la suyay ai las de la hhumanidad en general ni Int de olrat naciones, Sin duds Ia na:t6n frances (y sus subsiguientes imitadoras) no concebla en un principio que sus intere= cy Lae OL REPOLUCION, HHO 428 chocaran con los de los otros pueblos, sino que, al contrario, se ves ‘como inaugurande —o paricipando en sl— un movimiento de liberaciéa ‘general de lor pueblos del poder de las trans. Pero, de hecho, la rivalidad ‘acional (par ejemplo, la de los negociantes franceses con los negociantes."y ingleses) ¥ Ia subordiaaciOn nacional (por ejemplo, la de las naciones con- ‘Quistadas © Iiberadas a los intereses de la grande nision), se hallaban impli- ‘as en el nacionaismo al que el burgués de 1789 dio su primera expresioa ficial, «EI pueblo», identficado con ela naciGns era un concepto fevolucio- nario; mis revolueionario de To que el programa Surgués-iberal se proponis ‘expresar. Por To cual era un arma de doble filo, ‘Aungue los pobres campesinos y los obrercs eran ansifabetos, poli- ‘camente modestos e inmaduros y el procedimiento de elecciGn indirecte, {610 hombres, la mayor parte de los de aquella clase. fueron elegidos part representar al tereer estado. Muchos eran abogados que desempehaban un importante papel econémico en Ia Francia provineiana. Cerca de un centenar ‘eran capitalists y negociantes. La clase media habia luchado arduamente y ‘con éxito para conseguir una representaciGn tan amplia como las de la noble- ayy el cleo juntas, ambici6n muy moderada para un grupo que representa ‘ba oficialmente al 95 pot 100 de Ia poblacicn. Ahora luchaban con iguel ‘enerpia por el derecho s explotar su mayoria powencial de votos para convet- tir loe Estadot Generales en una asamblea de diputados individuales que votaran como tales, en vez del wadicional cuerpo feudal que deliberaba y ‘otaba «por érdenes>, situaciGa on la cual Ia notleza y el clero siempre pe , quizd a menudo més cerex de ene que de aquills, por ser en ‘1 mayor parte muy pobres. Podemos observar esa misma fendeneia en Ioe Bntados Unidos (etfersonianismo y democracia jacksoniana, © populism), fen Inglaterra (radialismo), en Francia (precursores de los futuroe . alu economfa monazquicas 0 «la erut de oro que crucifics x In bumani- eds. Pero el asans-eulotismo~ no presentaba una verdaders aienativa, So fideal. un furco pasado de aldeanos y pequeiot operaroe o un fururo dorado e pequefios granjeros y artesanos ro pertrbados por banqueros ¥ millona- ‘os, er iealizable, La histori lo condenaba a muere. Lo ms que pudieron hncer ~y lo que hicieroa en 1793-1784 — fue poner obsidculos en el camino ‘que dificultaron el desarrollo dela economia francesa desde aquellos dias has: n AERA 0 LA MEVOLUCION, HBB tala fecha, En realidad, el en tu sentido moderno, sbandonar st Hea de agran nacione’? La primera tarea del cégimen jacobino ere Ia de movilizare) spoyo de ls rmasas contra la disidencia de los girendinos y los notables provincianos, y ‘conservar el ya existente de los sans-cuottesparisienses, algunas de cuyas peticiones a favor de un esfuerzo de guerra revolucionario —movilizacién general (a levde en masse) error cone los straidoress y control general de ‘Precis (el maximen)— coincidian con el sentido comin jaccbing, aunque ft otras demandas resultsan inoportinas. Se protnulgé una noeva Const ida radicalfsima, varias veces splazada por los girondinos. Ea este noble pero académico documento se oftecia a pucbio el Sufragio universal l dere- ho de insureccién, trabajo y alimenco, y —1o més significative de todo— ln declaracin oficial de que el bien corn era la finalidad del gobierno y de oe los derechos del pucblo no sean meramente asequibles, iro operantes. “Aquela fue la primeza genuina Constnucion democratica promulgada por un [Estado moderno. Concretamente, los jacobinos abolian sin indernizacion todos 1s derechos feudales ada existemes, aumentaban las posibilidades de Jos pequefos propietarios de culivar las tieras confiscadas de es emigrados yy —algunos meses después abolieron la esclavitod en las colonias france 5, con el fin de estimular a los negros de Santo Dormingo 2 hichar por la Repablica contra los ingleses. Estas medidas ruvieron los més tascendentes resultados. En América ayudaron a crear el primer caudilo revolucionario {que reclamé la independencia de su pals: Toussaint-Louverture." En Fran la establecieron la inexpugnable ciudadela de los pequetios y medianos pro Plctarios campesinos, anesanos y tenderos,retgrada desde el punto de vis- "4 econémico, pero apasionadamente devota de la revolucin y Is Replica, see desde entonces domina la vida det pais, La trnsformaci6n capitalisia de In agrculturay las pequenas empresas, condicion eseocial para el rapido des rrollo econémico, se revas6, ¥ con ella la rapiser de la urbunizscién, lo texpansiGn del mercado interno, la maliplicacion de la clase tabajadora e, Incidentalmente, el ulterior avance dela revoluciGn proletaria. Taato los gran 11, neo de qua Pree apes no cosiuier ete Hl foe va de ‘upp reins pushers Pe lp Sma eo leer de Lt 8 tor Estados Unio (1093). As ua wu coaeemnaa de caper actin eo ‘Nets fo acer de et Eatdos Unido uta an pec conte. ” {EA ERA DE LA REVOLUCION, 17481868 es negocios como el movimiento obrerv se viewou coadcnados a permanccet ‘en Francia como fenémenos miporitarios, como Islas rodeadas por el mar de Tos tenderos de comestibies, los pequetios propietaros rurales y los propeta- flor de cafés (vase posterormente el capitulo 9). El centro del nuevo gobiemo, aun representando un alianza de los jaco- binos y los sars-culottes, se inelinaba perceptiblemente hacia la izquierda. Esto se refej6 en el reconstmido Comte de Salud Publica, pronto convertide fen el efecto agabinete de guerran de Francia. El Comité perdié a Danton, hhombce poderoio, solu y probablemeate cotrompido, pero de un iamenss talento revolucionario, mucho iis roderado de lo que pareefa Qhabfa sido ‘minisiro en la lima sdministracion real), y gané a Maximilien de Robespie- ire, que llega ser 30 miembro més infuyente. Pocos historiadores se han ‘mostredo desapasionadios respecto a aguel abogado fanstico, dandi de buena ‘cana que erela monopolizar Ia avsterdad y Ia ward, porque todavia encarna- ‘bal temibley glorioso ano f, frente al que ningun hombre era neutral. No fic un indvideo agradable, e incluso los que ex nuestros dias pieasan que tenia razén prefieren el billane rigor matertico del arquitecto.de parafsos fespersancs que fue el joven Saint-Just.No fue un gran hombre y a menudo dio fmvestras de roezquindad. Pero ex el Unico —fuera de NapoleGa— salido de Is revolucién a quien s¢rindi6 culto. Ello se debié » que pars él, como para In historia, la Repablicajacobina no era ua Tema para ganar Ia guerra, sino ua ‘deat: el termble y glorioso reino de lajusticisy la virtad en el que todos los ‘hombres fuerae iguales ante los ojos de la nacin y el pueblo el sancionador de los taidores Jean-Jacques Rousveas y la exstalina conviccion de su rect fd le Jaban sv fortaleza. No tenia poderes dictatorales, ni siquiera un cargo, ‘endo simplemente un maiembro del Comité de Salud Public, el cual ea asa ‘vez un subcomité —el mas 3, aunque no todopoderoso— de la Con- ‘encign. Su poder er el del pueblo —tas masas de Paris; su terror, el de ‘sas macas, Cuando elas le sbandonaron, se produjo su caida ‘La tragedia de Robespierre y de la Republica jacobina fue la de tener ‘que perder, forzosamente, ese apoye, El regimen era uaa alianza ent la hase media y las masas obreras: pero pars los jacebinos de la clase media las concesiones a los sans-culoter eran talerables soto en cuanto ligaban las ‘masas al regimen sin aterroriaar alos propietarios: y denzo de la aianza los Jacobinos de cise media eran una fusren dciaiva, Adems, las necesidades {e la guerra obligaban al goblemo als centralizaciny la disciplina a expen ‘ss dela libre, local y directa democracia de chub y de secciGn, de la milicia Woluntaria acedental y de las elecciones libees que favorecfan a los sans- ‘culotes. El mismo proceso que duraite la guerca civil de Espana de 1936- 1939 foraleeié Ios communistas a expensas de los anarguisas. fue el que {omalecié 4 fos jacobinos de cuo Saint-Just a costa de los sans-culores de ‘Hebert. En 1794 el gobierno a polkica eran monoliticos y corrfan guisdos ‘or agentes directos del Comité oa Convencign —a través de delegados en Iribién-— un vasto cuerpo de funcionarios jacobinos en conjuncién con ‘Organizaciones locales de partido. Par disimo, las exigencias econdmicas de 1 REVOLUCI FRANCES ” 1a guerss les enajenaron el apoyo popuir. En ae sidades, ol cacionamiento yla tata de precios beneficiaba alas sas, pero la correspondiente congela- ia de salarios las perjudicaba. En el campo, la sistemdlica equiva de ali- fmentos (que los sans-culones urbanes haan sido los primerosen preconizat) Jes enajenaban a los campesinos. Por eso las masas se apararon detcontentas en una turtia y resentida pasividad, especialmente después del proceso y ejecuclon de bs hebertstas, fas voces mis autorizadas del «sans-culotismo». Al mismo tempo muchos ‘maderados se alarmaron por elstague al ala derecha de la opesicicn, drip 6a ahora por Danton. Esta faccién hebia proporcionado cobije 8 numerosos ‘elincuentes,especuladores. estraperliaas y otros elementos torrompidos tenriquecidos, dispuestos como el propio Danton a formar esa minoria amo- rl, falstalfiana, viciosa y deerochadora que siempre surge en las revoluci fet sociales hasta que las supera el dure puritanismo, que invariablemente Iega a dominaras. En la historia siempre los Danton han sido Jeotados por Jos Robespiere (0 por los que intemtan actuar como RebespleTe), porque ia rigidez puede tiunfar en donde la picaresca fracasa. No obstinte, | Robes. piere gané el apoyo de los moderador eliminando la comrupeién —lo eval fra servic a os intereses dl esfuerz0 de gberra—, ss posterores resticeio- nes dela libertad y la ganancia descorcertaron a los hombres de negocios. Por slim, no agradaban a rauchas gente cierias excursiones ieoldgcas de smjuel pertedo, como las sistemdsieas campafas de descristanicaciGn debi. {as al ceo de los sans-culones-— y la nueva religion eivica de! Ser Supremo de Robespierc, con todas sus ceremonias, que infentaban neutralizat © lot ‘20s imponiendo los preceptos del wdivino> Jean-Jacques, Ye constante si ‘ido de I gullotna recordando a todos Ios politicos gue ninguno podia sen. lise seguro de conservar su vida En abril de 1794, tanto los componentes del ala derecha como los del ala inquierda habian sido guillotioados y ls robespieristas se encontraban pal \deamente aisados. Solo Is ersis belie lor mantenia en e poder. Cuando & Finals de junio del mismo aflo los nuevos ejercitos dela Republica demos ‘raron su firmeza derrocando decisivamente a los austriacos en Fleurus y oct ‘pando Bélgic. el final se prevela. E19 termidor, segdn el calendar revold- ionario (27 de julio de 1794), la Comencién derabé a Robespierre. Al dia siguiente, €l, Saint Just y Couthon foeron ejecutados. Pocos dias mis tarde cayeron ls Cabezas de ocenta y sete miembros de a revoluonaria Comi- w ‘Termidor supone el finde la heroic y recordada fase de la revoluci6n: la fase de los andrajosos sons-culotesy ls comrectos ciudadanos con gor fi- sio que se consideraban nusvos Brutosy Catones, dele grandiocuente, cle Sico y generoso, pero también de las morales frases: Lyon n'est plus», 80 1A ERA DE LA REVOLUCON, 17 BE “Dice mil soldadoscarcen de calado. Avosérse de low rapatos de todos ice arinicratas de Exrasburgey entgucot proper para fa anspor al Cartel feneral alana alas des dein mana” No fos une fe te iat ‘enoda pcs I mayor pane de ice hombres estabanhambientes muchos errrznos: pero fue uo fendmeno tan tenis ievocebe como pie tm explonén nclesr, que cambio prs sempre toda Ia histor. la chegia fue genre fue sion para barr como pana lot eertos dele vigor Setoes europeoe. El problema con ct que bubo de cnfrentirse In clase media francesa para la permanencie de lo que teeniarente w= lama perfodo reveicioare (G7SSC 7993 eral de conseguir una extablidad paca yun progeso =>. ‘omic bre as tues del programa liberal orginal de 1789-1791 Este pro- Seman sha tesuco adecusdamentetocivia, aunque devde 1670 se ds. ubrira une frm visle para mocho tempo en fa repdblica parame Sia. La rapa sucesion de rignenes —-Dveccto (1795-1799), Consaago (91803), pero (1804-1814), monarcla borin restatrada(1815- 1830, monarguta consinional (1830-1848), Republica (1848185) Ime perio (1152-1870) no supaso ms que el ropa de mantener uns soce= Sad burgoesa y eve el ble peligro de le epablica democrticsjacobina dl stiguo sgimen. Ia gan debidad do fs temidoranos casita en que no gozaban de un verdad 4p070 polio, sino todo fo mas de una tolranci: yen vere aco. dos por tna redviva reccion arstocrdsea pr las masts jcobings Sonectstes de Parts gue prom lamentwon ta caida de Rebespce; EN 1755 peyecaron una claborada Constilen de ry aja pars cefender” se de anbos peigros. Perdcas fncinaions i derecho egulerde ice manpvieron en tn equiioan prcario, er tevendo cada vet mds que Acadia ejrcto para contenor is opescnes. En unn simacign urioo: tent pres a In dela Cones Repuolcs ys cencsin fs la miss obleo de un general. Pero el Dieaorio depend dl eercito para muco Inds qe pra la supresion de persdias conjurasy leventamienoe Gasiot ‘be 1795, orspracin de Babeut en 1796, totic en 1797 real en 1798, radial eo 1799)” La inactvdad cen la rica parantn de poder part ‘egimen dbl impopalar, pero lo que a siasetocdia necestaba eran in ‘dative jenpansion. El problema, srsolble ea spariencia, lo resolv el ‘ere, que conguisabay pagaba por sy. asa, su odin ¥ 08 con ‘uistasfagaban pox el gobiero. Puede sorender que un dae sil ene abide sete del ect, Napoln Bonaparte, decdre que ese ‘Serco icicr cao ombto de ago! endeble résimen evi? Este ejrcto revoluconeio fe et hijo mis formidable de 1a Repéblica jncobina De eleva en masa de cndadaoosvehctonaron, scons 0 22 orwres complies de Sen, wo. 17, ein dC. Vey, Pt, 1908 15 Rombees efor meet leant rvegeonano 1a REVOLUCION MRANCESA at pronto n una fuerza de combatientes profesionales. que sbendonsron en {asa cuanios no tenlanafciSn 0 voloniad de seguir sieado soldados. Por eso cooser6 las earacteristeas de la reveluci6n a} mismo Geripo que adquirla Jas de un verdadero ejecto tradicional; tpica mixtura bonaparista. La revo- Ici6n consiguié una ssperioridad militar sin precedentes, que el soberbio talento raliar de Napoisén explotaria. Pero siempre conser algo de leva Jmprovisada, en la que los reclutas apenas instruidos adquirian veterania y moral a fuerza de fatigas, se Jesdofiaba la verdadera discipina casirense, 105, {oldados eran watados como bombres ¥ los ascentos por mito (es decir, Ia distincién en le batalla) productan una simple jerarqula de valor. Todo esto y ‘el arrogante sentido de cumplir una mision revolucionara hizo al ejcito francés independiente de los recursos de que dependen las fuereas més onto- ‘donas. Nunca tuvo un efectivo sistema de intendencia, pues vivia fuera del pals, y nunca se vio respaldado por una industria de armanento adecuada a {fus necesidades nomimles; pero ganaba sos batallas an répidamente que necesitaba pocas armas: en 1806, la gran méquina del ecto prusiano se ‘esmoroné ante un ejérito en el que un cuerpo disparé sdlo 1.400 cafon +208. Los generales confizban ene! Iimitado valor ofeasivo de sus hombres y fen su gran capacidad de iniciativa. Naturalmente también ‘eafa la debilida 'y 30 cuerpo de estado mayor era pobre, pues el general revolucionario © el Iuriscal napolesnico eran la mayor parte de las veces el tipo del sargenio © cl oficial ascendidos mis por su valor personaly sus dotes ce mando que por ‘su inteligencia: el ejemplo mis tipico es el del heroico pero estipido mans- teal Ney. Napolegn ganaba las batalla, pero sus mariscales endian a perder Ins. Su esbozado sistema de intendencia,suficiente en los pulses ricos y pro- picios para el sequeo —Bélgica, el norte de Iulia y Alemania — en que se Inici6, se derrumbaria, como veremos, en los vastos teritorios de Polonia y ‘de Rusia. Su total carencia de servicios sanitarios multglicabe las bas: ‘enze 1800 y 1815 Napdledn perdié el 40 por 100 de sus fueras (cerca de un tercio de esa cifra por desercién; pero entre el 90 y el 98 por 100 de esas pérdidas fueron hombres que no murievon en el campo de batalla, sino acon Secuencia de herdas, enfermedades, agotamientoy fro. Ex resumen: fue un ‘ejerito que conquisté ¢ toda Europa en poco tempo, no sslo porque pedo, ‘sino también porque turo que hacerlo ‘Por otra parte, el ejrcito fue una carrera como otra cualquiera de las muchas que Ia revolucion burguesa habla abierto al talento, y quienes consi- {guieron éxito en ella teaian un vivo interés en la estabilidad inerma, como el {esto de los burgueses. Esto fue lo que convirié al jek, a pesar de su jacobinismo inicial, en un pilar del gobiemo postermidonano, y a su jefe Bonaparte ene prom idiado paca confi a revlaconbaruesy ‘el regimen burgués. El propio Napoleén Bonaparte, aunque de con- Sictén hidalga en su vera natal de Cércega, fue uno de esos militares de carrera. Nacido en 1768, ambicioso, disconforme y revolucionario, comenz6 Jentamente sv carrera én el arma de arilleria, una de las pocas ramas del 2 (A a DE LA REVOLUCION, (TBE cfrcto real on la que era indispensable una competencia séenica, Durante ls ‘evolueicn, ¥ especialmente bajo In dictadura jacobira, a la que sostuve con ‘fe reconacido por un comisario local en un frente crvcal —siendo {exiavia un jovea corso que difcilmente podia tener muchas perspectivas— ‘camo un soldado de magnificas detes y de gran porvenic. El ao ascendig ‘a general, Scbrevivié a la caida de Rodespiere, y su habilidad para cultivar ‘ices relaciones en Parts le ayud a superar aque dffeil momento. Enconts furan oportunidad en la campafa de Italia de 1796 que le convis sin ds ‘Guson posible en el primer soldado de la Repdblica que acwaba virwalmen fe con Independencia de las autoridadeseiviles, El poder recayé en parte en fis manos ¥ en parte l mitmo lo arebat6 cuando Ine invasiones extanjeras 4c 1799 revelaron la debilidad del Directorio y Ia indispensable necesidad de ‘0 espada. Ea seguida fue nombrado primer céasul; luego e6nsul vitalico; per tlm, emperador. Con su llegads, ¥ como por milagro, los iresolubles prablemss del Directorio cocontraroa solucién. Al cabo ce pocos afos Fran Ei tenia un oSdigo civil, un concordato con Ta Iglesia y basta un Banco Niciona el ots patente sinbolo de fa estabidad buguesa. ef mundo teafa su primer mito seculas ‘Los wicjoslectores 0 los 8 los paises anticuados reconocerin que el mito exisid durante todo el siglo xox, en el que ninguna sale de la close media ‘staba complet s fltaba su busto y cualquier escritor afirmaba —aunque fhera en broma—— que no habla sido'un hombre, sino un dior-sl. La exits: ‘edinariafuereaexpasiva de este mito no puede explicase adecusdamente ni por ls victorias napolesoicas, ni por la propaganda napolednica, ni sigue fa por el indiscuible genio de Napolesa. Como hombre era indudablemente Fells, verte intlgen €imagiaio, angie el pode Is zo mas Dien desagradable. Como general no tuvo igual: como gobernante fue un pro- Yyectista de soberbia eficacs, enérgico y ejecuivo jefe de un citculo intelec- thal, capaz de comprender y supzrvisar cuanto hacfan sus subordinados {Como hombre parece que iradiaba un halo de grandeza; pero la mayor par te de los que dan tesmonio de eso —como Goethe le vie en In Cds pide des fama, cuando ya la atmisfera del mito le rodeaba. Sin género de ‘das era un gran hombre, y —quiz4 con la excepein de Lenin— su tetra: toes el sico que cualquier hombre medianamente culto reconoce con fac. Fide, incluso Boy, en Ia galeria iconogrifica de la historia, aunque slo seo por la triple marca de su corta tlle, el pelo peinado hacia delante tobre la Fonte y le mano derecha metida enre el chaleca enteahinsta, Quitk tee ind. ‘i usta de compararle con los candidates @ la grandeza de nuestro siglo 3%. TEI milo napoleGnico se bas6 menos en los méritos de Napolesn que en tos Rechos, daicos entonces, de su carrera. Los grandes hombres conocido’ {gee esiremecieron al mundo en e! pasado habfan empezado siendo reyes. ome Alejandro Magno, 0 patrcios, como Julio César. Pero Napoledn fue el ‘petit caporal» que leg a gobernar un continente or si propio talento per- Shnal, (Exo n0 es del todo cient, pero su ascensiGn fue lo sufcienlemente LA REVLON maCeSA 8 _devoradot de libros come el joven Bonapare, autor de malos poemas y nove: tas adorador de Rousseau, pudo desde eatonces ver al cielo como sb limite J tos Inureles rodeando su monograms. Tado hombre de negocios tuvo det Zerentonces un nombre para su ambicin: ser —el cisé se utiliza todavia— ‘on sNapolesn de las finanzas o dela industnas. Todos los hombres vulgares e conmavieron ante el fenémeno —dnico hssta entonces— de un bombre Solgar que leg a ser mds grande que los nacidos pars llevar uns corns Nepoleén dio un nombre propio a Ta anbicién en el momento en que la doble evolucién habla abierto el mundo a los hombres ambiciosos. Y atin fabfa mat: Napoleén era el hombre eivikzado del siglo Xvi, racionalist, ‘urieeo, dusteado, pero lo suficientemente discipulo de Roussean para set tambien el hombre roméntico del siglo xi. Era el hombre de ls revoluciéa y ‘el hombre que tafa Ia estabilidad. En una palabra, era la figuea con la que ‘ada hombre que rompe con la tadicion ve identificartaen sus suetios ‘Para fos franceses fue, ademés, algo mucho més sencilo: el ms afort- nado gotermante de su larga historia, Trvnf® gloriosamente en l extecer, pero tambien en el interior estalecis o restableci el conjunto de Ias inst fictones francesas tal y como existen hasia hoy en dia. Claro que mochas ““quitd todas— de sus ideas fueron aatieipedas por Ia revolucién y el Directorio, por Jo que su contibucién personal fue hacerlas mis conservi- ores, jerarquicas y aulortarias. Pero si sus predecesores las anticiparon, 61 las lev a cabo. Loe grandes monumentoslegales franceses, ls c6digos que sirvieron de modelo para todo el mundo burgués no anglosaj6n, fueron napo- Tednicos. La jerarquin de los foncionarios plblicos —desde prefecto para abajo, ae Ios Uibunales, las universidadesj la escuela, trubign fue suya [Las grandes «carreras» dela vida pablica francesa —ejército, administracién civil, ensefanza, justicia— conservan la forma que les dio Napoledn. Napo- fen proporcion® estabilidad y prosperidad a todos, excepto al cuarto de mi Won de franceses que no volvieron de sv: gueras,¢ inclUso a sus parentas les proporcion6 gloria. Sin dda los ingleses se consideraron combatientes Je a berad frente la tirana: pero en 1815 la mayor parte de ellos eran pro- bbablemente mas pobres y estaban peor situados que en 1800, mientras la Situacién social y econémica de Ia mayoria de los franceses cra mucho ‘mejor, pues nadie, salvo los todavla menospreciades jornaleros habta pede 4o los sustancisles beneficios econémices de la revolucién. No pucde sor- render, por tanto, la persistencia del bonapartismo como ideologta de Ios Francesca apolitcoa, especialmente de leu campesinos mis eae, dospuse Je te eaida de Napolesn. Un segundo y mAs pequstio Napoleén seria el encar- ‘gado de desvanecerlo entre 1831 y 1870, Napoleén slo destruyé una cose: Ia cevolucisn jacobina, el suefio de libertad, igualdad y fraternidad y de Ia majestuoss ascension de! pueblo para sacodir el yugo dé Ia opresion, Sin embargo, este era un mito mis poderoso fan que cl napolesnico, ya que, después do ia caida del emperador, seria ese ‘mito, y no Ta memoria de aquél, el que iespiraria las revoluciones del Siglo 2 incluso en su propio pats.

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