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Etica profesional del abogado: Norma Chile* LAWYER'S PROFESSIONAL ETHICS: CURRENT REGULATION IN CHILE ALVARO ANREQUEZ NOVOA** “*Profesor asistente de la Catedra Profesién Juridica, Facultad de Derecho, Universidad de Chile, Chile. LLM Universidad de Nueva York, EE.UU. Correo electrénico: aanriquez@anriqueznovoa.cl. RESUMEN Este trabajo persigue identificar cual es el estatuto ético-profesional vigente del abogado en Chile. Concluye que, salvo por el tribunal competente para conocer de las reclamaciones ético-profesionales, ese estatuto es el mismo tanto para los abogados afiliados a algiin colegio como para aquellos que no lo estén y esté constituide (a) respecto de los deberes ético-profesionales, por los contenidos normatives vigentes a febrero de 1981 del Cédigo de Etica del Colegio de Abogados aprobado en 1948; (b) respecto a las sanciones susceptibles de ser aplicadas al abogado que infringe esos deberes, por los contenidos normativos vigentes @ febrero de 1981 dela Ley del Colegio de Abogados N° 4.409, y (c) respecto del procedimiento al cual someter las reclamaciones ético-profesionales, por el juicio sumario y demés reglas del D.L. N° 3.621/1981. Las conclusiones alcanzadas a propésito de la abogacia son luego proyectadas a las demas profesiones que requieren de grado universitario. Se plantea que el estatuto ético-profesional de cada una de ellas esté constituide por los contenidos normativos vigentes a febrero de 1981 del c6digo de ética dictado por su respectivo colegio profesional (deberes) y por la ley organica de ese colegio (sanciones), asi como por las normas procesales fijadas por el D.L. N° 3.621. Finalmente, plantea que el denominado "Cédigo de ftica Profesional" del Colegio de Abogados de Chile de 2011, asi como cualquier otra regulacién con pretensién de regulacién ético-profesional dictada por cualquier colegio profesional después de febrero de 1981, sélo tiene fuerza juridica para efectos de responsabilidad civil en tanto su contenido corresponda al lex artis y por integrar los contratos de abogacia de los afillados. PALABRAS CLAVE Regulacién ético-profesional del abogado en Chile ABSTRACT This essay seeks to identify the rules governing the professional responsibility of lawyers currently effective in Chile, It arrives to the conclusion that, except for the courts with jurisdiction over professional responsibility complaints, such rules are the same for lawyers who are members of a professional bar as well as for those who are not, and such rules are: (a) regarding professional duties, the normative content effective in February, 1981 of the Code of Ethics enacted by the Lawyers Bar in 1948; (b) regarding the sanctions to be imposed to the lawyer infringing those duties, the normative content effective in february, 1981 of Law 4,409 on the Professional Bar of Lawyers; and (c) regarding the procedure under which lawyers’ professional responsibility complaints are to be decided, the juicio sumario and the other rules of D.L. N° 3,621 . Conclusions achieved in connection with the legal profession are thereafter projected to the other professions for which a university degree is required, proposing that the professional responsibility rules for each of them correspond to the normative content effective in February, 1981 of both the code of ethics enacted by its bar organization (duties) and the law pursuant to which such professional bar was organized (sanctions), as well as the procedural rules of D.L. N° 3.621 . Finally, this essay concludes that the so-called "Code of Professional Ethics" enacted by Colegio de Abogados de Chile in 2011, aswell as any other self-pretending professional responsibility regulation enacted by any other bar organization subsequent to february 1981, only has legal force for civil-responsibility purposes insofar as it contains the lex artis and by Integrating the legal services contracts of its members. KEYWORDS The lawyer's professional ethics in Chile 1. Finalidad del trabajo y actualidad del problema que aborda El presente trabajo tiene por finalidad identificar la regulacién ético-profesional de la abogacia que se encuentra actualmente vigente en Chile, entendiendo por tal regulacién aquélla (i) cuyo objeto es el ejercicio de la abogacta; (ll) de cardcter juridico, en tanto forma parte del derecho nacional vigente conforme a los criterios de validez sentados por la regia de reconocimiento de ese ordenamiento, y (ili) que, primariamente, constituye una manifestacién de la potestad sancionatoria del Estado, esto es, su infraccién se traduce en la imposicién de una sancién al_ profesional trasgresor, sin perjuicio (por razones de coherencia interna de nuestro sistema juridico) de los efectos de una sentencia ético-profesional en el juicio civil que se promueva en razén de los mismos hechos que dieron lugar al juicio ético-profesional. En noviembre del afio 2012, la C. Suprema acogié tres recursos de queja? contra los miembros de la C. de Apelaciones de Santiago que rechazaron sendos reclamos de ilegalidad interpuestos por el Consejo de Defensa del Estado en contra de decisiones del Consejo para la Transparencia que acogieron amparos por denegacion de informacién por parte del Consejo de Defensa del Estado. El argumento principal esgrimido por la C. Suprema para acoger los recursos de queja referidas fue considerar que las actas y documentos requeridos se encontraban “sujetas a reserva en virtud del secreto profesional [del abogado]" (considerando 16°), y “que el secreto profesional [del abogado] (...) esté garantizado a nivel constitucional y es precisado en el Cédigo de Etica Profesional” (considerando 23°), resultando asi aplicable al caso la excepcién al acceso de Informacién pablica Contemplado en el ntimero 5° del articulo 21 de la ley N° 20.285. Como reconocen las sentencias en comento, la Constituclén no hace "referencia directa al secreto profesional [del abogado]", sino que éste "se encuentra subsumido como uno de los presupuestos del debido proceso, particularmente vinculado al derecho a defensa juridica que toda persona tiene y que se encuentra garantizado en el numeral 3 del articulo 19 de la Carta Fundamental (...)" (considerando 11°). Tal vez fue esa falta de reconocimiento explicito (y, por consiguiente, de regulacién detallada) lo que llevé a la C. Suprema a anclarel secreto en cuya virtud acogié el recurso, adicionalmente, en el Cédigo de Etica Profesional del Colegio de Abogados. El Cédigo de Etica al que hacen referencia los fallos (considerando 14°) es el "aprobado (...) el afio recién pasado por el Consejo General del Colegio de Abogados de Chile A.G. y que rige a partir del 1 de agosto de 2011" (en adelante, el "Nuevo CEP"). Los fallos que aqui analizo parten afirmando que el Nuevo CEP "no puede estimarse una ley en sentido formal, desde que no ha sido dictado por el érgano legislative con sujecién a los requisitos y al procedimiento de elaboracién de la ley que para la validez de ésta prevé la Constitucién Politica de la Republica". No obstante lo anterior, los mismos considerandos agregan que el Nuevo CEP constituiria una ley "en un sentido material en cuanto sustantivamente impone normas de conductas generales, permanentes, abstractas y ciertamente obligatorias para todos los letrados del pais, a © no afiliados a la entidad gremial respectiva (...)" (ambas citas del considerando 14°), La Gnica explicacién que los fallos en comento dieron para atribuirle al Nuevo CEP una fuerza equivalente a la de una ley consiste en lo siguiente: “[las normas del Nuevo CEP] afincan su legitimidad general en el minimo ético exigible a quienes han recibido un titulo para el ejercicio profesional a que se los habilita” y que "este méximo Tribunal, como todo juez de la Repiblica, debe exigir (...) su estricto cumplimiento con el mayor rigoF’ (considerando 15°). La revista institucional del Colegio de Abogados de Chile A.G. (el "Colegio de Abogados AG") comenté los fallos en los siguientes términos (en aquello que interesa a los fines, de este trabajo): "c. Adiclonalmente, en un pronunclamiento digno de ser destacado, se sefiala que si bien el Cédigo de Etica del Colegio de Abogados [i.e., el Nuevo CEP] no es una ley en sentido formal, si fo es enun sentido material en cuanto sustantivamente Impone normas de conductas generales, permanentes, abstractas y clertamente obligatorias para todos los letrados del pais, estén 0 no afiliados a la entidad gremial respectiva (...) [e]n suma, se trata de una exégesis de la Corte Suprema que celebramos en cuanto dignifica la profesién del abogado del Estado, y del abogado en general", Debiera generar preocupacién que en un Estado de Derecho (como Io es fa Reptiblica de Chile) se le atribuya fuerza de ley a un texto con pretensiones normativas (como lo es el Nuevo CEP) que no ha seguido en su elaboracién ninguno de los procedimientos contemplados en nuestra Constitucién para tener esa fuerza. Esa preocupacién debiera adquirir aun mayor intensidad si quien hace esa atribucién de fuerza normativa es nada menos que nuestra C. Suprema y el colegio de abogados més influyente del pafs la aplaude; si, para hacerlo, la Corte eleva "minimos éticos" a la categoria de imperativos juridicos, sin detenerse siquiera a justificar esa categorizacién; y, finaimente, si lo hace para construir (a modo de regia) una excepcidn al ejercicio de un derecho (a acceder a informacién publica) de rango constitucional (art. 8°). Cabe agregar que en fallos posteriores sobre materias anélogas (i,e., resoluciones del Consejo de Transparencia dando acceso a informacién en poder del Consejo de Defensa del Estado) y aunque en forma menos explicita, la C. Suprema ha vuelto, en los hechos, a aplicar disposiciones del Nuevo CEP como si fueran ley de la Repiblica®. Contra la opinién de la C. Suprema y del Colegio de Abogados AG, en este trabajo persigo demostrar que: (I) el Nuevo CEP carece de fuerza juridica como regulacion &tico-profesional y (ii) el estatuto juridico ético-profesional del abogado, incluyendo tanto @ los abogados afiliados a algtin colegio gremial como a aquellos que no lo estén, est constituido por los contenidos narmativos vigentes al 7 de febrero de 1981 del Cédigo de Etica del Colegio de Abogados aprobado en 1948. Para alcanzar los objetivos rectén descritos, partiré por revisar cudl era el régimen juridico de los abogados en Chile durante cada una de las etapas histéricas que es necesario tener a la vista para entender a cabalidad su situacién actual. A ello me abocaré a continuacién. 2. Regulaci6n ético-profesional de la abogacia entre 1925 y 1981 2,1. Publificacién de Ia organizacién gremial de los abogados En lo que constituye una manifestacién de la pulsién del Estado de Chile por reclamar para si todo ejercicio de poder dentro de su territorio, el decreto ley N° 406, de 1925 y, muy pronto, su norma derogatoria, la ley N° 4.409, de 1928 (en adelante, también, la "Ley Orgdnica del Colegio") confirieron y reiteraron, respectivamente, el carécter de persona juridica de derecho publico a la organizacién de abogados a la sazén existente, denominandolo "Colegio de Abogados"s; hicieron de la afiliacién a ese colegio un requisito habilitante para el ejercicio de ia abogacia?y lo dotaron de facultades normativas*y disciplinarias sobre sus afiliados en materias de ética profesional. Se traté de una manifestacién tardia de esa pulsién, considerando, por ejemplo, que la concentracién de la produccién de normas juridicas por el Estado de Chile es principalmente consecuencia de la codificacién iniciada mas de 70 afios antes (tanto porque los cédigos norman dreas muy amplias de la realidad juridicamente relevante como porque lo hacen con pretensiones exhaustivas y cuasi excluyentes) y el monopolio estatal para ejercer el poder de conocer y resolver conflictos en el orden temporal se remonta, al menos, a la Constitucién de 1833. Constituyé, adicionalmente, una manifestacién harto peculiar de esa pulsién, porque et Estado se impone aqui al gremio de los abogados que le disput soberania respecto del ejercicio de esa profesi6n sin destruir su incipiente organizacién, sino que haciéndola propia, via publificarla®, A la manera de un pirata que ha obtenido patente de corsario, la organizacién gremial, devenida en institucién paraestatal, surca ahora las aguas del quehacer profesional que justifica y enmarca su existencia én barco de mayor calado y dotado de cafiones mas potentes, sélo que el énfasis de su actividad ya no esta estructuralmente vinculado a las reivindicaciones e intereses del gremio2, por ejemplo, a “velar por el prestigio y prerrogativas de la profesién de abogado” y “dar proteccién a los abogados"%, sino que en colaborar en la consecucién de, al menos, algunos de los bienes piiblicos vinculados estructuralmente a la abogacia, asaber: el ejercicio no abusive de la profesién de abogado, el aseguramiento de asistencia judicial letrada a quienes no puedan solventaria, el desarrollo de la clencia del Derecho y de las diversas disciplinas juridicas, y el cumplido ejercicio por el Estado de su funcién jurisdiccionab, Considerando la indudable influencia politica con que, a la sazén, contaban los abogados, esta metamorfosis también puede explicarse desde el lado opuesto (0, simbidticamente, desde ambos), como una manipulacién que el gremio hace del Estado para asegurarse el mayor grado de autonomia en el ejercicio de su actividad2. Explicando el anzuelo con que los profesionales provocan al Estado con miras a lograr la publificacion de su organizacién, Carlos Pefia G. recuerda que "[e]l punto de vista funcionalista respecto de las profesiones (que Durkheim, como anota Luhmann, inaugura) subraya la ideologia del altruismo y del bien comtin, la ideologia de servicio, con que los cuerpos profesionales legitiman sus demandas [gremiales]" (Notas sobre Abogados y Educacién Legal, Borrador para Comentarios, inédito, niimero 5 del numeral 1) En efecto, en un mundo crecientemente dominado por la dicotomia Estado-individuo, Ja publificacién de esa organizacién gremial surge comola nica forma normativamente aceptable para dotar a ésta con las facultades de controlar el ingreso a la abogacia, asi como de normar y disciplinar ese quehacer profesional. Constituyen dichas facultades, a fin de cuentas, aquelio que identifica y da cohesién al gremio®, lo que explica el afén de los abogados por hacerse de éstas con la mayor autonomia posible. Por el contrario, no resulta posible justificar esas facultades en el otro extremo de la dicotomia -i,e., el individuo- a través del derecho de éste a la libre contratacién. En efecto, la afiliacién 2 una organizacién profesional como prerrequisito para ejercer la abogacia evidentemente no puede fundarse en una institucién esencialmente voluntaria como es el contrato. Las facultades normativas y disciplinarias de la misma en materias de ética profesional, por su parte, se oponen al carécter relativo de los contratos -conforme al cual sus efectos se limitan a quienes voluntariamente son partes de los mismos-, toda vez que la érbita de competencia de una organizacién profesional corresponde estructuralmente a la actividad profesional de sus miembros y esa actividad se realiza en beneficio del cliente, quien no forma parte de la profesién en cuestién en el caso paradigmético% y, consiguientemente, no cumple con el Fequisito habilitante para formar parte de la organizacién profesional, de lo que se sigue que toda actuacién de esta ultima le es ajenai®. Cabe sefialar, por ultimo, que la relevancia de la actividad que monopolizan los abogados, a saber, el acceso a la jurisdiccién, hace que el impacto de su regulacién ético-profesional en quienes no forman parte de la profesién regulada sea particularmente intenso e impide tratar @ esta excepcién al efecto relativo de los contratos como algo menor o incidental. ‘Aunque no es dudoso que los esfuerzos desplegados por los abogados para publificar su organizacién gremial hayan obedecido al espurio propésito de preservar, legitimar y potenciar al principal defensor de sus privilegios, no parece justo considerar al segundo como la nica causa de los primeros. Algtin rol debe también haber desempefiado la confianza, probablemente ingenua, de que el Colegio (i) no sucumbirfa a la tentacién de abusar de las facultades normativas y jurisdiccionales que alli se le conferian2; y (ii) tanto desde un punto de vista técnico como vivencial, era quien estaba mejor posicionado para ejercer idéneamente esas facultades. Esa confianza fue, por cierto, compartida por el legisiador de la época. Al menos, el riesgo de que ocurriera la primera de las circunstancias anotadas pesé menos en la voluntad de la Ley Organica del Colegio que el beneficio que vio asoclado a la segunda. En sintesis, la publificacién de la organizacién gremial de los abogados produce la paradoja de, a cambio de un vago compromiso con intereses puiblicos relacionados con la abogacla (vago, al menos, desde el punto de vista normativo), potenciar notoriamente la autonomia normativa y disciplinaria de esos profesionales: a partir de fa entrada en vigencia, primero, del D.L. N° 406 y, luego, de la ley N° 4.409, el Colegio de Abogados pasé a contar con el imperio del Estado para esos efectos. 2.2, El Cédigo de Etica del Colegio de Abogados que entré en vigencia en 1949 En 1948 el Consejo General del Colegio de Abogados de Chile aprobé un Cédigo de Etica Profesional para el ejercicio de la abogacia, que entré en vigencia el 1 de enero de 1949 (en adelante, el "CEP-49"). El articulo 15 de la Ley Organica del Colegio facultaba al Colegio de Abogados para regular la abogacia en los siguientes términos:: "[e]l Consejo General con acuerdo de los dos tercios de sus miembros podré, de oficio o a peticion de los Consejos Provinciales, dictar resoluciones de carécter general, relacionadas con el ejercicio de la profesién de abogado”. Fue en virtud de esa facultad que el Consejo General de! Colegio aprobé el CEP-49, segtin lo declara expresamente su prefacio. Del "eardcter general" de las resoluciones dictadas por el Colegio conforme al articulo 45 de su ley orgénica se deduce que los contenidos normativos del CEP-49 eran aplicables a todos los abogados autorizados para ejercer la abogacia en Chile. La misma conclusién (y en forma independiente) se alcanza a partir del requisito sine qua non de registro en el Colegio para el ejercicio de la abogacia¥, en tanto |as normas del Colegio por fuerza debian aplicarse, al menos, a todos sus miembros. Ese fue, por lo demas, el entendimiento del Colegio, el que, durante todo el periodo bajo andlisis, utilizé el CEP-49 como el catélogo de conductas contra el cual contrastar los comportamientos concretos sometidos a su jurisdiccién ético-profesional. En relacién con esas facultades jurisdiccionales, cabe agregar que las sanciones que el Colegio estaba autorizado para imponer en uso de las mismas iban desde la amonestacién y censura a la suspensién por un plazo que no excediera de seis meses. Mas aun, y siempre que motivos graves lo aconsejaran, el Consejo General podia sancionar a un abogado con la cancelacién de su titulo profesional. El proceso de publificacién experimentado por el Colegio de Abogados se replicé, en sustancialmente los mismos términos, en muchas de las organizaciones de las demas érdenes profesionales. Fue el caso de los colegios Médico, de Dentistas, de Ingenieros, de Técnicos, de Contadores, de Ingenieros Agrénomos y de Profesores. 3. Regulacién ético-profesional de la abogacia entre 1981 y 2005 1, Control ético como ejercicio de Ia funcién jurisdiccional Notoriamente influida por el pensamiento neoliberal, que atribuye protagonismo al individuo-en-libertad en materias econémicas, el constituyente de 1980 no solamente fue hostil con la actuacién de su tradicional adversario, el Estado, en esas materias, confingndolo a un rol subsidiario, sino también con cualquier otro cuerpo intermedio que no pudiera reconducirse a ese individuo a través de su libertad de contratacién, incluyendo a los colegios profesionales organizados como entidades paraestatales en los términos descritos en la seccién precedente®, Mas atin, el notorio conflicto de intereses que experimentaban esos colegios profesionales en las materias respecto de las cuales el Estado les habia conferido potestades publicas’! constituyé una razon adicional de peso para desconfiar de la manera en que las ejercerian™, La norma contenida en el texto definitive de la segunda frase del inc. 4° N° 16 art. 19 de la Constitucién de 1980 representa, dada su jerarquia, la principal manifestacin de esa hostilidad2a En lo que toca a los colegios profesionales y a fin de evitar Ia antinomia entre, por una parte, la norma recién citada de ese cuerpo legal, gue prohibe la afiliacién o desafiliacién como requisito para el ejercicio de una profesién, de inminente entrada en vigencia y, por la otra, las leyes organicas de los colegios profesionales referidos en ia seccidn anterior -que hacian de la afiliacién de los profesionales al colegio de la orden respectiva un prerrequisito para el ejercicio profesional-, el 7 de febrero de 1981 el Poder Legislative de la época dicté, precipitadamente, corno veremos, el decreto ley N° 3.621, (en adelante, el "D.L. N° 3.621"), con fuerza inmediata. EI D.L. N° 3.621 redujo radicalmente el estatus y facultades juridicas de todos esos colegios profesionales, impactando intensamente al hacerlo la regulacién de la ética profesional, dado que eran precisamente los colegios quienes monopolizaban las facultades ‘normativas y jurisdiccionales de esa area del derecho respecto de los miembros de su orden. En efecto, entre otras cosas: (i) por medio de su articulo 1°, atribuyé a los colegios profesionales -incluyendo al de abogados- el cardcter de asociaciones gremiales, sujeténdolos, consiguientemente, a las normas aplicables a esas personas juridicas®en lo que no se contrapongan con las disposiciones de sus respectivas leyes organicas en la parte en que no sean derogadas por el presente decreto ley"; (il) por su articulo 3°, privé a los colegios profesionales de facultades "para conocer y' resolver los conflictos que se promuevan entre profesionales o entre éstos y sus clientes, como consecuencia del ejercicio de la profesién, camo asimismo aquellos que les permiten conocer y sancionar las infracciones a la ética profesional”; (iii) por el inciso 1° de su articulo 4°, confirié competencia para conocer y resolver dichos conflictos a los ribunales de Justicia’; (iv) por su articulo 1° transitorio, derogé (90 dias después de su entrada en vigencia) sus leyes orgdnicas (en el caso del Colegio de Abogados, la Ley Organica del Colegio); (v) por su art. 2° transitorio, otorgé al presidente de la Republica (actuando de la manera y dentro del plazo que fijé al efecto), facultades normativas en materias de ética profesional, y (vi) como consecuencia de la condicién de asociacién gremial que atribuy6 a los colegios profesionales y de la derogacién de sus _leyes orgénicas, entre otras razones, privé a los colegios profesionales de facultades normativas en materias de ética profesional. Adicionalmente, respecto a la normativa aplicable por los Tribunales de Justicia en ejercicio de su nueva competencia sobre faltas a la ética profesional, el mismo 1° del articulo 4° D.L. N° 3.621 establecié que "todapersona que fuera afectada por un acto desdoroso, abusivo, o contrario a la ética, cometido por un profesional en el ejercicio de su profesién, podré recurrir a los Tribunales de Justicia en demanda de la aplicacién de las sanciones que actualmente contemplen para estos actos la Ley Organica del Colegio respectivo 0 las normas de ética vigentes"2, La norma transcrita puede leerse exclusivamente como una remisién a las penas, pero no a los deberes ético-profesionales cuya infraccién acarreaba la aplicacién de las mismas. Su texto sugiere esa posibilidad, pues hace referencia a las "sanciones que actualmente (...)” y no a los deberes éticos; porque su primera parte estableceria las condiciones de aplicacién de dichas sanciones al hablar de “acto desdoroso, abusivo, contrario a {a ética, cometido por un profesional en el ejercicio de su profesién’, y, a mayor abundamiento, porque la parte final del articulo 4° faculta @ pedir la aplicacion de las sanciones en comento "para estos actos", vale decir, para los descritos en la primera parte del articulo 4°. De prevalecer esta interpretacién restringida, el inciso 1° art. 4° D.L, N° 3,621 habria hecho sobrevivir, por la via de integrarlas por remisién, exclusivamente las normas de la Ley Orgdnice del Colegio que fijaban y regulaban las sanciones a imponer por faltas de los abogados a sus deberes ético-profesionales (arts. 16 a 26). EI CEP-49, al menos en tanto regulacién aplicable a todos los abogados en Chile y cuya infraccién podfa acarrear la suspensién o cancelacién del titulo profesional, habria sido derogado tanto por el articulo 1° transitorio D.L. N° 3.621 (toda vez que esa norma deroga -al cabo de 90 dias de vigencia- la Ley Organica del Colegio y el CEP-49 es una cristalizacién de facultades conferidas por el articulo 15 de esa ley)%como por el articulo 7° D.L. N° 3.621%, En efecto, Ia sobrevivencia del CEP-49 con las calidades anotadas resultaba contradictoria con haber devenido el Colegio, en virtud del D.L. N° 3.621, en una persona juridica de derecho privado (asociacién gremial) respecto de la cual no existe afiliacién obligatoria y cuyos poderes normativo y sancionatorio se limitaban @ sus miembros y, como maximo, a la expulsién de la asociacién. La anterior no es la mejor lectura del texto bajo andlisis. Por el contrario, la descripeién genérica de su primera parte ("acto desdoroso, abusivo, 0 contrarioa la ética, cometido por un profesional en el ejercicio de su profesién") debe entenderse como remitiéndose a, de existir, a concrecién de esos tipos genéricos que se hubieren hecho en las leyes organicas de los colegios profesionales o en las cédigos ético-profesionales. que éstos pudieren haber dictado conforme a aquéllas. En el caso de los abogados, lo anterior importa sostener que el inc. 1° art. 4° D.L. N° 3.621 habria hecho propios los contenidos normativos del CEP-49 vigente al 7 de febrero de 1981. Varias de las, fazones que Justifican esta lectura han sido Wcidamente descritas por el profesor Antonio Bascufién R. en las secciones 3.3 (aplicable a los abogados solamente) y 3.4 (aplicable a cualquier otra profesién) del documento inédito de su autoria, denominado “Aprobacién y Aplicabilidad de Nuevas Reglas sobre ta Etica Profesional del Abogado y Vigencia del Cédigo de Etica Profesional de 1949, Minuta de Discusién", de fecha 16 de marzo de 2009 (en adelante, la "Minuta de Discusién")28: "3.3 (...) la relacién sistematica existente entre el art. 16 L 4409 y el CEP permite considerar justificadamente a las regias de comportamiento de! CEP como parte integrante de la norma sancionatoria establecida en dicho articulo. Las sanciones fijadas por el art 16 L409 proceden en caso de comisién de los actos sefialados por el mismo precepto -que corresponden a los actos sefialados por el art 4° D.L. N°3621- y las normas del CEP determinan qué comportamientos cuentan como esos actos. Luego, la norma sancionatoria a la que se remite el att. 4° D.L. N° 3.621 comprende tanto la regia de adjudicacién que especifica la sancién -la disposicién legal- como las normas de comportamiento que especifican sus condiciones de aplicacién -las disposiciones del CEP. 3.4-, Adicionalmente, cabe sefialar que la hipétesis relativa a la realizacién de "un acto (...) contrario a la ética profesional’, prevista por el art. 4° D.L. N°3621, sdlo puede ser aplicada mediante su correlacién con normas de comportamiento de la ética profesional. En relacién a esta hipétesis, el art. 4° no consagra una norma de comportamiento sino que se refiere a la infraccién de normas de comportamiento como presupuesto de un reclamo. Por lo tanto, al menos en lo que respecta a esta hipétesis, la remisién efectuada por dicho articulo a las ‘normas de ética vigentes' tlene que ser entendida como una remisién a normas de comportamiento de la ética profesional y no s6lo a normas sancio-natorias. En el caso de la profesién de abogado, dichas normas se encuentran establecidas en el CEP". A esas razones cabe agregar: (a) Que la interpretacién contraria importaba que sanciones de Intensidad penal, como la suspensién y cancelacién de titulos profesionales, pasaran a ser ta solucién normativa de condiciones de aplicacién mucho menos precisas (e! genérico acto desdoroso, abusivo o contrario a la ética) que, incluso, las contenidas en leyes orgdnicas 0 cédigos deontolégicos 2 la sazén vigentes, todo un sinsentido si se considera que el inciso final de! N° 3 del articulo 19 de la Constitucién de 1980%, de inminente entrada en vigencia, se esforzaba en consagrar el aspecto lege stricta del principio de tipicidad. (b) El inc. 2° art. 2° transitorlo D.L. N° 3,621%reconoce que normas de ética profesional sobreviven las derogaciones efectuadas por sus arts. 7° y 1° transitorio: en efecto, para modificar una norma es preciso que ésta exista. Como vimos, esas normas derogatorias incluyen en principio cualesquier_normas ético- profesionales. Luego, para que normas que tengan esa tiltima calidad no hayan sido derogadas ha de existir una excepcién a dichas derogaciones. Cabe consignar que la tinica excepcién posible es el inc. 1° art. 4° D.L, N° 3.621 si se la interpreta del modo que defiendo, interpretacién que, consiguientemente, deviene en forzosa®. El presidente de la Reptiblica no ejercié las facultades conferidas por dicho inc. 2° art. 2° transitorio D.L. N° 3.621 dentro del plazo fijado al efecto. Asi, la normativa que regulaba la ética profesional por la via de integrar el D.L. N° 3.621, en el caso de los abogados, con el CEP-49 vigente al 7 de febrero de 1981 (en adelante, el "CEP-81") y la Ley Orgdnica del Colegio, devino en legisiacién ético-profesional de carécter permanente. La interpretacién del inc. 1° art. 4° D.L, N° 3.621 que venimos defendiendo fue reconocida en la sentencia de apelacién Bernstein K. Ricardo con Albénico V Fernando, dictada por la C, de Apelaciones de Santiago en 1988%2, Cabe sefialar que esta sentencia ha fijado un criterio jurisprudencial en esta materia 35, A la fecha de entrada en vigencia del D.L. N° 3.621 (7 de febrero de 1981), el CEP-49 solamente habia sido objeto de tres modificaciones, a saber: (i) en sesién de 12 de diciembre de 1960, el Consejo General modificd su articulo 14; (ii) en sesién de 10 de julio de 1961, el Consejo General modifié su articulo 42, y (iil) en su sesién de junio, julio 0 agosto de 1967, ef Consejo General modificé su articulo 47. De esa manera, el texto. del CEP-81 corresponde al CEP-49 original modificado en esas tres oportunidades. En conclusién, con la entrada en vigencia del D.L. N° 3.621, y en lo que toca a los abogados, los Tribunales de Justicia: (I) tenian jurisdiccién privativa para conocer y decidir sobre la imposicién de sanciones a abogados por haber éstos realizado actos contrarios a sus deberes ético-profesionales, y (ii) cuando ejercian esa funcién Jurisdiccional, los Tribunales de Justicia aplicaban formalmente el D.L. N° 3.621, lo que equivalia a aplicar sustantivamente el contenido normativo del CEP-81 (en relacién con el art. 15 de la Ley Orgénica del Colegio) para a determinacién de los deberes ético- profesionales de los abogados; y los arts. 16 a 26 de esa ley orgénica para determinar cuales sanciones correspondia imponer a los abogados que hubieran infringido tales deberes. A lo anterior cabe agregar que, conforme al art. 4° D.L. N° 3.621 y entre otras cosas, (ili) los asuntos sometidos a esa jurisdiccién “se consideran como de naturaleza contencioso civil", y (iv) "su tramitacién se ajustard al procedimiento sumario". 3.2. Control ético-profesional como policia correccional A pesar de los tajantes términos de los arts. 3° y 4° D.L. N° 3.621, el Colegio de Abogados AG, sucesor legal del Colegio de Abogados, continué intensamente juzgando reclamaciones formuladas en contra de sus miembros por infraccién a sus obligaciones ético-profesionales fijadas por el CEP-81 e imponiéndoles sanciones a éstos cuando a su juicio las reclamaciones resultaban fundadas. En lo que toca a sus facultades normativas, y acaso consciente de la frégil justificacién Juridica de éstas, el Colegio de Abogados AG las ejercié sélo en lo indispensable para poder llevar a cabo la funcién disciplinaria referida en el parrafo precedente, En ‘relacién con ese fenémeno, tal vez valga considerar que, producto de la capitis diminutio perpetrada en contra del Colegio de Abogados por el D.L.N° 3.621, los abogados (y, por cierto, su organizacién gremial) pasaron a encontrarse en una situacién de autonomla del Estado similar a la de sus raices medioevales. No se trataba de un vestido nuevo del todo, al que el gremio no pudiere acomodarse para asi continuar ejerciende algin rol en la ética profesional de la orden. En esta coyuntura, el acomodo consistié en una forzada interpretacién de ley, como veremos a continuacién. Adicionalmente, y segtin anticipamos, no es de extrafiar que el Colegio de Abogados AG se empefiara en ejercer facultades disciplinarias en materias de ética profesional, al punto, incluso, de adherir a interpretaciones forzadas de textos legales, toda vez que la ética profesional, junto al relacionado derecho a controlar el ingreso y salida de la ‘orden, es el émbito que tanto histérica como estructuralmente identifica a la orden profesional y, consiguientemente, justifica la existencia de la organizacién que agrupa a sus miembros. Dejar de desempefiar un rol en ese campo condena al Colegio a la intrascendencia y, mas tarde, probablemente, a la desapariciin. Finalmente, cabe consignar que (i) siguiendo el ejemplo del Colegio de Abogados AG y sustancialmente en los mismos términos, la mayoria sino todos los colegios profesionales devenidos ahora en organizaciones gremiales ejercieron funciones disciplinarias en materias de ética profesional sobre sus miembros durante este perfodo, y (ii) en las sentencias de recursos de proteccién interpuestos en contra de colegios profesionales por profesionales miembros de los mismos en razén del ejercicio, por los primeros de sus funciones disciplinarias en materias de ética profesional, los tribunales tendieron a reconocer que el sistema juridico conferia a los colegios esas, facultades, En todo caso, el control ético-profesional llevado a cabo por el Colegio de Abogados AG se distinguié del realizado por el Colegio de Abogados previo a la entrada en vigencia del D.L. N° 3.621 en, al menos, dos importantes aspectos. En primer lugar y dado el nuevo escenario (a partir de 1981) de libertad de afiliacién y desafiliacién a los colegios profesionales y de que la colegiatura no era requisito para el ejercicio profesional, el control ético-profesional del Colegio de Abogados AG pasé a eercerse exclusivamente sobre los abogados que se sometian voluntariamente al mismo por la via de inscribirse en los registros de ese colegio. En segundo lugar, las sanciones impuestas por el Colegio de Abogados AG por Infracciones al CEP-81 se limitaron a la “amonestacién verbal, censura por escrito, multa, suspensién y expulsién (...) de acuerdo con la gravedad de la Infraccién cometida (...) [pudiendo} ademas ordenarse la publicidad de la sancién"=, la que se efectuaba en la edicién periédica de ese colegio, denominada Revista det Abogado, dirigida a todos sus miembros. Quedaron, de ese modo, excluidas como sanciones susceptibles de ser aplicadas por el Colegio de Abogados AGa sus miembros, en razén de infracciones a sus deberes ético-profesionales, la suspensién hasta por un plazo no superior @ sels meses y la cancelacién del titulo profesional, Doctrina®®, jurisprudencia®® y los mismos colegios profesionales que actuaron de la manera indicada®? (incluyendo tanto el continuar ejerciendo facultades disciplinarias en materias ético-profesionales como ta nueva forma de hacerlo) han justificado ese proceder aludiendo a que los colegios, dada su nueva naturaleza juridica de asociaciones gremiales regidas por las disposiciones del D.L. N° 2.757, calificaban también en el género mas amplio de corporaciones de derecho privado yy, consiguientemente, estaban regulados supletoriamente por fas normas contempladas en el Titulo XXIII, Libro I del Cédigo Civil. De acuerdo a lo anterior y ante el silencio del D.L, N° 2.757: (i) los colegios profesionales contaban con las facultades normativas establecidas por el articulo 553 del CC, conforme al cual sus “estatutos (...) tienen fuerza obligatoria sobre toda ella, y sus miembros estén obligados a obedecerlos bajo jas penas que los mismos estatutos impongan"; (ii) conforme al art. 4° del Reglamento sobre Concesién de Personalidad Juridica a Corporaciones y Fundaciones* (en adelante, el "Reglamento de Corporaciones"), los estatutos de éstas debian “[clontener (..) 3. Las categorias de socios, sus derechos y obligaciones, las condiciones de incorporacién y la forma y motivos de exclusién (...)", y (iii) el articulo 554 del CC los dotaba del "derecho de policia correccional que sus estatutos le confieran, y ejerceran este derecho en conformidad a ellos". Los cédigos de ética profesional y las sanciones asociadas a la Infraccién de sus normas estaban, de una u otra manera, recogidas en los estatutos de dichos colegios profesionales, de modo que resultaban obligatorios para sus miembros (art. 553 CC) y autorizaban al respectivo colegio a ejercer sobre &stos su derecho de policla correccional, en caso de infraccién (art. 554 CC) Finalmente, Miguel Angel Feméndez G. ancla esta justificacién del actuar de los colegios®en un soporte constitucional: no podrian desconocerse las facultades normativas y disciplinarias domésticas de los colegios profesionales sin afectar "la adecuada autonomia para cumplir sus propios fines especificos" que el inc. 3° del art. 1° de la Constitucin les garantizaba en tanto "grupos intermedios* La recién enunciada justificacién de las facultades normativas y disciplinarias de los colegios profesionales sobre sus miembros en materias de ética profesional es equivocada. A continuacién desarrollo dos lineas argumentativas que respaldan esta afirmacion. La primera linea argumentativa discurre de la manera siguiente: las normas juridicas que establecen facultades normativas y de policia correccional para las corporaciones (arts, 553 y 554 CC) refieren esas facultades a los "estatutos" de las mismas. En otras palabras, son los "estatutos” de la corporacién lo que es obligatorio para sus miembros (art. 553) y cuya infraccién es conocida y sancionada por ésta (art. 554). La expresién estatutos” allf utilizada debe entenderse como ley interna de las corporaciones, tanto porque ése es su sentido natural y obvio%, como porque siempre es utlizado en ese sentido en el parrafo "de las personas juridicas [sin fines de lucro]" de nuestro Cédigo Civil. Asi lo ha entendido, por lo demas, nuestra doctrina*, El CEP-81 regula la relacién de los asociados con terceros ajenos a [a corporacién (i.e., la relacién cliente- abogado 0 con potenciales clientes); con instituciones publicas (fundamentalmente, la Administracién de Justicia y del Estado); con otros abogados (sin discriminar siestén o no colegiados en el Colegio de Abogados AG) a propésito del ejercicio profesional, y la publicidad o solicitacién de sus servicios. Resulta evidente gue ninguna de estas actividades califica como de goblerno interno de la corporacién. Asi, por lo demés, lo ha entendido el mismo Colegio de Abogados AG, que ha dictado documentos que ha denominado "Estatutos" sin incluir el Cédigo de Etica Profesional dentro de los mismos. Por el contrario, sus cédigos de ética profesional siempre han recibido esa denominacién y un tratamiento separado. Si el CEP-81 no forma parte de los estatutos, entonces no aplica respecto de él lo dispuesto en los articulos 553 y 554 CC. Vale decir, no pueden derivarse validamente de esas disposiciones facultades normativas y disciplinarias de los colegios profesionales sobre sus miembros en materias de ética profesional. En cuanto a la segunda linea argumentativa, atin si (equivocadamente) se concluye que los arts. 553 y 554 del CC conferian a los colegios profesionales (en tanto corporaciones de derecho privado) facultades disciplinarias y normativas sobre sus miembros en materias de ética profesional, debe entenderse que el art. 3° D.L. N° 3.621 los privé de esas facultades via derogacién, como ya lo planted el profesor Miguel A. Fernéndez‘, En lo que toca a las facultades disciplinarias, el articulo 3° D.L. N° 3.621 derogé “todas las disposiciones legales que facultan a los Colegios Profesionales para conocer y resolver los conflictos que se promuevan entre profesionales, o entre éstos y sus clientes, como consecuencia del ejercicio de la profesién, como asimismo aquellas que les permiten conocer y sancionar las infracciones a la ética profesional” (énfasis agregado). Existiria una antinomia entre el art. 3° D.L. N° 3.621 y el art. 554 del Cédigo Civil cuando quien ejerce el derecho de policia correccional consagrado en la Ultima de esas disposiciones es una corporacién que, ademas, es un colegio profesional y, adicionalmente, cuando ese colegio profesional esté ejerciendo su derecho de policia correccional a propésito de supuestas Infracciones a la Etica Profesional de uno 0 més de sus miembros. Aplicando los criterios de temporalidad!® y de especialidad, ia antinomia anotada debe resolverse a favor del articulo 3° D.L. N° 3.621. Luego, los colegios profesionales carecen de derecho de policia correccionalen lo que dice relaci6n con Infracciones a la ética Profesional de parte de sus miembros. La misma conclusion se alcanza -y de manera independiente- si se considera que el inc. 2° art. 4° D.L. N° 3.621 establece que "[p]ara todos los efectos, ef asunto [ético-profesional] como de naturaleza contencioso civil" y que, conforme al inc. 1° del articulo 73 del texto original de la Constitucién (actual articulo 76), "[lJa facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverias y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley”. En cuanto a las facultades normativas del Colegio de Abogados AG, el articulo 7° D.L. N° 3.621 explicita (redundantemente) el criterio de solucién de antinomias por temporelidad de nuestro sistema juridico, al establecer que "[a] partir de la vigencia del presente decreto ley, se derogan todas las normas contrarias a sus disposiciones". El art, 4° inc, 2° D.L. N° 3.621 (via incorporar a esa ley, por remisién expresa, las normas de ética profesional contenidas en las leyes organicas de los colegios profesionales o dictadas por éstos en conformidad a aquéllas) fijé las normas -con Jerarquia de ley- que debe aplicar quien ejerce jurisdiccién ético-profesional Gurisdiccién entendida como manifestacién de soberania de! Estado). Como recién vimos, el art. 3° D.L. N° 3.621 privé a los colegios profesionales de jurisdiccién ético- profesional. Por consiguiente, las normas que los colegios profesionales pudieran haber dictado en materias de ética profesional no habrian tenido el cardcter de obligatorias, toda vez que los tinicos autorizados para conocer de infracciones ético-profesionales - los tribunales ordinarios de justicia- estaban obligados a considerar otro catdlogo de esos deberes. Asi, se suscita una antinomia entre los arts, 3° y 4° D.L, N° 3.621 y el art. 553 CC. La antinomia se produce exclusivamente cuando se trate de una corporacién que a la vez es un colegio profesional y, ademds, respecto de aquella parte de los estatutos del colegio profesional que corresponda a normas de ética profesional para sus miembros. La antinomia se resuelve, por aplicacién tanto del art, 7° D.L. N° 3.621 como de los criterios de temporalidad y especialidad de nuestro sistema juridico, a favor del decreto ley. A lo anterior cabe agregar que la razén expresada en el 4° considerando de! D.L. N° 3,621 (citado més arriba) para desconflar de los colegios profesionales como encargados de resolver confilctos por Infracciones @ la Etica Profesional aplica, con igual o quizé mayor fuerza, @ encomendarles la elaboracién de la normativa ético-profesional. Con todo, lo afirmado precedentemente respecto al recorte de las facultades normativas y sancionatorias de los articulos 553 y 554 CC por el D.L. N° 3.621 seria incorrecto si las facultades normativas y de policia correccional sobre materias de ética profesional de los colegios profesionales fueran parte esencial de sus fines especificos. En tal caso, la extensién del D.L. N° 3.621 recién descrita se encontraria en una situacién de antinomia con la garantia de “adecuada autonomia para cumplir sus propios fines especificos” establecida por el art. 1° inc. 3° de la Constitucién a favor de los grupos Intermedios, en relacién con el N° 26 del art, 19 de esa misma Constitucién. Por razones de jerarquia y temporalidad, la garantia constitucional, en principio, primaria. Cabe, sin embargo, descartar lo anterior. Tal vez nuestra. primera linea argumental no sea suficientemente fuerte como para despejar toda duda razonable respecto de la validez de su conclusién final, conforme a la cual las facultades conferidas a los colegios profesionales por los arts. 553 y 554 CC se encuentran por definicién acotadas al gobierno interno de los colegios y, por lo tanto, la ética profesional les resulta exorbitante. Esa eventual ausencia de certeza careceria, sin embargo, de relevancia si nuestra primera linea argumental fuera, al menos, capaz de confirmar que no es esencial a las facultades de los articulos 553 y 554 CC el ‘extenderse a materias distintas al gobierno interior de las corporaciones. En tal caso, el recorte de esas facultades que hace el D.L. N° 3.621 no afectaria el compromiso que la Constitucién ha tomado con los grupos intermedios (Incluyendo a los colegios) de garantizar su adecuada autonomia para cumplir sus propios fines especificos, asegurdndoles, ademas, que "los preceptos legales (...) que por mandato de la Constitucién regulen o complementen las garantias que ésta establece 0 que las limiten en los casos en que ella lo autoriza, no podran afectar los derechos en su esencia". Por consiguiente, o los colegios profesionales nunca han tenido facultades normativas y disciplinarias para elaborar cédigos de ética profesional o el D.L. N° 3.621 los priv de esas facultades sin afectarlas garantias constitucionales que benefician 2 esos colegios en tanto grupos intermedios®. Las conclusiones anotadas en este parrafo se ven apoyadas por el razonable criterio interpretativo que aconseja cautela en la aplicacién directa de los preceptos constitucionales, especialmente cuando se trata de normas juridicas que ponderan intereses de rango constitucional en. pugna, en el caso de marras, por una parte, la adecuada autonomia de los grupos intermedios y, por la otra, principalmente, la radicacién de la jurisdicclén en érganos creados por ley al efecto (la jurisdiccién se veria afectada en tanto podria haber dos tribunales conociendo de unos mismos hechos _y, _potencialmente, aplicando estandares de conducta y sanciones distintos). EI articulo 23 de la Constitucién, finalmente, exige ser especialmente cuidadoso a la hora de determinar la extensién de la autonomia de los grupos intermedios. 4, Régimen ético-profesional actual de la abogacia La ley N° 20.050, de 2005, por medio de la cual se modificé la Constitucién, agregé al final del parrafo 4 del N° 16 de su art. 19 el siguiente texto: "Los colegios profesionales constituidos en conformidad a la ley y que digan relacién con tales profesiones, estaran facultados para conocer de las reclamaciones que se interpongan sobre la conducta ética de sus miembros. Contra sus resoluciones podré apelarse ante la Corte de Apelaciones respectiva. Los profesionales no asociados serén Juzgados por los tribunales especiales establecidos en la ley" Esa misma ley incorporé a la Constitucién Ia siguiente modificacién transitoria: "49", En tanto no se creen los tribunales especiales a que alude el pérrafo cuarto del néimero 16 del articulo 19, las reclamaciones motivadas por la conducta ética de los profesionales que no pertenezcan a colegios profesionales, serén conocidas por los tribunales ordinarios"=, Existe consenso entre quienes han escrito sobre esta materia que la modificacién de la ley N° 20.050, de 2005, al art. 19 N° 16, inc. 4° de la Constitucién (en adelante, la “Modificacién al 19 N° '16") se limitS exclusivamente a materias de jurisdiccién y competencia, a saber: (i) la primera frase agregada otorgé jurisdiccién (entendida como manifestacién de la soberania estatal) a los colegios profesionales para juzgar reclamaciones en contra de sus miembros por infracciones a sus deberes ético- profesionales; (li) la frase final ordend al legislador la creacién de tribunales especiales con competencia para juzgar reclamaciones en contra de profesionales no coleglados por infracciones a sus deberes ético-profesionales, y (iii) su segunda frase agregada confirms el caracter de doble instancia de la jurisdiccién ético-profesional (tanto la de los colegios como {a de los tribunales especiales) y fa competencia a ese efecto de las C. de Apelaciones, segiin las reglas generales. Por su parte el art, 49 transitorio de la ley N° 20.050 incorporé un nuevo art. 20 transitorio a la Constitucién, por medio det cual atribuyé a los tribunales ordinarios la competencia otorgada a los tribunales especiales por la frase final de fa Modificacién al 19 N° 16, mientras estos Uitimos no se creen. A la fecha de este trabajo, dichos tribunales especiales no han sido creados. El proyecto de ley que lo hace, Mensaje N° 518-357, de 5 de junio de 2009, esta Paralizado desde enero de 2010 en la Cémara de Diputados, en primer trémite constitucional. Considerando, ademés, que bajo la vigencia del D.L. N° 3.621 las reclamaciones por Infracciones ético-profesionales ya eran de la competencia exclusiva de los tribunales ordinaries y tenfan el cardcter de materias de doble instancia conforme a las reglas generales, la Unica novedad practica que la Modificacién al 19 N° 16 introduce en materia de ética profesional es el otorgar jurisdiccién a los colegios profesionales para juzgar las reclamaciones por la conducta ético-profesional de sus miembros, incluyendo la consiguiente limitacién, via derogacién técita, de la recién indicada ‘competencia exclusiva de los tribunales ordinarios sobre conflictos éticos profesionales, En la medida que la derogacién técita, por su naturaleza, Unicamente deja sin efecto aquello en que la norma posterior contradice a la anterior, toda normativa sobre ética profesional distinta a la atribucién de jurisdiccién y competencia para esa materia que tenia fuerza legal a la entrada en vigencia de la modificacién constitucional permanecié inalterada. Lo anterior incluye, entre otras, las normas que definen los deberes ético- profesionales (en el casode los abogados, el CEP-81), las que determinan las sanciones para el caso de infraccién a esos deberes (en el caso de los abogados, los arts, 16 a 26 de la Ley Organica del Colegio) asi como, ahora respecto de cualquier profesional, las normas procesaies incluidas en los incisos 3° a 5° del art. 4° D.L. N° 3.621 que, entre otras cosas, consideran tales asuntos "como de naturaleza contencioso-civil", someten su tramitacién al “procedimiento sumario", y disponen “que la sentencia que se dicte en este procedimiento produciré, en lo pertinente, cosa juzgada en el juicio civil que se iniciare para cobrar los perjuicios causados". Las conclusiones anotadas son correctas solamente en tanto quien ejerza la jurisdiccién ético-profesional sea un "Tribunal de Justicia". Lo anterior, porque (I) la fuerza juridica de todas las normas ético-profesionales no atributivas de jurisdiccién 0 competencia recién indicadas deriva de que éstas forman parte, expresamente o por remision, del D.L. N° 3.621, y (Ii) ese decreto ley establece expresamente que éses son las normas, sanciones y procedimientos que en materias de ética profesional deben aplicar los “Tribunales de Justicia"=2. El profesor Bascufién R. ha sostenido que los colegios profesionales empo-derados por la Modificacién del 2005 para conocer de las reciamaciones que se interpongan sobre la conducta ética de sus miembros no serian "Tribunales de Justicia” en el sentido que le da a esa expresién el art. 4° D.L. N° 3.6212. Por consiguiente, cuando el Colegio de Abogados AG juzga una reclamacién sobre posible infraccién a deberes ético- profesionales por uno de sus abogados miembros, en principio, no tiene ley de fondo que fije cudles son esos deberes, ni un catélogo de sanciones que imponer para el caso de infraccién a los mismos, ni un procedimiento a aplicar*. Si el Colegio juzgara esa reclamacién con arreglo a los contenidos normativos del CEP-81, a los sancionatorios de la Ley Organica del Colegio y conforme al procedimiento sumario, estaria infringiendo la garantia constitucional de legalidad en el ejercicio de la potestad sanciona-toria del Estado, algo especialmente grave, dado que, como dijimos, algunas de las sanciones susceptibles de ser impuestas conforme a la Ley Orgénica del Colegio tienen incluso entidad penal. Siguiendo, con toda probabilidad, esa linea argumental, el Colegio de Abogados AG le atribuyé durante un tlempo caracter programético a la Modificacién al 19 N° 16: dicho colegio consideraba que no podia ejercer la jurisdiccién ético-profesional alli conferida, toda vez que, de hacerlo, infringiria las normas constitucionales que aseguran a toda persona que "[nJingiin delito se castigard con otra pena que la que sefiale una ley promulgada con anterioridad a su perpetracién"; que "[nJinguna ley podré establecer Penas sin que la conducta que sanciona esté expresamente descrita en ella", y que "[HJoda sentencia de un érgano que ejerza jurisdiccién debe fundarse en un procedimiento previo legalmente tramitado", La calificacién de la norma en comento como programatica no inhibié, sin embargo, al Colegio de Abogados AG para seguir conociendo y fallando reclamaciones en contra de sus miembros por infracciones a sus deberes ético-profesionales. El Colegio sostuvo que, dado ese cardcter programatico, nada habia cambiado y, consiguientemente, continuaba autorizado para ejercer esas funciones en virtud de su derecho de policia correccional en tanto corporacién de derecho privado, conforme al art. 554 del Cédigo, civil, El Colegio de Abogados AG, asi como los demas colegios profesionales que siguieron la conducta descrita, se vieron forzados a modificar esa interpretacién cuando las cortes de apelaciones aceptaron conocer por via de apelacién los fallos de los colegios en materias de ética profesional®, Lo anterior Implicaba necesariamente reconocer la vigencia y operatividad de la Modificacién al 19 N° 16, toda vez que, para que proceda una apelacién, es necesario (aunque no suficiente) que se refiera a una sentencia dictada por un érgano jurisdiccional actuando como tal. Conforme al Profesor Bascufién R. la situacién actual es la siguiente: "Del hecho que la jurisdiccién disciplinaria de! Colegio en materia de ética profesional tenga actualmente el caracter de potestad publica de control ético, equiparable (como competencia alternativa) a la de los tribunales, no se deduce sin embargo que deba ejercerse conforme a las mismas reglas establecidas por la ley para los tribunales. La reforma constitucional ciertamente establecié una regia de competencia contradictoria con el art, 3° D.L. N°3.621 al facultarlos para ‘conocer de las reclamaciones que se interpongan sobre la conducta ética de sus miembros’, pero no extendié el art. 4° D.L. N° 3.621 a los colegios profesionales. En virtud del principio de legalidad, el modo como ellos ejercen esta nueva potestad sélo puede ser el modo como la ley actualmente vigente los faculta @ actuar en tanto personas juridicas, es decir, el modo que les corresponde en su calidad legal de asociaciones gremiales. Es sdlo en esa calidad como puede ejercer validamente 1a potestad conferida por la Constitucién, mientras no sea modificada la legislacién que les es aplicable” De esa manera, conforme a esa tesis, hasta ahora dominante (en adelante, la "Tesis Dominante"), el Colegio de Abogados AG: (a) estaria facultado para juzgar reclamaciones en contra de sus miembros por infracciones a sus deberes ético- profesionales; (b) al efectuar ese juzgamiento estarfa _ejerciendo la funcién jurisdiccional en materias de ética profesional conferida a los colegios por la Modificacién al 19 N° 16; (c) careceria de una regulacién de rango legal para ejercer esa funcién jurisdiccional, toda vez que la existente estd predicada para cuando quien leva a cabo esa funcién es un "Tribunal de Justicia” y el colegio no lo seria; (d) asi las cosas, los colegios profesionales no pueden ejercer su funcién jurisdiccional sino conforme a su naturaleza de corporaciones, esto es: (d.1) conforme al art. 553 CC, los deberes ético-profesionales a que estarian obligados sus miembros serian los fijados por su estatuto (o en virtud de éste), vale decir, hasta el 1 de agosto de 2011, los contenidos en el CEP-81 y, a partir de esa fecha, los del Nuevo CEP; (d.2) conforme al mo articulo, el Colegio solamente estaria autorizado a imponer a sus miembros que hubieren infringido deberes ético-profesionales las penas fijadas al efecto en sus estatutos; (d.3) dado que actuaria como corporacién, la pena maxima que el Colegio podria imponer seria la expulsién del mismo (publicitada entre los miembros), Pero nunca la suspensién del derecho @ ejercer la profesién o la cancelacién del titulo profesional; y (d.4) finalmente, conforme al art. 554 del mismo cuerpo legal, el procedimiento conforme al cual el Colegio ejerceria su funcién jurisdiccional seria el fijado al efecto en sus estatutos o dictado en conformidad a ellos, En sintesis y por falta de ley aplicable, se trataria de una potestad pdblica ejercida como policia correccional de corporacion. La Tesis Dominante esté en lo cierto cuando afirma que: (a) la Modificacién al 19 N° 16 se encuentra plenamente vigente y operativa (sin perjuicio del cardcter programatico de la norma contenida en su Ultima frase), y (b) la regulacién de la funcién jurisdiccional en materias de ética profesional que hace el D.L. N° 3.621 aplica solamente cuando quien realiza tal funcién son los Tribunales de Justicia. Yerra, sin embargo, al sostener que los colegios profesionales, incluido el Colegio de Abogados AG, no califican como Tribunales de Justicia cuando ejercen la funcién jurisdiccional en materias de ética profesional que les ha conferido la Modificacién al 19 N° 16. Conforme a la interpretacién alternativa que propongo en este trabajo, cuando los Colegios profesionales ejercen jurisdiccién en materias de ética profesional son evidentemente Tribunales de Justicia. Al tener esa calidad, les resulta plenamente aplicable el D.L. N° 3.621 que, a su turno, regula, con jerarquia de ley, el ejercicio de la funcidn jurisdiccional en materias de ética profesionai. Asi, en el caso de los colegios de abogados respecto de sus miembros, deben aplicar los deberes ético-profesionales del CEP-81; imponer las sanciones contempiadas en la Ley Orgénica del Colegio, incluyendo la suspensién y cancelacién del titulo, cuando corresponda, y someter las Feclamaciones formuladas en contra de sus miembros por faltas a sus deberes ético- profesionales al procedimiento sumario (ademas de sujetarse al art. 4° D.L. N° 3.621 en las demas materias alli normadas). Si lo anterior es correcto, la forma en que el Colegio de Abogados AG ejerce actualmente jurisdiccién ético-profesional sobre sus miembros es abiertamente ilegal. En efecto, impone sanciones por conductas no descritas por una ley (en tanto aplica como ley de fondo el Nuevo CEP), se Inhibe de aplicar todo el arco de sanciones a que esté facultado y utiliza un procedimiento distinto del fijado por ley al efecto (juicio sumario). Si la expresién "Tribunales de Justicia” del art. 4° D.L. N° 3.621 fuera equivalente a "érganos jurisdiccionales", entonces los colegios profesionales calificarian como tribunales de justicia cuando ejercen jurisdiccién ético-profesional sobre sus miembros y, consiguientemente, se les aplicaria el D.L. N° 3.621. Asi, para que la Tesis Dominante (seguida por el Colegio de Abogados AG) se mantenga es preciso que considere que la expresién Tribunales de Justicia tiene un sentido distinto y més acotado, Probablemente el sentido de "Tribunales de Justicia” que subyace a esa tesis es el de "Poder Judicial". Asi, como es evidente que los colegios profesionales actian como drganos furisdiccionales cuando ejercen las funciones conferidas por la Modificacién al 19 N° 16, también lo es que no forman parte del Poder Judicial. Por consiguiente, si este ditimo fuera el genuino sentido de la expresién "Tribunales de Justicia” del D.L. N° 3.621, entonces la Tesis Dominante deberia imponerse (0, al menos, la que suscribe este trabajo, descartarse), En forma consistente, la doctrina ha confirmado la tesis que considera que cualquiera de las siguientes expresiones: "tribunales establecidos por {a ley" (utilizada por el inc. 1° art. 73 de la Constitucién, actual art. 76); “tribunal que le sefiale la ley" o "tribunal que sefiaiare la ley" (utilizada por el texto original y actual, respectivamente, del inc. 4° N° 3 art. 19 de la Constitucién), y "tribunales que establece la ley" (art. 1° COT) es equivalente a érgano jurisdiccional. A lo anterior cabe agregar que esa misma doctrina ha considerado que la expresién “tribunales de justicia" es equivalente a cualquiera de las expresiones citadas en el parrafo anterior. Especialmente interesante, por tratarse de una obra contemporanea a la dictacién y entrada en vigencia del D.L. N° 3.621, es lo afirmado por el profesor Juan Colombo C. en su obra La jurisdiccién, el acto juridico procesal y la cosa juzgada en el Derecho chileno, Editorial Juridica, pagina 44, primer edicién, 1980: *Debemos dejar en claro que el mecanismo nacional es categérico en el sentido de entregar el ejercicio de la jurisdiccién a los tribunales de justicia y no al poder judicial, lo que tiene consecuencias importantes, ya que si se le entregase al poder judicial significaria que ningin érgano que estuviera fuera de él podria tener el ejercicio de la Jurisdiccién. En cambio, entregéndosela a los tribunales de justicia, es la funcién la que da el cardcter de tribunal al érgano y no el érgano a la funcién. Lo anterior explica por qué las autoridades administrativas, a las cuales la ley les ha otorgado especialmente el elercicio de facultades jurisdiccionales, en la medida que las tienen, son tribunales de justicia”. En una obra més reciente, el mismo autor ha indicado: "Si se cree que la jurisdiccién es un atributo del Poder Judicial, evidentemente habré un grupo de tribunales que al no formar parte del Poder Judicial no tendrén Jurisdiccién. En cambio, si se afirma, como es nuestra creencia, que la jurisdiccién radica en los tribunales de justicia cualquiera que sea el poder a que pertenecen, es evidente que todos los tribunales por el solo hecho de serlo, tendran jurisdiccién y a la inversa, un érgano sin jurisdiccién no puede tener el cardcter de tribunal. Chiovenda, en su obra, trata, in extenso, esta materia y concluye que la jurisdiccién es ejercida por érganos que pueden o no pertenecer al Poder Judicial, pero que toman el cardcter de tribunales por el fin a que estén destinados"=, EI profesor Mario Casarino V. era también de la misma opinién: “Los tribunales que no forman parte del Poder Judicial siguen slendo tribunales de Justicia aunque se trate de érganos integrados orgénicamente a otros Poderes del Estado o de existencia independiente si ejercen jurisdiccién por mandato expreso de la ley", El profesor Cristién Maturana M. también considera (I) que la expresién “tribunales establecidos en la ley" incluye a cualquier érgano que ejerza jurisdiccién, cuando sostiene que “[DJe lo expuesto [i.e., conforme al art. 19, N° 3 inc. 4° y 76 de la Constitucién y 2° CPP] resulta claro que los érganos encargados de ejercer la funcién Jurisdiccional son los tribunales establecidos en la ley, los cuales pueden formar parte © no del Poder Judicial (...)", y (li) que esa expresion es equivalente a “tribunales de justicia", en tanto cita un textodel profesor Colombo en que se hace esa equivalenciat, Dispone el articulo 21 del Cédigo Civil que "[!aspalabras técnicas de toda ciencia 0 arte se tomardn en el sentido que les den los que profesan la misma ciencia o arte; @ menos que aparezca claramente que se han tomado en sentido diverso”. Consiguientemente, fijado el sentido técnico de “tribunales de justicia” como todo 6rgano que ejerce jurisdiccién, ése es el significado que corresponde atribuirle salvo que aparezca claramente que se ha tomado en sentido diverso, lo que no ocurre en la especie. En efecto, como se desprende de las citas precedentes, entender la expresin “tribunales de justicia” como equivalente a “érgano _jurisdiccional” se encuentra plenamente alineado con el principio clave de nuestro sistema juridico conforme al cual la funcién hace ai érgano. Por el otro lado, entender la expresién "tribunales* como “Poder Judicial" genera una antinomia entre, por una parte, lo dispuesto en la primera frase del inc. 1° del art. 76 de nuestra Constitucién ("La facultad de conocer de las causas civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley") y, por la otra, las normas constitucionales que le atribuyen facultades jurisdiccionales a érganos que, sin duda, no forman parte del Poder Judicial. Es el caso de las dos cémaras del Congreso, que ejercen funciones jurisdiccionales respecto de acusaciones constitucionales (arts. 52 N° 2 y 53 N° 1 de la Constitucién); de la Contralorla General de la Reptblica, que examina y juzga “las cuentas de las personas que tengan a su cargo bienes del Fisco y municipalidades (entre otros)" (art. 98 inc. 1° de la Constitucién); y... de los colegios profesionales, cuando ejercen jurisdiccién en materias de ética profesional conforme al art. 19 N° 16 inc. 4° de la Constitucién. Cabe agregar que el inc, 3° del actual art. 76 de la Constitucién dispone que "Para hacer ejecuter sus resoluciones y practicar 0 hacer practicar lo actos de instruccién que decreten, los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que integran el Poder Judicial, podrdn impartir érdenes directas a la fuerza pibblica o ejercer los medios de accién conducentes de que dispusieren. Los demas tribunales lo hardn en la forma que la ley determine" (énfasis agregados). De esa manera, el constituyente entiende que hay tribunales que ne forman parte del Poder Judicial. Finalmente, entender la expresi6n "Tribunales de Justicia” en sentido amplio se aviene mejor con el cardcter “inconcluso" del D.L. N° 3.621 2, En ese contexto de "tarea por estudiar" es razonable pensar que el D.L. N° 3.621 fue genérico y no especifico en temas como el drgano en el que en definitiva se radicaria la jurisdiccién para conocer procedimientos por faltas a la ética profesional. El sentido amplio de la expresién “tribunales de justicia" se condice mejor con ese espiritu La Tesis Dominante también es criticable a partir de la desarmonia que produce con el principio constitucional conforme al cual "{lja Constitucién asegura a todas las personas: (...) 2. La igualdad ante la ley. En Chile no hay personas ni grupo privitegiados (...) 3.- La igual proteccién de la ley en el ejercicio de sus derechos". A continuacién presento un escenario en que esa vuineracién resulta patente: Supongamos que dos abogados, sélo uno colegiado, cometen en conjunto una falta @tico-profesional muy grave de la que ambos son _igualmente responsables. Supongamos que el cliente afectado los demanda a ambos por esa falta, al primero, ante su colegio profesional y, al segundo, ante los Tribunales Ordinarios (mientras no se creen los especiales). Hasta ahi, la diferencia de trato parece tolerable (i.e., no afectaria la garantia en su esencia, en términos del N° 26 del mismo articulo 19), ademas de encontrarse establecida en forma expresa en la Constitucién. El colegio revisaré la conducta del primer abogado a la luz desu normativa ética propia (en el caso del Colegio de Abogados AG, conforme al Nuevo CEP), mientras que el Tribunal Ordinario lo haré en conformidad al CEP-81. Los contenidos normatives pueden perfectamente diferir (en el caso del Nuevo CEP, existen diferencias relevantes). Esta situacién ya resulta muy compleja a la luz del principio constitucional referido: dos personas iguales desde todos los puntos normativamente relevantes que se encuentran, ademés, exactamente en la misma situacién son medidos con raseros distintos. Peor atin, si cada uno de esos tribunales decidiera imponer al abogado cuya conducta ético-profesional juzga la sancién mas intensa de que dispone, resultaré que el colegio expulsaré al abogado (del Colegio de Abogados AG, con publicidad), sin afectar el derecho de ese abogado @ continuar ejerciendo su profesién. Por su parte, el Tribunal Ordinario suspenderd el derecho del abogado a ejercer la profesién hasta por sels meses (en algunas hipétesis puede incluso cancelarle su titulo profesional). La diferencia de trato entre estos dos abogados, en atencién a una circunstancia irrelevante (estar 0 no colegiados), resulta arbitraria. Es razonable que un profesional aumente el esténdar ético-profesional a que se encuentra sometido en virtud del acto voluntario consistente en hacerse miembro de un colegio profesional, pero no es aceptable que en virtud de ese acto voluntario disminuya su responsabilidad. Y, como lo demuestra el ejemplo recién propuesto, ése @s precisamente el caso, al menos en lo que toca a la intensidad de las sanciones susceptibles de ser aplicadas. Habria aqui un poderoso incentivo para colegiarse, pero no como medio para aumentar la responsabilidad profesional sino para evitarla. Solamente que este incentivo es el inverse al buscado por los colegios profesionales (al menos, por el Colegio de Abogados AGS) y por la historia de la legislacién que les atribuyé jurisdiccién en materias ético-profesionalest, Aparte de la circunstancia (autorizada expresamente por nuestra Constitucién) de que tribunales distintos resolverian la reclamacién en contra de uno y otro abogado, la tesis que sustenta este trabajo no afecta en modo alguno el principio de igualdad ante laley. La Tesis Dominante vulnera también el principio de legalidad consagrado en el art. 19 NP 3, ines. 5°, 7° y 8°45, En efecto, de acuerdo a esa tesis, los colegios profesionales, Por una parte, ejercen una funcién jurisdiccional correspondiente a una manifestacion de la potestad punitiva del Estado (i.e., vale decir, por lo menos en alguna medida asimilable a la imposicién de sanciones penales); y, por la otra, ejercen esa funcién como asociaciones gremiales que son (i.e., fijando la ley de fondo y procesal aplicable, y limitada en el rango de sanciones a la expulsién del colegio). Combinando lo anterior, tenemos que los coleglos profesionales/6rganos jurisdiccionales para ejercer la potestad sancionatoria del Estado en materias de ética profesional: (i) exigen a sus miembros (bajo apercibimiento de sancién estatal) comportamientos que no se encuentran descritos en ley alguna, sino sélo en su cédigo de ética dictado conforme asus estatutos (infringiendo el inc. 8°); (ji) imponen penas que no se encuentran sefialadas en ley alguna, sino en su estatuto corporativo (Infringiendo el inc. 7), y (ill) efercen su funcién jurisdiccional conforme a un procedimiento que no ha sido establecido por ley, sino por su regiamento interno dictado conforme a sus estatutos (infringiendo el inc. 5° La Tesis Dominante genera la siguiente dificultad interpretativa adicional: de acuerdo a ella, cada uno de los colegios profesionales juzga las reclamaciones contra sus miembros por faltas a la ética profesional conforme a la regulacién ética y sancionatoria, asi como al procedimiento, que se ha autofijado en su calidad de corporacién de derecho privado (I.e., en referencia a sus facultades emanadas de los articulos 553 y 554 CC). Qué pasa si la sentencia dictada por un colegio profesional es apelada "ante la Corte de Apelaciones respectiva"? La C. de Apelaciones es un Tribunal de Justicia, cualquiera sea el significado que le atribuyamos a esa expresién. A su respecto, por lo tanto, resulta irrefutable la aplicacion del D.L. N° 3.621, vale decir, la C. de Apelaciones debe juzgar esa apelacién con arreglo a la normativa legal a la que se remite el D.L. N° 3.621. Pero no tiene sentido que una apelacién tenga lugar en base @ un marco normativo distinto que el de la primera instancia. Si asi fuera, se trataria, en rigor, de un nuevo juicio. Cabe, adicionalmente, traer @ colacién la conclusién alcanzada precedentemente en este trabajo, conforme a la cual resulta altamente discutible que los arts. 553 y 554 CC le atribuyan a los colegios profesionales facultad alguna en relacién con materias de ética profesional, dado el cardcter exorbitado de esas materias respecto de sus estatutos ((.e., normas de gobierno interno). Si ello es asi, la Tesis Dominante pierde su base: los colegios no podrian ejercer la jurisdiccién ético-profesional que les confiere la Modificacién al 19 N° 16 al "modo que les corresponde en su calidad legal de asociaciones gremiales", porque en esa calidad no tendrian facultad alguna en materia ético-profesional. En realidad, mas plausible (aunque igualmente equivocado) que la Tesis Dominante es sostener, como Io hizo inicialmente el Colegio de Abogados AG, que las disposiciones contenidas en la Modificacién al 19 N° 16 sobre jurisdiccién ético-profesional de primera y segunda instancia respecto de profesionales colegiados, tendrian el carécter de programaticas mientras el legistador no fijara los deberes ético-profesionales, las sanciones y los procedimientos aplicables al ejercicio de esa jurisdiccién. Esta tesis encuentra, sin embargo, el problema de que el articulo 20 transitorio de ta Constitucién atribuye carécter programatico exclusivamente a la norma contenida en la liltima frase de la Modificacién al N° 16 (i.e., en lo tocante @ los Tribunales Especiales que juzgarén las reclamaciones sobre ética profesional en contra de profesionales no colegiados). Vale decir, el constituyente se representé el cardcter programético de parte de la Modificacién al N° 16 y guardé silencio sobre un eventual caracter programatico del resto. Ese silencio puede interpretarse como una incapacidad del constituyente para tomar conciencia de que otras normas incluidas en su Modificacién al 19 N° 16 también eran programiticas. Mas razonable (y deferente) resulta, sin embargo, suponer que el constituyente no traté como programaticas las otras normas de la Modificacién al 19 N° 16 simplemente porque no presentaban ese caracter. Eso es, precisamente, lo que hace la tesis que defiende este trabajo. Vale la pena considerar que la C. de Apelaciones de Santiago, al entrar a conocer por via de apelacién decisiones adoptadas por colegios profesionales sobre reclamaciones por el comportamiento ético-profesional de sus miembros, ha entendido en los hechos que, salvo la norma contenida en su ultima frase, la Modificacién al 19 N° 16 no tiene cardcter programético, sino que resulta plenamente operativaié. La C. Suprema ha confirmado implicitamente lo anterior al conocer via casacién del primer fallo de la C, de Apelaciones en Ibajiez con Gompertz. Finalmente, resulta contraintuitivo para nuestro sistema juridico que la ley de fondo aplicable dependa, no de la materia 0 categoria de personas de que se trate, sino del ‘érgano jurisdiccional a quien corresponda juzgar. A modo de ejemplo, los tribunales de juicio oral en lo penal creados por la ley N° 19.665 siguieron aplicando la misma ley de fondo (el Cédigo Penal) que los tribunales que reemplazaban; lo mismo ocurrié con los nuevos juzgados de letras del trabajo creados por la ley N° 20.022 y el Cédigo Laboral; con los tribunales de familia creados por la ley N° 19.968 y el Derecho de Familia y Menores, y esta ocurriendo con los nuevos tribunales tributarios y aduaneros creados por la ley N° 20.322. Y en cuanto a la ley procedimental, en todos esos casos su modificacién se establecié expresamente (en rigor, la creacién de nuevos tribunaies formaba parte de un cambio procesal mayor). 5, Régimen ético de las demas profesiones que req titulo universitario ren grado 0 En principio, cabe sefialar que el régimen deontolégico al que se encuentran sujetos los miembros de cada una de esas profesiones es equivalente, mutatis mutandis, al de los abogados. Resulta, por consiguiente, relevante que los miembros de cada una de las profesiones aludidas tengan un acceso expedito y seguro al texto vigente hasta el 7 de febrero de 1981, tanto del cédigo de ética dictado por el colegio de su orden como de la ley organica de su colegio. Lo mismo vale, obviamente, para los tribunales con competencia en materias ético-profesionales. El acceso a las leyes orgénicas no es problematico, dada su calidad de cuerpos legales formales. Por el contrario, y excepto en el caso de los abogadosi, acceder a los cédigos de ética vigentes al 7 de febrero de 1981 dictados por los colegios de las profesiones referidas resulta altamente dificil. Como expliqué, los _contenidos ormativos de todos esos cédigos tienen fuerza de ley en tanto forman parte del D.L. N° 3.621, en razén de lo cual debieran estar incorporados a la Biblioteca del Congreso Nacional y ésta hacerlos fécilmente disponibles para cualquier interesado®. Pero en los hechos no es asi, probablemente debido a que la fuerza de ley de esos contenidos normativos es via remisién. Urge que la Biblioteca del Congreso Nacional repare esta omisién cuanto antes. Superar esta dificultad es tan relevante para el pals como sencilla para los colegios profesionales que son sucesores legales de aquéllos que tenian la calidad de corporaciones de derecho puiblico al entrar en vigencia el D.L, N° 3.621. En efecto, cada uno de ellos debe tener bajo su custodia las actas de las sesiones del Consejo General del colegio corporacién de derecho piiblico de quien es sucesor. Bastard, por consiguiente, que determine el texto deontolégico vigente para la respectiva profesién por la via de revisar todas esas actas y, subsecuentemente, las haga piblicas, informando que se trata del texto deontolégico vigente para todos los miembros de esa profesién, se encuentren 0 no colegiados™, En sintesis, los colegios profesionales efectuarian una contribucién significativa a la deontologia de su respectiva orden (y, en general, al desiderdtum del Derecho conforme al cual la ley debe ser susceptible de ser conocida por todos) si llevan a cabo las para ellos sencillas gestiones a que aludo en el parrafo precedente. Cabe, ademés, considerar que los colegios que dictaron esos cédigos, dado su cardcter de corporaciones de derecho piiblico, y tomando en cuenta, también, el objeto encomendado por sus respectivas leyes orgénicas, tenian el evidente deber de hacerlos piblicos, Més atin, su propia exigibilidad, en tanto manifestaciones de la potestad punitive del Estado, dependia (y depende) de ello. Los actuales colegios que son sus sucesores legales, precisamente en virtud de esa condicién, deben entenderse tan interesados y comprometides como ellos en permitir el acceso pliblico y universal a es0s cédigos. Lo dispuesto por el art. 1° del D.L. N° 2.757, aplicable a los colegios sucesores legales en su calidad de asociaciones gremiales, también apunta en ese sentido, 6. Sintesis y consideraciones finales Las conclusiones alcanzadas en este trabajo nos dejan con un cédigo de ética profesional de la abogacia anacrénico, vago y con jerarquia de ley en un escenario en que su modificacién 0 reemplazo parece no ser prioritarlo para el Poder Legislativo, a Juzgar por la suerte que esté corriendo el Mensaje N° 518-357 de 5 de junio de 2009, Por medio del cual quien a la sazén era presidente de la Republica perseguia hacerse cargo "de la necesidad de fortalecer la tuicién ética de los profesionales" a través, entre otras cosas, de establecer un procedimiento para la elaboracién de un cédigo de ética_ profesional Unico para cada profesién”. También nos dejan con una categorizacién equivocada (como asunto contencioso civil) y un procedimiento inapropiado (sumario) para la verdadera naturaleza de la jurisdiccién ética profesional como manifestacién de la potestad sancionatoria del Estado. Algunas de las disposiciones del CEP-81, incluso, parecen dificiles de conciliar con principios relevantes de nuestro sistema juridico®, Sin embargo, la evitacién de situaciones problematicas no constituye un criterio interpretative en nuestro sistema juridico. "Lo favorable u odioso de una disposicién no debe tomarse en cuenta para ampliar 0 restringir su interpretacién". Nuestras conclusiones también traen algunas buenas noticias: 1a Modificacién al 19 N° 16 no afecta indebidamente los principios constitucionales de igualdad ante la ley, de legalidad en el ejercicio de la potestad sancionatoria del Estado y de autonomia de los colegios profesionales como grupos intermedios.. Cabe agregar que, conforme a esas conclusiones, la Modificacién al 19 N° 16 le devuelve a los colegios de abogades y, en general, a los colegios profesionales, parte de su importancia pretérita, primero, al atribuirles jurisdiccién (estatal) sobre sus miembros en materias de ética profesional y, segundo, al proveerlos, via vincular esa Jurisdiccién con la posibilidad de suspender o cancelar el derecho al ejercicio profesional, de una herramienta que aumenta significativamente su actual capacidad Para supervisar el comportamiento profesional de sus miembros. Que la recuperada importancia de los colegios profesionales resulte socialmente positiva dependeré de si éstos son capaces de ponerse a la altura de la encomienda. Se trata de una materia que esta por verse. ‘Tres consideraciones finales. La primera tiene un cardcter de interpretacién histérica. La Modificacién al 19 N° 16 fue consecuencia, por una parte, del fuerte impulso de los mas importantes colegios profesionales de! pais por potenciar el rol de esas asociaciones en materias de ética profesional’ y, por otra, del diagnéstico relativamente extendido entre esos colegios y muchas de las personas que a la sazén contaban con poder o influencia politica, de que () los esténdares de calidad de los servicios profesionales hablan decaido Notoriamente al punto de quedar por debajo de los minimos necesarios para que las profesiones cumplan adecuadamente sus respectivos roles sociales, y (ii) tal vez, un aumento de las facultades de los colegios profesionales en materias de ética profesional podria colaborar en revertir esa tendencia. Sobre este punto, cabe afirmar que la Modificacién al 19 N° 16 no ha contribuido a mejorar los esténdares de calidad de los servicios profesionales, debido a que ha sido entendida conforme a la Tesis Dominante o considerada programatica, y consiguientemente no implica un aumento de las facultades de los colegios profesionales. Conforme a la tesis que este trabajo propone como correcta, la Modificacién al 19 N° 16 si implica un aumento de esas facultades. En efecto, en su virtud, los colegios profesionales pasan a ejercer jurisdiccién (en oposicién al ejercicio en los hechos de una policia correccional de la que carecen desde un punto de vista normativo) en materias de ética profesional de sus miembros y pueden imponer penas mucho mas severas a los profesionales infractores. De esa manera, interpretar la Modificacién al 19 N° 16 conforme a esta Liltima tesis permitiria poner a prueba si ella es una herramienta eficaz para lograr el propésito buscado por esa modificacién de elevar los esténdares conforme a los cuales se prestan servicios profesionales actualmente en el pais. Resulta aparentemente paradéjico que los colegios profesionales hayan_promovido modificar la Constitucién en el sentido de aumentar sus facultades en materias de ética profesional para luego interpretar a modificacién constitucional obtenida como norma programética 0 mera validacién de modos de actuar a la sazén existentes en la materia. Esta paradoja se explica principalmente porque la interpretacién correcta de la Modificacién al 19 N° 16 traia dulce y agraz para los colegios%: si bien, en un sentido, aumentaba sus facultades en materias de ética profesional (al transformarlos en érganos jurisdiccionales y aumentar Ia intensidad de sanciones que podian imponer como tales), en otros sentidos reducia sus facultades aparentes en esta materia (aparentes, ‘pero que venia ejerciendo de hecho). Piénsese que en virtud de la Modificacién al 19 N° 16 los fallos de los colegios en materias de ética profesional quedan indudablemente sometidos a la posibilidad de ser revisedos por el Poder Judicial via recurso de apelacién ante las cortes de apelaciones respectivas, en circunstancias que previo a esa modificacién constitucional era objeto de intensa controversia en doctrina y jurisprudencia que los fallos dictados por los colegios profesionales (en ese momento, considerados -equivocadamente- como manifestacién de las facultades de policie correccional de los colegios profesionales en tanto corporaciones) pudieran ser revisados por los tribunales superiores de justicia (via recurso de proteccién)?®, Por otra parte, la que considero correcta interpretacién de la Modificacién al 19 N° 16 hace del juzgamiento por los colegios de reclamaciones contra sus miembros por faltas a la ética profesional una manifestacién de la potestad sancionatoria del Estado, sujeta consiguientemente @ reserva de ley en lo que toca a la determinacién de los deberes cuya infraccién detona esa potestad, de las penas aplicables a tales infracciones y del procedimiento a que sujetar ese juzgamiento. Asi las cosas, conforme a esa interpretacién, los colegios quedan inhibidos de alterar tales deberes, penas y procedimiento. En oposicién, la Tesis Dominante (asi como aquella que considera programitica la modificacién en comento) permite a los colegios profesionales alterar cualquiera de esas materias, en tanto postula que, en el juzgamiento de sus miembros por faltas a la ética profesional, dichos colegios ejercen su derecho de policia correccional como corporaciones de derecho privado (validado constitucionalmente) y, consiguientemente, aplican al efecto los deberes, sanciones y procedimientos fijados en sus propios estatutos, susceptibles de ser modificados con las mayorias y quérums fijados en ellos mismos y en el Titulo XXXII del Libro Primero del CC. Evitar quedar Inhibidos de la manera indicada pes6, a juicio de este autor, muy fuerte en la oposicién del Colegio de Abogados AG a la tesis que defiende este trabajo, en tanto, en la fecha en que la postulé por primera vez, ese colegio estaba empefiado en dictar un nuevo Cédigo de ética profesional y un nuevo procedimiento para la tramitacién y fallo de reclamos por faltas a la ética profesional de sus miembros, y, en la actualidad, esté empefiado en defender la validez de ese esfuerzo no menor, asi como los ya varios afios de haber ejercido [a jurisdiccién ético-profesional conforme al Nuevo CEP y al nuevo reglamento de tramitacién, La segunda consideracién dice relacién con destacar que la normativa del D.L. N° 3.621 (Incluyendo aquella que ese decreto ley hace propia por remisidn) trasciende el ambito de lo ético-profesional entendido como manifestacién de la potestad punitiva del Estado. En efecto, por razones de coherencia interna de nuestro sistema juridico, Fecogidas esas razones por el articulo 1.546 del CC, cuando hace referencia a la ley ‘como criterio integrador de la voluntad de las partes de un contrato, asi como en razén de lo dispuesto por el inc. 4° del art. 4° del D.L. N° 3.621, que dispone que "la sentencia que se dicte en este procedimiento [de determinacién de responsabilidad ético-profesional] producir, en lo pertinente, cosa juzgada en el juicio civil que se iniciare para cobrar los perjuicios causados", resulta forzoso concluir que la normativa del D.L. N° 3,621 se incorpora al contrato de abogacia (en cardcter imperativo osupletorio de la voluntad de las partes, segin en cada caso corresponda) para efectos de determinacién de la responsabilidad contractual que le pueda caber al abogado respecto de su cliente y, mas en general, establece deberes para el abogado cuya Infraccién no sélo da lugar a responsabilidad ético-profesional (que tipicamente se manifiesta con la imposicién de una sancién al abogado), sino que puede dar también lugar a responsabilidad civil. Cabe destacar que, por razones de especialidad, los deberes y derechos fijados para cada profesién por el D.L. N° 3.621 se aplican‘a la misma con preferencia a las normas del Cédigo Civil sobre el "Mandato" que, conforme al art. 2118 CC, regulan, en general, "los servicios de las profesiones y carreras que suponen largos estudios", EI criterio de temporalidad conduce a la misma conclusién e incluye, ademés, las normas del D.L. N° 3.621 relativas @ los profesionales, en general. La tercera consideracién dice relacién con los diversos documentos producidos por varios colegios profesionales después de! 7 de febrero de 1981 con la pretension de constituir la normativa deontolégica aplicable a sus miembros”, No obstante carecer de toda validez en tanto normativa ético-profesional, esos documentos presentan un no despreciable interés juridico en lo que toca a la responsabilidad civil que le puede caber a un profesional por su desempefio como tel. En atencién a que han sido elaborados democrticamente por organizaciones gremiales que agrupan a un numero significative y generalmente destacado de profesionales de la misma orden, es razonable considerar sus contenidos normativos como formanda parte del lex artis de las respectivas profesiones. La Importancia de lo anterior radica en que, tanto la costumbre que integra el contrato de prestacién de servicios profesionales, conforme al articulo 1546 CC, como el estdndar de cuidado a que debe atenerse el prestador de tales servicios, conforme al art. 2129 CC en relacién con el 2118 del mismo Cédigo, estén determinados por ese lex artis. Més todavia, ése es el rasero a utilizar para efectos de determinar una eventual responsabilidad extracontractual del profesional en su desempefio en cuanto tal. Dichos documentos, entonces, estén erradamente catalogados como cédigos de ética profesional cuya infraccién activa la jurisdiccién (estatal) para efectos de imponer una sancién. En realidad, se trata de cédigos de buenas practicas” que, en la medida que contengan el lex artis, determinan cual es el comportamiento esperable de un profesional en su desempefio como tal y cuya infraccién, si blen no da lugar a la imposicién de una sancién @ ese profesional, si puede dar lugar, en caso de haber causado dafio, a responsabilidad civil. De que la fuerza juridica de cada uno de los deberes profesionales incluldos en esos cédigos emane exclusivamente de la circunstancia de formar parte ese deber del lex artis de la profesién respectiva, se siguen varias consecuencias dignas de considerar. Primero y asumiendo que cuentan con esa fuerza, esos deberes profesionales aplican en principio a todos los profesionales de la orden, formen o no parte del colegio que los dictd. Segundo, si un profesional infringe un deber consagrado en el cédigo de buenas practicas dictado por un colegio de su orden del cual no es miembro, dicha infraccién no genera responsabilidad alguna para ese profesional si tal deber fija un esténdar superior a su lex artis”, La Inclusién de un deber profesional en los cédigos que aqui analizo constituye, por consiguiente, simplemente una forma no definitiva de probar el lex artis. Tercero, resaltar la importancia practica que revisten esos cédigos, especialmente los dictados en fechas recientes, considerando, por una parte, las dificultades de probar el lex artis cuando no esta documentado y, por la otra, la vaguedad y anacronismo® de las normas deontolégicas de las distintas profesiones, asi como la falta de especificidad de las normas civiles aplicablest,

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