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“Composición para cuerpo inmóvil”

Arlette Luévano Díaz

RESUMEN

Fragmentos del poemario inédito “Composición para cuerpo inmóvil” que muestra las
sensaciones e imágenes que la introspección revela sobre el propio cuerpo.

Palabras clave: cuerpo, dolor, cicatrices, abandono, fantasma

1
*

Los ojos son la celda de mi voz

confusa asfixia

la luz un recuerdo que hiere

un accidente

una provocación

Es en la batalla

contra mis párpados impedidos

donde logro ver que aún tengo rostro

manos

raíces

la inútil razón de la existencia

Mi boca es un tajo impreciso

un sendero yermo

la eternidad medida por segundos

2
Nada entra ni sale ya de mi boca

sólo pueden contemplarse en ella

restos pétreos ensombrecidos

doliéndose en silencio

Mi cabello es el cadáver de la infancia que no tuve

breve dorado

juega libre siempre

con una sonrisa dibujada apenas

lejana al regocijo

Mi espalda es la oscilación del invierno

estalactitas unen cada espacio de la vértebra

cuando se consolidan

soy columna sin equilibrio

al centro un negro sol congelado

3
me inclina agudamente

visto desde la obsesión

es como la mano de un muerto

apoyada contra mí

no la consolación sino el mandato

de ir en busca de la tumba

Tengo verde el corazón

una herida anciana

resignada a no sanar

Mis manos forman huecos

donde efímeros jardines

provocan temor a la belleza

Hay niebla en mis rodillas

un cansancio elemental

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de ave migratoria

obligada al sedentarismo

Suelo ser un hombre apagado

cuando no una mujer leve

en implosión

Tengo la marca de haber conocido el amor un lunar azul

y bajo el resguardo de las entretelas

una víscera oscura palpitante

reposa con el ritmo escalonado

y la voz aguda

de quienes extrañan al mar

La ausencia de las olas rompe en mi frente

El abandono nace

en las hojas desprendidas que nadie derrota

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en el círculo que no se estremece cuando avanza

en el lamento sin sentido

en la palabra que se escupe después de la lluvia

en la locura contenida

el abandono es un animal doméstico

que duerme siempre bajo nuestro brazo

y ronronea feroz ante el espejo

donde encuentra su imagen con colmillos

canta el abandono cuando nadie lo escucha

y un pequeño derrumbe ocurre y no se nota

sino cuando tropiezas al ir de prisa

para atender la puerta a la que el visitante llama

ay de aquel

como yo cuando despierto

que se resigna a su abandono

porque entonces

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dignamente

se marcha

dejando sus apariciones vacías

incrustadas

en la niebla del camino

Soy yo un fantasma sin rencores

con los ojos rojos no de furia

sino de reflejo atardecido

en mí vienen a dormir las estaciones

y en la calle resuenan mis pasos

con altavoz

en mí se detienen las cenizas

de lo que nunca ardió por imposible

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