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1) RESÚMEN DEL MATADERO:

El cuento transcurre durante la cuaresma. En la ciudad de Buenos Aires, se


sigue la tradición del ayuno y la abstinencia, sobre todo de la carne, para seguir las
costumbres de la religión católica. Luego llega una gran tormenta que desborda el
Río de la Plata y obstaculiza las calles. Esta inundación provoca la escasez de
novillos en la ciudad.
Buenos Aires es gobernada por el Restaurador. Sus seguidores políticos, los
federales, culpan a sus opositores, los unitarios, del diluvio y la escasez de carne.
La comida se encarece brutalmente y cada vez existen menos posibilidades de
conseguir alimentos para subsistir en medio de la cuaresma. La situación empeora y
se produce una gran hambruna, que genera muchas muertes en la ciudad.
Para calmar el ambiente y ocultar el problema de la hambruna, el
Restaurador envía unos novillos al matadero del Alto, aunque resultan muy pocos
para tanta gente. El pueblo celebra la decisión del Restaurador y una gran multitud
se reúne en el matadero con gran entusiasmo, esperando que se comience a
sacrificar los novillos.
La primera res que sacrifican va completa para el Restaurador, como forma
de agradecimiento por su generosidad. Así y todo, empieza a crearse un ambiente
grotesco por las peleas entre las personas que quieren llevarse su ración de carne.
Es el Juez del matadero el que debe imponer orden en reiteradas oportunidades
para que las personas se controlen.
Cuando solo queda un novillo, se da una discusión entre los carniceros sobre
el animal. Algunos afirman que, en realidad, es un toro viejo. En medio del
intercambio de opiniones, el novillo se suelta del lazo que lo ata y en su carrera
decapita a un niño. Luego de perseguirlo por varias cuadras, logran atraparlo
nuevamente, lo llevan al matadero y Matasiete, un federal hábil con el cuchillo, muy
respetado por degollar unitarios, procede a descuartizarlo.
En medio del proceso de descuartizamiento del toro, las personas que están
alrededor de Matasiete ven pasar a un muchacho bien vestido y con la barba corta,
claro símbolo de que es un unitario. Arengado por la gente, Matasiete lo tira del
caballo, le pone el cuchillo en la garganta y amenaza con degollarlo. Antes de que
esto ocurra, interviene el Juez, quien lo rescata y lo lleva dentro del matadero para
someterlo a un exhaustivo interrogatorio.
En el interrogatorio al joven unitario no faltan las grandes humillaciones, por
ejemplo, intentar desnudarlo para azotarlo. El joven unitario explota de rabia y un
torrente de sangre brota de su boca y su nariz. La muerte del muchacho es tomada
con cierta indiferencia por los federales, que afirman que solo querían divertirse un
poco con él y lo acusan de ser el responsable de su propia muerte porque ¨tomó la
cosa demasiado a lo serio¨.

2) RESÚMEN Y ANÁLISIS DEL FACUNDO:


● Capítulo 1: Aspecto físico de la República Argentina y caracteres,
hábitos e ideas que engendra
Sarmiento inicia este capítulo realizando una descripción del territorio
argentino y haciendo foco en su extensión, que para él es el “mal que aqueja a la
República Argentina” (p.23). Construye una imagen romántica de la inmensidad del
desierto, donde el peligro de lo salvaje acecha constantemente al punto de provocar
en el hombre de campo una “resignación estoica para la muerte violenta” (p.24).

Otro rasgo notable de la fisonomía del suelo argentino es la abundancia de


ríos navegables desperdiciados, porque el gaucho argentino, siguiendo la
costumbre de su ascendencia española, ve como un obstáculo este medio natural
de comunicación.

El río de la Plata es el más Facundo de todos esos ríos, y Buenos Aires, la


única ciudad de la República que tiene civilización en su contacto con las naciones
europeas. Por no pasarle algo de sus luces a las provincias, estas se vengaron de la
ciudad porteña enviándole a Rosas. No es culpa de Buenos Aires, afirma Sarmiento,
que la pampa sea tan mal conducto de civilización y libertad y, por más que se
intente imponer el federalismo en el país, la organización del suelo determina un
modo de gobierno centralizado y unitario.

Según Sarmiento, el pueblo de las comarcas argentinas está compuesto por


dos etnias: la española y la indígena. Esta fusión ha producido una “raza americana”
propensa a la ociosidad, la falta de industria y la barbarie (p.28). Y si en las
ciudades capitales de cada provincia existen algunos “oasis de civilización”, estos
están circuncidados por una naturaleza salvaje que los cerca y los oprime (p.29).

Mientras el hombre de ciudad vive la vida civilizada vistiendo el traje europeo,


el hombre de campo, con su traje americano, rechaza con desdén los lujos y las
comodidades citadinas. Son otros los códigos que se manejan en la vida pastoril,
que se asemeja en muchos aspectos a la tribu árabe o a la familia feudal, de
sociedades aisladas. Este tipo de organización hace imposible cualquier tipo de
asociación civilizada, y si existe en el campo el sentimiento religioso, es a través de
supersticiones incultas.

La educación del gaucho, en este contexto, se reduce al desarrollo de las


facultades físicas, “sin ninguna de las de la inteligencia” (p.34). Acostumbrado desde
chico a matar las reses, el gaucho se familiariza con actos de crueldad y
derramamientos de sangre que endurecen su corazón, a la par que se fomenta en él
el odio a los hombres cultos y a sus costumbres.

● Capítulo 2: Originalidad y caracteres argentinos


A pesar de que esta lucha que se libera entre la civilización y la barbarie
impide que la nación progrese, esta situación no deja de tener su “costado poético”,
de donde puede surgir un “destello de literatura nacional”, como la que ha producido
Esteban Echeverría con La Cautiva. Los accidentes de la naturaleza, con sus
espectáculos bellos y terribles, es un “fondo de poesía” (p.40) que afecta a los
caracteres y las costumbres de sus habitantes, de lo que resulta que el pueblo
argentino es poeta por naturaleza.

De la condición poética y musical que se desprende de los hábitos del ser


nacional, surgen cuatro tipos notables que, para el escritor, le dan un “tinte original
al drama y al romance nacional” (p.43). Son cuatro las especialidades notables del
ser nacional: el rastreador, el baqueano, el gaucho malo y el cantor.

Sarmiento afirma que todos los gauchos del interior son rastreadores, por su
capacidad de interpretar, en las señales del suelo, la velocidad del movimiento de
un caballo, las huellas que dejó tras de sí un fugitivo o las pistas que conducen al
hallazgo de un ganado robado. La del rastreador es una “ciencia casera y popular”
respetada por todos en el campo (p.43).

El baqueano, por su parte, es el gaucho “grave y reservado, que conoce a


palmos, veinte mil leguas cuadradas de llanuras, bosques y montañas” (p.45). Hace
las veces de mapa para un general que dirige sus movimientos en la campaña, y
otra cosa no se necesita para saber si el enemigo está cerca, dónde conviene
refugiarse y qué camino se debe tomar, puesto que el baqueano puede incluso
reconocer en plena oscuridad la cercanía de algún lago con solo oler y mascar la
tierra.

El gaucho malo es el outlaw argentino, el que está fuera de la ley porque


tiene otra moral que no le permite vivir pacíficamente con la autoridad de la
campaña. Está siempre en condición de prófugo, por eso se lo ve muy poco, cuando
llega a una pulpería a proveerse de sus vicios, para desaparecer pronto al lomo de
su caballo. Es un hombre “divorciado con la sociedad” que roba por profesión (p.47).

El último tipo, el cantor, es como “el trovador d e la Edad Media” que va de


pago en pago cantando sobre hombres como el gaucho malo, “héroes de la pampa”
que viven perseguidos por la justicia (p.48). A falta de historiador, el cantor
reemplaza con sus relatos los documentos y datos que podrían componer la historia
del país. Se asemeja al gaucho malo en no tener residencia fija, y en que, a veces,
el gaucho malo es también cantor, cuando canta sus propias hazañas como
maleante.

● Capítulo 5: vida de Juan Facundo Quiroga


Ya de adulto, Facundo vive siempre perseguido, a veces oculto, otras
jugando o trabajando, siempre “dominando todo lo que se le acerca y distribuyendo
puñaladas”. Con la Revolución empieza su carrera de las armas, en la que puede
emplear “sus instintos de destrucción y carnicería” para alcanzar una posición de
mando. No obstante, en vez de convertirse en un héroe de la independencia,
Facundo deserta del ejército para unirse a una montonera, aunque lo atrapan y lo
encarcelan unos meses en San Luis.
La cárcel se convierte en el punto de partida de su gloria. Durante la
sublevación de unos prisioneros españoles, que liberan a los presos comunes –
entre quienes se encuentra Facundo–, el riojano acomete contra ellos enarbolando
un “macho de grillos” con el que “deja una ancha calle sembrada de cadáveres”.
Con este acto de valor, que lo vuelve a poner bajo protección de la patria, Facundo
regresa a los Llanos ostentando “nuevos títulos que justifican el terror que ya
empieza a inspirar su nombre”.

Preguntitas del cinco:


“Además, estos rasgos pertenecen al carácter original de la raza humana. El
hombre de la naturaleza, y quien aún no ha aprendido a contener o disfrazar sus
pasiones, las muestra en toda su energía y se entrega a toda su impetuosidad”
Este es el prólogo del capítulo y podemos relacionarlo con el contenido
de este ya que estudiar el comportamiento individual de algunos personajes
históricos puede explicar su contexto histórico.

“Facundo, pues, era de estatura baja y fornida; sus anchas espaldas


sostenían sobre un cuello corto, una cabeza bien formada, cubierta de pelo
espesísimo, negro y ensortijado. Su cara, un poco ovalada, estaba hundida en
medio de un bosque de pelo, a que correspondía una barba igualmente espesa,
igualmente crespa y negra, que subía hasta los juanetes, bastante pronunciados,
para descubrir una voluntad firme y tenaz. Sus ojos negros, llenos de fuego y
sombreados por pobladas cejas, causaban una sensación involuntaria de terror en
aquellos sobre quienes, alguna vez, llegaban a fijarse”
Desde la infancia, Facundo muestra dotes de caudillo con su actitud
desafiante y reacia a toda norma, hasta conseguir de joven una reputación infame
con los primeros regueros de sangre que empieza a dejar a su paso. En Facundo
Sarmiento ve el ejemplo del hombre grande que ha nacido así, y que no tiene la
culpa de ser como es. Existe una animalización del personaje, Sarmiento lo describe
con el pelo enmarañado, con una barba profusa, lo describe como una fiera que
esta a punto de atacar. El aspecto físico es parte de la conducta.

“Esta escena horrible duraba ya dos horas mortales: la postura violenta del
gaucho y la fascinación aterrante que ejercía sobre él la mirada sanguinaria,
inmóvil, del tigre, del que por una fuerza invencible de atracción no podía apartar los
ojos, habían empezado a debilitar sus fuerzas, y ya veía próximo el momento en
que su cuerpo extenuado iba a caer en su ancha boca, cuando el rumor lejano de
galope de caballos le dio esperanza de salvación”//“Entonces supe lo que era tener
miedo” —decía el general don Juan Facundo Quiroga, contando a un grupo de
oficiales, este suceso.”
El capítulo empieza con una escena en la que un hombre se enfrenta a un
tigre en el medio del desierto, esperando muchas horas arriba de la copa de un
árbol hasta que sus amigos lo vienen a rescatar. Este fue el momento en el que
Juan Facundo Quiroga, a quien llaman el Tigre de los Llanos, supo lo que era tener
miedo. Luego, a Facundo lo comienzan a llamar el “Tigre de los Llanos” y simboliza
que Facundo logra mandar y dominar a través del terror, que infunde por igual entre
sus enemigos y sus seres queridos, como lo hizo el tigre con él.

“Facundo se hacía notar, hacía un año, por su puntualidad en salir al trabajo


y por la influencia y predominio que ejercía sobre los demás peones. Cuando éstos
querían hacer falla para dedicar el día a una borrachera, se entendían con Facundo,
quien lo avisaba a la señora, prometiéndole responder de la asistencia de todos al
día siguiente, la que era siempre puntual. Por esta intercesión llamábanle los
peones, el Padre.”
Se le llama Padre porque los peones acuden a él como autoridad, poder que
se formó naturalmente (capataz), y por lo tanto ejerce un paternalismo sobre ellos.
(DUALIDAD: COSAS BUENAS DE QUIROGA ADULTO SON SUS VÍNCULOS O
RELACIONES)

“Pero su carácter y hábitos desordenados no cambian, y las carreras, el


juego, las correrías del campo, son el teatro de nuevas violencias…”
Tiene un gran vicio por el juego (ludópata). Sarmiento plantea que Facundo
es un líder nato políticamente pero no es capaz de administrar su poder, poniendo
de ejemplo su adicción por las apuestas para ejemplificar su mala organización
propia de recursos. Es un líder fallido. (DUALIDAD: COSAS MALAS DE QUIROGA
ADULTO SON SUS VICIOS)

● Capítulo 13: ¡¡¡Barranca – Yaco!!!


Después de que Facundo triunfa en Ciudadela, en el país quedan pocos
defensores del sistema unitario. El espíritu de ciudad, de libertad e independencia
deja de existir. Solo queda el nombre del caudillo para llenar el “vacío” de las leyes.
Quiroga lleva a cabo la “fusión unitaria más completa”, la que Rivadavia quiso dar a
la República, aunque sigue promoviendo la causa de la federación en el interior,
proponiendo al Dr. Ortiz para la presidencia (p.185).
Rosas vence a Lavalle y es solicitado en el gobierno de Buenos Aires,
función para la cual exige ser investido de facultades extraordinarias. Su primer
gobierno transcurre de 1829 a 1832. Después deja la gobernación para realizar, al
año siguiente, una expedición conocida como la Campaña del desierto, cuyo fin es
ganar terreno a los indígenas. Para Sarmiento, se trata de una “pomposa
expedición” que deja la frontera indefensa, igual a como estaba antes (p.188). En
esta campaña, Rosas enarbola por primera vez su bandera colorada, dándose el
título de Héroe del Desierto, que suma al obtenido previamente de Ilustre
Restaurador de las Leyes.
A Quiroga se le encarga mandar sus fuerzas del interior, a las que envía sin
su presencia. Una de sus divisiones intenta una revolución en Córdoba para quitar
del Gobierno a los Reinafé. Nada dicen los diarios de la época de que esto se hace
por determinación de Facundo. Aunque pocos lo saben, Rosas y Quiroga se
disputan el poder durante cinco años. Hacia 1832, la República Argentina se divide
en dos regiones: la de los Andes, unida bajo la influencia de Facundo, y la del pacto
de la Liga Litoral, federación encabezada por Ferré, López y Rosas. Más adelante,
Ferré se opondrá a la centralización del poder en el gobernador de Buenos Aires.
Terminada la expedición, Facundo se dirige a Buenos Aires y, cuando entra
en la ciudad, no le anuncia a nadie su llegada. Allí se establece, se rodea de
hombres notables y habla con desprecio de Rosas. Incluso habla de la Constitución
y se declara unitario entre los de este partido. Sus hijos van a los mejores colegios y
se visten de frac y levita. De esta forma, Quiroga conspira para presentarse como el
centro de una nueva organización del país. Pero su pereza de pastor y su falta de
hábito de trabajo lo dejan expectante, hecho que lo perjudica frente a su rival.
La desobediencia de la campaña preocupa a la ciudad porteña, que le pide a
Rosas que vuelva para controlar la desorganización social. La insurgencia del
interior termina ingresando en la ciudad, entre un grupo de hombres “que recorren
las calles [distribuyendo] latigazos a los pasantes” (p.193). Rosas al principio se
rehúsa a gobernar, hasta que exige que se cambie el período de gobierno de tres a
cinco años, y que se le entregue la suma del poder público. Ambas cosas se le
conceden y Rosas comienza su segundo mandato en 1835.
Llegan noticias a Buenos Aires de un conflicto entre las provincias del norte.
Rosas convoca a Facundo para que interponga su influencia y calme los ánimos de
los gobernadores. El caudillo vacila, pero al final se decide y el 18 de diciembre de
1835 emprende viaje.
De vuelta en el campo aparecen de nuevo en Quiroga la brutalidad y el terror.
En Santa Fe, Facundo se inquieta mientras espera reponer sus caballos para
continuar la marcha. Luego, en Córdoba, uno de los Reinafé lo invita a hospedarse
en la ciudad, pero Quiroga se queda en la galera solicitando caballos. Facundo
parte, pero un joven que venía con él se queda en la ciudad, y oye rumores de que
se planea el asesinato del caudillo riojano. Toda Córdoba está enterada del complot.
Facundo llega a su destino, arregla las diferencias entre los gobernadores y
se dispone a volver por donde vino. Los gobernadores le ofrecen custodia y le
sugieren que tome de regreso el camino de Cuyo. Quiroga ya sabe el peligro que le
espera, y de pasar por La Rioja podría desenterrar sus depósitos de armas y
organizar las ocho provincias que están bajo su influencia. Pero en vez de esto,
sigue su rumbo a Córdoba, en dirección a su propia muerte.
En el camino, le llega la advertencia de que en Barranca-Yaco lo espera una
partida, liderada por Santos Pérez, con órdenes de matarlo a él y a sus
acompañantes. Quiroga responde que todavía no existe el hombre que ha de
matarlo, y que a un solo grito suyo tal partida se pondrá a sus órdenes. El doctor
Ortiz, que viaja junto a él, no se anima a contradecir la determinación de su amigo
por miedo a despertar su enojo, y se prepara para morir.
Cuando llegan al punto fatal, dos descargas traspasan la galera sin herir a
nadie. Luego, unos soldados con sables se echan encima, inutilizan los caballos y
descuartizan al postillón, al asistente y a dos correos que acompañan el carro.
Quiroga se asoma para preguntar: “¿Qué significa esto?”, a lo que le responden con
un balazo en el ojo que lo deja muerto (p.198). Luego Santos Pérez apuñala varias
veces el cuerpo de Quiroga y ordena tirar al bosque la galera y los cadáveres.
Queda vivo un niño, que es sobrino del sargento de la partida, quien responde por
él. Santos Pérez asesina al sargento y degüella al niño a pesar de sus gemidos,
hecho que luego lo martirizará.
Santos Pérez es “el gaucho malo de la campaña de Córdoba”, conocido por
sus numerosas muertes y su carácter osado y aventurero (p.198). Por un largo
tiempo es perseguido por la justicia, hasta que una noche, después de pegarle a
una mujer con la que dormía, esta se levanta mientras él duerme, le quita las armas
y lo denuncia a la policía. Santos Pérez es llevado a Buenos Aires, donde una
muchedumbre presencia su ejecución.

Preguntitas del trece:


¿Cómo se gesta, según Sarmiento, el enfrentamiento entre Rosas y los
caudillos del interior?
“Cinco años van corridos desde que los unitarios han desaparecido de la
escena política…”
Rosas, luego de vencer a Lavalle, asume en un contexto de inestabilidad y es
considerado un héroe por la Campaña del Desierto. Plantea que aunque se le ruega
que gobierne y hasta se le dan dos años más del plazo determinado, termina siendo
unitario por la concentración del poder que supone, poniendo en contra al sistema
federal que defendió.

¿Por qué acepta realizar ese viaje que le costará la vida?


“El doctor Ortiz hace un último esfuerzo por salvar su vida y la del
compañero; despierta a Quiroga, y le instruye de los pavorosos detalles que acaba
de adquirir, significándole que él no le acompaña, si se obstina en hacerse matar
inútilmente. Facundo, con gesto airado y palabras groseramente enérgicas, le hace
entender que hay mayor peligro en contrariarlo allí, que el que le aguarda en
Barranca-Yaco, y fuerza es someterse sin más réplica. “
Porque él suponía que el respeto por su figura iba a asegurar que nadie
atentara contra él y que es él más peligroso que todo aquel que quisiera matarlo.
Aquí radica la admiración de Sarmiento.

● Capítulo 15: Presente y porvenir.

En 1840, mientras continúa el bloqueo francés, se dice en América que


“Rosas ha probado […] que la Europa es demasiado débil para conquistar un
Estado americano que quiere sostener sus derechos” (p.225). Sarmiento considera
que Rosas demostró que Europa no sabe cómo hacer prosperar sus propios
intereses y los de los americanos, sin menoscabar la independencia del continente.

El sistema de Rosas hizo que la parte de la población porteña más interesada


en tener un gobierno racional se refugie en Montevideo. Allí se encuentran los
antiguos unitarios, los federales de la ciudad que estaban en contra de Rosas, los
que se arrepintieron de apoyarlo y un “cuarto elemento que no [es] ni unitario, ni
federal, ni ex rosista”: es la “nueva generación”, la juventud que aprendió de la era
rivadaviana a mirar el sistema de ideas europeos, como el romanticismo y el
socialismo (p.226). En Buenos Aires, esta juventud continúa sus estudios a
escondidas mientras se reúnen en secreto, conformando un movimiento en el Salón
Literario.

Los primeros intereses de este grupo son literarios, no políticos; incluso hubo
quienes creyeron que Rosas encarnaba una verdadera civilización americana, con
sus formas originales. Los ensayos de este movimiento son al principio inexpertos,
pero de allí se desprende un grupo de personas inteligentes que se asocia
secretamente para conformar “las bases de una reacción civilizada contra el
Gobierno bárbaro que había triunfado” (p.227).

En el acta de esta organización, que Sarmiento tiene en su poder, los


integrantes juran llevar a cabo sus principios de igualdad, libertad y fraternidad a
través de la asociación de ideas e intereses que antes han dividido a los unitarios y
los federales, con los que esta nueva generación puede armonizar por su deseo de
unión.

“¡Fuimos nosotros!”, dice Sarmiento, y no los viejos unitarios, los que


buscaron apoyo de Francia para salvar a la civilización, con el fin de derrocar al
tirano. Antes había demasiada preocupación por una idea de nacionalidad
americana que trajo consigo la “pasión brutal”, la América “bárbara como el Asia,
despótica y sanguinaria como la Turquía” (p.229). Los viejos unitarios, sin aprender
de sus errores, entorpecieron los planes de derrocamiento al considerar inútil
apoderarse de Buenos Aires y temiendo todavía a los gauchos, si bien tomaban de
ellos sus tácticas de guerra y sus trajes para el ejército.

Mientras tanto, en la República, los hombres que escaparon del horror de


Buenos Aires yendo a la campaña empiezan a fomentar entre los gauchos el odio a
Rosas, creando “una fusión radical entre los hombres del campo y los de la ciudad”.
La campaña deja de pertenecer a Rosas, que ahora solo cuenta con “una horda de
asesinos disciplinados” y un ejército que utiliza las armas de los unitarios: la
infantería y el cañón (p.230).

Empiezan entonces los complots para vencer al gobernador de Buenos Aires.


El coronel Maza, un jefe militar del rosismo, planea una conspiración que se demora
mucho y es descubierta, lo que termina en la muerte del coronel. Luego estalla una
sublevación en el campo liderada por el coronel Cramer, Castelli y hacendados; este
intento también fracasa. En Buenos Aires muchos quieren la revolución, pero no
tienen las suficientes fuerzas para enfrentar a Rosas y a la Mazorca.

El gobierno francés quiere ayudar firmando un tratado que deja a Lavalle a


cargo de vencer a Rosas, plan que, para Sarmiento, produce un desencantamiento
con Francia, a la que siempre se admiró por su civilización. El autor cuestiona
también a Inglaterra, que durante 20 años abandona a la República Argentina a su
suerte, más por ignorancia que por determinación, “coadyuvando en secreto, a la
aniquilación de todo principio civilizador en las orillas del Plata” (p.232). No obstante,
solo del viejo continente se adquirirá ese gusto por la navegación que tanto se
necesita para movilizar la industria en el país.

La patria está destinada a progresar, y Rosas es también instrumento de esta


Providencia, a pesar suyo. Él logra la unión que le faltaba a la República y que tanto
deseaban los unitarios. Vencido Rosas, un buen gobierno hallará las condiciones
necesarias para la unidad de la nación. Ya no existe la división entre la ciudad y las
campañas, porque ahora los guachos han simpatizado con la causa de los
citadinos. Los extranjeros, los únicos que gozan en el país de derechos y garantías,
ocupan cada vez más espacios, haciendo de sirvientes, lecheros, panaderos,
peones; así, va desapareciendo la población argentina. Y aunque Rosas no quiere
que se naveguen los ríos, existe una guerra interior y exterior que busca fomentar
su tránsito libre. Incluso el intento de Rosas de ahogar las voces opositoras a su
gobierno ha producido más gritos que resuenan por toda Europa y América.

Sin Rosas, finalmente, no se habría llegado a formar un nuevo movimiento


generacional que supere la inexperiencia y la falta de ideas prácticas de los
unitarios. “¡Nuestra educación política está consumada!”, dice Sarmiento, porque la
sangre derramada ha dado suficiente experiencia (p.238). El nuevo gobierno, cada
día más próximo, restablecerá los correos y asegurará los límites del territorio,
distribuirá a la población en territorios fértiles para levantar ciudades en el medio del
desierto, fomentará la navegación fluvial, organizará la educación pública y
extenderá el beneficio de la prensa en todo el país. También cuidará a todos los
hombres por igual y restablecerá las formas representativas del gobierno
asegurando los derechos de todas las personas, permitiendo la libertad de culto y
las opiniones diversas. Por último, el nuevo gobierno establecerá las redes
internacionales necesarias para la paz en el exterior y el interior.

La inmigración europea es el principal elemento de orden y moralización con


el que cuenta la República Argentina, que de tener un gobierno capaz de dirigir su
movimiento, podría sanar en poco tiempo “todas las heridas que han hecho a la
patria los bandidos, desde Facundo hasta Rosas, que la han dominado”. El nuevo
gobierno distribuirá a los inmigrantes por las provincias para que la República doble
su población con “vecinos activos, morales e industriosos” (pp.242-243).

Pero el remedio no vendrá solo del exterior; es necesario que el vencedor de


la Tablada, de Oncativo y de Caaguazú, “el manco Paz”, continúe su destino de
“vengar la República, la Humanidad y la Justicia” (p.244). En él deposita Sarmiento
sus esperanzas en el final del Facundo, solicitando a Dios que proteja sus armas
para que los pueblos se asocien a su causa.

Preguntitas del quince:

¿Qué virtudes destaca Sarmiento en las jóvenes generaciones que se


oponen a Rosas?
“La numerosa juventud que el Colegio de Ciencias Morales, fundado por
Rivadavia, había reunido de todas las provincias (...) Por otra parte, el contacto
inmediato que, con la Europa, habían establecido la revolución de la Independencia,
el comercio y la administración de Rivadavia, tan eminentemente europea, había
echado a la juventud argentina, en el estudio del movimiento político y literario de la
Europa y de la Francia sobre todo.” “Los jóvenes estudiosos que Rosas ha
perseguido se han desparramado por toda la América, examinando las diversas
costumbres, penetrado en la vida íntima de los pueblos, estudiado sus gobiernos y
visto los resortes que en unas partes, mantienen el orden, sin detrimento de la
libertad y del progreso, notado, en otras, los obstáculos que se oponen a una buena
organización”
La generación del 37, ama la civilización, estudia la tradición europea y lucha
contra el Tirano. Creen en el liberalismo, en el progreso y en la educación.

¿Qué defectos destaca en el gobierno de Rosas?


“Hasta entonces, nada de política, nada de partidos; aún había muchos
jóvenes que, preocupados con las doctrinas históricas francesas, creyeron que
Rosas, su Gobierno, su sistema original, su reacción contra la Europa, eran una
manifestación nacional americana, una civilización, en fin, con sus caracteres y
formas peculiares.” / “Mientras estos nuevos apóstoles de la República y de la
civilización europea, se preparaban a poner a prueba sus juramentos, la
persecución de Rosas llegaba ya hasta ellos, jóvenes sin antecedentes políticos,
después de haber pasado por sus partidarios mismos, por los federales lomos
negros y por los antiguos unitarios.”
Crítica que, por el miedo de ser derrocado, Rosas censuraba y exiliaba a
gente que estaba en contra de su gobierno y suspendía las instituciones o garantías
legales, lo que lo convierte en un Tirano.

¿Por qué es necesaria una alianza con los poderes civilizados de Europa?
“Los que se echaron en brazos de la Francia para salvar la civilización
europea, sus instituciones, hábitos e ideas en las orillas del Plata, fueron los
jóvenes; en una palabra: ¡fuimos nosotros! Sé muy bien que en los Estados
americanos halla eco Rosas, aun entre hombres liberales y eminentemente
civilizados, sobre este delicado punto, y que para muchos, es todavía un error
afrentoso el haberse asociado los argentinos a los extranjeros, para derrocar a un
tirano.” “En Montevideo, pues, se asociaron la Francia y la República Argentina
europea para derrocar el monstruo del americanismo hijo de la pampa;
desgraciadamente, dos años se perdieron en debates y cuando la alianza se firmó,
la cuestión de Oriente requirió las fuerzas navales de Francia, y los aliados
argentinos quedaron solos en la brecha

Porque la mejor forma de doblegar un gobierno es por parte de o económico.


Además, Europa era el mayor exponente de la civilización.

¿A qué se refiere con que será necesario que la sangre derramada ahogue al
tirano?
“¡Cuántos resultados no van, pues, a cosechar esos pueblos argentinos
desde el día, no remoto ya, en que la sangre derramada ahogue al tirano! ¡Cuántas
lecciones! ¡Cuánta experiencia adquirida! ¡Nuestra educación política está
consumada! Todas las cuestiones sociales, ventiladas: Federación, Unidad, libertad
de cultos, inmigración, navegación de los ríos, Poderes políticos, libertad, tiranía:
todo se ha dicho entre nosotros, todo nos ha costado torrentes de sangre. El
sentimiento de la autoridad está en todos los corazones, al mismo tiempo que la
necesidad de contener la arbitrariedad de los poderes, la ha inculcado hondamente
Rosas, con sus atrocidades. Ahora no nos queda que hacer sino lo que él no ha
hecho, y reparar lo que él ha destruido.”
Es un clamor de venganza. No había solución más que matar a Rosas
(situación bélica). No había forma de negociación, de revertir lo que había hecho o
de un pasaje democrático a otros ideales gobernantes.

¿Qué deberá ocurrir para revertir esta situación? ¿Qué papel cumplían los
inmigrantes en esta empresa?
“Pero el elemento principal de orden y moralización que la República
Argentina cuenta hoy, es la inmigración europea, que de suyo, y en despecho de la
falta de seguridad que le ofrece, se agolpa, de día en día, en el Plata, y si hubiera
un Gobierno capaz de dirigir su movimiento, bastaría, por sí sola, a sanar en diez
años, no más, todas las heridas que han hecho a la patria, los bandidos, desde
Facundo hasta Rosas, que la han dominado”

Aunque Rosas muera, la barbarie sigue contaminando el país, por lo tanto, la


solución es la implantación de la tradición europea en las Pampas. La mejor forma
es la inmigración de europeos de las sociedades más civilizadas para que se
enseñaran sus costumbres.

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