You are on page 1of 14
Jorge Benedicto y Maria Luz Mordn (eds.) Susana Aguilar, Lorenzo Cachén, Enrique Gil-Calvo, Carmen Gonzalez, Ludolfo Paramio, Alfonso Pérez-Agote, Ramon Ramos, Marisa Revilla, José Manuel Rivera Sociedad y politica Temas de sociologia politica Alianza Editorial Esta obra ha sido publicada con la Ayuda de la Direccién General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura Reservados todos los derechos. De conformidad con lo dispuesto en el art. 534-bis del Cédigo Penal vigente, podrin ser castigados con penas de multa y privaci6n delibertad quienes reprodujeren 0 plagiaren, en todo o en parte, una obra literaria, artistica 0 cientifica fijada en cualquier tipo de soporte sin la preceptiva autorizacién, © Jorge Benedicto y Marfa Luz Morén © Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1995 Calle J. I. Luca de Tena, 15; teléf. 393 88 88. 28027 Madrid ISBN: 84-206-8152-0 Depésito legal: M. 27.280-1995 Fotocomposicién: EFCA Parque Industrial “Las Monjas” / Verano, 38 ‘Torrej6n de Ardoz. 28850 Madrid : Printed in Spain Maria Luz MorAN JoRGE BENEDICTO La politica en su contexto social Siempre es dificil tratar de condensar en unas pocas paginas el hilo conductor que guia las exposiciones contenidas en un libro que retine contribuciones diversas en torno a un objeto comin de reflexién. Pero, sin duda, lo es atin mas cuando el tema que se aborda es la relacién entre sociedad y politica, un campo de fronteras ambi- guas, en donde el nivel de formalizacién tedrica es bastante problematico y en el que los puntos de controversia son mucho més numerosos que las areas de acuerdo. A lo largo de las siguientes paginas se presentaran algunas reflexiones tedricas de caracter general que constituyen el punto de partida desde el que se ha emprendido este tra- bajo. Enmarcar el anilisis de la politica en su contexto social exige recordar la multipli- cidad de factores que componen la vida social de las distintas comunidades humanas y la posicidn central que en la misma ocupan los elementos politicos, en la medida en que tienen que ver con los mecanismos, la distribuci6n, el ejercicio y las consecuen- cias del poder. Este hecho justifica sobradamente la pertinencia e importancia de re- flexionar sobre las relaciones entre sociedad y politica, lo que supone analizar las co- rrespondencias entre estructuras sociales y estructuras polfticas, entre los comportamientos sociales y los comportamientos politicos. Una vez delimitado el ob- jeto genérico de estudio es posible identificar diferentes perspectivas a partir de las cuales se puede proceder a determinar la naturaleza y el sentido de dichas conexio- nes. La discusién acerca de la idoneidad de cada una de estas perspectivas ha jalo- nado la evolucién de los estudios sobre sociedad y politica, sin que hasta el momento se pueda afirmar el predominio de una tnica propuesta que haya sido admitida por la mayora de quienes se han dedicado a esta tarea. El punto de partida que gufa todas las contribuciones contenidas en este yolumen subraya la posibilidad, y la convenien- cia, de estudiar dichas relaciones desde la sociologia, compartiendo los presupuestos 19 20 Sociedad y politica tedricos que definen la disciplina, participando de sus mismas discusiones te6 aplicando los métodos de investigacin que se han desarrollado en su seno. Sin que ello, al mismo tiempo, suponga de ninguna manera renunciar a las aportaciones fun- damentales que sobre este tema se realizan desde el resto de las ciencias sociales, es- pecialmente desde la ciencia politica. ‘Aunque, a estas alturas, pueda parecer superflua una declaracién de principios de esta naturaleza, el presupuesto inicial a tener en cuenta es la conviccién de que existe algtin tipo de relacién o de influencia mutua entre las caracterfsticas de los sistemas sociales y la naturaleza de la esfera de la politica. El sentido concreto de esta relaci6n ha sido interpretado por los especialistas de miiltiples maneras, pero entre la varie- dad de aproximaciones que encontramos en la literatura especializada cabria hablar, siguiendo a R. Braungart (1980; 1981), de la existencia de tres grandes modelos o for- mas de entender las interrelaciones que vinculan a lo social y lo politico. Veamos cada uno de estos modelos y las hipétesis fundamentales en las que se sustentan. Una primera perspectiva dirige su atencidn hacia el modo en que las estructuras sociales influyen en la organizacién y en los procesos politicos. Planteado en términos analiticos, este enfoque sittia el ambito de lo social como la variable independiente, esto es, como aquella variable que resume los fundamentos explicativos de los fend- menos politicos que, en consencuencia, son interpretados como variable dependiente. Esta perspectiva, que sucle denominarse el estudio de slas bases sociales de la poli- tica», es seguramente la que mas se ha utilizado desde la sociologfa. En este caso, el principal interés es Hegar a conocer la forma en que los factores y los recursos socia~ les influyen en la distribuci6n del poder, en la participacién politica, en el comporta- miento de los ciudadanos y en los procesos de cambio sociopolitico. A pesar de que dicha concepcién subyace en una buena parte de las investigaciones clasicas en socio logfa politica, ha sido objeto de numerosas criticas a causa de la excesiva unidireccio- nalidad con la que se aborda el vinculo sociedad-politica y de que, en tiltimo término, Jas cuestiones politicas son tratadas simplemente como epifenémenos. El segundo tipo de andlisis a considerar es el de aquellas investigaciones que se.in- teresan por el modo en que las estructuras y los procesos politicos influyen en la na~ turaleza y las caracteristicas del sistema politico. Este enfoque, que define el campo de estudio en términos de los «origenes politicos del poder», es el que con mayor fre- cuencia han adoptado los estudiosos de la ciencia politica. En esta ocasién son los factores politicos los que se sittian en el centro de toda la reflexién. En consecuencia, se opta por una explicacién que se encuentra en el extremo opuesto de la perspectiva anterior, por lo que adolece de sus mismos defectos, aunque en este caso con un signo opuesto: los factores sociales se convierten en un antecedente mas 0 menos contingente de la actividad politica, Ia cual, ademés, acaba por explicarse a s{ misma. En ultimo lugar, dentro de Jos numerosos estudios que han tratado de desentra- fiar el sentido de la relacién entre lo social y lo politico, cabe una tiltima opcién: cen- trarse en la forma en que las estructuras de poder y los procesos de toma de decisio- nes politicas influyen sobre la sociedad. Asf pues, la politica, entendida en términos de decisiones politicas, constituye cn esta perspectiva la variable independiente, mientras que la sociedad es !a variable dependiente. Se trata del enfoque mas comin en el andlisis de las politicas publicas, el denominado policy analysis. Su verdadero objetivo reside en el examen de las repercusiones que el ejercicio efectivo del poder Sociedad y politica 24 tiene sobre la articulacién del sistema social, es decir, sobre las posiciones relativas de los distintos grupos sociales. La adopcién de dicho punto de vista suele tener como consecuencia el olvido de las determinaciones sociales que pesan sobre los procesos de toma de decisiones y sobre las mismas decisiones politicas. Cada uno de estos enfoques analiza un aspecto fundamental de las multiples rela~ ciones que vinculan la sociedad con la politica, No obstante, las limitaciones que en- trafia cada uno de ellos obligan a dar un paso hacia adelante que apunte no sélo a la superacién de sus restricciones sino a su integracién en una nueva perspectiva anali- tica que tenga en cuenta los origenes sociales y politicos del poder y el modo en que éste, a través de su ejercicio, influye en la estructura social. Pero antes de seguir desa- rrollando este argumento central, conviene detenerse muy brevemente en la conside- racién de cémo el «problema» de las relaciones entre sociedad y politica se ha abor- dado a lo largo de la historia del pensamiento social y politico hasta convertirse en un campo de estudio de cardcter multidisciplinar. La sociologia politica como campo de estudio multidiseiplinar A pesar de que la evolucién contempordnea de la sociologia y la ciencia politica como dos disciplinas auténomas, muchas veces separadas por artificiales barreras de competencia académica, puede inducir a pensar lo contrario,\desde los mismos inicios » del pensamiento sociolégico se hace evidente que el estudio de la esfera de la politica constituye un elemento central dentro de la reflexién sobre lo social. Asi, de manera mas 0 menos explicita, en todos los planteamientos cldsicos subyace una doble con- viccién. Por una parte, se afirma que lo politico no puede entenderse mas que en su contexto social, el cual, ademds, posee un cardcter profundamente histérico. Por otra parte, a este primer supuesto se aftade la idea de que para comprender en toda su complejidad la naturaleza y las caracteristicas de los sistemas sociales es preciso tener en cuenta las estructuras y procesos politicos que tienen lugar en su seno. En este sentido, no hay ninguna duda de que las obras de los padres de la sociologia, y espe- cialmente las de Marx y Weber, constituyen un punto de referencia imprescindible a la hora de perfilar la evolucién seguida por los estudios sobre sociedad y politica. Aunque no es el objetivo de estas paginas realizar un andlisis hist6rico de los orf- genes de este empefio intelectual, conviene recordar que es en torno al movimiento intelectual de la Tlustracién cuando empiezan a sentarse las bases de la moderna con- cepcién sobre la relacién entre sociedad y politica '; una-concepcién que slo se hara posible a partir del momento en que la sociedad comienza a ser pensada como una realidad auténoma, como una entidad separada del Estado (Habermas, 1994). La losoffa enciclopedista y los escritos de autores como Saint-Simon, A. Ferguson y, so- bre todo, Hegel abren el camino para poder diferenciar estos dos conceptos y, por lo tanto, para poder considerar el ambito social y el politico como esferas sometidas a estrechas relaciones mutuas. Se trata, pues, de una distincién clave para el desarrollo de la teorfa politica y del andlisis sociolégico contempordneo que, ademas, esté estre- 1 Hay, sin embargo, estudiosos que atin van més lejos y se remontan a la antigiedad clasica para ras- trear los origenes de la moderna concepcién de lo social y lo politico (Braungart, 1981), 22 Sociedad y politica chamente vinculada con el surgimiento de la sociedad capitalista (Bottomore, 1982), la cual necesitaba para su desarrollo efectivo de la aparicién y reconocimiento de un Ambito de actuacién independiente del poder politico, no sometido a sus reglas y nor- mas. Como ha afirmado G. Sartori, la separacion entre lo social y lo politico presu- pone la diferenciacién entre la politica y la economia; «por consiguiente, son los eco- nomistas de los siglos xvit-xIx los que proporcionan la imagen tangible, positiva de una realidad social capaz de autorregularse, de una sociedad que vive y se desarrolla segtin sus propios principios. Y es asf como una sociedad toma verdadcramente con- ciencia de si misma (Sartori, 1992, p. 211). A partir de estos momentos fundacionales se sucederén una serie de argumenta- ciones que tratan de profundizar desde distintas perspectivas y enfoques en el pro- blema central de la relacién entre lo politico y lo social. Aunque la diversidad exis- tente siempre dificulta los intentos de sistematizacién, habitualmente se suelen mencionar dos grandes temas 0 Ambitos de reflexion que, de alguna manera, permi- ten vertebrar las aportaciones que distintos autores y obras han ido realizando, ade- mas de ayudar a explicar el modo en que van tomando forma aquellos temas de in- vestigacion que han perfilado el quehacer de lo que, més adelante, se ha considerado como una disciplina independiente. El primer problema es el de Ja autonomia de lo politico, en referencia al mayor o menor grado de independencia que este Ambito po- sea en relacién con los factores econdémicos, sociales 0 ideolégicos (Sartori, 1971). Esta cuestién (que nos remite directamente a la triple concepcién de la relacin entre sociedad y politica a la que antes hacfamos referencia) se encuentra en el origen de dos lineas clasicas de estudio. Por un lado, aquella que opta por la negacién de dicha autonomfa y por supeditar la explicacién de los fenémenos politicos a factores de tipo econémico 0 social. La teorfa marxista —al menos en sus formulaciones mas «ortodo- xas»—, con su insistencia sobre la determinacién que las relaciones de produccién in- troducen tanto sobre la politica como sobre el resto de areas de la vida social, consti- tuye el ejemplo ms claro de dicha postura. En el extremo opuesto se situaria la defensa de un cierto grado de autonomia de la politica frente a los demas factores 0 dimensiones de la vida social. En este caso, se puede trazar una linea que partiria de la obra de Tocqueville y pasarfa por la de los tedricos clasicos de las élites (Mosca y Pareto) para llegar hasta Weber, en la que los factores politicos constituyen elemen- tos mas o menos independientes en la comprensién de las caracteristicas, las funcio- nes y los procesos de transformacién de las sociedades. La segunda idea que sirve de referencia a la hora de considerar el proceso a lo largo del cual ha tomado forma el anilisis social de la politica es la dicotomia deLor- den frente al cambio. Se trata de una de las divisiones clasicas que se utilizan habitual- mente a modo de «lineas de fractura» para ordenar y trazar los principales ejes por los que discurre el pensamiento socioldgico (Nisbet, 1990; Moya, 1990), y que tam- bién posee una indudable utilidad en la consideracién de nuestro objeto de estudio, «En la sociologia politica de las tiltimas décadas ha habido una oposicién general en- tre los que se preocupan principalmente del funcionamiento de las instituciones poli: ticas existentes, concebidas como un elemento de un sistema social que tiende hacia un estado de equilibrio, y los que centran su atencién fundamentalmente en las fuer- zas que tienden a producir inestabilidad y posibilidades de cambio» (Bottomore, 1982, p. 17), El funcionalismo norteamericano de los aiios 50 y 60 constituiria el me- Sociedad y politica 23 jor ejemplo de aquellas concepciones que enfatizan las dimensiones de estabilidad ¢ integraci6n valorativa, mientras que la perspectiva del cambio estaria representada por las diferentes teorfas del conflicto que empiezan a proliferar a partir de la se- gunda mitad de la década de los sesenta, cuando se hace patente el resurgimiento de importantes niveles de conflictividad sociopolitica en las sociedades industriales avanzadas, Tanto los referentes hist6ricos como la pluralidad de perspectivas tedricas y anali- ticas a la que acabamos de hacer mencién, permiten ir delineando un campo de refle- xi6n de fronteras imprecisas pero que se articula alrededor de una serie de cuestiones centrales de debate y controversia. Ahora bien, para terminar de aclarar el terreno en el que estamos moviéndonos hay que detenerse brevemente en un aspecto funda- mental: la concepci6n que se maneja de la politica 0, dicho en otros términos, qué en- tendemos por politica y qué aleance debemos dar a este término. Las posiciones te6- ticas a este respecto son multiples y variadas, pero conforme la practica investigadora se ha ido desarrollando en este campo se ha abierto paso una definicion ciertamente laxa que trata de liberar a lo politico de su exclusiva identificacién con las institucio- nes estatales, apostando en cambio por considerar que es algo ubicuo en toda rela- cién social. En este sentido, cada vez se extiende mas el acuerdo de que «la politica versa sobre la utilizacién y desarrollo del poder y puesto que el poder se genera en casi todo grupo social e institucién, el aleance de la politica es mucho mayor de lo que pudiera parecer en una primera aproximacién» (Dowse y Hughes, 1986, p, 20). La centralidad de la nocién de poder en los estudios sobre sociedad y politica se consti- tuye, asi, en una de sus notas més caracteristicas?, Aunque no podamos identificar completamente politica y poder, el andlisis de la primera desde la perspectiva de como se ejerce el poder en diferentes Ambitos y es- tructuras sociales delimita definitivamente un campo de estudio e investigacién en el que es nevesario integrar tanto las aportaciones provenientes desde la sociologia como desde la ciencia politica. Se trata, por consiguiente, de un espacio de reflexién que participa y esté muy influido por las grandes controversias tedricas que han cen- trado la investigacién en ambas disciplinas. En cierto modo, se puede afirmar que re- sulta dificil comprender sus intereses y sus aportaciones sin prestar una especial aten- cidn a la historia de la teorfa sociolégica y de la teoria politica. Pero, al mismo tiempo, estamos ante un campo en el que la inevitable interdisciplinariedad de las ciencias sociales se hace particularmente evidente. La historia de la sociologia politics es la historia de la teorfa sociolégica y de la teorfa politica, pero es también el testi- monio de las aportaciones que ha ido incorporando desde algunas de las ciencias s0- ciales afines, entre las cuales hay que destacar la economia, la historia, la antropolo- gia social y la psicologia social. De esta manera, el estudio de la politica en su contexto social se convierte en uno de los mejores ejemplos de lo que podriamos Ila- mar un terreno de estudio fronterizo; Esta manera de abordar el estudio de las relaciones entre sociedad y politica tiene la clara ventaja de ampliar el objeto de estudio, apostando por un enriquecimiento tanto de los temas que tienen cabida en su seno, como de las perspectivas tedricas * Una buena exposicién de las diferentes concepciones de poder y del modo en que éstas se han plas- mado en diversos temas de investigacién puede encontrarse en Lukes (1985) 24 Sociedad y politica con las que abordar su andlisis. Como mantienen R. Dowse y A. Hughes en una linea de razonamiento similar, «la concepcién mas amplia de la politica tiende a resaltar la importancia politica potencial de casi todos los aspectos de Ja vida social no relacio- nados directamente con el gobierno y el Estado. De esta forma, al tener un impacto, manifiesto 0 no, en el sistema politico, todas las estructuras y procesos pasan a tener interés para el estudiante de la vida politica» (Dowse y Hughes, 1986, p. 21)°. Por otra parte, este enfoque amplio ¢ integrador que venimos defendiendo choca de alguna forma con la postura mds convencional que insiste fundamentalmente en la necesidad de defender la institucionalizacién de una disciplina auténoma, la sociologia politica, como ambito de estudio con un objeto, unos modelos teéricos y unos instrumentos de trabajo plenamente perfilados y, por consiguiente, totalmente identificables. Por nuestra parte, la intencién que ha inspirado los distintos textos reunidos en este volu- men no ha sido tanto la de defender la existencia de una disciplina académica con de- rechos propios, como la de trabajar dentro de un drea temdtica que, siguiendo a Sar- tori (1971), podriamos calificar de «hibrido interdisciplinar». Sin embargo, no podemos obviar hacer una breve referencia al desarrollo de la sociologia politica como disciplina cuyo objeto de estudio es, precisamente, el andlisis de la politica en su contexto social. Pero al hacerlo hay que evitar enfrascarse en dis- cusiones estériles acerca de la extensién de su «parcela» de estudio y de la naturaleza de sus elementos diferenciadores con respecto a otras disciplinas afines. Por el con- trario, se trata de situar histéricamente el proceso de institucionalizacién de una dis- ciplina que alcanz6 hace ya algunas décadas su pleno reconocimiento académico, Los afios inmediatamente posteriores al finde la Segunda Guerra Mundial sefialan el mo- mento en el que nace la moderna sociologia politica, tal y como reconocen la mayor parte de los especialistas en la materia (Lipset, 1971; Rush, 1992) ‘ . Este momento histérico, cuyas preocupaciones y singularidades dejarén durante mucho tiempo una marca perceptible en el desarrollo de los estudios de sociologfa politica, supondra, ademés, que la naciente disciplina comience su andadura en el marco intelectual de una sociologfa tefiida de un cardcter eminentemente conservador, ya que la corriente dominante al final de la década de los cuarenta y en los primeros aiios cincuenta den- tro de la sociologia académica —especialmente la norteamericana— es el estructural- funcionalismo, Paralelamente, sus origenes estan fuertemente ligados a la transfor- maciGn radical del estudio de la politica que significé la revolucién conductista y el nacimiento de la nueva ciencia politica (Easton, 1982); un giro copernicano en la con- sideracidn de los fenémenos politicos que tuvo lugar en este mismo periodo. Seguir desgranando el razonamiento anterior y discutiendo acerca de la sociologfa politica en estos términos nos obligarfa a insistir en la delimitacién del campo de competencia de la disciplina, un esfuerzo éste que ha tenido, casi siempre, resultados No obstante, tampoco deberia olvidarse que este enfoque entraiia un claro peligro de ambigtiedad puesto que, llevado a sus tiltimas consecuencias, supondria impedir toda limitacién del campo de reflexién (Bendix, 1968). Un peligro que, por otro lado, ha sido subrayado hasta la saciedad por una buena parte de los textos introductorios a la sociologia politica + Algunos autores afirman, no obstante, que ya se puede hablar de sociologta politica a partir de los treinta dentro de las ciencias sociales norteamericanas. Otros sitéan su

You might also like