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PREGUNTAS UNIDAD 1, DERECHO MEDIOAMBIENTAL - PARTE ESPECIAL

1.1. ¿Es competente un tribunal para fallar utilizando directamente un tratado internacional
que trate materias ambientales en Chile?

Esta pregunta se refiere a la clase 1 de la unidad 1, que trata la discusión doctrinaria de la


autoejecutabilidad de los tratados internacionales y el Derecho Ambiental.

Según la postura del profesor Aguilar, sí es competente. Al respecto, cabe referirse al control de
convencionalidad, esto es, la obligación del Estado de adecuar su orden jurídico interno al derecho
internacional, de tal forma que el instrumento internacional no requiera de la existencia de normas
adicionales para su autoejecutabilidad. Es más, el artículo 26 de la Convención de Viena consagra la
imposibilidad de excusarse debido al derecho interno para no cumplir con las obligaciones derivadas
del derecho internacional.

A partir del artículo 5° inciso segundo de nuestra Carta Fundamental, los derechos humanos se
equiparan a los fundamentales contenidos en el catálogo de garantías del artículo 19° del mismo
cuerpo constitucional, en consecuencia, se configura un bloque de convencionalidad que establece
un mandato para el juez de respetar los derechos humanos o fundamentales, por consiguiente, la
obligación de respetar los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes, recae también sobre aquellos que tratan de materias ambientales.

En ese sentido, si el juez nacional al efectuar dicho control, concluye que la norma nacional no es
compatible con la segunda, debería primar el estándar más alto, o sea aquella que otorgue una
mayor protección al individuo.

Otro argumento a favor de la autoejecutabilidad de los tratados, dice relación con el principio de
servicialidad del Estado, es decir, está al servicio de la persona humana, por tanto, para efectos de
garantizar los derechos humanos, se ve en la obligación de dar cumplimiento a dichos acuerdos
internacionales.

Es pertinente aclarar que en el caso por ejemplo, de una acción de protección, no es posible
configurar el requisito de ilegalidad directamente desde un tratado, sin embargo, sí es posible
reforzar la vulneración de un derecho fundamental a partir de este.

Sin embargo, a partir de lo expuesto por la profesora Jimena Fuentes, afirmar el supuesto de la
pregunta en cuestión, suscita algunas problemáticas. Por un lado, el efecto directo de los tratados
internacionales implicaría que los jueces derogan tácitamente leyes por ser contrarias a un tratado
internacional. Así las cosas, los acuerdos internacionales no son normas deliberadas en el Congreso,
es decir, no tienen el mismo proceso de legitimidad democrática que una ley, siendo que al
considerarse autoejecutables se permite que dichos tratados tengan efectos equivalentes al de una
ley.

Estos instrumentos internacionales considerados como normas que pueden aplicarse internamente,
no pueden excluirse de la distribución de competencias consagrada en la Constitución Política. Una
excepción, sería el caso de los tratados suscritos de acuerdo al artículo 54° de la Constitución Política,
serían en principio autoejecutables, toda vez que, recaen sobre materias que pertenecen a la
potestad reglamentaria del Presidente de la República.
En conclusión, existen argumentos a favor y en contra de la aplicación directa de los tratados, sin
embargo, la jurisprudencia constitucional ha definido que la regla general en Chile, es su
autoejecutabilidad.

1.2. ¿Qué papel le cabría al Tribunal Constitucional en el control de convencionalidad?

Esta pregunta está referida a la clase 1 de la unidad 1, donde se revisó la Autoejecutabilidad de los
Tratados y el Derecho Ambiental. De igual forma, la pregunta alude al texto del profesor Gonzalo
Aguilar Cavallo, sobre “El control de convencionalidad: análisis en derecho comparado”.

Como sabemos, el principal actor en el respeto y cumplimiento de los Derechos Humanos es el


Estado, a través de sus diversos órganos, dentro de los cuales el juez nacional juega un rol
fundamental en el respeto y garantía de los derechos humanos, incluyendo los derechos reconocidos
en instrumentos internacionales. El control de convencionalidad adquiere el carácter de una
obligación internacional para los Estados partes en la CADH, donde el juez nacional - incluído el juez
constitucional - adquiere un deber y una obligación de velar por la conformidad del derecho estatal
con los tratados y acuerdos internacionales. Lo anterior en razón de la obligación emanada de los
artículos 1° y 2° de la CADH.

En ese sentido, el papel que juega el Tribunal Constitucional en el control de convencionalidad, se


remite más bien a una especie de jurisdicción compartida, en conjunto con el control de
constitucionalidad. Lo anterior a raíz de que en Chile, el TC resguarda la CPR, pero asimismo los
tribunales ordinarios por vía de las acciones de amparo y de protección. Como señala el profesor
Aguilar, el juez nacional tiene la posibilidad de plantear a través del control de constitucionalidad al
TC la inaplicabilidad de una norma por inconstitucionalidad cuando se trate de un asunto de que esté
conociendo. En razón de esto, cualquier juez nacional puede plantearle al TC que ejerza el control de
convencionalidad a través del respectivo requerimiento de inaplicabilidad.

En ese orden de cosas, el control de convencionalidad, como el acto de control que efectúa el juez
nacional en cuanto a la conformidad de la norma interna respecto de la norma internacional, o más
específicamente, de la ley en atención a los tratados internacionales, es resultado del sometimiento
del Estado a la CADH, producto de que ha consentido en obligarse. Es por ello que, en el caso de
Chile, al ser el Tribunal Constitucional el guardián por excelencia de la Constitución Política de la
República, el control de convencionalidad se asoma tímidamente en la función de la jurisdicción
constitucional, aún cuando en ocasiones los jueces ordinarios también reivindican el control de
convencionalidad, produciéndose así la llamada jurisdicción compartida entre el control de
convencionalidad y el de constitucionalidad, ambos llevados a cabo por el TC.
1.3. Si un tratado no ha sido desarrollado por una ley ¿Puede un juez desarrollar su aplicación
jurisprudencialmente?

Esta pregunta está referida a la clase 1, Unidad 1: autoejecutabilidad de los tratados


internacionales, pero también se refiere a las clases 2 y 3 de la misma, toda vez que analizamos
los casos Lago Chungará y Parque Eólico Chiloé en donde estudiamos cómo han resuelto los
tribunales la problemática.

La materia no está exenta de discusiones tanto a favor cómo en contra de la posibilidad de que
un juez pueda desarrollar la aplicación de un tratado por la vía jurisprudencial, por lo tanto, la
primera respuesta que podemos otorgar es depende, ¿de qué? de la posibilidad de autoejecutar
el tratado.

En primer lugar, existe un conjunto de tratados que requieren un elenco de normas de derecho
interno para poder ejecutarlo, pero ¿y si dicho elenco de normas no se han dictado? En ese caso
se podría argumentar que, en virtud de la Convención de Viena, no podemos hacer valer derecho
interno para incumplir un tratado, por lo que el juez estaría obligado a conocer de la cuestión
sometida a su conocimiento y desarrollar la aplicación de la norma internacional de manera
jurisprudencial, lo que además estará en línea con el principio de inexcusabilidad de los jueces
(art. 76 CPR).

Sumado a lo anterior encontramos la postura del profesor Aguilar sustentada en el artículo 5°,
inciso 2° CPR y el principio de servicialidad del Estado (art. 1, inc. 4° CPR), pues a su parecer los
tratados internacionales que versan sobre Derechos Humanos, al ser un límite de la soberanía, es
indiferente si se desarrolla por una ley ya que es autoejecutable, y en ese sentido el juez también
podrá desarrollar su aplicación jurisprudencialmente. Para potenciar esta postura también
consideramos que el control de convencionalidad no es una cuestión meramente facultativa del
TC, sino que requiere de una actividad por parte de todos los órganos del Estado obligado,
incluyendo los jueces. Esta es la postura que podemos ver en la sentencia del caso Lago
Chungará, toda vez que mediante una argumentación en virtud de los Derechos Humanos
transgredidos que generan un actuar ilícito se interpone una acción de protección y se aplicó
directamente la Convención de Washington.

Un tercer argumento para afirmar la posibilidad de desarrollo del juez tiene que ver con
distinguir si la materia del tratado internacional permite suscribirse en virtud de la potestad
reglamentaria del Presidente o si versa sobre materias de ley que requieren deliberación
democrática, distinción que realiza la profesora Jimena Fuentes. Si nos encontramos en el primer
caso, entonces en virtud de la potestad reglamentaria autónoma se entiende que el tratado es
autoejecutable y el juez podría desarrollar su aplicación jurisprudencial.

En conclusión, si bien podemos afirmar que los jueces han desarrollado jurisprudencialmente un
tratado sin normativa interna, esto se dificulta por el caso de los tratados en que podemos
argumentar una necesidad de deliberación por parte del Congreso, y por la exposición del juez a
una excepción dilatoria de incompetencia del tribunal, lo que podría impedir el desarrollo
jurisprudencial.

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