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AéTercretacl » Quirarte Enseres IER RATA aaa BL TTA ta Or poema ideogrifico donde Guillermo Cabrera Infante pinta la isla de Cuba. Esta aparecia ~cruel pleonasmo- aislada en la blancura de la pagina. Algo faltaba. De ‘una comida en un restaurante japonés, Francisco salié con una palmerita de papel verde que completé admi- rablemente el conjunto. En la pagina correspondiente al eclipse del 11 de ju. lio de 1991, un collage testimonia el milagro: una foto- grafia del eclipse, otra de los eclipcilindros, n sello de ‘goma de Mona Lisa coa lentes oscuros y, como remate, elverso emblematico del jerezano: “Yo sufto tu eclipse, oh, criatura solar” Cuaderno que salva a su autor y nos redime, memoria de la ciudad a través de un cronista que no pretende serlo, el proyecto de Francisco Her- nindez es més loable en la medida en que no nace como libro de artista aunque es un libro de artista; no es un diario de poeta sino un diario para el poeta; se hace porque si y para nada, como el amor o las cartas, escritas para conquistar la piel de la criatura noc turna, causante de las vigitias del hombre llamado Scardanelli 84 EN DEFENSA DE LA SOLAPA El peor insulto que cree hacerse al critico es calificar- lo de solapero. Tal adjetivo argumenta que el critico se limita -o asi lo parece a leer el texto que el libro en cuestién ostenta en la solapa o en la contra: cubierta. Sin embargo, asi como hay libros cuya le tura debia terminar en el titulo 0 en el comentario, existen solapas que cumplen una funcién primordial: mas que ser el viaje destructor temido por Villiers de'lsle Adam, son la invitacién al viaje que, como antidoto, descubrié. Baudelaire. Cudntos no hemos comprado un titulo que ya tenfamos en otra edicion slo porque nos seducen las imagenes de un Daniel Gil, un Vicente Rojo, un Rafael Lapez Castro, un Ber- nardo Recamier, un Alberto Blanco, y tal seduccion nos obliga a no dejar de mirar, y finalmente poseer ese postexto plastico. Una nueva clasificacién de los géneros literarios debe incluir en sitio privilegiado el arte de la solapa. Olvidamos su importancia acaso porque sus malos cultivadores nos han obligado a despreciarla y a pasar- 1a por alto, Dentro de un interminable catélogo de las malas solapas existen exquisiteces y vicios diferentes: 85 VICENTE QUIRARTE 1.Las que, para compensar la ausencia de obra sig- nificativa, enumeran los logros extraliterarios del au- tor, preferentemente en el sector ptiblico. 2. Las que, en vano intento de modestia, ahaden que el autor, “ha publicado, entre otros, los siguientes libros. 3. Las que se empefian en demostrar que el escritor es de carne y hueso, un ser comtin y corriente, y que después de todo no la pasa tan mal. En esta categoria son expertos los editores estadounidenses. Sus inde- fensos lectores debemos enterarnos de que el autor cen cuestién tiene una casa de madera, un perro labra- dor, dos hijos y una esposa llamada Paula. 4. Las que, en un afin absurdo de inflar publici tariamente a un escritor reconocido, le hacen el flaco favor de reunir la mayor parte de los vicios antes se- Aalados. Joya inigualable en este sentido es la ficha biobiiogrifica de Fernando del Paso en la edicién de Noticias del Imperio (Editorial Diana, 1987), donde, entre otras aberraciones, el mal solapero afirma que la novela “gira sobre Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, fuga y novelesca emperatriz de México een el siglo pasado”, Sin comentarios. En sociedades competitivas como la nuestra, la mayor parte de los lectores hemos olvidado el goz0 86 para sobrevivir «que significa enfrentarse al libro sin precisar de la so- Japa como escudero para su primera salida, Precisa- mente por eso, el libro que la leva debe exigirle a su autor que fenga en cuenta que practica in género ri guroso y exigente, La buena solapa debe ser un ho- menaje a Thomas de Quincey, Julio Torri o ef Augusto Monterroso de La palabra migica. Dicho de ‘otro modo, el solapero debe ser consciente de que en el breve espacio del cual dispone, debe desarrollar un inal y respetuoso det texto imaginativo, seductor, or objeto que le sirve de pretexto. Azorin recomendaba como ejercicio para el novelista la descripeisn de los sucesos nimios que ocurrieran a lo largo del dia. Una escuela de criticos deberia exigir como examen final Ja redaccién de una solapa. Por tltimo, si la solapa quiere cumplir debida mente su objetivo, ha de ser anénima —verdad, Ali Chumacero, José Emilio Pacheco, David Huerta, Jai- me Moreno Villarreal? confiada en el poder de las palabras, S6lo de esta manera el lector sentiré que posee la escritura, que la goza en sus deslumbramien- tos ¢ intuiciones, y no que se impone el prestigio de los nombres. Acaso esta invocacién al santo patrén de la solapa perfecta surja porque intento escribir, en estos dias de vacaciones, una para el libro de poemas de mi amigo Rosendo Garcia Leyva. Doble problema: 87 en ese texto quisiera decirle no lo que la inteligencia dicta sino lo que el coraz6n ordena, A la larga, la ob- jetividad me obligaré a que mis palabras traduzcan lo mas fielmente posible la riqueza que su libro me proporciona. Me ayudan y me obstaculizan las olas reiterativas empefiadas en negar el nombre de Pacifico, y la mejor cerveza de México, que ostenta el mismo nombre. Ojald que algo de esta alegria efimera y eterna quede en la solapa, 88 DESVENTURAS DEL PROFESOR QUE ESCRIBE Siempre tend: an doble pretexto para justificar sus infidelidades a los que considera polos de su vida: no puede escribir porque tiene toneladas de trabajos por revisar. No puede ser un buen profesor porque sus energias mejores estén dedicadas a la literatura. Uno, acaso mas pedante, diré “mi obra’. Como nadie vive atin de lo que escribe, el escritor en ciernes ingresa en tuna carrera humanistica, casi siempre de letras. Si verdaderamente ama ala Ingrata -la literatura~ con la ingenuidad y la devocién del amatenr, pretende servirla con absoluta entrega, ensefiindola, De las ac- tividades laterales a la escritura misma, la de profesor la que mas se le aproxima y la que se encuentra al mismo tiempo mis lejana, Adin no termina su licenciatura y ya esta, impa ciente y brioso, como potro en la linea de salida, dis- puesto a demostrar todo lo que sabe, porque lo sabe, todo, menos que la vida esta divorciada de las letras. Comienza a dar clase a muchachos de ensefianza me- dia apenas mayores que él. Los adolescentes, como toda fauna natural e instintiva que se respete, estin preocupados por cosas mas tangibles e inmediatas 89 Primera edicion: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto Cultural de Aguas Calientes, México, 1994 © Vicente Quirarte, 1994 Derechos reservados sobre esta edicion: © Editorial Norma s.4.,1996 Apartado 53550, Santafé de Bogota Impreso en Colombia por Cargraphice S.A. Impresion digital Printed in Colombia Diseho: Camilo Umana Fotografia de cubierta Victor Robleda Prohibids Ia reproduccion parcial o total de esta obra sin permiso escrito dela editorial Este libro se compuso en caracteres Adobe Minion SON 958-04-2937-5 CONTENIDO Enseres para sobrevivir ena ciu

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