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Ideologías y Proyectos de Nación en El México Independiente
Ideologías y Proyectos de Nación en El México Independiente
2. Una vez revisado, realiza dos cuadros sinópticos. El primero, de las ideologías y sus características . El segundo; de los
proyectos de nación, que incluya sus características y personajes/grupos sociales que los proponían.
Uno de los múltiples conflictos que México tuvo que enfrentar como país independiente, fueron las pugnas entre quienes defendían
las dos ideologías que imperaban en nuestro país en el siglo XIX: liberal y conservadora.
Es importante aclarar que definir las ideologías liberal y conservadora no es tarea sencilla, puesto que en nuestro país estas
adquirieron diferentes matices. Sin embargo, de manera general podemos afirmar que la ideología liberal sentaba sus supuestos en
la transformación del país, otorgando especial importancia a las libertades individuales, restringiendo el poder de la Iglesia
(desamortización de los bienes del clero) y separándola del Estado. También pugnaba por limitar los privilegios de la milicia. El
individuo era primordial para los liberales, y el ejercicio de la libertad aún más: esta abarcaba la de pensamiento, expresión,
asociación, etc. De igual forma, el liberalismo defendía la igualdad entre los individuos ante el Estado.
Los liberales del México del siglo XIX se dividían en liberales moderados y liberales radicales; los primeros no daban tanta
importancia al individuo y pretendían conservar, en cierta medida, las tradiciones. Los liberales radicales, en cambio, sí se
abanderaban en un cambio que abarcara todos los ámbitos de la vida de México. Deseaban a toda costa una república democrática
representativa y federal.
Algunos de los liberales de aquella época más reconocidos en México fueron: Miguel Ramos Arizpe, José María Morelos y Pavón,
Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo, Mariano Matamoros (1770-1814), Pedro Moreno González de Hermosillo
(1765-1817), Valentín Gómez Farías (1781-1858), Ignacio Zaragoza (1829-1862) y Benito Juárez García (1806-1872).
La ideología conservadora, por su parte, pretendía un país influenciado y dirigido por la Corona española, así como mantener los
privilegios y el poder eclesiásticos, y de la milicia. Deseaban un país rígido y que se formara una república central, es decir, pugnaban
por un gobierno que se generara desde la capital del país (centro de la República, de ahí su nombre) y que el resto del territorio
nacional fuera dividido en “Departamentos” cuyos administradores quedarían supeditados a la autoridad federal. Con esta ideología
se identificaban los centralistas, que en su mayoría eran militares, clérigos y personajes acaudalados, como: Leonardo Márquez
(1820-1913), Félix Zuloaga (1813-1898), Juan Nepomuceno Almonte (1803-1869), Miguel Miramón (1831-1867), Tomás Mejía (1820-
1867) y Lucas Alamán (1792-1853), entre otros.
Entre otras cosas, el proyecto conservador llevó a cabo las siguientes acciones:
• Organizar y fundar el llamado Banco del Avío.
• Crear nuevas empresas en el país, sobre todo de la industria textil
• Impulsar la industria minera.
• Mejorar la ganadería y la agricultura.
España no reconoció la independencia de México ni aceptó enviar a uno de sus príncipes para que ocupara el trono del Imperio
Mexicano. Esto fortaleció las ambiciones de Iturbide, quien acariciaba la idea de coronarse emperador y produjo hondas inquietudes
en todos los sectores sociales y políticos principalmente en el Congreso.
Dentro de aquel ambiente de incertidumbre e intranquilidad, un sargento, llamado Pío Marcha, se lanzó una noche por las calles de
la ciudad de México, gritando, junto con alguna tropa y gente que lo seguían: ¡Viva Agustín I, Emperador de México!. Y bajo la
presión que ejercieron los militares y el populacho, al día siguiente, 19 de mayo de 1822, el Congreso declaró a Iturbide emperador.
El imperio duró poco. Tuvo Iturbide dificultades con los diputados que se oponían a las disposiciones imperiales, y acabó
encarcelándolos, lo que provocó protestas y levantamientos.
Aparte la incertidumbre, la intranquilidad y el disgusto, las privaciones y la miseria eran generales. Antonio López de Santa Anna
lanzó un plan y se pronunció, es decir, se levantó en armas: el Plan de Veracruz, que con el firmaron, el 6 de diciembre de 1822,
Guadalupe Victoria y otros generales. Como remedio a todo se proponía la implantación de la República.
Iturbide se aprestó a defenderse; pero el 1° de febrero de 1823 los generales y las tropas que deberían combatir a Santa Anna, se
unieron a éste en el desconocimiento del emperador y firmaron un nuevo plan: el que se conoce con el nombre de Acta de Casa
Mata. Queriendo Iturbide salir de tan difícil situación, reunió nuevamente al Congreso; pero los diputados, resentidos, manifestaron
su oposición, y ello hizo que el emperador abdicara en marzo de 1823, y que, a los pocos días, saliera de México.
El Congreso le prohibió volver bajo pena de muerte. Iturbide regresó de Italia al año siguiente, siendo fusilado en Tamaulipas.