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El primer ataque ocurrió el 6 de febrero, cuando a horas de la madrugada, un corte del sistema de

aterramiento de un transformador ocasionó una explosión y posteriormente, un incendio en la


Subestación Santa Teresa III, en el estado Miranda, provocando apagones en el Distrito Capital,
Miranda y Vargas. Seguidamente, el 14 de febrero, fue provocada otra explosión, ocasionando un
incendio nuevamente en la Subestación la cual dejó sin energía eléctrica a tres entidades del
centro geográfico del país. El tercer sabotaje del mes, ocurrió el 23 de febrero, con la explosión de
un condensador en la Subestación La Arenosa, línea 765, ubicada en Yaritagua, estado Yaracuy.
Dejando a 11 estados del occidente sin electricidad. Asimismo, las subestaciones Cabimas y Los
Robles en Zulia también fueron incendiados.
La última acción vandálica fue el 27 de febrero, cuya explosión provocó un incendio en la
Subestación remota de Cumarebo, estado Falcón, dando como resultado varias horas sin luz en
algunos municipios de la costa noroccidental. El mayor y cruel ataque ocurrió el día jueves, 7 de
marzo, cerca de las 5 de la tarde, donde se produjo una caída de los sistemas esenciales de
suministro eléctrico del Guri, el cual suministra en más de un 80% la energía al territorio nacional.
El apagón fue súbito y general. se produjo mediante tres modalidades:

La primera de ellas, mediante el hackeo del cerebro informático y los sistemas de control. Estos
sistemas habrían sido invadidos por vía electrónica «dejando las pantallas de los computadores en
negro»,

El día lunes 11,  informó que los ataques se realizaron desde las ciudades estadounidenses de
Houston y Chicago, sosteniendo que el propio gobierno estadounidense era responsable del
ciberataque. La segunda modalidad de ataque, fue mediante el uso de aparatos de pulso
electromagnético. Dispositivos altamente sofisticados de guerra electrónica, que apuntaron a los
sistemas de transmisión y la plataforma de controles para inhabilitarlos, acción que generaría una
sobrecarga del sistema y su caída. La tercera y última modalidad de ataque, sería de tipo física y en
directo a las plataformas intermedias de distribución eléctrica. Dejando como resultado cinco
ataques a cuatro subestaciones, con poco tiempo de separación entre cada uno de estos eventos,
justamente los días en que se intentaba levantar y estabilizar el suministro eléctrico.

El presidente Nicolás Maduro, hizo especial énfasis en uno de los sabotajes directos de esta
operación de tres fases: la explosión de subestaciones eléctricas en Baruta y El Hatillo, provocando
incendios en horas de la madrugada del lunes. Gran parte de Caracas sufrió nuevamente un corte
de energía.

El retorno de la normalidad en la mayoría del territorio nacional el día martes, apuntó a la


normalización del sistema eléctrico y superación de las grandes vulnerabilidades. La reinstalación y
puesta en arranque por vía manual del flujo eléctrico, rememoró la recuperación del cerebro de
PDVSA en el año 2003, durante el sabotaje petrolero, esta vez, con mayor sentido de premura y
con un mayor nivel de claridad sobre la particularidad y gravedad del evento.
La derrota al Golpe Eléctrico, dicha así por el presidente Maduro, ha significado al día de hoy, uno
de los eventos más significativos en el rescate de la población en general, que ha sido víctima de
un acto terrorista a gran escala con la intención de socavar la gobernabilidad, la estabilidad política
y la cohesión social.

Estabilización definitiva, conteo de daños

72 horas luego del atentado, la ciudad de Caracas había recuperado la energía en la mayoría de
sus sectores y en las siguientes horas, se añadieron los estados orientales, del centro y del sur. El
eje occidental tuvo retrasos, extendiéndose la estabilización hasta 24 horas más en Táchira,
Mérida, Trujillo, Zulia y Lara.

Cinco días después de los continuados golpes a las demás subestaciones y los saboteos paralelos a
la represa del Guri, impidieron la estabilización del Sistema Eléctrico Nacional, impidiendo al país
volver a la normalidad.

La derecha ataca nuevamente

Después de haber estabilizado el sistema eléctrico nacional, gracias al trabajo titánico y el


compromiso de las y los trabajadores de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), con el
acompañamiento del Poder Popular organizado y el Gobierno Bolivariano.

El día lunes 25 de marzo, en horas de la tarde, ocurrió otro sabotaje contra la Central
Hidroeléctrica Simón Bolívar del Guri, afectando por lo menos 19 estados, siendo restituido
progresivamente el sistema desde las 4 pm hasta las 7 pm en todo el territorio venezolano.

En declaraciones, la vicepresidenta Ejecutiva Delcy Rodríguez indicó que detrás del ataque a tan
vital y estratégica infraestructura estatal, existe un motivo de sabotaje multidimensional contra la
cotidianidad íntima de la población venezolana, asimismo dirigido a fomentar el caos y la
improductividad petrolera.
Por su parte, el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, informó “cuando nos encontrábamos
en el mayor momento de generación de carga y en la mejor situación de transmisión después del
ataque del mediodía, se perpetró exactamente a las 9:50 pm, un ataque de magnitud en el patio
de los autotransformadores de la Central Hidroeléctrica Guri”.

Mientras las autoridades evaluaban el alcance del daño que se generó en el patio de los
autotransformadores, pues estaba confirmado que había afectaciones en las estaciones y
subestaciones en todo el circuito nacional, el Ministro anunció el pasado martes 02, a las 4 de la
madrugada, la suspensión de las actividades laborales y educativas.

Apátridas traidores

Los operadores políticos de la oposición venezolana al mando del autoproclamado Juan Guaidó,
en lugar de asumir una actitud colaborativa y de apoyo a la comunidad, para superar la crisis,
aprovecharon la ocasión para magnificar la ansiedad y angustia e intentar encender la anarquía en
las calles, alentando los conatos de violencia y saqueo que no llegaron a trascender más allá.

A los inconvenientes de la falta de electricidad, comenzarían a sumarse la imposibilidad de realizar


actividades postergadas y que comenzaban a hacerse importantes y/o urgentes como el
abastecimiento de gasolina, la compra de alimentos y el bombeo de agua potable.

El suministro de gasolina se vio afectado en la medida que las bombas tuvieran una planta
eléctrica o no, el sistema bancario no funcionaba o mal-funcionaba, afectando la actividad
comercial; en Caracas, los comercios además se vieron afectados por no contar con el personal
completo y por último, pero no menos importante, el suministro de agua potable para la mayoría
de las zonas del país se vio afectado ante la imposibilidad de activar las bombas sin suministro
eléctrico; sólo aquellas comunidades con abastecimiento de fuentes hídricas en cotas superiores
pudieron seguir contando con el servicio.

Resultaron detenidas las operaciones del Metro de Caracas y la población tuvo que trasladarse a
pie o por otros medios para poder llegar a casa la noche del jueves 7.
La pérdida de la electricidad desembocó en el colapso de las plataformas y sistemas de pago
electrónico, generando serias complicaciones para consumidores en todo el país en las horas
siguientes al apagón. Esta caída sería extensiva en días posteriores, pues las plataformas bancarias
vieron agotarse coyunturalmente sus servicios de autogeneración por generadores eléctricos al
sobregirarse las horas de funcionamiento.

Los puntos de venta colapsados, aunados a las deficiencias aún persistentes en el flujo de dinero
en efectivo, complicaron durante los días viernes y sábado siguientes las compras esenciales entre
la población.

También resultaron afectadas las ventas y manejo de bienes perecederos como las carnes y
hortalizas. La Federación Nacional de Ganaderos reportó la pérdida de unos 2 millones de
kilogramos de carne de res durante el apagón en mataderos y carnicerías. En respuesta a esta
situación muchas familias optaron por consumir lo antes posibles dichos alimentos.

Reacción de otras latitudes

En medio del ataque, la revista estadounidense Forbes, publicó una nota de Kalev Leetaru, donde
afirmó que era «muy realista», la afirmación de que el gobierno estadounidense efectivamente
lanzó un ataque cibernético contra el sistema eléctrico venezolano, dando como resultado el
apoyo de diversos movimientos sociales a Venezuela y su injerencia

El Gobierno Bolivariano continúa trabajando y atendiendo la emergencia nacional eléctrica y la


vida cotidiana de nuestro pueblo, estando al frente de las responsabilidades, en la recuperación
profunda de los daños materiales que le hicieron en el último ataque al Sistema Eléctrico del Guri,
y en general a los ataques a diario al sistema eléctrico, tomando como medida, un Plan de los 30
días, para lograr la reparación completa del Sistema de transmisión y generación nacional, así
como la entrega de electrodomésticos distribuidos a través del portal www.patria.org.ve.

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