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Exposici6n del Dr. Roger Pita Pico, Secretario de la Academia Colombiana de Historia Los emisarios de la Conciliacién y la Negociacién en las Guerras de Independencia de la América Meridional, 1820-1822 Introduccién Durar afios 1808-1810, Espafa entré en una etapa de crisis tras la abdicacién y prisién del rey Fernando VII y la invasién de los fran ceses. Esto creo un vacio en el poder y mareé el inicio de un periodo ionario experimentado tanto en Espaia como en los dominios impuso de los énimos independentistas se habian sentido con especial fuerza y la Nueva Granada y Venezuela mientras que en la Audiencia de Qui- to los espaiioles pudieron defender mejor su territorio. Hacia 1820 se cumplia ya una década de conflicto politico y militar en medio del proceso de Independencia, con marcados indices de violencia y confrontacién, especialmente en Venezuela con ocasién de la denominada guerra a muerte 70 | Bihliot | A principios de 1820 cl curso de la guerra dio un punto de inflexion } las agitaciones vividas en la peninsula ibérica con el pronunciamiento de Rie cnando fueron convocadas las Cortes y se restablecié la Constitucién de iz a la cual el Rey Fernando VI! debio elevar su juramento. Este retorno del liberalismo frustr6 el envio de refuerzos militares a América y causé di siones y polarizacién al interior de las aucoridades politicas y militares." I Cortes expresaron su interés de restaurar el dominio espaol en Ami través de una amnistia general, para lo cual se mostraron dispuestas a hacer concesiones prometiendo a las fuer nsurgentes» que conservarian cl poder sobre | incias que hubiesen conqui ero con | de que estas debian depender de Esp: ou io al president 7 quien inicialmente dit lidad de neg Finalmente el 21 de septiembre B c ialog estos fue los f i | jt tal i disciplinar y organizar los mil b ¢ | cj obstante, Bolivar también onscir in podia perjudicar Ic gros obt 28 CON nto esfuerze Para noviembre arias ¢ n i gi idieron nombr x {cliberaci | 19 Earle, Rebec depend Bog rsidad de Los Andes, 2014, p18 Edi 1858, romo IIL, p.79. En el encabezado del documento ambos gobiernos expresaron su voluntad de superar las discordias, para lo cual haba que dar un paso crucial que era la sus- pensidn de todas las operaciones terrestres y maritimas durante el lapso de seis meses con posibilidad de prérroga por el tiempo que fiaese necesario mientras se desarrollaban las negociaciones de paz que era el principal objetivo. Los integrantes de uno y otto ejército debian permanecer en las posicio: nes que ocuparan al momento de notificarles la suspensién de hostilidades, para lo cual era imperioso sefalar limites «claros y bien conocidos». Para el caso del conflicto vivido en Venezuela se acordaron previamente los limites. Para las demas provincias en disputa, las del Sur y las de la Costa Caribe co- na, habfa que nombrar comisionados especiales para que llegaran a un brindar un testimonio de los principios «filantrépicos» jue inspiraron ambos gobiernos para exterminar los excesos y horrores que tizado esta guerra, se firmé el 26 de noviembre un tratado de cegularizacién conforme al dere gentes y a las précticas mas humanas ilizad os centrales fueron el trato humani s, el canje de prisioneros, el trato a los heridos ya los s humanitarios se constituyé en un punto de re rias formulas de acercamiento, didlogo y nos a través de una setie de armis- omo también pactos de capitulaciones de ne- otras normas regulatorias que serian aminos de reconciliacién pusieron scena histérica a un buen niimero de negociadores nados de paz que tendrian un especial protagonismo en esta fase a del proceso emancipatorio de estas naciones Asi entonces, en el marco del bicentenario del proceso de Independencia, este trabajo tiene por objeto analizar los logros, dificuleades y frustraciones experimentadas por estos emisarios de la paz en el cumplimiento de su mi- sién y en medio de un ambiente de tensién y polatizacién marcado con una impronta de odios, venganzas, retaliaciones y actos crueles de una prolon- gada guerra. El trabajo se enfocard en los negociadores y emisatios de am 24 Archivo General de la Nacién (AGN), Seccidn Colecciones, Fondo Enrique Ortega Ricaurte, Legaciones y Consulados, caja 121, carpeta I; €. Le-Be. bos bandos que trabajaron en la aplicacidn de los tratados de ‘Trujillo en los territorios de Venezuela, la costa Caribe y el sur de la Nueva Granada y la antigua Audiencia de Quito que eran las zonas que de Nu ay V De alguna manera, este trabajo se inscribe t: yermanecian en puta ana urela ya estaban liberados. | rico de los pecificamente asumiendo el reto de analizar el adios de paz, e: periodo endencia desde tuna nueva perspectiva que va mas alla de colombiana de tendencia que ha primado en la histor del campo de bat Ecaininat deemancipacién : tad Cf ec Garactesizacién delos comisionados | een ; guf'seinclayen | 1b Tiburcio Ech pafol, el us y el capi a i a José Sartorio. \ Jna segunda categoria los negocia F acta cio firmado en ‘Trujillo y los que firmaron os de cardcter regional par refrendar aquel pacto que servia de marco. Cuadro 1. Identificacién de los negociadores y comisionados nombrados por el bando espatiol y el bando republicano durante la negociaciéa y aplicacién del Tratado de Trujillo, 1820-1821 En lo que tiene que ver especificamente con la negociacién y aplica ratado de Trujil tificaron pat ri rela, ! nada y antigua Audiencia de Q i Jos cuales 1 itares y 2 cviles (un alcalde y un comerciani ¢ cuadro, lan r nt ng’ Cuadro 2. ¢ mpro nos didh acercamientos con motivo del Tratado de T qu misionad: I fiéndose al marco estipulado en el Tratado de Trujillo. Asi se hizo en las pro vincias de la costa Caribe neogranadina con el nombramiento de los comi. sionados Manuel Landa en representacién de los realistas y de Justo Bricenio en representacién de los republicanos. Por los lados del sur de Ja Nueva Granaday antigua Audiencia de Quito fueron designados los comisionados José Moles como vocero de los espa fioles y Antonio Morales como delegado republicano, el 25 de enero y asi se hizo en el sur con el acuerdo firmado cl 23 de febrero de 1821 en la ciudad de Quito bajo el acompafamiento de la negociacién del presidente Mel- chor de Aymerich. Esto nos revela la complejidad de los temas tratados que ameritaron t marco regulatorio mas especifico y 1ego, acorde con la realidad a esca icial, El problema es que no siempre estos acuerdos fueron aprobados 1 como sucedié con el acuerdo firmado el 25 de ene ovincia de Cartagena que fue cuestionado por el presidente Simér nte Francisco de Paula Santander il complejo escenario de las negociaciones a que resultaba la tarea de demarcacién en un or nombrar comisionado ifica tarca en terreno mientras capitan de artilleria ignados para la exacta demareacién en mplimiento de lo acordado ta ledupar. Los dias de demora que llevabar las dificultades para llegar a un pronto azado hasta Valledupar a arreglar alli los garon esa funcién con el convencimiento de que cual: quier demora podia causar mas derramamiento de sangre y fricciones entre los bandos en conflicto, Ante las diferencias extremas registradas en el proceso de negociacién en la provincia de Cartagena, se nombré al coronel Luis Francisco de Rieux en representacién del bando republicano y al coronel Miguel Valbuena como emisario de los espafioles quienes lograron finalmente firmar un acuerdo bi lateral el 25 de enero. 26 AGN, Seccién Republica, Fondo Secretaria de Guerra y Marin, vomo 333, ff 16v-117v; Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel de La Siendo el misticio de Babahoyo extensivo a la divisién que operaba en nel Basilio Ga: cia, delegé cl 17 de diciembre de 1821 al jefe de guerrillas y comandante de Pasto, el comandante espafiol apostado en esta ciudad, el cor Ios puntos avanzados sobre Popayan, José Maria Obando para que fuera h: ta Caloto con el fin de comunicarlo al general Pedro Ledn Torres. La idea et convenir la suspensién de armas en aquella parte y fijar los limites para ambos bandos. El pacto finalmente se firmé el 12 de enero de 18: Auxilios y apoyo para los comisionados Cémo fueron recibi preferencial? :Se conside uer ara el cur plimiento de su stas son nas de las dudas ¢ wuscitan a mento de pensar en la irrupciér tc J i nario de una guerra que llevaba mas d fic > mismo de la mi hacia ondicic rantias para estos agentes, | alm mn a wurorida ici mil r recibirlos con amat anuel H 1 patiol disc ledug 5 isionad re de 182( zobernado L iste u XXXII, p. 260. Fl general republicano Pedro Leén Torres, jefe del Ejército del Sur de la Nueva Granada, impartié instrucciones al coronel Antonio Obando para que acompafara al emisario José Maria Obando, comisionado es- paitol, hasta el rio Ovejas ¢ impartié instrucciones al administrador de correos para que lo auxiliara en su viaje de regreso, en respuesta a lo cual José Maria dio fe de haber sido atendido «con generosidad y abundancia de todo Desde Timbio el 21 de diciembre de 1821 los comisionados Antonio el coronel Juan Paz del Castillo anunciaton a los alcaldes de Popa ciudad y solicitaron el trdmite de los respectivos pasapor: ia ¢ os alcaldes expresaron su satisfaccién por esta 2 y lamentaron no poderlos recibir con codas las atenciones debido ala critica situacién econdmica reinante, La misma colaboracién pidié el par de comisionados al comandante de las fuerzas realistas que operaban sobre la dad y al presidente Aymerich para el auxilio necesario para el camino que ducir a Quito. no hay mucha informacion disponible. Para los comisio: nuy claro que siguicron devengando su préstamo aunque 1 as propias de este periodo de guerra, un pro aron de manera recurrente ambos dos. omisionados Sartorio y Espelius, enviados en 1820 para ri los representantes del gobierno republicano viajaron n salario mensual de 500 y 350 pesos, respectivamente 1s sueldos por anticipado para que pudiesen afrontar los o gobierno en Venezuela brindaran todas las atenciones.” Sin embargo, esta era una excep: que afrontarian los delegados en terreno. El comisionado Manuel Landa no dud6 en quejarse de los padecimien tos que debid afrontar en su mision de paz. pues apenas habia recibido 150 neral en jefe Pablo Morillo y después de ello, niuna racién habia recibido, ante lo cual no tuvo mas opcién que sobrevivir de la solidaridad de algunos vecinos de la provincia de Cartagena,*! 29 O'Leary, Simén B,, Memorias del General O'Leary, Caracas: Imprenta Oficial, tomo XVI, pp. 109-111 30 Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo det General Miguel de La Torre como I, pp. 61-62. 31 Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel de La Torre tomo XXXIV, p. 297. Biblioteca de la Independencia ® Tomo X Relaciones armoniosas y recibimient a por las partes negociant los tratados. La reunién transcurrié el di i bajo el poder de los espati nirelara elledectn memorias, Morillo se acercé al lugar acompariad¢ | res y 50 oficiales de rango pero se enterd con sorp! Bolivar, Bogota, Biblioteca de la F con una corta escolta de diez a doce oficiales ante lo cual decidié enviar de vuelta a buena parte de su crecida escolta, advertido de la generosidad de su oponente, aseguranndose que entre los retirados eran precisamente los que menos le agradaban a Bolivar. Fue un encuentro muy cordial, con obsequios mutuos, varios brindis, elo- gios y expresiones de respeto que le arrancaron a Bolivar algunas Ligrimas. El general Morillo propuso que se levantara una piramide en lugar del en- cuentro para lo cual colocé junto con Bolivar la primera piedra y se fij6 el compromiso de que cada una de las partes nombraria un oficial de ingenieria a levantar esa obra." Esta fue la descripcién de aquel momento historico: Morillo destiné cuatro jefes al encuentro de. E.,¥él mismo con toda st is hasta la entrada del pueblo a recibiee. Al acerearse echaron prone 2 ye precipitaron el uno hacia el oto dindose estrechos abrazos. El comida militar senci 4 ina idea exacta de las di mociones, de la sensibilidad, de de horror y de sangre, se ra ver los que estabar sepultar | 1 prestigio de la s error puede general Morillo < posteridad ran los nombres de los comisionados de ¢ a habian pee do, dirigido y concluido el tratado de r ra entre los dos los: que la primera piedra, que debia ser el fundamento de esta pirimide el presidente de Colombia y por l, que habian aprobado y ratificado Bolivar la idea con transporte, y los dos condujeron 1 la primera vez, una piedra angular que seré la pi ici paral columna, Sobre ella se abrazaron de nuevo y reiteraron sus as del General O'Leary, tomo 2, pp. 51-5 uumento finalmente se realizé en este sitio y fuc inaugurados en el marco de n del centenario de la Independencia en julio de 1911 bajo el gobierno del lente Juan Vicente Gomer ‘ofertas, haciendo lo mismo cada uno dell ién propuso el general Morillo que | cencargaran de esta obra y que se dibujase una estampa que representara al President de yal general Morillo en el acto de abrazarse la primer. Mulsitud de brindi 030s y propios del dia contribuyeron a hacerlo mas agra ble y a aumentar progresivamente | a alegria de ren cluida la comida, a conversacién continué sosten c ns yootra parte que no celaban de feicitarse acon} que habian pros ido aquela ent A la mafana del dia siguiente, S igieron de nu lap s prc mi rom altemnativamente las n bi 2 Jos oficiales, y se separaron llenos de placer y s Elambiente de cordialidad siguié imperando en los dias notificacién de los tratados y los preparativos para la delimicacion y demisaspectos fijados en aquellos pactos. Tras lal de 1821, el de de sus fuerzas y ordend dando vivas aE ambos bandos a Cumani a comic! enador realist: nio Tovar quiso h: ombate en € jue participé toda la er le delan después de lo cual se desarrollé un d de uno y na comid bando y por la noche se como fue posible a las jefes y ofic mbos partidos». Tode fucrzos los hizo el gobernador pese a haber manifestad las bondades de los tratados firmados, lo cual revel: la postura liberal y conciliadora A finales de diciembre de 1820 en la prov collaron al interior de la plaza. D pin parti pé el teniente coronel Federico Tomas de Al f eel bidos amablemente por el gobernador espanol dor res, quic | ofrecié tuna buena cena que de ningtin modo reflc ' padecia la plaza.” Estas manifestaciones de cordialidad y civilidad fu | { 37 Rodriguez Villa, Antonio, tage la Fuerte \ tomo IV, pp. 320-330. 38 Sevilla, Rafal, Me 3+ Eaicion, 1983, pp. 272-273. ! 39 Viloria de La Hor, Joag complementadas por lo general por un tono y un lenguaje amable observado en Tiyjillo, pero que pudo permearse en los textos mismos de los desarrollos normativos aplicados a escala regional, asi como también en los acuerdos y conversaciones de delimitacidn o de armisticios regionales. En medio de esas tareas facilitadoras de paz emergieron un conjunto de palabras que se tornaron mas frecuentes y que adquirfan en estos afios un sentido més profando: humanidad, razén, generosidad, honor, decoro, mo deracién, justicia, dignidad, civilizacién, Vocablos que se contraponian a los términos guerreristas y beligerantes que venian empledndose desde los dias Sobre este particular, vale recordar las manifestaciones mutuas de aprecio yamistad que saltan a la vista en la correspondencia sostenida entre el general republicano Antonio José de Sucre y el coronel espaol en Pasto don Basilio Garcia, pocos dias después del atmisticio firmado a escala regional en Quito en febrero de 1821. Alli pueden obscrvarse expresiones que denotan desbor dados sentimientos: «Mi estimadisimo amigo», «Mi pensado amigo» ode expresiones como; «Créame usted que esta ausencia me hace muchas cos quillas, y mayormente cuando al principio de nuestros amores; pero jams haré lo que las bellas conquistadoras».*° En sus memorias, el general O'Leary destacé los efectos positivos de la licano cumanés Antonio José de Sucre: «Su intervencién del general r conducta conciliadora y sus maneras afables, unidas a la energia y firmeza de su cardcter produjeron una reaccién en nién publica, de manera que las ‘osas mejoraron dentro de poco y los negocios se establecieron sobre bases mis firmes» Los comisionados escogidos para adelantar el proceso de delimitacién en Jos territorios del Sur, el coronel republicano Antonio Mordles y el teniente sronel espaitol José Moles, se dirigieron a la ciudad de Quito que seria final mente la sede de las conversaciones. Alli llegaron el 17 de febrero de 1821 iendo objeto de atenciones especiales durante el recorrido. Tal como lo relaté cl mismo comisionado Morales, fue recibido en la casa del presidente Aymerich con las mayores consideraciones y expresiones de amistad, sentdn. dalena, 2020, p. 137, 40 Ortiz, Sergio Elias, Agustin A, 1 tiempo. Bogori: Edirorial ABC, 1958, pp. arta: Universidad del N 41 O'Leaty, Simin B, Memorias del General O'Leary, tomo XXVIU, p68 42 Cortézar, Roberto (Comp.), Correspondencia dirigida al General Santander. B Editorial Voluntad, 1969, Vol. XII, p. 305. dose incluso en la mesa con abundancia de via clero, del cabildo, habia quedado con la actitud del obispo, ¢ tisfech autoridades militares y de los colegios quitenos. Amable se habia comporta do también la muchedumbre concurrente de la que alcanzaron a escucharse algunos vivas a la Patria Elbuen trato implicé también aplicar alivios curativos alos emisario pecto que ya habia sido contemplado por el tratadod Cuentacl hacendado don José Marfa Mosquera y Figueroaen carta fechad: ue habia I ‘compaiiia de un médico inglés enya misi Jo clcapit en Popayan dob: José Maria Obando, quien en era cul ‘general Torres y con Bolivar sobre la firma de un armisticio. Estancamiento en los diilogos y relaciones tensa Je las negociaciones no dejaron de presentarse estancamiento’ estrategias dilatorias. Desde Iuego, era ficilmente comprensible la descon fianza que podia haber en estos tiempos de agitacién politica y militar e que las fuerzas en combate estaban siempre alertas ante la proximidad del ad yersario. Por ello, fue preciso adoptar las prevenciones necesarias p que los emisarios fueran 2 El 17 de diciembre de uertillas real jeances del armisticio Obando, delegado para ne Nueva Granada, informé haber evacuado su mision. Cuan elsur de k oficial habia avanzado hasta el punto de Alegria’ en donde estaba un puesto ana, allf llegé de sorpresay alert de t avanzado dela division republi nera a la partida de diez soldados que defendian est taron tomar sus carabinas pero, ta ‘on sus animos y lo atendieron con cl ~ Enmomentos dificiles del proceso de las negoci os comision: a escala regional solian hacer constantes alusiones a la voluntad conciliatori que habia inspirado a los generales en jefe Bolivar y Morillo para lleger a acuerdo y se resaltaba esto como referencia para desentrabar los didlogos, tal 43. AGN, 44. Pareja Ortiz, Manuel (Edit), Bpistolacio de Universidad de la Sabana, 2018, pp. 170-171 45 Pareja Ortiz, Manuel (Edit.), Epistolario de José Maria Mosquera, p seccion Repablica, Fondo Secretaria de G 4 Maria Mosquera y Figueroa, Bogor 84 | como ocurrié en la costa Caribe cuando el comisionado Justo Briceno le ha- cia ver esto a su homélogo Manuel Landa.“ Frecuentes fucron también las criticas y recriminaciones mutuas entre las pattes. Tres dias antes de la firma del tratado del armisticio de Trujillo, el negociador Antonio José de Sucre criticé el hecho de que los comisionados espafioles venian mas a pedir que a negociar y que no se les veia mucha autori- dad para transar pues cl més leve asunto consideraban que debia ser revisado y consultado primero por el jefe Morillo, por lo cual cteia Sucre que esta era una estrategia premeditada de los espafioles para dilatar las negociaciones y ganar tiempo mientras lograban reunir més tropa y avanzar en terreno,” Por un momento la conciliacién de intereses parecia inviable y por ello fueron suspendidas momenténeamente las conversaciones y los comisiona- os espaftoles enviaron una nota el 23 de noviembre de 1820 advirtiendo que se retirarfan de la mesa aunque persuadieron a la contraparte para que cedicran en algunos puntos eriticos 0 moderaran sus pretensiones. Inmedia- «¢ después los delegados republicanos hicieron un llamado a la cordu- ra planteando nuevas concesiones después de lo cual solo quedaron algunas diferencias sutiles para allanar y firmar los acuerdos el 25 y 26 de noviembre. Ante las dificultades para llegar a un punto de entendimiento entre los de legados designados para la delimitacién de la plaza de Cumané en Venezuela el capitén realista Antonio Rebollo y el teniente coronel republicano Juan Josef Quintero, se decidié que los didlogos continuaran de manera directa entre los oficiales Tobar y Armario. Pero un caso en el que se registraron altos niveles de tensién fue el que sucedié a principios de enero de 1821 cuando se negociaban las condicio nes del armisticio en la provincia de Cartagena. Alli el nudo gordiano de la negociacién gird en torno a los pueblos de la regién de Sabanas ubicados al suroeste de la plaza de Cartagena, pueblos que reclamaban los republicanos pero que los realistas alegaban haberlos ocupado antes de la notificacién del cese de hostilidades En la mafiana del 7 de enero el emisario realista Manuel L anda endurecié su posicién y le concedié a su homélogo Justo Bricefo un plazo perentorio de 24 horas para responder a esta «generosa» propuesta o de lo contrario lo conminaba a abandonar la plaza pues consideraba que él era el responsable 46 Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel de La Torre no XXXII, pp. 370-371 47 AGN, Seccién Republica, Fondo Secretaria de Guerra y Marina, torwo 325, € 460x. Biblioteca de la Independencia # Tomo X del esancamiento de las negociaciones, motivo por el cual crefa conveniente laintervencién de sus superiores para dirimir esta situacién per iempre con el firme convencimiento de que habia que mantener por encima de todo el cese de hostilidades y la libre comunicacién entre los lugarefios.™ Ese mis mo dia Landa oficié al general en jefe espaiiol don Miguel de La Torre, co: mentindole sobre estas di ncias tras considerar «absurdas, ambiciosas y ofensivas» las proposiciones de Briceiho y su intransigencia en llegar a un acue E sar que lo que Jo justo para ambas partes idad, Bricefio habia dilatado intencionalmente su respuesta al pen: en juego no era de poca monta y por ello veia impres cindible elevar consultas previas a su superior el coronel Mariano Montilla ano de toda aquella franja costera, quien por esos dias ad. La de comandante repub estaba en la villa de Soledad recuperandose de una leve er republicanos en emitir una respuesta recrudecié el ambiente el ultimatum lanzado por La dela tension y Bricefio, ofendido p nalmente desalojar l is nuc neral de Tarba: rres no oculté su preocupacién por este distanciamiento con los didlogos a fin de no pervu el desarrollo del armisticio para lo cual, al igual que s sario mantener la tregua mientras todo se destrababa. Briceito hizo Il una contrapropuesta consistente en que, obierno espanol di su intencién de Sabanas, los republicanos estarian dispue der mds terreno dentro de Jalinea de demarcacién en torno a la plaza propuesta el 31 de diciembre En aras de no entorpecer las intenciones acordadas por los gene jefe en Santa Ana, un nucvo intento de solucién se dio por inic cefio a las once de la mafana del 15 de enero tras la reunién Hlevada a c n el punto conocid: ubicado en: entre ambos comisionad: tre la plaza y el cuartel general republicano, Alli Bri 48 Acad: tomo XXXII, pp. 278-281 49 nia Colombiana de Historia XII, pp.292-293 Caracas: Grificas Contine a, Vol ILL, p. 164 50 Academia Colombiana de Historia, Fon 0, p. 104 1 tomo XXXII, p. 365: Mario Brice dentro de la cual se exigia el libre transito de embarcaciones por el rio Sint pero el comisionado espafol supedité este punto a la aceptacién por parte de los republicanos del dominio espanol sobre los pueblos ocupados de Sa- banas aunque finalmente se acordé que estos pueblos quedaran en estado de neutralidad.®' Para efectos de verificar el cumplimiento de estas intenciones reconciliatorias, se firmé un acuerdo bilateral el 25 de enero entre el coronel Luis Francisco de Rieux en representacién del bando republicano y el corone Miguel Valbuena como emisario de los espanoles. EI 10 de febrero arribaron los comisionados a Pasto, ciudad que se habia erigido como uno de los mis acendrados bastiones del régimen monarquico en donde se percibfa con suma aprensién cualquier tratado de paz. Ante este ambiente tan hostil y de tanta agitacién y desconfianaa, los delegados debie- ron llegar escoltados por un batallén de pastusos armados y en compania del cabildo, del clero, del comandante gencral Basilio Garcia y de varios oficia- les que salicron a recibirlos. Los negociadores pudieron constatar la positiva cogida que habia tenido la idea del armisticio en el comandante Garcfay en los demas oficiales espanoles. No sucedié lo mismo con el pueblo pastuso como lo relaté con preocupacién el comisionado Morales Ayer he llegado a ésta acompafiado de un batalln de pastusos armados, de don Ba lio Garcia, que hace de Gobernador Comandante General, de vatios oficiales fioles que salieron a recibirme, del cabildo y del clero. Las calles estaban cubiertas de nmenso pueblo que gritaba sin cesar: viva nuestro Rey don Fernando Séptimo. Una monja grité mucran los insurgentes, yhizo lo mismo una mujer del bajo pueblo. Este estaba lleno de descanfianza de mi mensaje y en una grande fermentacién que se traslucia bastante a pesar de activas y prudentes medidas que para sofocarla habia tomado de antemano don Basilio y de las pablicas exhortaciones de su Ilustrisimo fel Al parecer, el pueblo pastuso estaba muy seguro de la superioridad militar espafiola y por ello creia innecesario el tratado, sobre todo por el hecho de AGN, Seccién Republica, Fondo Secretaria de Guerra y Marina, tomo 1.262, ff Sv; Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel de La Torre, vomo XXXII, pp. 289-290. 52 AGN, Seccién Repiibliea, Fondo Secretaria de Guerra y Marina, tomo 116v-117y; Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel Torre, tomo XXIX, pp. 200-205, 53. Archivo Santander, Bogota: Aguila Negea Editorial, 1916, Vol. VI, p.55. Biblioteca de la Independencia © ‘Tomo X que se habian infilerado algunos document¢ Valdés en los que quedaban muy en duda las intencion bando.** No obstante, Garcia y ¢l obispo de Popayin dor de Enciso realizaron ingentes esf Jas ventajas e importancia de la tregua y sobre la nece agravio hacia el comisionado republicano. de todas las precauciones, al dia siguiente el pueblo A pe «conmoverse» y fue necesario que don Basilio y el obispo Salvador a taran nuevas medidas y, por ello, procedieron a mostrar a la muchedumt daban crédito al mensaj los documentos q por completo de la buena fe isario republ P ud ciudad, continué su mare! febrero, Morales, temeroso \davia por tod ahaciael Surcon ur mandante espafiol pero los énimos habian amain no s comiti Elp Quito’ en med misionados lograron arribar « de muchas atencic on el presidente Aymerich en nueve biernos. serian avalados por amb Afi liciembre de 1821, el presidente Simén Bolivar envié ante autoridades espafolas en Quito en calidad de comisionado Paz del Castille ra proponerle al presidente A\ problema fue que, cuando arribé a Otavalo, Paz del Castill orden pere | general Juan de la Cruz Murgeén de retroc Ito oficial entrar en didlogos bajo el argumento de que por inic va propia ya habia puesto en libertad a algunos prisioncros republicanos con 1a condicién de no tomar las armas hasta tanto no fueran c que nada més tenia que hablar sobre este asunto. informaci ric daban cuenta de que la verdadera raz6n por la cual Murgeén impidié el paso 56 DeLa Rosa. Lima: Imprenca Torr ndeés Eloy, Firmas de Col de Paz del Castillo era porque sabia que este era un militar experimentado con larga trayectoria en Venezuela y porque haba acompafiado ademds a San Martin de Buenos Aires a Chile y por ello pensaba que, mas que un sim- ple parlamentario, llevaba instrucciones precisas para conocer ¢l estado de las tropas y la opinién de las provincias de Quito después de la revolucién de Riego de principios de 1820 que habia ordenado jurar la Constitucién gaditana.” Ante la presién, finalmente Paz del Castillo se vio conminado a abandonar esta villa alas cinco de la tarde del 20 de enero. Tampoco dejaron de presentarse algunos conflictos intemos y desautori- zaciones, situaciones que entrabaron aiin mas los intentos de acercamiento entre los bandos contendientes. La carta que enviara el coronel espafiol Carlos Tolré el 18 de noviembre de 1821 en la que le informaba al presidente Aymerich sobre los puntos dela propuesta del armisticio de Babahoyo finalmente resulté extraviada, lo cual complicé la situacién para aquel oficial por cuanto se le criticaba de haber firmado un convenio sin la previa anuencia de su superior. Intenté explicarle cn una carta enviada dos semanas después en la que daba cuenta de las divisio- es politicas de la tropa a raiz de la oleada liberal y de las precariedades de la tropa. De todos modos, se mantuvo en la determinacién adoptada y asumié la responsabilidad de la misma para lo cual creyé haber explicado con todos los datos y circunstancias y dejé al escrutinio del presidente Aymerich la eva- luacién de tal comportamiento.* Pese a todas las contrariedades y escollos que pudieron suscicars, lo cierto es que no se llegd a casos extremos que pusieran en peligro la integridad de los emi- satios, pues ninguno de ellos fue tomado prisionero ni mucho menos asesinado. ‘Temores sobre los comisionados espias y «seductores» Quizais uno de los mayores temores frente ala presencia de emisarios del ban- do oponente era que, ademas sus funciones como facilitadores, terminaran cumplicndo labores de espias o que adclantaran acercamientos con miras a inducir cambios de bando en los militares © para infundir las virtudes de sus proyectos politicos. Lo que se observa en esta fase final de la guerra es que los Toms Cipriano de, Memoria sobre la vida del General Sinén Bolivar Liber- 1tador de Colombia, Perty Bolivia, Bogoté: Imprenta Nacional, 1954, p. 58 Archivo Histério Restrepo, Fondo 1, Vol. 24, pieza 4, f. 332r-333e espanoles fueron los que més temicron este tipo de conductas, pues sus fuer zas fueron las mis afectadas por la desercién y las fisuras interna Pese al buen trato que habia recibido a su llega de febrero de 1821, el comisionado republicano Antonio Morales era cons- 4 Quito a mediados ciente del peligro que representaba su presencia en esta ciudad pues algu nos sectores conservadores, prevenidos todavia por el impacto del reciente miento independentista acaccido en el puerto de G la sospecha de que se estaba tramando una revuclta a f ancipadora, hechos que eran muy susceptibles de generar violencia y que eventualmente podian enturbiar el propésito conciliador en torno al armisti do partir el 26 de febrero hacia Guayaquil cio. Decidié entonces aquel d a donde llegé a principios de marzo pero no sin antes adelantar una intensa los pueblos de trinsito.” tarea persuasiy tar estancadas las conversaciones en Ademias de oles que tornaron mis tenso el aml q Je Cumani, se registraron alg te. El libr dos por estar en manos d espion sionsidos por territorios antes ved stin Rodi no dud El oficial realista A; djé de generar suspicacias stad con la que el delegado republicano, el teniente core denunci, a.comportado dala plaza d Juan Josef Quintero, se duciendo a uns «(...] ha permanecido entrando de casa en ca su sistema, tratando d godo y muy godos a los que no se dejaban correr con sus proposiciones; y entrando en la Tesoreria (no sé a qué) se encaré con el ylo retrato del 16 de vituperios ¢ insultos El dia 4 de abril de 1821 el g dor de Cartagena don Gabriel de Torres elevé una sentida queja ante el coronel Mariano Montilla, coman: dante de las huestes republicanas que mantenian el sitio sobre aquell: 6 haber habilitado el transito de plaza. Aunque de buena fe as oficiales y soldados republicanos con sus respectivos rior de la plaza con el animo de mantener activos los por algunos informes oficiales se habia enterado di transetintes se valian de la confianza depositada en ellos para dedicarse trandose «seducir> a varios individuos de la guarnicién espafola varios episodios de desercién. Ante esta situacién, el gobernador espa 80-82, 194 De La Rosa, Andrés Eloy, Firm 60 Academia Colombiana de Historia, como XVII, p.85. 0 del General Miguel de fiol decidié frenar la entrada a la plaza de todo militar republicano de cualquier clase a excepcién de los casos mas urgentes en los que el mismo coronel Montilla debia especificar anticipadamente el término perento- tio de la diligencia a realizar y con el compromiso del delegado de ceniir se estrictamente a la misién encomendada. Torres advirtié ademas que estrecharia la vigilancia sobre estos hombres a quienes les estaba vedada cualquier comunicacién con la tropa de la plaza y con la advertencia ex- plicita de que, a la menor infraccién serfan expulsados, después de lo cual procederia a cancelar de manera absoluta cualquier permiso de entrada.‘ ta restriccién por parte de los espafioles era para los alos mandos repu- blicanos una clara ofensa y un atentado al tratado de armisticio.@ EI 15 de mayo de 1821 el general Antonio José de Sucre, cn represen- tacidn del gobierno de Colombia, y la Junta de Gobierno de Guayaquil en cabeza de Joaquin de Olmedo, firmaron un pacto con miras a trabajar uni dos por la libertad. El gobierno de Guayaquil se mostré con intencién de agregarse a Colombia y proveyd de poderes al general Simén Bolivar para la defensa y sostenimiento de la independencia de este territorio y para que este fuera incluido en los tratados y alianzas de paz y de comercio que Colombia celebrara con naciones amigas.© Revestido de la representacién planteada por este pacto, Sucre le propuso al presidente Melchor de Aymerich aplazar los términos del armisticio firma do en Trujillo y acordar para el 24 de junio la reanudacién delas operaciones militares. El general republicano designé a su edecén, el capitin Eusebio Bo- rrero, para que entregara esta propuesta y discuticra los términos de la misma Sin embargo, las relaciones se tornaron tensas tras la indignacién expresa- da el 4 de junio por el presidente Aymerich sobre la misién de Borrero pues en realidad se habia dedicado a conducir de manera soterrada proclamas y pliegos para seducir y levantar a los pueblos que estaban bajo dominio mo- ndrquico, incitindolos a la sedicién. Criticé la «ruindad y bajeza» de estos procedimientos y, aunque pensé que lo més justo era condenar a pena capital Seccién Repiiblica, Fondo Secretaria de Guerna y Marina, vomo 333, £ 246r Bonito, Just 10 del Rey. El restablecimiento del régimen colonial en Car a de Indias (1815-1821). Castello de la Plana: Universitat Jaume, 2008, p. 349. 63 O'Leary, Simén B., Memorias del General O'Leary, tomo 19, p. 41; Lopez Dominguez, Luis Horacio (Comp.), Relaciones diplomdticas de Colombia y la Nueva Granada: tratados convenios, 1811-1856, Bogotd: Biblioteca de la Presidencia de la Repttblica, 1993, p. 14; Romero Castillo, Abel, La imprenta de Guayaquil independiente (1821-1822), Guayaquil: imp. Casa de la Culeura Ecuatoriana, 1956, pp. 126-129. a Borrero, opté mas bien en aras Sin embargo, Aymerich proc misionado y condicioné su en pidid ademas a Sucre que no en porque serian considerados com: cualquier comunica: En su respuesta del 13 de ju sdecdn Borrero pue: captura de fue habia llegado a Guarand. a su paso por Riobamba.® El ultraje y un ataque violento 0. No s an espia sino un de regulariz Trujillo principios el general tos pues Oband de bando y asi lo hiz: armisticio con lo cual creia hab a recibirlo en su propia casa al derecho d dela «benignidad y buen sentimiento ¢ edié d un acuerdo d ara mas emisar > verdaderos a 9s desde donde también se emitirian las respec a la libre comuni os con investid De allien ad irectamente a tionado los cuerpo: par de grillos Estrategias cuestionables Durante estos tiempos de didlogo y distensién, los bandos contendientes no de- jaron de diseitar estrategias no santas con miras a obtener ventajas comparativas. El proceso de delimitacién en el sur de la Nueva Granada y la Audiencia de Quito habia quedado a cargo del coronel republicano Antonio Morales y del reniente coronel José Moles como emisario espanol. Estos delegados salieron de Venezuela y en un paraje ubicado antes de llegar al rio Mayo en Ia provincia de Popayan se encontraron con el general Antonio José de Sucre que venia a reemplazar al general Valdés, recientemente derrotado el de fe brero de 1821 en la batalla de Genoy en su intento por avanzar hacia el sur. El 24 de ese mes Sucre y los comisionados arribaron a Popaydn y en el trayecto acia esta ciudad el teniente coronel Moles escribié a las aliadas guerrillas patianas, notificandoles sobre el armisticio e invitdndolos a entrevistarse para instarlos a que cesaran cualquier acto de hostilidad.®” No obstante, en aras del juego estratégico, Bolivar impartié pocos dias después instrucciones para dilatar la notificacién del armisticio, tiempo que debia ser aprovechado por las huestes republicanas para ganar terreno y en Jo posible conquistar Quito. Para ello sugirié hacer uso de algunos artificios, tales como hacer perder el pliego notificativo, aducir que el conductor habia enfermado o que el general Manuel Valdés, a la sazén jefe del Ejército del Sur, alegara que no estaba sujeto a las érdenes del vicepresidente Santander en esa area del Sur” El general republicano Rafael Urdaneta complements el paquete de reco- mendaciones dilatorias que iban desde detener con disimulo al comisionado Moles en varios puntos bajo el pretexto de atender invitaciones o de no haber dispuestas mulas o bagajes para el transporte. Estas mismas indicaciones fue~ ron transmitidas con absoluta reserva a las autotidades de Pamplona y Tunja para que incidieran en el ritmo de la marcha de acuerdo a la conveniencia¢ intereses republicanos.” 68 AGN, Seccién Repiiblica, Fondo Negocios Administrativos, tomo 6, f. 639t; Archivo Central del Cauca (ACC), Sala Independencia, Civil I-17 Gobierno, signstura 6802, f. 3 6. Ortia, Sergio Elias, Antonio Morales Galavis, Bogotd, Instituto Colombiano de Cultura, 1973, p.73-75. 69 AGN, Secciém Repiiblica, Fondo Seeretaria de Guerra y Marina, tom076,f.9 70 Archivo Santander, tomo V, p. 325, 71 Archivo Santander, tomo V, p. 346. Biblioteca de la Independencia ® Tomo X if Comisionados republicanos en Espaia: del optimismo final a la frustracion Como un intento de acercamiento, el general en jefe del Ejército Exped: cionario espafiol don Miguel de La Torre envié al teniente coronel Antonio Van Halen para que viajase hasta Bogota para persuadir al general Bolivar de nombrar cuanto antes los comisionados de paz y de prorrogar el tiempo del armisticio. El emisario partié de la cindad de Trujillo el 7 de enero de 1821 y arribé a la Villa del Rosario el 14 de enero, siendo objeto tenciones y obsequios por parte de los oficiales republicans cuya galanteria, segin era equiparada a la de los franceses. En especial, estaba agradecido por el fin trato del coronel Cruz Carrillo, el gencral Urdancta y del comandante militar de Carache.”* A Bogota llegé el 22 de enero y al dia siguiente tuvo un encuentro con el Libertador habiéndose alcanzado los objetivos propuestos. Gratamente im presionado quedé Van Halen de las arenciones dispensadas en este cordi encuentro 2 Granada el general Sancand 3 de la misma graduacién que le rodcan trato igual que se me ha dado y otras varias razones, me hacen pronosticar que en lo sucesivo reinae nosotros la mayor fratetnidad hasta el punto de olvid horrores dela guerra mas bérbara, tan incompatible con lai Agradecido por tantas atenciones, el teniente coronel de inmediato r did informe de todo al general La Torre,”*a quien le solicité que imparti que desde Carache las autoridades de los pueblos de transito en territorio venezolano alistaran el alojamiento y provisiones Santana, Arturo, C del Comercio, 1921, p. 195. npaia de Carabobo: relacién bistivica militar, Cacacas: Lirografia 73. Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel d tomo XVIIL, pp. 278-281 74 Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel dé tomo IX, p. 122; Gaceti Caracas, No. 31, Caracas, En la impr Juan Gutiérrez, jueves 22 de febrero de 1821, p. 143. del General Miguel de La Torre, como Historia, vomo 7, 807-808 5 Academia Colombiana de Historia, 4? XVIII, p.282; AG! ién Repiiblica, Fond para procurar el buen trato del par de comisionados y se preparan las embar- caciones que los conducirian a Espafia, Esta noticia fue publicada al piblico de Caracas a través de una emisién extraordinaria de la prensa local. En carta enviada el 23 de febrero, La Torre agradecié a Bolivar las «de- mostraciones de politica y aprecio» con que Van Halen habia sido recibido en Bogota, asi también por el nombramiento de los delegados Rafael Eche verria y Tiburcio Revenga para pasara Espafia que abrian tuna luz de esperan- para una pronta solucién pacifica. Aseguré estar preparando la fragata de guerra Aretusa para enviar los comisionados y lo inst6 a dar sefiales de buena voluntad y de apego a lo estipulado en el armisticio y en consecuencia previ niera al general Urdaneta a que evacuara Maracaibo. Para el cumplimiento de la misién de estas dos emisarios era clave mante- ner la confidencialidad en las comunicaciones con el fin de evitar que se fil- trara la informacion y se evitara cualquier interceptacién o violacién de estas, para lo cual debian asegurar un enlace de confianza en Gibraltar. Las noticias de mayor interés serian comunicadas en clave de acuerdo a las instrucciones que le habian sido entregadas a Echeverria y podian despacharse directamen Santa Marta, Sabanilla o Maracaibo. En cl alistamiento de los comisionados de paz que debian viajar a Espaita hicieron los maximos esfuerzos en medios de estrechez asegurar que se E121 de marzo, antes de partira Espatia, Revengay Echeverria agradecieron La Torre la acogida « amente hospitalaria y notablemente decoro- sa» que pudieron encontrar en todo el territorio de Venezuela, trato que veian >mo sefial inequivoca del deseo y la necesidad de alcanzar la concordia.”* ar de delegados anunciaron que seguirian su marcha la peninsula pero antes lamentar no haber conseguiido prorrogar la suspensién de hostilida- s aunque expresaron sus deseos de que todas ls dificultades pudieran solucio- yque alen jefe La Torre no desistiera de «la necesidad de fomentar cipio de reconciliacién que por fortuna se ha conseguido sentar». 1 Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General mo XXXV, pp. 414-415. 77 O'Leary, Simén B.A del General O'Leary, tomo 9, pp. 38-44. 78 Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel de La Torre como XII, p. 128, Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel de La Torre tomo XXXVI, p. 52 80 Academia Colombiana de Historia, Archivo del General Miguel de La Torre, tomo Echeverria y Revenga se embarcaron en el puerto de La Guaira ¢ marzo en la fragata espanola Aretusa, la que habia traido a los comisionad espafoles a tierras americanas.* Arribaron a Cadiz el 14 de mayo en medio de una navegacién «la m: cémoda y tranquila>* y finalmente el 30 de ese mes entraron a la ciudad Madrid. La noticia de esta llegada a territorio espaol fue cubierta tanto por Jos medios americanos" como por los medios espaiioles, entre ellos, E/ Un versal Observador Espanol de Madrid y el Diario de Bar 2 rensa fue la gestién adelantada por este par de comisionados tan pron ! to pisaron suelo ibérico, Se entrevistaron con ministros, consejeros y socie } dades populares e incluso llegaron a costear algunos impresos que repartie ron en las principales ciudades en busca de ganat adeptos a la causa de us solucién pacifica. No obstante, los emisarios republicanos se encontraror on una nacidn en estado de convulsién politica interna, ra la las Cortes no habian debatido todavia a fondo el tema de las acior con América. Elcapitin de fragata Espelius, quien habia viajado junto con los comisic nados a Espafia para informar sobre el estado del ¢jército expedicionario e i Venezuela, se encargé de anunciar ante el minist stado, Ens z | daxi y Azara, la presencia de aqucllos dclegados pero este funcionario pos | gécl encuentro debido a sus miileiples ocupaciones. Ante este fallido intent | Revenga y Echeverria pensaron en enviar directamente una invitacion at | és de una nota de estilo pero, finalmer arios alleg decidieron esperar la sefial del ministro pa f | XVI p.1 | 81 Academ olombiana de Histori: n bs ¢ Mi de | mo IX, pp. 135-136; O'L fer Chaba om | Pat eee vg Matin : trchivo del General Miguel de La Torre, tomo XXXII, | como XXXV, pp. 342, 528; Archivo Sa Vol, Vip. 315 83 Gacera de C No. 11, agosto 22 de 1821, p. 42, En el mismo anuncio publi suenta del estado de convulsién interna que ali se vivia, lo cual se consideraba ids para justificar la independencia de Colomt 84 Navas Sierra, . Alberto, Utopia Hispanica de Francisco Antonio Zea, Madi 96 A fin de cuentas, los ministros del Rey dilataron la reunién con Revengay Echeverria bajo diversos pretextos. Después de varios intentos, finalmente el 4 de junio Espelius comunicé alos comisionados que el ministro y otros altos funcionarios de la Corona los recibiria a la una de la tarde del 5 de junio."* Lo primero que hicieron los delegados fue entregar a Bardaxi la carta que Bolivar habia escrito al Rey y otra en la que el secretario de Guerra Pedro Bricefto Méndez conferia credenciales a estos comisionados. Al final, tanta espera habia resultado indtil pues ninguna de estas propues: tas alcanz6 a ser debatida ni ningiin resultado concreto trajo la tan esperada reunién en Palacio." El encuentro estuvo lleno de desplantes y de unaactitud un tanto displicente por parte de los altos funcionarios espafoles. Este fue el relato que los comisionados hicieron al secretario de Relaciones Exteriores, Fspelius nos acompaié al ministerio y a nuestra entrada en el salén del Mi reunidos alli, y aparcntemente esperindonos, y de pie, a todos ra, que se hallaba en las Cortes. Apenas se habia hecho la que el ministro de Estado nos ofrecié asiento, acercin- 5 haciéndonos ls preguntas de estilo sobre nuestro viaje ofrecimiento siento. Como ni él ni los demas Minis- mera vista nos pareciese que no habia en el san los sentes, nuestra respuesta fue presentark la carta de su ido para S. M. Cy la otra del ministro de la guerra dirigida a él.” Tal ctimulo de incidentes vaticinaba ya el abrupto desenlace de estos acer camientos de paz. En carta enviada el 30 de agosto por el ministro Bardaxi, le comunicd a Revenga que el Rey habia sido muy generoso al permitirles el desembarco en Espafia a sabiendas de que Bolivar habia roto el armisticio yen un acto de mala fe, se habia apoderado de territorios que no estaban comprendidos en la linea de demarcacién, en alusién explicitaa la revolucién spontinea ocurrida en Maracaibo. Ante el hecho de que Bolivar no habia mostrado ningiin arrepentimiento por estos «atropellamientos» ni tampo 1c, Cartas del Libertador, Caracas: Fundacién Vicente Lecuna, Vo. L pp. 86 Pérez Vila, Manuel, José Rafael Revenga (1786-1952), Caracas: Editorial Fundacién Eugenio Mendoza, 1960, p. 31 87 Cadena Copete, Pedro Ignacio, Anales Diplomdticos de Colombia, Bogor’, Manuel de]. Barrera, 1878, p. 197. Biblioteca de la Independencia ® Tomo X explicacién valedera o propuesta de resarcimiento y, que ningir mensaje nuevo de reconciliacién habfan traido los comisionados, el ministro espanol conmind al par de delegados a salir inmediatamente de la peninsula: La presencia de ustedes es absolucamente indi en Espa, y ain puede decise pe sdicial bajo muchos aspectos, que no vienen al caso manifestat. En este supuesto iicluyo a usted, de Real Orden, los pasaportes necesarios para su regresoal punt donde partieron, bien persuadido que no tardarin un momento 2 no, porque asi conviene verificaro. Aunque sorprendidos, los dos emisarios republicanos acataron esta orden de expulsién a la mayor brevedad mientras conseguian los carruajes y final mente abandonaron Madrid el 2 de septiembre y se dirigieron hacia Bayon en territorio francés.” En esta ciudad estaban a la espera de la reaccién y apo: yo de los representantes de la corriente liberal pero nada de esto sucedié. F diplomatico republicano Francisco Antonio Zea también tramité pasaport: jc Espaia, no sin antes rcitcrarle al ministro Bardaxi la necesidad para salir de tna’reconciliacién generosa y fraterna» y de un didlogo franco que era jo que realmente le convenia a todos, para lo cual prometié aunar todos sus esfuerzos en torno a cumplir este propésito. Revenga emprendié su regreso de Europa y habiendo arribado en la isl: | Santo Tomés, escribié el 29 de diciembre a La Torre haciéndole un des } alentador balance de su frustrada gestion aunque estaba convencido del | intrincado camino por alcanzar la reconciliacién aunque algin resquicio I de satisfaccién le quedaba al pensar que en algo habia contribuido a ese encomiable propésito: | | PB OrLcary, Simén B, Memoria: del m0 19.p so algunos diputados de las Cortes. Todo esto bajo el pretexto de que estaban fraguan rumores, fue necesario que algunos moderados intervinieran para protegerlos de a a su salida de Madrid. Gazeta de Santa Marta, No. 31, diciembre 8 de 1821, pp. 120-121 90. Archivo General de Indias (AGI), Estado, 64, No. 50, £25: de intereses y de pretensiones de las diversas provincias,y atin de los habieanees de Ja Peninsula. Aunque todos suspiren por la paz, aunque todos convengan cn que no seria cuerdo prolongar una guerra que detestan, que estd en contradiccién con la Constitucién y que arruinaria initilmente a la Espafia, este negocio ha sido propucs to a otros cuya importancia tocan mas de cerca. Sin embargo, creo haber adelanado E111 de marzo llegé Revenga a Bogoté a rendir informe de su gestién. El secretario de Relaciones Exteriores Pedro Gual seguia pensando que la expul- sién de los dos «mensajeros de paz» republicanos habia sido injustificada, Estaba aquel funcionario convencido de que debia volver a Inglaterra a conti- nuar su labor a favor del reconocimiento de Colombia. La convulsién inter- ha que se vivia en Espafia y el impulso de la corriente liberal era dos facrores que hacian pensar con optimismo.” Conclusiones y reflexiones Los documentos de archivo y cartas consultadas revelan un complejo pano- rama para los emisarios de paz, por un lado, un inusitado y singular apoyo y respeto a su misién aunque también se pudieron advertir actitudes hostiles y desconfianzas por su labor. No resulta dificil comprender esto por cuanto se daba en el contexto de uetta que se habia prolongado por mas de una década en medio de las tensiones y polarizaciones politicas y de un contexto de odios y venganza En este trabajo de investigacién, los comisionados fueron considerados como el «otro» pero desde otra perspectiva pues era una figura inédita en el esce- natio de este periodo independentista El destino posterior de aquellos negociadores fue muy diverso. Sucre, por ejemplo, después de haber sido un garante del armisticio, estuvo involucrado en una de las fases més crucles de la fase final del proceso de independencia tras su intervencién en la fuerte represién aplicada sobre la ciudad de Pasto. Con este trabajo se ha querido poner de relieve una vision mas poliface: tica de los actores que estuvieron inmersos en las guetras de independencia, 91 Academia Colombiana de Historia, Fondo Archivo del General Miguel de La Torre, tomo XXXV, p, 529, 92 O'Leary, Simin B., Memorias del General O'Leary, tomo 19, pp. 220-223, Biblioteca de la Independencia ® Tomo X pues definitivamente no todos asumieron una postura gucrrerista. Mis qu historias de acuerdos fallidos de reconciliacién, debe valorarse cl papel d aquellos negociadores y emisarios como la biisqueda de oportunidades para 1 las crucldades de la guerra, Las perspectivas de investigacion aqui planteadas pueden extenderse a ¢ dieron en torno alas ne otros espacios de concertacién como aquellos que gociaciones del canje de prisioneros, erato alos caidos en combate y capitul jones, Desde Inego, queda abierta la posibilidad de explorar nuevos caminos acién que le sigan la pista a otros negociadores y emisarios de paz de inv ¢ incluso a los que fungieron como simples conductores de cartas amist que también debieron enfrentar Queda ademas abierta Ia posibilidad mo comp’ vo las experiencias vividas en Nueva Granada, Venezuela y Departament del Sur con lo observado en otras latitudes de los dominios hispanic Pera y México. Bibliografia Fuentes primarias de archivo | Academia Colombiana de Historia. Bogoti-Colombi iguel de la T. 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