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SALUD MENTAL Y DERECHOS HUMANOS + En 1966 Enrique Pichon-Riviére era columnista de la revista Primera Plana ¥ yo colaboraba con él. A comienzos Ge junio recibimos de la Direccién de la revista un informe que contenia los principales puntos Programéticos del golpe gue derrocarfa varias semanas después al presidente Illia. Entre estos puntos estaba la suspension de elecciones por um perjodo de 10 afios y algunas propuestas en lo econémi- co. Realizamos entonces una encuesta de opinién y el resultado nos indicé que la poblacién conocia los rasgos generales del programa y que la actitud ante el golpe oscilaba entre el consenso esperanzado o la pasividad que admitia le implantacién de una dictadura militar como un hecho légico e inevitable. Las expectativas se centraban gue el nuevo gobierno instaurarfa un régimen de orden y eficacia revirtiéndose una politica econémico-social que ge- neraba descontento. El estudio nos revelé que estébamos ante los resultados ® Intervenci la Mesa realizada en la Facultad de Psicologia dele epee is) Baer Aires el dfa 8 de octubre de 1984. Publi- cade en Temas de Peicologia Social, N° 7, 1985. 199 Escaneado con CamScanner de una accién psicologica que, sol é Slusclén econbmiea inealatretore pepe aan pobincién, habia instrumentado el ‘chiste denigncenc’ rumor, Ia informacién, Ia desinformacion y emit “ cidn, para llevar a cabo una estrategia anticipatoria, ae un clima propicio a In salida golpista a través del increwea. to de vivencias de inseguridad, desconfianza, impotene. crisis de proyecto y de identificacion. La movilescennt manipulacién de estas vivencias crean en el sujeto, dene ¢, angustia, una escucha receptiva para propuestas m oe esencialmente autoritarias, gestindose asf una ected as naturalizacién” de esa quiebra de lo cotidiano, cuando Co de adhesin expectante. eens En julio de 1975 velamos repeti is paso esa estratogia tnlicipatoria Blaboramos catokcla‘egt Enrique Pichon-Riviére un documento en que desde el ron £0 tebrico de la Pricologia Social se esbozaba un anise de la accién psicolégica que se ejercfa sobre la poblacién partic : larmente en los sectores medios, trabajando sobre conteadice ciones objetivas: frustracién, violencia, crisis econémiea, res triccién de libertades democriticas, Este trabajo sobre las apes medias apuntaba a transformar esos sectores en la base social de un golpe que no podria ser tino feroz y aaa » ya que debia apoderarse de todos los resortes lel poder para imponer un proyecto oligirquico, proterrate- niente, proimperialst, proyecto de pais agroexportador, sin industria, sin desarrollo, a un pueblo que habia obligado SS dura a retirarse tras el auge de luchas populares ¥.que habia votado masivamente un proyecto nacional. Con ese documento abrimos un debate en la Escuela de Psicolo- Bis Social. La respuesta inmediata, 4 dias después, fue una matte lef fonica - que bajo amenaza de muerte me conmi- 0 ia el pais en 24 horas y a Enrique Pichon-Rivire a cerar la Escuela. La amenaza no pasb de alli, pero nos Confirms que los sectores dominantes valorizan ésa estrate Gia anticipatoria, ese trabajo ideol6gico destinado a lograr senso, utilizando cualquier medio para protegerlo. Testi- 200 monfo de ello son las décenas de militantes politicos que mon con su vida, entre los afios 1974-1975 ln denuncia Hel golpe que se preparaba Mate relato no tiene aqui el mero valor de una anée- dota, Desde estas experiencias lo que quiero aportar a esta doves, como paicOlogn social, es una reflexion sobre los Inctores subjetivos que se movilizan para Jograr consenso a re astauracién de un régimen sutoritario, por esencia viola Mor de fos Derechos Humanos, Discemir cuil es en ese nomento el discurso del poder, sobre qué emociones, viven Tar y mecanismos del sujeto opera, para dejar abjerto entre Tosotros un interrogante acerca de 1a tarea a realizar por los teabajadores en salud mental en tanto promotores de Salud, Salud entendida ésta como adaptacion activa a ta realidad, relacion dialéctica mutuamente transformante con el con- texto, relacién que implica una conciencia erftica, una supe- racién de ilusiones encubridoras respecto de Ia propia reali- dnd, Pero ¢! punto de partida de nuestro aniilisis no puede ter sino “los hombres coneretos, en sus condiciones conere- tas de existencia”, ya que éstas son determinantes de la conciencia, In subjetividad. Desde allf es que como condi- cién previa debemos preguntamos sobre Ias bases objetivas que determinan en nuestro pais la instauracién de regime- nes autoritarios, En Argentina, pais dependiente, disputado por los impe- rialismos, existe una estructura economica y de poder, oli- girquica e imperialista que se mantiene en Jo esencial intac- ta, pese a las vicisitudes sufridas con la asuncién de gobier- nos democriticos, Esta estructura alienta un proyecto de Pais agroexportador, pafs para 10 millones de habitantes, dependiente en Io econdmico, lo tecnolégico, Io cultural. ‘Las clases dominantes no pueden ofrecer, y de esto ya hace afios, un proyecto atractivo para la mayoria, proyecto que contemple sus necesidades, quedando asi excluida y sumida en la incertidumbre, no solo Ia clase obrera, sino también los sectores medios, sometidos a un_ progresiv> proceso de empobrecimiento, Por eso, el movimiento Pot 201 — Escaneado con CamScanner Jar amenaza romper diques, pero sin aleanzar atin a afianzay s propio proyecto altemativo, Esto nos leva a defintr Ip situacion como de crisis de proyecto social, en la que [t viejo ys no da respuestas, aunque pretende mantenerse, y 10 nuevo es ain incierto. Esto conduce a vivir vicisitudes do ‘lusion-desilusion, de bisqueda y escepticismo, en particular en los sectores medios que mencionamos. 4Cémo vive el sujeto la erisis? Vivir una 6 como crisis implica una cierta desorganizacion o inestructun racion del campo cognitive, con movilizacion 0 pérdida de referentes previos, lo que a su vez significa una movilizacion de la identidad. Esto implica en consecuencia una intensifi, caciém de los sentimientos de pérdida, inseguridad, ambigiic. dad, vivencias de ataque y momentos de confusién. Pero la smbigliedad, la incertidumbre, las vivencias de pérdida y stague tienen una calidad muy diferente si el sujeto se sittin como actor o como espectador de ese movimiento social. $i <1 incluido protagénicamente, con posibilidad de accion y decision 0 si esté situado y se sitia en un lugar de exclu- sion, pasividad, sintiéndose a merced de los acontecimien- tos. ituacién Crisis « posibilidad de cambio y liberacién, pero es también posibilidad de regresin y rigidizacion de los meca- nismos de control individual y social. En exe momento los sectores dominantes, amenazados por la crisis, emiten un discurso que significa a la crisis univocemente como o1os, despojindola de su sentido de cambio y liberacién. Segin ese discurso ocultante el nico Gevenlace posible de lo que nombran como caos es la Geiintegracion del mundo social, las instituciones, los gru- pos y el sujeto. Con esto incrementa la angustia y las Vivencias de confusion, pérdida, inermidad y vulnerabilidad, reforzando la disposicion a la regresion, Este discurso es seductor porque propone a un sujeto Gut se siente carenciado, vacio, impotente, excluido y sin Frovecto la identificacion con un Poder ornnipotente, me. ‘SAnICO, que no ofrece dudas ni fisuras (un ejemplo de esa 202 jon con e} poder ideal ornnipotente props oe i ney videla en 1975, cuando. ssume cs ot and ‘Jefe del Bjército: ordenar no es Coma snpatia a posibilidad de comfar), Desde Ta que obtura Ja postbilidad jgeriminacion €% factible apelar defensivamente a va i ten ie ‘del mismo modo que ante la inseguridad lel Yo, tificaci6n, Credisposicion defensiva a conformarse acritica- el ee normas y mandatos de un Poder investido de ane a, “a ‘estructura rigida de poder, el grupo y el autoritje que Ia encara ocupa para el sujeto entonces el Pere del Ideal. Ast calma su angustia. me, eS discurso en consecuencia no apela al protagoni a snow ta esperanza fundada en la delegacion y la depen- sino @ ven ese discurso del Poder, un grupo se propone donc’ aquellos que tienen en sus manos la restitucion de lo aad ve vive como perdido. ‘traeremor la pacific m, ter la corrupcion y la violencia”, s- Sarno oman cnc dt fuldo serian los valores, las tradiciones, la identidad, y particularmente el orden. Pero al definir al al 2 como caos, el orden ec hariateg eee Ja inmor , miento del movimiento social. == . ae eae que los mecanismos de disociacion, La aeat) extemalizacion del conflicto, proyeccion y desplazamien' son técnicas del Yo a las que el sujeto apela ante una situacion de ansiedad. Esa ansiedad emergente de la case entonces incrementada intencionalmente hasta Exatlog ae lerables por el poder que busca consenso, y esto lo realiza produciendo hechos y emitiendo mensajes, a la vez que w trabajo ideolégico orienta el sentido de la eva del conflicto y la descarga de hostilidad, reforzando ociacién. a Para el discurso autoritario no hay ania} pee contradiccién, lo problematico. El mundo se escin y aed? ticamente entre los iluminados, portadores de la Verdad y €l Orden y los séprobos, portadores del caos, que deben sor extirpados del tejido social. Adherir a esa interpreta‘ 203 Escaneado con CamScanner Ja realidzd se define como condicién sa e disidencia, n minante a bilided de wo Une Seudo unidad entre Poder y na homoge. “nosotros convergencia civico-militar), Se rete (Posi. pare imponerse debe ea Heol dominant ee lo istricosotal 3 universlizar to parte me 'e 5”, a Por posicién politica, de Sie aerate toda diferencia 2 a ; leologia. Us folpe en nuestro pais, en 1976, exa polftiea atte ia a los intereses nacionales y ‘ica totalmente extiende a todas las for diz cualguer tipo de cuestionamiento, “ane Pe scalar pr i i6 part GS0, 18 dictadura debié liminar los expacios de Beticipacion social y las précticas en las que podia emerger ns creador, critico, divergente. Se abocé enton- art x Gonateciin, de todas las formas organizativas Brevias: partidos politices, asocacione gremiales cient ie, etettere- La interaccién, el encuentro, a solidaridad Sea" Bebeosos para ol régimen y éste entonces, los transfor 220 en Peligrosos para el individuo, el que quedé ast alsa 0, zefupiéndose en un mundo privado, Se inhibe ast Ia Hentiieaion y 1 vineulo. El discurso del Poder no es a ico en todas In etapas, como tampoco lo es la escucha am sete oo inicio en el perfodo pregolpista se dirige aeetteninc ree € insatisfecho, con vivencias de eens mn. Mas tarde habla a un sujeto aislado, iner- jo, ameniazado en su cuerpo por el exterminio y 204 uerte. El discurso de mi in, Su angustia es ahora mensa- ba aetar se elve entonces prcotzate, pena ae reer us tienden a descallear ue jes contradictorios an sein de 10 real. Bl militar del operativo, que Panett oly el que irrumpe Soe roroge, La familia os el aba, que nos cuida x au irmer valor, pero también el ambit donde se incuba la Primersion, El discurso oscila entonces, on™ rel amenaza subversion ss que sea necesario” dice Videla (eisckt Montevideo"), yla negacién y racionalizacion: ‘En Argenti- na no hay campos de co! ini presos politicos, son centracion a miimeuentes comunes”. Los exterminados son culpables: “en algo andaria”’. cre aig sekala el trabajo del equipo de Madres**, S© impone una ley de silencio y la victima se transforma en Mipable. Se busca generar asi un proceso colectivo €e Seneyacion: este horror no sucede. El Poder apunta a la vez wetpaturalizar”, es decir a que se considere natural ¢ inevi- fable la nueva ‘cotidianidad estructurada por el Proceso: la de los cadaveres dinamitados de a tres o de a treinta que faparecen en distintos puntos del pais, Ia desaparicién o la muerte como forma de sancionar la disidencia politica. En sintesis, la muerte como defensa de un sistema de vida. ‘Aqui se libra una guerra, dice, nada hay que reclamar. Eso Jo afirma también hoy el Consejo Supremo de las FFAA. La dictadura se retira, no es derrotada, se retira. El poder oligirquico que la sostuvo contintia intacto y emite nueva- mente su mensaje homogeneizador: “Todos somos culpa- bles”, “a todos nos tocé la corrupcién”, “todos levamos adentro un enano fascista”, “‘a todos nos cabe una cuota de responsabilidad”. Se dirige a un sujeto impactado por el horror y la devastacién que descubre o redescubre melanco- * Discurso pronunciado en ocasién de la reunién di tes de ls eiteitos americanos, Montevideo, 1975 W. det ba) _— Equipo de asistencia psicoldgica Madres de Piaza de Mayo, 205 Escaneado con CamScanner lizado por su convivencia con la muerte, po: desde el poder se le prohibié elaborar. A’ vn ‘ete we a en un pais en el que se desmantel6 el aparato product,” impotentizado por una crisis que ve crecer dia a dia, n° aiin hoy se siente aislado, sin vislumbrar un proyecto sic en el que articular un proyecto personal, Y diecnes del Poder apunta a dos aspectos convergentes: el olvida inmovilidad. Se trata de que olvidemos nuestra exnere” cia inmediata y desde alli nuestra historia e identiden we, olvidemos que hubo victimas y victimatios, que ese pre = to se instrument contra un pueblo que debja tant” circular por las calles con la amenaza permanente de muerte posible, de un horror inimaginado, Un puctys ot vivi6 bajo una ley de silencio y pasividad. Ley que conde ba no s6lo la accién sino también el pensamiente den te, no sélo el disentir sino el saber de la disension an Por la cual el pensamiento era vivido como tramagresions oi ‘maginacién como crimen. Ley que nos arrojo en la sole tad 9 I autocensura del impuiso solidaro, e discurgo homogeneiza hoy al universalizar la pasivi 1 sor oeulta —ya que no puede ocultar la lucha de Je mndtes las Unmadas “locas” a tas que pretende aislar~ Que durante Ta dictadura hubo mis de 400 paros obreres, uchos argentinos ofrecimos resistencia desde Pequefias Pero significativas acciones cotidianas. E insistiendo en la nsajes cuyo contenido comin in- a * sosteniendo explicita o implicita- mente que es imposible transformar con el protagonismo popular la situacién actual y resolver la crisis, Estos mensa- jes encuentran eco, aunque no sin contradicciones, otra vez fen los sectores medios, en los que se teme la lucha por haber aceptado que ésta conduce inexorablemente al golpe. Se induce asi una respuesta de escepticismo y pardlisis, de adaptacién pasiva, de busqueda de salidas individuales, las que sabemos por experiencia que si crean terreno fértil para un golpe. Si ésta es la situacién hoy, queda abierta una pregunta: jeémo nos insertamos los trabajadores en salud mental en nuestro contexto para revertir esa norma de pasividad, silen- cio y olvido todavia vigente para muchos? ;Cémo nos insertamos para promover una adaptacién activa, protagé- nica, con una lectura critica de la realidad y la accion consecuente para que el NUNCA MAS sea un hecho, para que el horror no vuelva a repetirse? BIBLIOGRAFIA Colombo, E., Prélogo a la edicién eastellana de La personalidad autoritaria, Ba. Proyeccion, 1968. Adorno, LW. y colaboradores, Le personalidad autoritaria, Ed. Pro- ‘yecciGn, 1965, Foucauilt, M., £1 discurso del poder, Bd. Folios. Equipo do Adistencia Psicologiea Madres de Plaza de Mayo, Des- ‘aparecidos. Froud, S., ‘Psicologia de Ins masas y anélisis del yo", 0.C., Tomo ‘XVIII, Ed, Amorrortu, Buenos Aires, 1979. Pichon-Rivitre, B., Quiroga Ana P. de, Psicologia de la vida cot diana, Ba, Nueva Vision, 1971. Quiroga, Ana P. de, ";Somos todos culpables”. “Puntos de ur en salud mental”, Intervenciones realizadas en mesas das en el afo 1983, Escaneado con CamScanner

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