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Alejandro Jodorowsky

LAS ENSEÑANZAS
DE DOÑA MAGDALENA

Ediciones Quintaesencia
Alejandro Jodorowsky
nació en un pequeño lugar
chileno llamado Tocopilla
el 17 de febrero de 1929.
Enmascarado desde su niñez
bajo el rostro de Alejandro
Jodorowsky Prullansky ha
recorrido el mundo en busca
de su Ser Esencial. Inclinado
por el arte desde muy joven, comenzó su actividad creativa
a través del teatro, títeres y marionetas. Posteriormente se
fue de gira con la compañía de mimos de Marcel Marceau,
a quien le escribió algunas obras para pantomima. En
la década de los 60’s se queda en México donde filma sus
películas Fando y Lis, El Topo y La Montaña Sagrada. En
la década de los 70’s se va a vivir a París y comienza una
larga trayectoria artística a través del cómic y, más adelante,
en 1995, comienza una nueva etapa como terapeuta
inventando la Tarología, la Psicomagia, la Psicogenealogía y
la Metagenealogía, disciplinas que tienen su origen en el arte
sanador y que son resultado de la restauración que hizo, junto
con Philippe Camoin, del Tarot de Marsella. Actualmente
sus herramientas de expresión artística son twitter y el cine,
que recientemente retomó para grabar, en verano de 2012,
su película La danza de la realidad, título homónimo de la
primera parte de su autobiografía ficticia publicada en 2001.
Posteriormente filmó Poesía sin fin (2016) y Psicomagia
(2019). Algunos otros de sus libros son Evangelios para sanar
(1997), La vía del Tarot (2004), El maestro y las magas (2005),
Cabaret místico (2006), Poesía sin fin (2009), Ojo de Oro
(2012) y 365 tuits de amor (2015).
Alejandro Jodorowsky
LAS ENSEÑANZAS
DE DOÑA MAGDALENA

Ediciones Quintaesencia
Índice
Prólogo .............................................................. 9
Capítulo 1 .............................................................. 19
Capítulo 2 .............................................................. 25
Capítulo 3 .............................................................. 33
Capítulo 4 .............................................................. 41
Capítulo 5 .............................................................. 49
Capítulo 6 .............................................................. 57
Capítulo 7 .............................................................. 67
Capítulo 8 .............................................................. 75
Capítulo 9 .............................................................. 81
Capítulo 10 ............................................................ 87
Capítulo 11 ............................................................ 93
Capítulo 12 ............................................................ 99
Capítulo 13 ............................................................107
Capítulo 14 ............................................................113
Capítulo 15 ............................................................121
Capítulo 16 ............................................................127
Capítulo 17 ........................................................... 135
Capítulo 18 ........................................................... 139
Capítulo 19 ........................................................... 145
Capítulo 20 ........................................................... 151
Capítulo 21 ........................................................... 157
Capítulo 22 ........................................................... 163
Capítulo 23 ........................................................... 171
Capítulo 24 ........................................................... 179
Capítulo 25 ........................................................... 185
Epílogo ............................................................. 195
Anexo: De la piel al alma .................................... 199

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Prólogo

Hace nueve o diez años, en el ya desaparecido sitio web Plano Creativo,


después Plano sin fin, Alejandro Jodorowsky inició una serie de
publicaciones hasta ese momento desconocidas: la transcripción de los
audios grabados durante sus visitas a la curandera doña Magdalena,
en la Ciudad de México. Durante varios días fueron apareciendo,
de manera un tanto desordenada, las enseñanzas que esta “santa”,
como la llama Jodorowsky, le había dado a él para que aprendiera a
utilizar sus manos como herramientas de autoconocimiento.
El primer encuentro entre Jodorowsky y Magdalena es difícil de
situar en el tiempo, pero podría haber sucedido en la década de los años
setenta del pasado siglo cuando Alejandro se encontraba trabajando
en su película La montaña sagrada. Ocurrió que Jodorowsky caminaba
por la Avenida de los Insurgentes cuando divisó a lo lejos a un grupo
de prostitutos que él había ofendido días antes cuando pateó a uno
que le ofreció sus servicios sexuales. Alejandro caminó pretendiendo
ser invisible, pero ellos lo reconocieron y a jalones lo metieron en un
callejón. Él estaba dispuesto a aceptar la golpiza, se la merecía, hasta
que vio resplandecer los falos con los que sería violado por cada uno
de ellos. Se resistió, luchó, pero poco podía hacer para contrarrestar
aquel sometimiento. Una voz grave se escuchó al fondo del callejón,
–Déjenlo, es mío. Los gigolós, sin haberlo penetrado todavía, se
retiraron y la voz se acercó a Alejandro. Era doña Magdalena.
Jodorowsky aprovechó la ausencia de su maestro japonés, Ejo
Takata, para visitar a doña Magdalena en un pequeño cuarto que
ella habitaba. Su experiencia iniciática con la santa curandera duró
cuarenta días, en los que Alejandro aprendió a usar sus manos con

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fines terapéuticos y de conocimiento personal. La santa, una vez que
había cumplido con la comunicación del mensaje sagrado que le
había sido confiado por su Dios–Diosa, desapareció para siempre.
Fragmentos de ese mensaje divino fueron audiograbados por
Alejandro y transcritos por él mismo cuatro décadas después. Esas
enseñanzas, acompañadas por comentarios del mismo Jodorowsky,
son los textos que en esta edición se publican.
¿Es doña Magdalena real o es un personaje más de la imaginación
de Jodorowsky? La pregunta, aunque incómoda para algunos, es
pertinente, pues la santa curandera se asemeja a otro maestro con
atributos místicos: don Juan, cuyo discípulo fue Carlos Castaneda
y que Alejandro conoció. Doña Magdalena, la santa curandera que
sana con las manos. Don Juan, el nagual y brujo que sana con los
enteógenos. Y tanto la una como el otro han dado pocas pruebas
de su existencia. Salvo por el retrato de doña Magdalena que aquí
se incluye y por las transcripciones de sus enseñanzas nada más se
sabe de ella. El caso de don Juan es particularmente más difícil de
demostrar, pues de su tránsito por esta tierra no nos queda nada más
que los testimonios de su discípulo Castaneda y que, en un intento
por ser objetivo, el mismo Octavio Paz cuestiona en el prólogo que
hace a las Enseñanzas de don Juan.
Dice doña Magdalena: «si es verdad o no poco importa, lo que
importa es el concepto». Si ella existió o no, o si dijo o no lo aquí
publicado poco importa; son las enseñanzas que Jodorowsky nos lega
lo único valioso. Doña Magdalena es un concepto, un símbolo, ¿de
qué?, de la conciencia despierta, de la otredad, de la sabiduría, de
la voluntad sagrada que se humaniza en un callejón oscuro para
darle su luz a uno de sus hijos. Aprender a convertirse uno mismo
en ofrenda es lo que predican las enseñanzas de la santa curandera.
¿Seremos nosotros una ofrenda bien recibida? No interesa. La entrega
es un acto de fe. Doña Magdalena es una ofrenda que arde cuando
sus enseñanzas son leídas y ejecutadas por sus anónimos aprendices.
Incontables veces ha repetido Alejandro: «lo que das te lo das, lo que no
das te lo quitas», ¿no es esto un acto de convertirse en ofrenda? ¿Y qué
es lo que se da? El amor. ¿Y qué es el amor? La conjunción armónica
del intelecto, del corazón, del sexo y del cuerpo, cuatro centros de la
conciencia que doña Magdalena ubica, respectivamente, en los dedos
índice, medio, anular y meñique, siendo el pulgar, la conciencia pura,
el único que puede viajar entre cada uno de ellos libremente. Las
manos llevan en su dorso el impulso de la sabiduría ancestral de todos
los budas, santos e iniciados que con sus palmas, nuestras palmas,
buscan la purificación de todo lo que se toca. Las manos, el tacto,
poseen el inaudible lenguaje que nos comunica con el mundo y sus
formas. Tan pronto nacemos éstas se cierran queriéndose apropiar
de todo y cuando morimos, tensas, mantienen sus dedos contraídos
mostrando el puño egoísta que se niega a soltar. Aceptar que nada
poseemos y que nada nos pertenece es el fin de las Enseñanzas.
¿No es acaso lo anteriormente dicho una reminiscencia de la
filosofía estoica y aún de la pitagórica? ¿No son acaso las palabras
de la santa curandera un eco de Sabiduría y del Eclesiastés? Por
la boca de Magdalena hablan Pitágoras y el Rey David, Epicteto y
Cristo, Marco Aurelio y Siddhārtha, pero no porque ella descienda
de una noble casta, sino porque está poseída por el delirio del que
Platón habla en su diálogo Fedro. Magdalena, como después repetirá
Jodorowsky a manera de letanía, no quiere nada para ella que no
sea para los demás. Eso es la iluminación, desear para el otro la
sabiduría antes que para uno mismo, eso es el amor, la búsqueda de
la libertad, no la propia, sino la del otro. Magdalena es una mujer
criada fuera de los institutos, de las escuelas, de las academias, fuera,
incluso, de la dimensión terrena que ella no abandona, pues está
llamada al servicio, y es el servicio la única vía de desarrollo pleno de
la conciencia. El odio no cabe en ella, su voz es de profeta y parafrasea
a sus símiles vetatestamentarios cuando dice: «Lo que deseo es que
el mal en el otro cese»; paráfrasis de Ezequiel 33:11: «No deseo la
muerte de mi enemigo, sino que se convierta y viva». Milagro, la vida
es un constante milagro que no para nunca de maravillarnos, y si no
podemos verlo es porque nuestras manos siguen cerradas en un duro
puño que se niega a soltar, a aceptar su insignificancia dentro de la
Magna Opera. Aprender a morir es para lo único que hemos sido
llamados a esta casa de carne que hoy habitamos.

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Después de que estas enseñanzas fueron transmitidas, Jodorowsky
y doña Magdalena perdieron contacto. Alejandro volvió a saber de
ella cuando, debido a una lesión que había sufrido en uno de sus
entrenamientos de karate do, visitó a una masajista llamada Soledad
Ruiz. Ella era actriz y maestra de teatro, y cuando vio entrar a
Jodorowsky en su pequeño consultorio lo primero que ella le dijo
fue: «Tú la conociste». Soledad había aprendido a masajear por su
contacto con doña Magdalena y sanó las lesiones de Alejandro, pero
se negó a hablar de su maestra; sus únicas palabras fueron: «Ella no
ha muerto, tan sólo ha desaparecido». De Soledad, Alejandro obtuvo
el único retrato conocido hasta hoy de la santa curandera. Ella
desapareció como el pulpo del que habla en una de sus enseñanzas:
«El pulpo lanza su tinta para inseminar al mar, y cumplida su misión
él desaparece». A manera de analogía, estos audios transcritos
de doña Magdalena son la tinta con la que la curandera pulpo ha
fecundado al mundo para que la vida siga germinando y cumpliendo
con su misión sagrada, pero, al igual que la tinta que se expande y
pierde su oscuridad cuando se transparenta, estas enseñanzas serán
olvidadas hasta que otros más, deseosos de poder abrir sus puños
cerrados por el ego, retomen el trabajo hasta aquí logrado y marchen
enarbolando la bandera de la misión sagrada y entonando el himno
de la conciencia universal, cuya música es la misma que Pitágoras
escuchó cuando, como Moisés y Pascal, como Santa Teresa y San
Juan, fue arrastrado a las esferas superiores del éxtasis.
Vivimos tiempos de peligrosa miseria, no sólo económica y política,
sino también, intelectual y espiritual. La desunión entre sabiduría
y materia, dice doña Magdalena, es lo que permite la entrada del
mal en el mundo. Reunificarnos, reconciliarnos, reunir en un sólo
punto a los centros intelectual, emocional, sexual y físico es el inicio
del camino hacia la comunión con lo divino, pero hay aquí una
advertencia, y es que quien se inicia en el Camino, quien emprende
su recorrido por la Vía, no puede volver a abandonarlo, pues se habrá
abierto a la vida mistérica. Dice Jodorowsky que el iniciado es aquel
que ha aprendido a ver todo como un símbolo, sin embargo, ver no
es suficiente, pues también se necesita saber leer lo que se mira, para
no caer en la trampa de la sobreinterpretación simbólica, que es otra
forma de ceguera. Si hoy estamos desunidos no es porque nuestra
sociedad sea peor que aquellas que nos precedieron, la humanidad
siempre ha sido la misma, sino porque nos hemos alejado, a veces
voluntariamente, de los dones del bien, de la belleza y de la verdad
que gratuitamente se nos ofrecen desde siempre; mientras estas
palabras suenan el universo se expande armónicamente, la Tierra
viaja y la vida nace y se extingue interminablemente de acuerdo a las
leyes naturales. Ese es el milagro.
El nombre “Magdalena” es un gentilicio y significa «aquel que es
oriundo de Magdala», a su vez “Magdala” viene de una voz hebrea
que significa “Torre”. De Magdala era María Magdalena, la mujer que
atestiguó la muerte y resurrección de Cristo, a quien doña Magdalena,
la santa curandera, adoraba vehementemente. Pero no solamente
tenemos una torre en la región de Magdala, también en el Tarot de
Marsella aparece una en el Arcano XVI (La Maison Dieu, La Casa
Dios). Jodorowsky explica que, lejos de tener un significado negativo,
esta carta significa el encuentro entre la tierra y el cielo, diría doña
Magdalena que entre la sabiduría y la materia. Es decir que la torre
del Tarot es un símbolo de unión, de cura para la desunión de la que
la santa nos habla en sus enseñanzas. Doña Magdalena es la santa
curandera de la que Jodorowsky nos da testimonio, pero, también,
es la torre sagrada que habrá de retornarnos al recinto inmaterial
que perdimos en el momento en que decidimos vivir con los puños
cerrados: La Casa Dios, la Consciencia Cósmica.

Miguel Ángel Martínez Barradas

13
Tu más grande tesoro es tu vida.
Ese pájaro que está cantando ahora, canta a la vida.
La vida canta.

Doña Magdalena

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Copia de una fotografía de doña Magdalena extraída de su cédula
de identidad por su discípula Soledad, y enviada por ella misma a
París para Alejandro Jodorowsky.

17
1

Detrás de ti hay millones de budas que han desaparecido que te miran


la espalda, en la misma posición. Y frente a ti hay millones de budas
que te llaman y que te tiran de las manos hacia la perfección.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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Capítulo 1

En 1980 el grupo surrealista me invitó a pasear con su maestro André


Breton por las playas de Niza. Diez reverentes artistas, yo entre ellos,
seguían al gran poeta que caminaba con los pies desnudos por la
costa llena de guijarros, observándolos con atención extrema. De vez
en cuando, lanzando una exclamación de placer, recogía una de esas
piedras y nos la mostraba. Sus discípulos la examinaban extasiados,
luego la guardaban en un saco de cuero negro. Breton había
decretado que las únicas esculturas merecedoras de ser exhibidas en
museos eran las humildes piedras. Este extraño paseo me reveló la
importancia de las piedras. Eran nuestros antepasados. En el mineral
se encuentra encerrada la conciencia. ¿Y qué es la conciencia sino el
sueño de la materia? Piedra y sueño: dos facetas de la energía mágica
que impregna lo existente…
Que este corto texto sirva de prólogo a una revelación que me
decido a hacer a propósito de la energía mágica que impregna lo
existente. La curandera doña Magdalena, a la que tuve la ocasión
de conocer en México, me confió muchas de sus enseñanzas en
relación con los masajes iniciáticos. En uno de nuestros encuentros
llevé oculta una pequeña grabadora. Doña Magdalena me había
prometido revelarme el poder mágico de mis manos… Registré todo
lo que ella me dijo. He transcrito su enseñanzas, tal como ella las
dijo, sin cambiar nada, sin mejorar el estilo, sin eliminar las naturales
repeticiones de palabras cuando se usa el lenguaje hablado… No sé
cómo este texto será recibido. Aconsejo que, cuando doña Magdalena
hable de los dedos, tú que estás leyendo esto los estires tratando de
sentir a través de ellos lo que la santa mujer indica.

21
Las enseñanzas de doña Magdalena

Deja posar las manos de manera delicada. Estira los pulgares y haz
un círculo; es el círculo vital que va hacia el exterior. Se hace como si
se esculpiera una bola con los pulgares y se saca toda la fuerza por los
mismos. Y subes hacia arriba y vuelves hacia ti, y tienes todo el espacio
en tus pulgares. Hacia adelante. Más extendidos… más fuerte…
Esto te da la fuerza. Ahora con los dedos pequeños, fortifica,
apoya…
Ahora afirmamos nuestro oro y nuestro cuerpo, nuestro lugar.
Mi lugar es pequeño pero está ahí. Y yo me pongo ahí. Estos son los
dedos pequeños en plena posesión de la materia, en plena energía.
Vamos a jugar ahora con el intelecto. Conectamos el índice con
la tierra y señalamos a cada persona; eso está prohibido pero lo
hacemos. Me abro y siento que abro mi intelecto hacia el mundo,
que subo hacia el cielo del intelecto.
Utiliza ahora la imaginación. Vuelvo y comienzo a producir
viento, aire, cada vez más fuerte. Soplar. Lanzo la tempestad,
grande. Más lejos, más lejos, a millares de kilómetros.
Ahora vamos a hacer la fuerza del corazón con el dedo del
medio. Este dedo ha sido identificado como el dedo sexual, sucio,
que insulta, etc., pero para nosotros es el dedo fuerte del corazón.
Se hace lo mismo, se abre lo máximo posible, una proyección que
es más larga que en el índice. Y ahora, pon un poco de viento, y
aquí una llama, y vamos a hacer un fuego cada vez más grande
hasta incendiar la galaxia e incendiarlo todo. Vamos lentamente
agrandando el pequeño fuego. Después baja el índice y continúa
con el otro en llamas para provocar el incendio. Es el fuego
purificador del amor, se purifica todo lo que está polucionado, la
tierra, los otros. Incendiar el universo, hacer crecer las estrellas. Y
ahora calmar el fuego.
No sé si te das cuenta de que estamos construyendo unas manos
de potencia. Es así como construimos la mano: yo le doy la potencia
a estos dedos. Son manos de mago, manos de poder.
Ahora vamos al dedo del sexo, que es un dedo generador, dulce,
en la tradición el sexo es utilizado por el dedo más suave. Es el
agua, pero el agua generadora, agua del océano, agua de los ríos. Es

22
Capítulo 1

la energía sexual del cosmos, la kundalini, prana, todo eso, pero es


algo dulce, no agresivo. Y va a producir y producir y de ti va a manar
esa agua azul de la Estrella del Tarot. Es agua que tú repartes, agua
generatriz, agua bendita, y la pones en toda la materia, en todas las
emociones, en todos los pensamientos. Que purifica, que limpia,
que se acumula, que brota. Siente la potencia de la reproducción,
de la creatividad, del alimento espiritual.
Mira ahora este pulgar tan potente de vida, al que se une este
pequeño dedo tan cuadrado. Haces así y ves que puedes hacer un
ángulo recto porque son tan fuertes y están bien apoyados estos
dedos; y después añades entre estos dos dedos, el dedo de la materia,
el pequeño, y el dedo de la consciencia, el pulgar. Añades el huracán
que has hecho, y añades ese fuego, y añades esa agua dulce y así se
unen los tres principios, con esta base que lo sostiene todo. Forma
y consciencia. Y mueves tus manos, tratando de comprender todo
eso al mismo tiempo. Y tus manos lo sienten así.
Y comienza a sentir que el dorso de tu mano está conectado
directamente con el pasado y que todo el pasado está ahí para
impulsar tu mano hacia adelante. En el dorso de tu mano está el
pasado positivo de toda la humanidad. Te empuja la mano hacia
la acción, te propone un camino, pero un camino muy puro. Vas
a sentir tus dedos y el dorso de tu mano con todo el pasado de los
seres que han vivido, que han desaparecido pero que están aquí.
Todos esos seres benéficos para tu acción en el mundo. Y pones
la mano al servicio de Buda, de Cristo, de la Virgen María, de los
profetas que están detrás de ti en el pasado, ayudándote. Ellos te
ayudan todos, y tú vas a mover tu mano obedeciendo al impulso
hacia la realización. El pasado te empuja hacia la realización desde
el dorso de la mano y desde los dedos tan diferentes. Tienes ayuda
en el pasado, el pasado es tuyo, todo el pasado es tu pasado. Y tu
pasado te empuja. Todo te sucedió a ti.
Y ahora te concentras en la palma de tu mano, y sientes que
con la palma de tu mano te conectas al futuro. Y que el futuro te
tira, que todos los seres que van a nacer te tiran. Detrás de ti hay
millones de budas que han desaparecido que te miran la espalda,

23
Las enseñanzas de doña Magdalena

en la misma posición. Y frente a ti hay millones de budas que te


llaman y que te tiran de las manos hacia la perfección. Mirado por
el pasado y atraído por el futuro. Y tus manos están completamente
en el presente. Y donde vayas llevas el presente. Llevas la sustancia,
la consciencia. Y esta consciencia que llevas es amada por todos
los seres benéficos del pasado y por todos los seres benéficos del
futuro. Todos están en tus manos, guiando tus manos.

No imagino qué reacción pueda tener quien lee lo que dice doña
Magdalena; si los lectores encuentran que es útil. Confieso que
durante algunos días seguí grabando estas enseñanzas. Podría, si me
lo piden, transcribir otras sesiones.

24
2

Y vas hacia ti y estás siempre unido al infinito.


El infinito significa la conciencia del universo.
Más allá de tu muerte tú llegas.

25
Las enseñanzas de doña Magdalena

26
Capítulo 2

Viendo el interés que ha despertado ayer la transcripción de lo que


grabé oyendo a esa santa curandera, doña Magdalena, que, como
lo cuento en mi libro El Maestro y las Magas, me transmitió algo
de su inmenso conocimiento del masaje, continuaré haciéndolo.
He guardado las cintas grabadas durante muchos años, no porque
quisiera guardar el secreto, sino porque me parecía un sacrilegio
cambiar su manera de hablar para transformarla en un discurso
bien escrito, literario, cosa que me atreví a hacer en El Maestro y las
Magas, y de lo cual me he arrepentido mucho. Aquí están en bruto,
sin ningún cambio, las palabras que ella pronunció al mismo tiempo
que me hacía tomar ciertas posiciones con las manos, entremezclando
los dedos. Doña Magdalena me insinuó que me transmitía estos
conocimientos porque yo iba a ser conocido en el mundo entero y
por lo cual me convertía en mensajero de un saber que debía ser
comunicado a todos los seres humanos. No duden en escribir a Plano
Creativo, dándome sus impresiones. Si lo que van a leer les es útil,
continuaré transcribiendo. Así me habló y enseñó doña Magdalena:

La mano se apoya sobre el dedo meñique para escribir, éste


corresponde a la materia corporal. El dedo anular corresponde al
agua, creatividad, sexo. El dedo del medio corresponde al fuego, a
la vida emocional. Y el índice, al intelecto, a la cabeza. Tenemos el
cuerpo, el sexo, el pecho, la cabeza.
Después que se ha aprendido a comunicar bien con esas cuatro
partes, cuando funciona todo perfecto, puedes comunicarte con
cada uno de tus dedos gracias al pulgar que es la consciencia, no
es el intelecto; es como una nueva dimensión del pensamiento.
Normalmente tenemos estas cuatro partes que están separadas por
nuestra educación, el cuerpo va por un lado, el sexo por otro, la
cabeza por otro, la emoción por otro. Cuando se llega al quinto
estado se une eso, es la unión de sí; a partir de ahí se comienza a
conocer. En estos dedos están unidas la vida y la muerte.
Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.

27
Las enseñanzas de doña Magdalena

Entonces tu mano izquierda va a significar el universo, lo que


se recibe, la parte receptiva, que toma la materia, y con este quinto
estado se entra en el universo. Confianza completa.
Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.
La mano derecha completa, eso significa el dios activo, la
actividad completa que entra en el universo para hacerlo vivir. Esta
es la mano derecha, el mundo de los dioses, el mundo de los seres
verdaderamente vivos.
Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.
Ahora, cuando se comunica la cabeza con la tierra; positivo y
negativo, la parte positiva y negativa del agua, del sexo; la parte
positiva y negativa del corazón; la parte positiva y negativa del
intelecto; nuestro consciente positivo y negativo, el universo y la
divinidad, se llega al éxtasis. Es la perfección, todo está unido, se
hace la unidad total.
Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.
Todo esto que te hago escuchar y hacer es para enseñar a otras
personas, para formar a las personas que puedan después aplicar
esto. Mi fin es enseñarte lentamente, calmamente y profundamente,
para que puedas enseñar a los otros. Si hacen esto, tendrán un
mundo en las manos. Yo me he comunicado con el Dios de mis
entrañas para que él me guiase, si no, no hubiera comprendido
nada. Hay que dejarse ir y en un momento la comprensión viene.
Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.
Concéntrate en las manos, entra bien en las manos, en el mundo
de las manos. Ahora, la una contiene a la otra. Relaja el índice,
relaja el dedo del medio, relaja el anular, relaja el meñique, relaja
los pulgares. Quita el polvo de tus manos, tíralo, tíralo todo, vacía
la cabeza, vacía tu pecho, tu sexo, vacía tu cuerpo. Con esta mano
tomas el fluido de tu pecho, todo lo que es dolor, inútil, gris, y lo
quemas en la llama, deja entrar la claridad de la llama dentro de ti.
Todo lo que es oscuro en los hechos realizados y no realizados lo
quemas en la llama y te purificas. Y tú purificas toda la vibración
de tu cuerpo y dejas entrar la luz de la llama en ti, absorbes la llama
hacia la cabeza, purificas el cuerpo, absorbes hacia tu pecho, hacia

28
Capítulo 2

tu sexo, hacia todo tu cuerpo.


Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.
Comienza con las manos a hacer movimientos circulares, de
ofrenda. Con tus manos, tomas y ofreces. Ahí te conviertes en
poderoso. Tomas y tomas todo, la energía, tomas y después lo
ofreces: dar, dar. Va hacia lo alto cuando lo haces, cada vez más
claros, cada vez más hacia la luz, cada vez más en contacto con las
fuerzas celestes. Levanta las manos y tocas lo alto, hay transparencia
y pureza. Y después desciendes hacia lo oscuro con tus manos y vas
a tocar la tierra, las fuerzas que están ocultas, las fuerzas que están
en el suelo. Te agarras con tus manos al suelo y tomas tu sitio con tus
manos en el suelo, si no tomas tu sitio en el suelo no puedes elevarte
hacia lo alto. Entonces tocas el suelo y después despegas las manos,
siempre en unión con el suelo, sin perder jamás, a medida que te
elevas, la relación con el suelo. Siempre sintiendo la relación con
lo bajo cuando elevas las manos. Y eres poderoso porque puedes
comunicarte con lo bajo y subir más alto, más alto. Más estás en
contacto con lo bajo y más te elevas. Continúa en contacto con el
suelo y vuelves hacia el suelo, bien consciente. Trata de sentirlo,
bien en contacto. Y vuelves a tu fuente porque tocas a los otros. Es
muy bello. Vas a tocar como un músico, vas a jugar con las alturas,
y a medida que pones las manos improvisas y lo sientes, sientes el
contacto. Eso es salir de sí. Las manos hacia lo alto están en contacto
con el cielo. No hacemos jamás el contacto con el cielo y tú tienes
el cielo en tus manos y desciendes y todavía el contacto está ahí.
Y esta que parece una posición completamente terrestre, es
una unión con el cielo superior, puedes decir “Nuestro Padre”, y
puedes decir “Nuestra Madre”, y puedes pedir a Diosa–Dios, a la
potencia superior con tus manos. “De lo más profundo de mí, yo
te llamo, incluso por tierra estoy en comunicación contigo, y yo me
elevo hacia ti”. Jamás abandones la comunicación con lo alto. No
abandones la comunicación con lo alto. Todo el tiempo se puede
comunicar sin cesar. Entonces toma de lo alto, toma la fuerza de
Dios, tira hacia ti lo que no te han dado, tú lo tomas, tomas de la
tierra si no te han dado, toma para ti todo lo que necesitas y ahora

29
Las enseñanzas de doña Magdalena

tú recibes, y a medida que bajas las manos recibes más y más y más
de arriba en tus manos. Y tú recibes también la tierra.
Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.
Ahora vas hacia el futuro que está en ti, tocas con la palma de
tus manos el futuro, el futuro está ahí, es infinito. Y vas hacia ti y
estás siempre unido al infinito. El infinito significa la conciencia del
universo. Más allá de tu muerte tú llegas. Y tus manos están en el
pecho y estás completamente unido con el futuro de la humanidad,
más lejos de la muerte. Estén donde estén, tus manos están unidas
con la acción del futuro. Y tomas el futuro y lo das al presente.
Todo lo que tú serás, tú lo eres. Si serás conciencia cósmica, eres
consciencia cósmica; si serás Dios, eres Dios; si serás infinito, si
serás cosmos, ya eres cosmos , ya eres infinito, eres universo,
galaxias. Y tú todo eso puedes dar.
Ahora te unes con el pasado. Sientes la fuerza de todo lo que
ha existido, todo lo que ha estado vivo. No hay límites. Hay el
nacimiento y el universo. Estamos todos unidos y se puede tomar.
Toma de la tierra, toma del cielo, y de tu cabeza, de tu pecho, de tu
sexo. Y da. Dalo todo.
Ahora conoce tus manos. Cada vez que mueves tus manos
conectas tus manos a tu imaginación. En la energía sientes los
colores, la luz como la cola de un cometa. Imagina, mueve las
manos con los colores y las luces, trabaja. Si no sientes el color
deja un trazo negro o gris, pero deja venir el color. Debe salir por
la punta de los dedos, manar, los dedos hacia lo alto, deja salir la
luz. Vuelve las palmas de tus manos hacia el suelo y deja caer el
agua bendita de tus dedos, agua de color, nutritiva, como un néctar
que gotea de tus dedos. Y dale a tus manos la delicadeza de un ser
transparente. Haz movimientos con tus dedos de una delicadeza
extrema, todo aquello que tu alma puede concebir de delicado.
Son tus manos las que hacen mover tus brazos. Ofrece estas manos
delicadas, perfumadas, transparentes, dulces, haz una ofrenda de
tus manos. Imagina que hay una divinidad y que el único regalo
que puedes darle son tus manos. Imagina un ser que tú amas, que
tú adoras, y no tienes nada que ofrecer excepto tus manos. Es tu

30
Capítulo 2

ofrenda. He aquí tus manos. Son delicadas, pero tienen una fuerza
inconmensurable porque pueden ofrecer un regalo delicado y fuerte
al mismo tiempo, dulzura y pasión, luz, transparencia y solidez.
Imagina que tus manos son las más bellas de la creación, acepta la
belleza en ti. Tus manos son bellas y puras y fuertes y equilibradas.
Y en la palma de tus manos sientes la comunicación con la tierra,
con el cielo, con el futuro, con el pasado. Piensa que tus manos
son el centro del universo, todo gira alrededor de la belleza de tus
manos: los ángeles, miríadas de ángeles, seres de luz, la divinidad
Madre–Padre.
Con esas manos puedes controlar toda la tierra porque la tierra
te ama. Cuida la tierra con tus manos. Tus manos están sostenidas
por toda la fuerza de la tierra, ella te sostiene, luego ella te ama.
Con esas manos alimenta el fuego para que no se apague, porque el
fuego te ama, y se convierte en tu amigo. Y deja salir ahora de tus
manos llamas, porque el fuego te ama. Y en el dorso de tu mano
siente la potencia de los manantiales porque las fuentes te aman y
tú puedes controlar el agua. Y ahora pon tus manos en el aire, en
el espacio, puedes penetrar en todos los misterios, en todo lo que
es inmaterial. Puedes atravesar el universo con tus manos, en la
dirección que tú quieras. Todo es amigable hacia tus manos, tus
manos son las novias del universo.
Invoca al Dios de tus entrañas, niño querido.
Siente bien la diferencia ahora entre la mano izquierda y la mano
derecha. Y ahora, tomas la mano derecha y la mano izquierda y
haces un lazo, es la paz entre tu derecha y tu izquierda, las pones
juntas, y las acaricias. Os tocáis y os reconocéis, manos, y conocéis
la amistad y la colaboración, y las manos trabajan juntas, ellas se
comprenden, colaboran. Cuando una es actividad, la otra recibe,
no hay duda en la colaboración de tus manos, ellas se conocen y
se aceptan, sin necesidad de ponerse de acuerdo, un movimiento
repercusiona en la otra, compenetración total. Como Dios y el
universo, como el amado y el amante, como la hija y la madre,
como el hijo y el padre, ellas son hermanas. Eres tú mismo, que
colabora contigo mismo, es la amistad.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

32
3

Cuando regalas una flor no llevas una flor cualquiera,


sino que aportas la mejor flor que encuentras, das lo mejor de ti.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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Capítulo 3

Esa tarde, antes de enseñarme una nueva posición de manos para


volverlas mágicas, doña Magdalena me dijo:

Esto que te voy a enseñar puede parecerte muy simple, pero como
todas las cosas sagradas es igual a la tinta de un pulpo… El animal
lanza su tinta y el océano cambia: lo han inseminado. La mancha
misteriosa, a través de los años, los siglos, se va expandiendo hasta
abarcar toda el agua. Ahora y para siempre el océano es tinta de
pulpo… ¿Comprendes? El pulpo ya no tiene razón de ser, cumplió
su misión, desaparece… La otra vez intentaste fotografiarme, te lo
prohibí. Hoy sé que estás grabando mi voz en ese aparatito… No
quiero que nada personal quede de mí en este mundo. Mi persona
no interesa. Lo que te enseño, que es para todos, eso es lo que
interesa. Olvida mi cara, escribe lo que te voy a decir y luego quema
esas cintas, que mi voz se borre también. No soy persona, soy la
tinta del pulpo.
Ahora junta tus dos manos a la altura de tu pecho como si
rezaras, pero no pienses que rezas ni que saludas ni que agradeces.
Concéntrate en el Dios–Diosa de tus entrañas y siente que tus
manos están juntas. Ahora imagina que tienes miel en los oídos y
escucha.
Hay que trabajar con el concepto de Dios–Diosa, si no se hace
no se progresa. Cuando se es un templo es porque Dios–Diosa lo
habita; cuando se es una casa se la consagra a Dios–Diosa; cuando
se limpia el cuerpo se le limpia para recibir a Dios–Diosa. Hace falta
que a tus manos vengan las entidades angélicas y Dios–Diosa. Es
esa el agua que llega a la perfección, es el agua bendita, Dios–Diosa
bebe en esa agua bendita porque esa agua es Dios–Diosa el mismo,
por lo tanto puede beber de sí mismo, de eso que tú le das, que
corresponde a la naturaleza divina. Es un agua del que no tienes
que avergonzarte, no debes tener vergüenza de la divinidad. Es una
ofrenda, y la ofrenda debe ser digna de la divinidad. Cuando regalas

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Las enseñanzas de doña Magdalena

una flor no llevas una flor cualquiera, sino que aportas la mejor flor
que encuentras, das lo mejor de ti. Esto es digno de la divinidad
interior, no importa si tienes la fe o si no crees, lo importante es
estar concentrado, el pensar que lo que tú das es digno de un Dios.
Para que el agua sea digna de Dios–Diosa, hace falta que aquello
la produzca. La sangre que tú tienes en tus manos es la sangre de
Cristo.
Como nuestra vida, nuestra sociedad no es perfecta, aquello que
debería estar unido está desunido, tenemos la desunión en nuestra
vida; hemos sentido la desunión del padre y de la madre, incluso si
han vivido juntos no han estado unidos, ha habido desunión entre
los hermanos, desunión entre el sexo y el cuerpo, entre el cuerpo
y el alma. Hemos vivido la desunión, la desunión sentimental, la
desunión de lugar, las desuniones que llegan del exterior, la que nos
producen y que nos desunen interiormente. Por eso no se pueden
juntar bien las dos manos porque hay desunión interior entre la
izquierda y la derecha.
Esta posición de manos es muy simple, es el primer templo que
une el cuerpo, el corazón, el sexo y la mente, y después se une la
quintaesencia. Se pone la palma junto a la otra palma, el índice junto
al otro índice, y así los otros dedos, el semejante junto al semejante,
y entonces las palmas. Apriétales. Siente que apresas la oscuridad,
la oscuridad, más aún, más profundo, negro, negro, tinta, nada, y
en el centro la unión, se llega al Dios–Diosa, a la adoración.
Es un gesto de adoración, pero no se puede llegar a la adoración
si no se tiene la unión completa de su derecha y su izquierda, las dos
manos caen en total unión, es la unión de todo lo que esta desunido
en nosotros, nuestra hembra y nuestro macho, nuestra mente se
une con el corazón, con el sexo, con el cuerpo. Es la sinceridad
perfecta, vida interior y al mismo tiempo promesa de la adoración.
Cuando se habla de adoración se va a percibir esa unión, y hay que
estrecharla bien porque es una cosa preciosa. Solamente uniéndose
en uno mismo se puede recibir al otro, si no se está unido en sí
mismo no se puede uno unir al otro.
Es la unión del cuerpo y del espíritu porque no tenemos un

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Capítulo 3

cuerpo y un espíritu, sino una unión de los dos. Es la unión de


este mundo y del otro mundo porque hay otro mundo, un mundo
invisible que es todo lo que no se ve pero que existe. Es la unión
del mundo antes de la vida y después de la vida, se vive en los dos
mundos al mismo tiempo. Se une lo que se conoce y lo que no
se conoce (porque Dios–Diosa no se puede conocer), se une lo
humano y lo divino, es la unión completa de todo lo que se es y lo
que no se conoce. Se está unido, se crea la unidad en sí.
Hay una acción que se enriquece porque la mente, el sexo,
lo emocional y el cuerpo se enriquecen, todo se enriquece. Con
la aceptación viene la riqueza, con la riqueza viene la alegría, el
corazón late entre las manos y no se puede matar esa unión,
solamente se puede destruir lo que está separado, lo que está
unido es indestructible. Las manifestaciones separadas se pueden
destruir porque son débiles, pero cuando se tiene la unidad en sí
no te pueden destruir, tienes una defensa completa que no es una
defensa sino una unidad perfecta.
Aprieta bien las palmas unas con otras para expresar el deseo
de unión, de contemplación interior. Pero ¿qué significa y por qué
se dice adoración? Porque se comienza a comprender que la unión
que hay no es superior, que hay un estado superior; cuando hay
una unión se comprende que hay un nivel superior, por lo tanto se
le adora y se acepta este nivel superior del ser, que es el nivel de la
colaboración, de la contemplación interior, de la unión perfecta. En
él tienes todas las posibilidades, nada en ti lucha contra nada, es una
colaboración completa: tu mente, tu emocional, tu sexo, tu cuerpo,
van a colaborar en tu salud, no van a estropearla; tu emocional no va
a estropear tu salud ni tu vida económica; tu búsqueda económica
no va a estropear tu vida emocional; tu mente no va a dañar tu
cuerpo; tu cuerpo va a aprender las órdenes de tu mente; el mundo
invisible no va a molestar el mundo visible y viceversa, el espíritu
no va a molestar a la materia, la materia no va a molestar al espíritu.
Es una aceptación perfecta y desde que se llega a la unidad, esta
unidad es aceptada por la divinidad.
Hay que hacer la unidad y en ese momento es la unidad con la

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Las enseñanzas de doña Magdalena

divinidad. Se puede adorar, y cuando se descubre el secreto de esta


posición te puedes dirigir al dios interior del otro porque puedes ver
al otro en su unidad, puedes ver la unidad del otro. Es lo que enseña
la unidad, y a partir de ese momento nunca te vas a dirigir al otro
pensando solo en su cabeza, o en su carácter o en su emocionalidad
o pensando solo en su cuerpo, en su sexualidad, en ese momento
puedes adorar al otro en su totalidad y en su divinidad.
Es importante, es crucial esta posición de manos, hay que cerrar
bien las manos con fervor. Ahora inclina tus manos juntas hacia
delante, hacia los otros. Porque vas hacia la humanidad ante todo,
y vas hacia la elaboración de la unidad.
Por esa posición haces contigo mismo un contrato de unidad,
ya no habrá ningún aspecto de ti que vayas a desdeñar, no te pones
a pensar nada más que en lo que reclama tu atención; el intelecto
yo lo pienso; el emocional yo lo pienso, mi cuerpo yo lo tomo en
cuenta, mi realización la tomo en cuenta. Trabaja sin conflictos
contigo mismo en la realización de tu unidad y la realización de
tu unidad es la adoración de la unidad, el reconocimiento de la
unidad del mundo y de los otros seres sociales. Dejas de luchar
contra ti mismo en cualquier nivel, dejas de estar en conflicto
contra ti mismo, tu espíritu no se revuelve contra tu cuerpo, tu
cuerpo no se revuelve contra tu espíritu, aceptas tu cuerpo, aceptas
tu espíritu. No quieres ser otro, el otro no es la solución, la solución
es tu unidad. Tú te recreas en tu unidad porque cuando no tienes la
unidad estás fragmentado, estás mutilado.
Un dedo y el otro están en una posición de colaboración,
todo colabora, una mano colabora con la otra, un dedo con el
otro; ahí se entra en esa frase del evangelio: “Ayúdate tú mismo y
Dios te ayudará”. Hay adoración de la unidad del otro, es decir, tú
reconoces el valor del otro, hay revelación, eso te revela tu valor, tú
vas a reconocerte y tú vas a reconocer al otro, tú en tu unidad, él
en su unidad, se trata de igualdad a igualdad en las relaciones, de
relaciones en la perfección. Es la adoración del otro, porque si se
hace bien se experimenta un gran placer con el otro, en ese momento
no tienes nada que pedir al otro, ni tienes nada que destruir, es la

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Capítulo 3

relación humana en su más alta perfección. La perfección de las


dos dimensiones porque hay lo alto y lo bajo, detrás y delante, la
izquierda y la derecha, el centro y la superficie, y la luz y la sombra.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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4

Hijo querido del alma, la toma de conciencia no significa nada


si no hay realización inmediata.
La toma de conciencia que no es seguida de una acción, se va.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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Capítulo 4

La santa curandera me dijo:

Sigamos convirtiendo tus manos animales en manos mágicas,


conscientes. Siéntate con el tronco muy derecho, en esa silla. Pon
la mano izquierda, extendida y con la palma hacia el cielo, apoyada
en tu vientre, a cuatro centímetros debajo del ombligo, levemente
replegada, como si sostuvieras una esfera invisible de pura energía.
Ahora alza el brazo y pon la mano derecha, vertical, con los dedos
estirados y la palma hacia mí, a la altura de tu hombro, como si
quisieras decirme “¡Alto ahí, detente!”.  Imagina  ahora que yo soy
un tigre loco que quiere atacarte, que te mira gruñendo con odio y
preparando todos sus músculos y colmillos para dar hacia ti el salto
asesino. Ahora piensa que tú tienes un par de orejas tres veces más
grandes que su tamaño normal y escucha con toda conciencia lo
que voy a decir:
Hijo querido del alma, la toma de conciencia no significa nada
si no hay realización inmediata. La toma de conciencia que no es
seguida de una acción, se va. ¿Cuál es el resultado de este estado
enfermo? Hacer grandes tomas de conciencia y no realizar nada.
Así, tú te privas de avanzar. ¿Y por qué no avanzas? Porque estás
todavía en tus caprichos infantiles, no has crecido, no te han tomado
en consideración. Aprendes una cosa y no la pones en ejecución.
Concepción es igual ejecución; sin ejecución no hay perfección.
El beneficio que se le hace a alguien es conducirlo a aprender de
sí mismo. Yo te doy los medios. Tal como si fuera una receta, luego
tú tienes que aprender a cocinarla. 
La mano horizontal en tu vientre es el arcoíris: Yo recojo en mí
mismo la energía. “Mí mismo” es un tesoro. La mano vertical es
lanzar. ¿Lanzar qué? Te lo voy a decir, hijo querido del alma. La
magia se consigue con una paciencia que es la constante supresión
de la impaciencia.
“Yo recojo en mí mismo la energía”. Si recibes una agresión esta
agresión es amor, si alguien te quiere invadir es porque te valoriza;

43
Las enseñanzas de doña Magdalena

es por eso por lo que te dejas invadir, porque hay una forma de
amor en la invasión, de una cierta manera escoges que te invadan;
incluso en una violación hay deseo; si en tu vida nunca te han
amado y llega alguien que te invade, que quiere entrar en tu núcleo,
en algún modo tú te sientes halagado, es decir que en alguna parte
tú has escogido esa invasión. El tigre loco ha elegido atacar al
Dios–Diosa que reina en tus entrañas. ¿Por qué esa fiera ha elegido
atacar a lo sagrado que llevas en ti? Es una fiera, no sabe qué ataca,
sólo sabe que tiene hambre y que tú eres un buen alimento.  En la
agresión que veo que acarreas hacia tus padres hay amor porque
no has sido amado por ellos como tú querías. Entonces detienes al
tigre, “¡Alto ahí!” Detienes a tu rencor, a tu odio, a tu sufrimiento.
Recoges la fuerza del tigre, la purificas en amor y la retienes en
ti.  Miras al tigre, a tu enemigo, y le deseas su realización. Porque
con su realización va a entrar en comunicación contigo mismo.
Tú le deseas que se realice, luego deseas que te invada.  ¿Cómo lo
haces? ¿Cómo lo purificas?
Conviertes tu mano vertical en un espejo. ¡Mírate tigre, mira
tu monstruosidad, avergüénzate, pacifícate, no tengas miedo de
verte a ti mismo, cesa de criticarte, no te juzgues, entrégate, confía.
Haz que tu mano vertical se encienda, imagínala convertida en una
hoguera. Aterra al tigre. Comprende hijo querido del alma que ese
tigre eres tú y que también eres tú su domador. Atérralo, sé firme,
haz que te obedezca, haz que sienta su odio como un repugnante
excremento. Ahora convierte tu  mano de fuego en una puerta de
agua. Dile al tigre loco “Ven, fiera mía, atraviesa esta dulce puerta
de agua, y desciende a la fuente, ven a beber aquí al Dios–Diosa.
Beberás de mi mano extendida” Siente que absorbes en tu mano
vertical a todo el tigre loco, que ahora, manso, se confunde con tu
alma. Haz descender lentamente esa mano vertical hacia la mano
que tienes extendida cerca de tu ombligo. Con el índice de la mano
derecha apoyado en el pulgar, indica hacia la palma de la mano
izquierda a la que sientes como el ojo de una vertiente de agua
amorosa que no cesa de manar. Le digo a mi mano derecha, a mi
mente reseca, “¡Instrúyete, bebe de la intuición!”. Y así comienzas

44
Capítulo 4

tu instrucción, siendo maestro de ti mismo. Que empieza por el


intelecto, seguido por el sexo, después por el corazón, y por las
necesidades corporales. Es el comienzo de la perfección. Di a ti
mismo “Ven a verme e instrúyete. Yo tengo agua para darte”.
Y esta agua es infinita. Esta mano horizontal es la fuente de la
vida eterna, es la base de la catedral de tu alma. Es todo el tiempo,
es siempre, es algo que se está creando, es la creación continua,
contiene la sangre de Cristo, es el amor, una fuente, un tesoro. La
fuente está llena y da, y da y más da, y más tiene. Y ¿por qué se llena?
Porque se le vacía, se limpia, es la fuente más limpia del mundo.
Está tan vacía y tan limpia que se llena de la fuerza universal. “Ven
a beber de mi fuerza. Llena tu cuerpo, tu espíritu, todo tu ser”.
Entonces tiendes tu mano izquierda, horizontal, hacia mí, hacia
el mundo, hacia el infinito y no sólo das sino que ofreces en una
sagrada espera.  Y  vienen hacia ti los pájaros del cielo, los animales
de la tierra, los ángeles que pueblan el cosmos, todos vienen para
beber allí. Tú pones el alimento: todo lo que tienes para dar. ¡No te
disminuyas, eres capaz! Pon todo lo que tienes para dar, la ternura
que tienes para dar, la energía para dar, la enseñanza para dar, la
ternura para dar. Medita sobre lo que tienes para dar. Sobre lo que
tienes en esa mano para dar a los otros, a todos los seres del mundo,
a todos los seres conscientes, a todos los viejos del mundo, a todos
los adolescentes, a todos los niños del mundo y también a todos
los muertos y también a todos los que nacerán.  Bondad, energía,
construcción, arte… ¿qué tienes para dar? Entonces buscas tu agua
bendita para que la gente venga a bendecirse en esa agua, es el agua
del corazón la que llevas. Es así que para llegar a la perfección, tú te
pones a estudiar. El tigre para dejar ser tigre y convertirse en ángel,
necesita una sagrada disciplina. Ahora, te pongo a la instrucción.
La instrucción es beber del agua infinita del mundo, de mi agua, de
mi vino.
Concéntrate en tu índice unido al pulgar para formar un círculo.
Primero vas hacia la perfección con el intelecto, enseñas al otro y
al mismo tiempo aprendes de ti mismo. Eso es  aprender. Tienes la
capacidad de enseñar unida a la capacidad de recibir enseñanza.

45
Las enseñanzas de doña Magdalena

Ahora une el dedo medio de la mano derecha con su pulgar para


formar un círculo.  Cuando se pone la mano así, hay el concepto
de consolación. Consolación, porque el tigre loco que hemos
detenido, tiene necesidad de una consolación.  Hay que dársela. Y
la consolación es dar la seguridad, reasegurarlo y conducirlo por
la nueva vía. Yo te deseo la realización de tus deseos. Si quieres
beber de mi agua bebe de mi agua, pero no de las ilusiones que te
haces. Y entonces la instrucción comienza. En la vida cotidiana a
veces hay que hacer eso. Reconducir el deseo del otro. O la agresión
del otro. Y se hace así, “Te deseo que tú te realices”. Y eso es una
gran conmiseración y una gran consolación para el otro. La noción
que pasas al otro, cuando él bebe de tu mano, lo fundamental, es
que la persona será consolada, no será abandonada. Si te pones en
la ley de Dios–Diosa, que es pedir para ti, no invadir, sino pedir
para ti, es decir, progresar en el mundo, tú no serás abandonado,
mientras bebas del agua bendita no serás abandonado. Es lo que
un niño te pide, que no lo abandones hasta el momento en que él
quiera irse a hacer su vida. Hay que decirle al niño “Voy a darte
esto, voy a instruirte, no a abandonarte” porque es terrible un niño
abandonado, porque es terrible que tu ego ilusorio abandone a tu
alma.
    Toda instrucción debe ser comprendida, sentida, y después
absorbida. Es como conducir un coche, se comienza con el cerebro,
después se pasa al corazón, después al sexo, y después ya es algo
mecánico. Cada mutación mágica  requiere un tiempo, todo
requiere su tiempo. 
Todos estos movimientos de los dedos, vienen también del
movimiento de contar. El pulgar ha sido utilizado para contar, para
enumerar, este gesto viene de la memoria de la raza humana que ha
contado y enumerado. Y luego realizado.
Une tu anular al pulgar y sin miedo entra en tus deseos sexuales
y fabrica con ellos todo tipo de cosas, mariposas, águilas, árboles,
piedras preciosas. Une tu anular con tu dedo meñique y entra en
la satisfacción de tener ese cuerpo que tienes, tal cual es. Te voy a
dejar aquí sentado muchas horas, solo en la oscuridad, para que

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Capítulo 4

con disciplina total,   metas tu alma en cada una de tus células y


las ames. Luego mete tu alma en cada uno de tus miembros, en
cada una de tus vísceras. Convierte al tigre loco en una feroz alegría
de vivir. Sólo embriagado de alegría de vivir podrás extender tus
manos mágicas, abarcar todo el mundo y sanarlo.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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5

Ahora el corazón está lleno de la pureza divina, está lleno de luz.


Está en absoluta y total contemplación.
Es lo que se llama el estado de gracia.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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Capítulo 5

Esta vez la santa curandera me dijo:

Das vueltas y vueltas detrás de tu cola como un perro loco. Ya


es hora de que entres en tu misterio. Te voy a ensenar a meditar.
Repite profundamente “Yo te llamo, oh mi Dios–Diosa, yo te llamo,
y de la oscuridad, yo te llevo hacia mí.” La fuerza del alma es activa,
absorbe el cielo, eso es lo que hizo la Virgen María, ella absorbió el
cielo. La cabeza empuja al espíritu hacia lo alto porque ella quiere
acceder a la espiritualidad. Es la cabeza, es la plegaria que va hacia
el cielo. Yo ruego a Dios–Diosa y subo hacia Dios–Diosa, y ello me
guía hacia el cielo. Es nuestro inconsciente el que comprende, no
es la cabeza porque es el inconsciente el que puede comprenderlo.
Ahora olvida todo lo que has aprendido. Ciérrate como un
candado. Que toda tu fuerza esté dentro de tu mente, toda es para
ti, todo está comprimido, toda la sustancia de tu inteligencia. Esto
es tu inteligencia pura, sostenida por todo tu cuerpo. Eleva ahora
tu inteligencia hacia lo alto. Y entonces esta inteligencia te aclara
la cabeza, ella elimina las palabras de tu cabeza, las ideas que te
dan vueltas, las ensoñaciones. Y te hacen concentrarte en un solo
punto, la voluntad está ahí.
¡Zas! ¡Estás harto de tu fatiga! ¡Zas! Tú te lo dices a ti mismo.
Entonces, cuando tienes tu fuerza reunida en un solo punto se
acabó la fatiga. Delante de Dios no hay cansancio, delante del
trabajo personal, del trabajo espiritual, nada de fatiga. No es tu
inteligencia la que debe esforzarse, es todo tu ser el que inunda tu
inteligencia. Nada de fatiga. Espíritu claro y sutil.
¿Habéis comprendido? Espíritu claro y sutil. Claro, esclarecer,
estas aquí para aclarar. Completamente claro, tienes la fuerza del
pensamiento clarificado. Nadie va a convencerte de sus ideas,
nadie, porque tú estás en paz con tu intelecto, y nadie va a venir a
perturbarte con sus ruidos del mental, con su algarabía intelectual.
Cortar. Fuerza. Nada de intelectual aquí. Es meditación antes del

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Las enseñanzas de doña Magdalena

combate. Es así como el espíritu del otro no te impresiona, porque tú


estás en un templo, estas con Dios–Diosa, con tu pura inteligencia.
Todo puede convertirse en energía, pero tu intelecto está ahí, y
Dios–Diosa entra en tu intelecto. Se acabaron las dudas, todo es
claro. Claro y preciso. Todas tus tormentas emocionales no están
ahí, tu espíritu no está amarrado a tus preocupaciones materiales.
Ni tu espíritu ni tu inteligencia están amarrados por tus
búsquedas emocionales. Es pura inteligencia, puro Dios–Diosa.
Dios–Diosa puro está ahí en tu cabeza, y todo el resto está
controlado. Cuando estás con Dios–Diosa, estás con Dios–Diosa.
Cuando estás en relación con alguien, estás en relación con alguien,
cada cosa en su lugar. Cuando estás trabajando por dinero, estás
trabajando por dinero. Pero aquí, tú trabajas con Dios–Diosa, cada
cosa está en su lugar. Cuando estás en competición emocional, estás
en competición emocional, pero no ahora, estás trabajando con
Dios–Diosa. Si tienes preocupaciones económicas, preocupaciones
de salud, pon cada cosa en su lugar. Y cuando estás trabajando para
Dios–Diosa, nada de preocupaciones económicas ni de salud. Pura
inteligencia divina. En ese momento, tu cerebro es esclarecido, todo
está dominado, todas las energías. Se acabaron tus problemas con
tu novia, con tu papá o tu mamá, en este momento tú trabajas con
Dios–Diosa y el problema se acabó. Cada cosa en su lugar.
Y en la punta de tus dedos, hay una luz que dirige sus rayos, más
fuertes que el sol, hacia todo el universo. Es como el símbolo que
aparece en la iglesia, el cáliz. En la punta de tus dedos tienes los
rayos del cáliz, y tú sostienes entre un dedo y el otro una inmensa y
fina hostia que no debes romper. Y tus manos replegadas tienen la
fuerza del altar, la plegaria, la hostia que sumerges es el cáliz. Pura
inteligencia. No lo olvides, porque es claro y preciso como eso.
Antes, lo emocional en tu cabeza te molestaba con la competición,
los celos, la comparación, el deseo de apropiación, por toda esa
clase de cosas emocionales que se meten en la cabeza.
Ahora que se ha pacificado el corazón, vamos a permitir que
entre en el intelecto de una sola forma. Porque en el intelecto, lo
emocional solamente puede entrar en forma de amor. Es la única

52
Capítulo 5

manera que dejamos que entre lo emocional a la cabeza. Y es la


única forma en que lo emocional ayuda al intelecto. Cuando se
ama con el intelecto, cuando el amor entra en el intelecto, se piensa
mejor. Cuando los celos entran en el intelecto, o la cólera, o el odio,
o el rencor, se piensa mal.
A partir de este momento, te acostumbras a pensar con amor.
Luego si piensas con amor, dejas de criticar; puedes evaluar, decir
que alguien tiene un bajo nivel intelectual, pero eso no es una
crítica, es una evaluación, y es un deseo de ayuda. Cuando pones
amor en tu pensamiento, tu pensamiento se convierte en útil, El
pensamiento es amable, está lleno de amor, y se realiza. Por lo
tanto, yo pienso bien de ti. Veo tus debilidades, pero no te critico,
no pienso mal, pienso en ti con amor. Lo cual no me impide que en
el trabajo pueda haber una debilidad, pero porque pienso con amor
de ti, me permito decirte que no te abandones a la pereza, por tu
bien, es un pensamiento amoroso.
Se ha hecho un puente, el corazón es un puente, y todo el
intelecto se asume en la receptividad emocional. No hacemos
ya un trabajo intelectual, dejamos al corazón hablar. El corazón
recibe todo el intelecto. El intelecto se sumerge en el corazón. Pero
puede hacerlo, porque está claro, y porque solo tiene una idea: la
idea divina. Aceptar el intelecto en el corazón, es aceptar la idea de
Dios–Diosa en el corazón. Es el paso para aceptar la divinidad en el
corazón, es la claridad y la luz que son absorbidas por el corazón. Es
un momento de recogimiento increíble, porque el corazón sostiene
al intelecto. Para hacer eso, el intelecto tiene que volverse humilde y
plegarse. Si el intelecto no es humilde, no se hace esto. Porque debe
verdaderamente hundirse y tejerse con el corazón.
Primero el intelecto aprendió a amar. Aquí, el corazón aprende
a pensar. Luego ya no es un salvaje, el corazón, ya no galopa más
en el odio, en los celos, en la competición, en la posesión. Ahora
el corazón está lleno de la pureza divina, está lleno de luz. Está
en absoluta y total contemplación. Es lo que se llama el estado de
gracia.
Cuando el intelecto estaba coronado, era el estado de iluminación.

53
Las enseñanzas de doña Magdalena

Cuando se aprende a amar con el intelecto, nos iluminamos.


Cuando el corazón absorbe lo espiritual completamente, cuando el
mental absorbe, entra en el estado de gracia, porque está lleno de la
divinidad. El espíritu desciende hacia el corazón, y lo llena. He aquí
lo que tenemos ahora, tenemos el corazón repleto.
El corazón está en la base, la vida se derrama. La vida se derrama,
el sexo se derrama, el cuerpo se derrama, brilla. Este corazón está
en estado de gracia, porque es un corazón lleno, es la base para los
otros centros. Es de ahí que tú tomas tu fuerza vital, es de ahí de
donde tomas tu fuerza sexual, de donde tomas tu fuerza corporal,
de tu corazón repleto. Paz.
Ahora el sexo entra en tu corazón. Y hace la maravilla. ¡Qué
emoción artística se siente cuando se comprende esto! Una pura
maravilla. Estado de éxtasis, porque eso es el éxtasis. Cuando el
sexo entra en el corazón, el sexo se hace éxtasis, cuando el yo está
en estado de éxtasis, se tiene el sexo en el corazón, el sexo entra en
el corazón, es nuestra fuerza, la aceptación en nuestro corazón de
la fuerza sexual, se la diviniza, se la santifica.
Y hay que comprender que la anterior meditación es la más
difícil, la del intelecto en el corazón, pero una vez que se ha hecho
esto, entonces la meditación la del sexo en el corazón es más fácil,
porque el corazón ha sido abierto por el intelecto, colmado por el
intelecto. Ahora la entrada de la fuerza sexual es más fácil. Eso hace
que nos convirtamos en templo, y eso da una sensación maravillosa,
porque se tiene una obra de arte tan pura como un diamante.
Cuando el sexo entra en el corazón, se llena de amor, y es en
ese momento cuando se puede hablar de hacer el amor, es ahí
cuando se hace, no antes. Se hace el amor con la divinidad, o con
el otro. Le doy mi creatividad a mi Dios–Diosa interior, ello vive
en mi corazón, yo he puesto todo en mi corazón. Donde no hay
corazón, yo no puedo andar. Dios–Diosa me libre del ser humano
sin corazón, del ser humano que no ha hecho su trabajo, que no ha
clarificado su emocional; Dios me libre del ser sexual sucio, que no
ha clarificado con el amor su sexualidad; Dios me libre del intelecto
sucio, que no ha clarificado con el amor la luz.

54
Capítulo 5

Aquí, tú estás en paz con las dos fuerzas más misteriosas, la


fuerza emocional y la fuerza sexual, y entre dos fuerzas muy
claras, que son la fuerza corporal y la fuerza intelectual. Ahora,
estas completamente concentrado en la unión del Aire extremo
y la Tierra extrema, el Agua y el Fuego se han unido. La unión
del agua y del fuego se realiza aquí. Es la unión del corazón y del
sexo, estas dos energías son tu centro. Es el agua que quema, es la
llama húmeda. Y tenemos los dos pilares claros, que son el intelecto
liberado y el cuerpo liberado.
Esto significa que tú estás vacío en el intelecto, vacío en el
corazón, vacío en el sexo. Eso significa que te has vaciado, es decir,
que estás completamente receptivo. Es que te has vaciado y aceptas
el mundo. Y cuando te vacías, la única cosa que puede entrar es
la divinidad. El soplo divino. Revitalizar, limpiar, proteger y luego
compartir.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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6

Esto es tomar la vía, el camino, y cuando se toma el camino


ya no se deja

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Las enseñanzas de doña Magdalena

58
Capítulo 6

La santa curandera, para seguir mostrándome lo que era sentir la


magia de mis manos, me hizo agitar los brazos con delicadeza.

Quiero que con tus manos, abras como un velo. Tus manos en
el aire pueden abrir velos, y quiero que encuentres caminos en el
aire. Puedes sentir que penetras en el aire, abrir caminos donde
tus manos se pasean. Hay lugares en el aire que tus manos van a
sentir. Siente este lado de la mano, como si quisieras acariciar. La
delicadeza es esencial para la fuerza. Siente ahora tus uñas, todas.
Siente ahora la palma, cómo es energía, cómo es delicadeza. Te pido
que acaricies el aire como si fuera un volumen, y que allí dibujes,
que toques. Delante de ti hay una forma, encuéntrala, una forma
abstracta o realista, que te corresponde, crea una escultura. Siente
los bordes de tus manos, el de este lado y el de este otro. Y siente
entre los dedos. Siente todo eso.
Mantén tus manos así, y por un esfuerzo de consciencia resiente
la materia, el peso de tus manos, que son cada vez más pesadas. Es
el peso de tu vida, es el peso de tu ser, es el peso de tu pensamiento,
es el peso de tus sentimientos, es el peso de tus deseos, es el peso de
tu cuerpo. Siente la solidez, son muy sólidas tus manos, son lo más
importante de tu cuerpo. Siente si ellas están limpias o están sucias,
si se sienten culpables o no culpables. Analiza tus manos a la luz de
tus actos. Vive la inocencia de tus manos, y si hay culpabilidad, tú
la eliminas. Ahora son manos lavadas, ahora son inocentes, están
meditando, tú no tienes nada que esconder.
Y lentamente, levanta el peso de tus manos, haz que tus manos se
vuelvan dulces, ligeras, espirituales, transparentes. Todo tu cuerpo
va a sostener tus manos. Busca en tus manos la juventud, busca la
ingenuidad infantil. Y ve más lejos, aprende a mover tus manos
con la pequeñez de un niño. Pon tus manos sobre el pecho, porque
vas a convertirte en un feto. Los dedos van a desaparecer, tienes
una mano pequeñísima, estás en el agua maternal y siente “Yo voy

59
Las enseñanzas de doña Magdalena

a hacer nacer mis manos, voy a hacer crecer las palmas, y después
voy a hacer crecer en cada una mis cuatro dedos y mis pulgares” Y
así asistes al movimiento celular de tus manos y así vas a parir tus
manos nuevas.
Ahora relaja las manos, vuélvelas blandas, muy blandas,
abandona la voluntad. La mano forma como un pequeño bol, como
una cucharilla. Los dedos se tocan los unos a los otros, pero no
hay tensión. Una cuchara debe estar vacía, como la luna debe estar
vacía para recibir la luz. Esta mano está vacía, es un instrumento de
recepción. Yo la pongo aquí en el vientre, la apoyo en mi pelvis. La
mano cae, casi a la altura del sexo, tranquila, ella cae por su propio
peso. Es una mano de recepción.
Esto es tomar la vía, el camino, y cuando se toma el camino ya
no se deja. Esa mano no se distraerá. ¿Qué es lo que recibes en esa
mano receptiva? Recibes la materia con que el bol está formado,
porque no se puede recibir si el bol está lleno de agujeros. Para
hacer un receptáculo de tu mano, tu mano va a simbolizar toda la
materia, toda la tierra, y ella va a absorberla directamente de un
punto que se encuentra entre tu sexo y tu ano. Absorbe por ese
punto toda la energía de los pies, pon toda la energía del esqueleto.
Todo tu cuerpo es un instrumento de recepción. Tus manos van
a ser como un acumulador de toda la energía que comunican tus
pies. Si mueves tus pies, también vas a mover tus manos, de una
forma o de otra, luego la fuente del movimiento de tus manos está
en tus pies. Entonces, pones tu mano ahí y sientes que tus pies te
dan completamente el sostén, que son la raíz de tu mano. Siente
eso.
Y después, subes por tus tobillos, hasta las rodillas, y por tus
muslos y tus nalgas, tu sexo, hasta la cintura. Y toda esa fuerza, tú
la pones en tu mano. Te has comunicado con toda la parte de abajo
de tu cuerpo. Para hacerlo, es bueno mantener la columna vertebral
bien recta si se puede, si no, te puedes apoyar contra la pared.
Ahora subes por la columna vertebral, tomas la fuerza de los
brazos, de tu pecho, de tu cuello, de tu cabeza, y sientes la fuerza de
la respiración, y te das cuenta de que estás respirando. Te dices “Yo

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Capítulo 6

respiro. Tomo toda la energía de mi cuerpo en mi mano, tomo los


latidos del corazón, la fuerza de mi hígado, la fuerza de mis riñones,
de mi páncreas, de mis intestinos.” Imagina esto, niño querido del
alma, después eso se hará en tu inconsciente, lentamente.
En el antiguo Egipto cuando hacían una momia se le sacaban
todos los órganos y los ponían en un vaso. En esa mano está el
vaso que contiene todos tus órganos. Eso significa un cuerpo vacío.
Cuando estás en la vía, tu cuerpo se vacía de toda posesión. Ya no
es tu cuerpo, es un cuerpo. Que entre todas las reencarnaciones es
solo un vehículo que debe estar exento de toda posesión. Tú dejas
vivir a tus pies su propia vida, dejas vivir a tus piernas su propia
vida, dejas vivir a tu sexo su propia vida, dejas vivir a tu pecho,
dejas vivir a tus brazos, dejas vivir a tu cuello, dejas vivir a tu cabeza
su propia vida. Cabeza, mente, cerebro, todo eso no te pertenece a
ti.
Ahora, querido de mi corazón, repite conmigo: “Por este gesto
mágico, yo reconozco que mi materia pertenece a la materia, que
mi cuerpo es un vehículo al que yo no me engancho. Por este
movimiento, pierdo mi cara, por este movimiento pierdo mi forma,
por este movimiento, pierdo mi sexo y mi edad, por este movimiento
pierdo toda etiqueta. Yo soy una piedra entre las piedras, y formo
parte de la tierra. Por esta mano, comienzo a comunicarme con
todo mi cuerpo, y mi cuerpo va a comunicarse con toda la materia
de la tierra. Aquí, tengo la energía de las rocas, aquí tengo la energía
de las montañas. Por este gesto, me convierto en una montaña,
eterna, fuerte, sin yo aparente.”
Así es mi pequeño, que vas a lo más profundo. Una montaña se
comunica con toda la corteza de la tierra, una montaña se comunica
con todo el centro de gravedad, con todas las profundidades, con
el planeta entero. Por ese gesto, te conviertes en el planeta entero,
en la materia del planeta entero, y eres tan sólido como el planeta.
Te mantienes como una montaña. Ningún pensamiento
incontrolado va a hacer que te muevas, ningún sentimiento
incontrolado va a hacer que te mueva, ningún deseo incontrolado
podrá moverte, ninguna fatiga podrá moverte, ninguna angustia

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Las enseñanzas de doña Magdalena

podrá moverte, ninguna amenaza podrá moverte. Te entregas a tu


ser físico y te conviertes en una montaña. Te conviertes en todas
las montañas, y también, cuando te comunicas con la materia, te
conviertes en la materia del universo entero. Te comunicas con
todos los átomos, con todos los minerales, tienes la fuerza del oro,
de la plata, del cobre, del plomo. Reconoces por esa mano la infinita
fuerza de tu cuerpo. Y tu ego se convierte en algo demasiado
pequeño para este monumento inmenso que es tu cuerpo.
Ahora vas a decirte: “La recepción está abierta, porque cuando
me he convertido en una montaña, cuando me he convertido en
la materia del planeta entero, es cuando puedo recibir por fin, en
este recipiente, el total; porque el recipiente está hecho, es sólido,
está al mismo tiempo constituido y vaciado de mi yo. Y dejo venir
la energía de la reproducción, abro la puerta de mi sexo que es una
energía de eternidad, una energía divina, que yo recibo en esta mano.
Me comunico con mi sexo y con la energía divina que mantiene el
presente. Dejo venir la energía creativa de todo ser vivo. A través de
la energía sexual, acumulo el agua poderosa de la sexualidad, que
no tiene nada que ver con mis deseos personales. Es la energía de
todos los seres que están conmigo, hablo de la energía de todos los
seres que están vivos, hablo de la energía de todos los animales, de
la energía de todas las plantas, de la energía de todos los planetas,
de la energía del sol, de la energía de las raíces, de la energía de las
semillas, de la energía de los capullos, de la energía de las flores, de
la energía de los insectos, de la energía de la lluvia, de la energía
de todos los océanos. En esta mano, en esta montaña, tengo la
energía creativa total… Y absorbo la vida. En esta mano está la
posibilidad de la vida total. Toda la reproducción, las estrellas que
van a nacer, los cometas, la danza del cosmos, me dan la potencia
en esta mano. Y dejo caer la fuerza de un punto que está sobre
mi ombligo, la fuerza de mi fuego, y en ese momento, el agua que
he recogido comienza a llamear, se convierte en una energía que
circula por todo mi cuerpo y por toda la tierra y por toda la vida. Y
yo participo en ese fuego completamente purificador, y estoy aquí,
con este fuego que brilla, con la solidez de las montañas, y voy a

62
Capítulo 6

recibir el calor inmenso de mi pecho, que va a proyectarse hacia


todos los puntos del espacio. Este sol, esta luz, esta llama, este calor
están en mi pecho. Siento que mi pecho se abre, porque tiene una
raíz en esta mano, y no tiene miedo de disolverse. Lo que tengo en
esta mano, en esta montaña que llamea, es el universo completo.
Comienzo a sentir toda la luz que yo llevo, infinita, llena de energía
y de calor, transparente, sólida, y la tengo en mi mano. Todo el
brillo de mi mente que sobrepasa las nubes y entra en lo profundo,
en la oscuridad, y mi mano va más lejos todavía, porque ella va a
encontrar la consciencia, transparente, cósmica, universal. Es mi
mano la que tiene la consciencia, y esta consciencia es el producto
del puro amor, total, de la creación, que emerge como la vida, de lo
no–manifestado, del vacío, del maravilloso vacío, y todo eso llega
a mi mano. Tengo esta mano como el fundamento total de mi ser
cósmico, y solamente cuando tengo en esta mano la energía total,
es cuando puedo estirar esta otra mano, la derecha, y actuar sobre
la tierra.”
Comprende lo que digo. Un ser que pone esa mano ahí, ha
tocado su perineo, su fuerza, su solidez, su sexo, su energía, su
llama interior, su purificación, su fuego. Y después se ha abierto
en su pecho, se ha abierto hacia su calor, hacia su luz, hacia su
consciencia, hacia el amor, que no es un amor que tú tienes para ti,
sino un amor cósmico, la benevolencia del universo. Después, este
ser se ha abierto al vacío, a lo no manifestado.
Te miro a ti, niño querido del alma, miro esta montaña que ha
vencido su angustia, su forma, su cara, su pedido, su dispersión. Es
una montaña que es como la manifestación de la naturaleza, llena
de amor. Con esta posición el cuerpo se convierte en un don, en un
regalo a la humanidad y en un regalo al mundo. Es el grado más
alto de la humanidad. Se tiene al fin su propio ser. Se afirma ser un
bol lleno.
Este es un gesto que tradicionalmente significa “aplastar una
montaña”. Es tan fuerte, tan concentrado de decisión, de energía,
que puede hacer caer una montaña. Mira la fuerza que tienes en
esta posición, cuando no tienes miedos. No tienes miedo de ser

63
Las enseñanzas de doña Magdalena

quemado por el fuego, el fuego no te quema. No tienes miedo de


ser sepultado por la tierra, la tierra no te toca. No tienes miedo de
ser ahogado por el agua, el agua no te ahoga. No tienes miedo de ser
dispersado por el viento, el viento no te dispersa. No tienes miedo
de ser invisible, porque la invisibilidad no te quita la consciencia.
No tienes miedo del amor, porque el amor se convierte en ti. No
tienes miedo de la vida, porque la vida eres tú. No tienes miedo de lo
no manifiesto, de lo misterioso, porque el misterio eres tú. Aplastas
todo lo que viene de lo bajo, todas las amenazas que vienen del
pasado, todas las cosas que no se han realizado, de los sufrimientos,
de las pesadillas, del infantilismo. Tú los paras.
Vamos, dime lo que te prometes:
“El materialismo, yo lo paro, porque él no va a sepultar mi
consciencia, ni mi amor, ni mi sexualidad, yo paro el materialismo y
no tengo miedo de lo material, no se me amenaza con el dinero. Mi
creatividad puede parar la angustia económica. No se me amenaza
con lugares podridos, donde no se puede respirar. Yo paro el miedo
de todo lo que es subterráneo, paro el miedo a mi inconsciente;
pongo la mano ahí, y estoy conquistando todos esos demonios,
porque me he dado cuenta con la fuerza que tengo, de que los
demonios son la manifestación de mi yo. Eso no es sino yo, porque
yo soy todo. Entonces, pacifico esos demonios y los voy a someter
a mi servicio. Pongo una antena hacia la tierra, y con la fuerza que
tengo, los pacifico. Y soy tan fuerte que obtengo la victoria, los paro
y los canalizo. Los canalizo hacia este canal de fuerza, de luz, de
amor que yo soy, y en lugar de destruirme, me alimentan.”
Comienzas a tomar el alimento de la tierra. Medita sobre eso.
A partir de tus angustias, angustias económicas, de creación,
profesionales, de enfermedad, de fatiga, todo tipo de angustias. Se
pueden parar por la fuerza de este trabajo que has hecho hoy, se
paran y se ponen a tu servicio.
Cuando haces eso, despiertas las fuerzas positivas de la tierra
¿qué es despertar las fuerzas positivas de la tierra? Es transformar
todo lo que es negativo en alimento de todo lo que es positivo.
No se le elimina, se le transforma. Porque todo eres tú. Es lo que

64
Capítulo 6

yo llamo subyugar. Porque todo lo que es negativo debe darte su


energía y convertirse en una parte de ti. Tú danzas con tu enemigo.
¿Y cómo se puede transformar? Por el conocimiento de los puntos
centrales de tu columna. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete,
esas son las puertas.
Debes sentir entre el sexo y el ano tus sensaciones, y después,
a la altura de la pelvis, buscar un punto en el que sientas toda tu
fuerza sexual que te atraviesa. Y dos o tres dedos sobre el ombligo,
siente verdaderamente toda la fuerza de tu centro de gravedad. En
el pecho debes sentir que toda la caja torácica se abre con calor.
Aquí, es el nacimiento de la raíz del lenguaje, es la purificación y la
comunicación. Y aquí, hacia el centro del cerebro, hacia la glándula
pineal, a partir de ahí, el cerebro debe llenarse de luz. Y todo eso
debe partir como un canal que va del ano a la cabeza y va hacia la
comunicación universal y cósmica. No hay ningún misterio, no son
más que sensaciones.
Los cuerpos no son mexicanos ni hindúes, ni chinos, ni
franceses, ni negros, ni judíos. El cuerpo es un cuerpo humano,
que tiene su sabiduría. Y cada uno de nosotros lleva su sabiduría.
Entonces por la sabiduría, por la sensación, por el movimiento de
energía que se hace, se puede pasar el conocimiento a la tierra.
Como una montaña. Y entonces te vuelves calma. Cálmate. Deja de
permitírtelo todo. Por esta posición, yo no me permito nada. Soy
un eje. Paro los sentimientos infantiles, los fantasmas, las cóleras,
los miedos, las angustias, las penas, las culpabilizaciones, las
injusticias, la crítica. Yo paro, yo tomo mi fuerza, yo me convierto
en lo que soy. Y estiro mi mano hacia lo bajo y lo controlo, pero lo
controlo por la sabiduría. Doy el conocimiento por la sabiduría.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

66
7

Que sea verdad o no, eso no nos interesa, lo que nos interesa es el
concepto y poder sentir esa sensación.

67
Las enseñanzas de doña Magdalena

68
Capítulo 7

Abre tus manos lo más que puedas. Ahora imagina que tus manos
son un río, que hay un río sagrado que brota de tus manos. Deja
que el mismo río salga de lo alto de tu cabeza, como una fuente, es
una fuente luminosa, como un arco iris.
Ahora, deja salir de tu corazón al mismo tiempo un río de
llamas, un río de fuego que no quema, un fuego de amor.
Ahora, siente entre tu sexo y tu ano una energía fuerte, que es la
fuente del agua que brota de tus manos, del fuego de tu pecho y de
la luz de tu cabeza. Siente esa fuente.
Y sobre todo, ama tu cuerpo como un bol de oro y plata que
sostiene todo eso. Tu materia sostiene todo eso. La energía que
recibes por el sexo es la energía divina y la dejas deslizarse. Aligérate,
vuélvete ligero, tu cabeza se vuelve ligera, y tu pecho, tu vientre,
tus manos. Deja la pesadez, todo es ligero, delicado, transparente.
Tranquilidad, la vida transcurre en paz, vas en un barco por el río
de la vida. Despierta la confianza. Con las manos abiertas entrégate
a la vida, no te opongas a nada de lo que pase. Siente inmensas tus
manos, como sin límites. Tú no eres ni su dueño ni tu dueño. Déjate
poseer por la fuerza de la vida, porque esa fuerza va a preservarte
de todo, ella es la salud y la de todas las personas que se te acerquen.
Es la energía con la que nosotros trabajamos. Piensa: “Yo tengo la
fuerza. Yo soy capaz de hacer frente a no importa qué problema,
sin demolerme. Yo puedo curarme y yo puedo curar. Yo soy un ser
que es como un bol de medicina que se derrama en el mundo y mi
medicina es la vida. Yo puedo curar porque me he curado o me
estoy curando. Las personas que se me acercan vienen a tomar la
medicina ¿y que es esta medicina? Se tú mismo, yo te acepto como
el ser esencial que eres”.
Es una revelación maravillosa, cuando se descubre que para
avanzar un ser debe asumirse. Eres tu propio guía. Es tu Dios–Diosa
interior el que habla. Si te mantienes, nadie en el mundo va a poder
contigo. A partir de este punto, tú puedes cambiar tu vida, hacer lo
que quieras. Eres fiel a tu trabajo, al lugar donde estás. Detienes el

69
Las enseñanzas de doña Magdalena

querer parecer delante del otro, dejas de comprar al otro, de dejarte


llevar. Piensa:
“Cuando hago esto, la fuerza entra en mí, porque soy capaz de
hacerme nacer y de hacerme morir. Tomo mi vida en mis manos.
Soy capaz de prosperar, soy capaz de abrir mi camino, soy capaz de
pelear, pero no tengo necesidad. Es una actitud de paz y de posesión
total. Yo creo en lo que hago, creo completamente en mí mismo,
me otorgo confianza. Y tengo fuerza para reponerme si caigo en
la debilidad. Todo debe pasar, me mantengo realizado. Puedo
vencer los vicios. Puedo vencer las ideas negativas, que son peores
que el alcohol y la droga. Puedo vencer los sentimientos agresivos,
los sentimientos de dependencia. Puedo vencer los deseos mal
colocados, puedo vencer la enfermedad, puedo vencer la pobreza.
Puedo vencer la muerte, porque puedo atravesarla. Voy a llegar a la
inmortalidad necesaria, porque me identifico con la vida. Cuando
abro totalmente mis manos, sostengo en ellas a todo el universo.
He puesto el universo en mis manos, a toda la humanidad en mis
manos. Con estas manos puedo conducir al tiempo y a todo lo que
contiene el tiempo hacia su santo futuro.”
Ahora vas a investigar en tu vida cómo esta actitud hubiera sido
necesaria en los momentos de debilidad. Por esta posición que es
mágica, las debilidades son vencidas, si lo haces bien la debilidad
pasa. Encuentras tú y tu fuerza.
Pon la mano derecha totalmente abierta hacia tu corazón, y es
tu corazón el que tienes en la mano, y tu corazón se va a convertir
en el centro del mundo. Desde ese centro, a cada palpitar envía un
amor que llena al universo entero.
Ahora pon la mano derecha totalmente abierta sobre el ombligo,
en el vientre, y desde ahí te dices “Yo tomo posesión de mí mismo y
de mi sitio, me confundo con el centro vital y me transformo en él.”
Ahora frota tus manos totalmente abiertas sobre todo tu cuerpo
mientras dices: Limpio las larvas que están pegadas a mí, voy
a purificar mi cuerpo. Todo lo que sea pesado, todo lo que sea
opaco, todo eso lo limpio. Purifico mis ojos de las imágenes que
los han ensuciado. Purifico todas mis palabras, las que he dicho,

70
Capítulo 7

las que estoy diciendo, las que diré. Gracias a estas manos mágicas,
totalmente abiertas, mi cuerpo se vuelve sagrado.”
No soy yo quien ha inventado esto, los monjes aztecas lo hacían
hace cinco mil años. Este estado de purificación de uno mismo es
una vieja ceremonia mágica que existe.
Ahora, con tus dos manos totalmente abiertas te tomas la cabeza.
E imagina que limpias todas tus ideas, a borrarlas de la cabeza.
Y después pon las manos totalmente abiertas en el aire y piensa
que el mundo es tu cuerpo. Frota el aire pensando que limpias
tus sentimientos, y tus deseos. Que limpias todos los caminos por
donde irás. Y cuando has terminado esto, limpia alrededor de ti
el mundo donde vives y limpia tus conocidos. Limpia a todo el
mundo. Imagina que salen llamas de ti que lavan el mundo. A tu
alrededor tuyo hay entidades que están danzando. Es la alegría, son
los espíritus de la tierra, del agua, del aire y del fuego, todos los
espíritus del mundo que danzan alrededor tuyo. Es la casa de la
alegría. Piensa que en torno a ti hay estallidos de energía, Cuando
has hecho limpieza, la energía estalla en torno, girando como
pequeños planetas. ¡Qué placer! Trabaja sobre eso. Es tu aura la que
estalla en burbujas de energía y sobre las llamas con las que limpias
el mundo. Imagina eso y la sensación es maravillosa.
Ahora vamos a trabajar con el aura. En todos los ejercicios que
vamos a hacer hay un aura que es necesario imaginar a nuestro
alrededor. En la expresión de ese estado de espíritu, de consciencia,
hay que abrir la persona, no limitarnos a la superficie de la piel.
Ahora vamos a abrirnos, a ser más grande que nuestra piel. El aura
todo el mundo la tiene, pero es inconsciente. Hay que fabricársela
de la misma manera que hay que fabricarse un alma. Yo nunca hablo
de auras o de cosas parecidas, porque a la gente le gusta mucho
mentirse a sí misma y dicen que ven el aura pero no es verdad.
Yo trabajo en la honestidad. No digo que sea verdad o falsedad,
digo que hace falta utilizarlo y el imaginario puede hacerlo. Que sea
verdad o no, eso no nos interesa, lo que nos interesa es el concepto
y poder sentir esa sensación.
Es importante ahora que juntes tus dos manos totalmente

71
Las enseñanzas de doña Magdalena

abiertas. La una a la otra, como sosteniendo una hoja de seda muy


fina. Más finos somos en nuestro contacto y más fino se vuelve
nuestro espíritu. Más brutal es el contacto y más brutal es el espíritu.
Ahora te voy a pedir que vivas tu ser superior, no minimizarte.
Todos tenemos un Dios–Diosa interior, todos somos sacerdotes.
Tenemos un yo en el ego inferior, y tenemos un ego superior que es
un yo superior. Te pido que sin ninguna vergüenza te conviertas en
sagrado. Y la gente va a venir a rezar delante de ti. Acepta el rol de
un ser sagrado, sin delirios de grandeza. Si alguien viene a rezar y
hacerte una ofrenda, la ofrenda no es para tu ego inferior, es para el
ego superior, que te une a todos.
Entonces pon tus manos totalmente abiertas con el dorso apoyado
en tu pecho y la palma hacia el mundo. Sabes que desde tus manos
que están en tu pecho, salen rayos dorados, como un cáliz que se
abre hacia todas las direcciones del espacio. Acepta tu divinidad.
Tu divinidad la tienes en ese vacío que está en tus manos. Identifica
ese vacío. Es el vacío que nos une a todos. Todos somos el mismo
ser, el mismo ser divino. Cada uno de nosotros es la divinidad. Para
que la divinidad exista tú debes aceptar tu divinidad. Tú juegas un
importante papel en el Ser divino. Te concentras para sentir que
depende de ti perder la minimización y aceptarte como ser divino.
Medita así:
“Yo soy la divinidad, yo soy el ser consciente, yo soy el ser
evolucionado, completamente. No tengo que buscar nada, yo lo soy
todo, soy un ser completo. Tengo todo para dar ahora. En este vacío
que tengo aquí y en este rayo dorado, me proyecto en el mundo. Y
encuentro a todos los santos que están en el mundo. Cristo y María
están aquí, nunca partieron de este planeta. Buda está aquí en este
planeta. Hay fuerzas divinas que están conmigo, y me comunico
con todos esos soles humanos. Formamos un templo con millones y
millones y millones de seres vivos, todos los seres que han aceptado
ser un ser viviente en el pasado y en el futuro, están conmigo en
este momento. Mi fuerza es inconmensurable, mi calma es como
un océano. Estoy entre el tiempo y el espacio, aquí y ahora. En el
vacío total. Estoy unido absolutamente a todo. Estoy en la cima de la

72
Capítulo 7

montaña, en la cima de la perfección. Me acepto como ser sagrado


y porque me acepto, me convierto automáticamente en Maestro.
Voy a enseñar a los otros seres humanos a llegar a su divinidad.
“He despertado el sol que llevo en mi pecho. Estiro la columna
vertebral con gran placer, me estiro como una cobra que sale de
la caja. Porque tengo el derecho de respirar, tengo el derecho de
tomar mi sitio. A mi alrededor hay un templo, yo soy el centro de
un templo. Expando la luz en todas las direcciones del espacio.
Proyecto la divinidad de mi intelecto, proyecto la divinidad de mi
emocional, proyecto la divinidad de mi sexual. Soy delicado con
mis manos, mis manos son tan delicadas, rozan como una pequeña
pluma, no hacen ningún esfuerzo. Todos los seres son mis niños,
mis enfermos, y yo voy a hacer crecer a esos seres, voy a curar a esos
seres. Todos los seres conscientes, plantas, animales, seres humanos,
son mis hijos y son mis hijas y yo voy a hacerlos evolucionar, hasta
que ellos lleguen a ser sagrados.”
Todos los santos y santas están aquí. Cuando un ser llega a la
perfección no se va de este mundo, esa es la maravilla, porque él
quiere estar aquí para ayudar a los otros. Cuando te conectas con
tu divinidad, te conectas con todas esas fuerzas benevolentes. Están
todos aquí, estamos todos juntos. Ellos están para ayudarnos, a
nuestro servicio.
Te purificas por el amor, si no amas no te purificas. He descubierto
en este gesto, que si yo no me amaba no podía hacer la llama y no
podía purificar. Amar es unirse, comunicarse, dar. La purificación
del mundo viene por el amor. Cuando amas el mundo, cuando
amas a alguien lo purificas. Es un gesto de amor. Trata de hacer un
gesto de don. Y deja venir a los que amas a ti. Si no amas a nadie,
déjate venir ti mismo. Haz venir a las plantas, a los animales, a los
seres amados, y vas a ver que a medida que esos seres se presentan,
eliminas las críticas y los purificas.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

74
8

“Para nosotros doña Magdalena no ha muerto,


sólo ha desaparecido”.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

76
Capítulo 8

A esta santa curandera, cuya existencia revelé a los lectores por primera
vez en mi libro El Maestro y las Magas, la conocí en la ciudad de
México, en circunstancias muy peligrosas: me salvó de ser violado por
un grupo de jóvenes prostitutos que negociaban en la gran Avenida
Insurgentes. Yo, en días anteriores cometí el error de darle un puntapié
en el trasero a uno que me había ofrecido sus bucales servicios. Doña
Magdalena los conocía y los sanaba cuando les era necesario. Ellos la
veneraban. Todo esto lo narré en mi libro. Comprendo que los hechos
que cuento son tan extraordinarios que pueden resultar increíbles
para algunos. Muchos amigos me han dicho con admiración “¡Qué
gran imaginación tienes!”… Sin embargo doña Magdalena existió.
Hablo en pasado de ella porque ya ha muerto… En forma totalmente
objetiva, sin delirios de ego ni narcisismo infantil, debo decir que
vivo fuera del tiempo. Por supuesto que mi cuerpo envejece, pero mi
espíritu, no. He domesticado bastante a mi enorme ego, el que me
sigue como un perro fiel y vivo la mayor parte de las horas llevado
en brazos por mi Ser Esencial. He abierto una puerta entre mi mente
consciente y mi acontecer inconsciente, y puedo encontrar albergue
en el puente que une a mi lóbulo cerebral izquierdo con el derecho. Al
mismo tiempo, como un apasionado matrimonio, utilizo a la razón
y a la intuición… Por todo esto no puedo decir con exactitud cuándo
me encontré con la santa. ¿Fue hace 40 o 50 años? ¿Antes de yo filmar
La Montaña Sagrada o después? Soy incapaz de saberlo. En mí todo
el pasado es sólo “ayer”…
Ella me lo dijo sin ningún disimulo: “Tú vas a ser conocido en el
mundo entero, lo que te voy a entregar no es mío, viene de lo más
noble y profundo de la raza mexicana, si eres un verdadero ser,
este tesoro, más tarde lo sembrarás en quienes tengan alma para
entenderlo”. Durante los para mí pocos días en que me masajeó, al
terminar hacía que nos sentáramos frente a frente y, mostrándome al
mismo tiempo algunas posiciones de manos (mudras) me conducía
con su voz transpersonal por mundos sublimes. Yo grabé todo esto. Y

77
Las enseñanzas de doña Magdalena

así, en forma gratuita, dejando en mis manos parte de su enseñanza,


desapareció. La busqué preguntando por ella en todo el vecindario,
nadie me supo decir algo. Pasaron 10 años. Tuve la suerte que en un
curso de Karate–do me hundieran una costilla. Me recomendaron
a una señora que todos los sábados dejaba abierta la puerta de su
casa y masajeaba con inmensa habilidad, gratuitamente, a quien se
lo solicitara. “realiza curaciones asombrosas” me dijeron.
Apenas llegó el sábado, fui muy temprano donde la señora Soledad,
así la llamaban. Era una casa normal estilo clase media mexicana. En
el pequeño salón y el comedor habían sentados, esperando su turno,
unos 30 enfermos. En una silla de ruedas, una mujer anciana, de
una tez pálida impresionante, acompañada de una gorda enfermera,
cantaba con voz de niña, una y otra vez, sin nunca hacer una pausa,
esto:

Fui paloma en el verano


plumas blancas, cuerpo sano
Un cuervo amé en el invierno
mi corazón se hizo negro.

Supe después que la anciana era la madre de Soledad. Soledad


ganaba su vida como actriz de cine. (En la última película escrita
y dirigida por Alfonso Arau, “Emiliano Zapata”, Soledad hizo el
papel de una santa curandera). Ella, al verme entrar en su cuarto
de masaje, abrió grandes los ojos. “Tú conociste a la Maestra. Me
habló mucho de ti. Decía que te había dado una misión y a ver si
eras capaz de cumplirla”. Soledad me masajeó con la misma pasta
que doña Magdalena usaba. Sin poder contenerme, me puse a llorar
como un niño. Soledad me abrazó: “No has perdido a tu madre, niño
querido del alma, ella estará siempre entre nosotros”. Descorrió
la cortina de un pequeño altar. Ahí vi la foto de doña Magdalena
que he publicado en esta serie de enseñanzas. En toda su vida doña
Magdalena nunca permitió que la fotografiaran. Soledad me contó
que ella la había obtenido, gracias a un amigo policía, de su cédula
de identidad. La santa curandera no quería que se rindiera culto a

78
Capítulo 8

su cuerpo o a su ego. (A mí me hizo jurar que en cuanto transcribiera


las cintas, las quemara, para que ningún fetichista pudiera deificar
su voz, cosa que he hecho)… Cuando le pedí hacer una copia de la
fotografía, Soledad se negó. “La Santa aliviaba a mi madre. Mi madre
la adoraba. Mi madre nunca me perdonaría darle una fotografía de
su Santa a algún otro. Esa imagen es el único lazo que la ata ahora
a la realidad”.
Diez años más tarde me enteré de un hecho atroz: la gorda
enfermera se volvió loca y con un cuchillo de cocina separó del
cuerpo la cabeza de la madre de Soledad… Me apresuré a escribirle
a Soledad mis condolencias. Ella, sin ningún comentario escrito, me
envió a París la copia de la fotografía de doña Magdalena. La llamé
por teléfono. Me dijo una sola frase y cortó la comunicación: “Para
nosotros doña Magdalena no ha muerto, sólo ha desaparecido”.
Dada la inmensa fama que adquirió Castaneda publicando
las Enseñanzas de don Juan, guardé unos 40 años esas cintas,
no queriendo pasar por un imitador del célebre escritor. Ahora
que nuevos medios de comunicación nos prestan sus servicios he
aprovechado para transcribir algunas de esas cintas, sin ningún deseo
de explotarlas comercialmente en libros. Sólo las iré publicando aquí,
tal cual las registré, esperando que le sirvan a quien quiera desarrollar
su conciencia. No hay propiedad privada. Son enseñanzas que les
pertenecen a todos. Puedes copiarlas cuantas veces quieras. Y si esas
meditaciones te sirven, no me lo agradezcas a mí sino a ese santo ser
que incineró su individualidad para convertirse en mensajera del Ser
Esencial que habita en lo profundo de ti mismo(a).

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Las enseñanzas de doña Magdalena

80
9

Ofreces tu ego, ofreces tu vieja personalidad que siempre has


arrastrado, ofreces tus viejos límites, todo lo que puede definirte, tu
personalidad. En tu ofrenda te vuelves anónimo, eres un ser esencial.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

82
Capítulo 9

Niño querido del alma, la finalidad de este trabajo espiritual


es  encontrar lo mejor de ti,  ser completamente positivo, ningún
sentimiento decadente, deprimente, sino todo lo contrario, todos
los sentimientos son luminosos y de una inmensa bondad. Seguro
que ahora no llegas a ese estado, pero imagínalo y acercarte poco a
poco, como un gato hacia su presa para encontrar ese estado.
   Hoy vamos a trabajar una posición de manos que debe tener
cinco o diez mil años.
   Vamos, niño querido del alma, abre bien tus manos, doblas
tus pulgares hacia las palmas, los encierras con tus cuatro dedos.
Tienes los pulgares empuñados… Estos dos puños que encierran
a tus pulgares ponlos tocándose frente a frente a la altura de tu
ombligo. Las uñas de los ocho dedos se muestran hacia tus ojos;
con la cabeza inclinada no cesas de mirarlas. Siente los pulgares ahí
dentro.
    Hay que comprender esta posición. Esta posición es la raíz, la
matriz, la posición del feto y de la persona que ha muerto.
    Aquí todo está en germen, todo es posible con las manos
así. Los pulgares están dentro. Esta es la base de todas las manos
mágicas. Si no aceptas esto, no aceptas el nacimiento y si no aceptas
el nacimiento no puedes hacer el don.
    Cuando haces esta posición, la haces porque eres como un
recién nacido, la haces porque quieres   crecer e ir hacia la vida.
Cuando haces esta posición en la agonía, eso quiere decir que es un
nuevo nacimiento, que después de tu muerte hay una vida eterna,
una continuidad. Luego es una posición de nacimiento todo el
tiempo, al comienzo y al final.
    Es una posición que promete todo. Es recoger la energía
profunda de ti mismo, una energía positiva. Para poder sentir
bien esta posición hace falta que clarifiques tus pulgares, que
simbolizan los cuatro elementos, el fuego, la tierra, el agua y el aire,
o el intelecto, lo emocional, lo sexual y lo corporal. Estos cuatro
elementos retienen la vida y tú, para poder vivir, retienes la vida

83
Las enseñanzas de doña Magdalena

en tu vehículo. Tus pulgares están com–ple–ta–men–te activos


dentro de tus puños. Siente tus pulgares como bombas atómicas,
tan potentes son. En tus pulgares está la energía del universo y la
retienes, completamente. Es todo lo que ahora tienes. Nada más.
  Tienes toda la energía posible. Tienes la energía en la mano
izquierda receptiva y estás preparado para recibirlo todo. Y en la
mano derecha tienes toda la energía activa. Tus pulgares van a
trabajar juntos, van a hacer una unidad de lo que es positivo y de lo
que es negativo. Están aquí, en ti, profundamente en tu centro. Para
poder actuar hace falta que te centres hacia ti mismo, aceptar que
tu nada es infinita potencia.
  La potencia de esta posición es la potencia de una matriz total.
Cuando tienes los pulgares así, te tienes a ti mismo. Te cierras al
mundo para crearte. Hay momentos de dar y hay momentos de
hacerse. En tus pulgares te aceptas como una persona que merece
nacer. Tu mano izquierda será tu madre, tu mano derecha será
tu padre. Expresas la voluntad total de hacerte nacer y te aceptas
como materia primera, absolutamente y totalmente. Abandona
toda crítica sobre ti mismo y no hay nada que no puedas aceptar de
ti. En cualquier duda, vuelves a ti, a tu pulgar. Tu pulgar es como
una luz, tienes  la luz, tienes la vida en tu mano. Lo mínimo que
tienes es la vida. Tu más gran tesoro es tu vida. Ese pájaro que está
cantando ahora, canta a la vida. La vida canta.
  Entonces reconoces que tu vida es tu tesoro. De esa mano
cerrada va a nacer tu gran templo. Todo lo que las manos harán
va a nacer de esa mano cerrada. Así te das la fuerza a ti mismo.
Cuando cierras así la mano, no actúas todavía en el mundo, estás
actuando sobre ti, lo que estás haciendo es re–co–no–cer–te. Eres
una tierra fértil. Sea lo que sea lo que vas a sembrar en ti, crecerá.
En tus cuatro dedos la vida ha sido plantada, en la oscuridad.
  No tienes miedo de la oscuridad, porque la oscuridad es tu
base. Es de la oscuridad de donde vas a nacer, luego aceptas esta
oscuridad. Aceptas esta soledad en la que estás porque es una
soledad rodeada de universo. Tú eres el centro del universo. Estás
gestándote a ti mismo, con toda la fuerza, toda la voluntad, toda

84
Capítulo 9

la salud, toda la po–si–bi–li–dad. Si tú no te reconoces, no puedes


hacerte y no puedes hacer, no puedes dar. Hasta que no te hayas
dado a ti mismo no puedes dar a los otros. Entonces va a darte.
Habla así:
  “Por esta posición me encierro sobre mí mismo y me doy la
existencia. Todo lo que me han negado, yo me lo doy. Si me han
negado el sitio, yo me doy mi sitio. Si me han negado la vida, yo
me doy la vida. Si me han negado la prosperidad, yo me doy la
prosperidad. Si me han negado la potencia creativa, yo me doy la
potencia creativa, y me doy la capacidad de amar, y la inteligencia
y el valor, yo me doy todas las posibilidades de un ser humano. Me
reconozco a mí mismo. Yo soy un ser que será ayudado porque
yo me ayudo, que será realizado porque yo me realizo en este
momento.  Soy un ser que tendrá la vida, porque acepto la vida.
Yo voy a ser lo que debo ser, tal como soy. Soy la programación
de un ser esencial. Y ahora, que estoy lleno de mi fuerza, en este
momento que soy lo que soy, entonces puedo dar. Todo lo que he
obtenido para mí, puedo darlo. Ofrezco, estoy ofreciendo a toda
la humanidad, a la humanidad viviente. Estoy ofreciendo la vida a
todos los seres conscientes, a todos los seres vivos, a todos los seres
que han existido, porque yo soy la continuación de su trabajo. Estoy
ofreciéndome a todos los seres que vendrán, porque es para ellos
para los que trabajo. Es un gesto de ofrenda; porque yo sostengo el
calor del mundo en mis manos.”
      Ahora, niño querido del alma, conoces la significación del
servicio, ya sabes y por eso te pueden servir a ti. Has aprendido a
dar servicio, es muy importante. Dar servicio al otro, al mundo, a
la divinidad. Cuando la fuerza universal quiere emplearte, tú das
servicio. En los momentos críticos, cuando hay crisis, está ahí para
dar servicio. Tú ayudas, das la limosna, ofreces todo lo que eres.
   En esta posición, imagínate que eres un ser sagrado, imagínate
que el mundo te pide. Observa lo que puedes ofrecer y lo que
retienes. En tu imaginación no retengas nada, en esta posición
debes dar todo. Más se te pide y más tú das. Tu capacidad de dar
es infinita porque transmites la vida universal. Recibes y das. Estás

85
Las enseñanzas de doña Magdalena

aquí para dar, para prestar servicio. No guardas nada para ti.
Ofreces tu ego, ofreces tu vieja personalidad que siempre has
arrastrado, ofreces tus viejos límites, todo lo que puede definirte, tu
personalidad. En tu ofrenda te vuelves anónimo, eres un ser esencial.
Un gato es todos los gatos, un hombre es todos los hombres, una
mujer es todas las mujeres. Detrás de ti y delante de ti están todos
los hombres y mujeres de la humanidad, los que han existido y los
que existirán. Tú colmas el deseo de los otros.
   Y te llevo más lejos, porque te ofrezco la verdad. ¿Qué verdad
te ofrezco? Voy a decírtelo enseguida:
   Abre las manos y acaricia al aire pensando que es un inmenso
ser viviente. Deja deslizarse por tus manos abiertas un río caudaloso
de amor. Estás trayendo la consciencia al mundo. Enseñas el espejo
de la consciencia. Enseñas todo el espacio, el infinito y la eternidad.
Y la punta de tus dedos son luces. En la mano izquierda hay néctar
de frutas que cae hacia la tierra. En la mano derecha hay un pan
que lanzas hacia el cielo. Tú estás aquí para nutrir el cielo y la tierra.
  Imagina tu cuerpo iluminado como una luz, y le das esa luz
a todo el mundo. Con tus manos transmites el amor del mundo,
la consciencia del mundo, la energía del mundo. Vas a curar toda
enfermedad, a prestar servicio. Estas curando el mundo porque
tú mismo te has curado. Por esas caricias que das al aire ayudas a
mejorar la pobreza del mundo, elevas el nivel de la gente, y como
eres una luz, llamas a todos los seres que se han perdido, los llamo
hacia ti, y les enseñas, de la misma manera en que yo te enseño a ti.
    Observa cuánto puedes hacer, hasta dónde puedes ir. Ahora
por fin estás dando, no pidiendo.
    Tu espíritu ¿cuánto puede dar?  ¡Respóndete, niño querido
del alma!

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10

Se acabó esta idiotez que tengo en mí, esta fatiga que yo fuerzo,
se acabó mi soledad, se acabó el no trabajar,
se acabó todo el resto.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

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Capítulo 10

Esta lección que doña Magdalena me dio no se refiere a las manos,


sino a la respiración. No sé si los lectores de este texto se darán
cuenta de qué manera doña Magdalena me hizo unir el desarrollo
de mi conciencia al simple acto de respirar con sus inspiraciones y
expiraciones. Transcribiré las palabras de la santa tal cual ella las
pronunció, sin intervenir con mi intelecto para aclarar cosas que
deben permanecer oscuras. Doña Magdalena no hablaba a mi razón,
se dirigía directamente a mi inconsciente. Yo no comprendía sus
palabras y ejercicios sino que los absorbía e incorporaba de inmediato
a mi vida.

Esto, hijo querido del alma, tiene dos partes: el Principio de


Divergencia hacia la Manifestación y la Convergencia hacia el
Principio. Vamos a ver verdaderamente la victoria sobre nosotros
mismos, vamos a converger hacia nuestro punto central de energía.
Volver hacia nuestro principio, hacia nuestra fuente de vida, hacia
nuestro Dios–Diosa interior, hacia nuestra propia energía, hacia
nuestra propia raíz. Veremos la victoria sobre el intelecto, sobre
lo emocional, sobre lo sexual y sobre el cuerpo. La victoria sobre
la angustia, sobre la depresión, sobre la no comprensión. A volver
hacia sí. Es muy muy profundo. 
En el camino de la manifestación hacia el mundo, esto tiene
como flores, raíces que dan tallos, ramas y lentamente florecen y
se agrandan. Bendición sobre el mundo. Entrada total en la mar
infinita, entrada total en el mundo. Y después, cerramos y vamos
completamente hacia la inmensa potencia de nuestra reducción.
Más pequeño me hago y después más grande me manifiesto, y más
grande puedo manifestarme y puedo llenar el mundo, la vida, el
universo, la creación, todos los seres humanos. Lleno el pasado con
mi presencia, lleno el presente y el futuro.
Acuérdate que al principio solo era el Verbo. Al comienzo era el
Verbo, y el Verbo era Dios–Diosa y el Verbo estaba en Dios–Diosa.

89
Las enseñanzas de doña Magdalena

Luego voy al principio. Llego al punto único, el punto del Verbo,


y me abro hacia el presente. Entonces me engrandezco hacia la
manifestación, hacia la Conciencia. Después la Conciencia se abre
y llena toda la vida presente. Y luego va más lejos y realiza su acción
hacia el pasado,  y hacia el futuro y salva la raza humana completa
y el universo completo. Y se encuentra en el centro del universo
estando de nuevo unido con Madre–Padre. Y cuando hace eso de
nuevo, va a volver a sí y al Verbo original. Es ese el movimiento.
Respiramos con la letra A. La primera letra sagrada.
Dios–Diosa se manifiesta en el mundo y después Dios–Diosa
inspira el mundo y vuelve a su fuente: manifestación. ¡Qué
maravilla! ¡Manifestarse hacia las estrellas, hacia el sol, realizar su
vida y volver de nuevo a su verbo original!
Cuando inspires ve hasta cuando eras un feto, hasta el momento
en que el espermatozoide se unió al óvulo. Y después sacas, llena tu
vida de potencia hasta hoy, hasta tu vejez, hasta las diez mil vidas
que tendrás.
Ve profundamente hacia tu naturaleza íntima, hacia el mínimo,
el punto de potencia. Después lo haces explotar, abriendo la boca.
Ya no puedes abrir más la boca de grande que es. Deja que el
volumen se haga todo solo, cada momento hay más volumen, sin
forzarlo, cada vez más fuerte.
Ahora la implosión hacia Dios–Diosa, hacia la fuerza, y ve
a crear ahora el universo. Hacia el amor primero, es una bola de
amor, un punto de amor. La A de amor, y después explota.
Cuando hago esto estoy tomando el cielo y  poniéndolo en mí.
Lo que acabamos de hacer es magnífico. Es una pequeña
maravilla que puede cambiar tu vida si lo haces bien. Se llama
“Eso”– Tú eres eso, eso eres tú, es tu Dios–Diosa interior, es el todo
poderoso residiendo en ti.
Si no se es como una madre uno mismo y como un niño pequeño,
no se puede progresar. Luego eres la mamá que canta a su niñito, tú.
Esto se utiliza para proteger a los bebés en el vientre de la madre.
Y tú eres un bebé en el vientre de ti mismo y vas a protegerte. Es
el espíritu de protección de sí y de la ternura hacia sí. No forzarse,

90
Capítulo 10

no criticarse demasiado duramente, no destruirse. Protección.


Estamos aquí para construirnos en la vida, no para destruirnos.
Nos hace falta ternura hacia nosotros mismos. Calma, cálmate mi
niño, duerme mi niño.
Ahora la protección se convierte en una lámpara. Tenemos
nuestra vida como ofrenda, esto es la lámpara y se convierte en
una ofrenda. Y con el fuego purificador de la lámpara vamos a
construirnos un aura. Vamos a hacerlo con el fuego y nuestro cuerpo
va a proyectar un aura. Vamos a construir un cuerpo protector,
porque se hace ofrenda de sí. Cuando se penetra en la vida, con toda
su locura y su materialismo, hay que crearse un campo protector de
purificación. Somos una lámpara que se enciende y hace la llama
espiritual sobre la materia. Se ha unido el espíritu y la materia. Y
vamos a crear un escudo alrededor nuestro.
Con esta delicadeza debemos aprender a tratar a las otras personas
con las que entramos en comunicación. Esa es la delicadeza de la
relación humana. 
Y ahora para terminar vamos a hacer algo más energético, para
defendernos de todos los demonios que van a asaltarnos desde el
interior de nosotros y desde el exterior. Apartarlos. Se acabó esta
idiotez que tengo en mí, esta fatiga que yo fuerzo, se acabó mi
soledad, se acabó el no trabajar, se acabó todo el resto.
Gita ahora “¡¡Basta!!”  
Se libera mi mente de aquí, paro de llenarme de palabras,
cierro, desciendo, silencio, abro la conciencia, no me esfuerzo,
recibo,  cierro, mantengo, abro y vuelvo a mí, a como soy ahora en
medio de la ciudad, corazón del movimiento, corazón de todos los
seres vivientes.
Lo repito completo.
Esto te ha ayudado mucho, mucho mucho a ordenar tu mente,
porque no admites ningún pensamiento de más.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

92
11

Detrás de ti hay millones de seres de Conciencia que han desaparecido,


que te miran la espalda. Y frente a ti hay millones de seres
de Conciencia que te llaman y que te tiran de las manos
hacia la perfección.

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Las enseñanzas de doña Magdalena

94
Capítulo 11

Hijo querido del alma, estira tus dos manos con los dedos juntos.
Ahora separa los pulgares. Haz círculos con ellos girándolos muchas
veces hacia una dirección y luego hacia la dirección contraria.
Giran, giran, giran, produciendo una enorme energía, como si tu
fueras una lancha y tus pulgares el motor. Con más energía. Esto
te da la fuerza para que tu espíritu llene todo el espacio. Giran,
giran, giran. Tu conciencia llena la ciudad, el mundo, la galaxia,
el universo entero. Y subes hacia arriba y vuelves hacia ti, y tienes
todo el espacio en tus pulgares. Hacia adelante. Más extendidos…
más fuerte…
Ahora une tus pulgares a las palmas y concéntrate en tus dedos
meñiques. Concentrándote en ellos afirmas todo tu cuerpo, tu lugar
aquí y ahora, en el espacio infinito y en el tiempo eterno. Estos
son los dedos pequeños en plena posesión de la materia, en plena
energía. Aquí, aquí, aquí, incrustado para siempre en lo que ahora
sucede.
Ahora concéntrate en tu fuerza mental y hazla llegar hasta tus
dedos índices. Con el índice izquierdo apunta y señala hacia la
tierra. Con el índice derecho apunta e indica hacia el cielo. Llega
al fondo de la tierra, llega al fondo del cielo. Siento que abro mi
intelecto hacia el mundo, que subo hacia el cielo del intelecto.
Imagina que por la punta de esos dos dedos produces viento, aire,
cada vez más fuerte. Soplar. Lanzo la tempestad, grande. Más lejos,
más lejos, a millares de kilómetros.
Ahora vamos a despertar la fuerza del corazón con los dedos del
medio. Se hace lo mismo, se abre lo máximo posible, una proyección
que es más larga que en el índice. Y ahora, pon en ellos fuego, que
produzcan largas llamas como si fueran la boca de un dragón y
vamos a hacer un fuego cada vez más grande hasta incendiar la
galaxia, incendiar al universo. Es el fuego purificador del amor, se
purifica todo lo que está polucionado, la tierra, los otros. Incendiar
el universo, hacer crecer las estrellas. Y ahora calmar el fuego.
No sé si te das cuenta de que estamos construyendo unas manos

95
Las enseñanzas de doña Magdalena

de potencia. Es así como construimos la mano: yo le doy la potencia


a estos dedos. Son manos mágicas, manos de poder.
Ahora vamos a los dedos anulares, los dedos del sexo, que
son dedos generadores, dulces, los dedos más suaves. Es el agua,
pero el agua generadora, agua del océano, agua de los ríos. Es la
energía sexual del cosmos, potente pero dulce, no agresiva. Y vas
a producir y producir y de tus anulares va a manar un agua azul
que tú repartes, agua generatriz, agua bendita, y la pones en toda la
materia, en todas las emociones, en todos los pensamientos. Que
purifica, que limpia, que se acumula, que brota. Siente la potencia
de la reproducción, de la creatividad, del alimento espiritual.
Mira ahora estos pulgares tan potentes de vida, al que se unen
estos pequeños meñiques. Haces así y ves que puedes hacer un
ángulo recto. Porque son tan fuertes y están bien apoyados estos
dedos; y después añades entre estos dos dedos, el dedo de la materia,
el pequeño, y el dedo de la consciencia, el pulgar. Añades el huracán
que has hecho, y añades ese fuego, y añades esa agua dulce y así se
unen los tres principios, con esta base que lo sostiene todo. Forma
y consciencia. Y mueves tus manos, tratando de comprender todo
eso al mismo tiempo. Y tus manos lo sienten así.
Y comienzas a sentir que el dorso de tus manos está conectado
directamente con el pasado y que todo el pasado está ahí para
impulsar tus manos hacia adelante. En el dorso de tus manos está el
pasado positivo de toda la humanidad. Te empujan las manos hacia
la acción, te proponen un camino, pero un camino muy puro. Vas
a sentir tus dedos y el dorso de tus manos con todo el pasado de
los seres que han vivido, que han desaparecido pero que están aquí.
Todos esos seres benéficos para tu acción en el mundo. Y pones
las manos al servicio de Buda, de Cristo, de la Virgen María, de los
profetas que están detrás de ti en el pasado, ayudándote. Ellos te
ayudan todos, y tú vas a mover tus manos obedeciendo al impulso
hacia la realización. El pasado te empuja hacia la realización desde
el dorso de las manos y desde los dedos tan diferentes. Tienes ayuda
en el pasado, el pasado es tuyo, todo el pasado es tu pasado. Y tu
pasado te empuja. Todo te sucedió a ti.

96
Capítulo 11

Y ahora te concentras en la palma de tus manos, y sientes que


con las palmas de tus manos te conectas al futuro. Y que el futuro
te tira hacia él, que todos los seres que van a nacer te tiran hacia
ellos. Detrás de ti hay millones de seres de Conciencia que han
desaparecido, que te miran la espalda. Y frente a ti hay millones de
seres de Conciencia que te llaman y que te tiran de las manos hacia
la perfección. Mirado por el pasado y atraído por el futuro. Y tus
manos están completamente en el presente. Y donde vayas, llevas el
presente. Llevas la sustancia, la consciencia. Y esta consciencia que
llevas es amada por todos los seres benéficos del pasado y por todos
los seres benéficos del futuro. Todos están en tus manos, guiando
tus manos.
Pon tus manos abiertas delante de ti y estás listo para el regalo
que la vida te reserva: tu luminosa alma.

97
Las enseñanzas de doña Magdalena

98
12

¿Pero será aceptada mi ofrenda? Yo no me angustio por eso.


Ya es una realización convertirse en ofrenda.

99
Las enseñanzas de doña Magdalena

100
Capítulo 12

Durante la siguiente meditación, la santa curandera me hizo


tomar diferentes posiciones con las manos. Yo las hacía, sumido en
una especie de trance. Por lo cual no recuerdo cuáles fueron estas
posiciones, muy semejantes a mudras. Me queda la sensación de que
eran gestos simples, tal como una mano empuñada o bien una mano
estirada colocada ante mí como un espejo para ver cómo mis dedos se
inclinaban haciéndome una reverencia.

Hijo querido del alma, una mano es la lámpara, la otra la llama.


Tenemos la mano derecha que es la mano de la consciencia
divina. Se utiliza la mano derecha para simbolizar todo lo que es
divinidad, consciencia, luz. Y se utiliza la izquierda para simbolizar
todo lo que es inconsciente, oscuridad, fuerza divina en la materia,
encarnación, manifestación. Es lo no manifestado que va a
manifestarse aquí. Aquí está el rayo y aquí la matriz. El mundo de
los dioses y el mundo de los seres humanos.
Vamos a dejar la mano derecha y vamos a trabajar con la mano
izquierda. Vamos a hacer la promesa.
Los dedos se inclinan hacia mí, eso quiere decir que el pasado y
el futuro, que el intelecto es decir el aire, que lo emocional es decir
el fuego, que lo sexual es decir el agua, que lo corporal y material
es decir la tierra, todos ellos se inclinan y hacen un puente solido
de materia.
Y cuando haces esto, sostienes tu vida y no la sueltas. Es decir
que sostienes lo oscuro de ti, sostienes tu materia, tu vida, tu salud,
tu prosperidad económica, tu lugar, tu oficio, tu acción social.
Sostienes tu energía sexual, la conduces como tú quieres, entregas
tu pasión como tú quieres. Y también tienes aquí tu energía
emocional, tu llamada emocional, las emociones que quieres
cultivar. Se manifiestan como tú quieres, sin cegarte nunca. Y ese
querer lo ofreces a la consciencia.
Y verdaderamente la consciencia te tiene, completamente,

101
Las enseñanzas de doña Magdalena

firmemente, con toda tu voluntad. Y cuando tienes la mano


así, te dices: “Todo mi ser es unidad, es compacto; yo estoy
encarnado, compacto, sin debilidades, sin perezas, sin ninguna
duda. Sólidamente. Concretamente. Objetivamente. Me sostengo
aquí. No tengo miedo de mi lado oscuro, no tengo miedo de mi
inconsciente. Asumo mis pasiones, asumo mis deseos, asumo
mis sentimientos, asumo mis ideas, asumo mi vida, mi cuerpo, lo
sostengo”.
Y más hago esto y más me fortifico. Me fortifico en el lado
oscuro. Es un punto cerrado que se llama la promesa. Está el vacío
interior. Lentamente, porque la mano ha estado comprimida, se va
abriendo, sin forzarla. Te vuelves consciente y con esos dedos haces
un regalo. Con el índice, dibujas para la eternidad. En la oscuridad
de tu inconsciente, el círculo es el sol, dibuja la luminosidad del
sol en la palma de esa mano oscura, para que comprenda que
debe seguir despierta en sus sueños, lúcida. Eso va a inscribirse tu
inconsciente.
Y de nuevo la cierras y ahora es una mano iniciada. Contiene el
verbo y se convierte en sagrada.
Y esta otra mano, abierta es completamente lo contrario. Entre
esta mano cerrada y esta mano abierta tienes todos los gestos de la
humanidad.
Es la mano derecha abierta, luminosa, absolutamente contraria
a la otra, es positiva y abierta, no es la mano que golpea, es la mano
que da, una mano de poder. Siente la diferencia entre los dos gestos.
La mano abierta es la luminosidad, es la benevolencia. Tengo el
poder de curar, el poder de domar. Prometo:
“Yo prometo al mundo de la encarnación, al mundo de la materia,
al universo encarnado, fuego, creación, prometo que estaré siempre
aquí. Que seré benevolente con las partes oscuras de mi ser, con mi
inconsciente, con los deseos que están en la oscuridad, rechazados.
En tanto que consciente, en tanto que ser positivo, te prometo que
velaré por tu equilibrio. Que nunca tú, como fuerza oscura vas a
tomar el poder porque yo estaré siempre ahí. Que nunca tú, como
punto de fuerza, vas a negar esta consciencia, este organismo,

102
Capítulo 12

porque yo estaré siempre ahí para equilibrarte. Donde esté la fuerza


yo estaré. Siempre. Yo te prometo que te voy a equilibrar”.
Esta mano dice eso. En la acción. Pero la otra mano, la empuñada,
también hace una promesa:
“Cuando tú brilles, yo estaré ahí para defenderte de la tentación.
Estaré ahí para impedirte toda debilidad, porque si yo no estuviera
ahí, tu excesiva bondad sería devorada, y se perdería sin forma.
Luego yo, en tanto que universo, te prometo que estaré siempre ahí
para recibirte. Porque si yo no estoy para recibirte te perderías en
la nada de ti mismo. Yo, en tanto que inconsciente oscuro, estaré
siempre ahí para equilibrarte. Vamos a trabajar los dos juntos. El
mundo no es solamente luz y buenos sentimientos. Yo estoy para
equilibrarte, para darte la fuerza y la raíz de la que tienes necesidad.
Vamos a trabajar juntos.”
Y la mano abierta le contesta:
“Y yo prometo también al mundo, en tanto que luz, que estaré
siempre ahí. Con el amor, con mis pilares del amor y tus pilares
de la severidad. Con mis pilares de la energía y tus pilares de la
forma. Con mis pilares de la luz y tus pilares de la oscuridad. Estaré
siempre ahí. Yo lo prometo”.
Esta es la promesa que se ha hecho. Y ahora que la promesa se
ha hecho, me pongo como materia, como pedestal, como punto de
apoyo. Porque sé que tú estás ahí como beneficioso, yo puedo estar
aquí. “Sin ti, oh luz, oh Dios–Diosa interior, oh consciencia, yo no
podría posarme. Pero aquí me poso, he escogido un lugar en mí, yo
me acepto, yo estoy aquí. Y estoy aquí delante de ti, oh divinidad,
estoy aquí como un pedestal. Y si tú estás ahí, yo, porque quiero
que la obra se haga, me coloco como lámpara de aceite sobre ti, y
se hace la lámpara.
Este aceite es lo esencial de mí mismo, que pongo sobre tu
realidad. Me confío a tu realidad, oh intelecto, me vacío de
pensamientos inútiles. Dejo venir el aceite de mi pensamiento, mi
pensamiento verdadero que viene directamente de la fuente divina.
Dejo de buscar un intelecto que no me corresponde, dejo de buscar
intelectualmente las palabras. Me apoyo en ti, oh realidad, te tengo

103
Las enseñanzas de doña Magdalena

confianza, tú me sostienes, luego vacío mi cabeza para que las


palabras divinas puedan salir de esta lámpara.
Y oh, pedestal, me vacío de los sentimientos inútiles, todos
esos sentimientos que arrastro, se los doy al viento, se los doy al
fuego, se los doy al agua, se los doy a la tierra. Me deshago de todos
los sentimientos inútiles. Me deshago de la memoria. Me vacío,
porque tengo confianza en ti, me reposo en ti. Y surge el aceite
perfumado de mis sentimientos, yo ofrezco el aceite perfumado de
mis sentimientos. Estoy bien apoyado, he encontrado mi lugar en
ti.
Y me vacío de todo deseo inútil, de todo deseo exacerbado por
el mundo actual, por la publicidad, por lo que queremos, por lo
que nos dicen, por lo que se vende. Me deshago de todos los deseos
inútiles. Me vacío y voy a poner en mi sexo el aceite perfumado de
los deseos verdaderos, tal como son. Y lo acepto y lo ofrezco a la
divinidad.
Ofrezco mi intelecto, ofrezco mi corazón, ofrezco mis
sentimientos, ofrezco mi sexo, mi energía sexual, de la forma
más pura. Y también, oh lámpara, pongo en ti la limpieza de mis
acciones corporales, de mis concepciones sobre el dinero, sobre
el lugar, la plaza, y la codicia de los objetos, la codicia del dinero
inútil, la codicia de las relaciones sociales, la codicia de lo que
no me corresponde. Me vacío de todo eso, y dejo venir el aceite
perfumado del verdadero dinero, de la verdadera plaza divina, de
la verdadera sociedad humana divina, del oficio verdadero que
vendrá hacia mí. Avanzo con confianza y ofrezco todo eso en esta
lámpara de aceite.
Ofrezco también mi consciencia. Estoy aquí en plena confianza.
Me he convertido en una ofrenda. Y cada vez que yo pienso,
hago la ofrenda de pensar en el mundo y mis pensamientos son
perfumados. Y cada vez que tengo sentimientos hago una ofrenda
y mis sentimientos son perfumados. Y cada vez que deseo hago
una ofrenda y mis deseos son perfumados. Y cada vez que actúo
mi acción es una ofrenda, y cada vez que yo creo la consciencia en
mí creo una ofrenda.

104
Capítulo 12

¿Pero será aceptada mi ofrenda? Yo no me angustio por eso. Ya


es una realización convertirse en ofrenda. Cuando la llama venga,
yo la sentiré. ¿Podré encender la lámpara? ¿Será aceptado el aceite?
Si yo acepto el aceite, el aceite es aceptado. Si no tengo dudas, si
tengo la fe. ¿Y tengo la fe? ¡Si! Tengo la fe y enciendo la lámpara.
Estiro mis dedos. Pongo toda la fuerza de la luz en la fuerza
de la oscuridad. Y va a actuar sobre el mundo. Empujo mi llama
consciente hacia la oscuridad de mi inconsciente. Y allí ilumina el
mundo, ilumina la noche de los tiempos, en medio del pasado y del
futuro. En medio del universo esta lámpara existe y brilla. Yo me
convierto en una lámpara encendida.
¿Quieres separar el fuego de su pedestal? Yo estoy unido. No
hay separación. Esto es la realización, la fuerza y la energía. Y esto
significa que la materia, embebida de espíritu divino hace volver
a la divinidad a lo que ha siempre sido. La consciencia desciende
hacia la encarnación, la encarnación lanza la consciencia. Eso viene
de Dios–Diosa y eso vuelve a Dios–Diosa
Es una maravilla ¿comprendes? Es un regalo que nuestros
ancestros nos han dejado. Medita sobre esto para captarlo
profundamente. Y cuando hayas terminado comunícalo a las otras
personas.

105
Las enseñanzas de doña Magdalena

106
13

Esto es la unión de la sabiduría y de la materia.


Y dejas entrar la sabiduría en tu vida.
Y no te abandonas a tu niño interior, que hace tonterías.
Dejas entrar la sabiduría, pones el sol entre tus diez dedos.

107
Las enseñanzas de doña Magdalena

108
Capítulo 13

La santa curandera me hace abrir lo más que pueda los brazos y


concentrarme en mis manos abiertas.

Hijo querido del alma, tu mano izquierda y tu mano derecha


están ahora separadas. Imagina que tu mano izquierda contiene
las energías terrestres que, aisladas, giran alrededor de sí mismas,
oscuras, separadas de la divinidad. Imagina que tu mano derecha
contiene la energía divina separada de la encarnación. Dos
inmensas soledades… Ahora viene la historia de amor…
Una mano va a llamar a la otra. La izquierda, Virgen María,
llama para que Dios–Diosa venga. Y Dios–Diosa, la mano derecha,
llega lentamente, atraída como por un encantamiento magnífico,
hacia una dulzura sublime; y obedece a la llamada, y continúa a
obedecer a la llamada. Y atraemos con la izquierda hacia nosotros
el futuro. Y atraemos la divinidad. Y por un entrecruce de los diez
dedos, se unen los complementarios. Y entre estos diez dedos, en
el vientre que forman las palmas de tus manos, está un punto de
luz, que es el Cristo, el pequeño punto de consciencia que hemos
creado aquí. Porque lo hemos atraído por nuestra plegaria.
La mano izquierda dice: “Ven a mí, oh mi Dios–Diosa, yo te
espero, yo me ofrezco, estoy aquí, estoy preparada. He hecho mi
trabajo, he hecho mi ofrenda. Ven, estoy llorando por ti, sin ti yo
no vivo, sin ti me siento como ahogada. Ven, tú eres mi oxígeno, tú
eres mi vida. Ven, ven, insemíname, hazme creadora, hazme dar.
Sin ti yo no soy nada, no existo, soy una forma vacía. Lléname,
llega a mí. Sí, ahora estamos unidos para la eternidad. Siento cómo
te acercas, cómo te unes a mí. Yo te llamo, encuéntrame, búscame.
Haz tu trabajo, haz tu búsqueda. Yo te espero. Tengo confianza en ti.
Sé que harás un esfuerzo. Perfeccióname. Ven, ven, yo estoy aquí.”
La mano derecha responde: “Tienes que comprender que

109
Las enseñanzas de doña Magdalena

cuando me llamas, yo voy hacia ti. Siempre voy hacia ti. En todo
momento. Desde la creación del universo hasta el fin del universo,
en cada instante estaré yendo hacia ti, voy hacia ti. Como un río
que no se detiene nunca. Y sin parar tú vienes hacia mí, y tú me
buscas. Y yo te llamo. Y tú escuchas la llamada. Y vienes hacia mí.
Y nos encontramos. En todo momento.”
En todo momento, llama a las fuerzas divinas hacia ese vientre.
Y las fuerzas divinas vienen. Y en todo momento subes tus energías
por la columna vertebral al mismo tiempo que las energías que
bajan del cosmos y entran por la cima de tu cráneo, las energías son
recibidas entre tus dos manos entrelazadas. Y en todo momento
nos llamamos los dos, tú y yo. Nos llamamos y nos atraemos uno
hacia el otro. Y nos reunimos en el centro. Porque de la misma
manera que tú quieres venir hacia mí, yo quiero ir hacia ti. Y ese es
el misterio de la creación.
Esto es tan bello, increíble. Entonces yo tengo entre las manos
el tesoro de las dimensiones del espacio. Producimos por nuestra
unión el infinito. El centro, esa consciencia, ese punto de luz. Y
nosotros somos las ruedas de la carreta. Y cuando unimos lo bajo
y lo alto, el cielo y la tierra, consciente e inconsciente, producimos
la luz y la tenemos aquí, en nuestro corazón. Siente los latidos
de tu corazón entre las palmas de tus manos. Es una lámpara,
con un punto de luz infinita que es nuestra consciencia. Fuerte e
infinita, nuestra luz está aquí. Y tenemos nuestro tesoro, nuestro
punto de consciencia que une el cielo y la tierra. Sin este punto de
consciencia, sin este niño Jesús, no hay unión entre la Virgen María
y Dios–Diosa. Es la consciencia que viene a unirlo todo. Y nosotros
la tenemos aquí. Es el vacío esencial que está entre estos diez dedos,
ese punto de contacto. Es una lámpara que ilumina el universo.
Y te pido de imaginar cada vez más pequeña y concentrada la
luz que tienes entre los dedos. Cada vez más concentrada y más
fuerte. Y que imagines el aura cada vez más grande y la prolongas
alrededor. Y a medida que concentras la luz, el aura es cada vez más
grande. Es decir que vas a tener una lámpara que va a iluminar el
universo, si trabajas bien.

110
Capítulo 13

Visualiza completamente una fuente de luz que lanza sus


rayos entre tus dedos. Tienes esta luz. Y con la inspiración, el
aura se agranda y con la expiración el aura disminuye y se guarda
concentrada en el punto. Y tienes la sensación de que tus manos
son el centro de tu ser. Y de nuevo trabajas. Y pones tu punto ahí,
en la base de tu columna vertebral pones un punto de luz, y cuando
inspiras, esa luz sube y cuando expiras, desciende y llega a la base.
Y ahora, esto es lo más maravilloso, tu luz es una lámpara que
vas a alimentar. Entonces cuando inspiras, tu llama es fría, helada,
y cuando expiras se vuelve muy caliente. Y tu cuerpo también.
¿Qué dice la tradición de esto? Esto es la unión de la sabiduría
y de la materia. Y dejas entrar la sabiduría en tu vida. Y no te
abandonas a tu niño interior, que hace tonterías. Dejas entrar la
sabiduría, pones el sol entre tus diez dedos. Un pequeño sol que
tiene la fuerza de un gran sol. Es una plegaria que hace girar el
mundo.
Con este gesto comienzas a crecer tú mismo, y si expandes el
gesto tus dedos se expanden en todo el universo. Pero teniéndolos
así tienes la sensación que tú los haces crecer. Y después se vuelven
más pequeños que un átomo.
Estás bien en tu cuerpo. Estás bien en tu espíritu. Este punto de
consciencia que tienes, es el punto de consciencia que te mueve y
que te habita. Este punto de consciencia ilumina el mundo. En tu ser
llevas un punto de consciencia que tiene la fuerza de diez mil soles.
Si entras en la oscuridad con él, serás invulnerable a la oscuridad.
Él no se ahoga, atraviesa el fuego, atraviesa la tormenta, atraviesa la
muerte. Puede atravesarlo todo. Y es tu punto de consciencia.
Ahora di lo que te digo: “Yo soy ese punto de consciencia, yo no
soy más que eso, no otra cosa. Y en ese momento soy muy fuerte,
porque puedo tener consciencia de este cuerpo en el que estoy, de
esta humanidad en la que estoy, de esta materia en la que estoy, de
las ideas en las que yo habito pero que no son mías. Yo soy el centro
del cerebro y las ideas giran alrededor como elfos. Y estoy en el
centro de mi corazón, y mis sentimientos no soy yo, todos giran
alrededor de mí, como ondina. Y estoy en el centro de mi sexo, y

111
Las enseñanzas de doña Magdalena

mis deseos giran alrededor de mí, como salamandras. Y yo estoy


en el centro de mi cuerpo. Y mis necesidades giran alrededor de mí
como salamandras… Desde ahora los seres elementales están a mi
servicio”.

112
14

Llegar a abandonar la luz es lo último. La luz es la última trampa.


Soy capaz de soltar. Disolverme en el océano. Ya no hay nada más.
Es difícil para mí y para todo el mundo.
Es el fin del ego.

113
Las enseñanzas de doña Magdalena

114
Capítulo 14

Doña Magdalena hace muchos años que abandonó su cuerpo. Como


lo he contado en mi libro El Maestro y las Magas, esta santa curandera
me vio todos los días durante un corto período de tiempo, menos de
un mes, y luego desapareció sin dejar rastro. Fue muy clara conmigo:
me transmitió conocimientos para que yo más tarde los comunicara
al mayor número de personas. En esos años yo ya era bastante famoso
en México. Mi película “Fando y Lis” había causado el escándalo más
grande del cine mexicano y mi película “El Topo” estaba triunfando
en Nueva York. La santa curandera, igual que otros curanderos que
luego conocí, como Pachita, Carlos Said o María Sabina, amaban
con un cariño profundo a su país y se sabían depositarios de un arte
de sanar milenario. Todos ellos me contactaron porque intuían que
mis obras serían leídas o vistas en muchos otros países. Ellos sentían
que el mundo iba a padecer una peligrosa crisis y por todos los medios
trataban de sembrar la sabiduría de sus antepasados mexicanos para
producir la mutación espiritual necesaria en los seres humanos y así
atajar la gran catástrofe. Eran sembradores de consciencia… Con este
fin Doña Magdalena me permitió grabar algunas de sus enseñanzas.
Lo hice con un aparato comprado de ocasión, de muy baja calidad.
Al desaparecer de un día para otro mi Maestra, guardé las cintas,
sin escucharlas. Por un milagroso azar, encontré a una curandera
masajista, Soledad (también ya ha muerto) que había sido discípula
de doña Magdalena. Entre las cosas que hasta hoy me he resistido a
contar es que Soledad me mostró unos apuntes tomados en un grupo
formado por “El Nagual” es decir Carlos Castaneda. En ellos se decía
que doña Magdalena fue Maestra de Don Juan… Yo, que siempre
he creído que don Juan es un personaje inventado por Castaneda
en el cual resume todo lo que aprendió con diferentes curanderos
mexicanos, tuve dificultad en creer esto… Cesé de hablar de Doña
Magdalena porque temí que se pensara que por oportunismo yo
estaba tratando de aprovecharme del éxito de Castaneda para mis
fines… Pasaron los años. Comencé a colaborar en Plano Creativo…
De pronto me dije: “Voy a escuchar estas grabaciones. No tengo

115
Las enseñanzas de doña Magdalena

ninguna intención de explotar estos conocimientos en forma de un


libro, corregidos por mí. Las transcribiré tal cual, con sus repeticiones
y oscuridades comunes en un lenguaje hablado”. Y así lo he hecho.
Se encontrarán estos textos únicamente en Plano Creativo, y son
para todo el mundo. Es decir todos tienen derecho, si les son útiles,
a reproducirlos, emplearlos, enseñarlos. Deseo con toda el alma que
esto se haga en forma gratuita y que nadie utilice la sabiduría de
doña Magdalena para comerciar… Pocas cintas me quedan por
investigar. Probablemente esta sea la última. En dos días más trataré
de descifrar otras y comunicaré aquí si la calidad del material me lo
permite o no… La meditación que van a leer hoy se hace con un solo
gesto: se coloca la palma extendida de la mano derecha a la altura del
ombligo y sobre ella se coloca la mano izquierda empuñada alrededor
de su dedo pulgar. El pulgar se presiona fuertemente hasta que uno
se imagina que es el punto central, luminoso, de nuestra conciencia,
la “lámpara”. Doña Magdalena me habla en primera persona
describiendo lo que ella siente, para que yo la imite.

Con este punto de consciencia yo soy invulnerable. Soy la


voluntad misma de la consciencia, nada puede disolverme. Es la
fuerza total, es el tesoro total ese punto de consciencia. Yo soy lo
que soy.
Y ahora escucha bien. Vamos a llegar al acto supremo. Esto
puede cambiar tu vida, si lo comprendes bien.
Yo, punto de consciencia que atraviesa la muerte, que atraviesa
el vacío, yo, me convierto en ofrenda y me disuelvo por mi propia
voluntad. Acabo con el yo; atravieso la muerte y me disuelvo con
alegría en el océano, en un océano de luz, de goce, en mi instante
supremo. Atravieso la agonía y la muerte en el instante supremo.
Dejo la lucha por conservar la consciencia. Atravieso el dolor,
atravieso la agonía, atravieso la muerte. Y cuando la he atravesado
y he vencido, soy pura consciencia que se ofrece. “Y seré lo que
tú oh Dios–Diosa quieras, no lo que yo quisiera”. Confianza total,
confianza absoluta.

116
Capítulo 14

Luego yo he creado mi consciencia y la llevo como una ofrenda.


Este grano de luz va a alimentar la divinidad del dios colectivo. Me
disuelvo en la colectividad del universo. Seré como el desconocido
que se convierte en llama, y me entrego a la vida, al ser humano
como un símbolo, me vuelvo anónima en Dios. Pero para volverme
anónima he debido recorrer el gran camino de tener la protección,
tener la lámpara, tener la llama y encerrar la llama en el más
pequeño punto de manifestación. Y cuando he entregado el punto
más pequeño de manifestación, tengo confianza. Yo he creado a la
divinidad y la tomo como una matriz.
Cierra tus dedos apretando tu pulgar. En este momento lo
celeste está en tu vientre y la materia está en tu mente, tomando
de la divinidad alrededor de ella. Toda la materia ha subido
completamente hacia la divinidad ahora, y se da completamente a
la luz. Y ésta es la posición suprema. Se hace descender el fuego del
espíritu hacia abajo, y se hace subir la materia hacia arriba.
Es bueno ¿verdad? Este ejercicio puede ser útil para ayudar a las
personas que están a punto de morir. Es un ejercicio para hacer a
las personas, hay que decirles cómo soltar: los pies, las piernas, los
recuerdos, las emociones, los pensamientos. “Y ahora siente que
eres consciencia pura” y cuando la persona se siente en estado de
consciencia pura “Eres pura luz, un punto de luz”; y después dices
“Suelta la luz”, y la persona puede morir. Es el camino.
Y también sirve para nosotros, para aprender cómo hacer
morir el ego. Reproduce esto hasta que llegues a soltar. Excavamos
en sentimientos que el ser humano no tiene todavía. Esto es lo
suprahumano. Más nosotros podemos imitarlo por lo menos, y el
fin es imitarlo para acercarse. Nos acercamos a la perfección.
Imagina que estás en medio de una noche negra. Suelta tu punto
de consciencia, lánzate al vacío, atraviesa el universo como un
espíritu. Entonces vence el miedo y suelta tu punto de consciencia.
Ya eres el cosmos sin límites.
Estos son sentimientos que un ser humano no tiene, pero se
pueden tener en los sueños, y es completamente formidable poder
vivirlos al menos en el sueño. Esto nos da una fuerza increíble,

117
Las enseñanzas de doña Magdalena

de cara a un mundo que no se propone semejantes ideas. Es para


fortificarse. Los frutos van a venir más tarde, seguro. Hay que tener
confianza. La matriz, el cuerpo, la materia, remonta hacia el espíritu
y entra en el conocimiento. El ego va hacia el gran yo y lo busca.
El ego deja de huir, deja de hacer ruido como una cigarra que no
hace su trabajo. Y esa mano izquierda va hacia el conocimiento. El
ser humano, sacrificando su última definición acepta la presencia
divina en él mismo. He ahí el gesto.
Este gesto suprime la oscuridad de la sombra espiritual, porque la
pequeña luz, que luchamos por tratar de mantener, es la oscuridad.
Y la sombra a la que nos lanzamos, es la luz. Lo que se llama la
gran luz de la consciencia es la gran oscuridad y lo que se llama el
vacío es la gran luz. Nos entregamos a la verdad, porque donde hay
consciencia de algo hay mentira. Ya no se capta intelectualmente
más, se vive. Y se tiene en la matriz la verdad que ilumina todo. Y
la captamos como luz.
Con esta posición tengo el poder de destruir las pasiones
negativas del mundo y mis pasiones negativas. Si tengo deseos de
suicidarme, acabo con ello, porque tengo mi eje; si tengo ganas
de destruirme, acabo con ello, si tengo ganas de burlarme de lo
que amo, o si no quiero hacer lo que tengo que hacer, todo eso yo
lo paro. Detengo las trampas del mundo y me pongo a ser lo que
yo soy, un ser de luz. He aquí el camino de la perfección. Cuando
elimino ese punto de consciencia personal, me convierto en un
espejo, un espejo del mundo. Como Cristo era un espejo, y cuando
alguno se acercaba a Cristo se veía a él mismo. Si en esta posición
alguien se acerca a mí, la persona se verá a ella misma, porque yo
soy un espejo del mundo. Dejo de ver el mundo según mis propias
proyecciones y me convierto en espejo del mundo tal como es. Las
cosas como son. En la paz que tienen. Sin mi ego todo está en paz.
Y con esta posición, descubro la naturaleza idéntica de todas las
cosas. Porque todas las cosas, toda la materia está alrededor del eje
divino. Todo es Dios–Diosa. Es la unidad total la que yo descubro
con esta posición. Todo soy yo y yo soy todo. El mundo soy yo y yo
soy el mundo. Interior y exterior son la misma cosa. Descubro la

118
Capítulo 14

unidad total en la que estoy. Y todo es claro y perspicaz porque se


ve la totalidad.
Llegar a abandonar la luz es lo último. La luz es la última trampa.
Soy capaz de soltar. Disolverme en el océano. Ya no hay nada más.
Es difícil para mí y para todo el mundo. Es el fin del ego. Ahí se le
deja. Pero es reconfortante saber que eso existe y puede hacerse.
Cuando se comienza a encontrar que esto es bello, es que se ha
captado la verdad. Si captas la belleza tienes lo verdadero. Porque lo
bello es el aura de la verdad. Si es bello, es verdadero.
Esta es una respiración que va de tres en tres. Es formidable. Se
inspira en tres tiempos, se retiene en doce tiempos, y después se
expira en seis, dos veces tres. Y así, y así. Tres, doce, seis.
Y las palabras dicen: “Yo soy tuyo. Tengo confianza en ti. Yo soy
tuyo. Tengo confianza en ti. Yo soy tuyo. Tengo confianza en ti. Yo
soy tuyo.” Y así y así.
Se hace según el ritmo del corazón, tres latidos del corazón, doce
y seis, y se pone la frase en el corazón. A ver cómo puedes hacerlo.
Te estoy pasando un regalo inconmensurable, es verdaderamente el
regalo de la fe. Lo que es bueno es unir la respiración y las palabras.
La mano izquierda empuñada así y la mano derecha sosteniéndola
estirada así. Esto se llama el bol de medicina. Se tiene una medicina
para uno y para dar al mundo. Cuando estoy así, tengo mi bol de
medicina. Es fundamental.
Se dice “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre” pero ¿qué nombre? No hay vida espiritual si no nombráis
a vuestro Dios. Si no tienes un nombre para santificar en ti a Dios–
Diosa, tú no tienes vida espiritual. El nombre de Dios–Diosa si te lo
inventas tú mismo será algo muy débil, porque no tendrá tradición,
no tendrá raíces. Si tomas un Dios–Diosa de la tradición y estás
en contra de la tradición, eso será difícil para ti. Si vienes de dos
tradiciones te será difícil de escoger, es una gran dificultad. Pero
debes dar el paso de encontrar en la tradición que te corresponde,
el nombre del Dios–Diosa que te corresponde.
Y el bol de medicina es el nombre de Dios–Diosa.
Si Dios–Diosa no tiene nombre para ti, tiene un nombre de

119
Las enseñanzas de doña Magdalena

todas formas. El fin de este ejercicio es que te pongas ahí, hasta


que el nombre aparezca en tu bol de medicina. Hace falta que tú lo
nombres, no basta decir simplemente Dios–Diosa. Hace falta que
descubras humildemente cómo vas a llamarlo, para que puedas
santificar el nombre.
Es la enseñanza más antigua. Si no tienes un nombre para
santificar, no tienes nada en la vida espiritual. He aquí tu trabajo,
he aquí tu bol de medicina. Y cuando lo tienes, lo llenas de una
fuerza inconmensurable, porque todo va como un prisma, como
un diamante. Todo el trabajo está ahí, todo tu ser. Tú te das la
medicina y se la das a los otros. En secreto, porque es tu secreto,
es un nombre que no debes jamás pronunciar para los otros. Es tu
secreto y debes honorarlo en ti mismo.
Y cuando lo tienes, elevas tu columna vertebral como una
cobra, te conviertes en una cobra que se eleva de su cesta. Al fin
has encontrado tu centro. Santificado sea tu nombre, y es esa tu
medicina y es lo que te cura. Busca profundamente. Es un trabajo
fundamental. Si no se hace la prueba no se consigue. Es así como
los viejos sabios de la humanidad obraron para inventar esto que
ahora aprendemos. Es exactamente así, lo descubrieron buscando
y buscando. Y cuando encontraban una forma que les gustaba era
la alegría total, los gritos de alegría.

120
15

Victoria sobre el intelecto, sobre lo emocional, sobre lo sexual


y sobre el cuerpo. Victoria sobre la angustia, sobre la depresión,
sobre la no comprensión.
Volver hacia sí.

121
Las enseñanzas de doña Magdalena

122
Capítulo 15

La santa curandera, mirándome fijamente, me hace concentrar en mi


respiración. Durante unos minutos, que me parecen horas, me repite:
“Inspiración, expiración” acompasando su ritmo respiratorio al mío.
Habiendo llegado a este ritmo semejante, me ordena: “Hijo querido
del alma, fija sin pestañear tu ojo izquierdo en mi ojo izquierdo y
sigue respirando igual”. Así lo hago. Al cabo de corto tiempo, como si
fuera un espejo, el rostro de doña Magdalena se borra y en su lugar
aparece mi rostro. Entonces ella comienza a hablar sin interrupción.
Pero siento que soy yo el que dice sus palabras.

Expirar hacia la Manifestación, inspirar hacia el Principio.


Inspirar: Vamos a la victoria sobre nosotros mismos, vamos
a converger hacia nuestro punto central de energía. Volver
hacia nuestra fuente de vida, hacia nuestro Dios–Diosa interior,
hacia nuestra propia energía, hacia nuestra propia raíz. Victoria
sobre el intelecto, sobre lo emocional, sobre lo sexual y sobre el
cuerpo. Victoria sobre la angustia, sobre la depresión, sobre la no
comprensión. Volver hacia sí.
Expirar: Crecer hacia el mundo. Crecer, crecer, expandir la
mente como una flor que lentamente se agranda. Bendición sobre
el mundo. Entrada total en el mundo.
Inspirar: Disminuir. Concentrarse, concentrarse, cerrar. Vamos
hacia la inmensa potencia de nuestra reducción. Más pequeña me
hago y después más grande me manifiesto, y más grande puedo
manifestarme y puedo llenar el mundo, la vida, el universo,
la creación, todos los seres humanos. Lleno el pasado con mi
presencia, lleno el presente y el futuro.
Expirar: Dios se manifiesta en el mundo. Inspirar: Dios vuelve
a su fuente. Expirar: manifestación. ¡Qué maravilla! manifestarse
hacia las estrellas, hacia el sol, realizar su vida. Inspirar: volver de

123
Las enseñanzas de doña Magdalena

nuevo a su verbo original.


Cuando inspires, ve hasta cuando eras un feto, hasta el momento
en que el espermatozoide se unió al óvulo. Y después expiras, naces,
llenas tu vida de potencia hasta hoy, hasta tu vejez, hasta las diez
mil vidas que tendrás.
Ve profundamente hacia tu naturaleza íntima, hacia el mínimo,
el punto de potencia. Después lo haces explotar, abriendo la boca.
Ya no puedes abrir más la boca de grande que es. Deja que el
volumen se haga todo solo, cada momento hay más volumen, sin
forzarlo, cada vez más fuerte.
Ahora la implosión hacia Dios, hacia la fuerza, y ahora ve a crear
ahora el universo. Hacia el amor primero, es una bola de amor, un
punto de amor. Y después explota.
Inspirar: Cuando hago esto estoy tomando el cielo y poniéndolo
en mí.
Expirar: Tú eres eso, eso eres tú, es tu Dios–Diosa interior, es el
todo poderoso residiendo en ti.
Inspirar: Si no se es como una madre uno mismo y como un
niño pequeño, no se puede progresar. Luego eres la mamá que canta
a su niñito, tú. Y tú eres un bebé en el vientre de ti mismo y vas a
protegerte. Es el espíritu de protección de sí y de la ternura hacia
sí. No forzarse, no criticarse demasiado duramente, no destruirse.
Protección. Estamos aquí para construirnos en la vida, no para
destruirnos. Nos hace falta ternura hacia nosotros mismos. Calma,
cálmate mi niño, duerme mi niño.
Expirar: Ahora la protección se convierte en una lámpara.
Tenemos nuestra vida como ofrenda, esto es la lámpara y se
convierte en una ofrenda. Y con el fuego purificador de la lámpara
vamos a construirnos un aura. Vamos a hacerlo con el fuego y
nuestro cuerpo va a proyectar un aura. Vamos a construir un
cuerpo protector, porque se hace ofrenda de sí. Cuando se penetra
en la vida, con toda su locura y su materialismo, hay que crearse
un campo protector de purificación. Somos una lámpara que se
enciende y hace la llama espiritual sobre la materia. Se ha unido el
espíritu y la materia. Y vamos a crear un escudo alrededor nuestro

124
Capítulo 15

para defendernos de todos los demonios que van a asaltarnos desde


el interior de nosotros y desde el exterior. Apartarlos. Se acabó
esta idiotez que tengo en mí, esta fatiga que yo fuerzo, se acabó mi
soledad, se acabó el no trabajar, se acabó todo el resto.
¡¡Basta!!

125
Las enseñanzas de doña Magdalena

126
16

En el estado del ser esencial si ves brotar una planta, te ves brotar tú.
Si ves pasar un coche, te ves pasar tú. Si ves el sol brillando,
te ves brillar tú. Si ves un pájaro volando, tú te ves volar.
Al mismo tiempo vuelas y estás seco y eres lluvia,
en el mismo momento.
Ese es el estado que se llama
la iluminación.

127
Las enseñanzas de doña Magdalena

128
Capítulo 16

Si haces lo que voy a decir, serás muy fuerte. Te voy a explicar lo


que significa silencio, porque la gente piensa que hacer el silencio
significa quedarse callado, pero hacer el silencio significa no tener
ningún ruido dentro de la cabeza, ninguna palabra. Hay que pensar
en no pensar. Estás quieto y vigilas los pensamientos. En cuanto hay
un pensamiento, lo cortas y no lo dejas continuar. El pensamiento
viene y tú lo cortas; y si viene otro pensamiento también lo cortas.
Cortas todo pensamiento. Todo lo que puedes hacer es “Yo pienso
en no pensar”. Ese es el silencio. Sacar las palabras de tu cabeza.
Si puedes hacer eso te vuelves muy fuerte. Desde que viene un
pensamiento, en lugar de continuarlo, lo cortas por la mitad y lo
paras.
Si vas por un río en una barca, y ves que una barca vacía,
arrastrada por la corriente, viene contra ti, no por eso te enfadas,
simplemente frenas la barca vacía. Pero si vas por el mismo río y
viene contra ti una barca con alguien dentro, te enfadas y lo insultas.
Si fuéramos por la vida sintiéndonos una barca vacía, nadie nos
trataría de agredir, nadie nos vería, podríamos atravesar la vida
muy fácilmente.
Esto es como una barca vacía. Tu cabeza está en silencio y tiene
un conductor vacío. Fácil de decir, inmensamente difícil de hacer.
En esta posición vivir o morir es la misma cosa. Triunfar o fracasar
es la misma cosa. Tener o no tener es la misma cosa. Ser o no ser es
la misma cosa. Estás vacío.
A veces vienen personas a estudiar conmigo para domar el
ego, para desembarazarse del ego, y durante horas no hacen sino
pelearse para que se les respete el ego. Mientras quieras algo de
mí, no estás vacío. Mientras tengas miedo de mí, no estás vacío.
Mientras tengas un sentimiento hacia mí, no estás vacío.
Continuamos con una posición de manos que es para dejar de
engañarse a sí mismo.
Una mano sobre la otra, el pulgar toca al dedo pequeño, el otro
pulgar toca al dedo pequeño. La izquierda está abajo. La mano

129
Las enseñanzas de doña Magdalena

está plana, no como si fuera una cucharilla. Nos aplanamos y


dejamos de engañarnos a nosotros mismos. Eso es la sabiduría. La
sabiduría es no contarse mentiras. La sabiduría es deshacerse del
vacío negativo, de los postulados negativos. Se vive en su verdad.
Nosotros tenemos todos una verdad a la que hay que consultar.
Te pones en esta posición y aceptas las leyes que hay en ti, y te
dices “¿es que yo quiero esto de mí o no? ¿Cuál es mi verdad? Estoy
a punto de hacer trampas conmigo mismo. Si he fracasado, he
fracasado. Si he triunfado, he triunfado. Si tengo, tengo, si no tengo,
no tengo. Si amo, amo y si no amo no amo. Soy claro conmigo
mismo. Dejo de vivir cosas que verdaderamente no vivo. Es plano,
es neto, es preciso.
Esto se convierte en una base, una realidad, donde yo toco mi
nivel, mi suelo. Veo mis límites, yo soy así. Tengo que llegar a mi
verdad. Saber si estoy todo el tiempo buscando o queriendo parecer
en lugar de ser lo que soy. O si todo el tiempo trato de ser lo que el
otro es. O si todo el tiempo trato de ser lo que el otro no es. Si vivo
por comparación, por reacción, por imitación, por negación, por
robo, por usurpación, por mentiras, por imaginación. Si vivo sin
ser lo que yo digo que soy o lo que yo creo que soy.
Esto me devuelve exactamente a lo que soy, muy claramente: lo
que soy. He aquí la posición.
Es bella esta posición porque es tan plana, tan tranquilizadora.
Uno no busca ser nada más que lo que es. “No busques ser un Buda,
busca ser lo que tú eres”. Encontrarse uno con sus límites, pero no
en una falsa maldad o una falsa negatividad. En el fondo no somos
eso, en el fondo somos algo muy plano, muy real, como un animal,
el animal humano. Piensa ¿qué es lo que es verdad en lo que eres?
¿Estás viviendo o estás engañándote? Esta posición te pone a ras
con tu verdad.
Estoy hablando tal como yo soy, no siendo hipócrita. Porque
estamos entrando en cosas que han sido secretas durante siglos y
hay que desenterrarlas.
Te voy a vender mis zapatos, pero quiero que dances con ellos.
Porque soy una persona que hace zapatos de arte, luego cuando

130
Capítulo 16

vendo mis zapatos quiero que sirvan para danzar, para utilizarlos.
Al comienzo se debe luchar para parar los pensamientos,
porque hay que crear un hábito. Cuando se conoce y se para el
pensamiento ¿qué es lo que viene? viene que entonces conoces el
proceso de pensar. Aparece la detención del pensamiento y después
aparece un mundo inmenso, un ser que vive naturalmente en el
dominio de lo mental. Y ahí ves aparecer torrentes de lagartos y
formas geométricas y todo el acontecer cósmico del pensamiento.
Lo ves aparecer pero no te agarras a ello.
Pero no puedes acceder a ese estado si no has logrado detener
el pensamiento y si no has luchado. Primero se lucha, luego nos
soltamos, porque cuando se ha aprendido a detener se sabe que el
proceso no se detiene, el proceso cósmico… del ser humano. La
alucinación es un universo en evolución. No te identificas con ello,
pero lo ves evolucionar.
Cuando se para el pensamiento no es el vacío lo que viene, es el
todo lleno lo que viene.
No hay los pensamientos que vienen; pensamos así porque nos
han educado de esa manera, pero cuando se paran los pensamientos,
viene la estructura. Es como si pararas con la mano un coche, y
detrás están todos los navíos cósmicos que llegan por millones.
Paras el coche pero no las naves cósmicas. Y estoy hablando de
experiencias verdaderas.
El ser esencial no piensa, él es el pensamiento. El ser esencial es
el fenómeno en sí. No hay pensamiento, hay recepción, hay acción
constante, nada de reflexión. Él no tiene necesidad de comunicarse,
él es la comunicación. Él es el mundo. Él es la totalidad. Él es el
presente total. Es el tiempo, el presente total universal, aquí y
ahora, completo. Es eso el ser esencial. Él no nos pertenece, nada
nos pertenece desde el punto de vista esencial. Y esto es muy duro,
porque exige el don de sí, hay que entregarse a algo, entregarse al
instante.
Y ahí toda la angustia desaparece, toda idea de la muerte
desaparece. La muerte es el pasado, no existe la muerte, existe la
transformación. Yo soy una manifestación del ser esencial, tú eres

131
Las enseñanzas de doña Magdalena

otra manifestación del ser esencial, pero todos somos la misma


cosa. Si tú desapareces o si yo desaparezco eso no tiene ninguna
importancia. El ser esencial estará aquí, eso solo querrá decir que
una forma del ser esencial ha desaparecido, pero él está.
En el estado del ser esencial si ves brotar una planta, te ves brotar
tú. Si ves pasar un coche, te ves pasar tú. Si ves el sol brillando, te
ves brillar tú. Si ves un pájaro volando, tú te ves volar. Al mismo
tiempo vuelas y estás seco y eres lluvia, en el mismo momento.
Ese es el estado que se llama la iluminación. Es una disolución,
pero conservando la consciencia, porque tú te estás viendo. No hay
partida, los santos no se van, y es una gran alegría.
Meditar no es pensar, meditar es ser, meditar es vivir.
Cuando meditas, te conviertes en cuerpo, te conviertes en
plata, te conviertes en energía. Te transformas en todo: en ti, en la
habitación, en el sol. Me identifico con todo, entro en todo, y ahí
es cuando puedo darle a cada ser la medicina que le corresponde,
de acuerdo con su enfermedad respectiva. Puedo crear un
corazón benevolente, pero con su lenguaje, con su forma, según
sus necesidad. Porque soy capaz de desaparecer yo misma, puedo
identificarme con toda forma. Esto me da esa capacidad.
Reconozco que todos los seres son nobles, que todos los seres
son sabios, que todos los seres son divinos. Entro en cada ser y me
adapto a cada ser. Me adapto al mundo y así puedo encontrar la
comunicación necesaria para pasar la medicina que el ser necesita,
la ayuda que el ser pide en su mundo.
Si entramos en el otro, nos identificamos con el otro. Yo puedo
metamorfosearme en el otro y comprenderlo. He aquí la posición.
He aquí este sello. He aquí la cualidad que hay que desarrollar para
llegar a la felicidad. Transformarse en todos los seres, es así como
llego a la felicidad. Ser capaz de disolverme y de transformarme en
todos los seres.
Piensa un solo instante en una persona que esté aquí. Piensa
en cómo te sentirías si fueras esa persona. Y ahora, hijo querido
del alma, trata de ver en qué persona te sentirías bien o en cual te
sentirías mal.

132
Capítulo 16

Mira a todos los otros como si fueran transformaciones de ti


mismo. Trata de imaginar. Y en tu interior trata a cada uno como
te tratas a ti mismo. Dale las mismas oportunidades que te das a ti
mismo.
Piensa que todas las personas son tus hijos y tus hijas. Esto
es la facultad de transformarse en todas las cosas. Si yo no me
transformo en la persona con la que vivo, con la que hablo, con la
que actúo, no podría hacer nada con ella. Porque no existiría el lazo
y no la comprendería. Cuando planto una planta en mi jardín, si no
la cuido, es a mí a quien no cuido.

133
Las enseñanzas de doña Magdalena

134
17

...por vivir en las ciudades la gente se evade de la realidad


y vive en la mente.

135
Las enseñanzas de doña Magdalena

136
Capítulo 17

Hijo querido del alma, la condición primera para poder seguir


alguna cosa es la fidelidad, y si no eres fiel ¿quién puede amarte? En
un momento dado, el deseo se calma. Hay que ser fiel, fiel a lo que
tienes, no hay que traicionar.
Cuando apoyo mis manos en el suelo, muestro la tierra y veo las
cosas positivas de la tierra, porque en la tierra hay muchas cosas.
Y muestro que es aquí en la tierra y en la realidad donde tengo
que trabajar. Que no tengo que evadirme de la realidad, porque
por vivir en las ciudades la gente se evade de la realidad y vive en
la mente. Y es aquí donde debes realizarte. Es la fidelidad al aquí y
luego fidelidad a tu presente. ¿Quieres saber cómo es la fidelidad al
presente? Es muy simple.
Te pones de rodillas, apoyas tu frente en el suelo, sientes que
debajo de ella está el planeta y te dices muy sinceramente “¿Cómo
me siento en este momento?” Haces un examen de tu vida y todo
lo que no sientas en paz, en la alegría de vivir, son las cosas que
hay que buscar. Busca cómo te sientes, fidelidad a ti mismo aquí,
porque todo lo que soy lo soy aquí. ¿Qué sensación tengo de mí,
que es lo que pasa conmigo? Deja hablar a tu espíritu.
La primera cosa, cuando una persona viene a pedirte un masaje,
es preguntarle ¿cómo te sientes aquí? Sé sincero, honesto, claro. Es
aquí cuando se solucionan tus problemas. La fatiga no existe, solo
hay fatiga cuando haces una cosa que no amas. Tienes que encontrar
el sitio, en ti y fuera de ti, al que serás fiel. Busca la certeza. Cuando
tienes la certeza lo tienes todo. Tú eres la solución de ti mismo, tú
tienes todas las respuestas. ¿Qué te diría tu Dios–Diosa interior?
Es que en la cabeza hay monstruos... Dios–Diosa interior para
los monstruos, las fuerzas negativas, las calma por su conocimiento.
Todo ese miedo que hay lo calma. El miedo a la locura, a ser
dominado de repente por deseos que no convienen, los calma.
Apoya con firmeza la palma de tu mano derecha en el suelo.
Empuja como si tu mano fuera la tapa poderosa de un pozo. Imagina
que estás reprimiendo el surgimiento de una gran montaña. Calmo

137
Las enseñanzas de doña Magdalena

al monstruo. Esa montaña negativa va a surgir y tú la sujetas y le


impides manifestarse. Luego piensa en todos los seres santos que
han muerto y han sido enterrados en esa tierra y absórbelos. Porque
hay seres que han trabajado para la humanidad y ese trabajo de los
otros cuenta para nosotros. Debemos absorberlo como una fuerza
en nosotros. Todos los seres benevolentes que han existido están
aquí. Esta enseñanza es el producto de miles y miles de seres que
la han repetido para nosotros. Tenemos que reconocer el pasado
como una fuerza para encontrar nuestra realización.
Piensa que tu alma está llena de esos santos seres. Si lo sientes
de verdad, promete entonces que la tierra va a convertirse en
un jardín. Calma la negatividad de la tierra y vuélvela positiva.
Promete que cuando vivas en un lugar lo convertirás en un jardín,
harás que la tierra dé lo mejor de sí misma. Esto de hacer que la
tierra se convierta en un jardín, en lo emocional significa que si
por tu transparente voluntad calmas los monstruos que tienes en
la mente, tus angustias y tus miedos, tu cabeza se va a convertir en
un jardín.
Ahora imagínate enterrado en la tierra como una enorme
semilla. ¡Crece, echa raíces, ramas, hojas, flores frutos, multiplícate,
conviértete en un bosque! Esa angustia, transformada, te da lo
mejor de sí misma, te da la felicidad.
Así tú calmas a los monstruos del inconsciente. Tu inconsciente
no es ya tu enemigo, se convierte en tu amigo y te da la prosperidad
y la felicidad.

138
18

Tus ideas son las ideas de los otros, del universo. Todo lo que dices ha
sido creado por el universo. Nada es tuyo, salvo los errores.
Si hay un error es una mala comprensión de la ley universal.

139
Las enseñanzas de doña Magdalena

140
Capítulo 18

Las personas que te impiden ser tú mismo en tu familia son tu


prisión; las partes de tu ego que te impiden ser tu ser eterno son
prisiones. Convertirse en matriz y después ser lo que se es, a pesar
de todo y todos, es la necesidad esencial.
Ahora, sabiendo que en ti vive nuestro Dios–Diosa, vas a ser su
hijo. Aquel que escucha al interior y al exterior… y que es todo al
mismo tiempo.
El hijo es el padre y la madre al mismo tiempo. Es el andrógino.
Y vas hacia el interior y hacia el exterior, hacia la acción y tocas la
unidad de tu ser. No estás en el interior, no estás en el exterior, estás
en el interior y en el exterior, estás en todas partes. Si trabajas bien
esto, vas a sentir una sensación muy energética.
Estás en comunicación con la profunda materia. Te sientes un
ser cósmico. Todo lo que pasa en tu interior, lo lanzas al exterior,
tiene repercusión en el exterior. Si una idea llega a tu espíritu, esta
idea llega enseguida al mundo. No hay ninguna diferencia entre la
acción que haces en el interior de ti y el resultado y el hecho que se
produce, en ti y en el mundo, puesto que tienes una unión. Todo
lo que pasa en el mundo llega a ti. Estás conectado con todas las
acciones del mundo. Todo lo que llega, en el pasado, en el futuro
y en el presente, está conectado contigo. Eres un ser cósmico
conectado. Y todo lo que pasa en tu interior es completamente
exterior y eso puede mover las galaxias. Los seres que han tenido
una significación en la humanidad pueden crear manchas en el sol.
Las manchas en el sol van a cambiar el tiempo y la actitud de los
seres humanos. La humanidad es esencial para la vida del planeta,
la vida del planeta es esencial para el sistema solar, el sistema solar
es esencial para la vida de la galaxia. Cuando un ser humano viene
a cambiar la humanidad, es ayudado por el sol, porque no hay
diferencia entre él, el sistema solar y todos los astros. Cuando un
ser llega a la perfección, cuando una luz llega a la raza humana, esa
luz cambia el desarrollo de la consciencia universal. Luego nosotros
podemos muy bien, si progresamos, actuar sobre el sistema solar.

141
Las enseñanzas de doña Magdalena

Acepta la unión con los astros. No solo las estrellas actúan sobre
nosotros sino que nosotros actuamos sobre las estrellas. Y eso va y
viene. Tú puedes actuar sobre las estrellas. Todo cambio humano se
hace en grupo. Si un grupo empieza a trabajar, cambia el sistema
humano, luego cambia el sistema galáctico.
Estás actuando en el interior de ti, y al mismo tiempo estás
actuando en el exterior de ti. En este momento ya no estás
totalmente solo, estás en unión completa con el cosmos y la
divinidad, porque estás en el interior de ti y en el exterior al mismo
tiempo. Tus acciones no son sólo para ti. Has vencido todo egoísmo.
Los más antiguos sabios de la humanidad han trabajado con esta
meditación. Esta meditación es milenaria.
Siente bien tu cuerpo. Estás al mismo tiempo al exterior de él
y al interior de él. Y el exterior es activo y el interior es receptivo.
Ahora cambia. El exterior es receptivo y el interior activo. Ninguna
diferencia entre tu cuerpo y el cuerpo de los otros y el cuerpo de
mundo. No hay ninguna diferencia.
No hay ninguna diferencia entre tu sexualidad y la sexualidad del
mundo. Tu sexualidad interior es la sexualidad de las plantas, de los
minerales, de los animales, de las entidades celestes e invisibles, de
las fuerzas que se mueven y que conducen la vida en el universo, en
el cosmos. Tu sexualidad no es solamente tuya. Cuando transformas
tu sexualidad interior, transformas también la creatividad exterior.
Comenzar a crear significa comenzar a crear en el universo. Toda
creación, toda fuerza universal llega a mi creatividad también, no
hay diferencia. Eso se llama la sexualidad cósmica.
Tus sentimientos son los sentimientos de toda la humanidad y
de todo el universo. Tu dolor es el dolor de los otros, y tu alegría es
también la alegría de los otros, el amor de Dios–Diosa es también
de los otros, el amor del universo es también de los otros. No hay
sentimiento personal, no hay posesión.
Tus ideas son las ideas de los otros, del universo. Todo lo que
dices ha sido creado por el universo. Nada es tuyo, salvo los errores.
Si hay un error es una mala comprensión de la ley universal. Si
quieres la luz, quiérela para los otros. Si así lo haces, todo lo que

142
Capítulo 18

los otros encuentran es para ti, el genio de los otros es tu genio, los
descubrimientos de los otros son tus descubrimientos.
Aprendo a admirar y a aceptar el valor del otro, porque el valor
del otro es tu valor. Y aprende a admirar y a aceptar tus valores.
Comprendes lo que es la totalidad. Estás unido totalmente a todo.
Todo está unido a ti, tú estás unido a todo. El universo eres tú. Llevas
en ti el pasado y el futuro de la humanidad. Es la unión. Se acabó la
separación. Es el andrógino el que termina con la separación.
Tu centro está vacío y todo tú irradias hacia el exterior. Irradias
hacia el mundo, y recibes del mundo. Es tu vacío lo que atrae todas
las fuerzas del exterior hacia ti. Es una petición formidable. Pides
a la tierra, pides al agua, pides al fuego, pides al aire, pides a la
bendita consciencia universal, la absorbes hacia ti. Te unes a la
tierra para poder recibirla: sientes que tu cuerpo se abre como una
flor y te unes con todos los cuerpos que existen. Y después te unes
con todos los pensamientos del exterior, con todas las consciencias
que están al exterior.
Cuando pides, estás en la luna negra, porque tu interior es negro
y la luz está al exterior, y tú la recibes. Y eso es porque antes te
has vaciado. Cuando la matriz se vacía, recibe todas las fuerzas del
exterior. Ahora respira profundo, como si absorbieras al cosmos
entero. Te sientes lleno. Eres la luna llena. Tienes un tesoro interior
que va a expandirse por el mundo.
Siente bien tu materia como una cosa pura, la materia de tu
cuerpo, de tu sangre, de tus huesos, de tus vísceras, de tus cabellos,
de tus pensamientos, de tus deseos. Todo está en pureza. Ofreces al
mundo una materia pura.
Deja entrar en tu cuerpo un aire puro, respira puramente.
Siente que los latidos de tu corazón son puros, que tu carne no es
el producto del pecado. Es un producto puro aceptado por Dios–
Diosa y por la vida. Ni siquiera tus excrementos son sucios, no hay
nada de sucio en tu cuerpo.
Estás vacío de crítica, de malos pensamientos, de sentimientos
negativos, de deseos destructivos, de acciones negativas. Pero este
vacío es rico y contiene todas las posibilidades de crecimiento. Estás

143
Las enseñanzas de doña Magdalena

lleno de posibilidades que se van a abrir. Eres un ser en potencia,


rico. Y ahora ve si reconoces tu riqueza interior. Mira si eres un ser
vacío sin riquezas o si eres un ser rico que puede dar. Tienes mucho
para dar.
No se sabe todavía lo que se va a dar ni cómo, pero se tiene la
posibilidad del don en nosotros. Vas a dar. Y dando vas a crecer.
La única manera que tienes de dar es a través del amor, a través
del corazón, a través de lo emocional. Es el primer paso a franquear.
¡Abro la flor de tu corazón! Haz una entrega al mundo sincera,
clara, sin disimulos, ningún misterio, nada está escondido, todo
está abierto. Es pureza. Una vez que no escondes nada, el agua, la
vida, vienen a ti puras. Y puedes ofrecer de beber a los otros seres.
Recibes toda la pureza, toda el agua, pero enseguida la das. Puedes
ofrecer y eso hace que seas bendecido. Es el agua bendita lo que
recibes, por tu santa acción.
¿Y cuál es tu acción? Hijo querido del alma, repite estas palabras
conmigo: “Mi carne, yo la acepto, me vacío de pasiones, acepto
toda la creatividad que hay en mí sin finalidad, abro mi corazón, a
través de la apertura del corazón me abro a la luz de la pureza, me
expongo completamente desnudo, sin defensas, y por el hecho de
que dejo de defenderme, recibo lo más puro de mí mismo. Y puedo
ayudar, comunicarlo. Reconozco la vida y agradezco.”

144
19

Si yo no me reconozco, no puedo hacerme y no puedo hacer,


no puedo dar. Hasta que no me haya dado a mí mismo
no puedo dar a los otros.

145
Las enseñanzas de doña Magdalena

146
Capítulo 19

Haciéndome sentir mis manos, la santa curandera me habló así:

Hijo querido del alma, te pido que imagines que eres


completamente positivo, ningún sentimiento decadente,
deprimente, sino todo lo contrario, todos tus sentimientos son
luminosos y de una inmensa bondad. Esa es la finalidad de esta
meditación: encontrar lo mejor de ti.
Imagina que eres persona que ha muerto. Deja pasar cinco
minutos sin pensar ni sentir ni desea nada. Sin moverte.
Ahora eres un feto. Todo en ti está en germen. Ahora poco a
poco, vas a nacer. Si no aceptas que moriste y que vuelves a nacer
no puedes hacer el don.
Eres como un recién nacido, quieres crecer e ir hacia la vida. Este
nuevo nacimiento quiere decir que después de tu muerte hay una
vida eterna, una continuidad. Es recoger la energía profunda de
ti mismo, una energía positiva. Estár com–ple–ta–men–te activo.
Te sientes tus pulgares como una bomba atómica, tan potentes
eres, En ti está la energía del universo y la retienes completamente.
Tienes toda la energía posible. Y estás preparado para recibirlo
todo. Une lo que es positivo y lo que es negativo. Están aquí, en ti,
profundamente en tu centro. Para poder actuar hace falta que te
centres hacia ti mismo, aceptar que tu nada es toda potencia.
Es la potencia de una matriz total. Te tienes. Te cierras al mundo
para crearte. Hay momentos de dar y hay momentos de hacerse. Te
aceptas como una persona que ha nacido. Serás tu madre, y serás
tu padre. Expresas la voluntad total de hacerte nacer y te aceptas
como materia primera, absolutamente y totalmente. Abandonas
toda crítica sobre ti mismo y no hay nada que no puedas aceptar
de ti. Tienes la luz, tienes la vida. Tu más grande tesoro es tu vida.
Ese pájaro que está cantando ahora, canta a la vida. La vida canta.
Entonces reconoces tu vida, es tu tesoro. De este ser cerrado va
a nacer un gran templo. No has actuado todavía en el mundo, estás

147
Las enseñanzas de doña Magdalena

actuando sobre ti, lo que estás haciendo es re–co–no–cer–te. Di


en voz alta: “Yo soy una tierra fértil. Sea lo que sea lo que voy a
sembrar en mí crecerá. No tengo miedo de la oscuridad, porque
la oscuridad es mi base. Es de la oscuridad de donde voy a nacer,
luego acepto esta oscuridad. Acepto esta soledad en la que estoy
porque es una soledad rodeada de universo. Yo soy el centro del
universo. Estoy gestándome, con toda la fuerza, toda la voluntad,
toda la salud, toda la po–si–bi–li–dad. Si yo no me reconozco, no
puedo hacerme y no puedo hacer, no puedo dar. Hasta que no me
haya dado a mí mismo no puedo dar a los otros. Entonces voy a
darme. Me encierro sobre mí mismo y me doy la existencia. Todo
lo que me han negado, yo me lo doy. Si me han negado el sitio, yo
me doy mi sitio. Si me han negado la vida, yo me doy la vida. Si
me han negado la prosperidad, yo me doy la prosperidad. Si me
han negado la potencia creativa, yo me doy la potencia creativa,
y me doy la capacidad de amar, y la inteligencia y el valor, yo me
doy todas las posibilidades de un ser humano. Me reconozco a mí
mismo. Yo soy un ser que será ayudado porque yo me ayudo, que
será realizado porque yo me realizo, en este momento. Soy un ser
que tendrá la vida, porque acepto la vida. Yo voy a ser lo que debo
ser, tal como soy. Soy la programación de un ser esencial.”
“Y ahora, que estoy demasiado lleno de mi fuerza, en este
momento que soy lo que soy, entonces puedo dar. Todo lo que he
obtenido para mí, puedo darlo. Ofrezco, estoy ofreciendo a toda
la humanidad, a la humanidad viviente. Estoy ofreciendo la vida
a todos los seres conscientes, a todos los seres vivos, a todos los
seres que han existido, porque yo soy la continuación de su trabajo.
Estoy ofreciéndome a todos los seres que vendrán, porque es para
ellos para los que trabajo. Yo sostengo el calor del mundo en mis
manos. He aprendido a dar servicio. Dar servicio al otro, al mundo,
a la divinidad. Cuando la fuerza universal quiere emplearme, yo
doy servicio. En los momentos críticos, cuando hay crisis, estoy
ahí para dar servicio. Yo ayudo, doy la limosna, ofrezco todo lo que
soy.”
Ahora, hijo querido del alma, imagínate que eres un ser sagrado,

148
Capítulo 19

imagínate que el mundo te pide. Observa lo que puedes ofrecer


y lo que retienes. En tu imaginación no retengas nada, en esta
posición debes dar todo. Más se te pide y más tú das. Tu capacidad
de dar es infinita porque transmites la vida universal. Recibes y
das. Estás aquí para dar, para prestar servicio. No tienes nada para
ti. Ofreces tu ego, ofreces tu vieja personalidad que siempre has
arrastrado, ofreces tus viejos límites, todo lo que puede definirte, tu
personalidad. En tu ofrenda te vuelves anónimo, eres un ser esencial.
Un gato es todos los gatos, un hombre es todos los hombres, una
mujer es todas las mujeres. Detrás de ti y delante de ti están todos
los hombres y mujeres de la humanidad, los que han existido y los
que existirán. Tú colmas el deseo de los otros.
Y te llevo más lejos, porque te ofrezco la verdad ¿qué verdad te
ofrezco? Mi verdad es una mano vacía. Te enseño que estás vacío.
Estás vaciado de deseos, de los deseos que van a coagular tu ego,
que te van a identificar, que te van a someter a la enfermedad, a la
miseria, a la vejez y a la muerte.
Con las manos vacías, tú darás y darás y darás hasta que todos
los seres lleguen a la consciencia. Estás trayendo la consciencia
al mundo. Enseñas el espejo de la consciencia. Enseñas todo el
espacio, el infinito y la eternidad. Y la punta de tus dedos son luces.
En tus manos hay néctar de frutas que caen hacia la tierra. Y tú
nutres el cielo y la tierra.
Imagino tu cuerpo iluminado como una luz, y le das esa luz
a todo el mundo. Con tus manos transmites el amor del mundo,
la consciencia del mundo, la energía del mundo. Vas a curar toda
enfermedad, a prestar servicio. Estás curando el mundo porque
tú mismo te has curado. Ayudas a mejorar la pobreza del mundo,
elevas el nivel de la gente, y como eres una luz, llamas a todos los
seres que se han perdido, los llamas hacia ti.
Observa cuánto puedes hacer, hasta dónde puedes ir. Ahora
estás dando, no pidiendo. Tu espíritu ¿cuánto puede dar? Ahora
hay algo que va a pasar en el interior de ti, algo que se va a hacer.
Recíbelo sin pensar. Haz circular esas energías. No tengas miedo
de tu poder creativo, ni de tu poder de amar, o tu poder de pensar,

149
Las enseñanzas de doña Magdalena

o de vivir. Hace falta centrarse en sí mismo. Siente que te centras


en ti mismo, con placer. Centrarse es tocar la felicidad, tocar su
alegría de vivir, valorizarse como un tesoro del universo, como una
creación divina, como un ser que se ha encontrado a sí mismo.
Acepta lo que ya eres.
Y detienes el miedo de los otros, calmas, porque estás centrado
en ti. El mundo se detiene y se calma. Si te atacan es porque tienen
miedo, entonces tu calmas el miedo. Cuando la tristeza llega a ti,
la disuelves en tu alegría. Detención. Bendición. Trata de detener
todo lo que te molesta, las relaciones emocionales, un jefe que te
molesta, algún familiar nocivo, las pequeñas cosas, los miedos, las
angustias, una sociedad que te molesta, un mundo que te molesta.
Detener. Es una posición implacable. Di con toda autoridad: “Yo
estoy aquí para calmar el mundo”.
Pero sé dulce, no creas que detener es volverse severo, amígate
contigo mismo, deja tu alegría venir, sé flexible. Vas a mirar
con mucha benevolencia al otro. Vas a dejar que todo lo que es
constructivo en ti se haga, pero vas a parar todo lo que tú destruyes,
toda la negatividad que te impide realizarte. Serás padre y madre
de los otros y los guiarás hacia la luz, cesando de criticarlos. Los
elevas, le das la posibilidad de que sea eso que concibes como la
perfección. Y al mismo tiempo que los detienes, les dices: “Está
seguro de ti mismo, no dudes jamás de ti mismo, todo lo que
quieras tú puedes hacerlo, deja de dudar”.
Y yo te pido, hijo querido del alma, que te decidas a estar seguro
de ti mismo, a no dudar jamás de lo que has sabido elegir, a hacer
lo que estás haciendo empleando la totalidad de tu energía. Apoya
tu oreja en mi corazón. ¿Qué te dicen mis latidos?

En el estado de trance en que yo estaba, cuando apoyé una oreja


en el pecho de doña Magdalena y oí los latidos de su corazón, sentí
muy claramente que ese ritmo me decía: “Ve profundamente hacia lo
que quieres hacer, escoge tu vía, tú puedes”.

150
20

Hay que aprender a purificar el ruido, y la música que se escucha, y lo


que se dice porque las palabras generalmente son impuras.
Tú puedes purificar todo lo que ves, todo lo que respiras, todas las
intenciones mentales, emocionales, sexuales de los otros.
Lo purificas por la llama que rodea a tu templo.

151
Las enseñanzas de doña Magdalena

152
Capítulo 20

Hoy vamos a hacer ejercicios que tienen una fuerza mágica.


Trabajarás sobre ti para adquirir fuerza y para adquirir una nueva
conciencia.
Frótate bien las manos, dedo por dedo, eso hace bien, eso da la
salud. Ahora abre bien las manos, es como abrir tu vida, abre más
todavía, más. Deja que entre esa energía en el pecho, en la boca, la
nariz, en los ojos, en la frente. Imagina que abres tu aura, y llega a
la energía de tu vientre y de tu sexo.
Ahora imagina que tus manos son un río, que hay un río sagrado
que brota de tus manos. Deja que el mismo río salga de lo alto de
tu cabeza, como una fuente, es una fuente luminosa, como un arco
iris.
Ahora, deja salir de tu corazón al mismo tiempo un río de
llamas, un río de fuego que no quema, un fuego de amor.
Ahora, siente entre tu sexo y tu ano una energía fuerte, que es la
fuente del agua que brota de tus manos, del fuego de tu pecho y de
la luz de tu cabeza. Siente esa fuente.
Y sobre todo, ama tu cuerpo como un bol de oro y plata que
sostiene todo eso. Tu materia sostiene todo eso. La energía que
recibes por el sexo es la energía divina y la dejas deslizarse. Aligérate,
vuélvete ligero, tu cabeza se vuelve ligera, y tu pecho, tu vientre,
tus manos. Deja la pesadez, todo es ligero, delicado, transparente.
Tranquilidad, la vida transcurre en paz, vas en un barco por el río
de la vida. Despierta la confianza. Entrégate a la vida, no te opongas
a nada de lo que pase. Y mueve tus manos como si acariciaras el
horizonte, el cielo, la tierra entera, como si acariciaras al aire. Tú
no eres tu dueño. Déjate poseer por la fuerza de la vida, porque
esa fuerza va a preservarte de todo, ella es la salud y la de todas
las personas que se te acerquen. Repite conmigo, hijo querido del
alma: “Yo tengo la fuerza. Yo soy capaz de hacer frente a no importa
qué problema, sin demolerme. Yo puedo curarme y yo puedo curar.
Yo soy un ser que es como un bol de medicina que se derrama
en el mundo y mi medicina es la vida. Yo puedo curar porque me

153
Las enseñanzas de doña Magdalena

estoy curando. Las personas que se me acercan vienen a tomar la


medicina ¿y qué es esta medicina? Soy yo mismo, me acepto como
el ser esencial que soy, soy dueño de mí mismo y me asumo.”
Es una revelación maravillosa, cuando se descubre que para
avanzar un ser debe asumirse. “Yo soy mío, soy mi guía”. Es
tu Dios–Diosa interior el que habla. Si te mantienes, nadie en
el mundo va a poder contigo. A partir de este punto, tú puedes
cambiar tu vida, hacer lo que quieras. Por este juramento eres fiel
a tu trabajo, al lugar donde estás. Por este juramento, detienes el
querer parecer delante del otro, dejas de comprar al otro, de dejarte
llevar. Cuando dices esto, la fuerza entra en ti, porque eres capaz de
hacerte nacer y de hacerte morir. Tomas tu vida en tus manos. Eres
capaz de prosperar, eres capaz de abrir tu camino. Eres un guerrero
sagrado capaz de combatir, pelear, pero no tienes necesidad de eso.
Es un juramento de paz y de posesión total. Crees en lo que haces,
crees completamente en ti mismo, te otorgas confianza. Y tienes
fuerza para reponerte si caes en la debilidad… Repite conmigo, hijo
querido del alma: “Todo debe pasar, me mantengo, realizado. Puedo
vencer los vicios. Puedo vencer las ideas negativas, que son peores
que el alcohol y la droga. Puedo vencer los sentimientos agresivos,
los sentimientos de dependencia. Puedo vencer los deseos mal
colocados, puedo vencer la enfermedad, puedo vencer la pobreza.
Limpio las larvas que se acerquen a mi cuerpo, las cosas que están
pegadas a mí, purifico mi cuerpo. Todo lo que sea pesado, todo lo
que sea opaco, todo eso lo limpio. Purifico mis ojos de las imágenes
que los han ensuciado. Purifico mis oídos de todos los ruidos y las
palabras que los han ensuciado, que han ensuciado mi alma. Limpio
mi lengua de todo lo que se ha dicho de inútil. Purifico las palabras.
Venzo a la muerte porque me identifico con la vida. Sostengo todo
el universo en mis manos. He puesto el universo en mis manos y
tomo un trozo del universo y lo sostengo. Tengo el mundo en mis
manos, y a partir de estas manos yo puedo conducirlo y hacerlo
girar.”
Pon tus manos hacia tu pecho, sobre tu corazón, y es tu corazón
el que tienes en las manos, y tu corazón se va a convertir en el

154
Capítulo 20

centro del mundo. Repite conmigo, hijo querido del alma: “Yo
tomo posesión de mí mismo, me confundo con el centro vital y me
transformo en él.”
Imagina que una luz divina sale de ti y lava el mundo. A tu
alrededor hay seres que están danzando. Es la alegría, son los
espíritus de la materia, del agua y del fuego, todos los espíritus del
mundo que danzan alrededor tuyo. Eres el templo de la alegría.
Piensa que en torno a ti hay estallidos de energía. Abre tu persona,
no te limites a la superficie de tu piel. Crece. Eres mucho más grande
que tu piel. Vive tu yo superior. Te pido que sin ninguna vergüenza
te conviertas en un ser sagrado.
Desde tus manos que están en tu pecho, sobre tu corazón, salen
rayos dorados, como un cáliz que se abre hacia todas las direcciones
del espacio. Acepta tu divinidad. Todos somos el mismo ser, el
mismo ser divino. Cada uno de nosotros es la divinidad. Para que
la divinidad exista tú debes aceptar tu divinidad. Repite conmigo,
hijo querido del alma: “Yo soy la divinidad, yo soy el ser consciente,
yo soy el ser evolucionado, completamente. No tengo que buscar
nada, yo lo soy todo, soy un ser completo. Tengo todo para dar
ahora. En este rayo dorado, me proyecto en el mundo. Y encuentro
a todos los Dioses–Diosas que están en el mundo. Cristo está aquí,
María está aquí, Buda está aquí, Quetzalcóatl está aquí. Y yo me
comunico con todos esos soles. Formamos un templo con millones
y millones y millones de seres vivos, todos los seres que han aceptado
ser un ser de luz en el pasado y en el futuro, están conmigo en este
momento. Mi fuerza es inconmensurable, mi calma es como un
océano. Estoy entre el tiempo y el espacio, en el vacío total. Estoy
unido absolutamente a todo. Estoy en la cima de la montaña, en la
cima de la perfección. Me acepto como ser sagrado y porque me
acepto, me convierto en Maestro. Voy a enseñar a los otros seres
humanos a llegar a su divinidad.
“He despertado el sol que llevo en mi pecho. Estiro la columna
vertebral con gran placer, me estiro como una cobra que sale de la
caja. Porque tengo el derecho de respirar, tengo el derecho de tomar
mi sitio. Yo soy el centro de un templo. Expando la luz en todas las

155
Las enseñanzas de doña Magdalena

direcciones del espacio. Proyecto la divinidad de mi mente, proyecto


la divinidad de mi corazón, proyecto la divinidad de mi sexo. Mis
manos son delicadas, rozan como una pequeña pluma, no hacen
ningún esfuerzo. Todos los seres son mis niños, mis enfermos, y
yo voy a hacer crecer a esos seres, voy a curar a esos seres. Todos
los seres conscientes, plantas, animales, seres humanos, son mis
hijos y son mis hijas y yo voy a hacerlos evolucionar, hasta que ellos
lleguen a ser sagrados.”
Cuando un ser llega a la perfección no se va de este mundo, esa
es la maravilla, porque él quiere estar aquí para ayudar a los otros.
Cuando te conectas con tu divinidad, te conectas con todas esas
fuerzas benevolentes. Están todos aquí, estamos todos juntos. Ellos
están para ayudarnos, a nuestro servicio.
Desde ahora tienes que habituarte a pensar que tu mirada
purifica. Generalmente la gente mira para ensuciar al otro, porque
son críticos. He visto muy pocas personas que miren al otro para
purificarlo, para ver su Dios–Diosa interior y pasarle la llama
divina. Y es eso lo que tenemos necesidad de hacer y de sentir. Tú
puedes purificar. Cuando me escuches con los oídos no critiques
mi voz, de tal manera que cuando yo hable escuches un sonido
puro, porque tú lo purificas. Hay que aprender a purificar el ruido,
y la música que se escucha, y lo que se dice porque las palabras
generalmente son impuras. Tú puedes purificar todo lo que ves,
todo lo que respiras, todas las intenciones mentales, emocionales,
sexuales de los otros. Lo purificas por la llama que rodea a tu templo.
Si no amas a los otros, no te purificas. Amar es unirse,
comunicarse, dar. La purificación del mundo viene por el amor.
Cuando amas el mundo, cuando amas a alguien lo purificas. Es un
gesto de amor. Trata de hacer un gesto de don. Y deja venir a los
que amas. Haz venir a las plantas, a los animales, a los seres amados,
y vas a ver que a medida que esos seres se presentan, eliminas las
críticas de esas personas y las purificas. Si no amas a nadie, déjate
venir a ti mismo. Ama por fin a ese tu corazón que tanto te ama.

156
21

Se ruega en silencio profundo para que el mal en el otro cese.


La persona está poseída por el mal, pero la persona no es mala,
entonces yo no le deseo el mal a los que me lo hacen, yo no deseo la
destrucción de los que me hacen mal.
Lo que deseo es que el mal en el otro cese.

157
Las enseñanzas de doña Magdalena

158
Capítulo 21

No podemos ser perfectos si nuestra conciencia no ha despertado


a captar la totalidad, a vivir en la totalidad del cosmos, es la
Conciencia Cósmica. Ella permite creer, aceptar en nosotros el
Dios–Diosa interior, la vida interior. Saber que podemos obtener
el conocimiento por nosotros mismos, la sabiduría por nosotros
mismos, la divinidad en nosotros mismos.
Aprieta las manos abiertas contra tu pecho, bien apretadas, y
poco a poco, muy despacio las sueltas, y continúas soltando cada
vez más y más. Aprietas mucho y luego más grande es la apertura
y más piensas que te vuelves ligero. Apretar y comenzar a soltar
milímetro por milímetro la presión, cada vez más ligero; eso es,
muy bien…
Ahora aprieta las manos abiertas contra tu cabeza, bien
apretadas, y poco a poco, muy despacio las sueltas. Es así como
humano, milímetro por milímetro, te vuelves consciente. Ahora
aquí en el sexo, en la pelvis, se presiona fuerte y se suelta la presión.
Cerrar, cerrar, cerrar y abrir, abrir, abrir.
Ahora, dobla tu lengua hacia tu garganta y murmura
“mmmmmmm”. Esa vibración lánzala por tu garganta hacia el
interior de tu cabeza imaginando que la llenas de dulzura. Ahora
saca lo más que puedas la lengua, sin timidez, sin pudor, estirada,
estirada y da fuertes rugidos como si fueras un león.
Cubrir con las manos una cosa significa aumentar su poder,
porque con la cobertura la proyección queda como encerrada.
Después cuando la abres es un gesto más potente. Prueba.
Es así como hacemos los magos para desarrollar nuestra caridad,
y para que los otros tengan caridad por nosotros. Tienes que hacer
al otro caritativo frente a ti y para que tú te vuelvas caritativo. Es
muy importante ser caritativo, poder ayudar a la gente, pero es
también importante que el mundo se vuelva caritativo, para ti y
para los otros. Y no solamente mostrar la caridad sino poder actuar
de una forma mágica para que el mundo sea caritativo.
El gesto que se hace, aquí se cierra la mano, es el gesto de una

159
Las enseñanzas de doña Magdalena

abeja. Se toman los dedos medios y se unen con su pulgar. Apoyas


el dedo gordo sobre la última falange del medio. Este este gesto
provoca en tu espíritu una actitud de potencia. Ahí tienes la fuerza
del corazón. Vas a volverte caritativo.
En la mano izquierda tienes el lado receptivo, llamado femenino
y en la mano derecha el lado activo. He pasado el activo al lado
izquierdo para acostumbrarnos también a no pensar que el lado
izquierdo o que la mujer son puramente receptivos. La mujer es
también activa. Aquí en la izquierda tengo una mujer activa y en
la derecha un hombre receptivo. Este gesto indica la gran caridad
que se recibe y que se da, es la caridad divina. Esto es el comienzo
del rayo y ésta es la recepción del corazón. Luego en la perfección
del corazón se recibe el rayo divino, cuando se pide la caridad a
nuestro padre–madre que está en el cielo, se tiene la caridad que
tenemos aquí. El rayo divino es la caridad del corazón.
Observa cómo los otros son diferentes, pero no los critiques.
Puedes aceptar las diferentes reacciones, los diferentes caracteres
y respetar a todo el mundo, porque cada uno se expresa de modo
diferente. Es la caridad.
Cuando se hace la posición de caridad, hay que sentir que aquí
nos conectamos, como se conecta una radio a la electricidad, tú
te conectas con la energía divina. Es pura caridad y la recibes de
la perfección de tu corazón. Es como si se tuviera unas antenas. Y
sientes la relación de una mano con la otra.
Hay personas que a veces están poseídas por el diablo y van a
hacerte mal, porque hacen proyecciones hacia ti. Estas personas no
son malas, están poseídas por proyecciones que no te corresponden.
Y para defenderse cuando se te quiere hacer el mal, para parar la
maldad, no de la persona sino de la proyección, para sacar del
corazón todas esas pasiones que hacen mal, se ponen los dedos
como te lo estoy diciendo: el gordo apoyado en el dedo del medio,
tanto a izquierda como a derecha. Esta posición es utilizada para
impedir todo el mal que nos puedan hacer. Cuando se dice acabar
con el mal, eso no significa acabar con el otro, sino acabar con el
mal en el otro. ¿Comprendes la diferencia? Una persona que no ha

160
llegado a la conciencia divina, cuando alguno le hace mal quiere
matar al otro, quiere destruir al otro. Por esta posición tratamos de
comprender que no hay que matar ni destruir al otro, que hay que
destruir el mal.
Se ruega en silencio profundo para que el mal en el otro cese.
La persona está poseída por el mal, pero la persona no es mala,
entonces yo no le deseo el mal a los que me lo hacen, yo no deseo
la destrucción de los que me hacen mal. Lo que deseo es que el mal
en el otro cese.
Así se acaba con el odio, no se puede odiar. Se trata de parar el
mal, el demonio. Existen los demonios de una forma o de otra, en
forma de proyecciones. Toda la propaganda de las guerras te dicen
que hay que destruir al enemigo. Toda la moralidad, que hay que
quemar el pecado. Es así como nos han enseñado, pero el castigo
es al mal. Cristo saca los demonios a los enfermos, si os acordáis,
él hacia salir el mal. Si alguno trata de hacerte mal, no pienses en la
persona, sino en el mal que hay en esa, y ruega para que se acabe.
Ruega también para que si hay alguna cosa en ti que te pueda hacer
mal se vaya de ti.
No respondes a la cólera con la cólera, al insulto con el insulto,
no entras en el juego del otro. Si calmas el deseo de herir al otro,
te fortificas. Eso te da la fuerza del corazón. Encuentras tu propia
fuerza en ti mismo. Eso significa que encuentras que lo que haces
es justo, que tu obra vale la pena. Te pueden criticar, hacer malas
críticas, te pueden poner palos en el camino, pueden tratar de
impedir tu obra, de impedir tu vida. Pero tú la haces porque la
encuentras justa. Y las afrentas que la gente te dice tú las recibes
y las dejas irse, como el agua de un río… Si sientes que tienes un
sentimiento y crees que es justo, continúa teniendo ese sentimiento,
vive tu vida tal como la sientes.

161
Las enseñanzas de doña Magdalena

162
22

Pierdo mi cara, pierdo mi forma, pierdo mi sexo y mi edad,


pierdo toda definición.
Yo soy una piedra entre las piedras,
y formo parte de la Tierra.

163
Las enseñanzas de doña Magdalena

164
Capítulo 22

Esta meditación fue fundamental para mí. La santa curandera me


tomó entre sus brazos y con una voz que soy incapaz de describir,
la palabra “dulzura” no es suficiente, unió su espíritu al mío, me
permitió identificarme con ella, y me guio en un trance donde a ratos
fui yo mismo y a ratos fui ella.

La fuerza del sexo es como el aceite o el petróleo, y se acumula


hasta que se convierte en fuego. Nos concentramos y se deja
circular la energía sexual, no se la niega, se la utiliza para el trabajo
espiritual. Cuando se niega el sexo no se puede hacer un trabajo
espiritual. La energía sexual reprimida, a no importa qué edad, nos
ensucia. El fuego, si arde, purifica.
Estira tus manos con las palmas hacia el cielo. Después, levanta
en cada mano, juntos, el dedo medio y el dedo anular. Usa la
imaginación para actuar sobre tus sensaciones corporales. Estira
esos cuatro dedos, estíralos, alárgalos varios kilómetros, más
estirados, más largos, siéntelos como una línea, una línea larguísima.
No tengas miedo de hacer una extensión de tu ser, de pensar que
vas a llegar muy lejos. Piensa que tus dedos son un rayo de luz que
llega hasta las estrellas. Ahora recibe la fuerza sexual desde arriba,
desde la conciencia de Dios–Diosa que crea al universo. Deja que
esa fuerza captada por tus dedos te inunde todo el cuerpo. Recibe
una tempestad que se expande dentro de ti. Siente que brillas.
En cada mano estos dos dedos producen una llama. Somos
portadores de llamas. Así tú penetras en el mundo, así tú te
extiendes. ¡Ábrete! ¡Abre tu mente, abre tu corazón, abre tu sexo,
abre la palma de tus manos, estíralas, todavía más, como manos
de sapo! Esto es difícil de hacer, porque nuestra sociedad nos ha
enseñado a cerrar las manos. Deja, déjate llevar por la fuerza sexual.
Gana en años de vida, porque mientras más te abres más vives.
Y ahora a cerrar. Sé capaz de cerrar, de tomar, no sueltes.
Verdaderamente las cosas que amas no las dejarás jamás. La vía

165
Las enseñanzas de doña Magdalena

mágica no la dejarás, la luz de la conciencia no la dejarás, el estudio


no lo dejarás, la vida no la dejarás, lo que amas no lo dejarás, lo
que te conduce a la eternidad no lo dejarás, lo que te conduce al
despertar no lo dejarás, te mantendrás firme.
Y después, poco a poco, cuando te sientas seguro, deja que tus
manos se abran solas, como la respiración. Esto es mío, pero para
compartirlo. Porque hay que saber decir no y hay que saber decir
sí. Poco a poco, comienza a crecer, es un trabajo, es un nacimiento
a la apertura, tus manos están naciendo, y tu cuerpo se llena de la
sagrada energía sexual, y tu corazón se abre y tu alma se abre y tú
por fin descubres que tus pulmones son tuyos y respiras un aire que
es tuyo.
Quiero que con tus manos, abras como un velo. Puedes sentir
que penetras en el aire, abrir caminos como vaginas amorosas que
vibran con tus caricias. Hay lugares sensibles en el aire que tus
manos van a sentir. La delicadeza es esencial para la fuerza. Te pido
que acaricies el aire como si fuera un volumen sensible. Delante
de ti hay un ser invisible que te ama. Es tu aire. Él entra en tus
pulmones, sale. Respirar es hacer el amor con el mundo.
Siente si tus manos están limpias o están sucias, si se sienten
culpables o no culpables. Analiza tus manos a la luz de tus actos.
Vive la inocencia de tus manos, y si hay culpabilidad, tú la eliminas.
Ahora son manos lavadas, ahora son inocentes, están meditando,
tú no tienes nada que esconder.
Lentamente, levanta el peso de tus manos, haz que tus manos se
vuelvan dulces, ligeras, espirituales, transparentes. Todo tu cuerpo
va a sostener tus manos. Busca en tus manos la juventud, busca la
ingenuidad infantil. Y ve más lejos, aprende a mover tus manos
con la pequeñez de un niño. Pon tus manos sobre el pecho, porque
vas a convertirte en un feto. Los dedos van a desaparecer, tienes
una mano pequeñísima, estás en el agua maternal y siente “Yo voy
a hacer nacer mis manos en mi feto, voy a hacer crecer mis dedos,
voy a hacer crecer la palma, y después voy a hacer crecer mis cuatro
dedos y mis pulgares” Y así yo asisto al movimiento celular de mis
manos y así voy a parir mis manos nuevas.

166
Capítulo 22

Ahora relaja las manos, vuélvelas blandas, muy blandas,


abandona la voluntad. Las manos forman como un pequeño bol.
Los dedos se tocan los unos a los otros, pero no hay tensión. Una
cuchara debe estar vacía, como la luna debe estar vacía para recibir
la luz. Estas manos están vacías, es un instrumento de recepción.
Yo las pongo aquí en el vientre, las apoyo en mi pelvis, a la altura
del sexo, tranquilas, ellas caen por su propio peso, son manos de
recepción. ¿Qué es lo que recibo en este bol? Hará falta que lo reciba
todo. Mis manos van a absorber toda la energía de la Tierra, y la
van a absorber directamente de un punto que se encuentra entre
el sexo y el ano. Todo mi cuerpo es un instrumento de recepción.
Mis manos van a ser como un acumulador de toda la energía que
comunican mis pies. Siento que mis pies me dan completamente el
sostén, que son la raíz de mis manos. Siente eso.
Y después, subes por tus tobillos, hasta las rodillas, y por tus
muslos y tus nalgas, tu sexo, hasta la cintura. Y toda esa fuerza, tú la
pones en tus manos. Te has comunicado con toda la parte de abajo
de tu cuerpo. Para hacerlo, es bueno mantener la columna vertebral
bien recta si se puede, si no, te apoyas contra la pared.
Y subimos por la columna vertebral, se toma la fuerza de los
brazos, de tu pecho, de tu cuello, de tu cabeza, y siente la energía de
la respiración otra vez y le agrego los latidos del corazón, la fuerza
de mi hígado, la fuerza de mis riñones, de mi páncreas, de mis
intestinos. Imagínalo.
En Egipto cuando hacían una momia le sacaban todos los
órganos y los ponían en un vaso. Aquí, en tus manos en forma de
bol, está el vaso que contiene todos tus órganos. Eso significa un
cuerpo vacío. Cuando estás en la magia, tu cuerpo se vacía de toda
posesión. Ya no es mi cuerpo, es un cuerpo. Que entre todas las
reencarnaciones es solo un vehículo que debe estar exento de toda
posesión. Yo dejo vivir a mis pies su propia vida, dejo vivir a mis
piernas su propia vida, dejo vivir a mi sexo su propia vida, dejo
vivir a mi pecho, dejo vivir a mis brazos, dejo vivir a mi cuello, dejo
vivir a mi cabeza su propia vida. Cabeza, mente, cerebro, todo eso
no me pertenece a mí en tanto que ego.

167
Las enseñanzas de doña Magdalena

Reconozco que mi materia pertenece a la materia, que mi cuerpo


es un vehículo al que yo no me engancho. Pierdo mi cara, pierdo
mi forma, pierdo mi sexo y mi edad, pierdo toda definición. Yo soy
una piedra entre las piedras, y formo parte de la Tierra. Por estas
manos, comienzo a comunicarme con todo mi cuerpo, y mi cuerpo
va a comunicarse con toda la materia de la Tierra.
Aquí, tengo la energía de las rocas, aquí tengo la energía de las
montañas. Me convierto en una montaña, eterna, fuerte, sin ego.
Conviértete en una montaña, piensa en las raíces que tiene una
montaña, que van a lo más profundo. Una montaña se comunica
con toda la corteza de la Tierra, una montaña se comunica con
el centro de gravedad, con todas las profundidades, con el planeta
entero. Por este gesto, yo me convierto en el planeta entero, en la
materia del planeta entero, y soy tan sólido como el planeta.
Me mantengo como una montaña. Ningún pensamiento
incontrolado va a hacer que me mueva, ningún sentimiento
incontrolado va a hacer que me mueva, ningún deseo incontrolado
podrá moverme, ninguna fatiga podrá moverme, ninguna angustia
podrá moverme, ninguna amenaza podrá moverme. Yo me entrego
a mi ser físico y me convierto en una montaña. Me convierto en
todas las montañas, y también, cuando me comunico con la materia,
me convierto en la materia del universo entero. Me comunico con
todos los átomos, con todos los minerales, tengo la fuerza del oro,
de la plata, del cobre, del plomo. Reconozco la infinita fuerza de mi
cuerpo. Y mi ego se convierte en algo demasiado pequeño para este
monumento inmenso que es mi cuerpo.
Entonces la recepción está abierta, porque cuando me he
convertido en una montaña, cuando me he convertido en la
materia del planeta entero, es cuando puedo recibir por fin, en este
cuerpo, el total. Dejo venir la energía de la reproducción, abro la
puerta de mi sexo que es una energía de eternidad, una energía
divina. Me comunico con mi sexo y con la energía divina que
mantiene el presente. Dejo venir la energía creativa de todo ser
vivo. Es la energía de todos los seres que están conmigo, la energía
de todos los animales, la energía de todas las plantas, la energía

168
Capítulo 22

de todos los planetas, la energía del sol, la energía de las raíces, la


energía de las semillas, la energía de los capullos, la energía de las
flores, la energía de los insectos, la energía de la lluvia, la energía
de todos los océanos. Y absorbo la vida. Toda la reproducción, las
estrellas que van a nacer, los cometas, la danza del cosmos, me dan
la potencia. Voy a proyectarme hacia todos los puntos del espacio.
Siento que mi pecho se abre, porque tiene una raíz en estas manos,
y no tiene miedo de disolverse. Lo que tenemos en estas manos, en
esta montaña que llamea, es el universo completo. Siento toda la
luz que yo llevo, infinita, llena de energía y de calor, transparente,
sólida, y la tengo en mis manos. Es el producto del puro amor, total,
de la creación, que emerge como la vida, de lo no manifestado, del
vacío, del maravilloso vacío. El cuerpo se convierte en un regalo
al mundo. Es el grado más alto de la humanidad. Se tiene al fin su
propio ser. Se afirma ser un bol lleno.
Mira la fuerza que tienes cuando no tienes miedos. No tienes
miedo de ser quemado por el fuego, el fuego no te quema. No tienes
miedo de ser sepultado por la tierra, la tierra no te toca. No tienes
miedo de ser ahogado por el agua, el agua no te ahoga. No tienes
miedo de ser dispersado por el viento, el viento no te dispersa. No
tienes miedo de ser invisible, porque la invisibilidad no te quita la
consciencia. No tienes miedo del amor, porque el amor se convierte
en ti. No tienes miedo de la vida, porque la vida eres tú. No tienes
miedo de lo no manifiesto, de lo misterioso, porque el misterio
eres tú. Domas todo lo que viene de lo bajo, todas las amenazas
que vienen del pasado, todas las cosas que no se han realizado, de
los sufrimientos, de las pesadillas, del infantilismo. Yo los paro. El
materialismo, yo lo paro, porque él no va a sepultar mi consciencia,
ni mi amor, ni mi sexualidad, luego yo paro el materialismo y no
me amenaza con el dinero. Mi creatividad puede parar la angustia
económica. No se me amenaza con lugares podridos, donde no se
puede respirar.
Yo paro el miedo de todo lo que es subterráneo, paro el miedo
a mi inconsciente; pongo la mano ahí, y estoy conquistando todos
esos demonios, porque me he dado cuenta con la fuerza que tengo,

169
Las enseñanzas de doña Magdalena

de que los demonios son la manifestación de mi yo. Eso no es sino


yo, porque yo soy todo. Entonces, pacifico esos demonios y los voy
a someter a mi servicio. Pongo una antena hacia el abismo sórdido,
y con la fuerza que tengo, los pacifico. Y soy tan fuerte que obtengo
la victoria, los paro y los canalizo. Los canalizo hacia este canal de
fuerza, de luz, de amor que yo soy, y en lugar de destruirme, me
alimentan. Se comienza a tomar el alimento de la tierra. Medita
sobre eso. Tus angustias, angustias económicas, de creación,
profesionales, de enfermedad, de fatiga, todo tipo de angustias,
puedes domarlas por la fuerza de este trabajo que has hecho hoy, se
paran y se ponen a tu servicio.
Cuando haces esto, despiertas las fuerzas positivas de la tierra.
¿Y qué es despertar las fuerzas positivas de la tierra? Es transformar
todo lo que es negativo en alimento de todo lo que es positivo.
No se le elimina, se le transforma. Porque todo eres tú. Es lo que
yo llamo subyugar. Porque todo lo que es negativo debe darte su
energía y convertirse en una parte de ti. Tú danzas con tu enemigo.
¿Y cómo se puede transformar? Absorbe entre el sexo y el ano tu
poder material, construir lo que quieras. Y después, a la altura de
la pelvis, busca un punto en el que absorbas toda tu fuerza sexual.
Y dos o tres centímetros bajo el ombligo, absorbe la fuerza de tu
centro de gravedad. En el pecho siente que toda la caja torácica se
te abre con calor. Bajo tu barbilla, en donde comienza tu cuello,
es el nacimiento de la raíz del lenguaje, es la purificación y la
comunicación, absórbelas. Y a partir de ahí, el cerebro debe llenarse
de luz. Y todo eso debe partir como un canal que va del ano a la
cabeza y va hacia la comunicación universal y cósmica.
Eres un eje. Paras los sentimientos infantiles, los fantasmas, las
cóleras, los miedos, las angustias, las penas, las culpabilizaciones,
las injusticias, la crítica. Descubres el éxtasis de ser lo que eres.

170
23

Cuando juntas las manos, como si rezaras, unes lo receptivo


y lo activo, el universo y la divinidad, es la perfección, todo está unido,
sientes el éxtasis de estar vivo.

171
Las enseñanzas de doña Magdalena

172
Capítulo 23

Hijo querido del alma, tus dedos índices corresponden al aire,


tus dedos medios al fuego, tus anulares al agua, tus meñiques a tu
carne, huesos y sangre, tus pulgares corresponden a la energía vital.
Puedes comunicarte con cada uno de tus dedos, es como una nueva
dimensión del pensamiento. En estos dedos están unidas la vida y
la muerte. Tu mano izquierda significa el Universo, lo que se recibe,
la parte receptiva. Confianza completa. Tu mano derecha significa
el Dios–Diosa, la actividad completa, que entra en el Universo para
hacerlo vivir.
Cuando juntas las manos, como si rezaras, unes lo receptivo y lo
activo, el universo y la divinidad, es la perfección, todo está unido,
sientes el éxtasis de estar vivo.
Hijo querido del alma, mi finalidad es enseñarte lentamente,
calmamente y profundamente, para que puedas enseñar a los
otros. ¿A dónde nos lleva la conciencia de nuestras manos? Las
vas sintiendo como si rasparas una capa tras otra hasta llegar a tu
núcleo de dolor. Ves a tu niño interior, tu pasado. Cuando raspas en
el pasado entras en el sufrimiento. Cuando estás en el sufrimiento
y en el pasado, no conoces el futuro, no sabes a dónde vas. Después
de todo, lo que nosotros conocemos son estados de espíritu que
corresponden a nuestros límites. Lo máximo que se conoce es
cuando se está alegre, pero hay otros niveles de alegría que no
conocemos, no se conoce el nivel del poeta embriagado de belleza o
el nivel de la santidad, o el nivel del héroe realizado. Se sabe porque
se escuchan cosas o se leen en los libros, pero nosotros mismos
no conocemos este estado. La meditación que vamos a hacer, no
rasca la parte oscura de nosotros. Vamos a aprender a imitar ese
luminoso estado de espíritu que corresponde a más de lo que puede
llegar un ser humano, vamos a llegar a lo suprahumano. Vas a tratar
de imaginar, a través de tus manos, que has llegado a la perfección
de tu alma.

173
Las enseñanzas de doña Magdalena

Hijo querido del alma, pon tus dos manos juntas con los dos
pulgares apoyados en tu frente apuntando hacia el cielo. Relaja el
índice, relaja el dedo del medio, relaja el anular, relaja el meñique,
relaja los pulgares. Imagina que quitas una inmensa cantidad de
polvo de tus manos, tíralo, tíralo todo, y vaciando tus manos vacía
también la cabeza, vacía tu corazón, tu sexo, vacía tu cuerpo. Ahora
imagina que tus dos manos juntas son una llama sagrada. Deja
entrar la claridad de la llama dentro de ti. Todo lo que es oscuro,
en los hechos realizados y no realizados, lo quemas en la llama y te
purificas. Purificas toda la vibración de tu cuerpo y dejas entrar la
luz de la llama en tu sexo, en tu corazón, absorbes la llama hacia la
cabeza, purificas el cerebro. Y comienzas con un ligero balanceo a
hacer movimientos de ofrenda. Con tus manos, absorbes de ti y lo
ofreces al mundo. Ahí te conviertes en poderoso. Tomas y tomas
todo de ti, todo lo que has purificado, energía, deseos, sentimientos,
pensamientos, y después lo ofreces: dar, dar.
Hijo querido del alma, ve hacia lo alto cuando lo hagas, cada
vez más claro, cada vez más hacia la luz, cada vez más en contacto
con las fuerzas celestes. Levantas las manos juntas y las hundes en
lo alto, hay transparencia y pureza. Y después desciendes hacia lo
oscuro con tus manos, y vas a apoyarlas en el suelo, en las fuerzas
que están ocultas. Abres las manos y las apoyas en el suelo, tomas
con tus manos tu sitio en el suelo, porque si no tomas tu sitio en
el suelo, no puedes elevarte hacia lo alto. Entonces tocas el suelo,
y después despegas las manos, siempre en unión con el suelo, sin
perder jamás, a medida que las elevas, la relación con el suelo.
Siempre sintiendo la relación con lo bajo, cuando elevas las manos.
Y eres poderoso porque puedes comunicarte con lo bajo y subir
más alto, más alto. Más estás en contacto con lo bajo y más te
elevas, continúa en contacto con el suelo, y vuelves hacia el suelo,
bien consciente. Trata de sentirlo, bien en contacto. Y vuelves al
espacio y lo acaricias como si acaricias a tu alma. Es muy bello. Vas
a tocar como un músico, vas a jugar con las alturas, y a medida que
deslizas tus manos por los caminos del aire las manos, sientes el
divino contacto. Eso es salir de sí. Las manos hacia lo alto están en

174
Capítulo 23

contacto con el cielo. Tú tienes el cielo en tus manos y desciendes y


todavía el contacto está ahí.
Hijo querido del alma, esta que parece una posición completamente
terrestre, es una unión con el cielo superior, puedes decir “nuestro
padre–madre” y puedes pedir a Dios–Diosa, a la potencia superior
con tus manos. “De lo más profundo de mí, yo te llamo a ti, oh
Señor–Señora, incluso por tierra estoy en comunicación contigo, y
yo me elevo hacia ti. Nunca más abandonaré la comunicación con
lo alto”. ¡Toma de lo alto, la fuerza de Dios–Diosa, toma lo que no
te han dado, toma todo lo que necesites! Recibe, recibe. Y ahora, a
medida que desciendes las manos, recibiendo más y más de arriba,
comienza a recibir también de la tierra.
Hijo querido del alma, toco la tierra, tu futuro está ahí, es
infinito. Estás para siempre unido al infinito. El infinito significa
la consciencia del universo. Llegas más allá de tu muerte. Estás
completamente unido con el futuro de la humanidad, más lejos de
la muerte. Estén donde estén, tus manos están unidas con la acción
del futuro. Ahora toma el futuro y se lo das al presente. Todo lo
que serás, yo lo eres, si serás consciencia cósmica, eres consciencia
cósmica, si serás Dios–Diosa, eres Dios–Diosa, si serás infinito, si
serás cosmos, eres ya cosmos, universo, galaxias. Y lo puedes dar.
Toca la tierra, siente la fuerza de todo lo que ha existido, de todo
lo que ha estado vivo. Está ahí, acariciando la palma de tus manos.
No hay límites. Estamos todos unidos y se puede tomar. Toma de la
tierra, y toma del cielo.
Hijo querido del alma. Ahora conoces el poder de tus manos.
Cada vez que muevas tus manos conéctalas a tu imaginación,
a la energía, siente los colores, la luz como la cola de un cometa.
Acaricia el aire e imagina que tus manos dejan huellas de colores.
Si no sientes el color, deja un trazo negro o gris. Debe salir por la
punta de los dedos, manar hacia lo alto, hasta convertirse en luz.
Vuelve tus manos hacia el suelo y deja caer agua bendita de tus
dedos, agua de color, nutritiva, como un néctar que gotea. Y dale a
tus manos la delicadeza de un ser transparente. Haz movimientos
con tus dedos de una delicadeza extrema, todo aquello que tu alma

175
Las enseñanzas de doña Magdalena

puede concebir de delicado. Son tus manos las que hacen mover tus
brazos. Ofrece, estas manos delicadas, perfumadas, transparentes,
dulces, haz una ofrenda de tus manos. Imagina que hay una
divinidad, y que el único regalo que puedes darle son tus manos.
Imagina un ser que tú amas, que tú adoras, y no tienes nada que
ofrecer excepto tus manos. Es tu ofrenda. He aquí mis manos. Son
delicadas pero tienen una fuerza inconmensurable, porque pueden
ofrecer un regalo delicado y fuerte al mismo tiempo, dulzura y
pasión, luz, transparencia y solidez. Imagina que tus manos son
las más bellas de la creación, acepta la belleza en ti, tus manos son
bellas y puras y fuertes y equilibradas. Y en la palma de tus manos,
sientes la comunicación con la tierra, con el cielo, con el futuro, con
el pasado. Piensa que tus manos son el centro del universo, todo
gira alrededor de la belleza de tus manos, los ángeles, miríadas de
ángeles, seres de luz, la divinidad.
Hijo querido del alma, con tus manos puedes controlar toda
la tierra, porque la tierra te ama. Cuida la tierra con tus manos.
Tus manos están sostenidas por toda la fuerza de la tierra, ella te
sostiene, luego ella te ama. Con esta mano alimenta el fuego, para
que no se apague, porque el fuego te ama, y se convierte en tu amigo.
Y deja salir ahora de tus manos llamas, porque el fuego te ama.
Y en el dorso de tu mano, siente la potencia de los manantiales,
porque las fuentes te aman y tú puedes controlar el agua. Y ahora
pon tus manos en el aire, en el espacio, puedes penetrar en todos
los misterios, en todo lo que es inmaterial. Puedes atravesar el
universo con tus manos, en la dirección que tú quieras. Todo es
amigable hacia tus manos, tus manos son las novias del universo.
Siente bien la diferencia ahora entre la mano izquierda y la mano
derecha. Y ahora, tomas la mano derecha y la mano izquierda y
haces un lazo, es la paz entre tu derecha y tu izquierda, las pones
juntas, y las acaricias. Os tocáis y os reconocéis, manos, y conocéis
la amistad y la colaboración, y las manos trabajan juntas, ellas se
comprenden, colaboran. Cuando una es actividad, la otra recibe,
no hay duda en la colaboración de tus manos, ellas se conocen y
se aceptan, sin necesidad de ponerse de acuerdo, un movimiento

176
Capítulo 23

repercusiona en la otra, compenetración total. Como Dios–Diosa


y el universo, como el amado y el amante, como la hija y la madre,
ellas son hermanas. Eres tú mismo, que colabora contigo mismo,
es el amor.

177
Las enseñanzas de doña Magdalena

178
24

El beneficio que se le hace a alguien


es conducirlo a aprender de sí mismo.

179
Las enseñanzas de doña Magdalena

180
Capítulo 24

Esta es la última cinta que tenía de mis meditaciones con la santa


curandera. Es un fragmento. Con los años, el resto se dañó y es
imposible recuperarlo. Doña Magdalena, sin darme previo aviso,
desapareció de pronto y nunca más la volví a ver. Muchos años
más tarde, encontré a Soledad, una discípula suya, hoy ya fallecida,
con la que tuve algunas conversaciones que me revelaron cuán
respetada había sido la santa y qué extraordinaria capacidad tenía
de presentarse a quien elegía como discípulo bajo diferentes formas:
a veces como una humilde indígena, a veces como una imponente
princesa, incluso a veces como un hombre… Probablemente, si Dios–
Diosa me presta vida, trataré de extraer de mi memoria mis pocas
conversaciones con Soledad.

Seas creyente o seas ateo, hay que trabajar con el concepto de


Dios–Diosa, si no se hace, no se progresa. No debes tener vergüenza
de la divinidad. Cuando regalas una flor, no es una flor cualquiera,
sino la mejor flor que encuentras, das lo mejor de ti. Esto es digno
de la divinidad interior, no importa si tienes la fe o si no crees,
lo importante es estar concentrado, el pensar que lo que tú das es
digno de un Dios. Cuando se es un templo, es porque Dios–Diosa
lo habita, cuando se es una casa, se la consagra a Dios–Diosa,
cuando se limpia el cuerpo, se le limpia para recibir a Dios–Diosa.
Hace falta que a tu alma venga Dios–Diosa. Repite estas palabras
conmigo:
“Yo no me daba cuenta de que tenía el amor, de que tú me has
amado siempre, me sentía abandonado y tú no me has abandonado
jamás. En los momentos de depresión y de miseria, tú estabas ahí,
pero no estabas ahí para mí, porque no tenía la fe y no te podía
concebir. Ahora que te concibo en mí, no seré jamás abandonado;
yo soy amado y mi corazón se abre como una flor, completamente
hasta alcanzar la plenitud. Y comienzo a abrirme por el corazón,
porque comienzo a estar seguro de que soy amado, de que he sido
siempre amado, y que la vida que he recibido es un acto de amor.
Estoy vivo, luego he recibido amor, porque la vida y el amor son

181
Las enseñanzas de doña Magdalena

la misma cosa. Es el amor el que me hace vivir, oh mi Dios–Diosa


interior, si tú no me amaras me destruirías al momento, si yo estoy
vivo es porque tú me amas, incluso en el sufrimiento, tú estabas
ahí, y yo sufría porque no tenía la fe. Me buscaba a mí mismo sin
ti, pero ahora que te he aceptado, me abro por el corazón como una
flor de mil pétalos, me abro hacia el sol, hacia ti, y te recibo y te sigo,
donde quiera que estés, yo te seguiré.”
Como nuestra vida, nuestra sociedad no es perfecta, aquello que
debería estar unido está desunido, tenemos la desunión en nuestra
vida; hemos sentido la desunión del padre y de la madre, incluso si
han vivido juntos no han estado unidos, ha habido desunión entre
los hermanos, desunión entre el sexo y el cuerpo, entre el cuerpo y
el intelecto. Hemos vivido la desunión, la desunión sentimental, la
desunión de lugar, las desuniones que llegan del exterior, la que nos
producen y que nos desunen interiormente. Por eso no se pueden
juntar bien las dos manos, porque hay desunión interior entre la
izquierda y la derecha.
Une tus manos. Por la unión, se llega al dios interior, a la
adoración. Es la unión de todo lo que esta desunido en nosotros,
nuestro femenino y nuestro masculino, nuestro intelecto se une con
el corazón, con el sexo, con el cuerpo. Es la sinceridad perfecta, vida
interior y al mismo tiempo, promesa de la adoración. Cuando se
habla de adoración se va a percibir esa unión, y hay que estrecharla
bien porque es una cosa preciosa. Solamente uniéndose en uno
mismo se puede recibir al otro, si no se está unido en sí mismo no
se puede uno unir al otro.
Es la unión del cuerpo y del espíritu, porque no tenemos un
cuerpo y un espíritu, sino una unión de los dos. Es la unión de
este mundo y del otro mundo, porque hay otro mundo, un mundo
invisible que es todo lo que no se ve pero que existe. Es la unión
del mundo antes de la vida y después de la vida, se vive en los dos
mundos al mismo tiempo. Se une el inconsciente y lo consciente,
se une lo que se conoce y lo que no se conoce, se une lo humano y
lo divino, es la unión completa de todo lo que se es y lo que no se
conoce. Se está unido, se crea la unidad en sí.

182
Capítulo 24

Hay una acción que se enriquece, porque el intelecto, el sexo,


lo emocional y el cuerpo se enriquecen, todo se enriquece. Con la
aceptación viene la riqueza, con la riqueza viene la alegría, el corazón
se consolida y no se puede matar esa unión, solamente se puede
destruir lo que está separado, lo que está unido es indestructible.
Las manifestaciones separadas se pueden destruir porque son
débiles, pero cuando se tiene la unidad en sí no te pueden destruir,
tienes una defensa completa, que no es una defensa es una unidad
perfecta.
Hay que apretar bien las palmas unas con otras para expresar
el deseo de unión, de contemplación interior. ¿Pero qué significa
y por qué se dice adoración? Porque se comienza a comprender
que la unión que hay no es superior, que hay un estado superior,
que es el nivel de la colaboración, de la contemplación interior,
de la unión perfecta. En él tienes todas las posibilidades, nada en
ti lucha contra nada, es una colaboración completa: tu intelecto,
tu emocional, tu sexo, tu cuerpo, van a colaborar en tu salud, no
van a estropearla; tu emocional no va a estropear tu salud ni tu
vida económica; tu búsqueda económica no va a estropear tu vida
emocional; tu intelecto no va a dañar tu cuerpo; tu cuerpo va a
aprender las ordenes de tu intelecto; el mundo invisible no va a
molestar el mundo visible y viceversa, el espíritu no va a molestar a
la materia, la materia no va a molestar al espíritu. Es una aceptación
perfecta y desde que se llega a la unidad, esta unidad es aceptada
por la divinidad.
Hay que hacer la unidad y en ese momento, es la unidad con la
divinidad. Se puede adorar, y cuando se descubre el secreto de esta
posición te puedes dirigir al dios interior del otro, porque puedes ver
al otro en su unidad, puedes ver la unidad del otro. Es lo que enseña
la unidad, y a partir de ese momento nunca me voy a dirigir al otro
pensando sólo en su cabeza, o en su carácter o en su emocionalidad
o pensando sólo en su cuerpo, en su sexualidad, en ese momento
puedo adorar al otro en su totalidad y en su divinidad.
Es importante, es crucial esta posición, hay que cerrar bien
las manos con fervor. Por esa posición hago conmigo mismo un

183
Las enseñanzas de doña Magdalena

contrato de unidad, ya no habrá ningún aspecto de mí que vaya a


desdeñar, no me pongo a pensar nada más que en lo que reclama
mi atención, el intelecto, yo lo pienso, mi emocional, yo lo pienso,
mi cuerpo yo lo tomo en cuenta, mi realización la tomo en cuenta.
Trabajo sin conflictos conmigo mismo en la realización de mi
unidad y la realización de mi unidad es la adoración de la unidad,
el reconocimiento de la unidad del mundo y de los otros seres
sociales. Dejo de luchar contra mí mismo en cualquier nivel, dejo
de estar en conflicto contra mí mismo, mi espíritu no se revuelve
contra mi cuerpo, mi cuerpo no se revuelve contra mi espíritu,
acepto mi cuerpo, acepto mi espíritu. No quiero ser otro, el otro no
es la solución, la solución es mi unidad. Yo me recreo en mi unidad,
porque cuando no tengo la unidad estoy fragmentado, estoy mutilado.
Todo colabora, hay adoración de la unidad del otro, es decir, yo
reconozco el valor del otro, hay revelación, eso me revela mi valor,
yo voy a reconocerte y tú vas a reconocerme, tú en tu unidad, yo
en mi unidad, se trata de igualdad a igualdad en las relaciones, de
relaciones en la perfección. Es la adoración del otro, porque si se hace
bien, se experimenta un gran placer con el otro, en ese momento
no tienes nada que pedir al otro, ni tienes nada que destruir, es la
relación humana en su más alta perfección. La perfección de las
dos dimensiones, porque hay lo alto y lo bajo, detrás y delante, la
izquierda y la derecha, el centro y la superficie, y la luz y la sombra.
La toma de conciencia no significa nada si no hay realización
inmediata. La toma de conciencia que no es seguida de una acción,
se va. Hago grandes tomas de conciencia y no realizo nada. Así,
me privo de avanzar ¿y por qué no lo hago? Porque estoy todavía
en mis caprichos infantiles, no he crecido, no me han tomado
en consideración, luego yo aprendo una cosa y no la pongo en
ejecución. Concepción = ejecución, perfección.
El beneficio que se le hace a alguien es conducirlo a aprender de
sí mismo.

184
25

Imagínate el ser más perfecto que puedas imaginar, el más bello


y perfecto, e imagina que él tiene sed, imagina que tú debes darle
de beber, ¿es que tu agua es digna de ese ser? Dale de beber.
Debes estar en toda humildad si Dios te pide de beber
porque tiene sed.
¿Eres digno?
¿Eres capaz de apagar la sed de todo ser que te pida de esa agua?

185
Las enseñanzas de doña Magdalena

186
Capítulo 25

Esto que vas a leer, es la huella última de las palabras de la santa


curandera. Para comprenderlas bien, tienes que ver la serie de mudras
que muestro en el video que se anexa para este capítulo. Es una frase
que me enseñó doña Magdalena y que se divide en 6 etapas. 1.– El
vaso. 2.– Detener al mundo. 3.–  El espejo. 4.–  Ofrecimiento de la
fuente. 5.– La disciplina. 6.– Absorber la fuerza terrestre.
Doña Magdalena describe cada una de estas etapas, mostrando
como yo lo hago en el poema 5, posiciones de sus manos. Ella habla
como si fuera un hombre porque se pone en lugar mío, dice lo que yo
debería sentir y pensar.

1. – El vaso.
Este símbolo que yo hago ahora, es el símbolo del vaso. En él,
siempre, hay algo que se está creando, es la creación continua,
contiene la sangre de Cristo, es el amor, una fuente, un tesoro. La
copa está llena y da, y da y más da, y más tiene. Y ¿por qué se llena?
Porque se le vacía, se limpia, es el bol más limpio del mundo. Está
tan vacío y tan limpio que se llena de la fuerza universal. “Ven a
beber de mi fuerza. Llena tu vaso, todo tu ser”. Luego, lo pones
en tus piernas y haces tu bol. Tú pones el alimento:  todo lo que
tú tienes para dar. Pon todo lo que tienes para dar, la ternura que
tienes para dar, la energía, la enseñanza. Medita sobre lo que tienes
para dar. Sobre lo que tienes en esas manos para dar a los otros, a
todos los seres del mundo, a todos los seres conscientes, a todos
los viejos del mundo, a todos los adolescentes, a todas las personas
maduras del mundo. Es el agua del corazón la que llevas.
Hay que descubrir que se puede hacer el vacío, limpiar el bol,
limpiarse completamente el interior, para poder dar. Cuando se
vacía, se encuentra la vida. Una fuente de energía continua. Se da
la energía vital, pura. En ese momento puedes ofrecer el bol y el bol
está siempre lleno, ¿por qué? porque la energía viene en el momento
en que se da, no antes. No se cae en trance cuando se está solo, un

187
Las enseñanzas de doña Magdalena

santo no hace un milagro cuando está solo, sino cuando el milagro


es necesario. No se tiene nunca la inspiración cuando no se tiene
nada que hacer. Cuando el Buda está solo tiene un bol vacío, pero
cuando tiene que dar de comer, el arroz aparece, cuando tiene que
hacer música la música aparece, las cosas aparecen, pero nosotros
hacemos el vacío. Ese vacío contiene el agua eterna, el néctar de
vida. Contra más da, más tiene, y contra menos da, menos tiene. Es
decir, dando, el néctar de vida crece, reteniendo el néctar de vida se
seca. Porque más se da, más nos enriquecemos, menos se da, más
pobres nos volvemos. Es como una persona que tiene dinero, si lo
pone en movimiento, gana dinero, y si lo guarda, pierde dinero.

2. – Detener al mundo.
Ahora la mano derecha puede actuar parando al mundo.
El mundo está loco, hay un elefante loco que ataca, la crisis, las
catástrofes, los problemas cotidianos, los problemas inmensos. Yo
detengo al mundo, el mundo no debe tocarme. El primer paso, la
primera pero no la principal significación, es detener al mundo, el
elefante loco. Parar. Y lo paro en plena fuerza, que yo me recojo yo
mismo, porque he encontrado mi ser.  Me he aceptado a mí mismo,
ya no dudo más de mí mismo, yo soy aquello que soy, estoy lleno
de mí, luego detengo al mundo.  He venido a decirle al mundo:
detente, no se puede vivir sin consciencia, sin lazo espiritual, no
podemos continuar sin meditar. Detengamos la ilusión. Todos los
demonios se detienen ahí. Dejad de molestarme, tentaciones, si me
drogo, párate, si juego, párate, si he dispersado mi vida, párate. Con
esta mano detengo el mundo, todos los diablos que me impiden
de realizarme. Paro la negatividad sobre mí mismo, detengo mis
propios demonios. Todos los ataques, las malas críticas, paro la
crítica, ya no soy vulnerable, la crítica aquí no entra, párate. ¿Quieres
hipnotizarme? Párate, no soy vulnerable. ¿Quieres molestarme?
Párate, cállate. ¿Quieres hacerme dependiente de tus demonios?
Detente. Cada uno de nosotros va a decir con fuerza ¡Detente! y
entonces sentiréis como sois de fuertes.
Has tomado la decisión de parar todo lo que te desvía de

188
Capítulo 25

tu verdad, de tu ser esencial. Has conocido que eres el dueño, y


detienes el resto. Es el sello que pones ahora, es el contrato que vas
a firmar. Toma conocimiento de eso y decide parar todo lo que te
impide de ser tú. Toma la fuerza de esta posición, que entre en tu
inconsciente como un verdadero contrato. Paro a mis diablos, me
vuelvo invulnerable, porque tengo mi propia luz.

3. – El espejo
Esta mano se vuelve luminosa y fuerte. Cuando detienes el mundo,
si has tenido el poder de parar, tienes el poder de salvar.  Cuando te
paro, detengo tu miedo, porque me agredes porque tienes miedo.
Todos los seres humanos, todos los seres vivos, viven en el miedo,
hasta que no han encontrado la consciencia. Yo detengo el miedo
y te protejo. Es lo contrario. Tengo miedo de la oscuridad. Yo te
protejo. Tengo miedo de la soledad. Yo te protejo. Tengo miedo
de la enfermedad. Yo te protejo. Tengo miedo de la miseria, de la
impotencia, de jamás realizarme. Detengo todos los miedos, mis
miedos, pero no los paro cortando, sino porque te puedo proteger.
¿Cómo te puedo proteger? Por la Conciencia. Ella te dice:  “Yo tengo
todo para protegerte. Si tienes miedo de morir, yo te protejo, porque
yo conozco la eternidad, tengo el secreto” Confía en tu Conciencia,
ella te protege siempre, es tu ángel de la guarda, la que protege el
mundo y la que te protege. Trata   de descubrir este sentimiento.
Yo te pacifico, yo te bendigo. Puedes bendecir, bendecir significa
cuidar, detener el miedo, proteger. Yo te transmito la divinidad, te
bendigo, te transmito la verdad, la ley, te bendigo.
Esta mano da la tranquilidad, ahora. A todas las personas que
están en un nivel más bajo de conciencia, yo los detengo y los elevo
de nivel. Esta posición es un ser impersonal, es un sello, y a todas
las multitudes que están en un nivel más bajo, este ser los bendice
y los eleva de nivel porque los ha mirado así. Calma la multitud,
calma el elefante furioso y bendícele, como una luz. Se dice que este
gesto lo inventó Buda cuando un elefante fue a atacarlo, y de cada
dedo salió un tigre, y así ha calmado al elefante, lo ha bendecido,
le ha dado lo que necesitaba, la tranquilidad, lo ha puesto frente a

189
Las enseñanzas de doña Magdalena

la verdad, ¿y qué es el elefante?, es nuestro ego. Cuando tenemos


momentos de furia, que son momentos de miedo, yo te calmo, y te
bendigo.

4. – Ofrecimiento de la fuente
Aquí tú das la consolación. Reafirmas, pacificas al enfermo, y
le dices “he aquí la medicina: la medicina es la divinidad”. Tú eres
mi salud. Cuando hablas a tu dios interior, cuando estás enfermo,
dices “tú eres mi salud”. Tu dios interior es tu salud, siempre. Tú
ofreces aquí la medicina contra el sufrimiento y la muerte. Llamas
al yo, al ego del otro, porque es el ego el que está enfermo. Tu ser
esencial no está enfermo. ¿Qué ves? la transparencia, la medicina
contra el ego. El ego es el mundo de los sufrimientos y de la muerte.
Y tú estás ofreciendo el infinito y la eternidad. Cuando entras en el
templo, entras en la eternidad. Y cuando pones la Conciencia en
la vida, es una continuidad total. Mi Conciencia unida con todas
las Conciencias que han existido. Yo no estoy diciendo una verdad
personal, porque lo que yo digo ya ha sido dicho, y se dirá todavía.
Los otros lo han dicho, yo lo digo, y se dirá después, porque son
verdades que todos llevamos en nosotros. No hay nada de personal,
yo no he comenzado nada, yo no terminaré nada, se continúa. La
Conciencia se pone en la vida.  “No te pierdas. Ven por aquí al
paraíso. Yo te calmo, yo te cuido, yo te doy de comer. Está seguro,
tú serás.” Y ahora, las más bellas palabras que he podido encontrar:
“no serás jamás abandonado, jamás tú serás abandonado por mí”.
Cuando puedes decir a alguien que jamás será abandonado es que
llega la iluminación. Pero tú no sabías que podías dar la eternidad
a alguien, que podías sentir algo aquí. Entonces, cierra los ojos, y
deja venir una palabra a tu mano, donde tienes el agua. Deja venir
una palabra, esa palabra va a aparecer en tu mano, no pienses y
la palabra va a aparecer. Es la mano que enseña, que va a darte
una palabra, déjala venir… Siente el latido del corazón en la mano
que contiene el agua, es como el océano que va y viene, tú das tu
corazón puro al océano infinito… En esta mano ha salido la palabra
“Felicidad”. ¿Es que tienes algo para darle al ser que te corresponde

190
Capítulo 25

perfectamente, espiritualmente? Tienes en esta mano el alimento,


¿quién viene a absorberlo? Te lo pregunto para que lo busques en
ti. Tú das lo mejor de ti, das el agua bendita. ¿Quién es el mejor
que viene a beber de tu mano el agua maravillosa que puedes dar?
y ¿quién viene a aceptar tu verdad? Hace falta que lo busques en
ti. ¿Quién el ser que viene? ¿Un ángel, un niño, un animal, Dios?
¿Quién viene a posarse sobre tu mano y a aceptar tu verdad?
Imagínate el ser más perfecto que puedas imaginar, el más bello
y perfecto, e imagina que él tiene sed, imagina que tú debes darle
de beber, ¿es que tu agua es digna de ese ser? Dale de beber. Debes
estar en toda humildad si Dios te pide de beber porque tiene sed.
¿Eres digno? ¿Eres capaz de apagar la sed de todo ser que te pida
de esa agua?
Ahora yo te pregunto si tienes la sed tú mismo, ¿es que puedes
darte de beber y conducirte a la enseñanza a ti mismo? ¿Es que te
aceptas como maestro, como el donante del agua que acabará con
tu propia sed? ¿Eres tu propia fuente? ¿Eres tu propia medicina?
Date de beber. Sé tu maestro. Sé tu medicina. ¿Te puedes dar con
esa agua el bautismo y aceptarte en la vida? ¿Es que puedes ser tu
propio padre y tu propia madre?

5. – La disciplina
Y cuando se pone la mano así, hay el concepto de consolación.
Consolación, porque el ser que hemos detenido, tiene necesidad
de una consolación, hay que dársela. Y la consolación es dar la
seguridad, reasegurarlo y conducirlo por la nueva vía. “Yo te deseo
la realización de tus deseos. Si quieres beber de mi agua bebe
de mi agua, pero no de las ilusiones que te haces”. Y entonces la
instrucción comienza. En la vida cotidiana a veces hay que hacer
eso. Reconducir el deseo del otro. O la agresión del otro. Y se hace
así, “por lo menos te deseo que tú te realices”. Y eso es una gran
conmiseración y una gran consolación para el otro.
    La noción que se pasa al otro, cuando él bebe de mi mano,
lo fundamental, es que la persona será consolada, no será
abandonada. Si te pones en la ley de Buda, que es pedir para ti,

191
Las enseñanzas de doña Magdalena

no invadir, sino pedir para ti, es decir, progresar en el mundo, tú


no serás abandonado, mientras bebas del agua bendita no serás
abandonado. Es lo que un niño te pide, que no lo abandones hasta
el momento en que él quiera irse a hacer su vida. Hay que decirle al
niño, voy a darte esto, voy a instruirte, no a abandonarte, porque es
terrible un niño abandonado.
Toda instrucción debe ser comprendida, sentida, y después
absorbida. Es como conducir un coche, se comienza con el cerebro,
después se pasa al corazón, después al sexo, y después ya es algo
mecánico. Cada etapa requiere un tiempo, todo requiere su tiempo.
Todos estos movimientos de los dedos, vienen también del
movimiento de contar. El pulgar ha sido utilizado para contar, para
enumerar, este gesto viene del inconsciente de la raza humana que
ha contado y enumerado.
Comienzo uniendo mi índice al pulgar. Pongo mi intelecto en
la vida.
La segunda cosa que pongo en la vida, es el corazón. El segundo,
el otro dedo, es el dedo del corazón. La enseñanza es más profunda.
La enseñanza comienza por el intelecto: pongo mi intelecto en la
acción, en la vida, y una vez que has puesto tu intelecto, pones tu
corazón al servicio de la vida. Y así, pones tu intuición y tu corazón
en la acción.
El tercero, pongo la energía creativa, sexual. La energía sexual no
significa la orgía o la pornografía. La energía sexual es una energía
que se va a canalizar. Esta energía a veces ha estado culpabilizada,
rechazada, pero mágicamente es la energía esencial con la que se
trabaja.
Y aquí, uniendo el meñique al pulgar, has puesto todo tu cuerpo,
toda tu materia, toda tu vida a la acción. Con eso, la casa, el taller,
se convierten en templo. Es poner su casa en la vida, después viene
la vida económica, después el cuerpo, los vestidos, todo se pone en
la vía espiritual. Es esa la enseñanza.
Pon tu intelecto en la vida, pon tu corazón en la vida, pon tu
sexo en la vida, pon tu cuerpo en la vida.

192
Capítulo 25

6. – Absorber la fuerza terrestre


De lo espiritual se entra ya en lo terrestre. Lo que se recibe
activo, se le da a la tierra, porque el trabajo que se ha hecho se
extiende por toda la tierra, el trabajo espiritual va a extenderse por
todo, la vida, el estudio. Estas son posiciones de trabajo. Cuando se
está en los mudras, se tiene la decisión de trabajar profundamente,
eso depende de en qué quieres trabajar, pero hay algo de profundo.
En la tierra, tengo una unión. Mis dedos meñiques son los dedos
de la tierra, los dedos corporales. Tengo un lugar y de ese lugar, me
proyecto completamente hacia el universo. Estoy completamente
centrado en mí, y me proyecto hacia el universo. Soy como una
antena abierta al exterior. Mi corazón está abierto al exterior. Y
guardo mi centro, pero encuentro a todo el mundo, me comunico
con el universo completo. Me perdería en la nada si no tuviera un
punto de consciencia, un punto de contacto. Entonces, hago mi
lugar en esta posición, hago mi plaza en la vida, y porque yo me he
reconocido, porque he hecho mi plaza en mí, puedo actuar en todo
el universo. ¿Y cómo he adquirido esta fuerza? Utilizando la vida.
Me he centrado en la vida, en lo más esencial. Con esta posición,
estoy en profundo recogimiento, estoy recogido en mí.
Tirando de los dedos tú te das la fuerza, y de lo que tiras es de
la fuerza de existir. En esta posición hay la sensación de profundo
recogimiento. Estoy a la escucha de mi tesoro, estoy a la escucha
de mi vida, yo soy sincero conmigo mismo, dejo venir las voces
que están en el interior de mí. Si yo no tengo sinceridad conmigo
mismo, ¿cómo me escucharía? No tengo miedo de lo que pasa al
interior de mí, no tengo miedo de mí, estoy dispuesto a escuchar
todo de mí, puedo escuchar todos los pensamientos, los dejo
venir, ningún pensamiento está prohibido, yo escucho mi corazón,
escucho la verdad profunda de mi corazón, la verdad profunda
de mi ser, porque me atengo a mi vida. Nunca más diré que soy
un cadáver, un ser inexistente, que yo no valgo. Me escucho a mí
mismo con devoción, con interés total, yo no me niego, yo no me
critico, yo no me impido, yo no me rechazo. Con este gesto, puedo
vencer a todo lo que la sociedad, los padres, la escuela, los adultos,

193
Las enseñanzas de doña Magdalena

han prohibido en mí. Con este gesto me reconozco, me escucho,


tengo respeto por mí mismo, me respeto a mí mismo.
He hecho mi trabajo, me recargo, todos los recursos yo los pongo
en mí, me enriquezco, aceptándome.
Yo me respeto a mí mismo. De la comunicación con mi yo
mismo profundo, paso a la profunda comunicación con los otros y
con el mundo. Pero si yo no me he comunicado conmigo, no puedo
comunicarme con el mundo.
Esta es la lección que enseñan estos mudras.

194
Epílogo

195
Las enseñanzas de doña Magdalena

196
Epílogo

Visitando Dalí con Cocteau el Museo del Prado, los periodistas les
propusieron contestar a esta pregunta: “¿Si se estuviera quemando el
Museo, qué es lo único que ustedes se robarían?” Cocteau contestó:
“El fuego”, y fue muy aplaudido. Entonces Dalí dijo: “Yo me robaría
el aire que está encerrado magistralmente en el cuadro Las Meninas,
de Velázquez”… Cocteau, poniéndose unos bigotes a la Dalí,
improvisados con dos tubitos de papel, mostró su derrota.
Viendo en el Museo del Louvre a la Gioconda, te das cuenta que
Leonardo Da Vinci fue más lejos que todos, no sólo se propuso pintar
el aire, sino que pintó un espíritu humano, lo que es más invisible aún.
A través de ese cuerpo pintado percibes lo que es impintable: el alma,
no del pintor, sino de ella. A través de la forma percibes el misterio
del ser humano: ahí hay una mente vacía, que se está mostrando sin
tener nada que mostrar, una unidad que te ve como un espejo. Te
paras frente a ella y descubres en qué nivel espiritual estás tú: ella te
ve y te retrata.
Esto mismo yo sentía cuando estaba desnudo frente a Doña
Magdalena.

197
Las enseñanzas de doña Magdalena

198
Anexo:
De la piel al alma

Humildad, mi niño, es cesar de proteger tus creencias, de afirmar a


cada momento tu existencia, de demostrarle a quien poco le importas
que merezcas estar vivo. Anda, suelta, no tienes nada que justificar.
Entra en tu cuerpo, despójalo de finalidades, no lo invadas con tus
dudas y defensas. Entrégate, que te coman los buitres, que las furias
te arranquen los intestinos, que te pudras, que te conviertas en ceniza,
suelta, cada uno de tus músculos es un cofre cerrado,
te los voy a abrir…

199
Las enseñanzas de doña Magdalena

200
Alejandro Jodorowsky
El maestro y las magas
Capítulo 7: De la piel al alma

«Cada persona a la que hay que ahorcar


requiere una técnica distinta.
Depende de su físico.»

Verdugo a plazos, Silver Kane

Esos cuarenta días de ausencia del maestro me hicieron consciente


de lo importante que era para mí su presencia. Necesitaba tenerlo
enfrente confirmando cada una de mis palabras. Sin su aprobación
sentía que mis huellas se esfumaban antes de dar los pasos que
deberían imprimirlas.
Durante su estancia en Japón nadie estuvo seguro del regreso
de Ejo. En realidad, por la vida de privaciones que llevaba (solía
alimentarse de las verduras, frutas y pescados que se tiraban en los
mercados) y por su escaso número de discípulos parecía absurdo
que volviera. Sin embargo, para conservar la unión con su espíritu,
continuamos asistiendo cada día al zendó.
Molesto porque Ana Perla, alegando que era la única que podía
entrecruzar las piernas en la posición del loto, había ocupado el
puesto del maestro y se permitía dirigir las meditaciones, no cesé
de toser, hundiendo en el espacio mi aliento convertido en lanza.
Nadie pareció hacerme caso. Quien más quien menos se había
rodeado de estatuillas de Buda, vasos con flores y reproducciones de
objetos mayas. Ana Perla, que era lesbiana, lucía entre sus pulseras
tibetanas gruesas cicatrices, vestigios de sus múltiples intentos de
suicidio por decepciones amorosas. Ahora, con el cráneo rapado,

201
Las enseñanzas de doña Magdalena

se sentía santa y a salvo de una nueva pasión. Para sublimar


hormonas nos hacía repetir, una y otra vez, como ranas al borde
de un lago milenario cantándole a la luna, el Sutra del Corazón:
“Gate gate parâgate pârasamgate bodhi svâhâ “, que traducía de una
manera traidora: «Voy, voy, más adentro, más profundo, Orgasmo,
bendición».
Convencido de que Ejo se había disuelto en su país natal,
asqueado del fetichismo de sus discípulos, me despedí para siempre
tratando de llevarme al gato. Por el escándalo que organizaron,
me di cuenta de que lo habían elevado al rango de representante
del maestro. Ana Perla insistía en que podía ver un aura dorada
alrededor de la cabeza felina… Una vez más caminé por la avenida
Insurgentes rumiando rabia. En una esquina divisé al muchacho
que había vapuleado meses atrás, acompañado por otros cuatro
vestidos como él, ajustado pantalón vaquero y camiseta sin mangas,
dirigiendo señas ambiguas hacia los coches. Me dio pereza cambiar
de vereda. Recordando un koan de Ejo («¿Por qué no ves lo que no
ves?»), me dije: «Lo que veo sólo lo veo desde mi punto de vista,
depende de mi buen o mal humor. El mundo es la extensión de
mi espíritu. Si los ignoro, estos rapaces también me ignorarán.
Invisible, pasaré junto a ellos».
O no los había borrado bien de mi espíritu o mi interpretación
del koan era errónea: apenas estuve cerca, se lanzaron sobre mí, me
arrojaron al suelo y comenzaron a patearme. « ¡Macho de mierda!,
vamos a enseñarte a respetamos.» ¿Qué podía hacer? Eran cinco
contra uno. Me cubrí la cabeza como pude, entregué sin protestar
mi cuerpo al castigo y me refugié en la mente. Los golpes no me
impidieron recordar otro koan: «Un monje pregunta al maestro
Ummon”: “¿Qué sucede cuando las hojas se marchitan y caen del
árbol?”. Ummon responde: “De mi corazón surge un viento de
otoño”. Aquello que es irremediable merece ser amado… Pensando
así, acepté con calma la paliza que no podía evitar: por un lado, la
merecía; y por otro, salvo unas molestas contusiones, no acabaría
con mi vida. Esos muchachos no iban a cometer un crimen… Mi
calma se evaporó cuando me arrastraron hasta un callejón vecino y

202
Anexo: De la piel al alma

comenzaron a bajarme los pantalones. En esa maloliente penumbra


vi brillar sus falos. Se me erizaron los cabellos. Ningún koan me
permitiría aceptar ser violado. Comencé a patalear y gritar. Me
inmovilizaron boca abajo con las nalgas al aire y las piernas abiertas.
Acompañada por un coro de burlas, una mano diestra me untó
saliva en el ano. Sus risas se congelaron cuando una voz femenina
exclamó: « ¡Déjenlo, es mío! ».
Obedeciendo la orden, los agresores se persignaron como si
estuvieran delante de una virgen santa y se alejaron a la carrera.
Yo creía, por mis meditaciones zen, haber domado mi ego. Me
consideraba limpio de todo orgullo. Sin embargo, en ese rincón
sombrío, con los pantalones colgando de mis rodillas como un
molusco muerto, asaltado por temblores nerviosos, con una
absurda voz de niño me puse a lanzar sollozos de humillación.
–No te avergüences, muchacho. No des tanta importancia a la
penetración. Esos jóvenes no son malos, los conozco bien. Cada
vez que están enfermos vienen a verme. Si se portaron así contigo
es porque ofendiste a uno de ellos. Y de todas maneras, como son
profesionales te hubieran poseído sin hacer daño. Tal vez querían
hacerte aceptar el lado receptivo, que todo hombre de pelo en pecho
reprime por desprecio a la mujer. Ven conmigo, vivo cerca, junto
a la taquería. Tienes las rodillas despellejadas, voy a desinfectarlas.
La dignidad que había en los gestos de esa dama, vestida con
rigurosa sencillez, me hizo confiar en ella. Mientras caminábamos
hacia donde vivía, me dijo:
–El otro día, después de patear a ese pobre niño, caminaste
hablando solo sin darte cuenta. Te cruzaste conmigo, pero no me
viste. Ibas insultándote a ti mismo; imitó perfectamente el tono de
mi voz y mi manera de hablar: «¡Soy un puto espiritual esperando
que Buda venga a poseerme y en pago me dé una iluminación!».
«Te desprecias y desprecias a esos muchachos sin darte cuenta de
que, tanto como tú, dan un servicio. Ellos a sus clientes, que en su
mayoría son padres de familia que liberan pulsiones homosexuales,
y tú a las diosas… Al meditar desarrollas la consciencia, y
precisamente para eso nos han creado las diosas. Su juego es

203
Las enseñanzas de doña Magdalena

lograr que la totalidad de la materia devenga consciente. Al final


de los tiempos este universo ha de ser puro espíritu. Sutilizando
tu cuerpo, ayudas a las Supremas Creadoras a lograr su obra. Con
razón exclamabas –me volvió a imitar–: « ¡Basta! ¡Meditar, inmóvil
como un cadáver, no me sirve de nada!». Al convertir tu cuerpo
en una estatua sigues el camino contrario, aquel que las diosas ya
recorrieron y agotaron: materializar el espíritu… Todo lo que tus
ojos ven, lo que oyes, gustas y tocas, son divinidades petrificadas.
Cada piedra, cada planta, cada animal, encierra una consciencia
que debe ser liberada, no por medio de una destrucción sino por
una mutación. Aunque no lo creas, esto que llamas realidad es
en esencia un canto de amor. Todo puede echar alas, incluso el
excremento. Debes darte cuenta de que estos prostitutos, en cierta
manera, son santos. Tan santos como esa mendiga que duerme
junto a los cubos de basura. El otro es aquel que ves en ti…»
Al lado de la taquería, entre altos y descascarillados muros, se
abría un callejón. En el fondo, nos esperaba una escalera de caracol
decrépita. El humo grasiento de los tacos al carbón, que salía por la
chimenea de la cocina, se introdujo en mi nariz, y comencé a toser.
El hedor se me hizo insoportable. Doña Magdalena, sin alterarse,
continuó subiendo con dignidad de reina. Llegamos frente a una
puerta de latón, muy baja. Para atravesarla tuvimos que inclinar la
cabeza. La oí murmurar: «La llave de toda puerta es la humildad».
En su pequeño apartamento, un perfume dulce amenguaba el olor
a grasa. «Es copal. Se usa para sahumar templos y también tumbas.»
Era un cuarto rectangular, con una sola ventana, de paredes
blancas sin adornos. En lugar de luz eléctrica, en cada esquina
había una vela, larga y gruesa. En medio, bajo un pequeño tragaluz,
una mesa para masajes. Detrás de una cortina, un cuarto de baño.
Detrás de otra, una cocina. Un cajón de madera terciada servía de
ropero.
Doña Magdalena me invitó a sentarme en la mesa de masaje.
Apenas puse mi trasero en la superficie forrada de tocuyo, me untó
la cara y los lugares contusos con una crema que olía a benjuí, con
toda suavidad. Al poco rato se apaciguaron mis dolores, al mismo

204
Anexo: De la piel al alma

tiempo que ella parecía cambiar de personalidad. La sentí de otro


mundo. Su mirada profunda y limpia me causó el efecto de una
droga. Cesaron los ruidos que venían de la avenida, se esfumaron
voces y olores, la realidad adquirió la consistencia de un sueño…
Habló lentamente, con un tono grave, preciso y monótono, como si
estuviera recibiendo un dictado…
–De momento no sabes quién eres, pero te buscas con tal
intensidad que hemos decidido ayudarte, nosotras, las elementales
partículas de la consciencia eterna… Lo que te vamos enseñar
no es sólo para ti: la semilla se da al sembrador para que haga
fructificar la tierra. Lo que te sea dado, será también para los otros.
Si lo guardas, lo pierdes. Si lo das, por fin lograrás tenerlo. Hasta
ahora has trabajado inmovilizando tu cuerpo al considerar que por
efímero no te pertenece, cadáver donde tienes que encontrar lo que
eres: un espíritu inmortal. Sin embargo, hijo nuestro, también tu
espíritu te ha sido prestado y está condenado a desaparecer… Tanto
él como el cuerpo deben perder la esperanza de ser inmortales
para, cesando de vivir separados, unirse como macho y hembra,
libres de la tiranía del tiempo, sumergidos en un instante sin
fin, entregados a crear un sublime estado de felicidad. Cuando
disuelvas los contrarios, los coagules, y habiendo sido dos te hagas
uno, en la oscura noche brillará una estrella. Esa felicidad de estar
vivo alimenta al ojo divino que desde el centro de tu efímero ser te
espía. Si tu alegría es genuina, si has calcinado todas las esperanzas,
si cesas de ser un cuerpo que soporta a un espíritu o un espíritu
que carga con un cuerpo, si eres al mismo tiempo materia densa y
transparencia, serás recibido en el seno de la Diosa tal como una
oveja descarriada vuelta al redil. Tu dicha individual será la misma
del cosmos… Si hasta ahora has ido por el camino mental, nosotras
te guiaremos por el camino corporal. Si así te conviene, regresa
mañana a mediodía.
Cuando salí del callejón me sobrevino un cansancio tan
profundo que apenas pude levantar el brazo para hacer señas a un
taxi. Al llegar a casa caí en la cama, sin fuerzas ni para quitarme
los zapatos. Dormí desde las cuatro de la tarde hasta las once de la

205
Las enseñanzas de doña Magdalena

mañana. Me levanté de un salto, lavé mi cara y mis dientes en unos


minutos y salí corriendo para llegar a tiempo a la cita. Apenas llamé
a la pequeña puerta de latón, se disipó mi ansiedad y me invadió
una extraña calma. Doña Magdalena me recibió completamente
desnuda.
Hasta ese día, para mí ver una mujer sin ropa había sido motivo
de excitación. Pero Magdalena, en carnes, parecía vestida con su
alma. Su calma, su dignidad, la armonía de sus movimientos, el
tono parejo y oscuro de su piel, la hacían parecer un ídolo de greda.
Ante tal naturalidad me avergoncé de mis pudores, del desprecio
con que portaba mi organismo, del tajante contenido sexual que
proyectaba en mi carne. En realidad siempre había considerado mi
cuerpo como un tumor de mi razón, un vejestorio futuro, un nido
de gusanos…
–Basta, muchacho, deja de torturarte. Comenzaremos el trabajo
por los atavíos que te cubren. Los trajes son la noche oscura, al
irte desprendiendo de ellos conocerás las primeras luces del alba.
¡Quítate el reloj, deja de medir el tiempo!
Su perentoria orden me sumió en una especie de trance.
Perdí el apuro. Me invadió una lentitud de ensueño. Magdalena,
moviéndose con la tranquilidad de una partícula de polvo flotando
en un rayo de sol, comenzó a quitarme la chaqueta de cuero. La
abrió milímetro a milímetro, como si me desollara, haciendo que
cada segundo durara una eternidad. A medida que era retirada, la
vestimenta fue tomando formas diversas, convertida en una gran
ameba negra… Me hice consciente de la multitud de movimientos
que debía emplear para sacar los brazos de las mangas. Desvestirse
a esa mínima velocidad se convertía en una expresión artística
donde la danza, entremezclada con la escultura, daba vida sagrada
a la prenda.
–Has llegado cubierto con los restos de un animal asesinado.
Ese dolor, amalgamado en el cuero, traspasa tu carne y se asienta
en tu alma. La piel entera es un ojo que absorbe al mundo. Ten
cuidado con los materiales con que la cubres. Todo objeto tiene su
historia. El lino, la seda, el algodón, la lana, son elementos puros

206
Anexo: De la piel al alma

que no empañan tu mente. El resto es maligno, ataca tus células, te


desequilibra el sistema nervioso, inyecta sufrimiento en tu sangre.
Poseído por sus lentísimos gestos y por su voz delicada pero
con la profundidad de un lago, sentí que me perdía en un laberinto
de nubes. Cuando desperté, estaba de pie, desnudo. Magdalena
terminaba de ordenar mi ropa, doblándola con un cuidado extremo,
como si fabricara pajaritas de papel…
–La ropa usada sin consciencia es un disfraz. La mujer y el
hombre sagrados no deben vestirse para parecer sino para ser. Las
vestiduras tienen una forma de vida. Cuando corresponden a lo
que esencialmente eres, te aportan energía, actúan como aliados.
Cuando corresponden a tu personalidad desviada, te chupan
la fuerza vital. Y aunque sean tus aliadas, si no te preocupas de
ellas, si no las respetas, se vengan enturbiando tu consciencia.
¿Comprendes ahora por qué debemos doblar nuestra ropa igual
que se pliega la bandera patria o un ornamento sagrado? ¡Sígueme,
te voy a bañar!
–Lavé mi cuerpo antes de venir.
– ¿Cuál de ellos? Tienes siete. Y el que te imaginas único es un
cadáver. ¡Compórtate entonces como tal!
No supe qué contestar. Hice lo que ella me pedía: olvidé mi
voluntad y me dejé caer al suelo. Tomándome por sitios muy
precisos, me alzó sin ninguna dificultad, me llevó a la habitación de
al lado y me sumergió en una tina llena de agua tibia.
–Tus antepasados tenían por costumbre lavar a sus difuntos
antes de enterrarlos, no porque creyeran que estaban sucios sino
para liberar la carne y sus seis cuerpos intangibles de sus lazos
incorrectos con la materia.
Me jabonó vigorosamente de pies a cabeza, me enjuagó, volvió
a jabonarme, y así siete veces seguidas. Lo hizo con tal fuerza y
tal minuciosidad que, a medida que repetía los lavados, me fui
sintiendo más liviano, respirando mejor. Me sacó del agua para
aplicarme un perfume que olía a incienso.
–Es gálbano, muchacho. Los sacerdotes judíos sahumaban con
él sus altares de oro. Cada cuerpo humano es un altar.

207
Las enseñanzas de doña Magdalena

Me alcé sobre las puntas de los pies, invadido por una sensación
de felicidad, con ganas de danzar.
–No cantes victoria todavía. Si te sientes ahora bien, te sentirás
mucho mejor cuando termine de rasparte…
¿Rasparme? Sin preocuparse de mi cara de extrañeza, me sentó
en la mesa de masajes, tomó un cuchillo de hueso y comenzó, con
la punta roma, a rasparme la piel, centímetro a centímetro, como si
le sacara una invisible costra.
–Con los años los innumerables miedos, a morir, a perder a los
seres amados, o el territorio, la identidad, el trabajo, la salud, se
condensan en forma de minúsculos granos bajo la piel. Por otra
parte, las auras de los seis cuerpos impalpables, al ser inhibida su
capacidad de expansión, se encogen una sobre otra hasta formar
una coraza invisible pegada a la piel que nos impide unirnos al
verdadero mundo, no aquel que es pensado sino el que nos piensa…
Esta armadura te encierra separándote de los otros, de tu planeta,
del cosmos. Te hace vivir en la infernal oscuridad, porque la luz del
alma es la unión. Vas a darte cuenta de que el cuerpo humano es
inmenso; rasparlo entero exige no menos de tres horas. Y aun así,
para quitarte el miedo y sacarte del calabozo carnal, una sesión no
basta: tendremos que repetirla nueve veces más.
Susurrando una nana comenzó, con una paciencia infinita, a
raspar todo mi cuerpo, incluyendo el cuero cabelludo, los dientes,
la lengua, el paladar, el interior de las orejas, los párpados, las uñas,
los testículos, el pene, el ano. Lo hizo con tal precisión que no
sentí cosquillas en la planta de los pies ni en ningún otro lugar. Sus
manos decididas, hundiendo el cuchillo a la profundidad necesaria
para disolver los gránulos, ni dolorosa ni demasiado suavemente,
me parecieron las de un escultor que al eliminar lo inútil revela la
forma que la materia contiene.
Cuando volví a mi casa, ya era de noche. Me bastó un mango
como cena. Estaba tan lleno de energía que me fue imposible
dormir antes del alba. A las ocho de la mañana me levanté sin sentir
la menor falta de sueño. Durante nueve días, doña Magdalena
repitió el raspaje, cada vez hundiendo la punta roma más profundo.

208
Anexo: De la piel al alma

Desapareció mi opacidad. Comencé a sentirme transparente. Vi la


ciudad y sus habitantes de otra manera. Cesé de criticar, me sentí
responsable. La euforia de vivir barrió como un vendaval mis
habituales angustias.
Magdalena, como las nubes, cambiaba de personalidad, incluso
de apariencia me atrevería a decir, cada vez que me recibía. Nunca
pude asir su espíritu. Recuerdo que dijo: «Soy una silla vacía». Con
sus manos me fue transmitiendo lo sublime, inyectando su humilde
sabiduría en mi corazón así como ciertos insectos depositan sus
larvas en el cuerpo de otro para que se nutran de su sangre, se
desarrollen y más tarde surjan transformadas en esplendorosas
crías. Después de rasparme el cuerpo entero diez veces, con una
pequeña varilla me limpió las orejas, me las perfumó y por fin me
las untó con un poco de miel.
–Ahora sí que te puedo hablar, porque para mis palabras tendrás
oídos dulces… Concéntrate. Siente tu cuerpo. Date cuenta de que
lo tratas como a una máquina, como a un verdugo al que se debe
castigar. Se le permite ver, oír, olfatear, saborear pero a su tacto se le
adjudican proyectos morbosos. En todo momento, aun desnudas,
nuestras manos llevan guantes. La civilización las ha convertido en
herramientas, en armas, en dedos para presionar teclas. Al servicio
de la palabra, como animales amaestrados, sólo sirven para subrayar
conceptos, han dejado de ser transmisoras del alma. No tienes
manos, muchacho, tienes pinzas culpables: siempre que tocas,
robas. Debes aprender otra vez a sentir tus manos… Vamos a ver si
puedes abrirlas. Separa los dedos, estira las palmas… Más… ¿Ves
cómo no puedes hacerlo a fondo? Te cuesta soltar lo que crees que
es tuyo. Llevas asido un lastre invisible: tus seguridades, tus miedos
a dejar de poseer, a perder lo que crees necesario. Te contentas con
un puñado de monedas sin saber que es tuyo el dinero de todo el
planeta. Abre tus manos hasta sentir que pierden los límites, que
abarcan a la tierra entera, al cielo infinito, al universo eterno. No
quieras conservar nada, no quieras poseer nada, acepta darlo todo,
recibirlo todo. Siente cómo inspiran y expiran siguiendo el ritmo de
tus pulmones; siente el flujo y reflujo de la sangre, inclúyelas en el

209
Las enseñanzas de doña Magdalena

palpitar de tu corazón, deja que se nutran del calor de la vida. Una


vida que no tiene fin porque, siendo puro amor, es inmarchitable…
Ahora repliega tus dedos. Ve la fuerza noble que trasciende tus
puños, son dos guerreros dispuestos a luchar hasta el fin contra
la muerte y luego, como dos flores sagradas, a abrirse para que de
tus palmas surja el aroma de la nueva vida. Por favor, hijo mío,
recupera la memoria… Siente empequeñecer tus manos… Más
pequeñas… Más… Llevas en ellas las sensaciones de cuando fuiste
feto: palpa el agua divina que te sumerge en el seno de tu madre,
siente la inocencia, la inmensa ternura que se aposenta en cada
célula de tu carne, el agradecimiento al misterio que les permite
nacer, el goce de la energía que otra vez vuelve al mundo, una vez
más el don de la materia, alma nacida en el centro de la carne.
Hazte madre de tus manos, promételes el mundo, enséñales a ir
más allá de lo denso, déjalas conocer la secreta poesía del espacio,
ponte a esculpir volúmenes en el aire. Visualiza las formas que vas
creando, que no sólo tu tacto conozca esas esculturas invisibles…
Ahora crece… Deja venir el recuerdo, que surjan de tus palmas
esas primeras caricias… No tenías experiencia sensual, todo era
nuevo… Ibas palpando las distancias, no había separación, sabías
que si estirabas tus brazos podías tocar las estrellas… En esas manos
llevas ahora mismo todo el pasado. Siente cómo aún son garras,
pezuñas, tentáculos, ve más profundo, llega hasta cuando fueron
metal, piedra, energía primordial. Ahora regresa, palpa hacia el
futuro, siente alargarse tus dedos, volverse transparentes, devenir
alas, ondas luminosas, canto angelical… ¿Ves la fuerza que puedes
transmitir? Si les quitas los guantes mentales, tus manos exudarán
un aura dorada…
Entonces Magdalena abrió sus manos ante mi rostro. Las vi
rodeadas, tal como ella decía, de una luminosidad dorada. Las
apoyó en mi pecho y comencé a llorar. Me di cuenta de que lo que
estaba recibiendo no era de ella. Por un contacto al parecer simple,
pero en realidad mágico, me trasmitía una información que me
faltaba desde que mis padres me habían concebido: el amor divino.
«Todavía no tienes estructura. Eres un hombre sin esqueleto. Si no

210
Anexo: De la piel al alma

tienes huesos, ¿cómo puedes acariciar?»


Me tendió en la camilla y comenzó a palparme Me pareció que
sus dedos se hundían en mi carne hasta asir la osamenta. Una parte
esencial que, por miedo a la muerte, yo había querido olvidar. Fue
presionando hueso a hueso, entrando en los recónditos rincones,
delineando las formas, haciéndome sentir su fuerza medular…
Nunca más volvería a moverme igual, antes mis gestos habían
sido superficiales, sólo de carne, ahora tenían un eje sólido pero
rebosante de vida, su blancor era tiempo concentrado al que no se
lo comería la tierra, mi diferencia a la par que mi igualdad: yo era
un esqueleto semejante a todos los otros esqueletos, pero imbuido
de alma personal.
–Tú sabes pedir, lo has hecho desde que naciste: alzas tus brazos,
estiras las manos, abres la boca hacia el cielo esperando la caída
del maná… Hijo mío, has olvidado que la tierra te enseña a girar
alrededor de un eje, como la galaxia, como el universo. Si no tienes
eje eres un pantano, un magma de esperanzas que nunca se eleva,
una enredadera a la que le falta un muro para crecer. Tus huesos
se desarrollan girando alrededor de sí mismos. La inclinación y la
traslación encuentran su raíz profunda en la rotación.
Magdalena, con sus manos convertidas en tenazas, asió uno
tras otro pacientemente el peroné, el húmero, el cúbito, el fémur,
la rótula, la tibia, y comenzó lenta pero implacable a hacerlos girar
hacia fuera, como si estuviera abriendo un féretro largo tiempo
cerrado Tenso al comienzo, después de sobrepasar ligeros dolores
comencé a sentirme liberado de un caparazón que comenzaba en
mis huesos y continuaba en mi espíritu.
–Tus brazos, tus piernas, tu columna vertebral, por miedo a los
otros, sin que te des cuenta, tienden a girar hacia dentro obedeciendo
a una memoria fetal. Tu esqueleto tiene reacciones de erizo: al
menor peligro se enrolla. Pero el tiempo avanza sin posibilidad de
retroceso. No puedes convertirte en una bola, separado del mundo.
Esos huesos saben que un día flotarán en el cosmos. Tu esqueleto,
atraído por el futuro, tiene posibilidad de abrirse, como una flor de
la cual aún eres el capullo cerrado. Y basta ya de caminar con un

211
Las enseñanzas de doña Magdalena

muro negro tras tu espalda. Llevas en la nuca el mundo convertido


en noche. Gira la cabeza, que tus ojos alumbren lo desconocido…
Aún más… Hacia la izquierda, así, hasta que se borre el concepto
nuca… Ahora hacia la derecha… No estás obligado a avanzar
arrastrando una oscuridad. Tu cuerpo no tiene delante, ni detrás,
ni costados; es una esfera rutilante.
Y poco a poco Magdalena me hizo girar la cabeza hasta que no
hubo un solo sitio que yo no pudiera ver. Dejé de sentirme atacado
por un enemigo oculto en la noche que anidaba en mi espalda.
–Si los huesos son seres, las articulaciones son puentes por donde
has de atravesar el tiempo. Cada una de tus edades sigue viviendo
en ti. La primera infancia se guarece en tus pies. Si dejas a tu bebé
encerrado allí, te traba la marcha, te sumerge en una memoria que
es cuna y prisión, te corta del futuro, te empantana en el pedir sin
dar y sin hacer. Deja que la energía acumulada en tus plantas, dedos,
empeine, suba hasta las canillas, te transforme en niño: juega, baila,
patea el aire como si fuera un gigante al que dominas. Pero no te
quedes ahí, asalta esa fortaleza al parecer inexpugnable que son tus
rodillas. Por delante presentan una coraza al mundo, pero detrás, en
la intimidad, te ofrecen la sensualidad del adolescente. Las rodillas
conquistan el mundo, te permiten ocupar como un rey tu territorio,
son los caballos feroces de tu carro. Pero si no sigues subiendo,
madurando, ahí te quedarás, encerrado en tu castillo. Vamos, entra
en ellas y sube por tus muslos, hazte adulto, en las articulaciones
que unen tus húmeros a la pelvis descubre la capacidad de abertura
de tus piernas… Ante ti, mi héroe, se presenta la sagrada columna,
cada vértebra es un escalón que te lleva de la tierra al cielo. Desde la
grandeza y potencia de las lumbares, trepa hacia las sentimentales
dorsales y llega a las lúcidas cervicales, para recibir la caja craneana,
cofre de los tesoros que culmina en diez mil pétalos abriéndose
hacia la energía luminosa que llueve del cosmos. Y ahora que has
aprendido a abrirte, no te quedes encerrado…
Decidió entonces pellizcar zonas de mi piel para estirarla, del
pecho, de la espalda, de las piernas, de los brazos, de los párpados,
de la nuca, del cráneo. Estiró también el forro de mis testículos.

212
Anexo: De la piel al alma

Lo vi abrirse como un gran abanico, desplegando sus energías


contenidas. Esa bolsa que desde siempre se había encarrujado
como una corteza, abandonaba sus deseos de proteger el esperma
y se abría al mundo, con alegría, sin aprehensión, en una extensa
sonrisa.
–Hacia afuera; entra en el aire y sus fragancias ocultas, siente
prolongaciones hasta el infinito, transforma en alas los omóplatos,
ofrece el pellejo del vientre como una copa amante absorbiendo
sin temor el mortal destino. Tu piel no es una cárcel que te priva
del mundo, no vives encerrado en una ilusión que llamas «dentro».
Permite que te lleve hacia «afuera» para que cese el infierno de la
separación. Que tu cuerpo se alargue hacia las seis direcciones:
hacia delante, donde se acumulan los proyectos; hacia atrás, donde
diez mil manos santas te empujan a la vida; hacia tu lado derecho,
por donde nacen los innumerables soles; y también hacia la
izquierda, ocaso donde la partida es una promesa de regreso; hacia
abajo, abismos donde reina la antorcha que es imposible apagar; y
hacia arriba, más allá de las estrellas, luminosa ausencia en la que
se esfuman las palabras. Así, sigue extendiéndote para que, al llegar
al borde que se sumerge en la voluntad invisible, sientas que eres
una esfera creciente y descubras tu centro. Reconoce ese diamante,
ese Ojo en llamas, misterio que nutre tanto al bien como al mal,
dependiendo del empleo que le des.
Perdí la noción del tiempo. Cuando terminó de estirar mi piel
y me sentí tan ligero como una nube, me di cuenta de que ya era
medianoche.
–Ésta es la hora en que la visión de la lechuza se hace perfecta.
La tierra le parece un ser vivo compuesto de amorosas ondas. Una
de ellas es el alimento. La rata lo sabe y se le ofrece sin intentar
huir. Entrará en la energía que la tritura y se convertirá en ave.
La esencia es inmortal. Sólo cambia de forma… Como la rapaz,
verás al amoroso mundo enviarte toda especie de alimentos. Para
tu cuerpo y tu alma. No te preguntes qué son, acéptalos, vienen de
lo más profundo de ti mismo. Ahora puedes irte. Por el camino no
hables con nadie. Sólo escucha…

213
Las enseñanzas de doña Magdalena

Descendí por la avenida Insurgentes sin ningún temor, a pesar


de que un apagón eléctrico había sumido al barrio en la oscuridad.
Los asaltantes pasaron junto a mí como trozos de terciopelo
negro, sin verme. Mi realidad ya no era la de ellos. En cambio una
mariposa nocturna, del tamaño de mi mano, vino a posarse en mi
pecho, dando aleteos como si tratara de entrar. Para ella tal vez mi
corazón relumbraba como un pequeño astro.
Cuando regresé a la mañana siguiente, doña Magdalena estaba
calentando al baño María un cántaro de greda lleno de un líquido
espeso. Cuando éste comenzó a hervir, vertió en él unas plantas
que había triturado en un mortero. Mientras se enfriaba, revolvió
el mejunje hasta que se solidificó.
–Es vaselina a la que agregué ajedrea, ilang–ilang, salvia, romero
y sobre todo marihuana. Con esta pasta voy a vencer tu voluntad.
No quieres soltar la rabia ni los recuerdos dolorosos. Los acumulas
en tus músculos en forma de contracciones que te dan la sensación
de existir. Si los relajas, al desaparecer tu solicitud de ser amado, tus
angustias de abandono o tus rencores, te sientes desaparecer. Crees,
niño triste, que el sufrimiento es tu identidad. Mi pasta dará energía
y placer a tu piel. Conocerás el bienestar corporal, y aportará paz a tu
alma. El mundo cesará de ser tu enemigo, te sentirás invulnerable,
aceptarás como amiga a la materia sintiendo que el cosmos es una
cuna. Olvida al macho, deja surgir a la hembra, entrégate, no te
resistas, elimina toda actividad, hazte agua, esposa la forma de mis
manos…
Cuando estuve desnudo, me acostó de lado y comenzó a masajear
uno a uno mis músculos.
–Concéntrate, asegúrate de que los sientes. Deja de estar viendo
siempre una imagen mental de ti mismo. Cada vez que te sorprendas
observándote, regresa a la sensación de tu cuerpo. No eres el
personaje de una película. Si te escapas del organismo para hacerte
observador, éste se convierte de inmediato en calabozo. ¡Vamos,
avanza! ¡Hacia ti, más, más cerca aún! ¡Entra en tu carne y quédate
ahí para que conozcas la humildad, ¿comprendes? Hasta ahora has
creído que ser humilde era disminuir tu valor, ocultarlo detrás de

214
Anexo: De la piel al alma

una máscara sumisa, sin darte cuenta de que has caminado por el
mundo sin verlo directamente, distraído por lo que crees valer o
no valer. Humildad, mi niño, es cesar de proteger tus creencias,
de afirmar a cada momento tu existencia, de demostrarle a quien
poco le importas que merezcas estar vivo. Anda, suelta, no tienes
nada que justificar. Entra en tu cuerpo, despójalo de finalidades,
no lo invadas con tus dudas y defensas. Entrégate, que te coman
los buitres, que las furias te arranquen los intestinos, que te pudras,
que te conviertas en ceniza, suelta, cada uno de tus músculos es un
cofre cerrado, te los voy a abrir…
La vaselina mezclada con plantas me produjo un bienestar que
nunca antes había conocido. Magdalena, con sus dedos sabios,
fue penetrando milímetro a milímetro en mi carne hasta lograr
identificar cada músculo, tratando a esos cuerpos estriados como
si fuesen fetos de un ser superior queriendo nacer. Hundiendo en el
centro de ellos los dos pulgares, e introduciendo el resto de los dedos
por debajo, los estiraba hacia los lados como si abriese el caparazón
de un langostino. Esta sensación de abertura se expandió por todo
mi cuerpo hasta hacerme estallar en llanto. Guardaba dolorosos
recuerdos encerrados en esos músculos… En las pantorrillas,
los puntapiés que mi madre me daba por debajo de la mesa para
hacerme callar cuando venía la abuela a cenar, cualquier frase que
yo dijera le parecía una falta de respeto hacia esa severa anciana.
En el brazo derecho, la furia contra mi padre, el puñetazo retenido
durante años, aquel con el que deseaba ensangrentarle el rostro
por haberme aterrorizado de tal modo, tratando de hacer de mí un
valiente. En la espalda, entre la columna vertebral y los omóplatos,
el insoportable vacío de caricias. Y en los tobillos, como tajos de
guadaña, la tristeza de haber sido desraizado a los 9 años de mi
aldea natal. En sólo un día, al perder a mis amigos y mis lugares
preferidos, el cielo sin nubes, el aroma del mar y la caricia del aire
siempre seco de los cerros áridos, adquirí una tensión en las piernas
que convirtió mis pasos ágiles en pesado arrastre por las calles de
ciudades ajenas.
– ¿Te das cuenta? Estabas lleno de cofres cerrados, guardando

215
Las enseñanzas de doña Magdalena

tristezas, sufrimiento, rabias, frustraciones. Cuando reviví tus


huesos te hice ir hacia adentro; cuando estiré tu piel, hacia afuera;
al abrir cada uno de tus músculos te impulsé hacia los lados, alba
y crepúsculo al mismo tiempo. Ahora que te he vaciado de esos
recuerdos, presos en las fibras de tus músculos como insectos
en telarañas, aparecerán tus vísceras, amigas ignoradas, siempre
a la sombra, trabajando para ti día y noche aunque tú no se los
agradezcas… Siéntelo: introduzco los dedos en la parte superior
de tu abdomen, en el lado derecho, y lo palpo, lo acaricio, lo
recorro para que sientas su generosa forma… es tu hígado, mi
niño, tu potente, honesta y fiel víscera, que vibra porque sabe que
la reconoces. Escucha su voz grave: «Yo soy el portero, ese que trata
de impedir el paso del veneno, no sólo el que ingieres por la boca,
sino también el que infecta tu espíritu: cada palabra mordaz me
obliga a combatirla, cada ira contenida me carcome, los inesperados
ataques del mundo vienen a golpearme, y yo hago lo que puedo
para preservarte, solicitando tu atención con pequeños dolores,
aumentando la secreción de mi bilis, almacenando vitaminas.
Quiero para ti la inocencia, que como agua pura las palabras
desciendan desde los oídos a tu alma, quiero que arranques de tajo
las raíces de la crítica para que tu sangre corra como un río limpio.
¡Dame la fuerza suficiente para impedir el paso a los demonios de la
gula, de la envidia, de la decepción! No te conviertas en mi enemigo,
no me ataques con sustancias que no puedo asimilar, no sólo eres
lo que comes sino que también comes lo que eres: si introduces en
mi templo materias, pensamientos, sentimientos, deseos que te son
ajenos, se convierten en toxinas».
Cuando Magdalena imitaba la voz del hígado, me parecía oír
el ronroneo de una pantera negra. Sus repetidas y acariciantes
manipulaciones me fueron haciendo sentir una víscera blanda,
cálida, grande y plana como un lenguado, despidiendo ondas de
fidelidad y energía comparables sólo a las de un perro. Me di cuenta
de que mi cuerpo, atrapado entre los hielos del desamor de mis
padres, recibía de él constantemente un licor regenerador, y eso
lo fatigaba. Por primera vez en mi vida tuve piedad de mi hígado.

216
Anexo: De la piel al alma

Para permitirle descansar, pedí a Magdalena que me liberara del


sufrimiento.
–Niño querido del alma, eso que me pides sólo puedes lograrlo
entrando en tu corazón. Segundo tras segundo, ese amigo que es
pura devoción, como una divina noria, está haciendo circular la
vida en ti. Late con un ritmo que viene del momento en que el
ancestral espíritu se manifestó. Si te concentras, sentirás en tu pecho
la palabra primera, el redoblar del trueno que genera existencia,
la danza de la materia obedeciendo la incesante orden de la
multiplicación. Bajo tus costillas llevas un motor terco, obcecado,
seguro como una flecha que avanza en un cielo vacío, ave gigante
que te lleva hacia la eternidad. Para eso, no debes contrariarlo.
Cualquier frustración contrae algún músculo y, siendo tu corazón
el rey de ellos, se resiente de estas tensiones por muy pequeñas que
sean y las va acumulando, perdiendo así, poco a poco, el interés
por llevarte al puerto divino. Entonces te castiga, castigándose. Se
debilita, se empantana, desentona, tartamudea… Y esa pérdida de
ritmo anuncia que para ti las puertas celestes se están cerrando.
Deja que mis masajes le devuelvan la confianza, cree en él para que
él vuelva a creer en ti, siéntelo, envíale una sangre transida de amor,
no lo rechaces ignorando su presencia por creer que es un reloj
que cuenta los minutos que te llevan a la muerte. El corazón no
amenaza ni cuenta nada, su labor esencial es verter la esperanza
en tus venas. Déjalo palpitar, imagina que es un águila, monta en
su lomo, mira cómo abre sus inmensas alas, cómo te lleva hacia
un futuro milagroso… Estás tan acostumbrado a vivir como una
víctima que la felicidad que en este momento recibes te hace llorar.
Tiene que cesar este sufrimiento de huérfano, voy a despertar la
consciencia de tus pulmones, ellos conocen la alegría del aire,
del canto, la victoria de haber surgido para siempre del agua;
macho, tres lóbulos el derecho, y hembra, dos lóbulos el izquierdo,
aspirando la transparencia del mundo te invitan a ascender hasta
más allá de las estrellas. Suelta todo el aire, no pienses que te
estás ahogando, siente ese esponjoso par de amigos, así, vacíos, y
ve comprendiendo cómo adoran el espacio infinito. Consérvalos

217
Las enseñanzas de doña Magdalena

ociosos, sin contraerte, tranquilo, lo más que puedas, mientras


observas cómo tu esqueleto, tu carne, tu piel, suplican su invisible
alimento. Y ahora, suavemente, deja entrar ese necesitado oxígeno,
ese manjar exquisito. Quédate con él dentro, guárdalo lo más que
puedas, haz de él un elixir que penetre en cada célula enriqueciendo
su núcleo de consciencia. Expira lentamente, enriquece a tu vez
el mundo: cuando los pulmones reciben el don del cielo, al aire
respirado tú le das las energías de la tierra, eres el puente, por ti los
ángeles van y vienen, suben y bajan como en el sueño de Jacob…
Sentí que formaba parte esencial del mundo. Que mi respirar
daba vida a la tierra y a las plantas, que mi ritmo cardiaco y
pulmonar se unía al ritmo de la totalidad de los animales, no había
separación entre nosotros y las nubes, aspirando y expirando podía
crear astros en mis manos…
Magdalena, al ver mi rostro enrojecido por el éxtasis, se echó a
reír.
– ¿Comprendes? Habías vivido toda tu vida sin darte cuenta del
inmenso placer, del milagroso intercambio que es respirar. Cuando
limpies tu mente, el aire que despidas purificará a los seres y a las
cosas. Tu paso por el mundo será una siembra continua… Escucha
bien, hijo querido del alma: hay dos maneras de esculpir, una como
los artistas, otra como los dioses. Los artistas toman un bloque de
materia y crean su escultura desde la superficie hacia el interior. Los
dioses parten de un centro, la fuente de origen, donde se concentran,
y desde allí hacen crecer la obra, el cuerpo, del interior al exterior…
Las vísceras que hoy te han hablado se llaman así porque moran
en el interior de tu cuerpo. Si estuvieran en la superficie de él, se
llamarían órganos. El sexo de nosotras, las mujeres, interno, es
una víscera. En vosotros, los hombres, la víscera se hace órgano.
Nosotras sentimos nuestra vulva como un centro creador. Vosotros
sentís el falo como un compañero, una herramienta placentera, y
lo separáis del centro emocional. Acuéstate, voy a dar raíces a tu
sexo…
De ninguna manera el masaje que comenzó a darme Magdalena
tenía relación con la masturbación o las caricias eróticas. Me lo

218
Anexo: De la piel al alma

advirtió muy bien antes de comenzar:


–No te confundas. Observa, tomo uno de tus pies, siente la
calidad de mis manos, son tiernas, ¿verdad?, lo sostengo igual que
una madre a su bebé; ahora tomo tus genitales, la calidad no cambia,
es la misma ternura maternal, la que protege y cura. No temas, no
te defiendas ni avergüences, es normal tener una erección, déjate
manipular, no busques el placer sino la comprensión…
Magdalena asió con su mano derecha mi miembro y apoyó el
índice de la izquierda en el orificio de mi uretra. Hizo una vibrante
presión, concentrada totalmente en la yema de su dedo, y tuve la
sensación de que creaba un diminuto sol que, en vez de quemar,
emitía vida. Fue descendiendo por la parte superior del glande,
luego trazó un invisible surco en el cuerpo, atravesó por el pubis y
fue subiendo hasta mi ombligo, después hasta el plexo solar y, por
fin, detuvo su trazo en el punto más alto de mi cráneo.
–Esta es la primera raíz de tu órgano, llega hasta la cima de tu
calavera y chupa como alimento la energía que llueve de los cielos…
En seguida volvió a colocar el índice en la boca de la uretra,
esperó un instante hasta crear el punto intenso y luego fue bajando
el dedo, pasando por el frenillo, hasta llegar a los testículos,
atravesó el perineo, subió por entre los glúteos, recorrió la columna
vertebral, la nuca y otra vez llegó a lo alto del cráneo.
–Si la primera raíz absorbe las energías luminosas, esta segunda
entra en la noche que habita en tu espalda, llega a la voluntad que
se fabrica en tu nuca y se reúne con la otra en el punto más alto,
aquel que te ata a las estrellas. Lo principal está hecho, ahora te haré
sentir las múltiples raíces que se incrustan en las diferentes partes
de tu cuerpo.
Y Magdalena, infatigable, estableció líneas por todo mi
organismo: comenzando en la cabeza del falo, se extendían hacia
la palma de mis manos, la planta de mis pies, mis costillas, la base
de mi garganta, mis ojos, mis orejas, mi frente. Poco a poco fui
sintiendo que tenía entre mis piernas un árbol de poderosas raíces
que, pasando por mi cuerpo y saliendo por mis pies y mi cabeza,
se incrustaban hasta llegar al centro de la tierra y a cada astro del

219
Las enseñanzas de doña Magdalena

cosmos.
–Hijo querido del alma, la mujer no debe buscar raíces, las siente
desde que nace, ha de echar ramas. Empujar desde los ovarios, bajar
por el útero y la vagina, abrir los labios y hacer crecer un laberinto de
energía hacia el vasto mundo. El hombre, para unirse con su sexo,
debe enraizarlo hasta llegar a la semilla primera, y la mujer debe
enramarlo hasta llegar al fruto último. Al igual que tu falo, vives
también apartado de tu cuerpo, sin raíces crees que la realización
suprema es liberarse de la carne, sacar la consciencia del cuerpo
como se extrae una mano de un guante o una espada de su vaina.
Por supuesto que al comienzo el cuerpo, con su misteriosa vida, sus
sensaciones, sus manifestaciones incontrolables, se presenta como
una cortina espesa que impide el contacto con la luz del alma. Sin
embargo, ¿eres sólo carne que tiene una consciencia, consciencia
que ella misma ha exudado? ¿Y si también fueras un espíritu que
exuda a un cuerpo? El espíritu se simboliza por el cielo; el cuerpo,
por la tierra. Entre el cielo y la tierra está el ser humano, como el
dios Seth del antiguo Egipto separando al comienzo el cielo de la
tierra para, al final, darse cuenta de que estrellas y raíces forman
parte de una misma planta. Ciertas energías bajan, al mismo
tiempo que otras suben. Si no hay un yo individual después de la
muerte, la consciencia y el cuerpo son una unidad efímera que
debe gozosamente aceptar el matrimonio, la coagulación. Cuando
meditas inmóvil te vas hacia las ramas, cuando te entregas al masaje
enriqueces tus raíces… ¿Pero el cuerpo que me ofreces es un todo
o un fragmento? Reconoce que lo vives como un fragmento…
Te preocupas de tu materia palpable mas nunca de tu aura. Ven,
tiéndete en el suelo. Concéntrate, siente toda tu materia, empuja
desde debajo de la piel, atraviésala, extiéndete por el suelo como
una mancha de invisible sangre. Comienzo por masajearte el pecho,
voy a los costados y mis manos siguen su impulso acariciando tu
aura en el suelo, que como aún no sabes extenderla se proyecta
de momento hasta dos metros de ti. Aguza tu sensibilidad, si mis
presiones se prolongan por tu cuerpo invisible, eso lo sientes y te
aporta placidez. Te convierto en el cuesco de un gran fruto. Al entrar

220
Anexo: De la piel al alma

en la mancha invisible en la que te prolongas siento nudos, enredos,


tiranteces, como si fuera una cabellera durante años descuidada.
Ponte de pie, voy a peinarte el aura hasta dejarla lisa y en orden.
Magdalena, usando las manos como si fueran peines, fue
pasándolas a mi alrededor. Aunque en ningún momento me tocó,
sentí que mi espíritu iba ordenándose, viejos rencores se disolvían,
esperanzas frustradas se esfumaban, el constante estado de espera
angustiosa, como si mi ser no estuviera ahí sino esperándome en
el futuro, se calmó y, como una medusa flotando tranquila en el
océano, mi espíritu se entregó al presente, es decir, al mundo tal
como era y no como yo pensaba que era.
–Ahora que tienes el aura bien peinada, voy a tener que lavar tu
sombra.
Abrió la única ventana que había y la luz de la tarde entró a
raudales. Me colocó de espaldas al exterior, para que en el rectángulo
brillante que se extendía por el suelo se proyectara mi sombra.
–Por lo que más quieras, hijo mío, no te muevas. Aquí está tu
compañera, esa que, sin que te dignes oírla, te dice lo que en verdad
eres: un reloj de sol. A cada momento tu cuerpo proclama la hora
que es. Y eso es importante porque cada hora tiene un alma, una
energía diferente, que exige la manejes de forma especial. Si fuerzas
tus horas cometiendo acciones en el momento que no corresponde,
vives mal, te enfermas. Por no prestarle atención a su sombra, la
mayoría de la gente la lleva como si fuera un animal sucio. Eso les
envenena los pasos…
Magdalena, de rodillas, con agua perfumada de lavanda,
enjabonó mi sombra, la cepilló intensamente, quitó la espuma con
una esponja, la secó y luego, satisfecha, impidiendo aún que yo me
moviera, me la mostró como si exhibiera una obra de arte.
–Ya está, limpita. Mira cómo es bella. Ahora que todavía hay
sol, ve a tu casa y siéntela. Estoy segura de que te darás cuenta del
cambio.
Mientras caminaba con el sol a mis espaldas veía a mi sombra
como una agradable compañera. Más que eso, como una aliada
respetable… Me daba gusto observar cómo esa mancha negra, ave

221
Las enseñanzas de doña Magdalena

inmaterial, pasaba sobre los objetos, la gente, las paredes, dejando


un invisible rastro que devolvía la pureza y la alegría a la torturada
materia citadina. Me daba cuenta de que los transeúntes no eran
conscientes de la sombra que los acompañaba. Ellas, por no ser
vistas, por no ser tomadas en cuenta, parecían pesadas, sucias,
tristes harapos negros frenando los pasos, agregando impureza a
los objetos sobre los cuales pasaban.
Mi experiencia con Magdalena duró cuarenta días. Con devoción
y paciencia fue venciendo mis resistencias para mostrarme diversas
formas de masajear el cuerpo.
–Niño querido del alma, no vives en un cuerpo, vives en una
sola herida. Para que te sientas tal cual en verdad eres, materia
espiritual, debo antes curarte. Como las gambas rebozadas que
venden en la taquería de aquí abajo, estás envuelto en sufrimiento,
no sólo el tuyo sino el de tus hermanos, tus padres, tus tíos, tus
abuelos, tus ancestros lejanos. Ése es el carbón que oscurece a tu
diamante. Te sanaré. Soy mujer, soy culebra, puedo darte no sólo
con las manos sino con todo mi cuerpo.
Y Magdalena, comenzando a ondular, se pegó a mí, me rodeó,
se deslizó desde mis pies hasta mi cabeza, me frotó con su melena,
su cara, sus senos, su espalda, su pecho, sus piernas, sus pies. Fijó
puntos, presionando, y luego los unió a otros, llenándome de
meridianos y paralelos, haciéndome sentir como una apretada red
donde cada parte estaba unida al todo. Apoyó sus labios en cada
uno de esos puntos para chupar con fuerza y escupir quién sabe
qué energías malignas. Parte por parte me sopló con intensidad
enorme, su hilo de aire picaba como un cuchillo. Luego, ahí mismo,
en esos puntos vueltos suprasensibles a mordiscos, con voz dulce
y potente me inyectó palabras en maya. Eran nombres de dioses
andróginos o palabras de amor, ¿hay diferencia? Con todo su peso,
y también quizás con el peso de entidades de otras dimensiones,
me aplastó contra el suelo para convertirme en una masa amorfa en
la que, mediante ritmos lentos, rápidos, temblorosos, explosivos,
delicados y brutales, hizo renacer mi memoria fetal. Sentí crecer mis
ojos, mi boca, mis miembros, palpitar el centro que sería corazón,

222
Anexo: De la piel al alma

y sobre todo ello vi mi alma, como una rosa, abrirse de repente


exhalando sus inmensas ansias de vivir. Me hizo ser un niño, un
joven, un hombre maduro, un viejo, un andrógino milenario,
un ángel, un ilimitado dios. Había despertado mi energía vital
sacando de mi ombligo, que llamó edén, cuatro ríos impalpables
que se extendieron por trece centros en mi cuerpo, a los que llamó
templos. Mediante presiones misteriosas los hizo abrirse como
cántaros enumerando los diferentes dones que podían derramar.
–Basta. –Me dijo al cabo de cuarenta días. –Ya lo has captado
todo. No necesitas que te den, lo que yo te he dado ahora puedes
dártelo tú mismo.
Sobre el dorso de mis manos colocó la palma de las suyas con
tal seguridad y firmeza que sentí que nuestras pieles se pegaban.
Comenzó entonces a guiar mi automasaje… A medida que fui
adquiriendo confianza, disminuyó la presión de sus manos y de
pronto, casi sin que me diera cuenta, las hizo emprender el vuelo
como un par de lentas palomas. Todo lo que Magdalena me
había enseñado me fue llegando: palpé mis huesos, estiré mi piel,
establecí contacto con mis vísceras, me hice enraizar los pies en el
suelo después de apaciguar mi sombra, me peiné el aura, establecí
paralelos y meridianos, me situé en la columna vertebral y, desde
ahí, envié energía hacia los costados sintiendo que desplegaba dos
inmensas alas.
–Vuela, hijo mío, expándete, tu cuerpo no termina en la piel,
se continúa en el aire, ocupa la totalidad del espacio, crece con el
cosmos, abarca la divina creación. La tierra es tuya, las galaxias son
tuyas, eres eterno, eres infinito, en la sombra de tu razón habitan
las innumerables diosas, también son tuyas. Y también son tuyos
los seres humanos, las plantas, los animales, aquellos que van a
nacer, las legiones de muertos. ¡Decídete, hazte dueño de tu vida!
Eres una flor de pétalos innumerables que se abre y cierra a cada
instante surgiendo como un estallido de luz del vientre negro que
no es energía ni materia sino pantano creador. Y en todo ello, en la
corola que es consciencia colectiva, habitas tú, como un diamante,
atravesado por los rayos amorosos de los seres conscientes, otros

223
Las enseñanzas de doña Magdalena

diamantes, para formar el collar que eternamente brillará alrededor


del enigma que nadie puede nombrar..
Cuando caminé por las calles sentí el peso de mi cuerpo ya no
como un castigo sino como un lazo de unión con ese espejismo
que llamaba realidad. Cada uno de mis pasos era una caricia, cada
bocanada de aire que entraba en mis pulmones una bendición.
Eran tan sorprendentes las sensaciones que tenía que, por un lado,
me parecía habitar en un nuevo cuerpo y, por otro, que mi cuerpo
habitaba en un nuevo espíritu. Pensar en recibir todavía masajes
me angustió: el ave que vuela sin obstáculos no necesita más aire,
el pez que avanza sin límites no necesita más agua. Dejé pasar una
semana en la que hasta mis hábitos alimentarios cambiaron: se me
hizo imposible comer carne, tomar café o productos lácteos. Lo que
más toleraba mi estómago era el arroz… Arroz que me recordó a
Ejo Takata. Apenas su imagen apareció en mi mente, recibí una
tarjeta postal con un Buda cursi, al estilo hindú, donde Ana Perla
me anunciaba el inminente regreso del maestro.
Compré un gran ramo de rosas blancas y fui a despedirme de
Magdalena. Encontré abierta la puerta de latón. Su cuarto estaba
vacío. Bajé a la taquería a preguntar por ella. Los empleados, por
toda respuesta, se encogieron de hombros. Pregunté a uno de los
muchachos que se ofrecía en la esquina y me dijo:
–Doña Magdalena es como el aire, llega transportando semillas,
las siembra y se va. Nadie la puede encerrar.
–«Bajo las nubes inmóviles el viento se lleva a la ciudad», –
murmuré.

224
Las enseñanzas de Doña Magdalena
en su edición digital se terminó
en enero de 2020 en los
Talleres Universales
Quintaesencia
de Puebla,
México.

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