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Promulgada la Constitucién de 1876, una de las primero mredidas que tom6 el Gobierno de Cénovas fue estable- ‘cer la distincién entre los partidos politicos que estaben dentro 0 fuera del sistema, en funcién de la aceptacion ° ho de la monarquia restaurada y su dinastia. Esto condu- joa la inaccién a partidos que estaban en franco deterio~ ro: los carlstas, que aceptaban el régimen de monaraula pero no la dinastia y estaban vencidos militarmente, ¥ por otro, a los partidos republicans. El Gobierno de Sax gasta de 1881 devolvié la legalidad a los partidos de la ‘oposicién carlista y republicana, y permitié que volvie~ ran a salir a la calle algunos de sus periédicos suprimidos. 3.1. Los republicanos Podian distinguirse, por lo menos, tres grandes orupos republicanos: + Los posibilistas 0 republicanos histéricos seguien 2 Castelar y se mostraban a favor de una democracia conservadora que no comprometiera ni la unidad na- ional ni el orden social. Los federales, que eran los mejor organizados y los mas cercanos a las asociaciones obreras, buscaban Un reformismo social que armonizara los intereses del capital y del trabajo; asi, en 1883 quisieron mejorar las condiciones de los trabajadores favoreciendo la cons titucion de jurados mixtos y permitiendo las huelgas pactficas como formula para atraer @ los obreros al partido, lo que lograron en parte; sin embargo, al estar sus propuestas planteadas desde una actitud burgue- sa, més tarde se produjo una continua deserci6n de los trabaladores en favor del partido socialista, que se pre- sentaba como exclusivamente obrero. Los republicanos progresistas-demécratas, dirigidos por Ruiz Zorrilla, pretendian el cambio del régimen estableci- do por medio de las acciones subversivas, Fueron preci- samente estas practicas las que moverian a Cénovas a re- ‘vocar en 1884 las propuestas liberalizadoras de Sagasta. ‘También las organizaciones obreras de la Federacién Re- gional Espafiola de la AIT aspiraban a una organizacién federal de la sociedad. Entre 1875 y 1890 fueron elegidos algunos diputados re- publicanos que debian hablar en el Congreso en nombre propio. sin mencionar partido alguno. El ejemplo de lider de estas convocatorias entre silenciosos fue Castelar. La representacién republicana en las Cortes durante todo el periodo fue escasa. EI maximo numero de diputados que llegaron a obtener fue de treinta y dos en las elecciones de 1881 y cuarenta y siete en las de 1893, sobre un total de unos cuatrocientos. Pero sus intervenciones en la Ca- mara hicieron que los liberales de Sagasta se vieran obli- gados a intentar hacer democratico el sistema canovista, 214 unas diferencias entre las medidas poi, 17 cita alg soci padi por los gobiernos Presididos Por Cin, fy Sagasta. | tegia politica seauide por el anergy, 8 Explica la estrat teal y a partir de esa fecha: mo espaftol hasta Emilio Castelar (1832-1899), ultimo jefe de Gobier™? de la Primera Republica. Fue la figura mas destace®, del republicanismo en la Restauracién, Considere® | orador admirable, fue dioutado por Barcelona ya & primeras Cortes de Alfonso Xil. Lucho por estoblece 4 sufragio universal la libertad religiosa. y reereset republieanismo reformista y unitaria. Con las reform los gobiernos de Sagasta, pensd que se habian FS objetivos por los que habio luchedo,y propus® & ain disolucién del Partido Republicano Posibilsta, 22%" 2.Sus Correligionarios el ingreso en el Partido Liber Uusionista de Sagasta. Revista satirica E| Moti”. Scanned with CamScanner | asalariado, de hecho, reduce al bre politica y econdmicamente a la itd (..) queremos los anarqui jaldad de condiciones eco- todos los hombres (..) isposicién de las colec- erra_y los instrumentos trabajo industrial (..). Una sociedad Igualdad de condiciones y 185 completa, hard herma~ los hombres y la generosi- sentimientos de solidaridad Se Produciran esplendorosamente (..)» ‘La Cuestion Socials, Valoncla, 2-5-1892. en J. Paniagua (1989): Anarquists _y socioistas, Madi, Historia 16, p. 221 3.2. El movimiento obrero Mientras que e! republicanismo ejercié una oposicién ex- clusivamente politica al régimen de la Restauracién. el movimiento obrero -entendido como la actividad polit cay social de los obreros y los campesinos para mejorar su situacién y defender sus derechos dentro de una so- cledad regida por la propiedad se opuso frontalmente a todo el sistema, El movimiento obrero adquirié madurez a partir del Se- xenio Democratico, encontrando eco en Espafa las dos lineas de la Internacional: la anarquista, que adquirié ma- yor predicamento después de la visita de Giuseppe Fa- nell, discipulo de Bakunin y creé en Madrid y en Barce- lona la seccién espafiola de la AIT (Federacion Regional Espafiola), en 1870; y la marxista se aglutind en torno a un nucleo madrilefio que entré en contacto con Paul La- fargue, yerno de Marx, en 1871. + Los anarquistas En el congreso de las organizaciones aflliadas a la Inter- nacional celebrado en Zaragoza en 1872, la mayor par- te de los congresistas habia optado por el anarquismo. En esta opcién, que significaba la separacién de! mundo obrero de Ia politica oficial, influyé la deslealtad de los politicos para cumplir las promesas de mejora social he~ has en la Revolucién de 1868, y en especial, la esperada abolicién de las quintas, lo que contribuyd 2 empujar al ‘obrerismo a un odio contra el Estado, sin importar el sig- no del Gobierno, y a la desconfianza hacia todo tipo de accién politica reformista, Su drea geoaréfica coinciaia, en general, con la del movie miento cantonal de 1873; e! tercio mediterréneo de la Pe- insula, desde los Pirineos al Guadalquivir, y en especial. A Unidad 8 Ideario anarquista Congreso obrero de Barcelona en 1870. Barcelona, Zaragoza y las provincias de le baja Andalu~ cla. Alos pocos dias del golpe del general Pavia, enero de 1874, un decreto disolvia las asociaciones dependientes de la Asociacién Internacional de Trabajadores y las obli- 96 a entrar en la clandestinidad. En 1881, Sagasta hizo que el anarquismo retornara a la I galidad, Las nuevas circunstancias condujeron a una re- ‘composicién de las dispersas organizaciones para afron- tar la nueva realidad, y el resultado fue la Federacién de ‘Trabajadores de la Regién Espafiola y la incorporacion en masa de nuevos afiliados, que ya podian inscribirse en una organizacién legal. Los componentes de la comisién nacional de esta Federacién, cinco miembros catalanes urbanos e industriales, optaron por abandonar Ia idea de la destruccién del Estado y organizer una resistencia solidaria y pacifica, por lo que se vieron enfrentados al sector andaluz, mayoritariamente campesino, partidario de la violencia como tnica via eficaz de cambio, EI método llevé a la ruptura de ambos grupos, porque el recurso de la huelga general y solidaria, defendida por los sectores industriales de Barcelona y Madrid, resulta- ba ineficaz en el campo andaluz a causa de la dispersion campesina y de la imposibilidad de sostener una organi- zacién Los anarquistas andaluces se agruparon en sociedades secretas y decidieron actuar como grupos subversivos. Asi surgié la mitica Mano Negra, de la que se decia que era una especie de organizacién secreta y a la que se atribuyé algunos asesinatos ~aunque no hubo pruebas que respaldaran esta acusacién-, lo que sirvié al poder conservador pare acentuar la dura represién sobre los sindicatos agrarios, con el encarcelamiento de cientos de personas en Jerez, Cadiz y Sevilla, 215 Scanned with CamScanner UAOPOSICION AL SISTEMA + Los socialistas Sus origenes La otra tendencia del movimiento obrero, la socialista, se limitaba en 1874 a unos reducidos nucleos de seguidores de las ideas de Marx, para quienes la Asoclacién del Arte de Imprimir, convertida en sociedad de resistencia al en- trar en la clandestinidad, servia de refugio, En mayo de 1874, Pablo Iglesias fue llamado a presidir la Asociacién, que contaba con cerca de 250 miembros. El hecho de que uno de ellos, José Mesa, amigo de Iglesias y tipégrafo como él, fuera a Paris a buscar un trabajo que aqui se le negaba por revoltoso, iba a influir decisiva- Mente en la organizacién de un futuro partido. Alli trabé amistad con Jules Guesde, dirigente socialista francés, y en sus cartas a Iglesias le fue narrando las tacticas y ac- tuaciones de este ultimo; por esta via fue entrando en la asociacion madrilefa el talante de rigidez ideolégica y de disciplina tactica que caracterizaba al grupo francés, Pablo Iglesias convencié a sus compafieros de la necesi- dad de pasar a la accién y formar un partido. En mayo de 1879, con ocasién de un banquete de fraternidad univer- sal, decidieron constituir el Partido Socialista Obrero Es- Pafiol (PSOE) y crear una comisién encargada de redac- tar el programa y el reglamento. En julio se celebré una asamblea para aprobar ese trabajo, que estaba directa- mente inspirado en los acuerdos de la Internacional, Su aire era netamente marxista y resaltaba la necesided de la participacién politica de la clase trabajadora, de la for- macién de un partido obrero capaz de enfrentarse con el régimen politico y con el sistema econémico vigente, Los objetivos del PSOE EI PSOE proponia tres bases como condiciones impres- cindibles para el triunfo del proletariado, * La primera, introductoria, reunta lo esencial de la teoria de clases marxista: la posesién del poder politico por la clase trabajadora, la transformacién de la propiedad privada 0 corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social o comiin (se consideraban instrumentos de trabajo la tierra, las minas, las fabricas, las méquinas, el capital-moneda, ete.), la constitucién de una sociedad sobre la base del usufructo de los ins- trumentos de trabajo por las colectividades obreras, y la ensefianza general cientifica y especial de cada pro- fesién a hombres y mujeres, sin distincién + La segunda contenia lo que més tarde se llamé el «Pro grama maximo o aspiraciones finales del Partidom: la abolicién de todas las clases sociales y su conversion en una sola de trabajadores duefios del fruto de su tra- bajo, «libres, iguales, honrados ¢ inteligentes», 216 *Por ultimo, la tercera base se referia a ing Politicas y econémicas de inmediata reajzacr%ty aleanzar el fin propuesto: la pugna por fos qa" de asociacién y de reunidn, libertad de preng, Gio universal, jornada de ocho horas de trai igual para los trabajadores de uno y otro sexg en general, «cuantas conduzcan al término de ye! vitud obrera», oe La implantacién del PSOE El socialismo tuvo mayor implantacién en Extr y Castilla la Nueva, y especialmente en Madrid, aqui se extendié a los nticleos mineros ¢ indus: ies la periferia asturiana, vizcaina y valenciana, Desde sus inicios qued6 confirmado como un partdog clase, un partido exclusivamente obrero, que pretan, enfrentarse a los partidos burgueses en la lucha pyr poder a través de las elecciones., La salida de la clandestinidad de las asociaciones obs ras en 1881 fue aprovechada para difundir amplemens el programa, 1884 fue Un aho muy interesante porque en él se pith 66 el valioso informe de Jaime Vera, médico y amigné Pablo Iglesias, en respuesta a la consulta realizeds pr la Comisién de Reformas Sociales, que acababe de # creada por el Gobierno, a todas las organizaciones pt letarias existentes para que expusieran su progiane) objetivos, La salida a la calle en 1886 de E1 Socialista como pais 0 oficial del partido fue de enorme importancia, post durante muchos afios seria el Unico instrumento dei trelacion de los diversos grupos socialistas del pals E* Periddico pasé muchas dificultades en su inicio deb 2 la oposicién de la prensa de los partidos oficles¥# desprecio de la fuerte prensa anarquista La crisis econémica de 1887, que trajo consigo ee de fabricas, el incremento del paro, etc. » llevo al Socialista a crear una organizacién capaz de prt de forma coordinada contra el capital. ¥ el resutas™ i fundacién, en agosto de 1868 y en Bareon Unién General de Trabajadores (UGT), que fue s°9 Gel I Congreso del PSOE en la misma ciudad, tivo era perflar la organizacién del partido. La UGT queds constituida como un organismo a, na las diversas sociedades y federaciones de oft cuales gozarian de autonomia en sus peculiares m™™, Su fin era puramente econémico: la mejora de 2° clones de vida y de trabajo de los obreros. ¥ 105 Mr Para obtener las reivindicaciones precisas serian!# lacién, las demandas al poder politico y la hue? Scanned with CamScanner Pablo Iglesias (1850-1925) fue la figura indiscutible de! socialismo espariol a lo largo de la Restauracién. Tenta una gran capacidad organizativa y luché por abrir un espacio de integridad en el marco corrupto del sistema. Consiguis ser elegido concejal en Madrid en 1905, y en 1910 fue el rimer diputado socialista en el Parlamento nacionel. Programa del PSOE *Considerando que la sociedad actual tiene tan solo Por fundamento el antagonismo de clases; que este ha alcanzado en nuestros dias su mayor grado de desarrollo, como bien claro lo revela el cada vez més reducido nimero de los inmensamente ricos y el siem- pre creciente de los inmensamente pobres; que la explotacién que ejercen aquellos sobre estos es debida Gnicamente a la posesién de los primeros de le tierra, maquinas y demés instrumentos de trabajo; que dicha osesién esté garantizada por el poder politico, hoy en manos de la clase explotadora; es decir, de la clase media (..) Por todas estas razones, el Partido Socialsta Obrero Espafiol declara que su aspiracién es: abolicion de cla- es, 0 sea, emancipacién completa de los trabajadores; transformacién de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera; posesién del poder poll- tico por la clase trabejadore. Y como medios inmediatos para acercaros a Ia rea- lzacién de este ideal los siguientes: Libertades polit £85. Derecho de coalicién 0 legalidad de las peers Reduccion de las horas. Prohibicién del trabajo de los Unidad 8 niilos menores de nueve afios (..). Leyes protectoras de la vida y la salud de los trabajadores (..). Creacién de comisiones de vigilancia, elegidas por los obreros, que visitardn las habitaciones en que estos vivan, las minas, las fabricas y los talleres (... Creacién de escuelas gra- tuitas para la primera y segunda ensefianza y de escue- las profesionales (..). Servicio de las armas obligatorio y Universal y milicia popular (..). Adquisicién por el Estado de todos los medios de transporte y de circulacién asi ‘como de las minas, bosques, etc. (..)» Madrid, 9 de julio de 1879, Las demandas de los trabajadores En el afo 1890 comienza una seria depresion econémica de alcance internacional que tiene importantes reper- cusiones en Espafia. Justamente ese afio tendré lugar la primera gran movilizacién obrera, en la que tuvo un papel protagonista la recién creada UGT. «C..) El negocio de las empresas de Bilbao florecia a ojos vista, pero las condiciones de trabajo seguian siendo tan enosas como quince afios atrés (..). Le chispa que encendié la hoguera fue el despido de cinco obreros de "La Orconera” por su participacién en la manifestacién del 4 de mayo. Al dia siguiente del Gespido, el 13 de mayo, la huelga comenzé en las minas "Orconera', "Lejona” y “Precavida". Los obreros fueron recorriendo en manifestacién todo el distrito minero para incitar a la huelga a los gritos de “iVivan las ocho hores de trabajol, iViva la unién de los trebajadores! iVivan los socialistast”. (.) A la mafiana siguiente esta- ban en huelga cerca de nueve mil mineros (... La huelga se extendia como mancha de aceite y en ‘aquel atardecer habia 21000 trabajadores en huelga, es decir, el 99% del censo obrero de Bilbao ¢..), Los objetivos de la huelga fueron ¢..): 1. Que la jornada de trabajo no exceda de diez horas, 2. Que se supriman por completo las “tareas” 3. Supresién absoluta de los cuarteles 0 barracones, dejando, por tanto, en completa libertad a los traba. jadores para que se administren comestibles donde lo crean conveniente, 4. Admisién de los individuos que han sido despedidos de sus trabajos, Estas son las resoluciones adoptadas por los mineros en huelga, los cuales se hallan decididos a mantenerla, La Arboleda, 15 de mayo de 1890 ¢.)», Nhex de Arenas, My Tunén de Lara, M: storia de! movimento obrero espafel Barcelona, Novaterra 1970, pp. 137138, a Scanned with CamScanner TaN nes aaaaala aly | ata Pallozan, en A Corufa, fue une de las diez fébricas de tabacos existentes en el siglo. xix en Espaha, Las «cigarreras», trabajadoras a destajo, reciblan muy bajas retribuciones segtin la cantidad de producto elaborado. Hacia 1850, eran mas de tres mil operarias en Una ciudad que no llegaba 3 40000 habitante: En el afio 1857, las obreras iniciaron una masiva protesta por [a introdluccién de maquinaria y la consiguiente pércida de empleos. En la huelga destruyeron las maquinas y se enfrentaron 2 los directivos de fa fébrica. La revuelta, aplastada por el Ejército. fue una muestra de. ‘udismo en el movimiento obrero galego, carente alin de organizaciones sinicales A partir de 1891, el PSOE concentré sus esfuerzos en la Politica electoral y no admitié ninguna alianza con los Partidos burgueses. Tras obtener escasos resultados, a principios del siglo xx Se inicié la colaboracién con los republicanos. En 1910 se forms la conjuncién republicano-socialista, que supuso un importante crecimiento numérico en sus filas y permi- tid conseguir el primer diputado socialista: Pablo Iglesias, movimiento obrero y las mujeres La Integracién de las mujeres en el trabajo industrial fue muy temprana. A mediados de siglo, en la industria textil algodonera de Catalufa constitulan el 40% de la mano de obra en los talleres catalanes. En conjunto, la tasa de actividad femenina era del 17% en 1877. Sus salarios ~que no superaban el 50 0 el 60% del salario de los varones- eran fundamentales para la supervivencia de las familias, Los sindicatos se mostraban recelosos ante el trabajo re- munerado de las mujeres, Leemos en una revista anarco- sindicalista de le época: «(...) es un hecho probado que en los trabajos en que la mujer puede hacerle la compe- tencia, el hombre gana un jornal mas reducide que en aquellos otros en que esta competencia no es posible: 218 de modo que el obrero, aunque solo fuera por eae deberia tratar de sacar a la mujer del taller 0 de ls 272 bara que pudiera dedicarse Unica y exclusivamenteat ‘duehaceres domésticos (..)» («EI déficit del trabas” en Acracia, 1887). A pesar de ello, surgieron dirigentes femeninas Movimiento obrero, como Teresa Claramunt (1862 ‘obrera textil de Sabadell, fundadora de la revista sindicalista E/ Productor y de una Federacién de b% Fue lider destacada en la huelga general de 82% de 1902 y autora de La mujer, consideraciones sot™* estado ante las prerrogativas del hombre (1690) ere 9) Elabora un esquema del programa politico: car Compsrato con las demandas de los trabsiast™ 1880 y explica las razones de las posibles co" cies. 10 éQué relacién existia entre ei PSOE y le UCT? 1 M1 éPor qué tenvan interés los empresarios. 5% mente los textes, en contrater mujeres Preferencia frente a hombres adultos? Expl? titud de tos sindicatos ante esta situacio®. Scanned with CamScanner de los regionalismos y de los naciona- lismos en las Uitimas décadas del siglo xix confluyeron di- versos problemas que se venian arrastrando sin solucién desde hacia tiempo, El sistema politico liberal habia nacido en una coyuntura de rupture nacional, la primera guerra civil carlista (1833- 1640), que se habia saldado con la victoria de unos sec- tores sociales y politicos sobre otros. Luego, para susten- tarse, se dejé controlar por unas élites militares y politicas ue representaban a los sectores mas conservadores de! liberalismo. Estas élites crearon en provecho propio un régimen politico y un modelo de Estado, a imitacién de! frances, uniformista, que daba por supuesta la unidad nacional. Le nueva organizacién centralista del Estedo, con la divisién territorial basada en las provincias, preten- did desconocer las realidades comunitarias existentes y disolverias en un proceso de integracién comin, El uso patrimonial del Estado que hicieron las élites po- Iiticas liberales dio como resultado el desprestigio de aquellas como impulsoras de cualquier plan de cohesién nacional. Siguiendo las pautes de otros Estados euro- peos preccupados por lo mismo, se encargé a intelec- tuales que elaboraran «historias generales de Espana» ue reflejaran la permanencia de esa cohesién a lo largo Ge los siglos. Todo quedé en un intento cultural desde arriba que acabé en las estanterias de la burguesia La accién del Estado liberal en favor de la modernizacién de le sociedad fue muy débil, dedicando escasos recur- 0s a sectores tan basicos como las comunicaciones y obras publicas, o la ensefianza. En el siglo xix Espafia era Unidad 8 «un pais de centralismo legal. pero de localismo y co- marcalismo reel», una red de comarcas mal comunicadas ¥y apenas integradas entre si. En el Estado burgués no habia una burguesia nacional, con un proyecto nacional. sino burguesias regionales distintas y separadas entre si je los nacionalismos P Siempre se ha efirmado que e! movimiento regionelista ¥ nacionalista inicialmente fue burgués. Sin embargo, es preciso puntualizar de qué burguesia se tretaba. La gran burguesia industrial y financiera en la vida politica de la Restauracion, aunque de distintas regiones (Cataluna, Euskadi 0 Castilla), estuvo plenamente vinculada a los in tereses de la politica oficial y colabord con su poder eco némico en hacer o deshacer gobiernos. Otorge poder a Madrid, al dominar las redes clientelares en sus respec tivos lugares, y Madrid devolvid el favor concediendo un proteccionisme especial a sus negocios. Los regionalis~ mos periféricos fueron originariamente manifestaciones de las medianas y pequefias burguesias. A medida que se fueron ampliando sus bases y haciéndose interclasista, es innegable que se adhirieron las burguesias dirigentes, y lo supieron esgrimir como arma politica frente al Go- bierno de Madrid para obtener ventajas. especialmente en el terreno econémico. Comenta por escrito la afirmacién de que le Espana ! | de la Restauracion era «un pais de centralismo legal | pero de localismo y comarcalismo real La revolucién liberal burguesa intenté generar una coneiencia de identidad nacional entre la ciudadania, Para ello, los planes de estudio incluran como materia fundamental la historia patria. La burguesia realizaba asi una nacionalizacién del pasado», que suponia la sucesién en el tiempo de grandes gestas, hombres ilustres y fechas memorables. Un ejemplo de ello es la ‘monumental Historia General de Espafia, de 29 volimenes escrita por Modesto Lafuente, representado en la ilustracién. 219 Scanned with CamScanner i nc iba «Espafia no es cuestién de lengua ni de corazén, sino de vientre. Para los que viven de ella, Espafia es una realidad providencial indiscutible; para los demas es una expresin geogréfica o bien la denominacién impropia de una sola de las nacionalidades espafiolas, la naciona- lidad castellana (..)». Catalufia y Espafia segtin Enric Prat de la «Enclavada Catalufia en el area geografica conocida con el nombre de Esparia, somos espafioles de a misma manera que somos europeos por estar comprendi= da Espafia dentro del continente Europa. Gobernada Espatia por el Estado espafiol, los catalanes somos espa- oles como miembros de ese Estado, como ciudadanos de esa sociedad politica. No somos, pues, enemigos de Espafia, tomada en este sentido (que es el Unico real), ni al combatir al Estado espariol queremos otra cosa que Fehacerlo con equidad y justicia, y con una organizacién més adecuada y perfecta, dentro de la cual Cataluha pueda encontrar una vida de libertad y progreson, Prat dels Riba, E: Nacionalsme catals _Y separatisme espanyol 10 de abide 1900. 4.3. El catalanismo + Bases sociales e ideolégicas En Cataluna, a partir de un timid e inicial provincialismo, fue surgiendo, en contraste con la Restauracién, un mo- vimiento cuttural: la Renaixenga, que abarcaba los més diversos campos de la actividad intelectual que tuvie- ran relacién con Catalufa, y empleé como instrumento, cada vez més, la lengua verndcula. En este movimiento se fueron reuniendo los diversos intereses de la burgue- sla: industriales, forales, descentralizadores, roménticos 0 incluso religiosos. Ala vez, la exclusién del federalismo republicano, tras la caida de la Republica, y la derrota del carlismo, en 1876, obligaron @ ambas fuerzas a abandonar sus dogimatis- ‘mos doctrinales y a optar por un regionalismo prenacio- nalista. El federalismo primé sobre el republicanismo, y los fueros hist6ricos, sobre la cuestién dindstica carlista, de modo que ambas corrientes confluyeron en un cata- lanismo politico. Estas contaban, respectivamente, con las guias de Lo ca- talanisme, publicado por Valenti Almirall en 1886, y de La tradicié catalana, obra de 1892 del que luego seria obis- o, Torras i Bages, De la sintesis de ambas obras surgiria en 1896 el Compendi de fa doctrina nacionalista, de Enric Prat de la Riba, como la forma catalana del regeneracio- nismo de fin de siglo. 220 Las Bases de Manresa (1892) «(..) Base 32 La lengua catalana sera la nica caracter oficial, podra usarse 4 Catalunya Yen tag pe cions d'aquesta regié ab lo Poder central, "i Base 42 Sols los catalans, j@ ho sian de raven, er virtut de naturalisacié, podrén desempenye * Catalunya carechs pubes fs Wactante seg nati | administrative que depenguln del Pacers ©). Base 6+ Catalunya seré la Unica soberana de govern interior: per lo tant, dictaré lliurement see orgénicas: cuydaré de sallegislacis civil, penal, megs til, administrativa i processal; del establiment y per cid dimpostos: de la encunyacié de la moneda, tay totas les demés atribucions inherents 4 la sober, gue no corresponguin al Poder central (.), Base 7 Lo Poder legislatiu regional radicars en lg Corts catalanas, que deuran reunirse tots los anys er &poca determinada, y en loch diferent (..)v. Bases per ata Consttueis Region Catare Almirall abanderé la linea del catalanismo modern ce» trando la cuestién en el hecho del federalismo con formula idénea para superar y unificar las distintas p> | siciones antagénicas de las burguesias particu | En Lo catalanisme defendia la necesidad de respete) fomentar la «manera de ser y las costumbres traticit? les» de las comarcas forales y reivindicaba las dives snaturales» frente a las provincias «artificialese, x95 del unitarismo liberal. Asimismo, daba el paso decsit al sefalar: «Nuestro objetivo es que Catalufia robes Personalidad por el camino del particularismoy Su planteamiento era regenerador autonomista y 7" Gependentista, de modo que la unidad de los putt dentro del Estado no habria de ser impuesta deste? centro, sino que debia ser consecuencia del desea" industrial y comercial La propuesta, mas idealista que real, era una Catt? capitalista y europea, que debia estar dirigida po” burguesia urbana e industrial dispuesta a derrocat ¢!™” rocratismo centralista y agrario, ya transformar aes? espatiol a su modo y semejanza, 12 Loo atentamente ol doc. de «Catalano y Es" gun Enric Prat de la Riba» y resume su pensa™! ‘sobre el nacionalismo catalén y la idea de Espa" pa | Scanned with CamScanner + Las organizaciones catalanistas Cuando Almira fund, en 8B, el Centre Catalé, pensa do como una entidad patrictica or ene ica que estuviera por enci- w de las partidos existentes y que sirviera de nexo entre que, en cuanto pudo, procedis a formar su propia asociacién, En 1885, los temores a un convenio comercial con Gran Bretafia y a la supresion de particularidades del derecho Civil catalan llevaron al Centre a convocar a varias institu: clones econémicas y sociales. Almirall redacté la Memo- fra en defensa de los intereses materiales y morales de Cataluna, el llamado Memorial de Greuges, dirigido al rey Alfonso XII. Denunciaba el centralismo y reclamaba pro- teccionismo econémico, y el mantenimiento del derecho civil catalan y de la lengua. Considerado como la primera ‘movilizacién unitaria del catalanismo, el Memorial causé fuerte impacto en Madrid y dio carta de naturaleza al ca- talanismo politico. En 1887, los conservadores fundaron la Lliga de Catalun- ya y, con motivo de los Juegos Florales celebrados por la Exposicion Universal de Barcelona, presentaron a la reina regente Maria Cristina de Habsburgo -Alfénso Xil habia muerto en noviembre de 1885- un programa regionalista que mantenia, al mismo tiempo, la fidelidad a la monar- quia y la busqueda de una amplia autonomia, en la linea de la aceptada por el emperador de Austria con respecto a Hungria en 1867. Unidad 8 | En 1891 volvieron a encontrarse el Centre y la Lliga gra- cias al esfuerzo conciliador de Prat de la Riba y el re- sultado fue una nueva organizacién: la Unié Catalanista. En su primera asamblea, celebrada en Manresa en 1892, se suscribieron las bases para una Constitucién Regional Catalana, una sintesis de la concepcién federal de inte- gracién del Estado catalan en el Estado espariol y de las ideas del catalanismo conservador. .4. El nacionalismo vasco » Bases sociales e ideolégicas El nacionalismo del Pais Vasco, aunque surgié en un cli- ma compartido de defensa de los fueros, tuvo peculiari- dades distintas del catalén y, desde luego, no se formé desde una burguesia supuestamente moderna. En 1876, la ley que derogaba sus fueros histéricos aportd dos ti- pos de reacciones que iban a entrar en el siglo xx: la de los que, transigiendo, supieron rentabilizar perfectamen- te la situacién para transformar la pérdida en conciertos feconémicos con Madrid en provecho propio, y la de los Que, apelando al tradicionalismo, defendieron la recupe- racién integra de los fueros. Estos ultimos no eran los burgueses industriales transi- gentes, sino los perdedores de la guerra carlista. Eran los que se aferraban @ un Pals Vasco tradicional mente ‘agrario, contrario al fenémeno urbano y su industria, y ara quienes la defensa de los fueros totales equivalia 2 defender la esencia de «lo vasco», de forma que la £1 drbol de Gernika y la tribuna de la Casa de Juntas, donde se reunie la representacion de fos notables del seforio de Bizkaia en e/ medievo, fueron parte esencial dee! imaginario simbélico ‘ue ef nacionalismo vasco comenzé a construir desoe sus rimeros pasos. Heredaba asi referentes Y mitos cultivados por €! fuerismo carlsta que EIPNV El propulsor del nacionalismo vasco, Sabino Arana, des- de una perspectiva fuerista tradicional, se limité en los ‘aftos noventa a recoger y dar coherencia a estas ideas que fiotaban en la sociedad, y las depuré: para un pueblo «Giferente» ~de raza y, sobre todo, lengua distintas- recu- erar los fueros totales era recuperar la plena soberania, 'a cual significaba independencia. Alcanzarla no era sing volver a la libertad originaria, a la esencia histérica del Pueblo vasco, a la Ley Vieja. El lema nacionalista vasco era Dios y Ley Viejan, 0 sea, fueros y tradiciones, E131 de julio de 1895 se funds el primer Partido Naciona- lista Vasco con una solernne declaracién antiespafiola y con una voluntad de restaurar en el terrtorio el orden ju. ridico tradicional, Pero el partido no fue capaz de conce. uir nada mientras se mantuvo en la érbita de los prime. ros seguldores de Arana -Ia pequefa burguesia bilbaina tradiclonalista-, por lo que se vio obligado a ampliar suc bases hacia una burguesta més moderna e industriel, 222 Pit oboe Fue entonces cuando aparecié la tensién interna eric los defensores de la independencia y los que buscatar como objetivo mas viable y préctico, la autonomia de> tro del Estado espafiol Estos uiltimos, urbanos, industriales y con dinero imp Cindible para el partido, se impusieron en el control! PNV -con el armador De la Sota a la cabeza- y entrant €n una linea autonomista «catalana», copiando la ideadt «ehacer Espafiay desde, en este caso, el Pais Vasco Ot este modo, y con la mezcla de ambas postures ~ls de de los de la «primera hora» y las de «los de después! Partido encontré un relativo equilibrio, que iba a perm necer durante décadas, entre una direccién que pre aba a los gobiernos centrales, con el argumento de! radicalidad de las bases que lo sustentaban, y unesb™* independentistas que aceptaban la politica moderada® SudirecciSn ante Madrid como una via gradual que Poo* acabar en la independencia 108 del catalén de la misma época y valora las P bles similitudes y diferencias 'S éSe puede establecer alguna relacion entre lS oo Clonalismos periféricos y el desarrollo de le bu Sa? ePor qué? Debstelo en el aula Scanned with CamScanner 4.5. Otras manifestacion: es nacioi y regionalistas oe + El galleguismo El nacionalismo gallego finisecular muestra unas diferen- clas especificas con respecto al catalén o al vasco, Por tuna parte, fracas6 en su intento de construir una fuerza politica galleguista homogénea, pero, por otra, edifieé un Ideologia diferencialista que, superando los nive- les politicos regionalistas, teoriz6 con radicalidad sobre la naturaleza nacional de Galicia -territorio, raza, lengua, historia y conciencia nacional-; de forma que los plantea. mientos de sus principales idedlogos -Manuel Murguia, Alfredo Brafias 0 Aureliano Pereira- serin recogidos sin alteraciones sustanciales por los pensadores nacionalis- tas del siglo xx. Con todo, este galleguismo no pretendia alcanzar un Estado independiente, ni siquiera un federa- lismo, sino un modelo juridico-politico de descentraliz cién designado con el término de autonomia. ERnooner nine La articulacién de movimientos nacionalistas en Galicia se remonta a la etapa isabelina: ya en 1843 se celebré en Lugo una asamblea federal en la que Antolin Faraldo propuso la independencia del Reino Galicia, En 1846 se produjo un levantamiento pro- sta y autonomista bajo la direccién de la Junta jor de Galicia, que fue ehogado en sanare: los 15 de Carral». En 1873 tuvo lugar una asam- jeral en Santiago, dentro de los movimiento 5 republicanos. La Liga Regionalista Gallega ida en 1890 y dirigida por A. Brafias. En 1916 indé la primera de las Irmandades da Fala, en fo programa se habla de «conquistar una amplia Os “AMIGOS DA FALA” NA cRUNA === JRARTIRES DE CARRAL Unidad 8 » El andalucismo El regionalismo andaluz comenzé su andadure a partir de los movimientos cantonalistas de 1873. Para Blas Infante, esta fecha fue fundamental para la formacién de la con ciencia andaluza en el marco de una Republica Federal. El andalucismo ligaba las ideas de emancipacién social del campesinado y de autogobierno. El primer acto andalucista clave fue en Antequera, Mala- ga, en 1883 -décimo aniversario de la Republica-, donde se proclamé la Constitucién Federalista Andaluza y se solicité expresamente una «Andalucia soberana y auté- roma». ‘Sin embargo, no se pudo alcanzar la consolidacién de un partido andalucista burgués, posiblemente debido a la vinculacién de la propia burguesia andaluza con el poder central o por la deriva del movimiento obrero andaluz hacia el anarquismo, contrario a todo pacto con la bur- guesia Cimento eure) «Art. 1, Andalucia es soberana y auténoma; (..) y no recibe su poder de ninguna autoridad exterior al de las autonomias cantonales (..). Art. 10. Niel pueblo soberano constituido en Municipio, ni los Municipios aliados en Canton, ni los Cantones, federados regionalmente podran cohibir, mermar, 0 lesionar bajo pretexto alguno la Autonomia humana, luego a ninguno de ellos se le tolera: (..) Dedicar fon- dos directa o indirectamente al sostenimiento de los ministros o del culto de cualquier religién. Conceder titulos de nobleza, condecoraciones o tratamientos, ni tolerar su uso (..). Mantener género alguno de rela- ciones entre la Iglesia y el Estado, Art. 13. La Regién andaluza rechaza el derecho al celo y ala ignorancia, por lo tanto se prohibe toda suerte de comunidades religiosas, (..) y se establece la ins- truccién gratuita y obligatoria hasta los doce afos ara ambos sexos. Art. 14, Se reconoce la independencia civil y social de la mujer. Toda subordinacién que para ella establez- can las leyes, queda derogada desde la mayoria de edad. Art. 85. La designacién de los jefes, oficiales y clases (Gel ejército) corresponde a los subordinados respec- tivos (... ‘Art. 95, Las alianzas constitutivas requieren ser efec- tuadas con pueblos que para su vida interior tengan planteadas las instituciones democratico-republicanas». Scanned with CamScanner

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