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Manejo Del Tubo Tora 381839 Downloadable 1366198
Manejo Del Tubo Tora 381839 Downloadable 1366198
pag.
Autor/a: Anderson D, Chen SA, Godoy LA, Brown LM, Cooke DT JAMA Surg 2022; 157(3): 269-274
INDICE: 1. Texto principal | 2. Referencia bibliográfica
Texto principal
Introducción
La inserción de un tubo de toracostomía, también conocido como tubo
torácico, puede rastrearse hacia atrás hasta el siglo V AC, cuando
Hipócrates lo describió utilizando un tubo de estaño hueco para drenar lo
que probablemente era un empiema [1].
Indicaciones
El espacio potencial entre la pleura visceral que recubre a los pulmones, y
la pleura parietal que recubra a la pared torácica, diafragma, y mediastino,
es la cavidad pleural, que contiene un líquido pleural lubricante, secretado
por capilares de la pleura parietal.
Los tubos torácicos son utilizados también para evacuar el exceso de fluido
de la cavidad pleural, lo que es conocido como derrame pleural. Cuando
hay pus en la cavidad pleural, se lo considera un empiema. Hay varias
maneras de evacuar el fluido de la cavidad pleural y los tubos torácicos son
sólo una de las opciones.
Inserción
La colocación de un tubo torácico es importante y es realizada por
distintas especialidades en escenarios diversos. El punto ideal de inserción
es a través de un espacio de referencia externo conocido como
el triángulo de seguridad (Figura 1), que está limitado por el borde del
músculo dorsal ancho, del músculo pectoral mayor, la base de la axila, y
transversal a la línea del pezón o pliegue inframamario, en o por encima
del quinto espacio intercostal [13,14,18-20]. No obstante, la colocación del tubo
torácico también está influenciada por la indicación.
Las 3 vías para insertar un tubo torácico son: por disección, Seldinger (a
menudo con guía ecográfica), y la técnica del trócar, también
frecuentemente con guía ecográfica [13,14,19,20].
Las adherencias no deben romperse con el dedo dado que a menudo son
vasculares y la disección roma puede llevar a la rotura de pequeños vasos
y un hemotórax subsecuente [13,14].
Manejo
Una vez colocado el tubo torácico, se lo conecta a un dispositivo de
drenaje que, al igual que el tubo torácico en sí mismo, ha evolucionado
con los años. La primera versión fue un sistema de 1 compartimiento,
reportado por Playfair [23] en 1875, el cual utilizaba una válvula de una sola
Una vez colocados, los tubos torácicos pueden ser conectados a una UDP y
regulados para aspiración activa o para sello de agua, que es un simple
drenaje dependiente. La frase "colocar el tubo torácico bajo un sello de
agua” es un nombre inapropiado, puesto que las modernas UDP tienen
una cámara de sello de agua constitutiva que sirve como una válvula de 1
vía, evitando que el aire regrese al espacio pleural; colocar un tubo
torácico bajo sello de agua simplemente significa quitar el tubo de la
succión activa.
Remoción
Hay muchos factores que entran en juego cuando se determina el
momento correcto para remover el tubo torácico. La calidad del fluido,
que debe estar libre de quilo, o sangre sugestiva de una hemorragia activa,
y no debe ser purulento [31,32]. No obstante, la cantidad aceptable de fluido
antes de remover un tubo torácico sigue sin consenso, con varios
umbrales de volumen recomendados, yendo desde 200 mL por día, hasta
500 mL por día [31-33].
Grodzki y col. [34], testearon esa conclusión 1 año después y removieron los
tubos de tórax al umbral más alto de 450 mL por día, y encontraron que 6
de 40 pacientes (15%) fueron readmitidos con derrames pleurales, lo que
llevó a esos autores a revertir su práctica original de tener un umbral de
200 mL por día para remover el tubo torácico.
Complicaciones
La revisión retrospectiva de Platnick y col. [36], halló ciertos factores de
riesgo, tales como la colocación del tubo torácico en el departamento de
emergencia por médicos clínicos, y la colocación en pacientes con un IMC
mayor a 30; todos ellos se asociaron con complicaciones del tubo torácico.
No obstante, la tasa exacta de complicación asociada con los tubos
torácicos es variable, y ha sido señalada tan alta como de un 40% [36-38].
Covid-19
El manejo del tubo torácico durante la pandemia de Covid-19, o de
cualquier coronavirus futuro o una pandemia por H1N1, es un desafío a
causa del riesgo de aerosolización de viriones peligrosos.
Direcciones futuras
Estudios más recientes se inclinan por el manejo conservador en algunos
procesos específicos de enfermedades pleurales.
Ese estudio reportó que 118 de 125 pacientes (94%) sometidos a manejo
conservador, no requirieron un procedimiento invasivo, desafiando – en
consecuencia – el paradigma de que todos los pacientes
hemodinámicamente y respiratoriamente estables con un neumotórax,
deben ser rutinariamente sometidos a descompresión con un tubo
torácico como la primera opción de tratamiento.
El uso de ese catéter para la extracción del aire se asoció también con un
puntaje significativamente más bajo de dolor en los pacientes, lo que
apoya el argumento de que técnicas más conservadoras pueden ser
utilizadas para optimizar el confort de los pacientes sin comprometer los
resultados clínicos.
Conclusiones
Con el avance de la tecnología y el empuje hacia los abordajes menos
invasivos, el tratamiento de las afecciones pleurales, que una vez fueron
manejadas sólo con tubos torácicos, continúa evolucionando. No obstante,
es probable que los tubos torácicos continúen siendo una parte vital del
repertorio de los médicos, dado que aun son considerados como el