Grundy, S.
Producto
Oo praxis del
curriculum
TERCERA EDICION
Eh mrorataCAPITULO PRIMERO
Tres intereses humanos fundamentales
Toda practica educativa supone un concepto del
hombre y del mundo.
(FREIRE, 1972b)
A menudo se escribe y habla del «curriculum» en un sen-
tido idealista, como si se tratase de una «idea» (eidos)*
perfecta de curriculum en relacién con la cual todos los cu-
rricula concretos fueran imitaciones mas o menos imperfec-
tas. Asi, en el capitulo inicial de muchas obras que tratan el
tema aparecen ersas definiciones de curriculum. Sin em-
bargo, el curriculum no es un concepto, sino una construc-
cién cultural. Es decir, no se trata de un concepto abstracto
que tenga alguna existencia aparte de y antecedente a la ex-
periencia humana. Es, en cambio, una forma de organizar un
* La palabra griega eidos puede traducirse, grosso modo, como
«idea», pero el concepto griego engloba un conjunto de términos ingleses
que incluyen los conceptos de plan, pauta, disefio, receta y concepto.
* «Eidos es un ‘aspecto esencial’ que parece ofrecer a su vez dos as-
pectos esenciales: el de la realidad_y el de la aprehensién inteligible, con-
ceptual... de la realidad. Cuando se funden estos dos aspectos en uno solo,
tenemos la idea del eidos como una esencia que es a la vez un concepto.
Es a la vez algo ‘real’ y algo ‘conceptual’ (objetivo o formal)». Definicién
tomada del Diccionario de Filosofia de J. Ferrater Mora (4. ed.), Madrid,
Alianza, 1982, (N. del R.)-20 Curriculum, producto o praxis
conjunto de practicas educativas humanas. Denominaré es-
tas dos formas de tomar en consideraci6n el curriculum co-
mo enfoques conceptual y cultural. Para ilustrar la diferencia
entre ambas, emplearemos una analogfa con el alojamiento.
El enfoque conceptual del curriculum corresponde al de
un delineante respecto al proyecto de una casa. Al dibujar los
planos es importante reconocer los parametros de acuerdo
con los cuales es posible disefiarla. Si hemos de denominar
«casa» a una construcci6én cualquiera, tendra que cumplir
unos requisitos minimos y, una vez hecho esto, dependiendo
de la situacién del cliente, habra que satisfacer sus preferen-
cias individuales. Las acciones de sus constructores estaran
guiadas por un conjunto de planos, aparte del concepto de
casa, impreso en la conciencia del delineante y de las expec-
tativas de los clientes, asi como de las diversas normativas
a las que deben ajustarse las casas (cf. la definicién de cu-
rriculum como «conjunto interrelacionado de planes y expe-
riencias...» de MARSH y STAFFORD, 1984).
Sin embargo, una perspectiva cultural del alojamiento ten-
dria mas que ver con las casas en las que ya viven personas,
con las razones que les llevan a vivir en ellas y c6mo debe
ser una casa cuando desean cambiar de domicilio. Algunas
construcciones a las que querrian mudarse las personas se-
ran edificios disefiados de nueva planta, por lo que, al consi-
derar la cultura del alojamiento, habré que tener en cuenta
el concepto de casa. Pero, en general, la perspectiva cultural
del alojamiento contempla la casa como una parte de la vida
cultural de los ocupantes o propietarios. De igual modo, una
perspectiva cultural del curriculum se refiere a las experien-
cias de las personas consiguientes a la existencia del curri-
culum, y no a los diversos aspectos que lo configuran.
Esta analogia nos recuerda también que es muy raro que
partamos de cero en cuestiones curriculares. Tanto profeso-
res como alumnos estan ya comprometidos en practicas cu-
rriculares. Nuestro interés primario recae en ellas y éstas
influiran en los cambios curriculares. Quiza queramos criti-
car algunas, 0 muchas, de estas practicas que observamos
en lugares en los que se supone se producen aprendizajes.Tres intereses humanos fundamentales 21
Sin embargo, no es productivo fundamentar esa critica en el
fracaso de tales practicas en relacién con algun ideal, 0 sea,
con los planes forjados por quienes han disefado el curricu-
lum. Debemos encontrar otros fundamentos para compren-
der y criticar la practica curricular. Nuestro trabajo tiene que
ver con la provisi6n de tales bases.
La analogia del alojamiento ilumina otro aspecto impor-
tante del modo en que debemos comprender el curriculum;
o sea, como construccién social. Los autores que reflejan una
perspectiva conceptual del curriculum casi siempre recono-
cen influencias sociales en el disefio del mismo ?, pero sue-
len hacerlo de manera que sugieren que, aunque hay que tener
en cuenta esas influencias, el curriculum es, no obstante, una
deduccién légica y no una construccién sociolégica. El cu-
rriculum de las escuelas de una sociedad constituye una parte
integrante de su cultura. Para comprender el significado de
cualquier conjunto de prdcticas curriculares, han de consi-
derarse tanto en cuanto elementos que surgen a partir de un
conjunto de circunstancias histéricas, como en calidad de re-
flejo de un determinado medio social.
Como cualquier analogia, la metdfora del alojamiento no
puede llevarse muy lejos y resultara equivoca en la medida
en que estimula la tendencia a pensar en el curriculum como
si de una «cosa» se tratase. Hablar del curriculum constitu-
ye otra manera de hablar de las practicas educativas de de-
terminadas instituciones. Esto significa que hemos de buscar
el curriculum, no en la estanteria del profesor, sino en las ac-
-ciones de las personas inmersas en la educaci6én. Por tanto,
—ta pregunta: « gqué es el curriculum?», se parece mas a: «qué
es ef futbol?», que a: «gqué es el hidrégeno?». Es decir, pen-
sar en el curriculum es pensar en cémo actuta e interactua
un grupo de personas en ciertas situaciones. No es describir
y analizar un elemento que existe aparte de la interaccién
humana.
? A veces, algunos se lamentan de la existencia de esta influencia so-
cial. Hirst y Peters (1970, p4g. 110), por ejemplo, hablan despectivamente
de estudiantes y profesores «prestos a ser afectados por las motivaciones
de la sociedad».22 Curriculum, producto o praxis
No llevaremos demasiado lejos el juego de las analogias,
pero considerar el curriculum como si se tratase del ftitbol
mas que del hidrégeno nos permite comprender lo que que-
remos decir al hablar de «construccién social». Para enten-
der el hidrégeno sélo necesitamos conocer la naturaleza del
elemento mismo. Por ejemplo, no precisamos saber nada acer-
ca del globo que estan Ilenando de hidrégeno para entender
el elemento en si. Pero, tratandose del futbol, tenemos que
conocer un poco la sociedad en cuyo seno se practica para
saber algo de la naturaleza del juego. El hidrégeno es el mis-
mo, esté en Londres o en Sidney, pero el futbol no. Igual ocu-
rre con el curriculum. Ningun curriculum existe a priori. Si
pretendemos entender el significado de las pradcticas curri-
culares que desarrollan personas pertenecientes a una socie-
dad, tenemos que conocer el contexto social de la escuela.
Pero no sélo necesitamos saber algo de la composici6n y or-
ganizaci6n de la sociedad; también precisamos conocer las
premisas fundamentales sobre las que se construye. El he-
cho de que podamos hablar del curriculum de la Academia
de Atenas y del propio de las escuelas soviéticas sdlo indica
que podemos utilizar una determinada palabra en un contex-
to adecuado. Nada hay en la naturaleza del «curriculum» en
sf que nos dé pista alguna sobre lo que pudiera constituir ca-
da uno de esos curricula. Para hacer algo mas que conjetu-
ras aleatorias sobre el curriculum de cualquier institucién,
necesitamos conocer, no la naturaleza del curriculum per se,
sino mas bien el contexto de la institucién.
‘Esta afirmacién nos lleva a la cita que abre el presente ca-
pitulo: «toda practica educativa supone un concepto del hom-
bre y del mundo». Las practicas educativas, y el curriculum
es un conjunto de ellas, no existen aparte de ciertas creen-
cias sobre las personas y sobre la forma en que interactuan
y deben hacerlo en el mundo. Si trascendemos los aspectos
superficiales de la practica educativa, y lo que suponen las
practicas de organizacién y de ensefianza y aprendizaje, ha-
llamos, no leyes naturales universales, sino creencias y valo-
res. La cuestién que hemos de plantearnos es: «gqué clase
de creencias sobre las personas y el mundo Ilevan a un tipoTres intereses humanos fundamentales 23
determinado de practicas educativas, en especial a las que
se engloban en el término «curriculum»?
La teoria de los intereses cognitivos
La teorfa de los «intereses constitutivos del conocimiento»,
propuesta por el filésofo alemdn Jurgen HABERMAS, propor-
ciona un marco para dar sentido a las précticas curricu-
lares. Se trata de una teorfa sobre los intereses humanos
fundamentales que influyen en la forma de «constituir» o
construir el conocimiento. Incluso esta breve explicacién de
las premisas del presente trabajo revela un «concepto del hom-
bre y del mundo» subyacente. Nuestro punto de vista no con-
siste en la consideracién de que el saber existe como algo
aparte-de las personas, siendo «descubierto» por ellas. Man-
tenemos, en cambio, que el conocimiento es algo construido
por las personas en conjunto.
Thomas MCCARTHY, uno de los traductores de gran par-
te de la obra de HABERMAS, describe de este modo al autor:
Jirgen HABERMAS es Ia figura dominante de la escena in-
telectual alemana contempordnea... Es dificil encontrar un drea
de las humanidades o de las ciencias sociales en la que no
se sienta la influencia de su pensamiento.
(1978, pag. 1X)
Esta influencia comienza a hacerse notar en el mundo an-
gloparlante, aunque hasta no hace mucho su impacto en la
teorfa educativa era minimo. Sus investigaciones teoréticas
sobre la naturaleza del conocimiento humano y sobre las re-
laciones entre teoria y practica no fueron escritas en el con-
texto de la teoria educativa, ni han surgido directamente a
partir de consideraciones pedagégicas. No obstante tienen
importantes derivaciones hacia la teoria de la educaci6n y para
la comprensién de las practicas educativas.
Las obras mds importantes en las que HABERMAS explora
la teoria de los intereses cognitivos son: Knowledge and24 Curriculum, producto o praxis
Human Interests (1972) y Theory and Practice (1974)*. En
Towards a Rational Society (1971) puede contemplarse un ana-
lisis de la acci6n humana, importante para comprender los
intereses cognitivos. Las fechas de publicacién citadas se re-
fieren a las traducciones inglesas; la publicacién alemana de
estas obras se realizé unos cuantos afos antes que las tra-
ducciones al inglés.
Para comprender estas propuestas teoréticas para funda-
mentar el conocimiento y la accién humanos, hace falta asi-
milar, en principio, lo que HABERMAS entiende por «interés»
y, en segundo lugar, en qué consiste el interés cognitivo.
Intereses
En general, el interés es el placer que asociamos con
la existencia de un objeto o accion.
(HABERMAS, 1972, pag. 198)
Lo que HABERMAS entiende por «interés» surge de la re-
construcci6én del andlisis del interés Ilevado a cabo por sus
antecesores filoséficos *. Parte de la premisa de que la espe-
cie humana se orienta baésicamente hacia el placer y lo que,
sobre todo, nos proporciona placer es la creaci6én de las con-
diciones que permiten que la especie se reproduzca. Pode-
mos suponer que la creacién de condiciones para que la
especie prolongue su supervivencia implica la vision de la
persona humana como ser sensual, pr6éximo quizé al «ello»
freudiano. Para HABERMAS, sin embargo, la creacién de estas
condiciones se enraiza y fundamenta en la racionalidad, lo
* En la Bibliografia (pags. 259-265) incluimos las referencias de las tra-
ducciones al castellano que existen de las obras citadas por Grundy a lo
largo del libro, mantenemos dentro del texto los titulos en inglés ya que
son los que ha revisado el autor (N. del E.).
* La reconstruccién es una forma, especialmente alemana, de elabo-
rar teorfa. No supone reinterpretar una teorfa, sino mas bien tomar las pre-
misas de los teéricos y desarrollar el argumento como deberia haberse
realizado si el tedrico no hubiese cometido errores en determinados puntos.Tres intereses humanos fundamentales 25
que supone que las formas mas elevadas y puras de placer
han de experimentarse en la racionalidad. Por tanto, el inte-
rés mas fundamental de la especie humana es el interés por
la racionalidad.
Otros filésofos anteriores, como FICHTE y KANT, que con-
sideraron también esta cuestidn de los intereses humanos fun-
damentales y concluyeron asimismo que, sobre todo, los
intereses humanos eran racionales, dedujeron lé6gicamente la
nocion de interés racional puro. HABERMAS ha observado
la evolucién de la especie humana con el fin de autentificar la
teoria de la racionalidad. Dice que lo que separa al ser huma-
no de sus antepasados evolutivos es la accién de hablar. En
ella, la accién que en realidad determina la «humanidad», pue-
de discernirse el interés por la racionalidad *. GEUSS (1981)
resume la postura de HABERMAS del siguiente modo:
Ser un agente humano... es participar, al menos en poten-
cia, en una comunidad hablante... pero ningtin agente puede
ser miembro potencial de una comunidad hablante si no re-
conoce por regla general la diferencia entre enunciados ver-
daderos y falsos.
(pag. 65)
En general, los intereses son orientaciones fundamenta-
les de la especie humana y los intereses puros son orienta-
ciones fundamentales, racionales. Esto no significa que los
seres humanos tengan una orientacion fundamental hacia la
racionalidad, sino mas bien que el interés fundamental por
«la preservacién de la vida se enrafza en la vida organizada
mediante el conocimiento (asf como por) la accién» (1972,
pag. 211). En pocas palabras, incluso algo tan basico como
la supervivencia de la especie humana no es cuesti6n de ins-
tinto ni de conductas aleatorias. Se basa en el conocimiento
y en la acci6n humana.
* Veremos mas adelante que la racionalidad esta inseparablemente
unida a la libertad, en el pensamiento de Habermas, y tanto la verdad co-
mo la libertad estén implicitas en el acto de habla.26 Curriculum, producto o praxis
Pero HABERMAS va mas alld de la simple proposicién de
la existencia de una rela in entre la orientaci6n fundamen-
tal de la especie hacia la preservaci6n de la vida y el conoci-
miento (o racionalidad). Afirma que la forma en que opera esa
misma orientaci6on en las estructuras de la vida de la especie
determinara lo que se considere conocimiento. Es decir, la ra-
cionalidad puede aplicarse de diferentes modos que asegu-
ren la autopreservaci6n. La forma de manifestarse la racio-
nalidad determinara lo que un grupo social podra distinguir
como conocimiento. Asi, los intereses fundamentales por la
preservacién no sélo tienen implicaciones cognitivas y prac-
ticas, sino que constituyen también el conocimiento de dife-
rentes maneras. De este modo, el interés puro por la raz6n
se expresa en la forma de tres intereses constitutivos del co-
nocimiento.
Estos intereses constitutivos del conocimiento no sdlo re-
presentan una orientacion de la especie humana hacia el co-
nocimiento o la racionalidad, sino que constituyen mas bien
el conocimiento humano mismo. Richard BERNSTEIN (1979,
pag. 192) explica: «estos intereses u orientaciones son cons-
titutivos del conocimiento porque configuran y determinan
lo que se consideran objetos y tipos de conocimiento» (la cur-
siva es mia). Los intereses constitutivos del conocimiento con-
figuran lo que consideramos que constituye el conocimiento
y determinan las categorias mediante las que lo organizamos.
Intereses técnicos, practicos
y emancipadores
HABERMAS sefiala tres intereses cognitivos basicos: téc-
nicos, practicos y emancipadores. Estos intereses constitu-
yen los tres tipos de ciencia mediante los que se genera y
organiza el saber en nuestra sociedad. Estas tres formas de
saber son la empfrico-analitica, la histérico-hermenéutica y
la critica.Tres intereses humanos fundamentales 27
El quehacer de las ciencias empirico-analiticas incluye
un interés cognitivo técnico; el de las ciencias histérico-her-
menéuticas supone un interés prdctico, y el enfoque de las
ciencias criticamente orientadas incluye el interés cognitivo
emancipador.
(1972, pag. 308)
Es importante recordar que el solo conocimiento es insu-
ficiente para preservar y reproducir la especie. El saber y la
accion juntos constituyen las estructuras vitales de la espe-
cie. He aqui una cuestién importante, porque muestra que ni
el conocimiento ni la accién son autosuficientes para asegu-
rar la preservacion. Ambos han de interactuar a favor del bie-
nestar de la especie. Por tanto, aunque HABERMAS haga
hincapié en el papel que estos intereses desempefian en la
construccién del conocimiento, pueden denominarse también
intereses «constitutivos de la accién» (1972, pag. 211). Esto
adquiere un relieve especial cuando consideramos el curricu-
Jum como construccién social que forma parte de la estruc-
tura vital de una sociedad. Cuando tanto el conocimiento
como la accién interactuan en la practica educativa estan de-
terminados por un interés cognitivo particular.
El interés técnico
El interés técnico, como todos los intereses humanos fun-
damentales, se basa en la necesidad de sobrevivir y reprodu-
cirse que tiene la especie, tanto ella misma como aquellos
aspectos de la sociedad humana que se consideran de ma-
yor importancia. Para lograr este objetivo, las personas mues-
tran una orientacién basica hacia el control y gestién del
medio. HABERMAS denomina a esta orientaci6n interés técni-
co (1972, pag. 309).
HABERMAS sefiala la congruencia de este interés con las
perspectivas de accion de las ciencias empirico-analiticas *.
® Una exposicién facilmente comprensible de la naturaleza de la cien-
cia empirico-analitica puede verse en: Chalmers, A. F. (1976): What Is This
Thing Called Science?28 Curriculum, producto o praxis
El tipo de saber generado por la ciencia empirico-analitica se
basa en la experiencia y la observacion, propiciada a menu-
do por la experimentacié6n. Las teorfas asociadas con esta
ciencia «comprenden conexiones hipotético-deductivas de
proposiciones, que permiten la deduccién de hipétesis lega-
liformes de contenido empirico» (1972, pag. 308).
Esta forma de saber es conocida como «positivismo», tér-
mino acufiado por COMPTE, uno de los primeros defensores
de este modo de produccién y organizacién del saber. HABER-
MAS describe el analisis semantico de COmPTE de la palabra
«positivismo», que ofrece un contraste conciso entre objeti-
vidad y subjetividad: «COMPTE... utiliza ‘positivo’ para refe-
rirse a lo concreto frente a lo meramente imaginario... lo que
puede ratificar la certeza en contraste con lo indeciso... lo exac-
to frente a lo indefinido... lo que deja constancia de una vali-
dez relativa en contraste con lo absoluto» (1972, pag. 74).
Asi, para las ciencias empirico-analiticas, el saber consiste
en determinadas teorfas sobre el mundo basadas en nuestra
observaci6n y experiencia «positivas» de ese mundo.
Pero el saber empirico comprende mas que un numero in-
finito de observaciones o experiencias aisladas. Este saber
se estructura en torno a series de hipdétesis mediante las cua-
les se confiere significado a las observaciones, teniendo tam-
bién una capacidad predictiva. La prediccién’ nos-permite
anticipar cémo sera (probablemente) el ambiente futuro a par-
tir de nuestra experiencia respecto a su forma actual. Asimis-
mo, en potencia, nos permite controlar nuestro ambiente sobre
la base de ese saber. «El significado de estas predicciones,
dice HABERMAS, consiste en la posibilidad de su explotacién
técnica».
Los fil6sofos de la ciencia (tanto los defensores como los
detractores del positivismo) estan de acuerdo en el puesto
central que ocupa la prediccién en la ciencia empirico-
analitica. Sin embargo, la afirmacién de que la prediccién sig-
nifica control suscita objeciones. En tal afirmacién se da por
supuesto que existe una relacién entre conocimiento y po-
der, asi como entre ciencia y técnica. Es decir, que saber es
poder. No obstante, HABERMAS hace una afirmacién masTres intereses humanos fundamentales 29
fuerte todavia que la de la posible relacién entre predicci6n
y control. Seguin HABERMAS, el interés fundamental que orien-
ta la ciencia empirico-analitica consiste en el control y la po-
sibilidad de explotacién técnica del saber (interés cognitivo
técnico).
Esta visién de la ciencia significa que el saber, para las
ciencias empirico-analiticas, se rige por el interés humano fun-
damental por explicar, de manera que las aclaraciones pro-
porcionen la base para el control del medio. Las explicaciones
se hallan por deduccién (0 derivacién ldégica) a partir de enun-
ciados hipotéticos, que pueden verificarse de forma empiri-
ca a través de la observacién.
El interés técnico da lugar a una determinada forma de
accion. Se trata de una acci6n instrumental «regida por re-
glas técnicas basadas en el saber empirico» (1971, pag. 91).
Como la ciencia empirico-analitica se ocupa de identificar las
regularidades que existen en el medio, es posible formular re-
glas para la accién basadas en estas regularidades. Podemos
presumir que ésta sea la premisa subyacente a gran parte de
la investigacién educativa. Si, mediante la observaci6n y la
experimentacién, podemos descubrir las «leyes» que rigen
la forma de aprendizaje de los nifios, presumiblemente poda-
mos estructurar un conjunto de reglas que, de seguirse, pro-
moveran el aprendizaje. Asi, si descubrimos que el reforza-
miento positivo constituye un factor regular del aprendizaje
de la lectura, presumiblemente, un conjunto de reglas relati-
vas a,la aplicacién del reforzamiento positivo lleve a los alum-
nos a aprender a leer.
En resumen, el interés técnico constituye un interés fun-
damental por el control del ambiente mediante la acciédn de
acuerdo con reglas basada en leyes con fundamento empiri-
co. En el siguiente capitulo examinaremos con mayor detalle
lo que para el curriculum supone este tipo de intereses. Ve-
remos que el interés cognitivo técnico informa el modelo de
disefio curricular por objetivos. Esto significa que en estos
modelos, como el de TYLER (1949), esta implicito el interés
por el control del aprendizaje del alumno, de modo que, al final30 Curriculum, producto o praxis
del proceso de ensefanza, el producto se ajustard al eidos
(es decir, las intenciones 0 ideas) expresado en los objetivos
originales.
El interés préctico
Basicamente, el interés técnico se orienta al control, pero
el interés practico apunta.ala comprensién (1972, pag. 310).
No se trata, sin embargo, de una comprensi6én técnica. No
es el tipo de comprensi6n que permite formular reglas para
manipular y manejar el medio. Se trata, en cambio, de un in-
terés por comprender el medio de modo que el sujeto sea ca-
paz de interactuar con él. El interés prdctico se basa en la
necesidad fundamental de la especie humana de vivir en el
mundo y formando parte de él, y no compitiendo con el am-
biente para sobrevivi
Tan pronto como pasamos al d4mbito de la comprensi6n
con el fin de sobrevivir «en compafia», entramos muy ob-
viamente en la esfera de lo moral. Y digo «muy obviamente»
porque en el interés técnico esta implfcita una postura mo-
ral, aunque a menudo se desprecia al referirse a la «objetivi-
dad» y a la «ley natural». La cuesti6n que suscita el interés
prdctico no es: «gqué puedo hacer?», sino: «zqué debo ha-
cer?» Para responder a esta pregunta hace falta comprender
el significado de la situaci6én. Por eso este interés recibe la
denominaci6én de «practico» —se trata del interés por llevar
a cabo la acci6n correcta (acci6n «practica») en un ambien-
te concreto.
La producci6n de saber mediante el hecho de dar signifi-
cado constituye la tarea asociada con las ciencias histérico-
hermenéuticas/ Entre estas ciencias encontramos la interpre-
taci6n histérica y literaria, asi como los aspectos interpreta-
tivos de disciplinas como la sociologia y ciertas ramas de la
psicologfa. Sobre estas formas de saber, dice HABERMA:
Las ciencias histérico-hermenetticas incrementan el sa-
ber en un marco metodolégico diferente. Aqui, el significado
de la validez de las proposiciones no se constituye dentro delTres intereses humanos fundamentales 31
marco de referencia de! control técnico... Las teorfas no se
construyen deductivamente y la experiencia no se organiza
en relacion con el éxito de las operaciones. El acceso a los
hechos se consigue mediante la comprensi6én del significa-
do, no por observacién. La verificacién de las hipétesis legali-
formes en las ciencias empirico-analiticas tiene su contra-
partida en la interpretacién de los textos.
(1972, pag. 309)
Es interesante la idea de «textos» que aqui aparece. Esta
claro como efectuar la interpretacién de un documento his-
térico para conferirle significado, pero la interpretacién de
las acciones es otra cosa. Tanto las ciencias empiricas como las
interpretativas tienen que transformar la accién humana en
algo distinto para estudiarlo. \Las ciencias empfrico-analiticas
se dedican a estudiar la «conducta»/ dividiendo la accién en
pequefias partes «manejables» para experimentar con ellas
y analizarlas.\Las ciencias interpretativas pretenden tratar la
accion en un sentido mas global, descubriendo formas de re-
gistrar la accién para reproducirla después de alguna mane-
ra, ya sea en forma de notas de campo, fotografias 0 graba-
ciones magnetofénicas 0 magnetoscépicas. De este modo,
la accién se reproduce como texto, pudiendo interpretarse de
manera semejante a la utilizada para tratar cualquier otra forma
de material textual ®.
El saber relacionado con la comprensi6n no puede juzgarse
segtin el éxito de las operaciones que surgen como conse-
cuencia de ese saber. Ha de juzgarse, en cambio, segun que
el significado interpretado ayude o no al proceso de elabora-
cién de juicios respecto a cémo actuar de manera racional y
moral 7. No obstante, esta accién no constituye una acci6n
objetiva; es decir, no se trata de una accién sobre un «obje-
to» o, incluso, sobre una persona que haya sido «objetivada».
® Una exploracién posterior de la idea de la accién como texto pue-
de verse en Ricoeur (1979).
7 En el Capitulo 9 de Knowledge and Human Interests, Habermas re-
construye las teorfas de Kant y Fichte para explorar la conexién entre ra-
z6n y moralidad.32 Curriculum, producto o praxis
Es una accién subjetiva; 0 sea, la accién de un sujeto situa-
do en el universo que acta con otro sujeto.
La accién que surge como consecuencia de este interés
es, pues «interaccién», que HABERMAS define de este mod
Por interaccién... entiendo accién comunicativa, interac-
cién simbédlica. Se rige por normas obligatorias consensua-
das, que definen las expectativas reciprocas respecto a las
conductas y que pueden ser comprendidas y reconocidas por
dos sujetos agentes, al menos.
(1971, pag. 92)
La interaccién no consiste en una accién sobre un am-
biente previamente objetivado (o sea, considerado como ob-
jeto); se trata de la accién con el ambiente (organico o
humano), considerado como sujeto en la interaccién. De igual
manera, el saber que orienta esta accién es subjetivo, no ob-
jetivo. Esto es lo que quiere decir HABERMAS cuando mani-
fiesta: «el acceso a los hechos se consigue mediante la
comprensién del significado, no por observacién». Aunque
ese cono nto es subjetivo, no tiene por qué ser arbitra-
rio. La confianza en una interpretaci6n depende del acuerdo
con los demas respecto a su racionabilidad; de ahi la indica-
cién de HABERMAS sobre la necesidad de acuerdo entre «dos
sujetos agentes, al menos». Y, por eso es importante la idea
de consenso para la interpretaci6n del significado.
El interés practico es, por tanto, el que genera conocimien-
to subjetivo en vez de saber objetivo (es decir, conocimiento
del mundo como sujeto en vez de conocimiento del mundo
como objeto). Podemos definir este interés del siguiente mo-
do: el interés practico es un interés fundamental por compren-
der el ambiente mediante la interacciédn, basado en una
interpretacién consensuada del significado.
Los conceptos clave asociados con el interés cognitivo
practico son la comprensi6n y la interaccién. Estos mismos
conceptos son fundamentales consideramos las implica-
ciones que el interés prdctico tiene respecto al curriculum.
El curriculum informado por el interés practico no es del tipo
medios-fin, en el que el resultado educativo se produceTres intereses humanos fundamentales 33
mediante la accién del profesor sobre un grupo de alumnos
objetivados. En cambio, el disefio del curriculum se conside-
ra como un proceso en el que alumno y profesor interactuan
con el fin de dar sentido al mundo. STENHOUSE afirma:
La clase infantil que considera los orfgenes de una pelea
habida en el patio de recreo y el historiador que revisa los or/-
genes de la Primera Guerra Mundial llevan a cabo esencial-
mente el mismo tipo de tarea. Tratan de comprender tanto el
acontecimiento como el concepto mediante el que intentan
explicarlo.
(1975, pag. 85)
En un capitulo posterior examinaremos el modelo de cu-
rriculum como proceso de STENHOUSE como ejemplo de pro-
puesta para el disefio curricular informado por el interés
practico.
Del imperativo moral asociado al interés practico se sigue
que el curriculum informado por esta clase de interés se ocu-
para, no s6lo-de promover el conocimiento de los alumnos,
sino también la accién correcta. Esto podria derivarse del ejem-
plo de clase infantil mostrado por STENHOUSE, pero, gvale
también para la clase de historia?
HABERMAS afirma que el vinculo existente entre compren-
si6dn y accion constituye el concepto hermenéutico de apli-
cacién 8. Sin embargo, la aplicacién no es un vinculo optati-
vo entre comprensi6n y actuaci6n (o sea, nosotros no actua-
mos como consecuencia de la aplicacién a una situacién de
nuestra comprensi6n adquirida en otra distinta). Por el con-
trario, no podemos comprender del todo ninguna situacién
determinada si no nos la aplicamos a nosotros mismo
El conocimiento hermenéutico siempre esta mediado por...
la precomprensién que se deriva de la situacién inicial del in-
térprete. El mundo de significado tradicional sdlo se descu-
bre ante el intérprete en la medida en que su propio mundo
® Una exploracién del concepto hermenéutico de aplicacién puede
verse en Gadamer (1979), pags. 274 y ss.34 Curriculum, producto o praxis
resulte aclarado al mismo tiempo... Asimila el contenido sus-
tantivo de la tradicién al aplicarse la tradicién a si mismo y
a su propia situacién.
(1972, pags. 309-310)
En este sentido, la aplicacién es un proceso subjetivo. De
igual modo, las propuestas curriculares informadas por el in-
terés practico no rehuyen la subjetividad, sino que, al con-
trario, reconocen el cardcter central del juicio. «Un modelo
de proceso (del desarrollo curricular), dice STENHOUSE, se ba-
sa en el juicio del profesor, mas que en la orientacién del mis-
mo» (1975, pag. 96).
El interés emancipador
De estas categorias conceptuales, quiza la mas dificil de
asimilar sea el interés emancipador, pero, con la identifica-
cidn de este interés, HABERMAS ha hecho su contribucién mas
original a la filosofia moderna.
Aunque los intereses sean «orientaciones fundamentales»
de la especie humana, pueden categorizarse segtin sean es-
timulados por una inclinacién o por principios de razén. Nor-
malmente, en el lenguaje corriente, asociarfamos el interés con
la inclinacién. Si se dijera después que las personas huma-
nas estdn motivadas por intereses fundamentales, podrfamos
terpretarlo como indicio de la creencia en la no-racionalidad
final de las personas. Es importante darse cuenta de que los
inttereses pueden ser estimulados también por principios de
raz6n. Siguiendo a KANT, HABERMAS considera a las perso-
nas como seres intrinseca, 0 al menos potencialmente, racio-
nales, de modo que los intereses estimulados por la razén son
mas fundamentales que los motivados por la inclinaci6n o el
deseo (1972, pags. 198 y ss.).
Dado lo que tiene valor para una jerarquia de intereses,
podemos preguntarnos: «gqué considera HABERMAS como in-
terés fundamental, ‘puro’ (o sea, puro en el sentido de fun-
dado en la raz6n)? Es el interés por la emancipaci6én (1972,
pags. 205 y ss.). Para HABERMAS, emancipacién significaTres intereses humanos fundamentales 35
«independencia de todo lo que esta fuera del individuo» y se
trata de un estado de autonomia mas que de libertinaje. Por
tanto, HABERMAS identifica la emancipacién con la autono-
mia y la responsabilidad (Mdndigeit). La emancipacié6n sdlo
es posible en el acto de la autorreflexién ( 0 sea, cuando el
yo se vuelve sobre sf mismo). Aunque en ultimo término la
emancipaci6n es una experiencia individual si ha de tener al-
guna realidad, no constituye sdlo una cuesti6n individual. A
causa de la naturaleza interactiva de la sociedad humana, la
libertad individual nunca puede separarse de la libertad de los
demas. De ahi que la emancipaci6én esté también inextrica-
blemente ligada a las ideas de justicia y, en Ultimo extremo,
de igualdad. Pero éstas constituyen relaciones complejas so-
bre las que volveremos mas adelante.
i el interés puro fundamental de las personas se refiere
ala emancipacién, habremos de plantear la siguiente pregun-
ta: «gemancipaci6n, de qué?» Explica HABERMAS (1972, pag.
208):
La autorreflexién es a la vez intuicién y emancipacién,
comprehensién y liberacién de dependencias dogmaticas. El
dogmatismo que deshace la razon... es falsa consciencia: error
y existencia no libre en particular. Sdlo el yo que se aprehen-
de a si mismo... como sujeto que se pone a si mismo logra
la autonomia. El dogmatico... vive disperso, como sujeto de-
pendiente que no sdlo esta determinado por los objetos, sino
que él mismo se hace cosa.
He aqui una poderosa imagen de la persona no libre, «ob-
jetivada», gracias a la falsa consciencia: yuxtapuesta al su-
jeto aut6nomo que hace caso del imperativo platénico del
«jconécete a ti mismo!» No obstante, debemos plantear la
siguiente pregunta: «Zacaso los intereses técnicos y practi-
cos no son capaces de satisfacer la orientaci6n humana ha-
cia la autonomia y la responsabilidad?» La respuesta es «no».
El interés técnico no facilita la autonomia la responsabili-
dad porque se preocupa por el control. Seguro que el interés
por el control facilita la independencia de algunos, pero se
trata de una falsa autonomia, porque es una «autonomia» que
lleva consigo la consideracién de los demas humanos y/o del36 Curriculum, producto 0 praxis
medio como objetos. Es el tipo de libertad que surge de la
visién darwiniana del mundo de la «supervivencia del mas
apto» o de los puntos de vista fundamentalistas en relacion
con la entrega de la tierra a la humanidad para que la someta
y regule. El interés técnico surge de la inclinacién y no de la
razon.
Tampoco basta el interés practico, aunque se acerque mas
a los intereses de la autonomia y responsabilidad. De acuer-
do con el interés practico, el universo se considera como su-
jeto, no como objeto, apareciendo un potencial de libertad que
confiere importancia al significado y la comprensi6n consen-
suados. Pero el interés practico resulta inadecuado para pro-
mover la verdadera emancipacion a causa precisamente de
la propensién de las personas a engafiarse, aunque se llegue
a la comprensién en una exposicién y debate abiertos. El de-
sarrollo de la politica de consenso durante el gobierno aus-
traliano de Hawke constituye un ejemplo de la posibilidad de
que el significado consensuado se convierta en una forma
de dogmatismo en vez de promover la autonomia. En la pri-
mera reunién «en la cumbre» (acordada poco después del as-
censo al poder del partido laboralista) qued6 claro que, en
ultimo término, el consenso se configuré en torno a las opi-
niones de los mas poderosos de la sociedad. Los «acuerdos»
resultantes eran de la maxima fuerza porque se habian alcan-
zado en una situaci6n de supuesto debate abierto. Por lauda-
ble que pueda ser el objetivo del consenso al que se llegue
a través del debate y la deliberacién abiertos, surge la sospe-
tha de que el consenso puede utilizarse como una forma de
manipulacién. Aun cuando no opere consciente en calidad
de manipulacién, es posible que los participantes se enga-
fien a si mismos respecto al significado real de la situaci6n.
No hacemos esta critica para rechazar el valor del consenso,
sino para ilustrar que el consenso puede ser falso, cuando en-
tran en liza intereses poderosos en el proceso de dar signifi-
cado y de llegar a acuerdos.
Por tanto, las orientaciones fundamentales hacia el razo-
namiento técnico o el practico no aseguran que se facilite el
interés, atin mas fundamental, por la autonomia y la respon-Tres intereses humanos fundamentales 37
sabilidad. Debe tratarse de un interés por liberar a las perso-
nas de la restricci6n ejercida por lo técnico y del posible fraude
de la practica. Es el interés por la emancipacién, el llamado
interés emancipador.
Cuando HABERMAS habla del interés emancipador como
interés humano fundamental, no hace un juicio de valor ba-
sado en una determinada vision de la naturaleza humana co-
mo algo «dado» a las personas u «ordenado». Por el contrario,
considera la emancipacién como un principio evolutivo im-
plicito en el auténtico acto de habla que separa a las perso-
nas de otras formas de vida.
La idea de libertad, el llamado interés cognitivo emanci-
pador, no es ontolégica en el sentido de aspecto inalienable
de la naturaleza humana. Sin embargo, es trascendental en
la medida en que esta implicita en la interaccién humana. No
es trascendental, no obstante, en el sentido de que exista con
independencia de la sociedad humana. La emancipacién no
es un e/dos que, como las formas platénicas, exista en el cie-
lo para ser imitado en la sociedad humana. Esta implicita en
el acto de habla auténtico; siendo el habla el atributo que ha
separado al hombre de sus antepasados evolutivos. GEUSS
(1981, pag. 65) resume asf la postura de HABERMAS:
Ser agente humano... es participar, al menos potencial-
mente, en una comunidad hablante... pero ningtin agente pue-
de ser nunca miembro potencial de una comunidad hablante
si no puede reconocer la diferencia entre enunciados verda-
deros y falsos de alguna manera general... pero que un enun-
ciado sea verdadero significa que todos los agentes estarian
de acuerdo respecto a él, si discutieran toda la experiencia
humana en circunstancias de absoluta libertad y ausencia de
restriccién durante un perfodo de tiempo indefinido.
Podemos decir, por tanto, que una de las orientaciones
basicas de las personas se refiere a la libertad, y podemos
saberlo porque la idea de libertad es fundamental para el ac-
to de habla y para comprender, razon por la que existe el ha-
bla. Es interesante sefialar que el concepto de libertad esta
indisolublemente unido a los intereses por la verdad y la
justicia.38 Curriculum, producto o praxis
Asi, podemos preguntarnos: zc6mo se traduce el interés
emancipador a la accion en el mundo real? El interés eman-
cipador da lugar a la accién auténoma, responsable, basada
en prudentes decisiones informadas por cierto tipo de saber.
El saber generado por un interés emancipador existe en una
serie de niveles diferentes. En primer lugar, el interés eman-
cipador genera teorias criticas. Son teorfas acerca de las per-
sonas y sobre la sociedad que explican cémo actuan la
restriccién y la deformaci6n para inhibir la libertad. La psico-
logia freudiana constituye un ejemplo de teorfa critica sobre
la inhibicién de la libertad en los individuos; el marxismo es
un ejemplo de teorfa critica acerca de la inhibici6n de la liber-
tad en sociedades enteras, y distintas teorfas de la ideologia
tratan también el problema de como la interaccién puede re-
sultar deformada o reprimida por determinados intereses. Cier-
tas ramas de la cristiandad estan desarrollando también teorias
criticas, por ejemplo, la Teologia de la Liberacién. Pero las teo-
rfas no bastan. Una teorfa critica ha de ser confirmada por
cada individuo o grupo. O sea, los grupos deben ser capaces
de decir, no sdlo: «sf, estamos convencidos de que esto es
cierto», sino también «sf jeso también es cierto para noso-
tros!» Dicha confirmacién se produce a través de procesos
de autorreflexién. Asi, el otro tipo de saber generado por el
interés emancipador es la intuicién auténtica.
Mientras los otros dos intereses se ocupan del control y
de la comprensién, respectivamente, el emancipador se preo-
cupa de la potenciacion, o sea, de la capacitacién de indivi-
duos y grupos para tomar las riendas de sus propias vidas
de manera auténoma y responsable. El interés congnitivo
emancipador puede definirse de este modo: un interés fun-
damental por la emancipacion y la potenciacién para com-
prometerse en una accion aut6noma que surge de intuiciones
auténticas, criticas, de la construcci6én social de la sociedad
Aumana.
De nuevo, debemos establecer la relacién con el curricu-
lum. {Qué significa que el curriculum esté informado por un
interés emancipador? Para comprender el curriculum eman-
cipador, hemos de percatarnos de los limites de la orienta-Tres intereses humanos fundamentales 39
ci6n practica. Como vimos antes, el problema que se deriva
de la consideracién del curriculum como proceso de cons-
truccién de significado consiste en que podemos engafiar-
nos respecto al verdadero significado de los hechos. Si ha
de darse la verdadera emancipaci6n, es importante que el su-
jeto se libere de «falsas conciencias». Asi, un curriculum
emancipador tendera a la libertad en una serie de niveles. Ante
todo, en el nivel de la consciencia, los sujetos que participan
en la experiencia educativa llegardn a saber teéricamente y
en términos de su propia existencia cuando las proposicio-
nes representan perspectivas deformadas del mundo (pers-
pectivas que sirven a los intereses de dominacién) y cuando
representan regularidades invariantes de existencia. En el ni-
vel de la practica, el curriculum emancipador implicara a los
participantes en el encuentro educativo, tanto profesor co-
mo alumno, en una acci6n que trate de cambiar las estructu-
ras en las que se produce el aprendizaje y que limitan la libertad
de modos con frecuencia desconocidos. Un curriculum eman-
cipador supone una relaci6n reciproca entre autorreflexién y
accion.
Aunque sean fundamentales, la asimilaci6n de estas re-
laciones es complicada. Han de comprenderse frente al te-
lén de fondo de los otros intergses cognitivos y lo que de ellos
se deriva para el curriculum /El principio mas importante que
hemos de reconocer a partir de esta visi6n general de los inte-
tereses cognitivos consiste en que el curriculum es una cons-
truccién social. Es mas, la forma y objetivos de esa construc-
cién estaran determinados por intereses humanos fundamen-
tales ‘que suponen conceptos de personas y de su mundo.CAPITULO VI =
El curriculum como praxis
Las formas de considerar o construir el curriculum de las
que hasta ahora nos hemos ocupado se excluyen mutuamen-
te. Si un practico adopta una perspectiva reproductiva del cu-
rriculum que destaca la preespecificaci6n de la «idea»
orientadora y la produccién de unos resultados educativos
que se corresponda al maximo posible con aquel ejdos, es
dificil que mantenga, al mismo tiempo, una perspectiva del
curriculum que se centre en elaborar juicios deliberativos y
actue para dar sentido a la empresa educativa mas que en
producir resultados predeterminados. Por ejemplo, los profe-
sores ingleses que adoptan un enfoque de proceso en rela-
cién con la escritura y se preocupan de que la experiencia
de escribir resulte significativa para el alumno, pueden encon-
trarse en conflicto con sus superiores si éstos exigen que los
alumnos produzcan una cantidad especifica de trabajos du-
rante un trimestre. Para estos docentes, predeterminar qué,
durante cuanto tiempo y con cuanta frecuencia escribiran sus
alumnos es incompatible con el logro de que la experiencia
de escribir sea significativa y merezca la pena para dichos es-
tudiantes.
En este capitulo consideraremos una orientacién funda-
mental en relacién con el curriculum caracterizada por la
emancipacion. Este interés es claramente incompatible con140 Curriculum, producto o praxis
el técnico, pero compatible con el practico. En este sentido,
se trata de un desarrollo del anterior. Pero esto no significa
que sea un desarrollo natural o necesario. Un docente en ejer-
cicio que mantenga una orientaci6n practica del curriculum
no tendria por qué evolucionar necesariamente, con el tiem-
po, para convertirse en un practico cuyo trabajo estuviera in-
formado por un interés emancipador. Para que su practica
llegara a estar informada por este Ultimo interés en vez de
por el primero, harfa falta una transformaci6n de la concien-
cia, es decir, una transformacién de la forma de percibir y ac-
tuar en «el mundo».
Aunque, en cuanto constructos tedricos, sea dificil con-
juntar los diversos intereses constitutivos de conocimiento,
en realidad es improbable que un solo interés domine siem-
pre en la practica curricular de un profesor. Suele ser mas fre-
cuente que un determinado interés caracterice la consciencia
de un docente y, por tanto, determine de forma predominan-
te el modo en que ese profesor construye su conocimiento
profesional. No obstante, a veces, puede resultar adecuado,
desde un punto de vista estratégico, desarrollar practicas cu-
rriculares que parezcan estar informadas por otros intereses.
Por ejemplo, un profesor caracterizado por su conciencia cri-El curriculum como praxis 141
de la experiencia de escribir no consiste en la coincidencia
de sus ideas preconcebidas acerca de las caracteristicas que
debe reunir el producto con las del producto real. Sin embar-
go, cuando predomina el interés por el producto, éste suele
excluir, por su misma naturaleza, la preocupaci6n por la com-
prensién y la forma de dar sentido a las cosas.
En los capitulos anteriores dediqué cierto tiempo a desa-
rrollar el fundamento tedrico del concreto interés constituti-
vo de conocimiento que sometiamos a examen. En este
capitulo, adoptaré como punto de partida el trabajo de un edu-
cador cuya practica esté informada conscientemente por un
interés emancipador: la obra del educador brasilefo Paulo
FREIRE. Es curioso que haya desarrollado su trabajo en el 4m-
bito de la alfabetizaci6n de adultos, 4drea educativa construi-
da con tanta frecuencia en calidad de operaci6n técnica. Los
programas de alfabetizacién suelen disefarse con miras de
obtener un producto determinado; los productos del progra-
ma estan constituidos por el hecho de que la gente «apren-
da a leer». Se considera la lectura como una tekné mediante
la que pueden lograrse otros fines; especificamente, la pro-
duccién de renta mediante el empleo que pueda lograrse gra-
s a los «productos» del programa de alfabetizacion. Citando
a BERGGREN, BEE (1980, pag. 47) sefiala: «A pesar de la di-
versidad de uaciones, el objetivo de la alfabetizacion fun-
cional sigue siendo basicamente el mismo: movilizar, entrenar
y educar a la mano de obra, utilizada atin de forma insuficiente,
para hacerla mas productiva.» Es significativo que un progra-
ma de alfabetizacién de adultos pueda servir de ejemplo de
curriculum informado por un interés emancipador.
La praxis en accién
No pretendo hacer aqui una detallada descripcién o criti-
ca de la obra de Paulo FREIRE. Sin embargo, no quiero que se
interprete el hecho de evitar la critica como un intento de en-
salzar su tarea. El dltimo trabajo de FREIRE en Guinea-Bissau
(MACKIE, 1980) muestra que el programa brasilefio de alfa-142 Curriculum, producto o praxis
betizacion y liberacién, qua método, no era facilmente tras-
ladable a otros lugares. No obstante, las ideas y acciones de
FREIRE permiten comprender el interés emancipador.
El programa de alfabetizacién de FREIRE incluia tres prin-
cipios fundamentales: que los aprendices deben ser partici-
pantes activos en el programa de aprendizaje; que la expe-
riencia de aprendizaje debe resultar significativa para el apren-
diz, y que el aprendizaje debe estar orientado en sentido
critico.
«La educacién —decfa FREIRE (1972b, pag. 45)— pade-
ce la enfermedad de la narracién». Y afiadia: «La narracion..
convierte (a los alumnos) en ‘contenedores’... que han de ser
llenados por el profesor. Cuanto mas Ilene los receptaculos,
mejor sera el docente. Cuanto mayor sea la docilidad de los
receptaculos para permitir su llenado, mejores alumnos se-
ran.» Aunque las metéforas son distintas, es una descripcién
de cémo opera el interés técnico en el curriculum, adjudicando
al alumno el papel de receptor pasivo de la experiencia edu-
cativa. Por el contrario, el interés emancipador compromete
al estudiante, no sédlo como «receptor» activo, en vez de pa-
sivo, del saber, sino como creador activo del mismo junto con
el profesor.
La liberacién de la educacién consiste en actos de cogni
cidn, no en transferencias de informacién. Se trata de una s
tuacién de aprendizaje en la que el objeto cognoscible (lejos
de constituir el objeto del acto cognitivo) media entre los ac-
tores cognitivos (por una parte, el profesor; por otra, los alum-
nos) ... El profesor deja de ser meramente quien-ensefia, para
ser 6l mismo ensefiado en el diélogo con los alumnos, quie-
nes, a su vez, mientras son ensefados, también ensefian...
Cada hombre ensefia al otro, con la mediacién del mundo, de
los objetos cognoscibles que el profesor «posee» en la edu-
cacién masificada.
(FREIRE, 1972b, pég. 53)
He aqui el cuadro de los estudiantes y el profesor ocupa-
dos de manera conjunta como participantes activos en la
construccién del conocimiento. Esta perspectiva transaccio-
nal de la ensefanza y el aprendizaje significa que no tieneEl curriculum como praxis 143
sentido hablar ya de la ensefianza sin hacerlo al mismo tiem-
po del aprendizaje. Como tampoco puede hablarse mas
del aprendizaje, puesto que la liberacién de la educacién no
rechaza la accién de ensefar. La pedagogia emancipadora,
por tanto, ha de incluir en su significado el acto de ensefianza-
aprendizaje.
El corolario de que los alumnos sean participantes acti-
vos en la construccién del aprendizaje consiste en que éste
se hace significativo. No obstante, hemos de tener cuidado
con la idea de «significacién». La mayoria de los futuros pro-
fesores con quienes trabajo piensan que su educacién ha
constituido una experiencia muy significativa. El curriculum
académico que fue «depositado» en ellos les permitié apro-
bar sus exA4menes para obtener el Higher Schools Certificate x
e ingresar en una universidad. Como la educacién rec! a
parece haberlos equipado bien para la competitiva vida aca-
démica de la universidad (cuando entré en contacto con ellos
llevaban ya, al menos, dos afios de educaci6n universitaria),
se hace dificil mostrarles que su experiencia escolar carecia
de significado. Sin embargo, el significado basado en estos
fundamentos muestra un interés técnico que confiere signi-
ficado en relaci6n con el resultado, es decir, una experiencia
adquiere significado por lo que produce, en vez de ser intrin-
secamente significativa.
En un proceso de liberacién de la educaci6n, el significa-
do es cuestién de negociacién entre profesor y alumno des-
de el principio de la experiencia educativa. Asi lo manifiesta
FREIRE (1972b, pag. 65):
Por tanto, el caracter dialégico de la educacién como prac-
tica de la libertad no cuando el profesor-alumno se reine con
los alumnos-profesores en una situacién pedagégica, sino
cuando el primero se pregunta a si mismo sobre qué versaré
su didlogo con los ultimos... Para el educador antidialégico de
la escuela masificada, la cuestién del contenido concierne sdlo
al programa sobre el que disertara ante sus alumnos; y él res-
ponde a su propia pregunta organizando su propio programa.
* Equivalente, aproximadamente, a nuestros «ex4menes de selectivi-
dad», al final del C.O.U. (N. del T.)144 Curriculum, producto o praxis
Para el profesor-alumno, que se plantea problemas, dialégi-
co, el programa de contenido de la educacién nunca es ni un
regalo ni una imposicién... sino mas bien la representacién or-
ganizada, sistematizada y desarrollada para los individuos de
las cosas sobre las que quieren saber més.
Por tanto, el contenido del curriculum extrae su significa-
cidn, no de sus fines, sino de sus comienzos. La sustancia
de la experiencia educativa es cuestién de negociacién en-
tre profesor y alumnos (ndétese que FREIRE siempre habla de
alumnos, nunca en singular. La liberaciédn de la educaci6n nun-
ca consiste en una experiencia de aprendizaje de uno a uno).
Sin embargo, el curriculum negociado no es ni azaroso ni es-
pontdneo. Surge, en cambio, de las reflexiones sistematicas
de quienes estén comprometidos en el acto pedagégico.
Aunque de importancia fundamental, el compromiso ac-
tivo profesor-alumno a través de la negociacién en la situa-
ci6n de aprendizaje no es prueba suficiente de un interés
emancipador. Muchos profesores de los primeros cursos de
lectura han utilizado hasta la saciedad las palabras e ideas
de los nifios como base de un enfoque de «experiencia lin-
glfstica» a la lectoescritura. Los nifios han aprendido a leer
y escribir mediante la escritura y la lectura de sus propios re-
latos: «Ayer fuimos al zoo y vimos un rinoceronte...» Si bien
este enfoque convierte en pertinente y significativa para los_El curriculum 145
De este modo, llegamos a la idea de «pedagogfa critica» de
la obra de FREIRE
La pedagogia critica no se conforma con situar la expe-
riencia de aprendizaje en el contexto de la experiencia del
alumno: se trata de un proceso que toma las experiencias,
tanto del alumno como del profesor y, a través del didlogo
y la negociacién, las reconoce como problematicas. Por eso
FREIRE la denomina pedagogfa «que plantea problemas». La146 Curriculum, producto o praxis
radicales de los aspectos problematicos de la vida y estudiar
las posibilidades de cambiar.
Esta forma de pedagogia critica, a diferencia de los pro-
cesos pedagégicos tradicionales, coloca e! control del cono-
cimiento (o sea, tanto la produccién como la aplicacién del
saber) en el grupo de aprendizaje y no en otra parte. Por tan-
to, esta forma de pedagogfa es inherentemente liberadora. La
participacién en la accién pedagégica, en esta perspectiva
critica, es Comprometerse en una forma de praxis. La praxis
es la forma de accion que es expresién del interés emancipa-
dor, y de la comprensién de este concepto nos ocuparemos
a continuaci6n.
EI concepto de praxis
La praxis es un concepto fundamental en la obra de FREI-
RE y es también fundamental para el interés cognitivo eman-
cipador. Igual que antes necesitabamos explorar la naturaleza
de la pojetiké (efectuar acciones) y de la acci6n practica con
el fin de comprender las consecuencias de los intereses cons-
titutivos de conocimiento técnico y practico, precisamos exa-
minar ahora el concepto de praxis. Tomamos el punto de
partida respecto a la praxis de la obra de FREIRE. En relacién
con este contexto surgen los siguientes apartados:
1. Los elementos constitutivos de la praxis son la accién
y la reflexién. Dice FREIRE: «... la actividad de los hom-
bres consiste en la acci6n y la reflexidn: es la praxis...
y, en cuanto praxis, necesita una teoria que la ilumine.
La actividad de los hombres consiste en teoria y en
practica; es reflexié6n y accién» (1972b, pag. 96). La
praxis no supone una relaci6n rectilinea entre teorfa y
practica en la que la primera determinara la Ultima; se
trata, en cambio, de una relaci6én reflexiva en la que ca-
da una construye la otra. «El acto de conocer supone
un movimiento dialéctico que va de la acci6n a la re-
flexi6n y de la reflexi6n sobre la acci6n a una nueva
accién» (1972b, pag. 31).El curriculum como praxis 147
2. La praxis se desarrolla en lo real, no en un mundo ima-
ginario 0 hipotético. «El punto de partida para organi-
zar el programa de contenido de la educaci6n o de la
acci6n politica debe ser la situacién presente, existen-
cial, concreta, que refleje las aspiraciones de las per-
sonas. Utilizando ciertas contradicciones basicas, debe-
mos plantear esta existencial, concreta y presente si-
tuaci6On a las personas como un problema que las de-
saffa y requiere una respuesta, no en el nivel intelectual,
sino en el de la accién» (FREIRE, 1972b, pag. 68).
3. Esta realidad en la que tiene lugar la praxis es el mun-
do de la interaccién: el mundo social o cultural. Asi,
la praxis, como la accion practica, constituye una for-
ma de interacci6én: «Para el educador verdaderamente
humanista y para el auténtico revolucionario, el objeto
de la accién es la realidad que han de transformar jun-
to a otros hombres (no otros hombres por su cuenta)»
(197 2b, pag. 66). La praxis significa actuar con, no so-
bre, otros.
4. El mundo de la praxis es el mundo construido, no el
«natural»: «... los hombres, como seres de la praxis,
difieren de los animales, que son seres de actividad pu-
ra. Los animales no consideran el mundo; estan inmer-
sos en él. En contraste, los hombres salen del mundo,
lo objetivan y, haciéndolo, pueden comprenderlo y
transformarlo mediante su trabajo» (1972b, pag. 96).
Asi, la praxis no sélo tiene lugar en el mundo cons-
truido (o sea, el mundo de la «cultura»); es el acto de
construir 0 reconstruir de forma reflexiva el mundo
social.
5. La praxis supone un proceso de construir un significa-
do a las cosas, pero se reconoce que el significado se
construye socialmente, no es absoluto. FREIRE relata la
experiencia de uno de los coordinadores de alfabeti-
zacién de adultos que presenté una fotografia de un
borracho a un grupo de aprendizaje. Trataba de intro-
ducir una discusi6n sobre el alcoholismo. Sin embargo,148 Curriculum, producto o praxis
lo que surgié de la interpretacién de la fotografia fue
un sentimiento de identificacién con el borracho. «Pu-
sieron en palabras la conexién entre ganar poco dine-
ro, sentirse explotado y emborracharse —emborra-
charse como fuga de la realidad, como un intento de
superar la frustracién de la inaccién, como una solu-
cidn autodestructiva, en Ultimo extremo» (197 2b, pag.
90). Si se hubiese presentado al grupo el significado
del educador, hubiera faltado la oportunidad de refle-
xi6n critica sobre la naturaleza problematica de la rea-
lidad de los participantes y con ello, quiz, la opor-
tunidad de un aprendizaje auténtico.
Praxis y emancipaci6n
Tenemos ahora que relacionar la obra de HABERMAS con
la nocién de interés emancipador. En todos sus escritos, FREI-
RE se refiere ala educaci6n «liberadora», por ello resulta evi-
dente que su obra esta informada por un interés emancipador.
Sin embargo, tenemos que plantearnos en qué sentido se pa-
recen el interés liberador de FREIRE y el emancipador de HA-
BERMAS.
En el Capitulo Primero sefialaba la importante relaci6én en-
tre habla y libertad en la obra de HABERMAS. Dice HABERMAS
que la libertad constituye un interés humano fundamental so-
bre la base de que el habla, por su misma naturaleza, tiene
en si implicito el principio de la libertad. Dicho de un modo
mas sencillo, su argumento se desarrolla asf: el acto de ha-
bla humana implica la intencié6n de comunicar. La comunica-
cién supone que los participantes son capaces, al menos en
potencia, de determinar la diferencia entre enunciados ver-
daderos y falsos. Sin embargo, como la Unica definicién de-
fendible de verdad consiste en aquello «en lo que todos los
agentes concordarfan si tuvieran que exponer todo lo refe-
rente ala experiencia humana en circunstancias absolutamen-
te libres y sin coercién durante un perfodo indefinido deEl curriculum como praxis 149
tiempo» (GEUSS, 1981, pag. 65), la libertad de los agentes
humanos esta implicada también en el habla humana’.
Es significativo que FREIRE vincule también el habla con
la libertad y considere el didlogo como un fenédmeno huma-
no fundamental. En un parrafo casi mistico al comienzo del
Capitulo 3 de Pedagogy of the Oppressed, FREIRE expone la
fuerza dinamizadora del didlogo:
Cuando tratamos de analizar el diélogo como fenémeno
humano, descubrimos algo que constituye la esencia del did-
logo: la palabra. Pero la palabra es més que un instrumento
que hace posible el didlogo... no hay palabra de verdad que
no sea al mismo tiempo praxis. Asi, decir una palabra de ver-
dad es transformar el mundo... La existencia humana no pue-
de ser silenciosa, ni puede nutrirse de palabras falsas, sino
sdlo de palabras de verdad, con las que los hombres trans-
forman el mundo.
(1972b, pags. 60, 61)
En otro lugar, FREIRE habla de la opresién como de «la cul-
tura del silencio»:
En la cultura del silencio, las masas estén «mudas», es de-
cir, tienen prohibido tomar parte creativa en las transforma-
ciones de su sociedad y, por tanto, prohibido ser. Aunque
puedan, de manera circunstancial, leer y escribir porque les
hayan «ensefiado» en... campafias... humanitarias... de alfa-
betizacién, se encuentran, sin embargo, alienados del poder
responsable por su silencio.
(1972a, pag. 30)
Tanto en la obra de FREIRE como en la de HABERMAS, en-
contramos la nocién de indisolubilidad de la palabra y la li
bertad. La emancipacion se convierte en el acto de descubrir
la propia voz. Y eso sdlo puede darse en condiciones de jus-
ticia e igualdad. No obstante, ni en la obra de FREIRE ni en las
’ Se trata de razonamientos complejos y no parece adecuado enume-
rarlos en este contexto. El lector puede dirigirse a Habermas (1979): Com-
munication and the Evolution of Society.