‘uarto de herramientas
A modo de biografia
R. L. Stevenson nacié en Edimburgo
—capital de Escocia-, en 1850 y su verda-
dero nombre eta Robert Lewis Balfour Ste-
venson; pero en su juventud emperd a es-
cribir Louis, forma francesa del mismo
nombre, con lo cual se asocia al grupo de
pintores y escritores franceses que reaccionaban contra los principios
Victorianos. En un intento de continuar la tradicién familiar de cons-
tructores de faros, se inscribié en la universidads pero al cabo de siete
afos de estudios, obtuvo en lugar del titulo de ingeniero, el de aboga-
do, profesién que pricticamente no ejerci6. Su deseo desde pequeiio
era ser escritor y vivir de la literatura.
A los veinte afios se le declaré la tuberculosis, enfermedad que era
incurable y que lo llevé de hospital en hospital durante varios aftos.
Nunca, ni en sus peores crisis, dejé de escribir: acostado en su lecho
de enfermo, entregaba a la prensa ensayos, cuentos, poesias, relatos
de viajes y
apitulos de novelas. Cada vez que su salud mejoraba, rea-
lizaba variados viajes en las formas més di
burro, c 4
En 1880 se casa con una mujer esta
sas: en canoa, a lomo de
barco a Améri
dounidense, diez afios mayor
que él, separada y con dos hijos. Su hijastro Lloyd se convirtié en un
aliado y companero de por vida: Stevenson escribe el libro que le
dard el éxito definitivo como escritor, La isla del tesoro (1883), parauarto de herramientas
entretenerlo durante una larga estadia en el sanatorio para tubercu-
losos de Davos, Suiza
En 188°
hacia América con toda su famili:
, después de la muerte de su padre, emprendié un viaje
Ya no regresé a Europa. Se ena-
mors de las islas del Pacifico sur y alli fij6 su residencia definitiva,
Murié en 1894 de una embolia cerebral.
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R. L. Stevenson, en 1887.warto de herramientas
Entre sus novelas, podemos mencionar Catriona, Secuestrado y El
Senor de Ballantrae, De sus libros de cuentos: El dinamitero, El club de
las uicidas y Las nuevas mily una noches. En cuanto a su actividad poé-
tica, se destacan Un jardin de versos para nintos y sus Baladas. También,
escribié libros de viajes, ensayos, critica literaria, dramas, memorias
Su obra completa abarca mas de 20 tomos
Portada inglesa para una
edicién de La isla del tesoro,
hacia 1890.warto de herramientas
R. L, Stevenson en 1880
(Hunter Davies)‘uarto de herramientasQiarto de herramientas
Algunas opiniones de Robert Louis Stevenson
Hyde noes, ipor Diosl, un mero voluptuoro. No hay dag
en los volupruoses; y ninguno, con la mano sobre el corarby
yen la mirada de Dias, ninguno, ningsin dato en eo que
tos tontos puritanos aman “inmoralidad”. El datio estaba
en Jel porque era un hipdcrita, no porque le arajeran
las mujeres; él mismo lo dice; pero la gente estd tan lena de
loca y heredada lujuria, que no piensa mds que en la secua.
lidad. El bipderita dejé sali a la bestia de Hyde que no e
mds sensual que cualquier otro, pero que es la esencia de la
crueldad y la malicia, y egotsmo y cobardlta, estos son diabélicos en
el hombre no ee pobre deseo de amar a una mujer por el que tanto claman,
Carta a John Paul Bocock, 1887,
Experamos alguna recompensa por nuestros actos y somos decepcionados; ni el
Gxito, ni la felicidad, ni siquiera la paz de conciencia corona nuestros ineficaces
esfuerzos por hacer el bien. Nuestras debilidades son invencibles; nuestras virtu-
des estériles, la batalla se vuelve dolorosamente contra nosotros hasta que se pone
elsol. El hipécrita moralista nos cuenta acerca del bien y el mal: y nosotros mira-
mos en otros lados, aun en la superficie de nuestro pequeto planeta, y vemos que
estos cambian con cada clima, y no hay una accién que no sea realzada en un
pats como una virtud mientras en otro se la estigmatiza como vicio; y buscamos
en nuestra experiencia, y no encontramos coherencia vital en las normas més sa-
bias, sino como mucho una conveniencia doméstica. No es extraiio que estemos
tentados de desesperar del bien. Pedimos demasiado. Nuestras religionesy sistemas
morales han sido adornados para adularnos, de momento que son todos afemina-
os y sentimentalistas, y sblo agradan y debilitan. La verdad es de un trazado més
nistico. En el rostro dspero de la vida, la fe puede leer un evangelio fortificante. La
raza humana es una cosa mds antigua que los diez mandamientos; y los huesos y
as revoluciones del Cosmos, en cuyas articulaciones no somos sino mobo y honges,
mds antiguos todavia,
De su ensayo: Pulvis et umbra (Acerca del polvo y de la sombra). ,
126uarto de herramientas
Iconografia surrealista del doble
Salvador Dali: Retrato de Gala, 1935,
Museo de Arte Moderno de Nueva York.128
uarto de herramientas
René Magritte: El doble seereto, 1927,
Museo Nacional de Arte Moderno del Centro Georges Pompidou, Parsuarto de herramientas |
a
René Magritte: Probibida su repr
Museo Boymans-van Beu
jon, 1937,
en, Rotterdam
aw
Victor Brauner: La offenda (lragmento), 1941, Col. Joyce Mansour, Paris.
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Stee130
warto de herramientas
Imagenes victorianas
Casa de la familia
Stevenson,
en Edimburgo.
“Caballero victoriano,wart de herramientas
4
Cabina del Titanicuarto de herramientas
ta Central de
msbury, 1885,
Herbert Marshall.
Mirando hacia el oeste desd
Pentonville Road por lia
1884, John O'CQuarto de herramientas
Dobles literarios
BORGES Y YO
Al otro, a Borges, esa quien le ocurren las cosas. Yo camino por Bue-
nos Aires y me demoro, acaso ya mecdnicamente, para mirar el arco de un
zagudn y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo sy
nombre en una terna de profesores o en un diccionario biogrdfico. Me
gustan los relojes de arena, los mapas, la tipografia del siglo xvitt, las eti-
mologtas, el sabor del café y prosa de Stevenson; el otro comparte esas pre-
ferencias, pero de un modo vanidoso que las convierte en atributos de un
actor. Seria exagerado afirmar que nuestra relacion es hostil; yo vivo, yo
me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura
me justifica. Nada me cuesta confesar que ha logrado ciertas pdginas vd-
lidas, pero esas paginas no me pueden salvar, quizd porque lo bueno ya no
es de nadie, ni siguiera del otro, sino del lenguaje o la tradicién. Por lo
demés, yo estoy destinado a perderme, definitivamente, y sblo algiin ins-
tante de mi sobrevivird en el otro. Poco a poco voy cediéndole todo,
aunque me consta su perversa costumbre de falsear y magnificar. Spino-
za entendié que todas las cosas quieren perseverar en su ser; la piedra
eternamente quiere ser piedra y el tigre un tigre. Yo he de quedar en
Borges, no en mi (si es que alguien soy), pero reconozco menos en sus li-
bros que en muchos otros o que en el laborioso rasgueo de una guitarra.
Hace afios yo traté de librarme de él y pasé de las mitologtas del arrabal
a los juegos con el tiempo y con lo infinito, pero esos juegos son de Borges
ahora y tendré que idear otras cosas, Asi mi vida es una fuga y todo lo pier-
doy todo es del olvido, 0 del otro.
Nb sé cudl de los dos escribe esta pagina.
Jorge Luis Borges, Bl hacedor, 1960.i ig Tagua!
BBE LANE
WELENE CHANEL
RAIMONDO VIANELLO §
| ee ueuarto de herramientas
Literatura y realidad
Elextranto caso del Dr. Jekylly Mr. Hyde se publicé en 1886 con un
éxito inmediato en los paises de habla inglesa y fue adaptada al teatro,
por Thomas Russell Sullivan un aio después. Sefiala MeLynn, uno
de los criticos consultados, que mientras Dr: Jekyll se representaba
salas Ilenas en los teatros de Londres en 1888, el asesino serial Jac
Destripador cometia sus crimenes en los barrios marginales.
De la experiencia mas cercana, podriamos recordar que al éxito de
taquilla que results la pelicula £U silencio de los inocentes, en 1991, cuyo
proragonista era un asesino apodado Anfbal el canibal, sucedié, menos
de un aio después la captura de un psicépata conocido como EI de
dor de Milkwake
quien también comia a sus
victimas.
fiche de presentacién
de la versién teatral
de Thomas Shea.arto de herramientas
Jack el Destripador
Fotograma de Clarin,
30 de agosto de 1998,
Jack el Destripador es el seudénimo que usaba el hombre que
asesind de un modo brutal, al menos, a siete mujeres, todas ellas
prostituras, en un barrio marginal de Londres, entre el 7 de agosto
yel 10 noviembre de 1888. Su identidad, que nunca pudo ser escla-
recida, constituye uno de los mayores misterios de la historia inglesa
del crimen.