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— Historia del 7 ae ae Hel Merello Ce yCoT i Ta UTS ras STIR Ca UST OC Ta CTT DICA DE LAS PROVINCIAS ion. 2. Significado del término pro- s de la organizacién provincial. 4. cién juridica. 5. Ciudades de tipo ro Se entiende por romanizacién el Proceso por el cual R logra incorporar los territorios y poblaciones conqui: jae estilo general de vida, con lo que los hizo Participes de sy bees gion, idioma, organizacién, derecho, etc. Esta comin inch bee dentro del orden imperial de suelos y gentes diversas ma irradiar un sentido de universalidad, ya que sobre la vee prerromana, integrada por una multitud de naciones y tribus disimiles, surge ahora un proyecto de vida en comiin, forzadas A unirse en virtud de la voluntad imperial e integradora de Roma, Dentro del general significado de transculturacién que involucra el fendmeno de la romanizacién provincial en que va comprendido todo un conjunto de valores culturales-, nuestro, interés se concentraré naturalmente en el aspecto juridico y presupuestos. Hay aqui tres ideas bAsicas que conviene ret, desde el comienzo: a) el derecho representa la vocacién celencia del genio romano, y, por ende, el legado mas que Roma ha transmitido a la posteridad, b) la difusién cho romano llevada a cabo gracias al proceso de ro constituye la primera vez que ese derecho impone su en extensos territorios del orbe, y c) tal expansié6n ji inseparable de la accién fisico-hegeménica de Roma; como consecuencia de ella y alcanza hasta los Iu este poder logra llegar con sus conquistas: la presencia es primero militar, luego cultural. 2, SIGNIFICADO DEL TERMINO PROVINCIA Provincia indica originariamente la esfera de un magistrado con imperio —sea por ley, se do entre los colegas de magistratura- , en cuya ta para vencer (pro vincere) al territorio cuya encargado. Dado que el imperio es fu vincia representa la parcela de esa facult sul o pretor. Imperio y provincia cardcter personal de un magistrado para nada el significado de un go se entenderdn dichos nocién de caracter territorial sino eminentemente personal, cuya traduccion aproximada corresponde mejor a ciudadania y no a ciudad: la civitas representa el conjunto de ciudadanos en cual- quier lugar en que ellos se encuentren, y no la porcion de suelo formado por murallas, vias y edificios (urbs). Al constituir asi la civitas un ente personal colectivo no adscrito necesariamente a limites espaciales ni fronteras, difiere de la imagen del estado moderno. Este supone una organizacién de poder concebido para un lugar fisico sujeto a demarcacién, en que sélo dentro de él los ciudadanos tienen los derechos propios de ese estado; en cam- bio el cardcter aterritorial de la civitas hizo que el derecho roma- no no fuera estatal, pues el ciudadano conserva su condicién y derecho en cualquier punto en que se halle. Ello sin duda facilité la dispersion de los ciudadanos por el mundo y quizé pudo con- tribuir también a la formacién del gran imperio. Conviene por eso subrayar la inexistencia en el mundo romano de una categoria politica semejante a la del estado; éste, jnscrito en una estructura territorial acotada, se aviene mejor con la imagen delimitada de la polis griega que con las nociones romanas de imperio, provincia y civitas. No en vano en la multisecular tradicién publicistica de Occidente, el término «po- litico», de procedencia griega, ha pervivido hasta hoy para refe- tirse a todo aquello relacionado con el estado. Sin embargo, a partir de las primeras conquistas extraita- licas tanto el concepto de imperio como el de provincia se ob- jetivan, pasando también a significar derivativamente el terri- torio en el cual el magistrado ejerce la esfera de competencia bélica y administrativa: el imperio llega a expresar la zona total sometida a la hegemonia de Roma, y la provincia a cada una de las grandes unidades en que aquél fue dividido. En la actualidad la palabra imperio conserva ambos significados, el territorial y personal (p. ej. el imperio de los jueces ordinarios), mientras que provincia no conoce hoy otra acepcién fuera de la puramente territorial. Pero aun bajo la consideraci6n territorial que llegan a adqui- tir tales conceptos, tampoco ellos se asemejan a la nocién moderna del estado, pues el estado supone la irradiacién de un mismo i Ssquema de gobierno y administracién dentro de su territorio. En cambio en el imperio romano, como se vera, no se da igual 27 patron politico-juridico en todas sus partes, sino un orden hete- rogéneo y discontinuo, con soluciones diversas en el espacio el tiempo. Sucede que la romanizacién politico-administrativa y jurfdica no juega, al menos hasta una época bastante tardia, so- bre la base extensa del territorio sino sobre el nucleo reducido q la ciudad. Pero hay mas: la idea de los beneficiosos frutos que la exp romana trajo para los pueblos conquistados la mayoria nacion heterogéneas y discolas- hizo nacer un nuevo concepto de imperio: el m rio como ideal politico de unidad, orden, paz y justicia universal, Tales ¢ el conjunto de valores politicos y morales que encarna el nombre de como principado unico y superior a todos los reinos del universo, esta nocién de imperio brota en la propia sociedad romana, ella so con ereces en la historia que sigue a su caida, cobrando especial la ideologia publicistica del medioevo. Entroncarse con Roma un motivo de prestigio politico y moral; por eso, fueron miltiples yos politicos conocidos a través de los siglos que, basandose ene parentescos con Roma, se consideran como los suscesores de la t imperial. Y con apoyo en tales vinculos -bien que muchas veces © imaginados- pretenden fundar su legitimidad o justificar sus pro, expansivos, casi siempre invocados como intentos de perio. Asi, caido el imperio pervive la tradicin imperial. Nomb de Carlomagno, Otén el Grande y en general los empei Imperio Romano-Germanico, Carlos V, Napoleén, el Zar R austrohiingaro, cte., se esfuerza por aparecer copio 3. LINEAS GENERALES DE LA ORGANIZACI CIAL gen los sober caonee colegialidad consular se 28 wincial fue asumido inicialmente por nuevos pretores, quie- nes gozaban de suprema potestad en el sector imperial que se les “gsignaba, donde reunian las facultades militares, administrati- yas ¥ jurisdiccionales. Los gobernadores provinciales tenfan asi e de gran volumen que se vio acrecentado todavia por la ausencia de limites institucionales inmediatos: por carecer de " colegas, a diferencias de los magistrados republicanos, no se “hallaban sujeto a la interseccién, y por ejercer sus funciones fuera de la Urbe, no se veian afectados por el control derivado Ja potestad tribunicia. Fue habitual al menos durante la época republicana, que vez producido el sometimiento de un territorio extrapenin- lar se enviara alli una comisién de diez senadores -el senado nfa el control de la politica internacional- con el objeto de esta- blecer en unin con el general que la habia conquistado la cons- titucién politico-administrativa de esa provincia. Los resultados este estudio, una vez aprobados por Roma, pasaban a consti- Ja denominada /ex provinciae, que se convertia en Ja carta 0 statuto supremo de la respectiva provincia. En ella se describia demarcacién territorial, la organizacién administrativa que se confiere, las facultades del gobernador, el régimen juridico- olitico de cada una de las villas o ciudades situadas dentro de A partir de la reforma silana, se adopta el sistema de enviar como s a las provincias a ex magistrados mayores, cénsules 0 preto- Jos que al cesar en sus funciones en Roma se le prorrogaba el imperio para el gobierno de las provincias. Son éstas las Ilamadas promagistraturas {procénsules y propretores). Con motivo de la reorganizacién del régimen provincial practicada por , las provincias se dividieron en imperiales y senatoriales. En las prime- que son aquellas no totalmente pacificadas 0 importantes por su situacién gica o econdmica -por lo que tenian ejército de ocupacién permanente- emperador asume una posicién de dominus, quedando por lo mismo incor- do de su imperium maius et infinitum se reservaba en relacién con | permanente facultad de control y vigilancia. sistema conserva en lineas generales su vigencia hasta Diocle- coincidente con el desmesurado poder politico que encarna 0), convierte a todas las provincias en patrimonio del emperador. 29 : s emperadores, Ja administracién imperial, al frente de cad; escinde el imperio (pars occidentalis ¥ pars ort las prefecturas, los vicarios en I; Tos galls) los as didcesis y log les, ahora con el titulo de rectores o pr; = 0 esi inci tsa. El vicario de la diécesis on eeees oa Pivvinciag, re ae quarecho canénico-, si bien jerérquicamer toot MS ttle tomy cra un delegado de éste, sino un apéndice directo Pap we i designaba. La nota mAs saliente en las funciones doese ae gados imperiales es que ninguno de ellos, salvo excepciones funciones militares, las que estan a cargo de los duces 9 3 S¢ aquellos las civiles, administrativas y jurisdiccionales. La victoria de Escipién el Africano sobre los cg el afio 206 a. C., marcal inicio de la presencia romana peninsular fue dejado primero bajo el gobierno de dos | afio 197 a. C., fecha en que se divide en dos pro cercana) y Ulterior ( = més lejana). Tal separacién. algunas modificaciones hasta Augusto, quien luego d de Hispania la divide en tres provincias: dos i Lusitania) y una senatorial (Bética). Esta subsiste | teparte la zona occidental del imperio en dos’ y ésta tiltima en cuatro diécesis (Galia ¢ Hispania). La diécesis de Hispania se peninsulares (Tarraconense, Bética, africana (Mauritania - Tingitania), y una si inicialmente los peregrinos no gozaron fe la . mana ni de ese menor grado de ésta que se llama Be racron progresivamente mejorando esa condicién; pero, td eno fuere, los peregrinos mantienen vinculos politicos y Paciales con los romanos, pues son extranjeros que viven en Jos territorios provinciales dominados por Roma. ; En la propia Urbe existe el pretor peregrino, un magistra- do ordinario cuya esfera de potestad es la iurisdictio, para co- nocer de las situaciones conflictivas suscitadas entre ciudada- nos y peregrinos 0 peregrinos entre si; en cambio aquellos que se hallan fuera del mundo romano se les denomina barbaros (barbari), conglomerado humano con el cual la Urbe no mante- | nia ningiin tipo de relaciones. La romanizacién de las provincias y la modalidad misma de este proceso se hizo de manera importante en base al juego combinado de dos elementos: el derecho romano -obviamente- y el régimen de ciudad. Se ha sostenido que asi como la estructura politica romana se apoyé en el nucleo central de la Urbe, del mismo modo también el elemento fundamental de la organizacién _ del imperio estuvo en las ciudades. Roma respeta en general el hecho fisico de las localidades F preexistentes a la conquista. Arrasar una ciudad, como lo hizo con Numancia, Sagunto o Cartago, fue sélo el resultado de una militar extraordinaria. Sin perjuicio de ello la politica im- propender4 ampliamente por su parte a la creacién de nue- s niicleos urbanos en los territorios sometidos. Dentro de los regimenes de ciudad que se conocen en el quema administrativo general del mundo romano cabe distin- it dos formas de organizaci6n local: ciudades de tipo romano nias, municipios y ciudades latinas), y ciudades de tipo indige- prerromanas (estipendiarias y libres). Como se ver, la diferen- En efecto, jf §, CLUDADES DE TIPO ROMANO a) Colonias, Se trata de una fundacién romana hecha con ciudadanos ro nos en los territorios provinciales. Pero no se requiere n mente que la colonia haya sido construida o levantada por ya que si bien éste fue el caso mas radical de su erecei: ocurrir también que a una ciudad indigena se le envien nos romanos para su asentamiento en forma permanen también constituye una colonia. % En sus origenes la colonia representa una a) Roma que se moviliza a ciertos lugares con fin militares; pero puede consistir también en un rio, y su misma denominacién, que deriva de col labrar la tierra), envuelve una connotacién p Mas tarde, especialmente a partir de los Graco. crisis republicana—, la creacién de colonias- socorrido medio para asignar tierras al p para premiar a los soldados veteranos. Esta realidad por ejemplo se ve patente Augusta (= ciudad de los iicsoeieaes Be las colonias de la peninsula ibé 5) Municipios s son ciudades preexistentes a la conquista a cuyos ies concede el privilegio de la ciudadania romana anos) 0 de la latinidad (municipios latinos). Sdlo nos referiremos en este apartado a los municipios romanos. Pero, aun dentro de los propios municipios romanos el nue- vo estatuto recibido por este tipo de ciudades no siempre fue ‘uniforme: mientras hubo algunas a cuyos habitantes se les otorgé ‘en forma plena los derechos del ciudadano romano (municipium coptimo jure), a los de otros en cambio se les priva de la facultad de ir a votar a los comicios a Roma (municipium sine su fragii). Los municipio: habitantes se | (municipios rom: En la constitucién de municipios Roma aparece como dispensadora Ja civizas romana a otras comunidades més 0 menos distantes de la metré- P ‘poli. La medida sin embargo producira una contradiccién entre la idea de la Urbe entendida como el centro donde el civis realizaba su actividad politica el caracter personal de la civitas (que involucra la existencia de unos huevos ciudadanos en tierras provinciales). De este modo, la condicién del sunicipe -resultado de la subsumisién del peregrino al status del civis- resul- evidentemente comprometida por la insalvable lejania geografica exis- ‘entre la provincia y Roma. Esta circunstancia condujo en un momen- > dado a la disociacién del binomio institucional civitascomicios, pues si mente los comicios fueron representativos del populus -que acogian a quienes habitaban en Ja Urbe, donde el civis realizaba personal y e su actividad politica-, dejan ahora de serlo con la expansién eri , ya que los ciudadanos sobrepasan con creces el volumen receptivo asambleas populares, que seguian convocandose en Roma. ' Teoricamente la salida de este problema -que fue uno de los que it6 la quiebra de la estructura republicana- hubiera estado en la utili- | del recurso de la representacién politica a través de ciertas formas n, tal como Ilegé a entenderlo el derecho piblico con- al genio romano le resulté dificil intuir a nivel politico tuviera la virtud de llevar la en su cuerpo. ce r ano, Se ha dicho de este modo que cada munici de origen, vale decir, la del municipio la patria comin. Posee en consecuencia | de todo romat tiene dos patrias: la nacié, y la romana, ’beres inherentes a una y otra: interviene ‘erno local, soporta las cargas de la ciud {dico-privadas por el derecho del muni , y por otra parte ¢,s ademas ciudadano | lo significa ser dentro del ambito de derechos y del érganos de gobi sus relaciones juri que es el romano- no, con todo lo que e! cia de Roma. , Sin embargo, el vocablo municipio con el cual se desi esta importante realidad juridico-institucional, suerte de beneficios, no emana de los privilegios qi ; va sino al contrario de las cargas comunitarias que « tar sus habitantes, tales como: el servicio en la m de tributos en provecho de Roma. En efect municipium deriva de munus-capere, muni © coger, aceptar), con lo que se quiere municipes o personas vinculadas entre si pacién en las cargas impuestas por Roma. izacion juridi la provincia, pues aqui el romanizacion juridica de a . eauicl ee a Ja civitas llega a grupos indigenas ajenos inicial: - privil mente al OFDe romano. o Ciudades latinas (Municipios latinos). tro de las ciudades de tipo romano existen por ultimo las latinas 0 municipios latinos. Son ciudades indigenas a did el ius latii, beneficio que importa cuales se les conce 1 ye jalmente del derecho romano, esto ¢s, del ius commer- ay (posibilidad de poder efectuar todos los actos y negocios dicos de los romanos, tanto para adquirir bienes como para “ obligarse) y en casos especiales del ius connubii (facultad de poder celebrar justas nupcias, y consecuencialmente fundar una ia, con los efectos de la patria potestad, la manu, el paren- por agnacion, etc.). En general la politica romana de asimi- ion de los territorios conquistados va a encontrar en la conce- del derecho latino un instrumento muy eficaz. Los latinos fueron originariamente los habitantes de las ciudades de la Urbe en el viejo Lacio. Por formar un conglomerado humano ente afin con los romanos -Roma fue una ciudad del Lacio- existié un gado pacto de alianza entre ambos’ grupos. Dicha circunstancia hizo na reconociera a los latinos una situacién de privilegio en compa- i6n con otros extranjeros, otorgandoles un estatuto juridico apenas de inferior al que disfrutan los ciudadanos: el que participa del derecho no se encuentra asi en una situacién intermedia entre el ciudadano y el - Estos viejos latinos (Iatini veteres) disfrutan del ius commercium, I connubii e incluso del ius suffragii siempre que estuvieran en Roma inieran los comicios. Slo obtuvieron la plena ciudadania romana cia de la Guerra Social, a principios del s. I. a. C. e llamar la atencion como el derecho de la~ Ba Bee meeegamenecuker =E—— El derecho latino conferido a algunas ciudades pro’ Ies involucra la concesién de un estatuto dindmico que deja lad a sus pobladores para alcanzar la plena nia romana, La latinidad se convierte asi en una pausa in en el camino a la civitas, y segun fueran aqui las que se exigen para llegar a ella se habla de ius /atii Jatii maius. El ius latii minus habilitaba para obtener a quien hubiese desempefiado alguna unipersonal en la ciudad latina (duoviri, aediles, . no sélo a éstos sino padres, mujer, hijos y nietos por linea de varén. acceso a la ciudadan{a por esta via queda pe da a un numero restringido de personas, pues | ndmero de estos magistrados no seran muchos que alcancen la ciudadania. Este fue prec de la latinidad que Vespasiano otorgé el aiio habitantes de Hispania, El ius latii maius rior y antes de Caracalla- en camt 0 civitas a un mayor nimero de lo romano). cién politico republi- del puebl reproduccién efias imagenes ¥ ¢ sma manera que la organiza 3 i aed Be apoyé en Ja existencia de tres organos magis: Bi un simil de éstos s¢ encuentra tam- i \do-, ° Bae ciudades provinciales de tipo romano. ada una de estas ciudades fue objeto de una ley es ‘en donde se reglamenta SU estructura organica interna. i esta materia los testimonios que nos ofrece la epigrafia juri- ia ocupan un lugar destacadisimo en todo el orbe B aye a ore descubrimiento en la segunda mitad del ‘XIX de algunos fragmentos de Jas leyes de la colonia de Urso os municipios latinos de Salpensa y Malaca. Por los datos que bronces arrojan acerca de la organizacién politico-admi- tiva de este tipo de ciudades provinciales, constituyen fuen- ss Gnicas y sin parangon en todo el imperio romano. istraturas. Los principales magistrados existentes en las ciuda- ovinciales de tipo romano son: los duoviri (0 quattuorvir), los aediles quaestores, bien que no siempre se dio la existencia conjunta de todos smagistrados en cada colonia y municipio. ‘Sea como sea, ellos representan los cargos de gobierno y adminis- ‘dichas ciudades, y al igual que las magistraturas de Urbe poseen comunes la colegialidad, pluralidad, gradualidad y tempo- Asi cada una de estas magistraturas estaba detentada por dos o mas existiendo entre ellas el reciproco derecho de intercessio, de las decisiones debian tomarse de consuno o por lo menos con a tacita del otro (colegialidad); el nombre asignado a los de més alta jerarquia -duoviri o quattuorviri- es significativo dad. También en las ciudades provinciales de tipo romano, al que ocurria en la Urbe, cada magistratura desempefiaba funcio- Segin el imbito especifico de potestad que tenia (pluralidad). /quattuorviri poseen imperium, vale decir, poder de man- ; ‘tropas dela ciudad, convocan y presiden a los comicios eis, comi bien Boe EE _ = la vigilancia y policia de qd rte, eran los encargados de 4 c acdiles, por st PAF Ss publicos, estando facultados también para impos al Y pequefias sanciones, ¥> POT ultimo, los quaestores en aquellas net malta Ffoe hubo, tenfan a su cargo 1a administracién y cutdadglial Paros oe realizaban también funciones similares ; i dad, con lo que aerarium de la cit SE ALGeRoai s imos en las que tenian sus homénimo: . Del mismo modo como ¢n las magistraturas romanas habia un etor, edil y cuestor- también él existia en las ciudades provinciales de tipo romano, de acuerdo a la siguiente gr i aa ier) aediles y quaesiores. Cada magistrado local dentro de la esfera de su actividad la plenitud de la potestad, x posibilidad que aquél situado en un grado preferente opusiese la interces Fecisiones adoptadas por el inferior (gradualidad). Todas estas como igual sucedia en la Urbe, representan un ciclo constante de permaneciendo quienes las detentaban un tiempo determinado en el del cargo (temporalidad), En caso de ausencia de un magistrado debia procederse a la designacién de un praefectus que con ig sustitu{a hasta el retorno del titular, y en caso de vacancia se institucién del interrex, simil al que se daba en la constitucion re Curia. Organo andlogo al senado republicano, comy por cien o mas miembros, que eran designados con cardcter censor local. La curia era convocada y presidida por los duovii funciones se incluyen algunas de indole consultiva y otras: lo era la fiscalizacién de la hacienda municipal, la la ciudad, etc. Pueblo. Formaban parte de él los oriundos del mur honorum -censor, consul, pr miciliados en la ciudad. Se hallaban distribuidos en curias 0 tri modelo de la organizacién romana primitiva. Se reunian en bleas populares convocados y presididos por los Id. C. los comicios de jos municipios y colonias dejan: asumiendo sus funciones a partir de entonces el senado Esta semejanza que ofrece |: ogi trativa interna de las colon y pie : la constitucién republicana, induce a pro gresién- que la repiblica pervive forma chas localidades provinciales cuando ye aparecido en Roma, pues cuando Se comicios y s¢ ‘a publicisti apoyada la ndleiaeaa eee icios | deviene en un vasto mitada de la ciuda- hizo a todas luces i Roma do a raiz de las conquistas Roma ¢ ee ca é| se produce la proyeccion ili el régimen institucional republicano se jnadecuado- Uf CIUDADES DE TIPO INDIGENA Frente a la amplia gama de ciudades de origen romano, existen también en el orbe imperial una variedad de villas de tipo indi- gena 0 peregrina, con lo que el esquema de ciudades provincia- les ve acentuada su diversificacién. Son numerosas las diferen- 5 que existen entre ambos nucleos poblacionales, bien que una muy en especial: la ausencia del status de ciudada- romana en los habitantes de las ciudades indigenas. Si bien estan asentados en un ambito geografico dominado por conservan sin embargo la calidad de peregrinos 0 indige- Las ciudades indigenas eran nominalmente autonomas el punto de vista politico-administrativo, pues Roma res- en ellas su propio derecho y organizacién institucional. obstante dicha independencia, el poder eminente de a inevitable, mayor o menor segin fuera la condicién e hubiera reconocido a dichas villas. a clasificar las ciudades indigenas provinciales, s grandes tipos: estipendiarias y libres. Las ; sometidas a la hegemonia de Roma por raven: di deditio o rendicién sin condiciones. Las PEE _ ién de estas cargas, SU situacion solia ser anéloga a la qu ci i jana. seian antes de la conquista rom: oe F ae La condicién institucional de estas ciudades no ce sino de un acto unilateral y revocable 4 ait 0 E Ambi' i | del imperio esta clase . En el ambito occidental io est faton Jas mds numerosas. Plinio en su Historia Natural para Hispania del s. I d.C. los siguientes guarismos pai tipo de ciudad: 14 colonias, 9 municipios, 221 latin is, estipendiarias y 6 libres. un pacto, b) Libres. Eran aquellas no sometidas a la intervencién ni tutela nador de la provincia, aun cuando estaban obli, $ tributo; tan solo algunas eran libres e inmunes, esto ¢ de cargas. a Las ciudades libres podian ser federadas y En las libres federadas la libertas a que hac nombre la obtienen en virtud de un tratado (foe entre dichas ciudades y Roma. En el foedus se I autonomia administrativa, instituciones en Tedricamente se podia hablar de verdaderas c ubicadas dentro de la zona imperial, conservz irrestricta soberanfa interior, la que se ejercia no propios habitantes de origen, sino tambi residentes. Sin embargo, carecfan de sol no podian hacer la guerra ni concertar la si no contaban con la autorizacién de lan i En este tipo de ciudades rige el villas peregrinas que son- a entonces entregada a la fides del general, sdlo de la palabra dada, ya que en caso que él quebrante el jste medio juridico material para constrefiirlo a que lo ‘cumpla. fe La misma idea de la {fides habria surgido originariamente de las jones aplicadas con otros pueblos o ciudades, en especial las derivadas conquista. ‘Cuando un general romano cercaba una ciudad enemiga, ofrecerle el respeto a sus habitantes, patrimonio, instituciones a mbio de su capitulacién sin lucha. Si la ciudad aceptaba tal proposicin sedecia que ella quedaba entregada a las fides del general, a su sola concien- sia o palabra empefiada. La naturaleza esencialmente ética de este vinculo Honda en que ante el volumen del imperio que detenta el general, la udad no dispone de un recurso eficaz de coaccién, a fin de obligarlo a que sspete su promesa. La fides surge asi como la virtud del que posee mayor al cual el inferior hace confiada dejacién o abandono de su integri- y de donde derivé en la practica que las intervenciones de Roma en la jnterior de las ciudades federadas fueran frecuentes. La nocién de fides rebasara el campo de las relaciones de Roma otros pueblos, de donde habria nacido, para convertirse ademas en una dea importante dentro del propio derecho privado romano. _ Las denominadas ciudades libres no federadas, en cam- aquellas que adquirieron su libertad no en virtud de ado sino de una concesién emanada unilateralmente de la fe sea por medio de una ley o de un senadoconsulto. Yendo mis alla de la mera clasificacién de las ciudades siales, segun el cuadro que aqui se ha expuesto -y que en ‘era todavia mucho mas complejo-, es interesante pro- de trasfondo que la intorma. Como se ha visto, el a concede a las ciudades insertas en el esquema i idn; y, en nO poca mé diera entrabar su accion; 38 ondicion institucional otorgada a cada ciud dié de la distinta actitud, ya de aceptacién blacién adopté frente a la conquista rome alguna manera P desde luego, la provincial depen rechazo, que su po! 8. HOMOGENIZACIONJURIDICA DEL ORBE, ROMANO izacion juridica de las provincias fue un proceso pete Las distintas ciudades ubicadas en la z sometida a la hegemonia de Roma colonias, municipios, pendiadas, libres, etc. -, ofrecen cada una un status di Desde la época del imperio sin embargo se comienza a una politica de homogenizacién del mundo romano. Una m en este sentido estuvo a cargo de Vespasiano, quien el afi d.C. concedié el ius latii minus a todos los habitan provincia de Hispania. A la fecha de esta constitucién imperial la de las ciudades peninsulares eran estipendiarias, por tia hasta ese momento un marcado predominio de lo pero a partir de Vespasiano tuvieron que organizarse de al modelo romano, como municipios latinos. No obstar quema politico-administrativo de estas ciudades cada caso de acuerdo a leyes especialmente dictad fin. Si bien la medida de Vespasiano fue parcial en wi tido ~sdlo alcanzé a una provincia (Hispania) y neficio de grado inferior a la plena ciudadania ro » 2 ella siguié la general medida que Antonino mulgé el afio 212 d. C. Se trata de la den Antoniniana por la que otorgé la ciudadania habitantes libres del. imperio. La diferencia ‘ermina entonces por d e 72 no sélo ¢s la Urbe o la peninsula. Galia, Hispania, R por ultimo, eficio alcanza y excluye, Y oe ia vida juridica del r6 la unificacién de i yuienes sida realmente se log pet Ge sostiene hoy Po! ic la mayoria de los autores que Caracalla habia ‘an trscendental resolucion movido por una raz6n de politica F como era el incrementar los ingresos del erario al aumentar a a elemento personal obligado al tributo, y s6lo secundariamente el 2 0 or el status jutidico-politico de todos los habitantes del Esta opinion quita valor a la propia declaracién imperial Jos motivos que se perseguian con este edicto, cual era agradar figses, pues en 12 misma cantidad que crecia el niimero de ciudadanos cies aumentaba también ¢l de los ficles. nos mato alcance de Ia extensién personal que tuvo el edicto de caattituye tal vez uno de los puntos en tomo al que se han mayores controversias; ello, entre otros motivos, por la impo- ide poder eproducir con exactitud el ya fragmentario contenido ao Giessen 40, fuente de conocimiento de dicha constitucién im- In a actualidad las opiniones parecen polarizarse en el sentido que vio de la ciudadania habria alcanzado solamente a los habitan- del imperio, excluyéndose en cambio a los denominados dedititios. " Cabe sefialar que la gran importancia que la tradicién historica yd la Constitutio Antoniniana no parece haber sido tal en la d, ni en su proyeccién juridico-publica ni juridico-privada. el aspecto publicistico, su significacion se vio aminorada concesién de la ciudadanfa romana, en esta hora de la tic del imperio romano, presenta un alcance mas sim- i, pues la libertas, esencia inseparable de la ciudadania, © su antigua significacién. No se debe olvidar que el ‘se ubica cronolégicamente en el s. III. d. C., época inevitablemente hacia la plenitud del abso- a declinante de la Jibertas iniciada con sélo setenta y tres afios después de la aE i de la basileia helenistica, © como un dominus mayestatico fre abditos. pe Desde el punto de vista juridico-privatistico la si no fue tampoco muy diferente. Si teoricamente el € Caracalla implicé la automatica vigencia de las instituci vadas romanas en todos los rincones del imperio, el re los hechos fue diverso. Era, practicamente imposible recho tan elaborado y superior como el romano pud cado unitariamente a conglomerados de raza, vida social y econémica tan diferentes, y tan aleji espiritu y caracteristicas que animaban a e: Constitutio Antoniniana en consecuencia n mente una radical y absoluta conversién de estilo romano, ya que con ella no se e: ancestros, habitos y autonomias loc: medida abrié paso a un doble juego resultado fue la provincializacién del en que al emperador se le cor ente a quienes son ahora icion de la burguesia y a la incorporacién del territorio alos extensos latifundios. El absolutismo politico, cada ntenso a medida que la crisis se agudiza, termina or a urbana, ejerciendo una verdadera eeteeed wnicipal mis 1 : esclavizar la vid dominical sobre ella. i6n de la crisis son la presencia de dos funcionari arecen del Ambito local: el curator y el defensor civitatis. She Seguin ase ftutlares del patrimonio y gentes del municipio. El régimen urbano sufre on de acentuados sintomas de debilidad cuya presencia parecen exi; rageriies medidas de tuicidn y cuidado. * a El curator surge en el s. I d. C. como un contralor imperi : i a finazas arinadas que ya se advierten en multitudes de Gini amas: ee sar al curator del derecho privado, cuya gestién iba aca? } a proteger el imonio del incapaz, aquél vel: estado y preservi : cién de la hacienda municipal. eee e oi ‘Dentro del proceso de general evolucién que las instituciones munici enels. Ill'd.C., el curator Pais space Sie eae ee oan se le a por la propia curia; por otra SS eerie ane ipal al asumir recht teins Fs ‘correspondian a los duoviri, a los que de hecho reemplazan. En general los magistrados municipales -elegidos periédicamente por la propia comuni- se personalmente de la percepcién de los impuestos, de reer oy recaude la cuota prefijada por el fisco debe completarla con su patrimonio particular. El honos (= honor) que antiguamente sip nificd ser curial se ha convertido ahora en munus (= carga), ‘Ante esta fisonomia tan poco atractiva que presenta ahora e] curial, nadie se sentia inclinado a desempefiarlo; pero el absolutismo p tico adopta insolitas medidas tendientes a evitar su vacancia, tales adscribir a los curiales perpetuamente al cargo, ademAs de hacerlo tran sible hereditariamente: el que ¢s curial muere curial y los hijos de pad curiales quedan vinculados coactivamenié al oficio. Esta vinculacién produce desde el instante en que nacen, pero entran en el ejercicio de | funcién una vez que cumpliesen diez y ocho ajios de edad, Se también que si el curial de una ciudad quisiere irse a vivir a otra para escapar asi del cargo, debia servir en las curias de ambas, Como es de suponer la funcién se hizo impopular: por una tributo que el curial deja de percibir gravita directamente sobre si io, y por otra no existe la posibilidad de evadirse del cargo. condiciones facil resulta imaginar la brutal coaccién que el curi ejerciendo sobre los municipes para obtener el pago de sus tril ello conduce a la légica tentacién por escapar del 4mbito urban las ciudades-, pues asi los cives soslayan tanto la posibilidad con toda la suerte de cargas que conlleva el ejercicio de d como la eventual exaccién de su patrimonio. : El municipio otrora libre y auténomo, se ha ahora, en su etapa de crisis, en un instrumento pre ___ La decadencia de las ciudades escision entre el niicleo urbano (territorium), esta tltima de cluyen villas | a tros factores conducen a una aguda diferenciacién de los sociales (honestiores ¥ humiliores), que da pie a que pro- , variadas formas de relaciones de patrocinio y encomen- fon Y7 casi todas las cuales hay servicio y fidelidad a cambio : ral se trata de vinculos de caracter privado oteccién. En gene! se establecen en sustituci6n del amparo que el poder piiblico jincapaz de ofrecer. También en la tradicién de los pueblos germanos que se -stablecen en el imperio existen formas de vinculacién personal, que al confluir con las que se dan en la tradicion romana bajo , van a generar una estructura social, econémica y politica expresion mas representativa seran més tarde el sefiorfo y el En suma, el languidecimiento que en el bajo imperio pade- cieron las ciudades de la zona occidental, al caer del destacado que durante tantos afios habian ocupado en el mundo anti- ‘fue un fenémeno que afecté con fuerza el orden de los siglos ‘os. El medioevo asi -especialmente hasta los siglos X y caracterizaré por el relevante papel que le cupo al mundo Ja formacién de la nueva civilizacién cristiana. _DERECHO ROMANO EN LAS PROVINCIAS constitucién de Vespasiano del afio 74 d.C. para Hispania, ese instante el derecho indigena, con derecho las materias adjetivas o técnicas, } haber una facil desaprensién, pero no aqugy ene enraizadas por afios en la conciencia de los ing Baer eaieisies éstos se sentian apegados afectivamente No obstante, es erréneo pretender fijar un criterio de uniformidad en esta materia, ya que el vigor de las prac indigenas 0 nacionales no fue igualen todas partes. Orient seia una tradicién juridica de base greco-helenistica, que cierto nivel, y que pudo resistir con cierto éxito al influjo no; en Occidente, en cambio, donde la vida juridica indige revistié el caracter racional y cientifico propio de los p gran cultura, se vio mas afectada ante el impacto de un de mayor vuelo. De esta forma se produjo aqui romanizacion de los elementos indigenas como la pro cién del derecho romano. Al margen de estas consideraciones de ca es importante agregar que en los territorios pro dio la presencia del derecho romano clasico. Siendo en « fase clasica aquella que presenta la mayor perfe dentro de la evolucién histérica del derecho rom tonces que la tradicién juridica romanistica que s provincias no guarda correspondencia con expresién del derecho romano, Sabido es. clésico es un término muy significativo, qu del derecho sino también en otras ex literatura,ete, < das por el nuevo las cuales pudo 1, inexistencia en los territorios provinciales del a; ee En Roma el periodo clasico del derecho Sonn ou do con la vigencia del sistema procesal formulario, de que cuando éste desaparece, aquél entra en una abierta e de decadenci £n las provincias existié desde antiguo el sistema proce- s| de la cognicién oficial. Asi, no hubo jueces privados, ni for- las, ni biparticién procesal; en cambio la cognitio ordinem supone un complejo aparato administrativo judi- ‘con jueces funcionarios de distinta jerarquia ¢ instancia y competencia se considera delegada del superior. . El juez provincial por excelencia fue el gobernador, quien ee una plenisima iurisdictio que abarca toda la amplia esfera srisdiccional: civil, criminal, contenciosa y voluntaria. En ocasio- nes delegaba sus funciones o parte de ella en jueces pedineos, recibian las pruebas y aun dictaban sentencias. Se ha- cluso de un edicto provincial, no bien conocido en sus nores, pero que posiblemente seria una especie de adap- del edicto pretorio despojado de las peculiaridades es- te urbanas; con menos posibilidad seria un edicto uni- todas las provincias del imperio. gobernador, ajeno al principio dela sedentariedad, recorria perié- Ja provincia, deteniéndose en los centros 0 audiencias judiciales repartidos en cada distrito o ciudad importante de la provincia. jure dicundo -los ri i cuencia la costumbre de |; Pen Retail a agere clasico, en canbigll intervino el magistrado jurisdiccional j res, constituyO un medio de soluci Pero la inexistencia de la férmula en nuevo sistema procesal extraordinario cooperé a que la co: bre aflorara como un nuevo criterio de solucién junto alan 01 positiva. Tal realidad excedié el ambito provincial para conve se en un caracter propio del derecho postclasico, en que la co; nicién oficial ha llegado a ser el unico sistema vigente. bien, el reconocimiento a la costumbre como fuente del derect no sdlo significé 1a aceptacién de los usos propios de la lo dad, sino que fue un elemento que influy6 en la propia cién del derecho romano. formula, region (consuetudo). en cuya elaboracion a sus jurisprudentes aseso culta para el caso practico. } c) La vigencia del derecho romano en zonas geog preexisten ordenamientos indigenas o nacionales. Este | creo sin duda un campo de relaciones reciprocas e1 otro derecho. Sin embargo hay una situacién previa que co como se produjo la inaplicabilidad en el suelo provinci tas instituciones generadas en torno a cir s existentes en Roma y que no podian ser tr partes oy Ast éxito, del mismo modo vigencia iguras tipicamente indigenas en la Urbe. En el maa las relacisats del habitos indigenas las imaginamos més fu tanto a la romanizacién de los ele Provincializacién del derecho ror que se ven aflorar durante los siglos ‘sesgo primitivista smo ismo y también primitivismo, consti- parte del contenido de la historia juridica de Occi- el s.XI.

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