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mon Los libros son magia 3 4+ Antiguos Co 3 Nuevos PROLOGO MEMORANDUM RECHAZO TARTA SELVA NEGRA PROPUESTA MENTIRAS ENCUENTRO 19:45 A. al 51% PROLOGO La reunién habia sido pacteda a la seis de la tarde. Hablaron sobre repartir panfletos y otros asuntos, a los que no les presté demasiada atencién. Se sentia entre las nubes. Ese dia habie sido hermeso. Flla le habia dicho que si, que queria ser su novia. Y, su coraz6n, como el de un chico enamorado, latié rapido, De gozo. De felicidad. Que suerte tenia, Frids era linda, como las flores que decoreban el perque donde se habian encontrado esa maar, y le hacfa sentir que toda por fo que luchaba, valia la pena Ella era su motivo. Su razén. Su esperanza Le acaricié el cabello almendrado y ella se removid nerviose sobre el benco. No pudo contenerse y le termind besando. Su primer beso. Un beso largo, nada predecible, que por instantes era lento, aterciopelado, inocente, yen ottos, se volvia un terbellino capaz de arraser con todo lo que se encontrara. Fride no dijo nada, pero cuando el beso terminé, tenia las mejillas rojes y una sonrisa que le ilumind el rostro. Seguidamente, la tomé de la mano y empezaron a andar, despacio, como esas, parejas que suefian con detener el tiempo. Unos golpes sobre la puerta lo hicieron volver de sus recuerdos. iSoldados alemanes! egaron los disparos, los gritos; el panico. Corrié cuanto pudo, sin detenerse, sin siquiera pensar en lo que hacia, y fue alcanzado por una bale. Aun asi tuvo fuerzas para saltar le pared y legar a la calle de atrés. Mientras era perseguido por los esbirros que gobernaban su peis, se pregunté por qué simplemente no tomé a Frida entre sus brazos y se la levé lejos de alll, por qué To la tue @ ver una vez mas en vez de ir a aquella reunion. Sintlé miedo. Miedo de no volverla a ver De no escuchar més su voz de caramelo. O < 19:45 B A ll 51% — De nunca sentir e| calor de su cuerpo durmiendo junto al suyo. De motir Cruzé una esquina, ye casi sin aliento, con la pierna sangréndole @ cause de la herida y un dolor que por instante lo hacfa detenerse, y divisé @ una chica regando unas flores. Ala vista el lugarno perecia lejano; sin embargo, él lo sintié una etemnidad. Tuvo que ayudarse con fa mano para poder arrastrar la piema y Hegar hasta donde. ella estaba, Ayuda —jaded, cuando ia tuvo en frente Ela dio un respingo dejando caer la regadera al suelo y dejé la boca entre abierta. No se movid. No hizo nada 4 observ6 a calle, habia otras personas afuers, que estaba seguro, tampoco le ayudarian, Su oido que parecia haberse agudizado, escuché las voces de los soldados, Entonces. Lo supo. Supo que habie llegado el fin. Volvié fa mirads hacia atras y los divisé, acercéndose como lobos feroces en busca de su alimento. Elevo las manos en sefial de rendicion. Entonces.. y6 un dispar, El delorlo hizo caer de redillas, como un esclavo que se somete ante un tirano. Miro el cielo, que se habla vuelto grisdceo y se llevé la mano al corazén, imaginando que Frida estaba alli, Sé feliz mi amor ~musit6, dejando escapar una lagrima Un soldado se le acercé. Tenia los ojos cargados de odio y una sonrisita que le helé la piel, realmente parecia disfrutar lo que hacia. ~iCerdo asqueroso! —Lo escupid, y dispard una ver més. ll O < 19:49 B BA al ST% we MEMORANDUM. Oftcine Centra deta Unidad Nitta Alemana, Dessoble el papel y comenzé 8 leer, mezelando su ire azul eon el negro ce la palabras. Una lata simple. Mecenografieds Violanta ue por poco fo hace tzmbalearse, NNegé com la cabeze y volvé a leer el memorandum, creyendo que tel vez habia confundids las letras, deserdenado las palabras. Perona. Todo continuaba al Claro, Directo. Y fo mds importante, firmad por elder mano deas unidades militares alerianas ~iEsto es traciént ~exclams, —éCémo se atreve a hablarme ssi? —replicd el hombre que tenia en frente. jExlo reepetol —éRespeto?...;Quiere respeto, generel? —Depositd con violencia el papel sobre el escritarlo— Entonces, démelo a mi también. (Soy un oficial alemén, no me pueden expulser por un motivo tan absurdo! El general enrojeci6 =2¥ le parece absurdo tener trenta avo y no haberse cosado, o al menos haber procreado? iN siqurera un hijo egitime tiene. ;Qué le estd dando 0 nuest pais eapitn Fischer... Qué le etd olracienda mientras mies de alemanes estén en el frente? ZQue 10 estoy ofreciande?...~cueetiand con una rie'ta=. ,Acaso no me ests viendo?... iEntregue ri alma en ej campo de batatal..Acemas, usted sabe perfectamente que sl por mi fuera ahora mismo estarfa luchando, y no encerrado en una oficlna “De esono me cabe duds ~asequeé el general, un pose mis tranquil, Acto sequide, camind haste un pequetio bar—, pero en vista de las corciciones en las que se encuentra sabe muy bien que no es apto para la batalla. Sin embargo, no es eso de fo que quiero hablar. ~AgarrS luna botella y silo, Aqui el asunto es que usted como mlembro de nuestras unidades tenia el deber patiidtico de casaise y formar una familia, y not hizo. Entregé una copa al capitén. —Anora bien —rertinu, beblendo de un soto trago el licor— Como me consta que usted es un hombre leal y que sigue casi todos los preceptos que rigen nuestra organtzacién, me dectdl a interven. Habié con el lider maxirno y le pedi un plazo, ®uénto tiempo? un mes. Ul O < 19:49 B A al ST%— El eaptan bebia. 2¥ usted cree que en menos de Un mes alguna alemann aceptaré casarse con un hombre como yo? ~E! coffac fe habia quemado fa garganta; ts palabras. su corazén-. Soy un monstruo, Ninguna mujer querré un marido como yo. El general volvi a cu puesto y unt6 cus manos formando un tlsngul, Eso depende —d\jo, El capitn fruncis el entreceio, ZA qué se refere? A que no subestime @ las mujeres. Hay unas que por un plato de comids harian cosas eores. ¥ mire que sé rmuy bien de fo que fe hablo, Con dinero todo se puede conseguir, mi estimado Fischer Si ro ogra encontrarla por sus prapios mériies, entonces, cémprese una. A cambio de dinero eualquler mujer podria hacerce la ciaga, :No lo cree usted? No lerespondie, —Sé que aun Lene sentimientos por fa sefiorita Oller ~afind—, pero debe entender que esa mujer ya tlene su familia, lene usted derecho de formar Ia suye también. El amor es para los tontos, capilén, A nosotros los astutos nos mueven otros tipos de intereses. El poder por ejemplo. Lo conozec bien y s@ de sus aptitudes, st se casa, ademas de obtener una farila, obtendrd owas beneficios, ~dBeneficlos?cCudles? Loe conocer an eu dabido momento, capitan ragtesé a copa a su stay recog el memorértum, “Voy a pensero ~afedié cuando sah de aque ugar sié ganas de caminat Hala mueho que no tohecta Recomrer las calles de Berlin sin estar dentio de un auto, era una expentencia de lo que no disfrutaba hacia mas de un afa, Decide que habla vuelto dela quarta Encondo un elgato y aravesd ia plaza {Una espesa? Roo, negando conta eabera. ‘Quiza na era tan mata idea Los libros son magia & “> éTe gusto el capitulo? Ul oO < 19:51 B Ae a! SO% RECHAZO Mientras el agua lo recorria, pensé en aquella propuesta; conseguir una esposa en menos de un mes. Al principio le parecié, hasta podria decirse, interesante. Entonces, pens6 en ella, Recordé cudntas veces en medio de las eternas noches de la guerra, la anhel6: sin Imaginar que nunca la tendiria Marie. Su dulce y tierna Marie. Ya no estaba. Su sonrisa, como la pélvora, se habia esfumedo, llevéndose consigo la historia de un amor que nunca pudo ser. Y no la culpaba. No. Jamis lo hizo. Ella era hermosa, alegre LY qué podia ofrecerle él? Un quifiapo. Un soldado herido. Los restos de un hombre que alguna vez sofié con hacerla feliz. Cenrd tos ojos y perdido en el pasado, se dejé llevar, lentamente, deliciosamente, hasta la tierra del placer. Le imaginé desnuda. Sobre la cama, Esperandolo. Deseéndolo. «Oh, Marie», jaded, Imaginando sus dedos acariciéndole el torso; su boca besdndole los labios, sus dientes mordiéndole Ia piel. Era un suefo. St Un suefio que lo arrastraba al borde de un precipicio, Una caida tl oO < Un viaje al paraiso. Volvié a susurrar su nombre. «Marie.» ¥ salté al vacio. Cuando volvié a abrir las ojos, sintié el dolor de su ausencia; ella no estaba: Jamés regresaria. Salié de la ducha y vistié el uniforme, con el corazén aun embriagado de cericias y besos hiimedos. Estaba cansado de aquello. De tener que Imaginarla para llegar al climax. De cerrar los ojos y hacerse a la idea de que ella le tocaba, cuando realmente estaba tocando a otro. Se puso la gorra y fue ala cocina. ih, pero qué joven tan apuesto! —exclamé su nana. —Y que vieja tan mentirosa —bromeé él. —No son mentiras, Stefan, eres hermoso, por fuera y por dentro, —Claro —asintié, ale|ndose, y se sirvi6 un vaso de agua—. Voy a salir —le dijo. Ella alzé las cejas, ~{Trabajo? Stefan negé con la cabeza y bebié el agua. Es... -tartamudeé, sintiéndose un tonto por lo que tba a decir. Solo quiero distraerme un poco. Sunana sonrié. —No sabes lo fellz que me hace saber que vuelves a ser el mismo de antes. Entonces, diviértete, mi cielo. —Y 1d no me esperes desplerta, voy a regresar tarde. —éLe pides e una madre que duerma mientras su hijo est en la celle? —Evangeline, sé cuidatme solo. No soy un niiio. —Para milo sigues stendo, asi que aqui esperaré. ll oO < 19:52 B GF Wu! SO%S Stefan suspiré —Eres una terca, Igual a ti, -EI rio y la abraz6, dejandose envolver por aquellos arrugados brazos siempre dispuestos a brindarle su calor. Cuando salié de casa, le pidié a su chofer que lo llevara al centro de la ciudad y, acto seguido, le ordené que se marchara. Cruzé la calle y se detuvo frente a una boutique; un lugar elegante, decorado con maniquies de mujeres con cuerpos perfectos y flores de variados colores Los recuerdos como balas perdidas no tardaron en masacrarla, Le parecié verla alli. Sonriendo. Con su vestido color sandia y ese mirada capaz de atraveserle la piel Pero... qué idea mas tonta, gpor qué habiendo tantos lugares tenia que it precisamente ali? Se acercé al cristal y miré a través de él; dentro habia un grupo de mujeres riendo y disfrutando del Ultimo grito de la moda. Rubias, castafas, gordas, delgadas: las habla para todos los gustos. EI problema no era precisamiente ese, Mujeres sobraban. El problema era que lo aceptaran asi... como lo habia devuelto la guerra. Escuchd un tuido y desvi6 la mirada a [a tienda de al lado: una chica habia dejado caer sus paquetes. —Permitame ayudarla —Ie dijo. Gracias —sonrié ella; sin embargo, cuando se levanté no pudo evitar dar un respingo. Stefan en cambio la miré con ansias. Era hermosa, elegante en su forma de vestir y fresca como esa tarde. ,Qué mas podia pedir en una mujer? La chica se puso pallida y aferré los paquetes al pecho, formando un escudo. Stefan intenté mantener la compostura, si ni siquiera é! soportaba mirarse en un espejo, gpor qué tendria que hacerlo ella? —{Vive cerca? —pregunt6 en un intento desesperado-. ¢S/ quiere puedo ayudarla? ll O < 19:55 B Ae a! SO%S No hubo palabras de parte de la joven, lo Unico que logré escuchar fue el golpeted de los zapatos sobre la acera, mientras ella hula. Stefan bufé, gc6mo iba a conseguir una esposa si ni siquiera lograba mantener una conversacién con una mujer? Antes era facil. Una sonrisa, una mirada, y las chicas caian rendida a sus pies. Negé con la cabeza. Era un tonto por creer que alguna mujer sentiria atraccién por él Pero lo intentaria, Jugaria todas sus cartas antes de darse por vencido y recurrir a otras opciones. Al menos eso pensaba hasta ese momento. Miro nuevamente aquella tienda donde conocié a Marie y se prometié a si mismo no volver a pensar en ella. Ya le habia guardado demasiado luto. Ya se habia cansado de esperar. Era hora de pensar en él. En su propio bienestar. En sus ambiciones. No perderia su cargo en la unidad militar alemana por una mujer que estaba seguro, ya ni siquiera pensaba en él, Todos los dias recorria las calles de Berlin en busca de aquella chica a la que pudiera convertir en su esposa, pero donde quiera que iba solo recibla rechazo, Se sentia como un indigente. Un mendigo que tuega por un trozo de pan, y que a cambio solo recibe miradas cargadas de lastima y asco. Lo mejor era resignarse, Hacerse @ la Idea de que ninguna mujer aceptaria ni siquiera tomarse una taza de café con él. Iba a seguir los consejos del general. Se compraria una esposa, fingiria ser feliz al lado de una mujer que solo se casaria por interés, y conservaria su empleo. Fin. ll oO < 19:55 B BF. | 49% — Eso era todo. Nada de estar pensando en el amor. Una tonteria. Un suefio lejano para una persona como él. Una de esas noches, invadido por una sensai lo dejaba dormir, se fue a un burdel Querfa. Necesitaba sentir el calor de una mujer, asi tuviera que pagar por él Era la primera vez que iba a un lugar como ese; todas las mujeres, con las que se habla acostado lo habfan hecho por su propia voluntad y no por dinero. Cuando entrd, una sensacién de tristeza se cernié sobre él. EI Edén era un lugar opaco y ruidoso en el que las mujerzuelas vagaban como animas en pena en busca de algin cliente. —Stefan —lo saludé un hombre, sonriente. —Franz. —Esto si que es una sorpresa. Stefan se senté a su lado. El inspector de la policfa politica Franz Wagner habia sido su mejor amigo desde que era un nifio, pero las. circunstancias de la guerra y ahora su incesante deseo de estar aislado, los distanciaron. —Tengo ganas de divertirme. —i¥ mira que diversién! —se carcaje6 Franz, sefialando a un grupo de chicas sentadas sobre las piernas de algunos soldados—. ¢Y no piensas tomar? —pregunt6, volviéndolo a mirar. —Una cerveza. El inspector negé con la cabeza —Un whisky para el capitan —Ie dijo a la mesera, ll O < 19:55 B Fl 49% — Stefan no le llevé la contraria, encendio un cigarrillo y posé sus ojos sobre una chica que usaba un vestido corto, casi transparente, que levantaba sus pechos y realzaba el tono palido de su piel. Era una criatura hermose cuyos ojos verdes parecfan las hojas de un érbol que recién empieza a florecer. La mesera colocé el vaso sobre la barra y €l bebi6, tragandose las ganas; el deseo. —Es Greta —comenté Franz, como si hubiera sido capaz de leer sus pensamientos—. Es polaca. El capitan no comenté nada, sigulé observandola; la chica jugueted con su cabello rojo y subié la pierna sobre una silla, acariciandola. Si no fuera prostitute tal vez podria convertirla en su esposa, Pegarle para que aceptara pasar el resto de Ia vida a su lado. Pero no. En vista de que trabajaba para el departamento de Familia y Matrimonio de la unidad militar alemena, Stefan conocia perfectamente las reglas del matrimonio, asi que aquello era una total aberracion; un motivo de expulsién, que era lo que precisamente queria evitar. Franz le hizo sefias a la mujer y ella se acercs. —{Conoces al capitdn Fischer? —le pregunts. Ella neg6 con la cabeza, simulando timidez. “Eres preciosa —musité Stefan y, extendiéndole la mano, le pidid que se acercara. La pelirroja se mostré tensa, incomoda, pero sujet su mano, El tacto de Greta avivé el deseo aprisionado en el interior de Stefan, que como un virus se comenzé a propagar por todo su cuerpo. Sintié que le faltaba la respiracién con tan solo acariciar su mejlla, y deseo locamente tenerla debajo de él. Cuando estuvieron en la habitacién, ella se quito la ropa con rapidez, dejando a la vista un cuerpo delgado y un poco flacido, y se acosté sobre la cama. El se sento en la orilla ¢ hizo un ademan de acariciarle la pierna, entonces, Greta comenzé @ temblar, como una condenada a muerte. Seguidamente, cerrd los ojos con tanta fuerza que, la cara se le llené de arrugas. Ill O < 19:55 B BF | 49% — < 1 2 3 Siguiente parte —____ 65 Stefan alejé su mano y formé un pufio con ella, para luego levantarse. {Qué pasa? —pregunté ella, extrafiada—. cHice algo malo? Stefan negé con la cabeza —No te preocupes, no es tu culpa —respondid. Esa misma noche, el capitan tomé una decisién; no se casaria: no paseria el resto de su vida con una mujer que sintiera asco de él. Clero... eso pensé hasta la mafiana siguiente, cuando a través de la ventanilla del auto, la vio. En ese instante lo supo; supo que a como diera lugar, ella se convertirfa en su esposa. Te gust6 el capitulo? Una evaluacién honesta ayudara al autor a escribir el libro. La evaluacion es andnima. Www ww Los libros son magia & ,> < 1 2 3 Siguiente parte —e Hl oO < 19:56 B Fe WE | 49% TARTA SELVA NEGRA Astrid atraves6 la plaza con un sentimiento de nostalgia. Siempre adoré Berlin; sus vendedores callejeros y sus barrios coloridos, pero sobre todo su gente. Cuando recorria sus calles, las personas siempre solfan sonreirle, saludar, hablarle. Ahora ni siquiera levantaban la cabeza para mirarla. Berlin era una ciudad triste. Silenciosa. Con olor a muerte. Entr6 ala reposteria y saludé a Irene. —Anoche la policia politica se llevé a mi vecino —le comenté la muchacha-. Dicen que era miembro de la resistencia. Astrid agarré un trapo y empezé a limpiar las mesas, mintiéndose a simisma. Hizo como si no hubiera escuchado; como si aquellas palabras no tuvieran un significado aterrador. Revivid aquella escena una vez més, repitiéndose a si misma que no habia sido su culpa, que no hubo tiempo de abrir la puerta de su casa y esconderlo, que ella no era una asesina. Un sentimiento de Impotencia, como un malvado angel, se apoderd de ella. Era una cobarde. Si. Cémplice de las atrocidades de aquellos tiranos. Estrego con fuerza sobre una mancha, que sabia perfectamente no se borrarfa, como tampoco se borraria lo que habia hecho. Cerré los ojos por un segundo, intentando bloquear los recuerdos, que ahogados en el mar del pasado, intentaban salir a la superficie. No resulté, Aquella escena no dejé de repetirse una y otra vez en su memoria, como una mala pelicula de la que jamas podria deshacerse. Se detuvo y volvié a mirar a Irene. ll oO < 19:56 B A al 49% — En este pais todo el que piense diferente es miambro de la resistencia; un enemigo del estado le dijo-. La libertad de expresidn es un lujo que los alemanes perdimas hace ya bastante tiempo. —iChist! -siseé su compafiera, corriendo las cortinas y echando un vistazo a la cocina~. No hables tan fuerte, alguien te puede escuchar. Astrid negé con la cabeza. “Este gobierno lo Unico que ha sembrado en nuestro pais es miedo. TW prefieres callar, cerrar los ojos, mientras afuera ocurren injusticias. ~iY acaso td no haces lo mismo? —Astrid apreté la mandibula, furiosa, no con su compafiera sino consigo misma. Irene tenia razén, equién era ella para juzgar a los demas cuando tampoco hacia nada para evitar aquellas injusticias?—. Tengo familia, un hijo que cuidar, sabes muy bien lo que le pasa a esa gente que se rebela, se los llevan y nunca més los vuelves a ver. No dejaré a mi hij La repentina aparicién del repostero, hizo que Irene se tragara sus palabras y simulara limpiar el mostrador. EI hombre de edad avanzada puso un pastel de chocolate y avellanas sobre una mesa y, sin pronunciar palabra alguna, se retiré. Tenia afios trabajando allf y una buena amistad con los duefios, pero a Astrid nunca le agrad: demasiado silencioso para su gusto, y esa gente solia ser peligrosa. —Va sabes de lo que hablo ~continué Irene-. No arriesgaré mi vida ni la de los mios para salvar a otros. {0 ti arriesgarias la de los tuyos? Astrid no respondié, se limit a negar con la cabeza, sin conviccién, y continu limpiando. Irene tenfa razén, pensd, intentando tranquilizarse, pero su conciencia no tardé en juzgarla. Estaba protegiendo a su familia o la estaba condenando? Tal vez si habia mucho qué hacer, mucho que ayudar, sin poner en riesgo a su far Cuando terminé de asear las mesas, se puso el delantal y revisé el cuademo de pedidos. Su compafiera mientras tanto se encargé de exhibir los trozos del pastel de chocolate y avellana en el mostrador. Entonces... ll O < 19:56 B La puerta del local se abris. Wa! 49% Astrid no quiso mirar, asumiendo que su compajiera se encargaria de atender, mientras ella tachaba los encargos que ya habian sido entregados el dia anterior, y resaltaba los que debian ser entregado ese dia, —Astrid... —la llamé Irene, jalonedndola por la manga de la camisa. -Mmm... —Mira al frente, por favor —suplicé en un susutro, Astrid obedecié, fijando su vista en un hombre sentado a espaldas, en una silla del rincn. Apreté los dientes automaticamente, aunque no lograba ver su rostro, conocia perfectamente aquel uniforme; gris como el averno en el que habfan condenado a vivir a la mayorla de los alemanes, como el corazén de aquel soldado que no dudé en disparar, —Tienes que ver su rostro —afiadié. Astrid arrugé la frente. Qué tiene? Velo por ti misma, —Le extendié la carta. Ella la rechazo. —Mejor atiéndelo td, sabes que no son de mi agrado. Irene negé con la cabeza. —No... yo no puedo, ese hombre me da escalofrios. Astrid volvié a mirarlo, sin comprencer Ia ectitud de Irene, ya que usualmente era ella quien se encargaba de atender a los militares alemanes. Tomé una bocanada de aire y sujeté la carta, llevandola consigo. Mientras caminaba hacia aquel hombre, su ritmo cardiaco se acelerd, no por miedo sino por ira. No soportaba estar cerca de uno de ellos. No soportaba que le recordaran lo que habia pasado aquella tarde. Los libros son magia & > Parte anterior 1 2 3 «44 > ao 19:57 B Fe HE | 49% Apreté la carla con fuerza, conteniendo sus sentimientos, que como unos viles traidores, amenazaban con delaterla, Se detuvo frente a él y lo mir6 directamente a los ojos. Eren grandes, nada dulces; penetrantes, como una bala directo el corazén, y de un azul venenoso sin antidoto: de esos que te recorren la piel, matandote lentamente. Los soldados alemanes adoraban mirarte asi, hacerte sentir su poder, como si ellos fueran dioses, y ti solo una cucaracha que deseaban aplastar. Astrid se mantuvo erguida; ni él ni su mirada de asesino la iban a hacer bajar la cabeza. No una vez més. Le extendié la carta y sani —Blenvenido a La Dulce Vida —Ie dijo. Elle devolvid la sonrisa; de medio lado, que formé una comillita en el borde de su boce, y le recorrié el cuerpo con descaro, hasta detenerse en sus ojos, Exteriormente Astrid no se intimidé, pero por dentro se caia a pedazos. Sintio asco de si misma, de aquella escena tan tipica de sumisién y dominacién, de tener que fingir que no le molestaba como |a miraba cuando en realidad le hubiera gustado escupirle la cara, El abri6 la carta y le dio una ojeada, después miré a Astrid. Qué tarta me recomienda, sefiorita? —le pregunté—. Es para un obsequio. Ella se aferré las manos al delantal y se tragé todas aquellas palabras atoradas en la garganta. —Quizd una tarta de manzana —repuso. EI dejé escapar una risita, burlona, y negé con la cabeza. —Es para la chica que me gusta, no para mi madre... No sé si me explico, pero me gustarfa algo més actual, menos clasico. Astrid tens¢ la mandibula y él en repuesta entorné los ojos. —En ese caso preginteselo a su novia —espeté, e hizo un ademan de retirarse. ll oO < 19:57 B BA a! 49% — —Espere. —Astrid se detuvo. Apretd los labios, resignada, y se gird nuevamente. Hubiera preferido ignorarlo, dejarlo con ta palabra en la boca, pero para nadie era un secreto que necesitaba el empleo ~iSi, sefior? =No es mi novia. Es solo la chica que me gusta. —Astrid no comenté nada, no le importaba en lo més minimo la vida sentimental de aquel hombre, lo Unico que queria era que se marchara de una vez por todas—. gCudl es su tarta favorita? — pregunté, Astrid medité por instante. —Tarta Selva Negra —tespondid. El asinti6, devolviendole la carta. —Blen, entonces, serd esa. Apenas Astrid entré a su casa, sintié las manos de Julius, su sobrino, envolverle la cintura. Bes6 sus cabellos, sumergiéndose en la tranquilidad que solo él podia proporcionarle, y por instaste olvidé lo ocurtido en la mafiana. Mira lo que traje dijo, arrodilléndose a su altura. —iChocolate, sit Eh. —lo detuvo su madre—. Después de comer. Julius hizo un mohin, resignado, y regres6 a la mesa. Te agradezco que dejes de traerle dulces a mi hijo. Mafiana ti te vas a trabajar y yo soy la que me tengo que aguantar sus dolores de estémago. Astrid suspiré, ignorando el comentario de su hermana, y se sirvié un vaso de agua. —iCémo sigue mama? —pregunto. —Igual. —Se senté al lado de su hijo y le comenzé a dar la comida~. Ill oO < 19:57 B DA | 49% = —Igual. ~Se senté al lado de su hijo y le comenzé a der la comida—. Pero al menos hoy no ha tosido tanto. Astrid entré en la habitacién de su madre; la anciana dormia, asi que ella solo se senté en el borde de la cama y la miré. Solo unos meses atrds, esa mujer que ahora lucia ojerosa y cadavérica, resplandecla de vida. Agarré el portarretrato que habia sobre la mesita de noche y sintio un hueco en e! estémago; fue la ultima foto que se tomaron todos juntos, antes de que Paul se marchara a la guerra, Antes de que su familia se comenzara a desmoronar. —Hija... -susurré su madre, haciendo que ella dejara el retrato en su lugar y la mirara. —Mami. —Bes¢ su frente. ¢Cémo te sientes? Vi a Paul en mis suefios... —le dijo, sonriendo—. Pronto me iré con a. No. Ti no irés con nadie —espeté, pero segundos después, como si se tratara de fragil porcelana, su voz se quebré—. Marlene y yo te necesitamos... TU nieto te necesita. —Julius —musit—. ,Cémo est mi pequeftin? Bien. -Se secé las légrimas con rapidez—. Aunque un poco ‘travieso. —Tiene de quien heredarlo, Marlene era igual, Su madre le acaricié la mano-. Td en cambio siempre fuiste un angelito... Bueno, aun lo sigues siendo. Astrid desvié la mirada, Incapaz de ocultar su pena, y la fijé en la pared verde desgastada, A través de ella pudo ver a aquel chico, rogandole que le ayudara, y a ella sin hacer nada, Un angel No. No era ningin angel Solo una cobarde, que habia dejado morir a un hombre. < 1 2 3 #4 > so. - Los libros $on magia & > HI O < 19:58 B Ae | 49% — iY cémo estuvo tu dia? —Astrid volvié a mirarla—. Te noto triste. —Ideas tuyas, estoy bien. —Nunea has sido buena para mentir. —No miento. Astrid. —Bien —suspiré—. Esta mafiana Irene me conté que la policia politica se llevé a su vecino. —Hija, no puedes dejar que situaciones como estas determinen tu estado de dnimo, ya sabes que eso es el pan de cada dia en Alemania. Tienes que acostumbrarte. —Jaméas. —Astrid se levanté de la cama—. Acostumbrarte a las injusticia, solo les dard mas poder. —iVes porque digo que todavia eres un angelito? Astrid resoplo y volvié a sentarse en el borde dela cama. Como si no fuera suficiente, me tocé atender a un soldado porque Irene no quiso. iY cémo te fue con él? Astrid se encogié de hombros. Solo queria que le recomendara una tarta para regaldrsela a su novia... 0 la chica que le gusta, no lo sé... Lo cierto es que sabes que no soporte tenerlos cerca. Todos son iguales. Gente mala: asesinos. —Nadie es igual a nadie, Astrid, cada persona es distinta por dentro, aunque por fuera vistan el mismo uniforme. —{Los defiendes? No los defiendo, pero no los juzgaré a todos por igual. —Astrid... -escuchd la voz de su hermana, que estaba asomada en la puerta. Te buscan ll O < 19:58 B BF. al 49% — Una gota de sudor, fijosa como el miedo que sintié en ese instante, le atravesé la espalda. Pensé en lo peor. La policia politica. Quiza el tepostero habia escuchado la conversacién con Irene y la habia delatado. ¢Ahora qué seria de su vida y de la de su familia? —ZQuign es? —se atrevié a preguntar. —Un muchacho, trae un paquete para ti, pero quiere que lo recibas personalmente. Astrid respird aliviada, pero también desconcertada. ,Quién enviaria un paquete para ella? Cuando estuvo afuera de su casa, en efecto, encontré a un chico esperéndola; no lo conocfa, pero si el paquete que trafa entre sus menos. —{Sefiorita Astrid Bleser? Si. El joven le entregé la caja que esa maftana ella misma habfa armado y una tarjeta que decfa lo siguiente: Para la chica que me gusta, y estaba firmada por el capitén Stefan Fischer. Abrié el paquete. Dentro habia una tarta Selva Negra. La Unica tarta que ella detestaba. Astrid no podia dormir; en definitiva, arrojar la tarta a la basura frente ‘al mensajero no hebfa sido buena idea. 2Y si el oficial lo consideraba una ofensa? ¢Y si se vengaba haciéndole dafio a su familia? Aferré la almohada a su pecho y gruf, frustrada. {Por qué tenia que ser tan impulsiva? ¢Por qué simplemente no recibié ta tarta y se deshizo de ella cuando e| muchacho se hublera marchado? Suspiré, intentando tranquilizarse; al final solo habia hecho lo que su corazén le pidié. Jamas aceptaria el obsequio de un militar aleman, Mucho menos de uno que la estuviera pretendiendo. Astrid se sintié Ill O < 19:58 B BA | 49% = extrafia pensando en aquello, a peser de que ya estaba en edad para casarse, jamas habia tenido un pretendiente, y ahora resultaba que un miembro de la unidad militar alemana se habia fijado en ella. En la mafiana, Marlene la abordé con preguntas referentes al paquete que le habian traido ta noche anterior, pero Astrid las esquiv6 diciendo que se le habia hecho tarde, y no era mentira. Una vez afuera, se eché a andar répidamente. —Sefiorita Bleser —ia llamnaron. Ella se gird y reconocié al oficial Stefan Fisher, apoyado en un auto. Tragé saliva y aferté el bolso a su pecho. El se acercé, despacio, y en silencio, como un cazador antes de atacar a su presa. Astrid note algo extrafio en su forma de caminar, cojeaba, ligeramente, pero en definitiva lo hacfa, Cuando estuvo en frente suyo, ella temblé. Ahora, expuesto a la [uz natural del sol, la mirada de aque| hombre se hizo més clara, trensparente, como un espejo color turquesa a través del cual pudo ver reflejado su odio —Veo que tiene prisa —le dijo. ¢Si quiere la puedo llevar? Astrid detuvo la vista en unas aves que volaban de un arbol a otro; ojala pudiera convertirse en una de ellas y volar lejos de all. —No es necesario, puedo andar —tartamuded. En ese caso la acompafiaré. Lo tiltimo que deseaba era tener que recorrer parte de la ciudad acompafiada de aquel hombre; sin embargo, después de lo que habia hecho la noche anterior, tampoco se atrevié a negarse. —zPor qué tird el pastel a la basura? le pregunté él, mientras caminaban-. {No sabe que es de mala educacién despreciar los obsequios? Astrid apreté los dientes, conteniendo las palabras que como flechas salian disparadas desde su coraz6n, y lo mird. Los libros son magia & > < 1 2 3 4 > ee ll O < 20:50 BO A.W | 54% —Eso depende de la persona que provenga ese obsequio —le dijo. —Proviene de un hombre enamorado. —Claro ~ironiz6, =Mire, no le estoy pidiendo que sea mi novia, sefiorita Bleser, pero al menos petmitame cortejarla Ella se detuvo de subito: .cémo se atrevia a pecirle aquello? —Jamés —sentenci6, y volvid a echarse a andar. —iEspere! Asitid lo Ignor6, asi que él la sujet6 del brazo y la hizo glrarse. Los ojos del oficial se habian vuelto filosos, dos navajas azul metalizado que no tardaron en apufialar sus pensamientos. Le pareci ver a aquel soldado. Su ira, en la mirada del capitan; todos son igueles, volvié a pensar, —ZEs por mi aspecto fisico? —inquiri6. Astrid se solté de su agarre, bruscamente. —Créame sie digo que su aspecto fisico no tlenen nada que ver en esto — espeté. Stefan arrugé le frente, —{Esté usted comprometida? Ella negé con la cabeza, —Entonces, qué pasa? Astrid agarré una bocanada de aire, en busca del valor que necesitaba, ya estaba cansada de fingir. —Pasa que usted no me agrada. Pero sini siquiera me conoce. No es necesario, el uniforme que lleva ya me dice la clase de persona que es. Stefan se quedé en silencio, con el cefio fruncido, y la boca ligeramente abierta; como si intentara asimilar lo que ella le habia dicho. Astrid no se arrepintid; ya bastaba de ser una cobarde. Ill O < 20:50 B © A. Ha) 54%H Cuando el capitén volvié en si, mité a ambos lados de la calle, constatando que nadie los estuviera escuchando, y pregunté en un susurro: —GEsté del lado de los rebeldes? No, capitan, no estoy del lado de los rebeldes, estoy del lado de la justicia. Mientras servia un muffins de vainilla, Astrid no podia dejar de pensar en el cepitén, en todo lo que le habia dicho, y en como lo habia dejado solo, en mitad de aquella cae para continuar su camino. Pens6 que la sequiria, que le exigiria una explicacién de lo que habia dicho, usando la fuerza coma solian hacerio siempre, pero no Io hizo; cuando ella se gird para volver a miratlo, él ya no estaba Te noto distraida —le coments Irene—. :Te pasa algo? La verdad si.. zRecuerdas al militar de ayer, el que no quisiste atender? —Claro, como alvidario. —Anache me envio un obsequio, dice que le gusto. Vaya... -Elevé las cejas—. Si por lo menos fuera atractivo, hasta podrias pensarlo, pero de todos, te tuvo que tocar precisamente ese. Claro... a Menos que a ti te guste, porque seamos sinceras, sus cicatrices también le dan un aire de misterio. ~iEstés loca! —Irene rio—. Nunca sentiria atraceisn por un hombre como él. Bueno, tampoco te molestes. Mejor cuéntame, ¢qué mas paso? Esta mafiana lo volvi a ver. Dijo que le permitiara cortejarme, pero sabes muy bien cual es mi opinién con respecto a ellos. {Se lo dijiste? No, pero se lo insinué. Irene le apreto el hombro, carifiosamente. Solo ten culdado, por favor, ya sabes cémo es esa gente de peligrosa Astrid asintid, ella mejor que nadie sabia la clase de persona que eran ellos crueles, sin corazén, y Stefan no seria la excepcién. Ill O < 20:54 B A. 1! 58% E PROPUESTA El capitan pensd en Astrid... En ese instante en que la vio por primera vez. En como los dedos de él, anhelantes, rozaron la ventanilla del auto, queriendo pasar a través de esta para poder tocarla y comprobar que no fuera un engafio de su mente; una alucinacién: un suejio. Recordé la mirada de ella, cargada de nostelgia, mientras recorrla pausadamente las calles de la ciudad, con ese vestido rosa palido que se ajustaba perfectamente a su cintura y que la hacia lucir delicada, sutil y tiema, y experimenté nuevamente aquella sensacién de estremecimiento en su pecho, como si su corazén se hubiera detenido por un instante, y, luego, hublera empezado a latir solo por ella. —1Qué te tiene tan distante? —pregunté Evangeline—. No sera esa mujer otra vez, gverdad? Stefan encendié un cigarrillo y miré a su nana, que se encargaba de alimentar a dos canarios ubicados en el porche trasero. Cuando cerré las jaulas, se cruzé de brazos y entorné ojos, como si quisiera adivinarle los pensamientos; él neg con la cabeza y le dio una calada al cigarrillo: era un don de su nana, pens6, ese sexta sentido qué tenia para saber cuando algo le pasaba, —iA qué mujer te refieres? —le pregunté. —Sabes perfectamente a qué mujer me refiero, no me hagas nombrarla. El capitan quiso reit. Era muy gracloso ver el rostro de su nana cuando estaba molesta, pero el sentimiento de nostalgia no lo dejé Desvié la mirada, incapaz de disimular la melancolia en sus ojos. —{Marie? —Arrojé el cigarrillo y lo pisoted, como si estuviera pisoteando su propio corazén—. No, ya no pienso en ella —le asegurd. —No te creo una palabra. Ill O < 20:54 A iF. | 58% —Piensa lo que quieras —Esctichame bien, mi cielo. —Evangeline le sujeté carifiosamente las mejillas—. Esa mujer no merece nada de ti. Te lo dije desde el primer dia que puso un pie en esta casa, que ella no me agradaba, pero no me hiciste caso. Al final, Marie solo terminé comportandose como lo que era, una. —Basta —ie espeté, logrando que ella se apartara-. Ella estaba en su derecho de hacer lo que hizo, yo no la iba a condenar a quedarse al lado de un hombre como yo. Marie simplemente se enamoré de otra persona, cacaso es malo volver a enamorarse? —Por supuesto que no, hijo, lo malo es dar la espalda a quien siempre estuvo dispuesto a ayudarte, Io malo es comportarte como un ser egoista porque lo Unico que le interesa es su propio bienestar; lo malo es abandonar a quien te ama cuando mas te necesita El capitén no la cuestiond, primero porque no le gustaba discutir con su nana y segundo, porque aunque intentaba disimularlo, aquellas palabras habian dolido demasiado; tanto, que fue como si le metieran la mano en una herida que aun sangraba. En ese instante, le fue inevitable no recordar la expresién de su exprometida cuando lo vio por primera vez después de volver de la guerra, la forma que tomaron sus ojos, como si estuvieran dentro de una pesadilla en la que él era el monstruo principal —No pensaba en ella.. —reconocid finalmente, intentando borrar aquella escena de su mente—. Conoci a otra mujer. Evangeline fruncié el entrecejo. —Lo dices para que te dejé en paz —concluyé. =No te miento. Hay una chica que me gusta, y tal vez la convierta en miesposa. Su nana sonrid. —Entonces, esa es una buena noticia, ya va siendo hore que te alvides de esa... —Nana, por favor. —Estd bien. —Alz6 las manos, déndose por vencida—. Solo espero que esta vez escojas mejor. Astrid se cruz de brazos. —Otra vez usted —espetd. Stefan se quedé en silencio, detallandola, si antes la habia considerado bella, en ese instante, con ese Ultimo rayo de sol de la tarde cayendo sobre su ondulado cabello plata, y ese vestido color tojo que dejaba a la vista su pecho pecoso; se le hizo una musa: una obra de arte perfectamente esculpida por los angeles. —jAcaso me estd siguiendo? —cuestioné ella, al no obtener respuesta de su parte. El capitan parpadeo un par de veces, volviendo en si. —Necesito que hablemos —le dijo —Usted y yo no tenemos nada de qué hablar. Y, si me disculpa, tengo que regresar a mi casa —Por favor... Ella volvié a mirarlo; desafiante, como siempre, y su mirada color caramelo, se tiié de amargo. —{Acaso no fui lo suficientemente clara con lo que le dije esta majiana? —inquirié. —Por supuesto que lo fue, y diria yo..bastante dura. —Dura no, capitan, solo fui sincera. Usted no me agrada. —Claro... —asint simulando conformismo-. Sefiorita Bleser, quiero que me acompafie a un lugar. Ella arrug6 la frente, incrédula. —gSe ha vuelto loco? No iré con usted a ningiin sitio... Es mds, ni siquiera sé qué estoy haciendo aqui. Los libros son magia & Parte anterior = 1 2 3 > =e 20:56 B A | 58%E Se eché a andar y él la siguid. —Solo seré una conversacién, en un restaurant —le dijo—. Nos sentamos, comemos, y hablamos como personas civilizadas. —(Civilizado usted? —rio ella. —iPor qué siempre estd a la defensiva? —Astrid no respondi, se limité a apretar la mandibula y mirar al frente—. Usted escoja el restaurant que prefiera si eso la hace sentir mas tranquila, y le prometo que después que me escuché, si atin me sigue rechazando, la dejaré en paz. Ella suspiré y se detuvo; abrié la boca como si quisiera dejar escapar un largo discurso, pero después negé con la cabeza, y afiadié: —Esta bien, capitén, vamos. Astrid escogié un restaurant a unas pocas calles de la reposteria; el favorito de su familie, claro, antes de que comenzara la guerra y se convirtiera en una guarida de reuniones para militares Una vez entraron, suspiré, resignada Ya no habia vuelta atras. 4En qué estaba pensando cuando decidié aceptar aquella invitacién? 4Cémo habia sido capaz de traicionar sus principios y entrar a ese local acompafiada por un miembro de la unidad militar, que aunque no le habia hecho ningtn dafio, representaba todo lo que ella odiaba? Era una insensata, seguro que mafiana terminaria arrepintiéndose de aquello, si es que ya no lo estaba. —Sefiorita Bleser —murmuré el capitén, aparténdole la silla para que se sentara Astrid acepté. Y, por unos segundos, mientras ese hombre permanecia detris de Ill O < 20:56 B Wa) 58% G ella, le dio la impresion de que le habia tocado el cabello. No una caricia come tal, Mas bien un roce. Se pas la mano por el cabello, volviéndolo a peinar, quiz el capitan lo habia hecho involuntariamente y ella solo estaba exagerando. —Bonito lugar, nunca Io habia visitado —coment6 Stefan, echandole un vistazo al mend. Quiere ordenar? Ella nego con la cabeza. —Escoja usted, por favor —repuso, y atraida por unas risas, llevé la mirada a un lado. Alli, en una mesa ubicada en el fondo, una pareja de enamorados se besaba. Locamente. Apasionadamente Como si a través de aquel beso estuvieran depositando el alma de uno en el cuerpo del otro, Astrid se mordié el labio y apoyé la cabeza en su mano, mientras disfrutaba de aquella escena que transcurria bajo la melodia de un piano. Nunea nadie la habia besado de aquella forma, Su Unico beso habia sido cuando era una adolescente y fue tan corto y {rio que sintié como si hublera besado una pared. —Parece que esos dos la estén pasando muy bien, gno? —cuestiond el capitan, sacdndola de su letargo. Astrid se removid sobre [a silla y, seguidamente, colocé una de sus manos sobre la mesa. —Lo escucho, capitan, ;qué es lo que quiere decirme? Stefan movid su mano sobre la mesa, acercandola a la de ella. Astrid la retiré de subito, escondiéndola en su regazo, y aferrindola con fuerza a la otra {Por qué tenia que venir? ¢Por qué no se fue directamente a su casa Ill O < 20:56 B BA Wal 59%% € hizo caso omiso de lo que él le pidis? —No se ponga nerviosa, yo nunca le haria dafio. —éQué le hace pensar que estoy nerviosa? —Bueno... —Sonrid—. Tiene las mejillas rojas. Ha sido por el frio. Claro... —Déjese de rodeos, capitén, {qué es lo que quiere hablar conmigo? En ese instante, el camarero aparecié con una botella de vino y sir dos copas. —Brindemos, —Stefan levanté la copa—. Por esta primera velada, pero no la ultima. Astrid agarré una bocanada de aire, si seguia sujetando la copa con aquella intensidad la terminaria rompiendo. Finalmente, estir6 la boca simulando una sonrisa y chocé su copa con la de él, para después beber un sorbo. —Primeramente le agradezco por haber aceptado mi invitacién. —El capitén se paso la mano el cabello; esta vez el nervioso parecia él. Vera, sefiorita Bleser, debo casarme en menos de dos semanas 0 seré expulsado de la unidad. —Astrid fruncid el entrecejo, sin comprender qué tenia que ver ella en todo aquel asunto, pero no lo detuvo—. Lo que le queria decir era lo siguiente: :se casarla usted conmigo? —éQué? —Se levantd de su asiento. —No se vaya, por favor, sé que no es precisamente la forma mas romantica de pedir matrimonio, pero al menos permitame terminar. —Ella volvié a sentarse—. Sé perfectamente que no le agrado, me lo ha dejado en claro, pero no hablo de sentimientos, le hablo de que a mi lado usted podra tener una vida mejor, tendra lujos, y ni siquiera tendrd que trabajar, —iComo se atreve? —espetd, apretando una servilleta; jamds se habia sentido tan humillada—. ¢Acaso piensa que soy una meretriz que se vende al primer postor?...Tengo dignidad, capitan Fischer, prefiero morirme de hambre antes que casarme con un hombre como usted. BA Ge! 59% < 1 2 3 Siguiente parte —_e— —gTambién dejaré pasar hambre a su sobrino? Astrid solté la servilleta, y esta vez quiso apretar el cuello de Stefan. —Qué sabe de él? —Lo suficiente... Por favor, permitame ayudarla. —iA cambio de qué? {De pasar el resto de mi vida al lado de alguien tan despreciable como usted? —Prometo que haré todo lo que esté en mis manos para hacerla feliz. -El camarero aparecié con un faisan relleno de manzanas y ella sintié ganas de ertojar aquellos platos al suelo—. Prometo que haré todo lo que esté en mis manos para hacerla feliz —continud—. No lo vea como una condena, véalo como un trato que nos beneficiard a los dos, Sé de la enfermedad de su madre y también sé que necesita de un tratamiento de por vida. Le prometo que si se casa conmigo, la llevaré al mejor especialista y jamas ni usted ni su familia pasaran necesidades. Astrid se puso de pie; ya era suficiente. —Escticheme bien —le dijo—. Mientras yo pueda trabajar, ni mi familia ni yo vamos a pasar necesidades. Llévese su dinero a otra parte, con alguna meretriz que acepte cumplirle sus caprichos, yo para su mala suerte no soy esa clase de mujer, el dia que decida casarme lo haré por amor, con un hombre que realmente valga la pena, y no con uno cuya Unica intencién es comprarme como si fuera un objeto. Adiés, capitan, y espero no tener que volver a verlo en mi vida nunca més. Los libros son magia & > 7Te aust6 el capitulo? 21:00 B GF We 0 60% MENTIRAS Stefan no la siguid, aunque su corezén urgido le pedia a gritos que corriera detras de ella De sus labios. De su mirada pintada de rebeldia De su esencia, Sin embargo, se limité a mirarla mientras se alejaba como una tormenta en medio del mar; furiosa, salvaje: ruidosa, y al final, cuando ya no estaba, sonrié. Por ella. Por cémo habia actuado ante su propuesta. Por su valentia. Trajo 2 su memoria el instante en que se atrevié a acariciar su cabello; rubio y a la altura de los hombros, y abrié ligeramente la boca, extasiado, por aquella sensacién que le recorrié la espalda como electricidad. Le hubiera gustado hacer mas. Quizé... Hundir la neriz en sus risos y respirar el olor que cesprendian, Pero tenia que tener paciencla. No habia sido esa noche. Pero lo sabia. Sabia que tarde o temprano, empujada por las circunstancias, ella terminaria aceptando su propuesta. Astrid huyd, Deel. De su cabello castafo. De sus ojos, amenazantes, que no habfan dejado de mirarla. UH oO < 21:00 FH! 60%, De sus cicattices, De su espalda ancha y sus brazos fuertes, que se ajustaban perfectamente a su guerrera, igual que a esos oficiales que solian aparecer en los carteles de alguna propaganda. De sus proplos pensamientos que no dejaban de martirizarla. De sus miedos. No tenia por qué sentirse culpable. No habia hecho nada malo. Si acepté su invitacion fue para que ese hombre la dejara en paz, ¥ esperaba haberlo conseguido. Vio el auto del médico y corri6, asustada. Una vez dentro de su casa, encontré @ su hermana apoyada en la pared, con el rostro desencajado y enrojecido, y pensé en lo peor. —{Qué ha pasado? —se atrevié a preguntar con la voz temblorosa~. ¢Por qué el doctor estd aqui? —Marné tuvo una crisis de tos, ahora esta bien, pero... —Marlene se limpi6 las lagrimas con un pafiuelo-. Habia mucha sangre saliendo de su garganta. {Como la otra vez? Su hermana negé con la cabeza. ~Mucho peor. —Guardé silencio por unos segundos-. Astrid, pensé que ella ibaa... —No..no lo digas por favor —le sise6 y, sequidamente, dejé el bolso sobre la mesa. Entraré a verla. —No —la detuvo—. EI medico pidié que esperare afuera, —Astrid asintié, resignada, y se pasé ambas manos por el tostto, en un intento de trenquilizerse, Acte seguido, Marlene pregunté—: 2¥ td por qué tardaste tanto? Nerviosa, Astrid desvié la mirada; por ningtin motivo su familia debia saber que estaba con un militar que apoyaba al gobierno, —Me quedé hablando con Irene —respondis, Como puedes ser tan Ittesponsable?... Mamé estuvo a punto de morit y Ill O < 21:01 B ea at —Me quedé hablande con Irene —respondis. | 60%& —iCémo puedes ser tan irtesponsable?... Mamé estuvo a punto de mori y tte quedas hablando con Irene, Astrid la volvié a mirar, altiva, con la mandibula endurecida a causa de las palabras que retenia dentro de si. —Sabes perfectamente que si no fuera por mi trabajo no pasaria ni un instante alojada de mi madre —Ie espeto, finalmente. —Yo.. —Mariene respiré profundamente—. Perdéname por lo que dije, es solo que tuve tanto miedo por ella. —Tranquila. Le puso la mano en el hombre, carifiosamente—. Debi estar en casa y no..—Pensé en el capitén, en lo mucho que la habfan heride sus palabras, después de todo ella tenia razén, todos eran iguales; hombres sin escripulos: sin corazén—. Mamé ve a salir de esto, ya sabes como es, slempre ha sido una mujer fuerte —afiadi6. Astrid recordé las crudas palabras del doctor: Ja enfermedad estaba avenzando. Ultimamente habia perdido tanto. Primero a su hermano. Después a su padre. Y ahora e! destino amenazaba con quitarle a su madre. Se abrazé @ la almohads, llorando, llena de impotencia y pens6 en la propuesta del capitdn. Quizé si Ia Intemaba en uno de esos costosos hospitales, ella podria mejorar y levantarse de aquella cama. Arrojé la almohada al suelo, furiosa. Nunea. No le entregaria su vida 2 un hombre tan despreciable cuando ella misma podia conseguir ese dinero, después de todo pata eso trabajaba, ,no? —Tia... “Julius esteba asomado en la puerta, con una coblja en una de sus manos y el dedo pulgar en la boca—. Tengo miedo. —Ven aqui, cerifio —sonri6, palmeando el cochén, El nifio subié ala cama y se acosté a su lado; elle le acaricié el cabello —. {Por qué tienes miedo? iAcaso mama no duerme contigo? Ill O < 21:02 & I Ae H? «| 60% & —Mamé no esta. Ah, eso dabe ser porque esté viendo cémo sigue la abuela. Pero en un rato yo me qued6 con ella y mamé podra acosterse contigo. —Tia, cuando regresara papa? La pregunta la tomé despravenida, asi que dudé por algunos segundos. Bueno... -repuso, finalmente—. Ya sabes que tu padre esta haciendo un viaje. Si, pero gpor qué tarda tanto? —Sus ojos se volvieron cristalinos—, Lo extrafio mucho, —Oh, carifio, sé que lo extrafias, y estoy segura que él también ati. Ten por seguro que cuando papa pueda, vendra a verlos. Ati, a tu mama, a todos, y adivina qué nos prepararé de comida —Espagueti con albéndigas. —isit —Es mi comida favorita, —Lo sé. —Ella le beso el cabello—. Ahora duerme que ya es tarde, La puerta principal se abrié, —Astrid... —titubed Marlene, pélida. —(Dénde estabas? ~Yo... -vacilé, arregléndose el cabello con las manos temblorosas—, Solo secaba la basura y me entretuve mirando el cielo, hace una noche muy bonita, gsabes? —Sonrié—. Deberias ira verla, —Revisé cada rincdn de la case, incluso estuve afvera, yno te vi en ninguna parte... .Por qué me mientes, Marlene? Acaso te estés encontrendo con alguien. Algun chico? La sonrisa de su hermane se esfums. —{Cémo te atreves a insinuar tal cosa? —espeté—. Jems le falt Tespeto a Henry, Ill O < 21:02 BA eH? 0! 60%. Bueno... Ly qué quletes que plense si te pregunto y lo primero que haces es mentirme? —Cualquier cosa, pero eso no, jamas traicionarfa a mi esposo. —Agarré una fotografia del dia de su matrimonio y con sus dedos acericié la Imagen. Sequidamente, miré a Astrid. Sali a sacar la basura e iba a entrar, pero entonces escuché unos ruidos, venfan de la calle de atrés, asf que ful a ver. Pero... e has vuelto loca, gacaso no ves el peligro? Hay toque de queda, si alguna patrulia te ve en la calle, —Se puso la mano en la frente. Santo Dios, ni siquiera lo quiero imaginar. —Solo eran unos borrachos discutiendo... —Prométeme que no lo volverds a hacer, por favor. —Esta bien, lo prometo. —Volvié a colocar la foto en su lugar —vullus esta en mi habitacién, tenfa miedo —le comento—. Me ha preguntado por su padre. {Qué le dijiste? —Lo de siempre... Ahora esta dormido. Ella asinté levemente con la cabeza e hizo un ademén para marcharse. —Espera. Suhermana la volvié a mirar. (Tienes noticias de Henry? No, nada —respondié—. Vay por mi hijo, buenas noches. —Buenas noches. El auto se detuvo. —Asi que quieres que yo quede como el malo de la historia —comenté Franz, abriendo la ventenilla. Stefan agarré los binoculares y enfocé la reposteria, ni siquiera habian abierto. ~€s por una buena ceusa —exolic6, mirando a su amigo—. Ademés, no es eso fo que haces dlariamente, amenazar y amedrentar a la cludadanfa, .eh? Ill O < 21:02 2A i Ae H? .1| 60% En eso te equivocas —se defendid su acompafiante—. No los amedrento, simplemente les advierto sobre los que les pasara si se oponen a nuestro gobierno. De mi trabajo depende la tranqullidad de nuestro pais, pero no Vinimos aqui a hablar de eso. Mejor hablemos de ella. zNo me digas que es la tipica alemana sumisa que todo militar quiere como esposa? —Elle... —Stefan sonrlé—. No, ella no es para nada sumisa, més bien es bastante altanera, Asi que quieres dominarla. No se trata de eso, yo... Mira es ella —le sefials. Su acompajiante agarté los binaculares y miré a través de ellos —Uff... -murmuré, mordiéndose los labios—. Pero mira nada mas... Es una hermosura. El capitan aprets los pufios. Franz era un descarado. Si no lo considerara su amigo, lo hubiera golpeado en ese mismo instante. Te traje aqui para que me ayudes a convertirla en mi esposa, no pata que me digas algo que ya sé. Elinspector lo mird. Tengo una duda, capitan, {Evangeline se encuentra bien de salud? — Stefan arrugé Ia frente, sin comprender—. Porque cuando vea a esta mujer de seguro le va @ der un infarto. Ella es.. —Wagner —lo detuvo-. ¢Vas a ayudarme o no vas a ayudarme? ZY qué se supone que ganaré yo con eso? —{Tienes idea de cuantas veces te saqué de la cércel? Deberia ser yo quien te exija a tly no al reves, < 1 2 3 > a Los libros son magia © ¢ 21:03 B A. a) 61%E Bueno... -bufé su amigo-. ZAI menos tiene una hermana que me puedas presentar? —Ni se te ocurra meterte con su familia le espeté-. Mira que te conozco y sé de tus capacidades para hacer cada estupidez... —Vaya opinién tienes de mi. —iVaya opinién tengo de ti, Franz? No creas que se me olvida lo que hiciste el dia de mi compromiso con Marie. Llevarte a dos prostitutas de invitadas... en qué cabeza cabe... ‘Su amigo rio. —Fue la primera vez que vi a Marie y a tu nana de acuerdo en algo. —Si, ambas querian matarte —rio también Stefan. =Lo tinico que lamento de ese dia fue no haber cenado, con lo delicioso que cocina Evangeline. —Hagamos algo, si consigues que ella acceda a casarse conmigo, prometo hacer que mi nana te perdone y vuelva a cocinar para ti —Trato hecho, capitan, —Miré hacia la reposteria—. Ten por seguro que en menos de lo que canta un gallo esa mujer aceptaré tu peticién. Oficina Central de la Unidad Militar Alemana Departamento de Familia y Matrimonio Stefan abrio la carpeta y le dio una hojeada al contenido. Negé con la cabeza; la cantidad de solicitudes de matrimonio negadas era exorbitante en comparacion con las que habian sido aprobadas. Leyé cada una, detallando las rezones por las que no habian sido aprobacas, pensando qué pasaria con esas parejas que no podrian estar juntas, y que paseria con él, si su solicitud de matrimonio llegado el momento, tampoco era aprobada. Acta seguido, se las llevé al jefe de departamento para que también las firmara. Ill O < 21:03 B A Gl 61% 8 Mientras observaba al duefio de la reposteria cruzar algunas palabras con el repostero, Astrid no hacia més que golpear su zapato sobre el suelo. Estaba de suerte. Usualmente, en vista de que aquel hombre era duefio de otros locales y tenfa trabajadores que se encargaban de supervisar, no solia pasarse mucho por allé. No perderfa esa oportunidad. Hablaria con él y le pediria un préstamo para poder internar a su mamé en un buen hospital y asi poder salvarle la vida. —Sefior Radke lo abordé, cuando este se dirigia a la oficina que quedaba en la parte de atras—. ;Puedo hablar con usted? ~Astrid. Le sonrié con tristeza, Era un hombre mayor y aunque para poder conservar sus negocios habia tenido que relacionarse con el gobierno, ella le tenia gran estima—. Yo también necesito hablar contigo, pasa por favor. Astrid tomé asiento y se cruzé de piemas, dispuesta a decirle todo. Sin embargo, cuando abrié la boca para hablar, su jefe se le adelanté. Eres una excelente empleada, muchacha —comenzd—. Pero en vista de las pocas ventas de esta y otras de mis tiendas, me he visto en la penosa obligacién de reducir mi personal... Voy a dejar a una cola vendedora, y como Irene tiene un hijo, he decidido que sea ella la que conserve el trabajo. —Astrid negé con la cabeza, Incrédula—. Lo siento, sefiorita Bleser, esta usted despedide. Wl O < 21:03 B Ae | 61% G ENCUENTRO Astrid no resistid, Después que el duefio de la reposteria se marché, y como si se tratara de una olla que rebosé su limite, eché toda su frustracién afuera. ord y pateé une ceja de basura, y hasta sintié ganas de echar al suelo unas cuantas sillas. No era justo. El Sr, Radke ni siquiera la habia escuchado. Se limité @ hacerle un cheque, como si con eso fuera a cubrir todas sus necesidades, y después huy6 cual coberde que no quiere ser juzgedo. {Que seria de su vida ahora? {Cémo ibaa pagar el tratamiento de su madre? {0émo ibaa derle de comer a su familia? Irene le acaricié el hombre, cariiosamente, —Tranquilizate, por favor —le rogé—. Nome gusta verte asi, Es que no lomerazco, —Sé que no lo mereces —musité su compafiera—. Por eso mariana hablaré con el sefior Radke y le presentaré mi renuncia. Tu tienes mucho més tiempo que yo trabajando en este lugar, si alguien merece conservar este empleo, esa eres tU. Por supuesto que no, no herds tal locura ~repuso Astrid, secéndose las lagrimas con el dorso de la mano. Pero y el tratamiento de tu madre, zedmo lo pagards? —Ya veré como me las arreglo, no te preocupes por eso. Al menos déjame ayudarte con dineso, tengo algo ahorrado, No. De ninguna manera, ti tlenes un hijo que mantener, no puedes quedarte sin ahorros, los puedes necesitar, Es que... —Se pasd la mano por el cabello y solté un suspiro~. No puedo evitar sentirme culpable No, no es tu culpa, ni siquiera del Sr Radke, son las circunstencies. Irene sonni6. —Hablando de circunstencias. Tengo una idea, —La tomé de le mono, conduciéndola hasta une mesa, y después de que ambas estuvieron sentades, afiadié—: :Por qué no eceptas la propuesta del capitan? Me dijiste que te propuso matrimonio, gna? Ill O < | 61% 8 —{Qué?... ~Astrid se tens6, no a cause de las palabras, sino del recuerdo de Stefen: de su Imponente presencia, de aquella forma tan libidinosa en que la miraba, y de sus dedos inquietos sobre la mesa, que como rufianes en busca de alguna victima, Intentaron acariciar los suyos—. {Cémo se te ocurte decir semejante tonterla? — logré tartamudear. No es una tonteria. ~Sus ojos brillaron, cergados de ilusion excelente opcién pare cambier tu vida y la de tu familia desperdiciatia, Es una opeién, una o fuera ti no la “Irene. -Neg6 con la cabeza—. Ese hombre es un militar: apoya al gobierno. Lo sé, pero al menos piénsalo...—suspir6, permaneciendo en silencio por algunos sequndos~. No te lo ile, pero cuando me comentaste que ese hombre estaba interesado en ti, estuve investigando, y les pregunté @ algunos conocidos.. —Pero...,con qué derecha? ~espetd. No te molestes, por favor, Astrid... Ademds, te tengo buenas noticias, al parecar el capitan es un hombre bastante adinerado, asi que si te casas ¢on él vivirss como une te Rasta —Ia detuvo, golpeando la mesa con la palma de su mano —, parece que estas de su lado y no del mio. Solo quiero que estés bien. —Entonces... ~murmuré Astrid~. Prométeme que no me volverds a hablar mas de ese hombre. Irene asintié, resignade. Lo prometo. Bien. ~Astrid sonrié—, Yo consequiré otro empleo, después de todo esta no es la Unica tienda de la ciudad. Ahora que lo mencionas, esta mafiana vi que en la boutique de la esquina, la de vestidos de novias, estén solicttando una vendedora, iWestidos de novia? tAcaso era una sefal? Astrid llewé la mirade al lugar exacto donde conocid al capitén, y lo imagind eli. Sentado. Mirandota. Recorriéndola, sin pudor, y se vio a si misma vestida de novia, sonriéndole, y entiegandole una caja con une Terta Selva Negra. Negé con la cabeza, sorprendida, de aquellos absurdos pensamientos, y volvid mirar a su amiga. Ill O < 21:04 © A Aw | 61%, Mafiana me pasaré por alli ~le dijo, El capitén se senté en el borde de la cama Pensativo. Mirando las cortinas doradas de la ventana, que como los sensuales rizos de Astrid danzaban al compas del viento veraniego. Antes de llegar @ case la habia visto. Escondido, Desde el auto. Ella cargaba un pafuela en la manay caminaba cabizbaja. Triste, No estaba argulloso de la que estaba haciendo, pera tampoco se sentia artepentido. Bila suftirio. si. Pero momenténeamente, Mas tarde él se encargaria de que nunca mas volviera ¢ llorar. —Stefen —escuchd la voz de su nana, Bajé las escaleras y entié al comedor, ella servia la cena, —¢A.que no adivinas a quién vi hoy? —coments, (A quién, mi cielo? —pregunts ella, sonriente, sentandose en frente. El copitén agarré un panecillo y le dio un mordisco, intentando parecer relajado; casual. A Franz —repuso, y ceiré los ojos por un segundo, como si Evangeline estuviera a punto de meterle un pufetazo. Parteanterior 1 2 3 > —¢——___ Los libros son magia & > Ill O < 21:04 Ae | 61% G Cuendo los volvié a abrir la sonrisa de su nana habia desaparecido, Ya me quitsste el apetito ~dijo, apartando el plato de comida. —¢Sabes? —continud Stefan. Lo vi bastante delgado, segin me contd, la comida que le dan no es muy buena... Dice que quiere volver a venir aqui y me pregunté que si podrias cocinar para él nuevamiente No. —Nana.. —Dije queno. Se levanté, Esta muy arrepentido por lo que hizo. Ella se detuvo y lo volvié a mirar. Stefan, gti crees que yo soy estiipida? ¢Franz Wagner arrepentida de algo? No me. hagas reir_Si entra 0 no entra a esta casa es tu decisién, al fin y al cabo ti eres el duefio_pero no cocinaré para él —¢¥as a dejarlo pesar hambre, nana? Ella entorné los ojos y abrié la boca para decir algo, pero se contuvo. Eres un manipulador —dij, finalmente Stefan sonrié. —Y td una mujer con un gran corazén. Su nana resopto. Bien, pero que ni se le ccurra dirigirme la palabra Como digas, Surana se volvié a sentar y acercé su plato de comida, Mejor cambiemos de tema. Hablame de la chica que te gusta. —Stefan dejé escapar una sonrisa~. Me gusta verte asi, cielo, lusionado nuevamente, y no pensando en esa... Evangeline no empieces... Dime gqué quieres saber de ella? —¢Cémoes? —Fila es... capitan suspiié—. Fisicanente es preciosa, pero sabes, nana? lo que mAs me gusté de ella fue que... Astrid_no miré mis clcatrices; ella me mité 2 los, ojos, sin léstima, como si yo fuera un ser humano més, y no un monstruo. —Basta con eso, Stefan, no eres un monstruo. —Lo dices porque me quieres. Ill O < 21:05 B Ae a! 61% G =No, lo digo porque te conozco, y séla clase de persona que eres, Monstruos, yo si he conocide muchos a lo argo de mi vida, y algunes hasta tienen rostros perfectos, pero el corazén, ese lo tienen desfigurado. Resignada, Astr sedetuvo. Leva sus dedas hasta la vidriera y la roz6 levernente; dentro habian lirios doradas y blancos, y en el centro tres vestidos de novia, Creo que el de la izquierda le vendria perfecto para su cuerpo —susurré una voz en suoido. Dio un respingo y se gird. Flestaba alll Asulado. Como esos caballeros que llegan justo en el momenta indicado para salvar a la damisela indefensa. Perono. Ella no necesitaba Ni queria, ser salvada, —Capitén... -murmurd, alejéndose unos centimetros de él, y tras aclarar su garganta, afladii— Me estd siguiendo nuevamente? El solté una risita Se cree usted muy interesante, {no, sefiorita Bleser? Siempre pensando que la estoy siguiendo. i noes asi? —Lamento informarle que no, no ha escuchade usted de las casualidades, ieh? La gente va caminando y s2 encuentra con algin conocido, como me ha sucedidc a mi ahora, —Claro... ~ironiz6, colocéndose la mano en la cintura~. Digame, gqué es lo que quiere, capitén Fischer? Stefan se acereé, aeabando con la distancia que los separaba, Ella no se movib, No queria demostrenle miedo; eunque por dentro cada terminecién de su cuerpo se sentia al borde del colepso Tragé saliva y se sumergié en sus ojos; ahogandose en aquella mirada de océano Ill O < 21:05 B Ae He! 61% Tragé saliva y se sumergié en sus ojos: ahogéndose en aquella mirada de ccéano tormentoso, —Besaria ~musité él —No se atreva —le espete, retrocediendo, Elcepitan soits una carcajeda y ells enfureci6. {be qué serie? De usted —dljo, en un intento de cesar su risa, Es que una cosa es la que dice con suvozy otra la que dice su cara. ~Y segiin usted gqué le dice que mi cara? —Bueno_ humedecié sus labios cuando se lo dije, asi que apostaria mi vida en decir que usted también lo desea, también quiere que la bese. No sea ridiculo. Y usted no sea mentirosa, —No me ofenda, capitan, Ofenderla, gpor qué, sefiorita Bleser? El capitan dio un par de pasos y ella lo detuvo colocando su mano sobre su pecho; 6l e sujeto la mufieca, con fuerza, pero sin lestimarla. ~Solo pido sinceridad, zqulere ono quiere que la bese? Astrid intent6 soltarse de su agarte, pero no lo consiguid. No, No quiero que me bese. Lo tinico que quiero es que me deje en paz. —Bien, como usted qulera. —Le solté—. Le aseguro que ya no tendrd que preocuparse por eso, ayer he conocido a otre joven Igual de hermosa que usted, tel vez ella sfacepte ser ml espasa Ah gsi? —Astrid alzé les cejas y se pasé las manos sobre la falda, aliséndola—. Vays, veo que cambia de gustos répidamente, capitén, hace unos dias yo le gustaba, y ahora resulta que le pediré matrimonio a otra mujer. < 1 2 3 > Los libros son magia & > JURA e) a UE aT To) id tee gSE ACOSTO CON SU HERMANA SU PROTECTOR a Ill O < 21:05 B Ae | 61% G ~{Molesta? —Para nada. Solo pienso que todos los hombres son iquales, sino tienen una, no se comalicen demasiado la vida y buscan otra, Al fin y el cabo, mujeres hay de sobra, ano? Ahora es usted quien me ofende. Disculpe, seflorta Bleser, pero yo no soy igual a nadie. Simplemente son las circunstancias que me obligan a tomar una decisién apresuradamente. ~Claro, las circunstanclas. ZY qué quiere que haga? ~espetd él. Ustedes las mujeres también son iquales, como adoran que nosotros le roguemos. {0 no es eso lo que quiere? Que me arrodilley le tegue que se case conmigo... Sies asi, salo pidala y yo lo haré. Stefan se quedé esperando una respuesta y ella se limits a quardar silencio. Tengo que ir a mi trabajo, tenga buen dia, capitén, y ojalé esa chica si acepta sit peticin de matrimonio —repuso, finalmente Astrid se senté en un banco de la plaza y aprets con fuerza la madera del asiento, {06mo podia tener tan mata suerte? Se llev la mano ala frente y contuvo el lanto, Habie pasado por la farmacia a comprar el tratamiento de su madre y dela nada un ledronzuelo habia eperecido para roberle todo lo que lleveba, Dejé eseapar una lagrima. Como le hubiera gustado tener un hombre a su lado en equel instante. Alguien fuerte. Alguien quella defendiera y la cuidara. Perono, Estaba sola. Sola y perdida. Inevitablemente, pensé en el capitén y en su propuesta, y se regafié a si misma por si quiera verlo como una postbilidad. {Acaso olvidaba la clase de personas que eran ellos? Como habian acribillado a aquel joven frente a ella Como la habian marcado para siempre. Ill O < 21:05 B Ae) 61% G Se puso de pie y resopld, Bueno, al menos atin quedaba algo de dinero, y con esc tepondria las medicinas, Pero y gla comida? Continus recorrientio la ciudad en busca de un empleo y a eso de medio dia regres6 casa La llamarian, eso cijeron, después de entrevistarle. ~iTia! ~Julius que se encontraba estudiando, salié corrienco y la abraz6—. ;Qué me trajiste? ~Yo... “Se le humedecieron los ojos—. Hoy Io olvidé, pero prometo que mafiana te traigo algo. Torta de fresa. Lo que tu quieras, mi armor... gy td mama? gEsté con la abuele? —No —respondié, volviendo ala mesa-. Ella salié. La puerta principal se abrié, —Astrid... —tertamudes su hermana—. Fui a comprar algo. ~Ciero. Marlene se dirigié ala cocina y ella le siguid. —Dejaste a Julius solo, ~Yaesté grande. —iPor Dios! Tiene § afjos. —Bueno y qué sugieres que haga. ~Puso la bolsa sobre la encimera~, Necesitaba comprar estas verduras para preparatle una sopa a marnd, Al menos podrlas haberlo llevado contigo, Ahora resulta que ni siqulera puedo salir sola. Deja de ser tan exagerade, Jullus esta bien, ya lo comprobaste, ~Marlene agarro una papa y la comenzo a pelar-. :Y td que heces aqui a esta hora? No se supone que deberias estar trabojando, Astrid agarré una respiracién profunda. Me despidieron... Ayer —{QUé? —Marlene detuvo su labor. COMPRAS DISCULPAS HUMEDA PASEO COMPROMISO LAGRIMAS 21:24 B Ae eu! 68% CELOS Oficina Central de /a Unidad Militar Alemana Departamento de Familia y Matrimonio Stefan abrié la gaveta de su escritorio. All, bajo un montén de carpetas, se hallaba su fotografia. El cristal del portarrettatos estaba roto. 1 mismo, cegado por fa ira y los celos, !o habia estrellado en el suelo algun tiempo atrds. Una estrella se habia formacio sobre el rostro de ella, impidiéndole distinguir sus facciones, por lo que extrajo Ia imagen. Marie sonrefa, en medio del campo, al igual que Io hacia él mientras tomaba la fotografia. Con su indice ta recorri6. Acartci6 su cabello plata Sus mejillas. Sus labios, Cerré los ojos, transporténdose a aquel lugar. A equel instante, en que después de hacer la cémara a un lado, corrié @ su encuentro y la bes. Asi como unas horas atrds haba querido besar e.. Astrid. suspiré. Abris los ojos y sontis. Su imagen como Iluvia en una tarde calurose, borré cuelquier rasiro de tristeza del pasado, llenando su corazén de esperanza: de ilusién. Adoraba su altaneria; que no se dejara intimidar por su posicién, pero también le irritaba no poder controlarla, La deseaba, Lanecesitaba. Ill O < 21:24 B A! 68% Le queria para él, Solo para él. El sonido dei picaporte fo hizo volver de sus pensamientos y apresuradamente escondié Ia fotografia, para después simular que firmaba unos papeles. ={Cémo van las coses con Astrid? —le pregunté. —Tenemos buenas y malas noticias. —Franz se senté frente a él-. La buena es que ya no tiene empleo. iY la meta? Que esta mafiana salid a buscar otro. Bueno... era de suponer, no se iba a quedar de brazos cruzados. Hay que evitar que lo consiga {Quieres que amenace a media Berlin? No. —Apreté el lapicero—. Lo que quiero es convertitla en mi esposa. Uff. Se pasé la mano por el cabello y dejé escapar una sonrisita, burlona—. Luces bastante desesperado, pero no tienes por qué darte tan mala vida, Stefan, si quieres yo podria conseguirte a otra. —No —interrumpié—. La quiero a ella, quiero que Astrid sea mi mujer, y sino quiso por fas buenas, entonces serd por las malas. Bien —bufé su amigo, descansando su espalda sobre Ia silla—, como quieras, pero te advierto que esto se llevara su tiempo. —Hablaré con el general, le pedité otro plazo. Bueno, tu sabes lo que haces. —Encendié un cigartillo—. En la reposterta le dieron dinero por el tlempo de servicio, pero no te preocupes ya me encargué de eso. {A qué te refieres cuando dices que te encargaste de eso? —Mandé a que la robaran, le quitaron algo de dinero y las medicinas que eran para su madre. {Qué hiciste qué? —Golped el escritorio~. {No la habrén lastimado? Te juro que si le pasa algo... —Tranquilizate, ella esta bien. —Le dio una calada al cigartillo—. Esa mujer si que te tiene mal, capitan, yo por eso no ma enamoro. Eso es una pérdida Ill O < 21:24 B FW | 68% G de tlempo y de esfuerzo; les das todo y para qué. Al final te engafian y se terminan yendo con el primero que se encuentran en el camino, como te pasé con, Stefan arrugé una hoja que habia sobre el escritorio, Marie... .por qué no terminas de decitlo? —cuestioné. —Lo siento... No quise. Stefan solté el papel, —No, no te disculpes, se supone que no debe afectarme. —Pero aun lo hace, :verdad? El capitan no le contesté, se limit6 a extenderle un paquete. —Te lo envi Evangeline. Franz sonrié y, acto seguidio, lo abrié.. —Esto huele delicioso, jDios, extrafiaba tanto su comidat —Agarré una albéndiga y cuando estaba a punto de levarla a su boca, se detuyo— Un momento, esto no estard envenenado, mira que tu nana es de armas tomer. Stefan negé con la cabeza. —Mejor céllate, Wegner. Astrid se pinté los lablos de rojo. Esa mafiana se sentia feliz. La noche anterior, tan solo unas horas después de haber sido entrevistada en aquella tienda de novias, la habian llamado para darle el empleo. Cuando estuvo frente a boutique, sonrié, con el corazén cargado de esperanza, pero SU sonrisa no tardé en extinguirse cuando al entrar, se topo con un miembro de la policia politica. El hombre la saludé con asentimiento de la cebeza y después se retir6; ella le siguié con la mirada, pensendo en todos aquellos inocentes que quiz habian sido torturados por sus propias manos. Los libros son magia & “> Parte anterior 1 2 > Ill oO < En qué te puedo ayudar, carifio —la abordé una mujer de avanzada edad, que supuso era la duefia~. ¢Quieres probarte algin vestido? Astrid negé con la cabeza, intentando sacarse de la mente la imagen de aquel hombre. Yo... -balbuceé—. Soy la nueva empleade. —eRuth? No. -Negé con la cabeza—. Me llamo Astrid Bleser. —Astrid_.—repitié la mujer, mirando a una de las vendedoras, misma que se habia encargado de entrevistaria el dia anterior—. Me temo que ha ocurrido una equivocacién, carifio. —¢Una equivocacién? 2A qué se refiere? A que no es usted la chica que contratamos. Pero... me llamaron. —Si, lo sé, pero como ye se lo he dicho, fue producto de una equivocacién. Luisa confundié los numeros y marcé el suyo, en vez del de la otra postulante. El nombre de la chica que contratamos es Ruth. Entiendo —dijo, resignada. Al salir de aquel lugar, decidié pasar por la reposteria; alli se sentiria en cama: tranquila, al menos eso pensaba hasta entonces. Cuando estuyo frente a la reposteria, miré a través de la vitrina y divisé al capitan Fischer; estaba de pie frente al mostrador, charlando muy amenamente con su ex compajiera de trabajo. Stefan no dejaba de sonreir e Irene tampoco parecia estar pasandola mal. {Seria ella la mujer de la que le habia hablado? {Se convertiia Irene en su esposa? Astrid apreté la mandibula y se lleva la mano sudorosa al estémago; le dolia, como si le hubieran golpeado con el pufio cerrado y le hubieran sacado todo el aire, Negé con la cabeza y decidié entrar. Buenos dias, sefiarita Bleser Ia saludé Stefan, Ella no le respondid, se limité a dedicorle una mirada cargada de desprecio y, acto seguido, miré a su amiga—. Supongo que desean hablar, asi que esperaré mi pecido en aquella mesa —sefialé. Ill O < 21:25 B A | 68% —{Cémo estas? —pregunté Irene. —{Se puede saber qué hacizs hablando con ese hombre? —cuestion6 en un SUSUTTO. —Es un cliente. —Su amiga simulé limpiar el mostrador—. Solo ha venido a comprar un pastel. —Claro...-asintl6—. Noy que le tenfas miedo, ge? =2¥ qué quieres que haga? Ti ya no estds equi, no puedo negatme a atenderlo. —TU crees que yo soy tonta. VI cémo te sonrela. gAcaso también te pidid matrimonio? —2Qué te pasa? —Su amiga detuvo la labor y la mird fijamente—. Por supuesto que no. —Bueno. que quieras. jadamente eso no me interesa, eres libre y puedes hacer lo —Astrid. —Su amiga rio-. ,Estés celosa? Qué? {Cémo se te ocurre? —Ella lo mir6; Stefan la observaba, serlo, con los labios apretades y la mirada cargada de deseo: parecia un animal, una bestia que dejandose llevar por el instinto, deseaba poseerla, Astrid tragé saliva, invadida por una sensacién de miedo y placer, que erizé su piel. {Por qué yo tendria que celar a un hombre como él? —afiadid, volviendo a mirar a Irene. —Porqué te gusta, —Claro que no me gusta —espetd. —Astrid —suspiro—, ese hombre esta interesado en ti y por lo que puedo apreciar, ti también en él. Por qué no terminas por aceptar su propuesta? —Porque no. Eats que te mueres de celos, te atraey no lo quieres aceptar. Astrid abrié ta boca dispuesta a defenderse, pero no perderia su tiempo. —{Sabes qué, Irene? Piensa lo que quieras. —No te molestes, —No, no estoy moleste, es solo que m: Ill O < 21:25 2A Fe | 68% —La verdad es que el capitén no vino @ comprar nada, solo queria saber de thle coments. —Y por supuesto se lo conteste todo, gno? —Irene no respondis y ella lo dio por hecho—. Desde cudndo le das informacion? —Astrid, perdename. —irene... La verdad, —Yo.. —AgatrS una respiracién profunda—. Desde el dia en que se conocieron. é¥ que tanto le dijiste? —Todo, Todo lo que sé de th —Santo Dios. —Se pasé la mano por el rostro, intentando asimilar lo que ella le decia—. ¢Le hablaste de Henry? Irene nego con la cabeza. —Somos amigas. Jamés pondria a tu familia en peligro. Astrid sonri6. —Gractas. ~Astrid... yo sé que no me lo ests preguntando, pero el capitan parece ser un buen hombre le dijo. Piénsalo, podrias ser feliz @ su lado. Astrid lo volvid a mirar, detenléndose en sus cicatrices; en aquellas marcas que como fronteras dividian su rostro en dos, y dese6 poder acariclarlas. —Jamés. —contesté—. Nunce podria ser feliz a su lado. éTe gust6 el capitulo? Una evaluacién honesta ayudara al autor a escribir el libro. La evaluacion es anonima. Www ww Los libros son magia & . < 1 2 Siguiente parte a Ill O < 21:25 B Ae ew! 68% ACORRALADA Astrid salié de la reposteria y Stefan, como un nifio que persigue a una mariposa, fue detras de elta. Le dolia la pierna a causa de caminar tan rapido, pero no le Importaba; se sentia feliz de verla, y de saber que el general habia accedido a darle un mes mas de plazo. Eso le daria tiempo, tiempo para convencerla de ser su esposa. —iQué es lo que hace? —cuestioné ella, afrontandolo. El capitan no respondid, No podia. Cada vez que estaba frente a ella, era como si estuviera frente ¥,a pesar del tiempo transcurrido, aun la deseaba Tanto. Como la primera vez que se besaron. Queria que fuera suya. Suya para siempre. Astrid tenia puesto un vestido blanco con estampado de Notes azules, cuya falda amplia y vaporosa se levantaba ligeramente con el viento, dejéndole ver por instantes ung porcién de sus mustos. Mustos que deseaba acarici Morder. Apretar. Se imaginé @ si mismo, metiéndose como un ladrén debajo de aquella falda en busca de su piel palida, blanda; tentadore, pare después cubrirle de besos. Ella lo calentaba. Tanto como una vez lo niz No. No debia pensar en ella, aunque era casi imposible. Astrid y Marie eran tan... —Capitdn. Ella chasqueo los dedos—. Le estoy hablando. Ill O < 21:25 B Fi! 68% —Claro. ~Se aclaré la garganta, volviendo en si, —cAhora también diré que no me esta sigulendo? No la sigo, solo la culdo, sefiorita Bleser. L¥ quién le dijo que yo necesito que me culde? Soy una adulta, sé cuidarme sola. Si, de eso no me cabe duda —asintié—, pero tltimamente no se esta seguro ni en nuestra propia casa, asi que una ayuda exira no esta de mas, ino lo cree usted? Ella no contesté; cerré y abrié los ojos, como si estuviera a punto de perder la paciencia, —{Dénde estd el pedide que hizo en Ia reposterfa? —le pregunts. —Cambié de opinién, Pedi que lo Hlevaran directamente a mi casa. —Claro. Y la mentirosa soy yo. —{Cémo? —cuestiono Stefan, fingiendo no haber escuchado. Nada, olvidelo. Astrid le dio la espalda y continué su camino; él la siguld. {Donde va? Ala farmacia. —Me permite acompafiarla. —Aceptaré un no por respuesta. No. ~Entonces, haga lo que se le dé la gana. Bueno... tomaré eso como un si. Astrid no respondi6 y regres su vista al frente, —Me dijo su compafiera que perdié su trabajo, SI quiere... No, no quiero. —Pero si ni siquiera me dejé terminar. —Porque no me interesa. Ill O < 21:25 B BA Wal 68%8 Bien, como lo desee —suspiré—. Por clerto, hoy se ve mas hermosa que nunca, ese labial rojo le queda muy bien, hace que su boca sea mas provocativa. Astrid se detuvo de stibita en mitad dela acera. —éVa a seguir ofendiéndome, capitén? —No, sefiorita Bleser, no es una ofensa, se llama halago. Repita conmigo “Halago” —Vaya halago —resoplo—. Ya me imagino la clase de mujeres a las que frecuentard, ¢Sabe? Deberia pedirle a una de ellas que se case con usted, estoy segura que no se negara. —La tinica mujer que me interesa como esposa es usted —sentencié, acorraléndola hasta hacerla impactar contra una pared {Por qué no entiende que no estoy enamorada? —tartamuded—. Ni siquiera me agrada. —{Y quién esté hablando de emor? Esto seré solo un convenio que nos beneficiard a los dos. —Stefan apoyé sus manos sobre la pared, Impidiéndole el paso. A pesar de que parecia bastante tensa, ella no dejé de mirarle a los ojos nl por un instante, altiva, come una leona que defiende su territorio—. En cuanto a lo de que no le agrado, eso esta por verse —le ‘susurré, y sintiéndose un completo esclavo de sus deseos, acercé su mano @ unos centimetros del rostro de ella, come si estuviera a punto de acariciarlo. Astrid no se movié, solo sus labios como las puertas del cielo, se abrieron ligeramente. Era como como si también lo anhelara; lo necesitara. Sin embargo, él no se atrevié a tocarla—. Déjeme Hlevarla a un lugar més privado ~ajiadié, esbozendo media sonrisa~. Un lugar donde podamos estar solos y conocermos mis intimamente, y veremos siya no le sigo agradando. Astrid parpadeé un par de veces volviendo en sf. —{Cémo se atreve a decirme eso? —protest6. Stefan rio. Los libros son magia & “> Parte anterior 1 2 3 > —_q— {organ tiene una lista, Cassandra una deuda Solo es una broma, sefiorita Bleser. —Ahg, como lo detesto. ~Intento apartarlo golpeando su pecho, pero él se loimpidio. —Escucheme. —Sujeté sus manos—. Quiero que entlenda algo... Yo Jamas le faltatia el respeto, ni @ usted ni a ninguna otra mujer. ¥ si sigo aqui, insistiendo, es porque de verdad me interesa. No mentiré diciéndole que estoy enamorado, o que la amo, cuando apenas tenemos unos dias conociéndonos. Para mi el amor requiere de tlempo y de otros asuntos que no voy @ discutir con Usted en estos momentos, Pero admito que me gusta la clase de mujer que es. Hermosa. Valiente. Trabajadora. Sincera. Bueno, en ocasiones. —Dejé escapar una risita—. Creo que el hombre que se case con usted sera muy afortunado. Astrid se enceré en su habitacién y se senté en el borde de la cama, ensativa, recordando las uiltimas palabras del capitan. Prometo no volverle a molestar mds, pero llémeme si cambla de opinién, 0 sf me necesita. Metié la mano en el bolsillo de su vestido y sacé el papelito. Alli estaba el numero telefénico de su casa. Podia haberlo roto, pero no lo hizo. {Por qué? jAcaso pensaba en Iz posibilidad de... No. Era absurdo. Jamas haria tal bajeza. Eso estaba en contra de quien ella era; de sus prit ipios. Arrugé el papel entre sus manos, sin ser capaz de romperlo. Era una traidora. Guardé el papel dentro de un libro y, acto seguido, se acosté sobre la cama. cTendria razén Irene? Ill O < 21:26 B Ae ew! 68% Sentla ella alguna atraccién por el capitan. No, Se negaba a aceptar tal castigo de la vida Ella no podia sentirse attaida por él. Por un asesino. Cerré los ojos y respiré profundamente, intentando apaciguar toda aquella tensién que era Iiberada cuando pensaba en él. Las manos le sudaban, Un cosquilieo se formaba en su vientre Y la piel se le erizaba, Se sentia nerviosa; ansiosa. Peto gde qué? No lo entendia Recordé el instante en que la aprisioné contra la pared y tembl6. Se hizo pedazos. Gada fraccién de su cuerpo pedia a gritos ser acariciada por sus manos. Manos grandes; amenazantes: salvajes. Apreté los dientes, sintiéndose asqueada, y caminé hasta la ventana, Desde al se podia ver el luger exacto donde habia visto morir a aquel chico en manos de aquel soldado. Ella jamés los perdonaria por lo que hicieron y jamés se perdonaria a si misma por no haber hecho nada. Astrid continué buscando empleo, pero pese a todos sus esfuerzos fue en vano; nadie perecia estar interesada en sus servicios, Marlene fue Ia que terminé consiguiendo un trabajo en una zapeteria, pero la echaron al dia siguiente sin ningun motivo. Todas las puertas parecian estar cerrandose para la familia Bleser, y las cosas se pusieron mucho peor el mes siguiente, cuando tenian que comprar nuevamente el tratamiento de su madre, y ya no habia mas dinero, ni para eso ni para la comida. Podien vender algunas mobiliarios de la casa, total, ye habia vendido algunos vestidos de ella. Ill O < 21:26 BAB ea! 68% Pero... {Cudnto duraria el dinero? {Por cuanto tiempo més tendria que pasar hambre su familia? Suspité y pensé en el capitan. En su oferta. No Io habia visto desde el dia en que la acompafid a la farmacia. Era como si se hublere tragado la tierra. Durante ese tiempo hasta habia llegado a extrai.. Abrié el libro y sacé su nmero telefénico. Tel vez era hora de darse por vencida. No iba a dejar morir a su madre. No por culpa de su egaismo. Y tal vez Irene tenfa raz6n. Tal vez él... No. Volvié a cerrar el libro, dejando escapar una légrima, Era simple. Aunque en lo profundo de su coraz6n tenia la esperanza de que él fuera distinto. No podia. Su mente se negaba a aceptarlo. Tenia que haber una forma, una manera de salir adelante sin casarse con él. Entonces.. Sucedi6 un milegro. Los libros son magia SH Ill O < 21:26 B it 2) os i? | 68% Sus vecinos, que conocian la situacién por la que pasaban, se reunieron y le levaron comida, y dinero para comprar las medicinas de su madre. Estarian bien. Si. Al menos momenténeamente. Stefan estaba furioso. Habja hablado con el general nuevamente y este se habia negado a darle un plazo més largo; si en un par de dias no estaba al menos comprometido, seria expulsado de la unidad militar alermana. Miré a través de la ventana. Astrid no lo habfa buscado, ni para pedirle ayuda ni para aceptar su peticién de matrimonio. Grufié, y arrojé lo que estaba en su escritorio al suelo. {Por qué esa gente tenfa que entrometerse en sus planes? jAcaso tendria que amenazar a esas familias también? iAcaso tendila que enviar @ robar aquellas provisiones? Uevd las manos a ambos lado de la cabeza y tits de sus cabellos, frustrado. 2Se estaba volviendo ella una obsesién? Quizas era hora de darse por vencido. Astrid no tenia el mas minimo interés en su persona y con todo lo que estaba haciendo solo la hacie sufrir,y eso era lo que menos deseaba. Su coraz6n dolfa, pero dejatla ir era lo mejor. Entonces... El teléfono sons. =ZQuién? —espetd. —Soy Franz, ven a El Fdén, estoy seguro que con esto que he descubierto Astrid ya no podrd decirte que no. Ill O < 21:26 B GD Hl 68%! & Astrid entré al restaurant y tomé asiento. Stefan no dijo nada; se limitd a entregarle un sobre, {Qué es esto? —Ie pregunts. —Véalo por usted misma. Ella lo abrié con una sensacién de ahogo en el pecho; la tenia desde el mismo momento en que Irene la habia ido @ buscar a su casa. Santo Dios —exclamé, llevandase la mano 2 la boca, y no pudo evitar que algunas lagrimas salleran. Dentro habia una serie de fotografias que comprometian a su hermana con la resistencia. Al parecer sus extranias solidas las utilizaba para pegar panfletos en contra de! gabierno—. ¢Qué es lo que quiere, capitan? —se atrevid a preguntar. —Que llequemos a un acuerdo —,Qué clase de acuerdo? —Césese conmigo y le |uro que nadie sabra de esto —Pensé que habia dejado eso atrés, dijo que ya no volveria a molestarme con ese asunto. Le menti. -Intenté tomar su mano y ella Ia alejé de subito—. Fs que no !o ve, yo harla cualquier cosa por estar a su lado. —{Cualquier cosa?... Claro, cémo no lo imaginé. —Se secd las lagrimas con el dorso de la mano. Usted siempre estuvo detras de todo, verdad? Hizo que yo perdiera el trabajo y que no volviera a encontrar otro. {También que me robaran? —Guards silencio—. Santo Dios, slempre lo supe, envid a como todos los de su clase. usted es un ser despreciable, —Perdéneme. —Nunca. Nunce lo perdonaré. si se casa conmigo su hermana y su femilia esteran salvo, se lo aseguro, Lo odio, capitan, y entienda algo, antes de casarme cor usted, prefiero estar muerta. Muerta Los libros son magia & > qTe gusté el capitulo? 21:26 BD Ws! 68% RENDICION Astrid no lloraba por su hermana. Por lo que habja hecho. Sino por él. Por el capitan Por haber creido que.. Se detuvo frente a la reposteria, ya la habian cerrado. Levanté la mirada: La Dulce Vida Era irénico. De dulce, titimamente, su vida no tenia nada Apreté los pufios, frustrada, imaginando la clase de amenazas que le habrian hecho al sefior Radke, y 2 los duefios de todos aquellos establecimientos donde intenté buscar trabajo. Eso era su pats. Titeres manejados por los esbirras del gobierno. Se dejé caer sobre el escalén que habia en la entrada y observé el cielo, que en ese instante estaba cubierto por una pincelada gris. La lluvia empez6 a caer, despacio, primero, y después de forma torrencial ~Sefiorita Bleser —escuché que la llamaban, Mité al frente y vio al capitén bajando de su auto. {Qué quiere? —pregunt6, cuando lo tuvo en frente. —Venga conmigo, la llevaré a su casa. —No iré con usted a ninguna parte. —Se cruzé de brazos en un intento por protegerse del frio; estaba completamente empapada, y & también lo estarfa sino se iba, —{Acaso quiere enfermarse? —Es lo mejor, si enfermo gravemente, padria morir, y asi evitaria casarme con usted. —Vaya, es usted bastante fatalista—rio, pasdndose la mano por la cabellera molada—. Pero... ,es0 quiere decir que piensa aceptar mi propuesta? —No, eso quiere decir que prefiero la muerte antes que casarme con usted. I O < 21:26 B QS | 68%4 —No diga eso, por favor —susurr6, agachéndose para colocarse a su altura —. Déjeme llevarla a casa —Dije que no. El capitan asintis, simulando resignacian, e hizo ademén de mercharse. Ella lo crey6. Entonces... Con un rapido movimiento, logré echarsela al hombro. —iSuélteme!... ;Suélteme! Astrid grité y patales como una nifia berrinchuda. Pero nada. Absolutamente nada, dio resultado. En cuestién de segundes, estaba dentro del auto y camino a casa. —jAhg, es un bruto! —Lo golpeé repetidas veces en el pecho y él formo un escudo con sus manos, protegiéndose—. {Lo odio! ;Lo odio! —iCélmese, una sefiorita no se comporta asi Qué? Ella se detuvo; él sonrié de lado~. ¢Acaso esta insinuando que yo me comporto como una...? —Adoro verla molesta. Astrid iba a golpearlo nuevamente y él la atajo por las mufiecas. Todo esto es su culpa, capitén, desde que aparecié en mi vida no ha hecho ms que convertiria en un inferno —escupis. —En cambio usted, sefiorita Bleser, la ha convertido en un paraiso. Cuando Ja veo, solo pienso en lo feliz que podriamos ser juntos {Por qué es asi? —inquirié ella~. Porque de repente se comporta como un hombre bueno y al otro dia como uno malvado? La maldad es inherente al ser humano; tados tenemos un poco de maldad 0 acaso usted no ha sido mala alguna vez en Ia vida, 2h? en el corazon, {No ha pensado en su propio {No se ha comportado come un ser egoista? bienestar antes del de alguien mas? —{Por qué me hace esto? —cuestiono. Porque usted me importa —Mentiroso.

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