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Los siete pilares del matrimonio proverbios 9:1

Filipenses 2:3
3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien, con humildad, aestimando cada uno a
los demás como superiores a sí mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada
cual también por lo de los otros.
LOS SIETE PILARES.
1. Unidad
a. Iniciar juntos un Iniciar juntos un camino es un camino es un gran sueño, pero gran sueño,
pero es importante que es importante que ese amor ese amor perdure
b. Enamorarse es fácil, , sostener ese sentimiento es el gran desafío.
c. Comenzar también es fácil, pero sostener la relación requiere sacrificio.
d. La filosofía actual conspira contra esta meta “el matrimonio no es para toda la vida”
e. El tiempo, los problemas, las dificultades, a veces querrán dañar la relación
f. Será necesaria al menos una convicción “ La perpetuidad del matrimonio” Marcos 10:6-9 .
Para enamorarse de alguien sirve cualquiera, pero seguir amando 40 años después,
requiere de alguien con inteligencia

2. Esfuerzo y dedicación
Esfuerzo: concentrarse en
Dedicación: Sostener su casa su vida, matrimonio
Así, el esfuerzo se entiende como la concentración de las fuerzas (físicas o mentales), mientras
que la dedicación se traduce en la inversión sostenida de tiempo en lograr algo.
 el matrimonio se construye día a día
a. El matrimonio es El matrimonio es algo que algo que elaboramos o elaboramos o trabajamos
en trabajamos en ello
b. El matrimonio tiene sus etapas
c. Requiere comprensión
d. Requiere confianza mutua
e. Demanda respeto mutuo
f. Y mucha, mucha, mucha paciencia.

3. Madurez – en el carácter
La madurez tiene que ver con la inteligencia y la inteligencia es, entre otras cosas, la capacidad
para aprender de la experiencia. Por eso, la persona madura tiene perspectiva consciente de su
propia vida y la utiliza para tomar decisiones.

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 La madurez se define como el periodo de la vida en la que se ha alcanzado la plenitud vital y
aún no se ha llegado a la vejez
a. La inmadurez nos La inmadurez nos lleva por el c lleva por el camino del egoísmo. Muchos
matrimonios fracasan por falta de madurez en su carácter.
b. El buen criterio
c. La buena voluntad o disposición.
d. Pedirle a Dios sabiduría

4. Decisión – amar no es solo un sentimiento


a. Los sentimientos son fluctuantes
b. Cuando hay Cuando hay una decisión una decisión sería vamos sería vamos por buen por
buen camino
c. El amor es El amor es también un mandato de Dios. “Esposos ama también un mandato de
Dios. “Esposos amad a vuestra d a vuestras esposas” Efesios 5:25

5. Compromiso y responsabilidad
Compromiso: Responsabilidad de sostener tu palabra
Responsabilidad: Aceptar la obligación de responder.
Compromiso es una obligación contraída por una palabra dada, y la Responsabilidad es aceptar
la obligación de responder de nuestros actos, así como que desde una visión.
a. El matrimonio El matrimonio tiene derechos y deberes
b. A algunos les gusta los beneficios del matrimonio pero no las responsabilidades.

6. Comprensión – desarrollar la capacidad de adaptación para superar diferencias.


a. Lo de las alma las almas gemelas es místico
b. Debemos aprender a aprender a convivir con nuestras diferencias.
c. Venimos de hogares diferentes, con, educación diferente y caracteres diferentes.
d. La persona La persona madura sabrá enfrentar cada una de sus diferencias.

7. Lealtad y Fidelidad
a. Hay quienes están casados y quieren llevar vidas de solteros, luego de que de que hemos
escogido me debo a una sola persona.
b. La infidelidad La infidelidad es una puñalada por puñalada por la espalda.
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c. Es una traición que traición que lastima y lastima y traumatiza a traumatiza a nuestro
cónyuge.
1º CORINTIOS 13:4-7 “El amor es 7 “El amor es sufrido, es benigno, no tiene envidia sufrido, es
benigno, no tiene envidia, no es jactan , no es jactancioso, no se envanece, no hace nada
indebido, no busca lo suyo, no se irrita….
Tres errores que debes evitar en tu matrimonio es:
a) No dejar a los padres
b) No unirse al compañero
c) No desarrollar una relación de unidad.
El matrimonio incluye dejar a los padres y uirse al conyugue. En una unión total, intima y
excluyente entre un hombre y una mujer.
De lo contrario no podras estar en unidad.
Ejemplo de Acab
Sin embargo, este espíritu también puede afectar la vida matrimonial, y en esto nos
centraremos en este artículo. A continuación, veremos algunas características del “espíritu de
Jezabel”, que afectan la vida matrimonial, sobre la base de algunos pasajes del Antiguo y
Nuevo Testamento.
1. Manipulación, control. Este espíritu se caracteriza por dominar y controlar al
esposo mediante sus técnicas de seducción y, desde luego, a través del sexo. Se
rehúsa a convivir [cohabitar] con alguien, a menos que pueda controlarlo o
dominarlo. Emplea todas sus tácticas, una por una, hasta lograr sus objetivos, e
incluso insta al esposo a hacer el mal y se esconde detrás de él.

Este espíritu lo vemos en la mujer del rey Acab del reino del Norte de Israel (1 Reyes 16:31).
Esta mujer malvada de origen fenicio controlaba y dominaba por completo a su esposo, y poco
a poco fue introduciendo la adoración a los dioses paganos de Baal y Asera en el pueblo de
Israel (1 Reyes 18.14-19).

Este espíritu también usó a la mujer del rey Herodes, que pidió a su hija, Salomé, que danzara
frente al rey, para que lo sedujera con sus movimientos sensuales a fin de lograr su objetivo de
matar a Juan el Bautista, el profeta de Dios (Mateo 14:6).

2. Rebeldía. Este espíritu indómito y rebelde se empeña en destruir a los hombres con
autoridad delegada por Dios como esposos, líderes, apóstoles, profetas. Por tal
razón este espíritu de las tinieblas representa un gran peligro no solo para la iglesia de
Jesucristo, sino también para el matrimonio y la familia.

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Así lo vemos en Jezabel, que odiaba y se oponía a toda autoridad delegada por Dios, no
solo a su esposo Acab, sino especialmente a los profetas que mataba (1 Reyes 18:4, 13). Si
bien este espíritu ataca a ambos sexos, tiene mayor tendencia a moverse en la mujer, que
generalmente se deja influenciar por celos, inseguridad o vanidad. En su rebeldía, la mujer
usa el sexo, para controlar y dominar a su esposo (o a cualquier hombre) porque sabe
que ese es su punto débil. Jezabel está detrás de la mujer amargada y resentida contra los
hombres, que humilla públicamente a su esposo y lo manipula con amenazas en su vida sexual.

Vemos también que el ataque de Jezabel contra los matrimonios tiene dos ramificaciones:

Cuando el espíritu de Jezabel ataca al varón, produce en él dos disfunciones:

1. Abuso de la mujer.

Cuando el hombre comprende que su voluntad debe estar subordinada a la instrucción de la


Palabra de Dios no usa su autoridad para subyugar a su mujer. La Biblia habla con claridad del
trato amoroso que debe recibir la mujer. El apóstol Pablo escribió en el libro de Efesios:
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo
por ella” (5:25), y el apóstol Pedro escribió: “maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente,
dando honor a la mujer como a vaso más frágil” (1 Pedro 3:7). Estos pasajes bíblicos echan por
tierra la actitud tirana (de “macho”) de algunos maridos que abusan de la autoridad que Dios les
ha delegado y se sienten con derecho a maltratar y, en algunos casos, a golpear a su mujer.
Dicha actitud no solo revela desconocimiento o malinterpretación de las Escrituras, sino
también su naturaleza humana corrompida por el pecado. El hombre que desea agradar a Dios,
tratará a su esposa tal como lo enseña la Biblia.

1. La “pasividad del hombre” o lo que llamamos “adormecimiento masculino”.

Este espíritu también está detrás del hombre que no cumple su rol ni ejerce su autoridad
espiritual. En cambio, es un “varón domado”, a quien su mujer domina. O es un varón
adormecido, que no cumple su rol de autoridad delegada por Dios.

Como leemos en Primera de Timoteo 2:14: “Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo
engañada, incurrió en transgresión”. Entonces, más bien, su caída ocurre porque Adán no
obedeció a Dios, sino a su mujer que le dio a comer del árbol que Dios había prohibido (Ver
Génesis 3:17). Aquí vemos claramente que Adán no ejerció su autoridad espiritual.  No es que
el hombre sea superior a la mujer, sino que ese es el orden que Dios diseñó para el buen
funcionamiento de la vida matrimonial. Cada vez que el marido no cumple su rol de autoridad,
vemos consecuencias dentro y fuera del matrimonio.

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