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Curso extensivo de formación de Biblistas

Pistas para análisis de textos

Anexo I La lectura de la Biblia.


Redescubrimos la Biblia como instrumento fundamental para el equipo de la misión.
Nuestro contexto es de un Cristianismo de tradición, aquí llegado con la violencia de los
colonizadores e impuesto a las poblaciones como elemento integrante del “ethos”
cultural. Hay una deficiencia grave de evangelización en nuestros pueblos. Se vive
mucho más “religión” que fe cristiana, más práctica religiosa que compromiso con los
propósitos de Dios. La escandalosa injusticia social y la crueldad e indiferencia con que
la masa de los pobres es tratada (cf. Am 6,6), son clara señal de que aquello que en
general se llama cristianismo es mucho más substrato religioso espontaneo que actitud
de fe cristiana. Hoy, caídos los condicionamientos propios de la “cristiandad” social, se
exige que se tome una posición realmente personal, por la conversión y por la
capacitación para vivir y testimoniar la fe (cf. 1 Ts 1,4-10; Rm 12,1-2), de modo que se
llegue a la experiencia de sentirse “nueva creatura” (nuevo ser), a través de nuevas
relaciones, comunitarias y sociales, y de nuevos valores que impulsen a nuevos
compromisos por la transformación del mundo de acuerdo con los sueños de Dios. Ya
no basta imponer principios, valores y normas. Las personas desean sentirse sujetos de
su propia historia, tanto en el campo social y político, como en la Iglesia. Y es innegable
que nuestro tiempo es una era de “ascensión de masas” a nuevos niveles de conciencia
y de libertad, sin embargo, este proceso se hace penosamente y con avances y retrasos.
A estos desafíos la lectura bíblica es llamada a responder.
Nuestra perspectiva de fondo es la misma que se delinea en 2Cor 3: la Biblia es “letra”,
es testimonio escrito que nos ayuda a discernir en el acto “espiritual” de escucha de la
Palabra. Dios está vivo y nos habla en la actualidad de nuestra experiencia de vida, su
Palabra se inscribe como “carta viva en nuestros corazones”, o sea, en las profundidades
de nuestro ser. Más lo que queremos es proseguir en el mismo caminar de nuestros
padres y madres en la fe, sobre todo proseguir en los caminos del seguimiento de Jesús.
Por eso la experiencia de nuestros orígenes se torna decisiva como referencia
privilegiada (“canon”) para evaluar nuestra propia fidelidad. La Biblia es el testimonio
clásico de la experiencia de la Palabra, entregada a nosotros como don del Espíritu
(Inspiración) para instruirnos (cf 2 Tm 3,14.17) en los criterios del escuchar de la Palabra
en cuanto a la Palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13).
No se trata para nosotros de crear nuevos métodos de lectura en el sentido de nuevos
instrumentos exegéticos de exploración científica de los textos. Lo que enfatizamos es
un nuevo enfoque y un nuevo modo de leer. Por eso, hablamos de “lectura popular de
la Biblia” o de “lectura de la Biblia a partir de los pobres”, y de lectura comunitaria como
nuevo camino pedagógico para aproximarse a los textos. La pedagogía de Jesús, tan
bien retratada en su plática con los discípulos de Emaús, han sido nuestra constante
inspiración.
Cuando hablamos de lectura popular, queremos referirnos a la lectura de la Biblia a
partir de la opción de solidaridad política con el pueblo, exigencia del amor de Dios:
“charitas Christi urget nos”. Léase la biblia a partir de las necesidades y de las grandes
cuestiones que marcan la vida de los oprimidos, más no basta estar en alianza política
con los oprimidos, permaneciendo en el mismo lugar de privilegio que el sistema social
nos posibilita. Lectura popular es también movimiento de solidaridad social (“éxodo”),
es leer la biblia junto con las comunidades de los pobres, compartiendo el saber, lo que,
en último análisis, equivale a compartir del poder con las personas pobres
concretamente delante de nosotros. Y hay aún un paso más a dar. No basta leer junto
con el pueblo, es preciso abrir y afinar los oídos y escuchar con intensa atención la
lectura que los propios pobres hacen de la Biblia en el contexto de su vida cotidiana, de
sus necesidades, de sus esperanzas y de sus pasos para alcanzarlas. O sea, los propios
abatidos se levantan y son reconocidos como el sujeto principal de la lectura. Así,
lectura popular se ejercita en tres dimensiones: lectura a partir del pueblo, con el
pueblo y lectura del pueblo. Al papel de los intelectuales es el de ofrecer subsidios y de
devolver al pueblo aquello que tuvieron el privilegio de alcanzar por sus estudios.
Lectura comunitaria es el “libre examen” de las Escrituras. Más ejercido, no de manera
individualista y aislada, sino en comunidad. Es la manera adecuada de acoger la biblia,
pues esta nació justamente como el libro de las comunidades: muchas y diversas, a
través de innumerables generaciones, como inmensa “multitud”, y no de manera
intelectualista, mas vital. Lo que se pretende no es, ante todo, aprender de la biblia
como conjunto doctrinario o de ideas religiosas, sino aprender de la biblia como el
modo de actuar de Dios, la lectura bíblica como instrumento privilegiado de la
experiencia transformadora de la Palabra: el levantamiento de las personas pobres y la
devolución a ellas de su derecho de decir al mundo y de sobre él actuar. Se trata en
verdad, de la lectura bíblica como camino (método) pedagógico para llegar a hacer la
“experiencia de Cristo, como Hombre Perfecto” (Ef 4,13), al asumir la Missio Dei:
Reconciliación y consumación de la obra de la Creación.
Actitudes fundamentales para la lectura de la Biblia
Antes de todo, la lectura popular es lectura militante. Tenemos claro que la relidad
social, desde el ámbito de las relaciones interpersonales hasta lo más amplio de las
relaciones entre las clases y los pueblos.
Al tratar de leer la Escritura, necesitamos aceptar con humildad la limitación y falibilidad
de nuestras interpretaciones, por eso es necesario situarnos en una apertura a la
comunidad, a la Tradición viva de toda la Iglesia y ponernos bajo la guía del Magisterio.
Esto nos coloca en una lectura en Iglesia, donde podemos acentuar los diversos planos y
oficios de cada uno de los miembros de la comunidad y sabernos ubicar en el papel y
función que tenemos.
Hemos de acercarnos a la Sagrada escritura con una actitud de fe en un ambiente de
oración. Así el Espíritu nos ayuda a entender lo que quiere comunicarnos. Esto exige de
nosotros búsqueda, discernimiento, sinceridad, apertura a la voz de Dios. Necesitamos
abrirnos a la Palabra y a su misterio, al Espíritu que en el seno de la comunidad nos guía.
Hay que esforzarse por realizar una lectura global de la Escritura, ser sinceros y leales
ante ella, no manipulando, ni seleccionando tendenciosamente de la Palabra de Dios,
los textos que nos agradan, dejando a un lado cierto tipo de textos que no van de
acuerdo a nuestra mentalidad. Hay que escuchar lo que el Señor quiere decirnos, no lo
que nosotros queremos oír.
Tampoco podemos quedarnos en un literalismo ingenuo, un fundamentalismo, que es
tomar al pie de la letra los textos sin interpretarlos correctamente. Debemos fijarnos en
lo que los autores humanos escribieron y en lo que pretendían decir con sus palabras,
imágenes y símbolos.
Hacer a un lado la simplicidad racionalista, dejándonos absorber por la ciencia, sin
permitir abrirnos a la dimensión sobrenatural de la revelación y de la fe, y a la auténtica
lectura espiritual de la Escritura.
Es necesario darnos cuenta de la diversidad de preguntas que se pueden formular en
torno al mismo texto.
La lectura de la Biblia tiene sus propias exigencias y existen actitudes válidas para la
lectura de los demás libros, pero impropias para el libro sagrado de la Biblia. Por tanto,
no debemos perder de vista los fines espirituales que se persiguen
La actitud correcta para leer la Biblia, es la espiritual, es decir, buscar en ella el mensaje
de Dios para nuestra vida espiritual. Sólo así, la palabra de Dios se extenderá
profundamente en nuestra existencia, transformándola en redimida, digna y santa. Su
lectura, bien llevada, siempre nos hace espiritualmente mejores, ya sea como hombres,
ya sea como hijos de Dios.
¿Quién está más en condiciones de percibir el sentido escondido que ahí se contiene,
sino quien carga el peso de la opresión y de la cruz?
Por eso no es difícil entender que el Evangelio sea, antes de todo, Buena Noticia dirigida
a los pobres (cf Lc 4,16) y abierta a los pequeños y desplazados por el mundo (cf Mt
11,25-27), y a sus aliados (cf Mt 5,11; Mc 10,17).
Anexo II
Reflexión sobre los métodos de lectura de la Biblia
Horizonte Histórico
I- Antigüedad cristiana. La lectura de la biblia no era “ingenua” como muchos piensan.
Ella era hecha dentro de las posibilidades y del horizonte científico de la época
(orígenes, por ejemplo).
En la edad media hasta sistematizaron varias lecturas de la biblia en sentido literal,
alegórico, tropológico y anagógico. Había también otra limitación: la de la influencia de
diversas filosofías vigentes. Horizontes del judaísmo, del neo-platonismo (despreciando
la realidad material) acarreando dualismo, dicotomía y demasiada espiritualización de
los textos, del estoicismo (con el acento del moralismo).
II- Tres acontecimientos que interesan a la cultura y a la exegesis moderna
1 La Reforma
Punto culminante de un proceso que venía desde la edad media. Una de las
instituciones centrales de la reforma fue abrir la biblia al pueblo. Fue en la Iglesia un
movimiento de libertad de los cristianos de cara al fuerte dominio de la jerarquía y del
magisterio. La dirección fue en la línea de la democratización.
El nuevo sujeto histórico es el pueblo (en el caso la burguesía hace al feudalismo).
La Reforma es el cristianismo reformado en la frontera del capitalismo.
2 El Humanismo (siglo XV)
Fue el redescubrimiento de los valores greco-romanos. La importancia que tienen los
grandes viajes; mostraron a Europa el alargamiento del mundo. Redescubrieron la
historia del mundo anterior al cristianismo.
Una de las consecuencias es que la biblia va a ser vista como un producto cultural que
expresa un mundo bastante más amplio y diferente del mundo europeo.
Hay un redescubrir de las obras de arte de la humanidad (la biblia es vista como obra de
literatura).
III Primera influencia
Ciencias de la literatura:
-Critica textual (aproximar lo más posible al texto de su original)
-Crítica literaria (intentar llegar a la autenticidad, la autoría del texto, composición
literaria, intenciones de la obra).
Ciencias de la historia:
-Crítica histórica (historia, arqueología, geografía, etc.).

IV Segunda influencia
Sociología y Antropología
-Crítica (o historia) de las formas
-Historia de la tradición
-Géneros literarios (“ambiente, contexto vital”).
-Historia de la redacción.

V Tercera influencia
Sociología Crítica
-Análisis sociológico o materialista (producto de una comunidad insertada en el conflicto
social).
Psicología y psicoanálisis
Literatura
-Análisis literario (en el sentido artístico)
-Análisis estructural (estructuralismo).
VI Nuestra lectura actual – Lectura comunitaria
No se satisface en ser apenas un análisis científico de la biblia. Más allá de toda la
atención científica tiene una actitud militante al servicio de la Liberación.
-Es una lectura comunitaria
-Es una lectura creyente (no solo ciencia, no solo política, es una lectura a partir de la
fe).
Decir “lectura de fe” implica decir que está en un camino espiritual, alimenta una
mística, tiene una espiritualidad. Si es una lectura creyente es necesariamente una
lectura celebrativa.
Intentamos usar y sacar provecho de varios métodos exegéticos sin absolutizarlos.
nuestra lectura no es un acto neutro, es una lectura comprometida con el pueblo
cristiano que en la américa afro-latindia vive la condición de empobrecido.
En nuestra lectura acentuamos tres líneas:
1) Análisis literario – procura tomar el texto como él está: producto cultural y estético
(Valorizas la materialidad del texto- el cuerpo, la forma del texto).
2) Análisis sociológico – (ver el texto bajo los aspectos: económico, político, social y
cultural-ideológico, la llamada “lectura de los cuatro lados”).
3) Insistencia en la dimensión hermenéutica – leer la biblia interesados en saber cuál es
la Buena Nueva de Dios en l realidad de hoy: es la lectura que los pobres hacen con más
frecuencia.
Pluralidad de ópticas o enfoques:
1 Enfoque antropológico: Atención a las relaciones de género
2 Enfoque cultural: Atención a la pluralidad de las culturas
3 Enfoque sociológico: Atención a los conflictos sociales subyacentes
4 Enfoque teológico: Atención a la Buena Nueva comunicada mediante el “tejido”
humano que es el texto.
Anexo III
1) Eiségesis (colocar dentro del texto)
La “instancia” que me hace entrar en el texto:
-General: los pobres (sociedad)
-Particular: un problema concreto que quiero esclarecer a la luz de la Palabra.

2) Pre-Exegesis
-Lectura corriente, procurando informaciones, época, personas
-Traducciones comparadas
-Vocabulario: ver el sentido de algunos términos

3) Exegesis (sacar fuera del texto)


-Delimitar el texto: perícopes, escenario, personajes, acción, cambios, destinatarios,
vocabulario.
-Observar los textos paralelos
-Fenómenos literarios: Imágenes, repeticiones, palabras clave; ver si tienen inclusiones o
quiasmos.
-Género literario: prosa, poesía, saga, fabula, mito, historia…
-Método de análisis del texto: historia de las formas, de la redacción, análisis
estructural.

4) Analizar (sin forzar) el texto por los 4 lados


-Económico
-Político
-Social
-Religioso /cultural / ideológico.
*Ver cuál fue el problema (conflicto) dentro de aquella sociedad y como fue resuelto.
5) Teología del texto
¿Qué Dios aparece? ¿De qué lado Él se coloca?
Hermenéutica
¿Qué significó y hoy que significa aquel texto?
¿Cómo es una Buena Nueva, una Palabra de Dios?

TEXTO
Biblia sentido textual en si

Dios habla
Palabra de Dios

Pré – texto Con - texto


Realidad o historia Relectura hoy
De la producción Sentido para nosotros
Del Texto – Redacción Sentido Espiritual
Sentido Histórico Para discernir, comunicar
- a partir de la realidad
- dentro de la comunidad
Importante: 1. La vida debe estar presente en todo el proceso metodológico
2- Dios habla – de ahí “yo” ESCUCHO (Dt 6,4) = CONTEMPLACIÓN – de ahí “yo”
OBEDEZCO (convierto, transformo).
Anexo IV
Cinco pasos para la exegesis de un texto bíblico
La exegesis de un texto bíblico requiere el análisis bajo tres enfoques:
1) Literario
2) Como producto histórico
3) Mensaje

I) Literatura
1° paso. - Pre exegesis: traducción del texto. Respetar el texto, esto es, no leer lo que no
está escrito en el texto. Crear familiaridad con el texto en el caso de que no haya el
original, hacer una sinopsis con el mayor número de traducciones.
2° paso. – a) Delimitación del texto: ver donde comienza y donde acaba. Es perícope
independiente cuando tiene inicio y fin.
Criterios para esa delimitación:
-Cambio de personajes
-Cambio de asunto
-Cambio de sujeto o destinatario
-Cambio de escenario
-Cambio de tiempo verbal
-Cambio de cronología
b) Cohesión interna de perícope : ver las subdivisiones internas.
c) Estilo: 1) relaciones internas del texto, palabras clave en el texto; 2) Género: Prosa =
narrativa lineal (…sagas, parábola…) Poesía = Narrativa circular.
II) Producto histórico
3° paso a) Aplicar el método sociológico (4 lados), detectando los conflictos y el conflicto
básico.
b) hacer el análisis descriptivo de la sociedad. Buscar informaciones sobre la sociedad, la
vida del pueblo que hizo surgir el texto: la época en que el texto fue escrito, época en
que el hecho descrito aconteció, autores del texto, conflictos presentes en el texto,
como se desenvuelven los conflictos, personas envueltas, como ellas actúan, resultado
del conflicto, de qué lado está el texto.

III) Mensaje
4° paso ¿Qué quiere decir el texto para su época? ¿Cuál es el mensaje del texto para la
época en que fue escrito?
5° paso ¿Qué dice el texto para nosotros hoy? ¿Cuál es su mensaje para nuestra
realidad? ¿Cómo ilumina el camino de las comunidades de hoy?
Anexo V
Llave para análisis de textos bíblicos
Pasos previos (presupuestos)
1- Lectura militante: a partir de la óptica del oprimido
2- Lectura autocrítica: liberarse de los propios condicionamientos.
3- Lectura científica: saber discernir valores y contravalores y contradicciones del propio
texto. Percibir el contexto.
4- Lectura creyente: en la perspectiva de la fe.
5- Lectura comunitaria: inserción en la comunidad. Actitud y practica comunitarias.
Horizonte ecuménico.
6- Lectura celebrativa: que nos lleve a celebrar la Palabra y los acontecimientos.

El texto bíblico debe ser leído bajo tres enfoques básicos:


En cuanto a Literatura
En cuanto a Producto Histórico Social
En cuanto a Mensaje de Dios en la Palabra Humana.

1. El texto como literatura


En dos momentos:
1° momento: Pre exegesis
- Lectura corriente del texto (sin aún analizarlo).
- Lecturas complementarias para obtener ciertas informaciones que ayudaran
posteriormente en el análisis (contexto histórico de la época, coyuntura internacional de
la época, informaciones biográficas sobre los autores, fecha de la redacción, posibles
acrecimos posteriores, situación de la época del redactor, etc.).
- Intentar conseguir una buena traducción del texto a ser analizado. Comparar diversas
traducciones. Cuando sea posible, tener información del texto hebraico. Un criterio para
una buena traducción, en caso de no tener acceso a la lengua original, es que sea clara y
simple en su construcción.
En estudio grupal, el grupo puede hacer una traducción a partir de las diversas
traducciones, llevando en consideración los criterios arriba mencionados.
- Lectura atenta de la traducción escogida, respetando lo que el texto dice.
Familiarizarse con el texto.

2° momento: Exegesis
Ver el texto como literatura (análisis literario). Se trata de ver la forma del texto.
a) Delimitación global del texto (ver donde comienza el texto y donde termina).
Cohesión interna del texto (dentro de la delimitación global, ver la delimitación interna
dentro del propio texto, sus subdivisiones, sus pequeñas unidades que tejen el texto.
Criterios para esa delimitación:
-Cambio de escenario
-Cambio de Acción (tiempos verbales)
-Cambio de sujeto
-Cambio de cronología
-Cambio de personajes
-Cambio de destinatario
-Cambio de asunto
-Cambio de vocabulario

b) observar los textos paralelos (tratan el mismo tema) en el propio libro que se está
leyendo u otros libros de la biblia.
c) estilo y fenómenos literarios más importantes de observar:
El vocabulario (claves del texto)
Las imágenes y figuras literarias
Las repeticiones
Los énfasis
Paralelismos
Recursos de construcción, etc.

d) Género literario
ver si es prosa o poesía
observación: siempre que sea posible, situar los acontecimientos y lugares en mapas
bíblicos.

2 el texto como producto histórico social


En dos momentos:}
1° momento: análisis sociológico (4 lados) o a través de “preguntas”.
A partir del propio texto, levantar los 4 lados. Ir discerniendo objetivamente, sin hacer
interpretación subjetiva.
Verificar los lados: económico. Social, político e ideológico cultural.
Ir verificando en el texto cada aspecto. Para eso ir observando:
a) el lado económico
¿Cómo vive el pueblo? ¿Qué produce? (del sector agrícola, industrial, artesanal,
comercial y de servicios)
¿Cuáles son los instrumentos de trabajo? ¿de quién son estos instrumentos?
¿Quién sostiene los medios de producción (tierra, etc.) ¿Quién no los sostiene?
¿Cuál es el problema económico de base que aparece?
b) el lado social
¿Cómo son las relaciones entre las personas? ¿justas? ¿Injustas?
¿Cómo aparece la división de clases o grupos sociales?
¿Cómo aparece el bienestar o el malestar social? (en la salud, transporte, vivienda,
higiene, etc.)
¿Cómo se dan las relaciones entre las clases y grupos sociales?
¿Cuál es problema social básico que aparece en el texto?

c) el lado político
¿Quién ejerce el poder? ¿Cómo es el poder ejercido?
¿Qué instrumentos de poder aparecen? (instituciones jurídicas, militares, etc.)
¿Cómo parece el poder oficial? (gobierno)
¿Cómo aparece el poder dentro de la sociedad civil? (si hay asociaciones de clase o
grupos sociales, si hay liderazgos, etc.)
¿Cuál es el problema político básico que aparece en el texto?

d) el lado cultural-ideológico-religioso
¿Qué piensan las personas de la vida, de la religión, de Dios, del pueblo, o de la
sociedad?
¿cómo aparece la influencia de la religión? ¿y los aspectos de la cultura?
El modo de pensar ¿busca el cambio de vida o quiere conservarla?
¿Cuál es el proyecto que aparece en el texto?
¿de qué punto de vista el texto es escrito? ¿de el de los pobres? ¿de los opresores?
¿Cómo aparece la legitimación de las clases dominantes?
¿Cómo aparece la resistencia y la actuación de los oprimidos?
Observación: no todos los textos responden igualmente a los 4 lados. Ir analizando, sin
forzar el texto. Pueden aparecer aspectos que no encuadren en esos 4 lados.

2° momento: análisis descriptivo de la sociedad de la época


Describir la situación internacional, nacional y local a partir:
a) del texto con base en la lectura de los 4 lados
b) de informaciones complementarias en textos de la propia biblia o extra bíblicos.

3 El texto como Mensaje de Dios en la palabra humana


Es el abordaje más importante. Se da en dos momentos:
1° momento: síntesis temática y teológica
-Percibir la idea fundamental del texto en su conjunto
-Percibir la teología del texto. ¿Qué Dios aparece en el texto? ¿Cómo Él actúa?
¿Cómo el texto caracteriza a Dios, al pueblo y la fe del pueblo?

2° momento: Hermenéutica (interpretación y actualización)


¿Qué significo el texto (que quiso decir) para su tiempo?
¿Cuál es su mensaje para la época en que fue escrito?
¿Qué quiere decir para nosotros hoy? ¿Cuál es su mensaje para nosotros hoy?
¿en qué sentido ese texto puede ser una buena noticia, una Palabra de Dios, de vida
para nosotros hoy? ¿Cómo nos ayuda a percibir al Dios libertados en el camino del
pueblo de hoy?
Observaciones:
1. En todo este procedimiento de análisis, tener también la preocupación pastoral
(Texto-Vida). La vida debe estar presente en todo ese proceso metodológico.
2. el presupuesto básico de esa lectura es percibir que Dios es nuestro Dios. ¿De qué
lado él se coloca? El objetivo último de esa lectura es reflexionar teológicamente
nuestra realidad, o sea, percibir a Dios caminando con su pueblo hoy.
3. el método de análisis no anula otros métodos que la tradición nos ofrece. Podemos y
hasta debemos de ellos servirnos cuando es necesario.
4. las etapas de ese método no son estanques. Ellas se interpenetran y se
complementan, distinguimos los diferentes momentos para un procedimiento analítico.
5. cada método es una confluencia de contribuciones y no de exclusivismos.
6. lo importante es percibirnos que el texto es la proclamación de la Palabra de Dios. La
palabra humana transmite la Palabra de Dios. Debemos llegar a la teología y a una
espiritualidad bíblica.
7. vivimos hoy en un momento nuevo en la exegesis, donde utilizamos la ciencia no
como palabra final, sino para llegar a la lectura del pueblo cristiano.
8. Acoger en la exegesis la Hermenéutica /lectura de los pobres.
9. empeñarnos en una lectura ecuménica, abierta, que se encuentre con la Palabra de
Dios en el registro de la lectura de las Iglesias cristianas, sin sectarismos.
10. llevar en cuenta el momento y el contexto histórico en que vivimos. Eso nos lleva,
hoy en américa afro latindia, a dar mayor atención a algunos aspectos de la exegesis que
en otras situaciones y momentos históricos no merecen tanto énfasis (ejemplo: una
lectura hoy en el contexto conflictual).
Anexo VI
Llave para análisis de textos bíblicos.
Tres momentos analíticos
1° Análisis literario del texto
2° Análisis del texto como producto (de conflicto) histórico-social.
3° confrontación del mensaje del texto con la realidad de hoy.
Hermenéutica es la palabra científica de sacar las lecciones para los días de hoy el
estudio solo tiene valor si ayuda a la gente en nuestra militancia. Siempre tenemos
preguntas y estudiamos porque nos interesa.
Observación: el nombre científico para los dos primeros movimientos es “exegesis” en el
análisis exegético intentamos ser objetivos y no envolver nuestra realidad; intentamos
descubrir el texto a partir del texto y su contexto histórico social.
Preparación para la exegesis
1. leer el texto (por ejemplo, un capítulo) algunas veces.
2. leer todo el documento (por ejemplo: si el texto es un capítulo de la carta a los
Gálatas, debe ser leída toda la carta).
3. en otras lecturas como una introducción bíblica procure saber:
-el contexto histórico,
-la coyuntura internacional de la época
-informaciones sobre el autor
-la fecha en que fue escrito.
4. intentar conseguir una buena traducción del texto a ser analizado.
Las mejores son de la biblia de Jerusalén y Juan Almeida (actualizada).
Comparar diversas traducciones
Si fuera posible tener informaciones sobre el hebreo o el griego.
1° momento: análisis literario
Se trata de ver el texto como literatura, la forma del texto.
1 escoger un pedazo del documento (la palabra científica es “Perícope”).
Podemos descubrir las perícopes observando los cambios (escenario, personajes, etc.)
Muchas veces las perícopes no tienen nada que ver con los capítulos, a veces son
mayores, a veces menores.
Decir los criterios para marcar el comienzo y el fin.
Normalmente se hace el análisis de una sola perícope

2 descubrir el estilo o el modo literario más importante:


-vocabulario: qué tipo de gente acostumbra usarlo
Repeticiones de frases y palabras, etc.
Comparaciones e imágenes
Énfasis
Paralelismo: principalmente en el Antiguo Testamento es una segunda frase que utiliza
el mismo modo de la primera. (Sl 24,1)
Recursos de construcción: estos son palabras o frases que organizan el documento o
texto “así dice”, “en el día siguiente”, etc.
Quiasmo: es una forma de organizar un texto por asunto (Jn 6,37-39).
Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí,
a b y al que venga a mí no lo echaré fuera;
c porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la
voluntad del que me ha enviado.
b Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda
nada de lo que él me ha dado,
a sino que lo resucite el último día.
Normalmente la parte central (c) es la parte enfatizada.
3 identificar el género literario: prosa, narración, diálogo, poesía, saga, oráculo,
bendición-maldición, ley, salmo, etc.

2° momento: análisis conflictual histórico social (4 lados)


El lado económico ¿Cómo vive el pueblo?, ¿Qué produce?
El lado social ¿Cómo son las relaciones de las personas y de la sociedad?
El lado político ¿Cómo se ejerce el poder? ¿Quién ejerce el poder?
El lado ideológico ¿cómo las ideas sustentan o amenazan la sociedad?

Otros lados
El lado cultural
El papel de costumbres diferentes en el conflicto ¿hay un conflicto de culturas
diferentes? ¿las costumbres chocan?
El lado de las emociones y motivaciones
¿Cómo el conflicto se da en el individuo? ¿Cuáles son los lados que desaniman más?
El lado comunitario
¿Cuál es la comunidad de fe que está detrás? La visión que muchas veces tenemos es
que la biblia fue escrita por personas inspiradas por Dios. La dimensión comunitaria
toma un lugar secundario si no inexistente en esta formulación. En realidad, los
contenidos de la biblia son casi siempre importantes porque representan los intereses
específicos de una comunidad de fe. El autor muchas veces escribió para su comunidad
de fe. Y muchas veces fue la comunidad la que preservó la literatura que tenemos hoy.
Así queda casi incomprensible una literatura bíblica sin una comunidad de fe detrás.
¿Qué comunidad fue esta? ¿Quién pertenecía a esta comunidad?
Visión del conjunto de los 7 lados. A partir del texto y del análisis de los 7 lados se
intenta escribir un resumen que retrata una visión del conjunto, dando el peso debido
de cada lado. Se debe procurar la realidad a partir del texto. No se debe forzar el texto
para responder a las preguntas hermenéuticas. Después, en el análisis hermenéutico, se
tiene el derecho de evaluar si el texto y el proceso histórico-social de su época tiene un
valor o no para hoy y hasta qué punto.
3° momento: análisis hermenéutico
Análisis temático:
1 hacer una descripción de los temas del texto
2 Levantar los temas en texto paralelos del mismo documento. Hacer un resumen del
tema a partir de la visión del documento como un todo.
3 si hubiera documentos de la misma realidad histórico social, ¿existen los mismos
temas en textos paralelos? ¿hay diferencias?
4 en el levantamiento de textos y temas paralelos de otras épocas, percibir los siguiente:
-como fue la influencia histórico social en el texto
-cómo fue que la memoria socio literaria fue adaptada para desarrollar el tema. Esto es,
como un tema antiguo se tornó relevante para el momento histórico del texto.
-delante de la realidad en que vivimos, que modificaciones precisan ser hechas en el
tema.

Preocupación pastoral
1 ¿en qué el texto puede ser una Nueva Buena para nuestro conflicto con las fuerzas
dominantes de hoy?
2 ¿en qué esta metodología aclaro los caminos de nuestra acción pastoral? ¿sugirió
nuevos caminos? ¿reforzó viejos?
3 ¿cómo debemos contribuir para la caminada literaria de la Biblia? ¿Cómo?
Anexo VII
Sugerencia de procedimientos para un análisis estructural
Si la estructura es un conjunto de relaciones, un análisis semántico estructural está
interesado básicamente en las relaciones que establecen significación.
En el análisis de textos bíblicos, procedemos así:
1 lectura atenta, con eventuales elucidaciones
2 interpretación popular
3 Análisis semántico estructural
3.1 reescribir el texto en frases gramáticamente simples
3.2 ver lo que se dice de cada “agente”
3.3 levantamiento de los campos semánticos
3.4 identificación de las oposiciones que el texto trae o insinúa
3.5 identificación del papel fundamental de oposiciones
3.6 detalles significativos en cuanto a:
-agentes: frecuencia con que son mencionados, calificativos, omisiones notables
-verbos de estado, movimiento, tiempo verbal: pretérito (histórico) presente
(ideológico)
-negativas, adversativas
-principalmente en la poesía: repeticiones, connotaciones, comparaciones y metáforas.
3.7 identificación de la mentalidad subyacente del texto.

4 complementación mutua entre la interpretación popular y el análisis semántico-


estructural.
5 situación del texto en su contexto (literario, histórico, social)
6 preguntas y cuestionamientos
Sugestiones de procedimientos para un análisis de las condiciones materiales e
ideológicas que el texto revela
1 levantamiento del modo de producción económica
-acceso a los medios de producción
-distribución de la fuerza de trabajo
-participación en el consumo.

2 levantamiento del papel del poder


-conflictos
- ¿dominación? ¿Quién es el opresor (individuo – clase)
Tipo de opresor (¿reproduce la sociedad clasista?)
Resistencia: presencia de intereses y luchas populares
Crítica, politización, organización para la resistencia
NB. 1 atención para las señales de complejización y sistematización de la sociedad del
estudio
2 el campo religioso puede ser
-producto de conflictos sociales-terreno más o menos autónomo
-factor activo en conflictos sociales

3 levantamiento de la instancia ideológica


Ver los datos, los problemas, las soluciones, en cuanto:
-codificaciones de una crítica
-expresiones de anhelos
-justificativa del poder
-señal de lugar social (connotación del pobre, rey, gloria…)
“Más la lectura materialista puso a descubierta un escándalo aún más profundo: la
pecaminosidad de la palabra de Dios. El mensaje de la salvación no es filtrado solamente
a través de la particularidad cultural de un lenguaje, con sus estructuras y categorías,
sino a través del discernimiento imperfecto de hombres en quienes se refleja la miseria
estructural de una sociedad; de hombres que no pueden hablar de Dios a no ser
hablando de su Dios, que no pueden decir la fe a no ser pronunciando también su no fe.
De la Biblia no se puede afirmar, como de Jesús, que es semejante a nosotros en todo,
absque peccato, la lectura materialista muestra que también la advertencia tiene que
caer, que la imagen de la Trascendencia de su amor, de su señorío, llega hasta nosotros
en el espejo parcialmente deformante de las consecuencias religiosas humanas, sobre
las cuales dejo su marca a la pertenencia de un mundo en que la injusticia era
institución” (Armindo Rizzi “la lectura materialista de la biblia”).
Anexo VIII
Subsidio para la elaboración de una exegesis en el Antiguo Testamento.
1 Introducción
Solemos decir que la Biblia es palabra de Dios en palabras humanas. El Concilio Vaticano
II expresó esta misma convicción común a los lectores de distintas confesiones: "en los
sagrados libros el Padre que está en los cielos se dirige con amor a sus hijos y habla con
ellos" (Constitución Dogmática Dei Verbum [DV])2, 2. Pero ¿en qué sentido la Biblia es
palabra de Dios? y ¿cuál es la parte humana y cuál la parte divina de estos textos?
Resolver estas preguntas requiere el concurso tanto de la exégesis como de la teología
bíblica. El trabajo de la primera es más modesto, pues se aplica al estudio de la Biblia en
tanto obra literaria.
Ahora bien, la interpretación de la Escritura depende en buena medida del modo en que
se haga, es decir, de qué método se emplee para leerla, explicarla e interpretarla. Y es
que la riqueza de la Biblia no se agota con un solo método o forma de leerla. Para
comprender lo que ella dice, el lector necesita volver atrás veinte o más siglos, ya que
los escritos fueron redactados en situaciones muy diferentes de las actuales y en
lenguas que, en ocasiones, difieren también de las habladas hoy. El hebreo, el arameo y
el griego bíblicos tienen estructuras sintácticas y usos lingüísticos que generan distintas
dificultades a estudiosos y traductores, tal como se percibe en las diferencias de las
distintas ediciones bíblicas.
Otra dificultad para comprender plenamente el sentido de los textos bíblicos proviene
de la distancia que tenemos con las épocas y culturas en las que se escribieron. Un
ejemplo muy sencillo lo corrobora. El Evangelio de Juan cuenta el episodio de la
conversión del agua en vino ocurrido en las bodas de Caná (Jn 2, 1-11), un
acontecimiento muy importante para este evangelio, pues "fue el comienzo de los
signos que realizó Jesús, en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y creyeron en él sus
discípulos". ¿Cómo eran los ritos de bodas entre los judíos del siglo I? ¿Por qué el
evangelista no dice nada de los novios, ni de las familias, ni de los otros invitados?
¿Por qué en el relato ninguno de los dos novios habla, tratándose de su propia boda?
Más aún, ¿por qué el evangelista ni siquiera menciona a la novia? Si en el lugar había
seis tinajas que entre todas podrían contener entre 420 y 600 litros, ¿para qué convertir
tanta agua en vino?, ¿Acaso eran tantos los invitados?
Si se desea conocer lo que Dios quería comunicar por medio de la Biblia, es necesario
buscar con atención lo que los autores sagrados quisieron decir "según su tiempo y su
cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época" (DV 12). La frase del
Concilio Vaticano II reconoce la necesidad de recurrir a un método que permita
comprender, con la mayor exactitud y amplitud posibles, lo que el texto decía a sus
primeros lectores. En sentido básico, un método es un camino para alcanzar un fin.
Pero, de manera más técnica, es un "procedimiento que se sigue en las ciencias para
hallar la verdad y enseñarla" (Real Academia Española [RAE], 2014). En los estudios
bíblicos, se entiende por método un conjunto de procedimientos que permiten un
acercamiento objetivo a un determinado objeto (en este caso la Biblia). El método debe
ser transmisible: ha de tener la capacidad de poder ser enseñado y aprendido, pero
también ha de ser comprensible, imitable y controlable con elementos que estén al
alcance de cualquier especialista que lo maneje (Simian-Yofre, 1997, pp. 79-80).
La riqueza de un método radica en que integra la mayor cantidad de elementos posibles
para analizar la Biblia: características del mismo texto; ambiente social, cultural,
económico y religioso en el que fue escrito; comunidad a la cual fue dirigido; posible
proceso de redacción; datos sobre el autor (cuando es posible), y sentido o mensaje del
escrito.
Analizar la Escritura con la ayuda de un método exegético evita que el estudioso caiga
en el subjetivismo interpretativo, consiste en dar a los textos interpretaciones subjetivas
dictadas por la imaginación o la especulación del lector. El uso de un método permite
hallar el sentido de los escritos y hacer una interpretación académicamente más
fundamentada y significativa para la Iglesia.
ORIGEN Y DESARROLLO DE LOS MÉTODOS EXEGÉTICOS
La necesidad de emplear algún método para interpretar la Escritura no es algo nuevo en
la Iglesia. Según Hch 8, 30-35, un etíope del primer siglo iba leyendo Is 53, 7-8, pero no
comprendía el sentido; por eso, necesitó un intérprete que le ayudara a entender lo que
decía Isaías. El pasaje sugiere que en las primeras comunidades cristianas existía la
necesidad de explicar el sentido de la Escritura, pues no siempre era evidente para
todos.
En el mundo judío, ya se había hecho sentir esta necesidad y se la había resuelto con
algunas formas de explicación que buscaban actualizar el sentido de los textos para la
vida de los creyentes. En la sinagoga, la homilía era el momento para hacer una
interpretación actualizadora de los textos leídos. Artola Arbiza y Sánchez Caro (2020) escribieron:
Con el fin de llevar a cabo la actualización hermenéutica de determinados textos, los
rabinos crearon una serie de reglas o middot, que son verdaderos principios
hermenéuticos y que ellos usaban con naturalidad [...] Aplicando estas normas y
técnicas exegéticas conocidas, interpretaban los textos bíblicos [...] Si se trataba de
actualizar un texto legal, se denominaba halaká; mientras que si buscaba edificar o
comunicar una verdad de fe a partir de textos no legales recibía el nombre de hagadá.
(pp. 250-251)
Filón de Alejandría, figura sobresaliente del judaísmo contemporáneo a Jesús, elaboró
un nuevo método que incorporó elementos de la cultura helénica. Fue el llamado
"método alegórico".
La exégesis cristiana se desarrolló en Alejandría y Antioquía de Siria, representadas,
respectivamente, por Orígenes y por Teodoro de Mopsuestia. Estos centros y todos los
Padres que vinieron después concordaban en que en la Escritura había un segundo
sentido más allá del literal. Lo que interesaba a los Padres no era el significado literal del
texto, sino su sentido teológico y espiritual. Posteriormente, en los ambientes
monásticos, se desarrolló un modelo llamado habitualmente lectio divina, o lectura
orante, de la Palabra (Artola Arbiza y Sánchez Caro, 2020, pp. 255-261).
Durante la Edad Media, de acuerdo con Artola Arbiza y Sánchez Caro (2020, pp. 261-271), se continuó
interpretando la Biblia, fundamentalmente, con las pautas de la época anterior.
Comenzaron a aparecer comentarios a la Biblia, y en las escuelas fue desarrollándose la
teoría de los cuatro sentidos de la Escritura: literal, alegórico, moral y anagógico. Este
modo de interpretar los textos ayudó a que la Biblia fuera interpretada, principalmente,
para demostrar las doctrinas teológicas, de modo que derivó en la máxima autoridad
para construir la reflexión teológica. Se debía partir de la letra y considerar la coherencia
del sentido logrado con la globalidad de la revelación, la coherencia con los textos
bíblicos paralelos y la coherencia interna con la doctrina revelada.
La Reforma protestante trajo muchos beneficios para los estudios bíblicos. Lutero y
Calvino insistieron en que la Biblia solo puede ser entendida en el Espíritu con que fue
escrita, y el Espíritu solo se encuentra presente y vivo en las mismas letras sagradas que
Él escribió. La Biblia es intérprete de sí misma y ninguna autoridad humana puede
confirmar la interpretación válida de la Escritura. La misma Biblia confirmará la
verdadera interpretación.
El racionalismo del siglo XVII trajo como consecuencia la valoración del sentido literal
original del texto; para ello, empleó métodos críticos como el estudio de la historia o la
comparación con otras literaturas. El sacerdote francés Richard Simon, reconocido como
el creador de la crítica bíblica, sometió la Escritura al análisis literario e histórico,
descubrió que su historia literaria está basada en tradiciones orales y llegó a
conclusiones como que Moisés no era el único autor del Pentateuco.
Posteriormente, Johann Gottfried Eichhorn sintetizó los métodos histórico-críticos de
interpretación de la Biblia, aunque él se aplicó mayormente al estudio del Antiguo
Testamento. Sus aportes fueron decisivos para los estudios posteriores. En el mundo
alemán, se desarrollaron los principales estudios que darían un giro decisivo a la
investigación bíblica. Eruditos como W L. M. de Wette y, en especial, Julius Wellhausen
marcaron hitos en la investigación de los libros del Antiguo Testamento. Este breve
recorrido histórico no puede terminar sin mencionar a los alemanes Hermann Gunkel,
Martin Dibelius y Rudolf Bultmann, los máximos exponentes de la "Historia de las
formas", quienes trataron de descubrir la historia del texto bíblico, aislando las formas o
los géneros literarios y buscando su situación vital (Sitz im Leben: las circunstancias
sociorreligiosas típicas en que se origina y emplea tal género literario) ( Artola Arbiza y Sánchez Caro,
2020
, pp. 271-275).
Si bien los métodos científicos de interpretación de la Escritura son relativamente
recientes, pues han surgido en los últimos dos siglos, su historia es bastante larga e
interesante. Esta rápida exposición permite tener una panorámica histórica del
desarrollo de los distintos métodos que se presentan a continuación. Y se habla de
métodos, en plural, porque la riqueza de la Escritura y la distancia cultural que la separa
del lector de hoy exigen acercamientos plurales. Por otra parte, una exégesis digna de
confianza no se puede limitar a un solo método (Weren, 2003, p. 13).
Pasos iniciales para el estudio exegético
La palabra "texto", término usado en los párrafos anteriores en referencia al objeto del
estudio, viene del latín textus, que significa "tejido". Un texto es un tejido de sonidos,
palabras, frases, relaciones, que transmiten un contenido. Para ello, debe ser coherente,
unitario y completo. Un texto puede constar de una frase, extenderse por uno o varios
párrafos, o ser un libro completo. Independiente de su extensión, un texto es coherente
cuando todos los elementos transmiten una misma idea o tratan del mismo tema. Es
unitario cuando transmite un mensaje completo. Y el texto es completo cuando brinda
toda la información para que el lector comprenda el mensaje que quiere transmitir ( Artola
Arbiza y Sánchez Caro, 2020
, p. 364; Egger, 1990, p. 18).
De estas consideraciones se deduce que, para el trabajo bíblico, la primera tarea
consiste en precisar el texto a ser trabajado. Para ello, son necesarios los tres pasos que
se desarrollan a continuación.
Fijar el texto: la crítica textual
Las traducciones de la Biblia que usamos están hechas a partir de ediciones de las
lenguas originales. Pero estas tampoco son exactamente las copias que salieron de la
mano de los autores, sino que son copias de manuscritos que se han transmitido a
través de los siglos. En ese proceso, inevitablemente los copistas cometieron errores,
muchos involuntarios, cuyo resultado ha sido que, en ocasiones, los manuscritos de un
texto tengan distintas variantes.
La labor de la crítica textual consiste en comparar los manuscritos para tratar de
restablecer el texto en la forma más cercana al original. Este es un trabajo altamente
especializado, que requiere procedimientos y técnicas muy elaboradas que permiten a
los especialistas decidir entre las diversas variantes (Pisano, 1997, pp. 39-73).
Para trabajos menos especializados, es suficiente recurrir a las ediciones críticas del
Antiguo y del Nuevo Testamento, y a los comentarios científicos de los textos que se
quieran estudiar. Más adelante, serán presentadas en detalle.
Delimitar el texto
Cuando ya se tiene claridad sobre el texto a trabajar, el siguiente paso es precisar su
delimitación y estructura. Delimitar un texto significa determinar con precisión dónde
comienza y dónde termina; es decir, fijar sus límites (Strecker y Schnelle, 1997, pp. 55-57). Este
paso es necesario para tener claridad sobre la identidad del texto a trabajar. Un término
muy usado para referirse a los textos es perícopa. En el estudio bíblico, una perícopa es
una unidad literaria relativamente breve y con sentido completo: una parábola, un
relato de milagro, en algunas ocasiones, un discurso de Jesús; pero un libro completo
(una carta de Pablo) no es una perícopa (Aletti et al., 2007, p. 138).
En los relatos, hay que estar atento a cambios de acción, de tiempo, o de lugar,
introducción de nuevos personajes, marcas de estilo, como las expresiones: "Esto dice el
Señor" y "Lo ha dicho el Señor", en los dos oráculos de los profetas.
Para identificar las partes de un discurso largo, como el de Jesús en Jn 14-17 (solo
interrumpido por una pregunta de un discípulo en Jn 14, 22), o de un texto poético
como el Cantar de los Cantares, hay que prestar atención a cambio de los emisores,
cambio de tema, cambios verbales (cuando se pasa de un tiempo al otro, o del
indicativo al imperativo), y otras indicaciones de estilo.
No basta con seguir la división que presentan las traducciones, pues las divisiones y los
títulos que emplean no siempre coinciden con las unidades textuales. Un ejemplo
clásico es que el primer relato de la creación no termina al finalizar el capítulo uno del
Génesis.
Uso de las traducciones
El trabajo exegético se hace sobre los textos en sus lenguas originales. La edición crítica
más completa del Antiguo Testamento, con las variantes más importantes, es la Biblia
Hebraica Stuttgartensia (BHS); está en marcha una nueva edición que se llamará la Biblia
Hebraica Quinta. Para el Nuevo Testamento, hay dos ediciones críticas, cuyo texto es
idéntico, pero varían por las notas y la disposición del aparato crítico: The Greek New
Testament (5.a ed.) y el Novum Testamentum Graece (28.a ed.).
La comunidad académica concuerda en que estas ediciones críticas reportan el texto
bíblico en su forma más fiel posible al original, eliminando cualquier alteración que haya
sufrido con el paso de los siglos. Para ello, los especialistas han trabajado con un gran
volumen de manuscritos; gracias al recurso a métodos especializados de la crítica
textual, han llegado al texto que nos brindan esas ediciones.
Quien no tenga un manejo suficiente de las lenguas originales, necesita usar
traducciones confiables. En general, una buena traducción de la Biblia tiene ayudas para
los lectores: introducciones a los libros, notas o comentarios, mapas y tablas
cronológicas. Es necesario precisar, además, las posibilidades y los límites de la
traducción que se seleccione, pues algunas están más orientadas a los estudiosos y otras
al trabajo popular.
Estos son los primeros pasos para comenzar el estudio académico de la Biblia de forma
ordenada. Son necesarios, independiente del camino o método que se tome para
trabajar los textos.
MÉTODOS DIACRÓNICOS
En algunos libros bíblicos, los autores remiten o al Libro de los Hechos de Salomón (1 Re
11, 41), o al Libro de los Anales de los Reyes de Israel (1 Re 15, 31; 2 Re 13, 12) o al Libro
de los Anales de los Reyes de Judá (1 Re 14, 29; 2 Re 20, 20); Esd 1, 1-4 reproduce
documentos oficiales no judíos (Esd 1, 1-4) y Lc 1, 1-4 afirma que el autor consultó
documentos anteriores para componer su obra.
A partir de estos datos, los estudiosos se plantean algunas preguntas como ¿qué fuentes
consultaron los autores para componer los textos que tenemos?, ¿detrás de todos los
libros de la Biblia hay otras fuentes y tradiciones orales? y, finalmente, ¿los textos
bíblicos fueron redactados por un solo autor o son el producto de un proceso de
composición en el que intervinieron distintas manos?
Resolver este tipo de preguntas ha dado origen a unos métodos que estudian la historia
de los textos y que son llamados "métodos diacrónicos". Dicho de otro modo, los
métodos diacrónicos son procedimientos científicos que estudian el crecimiento que
tuvieron los libros bíblicos hasta alcanzar su forma final.
Estos métodos requieren una alta capacidad de observación para detectar rupturas en
la narración, repeticiones, incongruencias, duplicados y hasta contradicciones. Pero, a
cambio, brindan un conocimiento más preciso de la Biblia, un mejor acercamiento a las
comunidades en las que se produjeron o a las que se dirigieron los textos y una mejor
comprensión del contenido teológico de los textos. Los especialistas han fijado en
cuatro los métodos de lectura diacrónica: crítica literaria, análisis de géneros, análisis de
tradiciones y análisis de la composición (Gaitán, 2006, pp. 155-160).
Crítica literaria
Aparte de los libros de los Reyes y del Evangelio de Lucas, citados arriba, en muy pocas
ocasiones los autores bíblicos dejaron constancia de las fuentes de donde tomaron la
información. La crítica literaria indaga si en una obra literaria se emplearon materiales
(fuentes o modelos literarios) anteriores a ella o si intervinieron uno o varios autores y
en qué tiempo fue compuesto el libro (Artola Arbiza y Sánchez Caro, 2020, pp. 382-383). Cuando se
comprueba el uso de fuentes, tarea adicional es tratar de reconstruirlas (Egger, 1990, p. 195).
Algo parecido sucede si se prueba la existencia de distintos autores.
La crítica literaria nació en el siglo XVII; gracias a su trabajo, hoy sabemos que Moisés no
compuso el Pentateuco, ni que todas las cartas paulinas proceden del apóstol. En el
estudio de los Evangelios, la crítica literaria se preocupó por estudiar la
interdependencia literaria de los tres primeros evangelios, problema conocido como "la
cuestión sinóptica". Por lo dicho hasta ahora, se comprende que este análisis sea
también llamado "crítica de las fuentes".
Para el ejercicio de la crítica literaria, se ha de prestar atención a todos aquellos
fenómenos que rompan la unidad de un texto y generen tensiones. Cualquier elemento
que fraccione el texto puede ser indicio de la presencia de distintas fuentes. Existen
algunos criterios que permiten observar las "tensiones": los duplicados o las
repeticiones injustificadas (el relato de la vocación de Moisés en Ex 3, 1-4, 17 se repite
en Ex 6, 2-13); la presencia de fenómenos difícilmente explicables como contradicciones
(Gn 6, 19-22; 7, 2-5) o interrupciones (2 Cor 2, 13; cf. 2 Cor 7, 5); presencia doble o
múltiple del mismo texto en unidades diversas; diversidad de géneros literarios en una
misma pieza; un fondo histórico, institucional o religioso diferente ( Gaitán, 2006, pp. 155-
156).
Análisis de géneros literarios
A principios del siglo XX, Hermann Gunkel comenzó a comparar textos semejantes en la
forma, aunque el contenido fuera distinto, y lo aplicó a los libros de Génesis y Salmos.
Sostuvo que, en culturas eminentemente orales, como la de Israel, textos de distintos
géneros literarios provienen de diferentes contextos sociales. Con él nació la "crítica de
los géneros literarios", también llamada la "Historia de las formas" (Martos García, 2012, p. 50),
expresión que más tarde popularizó Martin Dibelius, quien fue el primero en aplicarla a
los Evangelios.
¿Qué son los géneros literarios?
De acuerdo con Gunkel, un género literario se reconoce por tres factores internos y uno
externo. Los internos son un tema peculiar, una estructura o forma interna propia, un
repertorio de procedimientos frecuentes y dominantes; el factor externo es la situación
vital o circunstancia social (Sitz im Leben) (Alonso Schökel, 1987, pp. 248-249).
Es importante también determinar la finalidad o intención del escrito. Ni Cien años de
soledad, ni el canto de Débora y Baraq (Jc 5), ni el canto de victoria de Ex 15 quieren
contar una verdad histórica. Quien lea los relatos de aparición del Resucitado como si
fueran biografías de Jesús, posiblemente, no comprenderá el mensaje de los textos.
En muchos casos, la función de un texto solo se puede descubrir a partir de una precisa
identificación del género literario y de la correcta comprensión de la función de dicho
género dentro de ese pueblo o en esa época.
¿Cómo identificar el género?
Para identificar el género literario de un texto, se comienza por buscar textos análogos
para identificar la misma forma o formas semejantes en obras diversas. Luego, se debe
comparar la forma de los diversos textos, identificar esquemas comunes y el horizonte
literario de los textos; esto es, cotejar características literarias globales comunes a estos
y las diferencias entre ellos. Después, se puede deducir o postular la finalidad o función
de tales textos. Para ello, ayudan preguntas como ¿quién habla?, ¿a quiénes?, ¿cuál es
la atmósfera que caracteriza la situación?, ¿cuál es la finalidad deseada? (Gaitán, 2006, p.
157).
Finalmente, es necesario establecer la situación sociocultural (Sitz im Leben) en la que
floreció el género literario, ya que todo género está unido a circunstancias culturales,
sociales, políticas, económicas y religiosas. La determinación del Sitz im Leben se apoya
sobre una cuidadosa crítica de la forma de diversos textos, con una atenta observación
de las circunstancias extratextuales (momento histórico y político, situación
socioeconómica, tendencias culturales y religiosas) que ayudan a entender su
significado e intención. Para comprender los oráculos proféticos, por ejemplo, se
requiere un conocimiento preciso de las circunstancias históricas en que fueron
pronunciados.
Análisis de tradiciones
Casi todos los libros bíblicos incorporan en su composición tradiciones litúrgicas,
leyendas históricas, relatos populares, etc. El análisis de tradiciones es el método
exegético que permite identificar esas tradiciones y rastrear su historia, desde el texto
en que se encuentra, al estadio más primitivo, en general, su transmisión oral. Cuando
se rastrea la historia de la tradición, es posible identificar las diferentes situaciones
vitales por las que esa tradición fue pasando, así como los distintos usos e
interpretaciones que de ella se hicieron, hasta llegar al texto estudiado ( Simian-Yofre, 1997, pp.
96-102).
En el Antiguo Testamento, se pueden descubrir tradiciones que fueron transmitidas en
diferentes formas literarias. Por ejemplo, la liberación de la esclavitud aparece bajo la
forma de relato (Ex 14), de canto de victoria (Ex 15), de confesión de fe (Dt 26, 5-9) o
como motivación para guardar una ley (Dt 5, 15). Otro ejemplo es la tradición del
sábado como día de descanso y culto a Yahvé: tres textos lo transmiten (Ex 20, 8-11; Dt
5, 12-15; Lv 19, 3) y cada uno expone motivos diversos por los que se debe guardar el
sábado.
La misma situación se presenta en el Nuevo Testamento. El ejemplo más claro es el del
relato de la última cena de Jesús con sus discípulos. Lo traen Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-
26; Lc 22, 5-20; 1 Cor 11, 23-25. Como puede verse, la institución eucarística es una
tradición común a los sinópticos y a Pablo que, sin embargo, ha sido transmitida con
diversos matices por cada autor.
Ante textos que transmiten una misma tradición, pero con cambios en la forma literaria,
el análisis de las tradiciones se pregunta por la razón de estos cambios, cuál puede ser la
situación en la que se puso por escrito cada forma y cuál es la más antigua. El análisis de
las tradiciones se remonta al estadio más primitivo de esta tradición, incluso, llegando,
si es posible, a su estadio oral, y va rastreando las distintas etapas de su historia,
reflejadas en los testimonios citados; al mismo tiempo, describe la situación vital que
refleja cada etapa. El análisis de las tradiciones brindará, por ejemplo, una visión más
rica y compleja de la comprensión que el Nuevo Testamento tiene acerca de la
eucaristía y precisa, con ayuda de otros métodos, la teología eucarística de los
evangelistas y de san Pablo (Artola Arbiza y Sánchez Caro, 2020, pp. 388-389).
Para identificar una tradición, se parte de unidades pequeñas en las que identifica la
existencia de motivos y tradiciones encontrados en otros textos. Tal trabajo se hace
mediante preguntas como las siguientes: "¿hay formulaciones similares en textos
literariamente independientes?, ¿hay una estructura común en la formulación?, ¿hay
contenidos comunes?, ¿esos contenidos transmiten un mismo mensaje?, ¿las variantes
se pueden explicar aún si se mantiene la hipótesis de la tradición común?" ( Gaitán, 2006, p.
158).
Una vez identificados los textos que transmiten la misma tradición, se lleva a cabo la
comparación entre ellos, con la intención de descubrir cuál puede ser más primitivo.
Para ello, es preciso considerar que estas tradiciones viven en la comunidad (israelita o
cristiana) oralmente o como textos que se usan con frecuencia para el culto, la
predicación o la catequesis. Es precisamente este uso el que mueve a modificar algunos
aspectos del relato tradicional para adaptarlo mejor a las nuevas circunstancias ( Artola Arbiza
y Sánchez Caro, 2020
, p. 390). Con este fin, se plantean preguntas como las siguientes: ¿qué
finalidad podría tener cada una de las etapas de la tradición para la vida de las
comunidades?, ¿en qué contextos pudo haberse transmitido cada etapa de la tradición?
Finalmente, se vuelve al texto para observar su relación con la tradición: en qué
aspectos la toma y como lo hace, qué diferencias presenta, qué modificaciones
introduce, etc. La crítica de las tradiciones ayuda a entender el mundo cultural e
histórico donde vivió el autor y las relaciones entre los diferentes elementos presentes
en la historia de un pueblo. De esta forma, la crítica de las tradiciones brinda un
acercamiento más enriquecido a la historia cultural y religiosa del pueblo de Israel o de
las primeras comunidades cristianas.
Análisis de la redacción y la composición
Dice el Evangelio de san Juan que "Jesús hizo otras muchas señales en presencia de sus
discípulos, que no están escritas en este libro" (Jn 20, 30), con lo que acepta que hubo
una selección de materiales que fueron compilados por el redactor final. Esos
materiales, una vez seleccionados, fueron dispuestos en un orden preciso y articulados
de acuerdo con una finalidad determinada: "estas se han escrito para que ustedes crean
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, al creer, tengan vida en su nombre (Jn
20, 31)" (Gaitán, 2006, p. 159).
Ese proceso sugerido por el Evangelio de Juan es el mismo que está tras casi todos los
libros de la Biblia. En muy pocos casos, los autores partieron de cero y redactaron su
obra sin haber retomado y reelaborado materiales preexistentes. Esto tampoco significa
que los autores bíblicos hayan sido meros aglutinadores de materiales que ya existían.
Ellos fueron verdaderos autores que, como lo testimonia Jn 20, 30-31, seleccionaron los
materiales, los modificaron y los organizaron de acuerdo con un fin preciso. Ese proceso
implicó crear nuevos textos, dar una estructura general a la obra y dotarla de unidad de
forma y de estilo. Ello explica que, por ejemplo, en el caso de los Evangelios, no haya
dos obras iguales, sino que cada una presente el mismo evento con términos distintos,
en un orden diferente y con perspectivas teológicas diversas. En el siguiente cuadro, se
visualizan, a manera de ejemplo, algunos episodios de la vida de Jesús que aparecen
organizados de distinto modo en cada uno de los Evangelios sinópticos.
Episodio Marcos Mateo Lucas

Curación de un paralítico 2, 1-12 9, 1-8 5, 17-26

Vocación de Leví 2, 13-14 9, 9 5, 27-28

Comida con pecadores 2, 15-17 9, 10-13 5, 29-32

Discusión sobre el ayuno 2, 18-22 9, 14-17 5, 33-39

Las espigas arrancadas en sábado 2, 23-28 12, 1-8 6, 1-5

Curación del hombre de la mano


3, 1-6 12, 9-14 6, 6-11
paralizada
Como comentan Artola Arbiza y Sánchez Caro (2020, pp. 390-393), el análisis de la composición trata
de reconstruir el proceso de redacción de un libro bíblico y el papel del redactor. Este
método se centra, por tanto, en la forma actual del libro e indaga los procedimientos
previos que recorrió para llegar a la identidad que hoy tiene. No centra el interés tanto
en pequeñas unidades, sino en textos largos y en libros completos.
La aplicación más usual de este método es sobre textos que cuentan con paralelos
(como los Evangelios sinópticos o los libros de los Reyes y de Crónicas), y facilita percibir
los procedimientos estilísticos, el vocabulario específico, la construcción gramatical, que
son propios del autor. Se requiere también que el estudioso esté atento a las
aclaraciones que hace el autor, las omisiones de alguna expresión y cualquier cambio
que haya en el texto.
Textos como Jn 20, 30-31 o Lc 1, 1-4, en que se brinda una explicación sobre el modo de
trabajar del autor, son escasos en la Biblia. Hay que estar atentos a datos más sencillos o
indirectos y a testimonios externos, como los de los Padres de la Iglesia. Claro que esos
datos también tienen que ser tratados con cuidado, pues, en ocasiones, dependen del
mismo manuscrito del Nuevo Testamento. Son importantes también los datos que
hacen referencia a los destinatarios, pues la situación de las comunidades incide en las
advertencias y exhortaciones que hace el autor. Y, en la medida de lo posible, hay que
detectar los signos sobre la época y lugar de composición del libro. Un ejemplo de la
importancia de este último factor es la caída de Jerusalén en el 70 d. C., acontecimiento
que marcó el paso del anuncio evangélico de un ambiente judío a otro pagano, el
sucesivo desarrollo de las instituciones eclesiales y las referencias a un retraso de la
parusía.
El análisis de la redacción y la composición permite conocer la personalidad literaria del
autor, pero también abre pistas para captar las grandes líneas de su reflexión teológica y
de la finalidad de su escrito. De ahí la importancia de este método para el desarrollo de
la teología bíblica (Artola Arbiza y Sánchez Caro, 2020, p. 393).
MÉTODOS SINCRÓNICOS
Cuando un autor compone un texto, recurre a una multitud de herramientas: la riqueza
del vocabulario, las estructuras que le posibilita la lengua en la que escribe, una
variedad de imágenes, las formas que desea imprimir a su texto. Todos estos elementos
hacen parte de la belleza, el contenido, la finalidad y el sentido que quiere dar a la obra.
Los métodos sincrónicos detectan y ponen en evidencia dichos elementos.
El análisis sincrónico agrupa un conjunto de métodos que centran la mirada en el texto,
sin interesarse (aunque sin ignorar) su historia. Estos métodos toman el texto en su
forma final, es decir, ya fijado por la crítica textual, cuya unidad y estructuración han
sido determinadas. Para los métodos sincrónicos, el significado del texto está en la
relación que existe entre los distintos elementos de este y con el contexto literario en el
que se encuentra (Gaitán, 2006, p. 150).
Para hacer el análisis sincrónico, el estudioso tiene a su disposición un conjunto de
métodos que ha de emplear de acuerdo con las características del texto y con la
finalidad del estudio que esté realizando. Para analizar un relato, es más adecuado el
método narrativo, mientras que para estudiar un salmo se requiere considerar los
procedimientos de la poética bíblica y el análisis estilístico de la pieza.
Análisis morfológico y sintáctico
El primer análisis que se debe hacer al texto es el morfológico y sintáctico. Son dos
pasos complementarios e imprescindibles. Se comienza con el estudio del vocabulario,
observando todas las palabras que constituyen el texto, su forma, función y significado.
Luego, viene el estudio sintáctico, es decir, las frases en su estructura, pues, con
frecuencia, la función que desempeña un término en una frase le da connotaciones
distintas. Piénsese cuán diferentes es el término "reino" en sentido absoluto y en la
expresión "Reino de Dios", o la diferencia que hay cuando decimos "carro" de cuando se
lee en el Éxodo la expresión "los carros del faraón" (Gaitán, 2006, p. 151).
Cuando se está comenzando el estudio académico de la Biblia, la manera más sencilla de
proceder es reescribir el texto según las categorías gramaticales fundamentales
elaborando listas de cada una de ellas: verbos, sustantivos, nombres propios,
pronombres, artículos, adverbios, locuciones preposicionales. Con esto, ya se tiene una
primera idea de las características del texto.
Es necesario ver cómo están construidas las frases, cómo se encadenan entre ellas
(empleo de conjunciones, pronombres, repeticiones, etc.), si el autor tiene alguna
preferencia para introducir las frases, establecer los verbos recurrentes y los tiempos en
los que los emplea. Este es el análisis sintáctico.
Estos pasos son imprescindibles para después hacer un buen análisis sincrónico. Pero
hay que estar atentos: son tan solo el humus, la tierra donde se va a plantar el análisis
que sigue. Los resultados se deben tener siempre presentes, pero no es necesario que
aparezcan en el trabajo final; es como el "detrás de cámaras" de las películas.
Análisis semántico
Tiene por objeto determinar el significado y sentido de los textos bíblicos. La distancia
temporal y cultural que separa al autor bíblico del lector de hoy hace que no siempre
resulte fácil comprender exactamente el significado de todos los términos o el sentido
de las frases. En la conversación diaria, un interlocutor puede preguntar al otro "¿Qué
significa lo que acabas de decir?" o "¿En qué sentido dices tal cosa?". En el caso de
textos antiguos, no es posible hacerlo (Gaitán, 2006, pp. 151-152).
La semántica es la ciencia que indaga el sentido de los términos y de las expresiones
lingüísticas. El estudio semántico ayuda a que la comprensión del texto sea precisa y
profunda, y a que se evite cualquier malentendido acerca del sentido (Simian-Yofre, 1997, pp.
104-106). Para ello, considera tanto el estudio del lexema (unidad mínima del lenguaje
con contenido propio, es decir, la palabra tal como se encuentra en el diccionario) como
su relación con otros lexemas de su entorno (Weren, 2003, pp. 109-133). Se requiere estudiar
el término por medio de los diccionarios y de las concordancias. Los diccionarios
técnicos ofrecen los significados básicos de los términos, pero hay que recordar que a
veces las preposiciones les cambian el sentido. Véase la diferencia entre:
"Juan cuenta los objetos", "Juan cuenta con la ayuda de María", "Juan cuenta a María
una historia".
Los diccionarios teológicos complementan la comprensión semántica de los términos.
Las concordancias ofrecen todas las palabras en hebreo o griego, seguidas de los lugares
donde aparece cada una. El uso de concordancias ayuda a precisar la forma en que se
usa cada término (Gaitán, 2006, p. 152).
Se necesita también estar atentos a las relaciones que hay entre los términos y las
realidades externas al texto. La palabra "lago" tiene un significado propio; pero, en
distintos lugares de los Evangelios, ella sola, sin más complementos, se refiere al lago de
Genesaret: "Jesús les dijo: pasemos al otro lado del lago" (Lc 8, 22). El término griego
"logos" tiene una amplia gama de significados: "palabra", "discurso", "razón", etc.; la
traducción exacta depende del contexto, más aún, en el Evangelio de Juan, el mismo
término designa a Jesús.
De acuerdo con Egger (1990, pp. 103-106), una lista de pasos sencillos para determinar la
riqueza de un texto puede ser:
 Creación de un inventario semántico, es decir, de todos los términos,
agrupándolos por significado afín. Hacer notar aquellos que aparecen de modo
más frecuente, cuáles están conectados, cuáles están en oposición, para,
finalmente, resumir las líneas de significado y las oposiciones, así como indicar la
característica semántica más frecuente.
 Elegir el versículo o la frase más importante, de acuerdo con todo lo que se ha
estudiado. Se trata de captar la experiencia fundamental o el contenido central
que transmite el pasaje. Para ello, es importante compararlo con textos afines
(como los textos paralelos en los sinópticos o los textos que sugieren las notas de
nuestras biblias).
 Enriquecer el análisis con otras informaciones adicionales, pueden ser tomadas de
diccionarios especializados o, incluso, de comentarios científicos.
Análisis narrativo
Biblia y relato
Buena parte del material de la Biblia corresponde a las formas del relato y del
testimonio. Algunos de los libros son mayoritariamente narrativos, pues contienen
largos relatos (narraciones) que van entretejiendo la historia de la salvación. El kerigma
cristiano también tiene forma narrativa, pues se refiere al relato de la pasión, muerte y
resurrección de Jesús. El análisis narrativo ofrece unas herramientas adecuadas para
este tipo de textos. Como señala La interpretación de la Biblia en la Iglesia de la
Pontificia Comisión Bíblica: "Particularmente atento a los elementos del texto que
conciernen a la intriga, a los personajes y al punto de vista tomado por el narrador, el
análisis narrativo estudia el modo como se cuenta una historia para implicar al lector en
el "mundo del relato" y en su sistema de valores" (I, B, 2).
El objetivo que se plantea es comprender cuál es el itinerario que el relato propone al
lector: las preguntas que le plantea, los elementos de respuesta que puede encontrar,
las ideas, los valores y juicios que se le ofrecen y la síntesis a la que solo él puede llegar
después de leerlo (Ska, 1997, p. 146).
La forma de narrar una historia está conectada con el sentido que esta tiene y con el
efecto que el autor quiere provocar en los lectores. El análisis narrativo considera la
diferencia que hay entre la historia narrada y la narración o el relato concreto que se
hace de esta historia. Este depende del narrador, de la voz que narra la historia y que
pone en marcha una forma precisa de narrar.
Características del relato bíblico
De acuerdo con Marguerat et al. (2005), el análisis narrativo busca
determinar mediante qué procedimientos el narrador construye un relato en el que la
operación de lectura va a liberar el universo narrativo. Proporciona los medios para
identificar la arquitectura narrativa del texto que, mediante el acto de la lectura, va a
desplegar este mundo al que el lector o la lectora son convocados a entrar. (p. 7)
De ahí la importancia de conocer las principales características de los relatos bíblicos.
 La prioridad de la acción. De acuerdo con Ska et al. (2001, pp. 9-15), en los relatos
bíblicos, la prioridad la tienen las acciones y todos los demás elementos se
ordenan a privilegiar la acción. No les interesa tanto caracterizar a los personajes
como describirlos a través de sus acciones. Sabemos que David era un hombre
noble y leal, porque, luego que Saúl intentara asesinarlo dos veces (1 Sam 18, 10-
13; 19, 8-10), en dos ocasiones, salvó la vida del rey, pese a que también en esas
ocasiones el rey podía haberlo matado (1 Sal 24 y 26).
 De todos los elementos que pueden entrar en la composición de un relato, los
autores eligen todos los que tienen que ver con la acción. Incluso, los diálogos
están narrados de modo que reemplazan las acciones. Es lo que sucede con el
relato del combate entre David y Goliat: todo se desarrolla en los diálogos de
David con los distintos personajes; en cambio, el duelo ocupa un espacio reducido
(1 Sam 17).
 De modo general, los autores bíblicos construyen los relatos con dos tipos de
eventos de acción: el sumario y la escena propiamente dicha. El sumario brinda
los elementos mínimos de información sin detallar los hechos, como sucede con
las genealogías (Mt 1, 2-17). Por el contrario, un suceso narrativo en sentido
propio se da cuando la narración se desacelera de modo que el lector identifica
las acciones de los personajes, ve su desarrollo, reconoce las características de
cada uno, establece las relaciones entre ellos, deduce sus motivaciones y
reconoce los significados morales y religiosos de sus acciones y diálogos.
 El desarrollo de las acciones ayuda a delimitar las escenas del relato. Todo relato
plantea un problema que debe ser resuelto; la escena termina cuando dicho
problema ha tenido una solución satisfactoria. Dentro de él, las acciones están
dispuestas de manera ordenada y coherente, de modo que cada una de ellas
conduce a la siguiente. Es lo que los estudiosos llaman trama o argumento.
 Trama narrativa. Tal como expone Ska (1997, pp. 153-157), en los relatos, el orden de
las acciones no necesariamente es el orden cronológico de los hechos. Un buen
relato puede comenzar in medias res, es decir, en un punto intermedio de las
acciones, en lugar de la acción inicial; esto permite dar dramatismo al relato. Es lo
que sucede con el relato de Mc 6, 14-29: en el v. 16, Herodes por propia boca
confiesa haber mandado matar a Juan Bautista, solo a partir del versículo
siguiente se narra el episodio de la decapitación del personaje.
 En la trama, siempre hay una acción transformadora que hace pasar de una
situación de necesidad a una de satisfacción (como en el relato de milagro: de una
situación de enfermedad se pasa a una de curación, gracias a la acción de Jesús).
En ocasiones, el cambio de situación sucede mediante la obtención de un
conocimiento; en tal caso, se habla de una "trama de revelación" (argumento de
revelación). Tal como sucede en Gn 22: Dios somete a Abrahán a una prueba para
saber si le teme; el cambio de situación se da en el v. 11: "ahora sé que eres
temeroso de Dios". Otras veces, el cambio se da por una acción; en ese caso, se
trata de una "trama de resolución" (argumento de acción). Las incertidumbres de
Eliseo por su futuro ante la inminente partida de Elías (2 Re 2, 1-12) cambian de
repente cuando recoge el manto que se le había caído a Elías, golpea las aguas de
Jordán, que se dividen, y pasa de nuevo a la orilla de Israel (2 Re 2, 13-14).
 Después del cambio de situación, las acciones llegan muy pronto a su final. Por
ello, el cambio de situación brinda la clave para la estructuración del relato y para
el reconocimiento de la caracterización de los personajes (Gaitán, 2006, p. 153).
 El tejido verbal y el relato. El estudio del tejido verbal ayuda a determinar los
matices de la narración. Por regla general, la historia se cuenta empleando los
tiempos del pasado. Pero la atención a esos matices narrativos permite distinguir
las acciones que se desarrollan en primer plano de las secundarias, útiles para
comprender las principales. En una historia, hay tres tipos de aspectos de la
acción, a cada uno de ellos corresponde un tiempo o modo verbal: la acción
puntual va en primer plano y usualmente en pretérito simple o indefinido, las
acciones continuas o repetidas constituyen el fondo del relato y, en general, van
en imperfecto, y los datos estáticos constituyen el escenario en el que se
desarrollan las acciones, en imperfecto o en otros tiempos o modos, incluso, el
participio (Ska, 1997, p. 148).
 Diálogos y narración. En los relatos, los diálogos tienen distintas funciones;
identificarlas permite una mejor comprensión del relato. En las escenas bíblicas,
nunca hay más de dos interlocutores; cuando eso sucede, los dialogantes se
turnan para que el diálogo fluya. Los diálogos tienen distintas funciones:
presentar y caracterizar a los personajes, diferenciar los roles, dar a conocer los
sentimientos interiores de los personajes (Ska et al., 2001, pp. 30-31).
 El principal acierto del análisis narrativo consiste en aplicar a los relatos bíblicos
un método apto para tal objeto, ya que los analiza como relatos y no solo, por
ejemplo, como posibles documentos históricos.
Anexo IX
Lectura pragmalinguistica
Análisis pragmático o pragmalingüística
El análisis pragmático parte del postulado de que el texto, en tanto elemento
comunicativo, tiene como finalidad producir un efecto: transmitir valores y criterios,
inducir a reacciones emocionales o motrices, dictaminar ciertas orientaciones, modificar
o fortalecer relaciones personales. El análisis pragmático estudia, entonces, la función
dinámica de los textos, es decir, los ve en cuanto instrucciones para la acción y la
orientación del lector (Egger, 1990, p. 161). Ya que el texto forma parte de un sistema
lingüístico y cultural, sobreentiende datos que no brinda, pero que son claros en su
cultura o historia; por eso, se vale de señales paralingüísticas que determinan el acto de
la comunicación y completan la información (Lentzen-Deis et al., 1990, p. 26).
De acuerdo con Mora et al. (1999, pp. 31-74), la pragmalingüística pretende descubrir la
intención que tiene el texto, es decir, su capacidad de acción o de influencia sobre los
lectores. Con ese propósito, analiza tres dimensiones del texto: la sintáctica, la
semántica y la pragmática.
La pragmalingüística propone un análisis sintáctico del texto que comienza con el
análisis sintáctico clásico, pero que avanza a desentrañar la función pragmática de la
construcción sintáctica. La frase "Jesús enseñaba en sus sinagogas" (Mt 4, 23) no es
meramente informativa; el adjetivo "sus" hace que el lector se plantee algunas
preguntas: "¿por qué no las sinagogas?", "¿el adjetivo separa a Jesús de las sinagogas?",
"¿el autor quiere que el lector no considere la sinagoga como lugar de oración?". La
forma en que están agrupadas las palabras determina el sentido y la función del texto.
El análisis semántico se ocupa del estudio del significado, el sentido y la función de las
palabras y los grupos de palabras. Estos atributos se van desarrollando a través de la
historia y de los contextos en los que se emplean. Por eso, la pragmalingüística
considera que el objetivo, la finalidad y los propósitos con los que se emite un mensaje
cambia los sentidos de los términos y las expresiones. En Colombia, la palabra "tinto"
puede ser un sustantivo que define una bebida caliente (café) o un pedido en una
cafetería. También la relación que existe entre las personas cambia el sentido de las
palabras. Para comprender bien el ruego que hace Pablo a los corintios: "les ruego que
no me obliguen a mostrarme atrevido cuando los visite" (2 Cor 10, 2), no basta con
comprender el significado de cada término y el sentido de la frase; se requiere tener
presente la posición de autoridad que tenía Pablo ante la comunidad.
El análisis pragmático considera que los textos quieren lograr algo en sus oyentes o
lectores. La exégesis pragmática se ocupará, entonces, de ayudar al lector a descubrir
todo el potencial transformador que tiene el texto y que puede irse haciendo eficiente
en el proceso de lectura.
Cuando la lectura del texto antiguo se relaciona con una situación actual en la que se
genera la misma tensión que refleja el texto, la exégesis y hermenéutica se hermanan
para donar toda la profundidad de la Palabra de Dios sin caer en lecturas facilistas o
arbitrarias. Por esta causa, el análisis pragmático de la Biblia se ha propuesto como un
método de lectura bíblica con una clara aplicabilidad pastoral.
Análisis contextual
Los textos bíblicos están redactados con unas ciertas características literarias, son el
resultado de un proceso de formación y fueron producidos en unos determinados
contextos sociales, culturales y religiosos. A esas tres dimensiones responden los tres
tipos de metodologías exegéticas. A la dimensión literaria, los métodos sincrónicos; al
proceso de formación, los diacrónicos, y a la relación con los contextos, los métodos
contextuales.
Los métodos contextuales utilizan modelos de las ciencias sociales para interpretar los
textos bíblicos (Aguirre, 2010a, p. 107). Todo escrito se enmarca en una sociedad y refleja
unas relaciones culturales, económicas y sociales que no pueden ser ignoradas si se
quiere comprender su sentido. Con otras palabras, para interpretar un texto, se necesita
conocer el contexto social en el que nació. El análisis contextual recurre a las ciencias
sociales para conocer críticamente el contexto en el que nacieron los textos y para
ubicarlos en él de una manera más respetuosa. No se opone a los estudios diacrónicos o
sincrónicos, sino que los complementa.
Ya los métodos diacrónicos habían empleado la categoría del Sitz im Leben para
designar las circunstancias sociorreligiosas en las que habían nacido los textos. En la
práctica, se fue reduciendo al "contexto eclesial"; el recurso a las ciencias sociales ayuda
a la exégesis a ampliar esta noción en la dirección del contexto social. "El contexto social
es una categoría más amplia que incluye las estructuras y los procesos de los grupos y
cultura en las nacieron dichos textos" (Guijarro, 2017, p. 297). No se identifica con la lectura
histórica de los textos, pues esta solo mira la fiabilidad histórica de los escritos, en
ocasiones, con una visión aristocrática de la historia, prestando poca o ninguna atención
a las realidades más amplias (Artola Arbiza y Sánchez Caro, 2020, pp. 394-397). Con sus
procedimientos, el análisis contextual hace explícito el mundo que está velado en los
textos, las relaciones sociales que se implican y los factores culturales, de este modo
ayuda a comprender mejor su significado.
Los estudios de demografía, etnografía, antropología social o los factores económicos
que rodearon la composición de los estudios bíblicos han ido acompañados por otra
tendencia importante de la investigación reciente. Se trata del intento de investigar los
contextos sociales y los conflictos y supuestos ideológicos que configuraron los textos
(Whitelam, 1998, pp. 63-64); es decir, las fuerzas sociales que subyacen en la producción de la
literatura bíblica. En otras palabras, estos estudios se ocupan de la sociedad detrás del
texto, que a veces dista de la que aparece a primera vista en el texto.
Esta necesidad es más imperiosa para la exégesis, dado que los escritos bíblicos fueron
producidos en una sociedad en la que las personas y comunidades compartían un
mismo contexto social y cultural; con ello, un gran número de informaciones y
valoraciones eran comunes a todos. La literatura producida por este tipo de sociedades
presupone muchas informaciones y valoraciones que los lectores primeros conocen,
pero a los cuales el lector de hoy no tiene acceso (Guijarro, 2017, p. 288). Un ejemplo que
suelen proponer los especialistas es la expresión de Isabel en Lc 1, 25 cuando se enteró
de su embarazo: "El Señor ha hecho esto por mí cuando ha tenido a bien quitar mi
oprobio entre la gente". En esa sociedad, una mujer casada que no tuviera hijos (estéril)
era un descrédito tanto para ella como para su marido y para las familias de los dos. Lo
que claramente no sucede en las sociedades occidentales de hoy.
El desarrollo de estos métodos tiene sus raíces en la preocupación de la "Escuela de
laHistoria de las formas" por la situación vital de los textos bíblicos. Pero comenzó a
desarrollarse y configurarse a partir de la década de 1970, en particular, en los Estados
Unidos, por influencia de especialistas como Wayne Meeks, Norman Gottwald o Bruce
Malina. En Alemania, destacan los nombres de Gerd Theissen, de los hermanos
Ekkehard y Wolfgang W Stegemann y de Luise Schottroff (Aguirre, 2010a, pp. 94-95).
Para analizar los textos y los hechos sociales, los especialistas suelen recurrir a
"modelos" o "categorías teóricas" que les permiten acercarse a la realidad de modo
sistemático, de forma que les ayuda a sacar a la luz aspectos, elementos o dimensiones
que no aparecen a primera vista. "Un modelo es una representación abstracta que
describe relaciones entre distintos elementos. Es importante no olvidar que los modelos
sociales no son la realidad, lo mismo que un mapa no es el territorio que representa"
(Guijarro, 2017, p. 292). El peligro siempre será imponer a los textos modelos culturalmente
inadecuados o sin base suficiente porque no conocemos los datos. Ello exige del
especialista prudencia a la hora de aplicar los modelos de las ciencias sociales al estudio
de los textos bíblicos.
El uso adecuado de estas herramientas tiene tres grandes funciones. En primer lugar,
enseñan a hacer preguntas nuevas y a descubrir aspectos de la realidad que de otra
manera pasan desapercibidos; por ejemplo, que en las sociedades bíblicas las categorías
de honor y vergüenza eran tan importantes como la economía hoy día. Es la función
heurística que enseña a formular las preguntas adecuadas para que el texto revele su
contenido. En segundo lugar, tiene una función explicativa en cuanto que hacen posible
encuadrar mejor los procesos sociales y los conflictos. Finalmente, tienen una función
predictiva, pues ayudan a aventurar algunas conclusiones que van más allá de los datos
que poseemos (Aguirre, 2010b, p. 5).
Aguirre (2010a
, pp. 97-107) precisa que son tres las ciencias a las que con mayor frecuencia
recurren los biblistas para sus estudios: la antropología cultural, la sociología y la
psicología social.
El recurso a la antropología cultural previene contra dos peligros al estudiar los textos
bíblicos: leerlos con las categorías culturales occidentales propias de la modernidad
(anacronismo) y considerar, así sea de modo inconsciente, al hombre occidental e
ilustrado como prototipo universal de lo humano (etnocentrismo). Uno y otro vician la
interpretación e incapacitan para descubrir las peculiaridades de los textos producidos
en culturas muy distantes y distintas de las nuestras (Aguirre, 2010a, pp. 97-98). La
antropología cultural detecta que tras los textos bíblicos subyace una sociedad
homogénea en la que sus integrantes compartían una amplia variedad de conceptos y
valoraciones. Ese tipo de sociedades producen textos esquemáticos en los que no es
necesario explicar muchos conceptos.3 La antropología cultural "posee una sensibilidad
y unos instrumentos metodológicos que permiten reconstruir el contexto de los textos
bíblicos desde la perspectiva de sus autores y destinatarios originales" ( Guijarro, 2017, p. 289).
Al mismo tiempo, evidencia elementos de esa sociedad como la rígida estatificación
social, la dependencia económica de la agricultura, la tensión entre la sociedad y el
campo, todos ellos importantes para la interpretación de los textos bíblicos.
El recurso a la sociología aumenta la capacidad de registrar los datos de la sociedad en
la que se escribieron los textos bíblicos y de interpretarlos. Mientras la antropología
adopta el punto de vista y las categorías de la sociedad estudiada ("perspectiva emic", la
llaman los especialistas), la sociología se acerca a los textos desde modelos sobre las
relaciones humanas y funcionamiento de los grupos elaborados a partir de las
sociedades actuales ("perspectiva etic").4 Esta perspectiva tiene dos peligros: aplicar a
sociedades antiguas teorías o conclusiones propias de las sociedades actuales y valerse
de hipótesis y teorías nacidas del estudio de sociedades industriales para estudiar
sociedades agrícolas. Conscientes de ello, los especialistas toman estos riesgos como
motivaciones para actuar con mayor cautela en la aplicación de los métodos. Conceptos
como marginalidad o estigmatización social derivan de las ciencias sociales y han
contribuido a conocer en profundidad el mundo que produjo el Nuevo Testamento.
Denominar "movimiento de Jesús" a lo que llamábamos antes "Iglesia naciente" implica
reconocer el cristianismo naciente como "un fenómeno social, un grupo de personas
que se dicen vinculadas a Jesús, con unos comportamientos y con unas funciones
sociales determinadas, y que posee su propia identificación colectiva" (Aguirre, 1998, p. 26).
Esta última categoría trae ventajas a la hora de analizar, por ejemplo, la función social
del cristianismo y el anuncio paulino de la cruz.
También "la psicología social presta una ayuda de gran interés para comprender los
procesos de formación de la identidad grupal" (Aguirre, 2010a, p. 106). Elemento clave para
definir la identidad de un grupo es la memoria, no como un simple recuerdo del pasado,
sino como recuerdo vital de todas aquellas experiencias que dieron origen y que dan
pertenencia a un grupo. El cristianismo constituye una "comunidad de la memoria
compartida" que ha sido plasmada en ritos, tradiciones, monumentos, calendario
litúrgico, lugares, personajes, etc. La referencia a personajes prototípicos (Jesús, pero
también Abrahán, Moisés, los apóstoles) que representan de modo eminente la
identidad del grupo actúa no solo como elemento de cohesión, sino también como
factor que contribuye a releer la historia y legitimar rasgos propios ante los demás
grupos (p. 107). Es lo que sucedió con el movimiento de Jesús.
Los métodos contextuales, también llamados "exégesis sociocientífica", emplean
modelos de las ciencias sociales para el análisis de los textos bíblicos y se presentan
como estudios complementarios de los otros métodos exegéticos, sin pretensión de
reemplazarlos o desplazarlos. Su principal aporte consiste en "hacer más explícito el
mundo que presupone la formación y la composición de los textos bíblicos, de este
modo ayuda a comprender mejor su significado" (Guijarro, 2017, p. 298). Su uso se ha
extendido entre los especialistas. En lengua española, el Grupo de investigación sobre
los orígenes del cristianismo (GISOC), con sede en Salamanca, tiene una notable
producción y ha propuesto interesantes avances en el conocimiento del contexto social
en el que nació el Nuevo Testamento.5 La importancia de los métodos contextuales
resuelve lo que escribió Esther Miquel, una de las integrantes del GISOC: "para entender
cualquier escrito del Nuevo Testamento necesitamos habernos familiarizado primero
con la cultura y la dinámica social en la que vivieron los grupos humanos que los
produjeron y los usaron" (Miquel, 2011, p. 16).
CONCLUSIONES
La abundancia de métodos de análisis de la exégesis bíblica es indicio de la riqueza
inagotable de la Biblia y de la necesidad de buscar instrumentos adecuados para recabar
el sentido que los textos tuvieron para los primeros lectores y que siguen teniendo para
los de hoy. Como la etimología lo indica, el método es tan solo un camino para acceder a
la complejidad del texto; en ningún caso, es un absoluto. La pluralidad de métodos
responde a las distintas preguntas que podemos hacerle a la Biblia. Mientras los
métodos diacrónicos responden a la necesidad de conocer el proceso de formación de
los textos, los sincrónicos responden a la pregunta por las características y la calidad
literarias de estos; en cambio, los contextuales miran la situación vital en la que
nacieron los textos con la convicción que ella es decisiva para comprender el contenido
y sentido.
Lejos de reducir la Biblia a explicaciones estériles y sin sentido para la vida cristiana, los
distintos métodos son ayudas para extraer de la Palabra de Dios el caudal de sentidos
para la vida cristiana. Su uso, además de ser imprescindible para acercarse a los textos,
es la mejor vía para que la Sagrada Escritura siga siendo el alma de la teología y de la
vida cristiana (DV 24).
Sistemática del Curso
Testimonio
Es este relato, pretendo hablar un poco de mi experiencia como participante del
proyecto extensivo de formación de biblistas.
Mi camino bíblico comenzó cuando aún estudiaba junto a los hermanos Lasallistas en la
época de formación, inicie en 1978 el curso de teología en la PUC de Porto alegre. Allí
aprendí mucho, más como detrás de la biblia está una historia de varios siglos de luchas,
resistencias y experiencias de un pueblo, un curso teológico no es suficiente. Allí
tampoco se ejercitaba el método hermenéutico del CEBI. Un buen grupo de estudiantes
proponía que los estudios fuesen en la perspectiva de la teología de la liberación. Hubo
mucha resistencia por parte de la dirección del curso. En 1980, era parte del directorio
académico. Como venía siendo cada año, el directorio promovió una semana teológica
más sobre el nuevo modo de ser Iglesia. Recuerdo que en la época fue necesario mucho
diálogo para conseguir la autorización por parte del cardenal de la arquidiócesis de poro
alegre para que Leonardo Boff pudiese estar con nosotros. De parte del CEBI, estuvo
una noche con nosotros Milton Schwantes, en esa época profesor de Antiguo
Testamento en San Leopoldo. Fue justamente allí y en aquel año, que la facultad de
teología de la Iglesia evangélica de confesión luterana en Brasil tuvo el primer contacto
con Carlos Mesters.
Más mi contacto más directo con el CEBi fue cuando vine a vivir en San Leopoldo en
1983. En la época participe del curso para padres y pastores promovido por el cebi-sur.
En la parroquia donde vivía era párroco Orestes Stragliotto, gran amante de la biblia y
articulador de innumerables grupos de estudio bíblico en las comunidades. Era entonces
parte del equipo que acompañaba esas “escuelitas” bíblicas. Fue esa práctica que me
desafiaba a prepararme mejor del punto de vista del contenido bíblico como también
del método. Y el proyecto extensivo vino a responder a esa mi búsqueda.
Fue así que, en 1985, además de los grupos que iniciaron su camino allá en el nordeste,
comenzamos también un grupo extensivo en el Rio Grande do sul. Después de varias
reuniones con las personas interesada, de los contactos con Carlos Dreher, nuestro
asesor, y con Sebastián, coordinador del proyecto, dimos las primeras pedaleadas en
este viaje que prometía durar cinco años.
Nuestro objetivo fundamental al recorrer ese camino era equiparnos de instrumentos
que nos diesen relativa autonomía en la lectura e interpretación de las Sagradas
Escrituras. De ese modo, queríamos disminuir nuestra dependencia de los “entendidos”
y de la exegesis europea. Eso nos dría una mayor libertad para partir de la vida cotidiana
del pueblo y, con la ayuda de la biblia, volver a ella revigorizados con la fe en el Dios de
la vida que también hace historia con nosotros.
El lugar en que nos reuniríamos en San Leopoldo era una sala gentilmente cedida en la
casa de retiros perteneciente a la congregación religiosa de la cual era parte una de
nuestras colegas de grupo. En cuanto a la periodicidad, inicialmente, nos
encontrábamos ahí de 15 en 15 días. Más como había problemas de distancia de
algunos compañeros, decidimos reunirnos durante dos días seguidos cada mes.
Éramos siete personas los componentes del grupo. Ramacés Hartwig y Elías Vergara son
reverendos de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil. Elías acompañaba una parroquia
en canoas, en la grande porto alegre. Allá Ramacés actuaba en la ciudad de pelotas en el
sur del estado. Norma de los Santos y Marilena Etges son religiosas insertadas en medio
popular que Vivian en San Leopoldo. Luis Herón Scherer y Cyzo Assis Lima en la época se
preparaban para el sacerdocio. Vivian y actuaban en la pastoral de una parroquia en San
Leopoldo. Cyzo trabajaba en CECA. Luis Herón vivía conmigo. Esta convivencia fue
positiva también para nuestra participación en el Extensivo, una vez que permitía hacer
juntos nuestra preparación para las reuniones del grupo. Además de mi actuación en las
comunidades, era secretario en aquellos años en el CEBI su como también el CEBI-rs.
Carlos dreher, nuestro asesor, era, en la época, profesor de A.T. en la facultad de
teología de la Iglesia Evangélica de confesión Luterana en Brasil en San Leopoldo. Carlos
creyó en el grupo. Fue una presencia amiga que ayudo mucho a todos en ese caminar.
Pienso que un aspecto que contribuyó en el proceso que el hecho de que todos venían
de una práctica pastoral y la mayoría también de asesoría bíblica.

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