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Ciudadela Capítulo Diez

Desperté entre mis sábanas confundido, realmente no sabía si lo que había pasado la
noche anterior había sido realidad o sólo un producto de mi imaginación. Me sentía cansado
y de alguna forma distinto, como si algo dentro de mí hubiera cambiado. Aún seguía
meditando y ordenando mis pensamientos cuando de pronto la tienda de campaña y todas
las cobijas volaron, las cuales se doblaban solas mientras surcaban los aires para
finalmente empacarse en mi mochila.

<<¿Podrías por lo menos darme mi ropa?>> Pregunté.

<<Oh sí perdón, lo olvidé>> dijo la bruja sonrojada. Mientras se dirigía a Rot y Nico.
<<Arriba flojos, ya salió el Sol y ustedes ni siquiera se han levantado, debemos
apresurarnos si queremos salir del bosque lo antes posible>>.

Con gran esfuerzo Rot y Nico se levantaron. Seguido a lo cual la bruja hizo volar gran parte
del equipaje hacia el regazo de Nico. <<Partamos entonces>>.

Los siguientes días transcurrieron sin ningún altercado, nuestra relación con la bruja había
mejorado notablemente. Ahora me decía idiota solo unas dos veces al día y usaba sus
hechizos contra mí solo en casos muy concretos, como para hacer reír a Rot tiñendo mi
cabello de blanco o inmovilizarme para indicarme que debíamos parar a acampar.

Tras varias noches de caminata finalmente llegamos a los lindes del bosque, donde la
primavera terminaba y el invierno podía observarse en su máximo esplendor.

No lo había explicado antes, pero las estaciones en el mundo de los sueños no son
alteradas por el tiempo, si no por el espacio. Existen cinco cuadrantes, cuatro que
representan a cada estación del año y colindan con las estaciones que corresponden
temporalmente con nuestro calendario humano, por ejemplo el Leta (la región del verano)
colinda con Biesna y Osien (Las regiones de la primavera y el otoño respectivamente). Esto
se repite cíclicamente con las cuatro estaciones. La excepción es la región central
perfectamente circular, la cual es completamente desconocida (obviamente ahí se
encuentra la ciudadela). Sólo los dioses saben realmente lo que allí se encuentra. Existen
varios rumores al respecto, pero no son importantes para esta parte de la historia.

Regresando a nuestra aventura, un mar de nieve surcaba las olas de la soledad que
inundaba el páramo frente a nuestros ojos. La monocromía me llenaba de sensaciones
inigualables; duda, preocupación, tranquilidad y esperanza.

A partir de nuestra salida del bosque la responsabilidad de guiar a todos por buen camino
volvió a recaer en mí. Tenía mapas sobre el Leta y había memorizado gran parte de su
geografía, pero en realidad nunca había estado allí antes. Es por eso que no podía
dimensionar las distancias correctamente. Los pequeños montes que había dibujado en mis
mapas resultaron ser enormes montañas cubiertas de nieve que eran imposibles de cruzar
a pie. Es por ello que tuve que replantear mi ruta, mientras la temperatura lentamente
decaía.
La raza de Nico es extremadamente resistente a cualquier clima, es por eso que Nico no se
quejaba en absoluto (tal vez en parte por orgullo), y las brujas poseen un fuego interno que
regula su temperatura constantemente. El único que se seguía muriendo de frio era yo,
había olvidado completamente cambiar mis ropas. Afortunadamente tenía en mi equipaje
ropa térmica que me ayudó a entrar en calor.

No cabía en mi introspección cuando me dí cuenta de pronto que Rot tiritaba de pies a


cabeza.

<<Ma... Mampara tengo mu...mu...mucho frío>>. Dijo Rot mientras veía a nuestra amiga
bruja. <<Lo olvidé Rot, discúlpame>> Respondió la bruja mientras aparecía un voluminoso
abrigo marrón que cubría completamente a Rot de la cabeza hasta los pies.
Instantáneamente Rot dejó de tiritar y caminó con normalidad.

En ese instante caí en cuenta que nunca había preguntado a mi amiga bruja por su nombre.
En todo este tiempo no me había pasado por la mente el conocer su nombre.

<<¡Te llamas Mampara!>>. Le dije asombrado.

<<Felicidades, después de varias semanas finalmente sabes cómo me llamo. A este ritmo
en unos dos años tal vez sepas cuál es mi color favorito>>. Respondió Mampara
sarcásticamente.

<<No es como que entre caminatas tenga la oportunidad de saber mucho sobe ti, si a cada
dos pasos me lanzas un hechizo o te burlas de mí>>. Me expresé con cierta incomodidad y
disgusto.

<<Si tanto te molesta, puedo dejar de usar magia y dejarlos a la deriva>>. Me respondió
Mampara con trazas de enojo en sus palabras.

<<¿Sabes qué pienso? Me parece que deberías...>>. Sin embargo un particular ruido
interrumpió nuestra conversación. Escuché como unos aullidos lejanos se mezclaban con
los gritos del viento.

<<Huargos.>> dijo Rot tras mirarme fijamente a los ojos. No sabía lo que significaba la
palabra, pero con ver el semblante del pequeño supe inmediatamente que no era nada
bueno.

<<Debemos irnos ya>> dijo Mampara muy seria. <<¿A dónde?>> pregunté.

<<A donde sea menos aquí>>. Sentenció mientras me miraba con horror.

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