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Caso
Caso
Aclaraciones previas: A fin de llevar a cabo las simulaciones se considerará que todas
las declaraciones fueron brindadas en la sede del Ministerio Público Fiscal, en las
fechas indicadas; que se encuentran firmadas por los declarantes y no poseen vicios
que permitan su impugnación formal.
Todos los nombres que se encuentran mencionados en el caso han sido entrevistados y
se cuenta con sus declaraciones en los legajos de las partes.
A las 9,03 hs. Llegó al lugar del hecho el personal policial de la división homicidios,
ingresó al lugar y constató la presencia de personas y rastros de lo ocurrido. Se logró
verificar la presencia en el lugar de Guillermina Riveros, quien estaba sentada en el piso
llorando y presentaba lesiones en su humanidad. Asimismo, a escasos centímetros de
Riveros, acostado en el piso de la habitación, se halló el cuerpo sin vida de Horacio
Larrondo, quien presentaba la ropa teñida de un líquido de color pardo rojizo a la altura
del tórax, como así manchas del mismo color a la altura del cuello y ambos brazos. En
la mano derecha del occiso, se detectó un mechón de cabellos de color castaño claro.
Testimoniales:
Julio Juarez
Juana Ramírez
Esteban Guidos
Gloria Gimenez
Diego Sánchez
Documentales:
Me llamó la atención, que la mujer de nombre Gloria, me seguía a todas partes dentro
de la casa y después me dijo que ella sabía que los problemas de pareja eran porque
Guillermina tenía una relación paralela con otro hombre y la víctima lo sabía y por eso
peleaban. También según Gloria, la mujer ya le había pegado a Larrondo varias veces,
pero que no había consecuencias, porque su amante era un policía que arreglaba todo y
eso Larrondo también lo sabía.”
“Yo me crié desde muy chica junto a Guillermina, en la misma casa ya que mi mamá
era hermana de su madre. Éramos como hermanas. Tanto que ella al irse a vivir con
Larrondo me llevó a vivir con ellos, allá por el año 2001. Larrondo siempre me trató
como una hija. Él quería mucho a Guillermina pero era muy celoso. Varias veces
hablando con Guillermina yo le decía que me daba pena Larrondo, porque siempre
trataba de conquistarla con regalos, y gestos dulces, así como traerle rosas, o llevarnos
de viaje a las dos. Pero “Guille” me decía que yo no sabía todo lo que ocurría y que no
lo conocía bien. Que él no era tan dulce como parecía. Viviendo con ellos en dos
oportunidades escuche discusiones fuertes. En la última, “Guille” decidió irse de la casa
y fuimos juntas a vivir en un alquiler a cuatro cuadras de la casa de Larrondo. Recuerdo
que la pelea ese día fue porque Larrondo había visto a “Guille” una noche saliendo de
una casa junto a un amigo de ella de nombre Esteban, y su enojo fue porque “Guille” le
dijo a Larrondo que salía a comprar verduras para la cena. Discutieron mucho, “Guille”
le gritaba que él (Larrondo) era una basura de persona y que Esteban era su amigo que
la comprendía en todo. Larrondo acusaba a “Guille” de tener relaciones amorosas con
Esteban y “Guille” se callaba primero, pero luego le pegó con una espumadera a
Larrondo. Ese fue el motivo por el cual “Guille” y yo, dejamos de vivir en la casa de
Larrondo. Después ellos se reconciliaron y “Guille” volvió a la casa, pero yo me quise
quedar a vivir sola. Desde ese tiempo no los visité nunca más.”
“Conocí a “Guille” desde muy chico, ya que vivíamos en casas que eran contiguas.
Siempre estuve enamorado de ella. Incluso fuimos novios desde que yo tenía 13 años y
hasta que cumplí los 17 años y debí trasladarme a Buenos Aires a seguir mis estudios.
Cuando llegué de nuevo a la ciudad en el año 2010, a la primera persona que vi fue a
“Guille”. Yo bajaba del bus, y ella estaba averiguando el precio de un pasaje para viajar
con su pareja. De inmediato nos pusimos a charlar y ponernos al día del estado de
nuestras vidas. Yo le conté que estaba separado y no tenía hijos. Ella me dijo que estaba
en pareja con un hombre mayor que ella, que estaba bien, pero que su hombre era muy
celoso y no la dejaba vivir en paz. Me dijo que por las continuas peleas con su pareja,
nunca quiso tener hijos. Después seguimos viéndonos a escondidas en lugares
previamente concertados entre los dos. Ella le tenía pánico al esposo y me contó que en
varias ocasiones este último le había pegado y hasta “Guille” debió ir al hospital para
curarse las heridas de la cara y la espalda. Una vez nos encontramos y pude ver su cara
lastimada y moretones en los brazos y piernas a la altura de los muslos. Yo le decía que
denuncie esos malos tratos, pero ella me decía que no, porque ella también lastimaba a
su pareja y ninguno hacía denuncias. Era como una especie de código entre ellos. Una
noche invité a “Guille” a ver unos videos en mi casa y después, la acompañé hasta la
esquina de su casa y fuimos vistos por la pareja de Guille, quien cruzó la calle y
comenzó a gritarnos. Yo me retiré a pedido de Guille y ella siguió hasta su casa
discutiendo con su pareja fuertemente hasta que ingresaron. Desde ese día no la volví a
ver asiduamente. Cada semana nos encontrábamos a charlar y Guille siempre me decía
que su pareja pronto se iba morir y ella haría su vida tranquila. También me contó
Guille que una vez esperó que su hombre se durmiera y entonces lo atacó dormido y
cuando le pregunté por qué hizo eso, me dijo riendo: “es que si lo atacaba despierto me
iba hacer puré”. La última vez que vi a Guille, fue el 12 de enero de 2019 y me dijo que
no aguantaba más y me confesó que seguía enamorada de mí y yo le dije lo mismo. Nos
abrazamos y me dijo que después me enviaba una carta con alguien. Después me enteré
de lo ocurrido y me impresioné mucho.”
Tiene 32 años. Trabaja como empleada doméstica (cama adentro) en la casa donde
vivían Guillermina y Horacio desde el año 2011. Llegó a la casa, cuando Horacio vivía
solo y al regresar Guillermina a vivir en el lugar en el año 2011, siguió prestando
servicios de domestica para la pareja. Estudia en horario nocturno y Horacio Larrondo
le pagaba sus estudios.
“Yo conocí a Horacio Larrondo en un bar, allá por el año 2010. Pronto nos hicimos
amigos e intentamos entablar una relación amorosa que no prosperó. Él me llevó a vivir
a su casa y yo lo ayudaba con la limpieza del lugar y mantener sus ropas limpias y
planchadas. Nuestra relación no funcionó porque él estaba enamorado de Guillermina y
desde el principio me dijo que no me quería lastimar pero que si Guillermina volvía,
nuestra relación se debía terminar. Yo acepté. Horacio era muy bueno conmigo. Me
pagaba los estudios, me aconsejaba y me cuidaba mucho. Yo me enamoré de él pero él
estaba enamorado de Guillermina. Cuando en el año 2011 me dijo que se reconcilió con
Guillermina, me propuso que me quede en la casa a trabajar como doméstica y como yo
no tenía donde ir, acepté. Guillermina sabía toda mi historia con Horacio, y pareció no
importarle porque ella también aceptó que yo me quedara. Yo me daba cuenta que
Guillermina no lo quería a Horacio. Y varias veces vi a Guillermina en distintos lugares
con su amigo Esteban. Era claro que ellos eran pareja. Yo le contaba eso a Horacio y él
se ponía como loco y peleaba con Guillermina. Después de muchas peleas, yo dejé de
contarle cosas a Horacio, porque tenía miedo que alguien salga lastimado, ya que
cuando Horacio y Guillermina discutían, casi siempre ambos se pegaban con lo que
tenían a mano. Guille varias veces tuvo que ir al hospital a curarse y también varias
veces lastimó a Horacio. Una vez Guillermina le pegó a Horacio mientras este dormía.
Pero ninguno hacía denuncias. Estas peleas entre ellos, acercaban mucho a Horacio
conmigo. El comenzó a decirme que me quería y que se equivocó con Guille, pero
tampoco hacía nada para terminar con esa relación. El día de la muerte de Horacio, yo
me levanté temprano y preparé mi desayuno. Escuché que ella se levantó y salió de la
casa. Como a la hora yo estaba en mi habitación y escuché que Guillermina volvió y de
inmediato comenzaron las discusiones en el dormitorio. Después escuché un grito
desgarrador de ella y después un silencio absoluto. Ahí decidí llamar al 911, porque
tuve el presentimiento de que algo malo había sucedido. No puedo creer que Horacio
esté muerto, pero Guillermina nunca lo quiso, ahora debe estar contenta.”
En relación a Guillermina, la examine ese mismo día del hecho a las 9,55 horas y emití
un informe en donde detallé sus características físicas y algunas lesiones que
presentaba en su cuerpo. Guillermina es una mujer de un metro sesenta y pesaba 61
kilogramos. Recuerdo que ella tenía moretones en ambos brazos a la altura de ambos
bíceps. Verifique también, escoriaciones en el lado derecho del cuello, en línea oblicua
en relación al eje del cuerpo, en cantidad de tres y con una longitud de 3 cm de largo. El
cuero cabelludo en la zona del parietal izquierdo estaba enrojecido. Las lesiones de
Guillermina, tenían una data de no más de seis horas desde el momento del examen.
Cuando la examiné ella estaba tranquila. Solo repetía varias veces la frase: “no lo puedo
creer, hasta que pasó nomás”.
En lo relativo a la autopsia del Larrondo, recuerdo que comencé el examen el día del
hecho a las 9,12 hs. y se trataba de un cuerpo de un metro ochenta y cinco, y 123
kilogramos. El cadáver presentaba una herida cortante superficial en el cuello de unos 5
cm de longitud que solo compromete tejido cutáneo pero muy sangrante. El elemento
productor debió tratarse de uno dotado con filo. También presentaba tres heridas punzo
cortantes. Una ubicada en el tórax, en el tercer espacio intercostal izquierdo, con una
longitud de tres cm. Y una profundidad de 12 cm. Esta comprometió el ventrículo
derecho causando hemorragia interna y shock hipovolémico que derivó en la muerte.
Otra herida de las mismas características que la anterior estaba ubicada en la zona
posterior del antebrazo izquierdo, con una longitud de tres cm. Y una profundidad de
cuatro cm. Otra herida punzo cortante, estaba ubicada en la palma de la mano derecha, y
tenía una longitud de tres cm. Y profundidad de dos cm.-Todas las heridas, tenían una
misma data que no superaban las seis horas anteriores al examen. Todas las lesiones
halladas en Guillermina y el cadáver de Horacio Larrondo, las he graficado en sendos
esquemas anatómicos que acompañé con mi informe.
“Yo viví con Larrondo en pareja desde el año 2001. Con nosotros en la misma casa,
también vivía mi prima Juana que es como una hermana para mi. Al principio todo era
perfecto, hasta que él cumplió los cincuenta años y comenzó a ponerse más celoso que
de costumbre. Comenzó a seguirme y a controlar mis comunicaciones telefónicas. Un
día me vió salir con un compañero de trabajo de la casa de este último y me acusó de
tener relaciones amorosas con él. Ello generó un gran problema en nuestra pareja y
después de una gran discusión me fui a vivir con mi prima, desde septiembre del 2010
hasta enero del 2011. Volví porque Larrondo me pidió disculpas y porque lo quería, a
pesar de la falta de confianza que siempre me demostró. Desde que volví a vivir con él,
casi todos los días eran insultos de él hacia mí y discusiones por pavadas. Muchas
veces llegó a pegarme y tres veces debí recurrir al hospital para curarme las heridas del
rostro, los brazos y la espalda. Me acusaba de tener relaciones con cualquier hombre
que llegaba a la casa o pasaba por frente de la casa. Se enfurecía mucho si yo salía sola
de la casa. Cuando me atacaba yo me defendía como podía. Recuerdo que en dos
oportunidades me atacó y yo le pegué una vez con una espumadera y otra con un
escobillón. Después él me fue a denunciar diciendo que le pegué mientras dormía, pero
en realidad, él me atacó y yo me defendí. Nunca supe nada más de esas denuncias. La
vida con Larrondo se tornó muy difícil. Yo siempre pensé que era por la diferencia de
edad, ya que me llevaba más de treinta años, trataba de comprenderlo pero cada vez era
más intolerante. Una vez, vi a Horacio salir de la habitación de Gloria (nuestra
empleada doméstica cama adentro), y le pregunté qué hacía ahí, y me dijo que yo no era
quien debía preguntar nada, sino era yo quien debía explicarle a él, que hacía yo con mi
compañero Esteban cuando Larrondo nos vió antes de nuestra separación, recreando así
aquella vieja discusión por un tema que yo creía superado. A partir de ese día, yo puse
mucho cuidado en el trato entre Horacio y Gloria y me di cuenta que entre ellos, había
mucha complicidad, se hacían gestos y se reían juntos pero nunca pude ver con mis ojos
algo amoroso entre ellos. Ese día 14 de enero, yo volví de comprar el pan para el
desayuno y el ya se había levantado. Me pregunto de dónde venía y con quien estuve,
Le dije que fui a la panadería y que estaba cerrada. Entonces me empezó a insultar, dijo
que yo era una cualquiera, que le mentía, que quien sabe con quién me fui a acostar. Me
dijo que era una basura y una prostituta. Yo no le hice caso, caminé hacia la cocina a
buscar galletitas y él se me vino con furia y me agarró de los pelos. Me dolió mucho y
empecé a gritar. Sabía que nuestra empleada doméstica, Gloria, estaba en la casa.
Larrondo siguió zamarreándome de los pelos y entonces no sé cómo pasó, pero yo tenía
un cuchillo todo ensangrentado en las manos y Larrondo ya estaba muerto en el piso.
No me di cuenta cuando tomé el cuchillo, y no sé cómo se produjeron las heridas en el
cuerpo de Horacio. Me senté a llorar a su lado porque yo lo quería mucho. Llegó la
policía y me hicieron varias preguntas pero yo no sabía qué decir. Después me llevaron
a la comisaría y quedé detenida.”