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Centro Salesiano de Estudios Superiores PEM en Filosofía

Antropología Filosófica P. Rolando Echeverría, sdb

Recensión Carta Encíclica “ Laudato Si’ ” Papa Francisco

Brandon Homero Figueroa González, sdb Carné: 2014-06524


Guatemala de la Asunción, 10 de septiembre de 2015
RECENSIÓN DE LA CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI’

1. Descripción bibliográfica

FRANCISCO, Carta Encíclica Laudato Si’. Sobre el cuidado de la casa común (24 de
mayo de 2015), Tipografía Vaticana.

2. Descripción general

Esta obra es una Carta Encíclica del Papa Francisco, en su tercer año de pontificado.
Recordando que las encíclicas “son cartas solemnes sobre asuntos de la Iglesia o
determinados puntos de la doctrina católica dirigidas por el Papa a los obispos y fieles
católicos de todo el mundo.” Es, generalmente, el documento más importante que
escribe un Pontífice, y su origen se encuentra en las epístolas del Nuevo Testamento.
Ordinariamente se redacta en la lengua oficial de la Santa Sede, que es el latín. El título
de la encíclica es tomado de las primeras palabras del documento.

Además, habrá que aclarar la autoridad que posee un documento de este tipo en el
ámbito eclesial, y por ende el peso moral que tiene en el mundo, aunque no sea algo
dogmático definitivo:

“Literalmente significa “circular” (…) y es una declaración del magisterio


ordinario o extraordinario. Su doctrina hay que aceptarla fundamentalmente con
un asentimiento positivo e interno, aunque no absolutamente definitivo. Como es
natural, una encíclica, por su misma naturaleza, tiene en su lenguaje, tonos y
aspectos mayor condicionalidad temporal que una decisión dogmática definitiva.
Como es natural, el Papa puede utilizar una encíclica como decisión definitiva de
problemas hasta entonces abiertos a la discusión. Cuando sucede esto, tiene que
estar expresado en la encíclica”. 3

Con esta definición podemos entender mejor el valor intrínseco de este tipo de
documentos y el propósito que persigue a nivel eclesial y mundial. En este caso, la
Encíclica Laudato si’ tiene como propósito principal alentar a los cristianos y al mundo
en general a llevar a cabo una reflexión de las causas y los efectos de la problemática
ambiental que tanto afecta a nuestra “casa común” en la actual época postmoderna, y

3
RAHNER y VORGRIMLER, “Encíclica“ en Diccionario Teológico, Editorial Herder, Barcelona 1966, pág. 201.

1
trazar unas líneas de acción en cuanto al compromiso que podemos asumir para una
ecología sana. Está escrita en prosa, con un lenguaje profundo pero accesible.

3. Síntesis del contenido

Esta encíclica, como cualquier otro documento eclesial, está dividido en números (en
este caso, del 1 al 246) para facilitar la forma de citarlo posteriormente. Además, está
dividida en seis capítulos, precedidos de una introducción o exhortación (“Mi llamado”,
le llama el Papa) y finaliza con unas oraciones agradeciendo a Dios el don de la Tierra y
pidiendo sabiduría para poder convivir sanamente en él. El contenido de este texto
abarca varias temáticas, sin embargo, todas, a fin de cuentas, desembocan en una
antropología, en el puesto y la responsabilidad del hombre en la naturaleza.

Básicamente, el propósito de esta carta lo expresa el Papa así: “Hago una invitación
urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del
planeta.” (14). Es precisamente en torno a esa reflexión que él propone que se desarrolla
todo el contenido. Haré, a continuación, una breve síntesis de cada capítulo, a fin de
descubrir el hilo conductor que teje las ideas del Papa.

- Introducción

Expone las causas que lo motivan a escribir esta carta, rescatando principalmente el
grito de la madre tierra que “clama por el daño que le provocamos a causa del uso
irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella” (2). Este daño es
fruto de un pensamiento autoritario del hombre provocado por la herida que tiene a
causa del pecado y que genera violencia contra Dios, contra los hombres y contra la
naturaleza. Además, rescata las reflexiones previas que la Iglesia ha realizado respecto a
este tema y su deseo de tomar como guía y referencia a San Francisco de Asís (de quien
toma el himno con que inicia la carta: “Laudato si’, mi’ Signore” – Alabado seas, mi
Señor), pues él, según se sabe, amaba y era amado por su alegría, su entrega generosa,
su corazón universal, viviendo en una armonía admirable con Dios, con los demás, con
la naturaleza y consigo mismo.

- Capítulo Primero: Lo que le está pasando a nuestra casa

Da a conocer los frutos de las últimas investigaciones científicas para dar a conocer la
situación actual de nuestro planeta y las repercusiones en la vida del hombre pues la
degradación del ambiente natural, degrada también el ambiente humano. El Papa parte
4
de cuestiones de índole ambiental, y las considera ligados a la cultura del descarte” la
4 El Papa utiliza este término para referirse a la situación actual de considerar únicamente lo funcional en las cosas y en
las personas, que después se convierten en basura o en los pobres excluidos, respectivamente:
“Mientras me sirva, lo valoro, y luego lo desecho”. El Papa la define como aquella cultura que “no respeta nada ni a
nadie: Desde los animales a los seres humanos, e incluso al mismo Dios. De ahí nace la humanidad herida y
continuamente dividida por tensiones y conflictos de todo tipo.” (Discurso de Año Nuevo al Cuerpo Diplomático, EWTN
Noticias, 12-01-2015).

2
cual ve todo de una forma individualista y utilitarista. Menciona acá la importancia de
considerar el clima como un bien común “de todos y para todos”, haciendo un
minucioso análisis químico-biológico de todos los efectos del daño que la
contaminación produce. Habla del problema del agua, recordando que el acceso a ésta
es un derecho humano básico, fundamental y universal, pues de ésta depende que las
personas sobrevivan, y por eso, puede ser una de las principales causas de conflictos
para este siglo. Aboga, además, por lo lamentable de la pérdida de la biodiversidad y
asegura que el costo de muchos de los daños ocasionados por un uso y descuido
egoístas es más alto que el beneficio económico inmediato que se puede obtener.

Hace la aclaración de que los daños producidos al medio ambiente repercuten en la


calidad de vida de las personas, siendo las más pobres siempre las más afectadas.
Asegura que “el ser humano es una criatura de este mundo, que tiene derecho a vivir y a
ser feliz, y que además tiene una dignidad especialísima” (43), y que por eso no se
puede permitir la situación de caos, de desorden, de exclusión y de aislamiento (fruto
del individualismo) que actualmente se vive, donde solo unos pocos se benefician. Hace
un llamado al correcto uso de los medios digitales que, así como favorecen en gran
medida el desarrollo, también pueden hacer grandes heridas en la dimensión
interpersonal del hombre, produciendo emociones y relaciones artificiales y vacías.

En cuanto a las reacciones que estos análisis han tenido en el mundo, principalmente en
las organizaciones mundiales más influyentes, critica la postura y la reflexión que se
realiza a partir de un estado cómodo de desarrollo y de una calidad de vida al que no
todos tienen acceso, y que muchas veces llegan a hacer propuestas que atentan contra la
dignidad de las personas más pobres, llevando a una inequidad exacerbada. Concluye
haciendo la invitación a la urgencia de “fortalecer la conciencia que somos una sola
familia humana, y que por eso no hay espacio para la globalización de la indiferencia”
(52), y busca la fuerza y sinergia en las políticas internacionales a fin trabajar en
conjunto para solucionar este problema.

- Capítulo Segundo: El Evangelio de la Creación

Afirma que, aunque muchos científicos no apoyan la idea de la existencia de un Creador, la


fe y la ciencia pueden tener un diálogo intenso y productivo, y es necesario en un tema
como este, tener varios enfoques y puntos de vista. Encuentra en las culturas y en todas sus
manifestaciones, algunas respuestas a este problema ambiental que nos afecta a todos.

Resalta la sabiduría de los textos bíblicos, donde se revela a un Dios que lo “ha hecho
todo bien” (Gn. 1, 31) y que el hombre, con el pecado, ha roto la relación con Dios, con
el prójimo y con la tierra, las cuales son las relaciones fundamentales que están
íntimamente conectadas. Estos textos nos recuerdan que “no somos Dios”, que la tierra

3
es un don, y que por tanto no podemos creer que poseemos el domino absoluto sobre las
demás criaturas: “la Biblia no da lugar a un antropocentrismo despótico que se desentienda
5
de las demás criaturas” (68), pues cada criatura, por su simple existencia, da gloria a Dios.
La Creación es, por tanto, un proyecto de amor de Dios donde cada criatura tiene un valor,
y de ahí que la Iglesia tenga una responsabilidad gravísima: recordar el deber de cuidar la
naturaleza y proteger al hombre contra la destrucción de sí mismo.

Además, no podemos considerarnos el fin último de todas las criaturas, pues éste lo
encuentran únicamente en Dios, y al considerarnos todos como criaturas suyas,
conformamos la familia universal, y estamos llamados a la comunión profunda, a una
fraternidad sincera y recíproca, y a una armonía que lleve a descubrir las maravillas de
Dios en cada uno. Por eso la importancia de considerar que todos los bienes tienen un
destino común que beneficie a todos por igual.

- Capítulo Tercero: Raíz humana de la crisis ecológica

Es de los capítulos más extensos, donde el Papa se enfoca en el paradigma tecnocrático


6
dominante y en el lugar del ser humano y de su acción en el mundo. Parte, en un
primer momento, valorando la influencia positiva de los medios de comunicación,
capaces de provocar en el hombre un salto al ámbito de la belleza. Sin embargo,
asegura que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder de la mejor
manera, porque el vasto crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un
desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia. Esa falta de
conciencia, que provoca un relativismo en la humanidad, es la que el Papa denuncia,
haciendo un llamado a cultivar un ética sólida que lleve a los hombres a darse la mano y
a tener presente la realidad que se le presenta para transformarla amigablemente.

Asegura que aquellos que poseen la técnica, no la orientan al bienestar y utilidad común
sino al dominio. Por eso, estas dificultades trascienden a la política y a la economía,
7
considerando como eje principal y como fin último el rédito qué ésta puede tener,
descuidando los efectos dañinos que este inmediatismo tiene en la población en general. Un
ejemplo claro de eso es que, en la actualidad, el mercado en sí mismo no garantiza el
desarrollo humano integral y la inclusión social, siendo esas sus principales falencias, pues
cada día se hacen más grandes las brechas entre clases sociales (los pobres son cada

5 Cfr. CEC 2416


6Este término que tiene un papel protagónico en la denuncia del Papa Francisco, se refiere al modo en que la tecnología
y sus avances rigen las relaciones humanas, haciendo que el hombre pierda su autonomía y que su libertad se enferme.
Este problema surge cuando “la humanidad ha asumido la tecnología y su desarrollo junto con un paradigma
homogéneo y unidimensional” (106) llevando a la población que no tiene acceso a estos avances, a las periferias
existenciales, a la exclusión cruel y al mismo tiempo, crece su sentimiento de poder absoluto y sus ansias de manipular.
Más adelante el Papa asegura que la mayoría de dificultades actuales surgen a partir de la construcción, a veces
inconsciente, de un paradigma de comprensión basado en la tecnociencia que condiciona la vida de las personas y el
funcionamiento de la sociedad (Cfr. 107).
7 Rédito: Renta, utilidad o beneficio renovable que rinde un capital (“Rédito” en DRAE, 2014).

4
vez más pobres –en una miseria deshumanizadora- y los ricos, cada vez más ricos –con
un consumismo derrochador-).

Es necesario, afirma Francisco, que se avance en una valiente revolución cultural, pues
ya muchas personas no creen en un futuro feliz basado en los avances tecnológicos ya
que el avance de la ciencia y la técnica no equivale al avance de la humanidad y de la
historia. Se vislumbran, entonces, otros caminos para alcanzar la auténtica felicidad,
recuperando los valores perdidos y llevando la técnica a resolver problemas concretos
de otros, ayudándolos a vivir con más dignidad.

Un problema grave es el antropocentrismo moderno que no ubica adecuadamente al


hombre en el mundo, lo que lo lleva a entenderse mal y contradecir su propia realidad.
Por eso, el hombre debe entenderse como un administrador responsable y no como un
dominador absoluto. Además impera la necesidad de afirmar que, la ecología adecuada
está basada en una antropología adecuada, pues el Papa confronta la doctrina de algunos
movimientos que consideran al hombre como una criatura más, que procede de los
juegos del azar, llegando a un biocentrismo; es necesario que se descubra el valor del
ser humano, sus capacidades de conocimiento, voluntad, libertad y responsabilidad. El
valor de la persona es fundamental para entender el mundo y ubicarse adecuadamente
entre las demás criaturas, y junto con ella, se debe valorar las relaciones fundamentales
entre las personas, pues “la apertura a un tú capaz de conocer, amar y dialogar sigue
siendo la gran nobleza de la persona humana” (119).

El hombre actual está en medio del relativismo práctico que empuja a una persona a
aprovecharse de la otra (explotación, dominio, supresión de derechos en todas sus
formas…). Surge “cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, y termina
dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo demás se
vuelve relativo” (123). Esta cultura es fruto, principalmente, de la tecnocracia que lleva
a considerar todo irrelevante si no sirve a los intereses inmediatos. Los avances
científicos deben tener como base una ética sólida, porque cuando la técnica desconoce,
o le son indiferentes los grandes principios éticos, termina considerando legítima
cualquier práctica.

La importancia del trabajo es otro aspecto fundamental para el desarrollo del hombre,
pues está intrínseco en su naturaleza desde el momento de su creación. El trabajo
dignifica, lleva a la realización personal y, por eso, las tecnologías no deben remplazar
el trabajo humano. El tema del empleo es uno de los factores que más aquejan a la
sociedad, y que se verá solventado cuando la economía favorezca la diversidad
productiva, evitando también la aparición de gobiernos asistencialistas y paternalistas.

5
- Capítulo Cuarto: una ecología integral

8
En este capítulo, Francisco propone una ecología integral en la que se vean incorporados
las distintas dimensiones humanas y sociales. Hace énfasis en la importancia de considerar
el ambiente como el lugar donde se desarrolla la relación en sus diferentes formas. Además
hace un llamado a realizar un auténtico uso sostenible de los recursos, capaz de evaluar si
existe la posibilidad de regeneración de los ecosistemas afectados, partiendo de las políticas
de las instituciones que regulan las relaciones humanas.

Si se ve afectado el ambiente natural, del mismo modo se ve afectado el patrimonio


cultural e histórico. Para que exista una auténtica resolución del problema ambiental, es
necesario considerar y tomar en cuenta las posturas de las personas desde su propia
realidad, de su propia cultura pues, de no ser así, existe el riesgo latente de que algunos
grupos étnicos o culturales desaparezcan.

Toda la ecología debe asegurar una mejora integral en la calidad de vida de las
personas, considerando que los escenarios donde el hombre se desenvuelve influyen en
la vida de las personas, de la forma de ver la vida, de sentir y de actuar. Por eso, la
importancia de la vivienda digna, del transporte, del respeto por el cuerpo como formas
desarrollo auténtico. Cuando se vela por la dignidad de todos los hombres, surge el
principio del bien común, que presupone el respeto por la persona humana y trasciende
a un desarrollo sostenible. Por eso es que la ecología integral comienza desde la vida
cotidiana, en las propuestas creativas para vivir y recrearse.

- Capítulo Quinto: Algunas líneas de orientación y acción

Es necesario partir, según Francisco, de la concepción de una política internacional


donde no sólo se enfoque la dimensión “curativa”, sino más bien “preventiva”, donde
todas las soluciones, sea en favor y con base en una perspectiva global, dejando de lado
los intereses particulares de las grandes potencias. Pues al ser un solo mundo, al vivir en
una sana interdependencia, podremos proponer un proyecto común a todos. Estas
políticas implican decisiones valientes de las potencias, pues si no hay decisiones
concretas es más difícil llegar a acuerdos ambientales eficaces (urgen acuerdos que se
cumplan), como las Cumbres mundiales sobre el ambiente. Y, por otro lado, los países
pobres deben considerar como algo prioritario el buscar erradicar la miseria y el
desarrollo social de los ciudadanos.

Pide con insistencia “un acuerdo sobre los regímenes de gobernanza global para toda la
gama de los llamados bienes comunes globales” (174), ya que el mercado no es capaz de

8El mismo Papa define el término ecología como la ciencia que “estudia las relaciones entre los organismos vivientes y
el ambiente donde se desarrollan” (138).

6
defenderlos y potenciarlos, ni tampoco se puede pensar en “recetas uniformes” pues
cada país tiene problemas y limitantes específicos.

Dichas regulaciones internacionales deben tener transparencia para poder cosechar


eficacia, pues la corrupción es de las primeras barreras que derribar cuando se trata de
leyes que favorezcan a unas minorías dominantes, considerando que toda decisión debe
estar abordada desde diversos enfoques. Debe existir un diálogo entre varios frentes de
actividad social (gobiernos, instituciones, religiones…) que favorezcan la correcta y
eficaz toma de decisiones. Además, el cumplimiento de las leyes necesita de la
colaboración de cada ciudadano, pues si no se tiene el sentido de corresponsabilidad,
será imposible una asimilación y cumplimiento justo de las mismas.

Además, el Papa asegura que “la política no debe someterse a la economía y ésta no debe
someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia.” (189) Esto, por
tanto, exige un cambio en el modelo de desarrollo global, donde se reoriente la definición,
actividad y finalidad de la economía, tantas veces tan manchada y descuidada.

- Capítulo Sexto: Educación y espiritualidad ecológica

Con todo lo anterior que se ha expuesto, el Papa afirma que para que los grandes cambios
ocurran, se necesita primero cambiar y fortalecer la conciencia de que somos una sola
familia, que tenemos un origen común y un futuro compartido. Por eso, es posible apostar
por un cambio de vida, pues actualmente, debido al paradigma consumista compulsivo, que
empañan la auténtica libertad, obligando a las personas a comprar de forma desmedida y a
crearse necesidades sin sentido. Hay que salir del egoísmo colectivo y abrirse a los demás,
dejar el sentido autorreferencial que no hace más que olvidarse de los otros: “mientras más
vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”
(204). Solo, afirma Francisco, cuando se supera el individualismo, se es capaz de
desarrollar un estilo de vida alternativo.

Surge también la importancia de fomentar la educación ambiental, que promueva la


adquisición de nuevos hábitos, que ayuden a descubrir que no se necesita consumir en
exceso para ser feliz. No basta con informar, sino realmente fomentar hábitos
operativos buenos, es decir, virtudes; es, entonces, una auténtica transformación
personal, una conversión de vida.

Esta educación se ve reflejada en el primer lugar donde se desarrolla la cultura de la vida,


es decir, la familia, que es el “ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y
protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede
desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Es la sede de la
cultura de la vida.”(213). Allí se empiezan a cambiar los paradigmas que influyen en el
pensamiento, concepción de la vida y en los comportamientos.

7
Por último hace un llamado a los cristianos a vivir coherentemente su fe en el Dios de la
Vida, a descubrir en las criaturas la huella del Creador y a comprometerse a trabajar en
el cambio, con pequeños gestos de amor que trasciendan a propuestas comunitarias
sólidas y perseverantes. Para esto se requiere “partir desde dentro” y examinar la
conciencia para ver cómo nos hemos comportado con el mundo, y con Dios. Hace
énfasis en que el sentir ternura y amor por las cosas pequeñas y maravillosas no es
signo de debilidad, sino de

Concluye con unas oraciones para pedirle a Dios la capacidad de cambiar la vida en
función del bien común, agradeciéndole, al mismo tiempo, tan maravilloso don.

4. Juicio crítico

Me gustaría empezar a expresar la reacción que tuvo en mí la lectura de esta encíclica


citando a San Francisco de Sales, cuando habla de los buenos pensamientos, recordando
que justamente cuando la leía identifiqué un signo profético en los escritos de este
santo, o mejor, una capacidad para darse cuenta de lo valioso de la creación: nos
permite la contemplación del Creador :

“Una alma devota, al ver un riachuelo y al contemplar en él el cielo reflejado con


sus estrellas, en una noche serena, decía: “¡Oh Dios mío!, estas mismas estrellas
estarán bajo tus pies, cuando me hayas recibido en tus santos tabernáculos; y, así
como las estrellas se reflejaban en la tierra, así también los hombres de la tierra
están reflejados en el cielo, en la fuente viva de la caridad divina.

Otro, al ver la corriente de un río, exclamaba: “Mi alma jamás tendrá reposo hasta
que se haya abismado en el mar de la Divinidad, que es su origen.” Y san
Francisco, mientras contemplaba un hermoso riachuelo, en cuya orilla se había
arrodillado, para orar, fue arrebatado en éxtasis y repetía muchas veces: “La gracia
de mi Dios se desliza suavemente como este pequeño riachuelo.” Otro, al
contemplar los pensamientos del jardín, hermosos a la vista, pero sin perfume,
decía: “¡Ah! Así son mis pensamientos, hermosos en la forma, pero sin fruto.”

Desgraciados los que alejan a las criaturas del Creador, para convertirlas en
instrumento de pecado; bienaventurados los que se sirven de ellas para la gloria de
9
su Creador y hace que su ser pasajero redunde en honor de la verdad.”

Vemos acá la importancia de recordar aquel principio que está en el hombre: la capacidad
de contemplar a su Creador, de descubrirle en las criaturas de este mundo. Y es que,
actualmente, eso tan “normal” ha perdido fuerza y se ha opacado con otras ideas

9FRANCISCO DE SALES, Introducción a la vida devota. Filotea, Grupo Editorial Lumen, Buenos Aires 2002. Págs. 105-
106.

8
y sentimientos más indiferentes, que llevan ya no a ver lo grandioso de las criaturas,
sino a ver qué tan útiles son, de un modo inmediato, en respuesta a intereses
personales. Porque cuando el pecado enceguece, es imposible ver a Dios; pues el
egoísmo es un pecado.

Sin duda, el problema de la ecología ha sido de los que más se ha tocado en estos
últimos tiempos, incluso se le ha considerado como un “signo de los tiempos”, pues
precisamente es una sensibilidad que hace un par de décadas no era tan latente.
Lamentablemente, las reflexiones e información se quedan sólo en eso y no trascienden
a unas políticas firmes, a un sentido de corresponsabilidad y de “amistad social”, pero
sobre todo a un nuevo modo de vida, que sea capaz de “desenfrascarnos” de los
paradigmas que las mismas corrientes neo-liberales y consumistas han construido y nos
han hecho tenerlos como necesarios y únicos.

La finalidad que se trazó el Papa Francisco al escribir esta carta encíclica que consistía
en llevar a la población mundial a hacer una reflexión profunda sobre la importancia de
un nuevo diálogo, aunque pareciera presuntuosa, considero que tiene un tinte
meramente profético, necesario y urgente. Considero que, mediante el análisis y los
estudios que realizó para tratar este tema, se facilitó el alcance de dicho objetivo. Si
bien es cierto, que éste no es el primer documento que se escribe en relación a ese
tema, sin embargo, con el lenguaje claro, directo y actualizado que utiliza el Papa
Francisco, logró darle un “nuevo aire”, una nueva perspectiva y unas propuestas, a mi
opinión, más prácticas y factibles. Con todo esto, reitero mi afirmación de que, con esa
originalidad propia, fue capaz de dar una argumentación válida a la tesis inicial.

Respecto al uso de los bienes, no se trata de “satanizarlos” pues “la persona, en efecto,
no puede prescindir de los bienes materiales que responden a sus necesidades primarias
10
y constituyen las condiciones básicas para su existencia” (CDSI 171), ni tampoco de
colocar al hombre al mismo nivel de las mismas criaturas, pues éste tiene cualidades
intrínsecas que lo hacen distinto: inteligencia y voluntad. De ahí que sea capaz de
buscar la comunión, de compartir, de trabajar en conjunto, de considerarse con un
origen común, de autoafirmarse como parte de una gran fraternidad universal. Por eso,
estoy completamente de acuerdo con la denuncia profética a una cultura del relativismo
práctico, de la indiferencia y de la tecnocracia, que únicamente hacen al hombre más
limitado, funcional y hasta descartable.

Es precisamente esa cultura la que provoca aún más discriminación y exclusión, pero,
como afirmaba San Juan de la Cruz: “para buscar a Dios se requiere un corazón desnudo y
fuerte y libre de todos los males y bienes que no son Dios. Tal es la libertad y fortaleza que
11
precisa el alma para buscar a Dios.” Esto, es lo que se debe buscar: estar libre de la
autorreferencialidad, del egoísmo, del individualismo y aislamiento; estar libre “de

10 PONTIFICIO CONSEJO “JUSTICIA Y PAZ”, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, Conferencia Episcopal de
Guatemala, Guatemala 2008.
11 BALLESTER Jesús, Juan de la Cruz. Cántico Espiritual leído hoy, Ediciones Paulinas, Madrid 19772, pág. 52.

9
uno mismo”, para abrirse a los demás, a sus necesidades y angustias, y unirse a la lucha
en buscar la dignidad para todos. Allí encontramos a Dios.

Hago la acotación de que la invitación que realiza el Papa está centrada en la toma de
conciencia que cada persona debe tener en relación a su posición en el mundo: un
administrador responsable, como él mismo afirma. Entonces, se hace, a partir de esta
premisa, una antropología: el hombre es el que se encarga de cuidar la creación, mediante
el trabajo digno y el respeto de la dignidad de los otros, porque en ella encuentra las
huellas de su Creador. Debe cuidar poderosamente las relaciones fundamentales: con Dios,
con los demás, con la naturaleza y consigo mismo; puesto que, si una de esas falla, el
hombre no puede alcanzar la auténtica felicidad y libertad. La ruptura con esas relaciones
es la que, nosotros católicos, le llamamos pecado y que mencioné al iniciar este juicio
crítico. Además, existe también el llamado pecado institucional que ya no es personal, sino
que trasciende a ser una ruptura de índole social, es decir, cuando ya está “organizado”
cómo romper dichas relaciones. Generalmente ocurre en las grandes empresas
explotadoras, en la prestación de servicios deficientes, entre otros.

12 13
La economía y la política deberán estar fundadas en la ética sólida, fruto del
llamado de conciencia que cada persona tiene, por eso, deben satisfacer las necesidades
humanas. El hombre, es capaz de decidir, he allí su libertad. Sin embargo, la economía
y el paradigma que invita a un consumismo voraz, hace que el hombre se sienta
coaccionado para actuar de determinada manera. Se produce un “sistema de valores
14
equivocado quien crea muchas de nuestras necesidades.” Esto con el simple hecho
de “querer algo, porque otros ya lo tienen”, se llega a una explicación burda sobre el
origen de las necesidades falsas que abundan. Debemos por tanto, “en primer lugar,
poner un límite a las necesidades, y en segundo lugar, establecer una jerarquía entre
15 .
ellas” Ante esta situación, es necesario recordar que, como afirma Carlos Díaz, el
hombre posee una “voluntad creada creadora”, que “pese a las dificultades, la voluntad
solo crece humanamente conjugándose con otras voluntades, respetando la propia
autonomía pero sin gregarismo. Sólo una voluntad creativa puede ser a la vez
16
comunitaria.” Esa voluntad creadora, está intrínseca en el hombre, y la alcanza
cuando se dignifica en el trabajo, en el empleo digno.

Lo importante, en cualquier caso, es que cada persona tome el compromiso sincero de


cambiar de vida y que tenga presente que, a fin de cuentas, nuestro ser es fugaz y que

12 “Economía”: “la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios limitados que
tienen diversa aplicación”. (ROBBINS Lionel, Ensayo sobre la naturaleza y significación de la ciencia económica, Fondo de
Cultura Económica, México 1944, pág. 30.)
13“Política”: “Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo
determinado.” (“Política” en DRAE, 2014).
14GONZÁLEZ Luis, El hombre roto por los demonios de la economía. El capitalismo neoliberal ante la moral cristiana.
Ediciones San Pablo, Madrid 2010, pág. 33.
15 Ibid., pág. 34.
16 DÍAZ Carlos, Diez palabras clave para educar en valores, Editorial Sinergia, Guatemala 2015, pág. 61.

10
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nosotros recibimos el ser momento a momento. La vida, la naturaleza es un don que
se nos es dado, por ello, no podemos aprovecharnos de ella. El hombre, al estar en este
mundo, no se siente extraño pues, forma parte de él por su cuerpo: está engranado en
este universo y depende de él para existir.

Es curioso, como he afirmado arriba, que el hombre, en búsqueda de los grandes


avances, puede ir olvidando lo básico de sí mismo y genera luego, una nostalgia
profunda, la que llevará a los hombres “prisioneros de su universo artificial, hacia este
universo primitivo en donde las cosas conservan todavía un poco de su estado original
18
y se prestan a un diálogo simple, que se ha hecho cada día más problemático.”

El hombre se dará cuenta, si aún no lo ha hecho, de que debe “empezar de nuevo”,


cambiar mentalidad y potenciar su capacidad y creatividad en vistas a un crecimiento
más sostenible, que cuide las relaciones que lo hacen ser quien es. El Papa Francisco
propone algo que es fundamental para nuestros días, pues, de seguir así, con los
modelos que tenemos, se pueden llegar a funestas consecuencias.

“Contempla el cielo y la tierra. Pero guárdate de que estas hermosuras corpóreas no


despierten en ti el deseo de ser feliz por ellas.” (San Agustín)

17 Cfr. STEIN Edith, Vie della conoscenza di Dio, Ediciones Messaggero Padova, Milán 1983, pág. 111.
18 GARRONE, Hacia Dios. La oración. Ediciones Centurión, Madrid 1975, pág. 19.

11

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