You are on page 1of 5

Alain de Libera

3
La alta Edad Media y la querella de los
universales
La cuestión ele los universales en la E dad M edia es en sum a el
La cuestión de los resurgimiento de. las form as platónicas, en un m edio intelectual
en el cual Platón y Aristóteles eran muy m al conocidos.
Je a n jo liv e t
universales
Es en el O ccidente latino, en los confines de los siglos XI y XII, que
el problema de Porfirio se convirtió en la querella de los universales.
De Platón a fines de la Edad Media Podemos sorprendernos de que haya habido que esperar tanto tiempo.
Esta larga latead a del problema de Porfirio recuerda la deí principio de
razón. En D er S atzv om Grund, Heidegger se pregunta lo que significa el
interminable “tiempo de incubación” que separa el origen de la filosofía
¡del enunciado del principio de razón: “Nada es sin razón, níhil est sine
iratione." “El principio de razón, por primera vez, ha sido alcanzado bajo
esta forma y especialmente examinado en el horizonte de las meditaciones
que Leibniz, en el siglo XVII, pudo llevar a buen término. La filosofía, no
¡obstante, se afirma y se transforma en Occidente desde el siglo VI antes
■de Cristo. De tal manera, dos mil trescientos años han transcurrido antes
'de que el pensamiento europeo, occidental, logre descubrir y plantear
ese principio sim ple”, “que parece estar al alcance de la mano y que,
sin tener necesidad de ser formulado, rige en todas las circunstancias
las representaciones y el comportam iento del hom bre76.” Estaríamos
temados de decir: la filosofía se afirma y se transforma en la cristiandad
..de Occidente desde el siglo VI después de Cristo. Sin embargo, habrá
sido necesario esperar que quinientos años hayan pasado antes de que
[.el pensamiento europeo, occidental, haya logrado descubrir y plantear
i b r o s
K Cf. M. Heidegger, Le principe de raison, trad. A, Préau, Parts, Gallimard, 1962,
UCA 1^1 p. 45

1.31
Alain de Libera La cuestión de los universales

ese problema simple que le había legado Boecio al traducir el Isago^é'^, Boecio. Es sobre ese íondo reducido que se ha leído el Isagoge. Fueron
¿Qué significa ese “tiempo de incubación” del problema de Porfirio?!® ::sin em ba rgo necesarios cinco siglos para sacar d e ello una crisis.
Dos respuestas se ofrecen, que se pueden modelar sobre aquellas qué!! Se discutirá mucho tiempo todavía sobre lo que la ha desencadenado.
M. Heidegger enuncia a propósito del “'descubrimiento” leibniziano:% Íígs probable que, allí com o a menudo sucede, la teología trinitaria ha
o sostener, lo cual también sería justo, que es el descubrimiento del' ": ■ ju g a d o un rol determinante. Es el misterio de la definición griega de las

problema de Porfirio como problema, que ha “primeramente impreso. I v tres “Personas” como 1tres usie, id est tres substantie'qm con la cuestión de
su marca en el espíritu” del siglo XII “y de los siglos siguientes, hasta:?! saber si las tres Personbas eran “solamente une cosa (una tantum res) o
nosotros mismos y aún más allá de nosotros”. Ambas son probablemente:' ! tres cosas distintas (tres res p e r se)", ha suscitado la respuesta de Roscelin
exactas. “Pero ninguna de las dos alcanza para la circunspección tranquila ! :: ele Compiégne, denunciada por Anselmo, según la cual era necesario que
que es aquí necesaria si se quiere penetrar con la mirada esta historia.:.: :el Padre, el Hijo y el Espíritu fueran “tres” cosas distintas si se quería
que rige a la vez la larga ausencia y la brusca aparición del “problema de!;!: ^evitar la conclusión, teológicam ente funesta, que “el Padre se había
Porfirio como problem a”. (encarnado al m ismo tiempo que el H ijo”. De ese modo, los fragmentos
¿Qué hacer para acceder a esta “circunspección tranquila”? Arriesgaremos':''? (de ontología y de semántica aristotélica de los cuales disponía la alta Edad
aquí una respuesta. El “tiempo de incubación" del problema de Porfirio ! : Media fueron movilizados y por cam inos imprevistos, la pregunta “¿que
es la marca de que no hay problema eterno en filosofía. En su enunciado'.! : es la sustancia?”, de la cual. Aristóteles había hecho, en su M etafísica,
original, el problem a de Porfirio no requería una respuesta nueva:! ■la pregunta “etern am ente p erseguida”, recobró efectivam ente una
todas habían sido dadas. Quedaba solamente por elegir una de las tres '? segunda juventud. No obstante, si una crisis estalló, es porque las teorías
grandes respuestas: la platónica, la aristotélica, al estoica, o encontrar? ;ontológicas y semánticas de Aristóteles se revelaron, en ese m omento,
con que conciliar las dos primeras (llegado el caso, contra la tercera). E s! insuficientes, incluso contradictorias. La lectura del Isagoge entonces
lo que hizo Siriano, tomando de todas las fuentes entonces vivas de la'? : cambió de estatuto. De simple repertorio de definiciones, el manual de
filosofía, pasando con un virtuosismo sin igual del Fedro a la Metafísica. - .Porfirio se convirtió en un índice de preguntas. Dado que Aristóteles
Después de él, el Oriente cristiano, luego m usulmán, en un impulso casi;?: (mismo, no proporcionaba respuestas definitivas, los comentarios de
ininterrumpido, encontró sus propios comprom isos y marcó sus propias.:! .Boecio fueron m ejor examinados. Después del descubrim iento de la
rupturas: hubo inflexiones, torcim ientos, modificaciones y desarrollos-'? desnudez del rey Aristóteles, sucedió un nuevo impacto. En efecto, se
nuevos, pero el concordato filosófico de Platón y de Aristóteles, fruto de ? .advirtió que el m am o que el ministro de Teodorico echó sobre el cuerpo
la escolástica neo platónica tardía, permaneció. El Occidente latino no ? del Estaginta estaba por lo menos recargado. De tal manera, se sufrió, a
vivió la misma historia. Apenas Boecio había traducido Isagoge hubo una!; varios siglos de distancia y porque en lugar de aprender los textos, por
vuelta de página de la filosofía. Es mediante este sincope filosófico que fin se los leía, el efecto del gesto traductor de Boecio.
el problema de Porfirio pudo, después de cinco siglos, ya no más volver ; D iscípulo lejano de Porfirio, im pregnado de las d octrin as del
a ser, sino convertirse en un problema y tornarse en querella. neoplatonismo tardío que, en los años mismos en los que él se encontraba
No hay en eso ninguna, paradoja. El problema de Porfirio nadó como: en Italia, reinaba todavía en Atenas, Boecio habla hecho en Occidente
problema en. Occidente por el hecho de que la cultura filosófica sufrió aquello que se practicaba corrientemente en Oriente: había replatonízado
en él sí no un eclipse total, por lo menos un extraordinario descenso? a Aristóteles- Alejados de toda inform ación, incapaces de comparar con
de estiaje: Platón desapareció, a excepción de un fragmento del. Tuneo] testimonios externos, sus lectores del siglo XII solo podían hacer una
Aristóteles sólo sobrevivió por los dos primeros tratados del Organón (las : cosa: poner orden en ese desorden a partir de sus propias intuiciones.
Categorías y el De ínterpretatiom)', la tradición interpretativa neoplatónica? Para comprender la crisis del siglo X II, tenemos que volver a partir de
de Aristóteles, solamente por los comentarios y las monografías lógicas

132 133
Ahin de Libera La cuestión de los universales

Boecio y considerar el problema de Porfirio en el estado en el que loil intelecto del hombre? Y, si así era, ¿a qué se oponían, ios predicados
había dejado. '¡'•¿solos y desnudos”? La definición de lo universal “situado en los sensibles”
?cbmo circa ea constans era enigmática. El lector de la versión latina de
jas Categorías, encontrando una definición de la cualidad com o “forma
Lo universal según Boecio
y figura perteneciente a todo ser “ (Tricot, p. 48 ) asi redactada por
Más que el Isagoge, es el com entario de Boecio sobre Porfirio el queo ■Boecio: “forma et circa aliquid constaría figura” (C at., 8, 10a 1 1), se veía
produce en la Edad Media latina la cuestión de lo universal. Hasta la naturalmente conducido a interpretar lo universal “situado en lo sensible"
segunda mitad del siglo XII, es decir hasta la traducción de las nuevas)! en el sentido bastante vago de “forma” o de “figura”. Pero la expresión circa
fuentes árabes (Avicena) y aristotélicas (Lógica nova, De anima, Metaphyská í- ea era todo salvo transparente. Finalm ente, el encadenamiento mismo de
vetus), es con Boecio y solo con él que los medievales tuvieron acceso;) las preguntas (1 )-(2)-(3 ) planteaba un problema: ¿había que unir o no (2)
a los datos filosóficos de la Antigüedad y de la Antigüedad tardía. Eso ia (3) o considerar que (3 ) abría una nueva pregunta? En el prim er caso,
a través de él que pudieron conocer ciertas tesis centrales de la critica;■ Vía pregunta (3) trataría sobre el estatuto de los géneros y de las especies
aristotélica de Platón en una época en la que ignoraban casi todo deb) ■tomados como incorpóreos - lectura que evidentemente adoptarían en
debate que los había opuesto. :;el siglo XII los partidarios de lo universal como “enunciable”, pero que
: se vuelve a reencontrar, dos siglos más tarde y en otra perspectiva muy
: diferente, en ei resumen de las tres preguntas de Porfirio por Guillermo
B o e c io , P o r fir io y el pr o bl e m a d e l o s u n iv e r s a le s
de Occam,
Traductor latino del Isagoge, Boecio dio una formulación del “problema :
La primera pregunta es: ¿el género y la especie, subsisten en el exterior
de Porfirio" que, sobre ciertos puntos, se aleja del original. clel alma o solam ente en los intelectos? La segunda: son corpóreos o
Ya que es necesario, Crisaorius, de saber lo que son género, especie, ., incorpóreos? La tercera: si eüos son incorpóreos, ¿están separados de ¡os
diferencia, propio y accidente para comprender la doctrina de las Cate-c sensibles o están en los sensibles m ism os78?
gorilas tal como se la encuentra en Aristóteles, así como para determinar -,
) En su comentario de Porfirio, Boecio, de alguna manera, justificó
las definiciones y también generalmente para todo lo que pertenece a h)
■indirectamente la ambigüedad de su traducción explicitando los segundos
división o a la demostración, considerando esas cosas de manera útil;:;
/planos teóricos y la sedimentación de doctrinas que ella suponía.
trataré de acometer lo que han dicho acerca de eso los Antiguos y dé;;
A la pregunta (1) él responde tácitam ente contra Platón a partir de la
hacértelo conocer someramente y brevemente, a modo de introducción,;;
absteniéndome de acometer las preguntas más arduas, pero tratando sin;': [Metafísica de Aristóteles. Haciendo eco, pero sin decirlo, de la tesis de
desarrollos excesivos las cuestiones más simples. :Metafísica, Z, que de hecho, correrá, implícitamente o explícitamente,
Por el momento me abstengo de decidir, en lo que concierne a los géneros ;:a lo largo de la Edad Media, sostiene que los géneros y las especies no
y las especies, (1) si ellos substsLen o si están situados, (2), si. son corpó-( pueden ser sustancias. Siendo com unes simultáneamente (uno tempore)
reos o incorpóreos y (3) si están separados de los sensibles o situados en;- :'de una pluralidad de cosas individuales, no pueden estar ellos mismos
ellos (in sensibiiiínis pósito) y conskintia área ea, pues ese trabajo es muy.;; dotados de la un idad num érica (unum num ero) que caracteriza a los seres
arduo y supone una larga investigación". singulares79.

En relación al texto original, ia traducción de (1) por “si están situados;


v®Cf. Guillermo de Occam, Exposilio in Librum Porphyñí, ed, E. A. Moody (“Fran-
(posita suní) en los intelectos solos y desnudos” era ambigua - ¿se trataba; ciscan Institute Publications”), St. Bonaventure (N. Y.), The Franciscan Instiíute,
1965, p. 9-10.
77 Boecio, Porphyrii Iniroductio in Aristofdis Categorías a Boethio translata, irad. A;,
de Libera. :[*80. Cf. Boecio, In Porph., 1, 10, ed. S. Brande, In tsagogen Porphyrü commenta

134 135
Alaín de Libera La cuestión de los universales

Iv j^ -P O R M A C IO N DE LO UN IV ERSAL: LA “ C O G Í T A T I O C O L L E C T a ”
Inversamente, y es su respuesta a la segunda rama de la alternativa^
los géneros y las especies no pueden ser considerados com o situados®
" Para Boecio el espíritu tiene el poder de reunir los rasgos de semejanza
solamente en el intelecto, pues toda “intelección se hace a partir de úna-y
de s e r e s similares “según la esencia”, pero diferentes por sus caracteres
cosa que es su su jeto” ontológico (ex re subiecta) y si los géneros y la¿
S in d iv id u a le s , lo que permite extraer de ellos una suerte de de imagen
especies estuvieran solamente en el intelecto, no podría, paradójicamente; :i
‘'■■'■'común. L o universal es por lo tanto una síntesis, literalmente una
haber intelección de ellos80, 1
' r e c o le c c ió n mental: “La especie es un concepto formado (cogítatio coilecta)
Hay que encontrar por lo tanto un medio de afirmar a la vez que los:: ■
■a partir del parecido esencial (substantiali similüudine) de individuos
géneros y las especies son algo “en la realidad” (in rerum ven íate) sin ser’#
diferentes (dissimüium) en. número", más literalmente: “que el número
sustancias, y que están en el intelecto, sin ser conceptos vacíos. .*'§
"' hace diferen tes”82. Un parecido según, la esencia en una diferencia según
Ese medio es proporcionado a Boecio por su interpretación de b
■‘el número, he aquí lo que funda la cogitatío coilecta-e.specie’: aquello
preguntas (2) y (3). Es posible en efecto sostener a la vez que los géneros-;.-
i^ue funda la cogitado coilecta-'g én ero' es m ientras que el “parecido
y las especies son incorpóreos al estar unidos a los seres corpóreos, qué®
de las especies”. Asi definida, la cogitado coilecta es con todo rigor un
están presentes en los sensibles estando separados al mismo tiempo. Basta-I
toncepto”, un Be-griff, una captación sintética de ío diferente sobre ia
para esto, plantear que el espíritu humano (anímus) tiene la capacidad!
ba^e de un parecido; es una “recolección lógica”, el producto de aquello
de “reunir lo que está separado (dísíuncta) y de separar (resoluere) lo que -í
que Siriano llamaba, un. siglo antes de Boecio, un “acto de recolección
está reunido”. Boecio se apoya aquí en las nociones de incorpóreo y dei¡
racional" (^oyiop.® ^uvatpeív).
corpóreo utilizadas por Alejandro de Afrodisia para explicar el mecanismo y
¿Cómo explicar el parecido esencial entre cosas singulares? Por la
de la sensación: las sensaciones presentan al alma como incorpóreas las i
naturaleza formal de los individuos. Cada individuo posee una naturaleza
cosas que, en sí mismas, son corpóreas. Ahora bien, prosigue Boecio, -,
formal. Los individuos que tienen la misma naturaleza formal presentan
si el espíritu puede distinguir lo que. los “sentidos le transmiten comoy
un parecido esencial. Es este parecido el. que es percibido por el espíritu,
mezclado (con/usa) y unido (coníuncta) a los cuerpos” y de tal manera:;1
un parecido que es sensible a nivel de cada realidad particular e inteligible
"contem plar (specularí) y ver a la naturaleza incorpórea por sí misma,y
■;a nivel del pensamiento, Esta tesis plantea dos cuestiones, que la Edad
sin los cuerpos en los que está mezclada (concreta), tiene por eso mismo;:
Media no dejará de debatir:
el poder de “considerar y de contem plar” los géneros y las especies “i
separando a los incorpóreos que él recibe com binados (perm ixta) con,:
(1) La naturaleza formal a la que apunta Boecio ¿es acaso la natura-
los cuerpos”81.
leza propia de cada individuo o una naturaleza com ún presente
D ich o de otra m anera: los g éneros y las e sp ecies no existen;
en cada uno de ellos?
separadam ente, tales com o las Ideas de Platón, pero pueden estar-
(2) ¿Qué es aquello, que desde el punto de vista del parecido esencial,
separados de los cuerpos y de lo sensible mediante el pensamiento. Esta
funda ei paso de lo sentido a lo pensado?
separación es lo que la Edad Media llamará la abstracción. Queda por;
explicar ia forma como se realiza. v Al negar a lo universal el estatuto de sustancia, Boecio se niega a
pensar la presencia de lo inteligible en lo sensible como una forma única
participada por una pluralidad de sujetos individuales. No obstante,
(“Corpus Scriptorum Ecdesiasticorum Latinorum”, XLVilí), Víena, 1906, p. I6Í*
para garantizar el paso de la sensación a la intelección desde el punto
2 4-16 2, 1. de vista del parecido esencial, está obligado a pensar que “es el mismo
!!0 Cf. Boecio, In Porph, 1, 10, ed. Brandy p. 163, 6-10
82Cf. Boecio, In P orph. I, 1.1, ed. Brandt, p. .166, 15-18
Bl CX Boecio, In P orp h, l, 11, ed. Brande, p. 165, 3 -7 y 14-16.

136 137
Alain de Libera

sujeto que, de una primera manera, es universal cuando es pensado y


de otra manera, singular cuando es sentido en las cosas en donde
su ser”83. Al sostener que “lo que sirve de sujeto a la singularidad y a
la universalidad” está presente singularmente en las cosas én donde éi
es, y presente umversalmente en el pensamiento, Boecio encuentra una
solución elegante al problema dejado pendiente por Porfirio. Pero ép
abre un espacio más problemático todavía, pues da a entender que una-?-
misma cosa puede ser a la vez singular y universal - una tesis que sérá;-'-'
reivindicada, reformulada o rechazada de un extrem o al otro de la Edad--'
Media, una tesis que en todo caso abre la vía a una serie de paradojas ¿gil
las que el realismo y el nominalismo encontrarán a la vez su alimentó y:?
la última razón de su desacuerdo. Afffí
Más que del problema de Porfirio, es de la solución de Boecio qué -,
procede, ya se verá, el impulso inicial de la querella de los universal®
tal como ella estalla en el siglo XII latino.

Las sectas del siglo XII

lo d os los historiadores concuerdan en decir que es en el siglo XII qttól


la querella de ios universales ha estallado verdaderamente en Occidente-1
Es en esa época, en efecto, que la historiografía sitúa, alrededor de las)
figuras carismáticas de Roscelino de Compiégne y de Pedro Abelardo,:;:
la aparición del nom inalism o com o doctrina de conjunto sobre Iq$f
universales. Pero es también, y sobre todo, porque es en esa época qué:
aparecen los términos latinos N om inales y Reales para describir a las)
posiciones, supuestamente en presencia.
Durante m ucho tiempo se ha considerado que los N om ínales eran los!;
nominalistas del siglo XII y que esos nominalistas agrupaban a Abelardo):
y su escuela. Esta identificación de los Nominales con ios “nominalistas--
sin embargo no fue evidente. Zenón Kaluza estableció que el término):
N om in alistae había aparecido recién en siglo XV, probablemente, al)
inicio, en boca de los adversarios del occamismo y del burídanismo)
(dos corrientes auténticamente nominalistas en el sentido historiográfico:
moderno del término) y que la conexión entre N om inalistae y Nominales
se había, establecido por una suerte de m ovim iento retrógrado de;
lo verdadero - o más bien, aquí, de lo falso- en la escuela albertista;::

40 Cf. Boecio, ín Porph. I, 11, ed. Brandt, p, 167, 3-7.

138

You might also like