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Análisis a modo de ensayo de la novela ´´Kryptonita´´ de Leonardo Oyola

Lucia Feuillet (Universidad Nacional de Córdoba, Conicet)

La construcción del antihéroe:

En la presente monografía presentaremos un análisis de la novela Kryptonita de Leonardo


Oyola. Nuestra hipótesis es que la novela reivindica las identidades de los sectores más
vulnerables construyendo un referente ficcional que son evaluadas de manera positiva. Salta a
primera vista que algunos personajes de la obra son marginados en virtud de la lógica propia
de las clases sociales y sexistas. Por lo que, el antihéroe se construye a partir de los defectos
propios de los personajes.

Kryptonita es una novela, que presenta el espacio de la villa habitado por delincuentes
organizados que muestran caracteres y poderes asimilables a los superhéroes del cómic
norteamericano, enfrentados a sus correspondientes supervillanos, quienes irrumpen en un
hospital del conurbano para salvar al jefe de la banda, Nafta Súper, de un pedazo de vidrio
verde de botella de cerveza, que alude al mineral ficticio que da título a la novela, y que fuera
infligido por “el pelado”, líder de una banda rival y cuya caracterización alude a Lex Luthor.

La banda de Nafta Súper es la versión del autor de los Súperamigos: “Superman, Batman, la
Mujer Maravilla, Linterna Verde, la Chica Halcón y el Detective Marciano” (Amaya 2012).
Sin duda, “Kryptonita´´ pareciera haber surgido como respuesta a la pregunta ‘¿Qué hubiese
sucedido si los superhéroes de la liga de la justicia hubiesen nacido en el conurbano
bonaerense?’ La respuesta es, aparentemente, muy sencilla: ‘Serían delincuentes’.

Estos personajes poseen súper poderes que utilizan para cometer delitos violentos y para
enfrentarse a otras bandas rivales. Sin embargo, en la mayoría de los personajes no se enfatiza
en estos poderes sino en su historia común de desigualdad e injusticia social; es decir, “su
entorno, su mundo lleno de carencias, de calles de tierra, de muertes evitables […] o de las
dificultades para acceder a una adecuada atención médica”, es lo que sin duda configura la
figura de antihéroes de la sociedad.

Para comenzar no podemos dejar de tener en cuenta las múltiples intertextualidades que
establece la novela con elementos de la cultura popular, ya sean propios de la Argentina o
extranjeros. Así, encontramos diferentes elementos culturales que provienen de la música
como la cumbia villera, el reggaetón, el rock y la música pop, elementos que provienen de la
televisión, como el programa de Carozo y Narizota y el Canal Crónica, y, por supuesto, la
intertextualidad que establece Kryptonita con la literatura de las historietas estadounidenses,
sobre todo con la liga de la justicia, cuyos personajes son reconfigurados en la novela.
Por eso, la obra, a pesar de incorporar elementos culturales extranjeros, los pone en relación
con nuestras categorías perceptuales y los reconfigura para apropiarse de ellos y hacerlos
entrar en nuestra estructura cultural: “Yo le estoy hablando del carnaval de acá, de nuestros
corsos” (Oyola: 139).

La injusticia es también propia del espacio donde se desarrollan los acontecimientos de la


novela, y comparte con los personajes su condición de marginalidad pues el hospital recibe
habitualmente a las víctimas de la pobreza y de la violencia de las villas y allí ejercen
profesionales de origen social marginal o que, sin serlo, se encuentran en esta condición por
cuestiones de índole personal. Y, al respecto, es significativo que la novela se inicie con una
escena sobre un delincuente menor de edad que llega mal herido al hospital y que no es
atendido debidamente, y por ello muere, por orden de un policía al médico que lo atendió.
Este profesional es un “nochero”, quien cubre guardias de varios médicos de manera ilegal y
que cobra un porcentaje de sus sueldos a cambio de hacerse cargo de sus tareas, y quien ni
siquiera tiene su licencia profesional habilitada, como consecuencia de una mala praxis. Este
médico es secuestrado por esta banda para que atendiera a su jefe, tarea en la que es
auxiliado por una enfermera habitante de la villa.

En este sentido, Kryptonita puede dialogar con el realismo, referenciándose en hechos de la


realidad creada por el autor, pero puede al mismo tiempo cuestionar esa misma realidad al
postular su propio mundo, el cual es tan injusto como el nuestro, pero, a diferencia de él,
postula la existencia de una particular Liga de la Justicia, que lucha por la justicia
enfrentándose al sistema social que los oprime:

´´Los personajes de Kryptonita aún siguen buscando justicia, pero una justicia que les
permita sentirse iguales dentro de un sistema que diferencia, separa, aparta y crea
desigualdades. En el comic norteamericano los superhéroes luchan por mantener al sistema
funcionando y hacer justicia dentro de ese sistema, con Superman como máximo
representante. En Kryptonita la única manera que encuentran Nafta Súper y sus compañeros
de hallar la justicia que nunca les otorgó un sistema que excluye, rechaza y genera
desigualdades, es volverse contra el mismo y enfrentarlo desde la marginalidad´´.

Lo civilizado y lo bárbaro :

En la novela encontramos personajes que representan lo bárbaro y que no responden a la


lógica capitalista y heteronormativa, que se oponen a la civilización, como el Orejón y Lady Di.

Podemos observar distintas valoraciones al respecto que son realizadas por algunos
personajes: “La doctora Galiano (…) habla de ellos llamándolos ‘estos negros de
mierda’”(Oyola: 24), más tarde Corona, en tono irónico: “Yo te respeto, Lady Di. Yo te respeto.
Hay que tener pelotas para ser travesti. Romperse bien el culo. Qué sé yo” (Oyola: 98). Sin
embargo, la obra no presenta una visión maniqueísta del eje en cuestión, sino que describe los
mecanismos sociales que hacen posible la marginación y victimización de estos sujetos que se
encuentran fuera de la lógica capitalista: “En definitiva: el Orejón es un pibe chorro. Y a un
pibe chorro es difícil que en una guardia lo salven (…) si llega así, sólo, entra vivo y sale
muerto” (Oyola: 32). Por otro lado, Federico explica el trasfondo de las actividades criminales
de estos “pibes chorros”: “Hay que llegar hasta el brazo ejecutor, porque es él quien nos dice si
detrás no había algo más (…) La misma policía se encarga de buscar chicos menores de edad
que usan para realizar delitos que ellos mismos no quieren hacer por una cuestión de jerarquía
y por autopreservación” (Oyola: 127-128). De esta manera observamos como las instituciones
estatales y sus funcionarios, médicos y policías (asociados con la civilización), empujan a los
sujetos considerados tradicionalmente bárbaros a la delincuencia y al desamparo. Se hace
evidente, entonces, la falacia de la distinción entre civilización y barbarie cuando se pone en
evidencia los mecanismos sociales que hay detrás de las configuraciones sociales de las
identidades. El autor le otorga voz a los sujetos que se encuentran marginados para dar cuenta
de discursos que no se adecuan a la lógica hegemónica y que otorgan un nuevo punto de vista
sobre las problemáticas sociales.

Es necesario aclarar que este cuestionamiento de la articuladora civilización/barbarie no es


original de Leonardo Oyola, sino que la encontramos a lo largo de diferentes textos en la
historia de nuestra literatura, en la que es posible tener en cuenta discursos periféricos, así, en
el siglo XX encontramos el grotesco criollo y el realismo de los escritores de Boedo. A su vez,
debemos decir que cada uno de estos textos discute con la realidad social contemporánea, de
manera tal que la novela discute con los fenómenos sociales propios de su época, es decir,
fenómenos sociales muy recientes del siglo XXI, pero que al mismo tiempo son continuidades
de problemas del pasado que tienen origen en nuestra historia.

El trabajo:

La relación de los personajes con el trabajo también es problemática y es lo que en parte


termina marginándolos, ya que los sujetos no se subordinan a la lógica económica en la que
usan su fuerza de trabajo en beneficio de un patrón, es decir no son sujetos útiles para la
lógica capitalista imperante. Esto es en parte lo que termina produciendo una estigmatización
y una persecución por parte de los aparatos represores del estado. Los miembros de la banda
de Nafta Súper son delincuentes y, por lo tanto, rebeldes a un sistema opresor que los intenta
colocar en una posición subordinada en la estructura social capitalista en la que se encuentran.
“Hacer plata de un modo diferente no está bien visto, doctor. Porque por trabajo se entiende
otra cosa. No lo que nosotros hacemos. Aunque estemos orgullosos. Todo lo que tenemos nos
lo ganamos con lo que somos.” (Oyola: 182).

Narraciones de vida:

Otro recurso empleado por el autor es la narración que hacen los personajes de sus propias
vidas, gracias a las cuales sus identidades se enriquecen aportando un nuevo punto de vista
que muestra aquello que los discursos oficiales ocultan: la falta de recursos económicos, la
violencia simbólica y las fallas de la sociedad que enmarca a estos sujetos: “Es triste no saber
jugar a la pelota si vivís en la villa y sos varón. Muchas otras cosas para hacer no hay”
(Oyola: 142). “Lo tuvieron que operar. ¿Sabe lo que uno tiene que pasar para una intervención
quirúrgica como esta si no tiene obra social? ¡Qué le voy a contar yo justo a usted!” (Oyola:
81).
De estas narraciones surge, además, que no son sólo las instituciones oficiales las que ejercen
esta violencia, sino que se trata del funcionamiento entero de la sociedad, como ejemplo
podemos citar al programa de Carozo y Narizota y la discriminación a la hora de elegir los niños
con quien merendar “Las calles acá son de tierra, hijo. Por eso no puede venir a tomar la leche
Carozo con nosotros” (Oyola: 111).
Estas narraciones deben ser entendidas como un acto político de reivindicar sus propias
identidades al mismo tiempo que denuncian las injusticias sociales. Estas narraciones están
formuladas desde un código lingüístico propio y que les permite a los personajes aportar un
nuevo punto de vista y una forma distinta de evaluar el mundo que los rodea: “Y vio, Tordo,
como somos los tipos cuando nos ponemos en curda, ¿no? Primero nos pinta jugarla de
honestos. Después se viene el guachito mimoso (…) Fija. Somos de manual.” (Oyola: 154).

El policial:

De lo hasta aquí expuesto se destaca el papel que cumple la policía en la problemática


seleccionada y que se relaciona a su vez con la participación de la obra en el género policial.
Decimos que la obra participa del género policial y que no pertenece a él ya que también
encontramos elementos que son característicos de fantástico.
Podemos afirmar junto a Todorov que en Kryptonita no hay historia que adivinar, es un relato
de acción en el cual el protagonista arriesga su vida y corre peligro. Así, en la novela lo que se
va descubriendo son la determinación de las relaciones sociales, los juegos de poder y la
corrupción. Los relatos de la serie negra vienen a narrar lo que excluye y censura la novela
policial clásica, que la causalidad es siempre económica.
En este sentido es necesario tener en cuenta las características propias del género en la
Argentina ya que la última dictadura militar operó cambios en las formas de representación y
percepción de las fuerzas de seguridad. Efectivamente, en la actualidad no es verosímil la
representación de un cuerpo policial inmaculado sin estar signado por la corrupción y la
violencia, la policía es presentada como un aparato represor del estado encargado de
mantener las condiciones sociales de dominación por medio de la fuerza, lo cual se puede ver
en toda la obra: “Ventura, antes de retirarse, me da la mano y cuando se la estrecho siento los
billetes que me está entregando” (Oyola: 32). Por lo tanto, en nuestro país, lo político y social
fueron absorbidos por lo policial, y a su vez lo transforman: es el vehículo más fácil de hacer
entrar esos aspectos en la literatura.
En este sentido, la corrupción y la violencia de las instituciones policiales dan cuenta del marco
político donde se imponen identidades evaluadas de manera peyorativa sobre los jóvenes
pobres que son utilizados para cometer delitos y que, a su vez, son discriminados por otras
instituciones, como los hospitales, que les niegan su ayuda: “Porque el que sabe pensar
aprovecha y se aprovecha de esa cualidad. La pobreza y la exclusión social alejan a los chicos
de los estudios.” (Oyola: 128). De esta manera, Kryptonita se encuentra en diálogo con otras
obras del policial característica de la Argentina, obras que no dejan de tener un carácter
político. Entre ellas podemos mencionar como ejemplo paradigmático Operación Masacre de
Rodolfo Walsh.

El fantástico:

Nos apresuramos en adelantar que la novela también participa del género fantástico y que
desde este punto de vista también existe un carácter político. En Argentina, el fantástico ya
había sido explorado por otros autores como Cortázar y Borges, sin embargo, Kryptonita
presenta sus particularidades. La novela no es una obra mimética, no pretende imitar una
realidad externa, pero tampoco es maravillosa porque si bien en ella existen elementos
sobrenaturales, estos no son dados como un todo absoluto y uniforme.
En todo momento se produce una vacilación tanto del personaje como del lector (por
identificación con el personaje) que es causado por un elemento disruptor de un orden dado.
Así, el orden unívoco de la realidad pasará a ser cuestionado planteándose una inestabilidad
narrativa que arranca al lector de la aparente comodidad y seguridad del mundo conocido y
cotidiano, para mantenerlo en algo más extraño. Como consecuencia se produce dentro de la
novela una zona interna entre lo real y lo imaginario, generándose relaciones entre ellos.
Kryptonita introduce un diálogo con lo real e incorpora ese dialogo como parte de su
estructura realizando un cuestionamiento de los presupuestos que se dan por sentados en
nuestra realidad.

En la obra podemos observar distintos elementos que cuestionan la lógica de un orden


preestablecido en nuestra sociedad, como por ejemplo los poderes especiales del Ráfaga, el
Faisán y Nafta Súper entre otros: “Y, antes de responderle al policía, nos miramos cómplices
con Nilda y sonreí desquiciado señalando el agujero en la pared cuando le aseguré: -
Voló.”(Oyola: 212).Sin embargo, existe un personaje privilegiado que se configura como
elemento disruptor: el diablo amarillo que es percibido sólo por una gitana y el narrador
homodiegético. “Y de sus cenizas apareció largando un humo negro un diablo de capa amarilla
vestido con una capa celeste.” (Oyola: 29).

La vacilación que se produce en el medico se intensifica aún más si consideramos el uso de


drogas y la privación de sueño que sufre en razón de su trabajo: “Pero me aguanté porque en
cuatro horas, en cuatro horitas nada más, había sopa de Alprazolam y ensalada de Duxetil”
(Oyola: 25).
Entre las cuestiones puestas en crisis se encuentran las identidades de los diversos personajes
por medio de un diálogo de la ficción con “lo real”, esas identidades dadas por discursos
oficiales y generalizados que intentan imponer a los sujetos un carácter delictivo e inmoral
(construyendo un tipo social) se relativizan y ponen en cuestionamiento. Aquí es donde
encontramos el carácter subversivo del fantástico ya que toma elementos de la “realidad” y los
reconfigura por medio de la operación de la vacilación generando nuevos puntos de vista
sobre estas identidades. Es decir, el tema de Kryptonita es el otro: “Cuéntenla como quieran.
Que somos dioses, que somos hombres, que somos buenos, que somos malos… Pero que se
entienda que no somos fantasía. Que somos realidad” (Oyola: 209).

Conclusión:

Podemos observar como la novela Kryptonita pone en cuestionamiento y relativiza todas


aquellas percepciones negativas de sujetos marginados, evidenciando la falta de profundidad
en aquellos discursos que estigmatizan al pobre, al homosexual o a cualquier sujeto que no se
identifica con los valores hegemónicos. La novela, hace explícitos los mecanismos sociales por
medio de los cuales se producen la marginación. Además, se denuncia el accionar de las
instituciones estatales, como la policía, el sistema sanitario y el sistema educativo, así como
también el funcionamiento de una sociedad que ejerce una violencia simbólica de manera
constante. Por otro lado, la participación del policial y el fantástico le procuran herramientas
para ahondar aún más en esta problemática. Nuestra hipótesis, ahora transformada en tesis
genera nuevos interrogantes: ¿Es posible una sociedad que valore positivamente la diversidad
en nuestro país? ¿Qué papel juegan las instituciones en esta problemática? Desde la literatura
¿Qué efectos políticos puede tener una obra como Kryptonita efectivamente?

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