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LA SANTA MISA LLEVADA A LA VIDA DIARIA

TERCERA CARTA PASTORAL

José Luis Escobar Alas


Arzobispo de San Salvador

CON OCASIÓN DE LA CANONIZACIÓN DE


SAN OSCAR ARNULFO ROMERO GALDÁMEZ

DOMINGO 14 DE OCTUBRE DE 2018


La Santa Misa llevada a la vida diaria

Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN..................................................................... 15
PRIMERA PARTE.................................................................... 21
EUCARISTÍA: CORAZÓN DE LA IGLESIA......................... 21
1. Vivencia de una hermosa fe celebrada......................... 22
v Cofradías........................................................................ 23
v Templos y….................................................................... 25
v Celebraciones del Corpus Christi.................................. 26
v Catequesis...................................................................... 28
v Comunidades Eucarísticas............................................ 33
v Eventos Eucarísticos...................................................... 37
v Documentos Eucarísticos.............................................. 43
v Conclusión:.................................................................... 43
2. Un contexto que interpela............................................. 44
3. ¿Vivencia de la Eucaristía?........................................... 56
SEGUNDA PARTE................................................................... 67
ÁMENSE UNOS A OTROS COMO YO LOS HE AMADO..... 67
1. ¿Qué es la Eucaristía?................................................... 72
1.1. Desde el Nuevo Testamento....................................... 73
En el Antiguo Testamento: Prefiguraciones
y profecías...................................................................... 73
1) Momentos históricos.............................................. 74
2) Profecías.................................................................. 82
3) Figuras..................................................................... 84
En el Nuevo Testamento: Institución de
la Eucaristía................................................................... 86
Prefiguraciones y acciones simbólicas....................... 87
1) Figuras................................................................. 87
2) Signos.................................................................. 90
3) Acciones simbólicas............................................ 92
Definiciones del Sacramento de los Sacramentos..... 94
1) Memorial............................................................. 95
Carta Pastoral

2) Eucaristía: Acción de Gracias.............................. 97


3) Fracción del pan y otros...................................... 98
4) Santa Misa........................................................... 100
¿Cómo vivir eucarísticamente?................................ 108
Bienaventurados los pobres de espíritu
porque de ellos es el Reino de los cielos................. 110
Bienaventurados los mansos porque ellos
poseerán en herencia la tierra................................ 112
Bienaventurados los que lloran porque
ellos serán consolados............................................ 115
Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de la justicia porque ellos serán saciados.............. 118
Bienaventurados los misericordiosos porque
ellos alcanzarán misericordia................................. 122
Bienaventurados los limpios de corazón
porque ellos verán a Dios....................................... 126
Bienaventurados los que trabajan por la paz
porque ellos serán llamados hijos de Dios............. 129
Bienaventurados los perseguidos por causa de la
justicia porque de ellos es el Reino de los cielos.... 131
1.2. Desde los Padres de la Iglesia................................... 133
a. La Didaché................................................................. 134
b. San Ignacio de Antioquía.......................................... 137
c. San Cipriano.............................................................. 139
d. San Juan Crisóstomo................................................. 141
e. San Agustín................................................................ 147
f. Santo Tomás de Aquino............................................. 151
1.3. Desde el Magisterio................................................... 155
v El Concilio Vaticano II.............................................. 155
v Los Papas................................................................... 156
v Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe (CELAM)................ 165
v Desde el Episcopado arquidiocesano....................... 170
2. ¿A qué nos compromete el Sacramento?..................... 179
La Santa Misa llevada a la vida diaria

TERCERA PARTE................................................................... 183


EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI SANGRE
PERMANECE EN MÍ Y YO EN ÉL......................................... 183
I. María Proto-modelo de una vida eucarística.............. 184
v Agradece......................................................................... 184
v Sale en misión................................................................ 185
v Sirve a los demás........................................................... 186
v Se entregó de lleno......................................................... 188
v Solidaria como ninguna................................................ 190
II. San Oscar Arnulfo Romero: El Mártir de
la Eucaristía................................................................... 191
v Monseñor Romero: Reflejo del Pan partido................ 191
v Mons. Romero: Reflejo del Sacramento de
la unidad......................................................................... 197
v Mons. Romero: Reflejo del Sacramento de la paz...... 200
v Monseñor Romero: Reflejo del Sacramento de
la Caridad...................................................................... 202
v Monseñor Romero: Reflejo del Sacramento de
la Esperanza................................................................... 204
v Monseñor Romero: Reflejo del Sacrificio
eucarístico...................................................................... 208
v Monseñor Romero: Reflejo del Misterio de
nuestra fe...............................................................................210
III. Venerable Siervo de Dios Padre Rutilio
Grande García S.J......................................................... 213
v Rutilio Grande: Sacerdote y mártir de vida
eucarística...................................................................... 214
EXHORTACIÓN FINAL......................................................... 218
La Santa Misa llevada a la vida diaria

SIGLAS Y ABREVIATURAS
LIBROS BÍBLICOS

1Co = Primera Carta a los Corintios


1Jn = Primera Carta de San Juan
1P = Primera Carta de San Pedro
1Tm = Primera Carta a Timoteo
2P = Segunda Carta de San Pedro
Col = Carta a los Colosenses
Eclo = Eclesiástico (Sirácida)
Ex = Éxodo
Gn = Génesis
Hb = Carta a los Hebreos
Hch = Hechos de los Apóstoles
Is = Isaías
Jn = Evangelio según San Juan
Lc = Evangelio según San Lucas
Mc = Evangelio según San Marcos
Mt = Evangelio según San Mateo
Pr = Proverbios
St = Carta de Santiago
La Santa Misa llevada a la vida diaria

SIGLAS Y ABREVIATURAS
DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO DE LA IGLESIA
CD = Decreto Christus Dominus, sobre el oficio pastoral de
los Obispos
CIC = Catecismo de la Iglesia Católica
DA = Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
y del Caribe: Discípulos y Misioneros de Jesucristo
para que nuestros pueblos en Él tengan vida “Yo soy
el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 16,4) (APARECIDA).
Las Cinco Conferencias Generales del Episcopado
Latinoamericano.
DM = Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:
La Iglesia en la actual transformación de América Latina
a la luz del Concilio (MEDELLÍN). Las Cinco Conferencias
Generales del Episcopado Latinoamericano.
DP = Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:
La Evangelización en el Presente y en el Futuro de
América Latina (PUEBLA). Las Cinco Conferencias
Generales del Episcopado Latinoamericano.
DSD = Conferencia General del Episcopado Latinoamericano:
Nueva Evangelización, Promoción Humana y Cultura
Cristiana (SANTO DOMINGO). Las Cinco Conferencias
Generales del Episcopado Latinoamericano.
DV = Constitución Dogmática Dei Verbum, sobre la divina
revelación
EE = Encíclica Ecclesia de Eucharistia del Papa San Juan
Pablo II
EG = Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Santo
Papa Francisco
GS = Constitución Pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia
en el mundo actual.
Carta Pastoral

LG = Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la


Iglesia
LS = Carta Enciclíca Laudato Si del Santo Papa Francisco
MF = Carta Encíclica Mysterium Fidei Sobre la Doctrina y el
Culto de la Sagrada Eucaristía de su Santidad Pablo VI
MND = Carta Apostólica Mane Nobiscum Domine del Papa
San Juan Pablo II.
MV = Misericordiae Vultus, Bula de Convocación del Jubileo
Extraordinario de la Misericordia del Papa Francisco
PO = Decreto Presbyterorum Ordinis, sobre el ministerio y
vida de los presbíteros
SC = Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum
Caritatis del Santo Papa Benedicto XVI
SC = Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada
liturgia.
TMA = Tertio Millennio Adveniente del Papa San Juan Pablo II
UR = Decreto Unitatis Redintegratio, sobre el ecumenismo
La Santa Misa llevada a la vida diaria

José Luis Escobar Alas, por la gracia de Dios, Arzobispo de


San Salvador:
A nuestros amadísimos hermanos y amadísimas hermanas:
A nuestros estimados hermanos Sacerdotes Diocesanos y
Religiosos,
A nuestros queridos Seminaristas,
A las queridas Órdenes y Congregaciones de Hermanas
Religiosas y Hermanos Religiosos,
A los muy queridos Hermanos laicos y Hermanas laicas de
los Movimientos y Asociaciones de apostolado, Órdenes
Seglares, a las Comunidades Eclesiales de Base, a todas las
Comunidades Eclesiales y Fieles en general,

A los hombres y mujeres de buena voluntad

GRACIA Y PAZ EN NUESTRO SEÑOR


JESUCRISTO
La Santa Misa llevada a la vida diaria

INTRODUCCIÓN

1. Me es muy grato dirigir a ustedes mis palabras en esta


fiesta de la Canonización de nuestro querido Obispo y Mártir
Monseñor San Oscar Arnulfo Romero Galdámez; a quien
dedico esta Carta Pastoral. El tema de la Eucaristía fue central
en su vida. No sólo la amó desde su más temprana infancia; y
celebró la Eucaristía por ser sacerdote, sino que murió mientras
celebraba el Sacramento en una Misa. A mis ojos, y creo que, a
los ojos del mundo entero, San Oscar Romero es un auténtico
Mártir de la Eucaristía. Entre todo lo que de él se ha dicho,
quizá sea este uno de los temas a los que menos se ha prestado
atención. Es común que las personas se refieran a él como el
Pastor que dio la vida por su pueblo; el Pastor que puso en
práctica la Doctrina Social de la Iglesia; el defensor de los
derechos humanos; el Mártir del Concilio Vaticano II; por no
mencionar otros. Nombrarlo de tal forma es correcto; empero,
no podríamos asignarlos si antes no hubiese sido Mártir in
odium fidei, y sin la Eucaristía no hay Mártires: Sacramento
Fontal de donde obtuvo la fuerza y el valor para cumplir con
su misión de Pastor.

2. El tema de la Eucaristía en San Oscar Romero ha ocupado


un lugar secundario. Hemos olvidado que su vida y de igual
forma su martirio, estuvo configurado por el Santísimo
Sacramento que era lo que impulsaba su amor al prójimo, y
de manera especial el amor a los pobres. El documento de la
Positio nos llama a reflexionar sobre este punto: Este aspecto
nunca se ha destacado suficientemente cuando se presenta
a Romero como una gran figura por su compromiso social.
Su demanda de justicia social y su proximidad incluso física
a los pobres se explica con su fe, no mediante convicciones
intelectuales racionales. Dar la vida por los demás no es un
gesto fácil si no tienes fe en la resurrección, y menos aún si no
tienes la ambición de obtener fama y prestigio arriesgando tu

15
Carta Pastoral

vida con comportamientos heroicos, algo que Romero, en su


humildad, no tenía y no buscaba1.

3. Al leer sus homilías es fácil comprobar que Monseñor


Romero dedicaba largas horas a la preparación de la Santa
Misa. El alimento de la Palabra hacía crecer al pueblo de Dios
que lo escuchaba. Crecimiento que era incrementado en grado
sumo y sellado al comer el Cuerpo y beber la Sangre de Cristo
que con tanto amor él consagraba. Esa dedicación, ese amor
por el Santísimo Sacramento que San Romero siempre mostró,
se hizo aún más creíble en el momento que ofrendó su vida a
Dios por amor. En su martirio, fe celebrada se hizo fe vivida
al máximo. Específico al “máximo” porque la vida entera de
nuestro Santo Mártir fue un constante celebrar la fe para vivirla
correctamente; y vivir la fe para celebrarla correctamente. En
otras palabras, supo llevar la Santa Misa a la vida diaria.

4. San Oscar Romero debe ser nuestro modelo de cómo


celebrar el Sacramento de la Eucaristía y cómo hacerlo vida.
No en vano le he llamado Mártir de la Eucaristía. Debemos
vivir eucarísticamente como él lo hizo; es decir, debemos
vivir cumpliendo el mandato que Nuestro Señor Jesucristo dio
a los suyos la noche de su despedida: Ámense unos a otros
como yo los he amado (Jn 13, 34). Sólo quien lleva la Santa
Misa a la vida diaria puede hacer vida el Mandamiento del
Amor porque es allí donde encuentra la fuerza necesaria.
Desafortunadamente, las grandes mayorías suelen adorar
con gran euforia el Santísimo Sacramento los jueves; o bien,
celebrar al Santísimo Sacramento el día de Corpus Christi. No
dudo que hacerlo sea un gesto que agrade a Dios, pero no es
suficiente; es necesario hacerlo vida diariamente, amándonos
unos a otros como Jesús nos amó y nos sigue amando.

5. Dada su importancia y como el Catecismo de la Iglesia


Católica nos recuerda, en el numeral 1324, haciéndose eco de
1 Congregatio de Causis Sanctorum, Beatificationis seu Declarationis Martyrii Servi Dei
Ansgarii Arnolfi Romero, Tipografía Nova Res s.r.l. Roma, 2014, p. 7.

16
La Santa Misa llevada a la vida diaria

los Documentos del Concilio Vaticano II, el Sacramento de


los Sacramentos no puede ser minusvalorado sino puesto en
la centralidad de la vida cristiana: La Eucaristía es fuente y
cima de toda la vida cristiana (LG 11); y añade: los demás
sacramentos… están unidos a la Eucaristía y a ella se
ordenan. La Sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el
bien espiritual de la Iglesia; es decir, Cristo mismo, nuestra
Pascua (PO 5).

6. Ocupando un lugar tan importante dentro de la Iglesia,


escribir una Carta Pastoral sobre la Eucaristía, es necesario,
actual y justificado; sobre todo, en un país que dice ser cristiano
y paradójicamente se desangra día tras día, siendo señalado a
nivel mundial como uno de los países más violentos. En mi
condición de Pastor de la Iglesia –cargo indignamente recibido,
sólo por la misericordia de Dios– reconozco que mi compromiso
episcopal es cuidar de la Iglesia Particular que me ha sido
encomendada (cfr. CD 3): (Los Obispos) son los principales
administradores de los misterios de Dios, así como también
moderadores, promotores y custodios de la vida litúrgica en la
Iglesia que les ha sido confiada (CD 15). Encargo por el que
me siento obligado desde mi humilde condición, a recordar a
algunos o enseñar a otros, que la vivencia de los Sacramentos;
y muy en especial por lo que a esta Carta Pastoral se refiere, la
Eucaristía, no se reduce a una mera práctica intimista cargada
de emotividad o fanatismo.

7. La Eucaristía es más que un simple comer el Cuerpo y


beber la Sangre de Cristo, comporta un serio compromiso que
obliga a quien la toma a una verdadera conversión de vida
que se traduzca en obras. Teodoro de Mopsuestia animaba
a sus fieles en Antioquia a vivir dignamente para recibir el
Sacramento de los Sacramentos, decía: Hemos de esforzarnos
tanto como nos sea posible para llegar a ser dignos de estos
misterios… lo seremos si nos sometemos a los Mandamientos
de Cristo nuestro Señor… si estamos prestos a alejarnos

17
Carta Pastoral

del mal y adherirnos al bien, si destruimos la malicia y


progresamos en misericordia, que es la que nos consigue estos
bienes2. San Juan Crisóstomo, por su parte, explicaba a los
suyos que, la Eucaristía no es Sacramento que anima a una
vida de pusilanimidad o de satisfacción personal-comunitaria3
sino, un ponerse en salida para buscar a los más débiles, a los
pobres: Esta es la mesa de la habitación superior en la que
se encontraban entonces y del que salieron hacia el Monte de
los Olivos. Salgamos también nosotros, corramos hacia las
manos de los pobres, porque son ellas las que ocupan el lugar
del Monte de los Olivos (…) la multitud de los pobres es un
campo de olivos plantados en la casa de Dios, haciendo correr
el aceite que nos es de provecho para el más allá4. Aceite que
consiste en la misericordia, en el amor que todo cristiano-
católico debe practicar a la manera de Cristo. Y eso, sólo se
aprende tomando el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor.

8. La Eucaristía es Sacramento Fontal para la Iglesia; pues


es el alimento que da fuerza a esta Iglesia viadora que transita
los caminos de la historia mientras llega a la (ciudad) futura
(Hb 13, 14). Es el alimento que anima a la Iglesia a ponerse
en salida para extender el Reino de Dios entre una humanidad
cada vez más hambrienta de Cristo y colmada de desesperanza.
Es la bebida que refresca a aquellos y aquellas que agotados
por el fragor de la lucha contra la mundanidad de este mundo
se sienten desfallecer. Es la bebida que reanima a los caídos
y embriaga de alegría a los que después de la siembra ven la
mano de Dios elevando una rica cosecha. Es el Cuerpo y la
Sangre de Cristo que nos enseña y capacita a amarnos unos a
otros como Él nos amó.
2 Teodoro de Mopsuestia, “XVI Homilía. Segunda Homilía sobre la Eucaristía”, La
Primera explicación de la Eucaristía, Cuadernos Phase 199, Centro de Pastoral Litúrgica,
Barcelona, España, 2011, p. 89.
3 Acertado ejemplo sería la frase petrina: Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a armar
tres chozas: una para ti, otra para Moisés y una para Elías (Lc 9, 33).
4 San Juan Crisóstomo, “Exhortación a los que van a comulgar y a los que distribuyen la
comunión”, La Primera explicación de la Eucaristía, Cuadernos Phase 199, Centro de
Pastoral Litúrgica, Barcelona, España, 2011, p. 31.

18
La Santa Misa llevada a la vida diaria

9. En un país donde el sufrimiento, la violencia y la muerte


junto a la desesperanza acechan al pueblo todos los días, la
Iglesia debe reconocerse como germen segurísimo de unidad,
de esperanza y de salvación (LG 9); pero, para ello necesita
comprender que ningún proyecto, ningún Plan Arquidiocesano
ni nada de lo que la Iglesia delinee será efectivo si no coloca
antes, en su centro a la Eucaristía porque: NO SE PUEDE
HACER LO CRISTIANO SIN CRISTO.

10. El objetivo central de esta Carta Pastoral es por ello:


Enseñar que la Eucaristía es un misterio que abarca y trasciende
todas las dimensiones humanas (y el cosmos) por lo que es
necesaria su celebración y adoración con respeto y conciencia;
para que el celebrar y el adorar tan gran Sacramento en el
pueblo de Dios se traduzca en la presencialización del Reino
desde el ya-todavía no. Es decir, que el celebrar y el adorar la
Eucaristía se traduzca en la toma de un serio compromiso de
trabajo a favor de la construcción del Reino, incorporándose
para ello a sus respectivas parroquias; y que cómo es lógico,
redundará en un bien, no sólo de la Iglesia sino también de la
sociedad que ansía de corazón la paz. San Oscar Romero nos
dio el ejemplo.

11. Con vistas a lograr el objetivo aquí planteado, he dividido


esta Carta Pastoral en tres partes que menciono y describo
brevemente a continuación:

• Eucaristía: Corazón de la Iglesia

• Ámense unos a otros como yo los he amado

• El que come mi carne y bebe mi sangre


permanece en mí y yo en él

12. La primera, destinada a ver desde el pasado las acciones


que la Iglesia –muy en especial la Iglesia en El Salvador–
ha llevado a cabo para promover la práctica y el amor a la

19
Carta Pastoral

Eucaristía, en espera de lograr un país cuya fe y vida sean


coherentes; en segundo lugar, destinada a ver el contexto
social, político, económico y cultural, donde el cristiano debe
hacer vida la Eucaristía; y finalmente, ver el tipo de práctica
sacramental que el pueblo de Dios lleva a cabo, considerando
si existe coherencia o divorcio entre fe y vida cristiana.

13. La segunda parte dedicada a iluminar desde la Biblia,


la Tradición y el Magisterio, el tema de la Eucaristía a fin
de constatar, en qué consiste, cómo vivir eucarísticamente;
y a qué compromete su vivencia. La tercera parte pretende
presentar personas profundamente eucarísticas que sirvan –al
Pueblo de Dios– de paradigma a imitar en su amor al Santísimo
Sacramento. Amor que se mide por el testimonio de sus obras,
invitando de esta forma a los cristianos católicos a comprometer
sus vidas en la construcción del Reino, cumpliendo con el
Mandamiento del Amor.

14. Finalmente, cierro la Carta con una exhortación a hacer


vida el Sacramento de la Eucaristía con tal fuerza que, la
familia, la escuela, la comunidad, el trabajo y la sociedad
entera sean testigos de dicha vivencia, así como El Salvador –y
el mundo entero– fue testigo del martirio de San Oscar Romero
alcanzado para gloria de Dios gracias a que este santo Obispo
dedicó su vida entera a hacer de la fe celebrada, fe vivida; es
decir, hizo de su vida una Eucaristía celebrada y vivida, llevó
la Santa Misa a la vida diaria.

20
La Santa Misa llevada a la vida diaria

PRIMERA PARTE

EUCARISTÍA: CORAZÓN DE LA IGLESIA

15. En América Latina –como en el resto del mundo– la Iglesia


ha considerado la Eucaristía como fuente y cumbre de toda la
vida cristiana (LG 11). No es extraño que sus esfuerzos han
ido encaminados a enseñar al Pueblo de Dios a amar, respetar,
frecuentar, celebrar y tener devoción por dicho Sacramento. Sin
embargo, como explicaba el Papa Francisco en sus Catequesis
sobre el Sacramento de la Eucaristía, el cristiano no puede
disociar su fe celebrada de su fe vivida: La Eucaristía es un
suceso maravilloso en el cual Jesucristo, nuestra vida, se hace
presente. Participar en la Misa «es vivir otra vez la pasión y la
muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace
presente en el altar para ser ofrecido al Padre por la salvación
del mundo».5 (pero) La acción del Espíritu, que hace eficaz la
respuesta, necesita de corazón que se deje trabajar y cultivar,
de forma que lo escuchado en Misa pase en la vida cotidiana,
según la advertencia del apóstol Santiago: «Pongan por obra
la Palabra y no se contenten solo con oírla, engañándose a
ustedes mismos» (Santiago 1, 22)6. Las palabras del Concilio
Vaticano II apuntan en la misma dirección, afirmando que la
Eucaristía: para ser sincera y plena, debe conducir tanto a las
varias obras de caridad y a la mutua ayuda, como a la acción
misional y a las varias formas de testimonio cristiano (PO 6).
16. Modelo de comprensión y vivencia del Sacramento en
esta dirección es nuestro querido Monseñor Oscar Arnulfo
Romero Galdámez, ahora, San Oscar Romero. Comprendiendo
y celebrando el Sacramento en esta forma, pasó a vivirlo
en un contexto lleno de violencia, injusticia, corrupción,
opresión, represión, pobreza y muerte; es decir, pasó a vivir
eucarísticamente luchando por transformarlo hasta alcanzar
5 Catequesis del Papa Francisco sobre la Eucaristía, 8 de noviembre 2017.
6 Catequesis del Papa Francisco sobre la Eucaristía, 31 de enero de 2018.

21
Carta Pastoral

su martirio durante la celebración de éste, convirtiéndose


en hostia en manos del Padre. Cuestiones que irán siendo
explicadas en distintas partes de esta Pastoral con distintos
grados de extensión. Ciertamente, el Mártir Romero – sin
negar su martirio en odium fidei– es Mártir de la Eucaristía.
Su vida, pasión y muerte estuvo fundamentada en la Eucaristía
y fortalecida por Ella misma. Su martirio en odium fidei fue
gracias a la Eucaristía.
17. De aquí que los salvadoreños debemos sentirnos
doblemente interpelados en nuestra vivencia del Santísimo
Sacramento. Por el Santo Padre el Papa Francisco, que nos
pide comprender bien su valor y su significado7, verificando
si el Sacramento que es Corazón de la Iglesia, es hecho por
nosotros –por obras y palabras– corazón en el mundo. Por
Monseñor Oscar Romero, que desde su martirio nos impele a
vivir de forma eucarística. Es, por tanto, importante reflexionar
en esta primera parte sobre nuestra vivencia de la Eucaristía,
en su dimensión celebrativa y en su vivencia práctica, viendo
nuestra realidad salvadoreña a la luz de la Divina Providencia.

1. Vivencia de una hermosa fe celebrada


18. El amor, el respeto, el frecuentar, el venerar y celebrar el
Sacramento de los Sacramentos fue y sigue siendo enseñado
por la Iglesia por considerarlo fuente y cumbre de toda la vida
cristiana (LG 11). Esto fue así desde su llegada al continente
americano; y, por supuesto, a nuestro pueblo como puede leerse
en las siguientes páginas sin ánimo de ser exhaustivos en su
desarrollo cronológico. Un amor por el Santísimo Sacramento
que por aquellos años estuvo fundamentado y orientado por el
Concilio de Trento, tanto como lo está ahora por el Concilio
Vaticano II –con la diferencia del espacio témporo-espacial
que lo caracteriza–. Los signos de este esfuerzo son varios, por
lo que deseo echemos una mirada sobre ellos sin entrar en un

7 Cfr. Catequesis del Papa Francisco sobre la Eucaristía del 8 de noviembre 2017.

22
La Santa Misa llevada a la vida diaria

proceso evaluativo de si fueron o no asertivos. Mi intención


es valorar esos esfuerzos para potenciarlos o, si es necesario,
enrumbarlos.

v Cofradías

19. Llegadas al continente americano, las órdenes religiosas


promovieron la formación de las cofradías, las cuales, según
indica Dussel, son estructuras eclesiásticas laicales8. Permitían
la participación del laico dentro de un movimiento eclesial,
asumiendo roles importantes; además de promover la vivencia
de la espiritualidad cristiana, cuyo centro y cima es ocupado por
la Eucaristía. De acuerdo con este autor: Las cofradías debieron
fundarse en primer lugar en Santo Domingo, pero en ningún
lugar cobraron tanta importancia como en México y Lima9.
Entre las primeras cofradías fundadas en territorio mexicano
se encuentra, por acción del religioso franciscano Fray Pedro
de Gand: la Cofradía del Santísimo Sacramento10. En Sur
América fue fundada definitivamente en 1633 con el nombre
de la hermandad de la Esclavitud del Santísimo Sacramento…
el nombre de la Esclavitud fue cambiado más tarde por
el de Hermandad del Santísimo Sacramento11. El objetivo
perseguido por los misioneros de estas tierras, con la fundación
de dichas cofradías, era fomentar el amor por la Eucaristía.
20. El Concilio de Trento validaba la adoración al Sacramento
de los Sacramentos como fruto de una larga tradición: No
queda pues, motivo alguno de duda en que, todos los fieles
cristianos hayan de venerar a este Santísimo Sacramento, y
prestarle, según la costumbre siempre recibida en la Iglesia
Católica, el culto de latría que se debe al mismo Dios. Ni se
le debe tributar menos adoración con el pretexto de que fue

8 Enrique Dussel, Historia General de la Iglesia en América Latina I/1. Introducción


General, Ediciones Sígueme, 1983, p. 599.
9 Ibid., p. 600.
10 Ídem, p. 600.
11 Ídem, pp. 202-203.

23
Carta Pastoral

instituido por Cristo Nuestro Señor para recibirlo (Mt. 26);


pues, creemos que, está presente en él aquel mismo Dios de
quien el Padre Eterno, introduciéndole en el mundo, dice:
Adórenle todos los Ángeles de Dios (Sal. 96. Hb.1)12. Fue
así como los primeros misioneros promovieron en nuestras
tierras la creación de las llamadas cofradías del Santísimo
Sacramento como eficaz método para enseñar al pueblo el
amor a la Eucaristía.
21. Al correr los años, es de suponer, otras cofradías
dedicadas al Santísimo Sacramento fueron fundadas en otras
ciudades de América Latina, hasta que finalmente llegaron a
nuestro país con gran fuerza. El Padre Rodolfo Cardenal SJ,
ofrece un comentario al respecto: En cada pueblo existían
varias cofradías siendo, por lo común, la más importante
la del Santísimo Sacramento o “Nuestro Amo”, después
estaba la del santo patrón u otro santo de mucha devoción. A
continuación, estaba toda una serie de cofradías ordenadas
jerárquicamente13. En la devoción del pueblo salvadoreño
ocupaba el primer lugar el Santísimo Sacramento; tal y como
lo habían procurado los primeros misioneros.
22. En la actualidad, las cofradías no son tan numerosas.
Subsisten algunas pocas como la Cofradía de Nuestro Amo
en Izalco o la Cofradía del Corpus Christi en Panchimalco.
Otras cambiaron su nombre de cofradía por el de hermandad;
pero el esplendor alcanzado por ellas, con la grandeza de sus
celebraciones en los siglos XVII, XVIII, XIX e inicios del XX,
quedó atrás. Otro estilo de comunidades laicales de devoción
eucarística ha ido ocupando su lugar como trataré un poco
más adelante. Empero, en su momento histórico, su esplendor
y devoción fue testimonio del amor que por el Santísimo
Sacramento sintió el pueblo de Dios en América Latina.

12 Documentos del Concilio de Trento, Decreto sobre el santísimo Sacramento de la


Eucaristía, Sesión XXI, Capítulo V.
13 Padre Rodolfo Cardenal SJ, El poder eclesiástico en El Salvador 1871-1931,
CONCULTURA, 2011, pp. 201-202.

24
La Santa Misa llevada a la vida diaria

v Templos y…

23. Después de un largo periodo de misión, la Iglesia comenzó


la construcción de templos y, por supuesto, catedrales. En su afán
por fomentar el amor por la Eucaristía, la Iglesia ha mantenido
y fomentado la tradición de construir junto a dichas catedrales,
iglesias dedicadas al Sacramento de los Sacramentos. Un
ejemplo de estas construcciones de larga data se encuentra en
México; junto a la Catedral, los fieles encuentran la hermosa
Iglesia del Sagrario, que es su parroquia, donde pueden hacer
una visita al Santísimo Sacramento.
24. La Iglesia en El Salvador no fue la excepción. En un libro
publicado por los Frailes Dominicos, se relata brevemente este
pasaje de nuestra historia eclesiástica, pues, fue justamente,
en la Iglesia El Rosario donde se erigió también la Iglesia
del Sagrario: En 1903 se construye un templo de madera y
lámina troquelada para la Parroquia El Sagrario, Iglesia El
Rosario14. Aunque el libro omite mencionarlo, es creíble que
todo este esfuerzo por aumentar la devoción a la Eucaristía
estuvo bajo la sombra y cuidado de nuestro Primer Arzobispo:
Mons. Antonio Adolfo Pérez y Aguilar quien también buscó
la manera de que la Catedral de la Diócesis de San Salvador
tuviera anexa una Iglesia del Sagrario.
25. Si bien es cierto que la Catedral Metropolitana en estos
momentos carece de una Iglesia del Sagrario, se han hecho
grandes esfuerzos –por parte de mis hermanos sacerdotes,
laicos y laicas de distintas parroquias que componen nuestra
diócesis– por construir capillas dedicadas al Santísimo; y, por
ende, a su adoración; contamos con un número aproximado
de cincuenta. Lugares de los cuales el Papa Benedicto XVI
comentaba que ayudan: A reconocer la presencia real de
Cristo en el Santísimo Sacramento… (por lo que) Conviene
seguir usando dicha estructura para la conservación y

14 Frailes Dominicos, Iglesia El Rosario. Un sitio histórico, una maravilla arquitectónica,


una oportunidad para el espíritu, 2015, p. 10.

25
Carta Pastoral

adoración de la Eucaristía (SC 69). Capillas que constituyen


la prueba del amor y devoción que este noble pueblo siente
por Jesús Sacramentado; así como, prueba el esfuerzo que
esta diócesis, como las demás diócesis del país (pues en todas
existen buen número de Capillas de Adoración al Santísimo
Sacramento), sigue haciendo por extender el amor y devoción
por la Eucaristía.

v Celebraciones del Corpus Christi

26. La fiesta del Corpus Christi –como explica el actual


Misal Romano– comenzó a celebrarse en la ciudad belga de
Lieja, en el año 1246. Su celebración fue extendida por el Papa
Urbano IV en el año 1264, con el objetivo de proclamar la fe
en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia
permanente y substancial más allá de la celebración de la
Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne
y en las procesiones con el Santísimo Sacramento15. Por
otra parte: Surge también en este tiempo la costumbre de la
procesión eucarística, y, en el siglo XIV, comenzará también
la costumbre de la exposición sacramental16. La fiesta cobró
mucha importancia, de tal forma que trascendió el tiempo y
tomó carácter universal. Los primeros misioneros llegados al
continente americano enseñaron a sus moradores la importancia
de esta celebración y sembraron en sus corazones el amor por
tal fiesta.
27. Era de su conocimiento que la devoción y el amor por el
Santísimo Sacramento era ratificado y querido por el Concilio
de Trento: Declara además el santo Concilio, que la costumbre
de celebrar con singular veneración y solemnidad todos los
años, en cierto día señalado y festivo, este sublime y venerable
Sacramento, y la de conducirlo en procesiones honoríficas, y
reverentemente por las calles y lugares públicos, se introdujo
15 Misal Romano, p. 698.
16 José Antonio Sayes, El Misterio Eucarístico. Historia Salutis. Biblioteca de Autores
Cristianos, 1986, Madrid, España, p. 179.

26
La Santa Misa llevada a la vida diaria

en la iglesia de Dios con mucha piedad y religión. Es sin duda


muy justo que haya señalados algunos días de fiesta en qué
todos los cristianos testifiquen con singulares y exquisitas
demostraciones la gratitud y memoria de sus ánimos respecto
del Dueño y Redentor de todos, por tan inefable, y claramente
divino beneficio (1 Cor 45. Hb 2)17.
28. Fray Toribio Motolinía, misionero en tierras mexicanas,
ha dejado una crónica detallada de la celebración del Corpus
Christi de 1538 donde puede apreciarse la exquisitez de estas:
Había muchas banderas de santos. Había doce apóstoles
vestidos con sus insignias: muchos de los que acompañaban
la procesión llevaban velas encendidas en las manos. Todo el
camino estaba cubierto de juncia, y de espadañas y flores, y de
nuevo había quien siempre iba echando rosas y clavelinas, y
hubo muchas maneras de danzas que regocijaban la procesión.
Había en el camino sus capillas con sus altares y retablos
bien aderezados para descansar, a donde salían de nuevo
niños cantores cantando y bailando delante del Santísimo
Sacramento. Estaban diez arcos triunfales grandes muy
gentilmente compuestos; y lo que era más de ver y para notar,
era que tenían toda la calle a la largo hecha en tres partes
como naves de iglesias; en la parte de en medio había veinte
pies de ancho; por ésta iba el Sacramento y ministros y cruces
con todo el aparato de la procesión, y por las otras dos de los
lados que eran cada una de quince pies, iba toda la gente, que
en esta ciudad y provincia no hay poca; y este apartamiento
era todo hecho de unos arcos medianos que tenían de hueco
a nueve pies; y de esto había por cuenta mil y sesenta y ocho
arcos… estaban todos cubiertos de rosas y flores de diversos
colores y manera…18 De esta forma se celebraba esta fiesta tan
importante a lo largo de América Latina, hasta bien entrado el
siglo XX, con mucha devoción y belleza colorida.
17 Documentos del Concilio de Trento, Decreto sobre el santísimo Sacramento de la
Eucaristía, Sesión XXI, Capítulo V.
18 Fray Toribio Motolinía, Historia de los indios de la Nueva España, Editorial Porrúa,
México 2001, pp. 85-86.

27
Carta Pastoral

29. En nuestro país la fiesta del Corpus ha sido y sigue


siendo celebrada con solemnidad año tras año. En todas las
Iglesias se realiza una solemne procesión donde los fieles
acompañan al Señor que sale a las calles para bendecirlas con
su presencia. Es tanto el amor y respeto que el pueblo siente
por el Santísimo Sacramento, que no duda en acompañarlo aún
con las condiciones climáticas desfavorables. Con sombrillas o
plásticos (por la lluvia o el sol inclemente), el pueblo de Dios
acompaña a Jesús Sacramentado durante toda la procesión,
mostrando de esa forma el amor que por la Eucaristía siente.
Cantando, orando, dirigiendo a Él súplicas, encomendando a sus
familias y al país celebran la fiesta con mucha fe y esperanza.
En nuestros días es de alegrarnos que, a mayor número de
parroquias, mayor número de lugares donde el Corpus Christi es
celebrado. La importancia de esta fiesta y las gracias alcanzadas
por ella son incuantificables: La devota participación de
los fieles en la procesión eucarística en la Solemnidad del
Cuerpo y Sangre de Cristo es una gracia de Dios que cada
año llena de gozo a quienes toman parte en ella (143)19. El
amor por Jesús Sacramentado llena los corazones de los fieles.
30. En pocas palabras, el pueblo de Dios no ha perdido el
amor por esta fiesta ni la Iglesia ha dejado de fomentar su
importancia y gran significado para la vida del pueblo de Dios.
Por el contrario, anima a su organización y desarrollo: Téngase
una procesión por las calles, sobre todo en la Solemnidad del
Cuerpo y Sangre de Cristo (143)20. Es entonces una gracia poder
celebrar esta fiesta tan importante con la solemnidad requerida.

v Catequesis

31. Otro de los esfuerzos realizados por la Iglesia en su afán


de expandir el amor por la Eucaristía, ha sido el fomento de las
Catequesis. No es mi intención –en este apartado– considerar
19 Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción
Redemptionis Sacramentum.
20 Instrucción Redemptionis Sacramentum.

28
La Santa Misa llevada a la vida diaria

si se hizo de manera acertada o no; más adelante retomaré el


tema en esa dirección. Quiero ahora destacar que la Iglesia
hizo y sigue haciendo grandes esfuerzos por la catequesis de
los sacramentos y especialmente la Eucaristía.
32. Posiblemente, los primeros catecismos usados en el nuevo
continente fueron el del Padre Ripalda y el del Padre Astete,
que a través de preguntas y respuestas enseñaban la doctrina
cristiana. El catecismo de Ripalda –según historiadores
eclesiásticos que han sido mencionados previamente– fue
traducido a lenguas como el náhuatl, otomí, tarasco, zapoteca,
maya o guaraní. Pese a lo rudimentario del material utilizado en
la evangelización, Enrique Dussel destaca el fruto positivo que
produjo: Podemos decir que donde influyó la evangelización
primitiva –del siglo XVI– el cristianismo no ha retrocedido21.
33. Del siglo XVIII, los anales de la historia guardan
memoria de la preocupación que el tercer arzobispo de la
antigua Diócesis de Guatemala, Mons. Pedro Cortes y Larraz,
tenía por la vida sacramental de sus fieles. La encuesta que
administró a sus párrocos contenía preguntas dirigidas a
inquirir el rumbo de ésta. La pregunta número seis: ¿Si
todos sus parroquianos han cumplido los preceptos de
confesar y comulgar cuando manda la Iglesia? ¿si asisten
puntualmente a la explicación de la doctrina cristiana y misa?
¿si hay algunos separados de sus conyugues, o que hayan
contraído matrimonio con impedimento, sin haber sido antes
dispensado? La pregunta número ocho: ¿Qué aprecio se
hace de los santos sacramentos…? La pregunta nueve: ¿Qué
libros usa para explicar la doctrina cristiana, y resolver los
casos de conciencia y a cuál de ellos se inclina más…?22 Sus
preguntas no fueron hechas por curiosidad sino para animar a

21 Enrique Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina. Medio milenio de coloniaje


y liberación (1492-1992), Mundo Negro-Esquila Misional, Madrid, España, 1992m pp.
126-127.
22 Ver: Pedro Cortés y Larraz, Descripción Geográfico-Moral de la Diócesis de Goathemala,
CONCULTURA, San Salvador, El Salvador, 2000.

29
Carta Pastoral

sus sacerdotes a trabajar con más ahínco en la evangelización;


tomando especial cuidado en la catequesis de los niños y
jóvenes próximos a recibir la comunión.
34. A finales del siglo XIX, Mons. Antonio Adolfo Pérez
y Aguilar impulsó un nuevo tipo de cofradías que fueron
aprobadas en el I Sínodo Diocesano. Estas –explica el Padre
Rodolfo Cardenal– fueron llamadas: Cofradías de la doctrina
cristiana (y) tenían como objeto la enseñanza y la propagación
de la doctrina cristiana entre los niños y gente ignorante y
sencilla de la sociedad23. Dichas cofradías tuvieron como texto
base el Catecismo de Ripalda. Pocas parroquias lograron ver
el nacimiento de tales cofradías. Según el Padre Cardenal: En
este período sólo 28 parroquias establecieron la cofradía de
la doctrina cristiana24. El sucesor de Mons. Adolfo Pérez; es
decir, Mons. José Alfonso Belloso y Sánchez, buscó nuevos
caminos para fortalecer la enseñanza del catecismo. Esta vez:
Organizando una junta diocesana de catequesis, integrada
por los directores de centros catequísticos de San Salvador…
el texto oficial continuó siendo el catecismo de Ripalda25. Se
observa que los esfuerzos por la Iglesia en este rumbo han sido
numerosos.
35. Del siglo XX, bajo la luz del Concilio Vaticano II, quiero
mencionar que nuestra Iglesia particular hizo grandes esfuerzos
por encontrar nuevos caminos para la Evangelización. Resulta
interesante leer las reflexiones de la Semana Arquidiocesana
de Pastoral celebrada en 1976. En las reflexiones sobre la
evangelización y catequesis de los Sacramentos, las cuales
tuvieron a la base las palabras del Papa Pablo VI que son
citadas en el documento: Este problema del cómo evangelizar
es siempre actual, porque las maneras de evangelizar cambian
según las diversas circunstancias de tiempo, lugar y cultura; por
23 Padre Rodolfo Cardenal SJ, El poder eclesiástico en El Salvador 1871-1931,
CONCULTURA, 2011, p. 325.
24 Ibidem, p. 327.
25 Ídem, p. 327.

30
La Santa Misa llevada a la vida diaria

eso plantean así un desafío a nuestra capacidad de descubrir y


adaptar26. Palabras que llevaron a laicos, sacerdotes, religiosas,
religiosos y obispos a concluir que era necesario repensar la
forma de presentar los Sacramentos: Pastoralmente se tienen
que revisar las exigencias de Evangelización en profundidad,
de tal modo que en realidad lleve al compromiso del cambio
(metanoia) en el seguimiento de Cristo27.
36. La conclusión al respecto fue: Se deben presentar los
Sacramentos, como signos de la presencia de Cristo Salvador,
como expresiones de vida. Todo Sacramento ha de ser una
ocasión privilegiada para hacer público el compromiso
que el cristiano va adquiriendo, en una toma de conciencia
progresiva del pueblo de Dios, en las celebraciones y
reuniones comunitarias28. Muestra de estas nuevas formas de
enseñanza del catecismo, es el Venerable Siervo de Dios, Padre
Rutilio Grande, quién en la Parroquia de Aguilares formó a
los catequistas en esta línea, exigiéndoles que se formaran y a
su vez dieran a las personas la catequesis que los condujesen
a la madurez cristiana, comenzando desde el bautismo. Los
catequistas interiorizaron el mensaje del Padre Rutilio, como
lo expusieron a Mons. Rivera Damas, que por aquel entonces
era Obispo Auxiliar de San Salvador, al explicarle cómo
algunos padres de familia se negaban a recibir las charlas pre
bautismales: Si no quieren comprometerse, de gana le va a
bautizar al tierno. Es querer engañar a Dios, pero a Dios no se
le engaña cuando le decimos sí y luego nos echamos para atrás
y no hacemos nada. Los engañados son los papás… Uno que
no quiera nada con la comunidad cristiana es que no quiere
ser cristiano, y no lo es, aunque le hayan echado toda el agua
del Lempa encima… El que no quiera charlas ni nada es un
ciego que quiere dejar ciego a sus hijos29. De la Eucaristía, el

26 Documento de la Semana Arquidiocesana de Pastoral.


27 Ídem.
28 Ídem.
29 Padre Rodolfo Cardenal SJ., Vida, pasión y muerte del jesuita Rutilio Grande, UCA

31
Carta Pastoral

Padre Rutilio Grande exigía aún más a sus fieles al indicarles


que era el centro, la cima de la vida cristiana: Haber entendido
la esencia de la Eucaristía como quintaesencia de los valores
cristianos: la vida, la muerte, la resurrección del Señor. Es
decir, ese cambio profundo de morir a uno mismo y hacer salir
lo nuevo que transforma la humanidad…30
37. Nuestro amado San Oscar Romero, recomendó en el año
1977, haciendo referencia y memoria de nuestro Venerable
Siervo Padre Rutilio Grande, el tipo de catecismos que debían
usarse en nuestro país: El catecismo que hay que enseñar hoy
a nuestro pueblo no tiene que ser un catecismo que se olvida
de los grandes problemas sociales en que viven los cristianos,
que tiene que ser una catequesis que recuerde las dimensiones
históricas, es decir, los compromisos de un cristiano que hoy
y aquí, en estas tierras tan problematizadas, y que verdaderos
catequistas, como fueron estos jesuitas que pasaron por
Aguilares, tienen que enseñar ese lenguaje del compromiso
de la fe, tomando opciones también en la vida concreta de
su pueblo, pero siempre como cristianos, nunca la violencia,
nunca el odio, nunca otra cosa más que el Evangelio que se
acaba de decir, por donde caminan los santos31. Un catecismo,
usando el lenguaje de Monseñor Romero, encarnado en la
realidad de nuestro pueblo para enseñar al pueblo de Dios a
ser sal y levadura en la realidad social, política, económica,
cultural y religiosa en que vivimos. De lo contrario, sería un
catecismo con conocimientos meramente doctrinales –lo cual
no es malo– pero sin fuerza espiritual para orientar al pueblo de
Dios hacia soluciones plenamente humanas según lo planteado
por los Padres Conciliares: La fe todo lo ilumina con nueva
luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del
hombre. Por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente

Editores, San Salvador, El Salvador, 2016, p. 307.


30 Ibidem, p. 63.
31 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “Los Caminos de las Bienaventuranzas”, Homilías I,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 433.

32
La Santa Misa llevada a la vida diaria

humanas (GS 11). Una hermosa recomendación que debemos


reflexionar al momento de elaborar los catecismos a utilizar
con nuestra gente.
38. En nuestros días, nuestra Iglesia Particular sigue haciendo
grandes esfuerzos por impartir catequesis que lleven al amor
a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; que lleven al amor por
la Eucaristía; así como a la vida sacramental que Jesús nos
heredó en los Evangelios. El texto base de estas catequesis es
el Catecismo de la Iglesia Católica publicado por San Juan
Pablo II. Por supuesto, se han elaborado nuevos catecismos
para primera comunión y confirmación. Grandes esfuerzos
que no pueden fenecer allí. Siempre habrá un horizonte mejor
como nos enseñó San Oscar Romero. Los textos pueden ser
siempre mejores y la Iglesia como Madre y Maestra lo sabe,
por lo que no duda que los esfuerzos deben ser constantes.

v Comunidades Eucarísticas

39. Refiriéndonos al momento actual, quiero hacer una


valoración de distintas asociaciones de laicos y laicas, así
como a la vida consagrada, que vive en claustro y que valoran,
aman y sirven al Sacramento de la Eucaristía. En primer lugar,
quiero mencionar las asociaciones laicas, su importancia
es grande, reconocida y valorada por la Iglesia: En orden a
ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles existen
también otros ministerios particulares, no consagrados por el
Sacramento del Orden, y cuyas funciones son determinadas por
los obispos según las tradiciones litúrgicas y las necesidades
pastorales. Los acólitos, lectores, comentadores y los que
pertenecen a la “schola cantorum” desempeñan un auténtico
ministerio litúrgico (CIC 1143). Entre estos, como menciona
el Catecismo de nuestra Madre Iglesia, figuran los acólitos:
niños y jóvenes que sirven en el altar. Muchas veces su servicio
culmina en la entrega definitiva de sus vidas al sacerdocio como

33
Carta Pastoral

bien lo menciona la Instrucción Redemptionis Sacramentum32:


No se puede olvidar que, del conjunto de estos niños, a lo largo
de los siglos, ha surgido un número considerable de ministros
sagrados (47). Por otra parte, después del Concilio Vaticano
II, el acolitado ha dejado de estar circunscrito al hombre. La
mujer también puede realizarlo: A esta clase de servicio al
altar pueden ser admitidas niñas y mujeres, según el juicio del
Obispo diocesano y observando las normas establecidas (47).
No es un servicio cualquiera, es un servicio prestado a la mesa
de nuestro Salvador.
40. En El Salvador muchos son los jóvenes que después de
servir por años al altar han descubierto su vocación sacerdotal;
y escuchando el llamado de nuestro Señor entraron a su servicio
como sacerdotes. Otros en cambio, siguiendo el llamado del
Pescador de pescadores optaron por la vida consagrada en
la Congregación u Orden Religiosa a la cual el Espíritu los
condujo. De igual forma han actuado las niñas, descubrieron
su vocación para la vida consagrada o han optado por una vida
de laicas consagradas al servicio del Señor. Por tanto, como
nos recomendó la Instrucción Redemptionis Sacramentum:
Es muy loable que se conserve la benemérita costumbre de
que niños o jóvenes, denominados normalmente monaguillos,
estén presentes y realicen un servicio junto al altar (47). Es
loable porque fue en el Sacramento de la Eucaristía donde
estos hombres y mujeres encontraron a Cristo y recibieron la
misión de hacer presente el Reino de Dios en este mundo. Y,
por supuesto, es en la Eucaristía donde siguen encontrando
la fuerza para no detenerse en la misión que les ha sido
encomendada. Como ellos, muchos más lo harán y lo están
haciendo, estemos seguros, por lo que es necesario seguir
fomentando este tipo de asociaciones.
41. En segundo lugar, quiero mencionar a los llamados
ministros extraordinarios de la Eucaristía. Su ayuda es valiosa
32 Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Instrucción
Redemptionis Sacramentum.

34
La Santa Misa llevada a la vida diaria

y la pueden prestar: En ausencia del sacerdote o diácono,


cuando el sacerdote está impedido por enfermedad, edad
avanzada, o por otra verdadera causa, o cuando es tan grande
el número de los fieles que se acercan a la Comunión, que
la celebración de la Misa se prolongaría demasiado (158)33.
Son muchos los que prestan este servicio, llevando incluso la
Eucaristía a enfermos que no pueden levantarse de su lecho.
Un servicio loable y necesario que debe fomentarse en todas
las parroquias; y que de hecho la Iglesia lo hace.
42. Junto a estos aparecen los Adoradores del Santísimo.
Grupos cuyo origen data de siglos atrás, puesto que, la adoración
al Sacramento ha sido una tradición en nuestra Iglesia. Algunos
miembros de estas asociaciones realizan, incluso, adoración
nocturna. Mientras las grandes mayorías descansan, ellas y
ellos permanecen adorando y rogando ante el Señor. Estas
hermanas y estos hermanos nuestros acompañan al Señor
cuando los demás, imbuidos por el ajetreo del trabajo diario,
carecen de tiempo para hacerlo, cumpliendo con lo observado
por la Instrucción Redemptionis Sacramentum: El Santísimo
Sacramento nunca debe permanecer expuesto sin suficiente
vigilancia, ni siquiera por un tiempo muy breve. Por lo tanto,
hágase de tal forma que, en momentos determinados, siempre
estén presentes algunos fieles, al menos por turno (138). La
adoración al Santísimo Sacramento es una acción santa y muy
laudable que estas hermanas y hermanos realizan.
43. En tercer lugar, quiero referirme brevemente a los
Monasterios de Vida Contemplativa en nuestro país. Allí, las
Hermanas dedican largas horas diariamente a la contemplación
y adoración a Jesús Eucaristía. Gracias a Dios tenemos la
presencia de cinco Monasterios Contemplativos: Hermanas
del Buen Pastor, Hermanas Clarisas Franciscanas, Madres de
la Cruz, Madres de la Visitación de María, Madres Carmelitas
Contemplativas y Madres de la Inmaculada Concepción.

33 Ídem, n. 158.

35
Carta Pastoral

Estas últimas en la diócesis de Santa Ana, mientras que las


otras cuatro, en esta arquidiócesis. Los Monasterios de Vida
Contemplativa son lugares santos desde los que se elevan
constantemente oraciones de adoración y alabanza al Señor,
también oraciones de desagravio y además constantes
oraciones de agradecimiento al Amor de los amores. Les
estamos sumamente agradecidos a todas estas personas que
han consagrado su vida totalmente a la oración, porque están
siempre intercediendo por nosotros y gracias a ellas recibimos
constantemente la bendición del Señor. Nunca podremos
recompensar el inmenso bien que estas personas nos hacen a
todos con su oración, pero Dios que es sumamente justo sabrá
recompensarles con creces su inmensa caridad.
44. Por otra parte, debo clarificar que la Adoración al
Santísimo no se reduce a la parte celebrativa, ni es tampoco una
práctica intimista entre el ser humano y Dios. Es la fuerza que
nos empuja a la vivencia del Sacramento de los Sacramentos,
fuerza que nos recuerda que fe y vida están íntimamente
entrelazadas y no es posible separarlas en una auténtica vida
cristiana. La Adoración al Santísimo no termina en el templo,
se prolonga en nuestras vidas ya que es luz y camino que indica
al cristiano el rumbo a seguir: La presencia personal de Cristo
entre nosotros justifica por sí misma nuestra gratitud y nuestra
adoración. Si no se adora, es que no se cree que Cristo está ahí.
Preferimos que Dios esté lejos, en la nube de su trascendencia,
porque de esa manera nosotros nos sentimos protagonistas
únicos de nuestra vida y no nos sentimos interpelados por el
amor a Dios, que se ha hecho humilde y pequeño. Molesta un
Dios tan cercano, porque nos echa en cara nuestro orgullo.
Sin embargo, no hay nada que engrandezca tanto al hombre
como ponerse de rodillas delante del sagrario. Es la verdad
que escandaliza y la verdad que salva34. No caigamos pues
en la tentación de reducir la Adoración al Santísimo a un

34 José Antonio Sayes, El Misterio Eucarístico. Historia Salutis. Biblioteca de Autores


Cristianos, 1986, Madrid, España, p. 255.

36
La Santa Misa llevada a la vida diaria

momento de devoción privada. Es mucho más que eso, es la


fuerza que nos anima y posibilita efectivamente a vivir nuestra
fe en medio del mundo.
45. En conclusión, pues, es válido afirmar que el amor
por la Eucaristía y su devoción sigue vivo en nuestro país.
La existencia de estos grupos, amén de otros, previamente
mencionados, son un signo de ese amor que sigue llenando
constantemente a nuestro pueblo de amor por la Eucaristía.
Estas comunidades eucarísticas avivan el amor y el respeto por
la Eucaristía. La Iglesia cual buena Madre, las promueve, las
acompaña, las sirve y las acrecienta.

v Eventos Eucarísticos

46. En cuanto a los eventos eucarísticos quiero referirme


principalmente a los Congresos Eucarísticos que han sido y
siguen siendo tradición en nuestra Iglesia, tal y como señala la
Instrucción Redemptionis Sacramentum, al dar su definición y
explicar el porqué de su celebración: Son un signo importante
de verdadera fe y caridad. Prepárense con diligencia y
realícense conforme lo establecido para que los fieles veneren
de tal modo los sagrados misterios del Cuerpo y la Sangre
del Hijo de Dios, que experimenten los frutos de la redención
(145).
47. En la Historia de la Iglesia de El Salvador se han
celebrado cuatro Congresos Eucarísticos Nacionales, de los
cuales quiero hacer mención con más extensión en dos de
ellos, el primero y tercero. Mención necesaria porque los
Obispos que los dirigieron consideraron –parafraseando las
palabras de la Instrucción Redemptionis Sacramentum– de
gran valor su utilidad pastoral (cfr. 145). Depositaron en dichos
congresos grandes esperanzas, no se contentaron con fomentar
el amor y la devoción al Santísimo Sacramento. Procuraron la
conversión del pueblo salvadoreño, no limitándolo al pueblo
de Dios, buscaron que la fe celebrada pasara a ser fe vivida.

37
Carta Pastoral

48. El Primer Congreso Eucarístico Nacional fue celebrado


en 1942, por inspiración del Espíritu Santo y la dedicación
del aquel entonces Arzobispo Metropolitano Monseñor Luis
Chávez y González. Apoyaron su iniciativa los Obispos de las
únicas dos diócesis sufragáneas que por aquellos años habían
sido erigidas: Mons. Juan Antonio Dueñas y Argumedo,
Obispo de San Miguel y Mons. Santiago Ricardo Vilanova
y Meléndez, Obispo de Santa Ana. Con este Congreso los
Obispos pretendían conmemorar el Primer Centenario de la
Diócesis de San Salvador, erigida por el Papa Gregorio XVI,
el 28 de septiembre de 1842; y qué mejor forma de celebrarlo
que adorando al Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor.
49. Los mencionados Obispos dispusieron que del 28
de septiembre de 1941 al 26 de noviembre de 1942 fuera
considerado Año Eucarístico; y estipularon que el Congreso
Eucarístico se celebraría del 23 al 26 de noviembre de 1942
con tres objetivos: De adoración, gratitud y reparación35.
Ciertamente, la Eucaristía recibió adoración por parte del
pueblo salvadoreño como lo ha señalado el cronista: Durante
los tres días del Congreso, San Salvador convertido en
altar gigante, contempló extasiado la celebración de 1561
Sacrificios Eucarísticos. 1561 veces se alzó la sagrada forma
consagrada y 1561 veces, en tres días, el Padre, por intermedio
del Paráclito, recibió la alabanza y la reparación del Hijo,
en tantas Misas, que repitieron el sacrificio de la Cruz. San
Salvador convirtióse durante el Congreso en un inmenso
comulgatorio, donde 120,000 personas recibieron de manos
sacerdotales igual número de Comuniones Sacramentales.
Cristo estaba no sólo en los Sagrarios y en la Custodia de
la Metropolitana siendo adorado por todos, sino en 120,000
pechos que se habían rendido al impulso de la gracia y se
habían abierto para recibirle36.

35 Arzobispado de San Salvador, Memoria del Primer Congreso Eucarístico Nacional de El


Salvador, Imprenta Suiza, noviembre de 1943, p. 17.
36 Ídem, p. 62.

38
La Santa Misa llevada a la vida diaria

50. En el marco de esta celebración –y como uno de sus


frutos– surgió el Secretariado Episcopal de América Central
(SEDAC). Durante la celebración de ese Primer Congreso
Eucarístico, se encontraban presentes quince obispos más,
de la región centroamericana que habían sido invitados
personalmente por Mons. Luis Chávez y González. Surge
entonces la creación de un organismo donde los Obispos de
la región pudieran tener un acercamiento y conocimiento
mutuo para enfrentar de manera conjunta problemas similares
y además establecer vínculos de comunión sacramental y
eclesial en su ministerio episcopal. La idea fundacional
del SEDAC promovida por Mons. Luis Chávez y González
recibió de inmediato el apoyo fraterno de Mons. Víctor
Sanabria y Martínez, Arzobispo Metropolitano de San José,
Costa Rica. El SEDAC, desde esa fecha memorable, ha dado
muchos frutos, pero, es importante reconocer que esa gracia
tan extraordinaria que Dios ha concedido a la región de Centro
América fue recibida a los pies de Jesús Sacramentado como
fruto de la gran celebración del Primer Congreso Eucarístico
Nacional de El Salvador que trascendió a dimensiones centro
americanas.
51. El Segundo Congreso Eucarístico Nacional fue
celebrado en 1964 por disposición de Mons. Luis Chávez y
González, casi una veintena de años más tarde, y en el marco
celebrativo del Concilio Vaticano II. Tuvo lugar durante los
días comprendidos entre el 16 y 19 de abril de 1964. En esta
ocasión, el Congreso fue precedido por la publicación de
una Carta Pastoral del mencionado Arzobispo –la Trigésima
Tercera para ser exactos– que llevaba por título Eucaristía y
Familia, queriendo no sólo hacer alusión al lema del Segundo
Congreso si no procurando profundizar en ambas temáticas;
pues eran las dos áreas donde el Arzobispo Metropolitano
quería incidir con tan magno evento: Estas reflexiones sobre
los temas Eucaristía y Familia, lo hacemos con la convicción
plena de que son ambos, puntos básicos dentro del orden

39
Carta Pastoral

cristiano de nuestra vida. Toda entrega, como debe ser la del


cristiano, supone un orden de relación divino y un orden de
relación humano, que tampoco prescinde del orden divino. En
el orden divino esta donación del cristiano que tiene a Cristo
como centro, buscará identificarse con Él, hacerse con Él una
sola cosa, misterio que se cumple plenamente al encontrarse
con Cristo en la Eucaristía. Este misterio de relación y de
unidad con Cristo se concretiza después en la vida diaria,
porque el Sacramento que nos une a Cristo es algo dinámico
y debe lanzarnos a vivir ese Cristo en todo nuestro día37. En
otras palabras, Monseñor Luis Chávez y González enseñó al
pueblo de Dios que la fe celebrada debe ser fe vivida cada día
y a lo largo del día.

52. En los días que precedieron a la apertura, se celebraron en


números significativos, matrimonios, primeras comuniones,
horas santas, sacramentales, exposiciones del Santísimo,
etc., junto a los cuales se impartieron temas eucarísticos que
ayudaron al pueblo de Dios a conocer más sobre el Sacramento
de los Sacramentos. Se llegó incluso a consagrar nuestra
República al Divino Salvador del Mundo, Patrono de este
país. Pero conociendo la fragilidad de las emociones humanas
cuando participa en eventos masivos y masificadores, el
Legado Pontificio para ese evento, el Cardenal José Humberto
Quintero, Arzobispo de Venezuela, recordó al Pueblo de Dios
las esperanzas que el Papa Pablo VI guardaba con este evento:
Que esta Asamblea fuera, no una transitoria solemnidad
exterior, sino un punto de apoyo para un mayor y cada día
creciente auge de la vida cristiana en toda la nación38.

53. En 1992 tuvo lugar el Tercer Congreso Eucarístico,


celebrado en un contexto histórico imposible de ignorar.
En primer lugar, 1992 fue el año durante el cual la Iglesia
conmemoró el Quinto Centenario del inicio de la Evangelización
37 Luis Chávez y González, Trigésima Tercera Carta Pastoral: Eucaristía y Familia,
Imprenta Criterio, 7 de marzo de 1964
38 Secretaría Arzobispal, Revista UNITAS, Año 2, marzo-abril 1964, N. 3, p. 3.

40
La Santa Misa llevada a la vida diaria

de América. En segundo lugar, la Iglesia en El Salvador


conmemoraba los 150 años de la erección de la diócesis de San
Salvador. A estas fiestas se unía un tercer elemento importante.
En 1992 el SEDAC cumplía sus Bodas de Oro. En cuarto lugar,
este Congreso se caracterizó por ser Eucarístico-Mariano.
Antes de éste, dos Congresos Eucarísticos (1942/1964) y dos
Congresos Marianos (1949/1953) respectivamente, habían
tomado lugar en tierras cuzcatlecas de manera separada. Ahora
de forma simultánea, la Iglesia celebraba al Divino Hijo y a la
Santísima Madre en un solo Congreso.
54. Además del Congreso Eucarístico, relacionado con el
contexto de la realidad sociopolítica del país, y en el marco de
la recién lograda firma de los Acuerdos de Paz, ese año 1992 la
Iglesia lo celebró como Año de Gracia y Reconciliación. Año de
Gracia y Misericordia. Mons. Rivera Damas anunció esa dicha
el Primer Domingo de Cuaresma: Exhorto vivamente a todos a
emprender este camino animados por la paz que el Señor nos
ha dado, haciendo de este Año de Gracia y Misericordia, una
peregrinación nacional hacia la reconciliación, con nuestros
ojos puestos en Cristo, nuestro oído atento a su Palabra,
nuestro corazón abierto a su Espíritu, nuestra mano tendida
al hermano, acompañados por María, Madre de Cristo y
Madre nuestra, a quien invocamos como Reina de la Paz para
que ruegue por nosotros pecadores y nos reúna como única
familia de Dios39. No en vano el lema del Congreso Eucarístico
Mariano fue: Yo soy el Pan de Vida con la consigna: Fuertes en
la fe, reconciliados en el amor.
55. Con respecto a la preparación para el Sacramento
de la Eucaristía, por un lado, se promovieron devociones
tradicionales como el ejercicio de las Cuarenta Horas. Por
otro, se impartió una intensa catequesis eucarística utilizando
el Devocionario y Catecismo de Adultos: Yo Soy el Pan de
Vida. Para conocer a María, Mons. Arturo Rivera Damas, en

39 Semanario Orientación, Año XXVIII, 4729, 15 de marzo de 1992.

41
Carta Pastoral

“Cartas del Arzobispo” recomendó el estudio de la Encíclica


Redemptoris Mater y la Pastoral del Arzobispo Peregrinando
con María hacia el año 2000.
56. El Congreso fue inaugurado el 26 de noviembre de
1992 por el Legado Pontificio Cardenal Juan Jesús Posadas
Ocampo, Arzobispo de Guadalajara, México. Inauguración
que tuvo lugar con la presencia de la Virgen de la Paz, Patrona
de El Salvador (su Imagen original). En la solemne clausura
del mencionado Congreso Eucarístico, que tuvo lugar el 29
de noviembre en la explanada ubicada frente al Monumental
Estadio Cuscatlán, se Consagró la nación al Sacratísimo
Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, dicha
consagración fue realizada por Mons. Arturo Rivera Damas.
57. Finalmente, el presente siglo fue iniciado por disposición
del Papa San Juan Pablo II con un año Eucarístico: El Dos mil
será un año intensamente eucarístico: en el sacramento de la
Eucaristía el Salvador, encarnado en el seno de María hace
veinte siglos, continúa ofreciéndose a la humanidad como
fuente de vida divina (TMA 55). En total consonancia con
lo dispuesto por el Papa para la Iglesia Universal en nuestro
país se celebró el Cuarto Congreso Eucarístico Nacional. El
lema para dicha fiesta fue: Jesucristo, pan de vida, camino
para la comunión y la solidaridad, explicando los Obispos el
porqué: Postrados ante Jesucristo, pan de vida, en actitud de
profunda conversión, entremos decididamente por las sendas
de la comunión, es decir, de la unión íntima con Dios y entre
nosotros mismos. Esta comunión imprimirá en nosotros los
mismos sentimientos de Cristo Jesús y nos impulsará a la
solidaridad con nuestros hermanos y hermanas, sobre todo
con los preferidos de Dios: los pobres y los que sufren40.
58. Estos han sido los cuatro Congresos Eucarísticos
Nacionales celebrados en el país. Esfuerzos hechos por la

40 Unidad de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal de El Salvador, Revista Jubileo


2000, n. 3, octubre 2000, Imprenta Criterio, p. 14.

42
La Santa Misa llevada a la vida diaria

Iglesia en El Salvador con el objetivo de fomentar el amor, la


devoción y el respeto por el Santísimo Sacramento; así como,
con el deseo de hacer comprender al pueblo salvadoreño que
el Misterio celebrado debe ser vivido en la práctica cotidiana.

v Documentos Eucarísticos

59. Quiero destacar que un esfuerzo hecho por la Iglesia en


nuestro país ha sido y sigue siendo, la difusión y el estudio de
los distintos documentos eucarísticos que han sido escritos por
los Sumos Pontífices. Entre estos documentos mencionamos:
Encíclica Mysterium fidei (1965) del Papa Pablo VI; Carta
Dominicae cenae (1980); Carta Apostólica Dies Domine
(1998); y, Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia (2003)
del Papa San Juan Pablo II; Instrucción Redemptionis
Sacramentum (2004) de la Congregación para el Culto Divino
y la Disciplina de los Sacramentos; y, Exhortación Apostólica
Postsinodal Sacramentum Caritatis (2007) del Papa Benedicto
XVI. Existen otros documentos que tratan sobre el tema, pero
por ahora basta con este ejemplo. Queda claro que la Iglesia ha
hecho un esfuerzo en esta dirección con el objetivo de permitir
al pueblo de Dios y personas interesadas profundizar en el
conocimiento del Sacramento de los sacramentos.

v Conclusión:

60. No quiero terminar este acápite sin antes insistir en la idea


expuesta al inicio. La Iglesia ha hecho grandes esfuerzos por
enseñar al pueblo de Dios a respetar, frecuentar, venerar, amar
y celebrar el Sacramento de la Eucaristía. Un esfuerzo frente
al cual es válido, necesario y quizá obligatorio preguntarse:
¿Cómo ha respondido el pueblo de Dios ante este esfuerzo? y
¿Por qué? Su respuesta debe considerar no sólo la dimensión
celebrativa del Sacramento de los sacramentos si no su
dimensión práctica por lo que una pregunta de este talante
merece ser antecedida por la respuesta a otra pregunta: ¿Conoce
el pueblo de Dios en qué contexto socio político-económico y

43
Carta Pastoral

cultural debe operativizar la dimensión práctica del Santísimo


Sacramento? Cuestiones que pretenden responderse en los dos
siguientes acápites.

2. Un contexto que interpela


61. Terminé el numeral anterior explicando la necesidad
de preguntarse: ¿Cómo ha respondido el pueblo de Dios al
esfuerzo que la Iglesia ha hecho por fomentar el amor, respeto,
veneración y celebración de la Eucaristía? y ¿Por qué? Sin
embargo, responder dicha pregunta, probablemente necesite
de responder antes otra: ¿Conoce el pueblo de Dios en qué
contexto socio político-económico y cultural debe operativizar
la dimensión práctica del Sacramento de los sacramentos? La
pregunta no es superflua, es claro que la Eucaristía tiene –si así
podemos nombrarlas– dos dimensiones: una vertical, referida
a la relación del ser humano con Dios; y, naturalmente, de
Dios con el ser humano; otra horizontal, referida a la vivencia
o convivencia del Sacramento con el prójimo, incluyendo el
cosmos.
62. San Romero –nuestro Santo muy querido– sabía de
ambas dimensiones; pero cuestionaba mucho en el pueblo
de Dios, la segunda de ellas; pues, sabía que la vivencia de
esa dimensión práctica podía transformar al país (y era –tal
vez– a la que menos atención se le prestaba). Así lo expuso
extensamente en la Misa de Corpus Christi (del Cuerpo y
Sangre de Cristo) en 1978: Los que han comulgado van a
salir también repletos del Espíritu de Cristo. ¿Cuándo será
el día en que todos los que vienen a Misa están tan unidos
a Dios, tan lejos del pecado, de las pasiones, de las locuras
de la tierra, que se identifican tanto con Dios que, al salir de
la catedral o de la Iglesia parroquial o donde quiera que se
celebra la Eucaristía, van a ser en el mundo almas del mundo,
a poner fermento de Eucaristía en la familia, en la profesión,
en el trabajo, en la vida social? Nos faltan muchos cristianos
de esos que vivan de verdad la Eucaristía. El Corpus viene
44
La Santa Misa llevada a la vida diaria

a recordar, precisamente, nuestro deber de este punto de fe.


Si creemos de verdad que Cristo, en la Eucaristía de nuestra
Iglesia, es el pan vivo que alimenta al mundo, y que yo soy el
instrumento, como cristiano que creo y recibo esa Hostia y la
debo llevar al mundo, tengo la responsabilidad de ser fermento
de la sociedad, de transformar este mundo tan feo. Eso sí sería
cambiar el rostro de la patria, cuando de veras inyectáramos
la vida de Cristo en nuestra sociedad, en nuestras leyes, en
nuestra política, en todas las relaciones ¿Quién lo va a hacer?
¡Ustedes! Si no lo hacen ustedes, los cristianos salvadoreños,
no esperen que El Salvador se componga41.
63. Palabras hermosas que no podemos ignorar. Nos animan a
hacer de la Eucaristía el motor de cambio no sólo de nuestras vidas
o de nuestras familias, sino la vida de nuestro país, que a diario
se desangra sin ponernos a pensar que la sangre derramada es
sangre de nuestros hermanos y nuestras hermanas salvadoreñas.
O bien, sin pensar que a quienes ofendemos, a quienes hacemos
el mal, a quienes lastimamos o ignoramos es a nuestros propios
hermanos y hermanas salvadoreñas. Sin embargo, ocupados por
el trabajo, agobiados por la situación de vulnerabilidad de este
país, por la pobreza y la violencia o simplemente, agobiados por
el mundo de consumismo que nos alucina con sus propuestas
llamativas, aunque superfluas, no tenemos tiempo para ver
nuestra realidad; de tal forma que desconocemos lo qué sucede
a nuestro alrededor y cómo nos afecta.
64. San Oscar Romero conocía muy bien la situación social,
política, económica y cultural que el país atravesaba mientras
él vivió. ¿Qué hay de nosotros? ¿Somos cómo él o al menos
tratamos de serlo? Su deseo, mientras vivió, fue que todo el
pueblo salvadoreño supiera la situación real del país, hacía su
máximo esfuerzo todos los domingos por informar sobre los
datos más relevantes, un espacio al cual nombró: Hechos de
la semana. Eran momentos históricos donde la verdad de la
41 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Homilías Tomo II, UCA Editores, San Salvador, El
Salvador, 2011, p. 533.

45
Carta Pastoral

situación nacional estaba vedada, se publicaba lo que convenía,


encubriendo la verdad. Mons. Romero con ese esfuerzo enseñó
que es posible publicar la verdad, tanto como conocerla, la
cuestión es buscarla; en la actualidad, encontrar la verdad es
más fácil, todo está en ver con atención, escuchar con atención
y leer con atención. Las palabras de Cristo deben empujarnos
a ver nuestra realidad buscando la verdad de lo que sucede:
Saben explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿Cómo no
exploran, pues, este tiempo? ¿por qué no juzgan por ustedes
mismos lo que es justo? (Lc 12, 54-57). Juzguemos nuestro
tiempo para conocer la realidad de nuestra nación; conocerla
nos permitirá saber qué es lo que debemos transformar, cómo
transformarlo y porqué transformarlo.
65. Desafortunadamente, la violencia sigue siendo el flagelo
que más está golpeando a nuestra sociedad. Los datos arrojados
por In Sight Crime en enero del presente año revelan que en
el año 2017 se registraron 3947 homicidios: lo que arroja una
tasa de 60 muertes violentas por cada 100.000 habitantes42.
Si bien es cierto que este organismo establece que el número
de asesinatos ha decrecido, no por ello tenemos motivos para
estar satisfechos. Lo que nosotros como cristianos debemos
esperar es el desaparecimiento de los asesinatos, nadie debería
ser asesinado. Dios quiere la vida de sus hijos e hijas, no su
muerte. A Noé le dijo: Al hombre le pediré cuentas de la vida
de su hermano. Si uno derrama la sangre de un hombre, otro
hombre derramará su sangre; porque Dios hizo al hombre
a su imagen (Gn 9, 5-6). La voluntad de Dios fue ratificada
por Jesús cuando dijo a uno de los doce: Envaina la espada:
Quien a espada mata, a espada muere ¿Crees que no puedo
pedirle al Padre que me envíe enseguida más de doce legiones
de ángeles? (Mt 26, 52). Queriendo significar con ello que la
violencia no era su camino, que por el contrario su camino
es el amor y la misericordia. La violencia no es querida por
Dios, no debe dejarnos satisfechos el que exista una tasa de 60
42 https://es.insightcrime.org.

46
La Santa Misa llevada a la vida diaria

muertes por cada 100.000 salvadoreños.


66. Es evidente que los efectos de la violencia son percibidos
por la población. El Boletín de prensa emitido por el IUDOP
a inicios de este año evaluando el año 2017, concluye que
el 62.4% de la población cree que la delincuencia aumentó
en relación con el año anterior43. Porcentaje al cual se suma
un 54.8% que percibe como principal problema del país
la delincuencia y la inseguridad44. Este año la violencia ha
seguido el mismo rumbo. Las cifras de asesinatos cometidos
entre enero y febrero fueron alarmantes: El segundo mes del
año cerró con 310 homicidios y hasta el 28 de febrero sumaban
625 muertes violentas45. Para el 2 de marzo, se contabilizaban
308 homicidios entre las cuales destacaba el asesinato de 72
mujeres46. Al cerrar el trimestre, ORMUSA informó: La Policía
Nacional Civil, registró 114 feminicidios en el primer trimestre
de 2018, el arma de fuego es la principal arma utilizada en
estos asesinatos, el 78%, seguido por arma blanca, 11.40%. En
comparación con el mismo período del 2017 hay un aumento
de alrededor del 20%47. Una realidad lacerante contra las
mujeres de nuestro país. El 28 de marzo, uniéndose a todas estas
muertes, fue asesinado, incluso uno de nuestros sacerdotes, el
presbítero Walter Osmir Vásquez, muerte acaecida el propio
Jueves Santo, día sacerdotal y Eucarístico. En los siguientes
meses la situación no ha sido mejor.
67. No quiero ser negativo, reconozco que las autoridades
han realizado grandes esfuerzos combatiendo la criminalidad;
pero hay puntos claves que siguen sin mejorar, y por ende,
siguen siendo causa de la violencia. Es necesario no sólo luchar
contra los efectos de la violencia sino contra sus causales, uno

43 Cfr. Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), Boletín de Prensa Año XXXII,
No 1, 2018.
44 IUDOP, Boletín de Prensa Año XXXII, NO 1, 2018.
45 Diario El Mundo, 2 de marzo 2018.
46 La Prensa Gráfica, 2 de marzo 2018.
47 http//observatoriodeviolencia.ormusa.org.

47
Carta Pastoral

es la impunidad. Es inimaginable que los políticos de este país


desconozcan los efectos de la impunidad. Al terminar la guerra,
organismos internacionales advirtieron de los efectos negativos
de ésta, si el Estado salvadoreño no combatía la impunidad.
Todos recordamos que después de finalizada la guerra civil
de nuestro país, en lugar de esclarecer los crímenes, se aprobó
una Ley de Amnistía espuria que pretendía encubrir todos los
crímenes, incluyendo los de lesa humanidad, aun cuando la
Corte Interamericana de Derechos Humanos advirtió que: la
impunidad propicia la repetición crónica de las violaciones de
derechos humanos48. No en vano la Corte definió la impunidad
como: La falta en su conjunto de investigación, persecución,
captura, enjuiciamiento y condena de los responsables de las
violaciones de los derechos protegidos por la Convención
Americana y ha señalado que el Estado tiene la obligación de
tal situación49. Es lamentable y hasta penoso que en un país que
se considera mayoritariamente cristiano y se honra de llevar el
nombre del Salvador del Mundo, se oponga a la obtención de
la paz favoreciendo para ello el encubrimiento de la verdad y
la práctica de la injusticia.
68. La impunidad campea por El Salvador ondeando su
bandera de victoria, a los crímenes del pasado se suman una
extensa –casi interminable– lista de asesinados en los últimos
años y sus autores siguen sin rendir cuentas. Ejemplo de esto
es que el asesinato del Padre Walter Osmir Vásquez continúa
en la impunidad, tanto como los del resto de nuestros Mártires;
y por qué no mencionarlo, el del resto de salvadoreños y
salvadoreñas. Si las autoridades no hacen nada por mejorar esta
situación, la violencia seguirá actuante, contraviniendo de esta
forma la voluntad de nuestro Padre Misericordioso que es el
Dios de la vida; el Dios que quiere la vida de sus hijas e hijos.
69. Otro de los puntos que sigue sin mejorar es la pobreza.
48 Congregatio de Causis Sanctorum, Beatificationis seu Declarationis Martyrii Servi Dei
Ansgarii Arnolfi Romero, Tipografía Nova Res s.r.l. Roma, 2014, p. 1098.
49 Ídem, p. 1098.

48
La Santa Misa llevada a la vida diaria

En el Boletín del IUDOP previamente citado50, un 54.6% de


la población consultada expresó que en el 2017 la pobreza
había aumentado. No me cansaré de repetir que la pobreza es
caldo de violencia no sin antes acotar que los pobres, no por
ser pobres son violentos. Es que la pobreza coarta los sueños
de las personas, en especial, los sueños de los jóvenes, los
reduce a la miseria, niega el acceso a la educación; y, por lo
tanto, a la satisfacción de las necesidades que todo ser humano
tiene que llenar para autorrealizarse, con lo cual muchos son
arrastrados a cometer actos delictivos. De acuerdo con el
Informe de la CEPAL51, el desempleo en El Salvador asciende
a una taza de 6.9%. Los hombres llevan la peor parte, pues,
la tasa de desempleo entre ellos es del 8.2%; mientras que
en las mujeres es de un 5.2%. Es de aclarar que estos datos
se refieren exclusivamente a la parte urbana de nuestro país.
¿Cómo estará el desempleo en la zona rural? Es obvio, que
igual de crítico, sino es que peor. Desempleo que finalmente
precipita al pueblo a la consecución de los bienes necesarios
para subsistir recurriendo a medios delictivos.
70. En cuanto a las mujeres, el sistema económico también
las somete a padecer violencia económica. Un periódico del
país informaba a inicios del año que éstas reciben salarios
mucho menores que los hombres: con una brecha salarial
entre 8 y 39 por ciento, siendo superior para los hombres, en
las mayorías de actividades económicas del país52. La pobreza
en la mujer es un hecho que debe cuestionar a la clase política
y económica de este país, en la mayoría de los casos son cabeza
de hogar sacando adelante a sus hijos e hijas, sin ninguna otra
ayuda más que su escaso e injusto sueldo.
71. Un empleo digno no es lo único que se niega al pueblo
pobre; servicios como la educación y la salud no ocupan las

50 IUDOP, Boletín de Prensa Año XXXII, NO 1, 2018.


51 Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2017, enero 2018.
52 La Prensa Gráfica, 2 de marzo 2018.

49
Carta Pastoral

agendas de nuestra clase política ni de la clase económica, a


pesar de ser puntos fundamentales en la vida del pueblo. En
el 2015, apenas se dedicaba –según la CEPAL– un 3.5% del
producto interno bruto a la educación. Ahora, en el 2018, con
el presupuesto aprobado no se sabe en beneficio de quién, sólo
se otorgó el 3.2%. En salud los beneficios no fueron mayores,
apenas se aprobó un 2.1% del PIB. Un presupuesto de esta talla
no es “austeridad” es desinterés completo por el pueblo, como
sostuvo el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales
(ICEFI): De continuar la contención del gasto en áreas
estratégicas “cada vez serán más frecuentes las noticias de
hospitales sin insumos para funcionar, de patrullas de la PNC
sin funcionar, de escuelas con su infraestructura deteriorada,
de caminos que no fueron construidos. Esta contención del
gasto es insostenible y pone en riesgo la gobernabilidad y el
desarrollo del país”53.
72. Es por ello, que esta entidad no ha dudado en llamar la
atención de quienes aprobaron tan equivocado presupuesto
para el 2018: El ICEFI criticó la decisión de la Asamblea
Legislativa de asignar recursos públicos a organizaciones
privadas sin aclarar los criterios que utiliza para otorgar estas
transferencias, también señaló que el presupuesto de 2018 aún
tiene gastos “que privilegian a sectores particulares”, como los
seguros médicos privados para los funcionarios54. De la misma
manera que la clase política de este país ha desoído los consejos
de luchar contra la impunidad, desoyen los consejos para aprobar
un presupuesto que beneficie a los pobres. Pareciera que la
legislación de este país se inclina hacia un extremo, irónicamente,
la austeridad no ayuda a terminar con la deuda externa. Para el
año 2016, ésta ocupaba el 60.7% del PIB, dejando al país con
pobres condiciones de vida, las cuales esperemos en Dios no
terminen siendo condiciones de vida que precipiten a un buen
número de nuestras hermanas y hermanos al pauperismo.

53 Diario El Mundo, 20 de enero 2018.


54 Ídem.

50
La Santa Misa llevada a la vida diaria

73. A esto se suma la evasión y la elución de impuestos


que beneficia sólo a la clase social-política y económica,
que ilegalmente tiene la posibilidad de evadir o eludir los
impuestos y que bien se puede establecer quiénes son, porque
los pobres no pueden evadir ni uno solo de sus impuestos.
Igualmente, en esta materia, la clase política y económica del
país ha desoído el consejo de instituciones de larga data. La
Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA)
publicó un comunicado titulado: La solución a la crisis fiscal
de El Salvador pasa por una reforma tributaria afirmando que
el Presupuesto de este año dejó de lado la discusión de una
reforma tributaria que dotara de mayores ingresos al Estado55.
Por otra parte, advirtió: Para que el Estado se convierta en
impulsor de una nueva estrategia de desarrollo es necesario
dotarlo de recursos. Actualmente, la carga tributaria no supera
el 16% del PIB, siendo una de las más bajas de Latinoamérica.
Además, la estructura tributaria es regresiva: las personas
con mayor nivel de ingreso pagan proporcionalmente menos
que los de más bajos ingresos. Esto se mantendrá en 2018 y
hasta que no se logre una verdadera reforma fiscal progresiva.
De acuerdo con el Presupuesto aprobado, el 57% de ingresos
tributarios provendrá de impuestos indirectos, como el IVA,
un gravamen al consumo, no vinculado al nivel de ingreso;
mientras que el 43% de impuestos directos, como la renta56. Las
grandes empresas de este país no pueden continuar evadiendo
el pago de impuestos.
74. El Comunicado no se redujo a críticas – como podrían
afirmar algunos con afán de negar su veracidad y seriedad –
sino que vertió cinco recomendaciones, de la cuales quiero
citar cuatro por parecerme alto su grado de vinculación con
una posible solución al problema de la violencia y una de sus
raíces: la pobreza. En primer lugar, recomendaron: Luchar
contra la evasión fiscal. Siendo para ello su propuesta: Para

55 Cfr. La Prensa Gráfica, viernes 2 de marzo de 2018.


56 La Prensa Gráfica, viernes 2 de marzo de 2018.

51
Carta Pastoral

incrementar la recaudación desde una perspectiva progresiva


es necesario luchar contra la evasión… Del impuesto sobre la
renta de personas jurídicas, se estima una evasión de entre el
40% y el 50% del potencial a recaudar. La evasión refuerza
el carácter regresivo del sistema tributario, pues son las
personas y empresas con mayor nivel de ingreso las que tienen
mayor posibilidad de evitar cumplir con sus obligaciones
tributarias. Se debe, pues, dotar de instrumentos al Ministerio
de Hacienda, como la ley de cobro coactivo, y aumentar las
penas para los evasores57.
75. En segundo lugar, aprobar impuestos directos mayores
a las altas rentas y reestablecer los impuestos al patrimonio
proponiendo que: de acuerdo con estudios del FMI, incrementar
la carga tributaria en un punto porcentual del PIB tiene menor
impacto en el crecimiento que una disminución de un punto
porcentual del gasto público con respecto al PIB58. En tercer
lugar, continúan, implementar el IVA diferenciado, ilustrando
la recomendación con ejemplos: Puede discutirse un IVA
diferenciado, menor para alimentos y medicinas, y mayor
para bienes suntuarios como carros de lujo, joyas y yates59.
76. Finalmente, recomendaron apostar por sectores
estratégicos que dinamicen el empleo y el mercado interno,
ante lo cual expresan: quienes siguen defendiendo viejos
dogmatismos sobre la ineficiencia generalizada de lo público,
deben percatarse de que esas mismas ideas fundamentaron la
estrategia de desarrollo que tiene a El Salvador en la delicada
situación actual; una estrategia que privatiza ganancias y
socializa las perdidas… Ante el pobre desempeño de la iniciativa
privada, la inversión pública debe adquirir más protagonismo.
En un mundo globalizado no es posible competir si el Estado
no invierte más en las personas y en la tecnología60.
57 Ibidem, p. 59.
58 Ídem, p. 59.
59 Ibid., p. 59.
60 Ídem, p. 59.

52
La Santa Misa llevada a la vida diaria

77. Advierten, además, con toda razón, que todo esto requiere
luchar contra la corrupción, la ineficiencia y la falta de ética
en el gasto61. De no seguirse los lineamientos planteados se
corre el riesgo de que: el próximo Gobierno, sin importar
de qué partido sea, únicamente administrará una estrategia
económica –no de desarrollo – agotada que sólo beneficia a
un reducido grupo y que depende de la constante expulsión de
salvadoreños62. Todo lo aquí expuesto es cierto, sin embargo,
a veces es más cómodo ignorarlo que ponerse a trabajar por el
bienestar del pueblo, olvidando con esa actitud que el país se
sumerge cada día más en caos.
78. De igual forma, el ecosistema en El Salvador es víctima de
violencia, mientras, las leyes parecen apoyar a sus depredadores.
Según los informes de la CEPAL nuestro país El Salvador tiene
solo un 2.1% de áreas protegidas entre superficie terrestre y
áreas marinas, ¿qué significa esto?, significa que la flora del
país está siendo depredada; mientras que la fauna matada, ya
sea con fines comerciales o por desconocer el valor real que
animales y plantas significan en la vida del ser humano. Los
problemas enfrentados por temas como la minería y el agua
revelan que, para un grupo minoritario, el medio ambiente es
mercancía y no asunto de vida o muerte de todo el pueblo.
79. Ante este panorama es de lamentar que la clase política
y económica del país no se detenga a reflexionar sobre su
rol; instituciones que han sido creadas para velar por el bien
común, por el cumplimiento de los derechos humanos, como
el Estado mismo, o bien, instituciones creadas para aumentar
el bienestar cualitativo y cuantitativo de la nación, como es
el caso del sector privado, hacen caso omiso de la opinión
ciudadana, no deberían actuar de este modo, hacerlo equivale
a negar la existencia de un Estado democrático tanto como a
negar la existencia de un Estado de derecho. La encuesta de

61 Cfr. La Prensa Gráfica, viernes 2 de marzo de 2018, p. 59.


62 Ibid., p. 59.

53
Carta Pastoral

la UCA: Evaluación del país a finales de 2017 y perspectivas


electorales para 2018 devela la opinión del pueblo en esta
línea, sólo un 9.3% de la población deposita su confianza en la
Corte Suprema de Justicia; un 8.4% en el Gobierno central; un
6.2% en los empresarios; un 3.7% en la Asamblea Legislativa;
y un 3% en los partidos políticos. Los datos presentados son
alarmantes, el pueblo está diciendo a gritos que se siente
abandonado, no se siente acuerpado por un órgano judicial
que defienda sus derechos; tampoco se siente protegido por
un órgano que legisle a su favor, ha perdido la confianza en la
clase política y de igual forma en los empresarios.
80. Para terminar, quiero explicar que sin lugar a dudas
estamos ante una economía y una política gravemente afectada
por una gran inequidad que niega a los más pobres, es decir a
las grandes mayorías de este país, la posibilidad de alcanzar
condiciones de vida de alto nivel cualitativo y cuantitativo
asegurado por un cuerpo que legisle fundamentado en la
igualdad, justicia, la no impunidad y la verdad, con miras
a crear una nación democrática atravesada por un ambiente
de paz real, no la típica pax romana. Estamos también ante
una sociedad marginadora, excluyente e insensible a las
necesidades de los más pobres y atravesada por una cultura del
descarte; estamos ante una economía y una política que busca
y defiende el bienestar de unos pocos a costa de los muchos;
en pocas palabras, estamos ante una realidad empecatada. La
denuncia de los Obispos en Medellín sobre el dolor padecido
por los más pobres sigue siendo actual: Esa miseria, como
hecho colectivo, es una injusticia que clama al cielo (MD 1,
1). Esta es la realidad que necesita ser redimida y transformada
en una realidad humana, humanizada y humanizadora; es
decir, en una realidad cristiana que salve a los marginados y
que lleve a la conversión a los marginadores y victimarios,
porque Dios quiere la salvación de unos y otros.
81. Si somos cristianos, pero, sobre todo, si tomamos el
Cuerpo y la Sangre de Cristo, no podemos quedarnos como
54
La Santa Misa llevada a la vida diaria

simples espectadores de los hechos que a diario ocurren a


nuestro alrededor, si en verdad queremos salvar la historia
debemos insertarnos, tomar un rol activo en esa historia de
la salvación. Quiero aquí dirigirme muy en especial al pueblo
de Dios que asiste domingo a domingo, o tal vez todos los
días, a la Cena del Señor –y muy en especial a quienes ocupan
puestos de dirigencia política o económica– para pedirles que
esa fe celebrada sea transformada en fe vivida, en fe practicada
con convicción; no en vano los Padres Conciliares (Obispos)
en el Concilio Vaticano II nos explicaron que: La fe todo lo
ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la
entera vocación del hombre. Por ello orienta la mente hacia
soluciones plenamente humanas (GS 11). Además, Su Santidad
El Papa Francisco en su Exhortación Apostólica Gaudete et
Exsultate hace un llamado al pueblo de Dios a cambiar este
mundo para santificarlo y ser santos.
82. Lograremos cambiarlo si asumimos nuestro compromiso
cristiano recordando que el centro de nuestra fe, la columna
de nuestra fe es Jesús Eucaristía; por ese Santo Sacramento,
a través del cual nos cristificamos, o sea, nos convertimos en
otros cristos, estamos invitados a transformar este país. No
niego que muchos quieran hacerlo, pero en su afán olvidan
que no se puede hacer lo cristiano sin Cristo, es aquí donde
el Papa Francisco dice a ustedes, fieles laicos del pueblo de
Dios, que busquen y luchen por la justicia sin cansarse, pero
sin olvidar que esa justicia para ser tal debe ser jesuánica: La
justicia que propone Jesús no es como la que busca el mundo,
tantas veces manchada por intereses mezquinos, manipulada
para un lado o para otro. La realidad nos muestra qué fácil
es entrar en las pandillas de la corrupción, formar parte de
esa política cotidiana del doy para que me den, donde todo
es negocio. Y cuánta gente sufre por las injusticias, cuántos
se quedan observando impotentes cómo los demás se turnan
para repartirse la torta de la vida. Algunos desisten de luchar
por la verdadera justicia y optan por subirse al carro del

55
Carta Pastoral

vencedor. Eso no tiene nada que ver con el hambre y la sed de


justicia que Jesús elogia (78). Tal justicia empieza por hacerse
realidad en la vida de cada uno siendo justo en las propias
decisiones, y luego se expresa buscando la justicia para los
pobres y débiles (79).
83. En resumen, luchemos, cada uno desde el lugar que
ocupa, por la justicia, sin embargo, a ustedes los laicos que
les está permitido trabajar en todos los campos de la sociedad,
no así nosotros los sacerdotes o personas de vida consagrada,
tienen el sagrado deber de santificar las estructuras políticas,
sociales, económicas y culturales del país, ya que como dijo
–y nos sigue diciendo– nuestro amado San Oscar Romero:
Si creemos de verdad que Cristo, en la Eucaristía de nuestra
Iglesia, es el pan vivo que alimenta al mundo, y que yo soy el
instrumento, como cristiano que creo y recibo esa hostia y la
debo llevar al mundo, tengo la responsabilidad de ser fermento
de la sociedad, de transformar este mundo tan feo. Eso sí sería
cambiar el rostro de la patria, cuando de veras inyectáramos
la vida de Cristo en nuestra sociedad, en nuestras leyes, en
nuestra política, en todas las relaciones ¿Quién lo va a hacer?
¡Ustedes! Si no lo hacen ustedes, los cristianos salvadoreños,
no esperen que El Salvador se componga63.
84. Es aquí donde surge la necesidad de reflexionar si la
práctica sacramental del pueblo de Dios ha ido encaminada
en este rumbo; es decir, con el compromiso de transformar la
realidad –momento histórico– que le ha tocado vivir, o se ha
conformado con vivir la parte celebrativa de éstos, sobre todo,
del Sacramento de los Sacramentos.

3. ¿Vivencia de la Eucaristía?
85. Vista la realidad donde cristianas y cristianos católicos
deben hacer vida la Eucaristía cabe responder la pregunta

63 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Homilías II, UCA Editores, San Salvador, El Salvador,
2011, p. 533.

56
La Santa Misa llevada a la vida diaria

previamente elaborada: ¿Cómo ha respondido el pueblo de


Dios ante el esfuerzo que la Iglesia ha hecho por fomentar
el amor, respeto, veneración y celebración de la Eucaristía?
y ¿Por qué? Pregunta que conduce a reflexionar la práctica
sacramental que las personas han llevado hasta ahora,
como concluí afirmando en el numeral anterior, así como la
coherencia entre fe y vida. Para reflexionar sobre tema tan
importante quiero utilizar las categorías desarrolladas por el
teólogo latinoamericano Víctor Codina S.J., al tratar sobre el
tema de los Sacramentos, por supuesto, actualizando hechos
y palabras cuando el caso lo amerite y aplicándolos a El
Salvador, pues lo aborda desde una óptica más amplia; por lo
demás, creo que las categorías siguen vigentes.
86. De acuerdo con este teólogo, existen cuatro grandes
categorías dentro de las cuales podemos englobar a cristianas
y cristianos en cuanto a la práctica de la fe. En primer lugar,
existe una gran mayoría del pueblo… que vive su fe a través de
ritos y ceremonias que orientan los momentos más decisivos
de su vida… se puede hablar de los sacramentos de las cuatro
estaciones de la vida64, no cabe duda de que lo expresado
por Codina es cierto. Un número significativo de llamados
“cristianos o cristianas” aparecen dentro del templo sólo para
el bautismo, dejando sentir su ausencia hasta el día de su
primera comunión, o en el peor de los casos, hasta el día de
su boda; día aprovechado para celebrar la primera comunión y
confirmación, sin olvidar que reciben estos sacramentos para
llenar un requisito. La Eucaristía, entonces, para estas personas
no ha alcanzado el significado real de ser fuente y cumbre de
toda la vida cristiana (LG 11). Finalmente, para cerrar el ciclo
de la vida, es decir al momento de morir, la extremaunción,
tristemente ese comportamiento revela una ruptura entre la
práctica sacramental y la vida cristiana.

64 Víctor Codina, “Sacramentos”. En: Ignacio Ellacuría/Jon Sobrino, Mysterium


Liberationis, UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 269.

57
Carta Pastoral

87. Junto a este grupo, o quizá formando parte con él, están
aquellos que aparecen sólo en fiestas importantes de la Iglesia:
aparecen el día de Corpus Christi, en la fiesta del Sagrado
Corazón de Jesús o Cristo Rey, fiestas de santos, además de hacer
devotamente novenas, sobre todo cuando están en aprietos o viven
catástrofes naturales, y asistir devotamente a las procesiones o
pastorelas; es parte de la religiosidad popular de nuestro pueblo.
No quiero con ello menospreciar dicha religiosidad, conozco
su gran potencial, pero no podemos negar que son varios los
que prefieren las fiestas y días importantes a adquirir el fuerte
compromiso de la vida cristiana propuesto por Jesús.
88. En segundo lugar, aparece una amplia gama de sectores
medios y altos, sobre todo urbanos, que se caracterizan por
una práctica sacramental habitual que muchas veces sacraliza
el statu quo ambiental y no cuestiona la situación de injusticia,
de la que estos sectores son, en gran parte, responsables y
beneficiarios65. Son aquellos grupos que asisten a Misa diaria
con la creencia de que basta con tomar el Cuerpo y la Sangre
de Cristo para mostrarle a Dios cuánto le aman y respetan; son
grupos cuya práctica sacramental está totalmente desligada de
la vida cristiana. Un cristiano y una cristiana qué conoce el
verdadero significado del Sacramento de los Sacramentos sabe
que la Eucaristía, entre otras cosas –como enseña el CELAM–,
…se da para iniciarnos, conducirnos y amonestarnos en el
camino de la justicia66, no puede ser de otra forma; quien toma
la Eucaristía tiene la sagrada misión de hacerla vida, es decir,
de llevar una vida eucarística, hacer lo contrario es confesar
abiertamente que su fe cristiana no es auténtica; o peor aún, no
tiene fe cristiana, no es posible tomar el Cuerpo y la Sangre de
Cristo todos los días y vivir anti cristianamente.
89. Hacer esto con el Sacramento de los Sacramentos es
peor que lo hecho por el pueblo de Israel, en tiempos del
65 Víctor, Codina, op. cit., p. 269.
66 Consejo Episcopal Latinoamericano: Maximino Arias Reyero, Eucaristía. Presencia del
Señor, CELAM, Colombia 1997, p. 32.

58
La Santa Misa llevada a la vida diaria

profeta Isaías, con el ayuno; era un ayuno dedicado a Dios,


pero estéril, no producía frutos. Dios se queja de tal actitud
enviando al profeta Isaías al pueblo para que este haga un
serio examen de conciencia: ¿Creen que es ése el ayuno que
deseo, que el hombre se humille todo el día agachando como
junco la cabeza, tumbado en un saco, entre ceniza? ¿A eso
llaman ayuno, día grato a Yahvé? (Is 58, 5). Pide al profeta
recuerde al pueblo en qué consiste el ayuno agradable a sus
ojos: Éste es el ayuno que yo deseo: romper las cadenas
injustas, soltar las coyundas del yugo; compartir tu pan con el
hambriento, acoger en tu hogar a los sintecho; vestir a los que
veas desnudos y no abandonar a tus semejantes (Is 58, 6-7),
es un ayuno que produce frutos de justicia. Comer el Cuerpo
de Cristo y tomar su Sangre es más que un ayuno, por lo tanto,
los frutos deben ser aún mayores; los cristianos, sobre todo,
los que se caracterizan por una práctica sacramental habitual
deben dar frutos de amor, verdad, justicia y paz, pero no sólo
dentro del templo, sino fuera de él.
90. En tercer lugar, están los cristianos comprometidos
en el cambio social y que viven su fe y los sacramentos en
el seno de las comunidades67. Parafraseando lo manifestado
por el CELAM, son el pequeño resto que en el seno de la
Iglesia ha comprendido que cuando se celebra la Eucaristía
se entra en contradicción con el mundo68, la comprensión del
Santísimo Sacramento en esa dirección les hace asumir el
compromiso cristiano como debe ser, su práctica sacramental
y su vida cristiana están fuertemente ligadas, a tal grado que
les constituye en ese tipo de comunidad que el Papa Francisco
explica, está dispuesta a: salir de la propia comodidad para
atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del
Evangelio (cfr. EG 20). Es una comunidad que cuestiona la
lógica del mundo porque su fuerza, su guía, su luz la encuentra

67 Víctor, Codina, op. cit., p. 269.


68 Consejo Episcopal Latinoamericano: Maximino Arias Reyero, Eucaristía. Presencia del
Señor, CELAM, Colombia 1997, p. 32.

59
Carta Pastoral

en la Eucaristía, promoviendo la transformación social, el


paso de un orden social injusto a un orden social cristiano.
La vida eucarística no es coherente con la vida del mundo,
lastimosamente hay que enfatizar, se trata de un pequeño resto.
91. Por último, están otros sectores que han abandonado
la praxis sacramental por considerarla incompatible con
la modernidad secular (sectores ilustrados), o simplemente
alienante69. Agnósticos suelen llamarse en estos días, como si
el creer en Dios o tener una praxis sacramental es cuestión
de modas o ideologías; otros aseguran ser “creyentes”, más
no cristianos, surgiendo la duda ¿creyentes de qué?; para
este grupo de personas, la fe, según parece, se ha convertido
en nuestros días en asunto de lexicología, olvidando –o por
ignorancia– que la fe cristiana no es cuestión de términos sino
obras basadas en Jesús Eucaristía.
92. Son cuatro grupos, pues, que siguen existiendo,
desafortunadamente sólo el tercero puede tener incidencia
en la transformación o conversión de nuestra sociedad, ¡sólo
ese pequeño grupo!, ¿qué sucede con los demás?, no es mi
intención culpar a nadie, sólo pretendo reflexionar sobre las
debilidades a las que debemos prestar atención o las amenazas
que debemos superar. Es claro que la incoherencia entre
práctica sacramental y vida tiene una o varias causales que no
dependen exclusivamente de la Iglesia ni del pueblo de Dios,
sino de ambos; tampoco es el objetivo de esta Pastoral medir
quién ha fallado más o quién menos. El objetivo es señalar
yerros o debilidades para ser superados; y en su lugar, enseñar
que la Eucaristía es un misterio que abarca y trasciende todas
las dimensiones humanas (y el cosmos), por lo que es necesaria
su celebración y adoración con respeto y conciencia, para que
el celebrar y el adorar tan gran Sacramento en el pueblo de
Dios se traduzca en la presencialización del Reino de Dios
desde el ya-todavía no.

69 Víctor, Codina, op. cit., p. 269.

60
La Santa Misa llevada a la vida diaria

93. Una de las causas podría ser, que quienes han pastoreado al
pueblo de Dios, a pesar de todos los esfuerzos realizados, como
la conformación de cofradías, eventos eucarísticos, etc., no han
podido encontrar un método idóneo para enseñar el verdadero
valor de la Eucaristía y el compromiso de vida cristiana al que
obliga; no me son ajenas las críticas que muchos han lanzado
contra la Iglesia, verbigracia: no valorar las cofradías, utilizar
catecismos anacrónicos o difíciles de desarrollar, celebrar
eventos eucarísticos, procesiones de Corpus, limitándose a
incrementar una fe popular que no crea compromiso cristiano,
y otras críticas de semejante tenor. Lo repito, no es mi deseo
criticar, lo innegable es que los esfuerzos se han hecho, ya lo
citaba en el primer numeral de esta Pastoral; sin embargo, tal
vez con San Pablo la Iglesia puede decir: El deseo de hacer el
bien está a mi alcance, pero no el realizarlo. No hago el bien
que quiero, sino que practico el mal que no quiero… Y me
encuentro con esta fatalidad: que deseando hacer el bien, se
me pone al alcance el mal (Rm 7, 18b-19.21).
94. Estas palabras no son una forma de disculpar a la
Iglesia, es innegable que los yerros se han cometido, tal vez
hemos fallado al no dar testimonio de nuestras palabras con
nuestras obras, al no establecer catequesis prebautismales y
prematrimoniales de mayor profundización e incidencia, al
no crear grupos permanentes de catequesis donde el pueblo
de Dios pueda formarse y conocer los Sacramentos desde que
los niños celebran su Primera Comunión, muy en especial la
Eucaristía que es fuente y cumbre de toda la vida cristiana
(LG 11), al no enseñar que cristiano es aquel que vive según
la Eucaristía, u otros yerros, como el preocuparnos demasiado
por la organización de la celebración omitiendo explicar con
mayor profundidad a qué compromiso obliga la Eucaristía.
95. Ligado a esto –o quizá causa de lo anterior– sea la actitud no
siempre edificante que hemos mostrado los sacerdotes, actitud
que incide directamente en los fieles; todo sacerdote –diocesano
o religioso– sabe que la centralidad de su sacerdocio está en la
61
Carta Pastoral

Eucaristía: por el ministerio de los presbíteros se consuma el


sacrificio espiritual de los fieles en unión con el sacrificio de
Cristo, mediador único, que, por manos de ellos, en nombre
de toda la Iglesia, se ofrece incruenta y sacramentalmente en
la Eucaristía hasta que el Señor mismo retorne. A esto tiende
y en esto se consuma el ministerio de los presbíteros (PO 2).
Muy a pesar de este conocimiento hemos dejado de lado –no
creo que con mala intención– el enseñar que la celebración de
ese sacrificio debe manifestarse en obras, de lo contrario no
estamos dando gloria a Dios, ni enseñamos a los fieles a darla:
El fin que los presbíteros persiguen con su ministerio y vida es
procurar la gloria de Dios en Cristo. Esta gloria consiste en
que los hombres reciben consciente, libre y agradecidamente
la obra de Dios, acabada en Cristo, y la manifiestan en su vida
entera. Los presbíteros, consiguientemente… contribuyen al
aumento de la gloria de Dios y a promover la vida divina en
los mismos hombres (PO 2).
96. Más no todo es negativo, hay mucho de bien, no puedo
negar que en mis visitas pastorales he encontrado buen
número de parroquias donde sus párrocos han creado grupos
de seguimiento; después que los niños han celebrado su
Primera Comunión se quedan permanentemente recibiendo
catequesis hasta que entran a las catequesis del Sacramento
de la Confirmación. Así mismo, celebrada la Confirmación
continúan en grupos de seguimiento catequístico hasta
integrarlos en movimientos juveniles y más adelante a grupos
de pastoral u otras comunidades eclesiales; la iniciativa es muy
buena, pero falta generalizarla a todas las parroquias. Existen
otras parroquias donde se da catequesis a niños desde edades
muy tempranas, de forma tal que cuando llega el momento
de las catequesis de primera comunión tienen mayores
conocimientos que aquellos que no la han recibido.
97. Sin embargo, a pesar de ser una iniciativa muy buena
que permite el crecimiento espiritual junto al crecimiento

62
La Santa Misa llevada a la vida diaria

físico, psicológico y social del niño o incluso del joven70; tanto


como constituye el camino viable para alcanzar adultez de fe,
no siempre los fieles suelen apoyar; son muchos los padres
de familia que se resisten a llevar a sus hijos, por lo general
alegan falta de tiempo o que el niño está demasiado pequeño
para asistir y olvidan que su misma opinión permite conocer la
situación de fe dentro de ese hogar.
98. En otros casos son los niños o los jóvenes quienes
toman la decisión de abandonar el seguimiento, no se sienten
atraídos, las causas podrían ser varias71. La primera, la familia
que tal vez no los apoya como quisieran; la segunda podría ser
que el catequista no tiene una pedagogía catequética atractiva,
logrando la desmotivación de sus catequizandos; ante esto
debemos sentirnos motivados a reflexionar sobre el papel que
como catequista o párroco estamos realizando, ¿será que el
párroco no capacita adecuadamente a sus catequistas?, ¿será
que no vela porque estos reciban no sólo formación catequética
sino también teológica entre otros?, o bien, ¿será que el
catequista se siente superior y cree no necesitar formación
permanente? No es mi ánimo criticar, pero hay que recordar
que prestar un servicio en la Iglesia nos compromete a hacerlo
de la mejor manera. Es el mandato de Jesús: Sean perfectos
como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo (Mt
5, 48). No podemos catequizar ni evangelizar a quienes ya
han celebrado su primera comunión sin antes estar formados,
no podemos hablar de la Eucaristía o de Jesús (vida, pasión y
muerte) si no lo hemos estudiado adecuadamente. Nadie da lo
que no tiene.
99. El Catecismo de la Iglesia Católica recuerda a los
catequistas el sagrado deber que tienen de conocer la fe que
70 Son varios los jóvenes comprendidos entre 13 a 18 años que reciben la comunión hasta
estas edades.
71 Las menciono en este orden no porque sea así su nivel de incidencia. Es una simple
manera de enumerar. Sería bueno que en cada parroquia donde se imparten estas
catequesis de seguimiento se indague los verdaderos motivos por los cuales se retiran los
niños o jóvenes.

63
Carta Pastoral

transmiten a los fieles: El que está llamado a enseñar a Cristo


debe, por tanto, ante todo, buscar esta ganancia sublime que es
el conocimiento de Cristo… de este conocimiento amoroso de
Cristo es de donde brota el deseo de anunciarlo, de evangelizar,
y de llevar a otros al “sí” de la fe en Jesucristo. Y al mismo
tiempo se hace sentir la necesidad de conocer siempre mejor esta
fe (428-429). Los catequistas deben permanecer en formación
constante y profunda de la fe, adquiriendo los conocimientos
necesarios para compartirlos con los fieles; la continua
formación ayudará a no olvidar quién ocupa la centralidad de
la catequesis: Lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado
e Hijo de Dios y todo lo demás en referencia a Él; el único
que enseña es Cristo (CIC 427). Si comprendemos que el
centro de nuestra fe es Cristo podremos hacer de la Eucaristía
el “corazón de la Iglesia”, como el Papa Francisco lo explica.
Para el pueblo de Dios estaría claro que vivimos con Cristo,
por Cristo, para Cristo y en Cristo. Solo mediante una buena
catequesis, animando a los fieles a ser otros cristos se puede
hacer de la fe celebrada una fe vivida, comprometidamente en
la cristificación de este mundo, solo es posible catequizando
bien al ser humano desde su tierna infancia.
100. Por otra parte, si párrocos y catequistas hacen lo correcto,
habría que preguntarse qué influye entonces sobre el pueblo de
Dios o qué lo mueve a responder negativamente a las catequesis:
¿la cultura light que promueve una vida sin compromiso?, ¿la
violencia que impide salir de los hogares?, ¿los ídolos, del
dinero, el poder o los afectos desordenados, entre otros?, ¿o será
que todos los puntos antes mencionados a la vez influyen sobre
las personas haciéndolas reacias a insertarse en un proceso de
catequesis seria? Es obvio que no es tarea fácil la de la Iglesia,
y he aquí una tercera razón: los niños y jóvenes inmersos en
un ambiente cada vez más laicizado y más tecnificado se pasan
la mayor parte de su tiempo frente a pantallas que emiten
colores y sonidos abundantes que acaparan su atención, o en
un ambiente que ofrece paraísos momentáneos pero adictivos

64
La Santa Misa llevada a la vida diaria

a niños, ya desde sus nueve años y más aún a los jóvenes,


como el alcohol, las drogas entre otros. Debemos aprender a
ser creativos encontrando caminos que permitan la catequesis
y evangelización de niños (o jóvenes en los casos que celebren
a esas edades el Santísimo Sacramento) antes y después de
celebrada la Primera Comunión.
101. No podemos quedarnos añorando el pasado y recordando
con delectación aquellos gloriosos años en los que la Iglesia
impartía catequesis a los niños, incluso dentro de las escuelas
públicas; o los años en los que en las universidades nacionales
se impartía teología llenando con ello el ambiente social,
cultural y educativo de la fe en Dios. Situémonos en el presente
y proyectémonos hacia el futuro con la conciencia clara de
que es en el seno de nuestras parroquias donde deben surgir
las iniciativas de catequizar y evangelizar a los niños, que
son semillas de las futuras comunidades que integran nuestra
parroquia; probablemente podremos usar la evangelización
permanente, casa por casa, como un momento idóneo para
impartir catequesis a los niños y una vez celebrada su primera
comunión darle seguimiento. Habrá que encontrar caminos y
modos de hacerlos fructificar.
102. En resumen, parece que la respuesta a la pregunta
planteada al inicio del presente numeral –¿Cómo ha respondido
el pueblo de Dios ante el esfuerzo que la Iglesia ha hecho por
fomentar el amor, respeto, veneración y celebración de la
Eucaristía? y ¿Por qué? – merece una respuesta sincera. El
pueblo de Dios ha respondido muy bien a la parte celebrativa
del Sacramento de los Sacramentos, pero ha mostrado en la
mayoría de los casos un lamentable divorcio entre fe y vida
o, en otras palabras, entre fe celebrada y fe vivida; la razón
podría ser que: La Iglesia –específicamente sus pastores y
catequistas– hemos puesto el mayor esfuerzo en enseñar
al pueblo de Dios a amar, respetar, venerar y celebrar la
Eucaristía, pero no hemos enseñado con la misma fuerza la
relación entre fe celebrada y fe vivida. Se ha enseñado con
65
Carta Pastoral

fuerza a amar a Jesús Eucaristía; pero no a imitarlo en su vida,


pasión y muerte cuyo compendio es la Eucaristía, no se nos
ha enseñado –ni hemos enseñado– de manera efectiva a ser
hostias en manos del Padre. Mons. Romero alcanzó la gracia
de vivir una vida eucarística, deberíamos de aprender y enseñar
ese hermoso ejemplo de seguimiento de Jesús Eucaristía que
nuestro Obispo mártir realizó, enseñó y por el que murió.
103. Precisamente la presente Pastoral quiere enseñar al
pueblo, y muy en especial a esa porción del pueblo cristiano-
católico, que la Eucaristía es mucho más que un simple comer
y beber el cuerpo de Cristo, quiere enseñar que la Eucaristía
es un misterio que abarca y trasciende todas las dimensiones
humanas (y el cosmos) por lo que es necesaria su celebración
y adoración con respeto y conciencia; para que el celebrar y el
adorar tan gran sacramento en el pueblo de Dios se traduzca en
la presencialización del Reino desde el ya-todavía no.
104. Conformarse solo con recibir la comunión (la Eucaristía)
diariamente o en fechas específicas, sin el mínimo compromiso
de vivir la fe, es caer en puro sacramentalismo. La Eucaristía
comporta un serio compromiso que obliga a quien la toma a una
seria conversión de vida, es decir, a una cristificación de vida que se
traduzca en obras. Porque no sólo el pan y el vino tiene que sufrir
una conversión que les permita transformarse en el cuerpo y la
sangre del Señor; antes bien, esa conversión y esa transformación
deberán afectar a la humanidad y, aún más, a la realidad entera72.
Razón por la cual a continuación, como un esfuerzo más de nuestra
Iglesia Particular, desarrollaremos en la siguiente parte un modesto
tratado catequético basado en la Palabra de Dios y el Magisterio de
la Iglesia sobre la Eucaristía, deseando que nos ayude a comprender
mejor en qué consiste, cómo vivir eucarísticamente; y a qué nos
compromete la vivencia del Sacramento.

72 Manuel Gesteira, La Eucaristía misterio de comunión, Ediciones Sígueme, Salamanca,


España, 2006, p. 210.

66
La Santa Misa llevada a la vida diaria

SEGUNDA PARTE

ÁMENSE UNOS A OTROS COMO YO LOS HE


AMADO

105. La Eucaristía es el sacramento de amor73 por excelencia,


amor del Padre por la humanidad: Porque tanto amó Dios al
mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea
en Él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3, 16). Un
amor verdaderamente incomprensible para la mente humana.
Dios, que no permitió a Abraham derramar la sangre de su hijo
Isaac (cfr. Gn 22, 12), pero permitió el derramamiento de la
sangre de su propio Hijo: ¡Verdadero amor por la humanidad!
106. Amor del Hijo por el Padre: Por eso me ama el Padre,
porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la
quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y
poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido
de mi Padre (Jn 10, 18). Amor probado y confirmado en el
momento cercano a su prendimiento sometiendo su voluntad
a la del Padre: Si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya (Lc 22, 42). Amor del Hijo por
nosotros: Como el Padre me amó, yo también los he amado
a ustedes. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por
sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les
mando. No los llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo
que hace su amo; a ustedes los he llamado amigos, porque
todo lo que he oído a mi Padre se lo he dado a conocer (Jn 15,
9.13-15). Amor por la humanidad probado y confirmado en la
Cruz, desde donde dio de lleno amor y perdón a los pecadores:
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34),
mientras al buen ladrón: Te aseguró que hoy estarás conmigo
en el Paraíso (Lc 23, 43).

73 Santo Cura de Ars, Amor y perdón. Homilías, Patmos, Madrid España, p. 157ss.

67
Carta Pastoral

107. Amor del Espíritu Santo por el Padre y por el Hijo: Yo


pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con
ustedes para siempre (Jn 14, 16). Amor del Paráclito por el
Hijo y por nosotros: Les conviene que yo me vaya; porque
si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; pero si me
voy se lo enviaré. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad,
los guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su
cuenta, sino que hablará lo que oiga, y les explicará lo que
ha de venir. El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y se
lo explicará a ustedes. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por
esto he dicho: Recibirá de lo mío y se lo explicará a ustedes
(Jn 16, 7.13-15). El Misterio de la Trinidad puede ser definido
como una comunidad de amor entre ellos y hacia nosotros.
108. Con razón Santa Teresa Benedicta de la Cruz al comentar
la Eucaristía percibe la acción del Misterio Trinitario: Existe
una íntima conexión entre este altísimo misterio y el Santo
Sacrificio que ha sido instituido conforme al decreto de las
Tres Divinas Personas, sirve para su gloria y abre la puerta
a la participación del torrente eterno de vida trinitaria74. Por
nuestra parte podemos concluir que la Eucaristía es el Memorial
de esa entrega generosa motivada por el amor, entrega del Hijo
por parte del Padre por amor a la humanidad, entrega del Hijo
por amor al Padre, entrega del Espíritu a la humanidad por
amor al Padre y al Hijo. En sus Catequesis sobre la Eucaristía
el Papa Francisco explicó que Jesús: ¡Murió por amor! Y
en la eucaristía, Él quiere comunicarnos su amor pascual,
victorioso. Si lo recibimos con fe, también nosotros podemos
amar verdaderamente a Dios y al prójimo, podemos amar
como Él nos ha amado, dando la vida75.
109. Comulgando su Cuerpo y Sangre, Jesús nos capacita para
cumplir su Mandamiento e imitar ese modelo de amor trinitario:
Que se amen los unos a los otros como yo los he amado (Jn 15,
74 Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), La Ciencia de la Cruz, Editorial
Monte Carmelo, Burgos, 1994, p. 23.
75 Audiencia General, 22 de noviembre de 2017.

68
La Santa Misa llevada a la vida diaria

12); podría alguien, o quizá muchos, preguntarse si esto ha sido


hecho vida, la verdad es que sí. El Papa Francisco pone por
ejemplo a los Mártires76; en mi caso quiero mencionar a nuestro
amado San Oscar Romero: Amó la Eucaristía, como sacerdote
cumplió con amor el mandato del Señor: Hagan esto en memoria
mía (Lc 22, 19); y desde allí, animado por el amor de Cristo,
amó a las ovejas a él encomendadas y a otras que no eran de
su rebaño, amó a sus hermanos sacerdotes a quienes defendió,
perdonó y acompañó en su camino, amó a su país, amó a ovejas
y pastores de otros países; y en fin, amó a la Iglesia hasta dar
la vida en defensa de las más débiles y en el afán de salvar a
las alejadas. Dio su vida, como explica el Papa: Precisamente
por esta certeza de la victoria de Cristo sobre la muerte. Sólo
si experimentamos este poder de Cristo, el poder de su amor,
somos verdaderamente libres de darnos sin miedo77.
110. Monseñor Romero hizo vida el “Memorial” y con ello
el mandato de Jesús: Les doy un mandamiento nuevo, que se
amen los unos a los otros como yo los he amado: ámense así
unos a otros (Jn 13, 34); y por ese cumplimiento podemos
afirmar que vivió en comunión con Jesús: En eso conocerán
todos que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a
otros (Jn 13, 35), no hay equívoco alguno, San Oscar Romero
murió por amor y el amor más grande de todos, el amor por
excelencia: La Eucaristía. Desde allí podemos afirmar que
nuestro Obispo es Mártir de la Eucaristía. Mártir que nos
recuerda el valor enorme de este Santísimo Sacramento y nos
impele a conocerlo más de cerca para que también nosotros
hagamos vida el Memorial.
111. Memorial que ha sido llamado desde sus inicios: Memorial
de la Pascua; pero no es memorial de un hecho ocurrido y
terminado en el pasado sino en dinamismo que va in crescendo78:
76 Cfr. Audiencia General, 22 de noviembre de 2017.
77 Audiencia General, 22 de noviembre de 2017.
78 Manuel Gesteira, La Eucaristía Misterio de Comunión, Ediciones Sígueme, Salamanca,
España, 2006, p. 442.

69
Carta Pastoral

Este memorial no se reduce a un simple recuerdo subjetivo; es


un acto litúrgico; no es solamente un acto litúrgico que presenta
al Señor, que lo hace presente; es un acto litúrgico que evoca en
memorial ante el Padre el sacrificio único del Hijo, que lo hace
presente en su memorial, en la presentación de su sacrificio
ante el Padre, en su intercesión de sumo sacerdote celeste…
Así la liturgia eucarística deposita ante el Padre toda la obra
realizada por el Hijo, desde su concepción en María hasta su
gloriosa entrada en el santuario celeste. La conmemoración
es representación sacramental, y en este sentido no hay que
olvidar que no sólo se hace presente de nuevo la obra pasada
de salvación; al tratarse del acto definitivo, insuperable y
máximo de Dios realizado en Jesús, en su representación se
anticipan necesariamente el final y el fin de la historia79.
112. Es claro que Jesús quiere que hagamos memoria de Él, no
sólo los sacerdotes celebrando la Eucaristía según su mandato:
Hagan esto en memoria mía (Lc 22, 19); sino el pueblo de Dios
completo, imitando su vida, asumiendo su misión y cumpliendo
sus mandatos de amor. Borobio ayuda a comprender el sentido
del Memorial con su reflexión: ¿De qué quiere Jesús que se
haga memoria? Pues, sencillamente, de Él mismo, de sus
palabras y sus obras, de su misión y su misterio, que quedan
como concentrados de forma única y culminante en su pasión,
muerte y resurrección, en la nueva pascua de liberación que
en Él y por Él se realiza. De la misma manera que la pascua
en el Antiguo Testamento era representación actualizadora
(memorial) de la liberación de Egipto y de una alianza que
seguía salvando y coimplicando al pueblo, así la celebración
de la Eucaristía será la representación y actualización de la
nueva Pascua de liberación en la sangre de la nueva alianza
que sigue salvando y coimplicando al nuevo pueblo de Dios80.

79 Alexander Gerken, Teología de la eucaristía, Ediciones Paulinas, España, 1991, p. 34.


80 Dionisio Borobio, Eucaristía, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, 2005,
p. 159.

70
La Santa Misa llevada a la vida diaria

113. Tomar su Cuerpo y Sangre debe provocar la cristificación


de nuestro ser completo deviniendo en: otros cristos. Los
Padres Conciliares nos recuerdan este misterio que por virtud
de Cristo se opera en nuestro ser: La participación del cuerpo y
sangre de Cristo hace que pasemos a ser aquello que recibimos
(LG 26). San Pablo fundamenta esta afirmación: Con Cristo
estoy crucificado; y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.
Esta vida en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que
me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gal 2, 19-20). San
Agustín, por su parte, en su tiempo, explicaba a los suyos la
consecuencia de tomar el Sacramento de los Sacramentos: Si
lo han recibido santamente, ustedes son lo que han recibido81.
En el Comentario a la Carta a los Gálatas 37-38 explicita
aún más este hecho de la cristificación de los que toman la
Eucaristía: Cristo toma forma en aquel que recibe la forma de
Cristo, y recibe la forma de Cristo el que vive unido a Él con
un amor espiritual. El resultado de este amor es la imitación
perfecta de Cristo, en la medida en que esto es posible. Quien
dice que permanece en Cristo –dice San Juan– debe vivir
como vivió Él82. No se puede tomar y comer a Cristo y luego
vivir como un anticristo. ¡Es totalmente incoherente!
114. Así fue como lo comprendió nuestro querido San Oscar
Romero y por ello no dudó, en la Misa de Corpus Christi (del
Cuerpo y Sangre de Cristo) en 1978, expresarlo de esa forma:
Un cristiano que se alimenta en la comunión eucarística donde
su fe le dice que se une a la vida de Cristo, ¿Cómo puede vivir
idólatra del dinero, idólatra de sí mismo, el egoísmo?... en
nuestro siglo XX, en este mismo año, San Pablo podría repetir
a muchos cristianos de San Salvador y de las comunidades
que están meditando esta palabra: si de verdad creen que
Cristo está presente y se unen con Él en el momento de la

81 San Agustín, Sermón 227. http://www.augustinus.it/spagnolo/discorsi/


discorso_298_testo.htm
82 San Agustín, Las páginas más bellas de San Agustín, Hormigas de Dios, Editorial Monte
Carmelo, 2008, p. 177.

71
Carta Pastoral

comunión, ¿cómo es posible que después vivan tan inmorales,


tan egoístas, tan injustos, tan idólatras?, ¿cómo es posible que
pongan más su confianza en las cosas de la tierra que en el
poder de Cristo que se hace presente en el gran sacrificio?83.
115. Consecuentemente, en esta segunda parte, llevando en
mente que su objetivo es reflexionar a la luz de la Palabra,
Tradición y Magisterio cómo hacer vida el Sacramento de Amor
sin quedar reducido a la parte celebrativa, se pasa a considerar
en qué consiste la Eucaristía, cómo vivir eucarísticamente; y a
qué compromete su vivencia. En este afán el presente segmento
queda dividido en un itinerario de dos pasos. Un primer
fragmento dedicado a reflexionar en qué consiste la Eucaristía
y cómo vivir eucarísticamente, teniendo como punto de partida
el Nuevo Testamento, pasando por los Padres de la Iglesia,
el Magisterio universal, regional hasta llegar al magisterio
heredado por nuestros Obispos de El Salvador. Es de acotar que
el Nuevo Testamento es la pieza más extensa, dado que es Jesús
la centralidad y el fundamento de nuestra fe, y, por ende, de la
temática que aquí nos ocupa, Él es la Eucaristía y el Maestro de
cómo hacerla vida; no es necesario recurrir a otro maestro, fue
Él personalmente que nos heredó, además del Sacramento de la
Eucaristía, todo un programa o camino de vida eucarística para
ser mujeres y hombres eucarísticos.
116. Un segundo y último fragmento ha sido dedicado a insistir
en la idea de que la celebración de la Santa Misa compromete a
su vivencia con el fin de vivir la Eucaristía integralmente: que
fe celebrada de paso a fe vivida, que la Misa sea llevada a la
vida diaria.

1. ¿Qué es la Eucaristía?
117. La Eucaristía ha sido definida y nombrada de diversas
maneras a lo largo de la historia, desde los términos

83 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Homilías II, UCA Editores, San Salvador, El Salvador,
2011, p. 529.

72
La Santa Misa llevada a la vida diaria

“eucharistein” y “eulogein” que recuerdan las bendiciones


judías que proclaman las obras de Dios: la creación, la
redención y la santificación (CIC 1328) hasta los tiempos
actuales en que se ha definido como fuente y cima de toda
la vida cristiana (LG 11) o compendio y suma de nuestra
fe (CIC 1327). Son muchas las definiciones, haciéndose
necesario realizar un acercamiento a la Palabra, la Tradición y
al Magisterio para comprender con un poco más de acierto en
qué consiste este gran don; y quizá desde allí encontrar el modo
o los modos de hacerla vida en orden a vivir eucarísticamente
–amándonos unos a otros como Él nos ha amado– en una
realidad de pobreza, dolor, violencia y muerte que azota a
nuestro país.

1.1. Desde el Nuevo Testamento


118. El Sacramento de la Eucaristía tiene su origen en Cristo,
negándose así la posibilidad de ignorar el estudio del Nuevo
Testamento, especialmente aquellos pasajes relacionados
con su institución y la forma de hacerla vida, es decir, la
forma de vivir eucarísticamente. Jesús fue quien instituyó
este Sacramento, Él es la Eucaristía y el Maestro de cómo
hacerla vida, no es necesario recurrir a otro maestro, fue Él
personalmente que nos heredó todo un programa de vida
eucarística para ser mujeres y hombres eucarísticos, mujeres
y hombres que se aman unos a otros como Él los ha amado.
Este breve acercamiento a los escritos neotestamentarios
comenzará con una alusión a los escritos vetero testamentarios.
En ellos encontramos realidades preparatorias, profecías y
prefiguraciones del Sacramento de la Eucaristía hasta concluir
con la vida eucarística heredada por nuestro Señor a su Iglesia.

En el Antiguo Testamento: Prefiguraciones y profecías


119. No se puede estudiar la Eucaristía sin hacer referencia al
Antiguo Testamento. José Antonio Sayes sostiene que: Es claro
que el mismo Nuevo Testamento, los Padres y la Tradición toda
73
Carta Pastoral

de la Iglesia han entendido la Eucaristía en íntima relación


con el Antiguo Testamento, en cuanto cumplimiento de ciertas
profecías y culminación de las instituciones salvíficas más
importantes de la Antigua Alianza84. Para analizar los escritos
vetero testamentarios haremos un breve estudio “tipológico” de
ellos, que nos revele la novedad de Cristo a partir de “figuras”
(tipos) que la anunciaban en los hechos, las palabras y los
símbolos de la primera Alianza (cfr. CIC 1094).

1) Momentos históricos
120. La historia de salvación del pueblo de Israel está
marcada por ciertos momentos históricos que sellaron su
identidad, momentos donde Dios se auto reveló como el
Dios misericordioso que escucha el clamor del oprimido:
Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob. He visto la aflicción de mi pueblo en
Egipto, he escuchado el clamor ante sus opresores y conozco
sus sufrimientos (Ex 3, 6-7). Donde se reveló como el Dios
salvador y liberador: He bajado para librarlo de la mano de
los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena
(Ex 3, 8); Yo soy Yahvé, tu Dios, que te he sacado del país de
Egipto (Ex 20, 1). Y, que se reveló como el Dios con nosotros,
el Dios cercano que no abandona a sus elegidos: Estableceré
mi morada en medio de ustedes y no los rechazaré. Me pasearé
en medio de ustedes, y seré su Dios, y ustedes serán mi pueblo
(Lv 26, 11-12). Momentos históricos que el antiguo Pueblo de
Dios no pudo olvidar, guardando de ellos un memorial que
le hizo esperar en tiempos mesiánicos con una finalización
escatológica.
121. La Iglesia, por su parte, desde sus inicios consideró
dichos momentos históricos como eventos preparatorios de
la Eucaristía, prueba de ello es que las primeras comunidades
asignaron a la Eucaristía, los nombres antes mencionados, o los
84 José Antonio Sayes, El Misterio Eucarístico. Historia Salutis. Biblioteca de Autores
Cristianos, 1986, Madrid, España, p. 3.

74
La Santa Misa llevada a la vida diaria

relacionaron con la vida, pasión y muerte de Jesús en un claro


sentido eucarístico. El primero de estos momentos es la Pascua:
en la cual la Eucaristía encuentra su raíz más profunda85.
122. Para el pueblo judío la celebración de la Pascua era
un memorial instituido por voluntad del propio Dios: Esté
día será memorable para ustedes; en él celebrarán fiesta a
Yahvé; de generación en generación como ley perpetua; lo
festejarán (Ex 12, 14). Un memorial transmitido y enseñado
de padres a hijos como Dios lo pidió: Y cuando vuestros
hijos os pregunten: ¿Qué significa este rito para ustedes?,
responderán: Es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, que pasó
de largo por las casas de los israelitas en Egipto hiriendo a
los egipcios y preservando nuestras casas (Ex 12, 26-27). La
celebración de la Pascua recordaba al pueblo de Israel el día
de su liberación del poder opresor de Egipto; y recordaba el
día en el que Dios había intervenido en su historia salvándolo
y conduciéndolo a la tierra de promisión, haciéndole pueblo
de su propiedad. Sayes lo resume diciendo que la Pascua: es
el inicio del éxodo… (y) el éxodo es el evangelio del Antiguo
Testamento, la buena noticia de un Dios que ha salvado a su
pueblo y lo seguirá salvando en el futuro86.
123. Con el paso de los años, la Pascua dejó de ser sólo
conmemoración de un hecho pasado: Después del exilio,
mira cada vez más al futuro. Ello se debe a que los profetas
contemplan cada vez más el futuro a la luz del éxodo87; en este
sentido, la pascua se va uniendo a la esperanza mesiánica: De
hecho, en el judaísmo contemporáneo al Nuevo Testamento,
en cada noche de pascua los israelitas esperaban una nueva
intervención de Dios. La pascua del Antiguo Testamento no era
un fin en sí misma, y se busca su culminación en el horizonte
de la esperanza mesiánica88.
85 José Antonio Sayes, op.cit., p. 4.
86 Ibid., p. 6.
87 José Antonio Sayes, op.cit., p. 12.
88 Ídem, p. 12.

75
Carta Pastoral

124. La Iglesia testigo del cumplimiento de la promesa


y la llegada de los tiempos mesiánicos anunciados por el
profetismo sabe que: cuando celebra la Eucaristía hace
memoria de la Pascua de Cristo (CIC 1363); es decir, del
día de su entrega y sacrificio para salvación de la humanidad
entera, es el día en el que decidió ser el Dios-con-nosotros
quedándose en la Eucaristía, y es el día de nuestra liberación
del pecado del mundo; y así, como para Israel89, el memorial
por excelencia era la pascua90, para la Esposa de Cristo, la
Pascua no es simplemente una fiesta entre otras: es la “Fiesta
de las fiestas”, “Solemnidad de las solemnidades”, como
la Eucaristía es el Sacramento de los Sacramentos (el gran
Sacramento). San Atanasio la llama “el gran domingo” (CIC
1169) reconociendo de esta manera la grandeza de la Pascua
y su unidad indisoluble con el Sacramento de la Eucaristía
instituido por Jesús la noche de su entrega.
125. El Catecismo de la Iglesia Católica lo explica así: Al
celebrar la Última Cena con sus Apóstoles en el transcurso del
banquete pascual, Jesús dio su sentido definitivo a la pascua
judía. En efecto, el paso de Jesús a su Padre por su muerte
y resurrección, la Pascua nueva, es anticipada en la Cena y
celebrada en la Eucaristía que da cumplimiento a la pascua
judía y anticipa la pascua final de la Iglesia en la gloria del
Reino (CIC 1340). La Eucaristía es, entonces, memorial de
la Pascua de Cristo; y anticipo de la Pascua final que un día
celebraremos en el Reino.
126. El segundo momento histórico vivido por los judíos es la
Alianza; para ellos, fue tanta su importancia que llega: a ser la
institución fundamental que regula las relaciones entre Dios y
89 Que tenía varios memoriales: Memorial ante Dios era la berakkah; es decir, la bendición
de alabanza a Dios. Será también el recuerdo del nombre de Dios, los nombres de los
hijos de Israel grabados en piedras preciosas (Ex 28, 12-19); el sonido de las trompetas
que anunciaban los sacrificios (Nm 10, 10), la ofrenda dada para el templo por parte de
todo israelita (Ex 30, 16), el rito sacrificial… la parte de la oblación que se quema en
el altar (Lv 2, 2.9.16; 5, 12; 6, 8; Nm 5, 26); el incienso colocado sobre los panes de la
proposición (Lv 24, 7): Cfr. José Antonio Sayes, op.cit., pp. 7-8.
90 José Antonio Sayes, op.cit., p. 9.

76
La Santa Misa llevada a la vida diaria

su pueblo91. Es importante recalcar que: la iniciativa viene de


Dios92, es Dios quien ha buscado la manera de establecer una
alianza con el pueblo y no lo contrario. Dios ha irrumpido en
la historia de este pequeño pueblo liberándolo de la opresión
de un imperio, y no está entre sus planes abandonarlo, quiere
acompañarlo, cuidarlo y mantener amistad con él. El pueblo
al aceptar viene a ser un pueblo de sacerdotes, un pueblo
santo, intermediario entre Dios y la humanidad… es decir, un
pueblo puesto aparte para ser consagrado al Señor, un pueblo
propiedad de Dios93. Esa fue la promesa que Dios hizo a Moisés
y al pueblo: Si de veras me obedecen y guardan mi alianza,
serán mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque
mía es toda la tierra; serán para mí un reino de sacerdotes y
una nación santa (Ex 19, 5-6).
127. Pero, un don tan grande: comporta de parte del pueblo
de Israel un compromiso de fidelidad a Yahvé94, no podían ser
como otros pueblos porque eran propiedad del Señor. En este
marco surge la Ley como: expresión de la exigencia de santidad
que deriva de la misma alianza95. La Ley no fue ideada por
Dios como carga para el pueblo sino como un camino para
alcanzar y mantener la santidad, igual fin tenían las demás
leyes entregadas al pueblo: El Código del Deuteronomio (cfr.
Dt 12-26), el Código de Santidad (cfr. Lv 17-26) y principios
relativos al culto (cfr. Lv 1-16). Sin embargo, el pueblo no
siempre cumplió.
128. La Alianza fue rota muchas veces y Dios se quejó de ello.
Abundan textos, sobre todo proféticos, donde se puede ver su
dolor: Oigan, cielos; escucha, tierra, que habla Yahvé: Hijos
crié y saqué adelante, pero ellos se rebelaron contra mí (Is
1, 2); a su vez, los profetas –como explica Sayes– anuncian
91 José Antonio Sayes, op.cit., p. 13.
92 Ídem, p. 15.
93 Ibídem, p. 15.
94 Ídem, p. 15.
95 José Antonio Sayes, op.cit., p. 15.

77
Carta Pastoral

la conclusión de una nueva y definitiva alianza96. El profeta


Jeremías transmite al pueblo el mensaje de Dios describiendo
cómo será esa nueva alianza: Van a llegar días –oráculo de
Yahvé– en que yo pactaré con la Casa de Israel y con la Casa
de Judá una nueva alianza, no como la alianza que pacté con
sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de
Egipto, pues ellos rompieron mi alianza y yo hice estragos en
ellos –oráculo de Yahvé–. Sino que ésta será la alianza que yo
pacte con la Casa de Israel, después de aquellos días –oráculo
de Yahvé– pondré mi Ley en su interior y sobre sus corazones
la escribiré, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no
tendrán que adoctrinarse entre sí, unos a otros, diciendo:
Conozcan a Yahvé, pues todos ellos me conocerán, del más
chico al más grande –oráculo de Yahvé– cuando perdone su
culpa y de su pecado no vuelva a acordarme (Jr 31, 31-34).
129. En un momento del profetismo, la alianza parece tomar
cuerpo personificándose en una figura que más tarde será
identificada con Jesús. Se trata del Siervo Sufriente de quien
en el primer canto se dice: Yo, Yahvé, te he llamado en nombre
de la justicia; te tengo asido de la mano, te formé y te he
destinado a ser alianza de un pueblo (Is 42, 6). De acuerdo con
Sayes, este Siervo tiene una misión mesiánica (cfr. Is 49, 5-6)
y aparece como víctima de expiación97: Yahvé descargó sobre
él la culpa de todos nosotros. Fue oprimido y humillado, pero
él no abrió la boca. Como cordero llevado al degüello, como
oveja que va a ser esquilada, permaneció mudo, sin abrir la
boca (Is 53, 6-7).
130. Para la Iglesia, como lo ha reconocido desde sus inicios,
el anuncio dado por el profetismo ya ha tenido cumplimiento
gracias a la iniciativa de Dios: El altar de la Nueva Alianza
es la Cruz del Señor, de la que manan los sacramentos del
Misterio pascual (CIC 1182). En Carta a los Hebreos esto

96 Ibidem, p. 18.
97 Ídem, p. 21.

78
La Santa Misa llevada a la vida diaria

queda de manifiesto: Por eso (Cristo) es mediador de una nueva


alianza; para que, interviniendo una muerte que libera de las
transgresiones de la primera alianza, reciban, los llamados,
la herencia eterna prometida (Hb 9, 15); pero no sólo es el
mediador, sino también actor principal de la Eucaristía (y)
sumo sacerdote de la Nueva Alianza (CIC 1348). Por ende,
cada vez que celebramos la Eucaristía hacemos memoria del
día de celebración de esa nueva alianza establecida con el
nuevo pueblo de Dios.
131. Finalmente, la última realidad preparatoria de la Eucaristía
en el Antiguo Testamento es el Sacrificio, específicamente el
sacrificio de expiación98 practicado por Israel el “gran día de
la expiación” (Yom Kippur) en la cual todos los pecados eran
perdonados99. Aquellos solían definir el pecado como una
barrera entre el ser humano y Dios que los mantenía separados:
Son las culpas de ustedes las que se interponen entre ustedes y
su Dios; son sus pecados lo que les ocultan su rostro e impide
que los oiga (Is 59, 2). Sayes, citando a Van Imschoot, comenta
del pecado: Siendo una rebelión contra Dios, una infidelidad
que aleja de Dios, el pecado crea una separación entre el
hombre y Dios, y hace que Yahveh “esconda su rostro”, es
decir, que se aleje, a su vez, del pecador para no escucharle ya,
o que se niegue a responderle cuando se le pide un oráculo100.
La manera de restaurar la relación con Dios era el sacrificio
de una víctima, como sostiene este autor: Es esta lejanía, esta
relación rota, lo que restaura y restablece el sacrificio de
expiación101.

98 Se aclara de “expiación” porque muchos otros sacrificios practicaban el pueblo de Israel.


Entre los sacrificios cruentos tenía en primer lugar, los holocaustos. En segundo lugar,
estaban los sacrificios pacíficos llamados también de “comunión” porque además de ser
sacrificada la víctima era comida por los oferentes. A estos sacrificios se agregaban los
incruentos, destacando entre ellos, la oblación de frutos del campo. Cfr. José Antonio
Sayes, op.cit., pp. 23-31.
99 José Antonio Sayes, op.cit., p. 26.
100 Ídem, p. 29.
101 Ibidem, p. 29.

79
Carta Pastoral

132. En la Nueva Pascua ya no hay más víctima que Cristo,


siendo Él quien restauró de una vez para siempre la relación
entre Dios y la humanidad, así lo ha enseñado nuestra Iglesia
desde hace muchos años: La muerte de Cristo es a la vez el
sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de
los hombres por medio del “cordero que quita el pecado del
mundo”; y el sacrificio de la Nueva Alianza que devuelve al
hombre a la comunión con Dios reconciliándole con Él por la
sangre derramada por muchos para remisión de los pecados
(CIC 613). Es por ello, que la Iglesia no ha dudado llamar al
Santísimo Sacramento, Santo Sacrificio: porque actualiza el único
sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia;
o también santo sacrificio de la Misa, sacrificio de alabanza
(Hch 13, 16; Cf. Sal 116, 13.17), sacrificio espiritual (Cf. 1P 2,
5) sacrificio puro (Cf. Ml 1, 11) y santo, puesto que completa y
supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza (CIC 1339).
133. A lo anterior habría que sumar otros sacrificios –tipos
de la Eucaristía– que son mencionados en el Canon Romano:
Mira con ojos de bondad esta ofrenda y acéptala como
aceptaste los dones del justo Abel, el sacrificio de Abrahán,
nuestro padre en la fe, y la oblación pura de tu sumo sacerdote
Melquisedec102. En primer lugar, es mencionado el sacrificio
de Abel, entendiéndose en la forma explicada por el autor de
la Carta a los Hebreos: Ustedes en cambio se han acercado a
Sion, monte y ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celeste…
a Jesús, Mediador de la nueva alianza, a una sangre rociada
que grita más fuerte que la de Abel (Heb 12, 22.24). El
sacrificio de Cristo es comparado con el sacrificio de Abel, era
sangre de dos justos sacrificados por la transgresión de otros,
la diferencia radica en el clamor de su sangre. El gran biblista
Luis Alonso Schökel comenta que mientras la sangre de Abel
pide justicia: La de Jesús pide perdón y se hace escuchar por
el Juez Universal103.

102 Nuevo Misal del Vaticano II.


103 Luis Alonso Schökel S.J., La Biblia de nuestro pueblo, p. 1959.

80
La Santa Misa llevada a la vida diaria

134. En segundo lugar, el Canon Romano menciona al padre


Abrahán y el sacrificio de su hijo Isaac. San Pablo es quien hace
comprender a sus contemporáneos –y a nosotros también– que
el sacrificio del Patriarca tiene un símil con el realizado por
Dios en su Hijo104; la mención del patriarca es indirecta: El
que no reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros (Rm 8, 32). El evangelista Juan dice algo similar
haciendo alusión al patriarca al referirse a Dios Padre: Tanto
amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único (Jn 3, 16).
Carta a los Hebreos –según Sayes– considera la resurrección
de Cristo y ve en Isaac, recuperado por su padre, una imagen
perfecta de Cristo resucitado y recuperado por el Padre tras
su muerte105: (Abrahán) pensaba que poderoso era Dios aun
para resucitarlo de entre los muertos. Por eso lo recobró como
símbolo (Heb 11, 19). Dios si sacrificó a su propio Hijo y lo
resucitó; mientras que Abrahán, aunque estuvo dispuesto a
sacrificarlo, no lo hizo por mandato del mismo Dios que lo
dejó con vida a su lado.
135. Finalmente, el Canon Romano menciona la oblación de
Melquisedec, figura sacerdotal enigmática que aparece en el
libro de Genesis. De acuerdo con el relato, recibe y bendice
al patriarca Abrahán: Entonces Melquisedec, rey de Salem,
presentó pan y vino, pues era sacerdote del Dios Altísimo, y
le bendijo (Gn 14, 18-19); pasaje que Sayes comenta de la
siguiente manera: Los Padres han visto en el pan y el vino
aportado por Melquisedec la materia de un sacrificio ofrecido
por él; y, por tanto, una figura profética de la Eucaristía106.
Es un sacrificio que recuerda el rito de Jesús la noche en que
instituyó el Sacramento de los Sacramentos.
136. En resumen, podemos afirmar que aceptando como
un hecho innegable que el Antiguo Testamento contiene

104 Abraham como Dios estuvo dispuesto a entregar a su hijo.


105 José Antonio Sayes, op.cit., p. 36.
106 Ídem, p. 37.

81
Carta Pastoral

realidades preparatorias de la Eucaristía, el Sacramento puede


ser definido como Memorial, específicamente, Memorial de la
Nueva Pascua, Memorial de la Nueva Alianza y Memorial del
Santo Sacrificio que supera todos los sacrificios de la Antigua
Alianza. Memorial en el que la Iglesia recuerda el día de su
liberación por medio del Sacrificio puro, santo y definitivo
del Hijo de Dios, Memorial del día de la nueva y definitiva
alianza celebrada con el nuevo pueblo de Dios y memorial del
día en el cual el Dios-con-nosotros se quedó para siempre en
la Eucaristía, corazón de la Iglesia, para caminar a nuestro
lado día y noche, hasta nuestra definitiva llegada a la Jerusalén
celestial.

2) Profecías
137. La Iglesia ha encontrado, además de las realidades
preparatorias, significativas profecías del Sacramento de los
Sacramentos; Malaquías es uno de los profetas portadores
de este anuncio. Los sacerdotes de su momento histórico
celebraban un culto que no agradaba a Dios: Traen ante mi altar
pan manchado y encima preguntan: ¿Con qué te manchamos?
Con pretender que la mesa del Señor puede ser despreciada,
que traer víctimas ciegas no es malo, que traerlas rengas o
enfermas no es malo. Ofrézcanselas a su gobernador, a ver
si le agradan y les muestra su favor (Mal 1, 7-8). Acción
desagradable a Dios que lo lleva a exaltar el culto que otras
naciones le ofrecen: Desde donde sale el sol hasta su ocaso es
grande mi fama en las naciones, y en todo lugar me ofrecen
sacrificios y ofrendas puras; porque mi fama es grande en las
naciones –dice el Señor Todopoderoso– (Mal 1, 11).
138. Palabras donde la Iglesia ha reconocido el nuevo culto
ofrecido a Dios en todas partes del mundo, un sacrificio puro
y santo, y cuya víctima es Jesús y son dirigidas a Dios en la
Plegaria Eucarística III: Santo eres en verdad, Padre, y con
razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu
Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida
82
La Santa Misa llevada a la vida diaria

y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que


ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale
el sol hasta el ocaso107. Sayes comenta al respecto: Se trata del
sacrificio de la era mesiánica. Es claro que el reconocimiento
del verdadero Dios por parte de las naciones nos lleva a un
contexto mesiánico108; en otras palabras: la profecía ha tenido
cumplimiento en Jesús y la Eucaristía es el sacrifico que a
diario celebramos desde donde sale el sol hasta el ocaso.
139. Otros profetas como Isaías hablan de un banquete
escatológico: El Señor Todopoderoso ofrece a todos los
pueblos en este monte, un festín de manjares suculentos, un
festín de vinos añejados, manjares deliciosos, vinos generosos
(Is 25, 6). En otras palabras, todos los pueblos son convidados
al banquete prefigurando la salvación universal pues han sido
convidados al monte Sion; el banquete también aparece en la
tradición sapiencial: La Sabiduría se ha edificado una casa,
ha labrado siete columnas, ha matado los animales, mezclado
el vino y puesto la mesa. Vengan a comer de mis manjares y a
beber el vino que he mezclado (Sb 9, 1-2.5). Una cita bíblica
que Sayes relaciona con el discurso del pan: Esta temática, que
presenta a la Sabiduría ofrecida en banquete a los hombres,
será usada después por San Juan en el discurso del pan de
vida aplicada en la primera parte del discurso (Jn 6, 32-47),
a Cristo mismo, pan de vida que es recibido por la fe, y en la
segunda (Jn 6, 48-59), a la Eucaristía como comida109.
140. En síntesis, la Iglesia ha visto en Cristo, Pan y Vino
entregado a nosotros, el cumplimiento de estas profecías; Jesús
Eucaristía es el Sacrificio real y verdadero entregado por todo
el mundo y al cual son convidados hombres y mujeres de todo
el orbe. Pero también, reconoce en Él al novio que sentado
a la mesa con los suyos celebrará el banquete escatológico

107 Nuevo Misal del Vaticano II.


108 José Antonio Sayes, op.cit., p. 33.
109 Ídem, p. 35.

83
Carta Pastoral

anunciado por los profetas; Sacrificio y Banquete son entonces,


desde estos escritos vetero testamentarios, nombres dados a la
Eucaristía.

3) Figuras
141. La Iglesia también ha encontrado en el Antiguo Testamento
diversas figuras de la Eucaristía, el canónigo Gregorio
Alastruey en su tratado de la Eucaristía110 hace mención de
varias figuras de las cuales quiero retomar algunas. En primer
lugar, el Cordero pascual, al cual Alastruey privilegia sobre
otras figuras explicando la causa que lo lleva a determinarlo:
El cordero pascual prefiguraba este sacramento… porque
se comía con panes ácimos, según el Ex 12, 8: Comerán la
carne… con panes ácimos… porque era inmolado por toda la
multitud de los israelitas en la décimo cuarta luna, lo cual fue
figura de Cristo, llamado Cordero a causa de su inocencia…
porque con la sangre del cordero pascual fueron los israelitas
protegidos del ángel exterminador y sacados de la servidumbre
de Egipto; y por esto se pone el cordero pascual como principal
figura de este sacramento, en cuanto que representa al mismo
en todos su aspectos111.
142. Una explicación muy profunda, empero lo cierto es que
san Juan Bautista es quien le reconoce, en el Nuevo Testamento,
como el Cordero: He ahí el Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo (Jn 1, 29); afirmación que el Catecismo de
la Iglesia comenta: Se deja contar entre los pecadores (Cf. Is
53, 12); es ya el “Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo” (Jn 1, 29); anticipa ya el bautismo de su muerte
sangrienta (Cf. Mc 10, 38; Lc 12, 50). Viene ya a “cumplir
toda justicia” (Mt 3, 15), es decir, se somete enteramente a
la voluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de su

110 Ilmo. Sr. Dr. D. Gregorio Alastruey, Tratado de la Santísima Eucaristía, Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, España.
111 Gregorio Alastruey, Tratado de la Santísima Eucaristía, Biblioteca de Autores Cristianos
Madrid, España, p. 8.

84
La Santa Misa llevada a la vida diaria

muerte para la remisión de nuestros pecados (CIC 536). El


autor del Apocalipsis menciona que en la Jerusalén celestial
tendrá lugar un gran banquete a celebrarse por las bodas del
Cordero (cfr. Ap 19, 7), banquete que anticipamos cada vez
que celebramos la Eucaristía como se establece en el mismo
Catecismo (cfr. CIC 1329) y es por esta razón que Cordero
y Eucaristía se han identificado desde los inicios de nuestra
Iglesia.
143. Otra figura de suma relevancia no sólo para Alastruey
sino para otros autores es el maná; si nos remitimos al Antiguo
Testamento comprenderemos que fue Moisés quien llamó
“pan” a este alimento al ver que el pueblo desconcertado se
preguntaba qué sería aquello: Este es el pan que Yahvé les da
de comer (Ex 16, 15). El autor de Sabiduría le llega a llamar
“pan de ángeles”: A tu pueblo… lo alimentaste con manjar de
ángeles… pan a punto, de mil sabores, a gusto de todos (Sb
16, 20). Por otra parte, Jesús se llama así mismo “Pan bajado
del cielo” aclarando a quienes le escuchaban que Él, y no el
maná, es el verdadero pan entregado por el Padre, significando
que es Él el verdadero maná que deben comer para tener vida
eterna: Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. Yo
soy el pan de vida. Sus padres comieron el maná en el desierto
y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien
lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno
come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy
a dar; es mi carne por la vida del mundo (Jn 6, 32.48-51). La
Iglesia ha visto, pues, en el maná una figura de la Eucaristía.
144. Otras figuras –de acuerdo con Alastruey– son: el árbol de
la vida, plantado en medio del paraíso (Gn 2. 9)… el Arca de
la alianza, hecha de madera de acacia, en la cual se guardaba
el maná (Ex 16, 33-34; 25, 10); los panes de la proposición,
los cuales eran ofrendados a Dios todos los sábados sobre la
mesa de oro (Lev 24, 5-8); el pan cocido bajo la ceniza, con
el cual fortalecido Elías, llegó hasta el monte de Dios, Horeb

85
Carta Pastoral

(1Re 19, 6-9)112. Son figuras menos conocidas, pero no por ello
menos importantes.
145. En conclusión, este estudio tipológico del Antiguo
Testamento nos ha servido para descubrir que la Eucaristía había
sido de algún modo revelada a Israel desde antiguo; y así debía
ser, como explica el canónigo Alastruey citando a Santo Tomás
de Aquino: Este Sacramento es especialmente un memorial de
la pasión de Cristo; y convenía que la pasión de Cristo, por
la cual nos redimió fuese prefigurada para que la fe de los
antiguos se encaminase hacia el Redentor113. Nosotros, como
pueblo de la nueva Alianza sabemos y tenemos certeza de que
la promesa ya ha sido cumplida; signo de este cumplimiento
y renovación de esa Alianza es la Eucaristía: Memorial de la
Nueva Pascua, Memorial de la Nueva Alianza y Memorial del
Santo Sacrificio que supera todos los sacrificios de la Antigua
Alianza; Sacrificio real y verdadero entregado por todo el
mundo y Banquete al cual son convidados hombres y mujeres
de todo el orbe; Cordero de Dios a cuyas bodas celestiales
hemos sido invitados; y Pan de vida eterna bajado del cielo.
De ser momentos históricos, profecías y prefiguraciones, son
nombres asignados al Sacramento de la Eucaristía.

En el Nuevo Testamento: Institución de la Eucaristía


146. Los escritos neotestamentarios, sobre todo los cuatro
evangelios y algunas cartas paulinas, registran datos importantes
sobre la institución del Sacramento de los Sacramentos, datos de
los cuales la Iglesia desde sus orígenes entresacó definiciones de la
Eucaristía. Estudiar el Nuevo Testamento es, consecuentemente,
vital; en palabras de Sayes: Aquí están las bases de toda la
reflexión posterior de la Iglesia sobre la Eucaristía a lo largo
de los siglos114. Sin embargo, limitarse al estudio de los relatos
de la institución para comprender qué es la Eucaristía sería
112 Gregorio Alastruey, op. cit., p 8.
113 Ibidem, p. 7.
114 José Antonio Sayes, op. cit., p. 41.

86
La Santa Misa llevada a la vida diaria

insuficiente, el Sacramento de la Eucaristía no es un hecho


circunscrito al momento de su pasión y muerte, ni está separado
del resto de su vida; es a lo largo de ella cuando se encuentran
figuras, signos y acciones simbólicas de la Eucaristía que
ayudan a comprender cómo vivir la Eucaristía y en qué consiste.

Prefiguraciones y acciones simbólicas

1) Figuras
147. Entre las figuras se sostiene que existen dos: La primera
es la multiplicación de los panes (cfr. Jn 6, 1-15) que en opinión
de todos los exegetas: está hecho bajo el influjo del lenguaje
eucarístico (y) está claro que Juan en este relato quiere evocar
ya la Eucaristía115. Las acciones de Jesús son las que ayudan a
los especialistas a llegar a esta conclusión: Tomar el pan, dar
gracias y distribuir a la muchedumbre sentada dejan entrever
un sentido y esquema eucarístico en el modo de narrar la escena
de la multiplicación de los panes116; un esquema similar al
presentado por los evangelios sinópticos al relatar la institución
de la Eucaristía, específicamente al relato del cáliz: Tomó una
copa (Mt 26, 27; Mc 14, 23; Lc 22, 20); dando gracias (Mt 26,
27; Mc 14, 23); se la dio (Mt 26, 27; Mc 14, 23). En cuanto al
pan faltaría la acción de “partir”, pero las restantes tres acciones
son parte del relato: Tomen, coman (Mt 26, 26; Mc 14, 22; Lc
22, 19); lo bendijo (Lc: dando gracias) (Mt 26, 26; Mc 14, 22;
Lc 22, 19); dándoselo a los discípulos (Mt 26, 26; Mc 14, 22;
Lc 22, 19); citas que muestran que el relato de la multiplicación
de los panes es figura de la institución del Sacramento.
148. El relato juaneo sobre la multiplicación de los panes no
es única, en los evangelios sinópticos el milagro es relatado
no una, sino dos veces en circunstancias distintas. El primer
relato es presentado por Mateo (14, 13-21); Marcos (6, 30-

115 Ibidem, p. 97.


116 José Caba, S.J., Cristo pan de vida, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España,
1993, p. 121.

87
Carta Pastoral

44); y Lucas (9, 10-17). El segundo, en cambio, es relatado


por Mateo (15, 32-39); y Marcos (8, 1-10). Al igual que Juan,
estos tres evangelistas utilizan un lenguaje eucarístico, las
acciones de Jesús de tomar los panes, mirar al cielo, bendecir,
partir el pan y darlo a los discípulos evocan el sacramento
de la Eucaristía. Circunstancia que ayuda a comprender que
esos milagros –aunque no son el Sacramento Eucarístico, lo
prefiguran– son dirigidos a poner en evidencia la dimensión
social del Sacramento de la Eucaristía: Las seis narraciones de
la multiplicación de los panes y los peces, que tienen, sin duda,
un sentido eucarístico, nos llevan a interpretar la Eucaristía
en clave social: es un signo en el que se manifiesta el amor
de Dios a Cristo a todos los hombres, y de manera especial
a los hambrientos y sedientos117. Una dimensión social de
la Eucaristía que recuerda a los fieles el querer de Dios: La
solidaridad, la fraternidad, el amor y la misericordia para con
los más necesitados, como el dar de comer al hambriento y dar
de beber al sediento; Jesús hace vida su enseñanza de amar a
los pobres, enseña a los suyos, y, por ende, a la Iglesia, cómo
ejercer la misericordia.
149. La segunda figura es la de las bodas de Caná, en la que
ocurre el milagro de la conversión del agua en vino (cfr. Jn
2, 1-12). Perícopa juanea que recuerda las bodas del Cordero
anunciadas en Apocalipsis (cfr. Ap 19, 7), refiriéndose a una
dimensión escatológica; en este sentido, Luis Maldonado
aclara: La perícopa de Caná pone el acento en el aspecto festivo-
escatológico. Es el gozo del fin cercano. Ciertamente suenan
en un momento dado del relato las palabras misteriosas de
María –“no tienen vino”– que evocan una situación dolorosa
de escasez, por lo que parecen aludir a la difícil historia de
Israel. Pero justamente ésa es la situación que la presencia de
Jesús viene a cambiar118, de allí la abundancia de vino.

117 Maximino Arias Reyero, Eucaristía. Presencia del Señor, Vol. IX 2-2, CELAM, Santa
Fe de Bogotá, Colombia, 1997, p. 72.
118 Luis Maldonado, Eucaristía en devenir, Sal Terrae, Santander, España, 1997, p. 111.

88
La Santa Misa llevada a la vida diaria

150. Evoca el querer de Dios para la humanidad, que todos


tengan comida y bebida, que nadie pase hambre; por ello el
milagro prefigura la Eucaristía: En la eucaristía comemos
el pan del cuerpo de Cristo y bebemos el vino de su sangre,
todo como signo de la abundancia escatológica que traen los
tiempos mesiánicos119. Pero, mientras esos tiempos llegan,
la Iglesia debe ocuparse por atender a los más necesitados,
convirtiéndose en signo creíble de la presencia de Dios entre
nosotros desde el ya todavía no.
151. De ambos milagros –figuras de la Eucaristía– el
Catecismo contiene un breve comentario: Los milagros de la
multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición,
partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para
alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este
único pan de su Eucaristía (Cf. Mt 14, 13-21; 15, 32-29). El
signo del agua convertida en vino en Caná (Cf. Jn 2, 11),
anuncia ya la hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta
el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del
Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (Cf. Mc 14, 25)
convertido en Sangre de Cristo (CIC 1335).
152. En resumen, se trata de dos relatos que prefiguran al
Sacramento de los Sacramentos, uno como abundancia de pan,
y el otro como anticipo del banquete celestial a celebrarse en
el Reino de Dios, donde abundará el vino; un banquete donde
los invitados quedarán saciados y aún sobrará, pero mientras
eso ocurre, la Iglesia animada y fortalecida por la Eucaristía
debe trabajar por el problema del hambre y la sed, no sólo
con asistencialismo, sino procurando el establecimiento de
programas de justicia social que velen por la satisfacción de
las necesidades básicas de los pueblos: Alimentos para todos
y agua para todos.

119 Ibidem, p. 109.

89
Carta Pastoral

2) Signos
153. Han sido considerados signos de Jesús los milagros de
sanación de enfermos, la expulsión de demonios, la resurrección
de muertos, su predicación, entre otros; es cada vez mayor el
número de teólogos que piensan de esa forma, empero no son
los únicos signos. Las comidas de Jesús son también signos
de la presencia del Reino; sobre todo, para pecadores y grupos
marginados en la sociedad de su tiempo. Bien lo explica
Manuel Gesteira: Las comidas festivas se convierten para
Jesús en signo de la acogida gratuita y generosa de Dios para
con los pecadores, y por ello, en signo concreto de gracias y
de alianza nueva, de presencia del reino de Dios120.

154. Su continua participación en comidas le valió la fama de


comilón y bebedor: Ahí tenéis un comilón y un borracho amigo
de publicanos y pecadores (Mt 11, 19), sus comidas eran hechas
en compañía de personas de no muy buen prestigio: publicanos y
pecadores, provocando aún más la desaprobación de grupos que
solían considerarse conservadores o cumplidores de la Ley. Lo
cierto es que Jesús comía con pecadores, abundan los ejemplos,
la comida en casa de Leví, el recaudador de impuestos, en la
que fariseos y letrados murmuraban y preguntaban: ¿cómo es
que come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores?
(Lc 5, 30); la comida en casa de Zaqueo, en cuya casa al entrar
se oyeron críticas: porque entraba a hospedarse en casa de un
pecador (Lc 19, 7). Pero también comía con fariseos, aunque
sin guardar las normas del momento; la perícopa de la comida
en casa del fariseo, adonde llegó una mujer pecadora que lavó
sus pies con lágrimas, los secó con su cabello y luego los ungió
con mirra; mientras Jesús se dejaba hacer, el fariseo anfitrión del
banquete pensó: Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase
de mujer lo está tocando: una pecadora (Lc 7, 39), porque un
fariseo no se hubiera dejado tocar los pies, es claro que Jesús no
era como los demás maestros de su época.
120 Manuel Gesteira, La Eucaristía misterio de comunión, Ediciones Sígueme, Salamanca,
España, 2006, p. 27.

90
La Santa Misa llevada a la vida diaria

155. Las comidas de Jesús eran contraculturales: Rompe,


a través de su modo de actuar, con ese cuadro circundante.
Jesús práctica lo que diversos escrituristas y teólogos actuales
denominan la “comensalidad abierta”121, era precisamente esa
comensalidad abierta lo que le permitía sentarse a la mesa con
unos y otros, porque: La comensalidad abierta cuestiona y niega
rotundamente las distinciones jerárquicas discriminatorias,
los compartimentos estancos de hombres y mujeres, pobres y
ricos, gentiles y judíos122. Jesús no teme sentarse a la mesa con
los marginados, ninguneados, desclasados, pecadores; o por el
otro extremo, con fariseos o maestros de la Ley, su actitud es
signo de su misión mesiánica de salvación universal, es decir,
salvación para todas y todos sin importar clases sociales, etnias,
sexo, o edad. El carácter de salvación universal está impreso
en este signo de la comida, así lo concibe Luis Maldonado: Son
el fruto último y el signo inequívoco de la acción salvadora de
Dios, que perdona y da vida abundante al interior y al exterior
de la personalidad humana123.

156. Las comidas de Jesús, por otra parte, son testimonio de


su accionar que va en consonancia con lo que predica; predica
el perdón y la misericordia, más no sólo de palabra. Perdón
y misericordia son hechas vida: En las comidas de Jesús se
muestra la unidad entre predicación y acción, entre Evangelio
y sacramento. Jesús manifiesta una gran coherencia; dice y
hace124; un hacer que llega hasta la entrega de su cuerpo y sangre
como comida y bebida de vida eterna, Santísimo Sacramento
instituido durante la última cena con el mandato de celebrarlo
en memoria suya. Cada vez que celebramos ese Sacramento,
Jesús se hace una vez más Pan partido para todos.

121 Luis Maldonado, Eucaristía en devenir, Sal Terrae, Santander, España, 1997, p. 65.
122 Ídem, p. 66.
123 Ídem, p. 62.
124 Maximino Arias Reyero, Eucaristía. Presencia del Señor, Vol. IX 2-2, CELAM, Santa
Fe de Bogotá, Colombia, 1997, p. 70.

91
Carta Pastoral

157. En una palabra, podemos aseverar que las comidas de


Jesús son un signo de la presencia del Reino; sin embargo, son
un signo que llama a la comunidad cristiana a imitar su gesto
de solidaridad, inclusión, fraternidad, acogida, misericordia y
perdón para con todos, muy en especial con los desechados por el
mundo. Debemos ser coherentes como Él lo fue, si comulgamos
el Cuerpo de Cristo, nos convertimos en otros cristos y si somos
otros cristos, lo único que nos queda es imitar la solidaridad, la
fraternidad, la acogida, la misericordia, el perdón y la inclusión
jesuánica que nos manda amar a todos como Él nos ha amado,
nuestra vida diaria deber ser signo de nuestra Misa.

3) Acciones simbólicas

158. Pretendo referirme exclusivamente a una acción


simbólica de Jesús125 –recordada cada Semana Santa– que ha
sido interpretada en clave eucarística; se trata del lavatorio de
los pies (Jn 13, 18). Al realizar esta acción Jesús tenía una
clara intención pedagógica: Enseñar a sus discípulos hasta
donde debía llegar el servicio y la entrega al otro; en realidad,
desde su nacimiento vivió ese abajamiento (kénosis), como
muy bien lo intuye San Pablo al animar a la comunidad de
Filipos a vivir en unidad y comunión en el Espíritu: No hagan
nada por ambición o vanagloria, antes con humildad estimen
a los otros como superiores a ustedes mismos. Nadie busque su
interés, sino el de los demás. Tengan los mismos sentimientos
de Cristo Jesús, a quien, a pesar de su condición divina, no
hizo alarde de ser igual a Dios; sino que se vació de sí y tomó
la condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres.
Y mostrándose en figura humana se humilló, se hizo obediente
hasta la muerte y una muerte en cruz (Flp 2, 3-7).
159. La noche del lavatorio de los pies, Jesús hizo una acción
propia de esclavos, lavar los pies no era costumbre de los
125 Probablemente la oración de Jesús (Jn 17, 1-26) y la lanzada en el costado (Jn 19, 34)
pueden ser consideradas acciones simbólicas dando su trasfondo eucarístico, pero no
tienen la misma relevancia que la aquí tratada. Cfr. Maximino Arias Reyero, Eucaristía.
Presencia del Señor, Vol. IX 2-2, CELAM, Santa Fe de Bogotá, Colombia, 1997, p. 119.

92
La Santa Misa llevada a la vida diaria

maestros de la época. Maldonado piensa que en este pasaje:


Se quiere destacar un rasgo peculiar de las comidas de
Jesús, especialmente de la Última: la humildad y la entrega
del anfitrión126. El anfitrión no sólo sería quien presidiera la
mesa sino la comida entregada como alimento de los suyos; he
aquí porqué este gesto de servicio a los suyos, es una acción
simbólica con clara referencia eucarística.
160. La enseñanza no acaba allí, una vez más la coherencia
entre sus palabras y acciones se pone de manifiesto, Jesús
enseña definitivamente en la cruz a servir; y ofrece a los ojos
de la comunidad apostólica, tanto como de la humanidad, el
modelo que ayuda a comprender en qué consiste ese servicio.
Las palabras de Arias sirven para recapitular lo aquí expuesto:
El lavado de los pies es, pues, un símbolo, un sacramento de
Jesús y de la Eucaristía. En su vida y en su muerte Jesús es el
servidor, el esclavo de todos, el que da su vida para que el mundo
tenga vida. A su vez, la Eucaristía es el ejemplo, el Sacramento
permanente de esta entrega de Jesús, que se manifiesta con
radicalidad en el lavatorio de los pies. En la Eucaristía se da
el ejemplo sacramental de lo que Jesús mostró ser en el lavado
de los pies127. Por tanto, todo aquel que come el Cuerpo y bebe
la Sangre de Cristo está obligado a imitar su ejemplo, a vivir el
abajamiento sirviendo a los demás, no por falsa humildad, sino
por amor, de forma tal que su mandato se haga realidad: Que se
amen los unos a los otros como yo los he amado: ámense así
unos a otros. En eso conocerán todos que son mis discípulos, en
el amor que se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).
161. En conclusión: Podemos afirmar que ciertamente
las figuras, signos y acciones simbólicas mencionadas en
este breve apartado han sido elaborados con un trasfondo
eucarístico; o bien, con lenguaje eucarístico, con ello los
evangelistas muy probablemente han querido mostrarnos la
126 Luis Maldonado, Eucaristía en devenir, Sal Terrae, Santander, España, 1997, p. 119.
127 Maximino Arias Reyero, op. cit., p. 119.

93
Carta Pastoral

intención pedagógica que Jesús tuvo a lo largo de su vida,


hasta llegar al momento de su pasión y muerte, de enseñar
que la vida de cada ser humano debe ser una vida de entrega
y servicio, como la Suya, hasta desembocar en el máximo
servicio, la entrega generosa de su Cuerpo y Sangre por
salvación nuestra, lo que le convierte no sólo en pan partido,
en Eucaristía que podemos comer y beber, sino también en
ejemplo central, de cómo hacer vida el Santísimo Sacramento.
La Eucaristía es el culmen de su entrega y servicio, su vida
fue una entrega y un servicio constante, se pasó su vida entera
entregándose a su misión, y desde allí, sirviendo: Sanando
enfermos, consolando, perdonando, expulsando demonios,
enseñando, dando de comer al hambriento, dando de beber al
sediento, resucitando muertos, reivindicando la dignidad de
las mujeres, entre otros tantos actos de amor que hacían creíble
su mandato: Que se amen los unos a los otros como yo los he
amado: ámense así unos a otros. (Jn 13, 34-35).

Definiciones del Sacramento de los Sacramentos


162. En esta Pastoral, el estudio de las definiciones de la
Eucaristía en el Nuevo Testamento tiene un único objetivo,
en total sintonía con el Catecismo de la Iglesia: Conocer la
riqueza inagotable de este Sacramento (ya que) cada uno
de estos nombres evoca alguno de sus aspectos (CIC 1328).
Conocimiento que debe empujar a toda cristiana y a todo
cristiano a hacerla vida; los nombres de la Eucaristía no son
conceptos abstractos que remiten a realidades espirituales y
en ellas se quedan, sus distintos nombres reflejan el hacer de
Cristo. Lo que Él habló es lo que hizo; y lo que Él hizo es
lo que habló, por ello tuvo la potestad suficiente de decir a
sus discípulos: Las palabras que les he dicho son espíritu y
son vida (Jn 6, 63), y su potestad residía en su coherencia de
vida. Nada hablaba que no hiciera, y nada hacía que no fuera
coherente con lo que hablaba, su vida, pasión y muerte son
testimonio fidedigno de la veracidad de lo aquí mencionado.

94
La Santa Misa llevada a la vida diaria

1) Memorial
163. Al realizar nuestro estudio tipológico del Antiguo
Testamento concluimos que la Eucaristía es Memorial de la
Nueva Pascua, Memorial de la Nueva Alianza y Memorial del
Santo Sacrificio. Visto desde los escritos neotestamentarios,
la Eucaristía es un Memorial instituido por mandato de Jesús
por medio de las palabras: Hagan esto en memoria mía (Lc 22,
19); y que son repetidas doblemente por Pablo: Hagan esto en
memoria mía… háganlo en memoria mía (1Cor 11, 24-25).
Palabras con las que, de acuerdo con maestros como Sánchez
Caro, Jesús mandaba a los suyos la repetición del Sacramento
de la Eucaristía y que fueran fieles a su recomendación: El
significado de las palabras de Jesús es que los discípulos
deben repetir la Eucaristía, con todo lo que ella comporta de
gestos y palabras, en memorial de él, es decir, como memorial
objetivo, constituido por la misma celebración, de su persona
y misión128. El Catecismo de la Iglesia Católica lo expresa de la
misma manera: Si los cristianos celebran la Eucaristía desde
los orígenes y de forma, que, en su substancia, no ha cambiado
a través de la gran diversidad de épocas y de liturgias, sucede
porque nos sabemos que estamos sujetos al mandato del
Señor, dado la víspera de su pasión: Haced esto en memoria
mía (1Co 11, 24-25) (CIC 1356).
164. Sería “Memorial”, entonces, la primera definición de
Eucaristía que nos encontramos en el Nuevo Testamento,
no una definición elaborada, pero si en forma de mandato a
cumplir; de hecho, la Iglesia así lo reconoció desde su origen:
Desde el comienzo la Iglesia fue fiel a la orden del Señor (CIC
1342). Era sobre todo el primer día de la semana, es decir,
el domingo, el día de la resurrección de Jesús, cuando los
cristianos se reunían para partir el pan (Hch 20, 7). Desde
entonces hasta nuestros días la celebración de la Eucaristía se
ha perpetuado (CIC 1343). En los tiempos actuales, la Iglesia
128 José Manuel Sánchez Caro, Eucaristía e Historia de la Salvación, Biblioteca de Autores
Cristianos, Madrid, España, 1983, p39.

95
Carta Pastoral

ha definido de manera más acabada, basándose en los relatos


de la institución proporcionados por los evangelistas, dicho
Sacramento: La Eucaristía es el memorial de la Pascua de
Cristo, la actualización y la ofrenda sacramental de su único
sacrificio, en la Liturgia de la Iglesia que es su Cuerpo (CIC
1362). A través del Memorial recordamos hechos concretos
realizados por Jesús: Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía,
hace memoria de la Pascua de Cristo y ésta se hace presente:
el sacrificio que Cristo ofreció de una vez para siempre en la
cruz permanece actual (CIC 1365). Se recuerda entonces la
Pascua de Jesús, la Nueva Alianza instituida por su Sacrificio
y se actualiza.
165. Definir entonces al Sacramento de la Eucaristía como
Memorial, no es errado, lo errado es limitarse a un mero recuerdo
de su celebración o a la vida pasión, muerte y resurrección de
Jesucristo; celebrar la Eucaristía por el mero hecho de ser un
mandato de Cristo, olvidando qué recordamos de Cristo, su
vida, misión, pasión, muerte y resurrección para imitarlo, no
es correcto. Su mandato de amarnos unos a otros como Él nos
ha amado sería imposible ponerse en práctica, si no tomamos
su Cuerpo y su Sangre con la conciencia clara de imitarlo en
su entrega y servicio a los demás. De acuerdo con Gesteira: El
memorial eucarístico no sólo es el ámbito de donde fluye la
esperanza o la anticipación intencional de la plenitud futura,
sino que deberá tender a la anticipación real de ese futuro,
de manera que empiece ya a realizarse la transfiguración del
mundo y de la historia; y la liberación no sólo sea objeto del
recuerdo o la esperanza, sino que comience a implantarse,
haciéndose presente entre los hombres129. Así como Jesús
transfigura el pan y el vino convirtiéndolo en su Cuerpo y
su Sangre, así también nosotros debemos transfigurarnos en
otros cristos y comenzar a transfigurar nuestra sociedad con la
misma entrega generosa y amorosa que Él lo hizo en su tiempo;
129 Manuel Gesteira, La Eucaristía misterio de comunión, Ediciones Sígueme, Salamanca,
España, 2006, p. 450.

96
La Santa Misa llevada a la vida diaria

tomar la Eucaristía nos obliga a llevar una vida eucarística, es


decir, a ser otros cristos, a amar como Él nos amó y nos sigue
amando. Este Santísimo Sacramento nos impele a ser como
Cristo: coherentes haciendo que la fe que celebramos sea la fe
que vivimos.

2) Eucaristía: Acción de Gracias


166. Pero Memorial no es la única definición que surge al
leer los Evangelios, la Iglesia a partir de sus textos también
define la Eucaristía como acción de gracias (eucharistein) o
bendición (eulogein). San Lucas utiliza el termino eucharistein
o acción de gracias para el pan y el vino: Y tomando la copa,
dio gracias y dijo: Tomen compártanla entre ustedes. Tomando
pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Esto es mi
cuerpo, que se entrega por ustedes (Lc 22, 17.19). San Mateo
y San Marcos, en cambio, recurren al uso de ambos términos
bendición (eulogein) y acción de gracias (eucharistein): Jesús
tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a
sus discípulos diciendo: Tomen y coman, esto es mi cuerpo.
Tomando la copa, pronunció la acción de gracias y se la dio
diciendo. Beban todos de ella, porque esta es mi sangre de la
alianza (Mt 26, 26-27; Mc 14, 22-23). El llamar a la Eucaristía
acción de gracias entre las primeras comunidades, partió pues
de los escritos neotestamentarios: Es casi seguro el empleo de
esta expresión, ya en la época apostólica, para significar la
parte eucarística de las cenas donde se reúne la comunidad
cristiana130.

167. Nuestra Iglesia lo acepta como tal y afirma que: Debemos


considerar la Eucaristía como acción de gracias y alabanza
al Padre (CIC 1358); Jesús es el modelo de este dar gracias,
agradeció por el pan y el vino al momento de instituir el
Sacramento de los Sacramentos. La comunidad cristiana
lógicamente debe imitar al Maestro y dar gracias a Dios

130 Maximino Arias Reyero, op. cit., p. 47.

97
Carta Pastoral

por todas las bendiciones que recibe, como nos lo recuerda


nuestra doctrina: La Eucaristía es un sacrificio de acción de
gracias al Padre, una bendición por la cual la Iglesia expresa
su reconocimiento a Dios por todos sus beneficios, por todo
lo que ha realizado mediante la creación, la redención y la
santificación. “Eucaristía” significa, ante todo, acción de
gracias (CIC 1360).

168. La Eucaristía, como explica Ott, es: el más sublime y


perfecto sacrificio de alabanza (= de adoración) y acción de
gracias (sacrificium latreuticum et eucharisticum), y como tal
solo puede ser ofrecido a Dios131. De esta forma, el nombre
de la Eucaristía no es sólo “acción de gracias”, sino que ella
misma es una acción de gracias ofrecida a Dios por sus obras:
de creación, redención y la santificación (cfr. CIC 1328); a
Dios debemos dar gracias por todos los beneficios que nos
ha otorgado, nos otorga y nos otorgará, y la Eucaristía es el
momento perfecto para darle gracias. No debe bastarnos
llamar a la Santa Misa “acción de gracias”, sino vivirla como
una verdadera acción de gracias elevada al Padre Dios.

3) Fracción del pan y otros


169. El siguiente modo de definirla por parte de las primeras
comunidades, según se muestra en los Hechos de los Apóstoles,
es fracción del pan; la fracción del pan fue un gesto realizado
por Jesús. En el evangelio según San Mateo se relata: Tomó
Jesús pan y lo bendijo, la partió y dándoselo a sus discípulos
dijo… (26, 26); lo vuelve a realizar Jesús cuando aparece a los
discípulos de Emaús: Tomó el pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo iba dando (Lc 24, 30), llegando a reconocerle por
este gesto. Más tarde, san Pablo da testimonio de dicho rito:
Tomó pan, dando gracias, lo partió y… (1Cor 11, 24); es creíble
que ese gesto llegó a ser un rito tan significativo que llamó la
atención de las primeras comunidades, deviniendo entre ellos
131 Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Biblioteca Herder, Barcelona, España,
1969, p. 603.

98
La Santa Misa llevada a la vida diaria

en una forma de llamar a la Celebración Eucarística como se


lee en Hechos de los Apóstoles, …se mantenían constantes en
la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción
del pan y en las oraciones (Hch 2, 42). En la actualidad, la
Iglesia acepta este nombre entendiendo que con: Él se quiere
significar que todos los que comen de este único pan partido,
que es Cristo, entran en comunión con Él y forman un solo
cuerpo en Él (Cfr. 1Co 10, 16-17) (CIC 1329).

170. Otros nombres dados a este Divino Sacramento es el


de Banquete, que ya comentábamos en el breve apartado
sobre Antiguo Testamento; Asamblea Eucarística, porque
ésta es: celebrada en la asamblea de los fieles (CIC 1329);
y, finalmente, Comunión: porque por este sacramento nos
unimos a Cristo que nos hace participes de su Cuerpo y de su
Sangre para formar un solo cuerpo (CIC 1331).

171. Nombres todos que van en coherencia con el actuar de


Jesús: como anfitrión de la mesa, Él partió el pan, pero como
pan, fue fraccionado; de allí que se diga de Jesús ser Pan partido.
Relacionado con esto aparece el nombre de “Banquete”, Él
es el banquete que sacia a quienes le toman, alcanzando su
plenitud en el banquete a celebrarse en las bodas del Cordero.
Su nombre de “Asamblea Eucarística y de Comunión” le viene
bien porque Jesús formó comunidad con sus apóstoles, enseñó
la necesidad de vivir en comunidad, y antes de que nosotros
existiéramos, Él ya vivía en comunidad con el Padre y el
Espíritu Santo. Comunidad Trinitaria por la que la Eucaristía
se hace posible en cada celebración; comunidad que no es
posible encarnar sino vivimos en comunión con Él y sino la
vivimos como Él vive la comunión con el Padre y el Espíritu,
hasta el punto de ser un sólo Dios.

172. Estamos llamados a ser pan partido para los demás, a


vivir en comunidad y, por ende, en comunión como verdadera
familia de Cristo, hijos de un mismo Padre, hermanos de un
mismo Hermano, que es Cristo, y vivificados y unidos por un
99
Carta Pastoral

mismo Espíritu. Si así viviéramos la Eucaristía, otro mundo


podría ser construido por nuestras manos, las primicias del
Reino desde el ya-todavía no, podrían ser más sensible para
aquellos que siguen alejados de Dios, seríamos verdadero
testimonio de amor que atrae a otros al Señor. La mayoría de los
teólogos que estudian el tema de la Eucaristía están de acuerdo
con esto, Borobio, puede servir de ejemplo para comprender
hasta donde llega nuestro compromiso de hacer vida la santa
Misa: Por la participación en el pan y el vino participamos
de la misma vida y amor de Cristo, nos comprometemos en el
amor a los hermanos y edificamos el mismo cuerpo de Cristo
que es la Iglesia132.

173. Tenemos un ejemplo de esto en Monseñor Oscar Romero:


vivió y se desvivió por hacer de El Salvador una comunidad de
hermanas y hermanos donde la violencia y la injusticia fuera
desterrada, ocupando su lugar el amor, la verdad, la justicia y
la paz; vivió y se desvivió haciéndolo, porque era coherente
con la fe que creía, la fe que celebraba y la fe que vivía. Es por
ello que podemos afirmar que San Oscar Romero es nuestro
Mártir de la Eucaristía. La consecuencia de vivir su fe con
radicalidad jesuánica, sirviendo a los más débiles, protegiendo
a los más débiles, fue morir martirizado como un mártir in
odium fidei; murió dando testimonio de su fe. Su amor por los
pobres, su deseo de erradicar la violencia, su defensa de los
derechos humanos, su amor por la vida, le venía de su amor
por la Eucaristía que trataba no sólo de celebrar sino también
de hacer vida.

4) Santa Misa
174. Finalmente, llegamos a un concepto que nos compromete
como cristianas y cristianos que somos: a hacer vida la
Eucaristía, concepto donde las anteriores definiciones son
incluidos como en una sumatoria: me refiero al de Santa Misa.
132 Dionisio Borobio, Eucaristía, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, 2005,
p. 41.

100
La Santa Misa llevada a la vida diaria

El Catecismo de nuestra Santa Madre Iglesia explica la razón


de lo expuesto líneas arriba, se llama Santa Misa: porque
la Liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se
termina con el envío de los fieles (missio) a fin de que cumplan
la voluntad de Dios en su vida cotidiana (CIC 1332). Voluntad
que puede quedar resumida en el mandato de Jesús a sus
apóstoles: Que se amen los unos a los otros como yo los he
amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán todos que
son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros (Jn
13, 34-35). Tenemos que hacer vida la Santa Misa.
175. Recientemente, nuestro querido Papa Francisco recordaba
este compromiso: Sabemos que mientras la Misa finaliza, se
abre el compromiso del testimonio cristiano. Los cristianos
no van a Misa para hacer una tarea semanal y después se
olvidan, no. Los cristianos van a Misa para participar en la
Pasión y Resurrección del Señor y después vivir más como
cristianos: se abre el compromiso del testimonio cristiano.
Salimos de la iglesia para «ir en paz» y llevar la bendición
de Dios a las actividades cotidianas, a nuestras casas, a los
ambientes de trabajo, entre las ocupaciones de la ciudad
terrenal, «glorificando al Señor con nuestra vida»133. Debemos
salir de Misa para dar frutos que ayuden a transformar nuestros
corazones y desde allí transformar nuestras familias, lugares
de trabajo y sociedad, los frutos de la Eucaristía no es doctrina
nueva. Cuando hicimos nuestra Primera Comunión nos
hablaron de ellos, pienso que no es equivocado ni sobrado
recordarlos en esta Pastoral, sino más bien, oportuno.
176. El primero de ellos, según el Catecismo: La Comunión
acrecienta nuestra unión con Cristo. Recibir la Eucaristía
en la comunión da como fruto principal la unión íntima con
Cristo Jesús. En efecto, el Señor dice: “Quien come mi Carne
y bebe mi Sangre habita en mí y yo en Él” (Jn 6, 56) (CIC
1391); quien está unido a Dios es que ha sido asumido por

133 Audiencia General, miércoles 4 de abril de 2018.

101
Carta Pastoral

Dios pasando a ser otro cristo. Y, así, unidos a él: se deriva la


unión de los fieles entre sí como miembros que son de dicho
cuerpo134, la trascendencia de lo aquí afirmado es grande, no
sólo mi ser individual es asumido por Cristo, sino el de todos
los que participan del Sacramento, deviniendo ellos también,
en otros cristos cuya dignidad de hija o hijo de Dios debo
respetar como si fuera Cristo mismo, ni él que ha tomado la
Eucaristía puede matar (ofender, maltratar, etc.) porque se ha
convertido en otro cristo, ni el otro o la otra que ha tomado
el Sacramento puede ser matado (ofendido, maltratado,
etc.) porque, entonces, en él o en ella matamos (ofendemos,
maltratamos, etc.) a Cristo otra vez. Es algo muy serio recibir
la Eucaristía en la celebración eucarística, porque conlleva tal
compromiso.
177. De ahí que Monseñor Romero –siempre en consonancia
con la Iglesia– haya luchado por la defensa de la vida, es seguro
que, en la otra, en el otro viera reflejado el rostro del Gran
Otro; reconocimiento que llegó incluso a la osadía de pedir a
los soldados del país que no obedecieran la orden de matar. Ha
sido injustamente acusado de hacer un llamado a los soldados
a desobedecer órdenes de reprimir al pueblo; es decir, a la
sublevación, empero es falso, movido por el amor a Dios y a
Jesús Eucaristía sólo podía ver en la otra y en el otro al Gran
Otro, como ya lo expliqué: Hermanos son de nuestro mismo
pueblo, matan a sus mismos hermanos campesinos y ante una
orden de matar que dé un hombre, debe de prevalecer la ley de
Dios que dice: NO MATAR… Ningún soldado está obligado a
obedecer una orden contra la ley de Dios… Una ley inmoral,
nadie tiene que cumplirla… Ya es tiempo de que recuperen su
conciencia y que obedezcan antes a su conciencia que a la
orden del pecado… La Iglesia, defensora de los derechos de
Dios, de la ley de Dios, de la dignidad humana, de la persona,
no puede quedarse callada ante tanta abominación. Queremos

134 Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Biblioteca Herder, Barcelona, España,
1969, p. 582.

102
La Santa Misa llevada a la vida diaria

que el gobierno tome en serio que de nada sirven las reformas


si van teñidas con tanta sangre… En nombre de Dios, pues, y
en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta
el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les
ordeno en nombre de Dios: ¡Cese la represión!135 Su intención
no fue sublevar al ejército, su única intención era preservar la
vida humana que tanto amaba porque en ella miraba la mano del
Dios Creador; más también, la mano del Dios Misericordioso
que estuvo dispuesto a redimirnos entregando su Cuerpo y
Sangre no sólo en cruz sino quedándose perpetuamente en la
Eucaristía. Monseñor Romero es un modelo de cómo hacer
vida el Mandamiento Nuevo de Jesús: Ámense los unos a los
otros como yo los he amado (Cfr. Jn 13, 34-35), amó al prójimo
hasta dar su misma vida por sus hermanos.
178. El segundo de los frutos según el Catecismo es: La
comunión con la Carne de Cristo resucitado, “vivificada por
el Espíritu Santo y vivificante” (PO 5), conserva, acrecienta
y renueva la vida de gracia recibida en el Bautismo. Este
crecimiento de la vida cristiana necesita ser alimentado
por la comunión eucarística, pan de nuestra peregrinación,
hasta el momento de la muerte, cuando nos sea dada como
viático (CIC 1392). Explicando más detenidamente este fruto
de la Eucaristía nos encontramos con cuatro elementos: En
primer lugar, la Eucaristía sustenta la vida sobrenatural del
alma dando una fuerza vital sobrenatural al que recibe el
sacramento que debilita indirectamente la concupiscencia
desordenada por acrecentar la caridad y corrobora el poder
de la voluntad para que ésta pueda resistir las tentaciones de
pecar136. Esto, como bien explica Santo Tomás de Aquino, no
implica que la persona no vuelva a pecar: El hombre viador
es de tal condición que su libre albedrío puede doblegarse al
bien o al mal. Por eso, aunque este sacramento tenga en sí
135 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La palabra
viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p. 291.
136 Ludwig Ott, Manual de Teología Dogmática, Biblioteca Herder, Barcelona, España,
1969, p. 582.

103
Carta Pastoral

mismo la fuerza de preservar del pecado no le quita al hombre


la posibilidad de pecar137.
179. En segundo lugar, la Eucaristía aumenta la vida de
la gracia que posee ya el que la recibe, robusteciendo y
consolidando el hábito sobrenatural de la gracia y de las
virtudes infusas y dones del Espíritu Santo que van unidos a
ella138. En tercer lugar, la Eucaristía sana las enfermedades
del alma borrando las culpas veniales y las penas temporales
debidas por los pecados139. Debe quedar claro pues, que la
comunión Eucarística no borra el pecado mortal, puede borrar
los pecados veniales porque, así como el alimento corporal sirve
para restaurar la pérdida de fuerzas, la Eucaristía fortalece
la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse; y
esta caridad vivificada borra los pecados veniales (CIC
1393); cuando hay pecado mortal la persona debe recurrir al
Sacramento de la Penitencia. En último lugar, la Eucaristía
proporciona una alegría espiritual que se refleja en la entrega
animosa a Cristo y en el alegre cumplimiento de los deberes y
sacrificios que impone la vida cristiana140.
180. Una larga explicación del segundo fruto que debe
permitirnos comprender por qué necesitamos recurrir a ella con
frecuencia. Sin ella nuestra vida espiritual se debilita y nuestros
actos no van conforme al bien, tendemos con facilidad a caer
en el pecado. El Papa Francisco hace hincapié en la necesidad
que tenemos de comulgar: ¿Por qué ir a Misa el domingo?
No es suficiente responder que es un precepto de la Iglesia;
esto ayuda a preservar su valor, pero solo no es suficiente.
Nosotros cristianos tenemos necesidad de participar en la
Misa dominical porque sólo con la gracia de Jesús, con su
presencia viva en nosotros y entre nosotros, podemos poner en

137 S.th. III 79, a. 6 ad.1.


138 Ludwig Ott, op. cit., p. 583.
139 Ludwig Ott, op. cit., p. 583.
140 Ibidem, p. 583.

104
La Santa Misa llevada a la vida diaria

práctica su mandamiento y así ser sus testigos creíbles141. En


vista de lo aquí presentado es que me he permitido afirmar que
nuestro querido San Oscar Romero encontrara fuerzas para su
misión de Pastor y Profeta en este Santísimo Sacramento, fue
atacado, perseguido, difamado, desprestigiado, abandonado,
despreciado y acusado innumerables ocasiones. ¿Cómo
resistió entonces?, lo hizo gracias a la fuerza que la Eucaristía
le otorgó.
181. El tercer fruto es la unidad del Cuerpo místico: la
Eucaristía hace la Iglesia. Los que reciben la Eucaristía se
unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo une
a todos los fieles en un solo cuerpo: La Iglesia (CIC 1396).
Una persona eucarística es una persona que permanece unida
a la Iglesia y trabaja en comunión con ella; nuestro amado
Monseñor Romero dio este fruto de tal forma que no le asustaban
ni llenaban de rencor las acusaciones que contra él se vertían
para malquistarlo con la Santa Sede: Por mi parte, quiero
aprovechar esta ocasión para quienes quieren enfrentarme con
la Santa Sede: de que el arzobispo de San Salvador se gloría
de estar en comunión con el Santo Padre, respeta y ama al
sucesor de Pedro y sabe…, y sé que no haría un buen servicio a
ustedes, querido pueblo de Dios, si los desgajara de la unidad
de la Iglesia. ¡Lejos de mí! Preferiría mil veces morir antes
de ser un obispo cismático142. No hay palabras para describir
el esfuerzo que San Oscar Romero hizo por mantener unida a
la Iglesia, hablando con unos y otros, pidiendo acercamiento
y comprensión antes que difamaciones y falsos testimonios.
En Monseñor Romero tenemos un buen modelo de cómo dar
frutos de unidad eclesiástica desde la Eucaristía.
182. El último fruto es: La Eucaristía entraña un compromiso
en favor de los pobres: para recibir en la verdad el Cuerpo y la
Sangre de Cristo entregados por nosotros debemos reconocer
141 Audiencia General, Miércoles 13 de diciembre de 2017.
142 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “El Divino Salvador del mundo tiene palabras de vida
eterna”, Homilías V, UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 259.

105
Carta Pastoral

a Cristo en los más pobres, sus hermanos (CIC 1397). El Papa


Francisco explica el paso que se debe dar de la Eucaristía al
hermano, participar en la eucaristía compromete en relación
con los otros, especialmente con los pobres, educándonos a
pasar de la carne de Cristo a la carne de los hermanos, en los
que él espera ser reconocido por nosotros, servido, honrado,
amado143. Monseñor Romero es un modelo que imitar en cuanto
a su amor comprometido en favor de los pobres, amor por
los pobres que explicaba a los fieles que le escuchaban para
mostrarles que la Iglesia se debe a ellos: Nada hay tan importante
para la Iglesia como la vida humana, como la persona humana.
Sobre todo, la persona de los pobres y oprimidos, que –además
de ser humanos– son también seres divinos, por cuanto de ellos
dijo Jesús que todo lo que con ellos se hace Él lo recibe como
hecho a Él. Y esa sangre, la sangre, la muerte están más allá
de toda política. Tocan al corazón mismo de Dios. Hacen que
ni la reforma agraria, ni la nacionalización de la banca, ni
otras prometidas medidas puedan ser fecundas si hay sangre144.
Se les debe amor y respeto porque Jesús está presente en ellos
según sus palabras en Mateo 25.
183. Estos son pues los frutos que la Eucaristía debe producir
en las cristianas y cristianos, por tanto, no es posible salir de
Misa para dar un anti-testimonio. Es como el Papa Francisco
explicó en su última catequesis del Sacramento Eucarístico:
Cada vez que salgo de la Misa, debo salir mejor de como
entré, con más vida, con más fuerza, con más ganas de dar
testimonio cristiano. A través de la eucaristía el Señor Jesús
entra en nosotros, en nuestro corazón y en nuestra carne, para
que podamos «expresar en la vida el sacramento recibido
en la fe» (Misal Romano. Colecta del lunes en la Octava de
Pascua)145.

143 Audiencia General, 4 de abril de 2018.


144 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La palabra
viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p. 454.
145 Audiencia General, 4 de abril de 2018.

106
La Santa Misa llevada a la vida diaria

184. Quiero recordar a nuestro amado San Oscar Romero


que en su última homilía explicando qué frutos debía dar la
Eucaristía se encontró segundos después con su muerte: Esta
Santa Misa, pues, esta Eucaristía, es precisamente un acto
de fe. Con fe cristiana parece que en este momento la voz de
diatriba se convierte en el cuerpo del Señor que se ofreció
por la redención del mundo y que en ese cáliz el vino se
transforma en la sangre que fue precio de salvación. Que este
cuerpo inmolado y esta sangre sacrificada por los hombres,
nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra
sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo; no para sí, sino
para dar conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo146.
Lo que dijo, fue lo que hizo, Monseñor entregó su cuerpo y su
sangre al sufrimiento y al dolor como Cristo, dando conceptos
de justicia y de paz a nuestro pueblo; ahora, treinta y ocho
años después de su martirio, ha sido Canonizado, contado
entre los santos, y con ello, nombrado Santo universal cuya
voz sigue empujándonos a luchar por la justicia y la paz. Muy
en especial en nuestro país, que cada día se desangra muy a
pesar de considerarnos un país cristiano, debemos aprender de
él que siguiendo al Maestro fue coherente, la fe que celebraba
era la que fe que vivía y esa fe que vivía era la que celebraba
bendiciendo y agradeciendo a Dios por permitirle hacerlo.
185. He aquí que la Iglesia tiene en nuestro Obispo y Mártir
un modelo a imitar para hacer vida el mandato de amor que
Jesús nos legó, si alguien recibe la Comunión Eucarística debe
traducirla en obras; es decir, hacer de esa fe celebrada, fe vivida,
más aún, fe encarnada en nuestra vida personal y comunitaria.
Debemos ser coherentes como Jesús, Él instituyó la Eucaristía,
pero Él la hizo vida en el marco de su vida, su vida fue servicio,
entrega y sacrificio marcada por la misericordia y el amor; a esto
nos ha animado nuestro amado Papa Francisco en este año: No
debemos olvidar que celebramos la eucaristía para aprender a

146 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La palabra
viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p. 295.

107
Carta Pastoral

convertirnos en hombres y mujeres eucarísticos. ¿Qué significa


esto?, significa dejar actuar a Cristo en nuestras obras: que sus
pensamientos sean nuestros pensamientos, sus sentimientos los
nuestros, sus elecciones nuestras elecciones. Y esto es santidad:
hacer como hizo Cristo es santidad cristiana147. Si alguna duda
hay de cómo hacer vida la Eucaristía o de cómo ser mujeres y
hombres eucarísticos, basta asomarnos a los evangelios para ver
qué nos mandó Jesús, porque Él no sólo instituyó el Sacramento
de la Eucaristía y lo hizo vida en el marco de su vida, también
nos entregó la ruta para alcanzar la santidad y hacer vida su
mandato: Que se amen unos a otros como yo los he amado:
ámense así unos a otros. En eso conocerán todos que son mis
discípulos, en el amor que se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).

¿Cómo vivir eucarísticamente?


186. En la antigua Alianza Dios entregó a su pueblo la Ley
como: expresión de la exigencia de santidad que deriva de la
misma alianza148; era, por así llamarlo, un código de santidad.
En la Nueva Alianza fue Jesús quien entregó ese nuevo código
de santidad para que seamos santos como Él, no olvidemos que
estamos obligados a imitar la santidad de vida de Jesús como
lo recomendaba desde antiguo el apóstol Pablo a los efesios:
Sean amables y compasivos unos con otros. Perdónense unos
a otros, como Dios los ha perdonado en Cristo. Como hijos
queridos de Dios, traten de imitarlo. Sigan el camino del amor,
a ejemplo de Cristo que los amó hasta entregarse por ustedes
a Dios como ofrenda y sacrificio de aroma agradable (Ef 4,
32―5, 2). La pregunta de muchos podría ser ¿Cómo?
187. Nuestra Madre Iglesia ha tenido hombres santos que nos
han ido explicando poco a poco cómo ser santos a la manera
de Jesús; y de acuerdo con las enseñanzas del Maestro: Se trata
de las Bienaventuranzas o Carta Magna como le han llamado.
San Agustín por ejemplo comenta: Si alguno con fe y con
147 Audiencia General, 4 de abril de 2018.
148 José Antonio Sayes, op.cit., p. 15.

108
La Santa Misa llevada a la vida diaria

seriedad examinara el discurso que Nuestro Señor Jesucristo


pronunció en la montaña, como lo leemos en el Evangelio de
San Mateo, considero que encontraría la forma definitiva de
vida cristiana149; las define como la “forma definitiva de vida
cristiana”. Nuestro querido Papa Francisco las define como el
carné de identidad del cristiano (en donde) se dibuja el rostro
del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo
cotidiano de nuestras vidas150.
188. En nuestro amado país El Salvador, pasó un profeta
llamado Oscar Arnulfo Romero que nos enseñó con palabras, en
primera instancia, que las Bienaventuranzas son: Los caminos
por donde caminan los verdaderos cristianos… los senderos
por donde la Iglesia lleva a sus hijos151. En segunda instancia,
nos enseñó con su testimonio cómo andar por esos caminos, la
misma Positio (del proceso de canonización) lo registra: Dicho
de otro modo, Monseñor Romero es conocido ante el gran
público como un cristiano en el que destacan claros elementos
de las bienaventuranzas evangélicas: el amor por los pobres, el
anhelo por la justicia y la paz, y el martirio en la persecución152;
nos legó pues, una hermosa definición de las enseñanzas de
Jesús, las llama “caminos”. En nuestros días pudiéramos decir
que son caminos de santidad, o bien, por el tema aquí tratado:
“caminos de vida eucarística” que nos ayudarán a hacer vida
el mandato de nuestro Señor: Que se amen unos a otros como
yo los he amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán
todos que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos
a otros (Jn 13, 34-35). Hacerlo vida no sólo expresando un
sentimiento de amor hacia el otro, hacerlo vida requiere que
junto a lo anterior, la humanidad, movida por el amor, trabaje

149 San Agustín, Sermón de la Montaña, https://www.augustinus.it/


spagnolo/montagna/index2.htm, I.I.1.
150 Santo Padre Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, n. 63.
151 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “Los Caminos de las Bienaventuranzas”, Homilías I,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 432.
152 Congregatio de Causis Sanctorum, Beatificationis seu Declarationis Martyrii Servi Dei
Ansgarii Arnolfi Romero, Tipografía Nova Res s.r.l. Roma, 2014, p. 7.

109
Carta Pastoral

por la construcción de una sociedad más justa, más fraterna y


misericordiosa, la fuerza del amor debe estar a la base de todo.
Una fuerza ofrecida por el Sacramento del Amor. Es aquí donde
debe manifestarse la Eucaristía que celebramos en el templo,
debemos vivirla en el trato con el otro.
189. Un acercamiento a cada una de las Bienaventuranzas,
considerando las enseñanzas de San Agustín, el Papa Francisco
y San Oscar Romero, nos ayudará a comprender la forma de
cómo hacerlas vida, dando con dicha praxis testimonio de una
vida cristiana a cuya base está la Eucaristía: Sacramento del
amor153. Un amor que debe traducirse en obras al prójimo,
de lo contrario seremos incoherentes entre la fe que decimos
celebrar y la vida que vivimos. San Agustín recomendaba a
sus fieles dicha coherencia que no puede faltar en un cristiano:
Todo el que escucha la palabra de Dios… no busque alabar
con la lengua la palabra de Dios y despreciarla con la
vida154. Comencemos, pues, a reflexionar los caminos de vida
eucarística que Jesús enseñó a sus discípulos (cfr. Mt 5, 1-2).

Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el


Reino de los cielos
190. Jesús comenzó su discurso elogiando la pobreza y a
los pobres, pero agrega “de espíritu”, pasando de un plano
socioeconómico a uno de carácter moral; el agregado “de
espíritu” muy propio de Mateo155 no quita la mirada de los
pobres como clase social y como grupo económicamente
desposeído, llamados en Israel: anawim; es decir, los que no
tienen nada, despreciados y marginados de la sociedad.
191. Mateo, a diferencia de Lucas, relata que la pobreza
de espíritu para Jesús abarca a pobres y a ricos, los pobres
153 Como solía llamarle el santo cura de Ars, San Juan Bautista María Vianney. Cfr. Amor y
Perdón. Homilías. Ediciones RIALP, Madrid, España, p. 157.
154 San Agustín, Obras Completas de San Agustín X, Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, España, 1983, p. 87.
155 En Lucas no aparece.

110
La Santa Misa llevada a la vida diaria

o anawim serán bienaventurados o sea felices, si aprenden a


no ser “ricos de espíritu”; en su miseria, en su dolor, en su
necesidad pueden creer que las riquezas lo resuelven todo,
olvidando que sólo Dios es quien todo lo posee y todo lo da.
Sin embargo, para Jesús el anawim no debe caer en el otro
polo, conformarse con su pobreza y no hacer nada por cambiar
su realidad; el pobre debe luchar por cambiar su situación
injusta por una más humana, es un derecho que tiene como hija
o hijo de Dios. Puede exigir ser apoyado y respetado, lo que no
puede es poner su fe, su esperanza en las riquezas y luchar por
la consecución de ellas recurriendo a medios delictivos.
192. Monseñor Romero, al reflexionar sobre esa
bienaventuranza, enseñó que: El pobre es aquel que no tiene
suficiencia en sí mismo y hasta corre el peligro de hacerse
servir, porque hay un sentimiento psicológico de incapacidad,
de inseguridad. Esta inseguridad psicológica del pobre es la
que Cristo quiere aprovechar para abrirlo a la esperanza del
que todo lo tiene, para el que nada es imposible: Dios156. Desde
las enseñanzas de nuestro Santo podemos afirmar: Felices los
pobres que abren su esperanza a Dios y que poniéndola en Él
trabajan por cambiar las condiciones de su vida; pero, llevando
siempre en mente que en ese afán no puede faltar el amor y la
caridad para con el prójimo.
193. Los ricos serán bienaventurados cuando sean pobres
de espíritu; no se trata de condenar la riqueza como si fuera
intrínsecamente mala, la riqueza no es mala, es un simple objeto
que será malo o bueno dependiendo del uso que de él se haga,
incorrecto es también poner la confianza en ellas. El Papa
Francisco en su Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate
enfatiza que la riqueza no es ni debe ser lo primario: Las riquezas
no te aseguran nada. Es más: cuando el corazón se siente rico,
está tan satisfecho de sí mismo que no tiene espacio para la
Palabra de Dios, para amar a los hermanos ni para gozar de
156 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías II,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 442.

111
Carta Pastoral

las cosas más grandes de la vida. Así se priva de los mayores


bienes (68). Por el amor que siente el rico por el pobre es capaz
de ayudarlo en la promoción de su vida, tal como el Señor lo
mandó desde antiguo: Si hay junto a ti algún pobre de entre tus
hermanos, en alguna de las ciudades de tu tierra que Yahvé tu
Dios te da, no endurecerás tu corazón ni cerrarás tu mano a tu
hermano pobre, sino que le abrirás tu mano y le prestarás lo
que necesite para remediar lo que le falta (Dt 15, 7).
194. Si uno y otro, rico y pobre, hacen lo que Jesús enseñó
en esta bienaventuranza, serán dichosos porque poseerán el
Reino, Jesús es el mayor ejemplo de aquel que teniéndolo todo
se vació de todo. San Pablo explica la kenosis (abajamiento):
Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús, a quien, a
pesar de su condición divina, no hizo alarde de ser igual a
Dios; sino que se vació de sí y tomó la condición de esclavo,
haciéndose semejante a los hombres. Y mostrándose en figura
humana se humilló, se hizo obediente hasta la muerte y una
muerte en cruz (Flp 2, 3-7). Desde y con su nacimiento optó
por los pobres, nació en el hogar de un humilde carpintero y
una joven doncella sin riquezas ni títulos, vivió entre el pueblo
pobre, recorrió los márgenes de Jerusalén; y, al final de su vida,
entregó su Cuerpo y Sangre para darnos vida eterna muriendo
como un criminal, ni siquiera tuvo un sepulcro propio donde
ser enterrado, lo ha dado todo por nosotros.
195. Recordemos esto cada vez que tomemos la Eucaristía
e imitémosle y veamos que en Él se ha cumplido esta
bienaventuranza: De Él es el Reino de los cielos. No
olvidemos: El camino de vida eucarística pasa por la pobreza,
bienaventurados los pobres de espíritu.

Bienaventurados los mansos porque ellos poseerán en


herencia la tierra
196. Los mansos son aquellos que pagan bien por mal, aquellos
que cumplen el programa de vida citado por Jesús: No resistan

112
La Santa Misa llevada a la vida diaria

al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha


ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para
quitarte la túnica déjale también el manto, y al que te obligue
a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que
desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda (Mt 5, 39-42).
Los mansos no sólo serán felices, sino que también poseerán
la tierra porque sus normas de vida son el amor, el perdón,
la resistencia pasiva, la misericordia, el bien, la tolerancia, la
solidaridad, dejando de lado la venganza, el odio, la exclusión,
el favoritismo, la corrupción, entre otros vicios que no permiten
sentir ni construir las primicias del Reino entre nosotros.
197. El Papa Francisco explica que los mansos: verán cumplidas
en sus vidas las promesas de Dios. Porque los mansos esperan
en el Señor, y los que esperan en el Señor poseerán la tierra y
gozarán de inmensa paz (cf. Sal 37, 9.11)157, las verán cumplidas
porque al igual que el pobre, el manso pone toda su confianza
en Dios; en cambio, aquellos que quieren resolver y acaparar
todo por la violencia, la represión, la ira e incluso el asesinato,
aquellos que quieren resolver y tener todo por medio del dinero
y del poder no tendrán nada, antes bien, serán esclavos de la
riqueza, del poder, de la violencia y de la muerte. San Agustín
llama la atención a los violentos e iracundos diciéndoles en
uno de sus sermones: Ya estás pensando en poseer la tierra;
¡cuidado, no seas poseído por ella! La poseerás si eres manso;
de lo contrario, serás poseído. Al escuchar… no abras el saco de
la avaricia, que te impulsa a poseerla ya ahora tú solo, excluido
cualquier vecino tuyo. No te engañe tal pensamiento. Poseerás
la tierra verdaderamente cuando te adhieras a quien hizo el cielo
y la tierra. En esto consiste ser manso: en no poner resistencia
a Dios, de manera que en lo bueno que haces sea él quien te
agrade, no tú mismo; y en lo malo que sufras no te desagrade él,
sino tú a ti mismo. No es poco agradarle a él desagradándote a
ti mismo, pues le desagradarías a él agradándote a ti158.

157 Papa Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, n. 74.


158 San Agustín, Obras Completas de San Agustín X, Biblioteca de Autores Cristianos,

113
Carta Pastoral

198. Pensemos ahora en nuestro Señor: ¿Quién más manso


que Cristo?, soportó las murmuraciones y ataques de fariseos,
doctores de la ley y letrados; soportó las murmuraciones de
la gente de su pueblo, e incluso de sus propios familiares;
soportó los maltratos de los sayones romanos, las burlas e
intrigas de Herodes y Pilato; las calumnias y difamaciones de
sus enemigos hasta verlo colgado de un madero como si fuera
un malvado; soportó el abandono de algunos de sus discípulos,
tanto cuando les ofreció su Carne y su Sangre como en la cruz.
No hay nadie más manso que Él, sus hechos de mansedumbre
le dieron la potestad de decir a los suyos: Aprendan de mí,
que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso en
sus almas (Mt 11, 29). ¡Qué coherencia de vida entre lo que
predicaba, lo que hablaba y lo que al final de su vida instituyó
mientras celebraba la Pascua con los suyos! ¡La Eucaristía!,
cada vez que celebramos el Misterio Eucarístico se deja partir.
Pan partido para ser comido por nosotros, bienaventurado
Jesucristo porque posee la tierra y cuanto en ella hay: ha
sometido todo a sus pies (1Cor 15, 27). Y aún con ello, no hace
alarde si no que todo lo entregará a Aquél que ha sometido a Él
todas las cosas (cfr. 1Cor 15, 27).
199. Monseñor Romero fue ejemplo de mansedumbre imitando
a Cristo, soportó el maltrato de algunos de sus propios hermanos
en el episcopado, el odio y el desprecio de la oligarquía, de
algunos empresarios y políticos e incluso de algunos del pueblo
pobre que se alegraron con su muerte. No supieron –o quizá
no quisieron ver– que su muerte era la de un manso de Dios
que se dejó inmolar en el altar antes que recurrir a la violencia.
Aprendamos de San Romero que, en seguimiento de Jesús, nos
dice con su vida, pasión y muerte: Sean mansos si en verdad
quieren que este país supere la violencia, el odio, la división
y la muerte. En marzo de 1980, declaró en una entrevista: Mi
muerte, si es aceptada por Dios, sea por la liberación de mi
pueblo y como un testimonio de esperanza en el futuro. Puede
Madrid, España, 1983, p. 72.

114
La Santa Misa llevada a la vida diaria

usted decir, si llegasen a matarme, que perdono y bendigo a


quienes lo hagan159. ¡Cuánta mansedumbre en nuestro Obispo
y mártir! Puso la otra mejilla antes que violentar a quienes
constantemente le atacaban llegando al perdón. Bienaventurado
Romero porque ahora el mundo lo reconoce como santo
universal, una santidad que coronó durante la celebración
de Misa a pocos segundos de haber dicho: Que este cuerpo
inmolado y esta sangre sacrificada por los hombres, nos
alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al
sufrimiento y al dolor, como Cristo; no para sí, sino para dar
conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo160. Sigamos el
ejemplo de Monseñor Romero que nos dice con su testimonio
coherente entre fe celebrada y fe vivida que los caminos de
vida eucarístico pueden ser hechos vida si así lo queremos; y,
por supuesto, con la ayuda de Dios.
200. Recordemos siempre: El camino de vida eucarística pasa
por la mansedumbre. Bienaventurados los mansos.

Bienaventurados los que lloran porque ellos serán


consolados
201. El Papa Francisco nos señala que con esta bienaventuranza
muchos estarán descontentos, muchas personas quieren reír,
ser felices, pero no buscan la felicidad en el lugar correcto ni
de manera correcta, es más, están embriagados por una alegría
superficial o virtual si se quiere, pasajera que evade la realidad;
y egoísta: El mundo ignora, mira hacia otra parte cuando hay
problemas de enfermedad o de dolor en la familia o a su alrededor.
El mundo no quiere llorar: prefiere ignorar las situaciones
dolorosas, cubrirlas, esconderlas161. El mundo evitando el dolor
ha recurrido a vicios y en la actualidad a paraísos virtuales.

159 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La
palabra viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p.
461.
160 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, op.cit., p. 295.
161 Papa Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, n. 75.

115
Carta Pastoral

202. Qué distinto fue Jesús, salía a las periferias a toparse con
el dolor y la miseria compadeciéndose de ellos y muchas veces
sanándolos. Sobran los ejemplos: la curación de la hemorroísa
(Mt 9, 22); la resurrección de la hija de Jairo (Mt 9, 25); las
numerosas curaciones junto al lago (Mt 15, 34-36); la curación
de la mujer cananea (Mt 15, 28); y más casos que pudieran
mencionarse. En otras ocasiones, los evangelistas recogieron
momentos de la vida de Jesús durante los cuales lloró, por
ejemplo, lloró por la ceguera de Jerusalén: Al acercarse y ver
la ciudad, lloró por ella, diciendo: ¡Si también tú conocieras
en este día el mensaje de paz! (Lc 19, 41-42); lloró por Lázaro
y sus hermanas (cfr. Jn 11, 35). Jesús se condolía por los
enfermos, los hambrientos, excluidos y por los muertos; pero
también por los pecadores que no querían cambiar.
203. La reflexión de nuestro querido Monseñor Romero sobre
esta bienaventuranza es manifiesta en esta dirección: Dichosos
los que lloran. Lloran porque no tienen las alegrías mundanas
que otros tienen. Lloran también porque ven los pecados
del pueblo y piden perdón a Dios. Dichosos los que lloran
con estos sentimientos nobles porque ellos recibirán el más
grande de los consuelos: el que Dios perdona a su pueblo162.
Una bienaventuranza que él vivió a cabalidad, San Romero
fue alguien que lloró en su corazón el maltrato dado al pueblo;
justamente ese amor por los pobres lo condujo hasta el martirio,
pero también sentía tristeza y se condolía por los pecadores
ciegos que se negaban a la conversión.
204. Pocos días antes de su asesinato, en lugar de mostrar
miedo por las amenazas, se condolió por quienes así lo
amenazaban: Me da más lástima que cólera cuando me ofenden
y calumnian. Me da lástima de esos pobres cieguecitos que no
ven más allá de la persona… que sepan que no guardo ningún
rencor163. Dejándose traspasar por el dolor y llorando en su
162 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías II,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 442.
163 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La palabra

116
La Santa Misa llevada a la vida diaria

corazón, Monseñor Romero fue consolado desde el aquí como


él mismo lo sostuvo: Un cristiano siempre debe de alentar en
su corazón la plenitud de la alegría. Hagan la experiencia,
hermanos. Yo he tratado de hacerla muchas veces y en las
horas más amargas de las situaciones, cuando más arrecia la
calumnia y la persecución. Unirme íntimamente a Cristo, el
amigo, y sentir una dulzura que no la dan todas las alegrías
de la tierra. La alegría de sentirse íntimo de Dios, aun cuando
el hombre no lo comprenda a uno. Es la alegría más profunda
que pueda haber en el corazón164; Jesús le consolaba llenando
de sentido su vida. Es lo que el Papa Francisco nos explica: De
ese modo encuentra que la vida tiene sentido socorriendo al
otro en su dolor, comprendiendo la angustia ajena, aliviando
a los demás165. ¡Bienaventurado Monseñor Romero porque
desde su permanencia en la tierra era consolado por Jesús y
ahora lo es por la eternidad junto al Señor!
205. Jesús es el máximo testimonio de cómo esta
bienaventuranza puede ser encarnada aún en los momentos
más dolorosos. Por ello, en la Segunda Carta Pastoral le he
llamado el Mártir en Plenitud porque no hay nadie como
Él para haber experimentado el dolor en su cuerpo; y allí,
mancillado en la Cruz del Gólgota no tuvo recriminaciones
para los que se burlaban, lo ultrajaban o golpeaban. Le
escucharon decir: Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen (Lc 23, 34), y al ser traspasado por la lanza salió de
su costado: Sangre y agua (Jn 20, 34). Sangre que –como
explica un especialista– hace referencia a la Eucaristía…
porque en el Evangelio de Juan aparece esta idea en el
discurso del pan de vida del capítulo 6166. En otras palabras:
Nos regaló un signo de la Eucaristía con el claro mensaje de
consolación para quienes con su partida quedaban sumidos en

viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p. 461.
164 Ibidem, p. 459.
165 Papa Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, n. 76.
166 Maximino Arias Reyero, op. cit., p. 121.

117
Carta Pastoral

tristeza, Jesús lloró por nuestros pecados y, consolado por su


Padre, nos consoló a nosotros ofreciéndonos la liberación de
nuestros pecados, la salvación eterna y su compañía perenne
en la Eucaristía. ¡Qué gran consuelo para Jesús quedarse con
nosotros! ¡Qué gran consuelo para nosotros poder comerlo y
adorarlo! Bienaventurado Jesús porque fue consolado por su
propio Padre.
206. Amadísimos hermanos: El camino de vida eucarística
pasa por el llanto. Bienaventurados lo que lloran.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia


porque ellos serán saciados
207. En un ambiente marcado por la persecución, la
impunidad, la corrupción, la represión, la violencia, el
asesinato, los secuestros, las extorsiones, la intolerancia, la
mentira, la pobreza y la injusticia, Monseñor Romero define
la justicia como: la buena relación entre el hombre y Dios.
Es también la victoria de Dios sobre la maldad del hombre167.
De eso tienen hambre y sed los pueblos alrededor del mundo,
entre ellos, nuestro país; al ver la situación de impunidad
que pulula dejando los crímenes más atroces sin justicia, el
pueblo cansado de esperar justicia sólo puede tornar su mirada
esperanzada a Dios.
208. El Papa Francisco establece la diferencia entre lo que
el mundo conoce por justicia y la justicia que Jesús propone:
Tal justicia empieza por hacerse realidad en la vida de cada
uno siendo justo en las propias decisiones, y luego se expresa
buscando la justicia para los pobres y débiles. Es cierto que la
palabra “justicia” puede ser sinónimo de fidelidad a la voluntad
de Dios con toda nuestra vida, pero si le damos un sentido
muy general olvidamos que se manifiesta especialmente en la
justicia con los desamparados: buscad la justicia, socorred

167 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías II,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 442.

118
La Santa Misa llevada a la vida diaria

al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la


viuda (Is 1, 17)168. La historia ha demostrado que la justicia
para los pobres y los oprimidos casi siempre ha sido dejada
de lado, por ello Jesús elogia a quienes tienen sed y hambre
de justicia, es decir, los pocos que trabajan en favor de esa
justicia; pero también elogia a los muchos que a pesar de haber
sufrido atropellos y las mayores injusticias de este mundo por
parte de los tribunales acostumbrados a desoír las voces de
los pobres, no recurren a la justicia del ojo por ojo, sino que
confiados aguardan a que el Señor ejerza su justicia, es decir, a
que el Señor triunfe sobre el mal.
209. El verdadero justo es aquel –enseñaba San Romero– que
busca realizar tres prácticas. Uno, mantener sus relaciones con
Dios sin que las perturbe el pecado de la tierra. Dos, se aflige
porque hay tanta gente que no tiene buenas relaciones con
Dios, porque su dios es otra cosa, más no el Dios verdadero. Y,
finalmente, anhelan la justicia por la cual Dios triunfará sobre
la maldad de los hombres169.
210. Nuestro Obispo y Mártir dio ejemplo de cómo encarnar
esta bienaventuranza, la deseaba con el corazón y la exigía
para los pobres; he aquí sus palabras expresando ese deseo:
Cristo invoca la justicia eterna. No en esta tierra, donde a
pesar de escribirle al Señor Presidente de la Corte Suprema
de Justicia, las cosas seguirán lo mismo. Él no es Cristo. Pero
hay un Cristo encima de él, que le pedirá cuentas a él y pedirá
cuentas a todos lo que sean cómplices de esta situación injusta
de El Salvador. En otra ocasión exigiendo justicia para los
anawim de este país: Es en nombre de ese reino justo de Dios
que denunciamos las injusticias en la tierra. Y en nombre de
aquel premio eterno les decimos a los que todavía trabajan
en la tierra: ¡trabajen, pongan al servicio de la patria todo

168 Papa Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, n. 79.


169 Cfr. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías
II, UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 242.

119
Carta Pastoral

su esfuerzo!170 Quizás algunos piensen que Monseñor Romero


murió sin ser saciado, dado que las injusticias continuaron y
él mismo fue víctima de injusticia gracias a su muerte sin un
tribunal que la dictara; y su crimen impune sin un tribunal que
lo esclareciera. Más no es así.
211. San Agustín puede ayudarnos a comprender cómo
fue saciada el hambre y sed de nuestro querido Mártir; al
reflexionar sobre esta bienaventuranza el Obispo de Hipona
sostiene: Felices los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque serán saciados. Se refiere aquí a los amadores del bien
verdadero y eterno. Serán, pues, saciados de aquella comida
de la que dijo el Señor: Mi comida es hacer la voluntad de mi
Padre, que es la justicia, y de aquella agua de la cual quien
beba, como Él mismo dice, se convertirá en él  en fuente de
agua que salta hacia la vida eterna171. San Romero pasó su vida
haciendo la voluntad del Padre contenida en los Evangelios
e interpretada por los Padres Conciliares de acuerdo a los
signos de los tiempos, dando aires de renovación: La Iglesia
es absolutamente necesaria al mundo de hoy, para denunciar
las injusticias y las indignas desigualdades, para restaurar el
verdadero orden de las cosas y de los bienes, de tal forma que,
según los principios del Evangelio, la vida del hombre llegue
a ser más humana172.
212. Fue saciado también con este Sacramento Fontal, de
donde brota todo bien; son palabras que no me canso de citar
por su centralidad eucarística y los frutos que ella produce,
y que de hecho produjo en él: Que este cuerpo inmolado y
esta sangre sacrificada por los hombres, nos alimente también
para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al
dolor, como Cristo; no para sí, sino para dar conceptos de
170 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La
palabra viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p.
456.
171 San Agustín, Sermón de la Montaña, https://www.augustinus.it/spagnolo/montagna/
index2.htm, n. 6.
172 Mensaje de los Padres Conciliares a todos los hombres, 20 de octubre 1962, n. 13.

120
La Santa Misa llevada a la vida diaria

justicia y de paz a nuestro pueblo173. En él encontró la fuerza


para luchar por la justicia, escatológicamente Mons. Romero
es bienaventurado porque ahora el mundo entero lo reconoce
como santo universal; su nombre, su historia, su muerte están
siendo reconocidos por más y más personas, esclareciéndose
con ello las causas de su asesinato. De igual forma los
anawim salvadoreños, que él tanto amó y protegió, recibirán
justicia de parte de Dios como Jesús lo prometió: Buscaré la
oveja perdida, tornaré a la descarriada, curaré a la herida,
confortaré a la enferma; pero a la que está gorda y robusta la
exterminaré, las pastorearé con justicia. Por eso, así les dice
el Señor Yahvé: Yo mismo voy a juzgar entre la oveja gorda y
la flaca (Ez 34, 16.20). Así de bueno es el Señor, sacia a las
ovejas hambrientas de sed y justicia.
213. Su mismo Hijo fue víctima de tribunales injustos, siendo
inocente fue conducido a los tribunales a causa de la traición
de uno se los suyos (cfr. Lc 22, 3-6); fue hallado culpable por
causa de falsos testimonios vertidos por testigos comprados
(cfr. Mc 14, 57); fue entregado sin culpa alguna a las autoridades
imperiales (cfr. Lc 23, 4); y desde allí entregado a la muerte
que terminó en cruz. Tres días después de su muerte, Dios
hizo justicia. ¡Bienaventurado Jesús porque el Padre le hizo
justicia resucitándole de entre los muertos! Jesucristo, modelo
perfecto para nosotros, no sólo fue saciado, si no que Él es el
Pan de la justicia que sacia a todo aquel que tiene hambre y sed
de justicia. ¡Así de grande es el Señor!
214. Sin embargo, quiero aclarar que la justicia sola por sí
misma no es suficiente, la justicia debe ir acompañada del amor,
la misericordia y el perdón. Nuestro Santo Padre Francisco lo
explicó hermosamente en el año de la Misericordia: Si Dios
se detuviera en la justicia dejaría de ser Dios, sería como
todos los hombres que invocan respeto por la ley. La justicia

173 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La
palabra viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p.
295.

121
Carta Pastoral

por sí misma no basta, y la experiencia enseña que apelando


solamente a ella se corre el riesgo de destruirla. Por esto Dios
va más allá de la justicia con la misericordia y el perdón. Esto
no significa restarle valor a la justicia o hacerla superflua,
al contrario. Quien se equivoca deberá expiar la pena. Solo
que este no es el fin, sino el inicio de la conversión, porque
se experimenta la ternura del perdón. Dios no rechaza la
justicia. Él la engloba y la supera en un evento superior donde
se experimenta el amor que está a la base de una verdadera
justicia. Debemos prestar mucha atención a cuanto escribe
San Pablo para no caer en el mismo error que el Apóstol
reprochaba a sus contemporáneos judíos: «Desconociendo
la justicia de Dios y empeñándose en establecer la suya
propia, no se sometieron a la justicia de Dios. Porque el fin
de la ley es Cristo, para justificación de todo el que cree» (Rm
10,3-4). Esta justicia de Dios es la misericordia concedida a
todos como gracia en razón de la muerte y resurrección de
Jesucristo. La Cruz de Cristo, entonces, es el juicio de Dios
sobre todos nosotros y sobre el mundo, porque nos ofrece la
certeza del amor y de la vida nueva (MV 21).
215. Llevemos en mente: El camino de vida eucarística pasa
por el hambre y la sed de justicia, pero no a secas sino apegada
a la misericordia, con sabia razón, Jesús pronunció la siguiente
bienaventuranza referida a la misericordia enseñándonos que
la justicia sin misericordia cae en mero legalismo.

Bienaventurados los misericordiosos porque ellos


alcanzarán misericordia
216. El Papa Francisco en el año 2015 nos regaló un hermoso
concepto de la misericordia: Es la palabra que revela el
misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto
último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro.
Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón
de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano

122
La Santa Misa llevada a la vida diaria

que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la


vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la
esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de
nuestro pecado (MV 2).
217. La definición del Papa Francisco nos hace comprender que
los caminos de vida eucarística serían insuficientes e ineficaces
si carecieran de las obras de misericordia, estas vienen a
completar dichos caminos. Misericordia no es sinónimo de
“lástima” ni de conmiseración, tampoco de asistencialismo; la
misericordia es una fuerza del amor que impulsa a transformar
el mundo, a subvertir su orden alcanzando niveles de vida
humanos y cristianos para los más pobres y marginados de
este mundo. Es quizás ésta la razón por la que la presente
bienaventuranza ocupa el lugar central del discurso, podríamos
afirmar que es el corazón de las bienaventuranzas que invita a
las personas a operativizar la fe.
218. En el capítulo 25 de San Mateo, Jesús indica los pasos
a seguir para alcanzar dicha praxis misericordiosa, praxis
en la cual seremos medidos y juzgados por Dios al final de
los tiempos. Se trata de las obras de misericordia que, como
su nombre indica, son “obras”; hay que ejercitarlas para ser
misericordiosos, no recitarlas. Dar de comer al hambriento,
de beber al sediento, acoger al forastero, vestir al desnudo,
visitar al enfermo, visitar al que está en prisión; agregadas por
la Iglesia, las obras de misericordia espirituales: enseñar al que
no sabe, aconsejar a quien lo necesita, corregir al que yerra,
consolar al triste, tener paciencia con los defectos del prójimo,
rogar por los difuntos y perdonar las injurias.
219. En San Lucas esta bienaventuranza aparece en versículos
después del sermón de la montaña; aparece como una petición
de Jesús a imitar a Dios poniendo para ello ejemplo de las obras
a realizar: Sean compasivos como su Padre es compasivo.
No juzguen y no serán juzgados, no condenen y no serán
condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará;

123
Carta Pastoral

una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en


el halda de sus vestidos. Porque con la medida con que midan
serán medidos (Lc 6, 36-38). Tanto lo dicho por Jesús en
Mateo como en Lucas tiene un doble mecanismo, por un lado,
provocan en quien recibe la acción misericordiosa, el alivio
de una limitación física, psicológica, social o emocional; por
otro, el que practica la misericordia atrae de Dios misericordia.
San Agustín persuadía a los suyos a poner en marcha este
mecanismo: Hazla y se te hará; hazla tú con otro para que
se haga contigo. Pues abundas y escaseas. Abundas en cosas
temporales, escaseas de las eternas. Oyes que un hombre
mendigo te pide algo; tú mismo eres mendigo de Dios. Se te
pide a ti y pides tú también. Lo que hagas con quien te pide a
ti, eso mismo hará Dios con quien le pide a él. Estás lleno y
estás vacío; llena de tu plenitud el vacío del pobre para que
tu vaciedad se llene de la plenitud de Dios174. Algo similar
aconseja el sabio de Israel antes de Cristo: Quien es compasivo
se hace bien a sí mismo, el despiadado destruye su propia
carne (Pr 11, 17). Dios es generoso y no se queda con nada,
pero se debe evitar activar el mecanismo por simple interés; el
amor al otro reconociendo su dignidad de hija o hijo de Dios,
es lo que debe mover a las personas a ejercitar misericordia, y
por supuesto, el amor.
220. San Oscar Romero inmerso en un ambiente social,
político, económico, cultural y religioso, polarizado por las
ideologías, golpeado por la violencia fratricida y promotor
de la anti-misericordia, pedía ejercitar la misericordia, sobre
todo en la vía del perdón. Petición que partía de la fe que
él depositaba en la bondad y perfectibilidad de la que el ser
humano es capaz por su origen divino, creación de Dios: El
hombre no está hecho para la venganza, para el odio, para
la violencia, sino para la reconciliación, para el amor, para
el perdón; y en la medida en que nosotros perdonamos, así

174 San Agustín, Obras Completas de San Agustín X, Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, España, 1983, p. 74.

124
La Santa Misa llevada a la vida diaria

le decimos a Dios; perdónanos como nosotros perdonamos175.


Bien sabía –y enseñaba– nuestro querido Obispo y Mártir que
se aprende a ser misericordioso y se toman fuerzas para ejercer
la misericordia en el Sacramento de la Eucaristía: ¡No! Hay
una fuerza más grande que todas las revoluciones: el amor
del hombre y de la comunidad que ha descubierto el tesoro
que hoy nos está revelando Jesucristo: su presencia viva y
vivificante, su eucaristía. Quisiera… que, a la luz de estas
cosas, presenciáramos nuestra misa dominical. ¡Con qué
gusto vendríamos si es que no me voy a encontrar allí con el
obispo tal o con el sacerdote tal, sino que voy a encontrarme,
a través de él, con Cristo, la vida eterna! Y voy a comulgar
y lo voy a adorar y voy a sentir que él está en mí y yo en él.
Y voy a sacar fuerza para mi semana y mi vida de familia
será más santa, más suave, más dulce, más amorosa porque
me alimenta el amor de Jesucristo. Y seré más sacrificado
y trabajaré mejor y cumpliré mejor mis deberes ¿Ven cómo
la eucaristía verdaderamente es el pan que da la vida al
mundo?176 Únicamente en el Sacramento de los Sacramentos
pudo Monseñor Romero encontrar la fuerza del amor para ser
misericordioso caminando del lado de los pobres, marginados
y vulnerados de este país; tanto como la fuerza para ejercer el
perdón a quienes le herían de palabra, hechos, pensamientos y
omisión.
221. Encontrando la fuerza en la Eucaristía, encontró al modelo
a imitar, ¿quién más misericordioso que Cristo en la cruz?, allí
Cristo ejerció el acto más grande de misericordia: Perdonó a
sus enemigos; y más aún, regaló su Carne y su Sangre como
comida y bebida para vida eterna: La carne que Cristo está
ofreciendo es su vida del mundo, la que reconcilió a los hombres
con Dios, es decir, como nosotros vamos a decirlo dentro de
poco en la eucaristía: “Anunciamos tu muerte, proclamamos
175 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías II,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 242.
176 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “El Divino Salvador personalmente presente en
nuestra eucaristía”, Homilías V, UCA Editores, San Salvador, 2008, pp. 229-230.

125
Carta Pastoral

tu resurrección”. Esa es la carne personal de Cristo en la


Eucaristía, un Cristo que murió entre dolores acribillando su
sangre y su carne: “La sangre que se derrama para perdón
de vuestros pecados”. Esta carne y esta sangre es la que se
recoge en nuestra misa y la presencia personal de Cristo en
el momento culminante de la redención177. Es por ello que, con
palabras del Papa Francisco, podemos concluir aseverando
que: Si lo recibimos (la Comunión) con fe, también nosotros
podemos amar verdaderamente a Dios y el prójimo, podemos
amar como Él nos ha amado, dando la vida178; amor de Dios
que debe resplandecer en nosotros haciéndolo palpable para
nuestro prójimo a través de las obras de misericordia que tanto
Mateo como Lucas han recopilado del discurso jesuánico.
222. Considerad siempre: El camino de vida eucarística
pasa centralmente por la misericordia. Bienaventurados los
misericordiosos.

Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán


a Dios
223. El evangelista San Mateo recoge las palabras de Cristo
sobre el lugar que un corazón cristiano debe ocupar: En Dios
(cfr. Mt 6,20) y su sentencia final: Donde está tu tesoro, allí
estará tu corazón (Mt 6, 21); el sentido de esta bienaventuranza
va en esta dirección. Si una persona dice amar a Dios, no
puede tener doblez de corazón, quien así actúa es una persona
incoherente y cae en el error que se ha venido tratando en
esta Pastoral: Carece de coherencia entre fe celebrada y fe
vivida. Una actitud que Jesús condenaba como “farisaica”,
tentación en la que muchas personas han caído –o pueden caer–
siempre que hayan olvidado que amar a Dios no es cuestión
de superficialidades: Amar a Dios requiere corazón sincero y
tener el corazón puesto en El Señor, el mayor tesoro del mundo.

177 Ídem, p. 227.


178 Audiencia General, Miércoles 22 de noviembre de 2017.

126
La Santa Misa llevada a la vida diaria

224. Nuestro amado San Oscar Romero exhortaba a su rebaño


–durante el Segundo Domingo de Adviento– a ser cristianos
coherentes (fe y vida): Buenas obras, corazones cristianos,
verdadera justicia, caridad: eso es lo que busca Dios en la
religión. Una religión de misa dominical, pero de semanas
injustas no gusta al Señor. Una religión de mucho rezo, pero
con hipocresías en el corazón no es cristiana179. Una religión
de este tenor es según Monseñor Romero: una religión falsa,
de exterioridades, de hipocresías180. Más que un testimonio,
el cristiano ofrece a los ojos del mundo un anti-testimonio
augurando que la promesa de esta bienaventuranza no será
cumplida en su persona. San Agustín al reflexionar sobre ella
dice a los fieles: Si quieres ser templo de la verdad, quiebra el
ídolo de la falsedad181.
225. El Papa Francisco nos ha recordado en la Exhortación
Apostólica Gaudete et Exsultate cómo es un corazón sencillo:
En la Biblia, el corazón son nuestras intenciones verdaderas,
lo que realmente buscamos y deseamos más allá de lo que
aparentamos. Lo que más hay que cuidar es el corazón (cf.
Pr 4, 23). Nada manchado por la falsedad tiene un valor real
para el Señor (83-84).
226. Monseñor Romero explicaba este camino de vida
eucarística valiéndose del ejemplo de los fariseos: Dichosos
los limpios de corazón. Se refiere aquí el Evangelio a aquella
sinceridad que hizo conflicto entre Cristo y los fariseos.
Los fariseos solamente tenían una limpieza exterior, ritual,
legalista; hacían consistir la limpieza en lavarse las manos,
en hacer ciertas purificaciones exteriores. Y Cristo les decía:
¡Hipócritas! ¿De qué sirve lavar el plato por fuera si por
dentro está sucio? ¿De qué sirve tener la tumba bien pintada

179 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “Cristo, centro y fin de toda la historia humana”,
Homilías II, UCA Editores, San Salvador, 2008, pp. 57-58.
180 Ídem, p. 57.
181 San Agustín, Obras Completas de San Agustín X, Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, España, 1983, pp. 76-77.

127
Carta Pastoral

por fuera, si por dentro está llena de podredumbre? Limpio de


corazón es aquel que con sinceridad se limpia en su corazón;
porque no es lo que entra al estómago lo que mancha al hombre
comiendo con las manos sucias, sino lo que sale del corazón:
los pensamientos, los malos deseos, las avaricias… es un
llamado, pues, a la sinceridad182. Examinando la vida, pasión
y muerte de nuestro primer santo salvadoreño descubrimos
limpieza de corazón, sus acciones fueron coherentes con la fe
que celebraba.
227. Imitó las actitudes de Cristo dejándose inmolar en el altar,
allí Nuestro Señor Jesucristo hizo a Monseñor Romero en sus
manos santas, pan partido, entregando un trozo de su vida no
sólo a los salvadoreños sino a todos los países. Pues San Oscar
Romero es amado, admirado e imitado por muchas personas
alrededor del mundo, nadie duda que fue Jesús su máximo
ejemplo, Jesús durante toda su vida pasó haciendo la voluntad
del Padre, habló del Padre y lo que el Padre le había mandado:
Lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho a
mí (Jn 12, 50). Sus palabras, hechos, pensamientos y corazón
estaban dirigidos al Padre Dios, todo en Él era coherente, Él es
el ejemplo de cómo, quien tiene un corazón limpio y sincero
ve a Dios. En su discurso del Pan de la Vida, Jesús testifica
ese cumplimiento, siendo una promesa para quienes coman
su Cuerpo y beban su Sangre: Aquél que ha venido de Dios,
ése ha visto al Padre. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Si
uno come de este pan, vivirá para siempre y el pan que yo le
voy a dar, es mi carne por la vida del mundo (Jn 6, 46.51).
Un mensaje que sería comprendido en su muerte, y tal vez,
tras su muerte: Cuando hayan levantado al Hijo del hombre,
entonces sabrán que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia
cuenta, sino que lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que
hablo. y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado
solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él (Jn 8, 28-

182 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías II,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 243.

128
La Santa Misa llevada a la vida diaria

30). Ahora sabemos que Él es verdadero cuerpo y verdadera


sangre que debemos comer y beber para alcanzar nuestra
cristificación. Una transformación que compromete a vivir
con pureza de corazón; es decir, a practicar una fe coherente
con nuestra vida; y, a vivir una vida, coherente con nuestra fe.
Solo así seremos bienaventurados y veremos a Dios.
228. Entonces: El camino de vida eucarística pasa por la
pureza de corazón, no por la doblez de corazón ni la falsedad.
Bienaventurados los limpios de corazón.

Bienaventurados los que trabajan por la paz porque ellos


serán llamados hijos de Dios
229. ¡Qué bienaventuranza más hermosa! El que trabaja por
la paz alcanza la verdadera filiación con Dios. ¡Es su hijo o su
hija! Por supuesto, la paz como nos ha enseñado la Iglesia se
trabaja en varias direcciones. En primer lugar, el ser humano
debe trabajar la paz en su interior. Si el corazón está lleno de
odios, rencores contra los demás, deseos de venganza o planes
siniestros que lo atormentan a cada momento, esa persona
difícilmente puede ser artífice de la paz. Su boca emitirá
mensajes negativos capaces de encender disputas entre quienes
lo rodean.
230. San Agustín aconsejaba vencer a ese hombre viejo:
Comienza a obrar la paz en ti mismo: debes pacificarte
interiormente, donde quizá combates contigo mismo una lucha
cotidiana. ¿Acaso no luchaba consigo mismo quien decía:
La carne tiene deseos contrarios al espíritu, y el espíritu,
contrarios a la carne? Uno y otro se oponen mutuamente para
que no hagáis lo que queréis. Son palabras del santo Apóstol.
Me complazco en la ley de Dios según el hombre interior; veo,
sin embargo, en mis miembros otra ley contraria a la ley de mi
mente, que me cautiva en la ley del pecado que reside en mis
miembros. Si, pues, existe en el interior del hombre una lucha
cotidiana y el resultado de esa lucha digna de alabanza es

129
Carta Pastoral

que lo inferior no se ponga por encima de lo superior, que la


libido no venza a la mente ni la concupiscencia a la sabiduría,
ésa es la paz recta que debes producir en ti: que lo que hay de
más noble en tu persona impere sobre lo inferior183. La lucha
interior es una de las más difíciles de alcanzar, quien lo logra
se convierte en instrumento de paz.
231. Ganada la paz interior, no del todo, sino en la lucha
diaria, la persona pasa a un segundo nivel. Comienza a luchar
por llenar de paz su realidad. El Papa Francisco enseña en qué
consiste ser un constructor de paz a ese nivel: Los pacíficos
son fuente de paz, construyen paz y amistad social… No es
fácil construir esta paz evangélica… construir la paz que Dios
quiere es la que se basa en la verdad y la justicia. Y ante esa
disyuntiva, nuestra opción… es clara, ¡Obedeceremos la orden
de Dios antes que la orden de los hombres184. En otras palabras,
trabajar por una pseudo paz no es ser artífice de la paz. La
paz es más que una simple negociación. La paz es fruto de la
justicia y la verdad que pasa, claro está por la misericordia,
como principio de conversión exigiendo que aquellos que han
delinquido acepten sus culpas pagando por ellas, paz no es
impunidad negociada.
232. San Romero trabajó por la paz de este país. En su última
homilía dominical del 23 de marzo de 1980 pidió un cese al
uso de la violencia, arriesgándose con ese llamado al martirio
no porque deseara morir, sino porque quería la paz para este
pequeño país. Su voz nos invita aún en los momentos presentes
a trabajar por la paz: Hermanos, esta es una hora en que Dios
quiere muchos hijos suyos trabajando no por la violencia, sino
por la paz, haciendo que la paz no sea simplemente apariencia,
sino que sea obra de la justicia y del amor185. Debemos trabajar
183 San Agustín, Obras Completas de San Agustín X, Biblioteca de Autores Cristianos,
Madrid, España, 1983, pp. 76-77.
184 Jon Sobrino, Ignacio Martín Baró y Rodolfo Cardenal, La voz de los sin voz. La
palabra viva de Monseñor Romero, UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 2007, p.
455.
185 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías II,

130
La Santa Misa llevada a la vida diaria

como Monseñor Romero trabajó por la paz; es decir, siguiendo


el magnífico mandato que Jesús nos legó a todos: Que se amen
unos a otros como yo los he amado: ámense así unos a otros.
En eso conocerán todos que son mis discípulos, en el amor que
se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35). Un mandato que tuvo
como máxima prueba su entrega en la cruz donde perdonó
a toda la humanidad y nos reconcilió para siempre con Él:
Cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por
la muerte de su Hijo… nos gloriamos en Dios, por nuestro
Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido la reconciliación
(Rm 5, 10-11).
233. ¿Habrá mayor artífice de la paz que Jesús? ¡No! Él
nos reconcilió de una vez por todas, puso paz entre nosotros
y Dios que tanto lo quería; pero, nosotros nos negábamos
pues preferíamos las obras del pecado a la gracia que Él
gratuitamente nos quería dar. La Eucaristía es el Memorial de
ese momento tan hermoso alcanzado por Jesús para nosotros.
No lo olvidemos nunca: El camino de la vida eucarística pasa
por la paz. Bienaventurados los que trabajan por la paz.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia


porque de ellos es el Reino de los cielos.
234. Es esta una bienaventuranza que todo cristiano o cristiana,
que vive la coherencia entre fe y vida va a sufrir, porque hacer
vida el mandato jesuánico de amarse unos a otros como Él
nos ha amado, lleva necesariamente a la contradicción con el
mundo, la lógica del mundo no va en esa dirección; el poder,
la riqueza y el prestigio son lo primario sin importar las vías
que se tomen, la vida cristiana choca de inmediato con estos
antivalores y aparece la cruz; burlas e incomprensiones es lo
más sencillo de esa cruz. El tono puede subir hasta llegar a
difamaciones, calumnias y persecución con un posible martirio
como final.

UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 243.

131
Carta Pastoral

235. Esta última bienaventuranza es el epílogo de las anteriores,


la persona, la comunidad cristiana, que decida andar tras las
huellas de Cristo por el camino de vida eucarística encontrará
rechazo y será contracultural, Mons. Romero lo sabía muy
bien: Todas las bienaventuranzas son una subversión de lo
que el mundo cree; pero está puesta, pues, la semilla de una
transformación que no la contemplaremos terminada hasta
que sea ya realidad esa meta que Cristo señala abriéndonos
a horizontes infinitos: el reino de los cielos186. Aun así, con
valor y fe en Dios recomendaba y nos sigue recomendando
tomar ese camino: Bienaventurados los que caminan, aunque
les parezca que caminan a oscuras y que este camino no lleva
a ninguna parte; sigamos por allí, es el de Cristo, y llegaremos
a esa meta que nos señala como esperanza y perspectiva187.
Mons. Romero anduvo ese camino hasta entregar su vida,
víctima de la persecución feroz a la que fue sometido y como
él, murieron también otros sacerdotes, religiosas, catequistas,
evangelizadores y ovejas de su rebaño.
236. La historia no ha cambiado mucho. Existen nuevas formas
de ataque contra el cristiano; y, la cruz sigue apareciendo en el
camino. El Papa Francisco lo ilustra muy bien: En una sociedad así,
alienada, atrapada en una trama política, mediática, económica,
cultural e incluso religiosa que impide un auténtico desarrollo
humano y social, se vuelve difícil vivir las bienaventuranzas,
llegando incluso a ser algo mal visto, sospechado, ridiculizado188.
Lo que el mundo entrega, pues, es persecución; pero, el que
está dispuesto a pagar ese precio tendrá una gran recompensa:
Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en
los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas
anteriores a ustedes (Mt 5, 12). Jesús, incluso murió en una
cruz tras una vida llena de persecución, difamación y falsas

186 Monseñor Oscar Arnulfo Romero, “La Iglesia de las Bienaventuranzas”, Homilías II,
UCA Editores, San Salvador, 2008, p. 245.
187 Ídem, p. 245.
188 Santo Padre Francisco, Exhortación Apostólica Gaudete et Exsultate, n. 91.

132
La Santa Misa llevada a la vida diaria

acusaciones. Más ahora reina con el Padre que lo glorificó; y


cada vez que celebramos la Eucaristía hacemos memorial de ese
triunfo de Cristo en la cruz; tanto como su resurrección.
237. Los caminos de vida eucarística pasan por la persecución
y culminan en cruz. Bienaventurados los perseguidos.
238. En síntesis: Esta es la forma, el camino como se vive
eucarísticamente. Ya lo sabemos. Cuando celebramos la
Eucaristía nos encontramos con Jesucristo que nos anima y
fortalece para seguir su ejemplo. Debemos ser pobres de
espíritu, mansos, solidarios con el dolor de nuestro prójimo,
tener hambre y sed de justicia; debemos ser misericordiosos,
limpios de corazón, incansables trabajadores por la paz y no
tener miedo de ser perseguidos. Si así lo hacemos lograremos
transformar nuestro corazón, nuestras familias, lugares de
estudio y trabajo; y por qué no, nuestro país tan golpeado
por la violencia en todas sus formas y la muerte, y más aún,
alcanzaremos el Reino de los Cielos.

1.2. Desde los Padres de la Iglesia


239. Probablemente algunos piensen que es innecesario
acercarse a los Padres de la Iglesia, en verdad es imposible
ignorarles. Algunos críticos opinan que los Padres de la
Iglesia no tienen nada que decir a la humanidad en los tiempos
actuales, nada más falso e iluso que esa opinión. Abordar a los
Padres de la Iglesia es una manera de profundizar en el estudio
de la Eucaristía, para comprender cómo Ellos interpretaron
a la luz del Espíritu Santo el depósito de la fe, para hacerlo
vida, considerando el tiempo y espacio histórico en que les
tocó vivir y vivirlo. Sus escritos, homilías y sermones reflejan
esa interpretación y la forma como animaban a sus fieles a
encarnarla. Modos que pueden servir de modelo; o faro
indicando el rumbo a seguir, pues, insistiendo en la idea ya
desarrollada, la Eucaristía no puede limitarse a su celebración.
Debe ser traducida, encarnada y llevada a la vida diaria.

133
Carta Pastoral

240. La Eucaristía fue el centro de su vida y sus comunidades,


se bautizaban para recibir la Eucaristía (la Comunión), se
formaban para recibir la Eucaristía, vivían para recibir la
Eucaristía, recibían la Eucaristía para vivir y morir según
la Eucaristía, recibían la Eucaristía para formar a otros
llevándolos al bautismo y con ello a la comunidad cristiana.
Como explica el especialista en patrística, Daniel Ruiz:
Al dar aquí, por vez primera en la literatura cristiana, con
esta palabra (Eucaristía), se nos abre lo más recóndito del
misterio, o, dicho con palabra castellana, del secreto de la
vida de aquellos grupos de hombres, humildes en su mayoría,
de donde habían de salir los que asombrarían al mundo con
el heroísmo de su martirio y le conquistarían con la fuerza
divina de la santidad189. No cabe duda de que la Eucaristía era
el Sacramento Fontal que les daba fortaleza para vivir, padecer
y morir como Cristo, por Cristo y en Cristo.

241. Siendo tantos los Padres de la Iglesia será imposible


considerarlos a todos, se hará referencia sólo a unos pocos; el
número no evita apreciar la importancia de sus palabras con
respecto al Sacramento que estudiamos (la Eucaristía) ni evita
aprender a valorarlo; si no que anime a quien lo lea a hacer de
la fe celebrada, fe vivida, encontrando los modos adecuados
para vivirlo de acuerdo con los tiempos y espacios actuales.

a. La Didaché
242. No se sabe a ciencia cierta cuándo se redactó este escrito,
los especialistas lo sitúan entre los años 50, 70 o finales de
los noventas, después de Cristo190. Sea cual sea el año exacto,
quizá no sea tan necesario precisarlo, al menos saber que
pertenece al siglo I aporta pistas sobre el contexto durante el
cual fue escrito. Era el tiempo de la expansión del cristianismo
entre judíos y paganos, apenas se estaba consolidando la
189 Cfr.Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos y apologistas griegos (s. II), Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, España, 2009, p. 43.
190 Cfr. Daniel Ruiz Bueno, op. cit., p. 74.

134
La Santa Misa llevada a la vida diaria

Iglesia, operando en su seno la estructuración de la jerarquía,


la separación de la sinagoga y la construcción total de su
identidad como cristianos.

243. Lo importante de resaltar es que existe una gran similitud


entre las comunidades a quienes se dirige la Didaché y las
comunidades de los Hechos de los Apóstoles con respecto a la
celebración del día del Señor, si San Lucas relata que: partían el
pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez
de corazón, alabando a Dios y gozando de la simpatía de todo
el pueblo (Lc 2, 46-47), el autor de la Didaché recomienda
a los suyos: Reunidos cada día del Señor, romped el pan y
dad gracias, después de haber confesado vuestros pecados, a
fin de que vuestro sacrificio sea puro191. Reunirse a celebrar la
fracción del pan, alabar y dar gracias a Dios eran las similitudes
más notables entre ellas, pudiéndose concluir que para las
comunidades a quienes iba dirigido el escrito entendían (o
conceptualizaban) la Eucaristía, en tanto fe celebrada, como
acción de gracias y alabanza a Dios.

244. Es más, la Didaché lo manda de la siguiente forma: Respecto


a la acción de gracias, daréis gracias de esta manera192; y procede
a enumerar cuatro oraciones de agradecimiento divididos en
dos momentos, el primero de ellos ocurre antes de tomar la
Eucaristía: Sobre el cáliz: Te damos gracias, Padre nuestro,
por la santa viña de David tu siervo… sobre el fragmento… te
damos gracias, Padre nuestro por la vida y el conocimiento que
nos manifestaste por medio de Jesús193. Después de la comunión
o segundo momento: Te damos gracias, Padre santo, por tu
santo Nombre, que hiciste morar en nuestros corazones, y por
el conocimiento y la fe y la inmortalidad… Ante todo, te damos
gracias porque eres poderoso194.
191 En: Daniel Ruiz Bueno, “Didaché”, n. XIV”, Padres Apostólicos y apologistas griegos
(s. II), Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, 2009.
192 Ídem, n. IX.
193 Ídem, n. IX, 2-3.
194 Ídem, n. X, 2-3.

135
Carta Pastoral

245. Acción de gracias que, en tanto fe vivida, debe traducirse


en obras porque para la Didaché fe celebrada se traduce en fe
vivida; y lo contrario. Llama poderosamente la atención que
el documento no comienza indicando la celebración de la
Eucaristía sino el modo de vida al cual denomina: Camino de
vida que un cristiano para poder participar de la fracción del pan
debe practicar; quizá queriendo significar que aquél que recibe
la Eucaristía (la Comunión) debe imitar a Cristo alcanzando en
ese Camino la perfección evangélica que consiste en cumplir
el mandamiento dado por Jesús de amar a Dios y al prójimo
como a uno mismo. Además de bendecir a los que le maldicen
y rogar por sus enemigos, ayunando por los que le persiguen:
¿Pues qué gracia tiene que amen a los que les aman? ¿No
hacen también eso mismo los gentiles? Ustedes amen a los que
los aborrecen y no tendrán enemigo195. Por otra parte, manda
la práctica de la caridad: A todo el que te pida dale y no se lo
reclames, pues el Padre quiere que a todos se dé de sus propios
dones196; así como también, manda apartarse del mal, hacer el
bien y cumplir ciertos deberes para con la comunidad cristiana.

246. Todo un programa de vida que abarca al ser humano en


su dimensión personal, familiar, social, eclesial y de filiación
con el Padre dando por hecho que quien lo vive puede
participar del Sacramento de los sacramentos, él que no, debe
arrepentirse: El que sea santo, que se acerque. El que no lo sea
que haga penitencia197. La Eucaristía no es, pues, simplemente
un agradecer a Dios por los bienes recibidos para disfrutar de
ellos en provecho personal; o bien; en favor exclusivo de la
comunidad eclesial, sino una acción de gracias para compartir
los dones recibidos con los más necesitados.

247. En conclusión, conceptualizada la Eucaristía en la


Didaché – en tanto fe celebrada-fe vivida – como acción de

195 Ídem, n. I, 3.
196 Ídem, n. I, 5
197 Ídem, n. X, 6.

136
La Santa Misa llevada a la vida diaria

gracias, las primeras comunidades se esforzaron tanto por


celebrarla como por vivirla de esa manera.

b. San Ignacio de Antioquía


248. Transcurridos unos pocos años, la persecución contra la
Iglesia arreció empujando a los primeros Padres de la Iglesia
a profundizar aún más en el misterio de la Eucaristía; sobre
todo, en el aspecto cristológico de la entrega del cuerpo y la
sangre de Cristo para redención de la humanidad. Entrega
en la cual podían reflejarse los miembros de esas primeras
comunidades cristianas perseguidas por el imperio, sabiendo
de antemano que dicha entrega no tendría por final el fracaso,
sino el compartir con Cristo resucitado su triunfo sobre el mal
y la muerte resucitando con Él a la vida eterna.

249. Aparece, entonces, con mayor fuerza una nueva manera


de conceptualizar la Eucaristía, si en la Didaché predominaba
la Eucaristía como acción de gracias, ahora sumidos en un
ambiente de persecución predominará una concepción de
la Eucaristía como sacrificio y oblación. El Obispo y mártir
San Ignacio de Antioquía (y otros Padres contemporáneos a
él), atestiguan en sus escritos esta manera de interpretar la
Eucaristía, en la Carta a los Efesios, próximo a su muerte,
acaecida en el año 107 d. C., sostiene que la Eucaristía es:
Medicina de inmortalidad, antídoto contra la muerte y
alimento para vivir por siempre en Jesucristo198; y compara su
muerte tanto como la razón de ella con Cristo: Mi espíritu es
una víctima de la cruz, escándalo que es para los incrédulos,
más para nosotros salvación y vida eterna… Yo soy precio de
rescate por vosotros y por los que mandasteis, para gloria de
Dios, a Esmirna, desde donde os escribo…199

198 En: Daniel Ruiz Bueno, “Carta a los Efesios”, n. XX”, Padres Apostólicos y
apologistas griegos (s. II), Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, 2009.
199 Ídem, n. XVIII.XXI.

137
Carta Pastoral

250. La Eucaristía entendida como sacrificio y oblación era,


como explica Ruiz Bueno: El secreto de la vida de aquellos
grupos de hombres, humildes en su mayoría, de donde habían
de salir los que asombrarían al mundo con el heroísmo de
su martirio y le conquistarían con la fuerza divina de la
santidad200. Celebraban la Eucaristía como figura de su futuro
martirio y esa fe celebrada se hacía vida en el martirio.

251. Empero tenían otra manera de definir la Eucaristía en


cuanto fe celebrada: Como fe y caridad; que prontamente
era traducida a fe vivida: La fe, carne del Señor; la caridad,
sangre de Cristo201. Es una manera profunda de conceptualizar
el Sacramento; ya que, para Ignacio de Antioquía las virtudes
Fe y Caridad no son sólo cuestión de creer y compartir, si
no el Todo, el Alfa y el Omega; es decir Dios mismo: Como
tengáis en grado acabado para con Jesucristo aquella fe y
caridad que son principio y término de la vida. El principio,
quiero decir, la fe; el término, la caridad. Las dos, trabadas en
unidad son Dios, y todo lo demás, que atañe a la perfección
y santidad, se sigue de ellas202. Por lo tanto, si el Santísimo
Sacramento es celebrado bajo esta consideración, el cristiano
debe ser una nueva creatura por el cuerpo y la sangre de Cristo:
Revestidos de mansedumbre, convertíos en nuevas criaturas
por la fe, que es la carne del Señor, y por la caridad, que es la
sangre de Jesucristo203.

252. Una conversión para la cual Ignacio provee ciertas


normas de vida cristiana que sean percibidas por quienes les
rodean: Nadie que proclama la fe, peca; ni nadie que posee la
caridad, aborrece. El árbol se manifiesta por sus frutos. Del
mismo modo, los que profesan ser de Cristo, por sus obras se

200 Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos y apologistas griegos (s. II), Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid, España, 2009, p. 43.
201 En: Daniel Ruiz Bueno, “Carta a los Tralianos”, n. VIII”, Padres Apostólicos y
apologistas griegos (s. II), Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, 2009.
202 En: Daniel Ruiz Bueno, “Carta a los Efesios”, op. cit., n. XIV.
203 En: Daniel Ruiz Bueno, “Carta a los Tralianos”, op cit., n. VIII.

138
La Santa Misa llevada a la vida diaria

pondrán de manifiesto. Porque no está ahora el negocio en


proclamar la fe, sino en mantenerse en la fuerza de ella hasta
el fin204. La fe, pues, se traduce en obras, no quedando reducida
a un mero acto celebrativo.

253. Gracias a la interpretación que los Padres de la Iglesia,


como Ignacio de Antioquía, hicieron que el sacramento de
la Eucaristía pueda ser entendido en medio de un momento
histórico de persecución como oblación y sacrificio; más
también como conversión de la mujer y del hombre viejo
en un nuevo hombre, en una nueva mujer por la fe que es la
carne del Señor, y por la caridad que es la sangre de Cristo.
Conceptualizaciones que enriquecieron la primera visión de
la Eucaristía, como acción de gracias sobre la cual giraban
primariamente las primeras comunidades.

c. San Cipriano
254. Una centuria más tarde y tras un largo recorrido histórico
bajo persecuciones, los Padres de la Iglesia sin dejar de
lado la conceptualización de la Eucaristía como oblación y
sacrificio, radicalizaron la conceptualización de la Eucaristía
como conversión del hombre viejo, en una mujer y un hombre
nuevo detallando que esa conversión del hombre viejo
al nuevo consistía en convertirse en otro Cristo. En otras
palabras, consistía en que el ser humano lograra por medio
de la celebración y participación en la Eucaristía (Comunión
sacramental), su cristificación; o sea, ser otros cristos en su
vida, pasión, muerte y resurrección.

255. Debemos al obispo y mártir San Cipriano una de las


muestras más profundas de conceptualizar la Eucaristía en este
sentido. En su carta LVIII dirigida a la comunidad cristiana de
la Ciudad de Thibaris (África) con el objetivo de prepararles a
la persecución que prontamente se les avecinaba, les propone la
oblación y el sacrificio como consecuencia de la cristificación
204 En: Daniel Ruiz Bueno, “Carta a los Efesios”, op. cit., n. XIV, 2.

139
Carta Pastoral

alcanzada gracias al comulgar de la sangre de Cristo: La


lucha que está inminente será más dura y feroz, y a ella
deben prepararse los soldados de Cristo con fe incorruptible
y valor denodado, considerando que, si cada día beben el
cáliz de la sangre de Cristo, es para que también ellos estén
prontos a derramar su sangre por Cristo. Querer ser hallado
en Cristo significa justamente imitar lo que Cristo enseñó e
hizo; según lo dice el apóstol Juan: El que dice que permanece
en Cristo debe, conforme Cristo anduvo, andar también él
(Jn 2,6). Por modo semejante nos exhorta el apóstol Pablo
y nos enseña diciendo: Somos hijos de Dios; más si somos
hijos, somos también, herederos de Dios y coherederos con
Cristo, a condición de que con Él padezcamos para ser con Él
glorificados (Rm 8, 16-17)205.

256. Cristificación suma, pedida a los cristianos por beber


la sangre de Cristo que puede ser mejor comprendida si se
confronta esta Carta LVIII con la Carta LXII dirigida al Papa
Cornelio donde explica: La Eucaristía se consagra para ser
tutela y defensa de los que la reciben, a los que queremos
estén seguros contra el ataque del enemigo armémoslos con
el escudo de la hartura del Señor. Pues ¿Con qué derecho les
enseñamos o provocamos a que en la confesión del nombre de
cristianos estén prontos a derramar su sangre, si cuando van a
entrar en la milicia les negamos la sangre de Cristo? ¿Y cómo
los hacemos aptos para beber el cáliz del martirio, si no los
admitimos primero, por derecho de comunión, a beber en la
Iglesia el cáliz del Señor?206

257. A tal grado llegaba el convencimiento de San Cipriano


de la conversión del cristiano en otro cristo que, debido a la
prohibición hecha a los sacerdotes de ir a celebrar la Eucaristía
a las cárceles, les anima a entregarse al martirio sabiendo

205 En: Daniel Ruiz Bueno, “La Reconciliación de los Lapsos, Carta LVIII”, n. I, Actas de
los mártires, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, 2012, p. 559.
206 En: Daniel Ruiz Bueno, “La Reconciliación de los Lapsos, Carta LVII”, n. II, op.cit., p.
555.

140
La Santa Misa llevada a la vida diaria

que su oblación y sacrificio les asemeja a Cristo en tanto son


oblación entregada a la vez que celebrantes de su entrega:
Este es el sacrificio que ustedes ofrecen a Dios; este sacrificio
celebran sin intermisión día y noche, convertidos en hostias
para Dios y presentándose a ustedes mismos como víctimas
santas y sin mancha207. Gesto que recuerda en todo a Cristo
al celebrar su última noche cuando entregó su Cuerpo y su
Sangre por sí Mismo.

258. En resumen, para los cristianos, sometidos a persecución


en repetidas ocasiones, fue crucial entender la Eucaristía
como oblación y sacrificio; pero más aún entenderla como
cristificación; dado que, en todo momento se identificaron con
el Maestro, luchando por asemejarse a Él en su vida, pasión y
muerte; así como seguros de que un día resucitarían con Él.

d. San Juan Crisóstomo


259. San Juan Crisóstomo conceptualizó la Eucaristía de
maneras distintas y diversas; por supuesto, sin desechar o
ignorar las anteriores; conceptualización debida al contexto
histórico en que estuvo inmerso, le tocó vivir su ejercicio
episcopal en una de las ciudades más importantes del mundo
romano llamada Constantinopla, ciudad que había alcanzado un
alto apogeo económico y prestigio político para esos años, sin
embargo, como casi siempre suele ocurrir, el apogeo económico
sirvió a unos pocos. Los pobres tenían que pagar altos tributos,
si eran campesinos pobres pagaban el arrendamiento, pago
sobre el cual los dueños de las tierras arrendadas sumaban
los impuestos que ellos fácilmente evadían cargándolo en los
pobres campesinos. El comercio, tampoco, escapaba del cobro
de impuestos, que más que provocar un bien a los estratos bajos
de la sociedad les precipitaban en la miseria de este modo, el
Crisóstomo fue Pastor de un pueblo dividido entre pobres y
ricos. De clase media escasamente se podría hablar.

207 En: Daniel Ruiz Bueno, “Carta LVII, n. II”, op.cit., p. 584.

141
Carta Pastoral

260. San Juan Crisóstomo, por otra parte, fue Obispo cuando
la Iglesia gozaba de libertad para practicar abiertamente la
religión. Esa libertad había permitido que personas de los más
diversos estratos adoptaran el cristianismo. Había pues entre
ellos familias poderosas incluyendo la del Emperador; así como
familias pobres y familias hundidas en la miseria. El amplio
número de unos y otros llevó a Crisóstomo a conceptualizar
el sacramento de la Eucaristía de dos maneras distintas en
su forma, pero similares en su mensaje de fondo, ya que
tendían a proponer el Sacramento como lugar de encuentro,
de fraternidad, solidaridad, inclusión, misericordia, caridad,
entre otros. El objetivo del Obispo era que la comunidad de
Constantinopla que con tanto cuidado pastoreaba colocara la
Eucaristía como fundamento de su unidad, sus homilías son
testimonio fiel de dichas conceptualizaciones.

261. En primer lugar, San Juan Crisóstomo define en varias de


sus homilías a la Eucaristía como Mesa, la palabra pareciera
hacer referencia al altar; pero, en realidad se refiere tanto
al altar como al Sacramento. En su homilía XXIV sobre la
Primera Carta a los Corintios explica a sus fieles: Esta Mesa
es los tendones de nuestra alma, el vínculo de nuestra mente,
el fundamento de nuestra confianza, nuestra esperanza,
nuestra salvación, nuestra luz, nuestra vida208. Y, para que la
definición no disonara a oídos delicados de recibir mensajes
tan espiritualistas como sostienen algunos.

262. El Crisóstomo aterriza con la práctica (fe vivida) del


Sacramento, ya desde su misma celebración basando su
argumento en el pasaje de la Primera Carta a los Corintios
donde San Pablo llama la atención de la comunidad porque los
ricos se reúnen a comer hasta hartarse e incluso a embriagarse
antes de que los pobres lleguen209 haciendo – como explica el

208 San Juan Crisóstomo IV, “Homilía XXIV”, Homilías sobre la Primera Carta a los
Corintios, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, España, 2012, n.5.
209 Ante todo, oigo que, al reunirse en la asamblea, hay entre ustedes disensiones, para que
se ponga de manifiesto quiénes son los auténticos entre ustedes… cuando se reúnen, pues,

142
La Santa Misa llevada a la vida diaria

biblista Schökel un escándalos de las celebraciones eucarísticas,


pues, en esos años: La “cena del Señor” o eucaristía solía
celebrarse al atardecer en las casas privadas – no había iglesias
aún – de los más ricos de la comunidad… antes de comenzar
la “cena del Señor” propiamente dicha, se tenía una comida
de hermandad a la cual los pudientes traían sus provisiones
que supuestamente tenían que ser compartidas entre todos.
Sin esperar a que llegaran los más necesitados y rezagados
que solían ser los trabajadores y esclavos a causa de su larga
jornada de trabajo, los ricos comían bebían a sus anchas, de
modo que cuando llegaban los pobres, a éstos les tocaba las
sobras, si es que algo sobraba. Inmediatamente después, ríos
y pobres, los unos satisfechos y hasta borrachos y los otros,
medio hambrientos, procedían a celebrar la eucaristía210.
Encontrando, quizá semejanza con estas celebraciones,
Crisóstomo dice a los de su comunidad: La forma de reunirse
es otra, es de caridad y amor fraternal. Ciertamente, un solo
lugar os acoge a todos y juntos os congregáis en él; pero
la Mesa ya no es semejante a la reunión… aquella cena del
Señor tuvo comensales a todos en común. Seguramente no es
tanta la diferencia entre los ricos y los pobres como entre el
Maestro y los discípulos… piensa en la distancia que hay entre
el Maestro y el traidor: y a pesar de esto, también el Señor
estaba recostado con ellos, y no lo expulsó, sino que le hizo
participante de la sal y participe de los Misterios211.

263. La enseñanza es grande, la Mesa es lugar de encuentro


de ricos y pobres, las diferencias terminan allí, comenzando
en su lugar, la igualdad en cuanto son hermanos y hermanas
en Cristo e hijos e hijas de Dios por Cristo, la Mesa es lugar
de comunión: La Iglesia ha sido establecida no para que al
reunirnos andemos divididos, sino para que los que están

en común, eso no es comer la cena del Señor, porque cada uno come primero su propia
cena y mientras uno pasa hambre, otro se embriaga (1Cor 11, 18.21).
210 Luis Alonso Schökel, La Biblia de nuestro pueblo, p. 1827.
211 San Juan Crisóstomo IV, “Homilía XXVII”, op. cit., n. 2.

143
Carta Pastoral

divididos se aúnen: esto, pues, significa la asamblea212.


Enseñanza a la cual no duda en añadir la denuncia del pecado
en el que tan fácilmente se cae al creer que basta con celebrar
la Eucaristía (fe celebrada) aunque al acabar la Misa todo siga
igual. Si la Mesa es unión, también esa Mesa es inicio de unión
que tiene su prolongación en la vida diaria. No se puede ser
incoherente entre fe celebrada y fe vivida porque Jesús no lo
fue: Cuantos nos acercamos aquí con los pobres a esta sagrada
Mesa (…) una vez que hemos salido de aquí, parece que ni
siquiera los hemos visto jamás, sino que nos embriagamos y
pasamos por alto a los hambrientos… ¿Y cuando sucede esto?
Dirás. Siempre, pero sobre todo en los días de fiesta, cuando
menos debía suceder… esos días inmediatamente después de
la Comunión sigue la embriaguez y el desprecio de los pobres;
y después de recibida la Sangre, cuando es tiempo de ayuno
para ti y de sobriedad, te das a la bebida y a la glotonería213.

264. Observación profunda a la cual añade en día posterior:


Si no participamos de la mesa material cuando estamos con
fiebre y llenos de malos humores, para no perder la vida, mucho
menos debemos participar de esta sagrada Mesa con bajas
concupiscencias, que son peores que las fiebres. Cuando digo
bajas concupiscencias, quiero decir las de la carne, las de las
riquezas, las de la ira, las del rencor; en una palabra, todas las
bajas pasiones214. Para el Crisóstomo, pues, la coherencia entre
fe y vida no era cuestión de juego, era lo vital; en su opinión no
se podía comulgar sacramentalmente y seguir viviendo de la
misma manera. Quizá la homilía más fuerte en este sentido sea
la Homilía L perteneciente al conjunto de Homilías sobre San
Mateo de la cual se transcriben a continuación las principales
alusiones a la coherencia entre la Eucaristía celebrada-la
Eucaristía hecha vida.

212 Ídem, n. 3.
213 San Juan Crisóstomo IV, “Homilía XXVII”, op. cit., n. 5.
214 San Juan Crisóstomo IV, “Homilía XXVIII”, op. cit., n. 1.

144
La Santa Misa llevada a la vida diaria

Ø Este Sacramento no sólo nos exige estar en todo momento


puros de toda rapiña, sino de la más sencilla enemistad.
Este sacramento es un sacramento de paz. No nos
consiente codiciar las riquezas.

Ø No pensemos que basta para nuestra salvación presentar al


altar un cáliz de oro y pedrería después de haber despojado
viudas y huérfanos. Si quieres honrar este Sacrificio,
presenta tu alma, por la que fue ofrecido. Esta es la que has
de hacer de oro… La Iglesia no es un museo de oro y plata,
sino una reunión de ángeles. Almas son las que necesitamos,
pues, por las almas quiere Dios los vasos sagrados.

Ø No era de plata, en la cena última, la mesa aquella ni el


cáliz en que el Señor dio a sus discípulos su propia sangre…
¿Quieres de verdad honrar el cuerpo de Cristo? No
consientas que esté desnudo. No le honres aquí con vestidos
de seda y fuera le dejes padecer de frio y desnudez. Porque
el mismo que dijo: Este es mi Cuerpo y con su palabra
afirmó nuestra fe, ése dijo también: Me viste hambriento y
no me diste de comer. Y en cuanto no lo hiciste con uno de
esos más pequeños, tampoco conmigo lo hiciste.

Ø El Sacramento no necesita preciosos manteles, sino un alma


pura; los pobres, empero, sí requieren mucho cuidado…
tribútale el honor que El mismo mandó por ley, empleando
tu riqueza en socorrer a los pobres. Porque Dios no tiene
necesidad de vasos de oro, sino de almas de oro.

Ø ¿Qué le aprovecha al Señor que su mesa esté llena toda de


vasos de oro, si Él se consume de hambre? Sacia primero
su hambre y luego, de lo que sobre, adorna también su
mesa. ¿Haces un vaso de oro y no le das un vaso de agua?
¿Y qué provecho hay en que recubras su altar de paños
recamados de oro, si a Él no le procuras ni el necesario
abrigo?215
215 En: Restituto Sierra Bravo, “Homilías sobre San Mateo”, Doctrina Social y Económica

145
Carta Pastoral

265. Duro debió haber sonado este mensaje de San Juan


Crisóstomo, sobre todo a los encargados del poder político y
económico; sin embargo, era necesario decirlo porque buscaba
su conversión, a veces el poder, las riquezas y el prestigio
hacen creer que todo, hasta la salvación, se puede comprar, no
es así. El Crisóstomo quería que sus fieles más acaudalados
comprendieran que no podían donar a la Iglesia pedrería,
oro, plata, imágenes hermosas y carísimas, entre otras cosas,
con la idea de calmar la conciencia y hacerse merecedores
de la salvación eterna participando de la Eucaristía como si
fuera un ritual cualquiera; tampoco podían dar limosna al
pobre, cuando sabían que dicha pobreza era provocada por
su forma de gobernar o llevar la economía y que teniendo el
poder político y económico en mano no habían hecho nada
por aliviarlo y remediarlo, por medio de la implementación y
práctica de políticas justas e inclusivas.

266. En segundo lugar, San Juan Crisóstomo definió la


Eucaristía como comunión: Pues ¿Qué es el pan? Cuerpo
de Cristo. ¿Y que llegan a ser los que lo reciben? Cuerpo
de Cristo… y si todos participamos del mismo pan, y todos
llegamos a ser una misma cosa, ¿Por qué no manifestamos
también la misma caridad, y con ello nos convertimos en
una misma cosa?216 Es, entonces, una conceptualización muy
parecida a la anterior, ambas hacen de la Eucaristía punto de
encuentro, y por tanto de unidad, es el Sacramento que forma
comunidad por la Comunión entre quienes participan de Él.

267. En conclusión, la Iglesia sumida en un contexto más


citadino comienza a nombrar al Sacramento de la Eucaristía de
otra forma, las condiciones sociales, políticas y económicas que
empujaban a los miembros de la Iglesia a un apoltronamiento
de vida hacen necesaria esa nueva conceptualización que,
como las anteriores, fue extraída de los Evangelios; y que, por
de los Padres de la Iglesia, Compañía Bibliográfica Española, Madrid, España, 1967, nn.
792, 794-797.
216 San Juan Crisóstomo IV, “Homilía XXIV”, op. cit., n. 2.

146
La Santa Misa llevada a la vida diaria

ende, empuja a los cristianos a imitar a Cristo en su actitud de


ver la Eucaristía como Mesa compartida y lugar de comunión.

e. San Agustín
268. El Obispo de Hipona no ejerció su episcopado en tiempos
de esplendor, Roma vivía los años de su decadencia provocada
no sólo por las constantes incursiones de pueblos barbaros
asolando sus territorios – suevos, vándalos, ostrogodos, alanos,
visigodos y hunos – sino por los gobernantes que alcanzaban el
poder gracias a la práctica de la intriga, la corrupción y de ser
necesario, el asesinato; a esta situación política y económica
tambaleante se suma un ambiente difícil de misionar, habían
distintas corrientes de pensamiento filosófico atrayentes para
las personas ávidas de escuchar novedades; y, por otra parte,
dentro del mismo seno de la Iglesia, las divisiones o herejías –
si se quiere – eran algo común.

269. Así fue como San Agustín se encontró defendiendo a su


rebaño de pensamientos filosóficos y herejes que cuestionaban
la parte medular de la doctrina cristiana; es decir, el misterio de
la Trinidad, la divinidad de Cristo, y por supuesto la Eucaristía.
Los primeros cuestionaban desde su desconocimiento de la
fe cristiana, la Eucaristía era un escándalo para ellos. Los
segundos, siendo miembros de la Iglesia, eran una herida
dolorosa, pues, siendo miembros de su seno disentían de ella
provocando divisiones, olvidando el sabio consejo que San
Pablo legó a la Iglesia: Les exhorto, hermanos, por el nombre
de nuestro Señor Jesucristo, a que sean unánimes en el hablar
y no haya entre ustedes divisiones; antes bien, estén unidos en
una misma mentalidad y un mismo juicio (1Cor 1, 10).

270. La forma de tratar el Sacramento de la Eucaristía, con


leguaje a veces realista y otras simbólica, probablemente,
tenga su origen en esta situación tan controversial. A las
conceptualizaciones ya mencionadas – y que por supuesto tienen
su origen en el Nuevo Testamento – San Agustín agrega otras

147
Carta Pastoral

conceptualizaciones; la lectura de su realidad y la interpretación


del evangelio le llevan a tratar el Sacramento de la Eucaristía
de forma tal que responda a dicha realidad alcanzando, por un
lado, animar a su grey a respetar el Sacramento debidamente, y
por otro, convertir a algunos a la fe cristiana.

271. Ateniéndose al lenguaje realista, San Agustín


conceptualiza la Eucaristía tal cual los sentidos la perciben,
remitiendo claro está, a lo simbólico: El pan que estáis viendo
sobre el altar, santificado por la palabra de Dios, es el cuerpo
de Cristo. El cáliz o, más exactamente, lo que contiene el cáliz,
santificado por la palabra de Dios, es la sangre de Cristo217.
Lo mismo afirmará en su Sermón 272: Según la fe en que
tenéis que ser instruidos, el pan es el cuerpo de Cristo, el
cáliz es la sangre de Cristo218. Acto seguido a esta definición
remite a lo simbólico recurriendo al término sacramento: Las
realidades indicadas, hermanos míos, reciben el nombre de
«sacramentos» porque en ella una cosa es la que vemos y otra
la que entendemos. Lo que vemos tiene aspecto corporal; lo
que entendemos, fruto espiritual219. Era una manera de instruir
en la fe, específicamente en el misterio de la Eucaristía a los
neófitos partiendo de lo real para trascender al misterio.

272. Ateniéndose al lenguaje simbólico, San Agustín provee


a la Iglesia de ricas conceptualizaciones sobre la Eucaristía.
Conceptualizaciones que respondían al momento que la Iglesia
o la sociedad atravesaba. Para una Iglesia que enfrentaba
divisiones debido a las herejías, el Obispo de Hipona propone
en su Tratado 26, el Sacramento como El Pan de la concordia:
Quienes comen tal pan no litigan entre sí, porque los muchos
somos un único pan, un único cuerpo, y mediante este pan hace

217 Sermón 227, El Sacramento de la Eucaristía, http://www.augustinus.it/spagnolo/


discorsi/discorso_298_testo.htm.
218 Sermón 272, Alocución a los neófitos, op. cit., http://www.augustinus.it/spagnolo/
discorsi/discorso_298_testo.htm.
219 Sermón 272, op. cit.

148
La Santa Misa llevada a la vida diaria

Dios habitar de una única manera en la casa220. La Eucaristía


es contemplada por el Obispo, en esta explicación, como el Pan
que une y no que divide a la Iglesia. Una Iglesia que coloca el
sacramento de la Eucaristía en el centro de su vida no puede más
que mantener la unidad y fomentar la unidad. La división sería
imposible de que ocurriera. En su mismo Tratado 26, ofreció
una segunda conceptualización dirigida en el mismo sentido;
aunque con distintas palabras, esta vez signo de la unidad: Uno
se constituye en unidad a partir de muchos granos; el otro
confluye a la unidad a partir de muchos granos221.

273. En una tercera conceptualización, San Agustín define a la


Eucaristía como Comida Espiritual-Bebida espiritual; o sea, una
comida que cristifica al cristiano dirigiendo esa cristificación
hacia el modo de vida de Cristo y su triunfo sobre la muerte.
De lo primero recurriendo al pasaje vetero testamentario del
maná afirma: Todos comieron idéntica comida espiritual… Y
todos bebieron idéntica bebida espiritual. Ellos una, nosotros
otra… Éste es, pues, el pan que desciende del cielo, para que,
si alguien comiere de él, no muera. Pero en cuanto a lo que
se refiere a la fuerza del sacramento, no en cuanto se refiere
al sacramento visible: quien lo come dentro, no fuera; quien
lo come con el corazón, no quien lo aplasta con los dientes222.
Sobre lo segundo, Agustín sostiene: Si lo habéis recibido
santamente, vosotros sois lo que habéis recibido223; lo cual
implica que quienes lo toman: Sean hechos cuerpo de Cristo si
quieren vivir del Espíritu de Cristo. Del Espíritu de Cristo no
vive sino el cuerpo de Cristo224. Se convierten, pues, en otros
cristos, lo cual conduce al cumplimiento cabal de coherencia
entre fe celebrada-fe vivida.
220 Tratado 26, Comentario a Jn 6,41-59, http://www.augustinus.it/spagnolo/discorsi/
discorso_298_testo.htm.
221 Tratado 26, op. cit.
222 Tratado 26, op. cit.
223 Sermón 227, El Sacramento de la Eucaristía, http://www.augustinus.it/spagnolo/
discorsi/discorso_298_testo.htm
224 Tratado 26, op. cit

149
Carta Pastoral

274. En su comentario sobre las Carta a los Gálatas, San


Agustín explica en qué consiste dicha vivencia de la Eucaristía,
haciendo antes que nada mención del discurso escatológico
de Mateo 25: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis
humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Cristo toma forma
en aquel que recibe la forma de Cristo, y recibe la forma de
Cristo el que vive unido a él con amor espiritual. El resultado
de este amor es la imitación perfecta de Cristo, en la medida
en que esto es posible. Quien dice que permanece en Cristo –
dice san Juan – debe vivir como vivió él225. ¿Y cómo vivió el
Maestro? Pues, haciendo el bien a pobres, sanando enfermos,
restituyendo su dignidad a los ninguneados, consolando a los
afligidos, acercándose a los marginados y excluidos, dando
comida al hambriento, bebida al sediento, rogando por sus
enemigos, perdonándoles, llamando a la conversión a los
pecadores, etc. En pocas palabras, pasó haciendo el bien.

275. El obispo de Hipona, con palabras muy duras exhorta a la


vivencia de la Eucaristía, en su Sermón 90 exigiendo recibirla
(comunión) con conciencia: Tú que has venido al banquete no te
gloríes de la fe solamente. Distingue entre fe y fe, y entonces se
reconocerá en ti el vestido nupcial… ¿Acaso no creen también
los demonios y tiemblan? Escucha – dice – lo que afirmo; ahora
mismo hago la distinción: Sólo tiene valor la fe que obra por la
caridad. ¿Qué fe pues? ¿Cuál? La que obra por la caridad226.
Para San Agustín era exigencia hacer vida el Sacramento de la
Eucaristía y no conformarse con su celebración.

276. En resumen, San Agustín ha legado a la Iglesia


conceptualizaciones de la Eucaristía que ayudan a comprender
que la santa Misa comporta no sólo la exigencia de celebrarla
en memoria de Cristo, sino, sobre todo, el compromiso de
hacerla vida, viviendo en concordia, en unidad; y por supuesto,
viviendo como Cristo vivió.
225 San Agustín, Las páginas más bellas de San Agustín, Hormigas de Dios, Editorial
Monte Carmelo, 2008, p. 177.
226 Ibídem, p. 105.

150
La Santa Misa llevada a la vida diaria

f. Santo Tomás de Aquino


277. Aproximadamente ochocientos años después de San
Agustín, nació Tomás de Aquino en un contexto político
golpeado por continuas guerras, entre las que destacan, las
Cruzadas. En el campo económico, el ser humano estaba ávido
de expansionismo, surgiendo figuras señeras como Marco
Polo. Aun así, el Aquinate no sintió atracción ni por las armas
ni por las prometedoras rutas comerciales. Escogió la Orden
de Predicadores y desde allí enseñó a sus contemporáneos en
qué consistía la Eucaristía. Enseñanza del Angélico heredada
y transmitida por nuestra Iglesia.

278. Santo Tomás de Aquino, no cabe duda, que conceptualizó


la Eucaristía de una manera novedosa no sólo porque fuera
uno de los hombres más inteligentes de la historia, sino
principalmente porque fue un preclaro teólogo que tuvo del
Sacramento de los sacramentos un profundo conocimiento y
entendimiento. De sus tantas definiciones solo se han retomado
tres a ser consideradas en esta Carta Pastoral.

279. En primer lugar, Santo Tomás establece que: La


Eucaristía es coronación de la vida espiritual y fin de todos los
sacramentos227. No se trata, pues, de cualquier sacramento sino
de aquel que es culmen de los demás, lo cual exige una vivencia
de éste muy seria. No hay que creer que el tomar el Santísimo
Sacramento sea la forma de conseguir la salvación de manera
inmediata y automática, pensar así, no es más que buscar una
salvación barata. Probablemente, por esa razón el Aquinate
explica: Este sacramento no nos introduce inmediatamente
en la gloria, sino que nos da la capacidad de entrar en la
gloria228. En otras palabras, el Sacramento de la Eucaristía
da a la persona la fuerza necesaria para asemejarse a Cristo.
No duda, entonces, en explicar: Este sacramento confiere la

227 Santo Tomas de Aquino, Suma de Teología V, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid,
España, 2010, STh, II-II, q. 73, a. 3.
228 STh, III, q. 79, a. 2.

151
Carta Pastoral

gracia… y perfecciona la vida espiritual para que el hombre


sea perfecto en sí mismo uniéndose a Dios229.

280. Lo anterior conlleva la obligación de tomar la Eucaristía


sólo cuando la persona ha vivido el sacramento de la penitencia,
así, arrepentida y convertida logrará que el Sacramento de la
Eucaristía aumente en su ser la gracia: Como la pasión de
Cristo no produce su efecto en los que no se comportan con
respecto a ella como deben, así tampoco por este sacramento
consiguen la gloria los que le reciben indignamente230. Queda
claro que, la persona que está en pecado no puede tomar el
Santísimo Sacramento, se trata del pecado grave, lo que el
mismo Aquinate presenta en su magna obra con seriedad
profunda: Comienza explicando que el pecado es un acto
humano malo231, cuya primera causa es la voluntad (cfr., q.
71, a.2), haciéndose malo por carecer de la debida medida
y por ir contra la ley eterna (cfr., q. 71, a.2). En un lenguaje
más asequible para nuestros tiempos podría afirmarse que el
pecado es toda acción que deshumaniza al ser humano porque
le impide actuar a imagen y semejanza de Jesucristo que toda
su vida hizo la voluntad de Dios, la cual consiste en hacer el
bien a los demás como a sí mismo.

281. De una manera más explícita, para el autor de la


Suma Teológica: Todo pecado consiste en la apetencia de
algún bien transitorio que se desea desordenadamente;
y consiguientemente, tenido, ya, se deleita uno en él
desordenadamente (…) como consta por lo dicho antes, la
delectación es doble232. Más esta definición, de por sí seria, se
aprecia con mayor crudeza cuando el Aquinate detalla cada
uno de los pecados ofreciendo su definición y razones por
las cuales es pecado. Valga de ejemplo, la avaricia del cual

229 STh, III, q. 79, a. 1.


230 STh, III, q. 79, a. 2.
231 STh, I-II, q. 71, a. 6.
232 STh, I-II, q, 72, a. 2.

152
La Santa Misa llevada a la vida diaria

explica que no daña sólo a quien lo comete sino al prójimo


y por consecuencia ofende a Dios: La avaricia es pecado
directamente contra el prójimo, porque uno no puede nadar
en la abundancia de riquezas exteriores sin que otro pase
necesidad, pues los bienes temporales no pueden ser poseídos
a la vez por muchos233. Es pecado contra uno mismo, por lo
que implica de desorden, no del cuerpo… sino de los afectos…
es pecado contra Dios… en cuanto desprecia el bien eterno
por un bien temporal (cfr., q. 118, a. 1).

282. Un cristiano católico que entendiera el pecado con la


profundidad presentada por Santo Tomás, de ante mano sabría
que no debía tomar la Eucaristía. Lo cual no impedía (como no
lo sigue impidiendo en la actualidad) que lo tome. El pecador,
decía, el Aquinate puede tomar, aunque no deba, el Santísimo
Sacramento; empero, agrega: Es claro, pues, que quienquiera
que reciba este sacramento en pecado mortal, comete una
falsedad con él. Por lo que incurre en sacrilegio como violador
del sacramento y, consiguientemente, peca mortalmente234.
Con esta breve explicación, se puede concluir, que razón tenía
Santo Tomás de Aquino de conceptualizar el Sacramento de la
Eucaristía como coronación de la vida espiritual y fin de todos
los sacramentos. Será coronado aquél que viva como Cristo
vivió y que muera a sus pasiones como Cristo murió en la cruz,
lo cual redunda en un bien para el prójimo, para Dios y más
aún para él mismo, ya que, vivirá haciendo la voluntad de Dios
como Cristo la hizo.

283. Más no es la única forma como el Aquino define la


Eucaristía. Le llama, también, sacramento de la caridad
porque el ser humano queda unido perfectamente a Cristo
en su pasión235. Es decir, es sacramento de la caridad porque
Cristo se entregó a la humanidad tanto en la cruz como

233 STh, II-II, q. 118, a. 1.


234 STh, III, q. 80, a. 4.
235 STh, III, q. 73, a. 3.

153
Carta Pastoral

a lo largo de su vida. Una entrega que obliga a quien toma


la Eucaristía a entregarse de la misma forma como Cristo
se entregó en su vida, pasión y muerte. Incluso después de
resucitado sigue entregándose en cada Eucaristía, a la vez, que
sigue acompañando a la humanidad: No ha querido privarnos
de su presencia corporal en el tiempo de la peregrinación,
sino que nos une con él en este sacramento por la realidad de
su cuerpo y de su sangre236.

284. Probablemente, sea esta la razón por la que Santo Tomás


ofrece una definición – la tercera en esta Pastoral – caracterizada
por una dimensión anamnética de la Eucaristía y una dimensión
escatológica al centro de las cuales queda la encarnación del
sacramento de la Eucaristía en la realidad histórica que el ser
humano vive y la vive como otro Cristo. En sus palabras, la
Eucaristía es signum commemorativum, signum communionis
et signum praefiguratium: Este sacramento tiene un triple
significado. Uno, con respecto al pasado, en cuanto que es
conmemoración de la pasión del Señor, que fue un verdadero
sacrificio… en este sentido se le llama sacrificio. El segundo,
con respecto al presente, y es la unidad eclesial, en la que los
hombres quedan congregados por este sacramento. Y, en este
sentido, se le denomina communio o synaxis (…) El tercero
es con respecto al futuro, en cuanto que este sacramento es
prefigurativo de la fruición divina que tendremos en la patria
y, en este sentido, se le llama viático, porque nos pone en
camino para llegar hasta allí (…) También se le denomina en
griego metalepsis, que quiere decir asunción, porque… por él
asumimos la divinidad del Hijo237.

285. En síntesis, Santo Tomás de Aquino hizo comprender a


los hombres y mujeres de su tiempo – y sigue haciéndolo – que
el Sacramento de la Eucaristía no puede quedar al margen de
su celebración. Sería quedarse en un mero acto conmemorativo

236 STh III, q. 75, a. 2.


237 STh, III, q. 73, a. 5.

154
La Santa Misa llevada a la vida diaria

de algo que ya pasó y finalizó. Celebrar la Eucaristía es unirse


a Cristo y a su comunidad, haciendo dicha comunión extensiva
hacia afuera. Quien así lo viva estará coronando su vida
espiritual y un día gozará del Banquete celestial junto a Él.

1.3. Desde el Magisterio


286. La Iglesia tiene un rico magisterio sobre la Eucaristía
dando respuesta a las inquietudes experimentadas por la
humanidad en los tiempos históricos y actuales, interpretando
y actualizando la Tradición a la luz del Espíritu Santo.

v El Concilio Vaticano II
287. Los Padres Conciliares definieron la Eucaristía como:
Fuente y cumbre de toda la vida cristiana (LG 11). Una vida
que no termina al atravesar la puerta de la Iglesia. Si no que
ocupando la Eucaristía el lugar central en la vida de los fieles
laicos; y, por ende, de la Iglesia en general, debe dar frutos
en la sociedad en la que está inmersa: Esta celebración para
ser sincera y plena, debe conducir tanto a las varias obras de
caridad y a la mutua ayuda como a la acción misional y a las
varias formas de testimonio cristiano (PO 6). Sólo con una
actitud como esta (fe celebrada-fe vivida coherentemente),
los cristianos católicos podrán atraer a otros al seguimiento de
Cristo.

288. Recordando, además, los Padres Conciliares aquello que


Jesús dijo: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios (Mt 4, 4), definieron a la Eucaristía
como: Fuente y culminación de toda la predicación evangélica
(PO 5); dado que, tanto el centro de la Eucaristía como del
Evangelio es Cristo; y no se predica nada más que a Cristo,
fuente y culmen de la vida cristiana: Esto hay que decirlo
señaladamente de la liturgia de la palabra en la celebración
de la Misa, en que se unen inseparablemente el anuncio de la
muerte y resurrección del Señor, la respuesta del pueblo que

155
Carta Pastoral

oye, y la oblación misma por la que Cristo confirmó con su


sangre la Nueva Alianza (PO 4).

289. Las conceptualizaciones de Eucaristía presentadas por


el Concilio Vaticano II responden a un momento histórico
en el que su celebración debe traducirse en un modo de vida
contrario a la del mundo (como siempre ha sido). Mundo que
tristemente, su centro es ocupado por distintos ídolos como el
poder, la riqueza y la sensualidad incapacitando al ser humano
para amar no sólo a Dios a quien no ve, sino a su hermano y
a su hermana a quien ve. Por eso los Obispos en unión con el
Papa han pedido a los cristianos católicos que la Eucaristía
ocupe el centro de una vida que se considera cristiana, pues ella
es su fuente y culmen. Fuente que da al ser humano la gracia
para vivir como Jesucristo lo hizo, lo cual hace necesario,
la escucha de la Palabra, la celebración del Sacramento y su
vivencia.

v Los Papas
290. Los Papas como cabeza visible de la Iglesia y del Colegio
episcopal también han hablado – y siguen hablando – al pueblo
de Dios, así como a todo hombre y mujer de buena voluntad
sobre el sacramento de la Eucaristía; pues, a través de ella,
Cristo se hace presente en el mundo y sigue posibilitando
a los miembros de su Iglesia ser otros cristos, anunciando
la Buena Nueva con palabras y testimonio de vida desde el
lugar que les cabe ocupar en la historia de la salvación. Justo
como explicaba el Papa San Pablo VI: Nuestro Salvador, en
la Ultima Cena, la noche en que él era traicionado, instituyó
el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba
a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrifico de la
cruz y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su
muerte y resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad,
vínculo de caridad, banquete pascual, en el cual se come a
Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la

156
La Santa Misa llevada a la vida diaria

gloria venidera (MF 1). Si comprendiéramos el don tan grande


que constituye la Eucaristía podríamos hacer de este mundo,
un mundo nuevo asentado antes que nada en corazones nuevos
y desde ahí, sobre estructuras nuevas; es decir, más humanas.

291. El Papa San Juan Pablo II en su pontificado habló bastante


sobre la Eucaristía a un mundo abrumado por las guerras y
dividido en bloques por las ideologías; a un mundo que mata,
margina, excluye y ningunea a los pobres, a los débiles, a los
enfermos, por sus actitudes deshumanas y anti humanas como
la avaricia, el egoísmo, el individualismo, la violencia y la
inmisericordia; a un mundo que ha lanzado a Dios a la periferia
colocando en su lugar a los ídolos del poder, la riqueza, los
afectos desordenados y las armas; a un mundo que ha dejado
de creer en Dios porque su fe se ha debilitado imposibilitándole
creer en el Misterio Divino quedando en la pura inmanencia sin
la mínima posibilidad de trascender hasta su Creador y Salvador;
a un mundo que sumido en la oscuridad ha dejado de ver la Luz
depositando su confianza en fetiches que por momentos lanzan
destellos enceguecedores haciendo creer que son el presente y el
futuro, impidiendo descubrir que a su paso su fruto es la muerte
y no la vida lo que queda; a un mundo que ha construido falsas
imágenes de Dios; a un mundo inundado de pequeños dioses
que prometen a las nuevas generaciones mundos paradisíacos
que suelen acabar en tragedia; a un mundo que ensoberbecido
por sus logros es incapaz de agradecer a Dios o de maravillarse
de las pequeñas cosas; en fin, a un mundo que busca a Dios sin
saber qué es lo que busca porque no se ha permitido tener un
encuentro con Él.

292. No en vano el Papa San Juan Pablo II se preguntaba:


¿Cómo callar, por ejemplo, ante la indiferencia religiosa que
lleva a muchos hombres de hoy a vivir como si Dios no
existiera o a conformarse con una religión vaga, incapaz de
enfrentarse con el problema de la verdad y con el deber de la
coherencia? A esto hay que añadir aún la extendida pérdida

157
Carta Pastoral

del sentido trascendente de la existencia humana y el extravío


en el campo ético, incluso en los valores fundamentales del
respeto a la vida y a la familia238. Su perplejidad crecía cuando
al ver los trágicos hechos ocurridos en la historia, muchos de
sus actores eran personas que se reconocían como cristianas;
brindando con ello un anti-testimonio de su ser cristiano: Y
sobre el testimonio de la Iglesia en nuestro tiempo, ¿Cómo no
sentir dolor por la falta de discernimiento, que a veces llega
a ser aprobación, de no pocos cristianos frente a la violación
de fundamentales derechos humanos por parte de regímenes
totalitarios? ¿Y no es acaso de lamentar, entre las sombras
del presente, la corresponsabilidad de tantos cristianos  en
graves formas de injusticia y de marginación social? Hay que
preguntarse cuántos, entre ellos, conocen a fondo y practican
coherentemente las directrices de la doctrina social de la
Iglesia239.

293. A un mundo así el Papa San Juan Pablo II, incansablemente


le explicó que la Eucaristía es: El sacramento por excelencia
del misterio pascual (EE 3), el don por excelencia, porque es
un don de sí mismo, de su persona en su santa humanidad y,
además, de su obra de salvación (EE 11). Una salvación no
relegada a pieza de museo sino como un hecho que traspasa
la historia hasta la consumación de los tiempos: Lo que Cristo
es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de
la eternidad divina y domina así todos los tiempos (EE 11).
Advirtiendo a todos que la Eucaristía es un Mysterium fidei
(EE 5) que supera nuestro pensamiento y puede ser acogido
sólo en la fe (EE 15) y que nos obliga al más puro abandono a
la palabra de Dios (EE 54).

294. No olvidó el Papa San Juan Pablo II el egoísmo que


inunda el corazón del ser humano, explicando para ello que la
Eucaristía: es Misterio grande, Misterio de misericordia ¿Qué
238 San Juan Pablo II, Carta Apostólica Tertio Millennium Adveniente, 10 de noviembre de
1994, n. 36.
239 Ibidem, n. 36.

158
La Santa Misa llevada a la vida diaria

más podía hacer Jesús por nosotros? Verdaderamente, en la


Eucaristía nos muestra un amor que llega hasta el extremo,
un amor que no conoce medida (EE 11). Añade a esto, la
Eucaristía como banquete: Es el verdadero banquete, en el cual
Cristo se ofrece como alimento (EE 16); por tanto, conlleva
en su estructura el sentido del convite: Tomad, comed… Este
aspecto expresa muy bien la relación de comunión que Dios
quiere establecer con nosotros y que nosotros mismos debemos
desarrollar recíprocamente (MND 15).

295. Ante su convicción de que la Eucaristía bien vivida podía


aportar el cambio de este mundo pidió empezar el segundo
milenio con un Congreso eucarístico internacional: El Dos
mil será un año intensamente eucarístico: en el sacramento
de la Eucaristía el Salvador, encarnado en el seno de María
hace veinte siglos, continúa ofreciéndose a la humanidad
como fuente de vida divina (TMA 55). Dejando claro que
la Eucaristía no es sólo celebración sino: Un modo de ser
que pasa de Jesús al cristiano y, por su testimonio, tiende a
irradiarse en la sociedad y en la cultura (MND 25). Es, pues,
algo que trasciende a la persona y su comunidad eclesial a la
cual pertenece: La imagen lacerante de nuestro mundo, que ha
comenzado el nuevo milenio con el espectro del terrorismo y la
tragedia de la guerra, interpela más que nunca a los cristianos
a vivir la Eucaristía como una gran escuela de paz, donde
se forman hombres y mujeres que, en los diversos ámbitos
de responsabilidad de la vida social, cultural y política, sean
artesanos del diálogo y comunión (MND 27).

296. El Papa Benedicto XVI encontró una situación muy


similar, pese a que los gobiernos del mundo afirmaron que
las divisiones habían acabado – en teoría, claro está – el
mundo entró a una etapa llamada de “globalización” cuyos
impulsadores presentaron un prometedor discurso, aduciendo
a su favor que provocaría todo un entramado político,
económico, social y cultural que redundaría en un bien para

159
Carta Pastoral

las mayorías. Por esta razón, a su llegada a Aparecida, Brasil el


Papa no dudó en advertir que, así como la globalización podía
beneficiar a la humanidad podía perjudicarla: En el mundo de
hoy se da el fenómeno de la globalización como un entramado
de relaciones a nivel planetario. Aunque en ciertos aspectos es
un logro de la gran familia humana y una señal de su profunda
aspiración a la unidad, sin embargo, comporta también el
riesgo de los grandes monopolios y de convertir el lucro en
valor supremo… la globalización debe regirse también por la
ética, poniendo todo al servicio de la persona humana, creada
a imagen y semejanza de Dios240. La situación actual puede ser
testimonio de si sus palabras fueron o no proféticas; ya que la
globalización junto a la economía liberal que tanto prometía
parece que ha dado lugar a sociedades más empobrecidas, con
altos porcentajes de desempleo y migración.

297. No ignoraba el Papa Benedicto XVI, que el mundo,


e incluso América Latina considerada por muchos como
el continente con mayor número de fieles católicos, estaba
pasando por una transformación: De sociedades cristianizadas
a sociedades laicizadas: Se percibe… un cierto debilitamiento
de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia
pertenencia a la Iglesia católica debido al secularismo, al
hedonismo, al indiferentismo y al proselitismo de numerosas
sectas, de religiones animistas y de nuevas expresiones
pseudorreligiosas241.

298. A un mundo sumido en esta situación de olvido de Dios


por estar concentrados en el egoísmo, el individualismo y el
hedonismo, el Papa Benedicto XVI le presentó la Eucaristía
como el Sacramento de la Caridad explicando el porqué:
Es el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el
amor infinito de Dios por cada hombre242. Y se entrega con

240 Discurso inaugural de su Santidad Benedicto XVI, domingo 13 de mayo de 2007.


241 Op. cit., Discurso inaugural de su Santidad Benedicto XVI.
242 Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum Caritatis, n. 1.

160
La Santa Misa llevada a la vida diaria

intención pedagógica de: edificarnos continuamente como


su cuerpo243. Afirmación que obliga a la Iglesia a hacer sentir
su presencia en medio de la sociedad. La Iglesia no puede
limitarse a mantener una relación verticalista con Dios
que tanto bien hace. Debe, por voluntad del mismo Cristo,
practicar y fomentar la relación horizontal con los hermanos y
hermanas que le rodean, así pertenezcan o no al cristianismo.
En la Solemnidad del Corpus Christi del 23 de junio de 2011
el Papa hizo referencia a esto diciendo en primer lugar que:
Quien reconoce a Jesús en la Hostia santa, lo reconoce en el
hermano que sufre, que tiene hambre y sed, que es extranjero,
que está desnudo, enfermo o en la cárcel; y está atento a
cada persona, se compromete, de forma concreta, en favor de
todos aquellos que padecen necesidad. Del don de amor de
Cristo proviene, por tanto, nuestra responsabilidad especial
de cristianos en la construcción de una sociedad solidaria,
justa y fraterna. Especialmente en nuestro tiempo, en el que
la globalización nos hace cada vez más dependientes unos
de otros, el cristianismo puede y debe hacer que esta unidad
no se construya sin Dios, es decir, sin el amor verdadero, ya
que se dejaría espacio a la confusión, al individualismo, a los
atropellos de todos contra todos.

299. En consecuencia, aquellos cristianos que comen el Cuerpo


de Cristo y beben su Sangre; deben donarse a los demás como
Cristo se donó un día en la cruz, y se sigue donando todos
los días en la celebración eucarística: Esta transformación es
decisiva. Precisamente porque es Cristo quien, en la comunión
eucarística, nos transforma en él; nuestra individualidad, en
este encuentro, se abre, se libera de su egocentrismo y se
inserta en la Persona de Jesús, que a su vez está inmersa en la
comunión trinitaria. De este modo, la Eucaristía, mientras nos
une a Cristo, nos abre también a los demás, nos hace miembros
los unos de los otros: ya no estamos divididos, sino que somos
uno en él. La comunión eucarística me une a la persona que
243 Ídem., n. 14.

161
Carta Pastoral

tengo a mi lado, y con la cual tal vez ni siquiera tengo una


buena relación, y también a los hermanos lejanos, en todas
las partes del mundo. De aquí que, de la Eucaristía deriva, por
tanto, el sentido profundo de la presencia social de la Iglesia,
como lo testimonian los grandes santos sociales, que han sido
siempre grandes almas eucarísticas.

300. Algo similar – y muy seguramente recordando a las


Santos Padres de la Iglesia – dijo el Santo Padre en Aparecida:
La celebración dominical de la Eucaristía ha de ser el centro
de la vida cristiana244. Una centralidad que deviene en fe
celebrada-fe vivida: El encuentro con Cristo en la Eucaristía
suscita el compromiso de la evangelización y el impulso a
la solidaridad; despierta en el cristiano el fuerte deseo de
anunciar el Evangelio y testimoniarlo en la sociedad para que
sea más justa y humana. De la Eucaristía ha brotado a lo largo
de los siglos un inmenso caudal de caridad, de participación
en las dificultades de los demás, de amor y de justicia.
¡Sólo de la Eucaristía brotará la civilización del amor, que
transformará Latinoamérica y el Caribe para que, además de
ser el continente de la esperanza, sea también el continente del
amor!245 No es superfluo, pues, que el Papa defina la Eucaristía,
también, como: Misterio de la fe por excelencia (porque) es
el compendio y la suma de nuestra fe246. No quepa duda, que
quien así entiende la Eucaristía, la vive como un ágape.

301. No un ágape a la manera de la comunidad de los


Corintios a quienes san Pablo corrige por celebrarlo como un
mero yantar de alimentos. Se trata de la celebración eucarística
transida de una mística con carácter social-comunitario en
donde: El ágape de Dios nos llega corporalmente para seguir
actuando en nosotros y por nosotros247. Finalmente, el Papa

244 Discurso inaugural de su Santidad Benedicto XVI, domingo 13 de mayo de 2007.


245 Discurso inaugural de su Santidad Benedicto XVI, domingo 13 de mayo de 2007.
246 Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum Caritatis, n. 6.
247 Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus Caritas Est, n. 14.

162
La Santa Misa llevada a la vida diaria

Benedicto XVI definió la Eucaristía como Sacramento de la


paz248 convencido de que en un mundo lleno de violencia y
dividido en bloques el Sacramento de los sacramentos puede
aportar la solución.

302. El Papa Francisco que rige nuestra Iglesia en la


actualidad, ha tenido que ejercer su pontificado en un mundo
que amenaza constantemente con una nueva guerra mundial
usando armas químicas letales, en un mundo que practica la
marginación y exclusión como fruto del desconocimiento
del rostro misericordioso de Dios, en un mundo que se
precipita a la muerte por la destrucción del medio ambiente
provocada por su propia mano; en un mundo que nada ofrece
a las grandes mayorías más que pobreza, migración, nuevos
tipos de esclavitud, secularismo en rápido avance en el
seno de las sociedades más cristianas, hedonismo, vicios y
mundos virtuales; en un mundo que comercia con la muerte
de la humanidad (y de paso del cosmos) ya sea por medio
de la venta de armas o las grandes industrias del aborto y la
eutanasia; en fin, en un mundo donde el amor se ha enfriado
como lo explicó en el Mensaje para la Cuaresma 2018: Al
crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría (Mt 24,
12). Menciona que dicho enfriamiento lo provoca: Ante todo
la avidez por el dinero, raíz de todos los males; a esta le sigue
el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo
en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que
sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos.

303. A un mundo como este, el Papa Francisco ha querido


recordar que la Eucaristía es: El corazón de la Iglesia249,
dedicando al Sacramento un ciclo de catequesis donde poco a
poco va explicando la celebración eucarística. Si la Eucaristía
ocupa un lugar tan importante es porque como el Papa acota:
Es el momento privilegiado de estar con Jesús, y, a través

248 Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum Caritatis, n. 49.


249 Catequesis del Papa Francisco sobre la Eucaristía, 8 de noviembre 2017.

163
Carta Pastoral

de Él con Dios y con los hermanos250. Es un misterio – por


tanto, difícil de explicar y comprender – donde el pueblo de
Dios reunido en torno al altar vive: otra vez la pasión y la
muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace
presente en el altar para ser ofrecido al Padre por la salvación
del mundo251. Pero, la misa no acaba allí. Se prolonga en la vida
personal y social de cada persona ya que estamos llamados:
a ser sus testigos creíbles252. Los cristianos y cristianas una
vez cristificados por el cuerpo y la sangre del Cristo pasan
a transformar el mundo dividido por guerras y muerte en un
mundo donde los signos del Reino son perceptibles y sensibles.

304. En pocas palabras, el Papa Francisco está convencido


al igual que los pontífices anteriores de que el Santísimo
Sacramento puede hacer de este mundo un mundo mejor y más
humano: La Eucaristía es el sacramento de la unidad. Quien
la recibe se convierte necesariamente en artífice de unidad,
porque nace en él, en su «ADN espiritual», la construcción de
la unidad. Que este Pan de unidad nos sane de la ambición de
estar por encima de los demás, de la voracidad de acaparar
para sí mismo, de fomentar discordias y diseminar críticas;
que suscite la alegría de amarnos sin rivalidad, envidias y
chismorreos calumniadores253.

305. Esta ha sido la enseñanza de los últimos Papas sobre


el sacramento de la Eucaristía. Depende de nosotros tener
ojos para ver y oídos para escuchar que el Sacramento de los
sacramentos bien comprendido en su doble dimensión de fe
celebrada-fe vivida, puede transformar no sólo nuestras vidas
sino hacer que la historia llevada por una pequeña porción de
individuos a la muerte se convierta en una historia de vida; de

250 Catequesis del Papa Francisco sobre la Eucaristía, 15 de noviembre 2017.


251 Catequesis del Papa Francisco sobre la Eucaristía 8 de noviembre 2017.
252 Catequesis del Papa Francisco sobre la Eucaristía 8 de noviembre 2017.
253 Santa Misa y procesión eucarística en la solemnidad del Santísimo Cuerpo y sangre de
Cristo domingo 18 de junio de 2017.

164
La Santa Misa llevada a la vida diaria

vida en abundancia y de vida eterna para toda la humanidad


y muy en especial para los marginados y excluidos de este
mundo.

v Conferencia General del Episcopado


Latinoamericano y del Caribe (CELAM)
306. América Latina, a causa de la minoría que ha errado en la
conducción del continente, padece desde hace varias décadas
– por no decir siglos – los flagelos de la pobreza, la violencia
y la guerra fratricida que han hecho experimentar al pueblo
latinoamericano sus efectos: la explotación del hombre por el
hombre negándole el acceso a salarios dignos, la depredación
del medio ambiente, la inmigración con la desintegración
familiar que esto implica, la polarización de la sociedad; la
vulneración de los derechos humanos que va desde la tortura,
el secuestro, la negación al acceso a un sistema educativo y
sanitario de calidad, el desempleo, la falta de libre expresión, la
negación al derecho de sindicalización libre de ideologización,
la impunidad, la mentira; y por ende, el encubrimiento de la
verdad; la negación del acceso de vivienda digna, la negación
al acceso del desarrollo de la región en términos cualitativos
y cuantitativos; la interminable y deplorable dependencia de
la economía de la región en potencias extranjeras; la injusta
distribución de la riqueza y la práctica de la corrupción.

307. Cuestiones todas a las que se suman las prácticas


modernas de manipulación de las personas hacia un
consumismo enfermizo que termina perjudicando no sólo la
economía de los hogares sino también; y, sobre todo, la libertad
de pensamiento. El ser humano dotado no sólo de inmanencia
sino del don de la trascendencia es empujado por la voluntad de
unos cuantos a vivir sin Dios gracias a la forzada conformación
de las sociedades cristianizadas en sociedades secularizadas lo
cual conduce al ser humano al vaciamiento y al sin sentido
de la vida. Se empuja al ser humano a buscar el sentido de su

165
Carta Pastoral

vida en los vicios, en la promiscuidad, en los paraísos virtuales


sin mostrarle que el único medio de conseguir estas utópicas
formas humanas de vivir sin más fin que el placer son las vías
ilícitas como el narcotráfico, el robo, la usura, la corrupción,
entre otras formas que no tienen más final que la tumba o la
cárcel. El matrimonio es desvirtuado con la permisión del
divorcio; y las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada
son desvirtuadas con la práctica del hedonismo. Prácticas – del
divorcio y el hedonismo – no sólo permitidas por los Estados
sino fomentadas como las nuevas formas de vivir a la moda.

308. Se fomenta, además, la cultura del descarte tras la cual yace


un simulado afán de enriquecerse a costa del aniquilamiento
de la vida humana desde que está en el vientre de su madre,
el aborto y la eutanasia son industrias que prometen arreglar
la vida en cuestión de minutos cuando en realidad los únicos
beneficiados son quienes lo ejercen ya que obtienen enormes
sumas de dinero; la muerte, ya sea por la venta de armas, el
financiamiento de asesinatos o tráfico-consumo de drogas,
es también un millonario negocio del cual unos pocos se
aprovechan, a costa de aquellos que son víctimas de sus
efectos. Todo ello hace de la persona un ser individualista, que
aprueba y practica la división, el egoísmo y otras formas de
vida no comunitaria, se olvida que el ser humano es un ser
social fomentando aquel pensamiento de “si me sirve lo uso,
si no, lo tiro”.

309. A un continente así de golpeado y herido, los Obispos


de Latinoamérica han dado y seguirán dando el mensaje de
esperanza del Evangelio y la Eucaristía como caminos para
hacer de este continente un lugar donde la presencia del
reino de Dios sea fuerte, actual y presente. En Medellín, los
Obispos no dudaron en afirmar que la Eucaristía edifica a la
comunidad (cfr. DM 9, 3) ya que si su celebración es sincera
puede: conducir tanto a las varias obras de caridad y a la
mutua ayuda, como a la acción misionera y a las varias formas

166
La Santa Misa llevada a la vida diaria

del testimonio cristiano (DM 9,3). En Puebla los Obispos


repitieron – convencidos de que un continente dividido por
ideologías – que América Latina podía encontrar la unidad y
comunidad tan ansiada en la Eucaristía, razón por la que la
definieron como: raíz y quicio de toda comunidad, centro de la
vida sacramental hacia lo cual lleva la Palabra (DP 662). Los
cristianos, ciertamente, sólo pueden encontrar el verdadero
sentido de comunidad en la Iglesia y no en el mundo lleno de
divisiones: Donde hay Eucaristía hay Iglesia (DP 662).

310. Reunidos en Santo Domingo, los Obispos recordaron al


Pueblo de Dios que no basta con comer el Cuerpo y beber
la Sangre de Cristo. La fe debe traducirse en obras, cuestión
que parece había sido – y quizá sigue siendo – olvidada: No
se ha logrado aún plena conciencia de lo que significa la
centralidad de la liturgia como fuente y culmen de la vida
eclesial, se pierde en muchos el sentido del día del Señor y de la
exigencia eucarística que conlleva… La consecuencia de todo
esto es una falta de coherencia entre la fe y la vida en muchos
católicos, incluidos, a veces, nosotros mismos o algunos de
nuestros agentes de pastoral (DSD 43-44). Observación ante
la cual aceptaron que probablemente, dicha incoherencia nace
de: la falta de formación doctrinal y de profundidad en la
vida de la fe (lo cual) hace de muchos católicos presa fácil
del secularismo, el hedonismo y el consumismo que invaden
la cultura moderna y, en todo caso, los hace incapaces de
evangelizarla (DSD 44).

311. En Aparecida, los Obispos radicalizaron su concepción


de la Eucaristía, bajo la guía del Espíritu Santo, a través del
Papa Benedicto XVI ya que afirmaron citando sus palabras
que sólo con la Eucaristía la civilización de la muerte podía
transformarse: Sólo de la Eucaristía brotará la civilización
del amor que transformará Latinoamérica y El Caribe para
que además de ser el Continente de la esperanza, sea también
el Continente del amor (DA 128). Una transformación que

167
Carta Pastoral

será posible porque el Sacramento de la Eucaristía es el lugar


donde: se nutren las nuevas relaciones evangélicas que surgen
de ser hijos e hijas del Padre y hermanos y hermanas en Cristo
(DA 158).

312. Los frutos de esas nuevas relaciones se alcanzan por la


Eucaristía y son sentidos por la sociedad en la que la Iglesia
está inserta: La Eucaristía, signo de la unidad con todos, que
prolonga y hace presente el misterio del Hijo de Dios hecho
hombre nos plantea la exigencia de una evangelización
integral… Cada parroquia debe llegar a concretar en signos
solidarios su compromiso social en los diversos medios en
que ella se mueve, con toda la imaginación de la caridad. No
puede ser ajena a los grandes sufrimientos que vive la mayoría
de nuestra gente y que, con mucha frecuencia, son pobrezas
escondidas. Toda auténtica misión unifica la preocupación
por la dimensión trascendente del ser humano y por todas sus
necesidades concretas, para que todos alcancen la plenitud
que Jesucristo ofrece (DA 176).

313. Interesados por profundizar aún más en la reflexión de la


Eucaristía, el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM)
apoyó en 1997 la elaboración y edición de un manual de
Teología Dogmática sobre el Sacramento de los sacramentos.
El estudio lanza una serie de preguntas que deben movernos a
analizar cómo es la Eucaristía que celebramos: ¿Qué significa
la celebración eucarística de nuestra iglesia en el tiempo
que estamos viviendo? ¿Qué ve en ella el hombre de a pie
de nuestras ciudades y campos? ¿Están insertas nuestras
celebraciones en lo más humano de la cultura actual o se
convierten en rito que dice algo sólo para un pequeño grupo
de iniciados, que se reducirá con el tiempo?254 Las preguntas
validan la presente Carta pastoral, que ha venido presentado lo
que la Iglesia ha hecho en nuestro país por enseñar el amor al

254 Maximino Arias Reyero, Eucaristía. Presencia del Señor, Vol. IX 2-2, CELAM, Santa
Fe de Bogotá, Colombia, 1997, p. 23.

168
La Santa Misa llevada a la vida diaria

sacramento de la Eucaristía confrontándolo con praxis que del


Sacramento de los sacramentos se ha hecho.

314. El estudio ayuda a comprender en gran manera que el


Sacramento de la Eucaristía no puede quedar reducido a un
Memorial del Sacrificio y al salir de la Iglesia continuar igual,
debe tener incidencia en la vida diaria. De lo desarrollado en
el escrito quiero rescatar dos temáticas importantes por ir en
la línea de nuestro mártir San Romero; y, por supuesto, en la
voluntad de Jesús al mandarnos hacer vida el mandamiento
del amor, siendo la Eucaristía lo único que nos ofrece la fuerza
para hacerlo. La primera temática es la Eucaristía y justicia
social del cual quiero citar la exhortación que el autor hace: La
urgencia de celebrar la Eucaristía… en el tercer mundo, o en el
que no es ni siquiera esto, se da para iniciarnos, conducirnos
y amonestarnos en el camino de la justicia. La Eucaristía y
la multiplicación de los panes, para los hambrientos, han
ido siempre juntas. La comunicación de bienes es llamada
constante. Cuando se celebra la Eucaristía entramos en
contradicción con un mundo que es el nuestro, donde hay
que anunciar la justicia, la solidaridad255. La Eucaristía debe
hacernos salir de nuestra individualidad, para lanzarnos al
mundo, dándonos a los demás haciendo vida las obras de
misericordia es lo que se esperaría de una persona que toma
el Cuerpo de Jesús; pero a su vez, dar el paso hacia un trabajo
que vele por el cambio de aquellas estructuras que afectan a las
mayorías. San Oscar Romero lo hizo, denunció muchas veces
el funcionamiento injusto e inadecuado de ciertas estructuras
que por su pecaminosidad daban muerte a los hijos de Dios,
fuere física o espiritual. Ahí radica la lucha de los hijos de Dios
con el mundo impregnado de una lógica muy distinta y hasta
contraria a la de Dios.

315. La segunda temática es Eucaristía y Nueva


Evangelización. Se pregunta: ¿No está llamada la Eucaristía a

255 Ídem, p. 32.

169
Carta Pastoral

constituirse en el centro de la vida social y de la vida personal


de todos los hombres? ¿No coincidirá la misión de evangelizar
a todos los pueblos y de bautizar a todos los hombres con la
comida de este pan y la bebida de esta copa hasta que El
vuelva?256 Si es así, debemos: redescubrir el valor insustituible
del símbolo y del sacramento, para un encuentro con Dios y
de los hombres entre sí; mostrarle cómo en la libertad y en el
amor que suponen el signo cotidiano de la comida sacramental
se encuentra la fuerza para renovarse las personas y renovar
las estructuras sociales. En una palabra, acercar el misterio
de Dios al hombre, para que el hombre viva como hijo de Dios
sumergido en el misterio257. Nuestra evangelización no debe
solo estar fundamentada en el sacramento que le da fuerza:
la Eucaristía, sino que debe transmitir que el Sacramento de
los sacramentos es el centro de la vida cristiana porque hace
del cristiano levadura que fermenta la sociedad laicizada en
una sociedad cristiana; es decir, una sociedad donde impera la
lógica de Dios.

316. En síntesis, la Eucaristía para los Obispos de Latinoamérica


constituye la fuerza que puede hacer de este continente un
continente de vida, esperanza, amor, paz y unidad: Todas las
comunidades y grupos eclesiales darán fruto en la medida en
que la Eucaristía sea el centro de su vida y la Palabra de Dios
sea faro de su camino y su actuación en la única Iglesia de
Cristo (DA 180). El pueblo de Dios no tiene más que buscar
fuera de la Iglesia porque ya tiene en su seno la Eucaristía,
Faro del camino.

v Desde el Episcopado arquidiocesano


317. La Iglesia en El Salvador se ha gloriado de tener como
pastores a Obispos santos y sabios que no han dejado de enseñar
a su grey, en cumplimiento de su misión de maestros en la fe,

256 Ídem, p. 33.


257 Ídem, p. 33.

170
La Santa Misa llevada a la vida diaria

en qué consiste la Eucaristía, cómo vivirla y cuáles pueden ser


los frutos de ésta para la persona, familia, comunidad eclesial
y sociedad entera.
318. En primer lugar, quiero referirme a Monseñor Luis Chávez
y Gonzáles, quien celebró el Primer Congreso Eucarístico de
El Salvador en unión con sus dos hermanos en el episcopado
salvadoreño y los obispos de Centro América. En su Cuarta
Carta Pastoral: Urgiendo la Santificación del Domingo y días
festivos –escrita en el quinto año de su episcopado– comentó la
alarmante situación de secularización de la sociedad. El amor
y el respeto a Dios parecía irse enfriando y con él todo signo de
eticidad para con el prójimo. Según parece la situación llegó a
ser alarmante, porque anima al pueblo de Dios a recristianizar
el país: Si efectivamente deseábamos una recristianización en
nuestro pueblo, ante todo debemos acercarlo a Dios Nuestro
Señor, para que conociéndole le ame y le sirva, pues del
desconocimiento de Dios proviene lo que el profeta Oseas
dice: No hay conocimiento de Dios en el país. Por esto, la
maldad y la mentira, el homicidio y el robo y el adulterio, lo
han inundado todo258.
319. Dos años después, en su Octava Carta Pastoral: Por
la Santificación del Hogar, la queja continua. Esta vez con
mayor especificidad: Las llagas purulentas que en el cuerpo
de nuestra sociedad se manifiestan constantemente: abandono
de la niñez, delincuencia de menores, alcoholismo, suicidio de
muchachos y muchachas jóvenes, bochornoso porcentaje de
hijos ilegítimos y naturales, hechos de sangre horribles. No
es necesaria singular perspicacia para darse cuenta de que
la sociedad, está enferma, pues estos brotes infecciosos están
a la vista de todos259. Hechos de la realidad ante los cuales
el Arzobispo no se dio por vencido; propuso una vez más

258 Mons. Luis Chávez y González, Cuarta Carta Pastoral: Urgiendo la Santificación del
Domingo y días festivos, 8 de septiembre de 1943, p. 4.
259 Mons. Luis Chávez y González, Octava Carta Pastoral: Por la santificación del hogar,
12 de septiembre de 1945, p. 3.

171
Carta Pastoral

la Eucaristía como medicina para estas enfermedades; en el


intento de hacer comprender este misterio al pueblo de Dios
definió la Eucaristía de varias maneras.
320. Antes que nada, explicó que la Eucaristía es Sacramento
de Unidad porque: La unidad era para Cristo el eje de los
suyos… (y) la Eucaristía había de mantenerlos en la Unidad.
Acto seguido, definió la Eucaristía como el Sacramento del
amor porque: Si la unidad no puede realizarse sino por amor,
éste había de ser no sólo la causa, sino también el efecto de la
Santísima Eucaristía. ¿Qué más podía necesitar una sociedad
golpeada –como expliqué en la Pastoral Veo en la ciudad
violencia y discordia260– por la violencia social, sino que su
Pastor le propusiera la Eucaristía como el modo de alcanzar la
unidad? Innegablemente, un país que guardaba memoria de la
masacre de 1932, y con ella el resentimiento hacia las clases
sociales altas y dirigentes; y un país que tenía como horizonte
próximo la dignificación humana contra un poder dirigente
que luchaba por la entronización de un modelo de gobierno
deshumanizador, no podía más que estar dividido; si la envidia,
el egoísmo, la mentira, la corrupción, la avaricia, la represión,
la opresión y la violencia fratricida habían conducido al país a
esa situación caótica que Mons. Luis Chávez y Gonzáles tuvo
que enfrentar, no podían ser sus frutos sino la violencia, el
asesinato, el resentimiento y, por supuesto, la división.
321. El Arzobispo pues, invitó al pueblo de Dios al
arrepentimiento, a la conversión y a tomar la Eucaristía con fe
madura, lo cual implica, estar conscientes de que la Eucaristía
es el modo y manera de hacerse Cristo presente entre nosotros,
como la gran invención del Amor de un Dios261. Un amor que no
puede quedar encerrado en el corazón de cada fiel sino como bien
sostiene Monseñor Luis Chávez: Ella hará que vibren en nosotros,
como vibraban en los primeros cristianos sus corazones, ya que
260 Ambos conceptos tomados de Trigésima Tercera Carta Pastoral Eucaristía y Familia,
pp. 17-18.
261 Ídem, p. 10.

172
La Santa Misa llevada a la vida diaria

tratará de trabajar por Cristo, de vivir por El, o de morir por su


causa262. Añade en consecuencia una nueva definición y llama a
la Eucaristía: Sacramento porque es el primero entre todos los
Sacramentos por contener al mismo Cristo en persona y porque
a este sacramento se ordenan los demás263.
322. Recomienda también a su grey considerar la Eucaristía
como un convite, Sacramento permanente264 a través del cual
el país puede alcanzar la unidad, el amor y una vida cristiana
fecunda265. No es el momento de evaluar si esto se logró o no, es
importante considerar que Monseñor Luis Chávez y González
enseñó que la Eucaristía era (y por supuesto, seguirá siendo)
el camino seguro para consolidar la paz en un país que ya ha
sufrido demasiado los efectos del pecado, porque se olvidó (y
se ha olvidado) que: Sin nutrirse de su cuerpo no hay capacidad
para el apostolado, sin vivir su vida no hay vida eterna266.
323. En segundo lugar, quiero recordar todo el esfuerzo que
nuestro amado Santo Mártir, Monseñor Romero, hizo por
explicar al pueblo de Dios la grandeza de la Eucaristía y la
forma de vivirla aun en medio de persecuciones y odio contra
la fe de la Iglesia; en sus definiciones procuró, como buen
maestro de la fe, encarnar el Sacramento de la Eucaristía en
la realidad, lo cual no fue fácil; encarnarla requirió de fuerza
profética, denunciando la no vivencia de la Misa por parte de
algunos miembros de la Iglesia, así fueran laicos o personas
de vida consagrada y/o sacerdotes. San Romero traducía la fe
celebrada en fe vivida de manera casi espontánea y paralela en
sus homilías, de tal forma que, al explicar el misterio, explicaba
la manera de vivirlo267.

262 Ibidem, p. 18.


263 Ibid., p. 12.
264 Ídem, p. 12.
265 Cfr., p. 32.
266 Ídem, p. 19.
267 Quiero acotar que los escritos del Beato Mons. Oscar Arnulfo Romero son tantos que
sería imposible abarcarlos en esta Pastoral. Únicamente he consultado las homilías de

173
Carta Pastoral

324. Monseñor Romero ha legado toda una catequesis


profunda sobre la Eucaristía en su homilía del 17 de junio de
1979 en ocasión de la fiesta del Corpus Christi; el nombre
que dio a la homilía es ya una definición tácita del Santísimo
Sacramento: Eucaristía es la presencia viva y vivificante
de Cristo en la historia268. Es viva y vivificante porque: El
principal presente en la Misa es Cristo en el altar y, cada vez
que venimos a Misa, es a Él a quien venimos a oír, a seguir
y a amar. Allí está presente como víctima, como sacrificio; y
por otro, como comunión, el alimento que Cristo nos da es
amor. Es una presencia viva que, según San Romero, sigue
exigiendo al ser humano el respeto a la vida humana por lo
que recuerda: No toda la sangre derramada es santa como la
de Cristo, lamentablemente, pero toda sangre es sagrada; y
todo cuerpo inmolado, aunque sea bajo el asesinato, es una
vida tronchada y la vida es también sagrada. Para Monseñor
Romero toda vida era sagrada, no hacía acepción de personas:
buenos o malos, justos o pecadores, etc.; la vida es sagrada por
ser fruto de Dios y por ser Cristo quien derramó su sangre para
el perdón de nuestros pecados, estando presente en cada una de
las personas, todos son nuestros hermanos.
325. Su segunda definición establece que la Eucaristía es
plenitud y cumplimiento de las alianzas antiguas; y explica:
La Eucaristía se presenta… como un Sacramento que Cristo
establece para perfeccionar, para darle plenitud, para darle
cumplimiento a todo lo que significaron las viejas alianzas…
Tomad este es el cáliz de la sangre de la alianza. Una
afirmación que lleva al Santo Pastor tanto a exigir el respeto
por la sangre de un significativo número de salvadoreños y
salvadoreñas asesinadas, ya que ese asesinato es el signo de la
ruptura de la alianza establecida con Dios por Cristo; así como
a recordar el valor de dicha sangre: Decía que era hermoso
1979 y las de 1980 dichas antes de su martirio.
268 Todas las citas serán tomadas de la homilía ya mencionada y puestas en cursiva. Cuando
se recurra a otra se hará la aclaración. La homilía fue tomada del libro: Mons. Oscar A.
Romero, Homilías IV, UCA Editores, 2007 pp. 527-534.

174
La Santa Misa llevada a la vida diaria

recoger, en este día de la sangre, tanta sangre derramada,


vidas desparramadas en nuestro suelo, vidas botadas hasta
en las cloacas y en los albañales, vidas que no se tienen en
consideración, se recoge para firmar una alianza entre Dios
y el hombre porque la sangre es sede de la vida. Si el pueblo
salvadoreño hubiera comprendido que la sangre es sede de la
vida, jamás hubiera atentado contra la vida del prójimo.
326. Una definición que deriva en otra: La Eucaristía es
principio y signo del reino de Dios entre los hombres; más –
aclara Monseñor– no un reino en el otro mundo, en el más allá.
¡No!, es un reino que comienza desde el ya-todavía no, que se
traduce en obras perceptibles y sensibles por cuantos rodean a
los que se llaman cristianos-católicos. La Eucaristía no se limita
a fe celebrada: ¡Qué hermoso sería una unidad cristiana de
leones que han comido fuego y van al mundo alimentados con
este fuego de amor que es Cristo, no para esconder cobardes
una fe, sino para exhibirla como la única salvación! Esta es
la verdad, lo demás es mentira. Esta es la justicia, lo demás es
deshonor, es injusticia… si hay esperanza de un mundo nuevo,
de una patria nueva, de un orden más justo, de un reflejo del
reino de Dios en nuestra sociedad, hermanos, ténganlo por
seguro, son ustedes los cristianos los que van a hacer esa
maravilla del mundo nuevo, pero cuando todos seamos de
verdad comunicadores de esta vida que venimos a recibir
en la eucaristía. Indudablemente, para Monseñor Romero la
Eucaristía no acaba en un acto de adoración, es preciso hacerla
vida configurando nuestra sociedad en una sociedad más justa
que encontrará su plenitud en los cielos, por lo que la última
definición de Eucaristía va dirigida en ese sentido: Eucaristía
es inspiración y fuerza de nuestra esperanza escatológica…
y esa esperanza la anima Cristo presente en nuestra historia.
327. En su homilía del 19 de agosto de 1979, Vigésimo
Domingo del Tiempo Ordinario269, San Romero amplió esta
269 Homilía tomada del libro: Mons. Oscar A. Romero, Homilías V, UCA Editores, 2008,
pp. 219-231.

175
Carta Pastoral

última definición explicando: Aquel que viene a Misa el


domingo, aquel que se postra ante el sagrario está captando lo
escatológico, ya está ante la eternidad, ya está saboreando la
vida de Dios. Pero no la saborea para quedarse con él, sino para
revolucionar al mundo, a un mundo que no sabe comprenderlo:
No comprenderán esto, hermanos, los que no han vivido
la experiencia de la Eucaristía. Y así se explica que las
comunidades cristianas sean calumniadas, mal informadas…
Hay una fuerza más grande que todas las revoluciones: el
amor del hombre y de la comunidad que ha descubierto el
tesoro que hoy nos está revelando Jesucristo: su presencia
viva y vivificante, su eucaristía. Es aquí, ante este hecho crucial
que estaba golpeando a la Iglesia en El Salvador, es decir, la
persecución por parte de aquellos que se sintieron ofendidos
por la Buena Nueva que anunciaba el Pastor y Profeta Romero,
junto a su llamado a la conversión de corazones apegados a este
mundo que dio una de las más reales y encarnadas definiciones
de la Eucaristía, encarnadas no sólo en este país sino en todo
país donde la Buena Nueva es mala nueva para unos pocos,
porque al pasar de fe celebrada a fe vivida afecta su estilo de
vida acomodado y apegado a la mundanidad.
328. Sentenció en esa misma homilía: La Eucaristía… la
hostia consagrada es signo de contradicción: lo aman unos
hasta la locura y otros lo desprecian hasta el odio o no le hacen
caso porque no tienen fe. El escándalo provocado por Jesús en
aquellos discípulos que le abandonaron al escuchar que habrían
de comer su carne y beber su sangre (cfr. Jn 6, 60-66) seguía
repitiéndose en algunas salvadoreñas y salvadoreños que se
llamaban cristianos. No habían comprendido las palabras
de Jesús como lo hace notar Monseñor: Es un lenguaje tan
delicado que no lo entiende el ambiente burdo del mundo,
donde la carne solo se entiende como carne para el placer,
carne para la explotación, carne para la soberbia, para el
orgullo, carne idolatrando ídolos de la tierra. Esta carne claro
que Cristo no la da… la carne divinizada en el sacrificio de la

176
La Santa Misa llevada a la vida diaria

cruz y unida con Dios en el misterio de la encarnación… esa es


la que el Señor nos ofrece y la que entienden los que tienen fe;
pero no la entienden los que han perdido la fe o no la tienen.
329. Con una concepción de la Eucaristía en este sentido
no cabía esperar más de Monseñor Romero que un solemne
respeto por la Misa, el domingo como el día del Señor;
varias son las homilías donde destaca su importancia y la
obligación de hacerlo vida, tal vez sus palabras disuenen a
oídos acostumbrados a escuchar voces melifluas que concilian
con el pecado; empero, se trata de mensajes impregnados de
un fuerte deseo de conversión para aquellas y aquellos que le
escuchaban. En San Romero es fácil colocar las palabras del
salmista: El celo por tu casa me devora, y si te insultan sufro
el insulto (Sal 69, 10). Hablaba en la forma que lo hizo porque
el celo por la casa del Señor le devoraba.
330. Con tal celo en su corazón, pidió a sacerdotes, vida
consagrada y laicos en su homilía270 del fin de novenario del
padre Rafael Palacios, el 30 de junio de 1979: No juguemos
con la eucaristía, brindando ejemplos de lo que solía hacerse
convirtiéndose de tal forma en un anti-testimonio; confirmando
que fe celebrada muchas veces no es coherente con fe vivida. Entre
esos ejemplos o denuncias se encuentran en primer lugar la Misa
según las propias conveniencias: Mi Misa que esté acomodada a
mis comodidades. La Misa buscada egoístamente, como si Dios
fuera un mozo de la familia o del sector donde se quiere una Misa
muy apropiada a las conveniencias de ese capricho.
331. En segundo lugar, la Misa usada como medio para obtener
ganancias: La Misa que se somete a la idolatría del dinero y
del poder, cuando se usa la Misa para cohonestar situaciones
pecaminosas, cuando se usa la Misa como para congraciar
al pueblo de que no hay diferencias con la Iglesia, y lo que
menos importa es la Misa, lo que más importa es salir en los

270 Homilía tomada del libro: Mons. Oscar A. Romero, Homilías V, UCA Editores, 2008,
pp. 51-58.

177
Carta Pastoral

periódicos, hacer prevalecer una conveniencia meramente


política. ¡Cuánto hemos profanado la Misa en este sentido
de usarla!... También se prostituye la Misa dentro de nuestra
Iglesia cuando se celebra por codicia, cuando hemos hecho
de la Misa un comercio. Parece mentira que se multipliquen
las Misas sólo por ganar dinero. Se parece al gesto de Judas
vendiendo al Señor. Palabras duras pensarán algunos, pero
que encierran una gran enseñanza de aquello que debe evitarse
para no pecar contra el Sacramento de los Sacramentos.
332. En su homilía del Primer Domingo de Cuaresma del 4 de
marzo de 1979271 explicó cómo hacer vida la Misa: Respetar a
Dios y sentir a Dios como el único Dios verdadero, frente al cual
tengo que derrumbar todos los ídolos que le quieran quitar el
puesto a Dios en mi propio corazón o en mi pueblo; ídolo del
poder, ídolo de dinero, ídolo de la lujuria, ídolo de todas esas
cosas que apartan a los hombres de Dios. Ir a Misa era reconocer
el lugar correcto de Dios frente a los ídolos de este mundo que son
nada, nada vale más que Dios; por otra parte, Monseñor Romero,
unos días antes de morir, en su homilía del Cuarto Domingo de
Cuaresma del 16 de marzo de 1980 nos recuerda lo cerca que está
Cristo fuera y dentro del templo: Cuánto falta para despertar en
los hombres de hoy, sobre todo en aquellos que torturan y matan
y que prefieren sus capitales al hombre, de tener en cuenta que
de nada sirven todos los millones de la tierra, nada valen por
encima del hombre. El hombre es Cristo y en el hombre, visto con
fe y tratado con fe, miramos a Cristo, el Señor.
333. No hace falta escribir más sobre nuestro Santo porque lo aquí
citado resume su pensamiento sobre la Eucaristía que debemos
recordar, aprender y hacer vida cómo lo pidió incesantemente en
sus homilías y catequesis. La Eucaristía no es un juego ni un acto
social, es hacer memoria de la vida, pasión, muerte y resurrección
de Jesucristo; es Cristo presente entre nosotros, por lo que su
celebración nos compromete a la vivencia comprometida y no
271 Homilía tomada del libro: Mons. Oscar A. Romero, Homilías IV, UCA Editores, 2007,
pp. 243-261.

178
La Santa Misa llevada a la vida diaria

a una vivencia por apariencia, hacerlo sería farisaico. Debemos


llevar la Santa Misa a la vida diaria.
334. En resumidas cuentas, podemos afirmar que tanto desde
los Padres de la Iglesia, el Magisterio de la Iglesia, y con él,
nuestro episcopado salvadoreño, la Eucaristía viene propuesta
como el centro de la vida cristiana hecha vida, no sólo dentro
del templo sino también en la sociedad.

2. ¿A qué nos compromete el Sacramento?


335. Después de haber reflexionado la Eucaristía a la luz de la
Palabra de Dios, del Magisterio y de la Tradición de la Iglesia, sólo
nos queda afirmar que su celebración nos compromete a imitar a
Cristo en su vida, pasión y muerte, con la esperanza segura de que
un día resucitaremos con Él a la vida eterna. Jesús nos ha enseñado
en qué consiste el Santísimo Sacramento y cómo hacerlo vida,
ya que Jesús no sólo es la Eucaristía: Él vivió eucarísticamente,
definió el camino Eucarístico y murió eucarísticamente.
336. Precisamente ese vivir eucarísticamente de Jesús es
lo que expliqué en la Pastoral Veo en la ciudad violencia y
discordia cuando definí la Eucaristía como una invitación
para todas y todos; una invitación a la reconciliación; una
invitación a ser servidores de los demás; celebración fraterna
del ya, pero todavía no; y, una invitación a la vivencia del
Evangelio. Formas de hacer vida la Eucaristía enseñadas
directamente por Jesús con toda la pedagogía del amor que le
caracterizó y le sigue caracterizando hasta el fin de los tiempos.
337. Ante las enseñanzas de Jesús deseo, amadísimas
hermanas y hermanos, que consideremos en primer lugar,
la Eucaristía como el acto pleno de la pedagogía de Dios;
sí amadísimos, eso es la Eucaristía: Es el acto pleno de la
pedagogía de Dios. En su infinita misericordia sufrió la Kénosis
encarnándose en el vientre de María, la Santísima Virgen, para
enseñarnos el modo de vida que debíamos llevar y cómo rendir

179
Carta Pastoral

un culto verdadero a Dios; debemos vivir eucarísticamente,


nuestra sociedad necesita de hombres y mujeres dispuestos a
hacer vida la Eucaristía, a traducir su fe celebrada en obras.
338. La Eucaristía nos capacita para ser como el Maestro,
aprendamos de Él, a vivir, a padecer y a morir como Él;
capacitándonos de esta manera podremos convertirnos en
pedagogos del amor de Dios y atraer a otros a la Eucaristía
para que vivan eucarísticamente. En otras palabras, iremos
construyendo todos juntos una gran comunidad de servicio, de
entrega, de fraternidad, de solidaridad, perdón, de misión que
haga sentir a los otros las primicias del Reino desde el ya todavía
no, agradeciendo y bendiciendo a Dios por los bienes recibidos y
seguros –con fe y esperanza– de un día reinar eternamente con Él.
339. En segundo lugar, quiero que en un país como el nuestro
consideremos la Eucaristía como el Sacramento de la promoción
humana, porque eso es la Eucaristía: Es el Sacramento
de la promoción humana y la promoción cósmica; en su
celebración y, más adelante, al traducirla en obras, el ser humano
se encuentra con la posibilidad de ser otros cristos, nuestra
humanidad redimida es divinizada porque el Hijo de Dios bajó
a nosotros y nos entregó su Carne y su Sangre asumiéndonos en
Él. En ese gesto del Señor, el ser humano esclavizado, sea por
el pecado o las cadenas de la opresión, encuentra su libertad;
el ser humano excluido y marginado es integrado a la gran
comunidad de hijas e hijos de Dios, hermanas y hermanos en
Cristo; el ser humano hambriento y sediento, sea de alimento
o de justicia, es alimentado; el ser humano lastimado, herido
y agraviado por la violencia encuentra la paz, el derecho y la
justicia; el ser humano cansado de la cultura del egoísmo, la
envidia, la avaricia encuentra el reposo en la civilización del
amor, la fraternidad y el compartir, encuentra la cultura del
agradecimiento no sólo al Padre, sino también al otro y a la
otra; el ser humano lastimado encuentra la reconciliación; y
así pudiéramos seguir describiendo como el ser humano puede
encontrar en la Eucaristía –como fe celebrada-fe vivida– todos
180
La Santa Misa llevada a la vida diaria

los valores del Reino que Dios quiere para que sus hijas e hijos
sean dignificados gracias a la construcción de una sociedad
impregnada del orden social cristiano. Pero esa sociedad sólo
puede ser construida por seres humanos cristificados.
340. Es hermoso como el Santo Padre Francisco explica
esta crisficiación: Si somos nosotros los que nos movemos en
procesión para hacer la comunión, nosotros vamos hacia el
altar en procesión para hacer la comunión, en realidad es
Cristo quien viene a nuestro encuentro para asimilarnos a él.
¡Hay un encuentro con Jesús! Nutrirse de la eucaristía significa
dejarse mutar en lo que recibimos. Nos ayuda san Agustín a
comprenderlo, cuando habla de la luz recibida al escuchar decir
de Cristo: «Manjar soy de grandes: crece y me comerás. Y tú no
me transformarás en ti como al manjar de tu carne, sino tú te
transformarás en mí» (Confesiones VII, 10, 16: pl 32, 742). Cada
vez que nosotros hacemos la comunión, nos parecemos más a
Jesús, nos transformamos más en Jesús. Como el pan y el vino se
convierten en Cuerpo y Sangre del Señor, así cuantos le reciben
con fe son transformados en eucaristía viviente. Al sacerdote que,
distribuyendo la eucaristía, te dice: «El Cuerpo de Cristo», tú
respondes: «Amén», o sea reconoces la gracia y el compromiso
que conlleva convertirse en Cuerpo de Cristo. Porque cuando
tú recibes la eucaristía te conviertes en cuerpo de Cristo272. Si
tomamos la Eucaristía no podemos más que transformar la
sociedad llevando a su seno la promoción humana y cósmica.
341. Pero como la nueva Alianza considera al cosmos,
debemos recordar que la Eucaristía es el Sacramento de la
promoción cósmica. Es el cosmos entero el que hay que cuidar
y salvar, porque el anti reino también tiene planes y proyectos
siniestros contra él; planes contra el cosmos que redundan en
un mal para la humanidad. Al agradecer al Padre por los dones
del pan y el vino recibido aprendemos que no tendremos nada
que ofrecer a Él si no cuidamos del cosmos; no habría pan, ni

272 Audiencia General, 21 de marzo de 2018.

181
Carta Pastoral

vino que entregar sin tierra donde sembrar. Su inclusión en el


rito del Sacramento de los sacramentos significa que Dios nos
quiere cuidando y amando el medio ambiente.
342. Finalmente, y en tercer lugar, quiero que consideremos
que la Eucaristía: es Sacramento Fontal. Concepto que he
venido explicando desde el inicio de esta Pastoral; Fuente del
amor, la justicia, la paz, el derecho, la verdad, la libertad, la
fraternidad, la igualdad, la solidaridad, la caridad, la templanza,
la fortaleza, la vida eterna; es Fuente de los valores del Reino,
Fuente que puede ayudar a transfigurar este país, Fuente que
puede desbaratar los planes y proyectos del anti reino que buscan
destruir y matar a los hijos de Dios y al cosmos. Bebamos de
esta Fuente inagotable para cambiar nuestra persona, nuestra
familia, nuestra comunidad, nuestra sociedad y nuestro país.
343. No en vano a lo largo de la historia, como hemos visto
desde los Padres de la Iglesia, los Papas y nuestros Obispos –de
Latinoamérica y El Salvador– han llamado al Sacramento de
tantas formas: fracción del Pan, acción de gracias, alabanza
a Dios, sacrificio y oblación, medicina de inmortalidad, Mesa,
Comunión, Pan de la concordia, signo de la unidad, Comida
Espiritual-Bebida Espiritual, coronación de la vida espiritual y
fin de todos los Sacramentos, sacramento de la paz, sacramento
de caridad, viático, Misterio grande, misterio de misericordia,
Misterio de la fe por excelencia, Corazón de la Iglesia, entre
otros muchos más. Nombres que nos enseñan cómo y porqué
vivir la Eucaristía es central en la vida del cristiano si en verdad
queremos hacer de este mundo un mundo mejor.
344. En conclusión, pues, vivamos Eucarísticamente,
llevemos la Eucaristía a la vida diaria; nuestra sociedad herida
y enferma del cáncer de la violencia, la mentira, la corrupción,
el asesinato, entre otros quistes y fibromas más, necesita tornar
su rostro hacia la Eucaristía para aprender de este acto pleno de
la pedagogía de Dios a vivir eucarísticamente alcanzando de
esa forma la promoción humana y cósmica.

182
La Santa Misa llevada a la vida diaria

TERCERA PARTE

EL QUE COME MI CARNE Y BEBE MI


SANGRE PERMANECE EN MÍ Y YO EN ÉL
345. En las primeras dos partes de esta Pastoral hemos ido
analizando cómo fe celebrada debe traducirse en fe vivida. No
participa debidamente de la santa Misa quien no da el paso a
hacerlo vida. Famosa es la Carta de Santiago donde sentencia:
¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras?
(2, 14) la fe se demostró con hechos, y por esos hechos la fe
llegó a su perfección (2, 22). La petición de Jesús de vivir el
mandamiento del amor: Que se amen unos a otros como yo los
he amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán todos
que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros
(Jn 13, 34-35), encerraba el deseo de hacer vida la Eucaristía.
Cuando una persona toma el Santísimo Sacramento es asumida
por Cristo pasando a ser otro cristo; ya no se pertenece,
pertenece a Cristo: El que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en él (Jn 6, 56). Su comportamiento, su
pensamiento y su sentir debe reflejar a Jesús.
346. Muchas son las personas que han logrado la coherencia
entre fe y obras llegando a convertirse en reflejo de Jesús, y por
ende, en modelos a imitar; si la santidad de estas personas ha
sido reconocidas por la Iglesia, no es para proponernos un ideal
imposible de alcanzar, sino un ideal posible de imitar; pidamos
a Dios la gracia de poder imitarlos, Él ha prometido que acudirá
en nuestra ayuda cuando lo necesitemos: Pidan y se les dará,
busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá porque quien pide
recibe, quien busca encuentra, a quien llama se le abrirá (Mt
7, 7-8). Quiero presentar tres modelos de vida eucarística que
no pueden faltar en nuestra vida, su ejemplo debe animarnos
a hacer lo mismo, a ser otros cristos, con lo cual estaremos
ayudando a encarnar y hacer sensibles las primicias del Reino
en nuestro suelo salvadoreño haciendo de nuestro país un lugar

183
Carta Pastoral

más cristiano, es decir, más humano, donde el mandamiento


del amor prime en los corazones de todos: Que se amen unos
a otros como yo los he amado: ámense así unos a otros. En
eso conocerán todos que son mis discípulos, en el amor que se
tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).

I. María Proto-modelo de una vida eucarística


347. El primer modelo que propongo es la Santísima Virgen
María, que llevó una vida eucarística desde el momento de la
Anunciación273 hasta el fin de su vida. Las dimensiones de la
Eucaristía fueron llevadas a la vida diaria por ella.

v Agradece
348. María ha sido la primera en la humanidad que recibió a
Cristo, eso ocurrió en el momento de la Encarnación. En el texto
lucano, María alaba y agradece a Dios por haberla escogido
como madre del Salvador cuando pronuncia el canto conocido
como Magníficat: Alaba mi alma la grandeza del Señor y mi
espíritu de alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los
ojos en la pequeñez de su esclava… Porque ha hecho en mi
favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre (Lc 1,
47-49). La dimensión de la Eucaristía como acción de gracias
es visible, María agradece al Señor, lo alaba por su poderosa
acción de encarnar a Dios Hijo en su vientre.
349. María, la joven doncella, dirige a Dios una alabanza,
ante el Misterio recibido se reconoce bienaventurada: Desde
ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada
(Lc 1, 48). Deberíamos espejarnos en María y sentirnos
bienaventurados cada vez que tomamos el Cuerpo y la Sangre
de Cristo, porque el milagro de la transustanciación sigue
siendo una obra grande de Dios, inmerecida por cada uno
de nosotros; su donación bajo las especies del vino y del pan
es pura gratuidad, no hay causa de merecimiento y aun así

273 Cfr. EE 55.

184
La Santa Misa llevada a la vida diaria

lo llevamos, no en el vientre, si no en el corazón y en todo


nuestro ser.
350. La ratificación de esta bienaventuranza la da, en primer
lugar, santa Isabel: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto
de tu seno (Lc 1, 42); y, en segundo lugar, años después aquella
mujer cuyo nombre quedó en el anonimato que al reconocer la
grandeza de Aquél ante quien estaba exclamó: Dichoso el seno
que te llevó y los pechos que te criaron (Lc 11, 27). María fue
dichosa porque tuvo a Jesús en su vientre, más no es la única.
Bienaventuranza que es tan bien nuestra y fue ratificada no por
esta sabia mujer sino por Jesús: Dichosos más bien los que oyen
la palabra de Dios y la guardan (Lc 11, 28). Esos somos nosotros
que no sólo oímos la Palabra, la comemos en la santa Misa.
351. Cada vez que comulgamos la Eucaristía deberíamos,
como María, de elevar un canto de alabanza y agradecimiento
porque aquellos que tomaron el maná hubieran querido tomar
este Cuerpo y esta Sangre, pero no pudieron. Nosotros como
María somos bienaventurados, llevamos a Cristo en nuestro ser y
permanecemos en Él, agradezcamos tal don con palabras y obras.

v Sale en misión
352. María no necesitó el ejemplo de los discípulos de Emaús,
quienes después de haber conocido a Jesús y comido con Él
salieron deprisa a buscar al resto de los discípulos para contarle
la buena nueva de que Jesús había resucitado. Cuando el arcángel
san Gabriel se marchó, salió apresurada a visitar a su prima santa
Isabel, llevaba la Buena Noticia en su vientre, ni una palabra
salió de la boca de María, su sola presencia con el Niño en su
seno bastó para llenar a Isabel del Espíritu Santo: En cuanto oyó
Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel
quedó llena del Espíritu Santo (Lc 1, 41). María no se apoltronó
en cama a gozarse de su dicha, dejando la comodidad de su casa
se va por veredas y caminos polvosos hasta llegar a casa de su
prima, comprendió que su misión era servir a los demás.

185
Carta Pastoral

353. La dimensión de la Eucaristía como envío ha tomado


cuerpo en María, ha sido enviada por el Espíritu a través del
ángel a casa de su prima, le fue dada la noticia para que alabara
a Dios, más también para que cuidara de la anciana prima en
su embarazo. La magnanimidad de María está en que ha creído
y aceptado que esa es su misión; Isabel lanza una segunda
bienaventuranza exaltando la fe de la doncella: ¡Feliz la que
ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de
parte del Señor! (Lc 1, 45).
354. Nosotros también, cuando tomamos el Cuerpo y
la Sangre de Cristo debemos salir de la Misa presurosos a
anunciar lo que hemos visto y oído, no deberíamos de necesitar
de palabras, nuestro testimonio de vida debería hacernos
creíbles y reconocibles como cristianos, nuestra vida debe
reflejar que aquello que celebramos lo hacemos vida. No es
posible que alguien se llame cristiano y apoye o perpetre el
aborto, la opresión y explotación del pobre, la injusticia en
los tribunales, la destrucción del medio ambiente, el asesinato,
la corrupción, la mentira, sin mencionar otros males. Nuestra
misión debe ser anunciar la Buena Nueva a todos y esa buena
nueva lleva la fe, la esperanza cristiana y la caridad que hacen
dichosos a los demás y les llena del Espíritu Santo.
355. Si cumplimos con nuestra misión sabemos que como
María santísima estamos haciendo vida la dimensión del envío
de la Eucaristía; que nuestra fe celebrada sea coherente con
nuestras obras.

v Sirve a los demás


356. Pocos datos recogen los evangelistas sobre María, más
en esos pocos casi siempre aparece sirviendo a los demás. En
los relatos de la anunciación (cfr. Lc 1, 26-38) sirvió a Dios. Sus
proyectos de salvar la historia no habrían sido concretizados sin
el sí de esta sencilla mujer; con su sí generoso María hacía vida
la dimensión profética-liberadora y la dimensión histórica-

186
La Santa Misa llevada a la vida diaria

salvífica de la Eucaristía. La segunda parte del Magníficat


testifica el papel de María en la historia de la salvación, gracias
a su aceptación a servir a Dios y su creencia en un Dios que
camina con la humanidad en la historia: Desplegó la fuerza
de su brazo, dispersó a los de corazón altanero. Derribó a
los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los
hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las
manos vacías. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia (Lc 1, 51-54). María sirviendo a Dios cambió
la historia, no tanto por las palabras que expresó, sino por su
acción de aceptar la voluntad de Dios –su fiat– y la misión que
le entregó.
357. Con el Mesías en el seno parte apresuradamente a
servir a casa de su prima Isabel, tres meses permaneció con
ella (cfr. Lc 1, 39-45. 56) prestando un servicio motivado por
amor, no por intereses mezquinos; he aquí una vez más que
María hace vida otra de las dimensiones de la Eucaristía, esta
vez la ortopráxica. Tener a Cristo en el interior de su ser para
salir a servir a los demás; lo mismo ocurre con el relato de las
bodas de Caná (cfr. Jn 2, 1-12), María ruega a su Hijo por los
desposados, aún ahí, en lugar de disfrutar de la fiesta, dedica su
tiempo a servir; nadie notó el imprevisto porque María, atenta
a las necesidades de la joven pareja, les evitó un mal momento.
358. Al final de la vida de Jesús, cuando agoniza en la cruz,
María a sus pies sirve a la humanidad, no se quejó, no protestó,
no rogó a Dios la anulación de esa muerte; con fortaleza lo dejó
entregarse, permitiendo a la humanidad alcanzar su redención
(cfr. Jn 19, 25-27). Así fue la coherencia de vida de María, fe
y vida hecha obra. ¿Hacemos nosotros lo mismo?, ¿servimos
a los demás como María o ponemos condiciones o retrasos?,
no olvidemos lo entrelazado que está la Eucaristía con el gesto
del lavatorio de los pies relatado por Juan (cfr. Jn 13, 1-20),
seamos coherentes entre la fe que celebramos y el modo cómo
la hacemos vida, evitando que las palabras dichas sobre el
traidor sean dichas contra nosotros: El que come mi pan ha
187
Carta Pastoral

alzado contra mí su talón (Jn 13, 18). Si comemos el Pan de


Cristo no es para traicionarle, sino para imitarle, de tal forma
que concreticemos con obras la dimensión del servicio justo
como su Madre, nuestra Madre, María.

v Se entregó de lleno
359. El sí de María fue un sí radical, los inconvenientes que
se fueron presentando conforme avanzaba su vida no la hicieron
retroceder, confiaba plenamente en Dios y la forma de llevar la
historia; por ello pudo entregarse al plan de Dios de lleno, en
primer lugar, no retrocedió ante el peligro de ser apedreada o
repudiada por estar encinta sin haber conocido varón, en silencio
habrá orado y esperado en el favor de Dios (cfr. Mt 1, 18-25).
Así ocurrió, Dios intervino y José la tomó por esposa.
360. En segundo lugar, María no se arrepintió ni protestó a
Dios cuando Simeón le advirtió: Este está puesto para caída y
elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción
–¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que
queden al descubierto las intenciones de muchos corazones
(Lc 2, 33-35). Duras palabras para una joven madre que alegre
sostiene en sus brazos al pequeño recién nacido, esperando
lo mejor para su futuro siguió entregada de lleno a la misión
confiada en sus manos de ser la Madre del Salvador.
361. En tercer lugar, pese a la incredulidad de sus propios
familiares, María no dejó de creer en Jesús y su misión; es San
Juan quien da testimonio: Es que ni siquiera sus hermanos
creían en él (Jn 7, 5). De María no dice nada sino de los
hermanos, es muy probable que María se preocupó cuando le
comentaron que Jesús estaba fuera de sí (cfr. Mc 3, 20-21);
pero al verle seguramente habrá comprendido que se trataba
de falsas acusaciones contra él. Se entiende que ninguno de
los evangelistas afirme que María no creyó, era lo contrario,
María se había entregado con fe desde la Encarnación y sabía
que cuanto ocurriera estaría bajo la sombra de Dios.

188
La Santa Misa llevada a la vida diaria

362. Durante la pasión y muerte de Jesús, María estuvo


acompañándole, debió hacerlo en silencio y actitud de oración,
sin palabras de reclamo para Dios; una actitud que demuestra
cómo María hizo vida la dimensión Eucarística de la entrega
por los demás al plan salvífico de Dios, le habrá visto durante
la flagelación y la coronación de espinas, mientras su corazón
de madre era traspasado por la espada. No se alejó, permaneció
cerca de él hasta su muerte en cruz, haciendo vida la dimensión
sacerdotal y su gesto oblativo; ejerció su sacerdocio real y la
dimensión sacrificial de la Eucaristía, entregando a Dios su
dolor cuando su Hijo era entregado a las autoridades civiles
y religiosas del país, así como a las autoridades imperiales.
Vivió en carne propia el sacrificio cruento de su Hijo a favor
de la humanidad, y, con todo este dolor, siguió entregada de
lleno a la misión que se le encomendó.
363. Su corazón no se llenó de rencor contra los asesinos de
su Divino Hijo, perdonó como Él lo había hecho en la cruz (cfr.
Lc 23, 34); María vivió una de las dimensiones de la Eucaristía
más difíciles de operar: la del perdón. No es fácil ver como
matan a su Divino Hijo después de haber inferido sobre Él todo
el daño posible, María lo hizo, dando ejemplo de lo que los
cristianos debemos hacer cada vez que se nos ofende. Quien
no perdona no puede tomar el Cuerpo y la Sangre de Cristo;
pero tampoco puede vivir en paz, ni mucho menos continuar
con la misión que Dios ha depositado en sus manos.
364. A la resurrección de su Hijo, María concretizó la
dimensión trinitaria y la dimensión eclesial-comunitaria274
al acompañar a la primera comunidad, ya en ausencia de su
Hijo, estuvo presente en medio de ellos el día de Pentecostés,
viendo como el Espíritu enviado por Jesús resucitado por el
Padre obraba maravillas (cfr. Hch 1, 14). Así fue María, una
mujer entregada de lleno a su misión; ahora toca a nosotros

274 Por supuesto que ya la había concretizado desde antes al vivir en perfecta comunidad con
su esposo San José y su hijo Jesús constituyendo el modelo de comunidad familiar ideal
para nuestras familias.

189
Carta Pastoral

hacer lo mismo. No podemos decir que es imposible, porque


si María nuestra Madre pudo, también nosotros podemos; el
Espíritu sigue actuando y María intercediendo por nosotros,
todo depende de nosotros de hacer vida la petición de Jesús de
amarnos mutuamente como Él nos enseñó: Que se amen unos
a otros como yo los he amado: ámense así unos a otros. En
eso conocerán todos que son mis discípulos, en el amor que se
tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).

v Solidaria como ninguna


365. María ha sido la promotora de la cultura de solidaridad,
de la cultura de la fraternidad de las hijas e hijos de Dios desde
el momento de la Encarnación; María vislumbró que su misión
tenía un objetivo comunitario, las palabras del Magníficat
lo prueban: Acogió a Israel su siervo, acordándose de la
misericordia como había anunciado a nuestros padres en favor
de Abrahán y de su linaje por los siglos (Lc 1, 55-56). San José
habrá reforzado esta idea cuando le contó lo dicho por el ángel:
Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1, 21).
366. No cabe duda de que María estaba consciente de
la importancia de que el nacimiento de su Hijo tendría una
resonancia cósmica, era el plan salvífico en el que ella jugaba
una importante parte. Su solidaridad alcanza el culmen en el
Calvario, ni una queja por lo ocurrido, sólo contemplación y
oración ante la cruz. No resignación, porque María tampoco
en esta ocasión se apoltronó en cama para llorar su desdicha,
siguió adelante acompañando a la naciente Iglesia, a la naciente
comunidad.
367. Tampoco hoy Asunta al cielo se desentiende de la
Iglesia, sigue intercediendo por nosotros; María esperaba que
después de esta vida había otra: la definitiva y eterna, eso le
dio más fuerza a su corazón doliente, tuvo la certeza de gozar
un día una eternidad con su Hijo. Es que María trascendía en

190
La Santa Misa llevada a la vida diaria

su misión, por ello pudo gozar de las primicias del Reino desde
el aquí, remontándose en su Asunción a la Jerusalén celestial,
donde al final de los tiempos las bodas del Cordero tendrán
lugar y ella se sentará junto a su Hijo en el banquete celestial.
368. Sigamos el ejemplo de María, que la Eucaristía como
solidaridad sea hecha vida por nosotros, trabajemos como María por
agrandar la gran familia de Dios. La Eucaristía es la fuente que nos
da fuerza y nos impulsa a continuar adelante, no tengamos miedo,
oremos y contemplemos a Cristo Eucaristía para nunca olvidar sus
palabras: Que se amen unos a otros como yo los he amado: ámense
así unos a otros. En eso conocerán todos que son mis discípulos, en
el amor que se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).

II. San Oscar Arnulfo Romero: El Mártir de la


Eucaristía
369. El segundo modelo que deseo proponerles es el de
nuestro San Oscar Romero. Desde su primera comunión,
amó la Eucaristía, se ordenó sacerdote para poder consagrar
el pan y el vino; vivió eucarísticamente y murió como hostia
en oblación al Señor durante la celebración de la Eucaristía.
¿Podría haber un santo más eucarístico que Monseñor
Romero? Posiblemente sí; empero, siendo nuestro Santo
debemos aceptar que es un digno modelo a imitar, pues él supo
reflejarse en la Eucaristía, y, por ende, las dimensiones de la
Eucaristía se reflejan en su ser. En él, fe celebrada-fe vivida
es un hecho real, llevó la Misa a la vida diaria mostrando que
es posible hacer vida el mandamiento del Señor: Que se amen
unos a otros como yo los he amado: ámense así unos a otros.
En eso conocerán todos que son mis discípulos, en el amor que
se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).

v Monseñor Romero: Reflejo del Pan partido


370. En vida y a su muerte, Monseñor Romero ha sido reflejo
del Pan partido; mientras vivió partió su vida entre todo el

191
Carta Pastoral

pueblo salvadoreño, dedicó sus mayores esfuerzos en defensa


del pueblo salvadoreño que sufría pobreza, persecución y
opresión. En la Positio de su Canonización se declara: Romero
amaba a los pobres, vivía con ellos, estaba con ellos y los
iba a visitar, sufría con su sufrimiento, sentía que era su
misión anunciarles la buena noticia y mejorar la situación
en la que vivían275. No sólo les dio su corazón de Pastor sino
de hermano y de amigo, sus denuncias pretendían minimizar
los sufrimientos del pueblo pobre, mejorar su situación de
vida en términos cualitativos y cuantitativos; no se trataba
de cuestiones ideológicas ni políticas, como unos pocos lo
tildaron: El Siervo de Dios derivaba su amor por los pobres de
las lecturas bíblicas, de la doctrina social de la Iglesia y del
pensamiento de los Papas y del Magisterio276.
371. No es cierto que excluyó a los ricos, en sus denuncias
no buscaba dañarlos, buscaba su conversión tanto como
buscaba la conversión de los pobres; los pobres también tenían
aspectos que revisar en su vida, o bien errores que evitar si en
verdad querían construir un país distinto: Les pidió deponer
toda forma de revolución violenta; les alentó en cambio, a
la tarea de organizarse políticamente, para buscar formas
concretas, racionales y humanas de solución de los problemas
de la nación277. En la incomodidad provocada por Monseñor
Romero en el espíritu de los pudientes, estos se sintieron
atacados, actitud que no ayudó a comprender que el Santo
Obispo no era un enemigo sino un Pastor que con celo buscaba
el bien también de ellos, su conversión.
372. Su deseo no era dañar a la oligarquía con su petición:
Quiso generar conciencia social cristiana particularmente
en aquellos que habiendo recibido de Dios muchos bienes,
tenían alguna responsabilidad política, social y económica

275 Congregatio de Causis Sanctorum, Beatificationis seu Declarationis Martyrii Servi Dei
Ansgarii Arnolfi Romero, Tipografía Nova Res s.r.l. Roma, 2014, p. 7.
276 Ibidem, p. 7.
277 Ídem, p. 2.

192
La Santa Misa llevada a la vida diaria

en el país. Pidió a los ricos y poderosos que buscaran una


conversión de corazón, y que no calmaran sus conciencias con
meras prácticas piadosas. Esta conversión debía manifestarse
por la práctica de la justicia social y el respeto de los más
pobres del país278.
373. También tuvo un trozo de su corazón para los
eternamente ideologizados a quienes pidió usar la razón,
deponiendo la violencia como camino para solucionar la
crisis social, política, y económica del país; lastimosamente
para ambos grupos su figura de Pastor se erigió en enemigo:
Amenazado de muerte por la extrema derecha y juzgado
contrario a los intereses del pueblo por la extrema izquierda
revolucionaria, el Siervo de Dios fue asesinado el 24 de marzo
de 1980 en medio de un torbellino de incomprensión279. No
entendieron su mensaje de amor, el furor diabólico invadió sus
corazones y les llevó a cometer tal magnicidio.
374. A sus hermanos del sacerdocio y el episcopado no
les negó un trozo de su corazón, los quiso pese al espíritu
contrario que algunos le mostraron; o pese a las emociones que
la misma situación de violencia generaba en sus ánimos. En
una carta escrita de su puño y letra dirigida al Cardenal Baggio
expuso: Debo concurrir en que una minoría, lamentablemente
por motivaciones que no juzgo sacerdotales: conveniencias
económicas, privilegios, y no razones teológicas o evangélicas,
están en desacuerdo con lo que la Iglesia proclama en
Encíclicas u otros documentos. Cierto es también que otro
pequeño grupo dejados llevar por excesivo celo o sensibilidad
ante tanta miseria se manifiestan más impacientes y se les
critica de políticos o marxistas, acusación ya bien conocida
cuando se trata de concientizar de acuerdo con el Magisterio
actual. Sin embargo, se acercan a mí, me oyen y he orientado
sus inquietudes cuando advierto alguna desviación, con

278 Ibidem, p. 2.
279 Ídem, p. 2.

193
Carta Pastoral

positivos resultados280. Mantuvo una visión positiva del clero


y sus hermanos obispos, su amor fraterno por ellos (incluso
a sus enemigos) le llevó siempre a procurarles el bien, de su
parte no hubo venganzas, practicó siempre la comprensión, el
perdón y la caridad.
375. Más, su corazón partido en trozos también tuvo cabida
para sus hermanos en el sacerdocio de origen extranjero, vivió
agradecido con ellos porque no sólo le tenían cariño. Le ayudaron
en cuantas ocasiones pudieron: De fuera del país han sido un
gran consuelo la solidaridad de Conferencias Episcopales de
Europa y América o de Episcopados separadamente, como de
presbiterios en pleno, por ejemplo, de los Estados Unidos de
América y sacerdotes en particular281. Monseñor Romero fue
pan partido para darse en servicio a todo el que lo rodeaba, a
todo el que lo pedía o a todo el que lo necesitara.
376. A su muerte las cosas no cambiaron mucho, siguió
siendo pan partido, para muchos era el pan partido de quien
aprender a morir en el seguimiento radical de Jesús; y
lastimosamente para otros seguía siendo signo de contradicción
tomando trozos de él para destrozarle. El 30 de octubre del
2015, cuando fuimos a Roma para agradecer al Papa Francisco
la Beatificación de nuestro querido Monseñor Romero, nos
recordó esta última realidad: Quisiera añadir algo también
que quizás pasamos de largo… el martirio de monseñor
Romero no fue puntual en el momento de su muerte, fue un
martirio, testimonio de sufrimiento anterior: persecución
anterior hasta su muerte. Pero también posterior porque una
vez muerto -yo era sacerdote joven y fue testigo de eso- una
vez muerto fue difamado, calumniado, ensuciado. Su martirió
se continuó incluso por hermanos suyos en el sacerdocio y en
el episcopado. No hablo de oídas, he escuchado esas cosas,
ósea que es lindo verlo también así, un hombre que sigue

280 Ídem, p. 909.


281 Ibidem, p. 910.

194
La Santa Misa llevada a la vida diaria

siendo mártir… que después de haber dado su vida siguió


dándola dejándose azotar por todas esas incomprensiones y
calumnias. Eso da fuerza, solo Dios sabe, solo Dios sabe las
historias de las personas y cuántas veces las personas que ya
han dado su vida o han muerto se les sigue lapidando con la
piedra más dura que existe en el mundo: la lengua.
377. Palabras del Papa que deben ser consideradas, porque
tristemente sigue siendo una realidad en pequeños círculos de
nuestro país, personas que siguen sumergidas en la oscuridad
de la ignorancia respecto a la verdadera figura de nuestro Santo,
acrecentando su culpa por el deseo de perpetuar su ignorancia
al negarse a leer las homilías y demás documentos publicados,
gracias al minucioso trabajo que sacerdotes y laicos se han
tomado en recopilar y presentar. Las grandes mayorías en
cambio reconocen con emoción que Monseñor Romero es
mártir y santo por ese dejarse partir hasta unir su corazón con
el Pan partido.
378. Las personas extranjeras han mostrado su cariño,
respeto y admiración para Monseñor Romero desde el día
de su muerte, la Positio recoge su actuar: En los años que
transcurrieron desde la recolección de las declaraciones de
los testigos hasta el momento de la redacción de la presente
Positio super martyrio la fama del martirio del Siervo de
Dios ha crecido mucho. Romero ya es conocido en todo el
mundo como mártir cristiano del siglo XX por excelencia. Lo
conocen como mártir, fieles no sólo católicos sino también
de otras Iglesias y comunidades cristianas, sobre todo
anglicanas, luteranas, reformadas. En la fachada de la abadía
de Westminster algunas estatuas de “mártires cristianos del
siglo XX” incluyen la del Siervo de Dios al lado de las de
Martin Luther King y Dietrich Bonhoeffer. Otras iglesias
anglicanas y católicas de Gran Bretaña tienen estatuas de
Romero, de reciente creación, lo que indica la devoción que
existe alrededor de su figura incluso en lugares muy alejados
de El Salvador. También en la catedral de Washington DC se
195
Carta Pastoral

encuentra una estatua de Romero. Se ha puesto el nombre


de Romero a aeropuertos, universidades, plazas y calles,
principalmente en El Salvador, pero también en otros lugares.
Hay ciudades italianas que tienen en su toponimia calles
dedicadas a Romero. Su tumba en la catedral de San Salvador
recibe cada vez más peregrinaciones: hasta el Presidente de
Estados Unidos, Barack Obama, quiso ir a la tumba del Siervo
de Dios para rendirle un homenaje durante su visita de Estado
al Salvador, el 23 de marzo de 2011. La bibliografía sobre
Romero aumenta cada año con nuevos títulos, aunque muchos
escritos son repetitivos de cuanto existe ya editado y siguen
filones interpretativos ya conocidos. Se han hecho numerosas
obras de teatro y películas sobre el Siervo de Dios282.
379. Hay un trozo de Romero en cada uno de esos países
hermanos, un trozo de Romero recordándoles que lo más
importante en el seguimiento de Cristo es el cuidado de
las ovejas; sobre todo, de aquellas que son perseguidas o
matadas por los lobos y zorros que las acechan en las oscuras
encrucijadas y caminos tortuosos de la historia. Un trozo
recordándoles que esos lobos y esos zorros, si en verdad se
es Pastor a la manera de Cristo –única manera de ser Pastor–
pueden llegar a convertirse como los llamaría San Francisco
de Asís, en hermanos lobos o hermanos zorros.
380. Monseñor Romero entendió muy bien en qué consistía
ser como el vástago del tronco de Jesé descrito por Isaías, que
no es más que la figura del Buen Pastor que busca la conversión
de todos: Serán vecinos el lobo y el cordero y el leopardo se
echará con el cabrito, el novillo y el cachorro pacerán juntos,
y un niño pequeño será su pastor (Is 11, 6).
381. El buen pastor busca que entre las ovejas y el contexto
que las rodea haya paz. Eso quería Monseñor, pero nadie le
comprendió; partió su vida en trozos dándose a unos y a otros,
no cabe duda de que fue fiel reflejo del Pan partido: Jesús.
282 Ídem, p. 529.

196
La Santa Misa llevada a la vida diaria

v Mons. Romero: Reflejo del Sacramento de la


unidad
382. Si algo deseó con vehemencia Monseñor Romero fue
la unidad del pueblo salvadoreño profundamente dividido por
las ideologías, la violencia y la negación al diálogo, eran temas
que polarizaban a determinados grupos que lastimosamente
se llevaban en turbulenta marejada al pueblo, obligándole a
tomar posición ya fuere en un bando u otro, agudizando aún
más la división entre un pueblo hermano.
383. Su preocupación por la desunión del país llegó a ser
tan grande que en carta enviada a sus hermanos obispos de la
Conferencia Episcopal (CEDES) llegó a denunciar que incluso
entre ellos había desunión; desunión que estaba afectando más
que alentando la solución del problema nacional: ¿No es cierto
que si hubiésemos estado unidos la fuerza evangélica de nuestra
palabra hubiera tenido un mayor influjo social para prevenir
la barbarie o al menos para aminorarla?... nuestra palabra
ha estado dividida y aún opuesta, y hemos restado fuerzas en
lugar de sumarlas, para la causa de la paz y de la justicia.
Con dolor, pero con sinceridad, tengo que reconocer que
algunas de nuestras actuaciones han fortalecido y justificado,
al menos indirectamente, acciones represivas del Gobierno,
o por lo menos éste no ha encontrado en la totalidad de la
Iglesia salvadoreña, una denuncia que pudiera hacer freno a
la represión283.
384. Este gesto requirió de mucho valor de parte de
Monseñor, sus hermanos no respondieron en la forma
esperada; la desunión continuó y quizá se agudizó, no hubo
entendimiento entre ellos. Sin embargo, Romero tenía razón,
una iglesia desunida no puede dar testimonio de unidad, mucho
menos tiene solvencia moral para predicar la unidad a un país
azotado por ella; pero aun así ni siquiera después de su muerte
aprobaron su forma de pensar ni actuar.
283 Ibidem, p. 924.

197
Carta Pastoral

385. En su Segunda Carta Pastoral, La Iglesia, cuerpo de


Cristo en la historia Monseñor enseñó cómo podía realizarse
esa unidad en tanto que denunciaba los gestos de desunión
promovidos por unos cuantos: De nuevo, los acontecimientos
de los últimos meses nos recuerdan que la unidad de los
cristianos se consigue no sólo con la confesión de labios de una
misma fe, sino en la puesta en práctica de esa fe; se consigue
alrededor de un esfuerzo común, de una misma misión; se
consigue en la fidelidad a la Palabra y a la exigencia de
Jesucristo, y se cimentan en el sufrimiento común. No puede
haber unidad en la Iglesia ignorando la realidad del mundo
en que vivimos; por ello, aunque la manifestación de la
unidad ha sido impresionante, no ha sido total. Algunos que se
llaman a sí mismos cristianos, por ignorancia o por defender
sus propios intereses, no han contribuido a la unidad de la
Arquidiócesis, sino que, anclados en un falso tradicionalismo,
han malinterpretado la actuación y enseñanza de la Iglesia
actual, han pretendido desoír la voz del Vaticano II y de
Medellín y se han escandalizado del nuevo rostro de la Iglesia.
Apelamos de nuevo, a la unidad de todos los católicos y la
deseamos vivamente, pero no podemos poner como precio de
esa unidad el cesar nuestra misión. Recordemos que lo que
divide no es la actuación de la Iglesia, sino el pecado del
mundo y de nuestra sociedad.
386. Coherencia era todo lo que Monseñor Romero pedía
a la Iglesia en El Salvador; coherencia entre fe celebra y fe
vivida, sólo desde esa coherencia podrían hablar de unidad
a un país que se desangraba incansablemente a pesar de ser
hermanos, pedía también tomar conciencia de que la desunión
era provocada por el pecado. No reconocer esta situación era
aceptar que el cristianismo no estaba siendo vivido, en su lugar,
el cristiano, la cristiana, conciliaba con el pecado. ¿Dónde
queda entonces el testimonio que debe dar todo aquel o toda
aquella que toma la Eucaristía, Sacramento de la unidad? es lo
que decía San Pablo a los corintios: El pan que partimos, ¿no

198
La Santa Misa llevada a la vida diaria

es comunión con el cuerpo de Cristo? Uno es el pan y uno es


el cuerpo que todos formamos porque todos compartimos el
único pan (1Cor 10, 16-17).
387. No cabe duda que Monseñor Romero miraba las cosas
desde esta óptica paulina, quien toma la Eucaristía, Sacramento
de la unidad, no puede sembrar desunión ni aprobarla; quien
así lo hace es un anti-testimonio, consecuentemente un falso
cristiano. En resumen, se puede aseverar que Monseñor
fue y sigue siendo reflejo fiel del Sacramento de la Unidad,
a quien todos debemos imitar en esta hora cuando el país
se sigue desangrando con una cantidad escandalosa de
homicidios, desapariciones, la impunidad, la corrupción,
la injusta distribución de las riquezas, el falso cristianismo;
seamos reflejos del Sacramento de la Unidad como Monseñor
Romero, es un digno modelo que imitar. La pregunta que
Monseñor Romero dirigió a sus hermanos en el Episcopado
sigue siendo válida para nosotros, tomemos esta pregunta
como nuestra en estos momentos en que el país necesita de
Cristo que sólo puede ser llevado a los hogares, al trabajo,
a la escuela, a la universidad, a la fábrica, a la empresa, al
almacén, al comedor, a cualquier otro lugar, por nosotros: ¿No
es éste el momento de superar nuestras propias diferencias,
de mostramos unidos ante el país, y defender y salvar de
esta forma vidas humanas?284 Agreguemos: ¿No será este el
momento de superar nuestras divisiones de “yo soy de este
movimiento y yo de otro”, “yo soy de esta congregación o de
esta otra”, “yo vivo bajo esta espiritualidad y yo de esta otra”?,
¿no será el momento de recordar que sólo hay un solo pueblo
santo de Dios, y que todos somos hermanos? Trabajemos
unidos a favor de la construcción del Reino y no a favor de
nuestro movimiento, porque si tomamos el Sacramento de la
Unidad debemos ser reflejo de ese Reino. San Oscar Romero
ya nos enseñó que es posible seguir el ejemplo de Cristo, no
tengamos miedo y hagamos lo que nos corresponde.

284 Ídem, p. 925.

199
Carta Pastoral

v Mons. Romero: Reflejo del Sacramento de la


paz
388. Más no fue sólo la unidad una de sus preocupaciones
a esta sumó su preocupación por la paz, mostrando con tal
actitud ser reflejo del Sacramento de la paz. No de esa paz del
silencio de los cañones, si no esa paz que sólo Cristo puede
dar.
389. En su homilía del 31 de diciembre de 1978 con ocasión
de la Sagrada Familia, explicó a los fieles que todos pueden
contribuir a la paz desde el lugar que ocupan en la sociedad:
Es bueno que leamos y tratemos de poner en práctica algunos
ejercicios de paz durante este año; porque si nosotros no somos
responsables de la paz del mundo entero, sí somos responsables
de la paz en el hogar, de la paz a nuestro alrededor y podemos
ser, como decía San Francisco de Asís, “instrumentos de
paz”285. El 14 de enero en la fiesta del Bautismo del Señor,
preocupado por la situación de violencia en espiral ascendente,
expresó una vez más a los fieles: La verdadera paz, dinámica
de progreso y bienestar, tiene su precio y ese precio son los
mutuos sacrificios. Yo, pues, así como pido a los obreros evitar
presiones injustas, pido también a los empresarios buscar
soluciones justas y que haya justicia en esas relaciones tan
vitales en el país286.
390. Proponía como fundamento de esa paz a Cristo: Cristo
es nuestra paz. Él reconcilió con Dios a los hombres y dio
muerte al odio. Vino y trajo la noticia de la paz; paz a los de
lejos, paz también a los de cerca287. Ciertamente quería que
la paz en el país fuera alcanzada por sus dirigentes mediante

285 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía de: “Fiesta de la Sagrada Familia, 31 de
diciembre de 1978” Homilías IV, UCA Editores, 2007, p. 126.
286 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía del: “Bautismo del Señor, 14 de enero de
1979”, Homilías IV, UCA Editores, 2007, p. 178.
287 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía: “Cristo, verdadero Rey-Pastor de todos los
pueblos, Decimosexto domingo del Tiempo Ordinario, 22 de julo de 1979”, Homilías V,
UCA Editores, 2008, p. 147

200
La Santa Misa llevada a la vida diaria

el diálogo, pero poniendo en la base a Cristo, no podía ser


de otra forma en un país que se autodenominaba cristiano;
sin embargo, los hechos sangrientos ocurridos en esos años
atestiguan lo contrario, más aún, la sangrienta guerra que
siguió a la muerte del Obispo mártir.
391. En su Carta Pastoral, La Iglesia y las organizaciones
políticas populares recomendó al pueblo; y más que todo a sus
dirigentes que creyeran en la paz: proclamamos la supremacía
de nuestra fe en la paz y hacemos un llamamiento a todos a
hacer esfuerzos positivos en su construcción. No podemos
poner toda nuestra confianza en métodos violentos si somos
cristianos de verdad o simplemente hombres honrados. No
pudo ver concretizada la paz que tanto ansiaba en su corazón;
y es triste afirmarlo, nosotros seguimos sin verla, porque la
paz alcanzada hasta el momento ha sido únicamente la del
silencio de la metralla y los bombardeos. Cristo no fue puesto
en el fundamento de la paz, por eso la impunidad ha ondeado
hasta el día de hoy; y a la violencia civil, siguió una violencia
fratricida y delictiva que está arrebatando al país lo mejor de sí:
Sus jóvenes. Al no tener esa paz como fundamento a nuestro
amado Jesucristo, ignoró también los valores de su Reino:
Amor, verdad, justicia; y por ende, paz.
392. La paz ha servido hasta hoy a ciertas clases sociales: Los
pobres, “los descalzos” como los llamaba Monseñor Romero,
siguen poniendo los muertos, ejemplo de estas muertes injustas
es la del Presbítero Walter Osmir Vásquez. Un hombre que
trabajaba por la paz de Cristo fue asesinado y hasta ahora parece
no importar a nadie su muerte, como él, muchas y muchos otros
salvadoreños que salen a trabajar y no regresan a sus hogares
porque la violencia les arranca la vida, además de arrancar la
paz de los hogares de dichas víctimas. Más no se crea: Los
asesinos también arrancan la paz de su propio corazón, quien
mata no viven en paz; como Caín, siempre andan errabundos,
con sus manos impregnadas de manchas sanguinolentas,
escondiéndose en la oscuridad y tramando más maldades. Esa
201
Carta Pastoral

no es la paz de Cristo, no es la paz que Monseñor soñaba para


este pequeño pero hermoso país.
393. Monseñor Romero en cambio, siendo reflejo del
Sacramento de la paz, trabajó por la paz, pidió en homilías,
discursos y escritos por la paz, enseñó qué era la paz, enseñó
a buscar la paz, murió por querer alcanzar la paz; y murió
en paz porque desde antes de morir había perdonado a sus
asesinos, murió en paz porque murió durante la celebración del
Sacramento de la paz de quien es su reflejo. Ahora descansa
en paz al lado del Príncipe de la paz y estoy seguro de que
desde allí sigue rogando por los miembros de esta Iglesia que
peregrina entre lágrimas y alegrías, esperanza y desesperanzas
hacia el cielo; sigue rogando para que seamos instrumentos de
paz, artesanos de la paz, coherentes entre la celebración del
Sacramento de la paz y su vivencia en medio de la realidad
salvadoreña. Sigamos las huellas del mártir, celebrando con
amor el Sacramento de la Paz y haciéndolo vida desde el lugar
que nos ha correspondido vivir, así como desde el lugar donde
nos reunimos en comunidad eclesial. Que la paz sea parte de
nuestro trabajo de misión permanente en cada parroquia, sólo
así podremos afirmar con nuestro Mártir que hacemos vida el
mandamiento del amor: Que se amen unos a otros como yo los
he amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán todos
que son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros
(Jn 13, 34-35).

v Monseñor Romero: Reflejo del Sacramento de


la Caridad
394. Jesús dijo: Nadie tiene mayor amor que el que da su
vida por sus amigos (Jn 15, 13). El primero en dar la vida por
sus amigos fue Jesús, es por ello que llamamos a la Eucaris-
tía: Sacramento de la Caridad. Monseñor Romero imitó esta
actitud del Maestro, no sólo porque dio la vida en martirio, su
vida entera fue entregada por amor al pueblo salvadoreño sin

202
La Santa Misa llevada a la vida diaria

importar la clase social, edad, nivel educativo, etc.


395. Gastó sus energías por los pobres y con los pobres, es-
cuchaba su clamor cada vez que llegaban a contar cómo ha-
bían sido asesinados, desaparecidos o torturados sus familia-
res. Escuchaba sus peticiones; consolaba su llanto; aliviaba sus
penas acompañándolos en su dolor, dándoles lo poco de dinero
o recursos materiales que tenía, les visitaba; les defendía de
la injusticia; y abogaba por ellos ante las máximas autorida-
des del país. Gastó sus energías por las clases sociales aco-
modadas, cuántas noches de desvelo y cansancio preparando
sus homilías con distintos textos del Magisterio y citas de la
Biblia para hacerles ver su error, para denunciarles su pecado,
para alcanzar su conversión y para ganarles la salvación. Sobre
todo, les hizo ver que eran víctimas de la violencia generada
por las idolatrías de los dioses del poder, la riqueza y la ideo-
logización a quienes ellos servían.
396. Las enfermedades no le detuvieron, el cansancio tam-
poco, Monseñor dio su vida por este país sin importar las con-
secuencias; las amenazas de muerte aparecieron pronto, aun
así cada domingo, Monseñor Romero siguió pidiendo a todos
que trabajaran por la paz, que dialogaran, que dejaran la vio-
lencia y la ideologización. Esa fue su manera de dar la vida,
esa fue la manera de hacer vida el Sacramento de la Caridad;
desafortunadamente los poderosos no soportaron el llamado a
la conversión y decidieron amenazarlo por llamadas telefóni-
cas, televisión y notas llenas de odio.
397. Comprendió que la muerte estaba cerca, no fue fácil
aceptar morir violentamente, en realidad, el mártir no busca la
muerte, el martirio es un don de Dios. A pesar de ese temor no
huyó abandonando al rebaño: Quiero asegurarles a ustedes, y
les pido oraciones para ser fiel a esta promesa, que no aban-
donaré a mi pueblo, sino que correré con él todos los riesgos
que mi ministerio me exige288. Personas importantes le ofrecie-
288 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía: “Las tres fuerzas cristianas que forjarán la

203
Carta Pastoral

ron protección, el mismo Vaticano le pidió que dejara el país


mientras permanecía un tiempo por allá; todo fue imposible,
el Pastor no quiso abandonar el rebaño ni aceptar protección:
Yo les quiero repetir lo que dije otra vez: el pastor no quiere
seguridad mientras no le den seguridad a su rebaño289.
398. Tan grande fue su amor por este pueblo que entregó
su vida el lunes 24 de marzo de 1980; y para testificar que era
reflejo fiel del Sacramento de la Caridad, Dios permitió que su
martirio tuviera lugar en el momento culmen del pueblo cris-
tiano: El Siervo de Dios fue ultimado mientras se preparaba
para celebrar la Eucaristía en plena celebración de la misa,
en la capilla del Hospital de la Divina Providencia… Poco
antes Romero había dicho: “Aquí está el centro de nuestra
vida, en la Eucaristía, y desde aquí Jesucristo nos hace real
cada vez más la frase: ‘el que da su vida ... ‘ para poder-
la transmitir a ese mundo tan necesitado, tan frío”290. ¿Qué
más podía dar Romero por este pueblo?, lo entregó todo, hasta
su vida, su vida fue caridad completa. A su muerte: Romero
no poseía nada. Como herencia dejó apenas algunos libros.
Pero en varias ocasiones había dicho: “La palabra queda”291.
Ciertamente, queridos hijos y queridas hijas, su palabra y su
testimonio es la herencia que nos ha dejado para aprender a ser
dignos y fieles reflejos del Sacramento de la Caridad.

v Monseñor Romero: Reflejo del Sacramento de


la Esperanza
399. En medio de un ambiente lleno de miedo, terror e idolatría
al dinero, al poder y a la ideología, el pueblo salvadoreño vivía
liberación de nuestro pueblo, Trigésimo Segundo domingo del Tiempo Ordinario, 11 de
noviembre de 1979”, Homilías V, UCA Editores, 2008, p. 535.
289 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía: “Cristo, verdadero Rey-Pastor de todos los
pueblos, Décimo Sexto domingo del Tiempo Ordinario, 22 de julio de 1979”, Homilías
V, op. cit., p. 149.
290 Congregatio de Causis Sanctorum, Beatificationis seu Declarationis Martyrii Servi Dei
Ansgarii Arnolfi Romero, Tipografía Nova Res s.r.l. Roma, 2014, p. 432.
291 Ibidem, p. 432.

204
La Santa Misa llevada a la vida diaria

desesperado, entristecido y bajo la penumbra del pecado que


provocaba muerte, las continuas desapariciones, torturas,
masacres, amenazas a través de medios de comunicación,
telefonía y notas tenebrosas provocaron que muchos perdieran
la esperanza de ver un país pacificado. San Romero en cambio,
no sólo mantuvo su vista puesta en Jesús, Guía de la barca; dio,
como profeta, esperanza contra toda esperanza.
400. La Positio recoge, sobre la vivencia de la esperanza
por Romero, un hermoso testimonio de uno de los más
grandes historiadores del continente americano: La esperanza
del Siervo de Dios –según otro sacerdote jesuita, Rodolfo
Cardenal– era un sostén, un aliento a la población, ante
una situación del país que parecía no tener vías de solución.
Romero nunca dejó de mantener la esperanza en una solución
pacífica y justa para su país. Su fe le permitía mantener viva la
esperanza cristiana en un nuevo futuro para su amado pueblo:
“Podría decir dos cosas: a pesar de la situación casi sin salida
del país, él animó a la gente a tener esperanza, en medio de
tanta muerte y destrucción y él siempre creía que El Salvador
tenía una solución pacífica y justa y su esperanza estaba
enraizada y nacía en su fe cristiana, otros podían tenerla por
otras razones”292.
401. No fue fácil dar esperanza a un pueblo que
continuamente sentía los efectos del pecado que mata, aun
así, Romero de la mano de Jesús Eucaristía, pudo hacerlo.
Frente al odio y la violencia reinante, mostró que era posible
amar, perdonar, ser pacífico y trabajar por la paz; frente a las
continuas injusticias contra el pobre, mostró que hacer justicia
al pobre era posible por lo que se convirtió en voz de los sin
voz; frente a la mentira, mostró con sus homilías que decir
la verdad era posible; frente al homicidio mostró que la vida
humana es valiosa defendiendo para ello, la vida de todas las
formas de aniquilarla, incluso del aborto.

292 Ídem, p. 501.

205
Carta Pastoral

402. Sus acciones y palabras daban esperanza a este pueblo,


le hacían creer que era posible construir un El Salvador
distinto; bastaba con creer en Dios, su intervención en la
historia junto al ser humano y comenzar a trabajar por esa
nueva realidad: Como nos va a llenar de esperanza también,
hermanos, cuando miramos que nuestras fuerzas humanas ya
no pueden; cuando miramos a la patria como en un callejón
sin salida; cuando decimos aquí: La política, la diplomacia no
pueden: Aquí todo es un destrozo, un desastre y negarlo es ser
loco. ¡Es necesario una salvación transcendente! Sobre estas
ruinas brillará la gloria del Señor. De ahí que los cristianos
tienen una gran misión en esta hora de la patria: Mantener esa
esperanza, no estar esperando una utopía como algo ilusorio,
como que nos adormezcamos para no ver la realidad; sino
al contrario, mirando esta realidad que de sí no puede dar
nada, mirar que sí puede dar mucho, pero si apelamos a esa
redención transcendente293.
403. Indiscutiblemente, Monseñor Romero fue fiel reflejo del
Sacramento de la esperanza; de ese Sacramento que nos dice
que los últimos serán los primeros, que nos dice que todos están
invitados a la mesa, que nos invita al perdón, que nos obliga
a cantar al Cordero de Dios que da la paz, que nos dice que
hay un mundo donde no habrá sufrimiento ni llanto ni mucho
menos muerte. De ese Sacramento que nos impulsa a salir de
nuestra comodidad para empezar a anunciar su Nombre y su
Reino por todo el mundo, llevando la paz, el perdón, llamando
a la conversión, y con ello, haciendo palpables las primicias del
Reino. De ese Sacramento que nos dice lávense los pies como
yo lo he hecho; de ese Sacramento que nos dice pidan a Dios el
pan de cada día, agradézcanle por el pan de cada día y esperen
en Él con fe contemplativa y operante; de ese Sacramento que
nos dice que autoridad y jerarquía son sinónimo de servicio y
no de autoritarismo. En fin, de ese Sacramento que manda dar la

293 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía de la: “Epifanía del Señor del 7 de enero de
1979”, Homilías IV, UCA Editores, 2007, p. 144.

206
La Santa Misa llevada a la vida diaria

vida por el otro, si no en martirio, en el diario vivir, porque ese


es el gesto más grande de amor que alguien puede tener. Es Jesús
quien nos pide: Que se amen unos a otros como yo los he amado:
ámense así unos a otros. En eso conocerán todos que son mis
discípulos, en el amor que se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).
404. La esperanza de Monseñor Romero era la esperanza
cristiana que no termina en esta tierra, espera un más allá y por
ello trabaja en el ahora. En su última homilía, minutos antes
de ser salvajemente asesinado, habló de esa esperanza: Los
bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad;
en una palabra, todos los frutos excelentes de la naturaleza
y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la
tierra en el Espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato,
volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados
y transfigurados, cuando Cristo entregue al Padre el reino
eterno y universal: reino de verdad y de vida; reino de santidad
y gracia; reino de justicia, de amor y de paz. El reino está ya
misteriosamente presente en nuestra tierra; cuando venga el
Señor, se consumará su perfección. Esta es la esperanza que
nos alimenta a los cristianos. Sabemos que todo esfuerzo por
mejorar una sociedad, sobre todo cuando está tan metida en
la injusticia y en el pecado, es un esfuerzo que Dios bendice,
que Dios quiere y que Dios nos exige294.
405. La esperanza de Monseñor Romero fue heredada por
el pueblo entre quienes algunos dedicaron pingues esfuerzos
hasta ver consolidada la paz, entre ellos Mons. Arturo Rivera
Damas e Ignacio Ellacuría. Siempre mediando entre los dos
bandos antagónicos, siempre clamando por el diálogo y la
compresión entre ambas fuerzas; siempre acompañando y
consolando al pueblo lanzado al centro de los dos poderes. Hoy
en día, la esperanza que Romero nos heredó debe seguir siendo
operante, la paz no se ha alcanzado, se ha logrado silenciar
la metralla, pero no pacificar ni mucho menos humanizar las
294 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, “La última homilía de Monseñor, 24 de marzo de
1980”, Homilías VI, UCA Editores, 2009, p. 456.

207
Carta Pastoral

relaciones entre las personas de esta sociedad que pasa los 365
días del año desangrándose sin parar.
406. La esperanza de Romero la encontraremos como él nos
indica, en la Eucaristía, verdadero y único Sacramento de la
Esperanza, es de allí de donde debemos extraer fuerzas para
seguir trabajando por una paz verdadera, por la paz que sólo
Cristo puede dar. De esa forma seremos como Romero: Reflejo
del Sacramento de la Esperanza.

v Monseñor Romero: Reflejo del Sacrificio


eucarístico
407. Monseñor Romero –es uno de esos santos que pudo
decir con Jesús– aunque parafraseándole: Yo doy mi vida,
nadie me la quita, la doy voluntariamente (cfr. Jn 10, 17-
18). Gesto tal que le convierte en reflejo vivo del Sacrificio
eucarístico, en su martirio fue hostia en manos del Padre. San
Ignacio Mártir en Carta a los Romanos escribió: Trigo soy de
Dios, y por los dientes de las fieras he de ser molido, a fin de
ser presentado como limpio pan de Cristo295; palabras que nos
recuerdan a Monseñor Romero. Sabiendo Dios que el brazo
asesino actuaría ese día contra el hijo de la luz, le permitió en
la última homilía de su vida, expresar por su propia boca su
discurso martirial: El que quiera apartarse del peligro perderá
su vida; en cambio, aquel que se entrega, por amor a Cristo, al
servicio de los demás, este vivirá como el granito de trigo que
muere, pero aparentemente muere. Si no muriera, se quedaría
solo. Si da cosecha es porque muere, se deja inmolar en la
tierra, deshacerse, y solo deshaciéndose produce la cosecha296.
408. No quiero sonar cansino, pero, como ya explicaba en un
acápite superior, Monseñor Romero se sacrificó por el pueblo
salvadoreño sin considerar clases sociales, nivel educativo,

295 Daniel Ruiz Bueno, Padres Apostólicos y apologistas griegos (s. II), Biblioteca de
Autores Cristianos, Madrid España, 2009, p. 401.
296 Ídem, p. 400.

208
La Santa Misa llevada a la vida diaria

sexo o edad; nada le detuvo en su amor por ayudar a los


demás, su vida fue muy parecida a la de Cristo, a quien siguió
de manera radical: Visitaba enfermos, ayudaba a los pobres
económicamente cuando podía, consolaba a los afligidos; sobre
todo al pueblo duramente perseguido, reprimido, torturado y
matado, enterraba a los muertos de este pueblo, aconsejaba a
unos y otros, les denunciaba su pecado, les anunciaba la Buena
Nueva con cuyo mensaje hacía sentir las primicias del Reino
en este país tan herido, perdonaba los pecados de cuantos le
buscaban, oraba por todos, pedía perdón a cuantos ofendía y
a veces sin haber ofendido; exigía justicia para los desvalidos,
hablaba de la Verdad con la verdad y pedía a todos hablar de
la verdad erradicando la mentira, defendía la vida en todas sus
formas; administraba los Sacramentos; celebraba la Eucaristía
con amor; visitaba a los pobres; defendía, cuidaba y amaba a sus
sacerdotes; comprendía y perdonaba a sus mismos hermanos
en el episcopado; amaba y perdonaba a sus enemigos como
dijo en una ocasión: No me repugnaría –si tengo la dicha de
poseer un cielo– de estar en ese cielo cerca de mis enemigos.
Yo nunca lo soy de nadie297; recibía a cuantos tocaban su puerta;
despachaba cartas a unos y otros; rogaba por la liberación de
rehenes o personas secuestradas; entre otras muchas obras más
que realizó en favor del pueblo mientras su cuerpo, mente y
energía era triturada como el trigo en el molino, hasta que por
fin llegó su muerte.
409. Lo aquí afirmado no pretende en ningún momento
mostrar que Monseñor era un buscador de su muerte; quien
busca la muerte no es un mártir si no un temerario, tenía
miedo de morir, así lo confesó a sus fieles: Es muy fácil
matar, sobre todo cuando se tienen armas; pero ¡qué difícil es
dejarse matar por amor al pueblo!298 Una frase cuyo contenido

297 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía: “Jesús, maestro de la verdadera religión,
Vigesimosegundo domingo del Tiempo Ordinario, 2 de septiembre de 1979”, Homilías
V, UCA Editores, 2008, p. 269.
298 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía “El Divino Salvador, carne para la vida del
mundo, Décimo sexto domingo del Tiempo Ordinario, 12 de agosto de 1979”, Homilías

209
Carta Pastoral

muestra hasta qué punto deseaba nuestro amado Santo evadir


la muerte; el martirio le vino como regalo de Dios, a pesar
de que sus enemigos pensaron acallar su voz. Por otra parte,
Monseñor Romero dio cumplimiento a las hermosas palabras
que el Obispo dice durante la Ordenación Presbiteral al que es
ordenado sacerdote mientras coloca en sus manos la Patena y
el Cáliz: Recibe la ofrenda del Pueblo Santo para presentarla
a Dios. Considera lo que realizas e imita lo que conmemoras,
y conforma tu vida con el misterio de la cruz del Señor.
Bienaventurado San Romero que llevó su sacerdocio hasta
el martirio dando testimonio no sólo con palabras si no con
hechos.
410. Ahora vale la pena preguntarse: ¿Dónde está la
muerte?, ¿dónde su victoria?, no está; Dios le llevó consigo
concediéndole dar frutos, y frutos en abundancia, la cosecha
no ha terminado, su sacrifico sigue produciendo más y quiere
seguir dando más. Depende de nosotros aprovechar el sacrificio
de Monseñor Romero, el primer paso es conocerle más y desde
allí decidir imitar su ejemplo de seguimiento a Cristo; y por
supuesto seguir su ejemplo de ser reflejo fiel del Sacrificio
Eucarístico que no consiste sólo en tomar un trozo de pan y un
poco de vino, es dejarse triturar como Cristo, como Romero
hasta lo último y desde allí dar frutos dignos para el Padre.

v Monseñor Romero: Reflejo del Misterio de


nuestra fe
411. A manera de conclusión quiero terminar afirmando que
Monseñor Romero, después de todo lo aquí comentado, es:
Reflejo del Misterio de nuestra fe, su vida, pasión y muerte
hubiesen sido imposibles de realizarse si una fuerza superior
a él no le hubiese ayudado. Esa fuerza sólo la pudo encontrar
en la Eucaristía, a esto habría que agregar que su Escuela de
espiritualidad fue la Eucaristía, no en vano he explicado antes

V, UCA Editores, 2008, p. 215.

210
La Santa Misa llevada a la vida diaria

que la Eucaristía es el acto pleno de la pedagogía de Dios,


donde los santos y las santas han aprendido a amar a Dios y al
prójimo como a sí mismos.
412. Los testimonios al respecto abundan en la Positio. De
su infancia es su hermana quien da testimonio: Queriendo
contribuir a ganar el sustento de cada día, Óscar ayudaba a su
madre a distribuir el correo en el pueblo. Su devoción a Dios
acompañó siempre su trabajo. Así, antes de empezar la ronda
de correo, se iba ante el Santísimo Sacramento: “También de
Jesús Sacramentado era devoto. Lo veía con frecuencia frente
al Sagrario”, dice su hermana Zaida, y añade que siendo
“mensajero de correos y antes de repartir las cartas, se iba a la
Iglesia a visitar al Santísimo299. El pequeño Romero aprendió
en la Escuela Eucarística a santificar el trabajo, pero sobre
todo a priorizar: Dios primero; lo demás vendrá por añadidura.
413. Al ingresar al Seminario su amor por la Eucaristía
aumentó, uno de sus compañeros lo recuerda como un
seminarista devoto del Santísimo Sacramento; más no cualquier
tipo de devoto, sino modelo de devoción: desde seminarista vi
que frecuentaba mucho las visitas al Santísimo Sacramento y
esto lo constaté porque la Capilla quedaba junto al cuarto de
estudio y pasaba por allí para visitar al Santísimo y creo que
era él el que más lo hacía”. Cada día hacía tres ratos largos
de adoración: uno por la mañana, otro al mediodía y el tercero
antes de ir a dormir. Y entre esos tres momentos fuertes, vivía
unido al Santísimo Sacramento cultivando una vida en que
cada obra y cada palabra le ayudaran a preparar su alma a la
celebración de la misa del día siguiente. Esta devoción por el
Santísimo Sacramento fue una constante en la vida del Siervo
de Dios, en San Miguel y luego en San Salvador300. Hermosa
y ejemplar devoción la de nuestro amado Santo que no quedó
a nivel de fe intimista, aprendió a salir de sí para darse a los
299 Congregatio de Causis Sanctorum, Beatificationis seu Declarationis Martyrii Servi Dei
Ansgarii Arnolfi Romero, Tipografía Nova Res s.r.l. Roma, 2014, p. 38.
300 Ídem., p. 65.

211
Carta Pastoral

demás; es decir, aprendió que fe celebrada debe traducirse en


fe vivida, aprendió a llevar la Misa a la vida diaria.
414. Los años pasaron y fue ordenado sacerdote, sus manos
ungidas pudieron consagrar el pan y el vino, varias de sus
homilías son verdaderas catequesis sobre el Sacramento;
aquél que fue formado en la Escuela Eucarística bajo la
Eucaristía: acto pleno de la pedagogía de Dios, pudo invitar a
otros a formarse en ella. Sus palabras y obras eran testimonio
suficiente para conseguirlo, hubo testigos en sus últimos años
de vida que presenciaron cómo Monseñor Romero mantenía
su devoción extrayendo de ella la fuerza para soportar su
misión episcopal: No era fácil soportar la terrible presión
de los acontecimientos. Los últimos meses de vida Romero
aumentó el tiempo dedicado a la oración y a la meditación
delante del Santísimo301. Solo así alcanzó la corona y la palma
del martirio, de otra forma la situación sofocante a la que había
sido sometido por medio de llamadas telefónicas y notas con
amenazas de muerte; burlas mordaces, incluso hechas frente a
él, no sólo por hombres si no incluso por mujeres de quienes se
esperaría menos dureza; críticas en medios de comunicación;
incomprensión por parte de todos, incluso de sus hermanos
en el episcopado; entre otras muchas más; no hubiera sido
soportada por él.
415. Es por ello que el Santo Papa Francisco afirmó que
Monseñor Romero: Se convirtió en imagen de Cristo Buen
Pastor. En tiempos de difícil convivencia… supo guiar, defender
y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al Evangelio y en
comunión con toda la Iglesia… y en el momento de su muerte,
mientras celebraba el Santo Sacrificio del amor y de la
reconciliación, recibió la gracia de identificarse plenamente
con Aquel que dio la vida por sus ovejas. Fue otro Cristo.
416. Antes de sonar el disparo asesino Monseñor Romero
dijo como lo he venido recordando a lo largo de esta Pastoral:
301 Ídem., p. 489.

212
La Santa Misa llevada a la vida diaria

Esta santa Misa, pues, de eucaristía, es precisamente un


acto de fe. Con fe cristiana sabemos que, en este momento,
la hostia de trigo se convierte en el cuerpo del Señor, que se
ofreció por la redención del mundo; y que, en ese cáliz, el vino
se transforma en la sangre que fue precio de la salvación. Que
este cuerpo inmolado y esta carne sacrificada por los hombres
nos alimente también a dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al
sufrimiento y al dolor, como Cristo: no para sí, sino para dar
conceptos de justicia y de paz a nuestro pueblo302. ¿Qué más si
no eso hizo Monseñor Romero?, se dio por completo al pueblo y
no sólo dio conceptos de justicia y paz a nuestro pueblo sino su
propia vida, fue fiel reflejo del Misterio de nuestra fe; en otras
palabras: fue otro Cristo. Sigamos a Cristo al lado de nuestro
amado Obispo y mártir San Romero para poder dar a nuestro
pueblo, como él, conceptos de justicia, de paz, misericordia,
solidaridad y más. Sigamos a Jesús Eucaristía para hacer vida
su mandato de amor: Que se amen unos a otros como yo los he
amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán todos que
son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros (Jn
13, 34-35).

III. Venerable Siervo de Dios Padre Rutilio


Grande García S.J.
417. El tercer y último modelo de vida eucarística que quiero
proponer a ustedes es el Venerable Siervo de Dios, Padre
Rutilio Grande S.J. Un sacerdote comprometido radicalmente
en la vivencia de los Sacramentos, sus homilías guardan
sus palabras respecto a esto. No es la primera vez que hago
referencia a él; en las dos anteriores pastorales lo he hecho
notar.

302 Monseñor Óscar Arnulfo Romero, Homilía: “El don más grande de la Pascua es el
dinamismo del amor, Sexto domingo de Pascua”, Homilías VI, UCA Editores, 2007, p.
458.

213
Carta Pastoral

v Rutilio Grande: Sacerdote y mártir de vida


eucarística
418. El Padre Rutilio fue un sacerdote santo, muy pronto
comprendió que su misión no nacía de voluntad humana. Había
sido enviado por Jesucristo nuestro Señor: Somos misioneros
para toda la comunidad; es decir enviados… según el mandato
de Jesús a sus apóstoles: Vayan y anuncien el Evangelio a
todas las gentes303; de allí que no sirvió a ideología alguna,
su misión fue anunciar el Reino, desafortunadamente no fue
comprendido. Aún ahora en día se pueden escuchar críticas
contra él y su pastoral; que en el fondo no son más que críticas
contra la Palabra de Dios que es Jesucristo. No sólo molestó la
denuncia del pecado que hacía; el anuncio de la Buena Nueva
se convirtió en una molestia que no dejaba en paz a quienes se
sentían interpelados por su mensaje. Cuestión que no ignoraba:
Para unos será Buena Nueva; para otros, puño de sal que arde
en gangrena abierta, pero que les puede sanar304.

419. Leer su vida nos lleva a descubrir en primer lugar al


sacerdote que amó y administró todos los Sacramentos con
un objetivo claro: Concientizar a sus fieles sobre la necesidad
de concretizar en obras la fe celebrada. Fe celebrada-fe vivida
era un requisito para ser buen cristiano, un compromiso que
iniciaba desde el bautismo: Es un compromiso sagrado y
exigente. No es ni debe ser en las filas de la Iglesia de Cristo un
mero lavado convencional de la cabeza, un rito costumbrista,
un mero hecho social sin trascendencia para el individuo y
para la sociedad. Ser bautizado es estar lleno, centrado en los
cauces del evangelio. ¡Ser bautizado es aceptar el evangelio
de Cristo hasta sus últimas consecuencias!305. Palabras que

303 Justicia y Paz, “Principios”, Boletín de las Comunidades Rurales Cristianas, Asesinato
del Padre Rutilio: Vida y esperanza para la Iglesia. Año 6, N°63, marzo 1977, San
Salvador, El Salvador, p. 8.
304 AA.VV. XXX Aniversario P. Rutilio Grande. Palabra comprometida con los pobres,
Cuadernillo 19, Centro Monseñor Romero, UCA. San Salvador, El Salvador, 2007, p. 16.
305 AA.VV. XXV Aniversario Rutilio Grande. Sus Homilías, op. cit., p. 63.

214
La Santa Misa llevada a la vida diaria

hacían y hacen comprender a quien las lee, que el bautizado


está llamado a dar razón de su fe, tanto como a resistir los
embates que el mundo le presenta.

420. Si esta era la forma de considerar el bautismo, la


Eucaristía ocupaba –justo como la Iglesia lo ha hecho y
enseñado siempre– la centralidad de la vida. La Eucaristía
es la: quintaesencia del cristianismo: Así mis amigos, yo
les digo que esto será el distintivo de aquellos que se vayan
comprometiendo. Haber entendido la esencia de la Eucaristía
como quintaesencia de los valores cristianos: la vida, la
muerte, la resurrección del Señor. Es decir, ese cambio
profundo de morir a uno mismo y hacer salir lo nuevo que
transforma la humanidad… no basta con venir aquí con ritos
carentes de sentido, como si fuera a tomar un marquesote en
la boca y salir por ahí a rezar la Magnifica para encontrar un
buey. Eso es detestable, es una caricatura de la religión. La
vida es Eucaristía. Hemos dicho que todo eso está vinculado
al Evangelio, a la vida306. La última frase resume el significado
de celebrar la Eucaristía: La vida es Eucaristía; entonces,
el cristiano, la cristiana no puede negociar si la Eucaristía es
vivida o no, porque es su obligación hacerlo. No vivir bien
la Eucaristía es vivir mal la vida sin poder hacer realidad el
mandato del Señor: Que se amen unos a otros como yo los he
amado: ámense así unos a otros. En eso conocerán todos que
son mis discípulos, en el amor que se tengan unos a otros (Jn
13, 34-35).

421. No vivir bien la Eucaristía es vivir según el ejemplo


del sacerdote y el levita descritos por Jesús en la parábola del
buen samaritano (cfr. Lc 10, 29-37). En lugar de encargarse
de la realidad y cargar con la realidad dieron un rodeo para
no acercarse al herido que los bandidos habían dejado tirado;
actitud no comprensible en hombres dedicados al culto, la
actitud que debemos seguir es la del buen samaritano: No

306 Ibidem, p. 63.

215
Carta Pastoral

dio rodeos. Los verbos utilizados para describir su actitud


evidencian un ser humano muy humano: Llegó (10, 33), lo vio
(10, 33), tuvo compasión (10, 33), se acercó (10, 34), lo curó
(10, 34); y cargó con él llevándolo a una posada, cuidándolo y
pagando por los gastos (10, 34-35). Finalmente, el mandato de
Jesús al doctor de la Ley, que para tentarlo había preguntado
quien era su prójimo, debe ser nuestro mandato: Vete y haz tú
lo mismo (10, 37).

422. Porque ¿No es eso lo mismo que Dios hizo con el


pueblo israelita?, claro que sí. He aquí sus palabras: He visto
la aflicción de mi pueblo en Egipto, he escuchado el clamor
ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para
librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra
a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y
miel (Ex 3, 7-8). Dios vio y escuchó la aflicción de su pueblo,
se acercó para liberarlo, se encargó de la realidad y cargó con
él hasta hacerlo llegar a la tierra prometida, cuidando de él en
todo el camino. De día en columna de nube, y de noche en
columna de fuego (cfr. Ex 13, 22). ¿Cómo no vamos, pues,
a obedecer el mandato: Vete y haz tú lo mismo (Lc 10, 37)?,
máximo ahora que comemos su cuerpo y bebemos su sangre
tenemos aún más la obligación de hacer lo que nos pidió, de
amarnos unos a otros incluso dando la vida unos por otros.

423. El Padre Rutilio fue un Sacerdote Buen Samaritano,


llegó a Aguilares, vio y escuchó el clamor de ese pueblo, se
acercó a él organizando misiones que le permitieron entrar
en profundo contacto con la realidad del pueblo. Lo consoló,
lo acompañó, le anunció la Buena Nueva, le administró los
Sacramentos, lo formó como misionero, lo defendió de los
abusos de los poderosos, pidió justicia para ellos, entre otras
muchas cosas más. El Padre Rutilio pudo haber dado un enorme
rodeo para no ver a ese pueblo herido que debía atender. Pero
no lo dio porque había entendido que la Vida es Eucaristía,
cuestión que hizo vida.

216
La Santa Misa llevada a la vida diaria

424. En segundo lugar, leer la vida del Padre Rutilio nos


ayuda a descubrir al mártir que deseaba sellar su martirio
tomando la Eucaristía. En la Carta Pastoral Ustedes también
darán testimonio, porque han estado conmigo desde el principio
(Jn 15, 27) hice alusión a esta anécdota que nos enseña mucho
sobre cómo cumplió con sus propias palabras: La vida es
Eucaristía. Según testimonio de la Sra. Tinita, originaria de
Aguilares, el Padre Rutilio Grande, siempre llevaba junto a él
una hostia; al preguntarle la razón, nos cuenta, que respondió:
Por si cuando me maten, porque estoy amenazado, le pido al
Señor que me dé licencia para morir con ella en la boca307. Así
quería sellar una vida, pasión y muerte que le asemejaba con el
Maestro a quien siguió con radicalidad; Dios no se lo permitió,
más si le permitió hacer oblación de su vida, convirtiéndose en
hostia que elevada en las manos de Dios sigue brillando para
nosotros como modelo de sacerdote con vida eucarística.

425. En conclusión, sigamos el ejemplo del Padre Rutilio


Grande S.J. que entregó su vida por amor a Dios y amor al
prójimo, que era todo el pueblo salvadoreño, gracias a que él
supo hacer de su vida una vida eucarística; es decir; supo hacer
de la fe celebrada fe vivida, haciendo vida su mandato: Que
se amen unos a otros como yo los he amado: ámense así unos
a otros. En eso conocerán todos que son mis discípulos, en el
amor que se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35).

307 AA.VV. XXX Aniversario P. Rutilio Grande. Palabra comprometida con los pobres, op.
cit., p. 55.

217
Carta Pastoral

EXHORTACIÓN FINAL

426. Al terminar esta Carta Pastoral quiero dirigirme:


427. Al pueblo de Dios para animarlos a trabajar por el
Reino con más ardor; ardor que sólo podemos obtener al recibir
la Eucaristía con la conciencia clara de que la celebración de
dicho Sacramento debe traducirse en obras. Precisamente el
apóstol san Juan lo recomienda en su Primera Carta: Hijitos,
no amemos de palabra y con la boca, sino con obras y de
verdad (1Jn 3, 18). El momento que estamos viviendo es duro,
la violencia azota a lo largo del país y el temor invade nuestros
miembros, ciega nuestra razón y endurece nuestros corazones.
No permitamos que el miedo nos paralice, el país necesita de
hombres y mujeres dispuestos a trabajar en la dirección opuesta;
una dirección que implica la práctica de los valores cristianos:
justicia, verdad, misericordia, paz, fortaleza, perseverancia,
templanza, solidaridad, tolerancia, entre otros más. Actuemos,
hermanas y hermanos queridos, actuemos para cambiar esta
realidad que nos está robando lo mejor que tenemos: Nuestros
niños, nuestras niñas y nuestros jóvenes. El mal los engulle
convirtiéndolos en agentes de la muerte; o en el peor de los
casos, los precipita a la muerte.
428. Muchas veces nosotros los adultos tenemos parte de
culpa; los padres de familia por no educar adecuadamente ni
dejar que la Escuela, la Iglesia o las autoridades cumplan con
su rol; profesores son amenazados cuando quieren cumplir su
rol de educar, o son demandados por educar correctamente,
simplemente porque los padres de familia han desarrollado
un proteccionismo errado para con sus hijos e hijas. No es
concediéndoles todo lo que piden o evitándoles el sufrimiento
como se educa a un hijo; el hijo o la hija aprenden a ser fuertes
cuando caen y se levantan, la corrección debe ser aplicada con
cariño, haciéndoles comprender que la vida quiere fortaleza
como Cristo y María la tuvieron en la cruz y junto a la cruz, que
fue sólo el punto final de una vida llena de contrariedades a la
218
La Santa Misa llevada a la vida diaria

que no faltaron alegrías, éxitos y esperanzas realizadas. La vida


es así, no hay resurrección sin cruz, no podemos evitar la cruz
a los hijos e hijas. Pido a los padres de familia que eduquen a
sus hijos en la forma correcta y déjense ayudar por profesores;
así como por catequistas, religiosas, religiosos o sacerdotes
cercanos al proceso de formación de sus hijos e hijas.
429. Permitan a sus hijos e hijas asistir a la Iglesia, ese
permitir comienza desde que están en el vientre de su madre,
nadie nace cristiano, se hace cristiano; la fe se transmite por
generación, los hijos la reciben de sus padres, la aprenden sobre
todo viendo el ejemplo y testimonio de sus padres. Ir a misa en
familia, orar frente a los hijos, rezar con los hijos, frecuentar
los sacramentos, hacer obras de misericordia acompañado de
los hijos, son testimonios importantes para catequizarlos. Más
adelante, es su deber llevarlos a las catequesis y seguimientos
que ofrecen las parroquias; sus hijas e hijos deben ser como
dice san Lucas de Jesús: crecía en saber, en estatura y en gracia
delante de Dios y de los hombres (Lc 2, 52). No permitan que
crezcan si fe, San José y María Santísima llevaron a su hijo
al templo a ser circuncidado, lo presentaron al Señor y más
adelante subían con él al Templo, como nos relata san Lucas.
430. Por esto pido a catequistas y agentes de pastoral que
reciban no sólo a los niños o a los jóvenes, sino a las familias
completas, es a toda la familia a la que hay que formar. Los
que mantienen misión permanente, en sus visitas a los hogares
procuren que todos los miembros de la familia estén presentes,
recuerden que la familia es la base de nuestra Iglesia y también
de la sociedad. Parte de esa formación es la concientización
de la importancia de la Eucaristía como fe celebrada-fe vivida
para que poco a poco se vayan insertando estas familias al
trabajo de la parroquia, y nuestra comunidad de obreros de
la viña aumente; consecuentemente es importante que ustedes
como catequistas y agentes de pastoral se formen. No basta con
tomar en mano el catecismo y la Biblia, no es mi afán ofender,
pero formarse es un deber porque catequistas mal formados
219
Carta Pastoral

juegan un rol importante en la perdida de muchos niños, niñas,


jóvenes, adultos y ancianos; la formación pueden obtenerla en
sus propias parroquias, en escuelas de catequistas o escuelas
de teología, círculos bíblicos u otros cursos de formación.
431. Con familias bien formadas el Pueblo de Dios
tendrá una fe madura para afrontar la situación nacional, no
escondiéndose sino convirtiéndose en fermento y levadura de
una sociedad que cada vez amenaza más con una completa
secularización y el olvido de Dios. Sólo hay que ver el deseo
de legislar a favor del aborto, la impunidad que deja sin castigo
a quien lo merece y castiga al inocente, así como los continuos
asesinatos, entre los cuales figura el de uno de nuestros
sacerdotes: el Padre Walter Osmir Vásquez. Ser cristianos es
ser humanos en Cristo, pero eso sólo lo aprenderemos en la
Eucaristía: acto pleno de la pedagogía de Dios.
432. Recuerden desde el lugar que les ha tocado ocupar,
desde la profesión u oficio que desempeñan: docente, doctor,
agricultor, obrero, pescador, ingeniero, vendedor, etc., pueden
hacer vida la Eucaristía y cambiar la realidad de este país.
433. A los políticos, específicamente a los cristianos
católicos, les pido que vivan la Eucaristía no sólo celebrándola
cada domingo; háganla vida en el campo donde laboren,
construyan, desde el puesto que les ha tocado ocupar, un orden
social cristiano. Sé que no es fácil porque las ideologías o
los partidarismos tienden a imponer su primacía; pero el ser
humano no debe ser esclavo de las ideologías ni de los partidos
políticos, la fe es lo primero. Que no sea por ustedes que leyes
como el aborto, la eutanasia, el suicidio asistidos entre otros,
sean aprobados; como pastor debo recordarles que de su forma
de gobernar y de legislar desde la asamblea legislativa, ustedes
harán su opción: o con Cristo o contra Cristo. Se puede decir:
O con la Vida o contra la Vida; o con la Verdad o contra la
Verdad; de la Eucaristía obtendrán el valor para hacer lo
que DEBEN hacer sin que nadie los manipule o compre sus

220
La Santa Misa llevada a la vida diaria

favores; también ustedes deben ir a sus parroquias a estudiar


qué es el sacramento de la Eucaristía y cómo hacerlo vida. No
contribuyan con proyectos de muerte como la minería tóxica,
la privatización del agua o la legalización del aborto; apoyen la
pedagogía de la vida que sólo se aprende de la Eucaristía: acto
pleno de la pedagogía de Dios.
434. A los dueños del poder económico, especialmente
a los cristianos católicos, les pido también que hagan vida
la Eucaristía, ¿cómo?, administrando bien los bienes que
Dios les ha entregado. Eso significa sueldos justos para sus
empleados; seguridad laboral de calidad para cada uno de
ellos; no explotación laboral; no acaparamiento de riquezas; no
falsas balanzas; vacaciones suficientes; permisos para estudios
que permitan a sus empleados una mayor profesionalización y
superación; trato igualitario, incluso en salarios entre hombres y
mujeres; permisos por maternidad; valoración del empleado, no
como ser individual sino como miembro de una familia; creación
de mayores plazas de trabajo, creación de leyes justas para sus
empleados, que nazcan de su iniciativa y no por presiones de los
trabajadores. Hacer lo correcto a la fuerza no es dar testimonio de
hacer de la fe celebrada-fe vivida; si hacen esto y otras cosas más
que su creatividad no dejará de producir, estarán haciendo vida
el Sacramento de la Eucaristía que afirman respetar y celebrar;
además, estarán contribuyendo enormemente a cambiar este país:
de un país violento a un país cristiano y más humano. Les pido que
vayan a sus parroquias y estudien el sacramento de la Eucaristía,
porque ella es el acto pleno de la pedagogía de Dios de donde
aprenderán cómo usar de la economía para hacer proyectos de
vida y no de exclusión social, marginación, empobrecimientos,
de pauperización o en el peor de los casos, de muerte; busquen
una Parroquia idónea que les muestre el cómo vivirla.
435. A los encargados de las leyes, especialmente a los
que se llaman cristianos católicos, les pido que hagan vida la
Eucaristía por medio de una legislación justa, a Dios le gusta el
derecho y la justicia, le desagrada la impunidad y la injusticia.
221
Carta Pastoral

Que no sean ustedes contados entre los que condenan al


inocente y eximen al culpable, esa no es la manera de hacer
vida el sacramento de la Eucaristía; vayan a sus parroquias
y estudien en qué consiste la Eucaristía y cómo hacerla vida,
porque en ella encontraran el valor para cumplir debidamente
su papel en el campo de las leyes.
436. A los seminaristas les pido, en primer lugar, que
valoren su vocación. Seminaristas que aman su vocación serán
sacerdotes que aman su ministerio, eso implica identificarse
desde ya con el Maestro de maestros; tienen por modelos
de seguimiento a San Romero y al Padre Rutilio, no tomen
como modelos a aquellos sacerdotes que por una u otra razón
han enfriado su primer amor. Les pido perdón por aquellos
sacerdotes que no han dado un buen testimonio de su sacerdocio,
ustedes sigan, sigan los modelos aquí mencionados o el del
resto de nuestros mártires y los buenos ejemplos de tantos
sacerdotes nuestros; amen la Eucaristía como ellos, un día sus
manos serán ungidas y podrán consagrar el pan y el vino. ¿Qué
don más grande pueden desear?, deben ser como Monseñor
Romero que visitaba frecuentemente al Santísimo Sacramento,
porque la Eucaristía es el acto pleno de la pedagogía de Dios
de donde aprenderán a amar como Cristo amó y a dar su vida
como Cristo la dio; y no me refiero específicamente a darla en
el martirio, sino en el cumplimiento de su misión sacerdotal.
437. También les pido que se esfuercen por formarse bien.
Seminaristas bien formados serán sacerdotes bien formados que
cumplirán santamente la atención y servicio a sus hermanos (el
pueblo de Dios) y cuidarán bien de las ovejas que componen
el rebaño de Dios, no desperdicien su tiempo, aprovéchenlo
de la mejor manera, poniendo atención en clases, repasando
los contenidos vistos y leyendo buenos libros. Por favor, hijos
míos les ruego: valoren su Vocación.
438. A los sacerdotes mis hermanos, quiero antes que nada
agradecerles todo el trabajo que realizan en sus parroquias, sé

222
La Santa Misa llevada a la vida diaria

que no es fácil ser sacerdotes en el mundo actual. Por uno de


los nuestros que cae, somos duramente criticados, juzgados y
condenados; tampoco puedo negar que unos pocos nos odian,
son aquellos a quienes el mensaje de la Buena Nueva que sale
de nuestras bocas, les interpela. La muerte del Padre Walter
Osmir Vásquez debe dolernos, era un hermano nuestro que
murió en el cumplimiento de su misión y que –según parece–
como sucedió con Cristo, sus asesinos quedarán impunes;
aun así nuestra misión debe continuar cuidando –al igual que
el Padre Walter, que murió cuando iba a celebrar la solemne
Cena del Señor del Jueves Santo– que cuando Jesús, nuestro
hermano mayor en el sacerdocio, venga por nosotros, nos
encuentre trabajando por su Reino.
439. Innumerables son los fieles, que nos necesitan y buscan
para obtener dirección espiritual o los Sacramentos, contamos
con el cariño de ellos y, por supuesto, contamos con la voz
de Aquél que nos llamó, nos sigue diciendo: No me eligieron
ustedes a mí; yo los elegí a ustedes y los destiné para que
vayan y den fruto (Jn 15, 16). No temamos porque Jesús ha
rogado por nosotros: Conságralos en la verdad: tu palabra es
verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo los envié al mundo.
Por ellos me consagro, para que queden consagrados con la
verdad. No sólo ruego por ellos, sino también por los que han
de creer en mi por medio de sus palabras (Jn 17, 17-20).
440. Les pido pues, por favor, que enseñemos al pueblo
que nos ha sido confiado el amor por la Eucaristía, procuren
impartir cursos de formación en este Sacramento; pero no una
formación superficial sino profunda que ayude a comprender
al Pueblo de Dios que fe celebrada debe traducirse en fe
vivida. Las prácticas de visitas al Santísimo Sacramento y
las Horas Santas son loables y deben continuarse, pero no es
suficiente; no se puede adorar a cabalidad lo que no se conoce
a profundidad, sólo se ama aquello que se conoce. Tampoco
se puede hacer vida lo que no se conoce, porque se desconoce
la forma; los laicos tienen un gran potencial que debe ser
223
Carta Pastoral

aprovechado para que en los campos donde se desempeñan


hagan vida la Eucaristía, ya que como decía el Padre Rutilio
Grande: La vida es Eucaristía. El Concilio Vaticano II nos
recuerda que: La fe todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta
el plan divino sobre la entera vocación del hombre. Por ello,
orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas (GS
11). Es necesario que nosotros, los que consagramos el pan
y el vino, procuremos una enseñanza adecuada sobre este
sacrosanto Sacramento a la porción de pueblo que se nos ha
confiado, impulsándoles a trabajar por un país más cristiano,
por ende, más humano.
441. A los queridos hermanos religiosos y queridas
hermanas religiosas agradezco igualmente todo el apoyo que
dan en nuestra Iglesia Particular, su obra es inmensa y a los
ojos de Dios –estoy seguro– agradable; pido de igual manera,
como lo he hecho en las pastorales anteriores, que por favor
sigan ayudando en esta causa. Ahora se trata de promover el
estudio profundo del Sacramento de la Eucaristía, necesitamos
un pueblo de Dios que adore a Dios con sus labios y sus obras;
el país reclama cristianos católicos que vivan eucarísticamente,
algo que sólo lo lograrán si se les enseña que fe celebrada debe
ser fe vivida. Es necesario que el pueblo de Dios comprenda
que la fe no se desentiende de la historia humana, la salva por
medio de soluciones plenamente humanas (GS 11). No me
cansaré de repetir esta verdad sobre la fe, les pido ayuden a los
laicos a desarrollar todo el potencial que tienen impulsándoles
a trabajar por la transformación de este país, poniendo como
fuente, fuerza para caminar y cima de perfección al sacramento
de la Eucaristía.
442. En las instituciones educativas que ustedes tienen a su
cargo pueden ofrecer catequesis profundas sobre el Sacramento
a niños y jóvenes, así como cursos a los padres de familia
y abuelos para que aprendan todo lo que les he explicado a
ustedes en estas cortas palabras.

224
La Santa Misa llevada a la vida diaria

443. A este servidor en su condición de Pastor y Maestro


corresponde, explicar qué es la Eucaristía, cómo hacerla vida
y, por supuesto, hacerla vida; debo apoyar proyectos de vida
que beneficien a las grandes mayorías de nuestro país; debo
animar al pueblo de Dios para que haga de la fe celebrada-fe
vivida, que lleven la Misa a la vida diaria. El país necesita
de cristianas y cristianos católicos que vivan eucarísticamente
haciendo de este país un país más cristiano, más humano;
debo velar por que el pueblo de Dios se convierta en levadura
en esta sociedad expuesta a los peligros del hedonismo,
el individualismo, la violencia, el materialismo, el amor
desordenado por las riquezas, la búsqueda insaciable del poder,
la corrupción, la mentira, la injusticia, y otros males más.

444. Tengo el compromiso de animar a las autoridades


públicas y a los dueños del poder económico a conseguir la paz
y a trabajar por proyectos de vida que beneficien a todos, pero
en especial a las grandes mayorías vulnerables de esta nación.
Finalmente, es mi deber animar y dar esperanza a mi Grey,
que, entre la violencia, la pobreza y la inmigración camina
hacia la patria definitiva; animarle a que en la Eucaristía se
encuentre con Jesucristo, único que puede darnos la paz que
necesitamos, impulsándolos a su vez a llevar la paz a quienes
los rodean. Debo animar a mis hermanos sacerdotes, hermanas
religiosas y hermanos religiosos a consolidar este proyecto de
celebrar y vivir la Eucaristía como Jesús nos lo ha mandado:
Que se amen unos a otros como yo los he amado: ámense así
unos a otros. En eso conocerán todos que son mis discípulos,
en el amor que se tengan unos a otros (Jn 13, 34-35), lo cual
sólo será posible cuando llevemos la Santa Misa a la vida
diaria.

San Salvador, 14 de octubre de 2018

José Luis Escobar Alas


Arzobispo de San Salvador
225
Carta Pastoral

Deo gratias
IMPRESO EN
EL SALVADOR, C.A.

por: Asociación Institución


Salesiana
I M P R E N TA Y O F F S E T R I C A L D O N E
F i n a l A v. H n o . J u l i o G a i t á n ,
S a n t a Te c l a Te l e f a x : 2 2 2 9 - 0 3 0 8

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