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EOSOFIA, HERMETISMO, ‘ORieNTALIoMS PSICOLOGIA, ETC. : Laciencia describe algunos de los atribus tox delux cosas, pero law causas originales que producen esos atributos permanecen desconacidos para ella, y permanecersn asi ee: Lagu FERNANDEZ GUARDIA, ENRIQUE J. NUREZ, JeS. GONZALEZ R., WALTER J. FIELD. TOMAS ROVERANG: ee: EDITOR: Leon ‘FERNANDEZ GuARDIA 3 ~~ BIREGTOR) TomMAS POVEDANO ADMINISTAACIN, HN SAN. JOSE OF SORTA RIGA, & o. a = ArAntADS paseo 220 A nuestros lectores, | Retrato. i) Un:G?. Hombre dal Or. (Tradii E) WW articulo qué trata del miai en ¢t Ateneo Costa Rica. 4. T. IMPRENTA DE AVELINO ALSINA + A nuestros lectores “VIRYA” ESTUDIOS DE TEOSOFIA, HERMETISMO, ORIENTALISMO, PSICOLOGIA, ETC, ] ano 1-\V// SAN José, COSTA RICA. ENERO DF 1908 I Mes tone a WL A presente Revista, que no publicaremos 4 fecha fija, sino cuando los quehaceres y los medios de que disponen sus colabora- dores lo permitan, viene 4 lenar, 4 juicio nuestro, ana necesidad para esta Republica, donde a) igual que en los paises mds adelan- tados, comienzan los hombres que miran mas alla de los intereses ordinarios de 1a vida, 4 preocuparse de estudiar el por qué y el cémo de lag cosas. La obscura noche de la Edad Media se hundié con sus restricciones del pensamien- to. Ahora, no obstante las penumbras que dejira tras si, y que por todas partes nos roéean, se va reconociendo universalmente qi e} mas rudimentario principio de la equi- did impone el deber de facilitar libres sen- pe deros 4 la expansién de quiera que cada escuela 4tribuye el privi- legio de encontrarse en pdidn de la Verdad, es bueno que puedan porflos ser compara- dos los conceptos particfes sobre que ba- san respectivamente tanfcluyente preten- sién. No hay mayor sofa que el de dar por rebatidos tales 6 cual principios filosd- ficos, cientificos 6 religgos, y declararlos cuando reaparecen, fue} de oportunidad, porque se le figuré asi gualquiera que se considere una eminenciajcreyeran también los parciales de la mismhaberlos dado por muertos y fenecidos. Las tas no mueren, sino que evolucionan; se ocu temporalmente, como las semillas en el se) de la tierra, para fructificar y propagarse espués; desapare- ces periddicamente cont los soles, y como ellos, tras cada aurora, s@vantan explendo- rosas pata prosegnir yivicando los mundos creadores del pensamien}, Las ideashan te- nido'y tienen que seguirjendo contradicto- rias en este mundo, porqifas inteligentias de los hombres tuvieron sifipre diverso nivel de percepcién. La humaidad no realiza su evolucién en conjunto y ¢ igual manera que se efectiia la madurez emm campo de trigo, sino que ahora unos y Igo otros de losse- res que la coustituyeu, an realizando, par- cial y Jibremente, sus fin progresivos, hasta que cada cual se hace ayto para contemplar ideas; y como la Verdad sin velos. E1 concurso de todos los esfuerzos intelectuales se hace tan nece- sario al conjunto social, como lo es para cual- quiera organizacién parcial Ja concurrencia Dice a este propésito uno de los escritores mate- rialistas mas radicales de la actualidad: «En los dominios del pensamiento huma- no pasa un fendmeno muy notable. Los que lo cultivan, aunque sea en un sentido erréneo, siempre producen un beneficio. Pitdgoras, armoniosa de todos sus componentes. queriendo encontrar el simbolo abstracto del EN sf de las cosas, hizo adeiantar de una ma- nera prodigiosa las matematicas. Sdcrates queriendo esclavizar el hombre 4 una moral impuesta, le revelé el alto poder de su con- ciencia propia, y le ensefié 4 generalizar y 4 desprenderse del egoismo particularista. Pla- tén cred sélo por su arte de hablar, sdlo por su armonia oratoria, s6lo por su dialéctica ordenada, las palabras, que faltaban para marear y com- prender la superioridad del ser humano, etc.» Creyendo con las anteriores reflexiones haber justificado el derecho que nos asiste de hacer oir nuestra modesta opinién por me- dio de esta Revista, 4 los que en la culta so- ciedad costarricense quieran oirla, pasamos 4 otro orden de pensamientos, Un error de apreciacién, por demas justi- ficable, ha venido haciéndole creer 4la mayo- arg ae rfa de las gentes que el presente es el dia de las grandes realizaciones del adelanto, cuan- do mas bien concurre todo 4 demostrar que es el final de uno de los perfodos de transi- cién que registra la historia, los cuales se distinguen por su cardcter esencialmente de- moledor, En efecto: si examinamos el campo de Ja moderna filosofia, lo vemos convertido en un maremagnum, en un laberinto sin lida, de entre el cual se levanta por brevis: mo tiempo, no lo que mas vale, si 0 lo que mas impresiona, lo que mds fuerte suena. Las instituciones seculares se hunden en el desprestigio, y las creencias mas la: arraigadas iguen ensu cafda, si no se mantienen por la imposicién 6 por la inercia de las costum- bres; el espiritu de disociacién, y el particu- itando el esfuerzo co- lectivo; en el concepto del Derecho se prefiere larismo cunden, det la destreza 4 la rectitud; en el Arte, el des- concierto, la audacia sin sentido, la medio- i, la aberracién extravagante, pretenden cri coneluir con todo principio racional de lo Bello, con el concepto de la Estética, con los cdnongs de proporcién; pero de este caos, van s de unno lejano sobresaliendo como prome: dia del adelanto, descubrimientos que sefia- lan derroteros mas amplios para la Cien' nuevos conceptos al Derecho, y nociones ol- vidadas referentes 4 la razén de ser de la existencia, y de la evolucién humanas, sus = Ge Wecatro? A SAS indo.) rd ee Ff. Cotdurin, x causas y consecuencias racionales, nociones que se conforman mejor con las nobles aspira- ciones de la justicia y de su imperio necesa- rio, el cual seria ilégico y funestisimo preten- der descartar del Universo, cuyo inmortal espiritu se nos revela con elocuencia indiscuti- ble, no s6lo por conviccidn interior, sino que también por millones de hechos y fendmenos correspondientes al orden suprafisico. Ahora bien, si son acertados estos puntos de vista, de acuerdo con ellos, venimos 4 pres- tar nuestro concurso 4 la labor del futuro, comenzando por proclamar que, en concepto nuestro, es el hombre nna masa inerte, el ins- trumento pasivo de la fatalidad, en tanto que por el desarrollo de su mds elevado dis- cernimiento no se decide 4 utilizar los pode- res 4 que tiene derecho, empléando para ello la palanca de Arquimedes, LA VOLUNTAD, dominadora de} destino, el cual sélo impera fatalmente sobre la parte inferior y transi- toria de la Naturaleza. Nunea Ja inercia,_jamds la prescindencia del cumplimiento de los deberes que 4 cada cual le estén encomendados, como molécula que es del cuerpo social, nunca la irresolu-~ cién, contribuyeron 4 las realizaciones del adelanto. No es dividiendo, es sumando co- mo se acrecientan los poderes de las colecti- vidades. No es creyendo en ese imposible mito que se llama muerte, como se progre- 8 sa, sino afirmando la realidad eterna de la Vida. f Por tiltimo: deciaramos que no deseando emplear nuestro tiempo en polémicas inti- tiles, solamente prestaremos atencién 4 los contrarios argumentos que puedan hacérse- nos en forma decorosa, 6 4 las preguntas que se nos dirijan con sinceridad y rectitud de intencién. Consignaremos también fuera del radio de nuestras egpeculaciones todo cuan- to se conexione con la politica. Réstanos ofrecer el testimonio de nuestra atenta consideracién 4 la prensa local, en cuyas columnas se ha prestado en ocasiones diversas noble acogida 4 la expresidn de las ideas que sustentamos, y saludar al afortu- nado pueblo de Costa Rica, el cual sobresale entre tantos otros por su proverbial toleran- cia, y por el culto fecundo y ejemplar que rinde ante el ara bienhechora de la Paz. Por la Redaccién, Flee Of Semis Sovedano: +¢$———_—_—__———-+ Un grande hombre del Oriente EX el Heraldo de Nueva York, correspondiente al domingo, 4 de octubre de 1903, se did pu- blicidad 4 un interesante articulo, con ilustraciones, entre las cuales figuraba un retrato del conocido MahatmaS. AgamyaG. P., Maestro eminente de la antigua Sabiduria de la India. También reproducimos otro articulo relativo 4 tan eleva ado personaje que fué publicado en el periddico The Wortd en mayo del afio que acaba de expirar, y del cual tomamos el retrato que encabeza estas Ii neas. Decfa asi el Heraldo: «Jil puede detener los latidos de su corazén.> «fl Mahatma indo considera su gran poder de sus- penston vital, como un mero juego de niios.» «Lo que él busca en Nueva York.» «Es ciertamente una cosa maravillosa», dice el doctor Barnett. fué la respuesta. ; entonces se de- , y 4 medida que el pulso se hacia mas débil, ba bilit parecia que no xistia circulacién de la sangre. Sin embargo, yo pude oir un ligero murmullo como pro- veniente de gran distancia, pero me parecfa eviden- te que uingtin impulso de la sangre tenia lugar.> Una prueba cuidadosamente efectuada Kesta del Herald, en un cuarto amueblado de una ade s humildes, en Ia Calle 28 O te.—Se tomo la precaucién de obtener un t prueba se hizo en presencia de un repdrter huéspedes de las m: timonio i médico, de manera que pudiese ser demostrado este hombre que pretendia ser capaz de suspender los latidos de su corazon 4 voluntad, podia efecti- lo 6 no. Absolutamente no puede caber duda alguna de vamente | que le es posible hacerlo, En cuanto al caracter ma- ravilloso del hecho, son més capaces de juzgar los médicos que los legos; pero noventa y nueve médi- cos de entre cien, diran que el hecho en cuestién es bilidad. nembargo, no es esta la opinién del Mahatm so 0 vali una impos El sonrefa bondados nada. «Tales cosa —Yo no vine 4 Amé mente, y dijo que ca s6lo para esto.—Yo. pue- a clase. Ellas do hacer muchas experiencias de es son la ciencia practica de la Filosefia Yoga. Pero yo no he venido 4 excitar la admiracién de los igno- rantes, sino 4 ensefiar 4 los sabios.» No obstante, El fué suficientemente bondadoso para explicar tanto como podfa ser explicado 4 los no iniciados, cémo puede realizarse este aparente milagro. ochy calculamos nosotros que es la respi- — 12 «Esto hace 21,600 respiraciones en el dia», conti- aué el Mahatma refiriéndose 4 su indicacién ante rior, «Ahora yo decido tomar la fuerza de cierto numero de respiraciones y retenerlas en mi mismo. Primeramente retengo mi aliento en el estémago, después en el pecho, y luego en la retina.> «Em qué?> pregunté el médico. «Kn Ja retina, (repitié el Mahatma sefialando exactamente el entrecejo) el lugar en el cual se jun- tan mis ojos.> «EI quiere dar 4 entender ke comisura del nervio éptico, explicé el doctor. «Después, deteniendo mi aliento, paso yo del cuerpo fisico al cuerpo mental y desde éste alcau- sal. Entonces todas las cosas me son posibles: yo puedo ver y oir Jas cosas 4 gran distancia, yo pue- do ir lejos.» «Aiin 4 las estrellas?» se le preguntd. «Si, 4 cualquier punto 4 través del espacio.» to lo que los teosofistas llaman el cuerpo «cs es astral ?> El cuerpo mental y el cuerpo causal «Si, este es el cuerpo mental; y mas alla est4 el cuerpo causal. Pero cuando yo estoy alli, las fun- ciones del cuerpo fisico cesan, Yo puede hacer esto, si me preparo, durante todo un dia; pero hoy he co- mido, y si prolongo esta condicién, el kilo me haria dafio.> ' Fuera de esto, el Mahatma no se preocupé de dis: cutir el aspecto fisico de su religién. Hay sin em- eG bargo, completa evidencia de su capacidad para hacer lo que aqui se dice; porque en la «Vida y Car- tas de Federico Max Miiller>, pagina 413, se con- tiene una relacién de la visita del Mahatma al gran sabio inglés, en la cual se dice que el reverendo G. Estlin Carpenter, un amigo de Max Miiller, com- probé la suspensién de su movimiento cardfaco, y que F. W. Myer y el doctor Hodgson, en Cambrid- ge, comprobaron una suspensién de 30 segundos. Por otra parte, el caracter del Mahatma esta ple- namente descrito en el mismo libro, segtin el cual aparece que el profesor Miiller io califica como un «sanscritista de primer orden,» é indiscutiblemen- te, como un hombre del mas alto grado de intelec- tualidad y el finico santo genuino, 6 Yogui, que ha estado jams en Inglaterra, del mismo modo que hoy, fuera de toda duda, es el tinico que ha venido 4 América. «Un Mahatma, (prosigue diciendo el Sabio indo) uno que ha aprendido los Misterios. El, no sola- mente ha dominado la filosofia yoga—que es cien- cia practica—y puede mediante ella hacer muchas cosas que son extrafias para los pueblos que no en- tienden de ello, sino que es capaz de aprender los misterios del Universo, dejando su cuerpo fisico y prosiguiendo sus estudios cuando Elesta en su cuer- po causal.> Prosiguié diciendo: «En un libro que aqui tengo, se explica todo esto; est4 escrito en sanscrito y pue- de ser traducido por mi al inglés.> Con referencia 4 este punto diré yo, que es muy grande el conocimiento que el Mahatma tiene del in- glés. El habla en un tono curioso, fuerte y mondé- tono la mayor parte del tiempo, como si exhortara; = es produciendo su pronunc! en los ofdos no acostumbrad acién cierto eco particular pero su vocabulario extenso y la seleccién de sus elente, palabras «éPor qué dejé usted su pais?» se le pregunté. «Porque yo he ofdo hablar mucho respecto de América. Este es un pueblo bueno en lo que se re- fiere 4 las cosas materiales; vosotros sois muy prés- peros en cuanto al dinero; pero en lo referente 4 las cosas espirituale sois ignorantes. Asi, pues, yo ven- go 4 daros mis riquezas que no son materiales. Si e encontrar algtin discipulo, siquiera uno, gue fuese capaz de estudiar y aprender conmigo, seria pero si mo encuentro uno entender las altas verdades, entone: caida de Améric pudies s6lo capaz de esperaré la «Pero Zque se propone usted ensefar?> «Si usted fuera mi discipulo, yo le ensefiaria la Filosofia Yoga; primero le daria un proceso de la misma, ejecutando yo lo que usted tenia que hacer. Enseguida, si usted continuaba mis ensefianzas y practica, alcanzarfa el resultado: no diré qué resul- tado habria de ser este; pero escribiéndome usted 4 la India, yo conocerfa cuales habian sido sus pro- pucs yo le haria seguir otro y otro proce- so, hasta cinco, y cuando hubi los cinco, tendria una perfecta y eterna bienaven- turanza,> Es imposible describir de qué modo fué hecha es- ta extraordinaria asercién; pero el Mahatma se son- rid bondadosamente cuando sus auditores lanzaron exclamacion gresos, De: se usted dominado es de asombro. Para Il, evidentemente, era una cosa vieja y conocida. <éPero, cual es su religién?, se le preguntdé.> «Es la Aria, sobre la cual estén fundadas todas las religiones del mundo.» Y entonces se puso 4 ~~ => age plicar, como se ha explicado millones de veces, la antigua doctrina del Karma, y la consecucién del Nirvana como la filtima recompensa. También en- seiié la doctrina de la transmigracién de las almas, pero de un modo que hacia aparecer mezquinas las ideas de Pitagoras. Segtin el Mahatma, el alma que es incapaz de en- contrar la verdadera luz en este mundo, no pasa de vida 4 vida en esta tierra, sino que se resuelve en un Atomo al final de la destruccién del mundo y per- manece como tal hasta la préxima creacién. Ha- blando, usé la palabra Dios, y fué prontamente pre- guntado qué era lo que entendia por El. «Es dificil definir 4 Dios»—dijo, y entré en una larga explicacién que ninguno de sus auditores pu- do entender. «En respuesta 4 cuestiones categéricas, negé que Dios fuese una persona, un individuo; mas bien era Dios una condicién que abrazaba la omnisciencia. Y no parecia ser para ¢I dificil el comprender cémo una condicién pudiese ser omnisciente.> Cuando él repérter del Herald se despidié, el Mahatma dijo: que permaneceria probablemente muy poco tiempo en New York, y que ciertamente no daria conferencias, porque no tenia deseos de en- contrar sino A aquellos que estuviesen preparados para recibir personal y reservadamente sus ense- — 16 ee neers El hombre sabio de Oriente que deseara reformar New York | $+ rE: es el Mahatma,... mas grande que los reyes, con miles de adeptos, y que aconsejara4 4 la Metrépoli como puede curarse de su iniquidad, Del misterioso Oriente ha venido un hombre cu- ya grandeza, es mayor que la de los Rajahs y los Reyes, ante quien se pestran en adoracién millones de discipulos, y 4 quien se considera en los altos circulos sociales como un poder del universo. Agamya.., el Mahatma, alto Jefe de los Ascetas indos del Manto Amarillo... KE] Mahatma ha venido aqui, por la via de Lon- dres.—Su misién, conocida de muy pocos, esta en- caminada parcialmente 4 instruir en su fé 4 algunos estudiantes.—Es el invitado y huésped de una Co- misién de prominentes y ricos neoyorkinos, entre los cuales esté el presidente de una de las grandes compafifas de seguros de vida, los cuales han pues- to 4 su disposicién una ¢: en la Calle 39 Este, en la gue viviré por un mes, siendo atendido por su ate Secretario y cocinero y visitado por sus discipulos, de los que segtin parece hay muchos en esta ciudad. Mahatma es un término indo que significa un hombre sabio (*), y se usa también para significar un Maestro espiritual. En literatura, el Mahatma aparece siempre como un Mago (verdadero). Escuela extrafia de los Mahatmas En la vecindad de los Himalayas hay una selva de belleza extraordinaria 4 donde tos estudiantes del Yoguismo se dirigen con el objeto de dedicarse 4 Ja contemplacién, de acuerdo con las reglas 6 mé- todos prescritos en la Filosofia Védica. De entre estos estudiantes, suelen desarrollarse de cuando en cuando algunos Grandes Maestros, Estos Mahatmas se distinguen por la gran simplicidad y pureza de sus vidas: por su integridad y benevolencia. Estén so- bre todo credo: son superiores 4 toda religién: creen haber desenbierto los misterios del universo: viven en realidad en otromundo. . . . . . Los Mahatmas de la India nunca entran 4 los templos y se oponen al ascetismo excesivo, 4 que tanto se entregan los brahmines faniticos. Estos Maestros de la Verdad no buscan estniliantes, pero aquellos que los so}icitan como tales, son instruidos de la manera mas cariiiosa y sencilla, sin que se les exija ningtin cambio de fe religiosa, ni en sus habi- tos de vida. Es la teorfa y la practica del Mahatma ©) Signifiea Grande Alma: sax grande, arsea alma, Shi el ejercitar el desarrollo de la mente y su dominio por la voluntad, y sus lecciones tienden 4 que se vea de dia en dia con mayor claridad espiritual, para jograr que descienda sobre el discipulo la inspira- cién. Es éste, entre los Mahatmas de la India, el mas conspicuo. Nacié de familia rica, y desde temprana edad dié muestras de la elevada inteligencia, con que asombré 4 sus padres y vecinos. Una vez, sien- do aun muy joven, abandoné su casa de manera re- pentina para dirigirse al cementerio de Benares y allf dedicarse 4 la contemplacién, lo que hizo duran- te tres dias consecutivos, pero habiéndose antes despojado de todo agquello que pudiera recordarle el mundo y sus egofsmos. Sordo 4 las stiplicas de la familia, resolvié al terminar este periodo retirarse del mundo. Sin compaiieros, casi desnudo y sin alimento hizo viaje 4 los Himalayas, en donde permanecié quince afios, alimentandose tan sdlo de los productos vege- tales de lu foresta y sin ropa para protegerse de las inclemencias del tiempo. Durante ese intervalo, nun- ca vié otro ser humano, ni oyé la voz del hombre. Una vez, habiéndose elevado 4 grandealtura, perua- horas necié sentado sobre la nieve por veinticuatr sin sentir frio ni haber sufrido por ello malas conse- cuencias. Rodeado por bestias feroces y serpientes muy venenosas, no se dej6 domiuar por el miedo ni nunca recibié datio alguno de las salvajes fieras, Por tiltimo, encontré el y habiendo ad- quirido altos poderes, alcanzados solamente por muy pocos, regresé al mundo, en donde desde luego fué considerado como un nuevo Jefe. En la India se le conoce con el nombre del Mahatma Tigre, en atencién 4 su fuerza herctilea, vy se dice que en una ocasién despedazé un tigre que le atacé, y lama la atencién el observar hoy dia como, 4 pesar del nin- —19 = gtin ejercicio que hace, conserva la gran fuerza fi- sica que le distingue. El «Mahatma Tigre,» fisicamente, no aparenta lo que es, un asceta. Hs alto, de vigorosa contes- tura, y da muestras de haber sido un hombre muy bien alimentado toda su vida, y no obstante Ja cir- cunstancia de que s6lo hace una comida diariamen- te, que consiste en pan y vegetales con curry, posee la fuerza de un atleta en constante ejercicio de pre- paracién. Verdaderamente se puede decir de él que irradia vitalidad, de tal manera, que tiene aspecto de joven, 4 pesar de sus setenta afios cumplidos. Su dentadura es blanca, firme y conservada, su for- ma erecta, y su paso, el de un joven, activo. Con frecuencia, en los filtimos afios, ha hecho excursio- nes en los Himalayas por doce horas consectivas, caminando en este tiempo cincuenta millas, que es la jornada en aquel pais, que hacen los jévenes fuer- tes. Las obscuras y austeras facciones caracteristi- cas del Mahatma, realzadas por su blanco turban- te, las modifica cuando estén en reposo, su mirada resplandeciente y chispeante, Ilena de buen humor, En cada uno de sus movimientos muestra su educa- cién refinada y la alta alcurnia de su nacimiento, Sus manos perfectamente cuidadas, largas y bien hechas, constituyen cuando habla, un elocuente auxiliar de sus palabras. Cuando el Mahatma resolvié hacer su viaje al ex- tranjero, empaquet6 todas sus pertenencias y sin dinero, se fue 4 la costa con sus servidores y se sen- té sobre su equipaje. Antes de mucho tiempo se le proveyé de su pasaje sin que lo pidiera 6 comprara, pues el Mahatma nunca acepta dinero ni aun lo to- ca. Liegé 4 Paris, y de alli se dirigié 4 Inglaterra, al parecer con la misma maravillosa fortuna de su = viaje anterior, Cuando hubo legado 4 decidié ir 4 Oxford con el objeto de visitar 4 Max Miieller, el famogo orientalista. Miieller, inmediata- mente reconocié el alto rango de su visitante y es tendiendo ambas manos juntas 4 palma cerrada, ex- clamé: «Oh, Mahatma!» El Mahatma levanté ambas manos sobre su ca- beza y mirando al célebre orientalista, contesté impresionado: «Mr. Miieller, veo sobre usted extendida la mano de la muerte, que le Hama; su tiempo es corto, alfs- tese.> Mrs. Miieller, al oir esto se desmayé. Después de un momento de silencio Mr. Miieller di- jo con suavidad: «Le agradezco, Mahatma, le agra- dezco y desde luego arreglaré mis asuntos con el fin de prepararme para lo que usted ve ante mi; pero, éha comido usted?» «Hace tres dias,» replicé el Mahatma. Entonces Mr. Miieller mandé preparar una colacién adecuada 4 las costumbres del Mahatma. Diez dias después, Mr. Miieller habia dejado de existir. El Mahatma es un yorui que ha desarrollado to- dog sus poderes por medio de la practica del Yoguis- mo, lo que significa, segtun la definicién dada por él, el completo dominio de las vibraciones de la mente. Este dominio perfecto desenvuelve admira- bles poderes. Los Maestros del Yoguismo dicen que cuando la mente se domina por completo se desarro- llan sus poderes inherentes hasta el grado de con- quistar los dones ocultos, que son la base de las historias de los milagros practicados en la India. El Mahatma no los Hama milagros y dice que esa palabra pretenciosa no se encuentra en sus escritu- Tas ni en sus ensetianzas. «Nosotros no enviamos nuestro Espiritu fuera de este lugar hie Th nuestros cuerpos, porque no podemos hacerlo,» nos dijo con deliciosa franqueza. «EK Espiritu no puede moverse con semejante independencia. Puede juz- garse que se nota algo asi como el movimiento del Espiritu; pero es pura ilusién. Es el Espiritu como la luz que se refieja sobre Jas aguas, que cuando es- tas se mueven, parece que la luz juguetea siguien- do sus ondulaciones, pero es pura ilusién.> Preguntado recientemente lo que creia sobre el regreso de las almas de los muertos, dijo el Mahatma: «El almz nunca regresa: no puede. Si es un alma perfecta, se confunde con la Seidad, de donde pro- cede, y si imperfecta, reencarna en la tierra.» Hablando de los poderes de la mente, dijo el Mahatma: Ensefia el dominio de la mente Comparandolos, ef mundo entero es una gota de agua, y la mente, el océano. La mente todo lo do- mina y crea todas las cosas y el dominio de mi cuer- po, que todos admiran, no es nada y cualquiera puede con tiempo, aprender 4 dominarlo como yo. Para los hombres de ciencia, es un verdadero enig- ma e) dominio que el Mahatma tiene sobre su cuer- po, dominio que demostré en una experiencia ante médicos prominentes de Londres. Ein esa experien- cia el Mahatma suspendié durante media hora toda sefial de vida, y los médicos, no obstante haber apli- cado todas las comprobaciones cientificas para el caso, n9 pudieron encontrar siquiera trazas de ani- macién. Dice el Mahatma que en este estado puede permanecer por un tiempo indefinido y recobrar 4 voluntad su perdida animacién. = En otro experimento, el Mahatma, con una mano, dominé 4 C. B. Frye, campedn de los atletas gene- rales de Inglaterra, de tal suerte, que parecfa hacer perder toda sn fnerza al atleta, en cnanto lo tocaba. Frye, no podia explicar lo que le pasaba; pero dijo que sentia una sensacién horrible de hormigueo que lo inutilizaba. La opinién del Mahatma respecto de las ideas re- ligiosas y sociales de Occidente, es tinica y especial. Las caracteriza de mentiras; todas mentiras, dice, inventadas con el objeto de hacer dinero. ‘Todas aquellas sociedades especiales que se hacen pagar sus publicaciones y que cobran ja admisién 4 sus conferencias, deben cousiderarse desde luego como mentirosas. Ningtin Maestro verdadero de nuestra filosofia, acepta dinero por sus ensefianzas. Dice e] Mahatma, que 4 ahora esta viviendo en su Gltima reencarnaciés y que cuando pague con su cuerpo su tributo 4 la madre tierra, su espiritu se convertird en un dtomo glorioso de Ja vida divina que afiima el universo. El sabe la hora de su muerte y podria vaticinar la de cualesquiera, pero no lo hace, porque no debe hacerlo. Las religiones, dice, tienen como tinico va- lor la propiedad de dominio sobre los pueblos no desarrollados espiritualmente; y llama 4 las perso- nas git no han adquirido la sabidurfa del propio dominio, «hombres salvajes.> La religién es para estas gentes prisiones mentales que los encadena, evitando asi que hagan el mal. El viene aqui como maestro avanzado de la alta filosofia que rompera las puertas de estas prisiones, libertando la mente humana de toda suerte de supersticién. Conferencia Teos6fica Rectificacién al positivismo one + SrSorAs y SENOREs: A) dar principio 4 mi disertacién, debo manifes- tar la complacencia con que miro 4 este Ateneo, donde se hace posible exponer sin reparo alguno las ideas més contradictorias, puesto que ellas son aco- gidas por un piblico tolerante y benévolo que sabe sobreponerse 4 las sugestiones de su propio criterio, para recoger del ageno los destellos mas 6 menes Ju- minosos de la anhelada y perseguida verdad, En mi sentir, esta cualidad es el mas elocuente testimonio de que Costa Rica se encuentra en posesién de fa- cultades intelectivas de un orden superior, 4 pesar de las influencias enervadoras que, segtin aqui se ha manifestado, ejercen sobre Ja especie humana las energfas de los calores tropicales. Lo que de estas desfavorables condiciones del me- div para el desarrollo de la mente haya de cierto, lo dejo al estudio de los analistas y 4 las conclusiones de Ja Rstadistica; pero antes, sélo haré unas pre- guntas: 4La India, el Egipto, Grecia, han cambiado de lugar con relacién 4 los puntos cardinales desde los aa hens tiempos histéricos? Si ndé, aceptado el principio de jas infilnencias del medio, den qué consiste que en sus respectivos dias de apogeo abundaran en aque- Ilas naciones las mas grandes inteligencias, en tan- to que hoy se hallan éstas limitadas 4 tan reducido numero? 2No dependeran mis bien tales alternati- vas de la accién de la ley de causalidad que la Teo- sofia postula con el nombre de Karma? Para mi, sin desconocer en absoluto el principio supuesto, de que el medio sea un factor no despreciable del ade- lanto, tengo por cierto que no hay punto alguno del Globo donde no puedan ser bien desenvueltas nues- tras mds elevadas posibilidades intelectuales; por- que no convengo en que éstas se encuentren someti- das, en cuanto 4 su desarrollo, 4 las mismas leyes que regulan el crecimiento de las hortalizas, Confiado, pues, en la inteligencia y la bondad de mi auditorio; conducido por cireunstancias que no han dependido de mi voluntad, vengo, no 4 tratar de imponer—que las ideas no pueden imponerse, —sino 4 Ilevar 4 cabo la defensa de mis ideales tan duramente atacados por el Ilamado ‘positivismo cientifico, en apoyo del cual se han emitido aqui las mas extrafas ideas, confundiendo el fetichismo, las realidades y las alucinaciones de ciertas escuelas, con Jos bien establecidos principios de la Filosofia y los de la ciencia verdadera. A la ciencia imparcial, equilibrada y justa, que conoce lo que sabe y lo que ignora, que emplea sus adelantos en el circulo de Jo visible para el bien de todos los seres, y que no niega la existencia de esta- dos de la materia pertenecientes 4 un orden supra- fisico, ni impide con veto autoritario que se proceda a estudiarlo y 4 comprenderlo, 4 esta ciencia, le rin- do mi sincero homenaje. Séame ahora permitido exponer algunas conside- =e raciones que justifiquen cual es el alcance de mis actuales propésitos. . Aunque pudiera considerarme herido por ciertas alusiones directas y tal vez poco meditadas del con- ferenciante seiior Calvo, no lo estoy, ni abrigo con- tra é) ninguna clase de prevenciones. Considero que su apasionado discurso pudo ser inspirado por los mas puros méviles. El sefior Calvo, habiendo obser- vado 4 qué aflictivos extremos Ilegan los pueblos cuando son dominados por ciertos misticismos in- conscientes, debié sentirse leno de fervoroso ardor contra todo lo que le pareciera que revestia carac- teres de misterioso, y asi atacé el temible fantasma, sin reparar en que no lo habfa, y sin echar cuenta en los medios que para ello empleara. Yo, que tengo la conviccién de que no ha de ha- ber misterio insondable para el hombre, y que las sombras no se destruyen 4 cafionazos ni con pala- bras fuertes, sino. levando 4 ellas la luz,—odjeto Sundamental de la Teosoffa,—vuelvo aqui por los fueros de la misma y dispuesto 4 rebatir el positi- vismo cientifico, del cual fui yo también algo parti- dario en un tiempo en que procedia mds por el im- pulso ciego del sentimiento, que por e} del sereno raciocinio. Entonces no habia tenido todavia oca- sién de apreciar ciertos hechos concluyentes del or- den suprafisico, que pude comprobar después, ni tampoco la oportunidad ni los medios de entender muchas cosas que aclaran y evidencian los propési- tos admirables, que en un caos aparente de contra- dicciones, son tealizados por las leyes del Universo. Pero antes de proseguir, yo ruego que no se olvi- de que respeto y considero al sefior Calvo, y que re- conozco su derecho 4 juzgar de las cosas de acuerdo con su leal saber y entender. Mi actitnd, por lo tan- to, no obedecerd 4 méviles personales, lo cual esta- 355 bleceria nn funesto precedente en este Centro de la serena lucha de las ideas, que tan bien habla en fa- vor del adeianto de Costa Rica. Esto sentado, recordaré lo que le dije al sefor Calvo al felicitarle por su talento y por el éxito de su conferencia: «Le felicito, aunque en opiniones es- temos frente 4 frente.» Volviendo al concepto del fetichismo, sabemos que este culto propio de las razas infantiles é in- conscientes, consiste en revestir 4 cualquiera figu- rilla 6 cosa que venga mas 4 mano, de atributos ex- traordinarios y de poderes maravillosos, buenos 6 malos, y de encontrar la manera de captarse los fa- vores y disipar el enojo de la supuesta, improvisada deidad, Pues bien, con este culto grosero se ha pre- tendido confundir 4 Ja ciencia que tiene por lema: «No hay religién m&s elevada que la verdad,> Ia- mada Teosofia, la cual, de acuerdo con tan puros méviles, trabaja por descubrir el fundamento de to- dos los cultos, en unit en un lazo de amor fraternal & todos los hombres de todos los pueblos, cuales- quiera que sean sus creencias, raza 4 color, y en des- pertar los poderes ocultos, latentes en la Naturaleza y en el hombre. éPero, existen en realidad tales poderes? Segtin el positivismo cientffico, peca de degenerado todo aquel que se permita expecular en apoyo de la rea- lidad de los mismos. Pobre desquite éste de adjeti- var tan 4 tontas y locas, para vano consuelo de es- ta escuela impenitente, cuyas hipdétesis se hunden unas tras otras como castillos de naipes al toque in- contrastable de la varilla magica de los hechos, en- tre el farrago inmenso de nombres greco-latinos con que entretiene su decadencia irreparable. Para explanar por completo las ideas que me pro- pongo mantener, necesitatia, no de una, sino de muchas y repetidas conferencias. Las ideas teosé- ficas no caben en moldes estrechos, ni son facilmen- te adaptables 4 todas las inteligencias, ya por que se Oponen 4 su comprensidn los prejuicios de Jas creen- antagénicas, 6en razén de que la mayorfa de las gentes encuentra mas cémodo el confiar 4 un eseaso numero de investigadores la resolucién de estos ar- duos problemas, que no el de emplear el tiempo en darles por si mismos solucién. Y luego, lo que mu- chos se dicen: Estas son presunciones antigtias, co- cia sas en las que no se nos pidid consejo,—que sepamos, —y lo antiguo, necesariamente ha de ser asunto de poca monta, ete cosa el Saber, cuando se examina el pasado con im- parcialidad y justicia, que la actual civilizacién, ex- cepto en detalles particulares, esta en sus albores con relacién 4 las civilizaciones de otras edades? Si el modernismo pudiera, renovaria la luz del sol, reno- varia las fuentes de la existencia, ambas cosas tan antiguas, para limpiarlos de la ofensiva mancha de su vetusta € inconsulta antigtiedad!... La refutacién de las ideas positivistas, la de la supuesta importancia que se atribuyen sus adeptos no es cuestién muy dificil: bastaran para ello al- gunas consideracionés generales, y comparar sus ptincipios y los resultados que se desprenden de los mismos, con los principios y los resultados de la Ciencia que han tenido la pretensién de rebatir. éNos hablaba nuestro digno consocio el sefior Calvo de la unidad de la materia? Pues las ensefian- zas de la que despectivamente Iamé «Las cau- salidades fundamentales carecen de principio y fin; existen de toda eternidad, y cada desaparicién de sus efectos nos anuncia una préxima reaparicién. Todas las causalidades son espirituales, y la Causa sin causa que las resume, engloba y penetra, es el Espiritu Universal, el Ser Unico en el fondo de to- das las cosas, que se diversifica segiin lo que anima, asi como un s6lo fuego, sin dejar de ser uno, se ha- ce diverso segtin lo que quema.> E] Universo manifestado, el mundo de las formas, como mutable y transitorio que es, no tiene mas que una realidad relativa y condicional. «E1 Espiritu es el todo, el Ser Unico, el Ser Solo existente,> mer- ced al cual la fuerza-materia manifiesta ese gran kaleidoscopio que los materialistas toman por la tinica realidad, sin lograr caer en cuenta de que sus aspectos son solamente estados pasajeros de con- ciencia; estados promovidos por la voluntad del Es- piritu con el fin de que las formas sirvan de medio revelador en lo finito, de las cualidades latentes en la Esencia fundamental, Alma del Universo. La forma es la expresién de la Inteligencia césmica, 29 — del Alma del Mundo. La actividad creadora de los gérmenes fundamentales de los seres, cuando entra en accion, determina los tipos atémicos que sirven de base 4 la constitucién de todas jas criaturas, y los atomos agregdndose se convierter: en molécu- las, éstas en células, éstas en tejidos y los tejidos en érganos susceptibles en sus desarrollos superio- res de servir de instrumentos reveladores de la inte- ligencia Superior de qué proceden, sin cuyo concur- so las energias formativas sélo podrian producir conglomerados informes. De esta Inteligencia Su- perior es un destello la que culmina en el hombre, cada vez mas radiante y explendorosa 4 medida que asciende en {a escala inmensa de la evolucién. Volviendo al concepto de fuerza-materia, lama- réla atencién sobre el hecho admitido de que los elementos primordiales de los seres se hallan some- tidos 4 Ja doble accién atractiva y repulsiva, sin las cuales no podrian formarse los atomos. ¢Y de dén- de proceden los elementos atémicos? 4De dénde la posibilidad de la energia que los constituye? De aqui resulta la dificultad para la ciencia posi tivista, de que al convenir con la elasticidad y divi- sién de los 4tomos, da entrada 4 modos posibles de ser de la materia que sobrepasan at dominio de lo fisico; y de nd, se hacen inexplicabjes los cambios universales de la energia. Hablando Leadbeater del (iltimo atomo, estable- ce esta conclusién interesante: «Cuando hemos Ile- gado al fiitimo 4tomo fisico, vemos que sélo es un Atomo en cuanto al plano ffsico se refiere. No pode- mos dividirlo ya mas, conservando al mismo tiempo la materia en estado fisico, Sin embargo, puede ser dividido; pero cuando esto sucede, la materia per- tenece ya 4 un reino completamente distinto, pues forma parte del mundo invisible.» Este reino, el de la naturaleza inteligible, la suprafisica,—prosigo yo —a— diciendo,—se encuentra ahora ante la ciencia ofi- cial en idéntico caso en que para los sabios de Sala- manca se encontré el mundo de Colén; pero no les ocurre lo mismo 4 ciertas almas humanas més ade- lantadas, porque estas disponen de alas para pene- trar en los mares admirables que conducen 4 la otra orilla, arriban 4 ella, aunque sin autorizacién ofi- cial, y allf esperan con los brazos abiertos 4 sus obstinados impngnadores. El positivismo cientifico, por espiritu de sistema, condené 4 Mesmer como impostor, y hoy Mesmer triunfa en toda la linea. Se burlé de los fenédmenos del espiritismo, y estos aparecen por todas Partes y atraen hacia su estudio 4 tas més aventajadas inte- ligencias; negé la trasmisién del pensamiento 4 dis- tancia, y esto es ya un hecho cuya comprobacién sdlo exige un poco de paciencia por parte de ios que se propongan experimentar, siempre que llenen una condicién nniversa] y necesaria: la de que entre los experimentadores haya dos cualidades, activa Ja nna y pasiva la otra; una voluntad activa que trasmita la idea, y una pasividad que la reciba. En vista del deSconocimiento en que parece ha- llarse la escuela que rebata, de los adelantos alcan- zados en e@] trascurso de unos cuantos lustros en la inyestigaciéu de fos poderes extraordinarios 6 anormales, latentes en el hombre, cabe preguntarse si esta escuela vive en la realidad. Si vive en ella, écémo es que sus apasionados sectarios consideran amenaza de los pueblos, rémoras del adelanto, 4 ex- perimentadores de ta talla de los Crookes, de los Rochas, Zollner, Aksakof, Chiaia, Gibier, Lombro- soy tantos y tantos otros que no enumero, y que han figurado y figuran en primera Iinea en el arduo terreno de la Ciencia, la cual les debe, entre otros muchos adelantos, el descubrimiento de nuevos es- — 2 tados de la materia negados antes por el positivis- mo, la traslacién de Ja sensibilidad 4 distancia, la alteracién de peso en los cuerpos, la exteriorizacién de la motilidad, la psicometria, etc., etc? Para el estudio de ésta tltima, la psicometria, puede verse la importante obra publicada por Willian Denton, bajo el titulo , en la cual se encuentra el modo de proceder. Dice Buchanan, que su primera experiencia fué en este orden de estudios. Uevada 4 efecto con una carta escrita por un indiyi- duo cualquiera, y que el sujeto psicémetra, miran- do la letra, describié el cardcter de su autor de wn modo minucioso, llegando en ocasiones por igual medio, 4 hacer también la deseripcidu exacta del aspecto fisico del mismo, Un objeto impregnade del magnetismo de un indi- viduo, vitalizado por él, si empleo la frase adoptada, puede conservar por tiempo indefinido como impre- sanen si las cualidades de su vitalizador, las cuales, aparecen con claridad asombrosa cuando se estimn- lan para ello; o afirmo la verdad de esta clase de fendmenos,—que espero ver con qué nombre serdn clasificados por el materialismo, 4 falta de poderlos explicar;—y digo que la afirmo, porque no siendo pastidario de hablar de jo que no entiendo y com- pruebo por mi mismo, he conseguido ante personas imparciales, algunas aqui presentes, realizar expe- riencias de sta indole con mas de un sujeto impro- visado, y sin que él ni fos circunstantes al acto Su- pieran de qué se iba 4 tratas, alcanzando el resulta- do mas lisonjero. Para satisfacer fa natura) curio dad, daré conocimiento del proceso de una de éstas experiencias. De entre mi pequefia coleccién de antigiiedades procedentes del Ecuador, tomé un idolite eucontra- do en una huaca, sin que ninguno de los circunstan- aa tes supiera lo que yo hacia: lo envolvi en un papel, y ocultandolo en el hueco de mi mano, lo coloqué 4 distancia de una pulgada, poco mas 6 menos, sobre la cabeza del sujeto dispuesto para la experimenta- cién, y no magnetizado: le pedi sélo que procurase reconcentrarse lo posible en si mismo, y yo, por mi parte, reduje mi actividad 4 la voluntad de que el fenémeno requerido pudiese efectuarse sin tropiezo alguno. Pasados unos minutos, se nos describié la forma del-idolillo, cémo y dénde fué construido, el enterramiento de donde se estrajo all4 en una alta cumbre, y al par, los tipos y los trajes pintorescos de sus contempordneos los antiguos adoradores del sol. 2Que todo pudo ser una sugestién hipndética? En todo caso la sugestién cambiaria de camino, por- que la historia referida fué lo menos que yo me pu- de imaginar. iComo en todo ello no hubiese inter- venido el socorrido subconscientel... Se dice y con razén, hasta por la ciencia positi- vista, que existe una memoria de Ja Naturaleza, la cual, dicha ciencia trata de explicarse de un modo muy distinto de como lo entiende mi escuela que no se considera con derecho 4 despreciar las sabias ense- fianzas de otros dias, sino que aceptando de las mis- mas lo mis evidente, agrega 4 ellas los resultados de su estudio propio. Asif ha alcanzado la certi- dumbre—que 4 nadie le impone,—de que el Uni- verso es viviente, que nada muere en ¢l, sino que todo se transforma; que no hay nada inorganico, sino estados diversos ocasionados por maneras dis- tintas de vibracién, y que en esta vida universal, Alma de las cosas, es donde residen en estado de latencia las memorias de lo que fué, y de donde despiertan al toque magico de la voluntad diestra- mente empleada, asi como brota la chispa al golpe del acero sobre la piedra, y se exterioriza el fuego a = que parece dormsido, pero que arde y circula invisi- ble por todo lo existente. La Ciencia positivista, radica la memoria en las células cerebrales, lo cual podria ser més 6 menos comprensible, colocindonos en su punto de vista, si no nos afirmase luego con los fisidlogos, que cada siete afios sufren nuestros cnerpos una completa y radical transformacién celular, cosa que yo acepto también. En vista de ello, séame permitido preguntar: Zqué hicieron de su depdésito de memorias las células ce- rebrales cuando fueron separdudose. de nuestros cuerpos? Se me dir, apelando 4 lo hipotético: impugnando la im; portancia de método del andlisis y la experimenta- cién: «Resignarnos 4 consignar, nomenclaturar, he- chos, experimentos, es pulverizar ta Unidad del Cosmos y renunciar @ la ciencia; es hacer un camino laberintico y cerrado que no conduzca 4 ninguna parte, en vez de construir el camino directo hacia la ciudad de la ciencia, 4 la que pretendemos enca- minarnos El haber visitado el principio del camino no nos exime de recorrerlo paso 4 paso hasta llegar 4 su fin, nocimiento suficiente de la cosa inquitida como pa- el experimento de confrontacién exige un co- ra poder cerciorarnos de su verdad sin experimento alguno, por la reciproca armonia de sus elementos légicos 6 de sus conceptos, y por su atmonia de con- junto con otros conocimientos. La parte de verdad y la parte de error seran fa- =a cilmente separadas de este modo, como facilmente se separa de una cantidad divisible por otra el pe- riedo indivisible de lo restante de la cantidad, la cual luego, ya es divisible en periodos como aquél con que se compara...> Y prosigue: Dejando ahora este punto, volveré al de los fendé- menos psiquicos. Estos, si generalmente han sido mal comprendi- dos de los espiritistas, se encuentran comprobados enel estudio imparcial de ta antigiiedad, en todos jos tiempos y en todos los pueblos, y actualmente entran en el orden de una realidad de tal naturale- za, que slo una obstinacign sin sentido podria des- conocerla. Independientemente de lo que de estos ee OB ee fenémenos se asegura por Jas mds honorables enti- dades cientificas, yo he podido por mi mismo com- probar su existencia; pero no obstante de ello, co- mo quiera que tengo Ja evidencia de que, sobre ser sumamente peligrosa la provocacién de tales fendé- menos, éstos proceden casi siempre de causas muy distintas, y son muy atra cosa de lo que el espiritis- mo Supone, aprovecho esta oportunidad para repetir aqui lo que tengo manifestado 4 este propésito de palabra y por escrito: que no soy espiritista ni podria de ninguna manera llegar 4 serlo. Esto no impide que, como los espiritistas, crea yo en la antigua idea de Ja reencarnaci6én de jas almas y en la cir- cunstancial aparicién de las mismas, porque nada se opone 4 que se repita una y mil veces el hecho de venir 4 esta vida, ya que ha podido efectnar- se por esta vez el fendmeno; y sobre todo, y muy especialmente, porque sin el auxilio de esa escala de los renacimientos, que coloca 4 todos los seres en la posibilidad de alcanzar todas las perfecciones, seria la creacién el asiento de la injusticia, Ja nega- cién de la ley moral, y es absolutamente imposible que la injusticia impere en el Universo, donde «La Inteligencia hace la Evolucién, la Justicia la dirije, y el Amor la anima.» En cuanto 4 los espiritistas ahadiré que, asi como otros exploradores, merecen ellos también la grati- tud humana, porque pasando sobre todos los obs- taculos, haciendo caso omiso del pueril horror y de las burlas del fanatismo y de la ignorancia, han te- nido el valor de aventurarse por amor 4 la verdad y al bien, 4 penetrar en e] torbellino del mundo astral, en las profundidades misteriosas de la naturaleza generalmente desconacida. Cabe aqui ahora, puesto que hablamos hace poco de renacimientos, el decir algo respecto al concepto Sab) teoséfico de la reencarnacién del alma, de ese Prin- cipio superior del hombre (ef verdadero hombre en nosotros), Principio 6 alma que se reduce para el materialismo 4 un estado 6 energia especial de la materia, aleanzado por un proceso incomprensible de /o menos & lo mis. La Teosofia sefiala 4 este respecto Ja imposibili- dad de que /o més se origine de /o menos. Ninguna cosa puede dar lo que en ella no esté contenido. Las semillas contienen en su seno, aunque invisibles 4 nuestros sentidos fisicos, los gérmenes propulsores de la futura planta, con todas sus cualidades; y si no existieran tale: do delatencia, las otra cosa es volver al principio insostenible de la creacién ex-nihilo. Pero volviendo 4 mi tema, no existe contrasenti- do manifiesto, falta de consecuencia, en predicar la necesidad de un orden progresivo en el desenvolvi- miento de los seres naturales, perecederos, ai mis- mo tiempo que se desconoce igual necesidad en aquello que les es esencial y permanente? éSi las formas deben progresar, puede haber razén para que uo progresen y se desenvuelvan nuestros sen- tidos y nuestras cualidades de un orden superior? gérmenes en la semilla en esta- emillas serfan estériles. Sostener Las formas no son, no pueden ser otra cosa que los instrumentos que se construye el alma para realizar su evolucién hacia el Principio de que procede; y como el proceso ascendente es obra tan Jenta, las almas dejan unos cuerpos para lnego to- mar otros més conformes con sus necesidades futu- ras; y de aqui el principio de la reencarnacién, base de toda racional filosofia y fundamento nuecesario de la Eterna Justicia. No debe confundirse la doctrina de la metempsi- cosis con el concepto de la reencarnacién. = 6b La metempsicosis se refiere, no al Ego humano, el alma progresiva, sine 4 los dtomes que constitu- yen su cuerpo, «Se pretendfa, dice 4 este propésito Elena Petrona Blawatsky, refiriéndose al antiguo Egipto, que por lo menos durante tres mil afios, la monia, 4 pesar de todas las preparaciones quimicas, continuaba entitiendo invisibles 4tomos que, desde ja mnerte iban penetrando en los diversos torbelli- nos fiuidicos de} ser, y pasaban por todas Jas varie- dades de la vida orginica.» «Lo que de este modo trasmigra no es el alma,» etc. Asi se comprende que los dtomos en referencia, impulsados por la ley de afinidad, si pertenecieron & cuerpos humanos degradados, propendan 4 buscar en sus emigraciones la unién con sus afines en los cuerpos de Jos animales inferiores. La reencarna- cién, pues, no es la metempsicosi: La doctrina de la reencarnacién es de antiqui- simo origen: fué y es mantenida en la India. En el magnifico canto el Bhagavad Gita, le dice Krisna 4 Arjuna: «Estos cuerpos que aquf ves, fragiles y sujetos 4 disolucién, no son otra cosa que simples envalturas del Espiritu eterno, indes- tructible é inconmensnrable que mora en cada wno de ellos... Yo mismo jamds he dejado de existir, ni estos caudillos que aqui ves, ni en adelante ninguno de vosotros, dejara de existir.> En el Egipto, en la Caldea, entre los celtas, en la Antigna,—en la Magna Grecia,—en e) Antiguo y en el Nuevo Testamento, en Roma, en todas partes, se sostuvo esta ensefianza, que atin constituye la base de las creencias para la inmensa mayorfa de ja humanidad, punto al cual le daremos otro dia mayor extensién. En el discurso de Anquisis 4 su hijo Eneas, el ras es principe troyano pone de manifiesto el concepto de Ja reencarnacién del siguiente modo: «Maravillado de la extrafia escena, Medroso Eneas, 4 entender aspira Qué es aquella corriente tan serena; Quién la infinita multitud que gira A par del rio, y sus florestas lena. El padre Anquisis respondidle: «Mira: Antiguas almas, 4 quien guarda el hado Nuevos velos corpéreos, nuevo estado.» Por tiltimo: Los mds grandes filésofos, los mas grandes pensadores antiguos y modernos, han sido partidarios de esta ensetianza. ZY cémo sin ella podrian explicarse las desigual- dades humanas, el atraso, la miseria intelectual, mo- ral y ffsica de los unos, contrastando con el talento, las riquezas, la belleza y las virtudes de los otros? De no ser todo lo existente un caosy sin causa, finalidad, ni sentido alguno, hay que convenir, en que sélo por medio de repetidos nacimientos es co- mo las almas han de encontrar la oportunidad de crearse estados superiores de existencia, hasta al- canzar la meta de la perfeccién. Asi nosotros (los de mi escuela), cuando contem- plamos sumido en la desgracia 4 un ser humano, vemos en él 4 un peregrino hermano nuestro, 4 un alma que va pasando por las amargas experiencias que ya habremos pasado, 6 que talvez tengamos que pasar, y recordamos el deber que nos Nama 4 prestarle socorro. Reservandome para otra oportunidad el tratar con la extensién que se requiere de los puntos que 4 vuela pluma dejo mencionados, entraré 4 considerar las consecuencias que se derivan de la preponderan- cia de las ideas del positivismo, 6 de las de la Teo- = 4 sofia, con respecto al verdadero adelanto de los hom- bres y de los pueblos. Veamoslas. En los tiempos de Antonio y Marco Aurelio, una rama de la Filosofia la de los Estoicos, encontré la ocasién de ejercer su ascendiente moral, y Ja conse- cuencia inmediata fué la gran época de la famosa «Paz Romana,> y desde entonces (dice Elicée Re- clus), «los homibres no han encontrado un ciclo de la historia que represente la misma ordenacién, la misma belleza arménica en todos sus elementos esen- ciales.> a 2Y qué tuvo que ver, se me podra replicar, la filo- sofia de los estoicos con la de la Teosofia? Compa- rémoslas. La Teosoffa aspira al restablecimiento de la fraternidad universal. Séneca (estoico) no reco- nocia por patria sino el recinto del Universo. Zenén (estoico) decia: «No es la familia ni la ciudad lo que une 4 los hombres entre si, es la virtud. 2No se desprende por la paridad de ensefianzas la identidad de origen? Una porcién de escuelas filoséficas y en- tre ellas las de los estoicos, hai sido derivaciones de la Teosofia. Decia el Estoicismo (como nosotros): «Todos los hombres se componen de los mismos sentidos, y Ja misma raz6n (en potencia), y son salidos del mismo Principio Supremo, semejantes entre si y origina- riamente iguales. La Naturaleza prescribe al hom- bre el deber de ayudar 4 sus semejantes, estando todos los hombres reunidos en una sociedad de amor.® Jamas, dice el citado autor, la alta doctrina de los estoicos fué profesada en ningtin pais por mayor niimero de pensadores, ni tuvo una accién tan con- siderable sobre la direccién moral de la sociedad. Los estoicos vefan en el conjunto del mundo una ciudad, comtin 4 los hombres y 4 los dioses.

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