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Pier Paolo Portinaro EL REALISM POLITICO EL REALISMO DE LA FUERZA. YEL REALISMO DE LA ASTUCIA 1. Lo HUMANO ¥ Lo BESTIAL Reconocer que el realismo politico es un saber orientado al arte de gobierno constituye una condicién necesaria pero no suficiente para su definicién, En efecto, todo pensamiento politico se puede interpretar en relacion con esta finalidad. Peculiar del realismoes, en cambio, que este arte sea ojercido teniendo en cuenta los vineulos y los riesgos de un mundo cestructuralmente conflictivo, osea, postulandolo que podria ‘mos definir como primacia de la accién estratégica. Las técnicas empleadas por los gohernantes para regir a los go- bernados estan en linea en principio (mas alla de las co- berturas y las domesticaciones) con las adoptadas para con- trarrestar la amenaza de enemigos externos a la s{ntesis politica. Se registra asf, en el léxico y en el repertorio de metaforas del realismo politico, una permanente contamina- cidn entre la logiea de la guerra y la logica del gobierno, entre el édigo de la hostilidad y el de la convivencia. El universo politico es ante todo el ambito de la violencia ‘ylacoercién: noel logos sino el kratos decide la relacién entre loshombres en la arena politica. La violencia se encuentraen el origen no sélo de las guerras, sino también de los regime- nes politicos, de cualquier tipo, y proyecta su larga sombra sobre el destino de las constitueiones y las vicisitudes de las, generaciones, Histéricamente, en el origen de los Estados feneontramos un acto de apropiacién que va acompanado de violencia; quien tiene recursos y no sabe defenderlos debe ceder ante quien, impulsado ala migracin por la escasez oa Ta expansion por la voluntad de poder, tiene energia para a combatiry vencer. Luego, su consolidacién noes més que una legalizacién de la violencia: Ia agustiniana "banda de ladro- nes” no se transforma en reino porque eese la violencia, sino “por el logro de la impunidad” + No obstante, apropiacién y violencia signan también las vicisitudes internas de las sintesis politicas: Cain es el fundador de la primera ciudad. ‘También Maquiavelo atribuye gran importancia al hecho de que en el origen de la mas poderosa sintesis politica de la antigtledad haya existido un fratricidio® Pero si la violencia se encuentra en el origen de las agrogaciones politicas, es de conformidad con este dato de la experiencia como cabe gobernarlas. La deriva de la contin- sgencia y Ia incapacidad de adaptacién del hombre a situacio- nes de incertidumbre determinan que s6lo un orden coerciti- vo se muestre en condiciones de dominar, aunque sea de ‘modo siempre imperfecto y parcial, el curso delahistoria, Por Jo tanto, la violencia no puede ser expulsada del espacio politico, sdlo puede ser monopolizada y organizada juridica- mente. Pero a esta tesis general, a la que todo auténtico pensador politico adhiere (basta con pensar en la génesis del Estado segiin Thomas Hobbes), el realista agrega la concien- cia de un elemento especifico: que el pasaje de la violencia anémica de la condieién prepolitica al poder legalizado del Estado noes tan claro como querria un autor contractualista: el poder ~éste pareceria ser el mensaje~ se consolida y se estabiliza mediante el derecho, es decir, legalizandose, pero no puede resolverse por entoro en el derecho y en la ley sin correr el riesgo de autodestruirse; debe conservar la prerro- gativa de operar de modo extrajuridico y extralegal, por lo tanto no s6lo extramoral, y hacer uso del mismo en caso “necesario’. Nacido, por acrecentamiento yestabilizacién, de Ja*banda de ladrones”, el poder nunca puede renegar defini- livamente de aquellos origenes suyos, so pena de disolucin, ‘También en este caso, esa Maquiavelo aquien nosdebemos dirigir para encontrar una exposicién fuerte de tal linea argumentativa, Para el autor de El Principe, se dan “dos "San Agustin, La itd Dio, NV, 4 ta ciudad de Dios, Barcelona, ‘Ana Mater, 1958) Ci. Burkhard, Salo studio dfla Storia, Leone {conerence (1858-1815, Eine, Tarn, 198, pa La valent es -sempre el prus. Acer dest igen no teneros ninguna perpladed, ‘dado ue surge deport dela desgusldad de las acivudeshumenas, Pueds Seu sea mene ol Estado 'no sea mse qe so satomatracli "Cts. FY Tabon, Lat itd Cain ek tad Prameten, Ua tera com Lao Strauss, QuateoVent, Urbino, 1998, 92 generaciones de combates: uno, con las leyes: el otro, con la fuerza’. Ya esta formulacién muestra que el derecho es concebido en términos instrumentales con respecto ala lucha elemental pora supervivencia y, porlo tanto, esté subordina- doa una concepcién estratégica que impide reconocer su valor independientemente de la fuerza, Como es notorio, 1a co- nexi6n entre derecho y violencia, dike y bia, es tan antigua como la historia del pensamiento politico. Pero alli donde la Filosofia polftiea clésiea se orienta a la separacién entre bestialidady legalidad,® Maquiavelopiensaensucomplemen- tariedad, recurriendo al antiguo mito del centauro Quirén, preceptor de Aquiles, para ilustrar la idea de que al ejercicio {el poder leson inherentes razén einstinto, sosiegoeimpulso, legalidad y violencia. “Tener por precoptor a alguien mitad bestia y mitad hombre sélo quiere decir que a un principe le ‘esnecesario saber emplear unay otranaturaleza; ¥deuna sin la otra no resulta nada durable” (EI Principe, XVID. Naturalmente, también el florentino es conciente de que las dos naturalezas se encuentran en permanente discrepan- cia, Para resolverlo, oal menos para mitigarlo, a Maquiavelo loayudala téenica dela disimulacién: la bestialidad del poder, quetiene fines de intimidacion y disuasién quea vecesresulta ‘oportuno desplegar acabadamente, normalmente debe per- ‘manecer oculta. Lo que es posible en tanto la “bestia” del poder es mas diictl y en el fondo tiene mas recursos que su. componente humana (es decir, normativa). En efecto, la naturaleza bestial, vale decira-moralyya-juridicadela accién politica se deja evar a una doble dimensién, la fuerza y el fraude, el poder y la astucia, el Ieén y el zorro. “Siendo pues recesario que un principe sepa usar bien la bestia, debe entre éstas tomar al zorro y al leén; porque el le6n no se defiende el lazo, y el zorro no se defiende de los lobos; es necesario, pues, ser zorro para conocer los lazos y len para abatirse sobre los lobos”.* Mas atin, para Maquiavelo, tal como argu- * Chr, Platan, Leyos 8740875, on Tutt gli srt, Rusconi, Mili, 1991, pig, 1065,“ necesario que ls hombres se den leyesy vivan de fonfGemifad eon ella, porgue de otro modo no ae dfeendiarian en ato de las tsi he fross, dad gue le ngturaece humana de por no ela en condiciones de reconocer lo que le seve para vivir on Encedad,y sun admitiendo que lo canctse, no sabria~ aca no querri~ fscuar en el sentido de 10 meio "Sure fa motafora; ef Mi Stolle, I leone elt vope. Una massima politica del primo areoiutim” en Stove ragion di stato nella prima et Moderna, Il Mulino, Bolonis, 1998, page 1880. 93 ‘menta en los Diseursos (II, 13), la astucia es més importante que la fuerza para llegar al poder y consolidarlo. Dela idea de que eabe recurrir ala violencia para conducir las guerras y gobernar los Estados encontramos ilustracion cn todas las grandes narraciones, épicas, tragicas, historio- {grfieas, delas aventuras del poder. Ya los poemas homérieos son una representacién del rol que la fuerza y Ia astucia tionen en la lucha por el poder. Dado que el micleo del realismo politico esta constituido por una doctrina estratégi- 2, la fuerza coactiva, lo que quiere decir, de hecho, armada, termina siendo la primera de sus preocupaciones. También esto resulta particularmente evidente en la obra de Maquia- velo. "Debe, pues, un peineipe no tener ningun otro objetivo ni pensamiento, ni tomar ninguna otra cosa para su arte, fuera de la guerra y su manejo y su disciplina; porque es el tinico arte que correspondea quien manda’ (EI Principe, XIV). Delas dos amenazas ala seguridad de unasintesis politica, la externa es la mas temibley tiene prioridad en la escala delas preoeupaciones de quien posce el poder, porque “siempre estaran firmes las cosas de adentro cuando estén firmes las de afuera” (EI Principe, XIX). ‘Asimismo, la cuestién de Ia astucia como instrumento esencial para la conquista y el mantenimiento del poder atraviesa todo el itinerario de Ia teoria politica occidental. Detienney Vernant han eselarecido la “persistencia del tema dea astucia en el fondo de los mitos de soberania" En Ia ‘itologia griega, Ia conquista del poder por parte de Zeus no puede prescindir del recurso al dolos, que es astucia, trampa, enlace magico: esto queda simbolizado en la Teogonia por el hecho de que Zeus se casa y fagocita a Metis, la diosa de Ia aastucia; en la version de Esquilo de la teogonia, el rol que Hesiodo atribufa a Metis es desempefiado, en cambio, por Prometeo, Desde el episodio de los juegos del canto XXIII de La Ilfada, la metis resulta decisiva para el éxito, mas que la propia fuerza. A diferencia de ésta, que s6lo conoce la grada~ cién de la intensidad, la astucia es multiple y diferenciada, tldstica y adaptable a las situaciones. Ulises es el héroe ‘polumetis por excelencia, versatil en la preparacién y en tvitar los engafios, No casualmente a 6 se debe la estratage- ma que pone fin al asedio de Troya y que sanciona triunfal- © M. Detienne, J-P-, Vernant, Le autuce delVindelligenca nlantica Grecia; Mondadori Nin, 1992, pg 42 (Las artimatas dela ineigencta: I metis-en la Grecia antigua, Madrid, ‘Tasras, 108) 4 ‘mente el ingreso de la astucia en el catélogo de recursos de la accién estratégica. Un rol que también Clausewitz no vacilard en destacar cuando, después de reconocer en el coraje.laespecifica virtud dela tactica,declarardalaastucia “entre todas las cwalidades personales, la més apta para dirigiry animar la actividad estratégica”* 2. La CUALIDAD DE Los TEMPOS Se ha sefalado que la historia politica presupone la fe en la centralidad de la politica y en la sabidurfa que ilumina su faccionar.’ Esta sabiduria es el juicio politico, la pradencia como razén de la accién estratégica. En términos generales, el realismo es diagnéstico de las situaciones conflictivas y teducacién del uicioen dichassituaciones. Dadala volubilidad dela fortuna, la inestabilidad delasrelaciones, el camaleonis- ‘modelos actores, eonsigue fuerza como para ser “saber de las cireunstancias”, un saber en el cual personas particulares deliberan sobre casos particulares.*inclusocuandose presen- tacon el aspecto general de teoria de la accién estratégica, es tal siempre en una dimensién concreta, como doctrina de las cualidades que ayudan a la decisin en las condiciones del conflicto, cualidades que tradicionalmente han sido localiza ddas en la prudencia y en la virtud. Ya Aristételes ensefia que, al deliberar sélo sobre Io contingente, la phronesis no es cosiderada como ciencia, nisi= Gquiera como arte, en el sentido dela tecine, puesto que se orien- thala accidn y noa la produecién y, por lo tanto, se mueve en tun medio -las relaciones de poder mas fluido que al que hacen referencia otros saberes.° Tras pasar a travésdel filtro de las escuclas filoséficas y de la tradicién cristiana, la phronesis.a veces ha llegado hasta nosotros transfigurada de ‘manera idealista en una sabiduriaque parece ahoralejanadel tumaltuoso mundo de los conflictos. En su andlisis de la 1K, Claussite, Della guerra, Mondadori, Milén, 1 le guerra, Madrid, Ministerio de Defensa, Secretaria Ger 19891 L. Strauss, Gerusalemme ¢ Ane. Studi cul pensiro politico elf Ocidente, insu, Tari, 1908, pags, 68:9. Gls: Arisitles, iter Nicomachen, 1141, + sults avis aqut la eeerencia Ia interprotacin de Ia praxis proporcioneda por He Arendt, Vio activa, Bompisn, Milan, 1964 Eondicin humane, Barcelona, Paidés, 1998). pig 218 (De al Teenie 95 inteligencia practica, los filésofos elésicos también ponen de relieve dos cualidades, la anchinoia, Ia agilidad mental, y la eustochia, el acierto del golpe de vista, que pasan a formar parte de la facultad del juicio y ponen de manifiesto su funcionalidad dentro de situaciones conflictivas. Ambas son cualidades eminentemente eatratégicas: Ia primera sirve para trasmitir a Ia accién la rapidez de Ia inteligencia; la segunda tiene que ver con la precisién de la punteria."” No casualmente reencontramos andlogas determinaciones en la teoria estratégica y en ol pensamiento politico modernos, desde Clausewitz a Weber. Para salir victorioso en Ia conti- nua lucha contra lo imprevisto, el jefe militar debe ~segan Clausewitz—poseer dos cualidades eminentes: “una inteligen- ciaque, aunen medio dela oseuridad intensa que a cireunda, conserve una suficiente luz interna como para Ilevarla a la verdad, y el coraje para seguir esta débil luz”. La primera cualidad es el coup dceil, la segunda, la resolucién."* Elzetrato que Tucidides proporcionade Pericles enel libro primero de la Historia de la guerra del Peloponeso puede considerarse como el lugar original de una tradicién de reflexions sobre el juicio politi: sable juzgar del modo més competente y con un minimo de Feflexin las cuestiones inmediatas, y de las cosas atin no eurridas, sabia hacer las mejores conjeturas para ol mayor periodo del futuro: era eapaz de explicar las aeciones que temiprendia, y sobre aquellas en las que no tenia experiencia ‘no dejaba de expresar un juilo apropiado; preveta muy bi suncuandoestabanen aoscuridad, las ventajasylasdesven- tajas(, 138, 9) De Tucidides a Weber, el golpe de vista y la capacidad de entreverlo futuro, laamplitud de competencias y Ia fuerza de persuasién, la capacidad de prever y el sentido de responsa- bilidad (que de aquella se alimenta, porque no puede haber responsabilidad sin poder eausal y conocimiento de los efee- tos) aparecen y reaparecen como las eualidades sobre cuya base se puede reconacer el talento del auténticojefe politico."* La eonjugacién de coraje y prudencia y, por lo tanto, el Dotionne, Vernant, Le asturie del'intligense nellantica Grecia, ‘at, pgs 258:29, iCtausevits, Dello guerra, et, ng Chr. M. Weber, Li politica come profaesione™ en Il lavoro intlet, tual cove professtone, Bina, Tari, 1976, pags. 101 y 2. 96 justo dosaje de ofensiva y defensiva, son por lo comtén los ingredientes més seguros de la accién estratégica, Tucidides le hace decir a Arquidamo: “En el territorio enemigo, es preciso marchar siempre mostrandose confiado de espiritu, pero en las acciones se deben hacer los propios preparativos demostrando miedo. De este modo, se tend el mayor coraje al avanzar contra los adversarios y la mayor seguridad al experimentar sus ataques” (II, 11, 5). Pero el realismo ‘también ensefia a desconfiar de las recetas probadas y @ evaluar del modo oportuno las situaciones en las que eabe actuar con determinacién e impetu. En el gran discurso del primer libro de la Historia..., Pericles recuerda a sus conciu- dadanos la lucha contra los persas, sostenida en condiciones deinferioridad por parte de sus antepasados, que rechazaron a los barbaros “mas con el juicio (gnome) que con la fortuna, con audacia mayor al poder que tenian”(I, 144,4), plantean- ido asi las bases para su futura grandeza. Esta és una formu- lacién que anticipa con buena aproximacién el tema de la virtud segiin la concepcién de Maquiavelo, Enel concepto de virtud se funden los ingredientes funda- mentales de la concepeién realista de la politica. Es virtuoso cl politico que sabe enfrentarla necesidad y volearla fortuna ‘en beneficio propio al saber eaptar la “ocasion’. Y es virtuoso quien sabe neutralizar el temor y perseguir el beneficio y el honor. La virtud en Maquiavelo es, notoriamente, energia y competenciaestratégica, conjugadacon lacapacidad dejuicio y Ia firmeza en las decisiones. Pero es también astucia si- tuacional, capacidad de explotarlas ocasiones que la fortuna presenta, dado que “los hombres pueden secundar ala fortu- nna y no oponérsele; pueden tejer sus propias tramas y no romperlas’.” Con esta formulacién, el florentino evidencia comola virtud, al igual que la pradencia, debe adaptarse alos tiempos. Puesto que la politica es un camaleén, también el politico debe dar pruebas de la elasticidad y prontitud de reaceién, de las que habitualmente los hombres carecen. Eneste puntoes donde, enel discurso de Maquiavelo, hace aparicién la categoria de “cualidad dellos tiempos”. Mediante esta nocién, Maquiavelo da voz a una doble conciencia: aquella, dela quenose puede preseindir parala valoraciénde ° N, Machiavelli, Discor, I, 29, en Oper, I, Binaud, Turin, 1997, ‘pég 406, Para una equilibrada itroduesion al problem, cf. Q Skinner, Mockinrll, Dall Osho, Milan. 1982; G. Sasso, Wiccolo Machiavelli entero poitce, IP Mino, Balnis, 1993. 97 su propia obra, segiin la cual en tiempos de erisis y de corrupcién el arte politico debe recurrir a practicas y a ‘méximas que no parecerian justificadas en tiempos norma- les; Ia otra, més especifica, segin la cual, aun en el lapso de una generacién, las condiciones ambientales de Ia accién politica pueden cambiar tan sensiblemente como para hacer necesaria la adopcidn de estilos y e6digas de conducta absolu- tamente distintos de los adoptados en el pasado. De la cualidad de los tiempos no sélo depende el éxito de una w otra modalidad de aecién, También depende, masen general, e1rol que le corresponde ala eapacidad humana de proyeccién y de accionar, 0 sea, a la propia posibilidad de alguna forma de politica racional. En el eélebre capitulo XXV de El Principe, ‘Maquiavelo reconoce la plausibilidad de la opinién segin la cual los hombres no pueden “corregir” con Ia prudencia el curso de Ios acontecimientos, sino que deben resignarse a dejarse “gobernar” por la suerte: una tesis a la que los hom- bres leatribuyen particular crédito “en nuestros tiempos por Ja gran variacidn de las cosas que se han visto y que se ven todos los dias, fuera de toda humana eonjetura”. Pero, aun confesando ser inducido a veces a acoger dicha opinién, el secretario florentino, en un desesperado esfuerzo por defen- Gerel postulado del libre arbitrioy la iniciativa del hombre en la historia, declara su preferencia porla conjetura de que la fortuna es arbitraria en la mitad de las acciones nuestras, vero quenos dja gobernarlnotramitad,o casi nosotros" En sus formulaciones mas persuasivas ~segiin ya se ha destacado-, el realismo es dietética del poder, o Sea, una doctrina de la moderacién estratégica. No obstante, la dicté- tica del poder esta destinada a romperse ante el desalio dela excepcidn, que obliga al realista a respuestas radicales. La dietética és un arte de gobierno ligado a particulares condi- ciones; presuponeelentendimiento yladisponibilidad parala negociacién y la moderacién de ambas partes. Pero noes una reeeta confiable en unasituaciénen|aque algun actor desafia de manera revolucionaria el orden interno o internacional, 0 ‘en que todo caleulo estratégico se ve frustrado por la falta de confiabilidad de las partesen,juego. Encondiciones decorrup- cidn extrema ~éste es el sentido de la leecién de Maquiavelo-, -cabe saber usar medios extremos. Tres siglos después, le haria eco, corroborando en su autor “una mente en verdad "Sabre la relacin entre Ia suerte y el esealahumano, ef, Tides, Mistorinn et, 1 140, 1 98 politica que pensaba del modo més grande y noble”, Hegel: "Una vida cereana a la putrefaccién puede ser reorganizada con la mas dura energia”."” Con el agravamiento del desorden de las cosas de Italia y de Ia dependencia del poder extranjero, con el caos de las guerras civiles confesionales en Europa, la literatura del Darraco y del manierismo politico perderia la confianza en este rol activo de la inteligencia humana y redimensionaria los margenes de accién de la virtud. A los ragionalistas, que saben distinguir entre el momento subjetiv® de las aeciones ¥ el objetivo de las estructuras, le sucederian los escépticos, ue tienden a disolver las constantes y las estructuras de Ia politica en un flujo decisional siempre en manos de la contin- gencia: paraéstos, elrealismodejaba de serlaantecémara de Ia ciencia politiea para reducirse al muicleo de un (precario) arte de la autoconservacién. Con su elogio de la “diserecisn’, Guicciardini puede ser considerado como el paladin del juicio en la Edad Moderna, Es un gran error hablar de ls cosas del mundo indistinta y ahsolutamente y, por ast decirlo, por regla; porque casi todas tienen distineiones ¥ excepeiones por la variedad de las cit- ‘cunstancias, las que no 4e pueden estableeer con la misma medida; y esta distineién yexcepeidn nose encuentraneseritas tnloslibros, sino quees preciso quelas ensefiela diserecién.™ No se encuentra distante de esta formulacién Montaigne, para quien los acontecimientos, especialmente durante la guerra, dependen “en su mayor parte, dela fortuna’."” Yenel siglo xvu, un escritor representativo de esta orientacién eseéptica como Virgilio Malvezzi, sentencia: “en los asuntos politicos no existe mas regla que la fortuna”.!* © GW. F. Hegel, La costtusione della Germania, on Scrtti politic ingnd Turin, 1072, pgs. 104-105. ‘'p. Guleiardins, Rico, Garant, Milén, 1875, pag. 12. "M.de Montagne, Sogg, Mondador, Milan 1986 1, pag. 311 [Brsayos compleos, Mexico, Portus, 1901), Cir. A.M. Battista, Palitca e morale Francia delitta moderna, Name, Genova, 1898, Ving Malves 1! Targuinio Superb (1832), ado por G. Borrelli FRasion di Sino Leviatono, Conseronsionse sorb ale origin! della rmadernita poten, It Mtino, Bolan, 1993, pag. 157 99 ‘Mg. V.Gastén Mutti 8. AncaNa ImPenur “El secreto se encuentra en el nticleo mas interno del poder’, eseribid Elias Canetti. Noes la fuerza, un recurso que por lo demas se emplea ocasionalmente, lo que decide de por sf el resultado de los conflictos. Mucho mas incide su empleo estratégico; de ahi el cardcter secreto de los planes, Ia disimulacién de las propias intenciones, que permite tomar por sorpresa al adversario y derrotarlo sin excesivo pasto de medios y energia. Por otra parte, al ser temido, el poder también resulta intensamente abservado; y la excesiva expo- sicién alas miradas puede revelar susinclinaciones. El mejor modo que tiene el poder para protegerse y para conseguir sus efectos es, entonces, el de cambinar la ostentaeién intimida- toria de su arsenal coercitive con la disimulacién de algunas de sus potencialidades y el mantenimiento en secreto de una parte de sus actos. De este dablez del poder desciende la uplicidad del programa del realismo, queesinvestigacion de Joque se muestra y, al mismo tiempo, de lo que se oculta tras Jas apariencias, doctrina esotérica del poder publico y doctri- na esotérica de los arcana imperii ‘Ya los historiadores del mundo antiguo habian reconocido esta verdad. Entre ellos, Taeito fue el mas sutil indagador de los secretos del Palacio, de los laberintos de un Poder constantemente orientado a exhibir su fuerza y a exconder sus fechorias, Pero fue en Ia era de la formacién del Estado ‘Moderno, signada por los conflictos confesionales que lacera- ron la unidad de la republica cristiana, cuando los tratados polfticos elaboraron una sistematica del secreto. La teoria de los arcana imperii se convierte en el nervio de la doctrina delarazén de Estado.* La misma reconoce el nexo que existe centre saber y disciplina, y opera en el sentido de la monopo- lizacién no s6lo del poder, sino también del saber. Quien gobierna debe acumular el méximo de saber y trabajar alos efectos de que los segmentos estratégicos de este saber no Heguen a conocimientoni de los enemigos ni delos subditos.”* Elgran vector dela racionalizacién del Estado esainstitucio- B, Canetti, Masoa e ptee, Adelphi, Milén, 1961, pg. 360 Meso y poder, Madr: tans, to07) esl “PME tz H. Munkler, Im Namen: des Stoates. Die Bagrandong der ‘Staarsrnson in der Frahen Neuse, Fiecher, Franefrt el M08 Gh. A. Deverps, Eipion. Une andhropologie historique da secret Etat contemporain, Gallimard, Pavia, 19 100 nalizacién del saber secreto. Incluso en el caso de las logias ‘masénieas, que pretendian oponérse al poder absolutista or- ganizando las fuerzas morales de la sociedad civil El Saber del Palacio concierne alas téenieas con las que se articulan los conocimientos particulares de quien manda. El criteria es el de Ia eficiencia del mando, En sus variantes fuertes, precisamente "maquiavélicas”, la teoria de la razon de Estado puede parecer nada mas que una apologia del atropello por parte de los poderosos y, sin duda, como tal termina por ser adoptada. Peron sus variantes moderadas es una doctrina de la conservacién del Estado, una praxeolo- gia de la prudencia politica, orientada a la prevencin de los desérdenes y las insidias, obsesionada por un imaginario polemdgeno. Con la era de la razén de Estado, el realismo ‘sume el eardcter de una ideologia al servicio de la estabili- zacidn del poder. Gran parte de la literatura politiea que ‘acompaiia el proceso de monopolizacién del poder, de centra- lizaciény disciplinamientoen queconsiste a formacién de los Estados modernos, concierne justamente a estas técnicas equivocas orientadas a producir obediencia y disciplina. La diferencia entre los tedricos de la soberania y los autores de la razén de Estado consiste en el hecho de que en estos tiltimos es mas manifiesto el componente praxioldgico. No sélo se limitan a sostoner el earécter indispensable del ‘monopotio estatal de la fuerza, sino que lleguen a la conclu ‘sin préetiea de que los gobernantes no deben vacilar en recurrir a cualquier medio, incluso moralmente ilicito, para aleanzar el fin de Ie autoconservacién y de la autoafir- smacién Se podrian compilar volimenes enteros con los eatélogos: de maximas, a veces muy generales, otras, contradictorias, de los eseritores que adhieren a la *razén de Estado”. Aqui mencionaremos sélo a uno de sus declarados adversarios, Immanuel Kant, y su pequeti tratado Sobre la paz perpetua, donde se encuentra una sintesis eficaz de los preceptos fundamentales de aquella doctrina. Kant conoeia bien la materia y podia extraer de la historia alemana desu siglo un ejemplo paradigmatico de duplicidad maquiavélica. En la “Antropologia nos recuerda precisamente como Federico II, el ‘autordel Anti-Machiavelli,"peseaprofesaren publicoser slo fr. §, Pistons, “Ragion dt Sata", en Dieionario di politica, N: Bobbio, N- Mattevee, G. Pasquino, Utt, Turn, 1988, pax. 846 [Dic hare poten, Madd, Sig 3X, 1881-82), 101 ¢l primer servidor del Bstado, en privado no podia esconder, Suspirando, quela verdad eralo opuesto, con laexeusa deque la culpa era'de aquella mala raza que se llama. gentro hhumano"" Aun proponigndose elaborar una constitucion que pudiera servir para ordenar también a una repabliea de dia- bios, Gant toma expleitamente posicidn en contra de arazon de Estado, os decir, contra una doctrina que legitima la violencia el despotiomo sobre Ia base de una sedicente experiencia antropoligiea; pero, en realidad, setrata node los hombres eomo son por naturdleza, sino como una eerta politica “os ha hecho Segiin Kant, el sedicente reaista 0 moralista politico, quel que adopta af punto de vista de Maquiavelo, aun renegando ded, usaala moral ala religion sélocomouna Cobertura idcalgica para pliticasinspraasen objetvos de auloeonservaciényautoafiemacién,actia sobrela base delas Siguientes masimas1)facetexeusa2)sferstinega, divide timpera" A ellas pueden atribuire gran parte de los ‘consejos de prudeneia politica mpartidos porladiseiplinaque Cart Ludsnig von Haller, el ergo dela restauraci, llama. ra ‘macrobicica”o "arte de prolongar la vida de los Bsta- {og Sin embargo, Kant niega, sobre la base dela entances reciente experiencia de a RevoluciOn francesa, que aquelas ‘naximas pudieran en verdad levar ala conservacion de un Extadocil Conlamaxima del acetexcusa, se procura una solucién de hajo costo al conficto entre la moral (o el derecho) y la convenienci poltiea-La frmulatraduesenpreceptoparala mass ol rnp de aura nrmativn deo Lo due es adquiere,porel propio hecho de ser, su legitimidad Después de violar tna norma, se busea justifcacion en la emergenciaoenla necesidad, Bichajustficacionse presenta, om cilmente persuasivacuandoestden juegolasalvacion dela cosa publics El Principe debe adoptarlos mas sequros procedimientos que % I. Kant Antropol, del punt usta pragmatic, en Sort mora Uttar, 1978, pap. 796 (Antrpsoga cn senda pagmatic, Madi Hovita de Ovedets, east = «tld, Per fe pace perpetua on Seri polite di fila dla storia seit, Ute, Tah 190, pa, 96 (Sobre taps poet, Sad, ‘Tecnos, 1985). pees Gan dg von Hall 1, Ute, Tin 1870 102 La restaurazione dlla sien politic, vol lesean posibles para mantener su vida yel Estado:los medios siempre serdn considerades honorables y adecuados por to- os; porque el vulgo se conforma eon lo que parece, con la Apariencia de las casas: yla mayor parte del pueblo no es sino elvulg: loots, queson pens, omanel ugar dondeelvulgo El fin de la supervivencia de lo colectivo justifica en todos los casos recurrir a la fuerza y a la astucia, Y cuando la amenaza a la supervivencia y al orden no resulte inmediata- mente perceptible, un principe siempre tiene una buenacarta fen recurrir al imaginario polemégeno, recordando alguna ‘conjura o a algin enemigo que trama en la sombra. ‘La estrategia de la minimizacién del error en nombre del principio de necesidad encuentra su elaboracién juridico- politica en el concepto de derogacién. En efecto, el de la derogacién de las leyes es un toma recurrente en los autores de la razén de Estado, “Muchos consideran que un principe sabio y experto debe, si In necesidad lo requiere, no sélo comandar segun las eyes, sino a las propias leyes”. Asi ceseribe el teérica de los “goipes de Estado”, Gabriel Naudé, remitiéndose a la autoridad de Charron, para valorar el principio segxin el cual para respetar a lajusticia en lascosas {grandes a veces es preciso alejarse hacia las cosas pequetias: “si se actiia con justicia al por mayor esta permitido equivo- ‘earseenel menudeo"." Lajusticia al por mayoreselbeneficio el Estado (o de los Encumbrados, de los Poderosos en el Es- tado), el error al menudeo es todo cuanto Ia eivilizacion Juridiea moderna denuncia como violacién de los derechos. Resulta obvio que esta doctrina se coloca en las antipodas de aquellas elaboraciones que confluirfan en el gran filén del ‘constitucionalismo, ‘La maxima del si fecisti nega es el campo de aplicacién de la mentira y la disimulacién. A partir de Platén, se ha acumulado toda una literatura sobre el rol de la “noble men- tira” ejercida contra los enemigos. La politica de poder y de sometimiento (o de limpieza 6tnica, por retomar un ejemplo factual) implica violaciones al derecho y a la moral, cuya 2% N, Machiavely, I Principe, XVIML, en Opere, vol. I, Einaudi, Turin, 1997, pig, 167 [El prinepe, Madrid, Espaca Calpe, 1985) 'G Naud, Considerasiont poliiche sul colpi dt Sioto, Gitte Milén, 1982, pag. 107 [Constderaciones potions sobre low polpes de ried, Madeid, Teena, 1988) 103 gravedad no se puede justificar. En este caso, incluso una estrategia de minimizacién parece inadecuada, por lo que abe cancelarlashuellas de cuanto se hahecho paranosentir el peso de su irreversibilidad.” Cuando la evidencia de los hechos no se puede negar, la doetrina de la razén de Estado inventa la solucién de imputar su responsabilidad a unehivo expiatorio. La suerte que César Borgia le reserva a su lu: garteniente de Romagna, Ramiro de Lorqua, "para purgarlos nimosdeaquellos pueblosy gandrselos en tado”, voleandoen sucontracl odiodel “universal” sea vuelto paradigmaticade ‘esa astucia delarazin ostratégica Naturalmente, la politica de la mentira presenta costos tan altos que chocan con el interés en la estabilizacién, Los propios autores formados en esta escuela advierten sobre la problematicidad de la repeti- cidn de maximas de este tipo.” Bl arte de la disimulacién funciona sélo si se adopta con mucho cuidado (mas que una dietética de la fuerza, es una dietétiea de la astucia). Pero la raz6n de Estado tiende a aplastarlo y asi a menudo termina por ser self-defeating. ‘Laméxima del divide et impera es otro principio inevitable dela accidn estratégica, aplicado con igual éxito en el émbito de la politica interna como en el de la internacional, Para el realismo, el virtuoso de la estrategia es un sembrador de discordia: el enemigo que en su accidn estratégica adopta el cédigo dela astucia junto con el dela fuerza. "No te propongas dafar a todo el conjunto, sino que maquina contra uno y aséciate en amistad con otro” dice una maxima del Breviario de (os politicos atribuido al cardenal Mazzarino.*' El mismo principio es formulado por Maquiavelo: EI modo consiste en procurar convertirse en confidente de ‘iudad quese encuentra dosunida;y mientras nolleguen alas farmas, manejarse como arbitro entre las partes, Cuando llegan a las armas, hazle moderados favores a la parte mis Acbil, para tenerlos mas en guerra y hncer que se consuman, Para que la desproporcién de fuerzas no permitan dud: ® Pertenece al campo del ralismo politico el conju de arguments: ‘ions que un bllante ientitien social ha adscripo algo reductvamente, Teltries reacconarie: le A. Hirechman, fetorihe dell trang Pervert futiita, mesea a repentagtio, Mulino, Bolonia, 1991 (Ret «rien deta intransigencia, Manso, Fondo de Cultura Beondmies, 1991), * Ofe: Machiavell Principe, Vil et, pags, 126-197 Gf Boreell, Region di Stat, ei pags 197-198, % Breviarin dei polite secondo il Cardinale Massarina (1684), 6. [Naceli ed, Rial Mili 1981, poe 97 104 nadie quett querriasdominarlosy eonvertirteensu principe, ‘Yeuando esta parte esté bien gobernada, vcurrir casi siem- pre aguel fin que te has propuesta (Diseursos, I, 25) Pero de manera aun més solapada opera el corruptor, quien aplica la maxima rigurosamente en el sentido de Ia astueia. Con la eorrupeién de amigos y enemigos, el principe esperaeel debilitamiento de cualquier conjura adversaria y la disgregacién de toda posible alternativa a su poder. ‘Con la época de las rebeliones y las revoluciones, la modernidad debera darse cuenta de que estas méximas, alas que la razén de Estado les atribuye la funcién deconsolidar el poder, en realidad son vectores de desestabilizacién. Aprisio- nan alos Estadosen un laberinto deilegalidad y de injusticias, comprometiendo el proceso de racionalizacién. Kant condena Jas erimenes cometidos por la revolucién a la que, con animo dividido entre el entusiasmo y el horror, le toca asistir en sus uiltimos anos. Pero sabe queesos excesos son causados por un artede gobierno que presiona sobre las pasiones mas bajas del hombre y que se sirve de ellas para sostener politicas contra- riasal derecho. Medio siglo después, casi en visperas de 1848, en un importante discurso contra los métodos de gobierno de Ja Francia orleanista, Tocqueville sentenciara: “Todo gobier- no que siembra vieios, tarde o temprano recoge revoluciones: esto se ha visto desde el comienzo de los siglos”® 4, BL age De 1a siMULACION Ena Corte, tados te aeuestan y se levantan pensando en su propio interés;es0 es lo quesedisiere de dia y do nocho, Toque llevaareflexionar, ahablar,acallar,aactuar,soloconestees- piritu unos son buseados y otros son ignorados, se sube y se ‘naj; eobre la base de este principio, se dosfiean miramien- 198, complacencias, estima, indiferencia, desproci.”™ El espacio de la Corte es el campo donde se ejerce la hermenGutica del realismo. Bn este espacio, elinterésfuncio- za camo patrén, pero los esfuerz0s se orientan en conjunto a disimularlo o a transfigurarlo en esa gran fiecidn que es el © A, de Tacqueville, Sort, note edscore politic’ 1839.1852, Boat oringhier, Tari, 1994, pg! 23. ean de la Briere, arate, Einaudi, Turi, 1981, pég. 140 [Lae coractores, Meni, UNAM, 1947] 105 bien comtin. Con los intereses —nos tranquiliza el realista con su voz~ se puede hacer un eélculo racional; las artes de la simulacién y dela disimulacién ~insintia en cambio otra vor pueden hacer que toda previsién y todo edleulo resulten ‘Unanilisis clsico de estas artes lo encontramosenunode los ensayos morales de Bacon, titulado De la simulacisn y de a disimulacién. Pero la eentralidad del esconderse y el ocultarse en la vida social es un tema recurrente de la literatura dela época barroca. De esta tactica y estrategia de mantenerse encubierto se dan, segin Bacon, tres modal iades, Primero, la diserecin, la reserva y el secrete: cuando uno se sustrae a hacerse vero. dejarse eaptar tal eval es, Segundo, Ja disimulacion por lanegativa euando une deja caer sefales| y pruebas de que no elo que es, Tercera, la simulacion por la afirmativa: cuando un hombre inteneional y expresament fingey sostiene ser lo que noes.” Por su parte, Toreuato Accetto, en Della dissimulazione onesta, define asi su objeto: “La disimulacién es la industria deno hacer ver las cosas como son”.** Simular la esperanza y disimular la incertidumbre, el miedo, la desesperacién es él primer requisito de una aetividad de comando, que debe saber infundir coraje a los subordinados. En este arte esta la quintaesencia dela prudencia, “Eleauto silencioeselsantua- rio de la prudencia”, escribe Baltasar Gracidn,”" Simulacién y disimulacién evitan apelar a la violencia, Perocxisten, ademas, otras razones -precisamente de orden estratégico~ que aconsejan recurrir a estas estratagemas, Las grandes ventajas dela simulaci6n y de Ia disimulacién — setiala también Bacon~son tres: primero, poner a dormir ala ‘oposicin y sorprender; porque cuando las intenciones de un hhombre son publicadas es como una alarma que llama a reunirse a todos los que estan en su contra. El segundo es reservarse una honesta retirada; parquesi uno se compromete % F, Bacon, Della simulazione ¢ dssimulasione, on Seri politic uric strict, Utet, Pura, 1971, page, 120-1 » EST acctio, Della diasimulasioné nesta, Einav, Tari, 1981, pi. n * cf. R. Vilar, Blogio della dssimasions Latta palin nel Sei cento, Latorza, Roma Bari, 1987 106 con una manifiesta declaracién debe triunfar o sueumbir. El tercero.s deseubrir mejarel animo de os demas; porque ante {quien seabre, los hombresdfieilmente se mostraranhosties, tds bien dejardn que siga adelante yconvertiran su libertad de palabra en propia libertad de pensamiento, Bl arte de la simulacion es, pues, al mismo tiempo una téeniea defenaiva yofonsiva. La Corte es el teatro de tantas Dequefas guerras, en las que la tetia prevlece sobrela et tratogia,yenlasque elhombrepradentesabeque a primera regla para poder resstr largamente, mientras espera la oeasidn propia paralanzarsu propianfensiva es mantener fe encubierta, resguardindose en una defensatramada con engatios, La primacia de Ia defensiva es teoizada por los moralistas mucho antes de que Clausewite elaborara su ‘ers en Ia estrategia militar ‘También existe tres desventajas para equiparar ls venta- Jas, Primero, quelasimulacin yladsimulaciin comnmente tonilevan una sombra de imidex, I que, en lgunos asm, Cortalas sas para volar directamente'slameta, Segundo, que pone onstuacin mbarazosa y vuelve perpleoe als pensa- Flontonde muchos, que caso deotro modo cooperaran, hace {que un hombre marche casi solo hacia sus propios fines. ‘Tercero,xprineipal que privaalhombre desu prinepalsimos intrumettos para ia acclén la confianaay Te eredioiidad™ or ant, ruta un nstrumenin par entrar combat encniges, pero:namnucho a vecos mas bien cane Zaproducente~paracrearse amigos Elrealismo dela fuerza ‘uelvelimpidas lascontraposiciones amigolenemigo.E\éela ttuca las confunde,y aumenta la opacidad eincertigumbre dela arena poten, Lantima contradesin de esta practcs radieaon degeonocerlaimportanciaestrategicadelaconfia- za, Bin condiciones de elevada conflctividad y de eseasa informacin, poder ootar eonel reeureo dela confianza que representa “un estadio intermedio entre conocimiento © ignorancia relativas al hombre™-esun factor estratepico inestimable preci, Ragon, Dalla simulasione, cit, pags 322923, = G.Sinmal, Sociologia, Edzioni di Comunita, Tur, 1998, “quien tado lo sabe no necesita confi, quien no sabe en abuolito no puede razonablemente confiarse™ (Sociologia, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1990) 107 5. Btocio ne LA conneecion No sélo la doctrina de Ia razén de Estado, sino también la filosofia de la naciente sociedad mercantil, se inseriben en el ‘seno del realismo politico. Siel gran tema del moralismo es lacritica dela corrupeién, a menudo el realismo se afianzaen elelogio de la corrupcién derivada de la multiplicacién de los intercambios y la difusién del lujo. {Con qué argumentos? Resulta cil recabar un ampliorepertorioen laliteraturadel si- alo xvi, La sociedad de las necesidades y del egoismo es el verdadero principiodela civilizacién, Elbeneficio yla prospe- ridad de los Estados son el fruto de la fuerza y de la astucia, Ennombre del interés de los Bstados, eabe contravenir no sé Joel mandamiento “no matar”, sino también el que dice “no robar”. La corrupeién no es sélo un sintoma de decadenci muy # menudo es un vector de expansién y de eonsolidacién del poder. La obra que puede considerarse como paradigma del maquiavelismo econémico es la Fabula de las abejas, de Bernard Mandeville, cuyo nucleo original, La colmena des: ‘contenta, 0 los truhanes vueltos honesfos, se remonta a 1705. Es un texto fundamental para el antirracionalismo de la de la sociedad: Mandeville desvincula la concepeidn de edad como artificio del madelo contractualista y all lualismo del supuesto de que los hombres actiian como sujetos aislados en un estado natural y se unifican seysin ealeulos racionales. La suya es una investigacion sobre los “verdaderos fundamentos” de la sociedad, orientada a “de- mostrar que si el hombre hubiera permanecido en su primi tivo estado de inoceneia, y hubiera continuade gozando de los beneficios que le estaban destinados, no es en absoluto pro- able que se hubiera convertido en la eriatura sociable quees ahora’.** Paral, la sociabilidad esel resultadode un juego de intereses y pasiones -en el que la reflexién y la racionalidad tienen un rol derivado y marginal-, y la sociedad no se basa en un caileulo racional de los individuos. De alt se deduce que el bienestar de la nacién se conereta como un efecto no intencional de Las aeciones de los individuos, no como propé- sito de alguien o como producto de un diseno racional, ‘Mandeville es el Maquiavelo del paradigms economicista 2B. Mandeville, La favota delle op, Leteraa, Roma-Bar, 198%, pi 245 La fbula de fas abajan 0 Low vice privados hacen fa prospertdad pabice, Mexico, Fondo de Coltwrs eonémicn, 1997) 108 de explicacién de la sociedad y de sus reglas. Al respecto, resulta significativa ya una formulacién que leemos en la Introduccién a su Investigacién sobre el origen de la virtud ‘moral: “Una de las razones prineipales por la que tan pocas personas se comprenden a si mismas es que la mayor parte de los escritores les ensefian a los hombres siempre lo que deberfan ser, y casi nunca perturban sus cabezas diciéndoles Jo que en realidad son’.*® Mas allé de esta declaracién meto- dol6gica, quese remite al empirismo radical del que encontra- ‘mos precoz testimonio en Maquiavelo, toda la obra de Man- deville nos ofrece una genealogia de ia sociabilidad y de la moral basada sobre el supuesto de que no son las cusiidades buenas, sino los malos atributos del hombre los que lo vuelven sociable. “Lo que Ilamamos mal, sea moral o natural, es el gran principio que nos vuelve criaturas sociables”* Ei enfoque utilitarista delos vicios viene a configurarse asi como Iavariante moderna de un realismo que ahora ha reemplaza- do la autonomia de la politica por la autonomia de la esfera Sin embargo, esta en juego una operacién més compleja que la simple extensién del realismo maquiavélico a la economfa. Maquiavelo partia de la escisién manifiesta entre moral privada (cristiana) y ética politica, orientada ala salus populi,y eonstataba que la moral privadano se adaptaba ala acci6n de gobierno. Se debfa parecer moral (en el sentido cristiano), pera no erlo, No obstante, el camino que empren- dia se presentaha sin salida. Frente al proceso de la eorrup- cidn al particularismo de los privados, a la avaricia~, el florentino no veia otro camino de salida sino recurrir a la fuerza, a los medios excepeionales, aun siendo eonsciente de Ja antinomia de lo politico: quien pueda detener con medios excepeionales el curso de la corrupeién sélo podré ser él ‘mismo un producto de la corrupcién.* Contra quienes veian en la preponderancia de la avaricia, del particular, lacausa de la eorrupeién y de la deeadencia de la pasidn por el bien puiblico, Mandeville les objeta, en cambio, que esto se halla ‘maximizado por el entrelazamiento de las pasiones eyoistas. No la frugalidad, que se adapta a las pequefias sociedades cerradas, sino las pasiones egoistas, la avaricia, laambicién, Bia, pig 23, “Thad pag. 266. Agu resulta evidente la inversén del axioma hobbesiand, el que parte Mandevie, eG Machiavelh, Discos ety 18 109 Ja vanagloria 0 el orgullo se encuentran en la base del desarrollo de las grandes sociedades. Sibien lafrugalidadyla austeridad de las costumbres correspondian alas “pequenias sociedades de hombres buenos y pacifieos”, entonces era la dialéetica de prodigalidady avaricia, consumoy ahorro,laque promovia el desarrollo de la sociedad abierta. ‘Junto a la polémica frente a la moral cristina, también ‘encontramos aqui el rechazo de la eticidad clasica, cuyo tltimo cultor, en la Edad Moderna, sera Rousseau, Tanto por la novedad de la antropologia como por el radicalismo con el que delinea su solueién contractualista 0 también por su programa pedag6gico, Rousseau permaneceen lasantipodas, no obstante sus declaradasintenciones, del realismo politico. Lo que, bien entendido, no Ie impide aleanzar vértices de realismo psicolégico que lo inseriben con justo titulo en la galeria de los maximos moralistas dela historia. Con respecto alas concepciones opuestas de lo demontaco del poder y de la ‘adquisicion de eticidad por parte de las costumbres, la filoso- fiadela sociedad civil adopta, en cambio, con Mandeville una tercera via, individualizando un objeto, un mecanismo, que permite volcar la légica entropica del poder. La partida quese Jugard entre la armonia de los intereses y el conflicto entré- pico, entre la mano invisible y la necosidad de la coercién resuiitard en todo caso la partida decisiva de la modernidad, 110

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