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PRÓLOGO

Nacer, Crecer, Reproducirse y morir.

Un ciclo del que me eh cansado, criar niños solo para que te cuiden cuando estés
viejo me parece algo egoísta, tal como lo es crear vida a tu imagen y semejanza
para ser alabado.

Me entrene en las mejores 8 disciplinas para vencer a cualquiera que se ponga en


mi camino.

Esgrima, Kendo, Taekwondo, Tiro con arco, Ajedrez, Boxeo, Karate, Natación.

No recordaba nada, y no cuestionaba nada, hasta aquel insistente, me propuse una


meta.

Encontrar el cristal de Serene, sí, esa ha sido mi misión desde aquel día, desde mis
6 años.

Aún no lo consigo, y si necesito volverme aún más fuerte, lo haré, a como de lugar.

Aún necesito la ultima disciplina... dominar la magia.

★★★

La pequeña niña de largos y azabaches cabellos no poseía expresión alguna, esta se


mantenía quieta, no se había movido ni un centímetro desde hace tres horas.

Las lágrimas del cielo caía, empapando su ropa, sus cabellos se pegaron a la ropa y
piel de la pequeña.

Una luz se aproximó a La Niña, aún así, no sintió nada.

—Ella... ¿llego por mi?— pensó para si misma sin expresión o sentimiento alguno
por La situación en la que se encontraba.

—Ailana, ¿Qué haces aquí?, ¿Dónde están tus papás?— preguntó una voz
masculina.
—Oh, no es ella... entonces... ¿qué hago?— pensó para sí la pequeña de 6 años.

Un hombre se bajó del auto, miró a La Niña con preocupación y lastima, la tomó en
sus brazos y La llevo hasta al auto.

—Estas helada— comentó mientras mil y un escalofríos recorrían su cuerpo, cada


átomo y célula de su cuerpo lo sintió, un escalofrío.

Ailana permaneció en silencio, como las últimas tres horas... bajo la lluvia.

—Iremos al hospital, no es normal que estés helada, después hablaré con Kelly y
Lake— declaró mientras dejaba con suavidad a La Niña en el asiento vacío del
copiloto.

El hombre desconocido abrochó el cinturón de seguridad de La Niña, suspiró, sabía


de sobra que su sobrina no haría nada, era demasiado... manipulable.

—Ellos... me dejaron... dijeron que mi hermano estaba por nacer, y no tenían


tiempo de dejarme con alguien...— explicó sin emoción alguna.

Tristeza, Enojo, Rencor... nada... ni una emoción estaba a flote con aquella niña de
cabellos azabaches.

—Madre dijo "Quédate aquí, tu papá y yo volveremos cuando tú hermanito


nazca"— repitió la infante.

El hombre apretó el volante de aquel automóvil de color gris, estaba furioso, su


rostro se tornaba rojizo y sombrío por la ira.

—Vamos al hospital— declaró.

El hombre se abrochó el cinturón de seguridad y encendió el coche, condujo al


hospital.

—Ven, vamos con un doctor— habló con suavidad, su tono era dulce y amable, en
sus manos estaba una pequeña manta abrigada, para su única sobrina.

Ailana no pronunció nada, desabrochó su cinturón y dejó que su tío rodeara su


cuerpo con aquella manta que tanto amaba.
Tío y sobrina se dirigieron al hospital, el hombre se encontraba preocupado por la
salud de su sobrina, aún no sabía exactamente cuántas horas había estado la infante
bajo la fría lluvia.

Ailana se mantenía en silencio, pero su cuerpo hablaba por ella, el frío no era
mucho, pero la lluvia lo potenciaba en gran medida.

Una recepcionista miró a los familiares, el hombre, cabellos castaños y ojos azules,
la infante, cabellos azabaches y ojos verdes.

—Señor, ¿A qué a venido usted?— preguntó la recepcionista.

—Mi sobrina, creo que tiene hipotermia, su temperatura es más baja de lo normal—
explicó el hombre.

—Déjeme comprobar— pidió la recepcionista.

Usando un termómetro, se comprobó la temperatura de Ailana, efectivamente, esta


tenía hipotermia.

—Estuvo al rededor de tres horas bajo la lluvia, ¿usted es el tutor?— preguntó La


recepcionista.

—No, yo solo la encontré bajo la lluvia y la traje aquí, deme las indicaciones que
debo seguir— pidió el mayor.

—Bien, solo debe...— habló la recepcionista.

✩✩✩

—¿Enserio?, abandonar a Ailana en la lluvia, solo porque Adam estaba por nacer,
eso es caer bajo, Kelly— pensó aquel hombre con mal humor.

Ailana estaba dormida, se había dormido cuando recepcionista le estaba dando las
indicaciones a su tío.

El auto se estacionó cerca de una casa, no era grande, pero tampoco pequeña, con
cuidado salió del auto con La Niña en brazos.
Al entrar fue recibido por su novia.

—Que bueno que llegaste, Aarón— habló la mujer.

—Me alegra ver que estás bien, Vane, llevaré a Ailana a su cuarto— comentó el
hombre mientras caminaba aún con su sobrina en brazos.

✩✩✩

La pequeña niña se quedó sola cuando su tío regresó con Vanessa, su pareja.

—Hola— saludó una voz desconocida.

—Hola, Titanide— saludó La Niña con una pequeña sonrisa.

—Veo que conoces lo que soy, muchos me tratan como diosa— aclaró la mujer
de cabellera castaña y larga, atrás de ella, un hermoso can color negro.

—Y eso es errado, Usted es hija de la titanide Asteria— habló La Niña.

—Veo que sabes mucho— comentó la de daga en mano.

—Solo sé lo necesario sobre usted y sus compañeros, también sobre el reino donde
vivo y sus leyendas— respondió la niña.

—Excelente— habló otra mujer.

—Bienvenida, Diosa de la primavera oscura— saludó con cortesía La Niña.

—Educada, me agrada La Niña— habló la voz de un hombre.

—Dios del inframundo, veo que acompaña a su pareja, me alegra mucho verlos
juntos— Saludó nuevamente con cortesía.

—Mmm, y yo que creí que La Niña no tenía sentimientos, ahora incluso esta
sonriendo— habló un hombre de casco dorado.

—Dios de la Guerra, no esperaba verlo por aquí— admitió la infante.


—Eso no es importante, niña, que mi presencia no te asombre, concéntrate
en descifrar el acertijo que hemos dejado en su habitación— habló Ares.

—Recuerda que debes resolverlo a toda costa— habló esta vez, Perséfone, la


Diosa de la primavera oscura.

—¿Ailana?, ¿Ailana estás ahí?— preguntó Aarón.

Los dioses desaparecieron, con pequeñas reverencias como despedida, cada uno se
fue a su lugar.

—Aquí estoy, Tío— respondió La Niña.

—Ven, vamos a cenar— habló el mayor.

☽☽☽

El tiempo vuela, en un segundo pasan incontables cosas, en un minuto pasan aún


más maravillas.

Mirando una Foto nos damos cuenta de los años que han pasado, nos damos cuenta
de que el tiempo no se detiene, los años no serán en vano, los años seguirán
corriendo, aún si alguien los encierre.

Ailana lo sabe perfectamente, y es por eso que no ha dejado de fortalecerse.

—¿Ailana Crimson?— preguntó un profesor.

—Aquí— respondió la de ojos verdes.

La academia Asturias, una prestigiosa escuela donde solo pocos entran, una
academia extracurricular, en aquella academia solo se admiten personas de 18 a 23
años, y Ailana ya estaba cerca de su ultimo año, el mas difícil.

—Crimson, a mi oficina— pidió la directora a través de un altavoz.

Ailana se levantó de su asiento, sin pronunciar palabra, salió de su salón, recorrió


los grandes y largos pasillos hasta llegar a la solitaria y sombría oficina de la
directora.
Estar en la oficina de La directora daba escalofríos, la temperatura de ese lugar
parecía ser incluso más fría que el congelador de la cafetería.

—Toma asiento— habló la sombría voz de la directora.

Ailana hizo lo pedido sin protestar o emitir sonido.

—Ya deberías saber el porque estás aquí, mira, no sé qué haces, pero siempre
puedo sentir una presencia cerca tuyo, y siempre llegas acompañada por algún
perro negro o un gato— habló con seriedad la directora.

—Solo es casualidad, Directora Aileen, yo no tengo nada que ver con esas minorías
— opinó la menor.

La directora suspiró, sabía que Ailana no admitiría nada, aquello la hacía un poco
más curiosa.

El misterio siempre rodeaba a Ailana, era curioso ver cómo está era una prodigio de
nacimiento pero también ocurrían cosas algo extrañas cerca de ella.

—Bien, te tomaré la palabra— declaró la directora. —Pero, serás transferida a otro


grupo— comentó la directora mientras enlazaba sus dedos entre sí.

—¿Otra vez?— preguntó Ailana.

—Si, veo que no te es fácil acoplarte completamente a un grupo— habló la


directora.

—Pero me llevo bien con Lynette— opuso la menor.

—No es a lo que me refiero, tú la toleras y la consideras una compañera, lo que yo


busco es que tú no estés sola, quiero que tengas un grupito en el que te sientas bien,
además, de acuerdo a tu nivel, serás cambiada al grupo C-7, allí estarás mejor—
declaró la directora.

—Pero en ese salón solo hay 6 alumnos— reprochó La adulta.


—7, contigo, mira, tal vez no te guste el cambio, pero ellos son una mejor opción
para ser amigos que los del B-2, ellos tienen tu misma edad y también tu nivel, por
alguna razón— opinó la directora.

Ailana suspiró, no seguiría luchando por una razón inútil.

✩✩✩

Ailana suspiró con notoria molestia al escuchar el timbre de aquella academia.

Con enojo regresó a su casa, poniendo una amable y hermosa sonrisa falsa cuando
alguien la saludaba.

Ailana ingresó el código de la cerradura y está de abrió, entró sin mirar atrás.

Camino por los pasillos, cocina, sala, y finalmente, su cuarto.

Ingreso en aquella habitación con un letrero color morado y que en letras doradas
estaba escrito el nombre de Ailana.

Una vez en su cuarto se dispuso a hacer su tarea, que era poca, pues había pasado la
mayor parte del día en la oficina de la directora.

—No te detengas, aún tienes que conocerlos, ya descifraste nuestro


acertijo, pero falta encontrar el objeto— habló ella, Hécate.

—¿A quiénes debo conocer?— preguntó Ailana.

—Ya lo verás— respondió la titanide antes de irse al tal había aparecido.

Ailana suspiró, odiaba los acertijos, a ella no le gustaba darle muchas vueltas a un
asunto, para ella, lo mejor era hacer las cosas con improvisación.

—"𝒮𝑜𝓎 𝒶𝓁𝑔𝑜 𝒸𝑜𝒹𝒾𝒸𝒾𝒶𝒹𝑜, 𝓂𝓊𝓎 𝒸𝑜𝒹𝒾𝒸𝒾𝒶𝒹𝑜, 𝓈𝑜𝓎 𝓊𝓃 𝓂𝒾𝓃𝑒𝓇𝒶𝓁, 𝓎 𝓈𝑜𝓁𝑜 𝑒𝓁


𝒽𝑒𝓇𝑒𝒹𝑒𝓇𝑜 𝑜 𝒽𝑒𝓇𝑒𝒹𝑒𝓇𝒶 𝓅𝑜𝒹𝓇á 𝑒𝓃𝒸𝑜𝓃𝓉𝓇𝒶𝓇𝓂𝑒 𝓎 𝓊𝓈𝒶𝓇 𝓂𝒾 𝓅𝑜𝒹𝑒𝓇"—
repitió aquel acertijo. —La respuesta es fácil, El cristal de Serene es un mineral y la
leyenda dice que solo el heredero a La Corona podrá obtenerlo y usar su gran
magia, por eso es codiciado, lo resolví hace 20 años— habló con orgullo.
Capítulo 1
Nuevamente otro nuevo salón, odiaba que aquella academia la cambiara de salón
cada rato, era algo que simplemente odiaba, más tenía que tolerar.

—Ailana— llamó Aarón.

—Tío— respondió con emoción.

Una sonrisa se dibujó en los labios rosados de Ailana, corrió a donde su tío estaba y
lo abrazó con fuerza.

Su tío había sido por años su figura paterna y su ejemplo a seguir, desde aquel día
en el que Ailana había sido abandonada en la lluvia, ella había liberado su
verdadero ser, por completo.

Eso incluía su verdadera personalidad, y también incluía su memoria.

—¿Te cambiaron de clase?— preguntó el mayor.

—Si, la directora Whitmore me movió a C-7, dice que es para que haga amigos—
habló está con un tono de fastidio en su voz.

—Whitmore ya se está pasando, ya es la cuarta vez en solo el primer mes de clases


— declaró el mayor de los Crimson.

—La directora Aileen Whitmore no merece su título— habló un alumno que poseía
un moretón en su mejilla.

—Creó que ya es hora de ir a clases, vamos, anda— habló mientras empujaba


levemente a su sobrina para que esta avanzara.

Ambos portadores del apellido Crimson avanzaron, siendo la menor la que guiaba
la caminata.

Al llegar al salón donde la clase C-7 se encontraba, ambos Crimson entraron.

—Buenos días— saludaron al unísono los seis alumnos de la clase C-7.


—Buenos días— saludaron ahora los Crimson.

Ailana suspiró y se fue a sentar, odiaba  ser la nueva en un salón donde no conocía
a nadie.

—Buenos días, soy el profesor Aarón Crimson, Licenciado en Historia— se


presentó el profesor. —Como el día de hoy tenemos una nueva alumna, quisiera
que todos se presentaran— pidió este.

El primer alumno se levantó, un chico de cabellos castaños y ojos verdes, su


complexión esbelta y uniforme bien arreglado le daban un aspecto de Niño bien
portado, pero los libros no se deben juzgar por sus portadas.

—Soy Keith Tempest, tengo 20 años y me gusta mucho la historia de Garia,


sobretodo los dioses que ayudaron a fundar nuestro reino— se presentó este.

El chico se sentó, ahora, era la chica quien se sentaba atrás de Keith la que se
levantó de su lugar.

—Soy Vivían Magnum, también tengo 20 años, y me interesa mucho saber de los
dioses que ayudaron a fundar el reino, también quisiera saber más sobre la leyenda
del heredero a la corona, en muchos textos no se redacta completamente la leyenda,
por eso quiero conocerla de un experto— habló una chica de cabellos rubios e
interesantes y curiosos ojos color verde.

—Un Niño interesado en los dioses, y una niña interesada en la leyenda del
heredero y en nuestros dioses— pensó la Crimson mirando de reojo a sus nuevos
compañeros. —Vaya clase me tocó— susurró esta.

La siguiente en levantarse fue una mujer de Cabellos ondulados y castaños, su


cabello poseía hebras color morado, sus orbes eran color avellana, su piel blanca
resaltaba su lunar en su entrecejo.

—Soy Samara Whisper, al igual que los compañeros tengo 20 años y quisiera
conocer más sobre las aventuras de los primeros humanos— habló antes de volver a
sentarse.

—Me gustan sus cabellos morados— pensó la Crimson mirando aquellos bonitos


mechones tintados.
Samara tomó asiento, el siguiente en presentarse fue un hombre de Cabellera
azabache semi-larga, piel bronceada, piercing en la ceja, y un pequeño lunar en su
entrecejo.

—Soy Lucian Grim, también eh vivido 20 años hasta el momento, mi objetivo es


conocer más sobre la leyenda del heredero— habló el chico de piercing en la ceja.

El siguiente en presentarse fue un chico de cabellos azabaches semi-largos y


desordenados, ojos color verde esmeralda, piel bronceada, piercing en el labio del
lado izquierdo, lunar en su entrecejo.

—Soy Orion Vixen, también tengo 20 años, y quisiera saber más sobre los Dioses,
sobretodo sobre Hades, el Dios del inframundo— se presentó antes de volver a
tomar asiento.

—¿Por qué quiere saber sobre Hades?¿Sospecha algo?— pensó el profesor.

—¿Por qué quiere saber más de los Dioses, acaso ya los a investigado?— pensó la
de cabellos azabaches.

Al notar que el último alumno se había puesto de pie, Ailana dejo de lado sus
pensamientos, ya habría tiempo de crear teorías.

Un chico de cabellos rubios semi-largos, ojos azules como el océano, piel pálida, y
lunar en su entrecejo se había puesto de pie.

—Soy Gerard Vossen, tengo 20 años, y mi objetivo también es saber mas sobre La
leyenda del heredero— habló antes de volver a sentarse.

—Ya es mi turno— pensó Ailana mientras se ponía de pie. —Soy Ailana Crimson,
tengo 20 años al igual que ustedes, mi objetivo es saber más sobre la historia de
Garia y sobre su leyenda más famosa, la leyenda del heredero— se presentó antes
de volver a su silla.

—De casualidad, ¿Usted y el profesor son parientes?— preguntó la rubia de ojos


verdes.

—El profesor es mi tío, hermano de mi difunta madre— respondió la azabache de


ojos verdes.
—No se preocupen, no hay favoritismo, solo se les menciona para evitar que mal
entiendan nuestra relación— habló el profesor.

☽☽☽

La clase había comenzado, a petición de todos, se contaría la historia de Garia.

—Bien, comenzaré a relatarles la historia de Garia— comentó el profesor.

Los presentes se colocaron en el filo de sus asientos, curiosos por saber la historia
con lujo de detalles.

—Todo comenzó, hace más de 2000 años, los dioses, habían quedado destrozados,
se habían esforzado mucho en crear un mundo, aquel mundo comenzó a alabar a un
solo Dios que se creía todopoderoso y había tomado todo el crédito de lo que
nuestros Dioses crearon— relató el profesor.

—Ratero— acusó el de piercing en la ceja.

—Aquel Dios había conducido a los hombres y mujeres a la perdición,


decepcionados, los Dioses crearon una nueva galaxia, una muy lejana a la anterior,
y allí comenzaron a crear— explicó antes de hacer una pausa para dar mas
dramatismo.

—Maldito, después de robarse el crédito también los conduce a su perdición, es un


maldito, no merece ser llamado Dios— opinó Samara.

—Los Dioses prefirieron crear solo un planeta, en aquel platina solo había una
pequeña isla, los Dioses aumentaron el tamaño de la isla, querían que allí vivieran
millones de personas— explicó el profesor.

Ring. Ring. Ring.

La campana había sonado, dando fin a la clase.

—Seguiremos en otra clase, es crucial que ustedes conozcan nuestra historia con
lujo de detalles antes de asentarnos a temas mas complejos... como lo son nuestras
leyendas— explicó el profesor. —Bien, ya es hora de irme, espero les vaya bien en
su siguiente clase— deseó mirando a todos los alumnos, pero posando por unos
segundos su mirada en su sobrina.

Aquel profesor dejo su mirada sobre aquel lunar que su sobrina portaba, aquel lunar
en El Centro de sus cejas, posó su mirada en Vivían... también había un lunar entre
sus cejas doradas.

Todos allí poseían un lunar en su entrecejo...

—Muchas cosas les esperan...— pronunció antes de abandonar el aula dando una
última mirada a su sobrina.

☽☽☽

Las clases habían terminado, Ailana caminaba con tranquilidad y paz a su hogar.

Los pasos de un animal cuadrúpedo eran cada vez mas presentes, aquello fue
notado por Ailana, quien decidió enfrentar al animal.

—Oye, cachorro, ya llevas siguiéndome varias manzanas, ¿tienes hambre?—


preguntó mientras se inclinaba un apocopara ver mejor al cachorro.

Aquel cachorro era sabueso color negro de gran tamaño, este ladeaba la cabeza con
confusión tratando de ver mejor a la de ojos jade.

—¿Una nota?— preguntó al notar la nota en el collar negro del cachorro.

La Crimson tomo aquel papel blanco, tan pronto como lo tomo en sus mano, el
sabueso desapareció.

—Bien hecho, te reuniste con los otros seis, te queda un paso menos— leyó en voz
alta.

Ailana miro a su alrededor tratando de buscar al escritor de aquella nota, al darse


cuenta de que estaba sola, volvió a caminar a su casa.

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