You are on page 1of 5

Charro Negro

Era fin de semana, mis primos y yo quedamos en ir a la casa de mis


abuelos que viven en un rancho.

Era viernes en la noche, nada fuera de lo normal, mis primos y yo ya


estábamos cenando junto con mis abuelos.

—Niños, ¿Ustedes no vieron un caballo?— preguntó mi abuela con


preocupación.

—¿Eh?— pregunte bastante confundida por la pregunta.

—Abu, ustedes tienen un establo con caballos— comentó mi primo,


Franco.

—Y nosotros los acabamos de llevar al establo— aclaró mi prima,


Jannet, mientras miraba con confusión a mis abuelos.

—Sí, pero la vecina nos comentó que se ha estado viendo un caballo


suelto, nos pregunto si no era nuestro, por eso les preguntamos— habló
mi abuelo.

—Yo no eh visto nada— aclare mientras le daba un bocado a mi comida.

—Es lo mejor, si llegan a ver algo no salgan, sobre todo tú— sentenció
mi abuela mientras me mirada.

—Tranquila, Abu, no saldré— le prometí.

—Eso espero, muchos dicen que varios ya te echaron el ojo— habló


mientras volvía a comer.

—Escuchaste, parece que te echaron el ojo, primita— bromeó mi primo


mayor mientras me tocaba el brazo.

—Ya estate quieto, Franco— lo regañe.


—Franco, ya déjala— regañó mi prima.

—Arg, esta bien— accedió.

Terminando de comer mis primos y yo nos dirigimos a nuestro cuarto,


habíamos decidido compartir cuarto para pasar más tiempo juntos.

—Descansen— desee mientras me acurrucaba en mi lugar.

—Igual— respondieron mis primos al unísono.

Mientras me quedaba dormida escuche un ruido, una tabla se caía y


luego un caballo relinchaba, tras unos pocos segundos escuche sus
cascos chocar contra el suelo.

—Se salió un caballo— avise mientras me ponía un abrigo sobre mi ropa.

—Ey, no, no vas a salir, es de noche y afuera hace mucho frio— me


regañó mi prima.

—Un caballo se salió del establo, tengo que regresarlo— le respondí.

—Vamos los tres, Jannet, ponte un abrigo— habló mi primo.

Mi prima solo asintió, yo tome unas linternas y les di una a cada uno.

—Vamos— hable mientras abría la puerta.

Tras salir de nuestra habitación, había un pequeño pasillo que cruzamos


guiándonos por La Luz que las linternas nos daban, tras cruzar el pasillo
abrimos la puerta y salimos al exterior.

Una vez afuera trate de ubicarme un poco y acostumbrar mis ojos a la


oscuridad de la noche.
Escuchamos el relincho de un caballo no muy lejos por lo que alumbre
con mi linterna.

—Vamos, es el caballo que salió del establo— avise mientras


comenzaba a correr.

—¡Amaya!— gritaron mis primos en cuanto me separe de ellos.

Seguí corriendo, solo me importaba recuperar al caballo.

—¡Amaya, no corras!— gritó mi prima siguiéndome.

Me detuve al ver al caballo, era nuestro caballo negro, apunte sus ojos
con la linterna por error, estos brillaron de color rojo, algo normal.

—¡Lo encontré!— grite mientras me acercaba de poco a poco para no


asustarlo.

Mi mano ya estaba en su pelaje, mis primos ya estaban llegando.

—Tardaron mu— hable antes de sentir que alguien me tomaba en brazos


y me tapaba la boca.

Trate de ver a la persona que me había subido al caballo, era un hombre,


vestido algo elegante, mi linterna se había caído y no podía alumbrar al
señor y ver su cara.

—¡Amaya!— los escuche gritar.

No pude voltear a ver a mis primos, no podía girar la cabeza, trate de


moverme un poco, mordí la mano de la persona que me sostenía sobre
el caballo y este me soltó.

—¡Chamaca!— me reclamó mientras yo trataba de bajar me del caballo.


—No, tú no te vas— me habló, su voz era gruesa y profunda, no había
nada de amabilidad en su voz.
Estaba por tomar mi linterna y ver si mis primos ya estaban por llegar, el
terreno era grande y casi vacío, los plantas te impedían ver con claridad
donde estabas.

—Ven para acá, sabe lo todo— me habló mientras me volvía a subir al


caballo. —¡Arre!— ordenó.

El caballo comenzó a galopar, mi miedo incrementaba conforme nos


alejábamos, mi linterna seguía encendida, marcando donde me habían
subido al caballo.

—¿Quién eres?— pregunte, al menos quería saber quien era mi


secuestrador.

—El Charro negro— respondió.

Su respuesta me dejo helada, mi corazón latía cada vez mas fuerte, sentí
escalofríos recorrer mi cuerpo... y... vi todo negro.

Desperté de golpe, en mi cama, mire a un lado y allí estaban mis primos,


dormidos, suspire para calmarme un poco, de pronto mis primos
despertaron de golpe.

—¿Estas bien?— me preguntaron mientras se acercaban a mi.

—Soñé que un señor te llevaba— confesó mi primo con preocupación.

—¿Tú también lo soñaste?— preguntó mi prima.

—¿Ustedes también?— les pregunte.

—Ya hasta nuestros sueños se conectan— bromeó mi primo.

Mi prima y yo negamos, salí de la cama y tome mi ropa para cambiarme.


Tarde unos minutos en cambiarme, salí del baño y mis primos ya
estaban saliendo de la habitación, Franco se había cambiado en el
cuarto y Jannet en el vestidor.

Salimos del cuarto y nos fuimos a La Cocina, tomamos unas frutas y


salimos de la casa para comenzar a trabajar.

Caminamos al establo para atender a los caballos como cada mañana.

—Oigan... ¿qué hace mi linterna aquí afuera?— pregunte al ver mi


linterna color morado en el suelo.

—Las nuestras también están aquí— habló Jannet.

Levante mi linterna y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

—¡No fue un sueño!— gritamos horrorizados.

—¡Fue real, El charro negro casi te secuestra!— gritaron horrorizados


mis primos.

Fin.

You might also like